Las historias de futuro hacen parte de nuestros relatos colectivos, y no hay ninguna visión de futuro que no esté signada por la tecnología, su presencia o su ausencia narran formas de imaginar un mundo donde pasado, presente y futuro coexisten. Este artículo presenta cuatro temas que orbitan en ese gran relato que se ha consolidado en los últimos treinta años, el de la cultura digital: las tensiones entre las predicciones de futuro utópicas y distópicas, la crítica a estos predicados; y una perspectiva, si se quiere, más humanista, en clave educativa. El primer relato, paleofuturo o retrofuturo, que tiene que ver con cómo se imaginaron el futuro en el pasado o, como le llaman algunos, visiones retro-futuristas, que dan cuenta de un optimismo temprano sobre la tecnología; el segundo relato, el sonambulismo tecnológico, confronta dos visiones sobre el tema de la cultura digital emergente en los años ochenta, la de Landong Winner y la de Nicholas Negroponte, que, pese a que son decididamente encontradas, tienen elementos, nada menores, en común; el tercero, en la clave de los grandes relatos, se refiere al mito de internet como el gran igualador y el efecto desmitificador del presente pandémico; y por último, aludiendo a dos textos canónicos, uno de la antropóloga Margaret Mead, Cultura y Compromiso y el otro, Los siete saberes necesarios para la educación del futuro del filósofo Edgar Morin, se invita a construir un relato que supere el falso dilema de las visiones polarizadas y dicotómicas, donde la educación juega un papel medular.