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CONSECUENCIAS DE LA PANDEMIA COVID 19 EN LA SALUD MENTAL ASOCIADAS AL AISLAMIENTO SOCIAL

Authors:
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Abstract

La pandemia por coronavirus 2019 (COVID-19) es una emergencia de salud pública de preocupación internacional, con impactos sin precedentes en el siglo XXI y hoy representa un gran desafío a la salud mental. Estudios en epidemias anteriores han revelado una profunda y amplia gama de consecuencias psicosociales a nivel individual y comunitario durante los brotes. Son múltiples las alteraciones psicológicas asociadas que van desde síntomas aislados hasta trastornos complejos con un deterioro marcado de la funcionalidad, tales como insomnio, ansiedad, depresión y trastorno por estrés postraumático. En este contexto es necesario que las entidades de salud mental desarrollen estrategias que permitan reaccionar con destreza y que logren un soporte al personal de salud y a la población afectada, en aras de reducir el desarrollo del impacto psicológico y de los síntomas psiquiátricos. Este artículo de reflexión tiene por objetivo, mostrar las posibles consecuencias en la salud mental de la población que pueden llegar a suceder como resultado del aislamiento social debido a la pandemia del COVID-19.
1
CONSECUENCIAS DE LA PANDEMIA COVID-19 EN LA SALUD
MENTAL ASOCIADAS AL AISLAMIENTO SOCIAL
CONSEQUENCES OF THE COVID-19 PANDEMIC IN MENTAL
HEALTH ASSOCIATED WITH SOCIAL ISOLATION
Jairo Ramírez-Ortiz
1,2
, https://orcid.org/0000-0002-0232-4071
Diego Castro-Quintero
1
, https://orcid.org/0000-0001-8589-8427
Carmen Lerma-Córdoba
1
, https://orcid.org/0000-0002-4863-2504
Francisco Yela-Ceballos
1
, https://orcid.org/0000-0001-6982-3775
Franklin Escobar-Córdoba
1,2,3
https://orcid.org/0000-0002-0561-4883
1
Universidad Nacional de Colombia. Facultad de Medicina. Departamento
de Psiquiatría. Sede Bogotá D.C., Colombia.
2
Hospital Universitario Nacional de Colombia, Bogotá D.C., Colombia
3
Fundación Sueño Vigilia Colombiana. Bogotá D. C, Colombia
Correspondencia: Prof. F. Escobar-Córdoba. Departamento de Psiquiatría.
Facultad de Medicina. Universidad Nacional de Colombia. Oficina 202,
Facultad de Medicina, Campus Universitario. Tel. 3165000 Ext. 15117-
15187 - Telefax: 57 (1) 6036282 Bogotá DC. Colombia. E-mail:
feescobarc@unal.edu.co
2
Resumen
La pandemia por coronavirus 2019 (COVID-19) es una emergencia de
salud pública de preocupación internacional, con impactos sin
precedentes en el siglo XXI y hoy representa un gran desafío a la salud
mental. Estudios en epidemias anteriores han revelado una profunda y
amplia gama de consecuencias psicosociales a nivel individual y
comunitario durante los brotes. Son múltiples las alteraciones psicológicas
asociadas que van desde síntomas aislados hasta trastornos complejos
con un deterioro marcado de la funcionalidad, tales como insomnio,
ansiedad, depresión y trastorno por estrés postraumático. En este
contexto es necesario que las entidades de salud mental desarrollen
estrategias que permitan reaccionar con destreza y que logren un soporte
al personal de salud y a la población afectada, en aras de reducir el
desarrollo del impacto psicológico y de los síntomas psiquiátricos. Este
artículo de reflexión tiene por objetivo, mostrar las posibles consecuencias
en la salud mental de la población que pueden llegar a suceder como
resultado del aislamiento social debido a la pandemia del COVID-19.
Palabras Claves
Pandemias; Aislamiento Social; Infecciones por Coronavirus; Trastornos
de Ansiedad; Depresión; Trastornos por Estrés Postraumático (DeCS).
3
Summary
The 2019 coronavirus pandemic (COVID-19) is a public health emergency
of international concern, with unprecedented impacts in the 21st century
and today represents a major challenge to mental health. Research in
past epidemics has revealed a deep and wide range of psychosocial
consequences at the individual and community levels during outbreaks.
There are multiple associated psychological disturbances, ranging from
isolated symptoms to complex disorders with marked impairment of
functionality, such as insomnia, anxiety, depression, and post-traumatic
stress disorder. Therefore, it is necessary for mental health services to
develop strategies that allow them to react with skill and to achieve
support for health personnel and the affected population, in order to
reduce the development of psychological impacts and psychiatric
symptoms. The purpose of this reflection article is to show the possible
consequences on the mental health of the population that may happen as
a result of social isolation due to the COVID-19 pandemic.
Key words
Pandemics; Social Isolation; Coronavirus Infections; Anxiety Disorders;
Depression; Stress Disorders, Post-Traumatic (MeSH)
4
INTRODUCCIÓN
La ineludible atención en la transmisión y repercusiones físicas del COVID-
19 en el mundo probablemente pueden minimizar el interés público de las
consecuencias psicosociales que se están presentando en las personas
afectadas por el brote. (1) Es de resaltar que los temas de salud mental
que están emergiendo pueden evolucionar a problemas de salud a
mediano plazo, teniendo como referentes las epidemias del síndrome
respiratorio agudo grave (SARS, por sus siglas en inglés) SARS-CoV en
2003 y el síndrome respiratorio del medio oriente (MERS-CoV, por sus
siglas en inglés) en el 2012, cuyo número de afectados por la infección
no son equiparables a la pandemia actual, se pudo evidenciar que cerca
del 35% de los sobrevivientes del primer brote reportaron sintomatología
psiquiátrica durante la fase de recuperación temprana, (2, 3) y en el caso
del MERS-CoV, alrededor del 40% de las personas afectadas requirieron
de una intervención psiquiátrica. (4)
De por sí las personas que están aislamiento social, con movilidad
restringida y pobre contacto con los demás son vulnerables a presentar
complicaciones psiquiátricas que van desde síntomas aislados hasta el
desarrollo de un trastorno mental como insomnio, ansiedad, depresión y
trastorno por estrés postraumático (TEPT). (5) Ya en el contexto de una
pandemia es importante tener en consideración la pérdida de
funcionamiento que puede acompañar a la enfermedad adquirida, y esto
a su vez representarse en desmoralización y desamparo, llegando a
configurar un estado de duelo. (5) Por otra parte, las personas sometidas
al estrés del brote pueden presentar angustia marcada y un deterioro
significativo en el funcionamiento social u ocupacional, configurando
trastornos de la adaptación y en caso de persistir con ánimo triste se
puede presentar un trastorno depresivo mayor (TDM). (5) También la
proximidad a eventos que amenazan la vida y la supervivencia como lo
5
es la enfermedad propiamente, puede precipitar el desarrollo del TEPT.
Tanto, que se ha postulado que el efecto combinado de la pérdida y la
amenaza pueden explicar la concurrencia frecuente de TEPT y depresión.
(6)
Si bien son muchos los afectados en una pandemia, el especial interés
debe estar dirigido a las poblaciones vulnerables, incluyendo 1) enfermos
y sus familias, 2) personas con condiciones médicas preexistentes físicas
y/o mentales, 3) trabajadores de la salud, especialmente enfermeras y
médicos que trabajan directamente con pacientes y en cuarentena. (1)
Cabe mencionar que los pacientes con antecedentes de enfermedad
mental requieren especial atención, (7) pues la interrupción en el
cumplimiento del tratamiento secundario a las dificultades en el
seguimiento, limitaciones en la atención especializada, pobre control de
dosificación y baja disponibilidad de psicofármacos, puede precipitar
comportamientos imprudentes por compromiso del juicio y por ende
participar en conductas de riesgo que generen dificultades para seguir
instrucciones y órdenes públicas generales, que se traduce en riesgo de
violación de las medidas destinadas a controlar el brote. (8)
Otro grupo muy afectado es el personal de salud, en quienes se ha visto
la aparición de trastornos mentales posterior a un brote, en especial TEPT
hasta en un 20%, (9) trastornos depresivos o desarrollo de reacciones de
ajuste con niveles aumentados de ansiedad. Esto se debe principalmente
al aislamiento social, separación de seres queridos impuesta en algunas
ocasiones por el compromiso social; la exposición directa a la
enfermedad, miedo a contraer la infección mientras prestan el servicio,
(8, 10) dilemas éticos en relación a la asignación de recursos escasos a
pacientes igualmente necesitados y brindar atención para los pacientes
gravemente enfermos con recursos limitados o inadecuados. (11) Cómo
6
equilibrar sus propias necesidades de salud física y mental con las de los
pacientes, cómo alinear su deseo y deber con los pacientes con los de sus
familiares y amigos. (11) Evidenciar la muerte masiva de pacientes y de
personal sanitario, estar en entornos sobrecargados de estrés, con
escasez de personal o de reemplazos son un factor de riesgo para
desarrollar un síndrome de Burnout. (5) El objetivo de este artículo es
mostrar las posibles consecuencias en la salud mental de la población que
pueden llegar a suceder como resultado del aislamiento social obligatorio
debido a la pandemia del COVID-19.
RESULTADOS
Son múltiples los efectos psicosociales que puede experimentar una
población expuesta a una epidemia. Así, por ejemplo, después del brote
del SARS-CoV en Taiwán, se evidenció una perspectiva pesimista de la
vida en alrededor de un 10% de la población en los meses posteriores al
brote, acompañada de una prevalencia de morbilidad psiquiátrica del
11,7%. (12) Durante la misma época en Singapur, cerca del 27% de los
trabajadores de la salud reportaron síntomas psiquiátricos luego de la
epidemia. (13) Así mismo, se halló que el 20% de los médicos y
enfermeras sufrieron TEPT, el análisis mostró que aquellos que
percibieron apoyo de supervisores y colegas fueron menos propensos al
TEPT (9). En esa línea de investigación, un estudio en Hong Kong reportó
que el 89% de los trabajadores de la salud que se encontraban en
situaciones de alto riesgo informaron síntomas psicológicos. (14, 15) Otro
estudio de cohorte realizado en la misma región halló que en los
profesionales de salud había tasas más altas de TEPT en comparación con
los sobrevivientes del SARS-CoV (40.7% vs 19%), (3) la incidencia
acumulada de trastornos mentales en los sobrevivientes fue del 58.9%,
distribuidos así: 44% trastornos depresivos, 47.8% TEPT en algún
7
momento después del brote, 13,3% trastorno de pánico, 6.6% agorafobia
y 1.1% fobia social. (3) 30 meses posterior al SARS-CoV la prevalencia
de los trastornos mentales en el último mes fue de 33.3%, siendo el TEPT
el diagnóstico más prevalente (25.6%), seguido de los trastornos
depresivos (15.6%). Además, el 61% de los sobrevivientes de SARS-CoV
que tenían diagnóstico actual de TEPT también sufrían de otros trastornos
psiquiátricos. (3)
Trastorno de estrés postraumático (TEPT)
Según las características del aislamiento social muchos eventos pueden
llegar a ser traumáticos, (5) en un estudio realizado en Canadá después
del brote del SARS-CoV se identificaron factores de estrés psicológico en
los trabajadores de salud como: percepción de que se está en riesgo de
contraer la infección, el impacto del brote en la vida laboral, ánimo
depresivo, trabajar en una unidad de alto riesgo, cuidar de un solo
paciente con SARS-CoV vs cuidar de muchos pacientes con SARS-CoV.
(6) En consecuencia, en trabajadores de la salud en China seguidos
durante tres años, se encontró que el 10% de estos experimentaron altos
niveles de síntomas atribuibles al TEPT, (16) y aquellos que habían estado
en cuarentena, los que habían trabajado en turnos atendiendo pacientes
con SARS-CoV y los que habían tenido amigos o familiares que habían
contraído SARS-CoV tenían 2 a 3 veces más probabilidades de tener
síntomas de TEPT en comparación con aquellos que no habían tenido esas
exposiciones (16). Además, mantuvieron la sintomatología para el año
2006, cerca del 40% de la muestra tenía aún síntomas de TEPT. (16) Otro
estudio francés mostró el impacto en sobrevivientes de un brote
pandémico con pacientes que requirieron manejo intrahospitalario en
unidad de cuidados intensivos secundario a la infección del virus H1N1,
en quienes el 40% desarrollaron TEPT. (17)
8
Depresión y ansiedad
En la situación actual de confinamiento global en el hogar debido al brote
del COVID-19, la mayoría de las personas están expuestas a situaciones
estresantes sin precedentes y de duración desconocida. Esto puede no
solo aumentar los niveles de estrés, ansiedad y depresión durante el día,
sino también interrumpir el sueño. Es importante destacar que, debido al
papel fundamental que juega el sueño en la regulación de las emociones,
la alteración del sueño puede tener consecuencias directas en el
funcionamiento emocional al día siguiente. (18) Son varios los factores
que se pueden relacionar con manifestaciones depresivas y ansiosas en
los pacientes que se encuentran en cuarentena por una pandemia, ambas
se pueden considerar una reacción normal ante el estrés generado (5).
Perder el control en este contexto es frecuente dado que la situación
impide en muchos casos que la persona tenga certeza del resultado final
o conozca el tiempo exacto en el que se resolverá la crisis. Ésa sensación
de incertidumbre así como las limitaciones secundarias a las medidas de
aislamiento social preventivo, la posibilidad de que los planes a futuro se
vean cambiados de forma dramática y la separación brusca del contexto
social o familiar del paciente son catalizadores frecuentes de cuadros de
depresión y ansiedad, (19) los cuales en circunstancias de aislamiento
social, se pueden presentar como parte de un trastorno adaptativo o una
reacción de ajuste que, en muchas ocasiones, no amerita un tratamiento
farmacológico. (8) Se ha estipulado una prevalencia de TDM en un 7%
después de un brote. (20) Otros estudios mostraron que el 10-35% de
los sobrevivientes del SARS-CoV reportaron tener síntomas sugestivos de
ansiedad, depresión o ambas durante la fase de recuperación temprana
(2, 3) y cerca del 44% de los pacientes sobrevivientes con algún trastorno
psiquiátrico, correspondieron a trastornos depresivos. (3) Como factores
9
de riesgo se han propuesto: sexo femenino, bajo nivel socioeconómico,
conflictos interpersonales, uso frecuente de redes sociales, baja
resiliencia y apoyo social. (20)
La estigmatización se ha reportado en el brote del SARS-CoV, alrededor
del 20% de la población relacionada con el campo de la salud percibía
discriminación por parte de algunas personas con las que interactuaban,
(21) y específicamente en Singapur hasta el 49% de los trabajadores de
la salud presentó sensaciones similares al interactuar con la población.
(21)
La disposición y capacidad para presentarse a trabajar durante eventos
catastróficos, en una encuesta realizada a personal médico en New York
(22) se reportó que los profesionales se presentarían a trabajar al servicio
de salud en mayor proporción en eventos como una tormenta de nieve
(80%), desastre ambiental (84%) y en menor disposición en eventos en
los que se percibe un riesgo propio como en el brote de SARS-CoV (48%),
un evento radiológico (57%), y un evento químico (68%). (22) Cabe
anotar que una de las medidas que ha mostrado que los profesionales se
sientan más seguros en sus lugares de trabajo y que ayuda en su
bienestar es garantizar los elementos de protección personal (EPP). Se
observó que estas personas estarían más dispuestas a trabajar ante un
evento catastrófico si contaban con los EPP adecuados, dado que la
percepción personal de riesgo y hacia la familia, es uno de los factores
que más influyen en disminución de la voluntad para reportarse a trabajar
en tales situaciones. (22)
Tanto en el brote del SARS-CoV como en la actual epidemia del COVID-
19, se puede encontrar que uno de los factores que influyen en la alta
tasa de reacciones de ajuste y morbilidades psiquiátricas se encuentra la
10
presencia de un nuevo virus de comportamiento impredecible y altamente
contagioso que ha requerido aislamiento social obligatorio, (9) las
amenazas inminentes a sus vidas y salud física en lo que respecta al
personal de salud, así como miedos de una infección cruzada a familia y
amigos. Además, los médicos durante su práctica se exponen a dilemas
profesionales debido a la falta de recursos y la desproporción de casos
clínicos, lo cual también es un factor estresante. (11)
COVID-19 y perturbaciones en la salud mental de la población
afectada.
En una pandemia, el miedo incrementa los niveles de estrés y ansiedad
en individuos sanos e intensifica los síntomas de aquellos con trastornos
mentales preexistentes, (23) a saber, los pacientes diagnosticados con
COVID-19 o sospecha de estar infectados pueden experimentar
emociones intensas y reacciones comportamentales, además de miedo,
aburrimiento, soledad, ansiedad, insomnio o rabia. (23) Estas condiciones
pueden evolucionar en desórdenes como depresión, ataques de pánico,
TEPT, síntomas psicóticos y suicidio, (19) especialmente prevalentes en
pacientes en cuarentena, en quienes el estrés psicológico tiende a ser
mayor. (24)
En una encuesta online reciente del 31 de enero al 2 de febrero de 2020,
(n=1210) en 194 ciudades en China, el impacto psicológico se evaluó
mediante Impact of Event Scale-Revised, y el estado de salud mental se
evaluó mediante Depression, Anxiety and Stress Scale. (7) Reportándose
que el 53.8% de los evaluados calificó el impacto psicológico del brote
como moderado o severo; el 16.5% síntomas depresivos moderados a
severos; el 28,8% síntomas de ansiedad moderada a severa; y el 8.1%
niveles de estrés moderados a severos. (7) La mayoría de los encuestados
11
(84,7%) pasaron 20-24 horas/día en casa; el 75.2 % estaban
preocupados de que sus familiares adquirieran el COVID-19 y el 75.1%
estaban satisfechos con la cantidad de información de salud disponible
(7).
Un estudio que se realizó en una etapa temprana del brote de COVID-19
a principios del 2020, informó una prevalencia de insomnio del 34,0% en
profesionales de atención médica de primera línea. (14) Otra encuesta al
final de fecha similar encontró que la prevalencia de mala calidad del
sueño en los profesionales de atención médica de primera línea era del
18,4%. (25) Un estudio con (n=1563) profesionales de la salud encontró
que más de la mitad (50.7%) de los participantes reportaban síntomas
depresivos, 44.7% de ansiedad, y 36.1% trastornos del sueño. (26)
En un estudio transversal con (n=1257) trabajadores de la salud en 34
hospitales de atención para pacientes con COVID-19 en China, con el uso
del 9-item Patient Health Questionnaire, se encontró que entre el personal
médico y de enfermería que trabaja en Wuhan, el 34.4% tuvo trastornos
leves (PHQ-9 promedio:5.4), el 22.4% presentaba alteraciones
moderadas (PHQ-9 promedio:9.0) y el 6.2% presentaba alteraciones
graves (PHQ-9 promedio:15.1) inmediatamente después de la epidemia.
(14) Además, el 36,3% había accedido a materiales psicológicos, como
libros sobre salud mental, el 50,4% había accedido a recursos psicológicos
disponibles a través de los medios de comunicación, como información en
línea sobre salud mental y métodos de afrontamiento, y el 17.5% había
participado en asesoramiento o psicoterapia. (14)
Existen dos caras de la moneda frente a las consecuencias que puede
traer una pandemia, especialmente aquellas relacionadas con el
aislamiento social. Si bien la gran mayoría de consecuencias en la salud
12
mental que se han podido reportar en estudios previos realizados en los
últimos brotes epidemiológicos y en la actual pandemia han sido
negativos; también es necesario evaluar los impactos positivos que se
pueden obtener de un aislamiento social en esta situación. En una
encuesta realizada a familias en Hong Kong al final de la epidemia de
SARS-CoV se reportó que el 60% se preocupaban más por los
sentimientos de los miembros de sus familias y dos tercios prestaban más
atención a su salud mental después del brote y el 35-40% invirtieron más
tiempo en descansar y hacer ejercicio. (27)
Recomendaciones
Dentro las medidas a implementar en un corto plazo están principalmente
la utilización de primeros auxilios psicológicos, (5) con los cuales se
propende por una relación respetuosa y de apoyo entre pacientes y
terapeutas, evaluando necesidades críticas, e intervenir tempranamente
llevando a un plano de “normalidad” o mejor dicho esperable las
reacciones de estrés o duelo. (5) Así mismo incentivar y apoyar el
pensamiento de corte positivo sobre el futuro y educar en técnicas para
disminuir niveles de estrés y de hiperactivación como la respiración
profunda o diafragmática, relajación muscular progresiva e imágenes
guiadas. (5) Igualmente, debe existir un apoyo temprano al equipo de
salud, de manera que se prepare adecuadamente al personal para el
trabajo y desafíos asociados, en el marco de una relación de respeto y
transparencia, sin falsas garantías o esperanzas, brindando una
evaluación completa y precisa de lo que enfrentarán, sin eufemismos y
en un lenguaje sencillo. (11) Esto se podría lograr mediante el uso de
debates basados en las rondas de Schwarz (28) y grupos Balint. (29) Es
importante resaltar que la evitación es un síntoma central del trauma,
(11) el personal que está "demasiado ocupado" o repetidamente "no
13
disponible" para asistir a estas discusiones y si está relacionado a una
disminución del desempeño por una mala salud mental, indudablemente
afectará de forma directa la capacidad operativa y la salud de los
miembros del equipo. Por lo tanto, debe ser de interés para los líderes
conocer el estado de salud física y mental de sus dirigidos y comunicarse
con ellos constantemente para la identificación y apoyo tempranos. (11)
Dentro de las medidas que se pueden implementar a largo plazo o
después de un brote, están el uso de terapias centradas en el trauma. La
terapia cognitivo conductual tiene como objetivo disminuir o
desestructurar pensamientos automáticos negativos, catastróficos y
pesimistas sobre el futuro. (5) Además, tener un enfoque de apoyo con
intervenciones psicoterapéuticas centradas en la recuperación del sentido
de autonomía y un particular énfasis en favorecer la aceptación de la
pérdida. (5) Otros tipos de terapia que se podrían implementar son la
desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares (EMDR,
por sus siglas en inglés) para TEPT. Las terapias mencionadas se
complementan con tratamiento psicofarmacológico, principalmente con
inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina/o noradrenalina
(ISRS/ISRN), durante 6 a 12 meses para prevenir recaídas y recurrencia
de síntomas. (5)
Medidas que pueden tener impacto para afrontar las dificultades propias
del servicio, estarán encaminadas en reflexionar y aprender de las
experiencias difíciles para crear una narración significativa en lugar de
traumática, (11) dentro de lo cual está compartir la experiencia con un
compañero, implementar de forma sistemática y organizada horarios de
descanso, además de eventos en los que se aprecie y se reconozca
continuamente de forma verbal los esfuerzos. No menos importante es la
14
inclusión de diferentes líderes espirituales en el acompañamiento de los
trabajadores de salud. (5)
Es importante traducir el conocimiento científico en medidas pragmáticas
de salud pública de forma oportuna, así como preparar a la comunidad
para prevenir y mitigar las secuelas neuropsiquiátricas de un brote; esto
representa un paso crucial para reducir las consecuencias y costos a largo
plazo (Tabla 1). (5) Tres factores principales deben ser considerados al
desarrollar estrategias de salud mental: 1) Equipos multidisciplinarios de
salud mental que incluyen psiquiatras, enfermeras psiquiátricas,
psicólogos clínicos y otros profesionales de la salud mental; 2)
Comunicación clara que implica actualizaciones periódicas y precisas en
el brote de COVID-19; y 3) Establecer servicios de asesoramiento
psicológico vía Telesalud. (11, 30-32) Mientras que las intervenciones se
deberían desarrollar sobre tres ejes claves: 1) Comprender el estado de
salud mental en diferentes poblaciones influenciadas por el brote de
COVID-19. 2) Identificar a las personas con alto riesgo de suicidio y
agresión. 3) Proporcionar adecuadas intervenciones psicológicas para los
necesitados. (26) Otra recomendación útil es la priorización o
jerarquización de las intervenciones, con lo cual las poblaciones se
podrían clasifican en cuatro niveles: (26) Nivel 1 La población incluye a
aquellos que son más vulnerables a problemas de salud mental, como
pacientes hospitalizados con infección confirmada o condición física
severa, profesionales de salud de primera línea y personal administrativo.
Nivel 2 Incluye pacientes aislados con síntomas de infección y contactos
cercanos y pacientes en clínicas donde se atienda los brotes. Nivel 3
Incluye aquellos individuos con contactos cercanos en los niveles 1 y 2,
es decir, familiares, colegas, amigos y rescatistas voluntarios que
participa en la respuesta epidémica. (26) Nivel 4 La población incluye a
15
las personas afectadas por las medidas de prevención y control de
epidemias, personas susceptibles y el público. (26)
Tabla 1. Recomendaciones en salud mental durante la pandemia
COVID-19
Proporcionar información útil
(5, 33)
.
Es importante que las personas
entiendan los datos correctamente
para reducir el exceso de estrés (p.
ej., ansiedad, depresión, etc.)
provocadas por una percepción
inapropiada. (34)
Trabajar con funcionarios de salud
pública para formular comunicaciones
apropiadas a la cultura de la
población, y así motivar como
movilizar para una preparación sin
generar el pánico. (5, 33)
Expandir conciencia
pública del progreso continuo en las
medidas de toma de decisiones.
Ya que la indignación puede venir
principalmente por errores y
deficiencias en la prevención y el
control de la epidemia. (34)
T
rabajar con funcionarios de salud
pública y entidades de salud para
proporcionar apoyo a los pacientes en
cuarentena y/o aislamiento social. (5,
33)
Asegurar el suministro de servicio de
tratamiento médico. Es fundamental
establecer un servicio médico para
tratar la enfermedad y dejar que las
personas sepan cómo acceder a él.
Las personas pueden obtener ayuda a
tiempo si están infectadas. Puede
mejorar sentido de control de las
personas sobre los riesgos, evitando
así la percepción excesiva de riesgo
social. (34)
Trabajar
con
funcionarios y
entidades
de salud locales para garantizar apoyo
psicosocial y de otro tipo para el
personal de salud. (5, 33)
Proporcionar más servicios de
entretenimiento en la puerta para
abordar la buena calidad de vida. Las
personas pueden estar más
dispuestas a cooperar cuando se
cumplen sus requisitos de vida y
entretenimiento, como compras en
línea, entretenimientos
.
(34)
Teniendo en cuenta que el tiempo de confinamiento en un brote puede
ser utilizado para generar cambios positivos en estilos de vida más
saludables y mejorar las relaciones interfamiliares; se pueden diseñar
16
campañas de salud mental encaminadas a fortalecer esta área y que estos
cambios se puedan mantener en el tiempo. (27) En este momento la
población general que se encuentra confinada en sus residencias y en
especial los profesionales de la salud, el personal de apoyo, administrativo
y de servicios generales de las entidades de salud que enfrentan en la
primera línea de combate al COVID-19 tienen una alta demanda de
trabajo, una gran incertidumbre y miedo, elevada exposición al virus
agresor y al ambiente hospitalario, agravado por la estigmatización
asociada a la condición de trabajador de la salud, las obligaciones
familiares y la demanda de atención a las manifestaciones emocionales
de los pacientes y sus familiares, hace que este grupo poblacional coloque
a prueba su capacidad de resiliencia ante la adversidad presente. Se
conoce que esta situación de pandemia puede desencadenar diversas
reacciones cognitivas, comportamentales, afectivas, y físicas en el
personal sanitario que van a necesitar de ayuda psicológica y/o
psiquiátrica. Por lo anterior, se requiere que el personal de salud cuide de
su salud mental y no dude en acudir a los servicios de salud mental que
por telemedicina ofrecen en la actualidad la mayor parte de las
aseguradoras en salud (Tabla 2).
17
Tabla 2. Recomendaciones para enfrentar el estrés. (35)
En lo posible continuar con las rutinas habituales.
Mantenerse ocupado y concentrarse en las actividades diarias.
Distribuir el tiempo para comer, hacer ejercicio y descansar.
Evitar drogas psicoactivas y alcohol.
Mantenerse en contacto con familia y amigos.
No saturarse de información sobre la pandemia.
Prestar atención a la información sobre cómo permanecer saludable y
seguro.
Tratar de hablar con alguien sobre sus sentimientos si se tiene miedo o
si se está preocupado.
Considere la respuesta de los niños:
Expresar sentimientos en conjunto como familia y explicar que las
personas se pueden sentir preocupadas, lo cual es normal cuando se
vive una situación estresante.
Dar información que puedan entender.
Hay que comunicar que como familia se protegerán y transmitir
seguridad.
Expresar cariño – abrazarlos con bastante frecuencia.
Mantener sus rutinas con risas y juegos.
Enseñar hábitos de autocuidado frente a la enfermedad infecciosa como
el lavado de las manos.
CONCLUSIONES
Las pandemias con el aislamiento social subsecuente han impactado de
forma significativa en la salud mental, tanto durante como después del
brote con respuestas emocionales patológicas mantenidas a largo plazo,
enmarcadas en trastornos mentales con alta discapacidad, como el TEPT,
el TDM y los trastornos de ansiedad principalmente. La actual pandemia
emergente del COVID-19, implicará un aumento en la psicopatología de
la población general, en especial de los trabajadores de la salud,
generando un segundo brote o epidemia sobre la salud mental de los
mismos importante para lo cual resulta imprescindible el desarrollo de
estrategias dirigidas a la preparación, educación y fortalecimiento de la
salud mental de la población afectada.
18
CONTRIBUCION DE LOS AUTORES
Todos los autores contribuyeron en la búsqueda y análisis de la literatura
médica referenciada y participaron en la elaboración del escrito.
CONFLICTO DE INTERESES
Ninguno declarado por los autores.
FINANCIACIÓN
Ninguna.
AGRADECIMIENTOS
Ninguno.
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... Esses experienciam sentimentos de medo, incerteza e estresse de forma constante e contínua diante da nova realidade propiciando o surgimento de demandas psicológicas. Para lidar com as repercussões na saúde mental em decorrência do contexto pandêmico, considera-se relevante desenvolver estratégias de cuidados a curto e a longo prazo, desde a adoção de novos hábitos (atividades físicas, alimentação saudável, entre outros) até a busca por um acompanhamento especializado como a psicoterapia individual 19 . ...
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Compreender a relação entre a pandemia da Covid-19 e a saúde mental dos profissionais de saúde em uma Unidade de Saúde da Família (USF) de um município do estado do Ceará. Foi realizada uma pesquisa de campo, do tipo exploratório, abordagem qualitativa, de junho a julho de 2022 com profissionais de saúde da referida USF. A coleta aconteceu de forma presencial contabilizando um total de 07 profissionais de saúde que atuavam com notificação dos casos suspeitos e com coleta de amostra para a realização dos testes de Covid-19. A pesquisa seguiu os preceitos éticos n° 5.445.350. O estudo evidenciou o impacto na saúde mental dos profissionais de saúde perante a interação com a nova realidade onde emergiram medo, preocupação, estresse, ansiedade e as principais estratégias de enfrentamento e adaptação nas dimensões físicas, psíquicas e sociais. Os achados sugerem a necessidade de uma maior oferta de apoio e suporte psicossocial para os profissionais de saúde no seu processo laboral e mudanças vigentes.
... Health workers have also been badly affected due to a series of circumstances that have tested their emotional management, containment, and resilience [4]. Some of the circumstances included the overwhelming workload caused by lack of foresight in health systems, insufficient personal protective equipment, continued risk of infection, emotional pressure, ethical and moral dilemmas, and fear of infecting their own family members [5], although these same situations also permitted the development of individual and collective resources and strengths which were perhaps unknown until now [6]. Despite that, few studies have been conducted on which variables promoted higher levels of resilience during the COVID-19 pandemic in these healthcare professionals. ...
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Few studies have investigated the effects of the pandemic caused by COVID-19 on health professionals, especially nurses, from the point of view of the protective factors of mental health. The aim of this study was to assess the level of resilience in healthcare workers, to determine whether there were differences between two moments of the pandemic. Applying a longitudinal study, participants (N = 590) from healthcare workers completed surveys in the first wave of the COVID-19 pandemic and the second wave. Socio-demographic and psychosocial variables such as resilience, emotional intelligence, optimism, self-efficacy, anxiety, and depression are used. There were differences between the two waves in all protective and risk variables except anxiety. In the first wave, there were three socio-demographic and psychosocial variables that explained 67.1% of the variance in resilience. In the first wave, three sociodemographic and psychosocial variables explained 67.1% of the variance in resilience in healthcare professionals. The enhancement of specific protective variables in healthcare professionals exposed to situations of high emotional stress can minimise the negative impact of the situation and promote more resilient responses in this professional group as a result.
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The purpose of this research has been to provide information about the psychological effects of confinement forced by a prolonged quarantine in a suitable adult sample of 596 Bolivians of both sexes. It was sought to explore the perceptions of the participants about their own emotional state: fears, anxieties, depressions, while they were in isolation to reduce the probability of contagion of COVID 19. Additionally, we were interested in verifying the modulating effects of resilience and self-efficacy on such emotional states. The results indicated, in the same direction of similar studies, significant relationships between high perceived loneliness, high levels of stress and anxiety, with relatively high levels of depression. Likewise, it was clear that stress, perceived loneliness, and anxiety are predictors of depression among those in conditions of forced isolation. Finally, it was found that both resilience and self-efficacy exert a clear moderating effect by attenuating the relationships of perceived loneliness and anxiety, on depression.
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This work is framed within the study of mental health in Colombia, in which concepts related to its impact on human health are addressed, based on the perspectives of entities such as the World Health Organization (WHO), and taking into account national statistics and related regulations. The main objective of the study is to conduct a bibliographic review of research and official data related to mental health in Colombia based on two scenarios: before and during the Covid-19 pandemic. In order to fulfill the projected, the reflexive methodology was implemented, of descriptive type, making use of information sources such as: journalistic documents, research articles, Internet, essays among others. As conclusions, it could be argued that mental health is linked to various economic, social and labor problems in the country, and the Covid-19 pandemic was an important aggravating factor to increase the figures related to it.
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The crisis triggered by the emergence of COVID‐19, and the subsequent mandatory isolation was one of the most significant vulnerability‐inducing events in the past 100 years of humanity. The different experiences of individuals regarding this event led each person to construct their own vulnerability within the global vulnerability. Families have been major protagonists in this situation. The organized families with a healthy affective relational exchange have become resilient families, capable of facing such a critical situation with effective buffering factors. Within these families, resilience guardians have played a crucial role in the protective and supportive function towards their members. This article analyzes such factors, from global vulnerability to resilient families.
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Introducción: Existen factores biopsicosociales documentados que generan inestabilidad en el bienestar de salud del personal de enfermería, donde el ambiente laboral, político y social son inherentes. Tal es el caso de la pandemia por COVID-19 que generó estrés e insatisfacción laboral como consecuencia de las condiciones laborales del gremio. Dada la naturaleza multifactorial de esta problemática es necesario el desarrollo de una Teoría de Rango Medio de situación específica que permita comprender el fenómeno. Objetivo: Construir una Teoría Rango Medio de situación específica con un desarrollo claro, fundamentos teóricos y metodológicos en beneficio de la población de estudio, que permita contribuir en la solución de un problema mundial como es la inestabilidad del bienestar en salud en los profesionales de la enfermería. Desarrollo: Se construyó una Teoría Rango Medio, aplicando el método propuesto por Fawcett bajo el fundamento teórico del Modelo de Sistemas de Neuman y la evidencia científica publicada respecto a elementos estresantes asociados a la inestabilidad del bienestar en salud considerando condiciones laborales, estrés e insatisfacción laboral durante la primera ola de COVID-19. Conclusión: La Teoría de sistemas de Neuman, permitió explicar y expandir el fenómeno de interés; se pudo observar, que este método resultó útil para construir una teoría de situación específica con un desarrollo claro, fundamentos teóricos y metodológicos en beneficio de la población de estudio, que servirán de sustento para el diseño e implementación de diferentes estrategias preventivas para contribuir en el manejo del estrés y bienestar del personal de enfermería.
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Objetivos: Realizar una revisión sistemática y metaanálisis acerca de la ansiedad, estrés y depresión como efectos de la COVID-19. Materiales y métodos: Revisión sistemática y metaanálisis de estudios publicados entre enero (2020) hasta febrero (2022) en las bases de datos PubMed, Web of Science, LILACS y SciELO. El tamizaje y estudio fue realizado por dos investigadores, basada en la metodología de PRISMA 2020. Resultados: Se tamizaron 110 registros, eliminando los registros duplicados se llegó a obtener 96 publicaciones (primera fase), en una segunda fase quedaron 21 investigaciones de ahí se filtró los artículos quedando para el análisis 16 investigaciones, 2 se referían a la depresión, 7 a la ansiedad, depresión y estrés y 7 desarrollaron la variable ansiedad y efectos de la COVID-19. El meta análisis mostró 3 artículos que nos mencionan los 3 descriptores estrés, depresión y ansiedad como efecto de la COVID – 19, 5 artículos mencionan dos descriptores depresión y ansiedad además de la angustia produciendo insomnio, 2 artículos mencionan dos descriptores estrés y depresión. Conclusiones: Siete de cada diez médicos generales valorados presentaron síntomas de ansiedad o estrés laboral. Un tercio de la población expuesta a la COVID-19 sufren de trastornos emocionales de ansiedad, depresión, estrés además de estrés postraumático y aumento del estrés agudo, frustración, soledad, abuso de sustancias, miedo e insomnio. Es necesario que los estados activen programas de atención mental como respuesta y recuperación de la COVID-19.
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La propagación del coronavirus SARS-CoV-2 por todo el mundo fue de manera rápida y sorprendente. A raíz de ello, se tomaron medidas y políticas de salud pública para evitar la infección y reducir el contagio, por lo que millones de personas se encontraron en situación de aislamiento o cuarentena. Esta pandemia y el confinamiento han tenido un impacto en la salud mental, bienestar psicológico y calidad de vida de las personas, principalmente en la de aquellas que presentan mayor vulnerabilidad al contagio y mayor riesgo de complicaciones como el caso de los enfermos de cáncer. Objetivo: Determinar las diferencias entre los niveles de distrés, ansiedad, depresión y calidad de vida de pacientes con cáncer antes (grupo pre-COVID) y durante (grupo COVID) la pandemia por COVID-19, tomando en cuenta la posible influencia de la variable sexo en los niveles de distrés, ansiedad, depresión y calidad de vida. Método: Se conformó una muestra de 339 participantes, de los cuales 147 formaron parte del grupo pre- COVID y 192 del grupo COVID. Los instrumentos utilizados fueron el Termómetro de Distrés (TD), la Escala Hospitalaria de Ansiedad y Depresión (HADS) y el Cuestionario de Calidad de Vida (QLQ-C30) de la Organización Europea para la Investigación y Tratamiento del Cáncer (EORTC). Resultados: Entre los principales hallazgos se obtuvo que el grupo covid presentó niveles significativamente más altos de distrés, ansiedad, depresión y en general, peores indicadores de calidad de vida que el grupo pre-Covid. Conclusión: Los resultados sugieren que los pacientes con cáncer ante pandemias requieren de mayor apoyo psicológico.
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Se trata del relato de un caso clínico de un médico paciente de 50 años de edad, de sexo masculino, que se contagia con COVID-19 al inicio de la pandemia, al haberse reportado el primer paciente en el mes de marzo del año 2020 en Ecuador. Dos meses posteriores a este, el paciente fue internado en la Unidad de Terapia Intensiva de un Hospital de Segundo Nivel, donde en ese instante los tratamientos eran experimentales y que hasta el instante no se tiene un tratamiento establecido. El objetivo de la investigación es analizar la vivencia del paciente que presenta una sintomatología prolongada conocido en la actualidad como COVID long o COVID prolongado, y en sus inicios se estableció con el nombre de “Síndrome post-COVID”, donde solo se enfocaba en las secuelas cardio pulmonares, pero nunca se tuvo en cuenta las secuelas psicológicas como la niebla mental que es la afectación de su memoria, psiquiátricas, neurológicas, osteomusculares, urogenitales, dérmicas. Esta infección de etiología viral deja secuelas parciales o temporales en todo el cuerpo humano, por un tiempo que hasta el instante se lo está investigando.
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O isolamento social foi utilizado como estratégia de redução da disseminação do vírus responsável pela pandemia da COVID-19, influenciando diversos aspectos da vida de toda a população mundial. Objetivo: Ao considerar a importância da qualidade de vida para vida das pessoas, o presente estudo buscou analisar a qualidade de vida de estudantes universitários de um curso de Educação Física de uma universidade pública da região sul brasileira durante a pandemia da COVID-19. Metodologia: Trata-se de um estudo transversal e quantitativo, desenvolvido com 166 estudantes universitários dos cursos de bacharelado e licenciatura, de ambos os sexos, e com idade média de 23,8±4,96 anos. Para a coleta de dados, que ocorreu em dezembro de 2020, utilizou-se o WHOQOL-bref em sua versão web. Os participantes receberam os links do instrumento para participação no estudo. O teste U-Mann-Whitney foi utilizado para analisar as diferenças estatísticas entre os sexos e cursos investigados. Resultados: Os maiores escores de qualidade de vida foram apresentados pelo domínio físico (71,3±13,8) e os menores pelo domínio psicológico (61,0±15,0). Não foram identificadas diferenças estatisticamente significativas (p>0,05) nos domínios de qualidade de vida entre os sexos e cursos investigados. Conclusão: Embora os estudantes tenham apresentado níveis moderados de qualidade de vida (escores próximos a 60 pontos), os índices são cerca de 10% menores que nos estudos desenvolvidos no período anterior à pandemia, o que evidencia que o período de pandemia pode ter impactado negativamente na percepção de qualidade de vida dos estudantes investigados.
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In the current global home confinement situation due to the COVID‐19 outbreak, most individuals are exposed to an unprecedented stressful situation of unknown duration. This may not only increase daytime stress, anxiety and depression levels but also disrupt sleep. Importantly, because of the fundamental role that sleep plays in emotion regulation, sleep disturbance can have direct consequences upon next day emotional functioning. In this paper we summarize what is known about the stress‐sleep link and confinement as well as effective insomnia treatment. We discuss those effects of the current home confinement situation that can disrupt sleep but also those that could benefit sleep quality. We suggest adaptions of cognitive behavioral therapy elements that are feasible to implement for those facing changed work schedules and requirements, those with health anxiety and those handling childcare and homeschooling, whilst also recognizing the general limitations imposed on physical exercise and social interaction. Managing sleep problems as best as possible during home confinement can limit stress and possibly prevent disruptions of social relationships.
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The well-being of the health care workforce is the cornerstone of every well-functioning health system. As a result of the pandemic, medical healthcare providers are under an enormous amount of workload pressure along with increased total health expenditures. The overwhelming burden of COVID-19 illness could lead to caregiver burnout. Direct-to-consumer telemedicine can enable patients to connect with their healthcare provider at a distance. This virtual platform could be used by smartphones or webcam-enabled computers and allows physicians to effectively screen patients with early signs of COVID-19 before they reach to hospital.
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On March 11, 2020, the World Health Organization declared the coronavirus disease 2019 (COVID-19) outbreak as a pandemic, with over 720,000 cases reported in more than 203 countries as of 31 March. The response strategy included early diagnosis, patient isolation, symptomatic monitoring of contacts as well as suspected and confirmed cases, and public health quarantine. In this context, telemedicine, particularly video consultations, has been promoted and scaled up to reduce the risk of transmission, especially in the United Kingdom and the United States of America. Based on a literature review, the first conceptual framework for telemedicine implementation during outbreaks was published in 2015. An updated framework for telemedicine in the COVID-19 pandemic has been defined. This framework could be applied at a large scale to improve the national public health response. Most countries, however, lack a regulatory framework to authorize, integrate, and reimburse telemedicine services, including in emergency and outbreak situations. In this context, Italy does not include telemedicine in the essential levels of care granted to all citizens within the National Health Service, while France authorized, reimbursed, and actively promoted the use of telemedicine. Several challenges remain for the global use and integration of telemedicine into the public health response to COVID-19 and future outbreaks. All stakeholders are encouraged to address the challenges and collaborate to promote the safe and evidence-based use of telemedicine during the current pandemic and future outbreaks. For countries without integrated telemedicine in their national health care system, the COVID-19 pandemic is a call to adopt the necessary regulatory frameworks for supporting wide adoption of telemedicine.
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Importance Health care workers exposed to coronavirus disease 2019 (COVID-19) could be psychologically stressed. Objective To assess the magnitude of mental health outcomes and associated factors among health care workers treating patients exposed to COVID-19 in China. Design, Settings, and Participants This cross-sectional, survey-based, region-stratified study collected demographic data and mental health measurements from 1257 health care workers in 34 hospitals from January 29, 2020, to February 3, 2020, in China. Health care workers in hospitals equipped with fever clinics or wards for patients with COVID-19 were eligible. Main Outcomes and Measures The degree of symptoms of depression, anxiety, insomnia, and distress was assessed by the Chinese versions of the 9-item Patient Health Questionnaire, the 7-item Generalized Anxiety Disorder scale, the 7-item Insomnia Severity Index, and the 22-item Impact of Event Scale–Revised, respectively. Multivariable logistic regression analysis was performed to identify factors associated with mental health outcomes. Results A total of 1257 of 1830 contacted individuals completed the survey, with a participation rate of 68.7%. A total of 813 (64.7%) were aged 26 to 40 years, and 964 (76.7%) were women. Of all participants, 764 (60.8%) were nurses, and 493 (39.2%) were physicians; 760 (60.5%) worked in hospitals in Wuhan, and 522 (41.5%) were frontline health care workers. A considerable proportion of participants reported symptoms of depression (634 [50.4%]), anxiety (560 [44.6%]), insomnia (427 [34.0%]), and distress (899 [71.5%]). Nurses, women, frontline health care workers, and those working in Wuhan, China, reported more severe degrees of all measurements of mental health symptoms than other health care workers (eg, median [IQR] Patient Health Questionnaire scores among physicians vs nurses: 4.0 [1.0-7.0] vs 5.0 [2.0-8.0]; P = .007; median [interquartile range {IQR}] Generalized Anxiety Disorder scale scores among men vs women: 2.0 [0-6.0] vs 4.0 [1.0-7.0]; P < .001; median [IQR] Insomnia Severity Index scores among frontline vs second-line workers: 6.0 [2.0-11.0] vs 4.0 [1.0-8.0]; P < .001; median [IQR] Impact of Event Scale–Revised scores among those in Wuhan vs those in Hubei outside Wuhan and those outside Hubei: 21.0 [8.5-34.5] vs 18.0 [6.0-28.0] in Hubei outside Wuhan and 15.0 [4.0-26.0] outside Hubei; P < .001). Multivariable logistic regression analysis showed participants from outside Hubei province were associated with lower risk of experiencing symptoms of distress compared with those in Wuhan (odds ratio [OR], 0.62; 95% CI, 0.43-0.88; P = .008). Frontline health care workers engaged in direct diagnosis, treatment, and care of patients with COVID-19 were associated with a higher risk of symptoms of depression (OR, 1.52; 95% CI, 1.11-2.09; P = .01), anxiety (OR, 1.57; 95% CI, 1.22-2.02; P < .001), insomnia (OR, 2.97; 95% CI, 1.92-4.60; P < .001), and distress (OR, 1.60; 95% CI, 1.25-2.04; P < .001). Conclusions and Relevance In this survey of heath care workers in hospitals equipped with fever clinics or wards for patients with COVID-19 in Wuhan and other regions in China, participants reported experiencing psychological burden, especially nurses, women, those in Wuhan, and frontline health care workers directly engaged in the diagnosis, treatment, and care for patients with COVID-19.
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The novel coronavirus disease (COVID-19) has been rapidly transmitted in China, Macau, Hong Kong, and other Asian and European counterparts. This COVID-19 epidemic has aroused increasing attention nationwide. Patients, health professionals, and the general public are under insurmountable psychological pressure which may lead to various psychological problems, such as anxiety, fear, depression, and insomnia. Psychological crisis intervention plays a pivotal role in the overall deployment of the disease control. The National Health Commission of China has summoned a call for emergency psychological crisis intervention and thus, various mental health associations and organizations have established expert teams to compile guidelines and public health educational articles/videos for mental health professionals and the general public alongside with online mental health services. In addition, mental health professionals and expert groups are stationed in designated isolation hospitals to provide on-site services. Experts have reached a consensus on the admission of patients with severe mental illness during the COVID-19 outbreak in mental health institutions. Nevertheless, the rapid transmission of the COVID-19 has emerged to mount a serious challenge to the mental health service in China.
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Background: The current outbreak of COVID-19 coronavirus infection among humans in Wuhan (China) and its spreading around the globe is heavily impacting on the global health and mental health. Despite all resources employed to counteract the spreading of the virus, additional global strategies are needed to handle the related mental health issues. Methods: Published articles concerning mental health related to the COVID-19 outbreak and other previous global infections have been considered and reviewed. Comments: This outbreak is leading to additional health problems such as stress, anxiety, depressive symptoms, insomnia, denial, anger and fear globally. Collective concerns influence daily behaviors, economy, prevention strategies and decision-making from policy makers, health organizations and medical centers, which can weaken strategies of COVID-19 control and lead to more morbidity and mental health needs at global level.