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"Estudio bio-bibliográfico sobre Felipe de Esbarroya, médico humanista de la Santa Inquisición en Córdoba: A propósito de su amistad con Francisco López de Villalobos", eHumanista 46

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Abstract

ABSTRACT: This piece of work makes a first bio-bibliographic outline about Felipe de Esbarroya, Cordovan doctor of the Spanish Inquisition. His family, apothecaries of Genoese origin, had connections with the Cervantes family and Cristóbal Colón. His Latin writings include a colloquium and some poems in praise of works by professors from the University of Alcalá and friends related to the Spanish King Carlos I in front of the "Comuneros”, such as Rodrigo de Cueto, Lorenzo Balbo de Lillo and, especially, Francisco López de Villalobos, whose Plinian exegesis he praises as a pioneering work. RESUMEN: Primer estudio bio-bibliográfico realizado sobre Felipe de Esbarroya, médico cordobés de la Santa Inquisición, cuya familia de boticarios, de origen genovés, tuvo conexiones con la familia Cervantes y con Cristóbal Colón. Entre sus obras destacan un coloquio y unos poemas latinos en elogio de obras de profesores de la Universidad de Alcalá y de amigos afines al rey español frente a los Comuneros, como Rodrigo de Cueto, Lorenzo Balbo de Lillo y, muy especialmente, Francisco López de Villalobos, cuya labor pionera en la exégesis pliniana alaba.
Sandra I. Ramos Maldonado & Mª Begoña Iglesias Pujana 176
ISSN 1540 5877 eHumanista 46 (2020): 176-193
Estudio bio-bibliográfico sobre Felipe de Esbarroya, médico humanista de la Santa
Inquisición en Córdoba:
A propósito de su amistad con Francisco López de Villalobos *
Sandra I. Ramos Maldonado
Mª Begoña Iglesias Pujana
(Universidad de Cádiz)
1. Introducción
En 1524 se imprime en Alcalá una Glossa litteralis a los dos primeros libros de la
Naturalis Historia de Plinio el Viejo,
1
elaborada por el zamorano Francisco López de
Villalobos (1473-1549), médico de cámara del rey Fernando el Católico y del emperador Carlos
V, a petición del arzobispo de Toledo Alfonso de Fonseca, adepto entusiasta de la prosa y estilo
plinianos. En la epístola dedicatoria a su mecenas, en efecto, Villalobos manifiesta que aborda
este arduo trabajo por encargo del arzobispo, destacando su empresa como pionera en nuestro
país:
Para despertar los ingenios adormecidos de nuestra España, reverendísimo obispo,
pensé en franquear las puertas de Plinio hasta tal punto prácticamente cerradas en las
escuelas durante tantos siglos, que nadie se ha esforzado en abrirlas.
2
Esta actividad fundacional de exégesis pliniana en España, según el parecer de
Villalobos, será destacada también en el poema latino en recomendación de la Glossa litteralis,
que aparece editado al final de la obra. El autor, Felipe de Esbarroya, desarrolla en dicha
composición el tópico del escritor como navegante intrépido y celebra la hazaña de su colega
zamorano por ser el primero español en haber surcado el proceloso e inexplorado mar de la
magna obra pliniana.
El objetivo de nuestro artículo es realizar un necesario estudio bio-bibliográfico del
autor del poema, Felipe de Esbarroya, dada la exigüidad de los datos disponibles, antes de
acometer el estudio, edición crítica y traducción anotada de este poema latino que, por
limitaciones editoriales, es abordado en otro lugar.
3
Adelantamos que daremos a conocer aquí
por primera vez abundantes datos del médico cordobés, de su familia, de sus amistades y de su
obra, hasta el momento desconocidos o apenas investigados, que nos servirán a su vez para
seguir perfilando el retrato del ilustre médico de cámara Francisco López de Villalobos y de
otros personajes de relieve de la España de la primera mitad del siglo XVI.
2. Felipe de Esbarroya: esbozo bio-bibliográfico
2.1. La familia Esbarroya
* Este trabajo se ha realizado en el seno del Proyecto de Excelencia del Plan Nacional I+D Corpus de la Literatura
Latina del Renacimiento Español. IX" [PGC2018-094604-B-C31 (MCIU/AEI/FEDER, UE)] y ha sido
cofinanciado por la Unión Europea en el marco del Programa Operativo FEDER 2014-2020 y por la Consejería
de Economía, Conocimiento, Empresas y Universidad de la Junta de Andalucía. Referencia del proyecto: FEDER-
UCA18-107623.
1
En la actualidad Mª Begoña Iglesias Pujana realiza como Tesis Doctoral un estudio introductorio, edición crítica,
traducción anotada e índices de la Glossa de Villalobos, realizada dentro del Programa de Doctorado 8201-Artes
y Humanidades de la Universidad de Cádiz, bajo la dirección de J. Mª Maestre Maestre y Sandra I. Ramos
Maldonado, Catedráticos de Filología Latina de la Universidad de Cádiz.
2
La traducción es nuestra. Partimos de la edición de 1524 según el ejemplar de la Biblioteca Colombina (Sign.:
119-5-6) f. A1r: Ad excitandos Hispaniae nostrae dormientes animos, reuerendissime praesul, reserare Plinii
portas excogitaui tot saeculis adeo in scholis fere obductas, ut nemo eas ad aperire nisus fuerit.
3
Para este estudio, edición y traducción, véase Ramos Maldonado [actualmente en evaluación por pares ciegos].
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De Felipe de Esbarroya conocemos muy pocos datos y estos a partir de testimonios
indirectos. Aunque se ignora a ciencia cierta dónde nació y murió, podemos afirmar que su vida
transcurrió en Córdoba. Hay referencias, en efecto, que confirman que perteneció a una familia
de boticarios genoveses que emigraron a Córdoba tiempo atrás y que sus padres se llamaron
Engán o Luciano de Esbarroya
4
y Francisca de Silva (Sliwa 2005a, 299), matrimonio que tuvo
once hijos, Lucián, Agustín, Juan Bautista, Gregorio, Felipe, Pedro, Vicente, María, Andrea,
Isabel y Jerónimo, el segundo de los cuales fue el conocido religioso dominico fray Agustín de
Esbarroya (c. 1495-1554), hermano mayor, al parecer, de Felipe, cuya vida desde 1523 a 1554
transcurre en Sevilla en el colegio de Santo Tomás, primero como profesor de Súmulas y Lógica
y después de Teología (Muñoz Delgado 1985, 45-87; Huerga Toledo 2018).
De las escasas noticias que han trascendido de Felipe de Esbarroya parece seguro que
fue médico de la Santa Inquisición y letrado de Córdoba (Sliwa 2005b, 147). Allí conoció,
presumiblemente, a Rodrigo de Cervantes, cirujano sin titulación y sordo desde niño, hijo del
licenciado en derecho Juan de Cervantes, teniente de corregidor y juez de los bienes confiscados
por el Santo Oficio en Córdoba, uno de cuyos seis hijos fue el famoso Miguel de Cervantes.
Sabemos que la mujer de Felipe de Esbarroya fue doña María Cárdenas y que ambos
fueron padres del bachiller Juan de Cárdenas,
5
gracias a la declaración que Sliwa (2005a, 298-
301) recoge del licenciado Juan de Cervantes, de 65 años, abogado de la ciudad de Córdoba y
abuelo del autor Miguel de Cervantes (Astrana Marín 2001, 354), realizada “en Córdoba, a 9
de Octubre de 1555”, como testigo presentado por el doctor Martínez, a favor del bachiller Juan
de Cárdenas, aspirante a una beca de colegial mayor en el colegio y universidad de Osuna. En
esta declaración se nos desvelan muy interesantes datos sobre la familia Esbarroya, como
quiénes eran los padres de Felipe, con quién estuvo casado y si su familia tenía linaje judío o
no, además de asegurar que era médico de la Santa Inquisición, donde “no entran a curar sino
los que son cristianos viejos”.
Transcribimos a continuación por su interés e importancia para nuestro estudio algunas
partes de la extensa declaración, que puede consultarse íntegra en Rodríguez Marín (1914, 165-
168) y Sliwa (2001, 227-230; 2005a, s.p. [1555/10/09-Córdoba]):
En Córdoba, a 9 de Octubre de 1555, ante el corregidor Pedro de Rojas Osorio y el
escribano Juan de Clavijo, pareció el doctor Martínez, colegial del Mayor de Osuna, en
nombre de este Colegio y del bachiller Juan de Cárdenas, opositor a una beca de él, y
propuso la información testifical necesaria. Mandada recibir, el doctor Martínez, el
mismo día 9, presentó por testigo al señor licenciado juan de çervantes, abogado de
cordoua, quien, como los demás presentados, fué preguntado al tenor de las preguntas
del interrogatorio siguiente:
j Primeramente si es pariente este testigo del dicho bachiller juan de cardenas, e qué
hedad tiene este testigo.
ij yten si conosçen al dicho bachiller juan de cardenas, e si conosçen al licenciado
felipe desbarroya e a doña maria cardenas su mujer, padres del dicho bachiller juan
de cardenas, e si conosçieron a miçer engan desbarroya e francisca de silua su mujer,
padres del dicho licenciado felipe desbarroya e agüelos del dicho bachiller juan de
cardenas, e si conosçieron a juan de cardenas e a ysabel corvella su mujer, padres de la
4
Tenía una botica bajando la puerta del Hierro (en la parte baja de la calle actual de Alfonso XIII) y ya en la
collación de San Andrés, a la entrada de la calle de San Pablo y frente a la puerta del lado del Evangelio de la
iglesia de dicho convento. La botica de su hermano Leonardo de Esbarroya no estaba muy distante de ella, como
a unos 200 metros, ubicada más abajo de la iglesia del Salvador, que ya no existe, en la esquina oriental que forman
las calles de María Cristina y Alfonso XIII (Torre y del Cerro 2006, 57, n. 101).
5
No era muy extraño no usar el apellido paterno, como hicieron, entre otros, Góngora, Francisco de Cascales, “ya
sea por su carencia de raigambre murciana, por necesidades de vinculación y herencias, o por la menor valía de la
familia paterna” u otro murciano como Jacinto Polo de Medina (Ramos Maldonado 2004, 11).
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dicha doña maria de cardenas e agüelos del dicho bachiller juan de cardenas.
iij Iten si saben, creen o oyeron dezir quel dicho bachiller juan de cardenas tenga
alguna raça de moro o judio o está en fama que la tenga, e por qué linia le toca la dicha
raça, o si ha estado el dicho bachiller o algun açendiente o pariente suyo en la
ynquisiçion: digan lo que saben. […]
x Iten si saben que todo lo suso dicho es pública boz e fama.el doctor abellaneda,
retor.
El dicho señor licenciado juan de çervantes, vezino de cordoua en la colaçiõ de santo
domingo, testigo presentado en la dicha ynformaçion por el dicho señor dotor martinez
en nonbre del dicho colegio e del dicho bachiller juan de cardenas, aviendo jurado e
siendo preguntado, dixo lo siguiente: […]
j Preguntado por la primera pregunta del ynterrogatorio, dixo que este testigo no es
debdo del dicho bachiller juan de cardenas, e que este testigo es de hedad de sesenta e
çinco años.
ij A la segunda pregunta dixo que conosçe e conosçio a los contenidos en la pregunta,
eçeto al dicho bachiller e a la dicha francisca de sylua su abuela, que no los conosçe ni
conosçio, e que a los que este testigo conosçe e conosçio es a cada vno en su tienpo de
más de quarenta años a esta aparte.
iij A la tercera pregunta dixo que este testigo no sabe que el dicho bachiller juan de
cardenas, hijo del dicho liçençiado esbarroya, tenga raça de converso ni de moro por
ninguna parte, ni sabe que pariente suyo aya sido preso ni notado en la ynquisiçion
porque este testigo a más de quarenta años que entiende en la ynquisiçion y nunca tal
oyó ni supo este testigo que honbre de su linaje del dicho liçençiado esbarroya, padre
del dicho bachiller juan de cardenas, aya sido preso ni... [roto] en la ynquisiçion, antes
sabe que el dicho liçençiado esbarroya de parte de su padre es ginoves e que se llamava
engan desbarroya e thenia vn hermano que se llamava leonardo desbarroya, y el dicho
engan desbarroya hera thenido por muy buen cristiano, e que el dicho licenciado
esbarroya de parte de ser cristiano demas de ser muy buen letrado es médico de la
ynquisiçion, en la qual no entran a curar sino los que son cristianos viejos: que sabe
que juan de cardenas su suegro fue mayordomo del señor de luque e que él e su muger
corvella heran avidos e thenidos por fijosdalgo e que el señor de luque con quien vivian
los trataua como a tales y los honrraua muncho, porque ellos lo meresçian.
iiij A la quarta, quinta, sesta y todas las demás preguntas del dicho ynterrogatorio dixo
que no las sabe, por no conosçer este testigo a el dicho bachiller juan de cardenas e que
lo que a dicho este testigo es pública boz e fama entre las personas que lo saben como
este testigo y es la verdad por el juramento que fizo, y firmólo de su nonbre.El licen.do
çervantes.Juan de clavijo, escriuano público.
La frase con la que el abuelo de Miguel de Cervantes describe, en presente de indicativo,
la profesión de Felipe de Esbarroya (“de parte de ser cristiano demas de ser muy buen letrado
es médico de la ynquisiçion”) parece indicar que se hallaba vivo en la fecha de la declaración.
Su padre Luciano, sin embargo, murió mucho tiempo atrás, como se deduce del poder que con
fecha de 31 de diciembre de 1522 (Torre y del Cerro 2006, 178) fue otorgado “a Felipe de
Esbarroya por su madre doña Francisca de Silva, viuda de Luciano de Esbarroya, vecina en la
collación de San Andrés, para que vendiese una esclava negra de veintisiete años, natural de
Guinea” (Arch. Protocolos. Oficio 21, tomo 5º, fol. 915).
Se conserva asimismo otra escritura que confirma la amistad de años que unía a la
familia Cervantes con los Esbarroya, pues está fechada en Córdoba a 30 de diciembre de 1533
(Astrana Marín 2001, t. 7, Apénd. 1, 6, p. 583) por la cual otorgaron el prior, frailes y
convento del monasterio de San Pablo, cediendo a favor de Lucián de Esbarroya, hijo de Lucián
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Esbarroya, difunto, y hermano de fray Agustín, fray Juan Bautista y fray Gregorio, frailes
profesos en dicho convento, sus derechos correspondientes a las tres oncenas partes de la
herencia del citado Lucián de Esbarroya. Entre los otorgantes figura el vicario Rodrigo de
Cervantes”, bisabuelo del afamado autor del El Quijote.
Otro ilustre personaje emparentado con esta familia de boticarios genoveses afincados
en Córdoba fue Cristóbal Colón (Torre y del Cerro 2006, 56-57), quien durante su estancia en
la ciudad, que se prolongó con algunos intervalos hasta 1488 desde 1485, año en que los Reyes
Católicos vivieron allí, frecuenta a la familia Esbarroya (Boscolo 1983, 123-127),
especialmente a micer Leonardo, tío de Felipe de Esbarroya, cuya botica
6
sería el punto de cita,
de reunión y de tertulia de físicos y cirujanos, de amigos y conocidos; y concurrirían allí, como
es de suponer, Juan Díaz de Torreblanca y Rodrigo Enríquez de Harana, su hijo Diego y su
sobrina Beatriz, quien se convertiría en su amante poco después, en 1487, y con el correr del
tiempo sería la madre de Hernando Colón, precursor y valedor de la biblioteca colombina.
En este mentidero cordobés de aquellos tiempos debió conocer Cristóbal Colón a todos
ellos, ante quienes hubo de explanar muchas veces su empresa y fantasías de navegante, así
como aquellas monstruosas fábulas del Cipango, del Catay y del Gran Khan, aquella
singularísima ciudad de Quisay y sus diez puentes de piedra mármol, los templos y casas reales
cobijados de oro puro así como otros tantos dislates leídos en Toscanelli y Marco Polo, que
hacía desconfiar de su empresa y provocaban los donaires de los cortesanos (Astrana Marín
2001, 59-60).
Se desconoce la fecha de nacimiento de Felipe de Esbarroya, como apuntamos, pero
bien podría haber frecuentado de niño estas tertulias en las que a buen seguro quedaría prendado
por la facundia y maravilla de relatos sobre intrépidos navegantes, que quizá luego inspirarían
los versos dedicados a sus amigos Villalobos y Lorenzo Balbo que aquí reseñamos.
2.2. Felipe de Esbarroya y su amistad con Francisco López de Villalobos
Si interesante ha sido descubrir el linaje de la familia Esbarroya, es momento de
establecer la relación que unía a Francisco López de Villalobos con uno de sus miembros de
nombre Felipe. Hasta el momento presente de nuestra investigación no hemos hallado datos
precisos y documentados de una conexión de nuestro médico zamorano con el galeno cordobés
más allá del poema mencionado, por lo que solo podemos atrevernos a realizar algunas
conjeturas.
Es dato seguro que Felipe de Esbarroya fue médico de la Santa Inquisición de Córdoba,
y algunos estudiosos de Villalobos transmiten que fue encarcelado por la Inquisición en dicha
ciudad andaluza en 1510 (Fabié 1886b, 8-9; Arrizabalaga 2002, 41-42). Podría ser posible, por
tanto, que el comienzo de su relación (si es que no se conocían de antes) datara de esta época,
por extraña que parezca de entrada al tratarse de un inquisidor y un converso acusado.
La persecución a la que se sometió a los judíos es un tema recurrente en las cartas
deLópez de Villalobos, ya que él mismo confiesa haberla sufrido. En una carta fechada a 17 de
mayo de 1528 da cuenta al arzobispo Alfonso de Fonseca de las fiestas celebradas en Valencia
y de un auto de fe (Fabié 1886a, 105 [Epist. Cast. XXX]):
El primer juego de los principales fué el juéves 14 de este mes, en que por la mañana se
quemaron trece hombres y mugeres con otra multitud de státuas, y hubo muchos
reconciliados, y aunque id per jocum factum est, miseris tamen patientibus serio
praeuertebatur.
7
Aquí pagan muy bien á los oficiales que se introducen en los actos de
6
Sobre la ubicación de la botica de Leonardo y la de su hermano Luciano, padre de Felipe de Esbarroya, véase la
nota 4.
7
Hemos corregido el preverbio prae-, frente al preuertebatur del texto de Fabié y de Baranda (2017: 276), y frente
a la corrección peruertebatur de Gaskoin (1870: 56). La fuente es sin duda alguna Plauto y su Amph. 920-921: Si
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estos juegos, mas yo de mala gana fuera persona en esta scena.
La empatía de Villalobos con los que padecían aquel tormento se deja notar en la frase
escrita en latín, donde confiesa abiertamente que se duele de que aquel espectáculo que se
ofrecía al público por diversión se volvía contra los desdichados que lo sufrían seriamente, frase
inspirada por Plauto, como hemos anotado, y sugerida, según Fabié (1886a, 57) por el recuerdo
de la persecución que él mismo sufrió de parte de la Inquisición y del temor de que pudiera
volver a ser víctima de ella a causa de su origen judío”. El propio Villalobos ofrece, en efecto,
un testimonio de cómo fue acusado de magia y brujería por las malas lenguas y la envidia, y
por ello fue preso del Santo Oficio, no sin gran dolor y pena de su esposa y amigos, y
encarcelado durante ochenta días, según cuenta en una misiva latina dirigida a D. Cosme de
Toledo, obispo de Plasencia, fechada el 10 de octubre de 1510 (Fabié 1886b, 246-248; Alcalá
2017, 483-486).
Este encarcelamiento fue posterior a su nombramiento el 9 de junio de 1508 como
cortesano y médico del Rey Fernando el Católico, según se desprende de la carta, pero
Arrizabalaga (2002, 41-42) opina que la denuncia de Villalobos debió producirse
necesariamente en los escasos dos meses transcurridos entre el 9 de junio (fecha oficial de su
nombramiento como médico real) y el 1 de agosto de 1508 (fecha de publicación de la sentencia
condenatoria del famoso juez Lucero),
8
si bien la investigación inquisitorial debió prolongarse
a lo largo de los meses siguientes y su encarcelamiento tuvo que tener lugar entre el 20 de enero
y el 10 de octubre de 1510, a tenor del contenido de sendas cartas
9
escritas en esas fechas al
obispo de Plasencia”.
Este episodio carcelario, no obstante, suscita no pocos reparos, pues apenas existe
constancia documental, salvo las referencias autobiográficas del propio Villalobos. Recientes
estudios, en efecto, se cuestionan la veracidad del roce de Francisco con la Inquisición de
Córdoba y su prisión (Riera Climent-Riera Palmero 2015, 1739-1741) o bien que esta se hubiera
producido en Córdoba y a manos del inquisidor Diego Rodríguez Lucero, por cuyos crímenes
y la notoriedad que con ellos alcanzó llegó a convertirse, como Torquemada, en metáfora de
todo el ignominioso sistema inquisitorial (Alcalá 2017, 436 y n. 120):
Villalobos fue internado probablemente en la cárcel inquisitorial de Valladolid, por
cuyo amplio distrito jurisdiccional se movía, nunca en la de Córdoba, como desde Fabié
han repetido erróneamente muchos estudiosos actuales, y menos aún imputado por el
inquisidor Diego Rodríguez Lucero, quien por sus desmanes había sido encarcelado el
quid dictum est per iocum,/ non aequom est id te serio praevortier. Esto es: “y aunque se hizo por diversión, para
los desgraciados que lo sufrían, sin embargo, se tornaba muy en serio.” Recuérdese que Villalobos fue traductor
de esta comedia plautina, editada en Alcalá en 1517 (BN de Madrid, Sign.: R/9132), quien tradujo así la frase
(hemos consultado la edición zaragozana de 1544, en la cual la comedia aparece editada al final del Libro intitulado
los Problemas…, Fo. [LXv], col.1, líns. 35-36): “Jupi(ter). Si alguna cosa se dixo en burla, no es razón que tú la
tornes a veras.”
8
Diego Rodríguez Lucero (c. 1440- Sevilla 1534) fue un feroz perseguidor de los judeoconversos e inquisidor de
Córdoba entre 1499 y 1508) (cf. Fabié (1886b: 133 [Carta XXXVIII al Duque de Nájera]): “…porque éstas mis
señoras son tales que por su contemplación no digo á V. S. que es un villanazo de Ocon, mas al hi de puta puto
del Luzero perdonaría”. Cf. et Bernardo Ares (2018): En 1507, con el nombramiento de fray Francisco Jiménez
de Cisneros como inquisidor general de la Corona de Castilla (5 de junio) y el regreso de Nápoles del rey Fernando
V como gobernador de Castilla, se dio un golpe de timón a los “sucesos de Córdoba” [...]. El problema inquisitorial
se moderó con la detención de Lucero y la convocatoria de una asamblea general [...] en Burgos en 1508. Reunida
desde el 1 de junio hasta el 10 de julio, esta asamblea lamenla falsedad de los testigos, liberó a los presos,
restituyó a vivos y muertos su honor y fama, ordenó reedificar las casas demolidas consideradas infundadamente
sinagogas y borró de los libros las injustas sentencias del Tribunal de Córdoba.
9
Son las Epist. Lat. IX y X, fechadas respectivamente a 20 de enero y 10 de octubre de 1510). Cf. Fabié 1886b:
237-248 y Alcalá 2017: 481-486.
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18 de mayo de 1508 por mandato de Cisneros, inquisidor general tras el cese de Deza,
el cual con el rey Fernando apoyaba al cordobés. Pudo salvarse Villalobos por la
inconsistencia de la acusación, pero no sería excesivo sospechar que les debió la vida a
discreta intervención, quién sabe si venal, aunque indocumentable, de alguno de los
aristócratas de cuya amistad disfrutaba.
Del contexto y comparación de esta carta y la anterior al obispo, los estudiosos deducen
que la prisión, en el caso de no dudar de que se produjera, debió de tener lugar entre las fechas
de ambas misivas, esto es, entre enero y octubre de 1510, pero nada de ello se dice expresamente
en ellas, salvo que fue un hecho ocurrido en el pasado tras el nombramiento como medico real
y de doloroso recuerdo. Pero no faltan, como hemos apuntado, quienes consideran que
Villalobos “inventa posiblemente su imaginaria prisión que en el fondo es una burla de Lucero
que pasó de perseguidor de conversos a ser perseguido por la misma Inquisición (Riera
Climent-Riera Palmero 2015, 1739).
Lo único cierto, en definitiva, que se puede desprender de la atenta lectura de la epístola
latina dirigida en octubre de 1510 al obispo de Plasencia, en la que hace breve repaso de su vida
hasta el momento, es que sufrió una soledad, espanto y sinsabores de ochenta días de cárcel que
solo podrían comprender quienes alguna vez hubieran sufrido un trance similar (soli norunt
experti) y por ello prefiere no rememorarlo, pues gracias a Dios y al patrocinio de la verdad
salió de él libre y con honra. Ninguna mención expresa se hace, pues, en esta misiva ni en otro
lugar, de cuándo fue encarcelado ni de que la prisión hubiera tenido lugar en Córdoba u otra
ciudad ni tampoco a manos de Lucero. Unas coplas, sin embargo, incluidas en una carta de D.
Fadrique Enríquez de Velasco, de 15 de abril de 1525, dirigida desde Medina de Rioseco
(Valladolid) a Villalobos, en la que el Almirante de Castilla le pide que deje Extremadura y
regrese a la Corte, son las que parecen haber contribuido a alimentar la historia del
encarcelamiento en Córdoba a manos del inquisidor Lucero (Fabié 1886b, 68):
Aunques plazer, cauallero,
que os alegre tanto el troque,
he mucho temor que os toque
la influencia del luzero;
que de la vieja querella
que no teneys oluidada,
Córdoua está inficcionada
y vos estays cerca della.
No hagays ahí profesión,
pues que no basta defensa,
quando se prueua la ofensa
de la Santa Inquisición. […]
A despecho de la exigüidad de los datos biográficos tan solo podemos conjeturar, en
definitiva, como más verosímil, que la amistad entre Felipe de Esbarroya y Francisco López de
Villalobos debió de nacer de su profesión común de la medicina y quizá también por haber
coincidido ambos en Córdoba u otro lugar en algún momento de sus vidas, quizá cuando fue
encarcelado por mandato de la Santa Inquisición, a la cual Esbarroya servía como galeno.
No obstante lo dicho, el origen de la relación entre ambos médicos podría buscarse en
otros escenarios no menos turbulentos a raíz de compartir el mismo círculo de amistades
humanísticas, universitarias y políticas. Como veremos en el siguiente apartado, Felipe de
Esbarroya publicó entre marzo y noviembre de 1524 varios poemas y escritos laudatorios a
maestros suyos y amigos vinculados con la universidad Alcalá, quienes a su vez publicaron las
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obras que contienen dichas composiciones laudatorias en la misma imprenta alcalaína de
Miguel de Eguía en la que Villalobos publicó el 15 de octubre su Glossa Litteralis, esto es, el
15 de marzo, la obra de Rodrigo de Cueto, maestro de Esbarroya y destacado realista bético,
que estaba a cargo de la cátedra de Súmulas, y el 20 de noviembre, dos ediciones del toledano
Lorenzo Balbo de Lillo, quien sucedió en la tarea de comentar a Valerio Flaco en las aulas
cisnerianas a Hernán Núñez el Pinciano, tras marcharse este a Salamanca por su vinculación
con el movimiento comunero, todo ello tras unos años turbulentos de revueltas y motines entre
los partidarias de las comunidades y los realistas, entre 1521 y 1522, en el seno de la propia
universidad, como describiremos más detenidamente en el apartado 3.1.1. Es de suponer por
ello que todos los implicados debían de hallarse cerca de allí supervisando la impresión de sus
trabajos a la par que se entregaban a sus actividades docentes en la Universidad.
3. Escritos de Felipe de Esbarroya: cuatro poemas laudatorios, un diálogo y una epístola
La obra escrita de Felipe de Esbarroya, mayoritariamente en latín y circunscrita entre
1523 y 1524, parece reducirse a unas pocas composiciones en elogio de obras de amigos.
Juan Francisco Alcina Rovira en su Repertorio de la poesía latina del Renacimiento en
España (1995, 71) documenta tres poemas que escribió Felipe de Esbarroya de temática y
cronología similar, las tres publicadas en Alcalá, en el mismo año de 1524, una dirigida a
Villalobos, dos a Lorenzo Balbo de Lillo:
1. Philippi Sbarroya in operis comendationem Carmen”, inc. Si aeternus debetur honos,
et saecula famam”, en Francisco de Villalobos. *Glossa literalis in Primum et Secundum
naturalis historiae libros, Alcalá, 1524, f. 107v (B.N. R-856).
10
2. Philippi Sbarroiae Cordubensis in nouam huiusce operis recognitionem Carmen”, inc.
Dum docet insanum navis quae prima profundum" en prels. a C. Valerii Flacci Setini
Balbi Argonautica, per Laurentium Balbum, Alcalá, 1524 (Catalina García, TC, nº 62;
Martín, nº127), la reproduce Schott, p. 570 y Menéndez y Pelayo, BHLC, III, p. 308.
3. Philippi Esbarroiae Cordubensis in nouam huiusce Operis recognitionem Carmen.”,
inc. “Aeterno colitur si natus Apollinis aeuo:" en prels. a L. → Balbo de Lillo, Q. Curtii
Fragmenta nuperrime impressa e pluribus maculis repurgata per, Alcalá, 1524 (Catalina
García, TC, nº 61; Martín, nº 126).
A estas tres composiciones recogidas en el repertorio del Prof. Alcina, hemos de añadir
otras tres más que hemos descubierto, dirigidas a Rodrigo de Cueto, al parecer maestro de
Esbarroya en Alcalá, a quien dedica una epístola y un poema en elogio y recomendación de una
obra de aquel publicada en Toledo en 1523 y un diálogo con el maestro Pedro Alejandro en
elogio del maestro, publicado en Alcalá, en 1524.
Reseñamos brevemente a continuación los tres Carmina citados por el profesor Alcina
y las tres composiciones de Esbarroya halladas por nosotros siguiendo un orden cronológico en
su publicación, dejando para el final el poema dedicado a Villalobos, el punto de partida de
nuestra investigación.
3.1. Composiciones en homenaje a su maestro el cordobés Rodrigo de Cueto
3.1.1. El poema latino y la epístola al lector de Esbarroya en recomendación de las
Introductiones dialecticae de Rodrigo de Cueto (Toledo, 1523)
En el catálogo de Impresos del siglo XVI en Toledo (Ruiz Negrillo 2002, 55) hemos
10
Alcina cita por el estado B del ejemplar R-856 de la BN, pero erróneamente paginado en el Fol. [CVIIv], pues
se halla en el vuelto del Fol. [CVIIIv], o mejor dicho en f. [S5v].
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hallado referencia a una epístola y un poema de Esbarroya en una obra de Rodrigo de Cueto
editada en Toledo en 1523, cuya descripción bibliográfica ofrecemos, dada la imposibilidad de
acceder en el momento actual de nuestra investigación al único ejemplar conservado de la
misma:
11
CUETO, Rodrigo. Introductiones dialectice edite a magistro Roderico Cueto. Toledo,
Juan de Villaquirán, 1523. Folª - a-giiij [B] folios sin numerar (56) - 1h. L. gót.
(Escudo de Castilla sobre dos águilas) // Introductiones dialectice // edite a magistro
Roderico // cueto dum secundo co(m)plu // ti cathedra(m) obtineret; // h.1r portada.
h.1v Prohemio: / Ad illustrissimu(m) principendo (sic) minum Georgium de Austria
maxmiliari (sic) cesaris augustí filium magistri roderici cueto cordubensis in dialecticas
introductiones / h.2v-- Epístola al lector por Felipe Esbarroya. h.3r Empieza el texto,
en tres partes: / Prima pars / fol.giiij. [después de finalizar el texto:] // Expliciu(n)t
termini magistri Roderici cue // to cordubensis: opus breue quidem : sed certe luculen //
tum ac vtilissimum : Impressum vero Toleti per // Ioa(n)nem de villaquiran virum
solentissi= (sic)// mum anno virginei partus millesi=// mo quingentessimo vigesimo //
tertio pridie idus me(n)// sis decembris . // ~ // h.1v // Laurentii balbi liliensis ad
garvissimi (sic) ac perinde do // ctissimi viri magistri Roderici cueto philosophi si=//
mul ac theologi discipulos silva. // h.2r // @ In Laudem eminentissimi magistri
Roderici cueto // licentiati Philippi Sbarroyasni (sic) discipuli carmen // quod dicit //
h.2v // @ Alexii vanegas in laudem Roderici cueto libera // lium extinum (sic)
magistri prestantissimi preceptoris sui // dyodecasticon. // @ Eiusden in predicti
magistri comendatione // Sapphicum adonico mixtum carmen. // h.3r- // LAVS DEO //
BIBLIOTECA DE LOCALIZACIÓN: León. Colegiata de San Isidoro 327.
12
Los datos que nos ofrece esta referencia bibliográfica indican que Rodrigo de Cueto,
natural de Córdoba, fue maestro de Felipe de Esbarroya, quien se auto-intitula como discipulus
y licenciatus en el carmen dedicado a su magister (h. 2r): In laudem eminentissimi magistri
Roderici cueto licentiati Philippi Sbarroyasni (sic) discipuli carmen quod dicit. La epístola al
lector (h. 2v), sin embargo, parece haber sido redactada en español, a tenor de la referencia.
Junto a Esbarroya aparecen otros dos discípulos recomendando la obra del maestro
Cueto: los ilustres toledanos Lorenzo Balbo de Lillo, del que hablaremos en el apartado 3.2., y
Alejo Venegas de Busto (c. 1498-1562), quien, además de su actividad como profesor y censor,
fue conocido por la publicación de una obra que tuvo entre los siglos XVI y XVII más de diez
ediciones, la Agonía del tránsito de la muerte (1537), adscrita a la corriente erasmista,
personajes estos todos, en definitiva, que dan cuenta del círculo en que se movían Esbarroya y
por extensión López de Villalobos.
Son escasas las noticias biográficas en torno a este autor cordobés llamado Rodrigo de
Cueto que floreció en el primer tercio del siglo XVI (Díaz Díaz 1980, II 498-499). Su segundo
apellido era Monegro, como consta en Archivo Histórico Nacional (AHN), sección
Universidades (L.1233, f.7): “Asiento en el Libro de recepciones de colegiales y capellanes
mayores del Colegio Mayor de San Ildefonso de Alcalá de Henares correspondiente a Rodrigo
de Cueto Monegro, natural Córdoba. Capellán y colegial, 1516” (Marchamalo 2017, 211, n.
11
Han sido varios los intentos desde 2017 por consultar esta obra que, al parecer, se encuentra solo en la Biblioteca
de la Colegiata de San Isidoro de León (Martín Abad 1991, 1470). La respuesta que la Directora Técnica del museo
ofrece a nuestra consulta, repetida en diferentes momentos (la última con fecha de 20/09/2020) es que con motivo
de las obras del museo, no se puede acceder a la Biblioteca capitular en la que se encuentra la obra que desea. Por
lo tanto, no se puede hacer una copia digital ni dar acceso alguno a la obra”. Seguimos intentándolo.
12
La obra con nº de referencia 327 tiene la signatura LARC.327(1)-Código de barras 58185237 según el catálogo
de Bibliotecas de Castilla y León.
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1008). Tras graduarse en Artes en la Complutense durante el invierno de 1516, en 1518 se
hallaba en Alcalá como regente de artes, cátedra que ocupó hasta 1522.
El investigador Marchamalo refiere un serio incidente acaecido en abril de 1521 entre
los ultramontanos o partidarios de las comunidades y los realistas béticos, en el que el maestro
Rodrigo de Cueto se vio involucrado como “destacado realista y espía del duque del Infantado
que acabó siendo fraile” (2017, 211): los colegiales realistas Rodrigo de Cueto, Blas de Licona
y Gonzalo de Carvajal, que habían encabezado el motín que casi costó la muerte del rector
Hontañón a manos del cordobés, fueron expulsados a medianoche por el Rector del Colegio,
llegando a intervenir el papa León X ante el Abad-Canciller Pedro de Lerma para que no fueran
readmitidos.
13
Los tres colegiales y el capellán afectados elevaron un escrito de súplica al rey
en el que dan cuenta de lo que aconteció: (nos) sacaron del colegio a media noche por fuerza
y con mano Armada y con favor de la Comunidad.
14
De esta forma se inició un pleito que tuvo
sus sombras, pero cuyo resultado supuso la mediación del propio rey Carlos y la readmisión a
San Ildefonso de los expulsados. Algunos, como Blas de Lizona, murieron poco después. No
se produjeron juicios políticos y todo volvió a la normalidad, no sin contar con el buen hacer
de Pedro Ciruelo que, elegido visitador para el curso 1520-1521 promovió la concordia entre
los colegiales en una significativa homilía pronunciada a finales de verano de 1521 (Ruiz
Rodríguez 2020, 33).
Tras un año dedicado probablemente a la redacción de su obra, en 1523 reaparece como
regente de Súmulas, en la que le sucedió Francisco de Vargas. Las dos obras que se le conocen
pertenecen a este periodo y son muy interesantes, porque en los Libros de visitas de 1532
aparece como uno de los escritores cuyas obras se utilizaban de texto en las lecciones de
súmulas (Muñoz Delgado 1968, 175-177).
Sus relaciones con el alumbradismo, erasmismo y luteranismo parecen estar ligadas a
Francisca Hernández en Valladolid, así como también con Bernardino Tovar y Diego de
Villareal, por los años 1520 o 1521. En 1524 abandona Alcalá y marcha a París. Aparece en el
proceso de Luis de Beteta, que fue quemado como uno de los que creía en Francisca “como
alumbrada por el Espíritu Santo” (León de la Vega 2011, II 407).
3.1.2. El Dialogus inter magistrum Petrum Alexandrum et licentiatum Sbarroya, autoris
discipulos, que cierra el Primus tractatus Summularum in textum Petri Hispani de Rodrigo
de Cueto (Alcalá, 1524)
Más difundida que la obra descrita en el apartado anterior fue su Primus tractatus
Summularum in textum Petri Hispani, publicado el 15 de marzo de 1524 (Martín Abad 1991,
300 y 363). Al igual que la anterior va dedicada a Jorge de Austria, hijo natural del emperador
Maximiliano y tío de Carlos V,
15
pero si aquella puede considerarse como una iniciación a las
súmulas, esta es una continuación más solida de la misma materia cuyas ediciones diversas
indican que fue una obra muy difundida y consultada, en especial la 2ª edición de 1528, también
impresa en Alcalá por Miguel de Eguía.
Pero lo más interesante ahora a nuestro propósito es advertir que esta obra, tras el
13
Cf. Marchamalo 2017: 211, n. 1010: AHN, Universidades, carp. 13, doc. 8, Breve de Leon X al abad de la
Iglesia de los Santos Justo y Pastor para que apoyen al Colegio Mayor de San Ildefonso de Alcalá de Henares en
su derecho de no admitir de nuevo a los colegiales Rodrigo de Cueto, Blas de Licona y Gonzalo de Carvajal y al
capellán Juan de Arabo a quienes habían expulsado. Roma, 25/09/1521.
14
AGS (Archivo General de Simancas), CRC, 448, 6 f. 40 (cf. Ruiz Rodríguez 2020: 33, n. 30).
15
Jorge de Austria (1505-1557) fue obispo de Brixen (Tyrol) en 1525 y arzobispo de Valencia de 1538 a 1544.
En febrero de 1523 el emperador da una comisión a Gonzalo Gil -célebre nominalista, que regentó cátedras en
Alcalá y Salamanca y fue uno de los valedores de la Glossa de Villalobos (cf. la nota 30)-, para que sirviera de
maestro y guía a su tío, estudiante en Alcalá. Consta que Jorge de Austria seguía estudiando en Alcalá durante el
año 1524 (Beltrán de Heredia 1971: 256, 277, 281-282 y 972).
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colofón, contiene en las cuatro últimas páginas (Fols. [XXXVIIIv]-XLr) un Dialogus inter
magistrum Petrum Alexandrum et licentiatum Sbarroya, autoris discipulos. Una consulta de un
ejemplar
16
de la edición alcalaína de 1540 de Juan de Brocar, nos ha permitido constatar que el
licenciado Esbarroya del título del diálogo es nuestro Felipe, pues él mismo no solo principia
el coloquio:
O fatum! O sors! O casus! Vbi deus? Vbi natura? Vbi ratio? Quo te vertis? Quo sic ruis?
Quid est hoc, magister ynclite? Ph[ilippus]. Proh deum atque hominum fidem,
Alexander? Quando desines admirari? […] A[lexander]. Quid tibi vis, Philippe,
responderi, cum me in magistrum intendere idipsum dicas insanire. […]
sino, sobre todo, firma la data, lo que parece indicar, y esto es lo destacable, que este diálogo
con Pedro Alejandro,
17
es obra del propio Esbarroya:
[…] Vale huius palestrae iubar radiosissimum et vniuersae scholae decus immortale.
Philippus discipulus tuus preceptor tuam vitam ut saluberrimus medicus nestoream.
Telos.
Como coincidencia bibliográfica apuntamos que el hermano de Felipe de Esbarroya, el
dominico fray Agustín, escribió en Sevilla, por las mismas fechas, aunque algo posterior, una
Expositio primi tractatus Summularum magistri Petri Hispani, Ordinis Praedicatorum (edita a
fratre Augustino Sbarroya Cordubensi, in sacra Theologia praesentato, eiusdem ordinis
professore), de 53 fols., a dos columnas, de unas 65 líneas, en cuyo colofón se lee: Hispali in
sua excussit officina Bartholomeus Perez, Anno Domini trigessimo tertio supra millessimum
quingentessimum, mense vero martio, pero en el fol. 53r, señala que lo ha comenzado a escribir
el 15 de octubre de 1524 y lo termina el 11 de marzo del año siguiente en que lo manda a la
imprenta (Muñoz Delgado 1985, 45-46).
No hemos hallado, sin embargo, huella alguna de Felipe en la obra filosófica de su
hermano, no así de otro hermano, Juan Bautista Esbarroya, que, como Agustín, había ingresado
en el convento de San Pablo de los dominicos de Córdoba. Tras la epístola al lector y un
apóstrofe al autor escrito por el franciscano andaluz fray Luis Carvajal, el hermano menor
dedica al mayor un poema de ocho dísticos elegíacos intitulado: Frater Ioannes Baptista
Sbarroya ad germanum suum fratrem Augustinum Sbarroya super editione logicae suae
Carmen, cuyo último dístico celebra su origen patrio (f. [2v]): Numquam sui similis perdurans
Corduba mater / Clara uiris semper clarius ipsa nitet (“Aunque nunca Córdoba, madre ilustre,
perdure idéntica a sí misma, ella siempre brillará más ilustre con sus varones”).
3.2. Dos poemas latinos en recomendación de sendas ediciones comentadas de Lorenzo
Balbo de Lillo a la obra de Valerio Flaco y de Quinto Curcio (Alcalá, 1524)
En el mismo año de 1524 en que salió a la luz en el taller de Miguel de Eguía la Glossa
de Villalobos con el poema de Felipe de Esbarroya, concretamente el 15 de octubre, vieron
también la luz, el 20 de noviembre, otras dos composiciones de Esbarroya contenidas en sendas
ediciones de las obras de Valerio Flaco y de Quinto Curcio preparadas por Lorenzo Balbo de
Lillo, discípulo de Demetrio Ducas y Hernán Núñez Pinciano, a quien sucedió en la tarea de
16
Biblioteca de Castilla-La Mancha / BPE en Toledo. Signatura: Res.61(2): URL: <
http://bidicam.castillalamancha.es/bibdigital/bidicam/i18n/consulta/registro.cmd?id=12324 >.
17
Llamado también el “maestro Alexandre” de Andalucía, había sido profesor de teología en Alcalá (juntamente
con su discípulo Rodrigo de Cueto) y rector en 1532. En 1525 aparece entre los examinadores del bachillerato en
artes en la Universidad de Alcalá, en 1530 obtiene el grado de licenciado en teología y la cátedra de Santo Tomás
en 1532. Se le ofrece la canonjía magistral de Sevilla en1533 (León de la Vega 2011: 182).
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comentar a Valerio Flaco en las aulas cisnerianas. Trasladado el Pinciano a Salamanca, Lorenzo
Balbo enseñó literatura latina en Alcalá junto con Pedro Mota; ambos se hicieron cargo de la
lectura y explicación de las Argonáuticas de Valerio Flaco, de las Púnicas de Silio Itálico, de
las Filípicas de Cicerón y de la Historia de Alejandro Magno de Quinto Curcio Rufo.
18
El poema de Esbarroya en recomendación de la edición comentada de Lorenzo Balbo
de Lillo a la obra de Valerio Flaco presenta el tópico del navegante explorador y pionero y
contiene una alusión a Jasón (v. 1 y 4: nauis quae primaAesonio… duci), similar a la del
poema en recomendación de la Glossa de Villalobos (v. 3: Aesonio iuueni, qui primus), que
revela la coincidencia en el tiempo en su composición. Editamos a continuación el Carmen
según el texto de la editio princeps titulada C. Valerii Flacci Setini Balbo Argonautica:
19
Philippi Sbarroiae Cordubensis in nouam huiusce
operis recognitionem carmen.
Dum docet insanum nauis quae prima profundum
Abscidit et lignis cedere fecit aquas,
Et canit ereptum diuino pectore Flaccus
Vellus et Aesonio monstra subacta duci,
Inmensum Oceanum pelagusque innabile condit 5
Monstraque sub caecis mille recondit aquis.
At tu, Laurenti, famam cui saecula seruant,
Nesciet et nomen tollere tempus edax,
Per mare inexpertum, per monstra incognita puppim
Ducis et incertis das noua uela Notis. 10
Humanae non mentis
20
opus praefecit, opinor,
Sed te tanto operi conscia cura Dei.
Ambiguum est igitur superisne authoribus anne
Iure tibi tantus sit referendus honor.
Sed tibi, qui acceptam sublimi ex aethere mentem, 15
Non tibi, sed nobis uis habuisse magis.
La otra composición de Esbarroya está dedicada también a Lorenzo Balbo de Lillo y se
contiene en su edición alcalaína de 20 de noviembre de 1524 en las prensas de Miguel de Eguía
de la obra de Quinto Curcio. Los dísticos laudatorios se leen al reverso de la portada, que a
continuación editamos según el texto de la editio princeps titulada Q. Curtii Fragmenta:
21
18
Para un apunte biográfico de Lorenzo Balbo de Lillo, cf. Schott (1608, 569); Río Torres-Murciano (2018).
19
Hemos consultado el ejemplar de la BN de Madrid con la Sign.: INC/361(1). En nuestra edición corregimos la
puntuación, desarrollamos las abreviaturas tipográficas y la <e> caudata por el diptongo <ae> y regularizamos el
uso de i/j - u/v según el uso clásico. En la misma página y delante de la composición de Esbarroya hay un breve
poema de dos dísticos en griego del propio Lorenzo Balbo, dedicado al poema de Valerio Flaco. Sobre el estudio
y traducción de este y otros escritos de Esbarroya remitimos a lo que decimos en la nota 25.
20
Menéndez y Pelayo (1952, 164) transcribe el poema y edita erróneamente meritis en lugar de mentis, como
requiere además la métrica, lectura correcta también recogida en la edición parisina de las Argonaúticas de Valerio
Flaco de 1824 (p. LXXIII) realizada por el erudito francés N. E. Lemaire, y en la reproducción de Schott (1608,
570) que a su vez contiene otras variantes, aunque se ciñe solo a seis versos: Philippi Sbarroiae Cordubensis:
Laurenti, celebrem cui famam saecula servant, / Nesciet et nomen tollere tempus edax, / Per mare inexpertum, per
rnonstra incognita puppim / Ducis, et incertis das nova vela Notis./ Humanae non mentis opus praefecit, opinor, /
Sed te tanto operi conscia cura Dei.”
21
Hemos consultado el ejemplar de la BN de Madrid con la Sign.: R/14124. En nuestra edición corregimos la
puntuación, desarrollamos las abreviaturas tipográficas y la <e> caudata por el diptongo <ae>, regularizamos el
uso de i/j - u/v según el uso clásico y corregimos algunas lecturas. Sobre el estudio y traducción de este y otros
escritos de Esbarroya remitimos a lo que decimos en la nota 25.
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Philippi Esbarroiae Cordubensis in nouam
huiusce operis recognitionem carmen.
Aeterno colitur si natus Apollinis aeuo
Inque deum numerum non sine iure uenit,
Mille quod
22
Hyppoliti diuisi corporis artus
Natura inuita uiuere posse dedit,
Tu quoque, Laurenti, paribus si gloria factis 5
Est eadem, tanto dignus honore uenis.
Ossa senescebant carie consumpta dieque
Curtii et indignis delituere locis.
Colligis illa quidem solitoque ex
23
ordine ponis
Atque animi corpus cogis habere suum. 10
Sic Quintum nobis et Quinto
24
uiuere praestas,
Tollis et aeternum nomen in astra tuum.
Este es el único escrito salido de la pluma de Esbarroya en que encontramos su apellido
escrito en latín con desarrollo de la S- líquida (Esbarroia), que atribuimos a una simple
fluctuación ortográfica, propia de la época, dado que en las otras dos composiciones salidas del
mismo taller tipográfico de Miguel de Eguía (los poemas sobre Valerio Flaco y la Glossa de
Villalobos) se escribe sin la vocal E- inicial (Sbarroia), pero también con fluctuación en la
sílaba final del mismo apellido (Sbarroia/Sbarroya).
3.3. El poema latino de Esbarroya en recomendación de la Glossa litteralis de López de
Villalobos (Alcalá, 1524), obra pionera de exégesis pliniana: la polémica con el Pinciano
El poema que cierra la Glossa de Villalobos, publicada el 15 de octubre de 1524 en el
taller alcalaíno de Miguel de Eguía, se intitula Philippi Sbarroya in operis commendationem
carmen, y en él el autor desarrolla a través de 36 hexámetros dactílicos el tópico del escritor
como audaz navegante que se adentra en mares inexplorados y peligrosos.
25
Esbarroya, en
efecto, compara la labor pionera de su colega Villalobos con la de Jasón y su viaje por mar con
la nave Argos. Sobre la base, pues, del tópico del navegante ávido de tesoros, de raíz griega,
pero también horaciana (Hodnett 1919, 67-82; Cristóbal López 1988, 125-148), Esbarroya
encadena una serie de metáforas para ponderar la labor exploradora de su amigo.
26
El propio autor divide el poema en cinco partes, como se desprende de la pequeña
22
Desarrollamos la abreviatura tipográfica de la oclusiva velar q del original latino, que Menéndez y Pelayo en su
transcripción del poema (1952, 308) desarrolla como conjunción copulativa enclítica -que unida al Mille
precedente, pero se trata de la conjunción causal quod, tal como se observa claramente si se compara con la misma
abreviatura de la enclítica de los vv. 2, 4, 6 y 8.
23
Separamos la preposición ex de su régimen, que en el original latino aparece soldada a él, y desechamos la
lectura es que transcribe Menéndez y Pelayo (1952, 308).
24
Ponemos en mayúscula la letra inicial del vocablo quinto escrita en minúscula en el original latino y por
Menéndez y Pelayo (1952, 308), por considerar que se refiere de nuevo a Quinto Curcio, ahora en caso dativo.
25
Como adelantamos en el texto al que se refiere la nota 3, por limitaciones editoriales se abordará en otro lugar
el estudio, análisis métrico, edición y traducción de esta composición; en otro trabajo en preparación se están
estudiando las composiciones de Esbarroya dedicadas a Lorenzo Balbo y a Rodrigo de Cueto. Por otro lado, a la
espera de consultar el poema dedicado a Cueto (cf. la nota 11), el dedicado a Villalobos es el más extenso: 36
versos frente a los 16 y 12 dedicados a Balbo, lo que denota la importancia que otorga al dedicatario.
26
Para esclarecer la realidad de la transmisión impresa del texto de la NH en nuestro país, véase Ramos Maldonado
(2006 y 2018) sobre los primeros textos escritos e impresos en España y Portugal sobre la magna obra pliniana,
donde se muestra que el postincunable salmantino de Lucio Flaminio Sículo (un comentario al proemio de la NH),
se anticipó al de Villalobos veinte años.
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sangría introducida en los versos 1, 12, 19, 27 y 32:
1) vv. 1-11, Si aeternus: Comparación de Villalobos con el joven hijo de Esón
(Aesonius), a través de un largo periodo condicional de 11 versos (8 vv. de prótasis + 3
vv. de apódosis): si Jasón merece honor eterno por la gesta de adentrarse en mares
ignotos, vírgenes y peligrosos, ninguna loa ni fama podrá estar nunca a la altura de la
ínclita hazaña de Francisco.
2) vv. 12-18, Nullus adhuc: Nadie hasta ahora se había atrevido a llevar la nave de Plinio
por un mar de olas tan amenazantes, cuyo cielo oscurecido por las nubes provocaba tanto
terror en los navegantes que estos se negaban a emprender viaje alguno por quedar las
estrellas ocultas a la vista.
3) vv. 19-26, At tu, cui: La excepción es Villalobos, para quien, cual intrépido capitán,
los siglos han reservado para tamaña empresa pionera.
4) vv. 27-31, Nunc igitur freta: El camino que el gran Plinio (maximus Plinius) antaño
había cerrado ahora se abre por fin y se hace transitable para los marineros.
5) vv. 32-36, Seguram nunc ergo: Alocución directa a los lectores en forma de
imperativo de persona del plural (committite) y petición de que se confíen a los vientos
en barca segura y devuelvan honores perpetuos a quien enseñó por primera vez a abrir
el camino a través de tan gran inmensidad.
No es un tópico que le fuera ajeno al poeta y médico cordobés, pues ya lo había
desarrollado paralelamente en el poema en recomendación de la edición realizada por Lorenzo
Balbo a las Argonáuticas de Valerio Flaco, un autor romano que comentaba en las aulas
cisnerianas tras sustituir al Pinciano por su marcha a Salamanca.
Durante la guerra de las Comunidades, en efecto, el Pinciano, que en ese momento era
catedrático en Alcalá, apoyó activamente a la Comunidad y quizás por su prestigio académico
no sufrió más consecuencias que un forzado cambio de institución universitaria, por lo que se
trasladó a Salamanca. Villalobos, por su parte, al desempeñar su trabajo en la corte, vivió
durante este conflicto en Medina de Rioseco (Valladolid), en la villa del Almirante de Castilla,
donde la Corte se había trasladado, para luchar desde allí contra el alzamiento comunero que
había surgido en 1520. La afinidad de Villalobos con los puntos de vista señoriales contra la
Comunidad (Pérez 2005, 497) se confirma en sus propias epístolas
27
donde relata algunos
enfrentamientos y sucesos de la guerra.
Vistos, pues, estos antecedentes y los claros posicionamientos de unos y de otros, no es
de extrañar que las diferencias entre Villalobos y el Pinciano no solo en la política e incluso en
la religión, sino también en la formación académica y profesional, afloraran poco después en la
conocida polémica epistolar que estalló entre ambos, cuando en fecha desconocida, entre finales
de 1524 y 1525, Villalobos envía un ejemplar de la Glossa litteralis con el elogio de Esbarroya
a Hernán Núñez, entonces catedrático de griego en Salamanca; al envío acompaña una carta
escueta y formal solicitando su parecer sobre la obra. La respuesta del Comendador, como es
conocido, es una invectiva absolutamente descalificadora del libro, a la que responde Villalobos
con otra, fechada en Madrid, diciembre de 1526. El contenido de estas misivas ha sido bien
estudiado por Baranda (2015; 2017, 253-274), que, más allá de su tono virulento, pone al
27
En una carta de Villalobos al obispo de Palencia (sin fecha, pero entre diciembre de 1520 y abril de 1521), al
referirse al grito de “¡Viva la Santa Comunidad!” que realizaban los rebeldes, él respondía: “No sé cómo pueden
ser santos todos juntos, siendo cada uno dellos herege y traydor y ladron y puto y cornudo y pobre, o en qué hallan
que es santo el cuerpo que se compone de tan vellacos miembros” (Fabié 1886b, 58; Baranda 2017, 205-206). En
otra carta a María de Toledo, que estaba en la corte de Alemania, fechada el 22 de enero de 1521, mencionaba a
algunos alborotadores, como “Juan Padilla y todas las comunidades”, como gente “dañada y desesperada, hombres
condenados, ladrones, rufianes y blasfemadores, y otro cualquier género de maluados y endemoniados” (Fabié
1886b, 52-53; Baranda 2017, 195-202).
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descubierto dos concepciones alternativas del humanismo, una más “filológica”, otra que
podríamos llamar “conceptual”, distinción que el médico zamorano esboza en de el prólogo al
lector de su Glossa litteralis, cuando confiesa abiertamente su posicionamiento:
28
No soy ciertamente un orador, y el propósito de esta obra no fue ofrecerte discursos
adornados y preparados o aplicar con escrupulosidad el significado propio de las
palabras. Soy, pues, un amante seguidor de los que profesan la filosofía y por esta razón
me he atrevido a exponer ante vosotros este libro primero y segundo de la Historia
natural, que versa principalmente sobre filosofía natural y debe quedar circunscrito con
derecho por los límites de la filosofía natural y no por los de los oradores. Y de tal forma
se han mostrado de hecho estos asuntos con un lenguaje fácil y con palabras desnudas
de todo adorno verbal, que es el concepto el que dirige al discurso por donde quiere,
no el discurso al concepto.
Este humanismo de Villalobos, que Villacañas (2012, 2) denomina “judeoconverso”, es
el único que ha conocido Castilla, dice, y el único que llevó a la conexión con el humanismo
europeo. Los integrantes de la tercera generación, como el propio Villalobos, quienes sufrieron
las repercusiones de la Inquisición y perdieron el acceso a los grandes puestos que habían
ostentado sus antepasados, tuvieron que entregarse a los estudios, ya desde la medicina, ya
desde las letras, pero no pudieron aspirar a ser letrados del Consejo Real, cancilleres, contadores
o confesores regios.
Francisco López de Villalobos fue nombrado médico de cámara del Rey Fernando el
Católico el 9 de junio de 1508, como anotamos. En la Epistula Latina X, de la que transcribimos
un extracto, Villalobos recoge un importante detalle: Fernando no lo quería como médico. Pero
debió de conseguir el puesto por presión de eminentes amigos cortesanos con los que contaba:
el duque de Alba, el conde de Benavente y otros:
29
Yo, olvidado del carácter y condición de mi padre, no viví en una aldea, sino en una
villa, y no una cualquiera, sino en una ciudad populosa. Y empeñándome en habitar no
una ciudad de nuevo, sino todo el reino y toda la nación, entré por las puertas regias y,
para ser médico del Rey Católico, me esforcé e insistí con todas mis fuerzas contra la
voluntad del Rey.
Felipe de Esbarroya, cristiano viejo, letrado y médico de la Santa Inquisición, amigo de
destacados realistas béticos, recomendaba con su poema la Glossa litteralis de nuestro
judeoconverso, celebrada como pionera en nuestro país, un volumen en el que Villalobos exhibe
la posición alcanzada y a sus protectores, como su mecenas el arzobispo de Toledo, una figura
intocable, intelectualmente respetada y de enorme poder e influencia en círculos cultos, o como
los siete valedores de su obra citados en el prólogo al lector: el papa Adriano VI, Fernando de
Vega, Gonzalo Gil, Pedro Mártir de Anglería, Diego de Muros III, Maximiliano Transilvano y
28
La traducción es nuestra. Sobre la edición seguida véase la nota 2: Equidem orator non sum, nec instituti operis
fuit, ora-/f. [*v]/tiones tibi comptas et ornatas offerre, aut scrupulariter ad uocabulorum proprietates intendere. Sum
enim eorum amator, qui philosophiam profitentur ideoque hunc librum primum secundumue 'Naturalis historiae',
qui in naturali praecipue philosophia uersatur, et de confinio physicorum non oratorum iure dicendus est, coram
uobis ausus sum exponere. Philosophorum uero res peculiaris est sermonum inextricabiles sententias enodare,
obscuras illuminare, rerum causas et inuestigare et cognoscere et haec quidem facili sermone et nudis ab omni
ornatu uerbis ostendere, ita ut conceptus orationem quocunque uelit, non oratio conceptum flectat.
29
Para el texto latino, cuya puntuación corregimos cf. Fabié (1886b, 244) y Alcalá (2017, 483): Ego itaque moris
et paterne conditionis oblitus non certe vicum incolui, sed oppidum, nec oppidum qualecumque, sed ingentem
ciuitatem. Nec ciuitatem denuo, sed totum nisus habitare regnum totumque clima, regias fores ingressus sum,
vtque medicus essem catholici regis, laboraui totisque viribus inuito rege insudaui.” La traducción es nuestra.
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Lorenzo Galíndez de Carvajal.
30
Bien podría ser que el Pinciano se sintiera realmente molesto
porque se le había anticipado en la exégesis pliniana un judeoconverso, contrario al movimiento
comunero y, para más inri, médico.
31
4. Conclusiones
La Glossa litteralis in primum et secundum Naturalis Historiae libros (Alcalá, 1524) de
Francisco López de Villalobos, cuyo estudio acometemos en la actualidad, presenta en las hojas
finales un poema en recomendación de la obra compuesto por Felipe Esbarroya, del que apenas
existen noticias, por lo que paralelamente a la edición y traducción del poema ha sido necesario
esclarecer la identidad del autor y establecer su vinculación con el médico zamorano, dada la
exigüidad de los datos disponibles. Para este objetivo hemos analizado los escritos salidos de
su pluma, tanto los ya conocidos como otros descubiertos por nosotros, lo que junto con el
estudio de fuentes bibliográficas secundarias e indirectas nos lleva a concluir lo siguiente.
Felipe de Esbarroya debió de nacer en las postrimerías del siglo XV y fue el segundo de
once hijos de una familia de conocidos boticarios cordobeses, de origen genovés, con
conexiones con la familia de Cervantes y con Cristóbal Colón, cuya relación condicionó una
larga vida dedicada a la medicina y a las letras.
Asimismo hemos puesto de relieve que entre su obra conocida hasta el momento de
nuestra investigación, publicada en Alcalá en 1524, se encuentran tres poemas de corte clásico
en elogio de obras de profesores de la Universidad de Alcalá y de amigos afines al rey español
frente a los comuneros: dos poemas latinos en elogio del toledano Lorenzo Balbo, que sustituyó
al Pinciano en su docencia alcalaína tras la marcha de este a Salamanca por simpatizar con los
partidarios de las comunidades, y un poema latino en elogio del judeoconverso Francisco López
de Villalobos, médico de cámara de Fernando el Católico y el emperador Carlos V, cuya
amistad pudo nacer o bien en la época en que se dice que el médico zamorano fue encarcelado
acusado de hechicería en Córdoba por la Santa Inquisición a manos del temible inquisidor
Lucero, o bien cuando frecuentaba un círculo de amistades realistas tras la revuelta de los
comuneros que sucedió en Alcalá en los dos años previos a la edición de las obras en cuestión.
En este contexto presentamos otros tres nuevos escritos de Esbarroya descubiertos por
nosotros, compuestos en recomendación de la obra de su maestro, el también cordobés Rodrigo
de Cueto, destacado realista bético y regente de Súmulas en Alcalá: un poema latino y una
epístola al lector, publicados en 1523, en Toledo, en un tratado intitulado Introductiones
dialecticae, al que de momento no hemos podido acceder por hallarse el único ejemplar
conservado en la Biblioteca de la Colegiata de San Isidoro de León, en obras desde 2017; y un
coloquio en latín con el maestro andaluz Pedro Alejandro, profesor de teología y futuro rector
de la universidad cisneriana, coloquio este que cierra el Primus tractatus Summularum in
textum Petri Hispani (Alcalá, 1524) de Rodrigo Cueto, maestro de ambos interlocutores.
La última noticia conocida sobre la vida de Felipe de Esbarroya es la mención de su
nombre en una declaración realizada en Córdoba, el 9 de octubre de 1555, por el abuelo del
ilustre escritor Cervantes, Juan de Cervantes, que dice tener 65 años, quien junto a otros datos
importantes de la familia Esbarroya, testifica como amigo confirmando que Felipe es cristiano
viejo, muy buen letrado y médico de la Inquisición, lo que nos abre la puerta para seguir
localizando otras composiciones de este humanista salidas de su pluma entre esos años
convulsos del fin de las revueltas comuneras y el ecuador del siglo XVI.
30
Para la identificación de estos personajes con un esbozo biográfico, cf. Iglesias Pujana (en prensa). Sobre
Gonzalo Gil, cf. et la nota 15.
31
Su animadversión contra los médicos era tal que pasó a ser objeto en su tiempo de chascarrillos y facecias, de
los cuales Baranda (2015, 220 y n. 32) recoge algunos ejemplos.
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Estudio métrico, edición, traducción anotada y comentario del poema latino compuesto por Felipe de Esbarroya, médico cordobés de la Santa Inquisición, en elogio de la Glossa litteralis in primum et secundum Naturalis Historiae libros (Compluti 1524) de Francisco López de Villalobos. Dado que el elogio se basa en la labor pionera realizada por el médico de cámara del emperador Carlos V, el estudio y la edición del poema van precedidos de un análisis de la actividad pliniana en España anterior a 1524.
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