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Locked in tight in Shutter Island: A Coherent Delirium (Encerrados en Shutter Island: Un delirio coherente)

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Al llegar a 'Shutter Island' (Martin Scorsese, 2010) hemos entrado en un mundo al parecer estable, pero como iremos descubriendo poco a poco no estábamos en el mundo social del protagonista, sino en el mundo de su visión alucinatoria, la roca que (al modo de la canción de Simon y Garfunkel que quizá haya servido de inspiración parcial a la película) ha construido para refugiarse contra una realidad demasiado dolorosa.
Encerrados en Shutter Island
Un delirio coherente
José Angel García Landa
Universidad de Zaragoza
(Publicado en Ibercampus, 2021
- un retropost de 2011)
Al llegar a Shutter Island (Martin Scorsese, 2010) hemos entrado en un
mundo al parecer estable, pero como iremos descubriendo poco a poco no
estábamos en el mundo social del protagonista, sino en el mundo de su
visión alucinatoria, la roca que (al modo de la canción de Simon y
Garfunkel que quizá haya servido de inspiración parcial a la película) ha
construido para refugiarse contra una realidad demasiado dolorosa.
Qué curioso, paseaba por el sitio sobre cine de David Bordwell (y Kristin
Thompson), críticos atentísmos a la forma cinematográfica y de quienes he
aprendido mucho. Y me doy cuenta de que al parecer no han entendido ni
patata del argumento de Shutter Island de Martin Scorsese, al menos en lo
que se trasluce de su discusión en ese artículo. Creía que no merecía la pena
explicar lo que pasa en la película, pero ya que no lo entiende ni David
Bordwell, que debe ser la máxima autoridad mundial en cine, igual la cosa
merece un comentario. Trailers y demás aquí:
It's 1954, and up-and-coming U.S. marshal Teddy Daniels is
assigned to investigate the disappearance of a patient from Boston's
Shutter Island Ashecliffe Hospital. He's been pushing for an
assignment on the island for personal reasons, but before long he
wonders whether he hasn't been brought there as part of a twisted
plot by hospital doctors whose radical treatments range from
unethical to illegal to downright sinister. Teddy's shrewd
investigating skills soon provide a promising lead, but the hospital
refuses him access to records he suspects would break the case wide
open. As a hurricane cuts off communication with the mainland,
more dangerous criminals "escape" in the confusion, and the
puzzling, improbable clues multiply, Teddy begins to doubt
everything - his memory, his partner, even his own sanity.
La reseña de Roger Ebert es más perceptiva. Hay que reconocer que la
construcción de la película es artificiosa de cojones. Lo que Bordwell
interpreta como secuencias subjetivas, o alucinatorias, son alucinaciones en
segundo grado. Pues la película es toda ella una alucinación—entramos en
ella como si de un mundo sólido se tratase, aunque nos extrañe la presencia
de esa isla-manicomio-fortaleza en la bahía de Boston, pero la solidez del
mundo presentado se va disolviendo. Por grados.
Primero descubrimos, con el investigador Teddy Daniels, una serie de falsas
historias, charadas, complots y montajes a cargo del equipo médico y los
guardianes de la isla. El detective se abre paso hacia lo que cree la realidad, o
un juego tipo The Game. Pero a la vez el protagonista Daniels va perdiendo
solidez como un punto de vista interpretativo. Al fin vemos que hemos
estado habitando íntegramente dentro de su alucinación, y que el temido faro
al que se acerca esperando descubrir allí terribles experimentos cerebrales es
sólo la consulta de su psiquiatra, que ha logrado abrirse paso
momentáneamente a través de la psicosis traumática del protagonista.
Así pues, es una de esas películas en las que decíamos que "la realidad
flojea", películas tipo Total Recall o Matrix. Al entrar en ella no entramos en
el mundo diegético del film sino en un submundo alojado en él—hemos
entrado en un mundo al parecer estable, pero como iremos descubriendo
poco a poco no estábamos en el mundo social del protagonista, sino en el
mundo de su visión alucinatoria, la roca que (al modo de la canción de
Simon y Garfunkel que quizá haya servido de inspiración parcial a la
película) ha construido para refugiarse contra una realidad demasiado
dolorosa.
Y es casi la realidad dolorosa la que parece una alucinación más, o un
desplazamiento onírico como los anteriores: la esposa demente de Teddy
Daniels que ha asesinado a los niños, también ella habitando no se sabe qué
mundos de tormento interno—y luego el propio protagonista asesinando a su
esposa, por "liberarla", creía, sin saber que se estaba encerrando a sí mismo,
con ella también, en una prisión de obsesiones desesperadas.
(Por cierto, aquí la película enlaza casi con un fundido a distancia con la
situación emocional del personaje que también interpreta Leonardo DiCaprio
en Origen).
Muchos detalles atípicos en la película presagian y preparan su final
inesperado. Algunos se funden impredeciblemente con la locura ambiental,
con el stress que sufre Daniels aun dentro de su ficción autogenerada, o con
la retórica impredecible y un tanto arbitraria del suspense cinematográfico.
Entre esos, me ha gustado el de la ilustración del vaso, que sugiere cómo
fallos de continuidad o "defectos" técnicos pueden usarse para crear una
atmósfera inquietante u ominosamente irreal. El movimiento extraño del
humo de los cigarrillos en alguna escena. También esa escena en que Daniels
cree ver el cuerpo de su colega estrellado en el fondo del acantilado, y
cuando baja ve que es una roca con silueta humana. El papel que se sujeta de
modo extraño en las rocas. O las escenas del principio en el barco,
extrañamente artificiales de manera casi subliminal, como los paisajes de
eXistenz. O el huracán sin más, o cada detalle del ambiente, pues todo aquí
es simbólico en dos niveles. Tiene su interés, claro, la manera en que un
delirio coherente (en los términos en los que un delirio pueda ser coherente)
asume aquí los trazos de una película bien construida. El cine como delirio,
no es mala base sobre la que trabajar para introducirnos en una ensoñación
provisional.
Y aún hay un nivel de lectura que no se pierde al disolverse la fantasía de
Daniels—a saber, la fuente de los ingredientes de su invención. La exclusión
social y la violencia oficial de la que participamos, la culpa compartida, la
desconfianza del gobierno de los nuestros, la política democrática
colaborando con procedimientos nazis o preparando una pesadilla que
atropella los derechos de los ciudadanos, eran (y son) demasiado reales,
aunque los reprimamos al nivel de traumas del inconsciente político.
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Shutter Island. Dir. Martin Scorsese. Guión de Laeta Kalogridis, basado en la novela de Dennis Lehane.
Reparto: Leonardo DiCaprio, Mark Ruffalo, Ben Kinsley, Michelle Williams, Emily Mortimer, Patricia
Clarkson, Max von Sydow. Fotografía deRobert Richardson. Música de Robbie Robertson. Efectos
especiales (dir.) Bob Legato. Ed Thelma Schoonmaker; diseño de prod. Dante Ferretti. EE.UU.:
Paramount / Phoenix Pictures/ Sikella Productions / Appian Way, 2010.
Infiltrados (The Departed)
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