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Av.psicol. 20(2) 2012
Agosto - Diciembre
IMPACTO DE LA “TELEVISIÓN BASURA” EN LA MENTE
Y LA CONDUCTA DE NIÑOS Y ADOLESCENTES
Impact of “trash TV” on children and
adolescents´ mind and behavior
Manuel Arboccó de los Heros *
Jorge O’Brien Arboccó **
Resumen
En el siguiente trabajo se reflexiona sobre el impacto negativo que genera el mal empleo de la
televisión en nuestro medio y en otros países. Revisaremos su uso y abuso y el fenómeno de
la “televisión basura” como uno de los factores que propician una serie de deficiencias en la
mente y la conducta de las personas, en especial los niños y adolescentes. Se recordarán una
serie de importantes investigaciones y conclusiones alcanzadas por especialistas en el área y
plantearemos una serie de recomendaciones para intentar detener el daño ya iniciado.
Palabras clave: Educación, televisión basura, homo videns, embrutecimiento, manipulación
Abstract
In the next job it reflects on the negative impact that generates the bad use of television in our
environment and in other countries of the world. We will review its use and abuse, and the
phenomenon of the “trash TV” as one of the factors favoring a number of shortcomings in the
mind and the conduct of persons, in particular children and adolescents. A series of important
research and conclusions reached by specialists in the area will be remembered and we raise a
series of recommendations to try to stop damage already under way.
Keywords: Education, TV trash, homo videns, brainwashing, manipulation
* Psicólogo. Profesor Universitario. Egresado de la Maestría en Psicología por la Universidad Nacional
Mayor de San Marcos. manoloarbocco@gmail.com
** Docente. Psicólogo Social. Docente de la Asociación Educativa Pitágoras. jorgebrett@yahoo.com
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Impacto de la “televIsIón basura” en la mente y la conducta
manuel arboccó y Jorge o´brIen arboccó
Av.psicol. 20(2) 2012
Agosto - Diciembre
INTRODUCCIÓN
“El hombre actual se caracteriza por su pasividad y se
identifica con los valores del mercado porque el hombre se
ha transformado a sí mismo en un bien de consumo”
-Erich Fromm
(Psicoanalista y filósofo de origen judío alemán)
“Vivimos en la cultura de la incultura”
-Giovanni Sartori
(Sociólogo y filósofo italiano)
Hoy se observa a muchos niños y jóvenes que
parecen haber cumplido las profecías de grandes
teóricos como el humanista Erich Fromm o el escritor
argentino Ernesto Sábato quienes ya se ocupaban de la
pérdida de la espiritualidad y la condición humana de
las nuevas generaciones absorbidas por un mundo de
plásticos y tecnologías así como ideologías de medio
pelo. En nuestra labor como psicólogos y docentes
hemos podido ver como en los últimos años los niños
y los adolescentes están hoy por hoy mucho más
expuestos a una parafernalia tecnológica cada una más
demandante y cambiante que la otra. Queremos tocar
esta vez el tema de la televisión y su impacto en la
psique humana, sobre todo la infantil por considerarlo
un tema importante y de repercusión en la mente
juvenil y en temas esenciales como la escolaridad, el
juicio lógico, el manejo de la palabra, la convivencia
armoniosa, la inteligencia y las actitudes positivas y
sanas.
Sabemos que existe esa llamada “televisión
basura” que no es más que un conjunto de programas de
televisión cuyos contenidos son muy pobres tanto en la
propuesta cognitiva como en la socio-afectiva que nos
brindan, por decir dos aspectos centrales que forman
la riqueza psicológica de cualquier ser humano. Por
eso a continuación presentamos, a manera de síntesis,
una serie de informes y artículos de investigación
que han venido estudiando los peligros de alimentar
a los más pequeños –y más vulnerables- con horas y
horas de una programación embrutecedora, ordinaria y
alienante. De este tipo de televisión y la psicología es
de lo que trata el siguiente artículo.
DEFINIENDO EL TÉRMINO TELEVISIÓN
BASURA
“La televisión basura es la forma cretina que tiene el medio de
crear programas mediocres que miden tu incultura y tu desgracia
para igualarla, y jamás potenciar lo bueno de esta vida”
Roberto Pettinato
(Humorista, conductor de Radio y TV y periodista argentino)
El término “televisión basura” o “TV basura” viene
dando nombre, desde la década de los noventa, a una
forma de hacer televisión caracterizada por explotar
el morbo, el sensacionalismo y el escándalo como
palancas de atracción de la audiencia. La telebasura
puede quedar definida por los asuntos que aborda, por
los personajes que exhibe y coloca en primer plano y,
sobre todo, por el enfoque distorsionado al que recurre
para tratar dichos asuntos y personajes (tomado de
Manifiesto contra la telebasura en http://www.arrakis.
es/~pedra/tvbasura.htm).
Para Gustavo Bueno Martínez, filósofo español,
por televisión basura “se designa a cierto tipo de
programas que se caracterizan por su mala calidad de
forma y contenido, en los que prima la chabacanería, la
vulgaridad, el morbo y, a veces, incluso la obscenidad
y el carácter pornográfico” (Telebasura y democracia.
Cada pueblo tiene la televisión que se merece, 2002).
Bajo una apariencia hipócrita de preocupación
y denuncia, los programas de telebasura se regodean
con el sufrimiento; con la muestra más sórdida de
la condición humana; con la exhibición gratuita de
sentimientos y comportamientos íntimos.
Según el Consejo del Audiovisual de Cataluña
(CAC) en España, se define la telebasura como el
conjunto de programas en los que confluyen “la
vulneración de derechos fundamentales, la falta
de consideración hacia los valores democráticos o
cívicos, como por ejemplo, el desprecio de la dignidad
que toda persona merece, el poco o ningún respeto a
la vida privada o a la intimidad de las personas o la
utilización de un lenguaje chillón, grosero e impúdico.
Todo esto se lleva a cabo con la intención de convertir
en espectáculo la vida de determinados personajes que,
generalmente, se prestan a ser manipulados a cambio
de la celebridad que les da la televisión o a cambio
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de contraprestaciones económicas”. Por lo tanto
la telebasura no es un género televisivo específico
(entretenimiento, programas de humor) aunque así
lo parezca, sino que puede estar presente en toda la
programación televisiva: desde un noticiero a un
programa de concursos, desde una telenovela a un
magazine.
López Talavera y Bordonado Bermejo en su
trabajo sobre Telebasura, Ética y Derecho (2005)
señalan que algunos de los argumentos para denunciar
un programa como telebasura son la existencia de
manipulación informativa, opinión parcializada o
tendenciosa, difusión de rumores e informaciones no
contrastadas, nulo respeto a la imagen, la intimidad y
el honor; conversión del dolor y la miseria humanas
en espectáculo recabando en los aspectos más
morbosos y sensacionalistas (recordemos nosotros
como en un talk show peruano la conductora ofreció
dinero a quien lamiera axilas de un sujeto totalmente
sudoroso); fomento del escándalo y la violencia;
utilización y cosificación del cuerpo humano, en
especial el femenino; trivialización de temas sociales
controvertidos, el insulto y el griterío en vez del
diálogo constructivo; fomento de la pseudociencia y el
ocultismo; entre otros, la lista es larga y nos coloca ante
la idea que casi todo lo que nos ofrece esa televisión es
basura (p. 314).
Para Hugo Landolfi filósofo argentino y Director
de la Escuela de Filosofía Aplicada para la Excelencia
del Ser Humano en Buenos Aires, “La TV basura es
demagógica por definición pues da a las masas de
televidentes lo que la mayoría de ellos desean recibir.
¿Desean contenidos sexuales y chabacanos? Se los
damos. ¿Desean programas donde no tengan que
esforzarse en absoluto? Se los damos. En esto radica
esencialmente la ausencia completa de valor que posee
este tipo de televisión que busca captar audiencia
masivas (para engrosar los bolsillos de los empresarios
televisivos a través de la venta de publicidad en
esos espacios) realizando constantes estrategias
de demagogia televisiva generando contenidos de
nulo valor para seres humanos que se precien de ser
tales”…”La TV basura, demagógica y manipuladora
por naturaleza, explota miserablemente esta natural
predisposición a no esforzarse de las personas que están
en camino de transformarse en seres auténticamente
humanos y les arroja en un pozo sin luz del cual les
puede ser muy difícil salir”.
Este tipo de televisión de contenidos superficiales,
manipuladores, embrutecedores, chabacanos y
violentos es a lo que nos referiremos con TV basura.
Muchos temas son tratados con la superficialidad
propia de quien únicamente busca el espectáculo
lucrativo, generando actitudes y representaciones
negativas en aquél sector de la audiencia que tiene
en la televisión a su única –y más creíble- fuente de
información y –quizá- de educación.
En un reciente trabajo realizado por el Consejo
Consultivo de Radio y Televisión del Perú, las cifras
indican que los peruanos ven en promedio seis horas
diarias de televisión y que la mitad de ellos está de
acuerdo con los contenidos de la televisión peruana
(Concortv, Lima, 2011). Asimismo se concluye que “el
equipo con mayor presencia en los hogares peruanos
es el televisor (99%), incluso por encima de la cocina
(97%)”. Con datos como estos el panorama es, según
nuestro análisis, peligroso.
Hoy podemos afirmar, luego de investigaciones
que se irán mencionado en este trabajo que los medios
de comunicación (algunos los llamamos también de
incomunicación) tienen diversos y variados efectos en
las diferentes fases de la vida de una persona.
NUEVOS MODELOS, NUEVOS VALORES
La televisión (TV) constituye una fuente efectiva
en la creación y formación de actitudes en los niños,
ya que desde temprana edad, son sometidos a su
influencia. Sabemos que los niños seleccionan los
programas que divierten más que los que educan. A
pesar de que se transmiten programas educativos,
pocos niños los prefieren sobre un programa divertido.
Y esa es una constante que se mantendrá en el adulto
(Sartori, 2004).
La demanda por el consumo de televisión no es un
fenómeno reciente. Una gran cantidad del tiempo que
los niños invierten en ver la TV lo dedican a programas
concebidos para los adultos (Schramm, 1961). Este dato
es confirmado en diferentes realidades educacionales
y socioeconómicas donde se puede aseverar que los
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niños pasan más tiempo frente a la TV que en la
escuela.
LA VIOLENCIA ESTIMULADA
En promedio, hay seis veces más violencia
durante una hora de “TV infantil” que en una hora de
programación de “TV para adultos” nos dice Michael
Rothemberg en su clásico trabajo “Efectos of TV
violence on children and youth” de hace unas décadas
(Rothemberg, 1975).
El psicólogo noruego Ivar Lovaas, considerado
uno de los padres de la terapia del autismo luego
de estudiar el efecto de comics agresivos y juguetes
agresivos concluye que el ver programas con cierta
dosis de agresividad estimula en cierto grado los
impulsos agresivos de los niños. Algo parecido a los
trabajos de Paul Mussen y Eldred Rutherford sobre
la lectura de tiras cómicas de animales agresivos y
juegos destructivos. Schramm (1961) nos recuerda los
trabajos de estos autores mencionados. Ivar Lóvaas,
se propuso descubrir si las tiras cómicas que incluían
peleas como tema principal, provocaban que los niños
mostraran más o menos agresividad después de ver
la historieta. Presentó un programa agresivo ante un
grupo de niños, y material no agresivo a otro grupo.
Inmediatamente después de ver la historieta se pidió
a cada niño que eligiera entre dos juguetes para
enfrentarse; uno de ellos era un juguete agresivo: si
el niño accionaba una palanca hacía que dos muñecos
se golpearan en la cabeza. El otro juguete que podía
elegir, estaba constituido por muñecos en movimiento,
que no se golpeaban. Los niños que habían seguido la
historieta cómica agresiva, inmediatamente mostraron
inclinación por el juguete agresivo, mientras que los
niños que vieron la historieta no agresiva se inclinaron
por el juguete no agresivo. Este descubrimiento sugiere
que el ver programas con cierta dosis de agresividad
estimula en cierto grado los impulsos agresivos de los
niños.
Un resultado semejante fue obtenido por Albert
Bandura (1963, 1977) y colaboradores. Durante la
investigación presentaron a un grupo de niños una
película en que un adulto golpeaba y daba puntapiés
a un muñeco hecho de un balón, con pesas en los
pies, el cual también puede utilizarse para practicar
boxeo; un grupo control de niños no vio esta película.
En una ocasión subsiguiente, cuando había sucedido
algo que provocó que los niños se sintieran irritados y
frustrados, éstos fueron conducidos, individualmente,
a una habitación en la que había un muñeco como
el que antes se describió, además de otros juguetes.
Los niños qué habían visto la película imitaban con
extraordinaria exactitud la conducta que habían
presenciado en ella; golpearon y patearon al muñeco,
mientras que los niños que no habían visto la película
no lo hicieron. En efecto, los niños que no habían visto
la película mostraron un menor grado de agresión de
todos los tipos en la situación de prueba. Bandura
llamó al fenómeno aprendizaje por la observación o
modelado, y su teoría usualmente se conoce como la
teoría social del aprendizaje. “La observación es el
medio más importante en el proceso de aprendizaje y de
transmisión de valores y patrones de comportamientos
y de pensamiento” (Bandura, 1977).
Un tercer estudio, realizado por Paul Mussen y
Eldred Rutherford citados por Schramm (1961), indicó
que los niños que acababan de leer una tira cómica
de animales agresivos se mostraron más propensos
a desarrollar un juego destructivo, que implicaba
reventar balones, si se comparaban con niños que no
habían leído las historietas.
Scharamm nos recuerda que hay que tener presente
que los estudios no demuestran que ver programas
agresivos sea la única razón por la cual los niños se
vuelvan directamente agresivos con otras personas. En
cada caso, la prueba consistió en observar si el niño
se volvía más agresivo hacia un muñeco, lo cual es
muy distinto de, por ejemplo, golpear a otro niño. No
obstante, estos estudios sí apuntan ciertas cosas: en
primer lugar, la observación de episodios agresivos en
la televisión sirve para estimular sentimientos agresivos
en el espectador. Si se produce un decremento en la
sensibilidad emocional ante la misma violencia, se
nota una mayor agresividad en sus juegos. Finalmente,
se asocia a la violencia como recurso o herramienta
útil para solucionar conflictos o necesidades.
Los medios educan en una identificación con
imágenes basadas en la violencia, la ruptura de normas
sociales y la predisposición de conductas basadas en el
delito. Ojo, son conocidos los reportes que coinciden
en que esto va en aumento y a ritmo acelerado.
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Para Portocarrero (1998) la TV incrementa el
potencial agresivo, al reducir las inhibiciones y crea
un contexto favorable a las acciones violentistas de los
jóvenes.
En el vecino país de Argentina, una encuesta del
Centro de Estudios de la Opinión Pública (CEOP),
indica que el entretenimiento principal del 77% de
los argentinos es mirar televisión, y casi el 84% le
destina a dicha actividad más de dos horas diarias. De
los 2.926.089 niños de entre 5 y 14 años residentes
en Capital Federal y Gran Buenos Aires, un 40%
mira de 3 a 5 horas por día. Acerca del impacto de
la violencia televisiva en el universo infantil, las
Universidades de Quilmes, Buenos Aires y Belgrano,
en un trabajo conjunto, descubrieron que en 242 horas
de programación se reconocieron 4703 escenas de
violencia. Según esta estadística, cada tres minutos
se producen imágenes de agresión que se duplican
los fines de semana y en períodos de vacaciones. Los
autores concluyen que, a lo largo de seis años, un menor
acumula en su memoria un total de 85.410 escenas
violentas. (Kucharky, L. y Savignano, B., 2005).
LA TV, EL FENÓMENO VISUAL Y UN PODER
MEDIÁTICO
Algunas características de la televisión muy bien
analizadas por Giovanni Sartori son:
• Se suele creer en lo que se transmite.
• El tipo de comunicación es unidireccional.
• La información que llega tiene que ver con
los valores, normas y actitudes de quienes la
transmiten.
Para Carmen Pérez León y colaboradores (1998)
en su investigación ¿Por qué los niños ven televisión?
Determinación de hábitos televisivos en niños de 6 a
8 años en Caracas: La Televisión presenta estímulos
audiovisuales, los cuales son más efectivos que los
visuales y auditivos por sí solos. Se impone sobre los
otros medios de comunicación por penetrar en el hogar,
en la vida diaria y llegar a formar parte del cúmulo de
hábitos de cualquier hombre de nuestra época.
Concluyen que los niños recurren a la TV para
satisfacer sus necesidades de distracción, reducir las
tensiones y como medio para obtener información.
Además de las motivaciones personales, podríamos
agregar un factor situacional externo al niño: “el niño
ve Televisión porque le es impuesta por el medio”, la
ve porque no le queda otro remedio. Le es ofrecida en
el ambiente del hogar y los padres y demás adultos
le refuerzan la conducta contemplativa. En muchos
casos constituye la única compañía del niño y a veces
se convierte en una especie de niñera. El ver TV es un
hábito que se refuerza diariamente a través de gestos,
sonrisas y aprobaciones verbales de los adultos. (Pérez
León, 1998)
Joseph Klapper (1960) luego de investigar los
efectos de la comunicación de masas afirma que
los niños con tendencias agresivas presentan más
tendencia que los niños menos agresivos, a imitar la
conducta violenta que observan en las películas y en
la televisión.
Investigaciones clásicas de Himmelweit (1958)
determinaron que las jóvenes que ven muchos
programas de la vida adulta –las podríamos llamar
ahora telenovelas- se inquietan por lo que será el
matrimonio y consideran la vida adulta una etapa
en continua crisis. En cambio las que no ven se
muestran más optimistas, alegres, esperanzadas en las
recompensas que ofrece ser adulto. Las telenovelas
reflejan la sensibilidad melodramática popular y
reproducen temas universales como el triunfo de la
humilde (e ignorante, dependiente, supersticiosa)
cenicienta, con la que muchas seguramente se
identificarán. La telenovela actual manipula sueños
populares y es irreal (Ponce Alberti, 2001).
Los niños y las niñas españoles de entre 8 y 13
años pasan más de tres horas diarias frente al TV.
según la Asociación para la Investigación de Medios de
Comunicación de España (2004). Dedican más tiempo
a la TV que a la lectura o a cualquier otra actividad de
ocio. Para la mayoría de los adultos ver la TV también
es la actividad a la que se dedica más tiempo de ocio.
Recordemos lo que dice el filósofo y lingüista
estadounidense Noam Chomsky sobre los medios y la
búsqueda de la manipulación. La cita es algo extensa
pero de esencial lectura:
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“La estrategia de la distracción. El elemento
primordial del control social es la estrategia de
la distracción que consiste en desviar la atención
del público de los problemas importantes y de
los cambios decididos por las élites políticas
y económicas, mediante la técnica del diluvio
o inundación de continuas distracciones y de
informaciones insignificantes. La estrategia
de la distracción es igualmente indispensable
para impedir al público interesarse por los
conocimientos esenciales, en el área de la ciencia,
la economía, la psicología, la neurobiología y la
cibernética. “Mantener la Atención del público
distraído, lejos de los verdaderos problemas
sociales, cautivada por temas sin importancia
real. Mantener al público ocupado, ocupado,
ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta
a granja como los otros animales…”. Dirigirse al
público como criaturas de poca edad. La mayoría
de la publicidad dirigida al gran público utiliza
discurso, argumentos, personajes y entonación
particularmente infantiles, muchas veces
próximos a la debilidad, como si el espectador
fuese una criatura de poca edad o un deficiente
mental. Cuanto más se intente buscar engañar
al espectador, más se tiende a adoptar un tono
infantilizante. ¿Por qué? “Si uno se dirige a una
persona como si ella tuviese la edad de 12 años o
menos, entonces, en razón de la sugestionabilidad,
ella tenderá, con cierta probabilidad, a una
respuesta o reacción también desprovista de un
sentido crítico como la de una persona de 12 años
o menos de edad”… (Chomsky, N., 2012)
Finalmente, pero relacionado al caso mediático
Chomsky nos recuerda que una forma de manipular
al espectador y consumidor moderno es “estimular
al público a ser complaciente con la mediocridad.
Promover al público a creer que es moda el hecho
de ser estúpido, vulgar e inculto…” (Chomsky, N.,
2012)
LOS CONTENIDOS DE LA TV: IMAGEN DE
HOMBRES Y MUJERES EN LA PANTALLA
“La televisión latinoamericana representa la expresión
misógina más abierta, machista y reforzadora de
los tradicionales estereotipos sexuales con sus
correspondientes conductas sadomasoquistas”
Fabiana Porracín, Psicóloga y Antropóloga (UBA)
Tendríamos que hacer un listado de los temas que
de manera directa o indirecta se ven influenciados,
trastocados y deformados por los contenidos televisivos
y sus formas de exposición. Por ejemplo:
• Los roles masculinos y femeninos
desfigurados.
• Los estereotipos sexistas.
• Los modelos de belleza femenina.
• La mujer como objeto sexual.
• La ridiculización del homosexual.
• La neurotización de las relaciones de pareja
expuestas en las telenovelas. Llamo yo a eso la
teleneurosis. (Arboccó de los Heros, 2009).
• El reinado de la chatura y lo cotidiano.
• La vulgarización de la vida, la destrucción
del lenguaje y el empobrecimiento temático y
cultural.
• La desinformación y manipulación de los
contenidos políticos (los ya conocidos trabajos
psicosociales de los gobernantes de turno).
Los medios de comunicación ejercen un poder
mayor que antes por el “aflojamiento” de las estructuras
familiares, ocupacionales y educativas.
La televisión, y ahora la internet, se apropian del
poco tiempo del que disponen los niños para dedicarse
a las actividades lúdicas y recreativas. Los medios
de comunicación se han transformado en el centro
fundamental de socialización para la juventud pobre,
proceso basado en consumismo y violencia (García y
Ramos, 1988). Las cadenas televisivas han producido
ciudadanos que muy poco saben y que se interesan por
banalidades.
Mejía Navarrete (2005) en su investigación
sobre Medios de comunicación y violencia, nos dice:
“En un contexto de pobreza y exclusión los medios
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de comunicación crean las condiciones para que los
jóvenes marginales reaccionen con furia cuando se
ofrece un mundo extremadamente desigual, al que no
pueden acceder las mayorías y sólo está vetado para
otros sectores minoritarios”.
Mónica María Avalos (2009) en su investigación
sobre la influencia del consumo televisivo sobre
la formación de la identidad de género en niños en
Colombia concluye que la televisión “es y seguirá
siendo una fuente potencial de reproducción de
diferentes modelos a seguir por los niños y niñas,
los cuales tendrán un impacto posible en lo que ellos
piensan, hacen y en como asumen su identidad de
género o cualquier tipo de identidad”, también afirma
que la televisión “por sí sola no hace todo el papal
negativo, sino que esto obedece a la poca orientación
de las familias frente a lo que los niños y niñas ven,
dando cuenta del poco tiempo que les dedican”.
EL TEMA DE LA VIOLENCIA ES
RECURRENTE
La mala televisión o el mal empleo de la televisión,
ya lo vemos, exacerba nuestras tendencias más egoístas
y destructivas. El tema de la violencia es recurrente.
Observemos cómo:
• Como forma de solución de problemas (al final
se muestra que con la violencia uno consigue
salirse con la suya).
• Violencia vs. Argumento. Se prioriza la verborrea
insustancial y la exaltación emocional más que
la secuencia lógica y el debate coherente.
• El espectáculo del grito vs. La función de la
palabra. Muchos de los tristemente llamados
talk shows se convirtieron a vista de paciencia
de todos en rings de box, incluyendo patadones,
arañazos y jalones de mechas.
• La violencia asolapada, a través de estereotipos,
bromas de mal gusto, las influencias casi
subliminales, entre otras formas.
• La violencia se transforma en una compañera
habitual, en una forma normal de vida. Se
incorpora a la casa, a la mesa y al dormitorio.
En muchos casos se muestra la violencia como
único método de solución.
Si pensamos que es solo un problema de países
económicamente pobres, nos equivocamos por ejemplo,
un niño en Estados Unidos ve una media de cien mil
actos violentos antes de acabar la escuela primaria
(Fuente: Centro Cultural Idealia, La Televisión como
herramienta de sometimiento, Esmeralda Merino).
Los niños también pueden aprender a creer que
las conductas agresivas son una solución aceptable a la
provocación, ya que en los programas violentos estas
conductas son vistas como moralmente justificables y
perfectamente funcionales.
Para Gadow y Sprafkin (1989) “el hecho de ver
en la pantalla de TV conductas agresivas, inducirá una
conducta similar en los niños los que la aprenderán por
imitación”.
Ya hemos visto como los trabajos de Albert
Bandura concluyen afirmando que los niños pueden
aprender conductas agresivas a través de la observación
de modelos simbólicos presentados por la pantalla de
TV.
Drabman y Thomas, plantean además que los
niños que ven con frecuencia programas de TV de
contenido violento, se convierten en apáticos a la
violencia de la vida real (en Psicología mejor conocido
como desensibilización sistemática).
Autores como Gerbner y Gross, citados por Gadow
y Sprafkin (1989) en un artículo titulado La Violencia
Prolifera, demostraron que durante el año 1989 ocurrió
violencia en el 73 % del total de programación de los
Estados Unidos y en casi todas las caricaturas infantiles.
Para ello usaron como medidas factores tales como:
el porcentaje de programas de contenido violento, el
número de episodios violentos por programas y el
porcentaje de personajes principales implicados en
actos de violencia.
Por último, Vicente Romano en su trabajo “La
formación de la mentalidad sumisa” (2008) nos indica
en su capítulo sobre la violencia: “A finales de los
años se calculó que un adolescente español tenía tras sí
15,000 horas de TV con 18,000 muertes ocurridas en
la pantalla”. Señala a continuación un estudio reciente
de la Asociación de Telespectadores y Radioyentes
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donde los niños españoles en edad escolar ven en la
televisión cada semana 670 homicidios, 15 secuestros,
848 peleas, 420 tiroteos, 11 robos, 8 suicidios, 32
casos de captura de rehenes, entre otros casos donde la
violencia impera y nos plantea un ejercicio matemático
si multiplicáramos éstas cifras por las 52 semanas del
año (p.117). Nos preguntamos si estas cifras difieren
mucho de realidades como la peruana. Creemos que
no.
EL HOMO VIDENS DE SARTORI
En su texto Homo videns: la sociedad teledirigida
(2004), el politicólogo italiano Giovanni Sartori analiza
el peligro de exponer a los niños –el los llama los video-
niños- ante la televisión basura y nos deja una serie de
afirmaciones y estadísticas que bien puede ser tomadas
en cuenta en muchas realidades sociales, las mismas
que están debidamente planteadas y fundamentadas en
la obra mencionada. Por ejemplo indica:
• El niño ensimismado con la TV no lee.
• La TV modifica radicalmente y empobrece el
aparato cognoscitivo del homo sapiens.
• 95% de niños entre 3 y 10 años (Italia) ven TV
casi todos los días.
• En los EEUU: 3 horas diarias de TV en niños
de inicial.
• En los EEUU: 5 horas diarias de TV en niños
entre 6 y 12 años.
• El niño formado en la imagen se reduce a ser un
hombre que no lee.
• Ese adulto sólo responderá a estímulos
audiovisuales.
• El acto de ver está atrofiando la capacidad de
entender.
• La reflexión requiere tiempo y reposo.
• El hombre que lee está decayendo
rápidamente.
• Lo peor de todo es que (en este mundo actual
pareciera que) “ya no se necesita leer”.
Estudios señalan que un joven antes de terminar
su adolescencia habrá observado por TV más de
13,000 muertes (E. Otero y R. López; 1984). Ese niño
luego se transforma en un adulto empobrecido, que
no lee, que responde a estímulos casi exclusivamente
audiovisuales.
Actualmente, son pocos los niños y adolescentes
que leen libros, ensayos o artículos largos que ayudan
a concentrarnos y ser introspectivos y contemplativos.
La lectura, cuando la hay, se ha reducido a ser rápida,
ligera, y de poca exigencia. Como ha mencionado con
acierto el estudioso peruano Marco Aurelio Denegri
hoy se nos hace cada vez más difícil la introspección,
la atención, el esfuerzo, el autoanálisis, la serenidad y
la sana búsqueda de la necesaria soledad.
De esta forma vemos cómo los medios de
comunicación aportan a la construcción (y destrucción)
de modos de ser, de modelos de comportamientos
individuales y colectivos. Nos animamos a afirmar
que así se van formando modelos pobres, incultos y
dependientes de las sensaciones (imágenes, sonidos)
descuidando los estímulos ligados al pensamiento (la
razón y la lógica) y los pensamientos).
EL ACOSO DE LA TV
¿Cómo nos puede acosar la televisión con sus
contenidos? La respuesta, pensamos, está en la relación
directa con las siguientes temáticas de trabajo:
• Manipulación y falsedad en los contenidos
noticiosos.
• El reinado de la cotidianeidad. Historias
cotidianas, nada especiales las cuáles son
presentadas como tremendas historias de vida.
• El desprecio por derechos fundamentales como
el honor, el respeto, la veracidad o la presunción
de inocencia. Existe un asolapado desprecio por
el otro. Una cosa es la broma y otra la burla.
• Vulgaridad. Humor grosero y recurriendo de
forma permanente al golpe, la palabrota, el
griterío.
• Difamación (las famosas noticias “sin
confirmar”)
• Temor y más inseguridad. El miedo como
alimento diario.
• Consumismo permanente. Comprar para ser.
• Pensamiento ilógico y supersticioso. Suelen
tocarse de la manera más infantil, mágica
y animista temas que ya son explicados
científicamente. El despliegue de mensajes
esotéricos y de discursos paranormales,
presentados de forma acrítica y en el mismo
plano de realidad que los argumentos
científicos.
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• La exposición de temas interesantes y serios
abordados por inexpertos y charlatanes.
• Pérdida de lo privado. Lo que ahora algunos
llaman extimidad, en oposición a la intimidad.
El desprecio por la intimidad.
• La intimidad como espectáculo (Paula Sibilia,
2008). Claro ejemplo de esto son los “talk-
shows” y “reality shows” que aparecen y se
multiplican desde la década de los noventa.
• La excesiva puesta en escena de historias
superfluas y decadentes que son presentadas
como grandes noticias, ejemplo: músicos
chicheros que engañan y pegan a sus parejas,
futbolistas “ampayados” (1) en estado de
ebriedad, infidelidades dentro del mundo del
espectáculo, “informes periodísticos” del tipo:
¿existen los extraterrestres?, ¿cómo actúa un
macho que se respeta?, ¿crees que se viene el
fin del mundo?, ¿qué le pedirías a los reyes
magos? entre otros. Hoy el modelo reconocido
no es el sujeto más inteligente, el más solidario
o el más estudioso, es el más gracioso, la de
mejor trasero, el más matón o la que tiene
más dinero. Inclusive el que fue más listo en
robar. Recuerden aquellos titulares de la prensa
sensacionalista sobre la captura del “choro
monse” (2).
Entre los mecanismos psicológicos de imitación,
la indirecta agudización de ciertos temas cuando son
tratados de forma superficial y sin asesoría profesional,
la asociación de ciertos estímulos, ejemplo violencia
respuesta (conducta) ante la TV están: la identificación
con ciertos personajes, la cotidianidad, mujer-objeto
sexual, felicidad-consumismo, homosexualidad-
enfermedad, amor de pareja-sufrimiento necesario,
entre otros; también la desensibilización ante el
dolor ajeno y la vulgaridad así como un patrón de
comportamiento violento y ansioso. La enorme
influencia social de la TV y otros medios multiplica de
forma exponencial los efectos negativos de este tipo
de mensajes.
LA ESTUPIDIZACIÓN DEL TELEVIDENTE
“La televisión peruana ha creado una muchedumbre
analfabeta, adicta a lo más barato con programas salidos
del estercolero”
César Hildebrandt
No es solo la violencia el tema ligado a la TV lo
que nos preocupa. Con cierta frecuencia escuchamos
de personas cultas que ya peinan canas, todos ellos
asombrados, como los contenidos de la TV actual
(la peruana y las de otros países) son cada vez
más simplones, improvisados, baratos en calidad
y sustancia, alejados de la información precisa,
científica y humanista, distanciados del lenguaje
correcto y bien empleado, de la facilidad con que a
cualquier hijo de vecino se le permite salir y mostrarse
en pantalla. La mayoría de las veces sin mérito alguno,
y solo por haberse peleado con alguien o aparecer en
un escándalo cualquiera o haber sido infiel o haber
sufrido un “ampay” saliendo de algún lugar o (en caso
de las mujeres) tener un cuerpo mostrable, entiéndase
enorme tetamenta y un trasero agigantado por las
siliconas. Nunca como hoy cualquier improvisado(a)
y casi mononeuronal individuo tiene opción de ser
visto a lo largo del territorio nacional pudiendo –como
ya hemos demostrado- ser tomados en cuenta por los
espectadores, sobre todo los siempre más vulnerables:
niños sin asesoría, adolescentes extraviados y lentos
cognitivamente y adultos, en su mayoría, con un
pensamiento operacionalmente concreto para hablar
en términos piagetianos. Pero recordemos que
hablamos de los que conforman la gran parte de los
teleconsumidores, son los nuevos televidentes de la
post modernidad.
Si la TV peruana va a tener como protagonistas,
ya no a los profesionales del caso: periodistas,
comunicadores, sociólogos, además de señores actores
(hoy por hoy se le llama actor o actriz a cualquier
improvisado) sino a personas como las que vemos:
actores por autodenominación, vedettes, “chicheritos”,
periodistas contratados para hacer campañas pro
1. Ampayar: En el Perú significa sorprender a alguien, descubrirlo (DRAE)
2. En marzo del 2010 fue detenido en Lima un trabajador de una empresa de transportes blindados (Hermes) que había fugado con dos
millones de soles. Capturado a las pocas horas del robo fue bautizado por la prensa como el “choro monse” (en el Perú se llama choro al
ratero y monse al aburrido, al tonto).
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manuel arboccó y Jorge o´brIen arboccó
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partidos políticos en época electoral, cómicos
ambulantes de plazuelas, contadoras de chismes y
calumnias, entonces la situación mediática nacional es
de pronóstico más que reservado, en el mejor de los
casos. Y todo esto avalado y fervientemente esperado
por una masa desinformada, simplona y de mentalidad
cuasi infantil.
Hoy por hoy futbolistas opinan de arte y conducen
programas de TV, los políticos más mediocres y
trepadores opinan de ética y son jurados en concursos
de baile, los maquilladores y cosmetólogos opinan de
filosofía e historia, y los conductores de magazine,
sin reserva alguna, dan conferencias sobre relaciones
de pareja y la personalidad infantil, y así se cierra un
círculo vicioso, muy nocivo para la sociedad, donde ya
nadie ocupa el rol social que le compete en relación a
sus capacidades y esfuerzos (meritocracia).
Los que esto escribimos ,como psicólogos,
sentimos preocupación cuando no indignación al ver
aparecer sujetos con estudios básicos que se sienten
la panacea y los enviados de la razón, aquellos que
creen que lo que dicen es ley en materia psicológica
y social. La televisión, ausente del debido control de
calidad, presta su espacio para muchos individuos
que subliman sus anhelos de fama y creen que porque
leyeron un par de textos o se graduaron a patadas de
algún cuestionado centro de estudios, pueden salir a
decir cualquier cosa –generalmente frases hechas,
lugares comunes- que les permitan sus anchas agallas.
Habría que preguntarse cuántos de ellos gozan del
reconocimiento y del prestigio en sus respectivas
sociedades, asociaciones y colegios profesionales.
Y esto sucede en muchas partes, por ejemplo
Kucharky, L. y Savignano, B. (2005) señalan: “…
Pero cuando las opiniones se refieren a cuestiones
donde es imperante que hagan uso de la palabra
aquellos quienes han sacrificado una vida al estudio,
no han de ser tomadas con una seriedad inobjetable
aquellas opiniones de personas que no son doctas en
dichos temas, tal como se hace hoy en día. Pareciese
que la opinión del hombre común, no solo vale más,
sino que neutraliza y reduce aquellas de personas con
más capacidad técnicas e intelectuales”.
Algunos levantarán la mano y reclamarán la tan
manoseada libertad de opinión (como aquél gracioso
slogan de una radio local que pregona “tú opinión
importa”) dejando de lado el hecho de que si bien todos
tenemos opiniones, pues no toda opinión es válida,
coherente, lógica y fundamentada. Sobre todo cuando
hablamos de temas importantes. Es decir, vivimos en
el mundo donde toda opinión –en especial las ociosas-
tiene un espacio. Y eso, sabemos los académicos, es
falso y peligroso.
COMENTARIOS SOBRE LA TV PERUANA
ACTUAL
A continuación presentamos algunos breves pero
contundentes comentarios sobre la televisión peruana
de los últimos años pertenecientes a gente de las
ciencias, el arte y el propio mundo de la televisión (los
numerados son tomados del trabajo de Ponce Alberti,
2001).
1. “Invade la vida cotidiana, ocupa el espacio
de la lectura y de la conversación amical”
(Alejandro Ortiz, sociólogo)
2. “No requiere concentración” (Hernando
Cortéz, director y actor teatral)
3. “Es un instrumento que se puede usar bien
o mal, está mal en el Perú porque nuestro
nivel cultural es muy bajo”(Emilio Barrantes,
educador)
4. “Por ser comercial, gratifica las malas
costumbres de lo sectores no educados,
refuerza los mecanismos de ineducación”
(Leopoldo Chiappo, psicólogo)
5. “Se hace mal uso de ella porque está en manos
de comerciantes a quienes interesa hacer
dinero presentando lo que consideran gusta a
la mayoría” (Emilio Barrantes, educador)
6. “Es una cajita idiota, la mayoría de sus
programas carecen de nivel cultural y tienen
vulgaridad y violencia” (Tomás Escajadillo,
ex decano de la facultad de Letras de la
UNMSM)
7. “La gran masa se satisface con programas
escandalosos sin contenido político o
educativo ni problemática social o humana”
(Luis Rey de Castro, periodista).
8. “La mujer sigue siendo un objeto de consumo”
(Víctor Delfín, artista plástico)
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9. “La tv considera que hay que presentar la
basura en forma constante y permanente. Esto
puede llevar al espectador a concluir que la
realidad es basura” (Armando Robles Godoy,
cineasta y escritor)
Según Humberto Ponce (2001) en su trabajo
sobre la televisión peruana nos dice: “La televisión
no educa, no presenta opciones suficientes de
programas positivos, no vertebra el espacio público
de comunicación actual que se basa en la imagen.
Su carácter comercial la lleva a contenidos de baja
calidad y a resaltar lo negativo, afectando los valores”.
(p.125)
Para el conductor de programas de difusión
cultural Marco Aurelio Denegri (2010) los dueños
de los canales (de TV) nunca se van a autorregular
mientras tengan éxito comercial. Ellos se amparan
en que uno puede hacer todo aquello que la ley no
prohíbe. No hay ninguna ley en contra de esparcir
basura. Además es tajante al decir…“Responsable, no
única, pero sí principalísima de esta bestialidad, de este
embrutecimiento, es la televisión comercial. La persona
bruta, o la que ha sido embrutecida por la televisión, no
puede desarrollarse ni progresar”. (Revista Domingo,
La República, 10 de octubre 2004)
En la programación televisiva peruana actual
podemos considerar TV basura a los conocidos
programas prime-time (horarios de máxima audiencia)
donde la temática son los chismes, la simple vida
farandulera, historias de vecindades con vidas cotidianas
tomadas como grandes obras artísticas, programas de
concursos cuando no de escándalos, además de los
famosos programas por la mañana y de mediodía con
su trillada y repetitiva propuesta sexista – para amas
de casa- sin olvidar mencionar muchas telenovelas
con sus triángulos dramáticos de villanos, víctimas y
salvadores y sus mágicas propuestas de resoluciones
y finales felices para todos, luego de grandes dosis
de engaños, sufrimientos y maquiavelismo del estilo
más neurótico posible; cabe mencionar finalmente
esos espacios ocupados por sectas y agrupaciones
religiosas (más bien “hipnótico-económicas”) además
de algunos noticieros que encajan en el diagnóstico
mediático realizado en este trabajo (con secuencia
de horóscopo incluida). Curiosamente muchos de
los programas mencionados son los que más rating
alcanzan permanentemente (3) (¿o será también que
esas cifras están manipuladas para convencernos de
la importancia y calidad del programa en cuestión?).
Muchas empresas se suman al circo ofreciendo
millonadas de dinero para auspiciar estos espacios.
Como veremos más adelante, la responsabilidad de
tener en tan mal estado la TV peruana es de todos.
REFLEXIONES FINALES Y FORMAS DE
ENCARAR EL PROBLEMA
“Si entre todos logramos romper el círculo de la violencia,
pronto podremos gozar de medios realmente educativos,
recreativos y formativos que doten nuevamente de
significado a la vida, cuya interacción simbólica favorezca
la creación de identidades, sirva al desarrollo de las
personas, resuelva necesidades familiares, oriente el
actuar social, promueva la libertad, la responsabilidad, la
solidaridad, la justicia y la búsqueda de la verdad. En ese
momento regresará al hombre la mirada”
Rebeil y Guadalupe
“Solo el libro podrá competir con nuestra empobrecida
televisión. Sin libros al alcance de las mayorías, quien
seguirá teniendo la palabra de mando es la caja boba (TV).
La televisión idiotizante destruye los valores básicos sobre
los que se sustenta una sociedad”
Guillermo Giacosa
“La lectura es el refugio ante la hostilidad
de la sociedad actual”
Manuel Arboccó de los Heros
3. Se puede consultar el arrastre popular de la TV basura en direcciones como:
http://peru.com/2012/07/20/entretenimiento/espectáculos/sepa-cuales-son-25-programas-mas-vistos-tv-noticia-76237; o
http://elcomercio.pe/espectaculos/1402865/noticia-rating-programas-mas-vistos-tv-peruana-dia-lunes; y
http://ayaviri.info/2012/05/conozca-los-25-prgramas-mas vistos-de-la-television-peruana/
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manuel arboccó y Jorge o´brIen arboccó
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Es por todos conocido que la tarea de la educación
es desarrollar integralmente a los individuos, y la
educación moral nos obliga a escuchar las propuestas
que desde la psicología y otros campos se han
levantado. Compartimos con la psicóloga Susana
Frisancho (2001) la idea de que la verdadera educación
consiste en aportar las condiciones necesarias para
permitir a las funciones cognitivas y afectivas madurar
y desarrollarse. Y hoy (y ya para siempre) un vehículo
de educación también son los medios y la tecnología.
Llegado a este punto es indesligable el desarrollo
moral del desarrollo integral de los seres humanos. El
papel de la familia y de la escuela, se confirma una vez
más, vuelve a ser crucial.
Los psicólogos que investigan el tema moral
defienden una educación moral que apunte a desarrollar
las más altas capacidades de juicio y discernimiento
así como la toma de perspectiva y la empatía, en lugar
de una educación que simplemente inculcará en los
estudiantes las convenciones de su sociedad. En esta
tiranía del rating (la auspiciocracia) se quiere hacer
creer que es “normal” y hasta necesario consumir
ciertos contenidos, creemos que no podemos dejar de
denunciar los trasfondos que encierran esas políticas.
CONCLUSIONES
1. La influencia de la televisión es amplia pero
no es ilimitada, aunque impone al televidente
un marco de temas. Los programas masivos
afectan el modo de ser de la gente, sobre todo
gente sin mucha profundidad. (Ponce, 2001).
2. Está claro que la observación de episodios
agresivos en la TV sirve para estimular
sentimientos agresivos en el espectador
Los niños aprenden mientras presencian
los espectáculos y les cuesta diferenciar la
realidad de la fantasía. La televisión afecta los
valores y modelos de conducta en proporción
al tiempo que se le dedica.
3. La violencia, la discriminación, el sexismo,
el pensamiento supersticioso y el sentimiento
de culpa están muy presentes en muchos de
los contenidos actuales de la comunicación
masiva peruana e internacional.
4. En los últimos años, el nivel de penetración de
la televisión ha crecido tanto, que su impacto
y credibilidad representa el mayor porcentaje
de aprendizaje social de un individuo.
5. La publicidad televisiva recibida acríticamente
instala al público juvenil en la superficialidad
vital, el embrutecimiento y la estrechez
mental.
6. Los estereotipos sexuales empleados por los
anuncios televisivos resultan inadecuados y
no fomentan una cultura de la igualdad y la
cooperación entre los jóvenes.
7. El uso que se le dé a la TV depende en gran
medida de las decisiones que se tomen en la
familia.
8. Finalmente, ante este diagnóstico se hace
necesario mantener una actitud atenta y crítica
ante los contenidos en los programas de TV
(también con la prensa escrita y radial e
internet) pues no solo se trata de ciertas novelas,
películas o series groseras o violentas, también
existen ciertos “programas periodísticos”,
“noticieros”, “programas de entretenimiento”
que contribuyen a la vacuidad, estupidización
y bajura.
9. Los colegios profesionales o instituciones
académicas (psicólogos, periodistas,
publicistas, médicos, educadores, sociólogos)
y sus colegiados tienen en sus manos la
posibilidad de cambiar esta situación. No
dejemos de trabajar en esto, el beneficio será
global.
RECOMENDACIONES
Luego de estas reflexiones y compilación de
estudios realizados sobre los desastres cognitivos,
afectivos y morales que sindican a la televisión,
sus malos contenidos y sus pésimas y egoístas
direcciones se hace necesario, una vez más, un trabajo
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interdisciplinario y multisectorial que se ve reflejado
en estas recomendaciones finales que proponemos
a continuación. Algunas demandarán tiempo y solo
se conseguirán trabajando cuando no luchando por
alcanzarlas, otras son sencillas, cotidianas y fáciles de
practicar. El que tenga ojos (y quiera ver) que vea:
1. Alfabetización ética para los medios y una
aguda reflexión del tipo de afectación que
tiene el mal manejo del lenguaje y la imagen
en la TV. Requerir y exigir de los medios un
comportamiento ético (código moral en radio,
prensa y TV).
2. Las empresas televisivas son responsables
de los contenidos que emiten. Los padres de
orientar y acompañar a sus hijos cuando ven
televisión. Las escuelas lo son de debatir,
discutir y orientar a los niños respecto a la
TV. Y el gobierno es responsable de fomentar
programas especialmente dedicados a
incentivar el sentido de realidad del niño y a
mejorar su nivel educativo y cultural (Ponce,
2001).
3. Educar a los alumnos, a la familia, a los
maestros y miembros de otras instituciones
formativas en el mejor empleo de los medios
4. Promover la consciencia crítica de todos
los actores sociales (familia, profesores,
psicólogos, publicistas, comunicadores,
periodistas, administradores, abogados y
jueces). Este es un tema que nos compete a
todos.
5. Mejor selección de la programación que se
ve. Cuantas más personas vean un programa
basura más posibilidades tendrá de perdurar.
6. Seleccionar los programas educativos,
informativos y de entretenimiento. Tarea a
cargo de los adultos y tutores quienes harán una
suerte de, lo llamaremos, “telepedagogía”.
7. Rechazo a la programación y propaganda
violenta, discriminatoria, dogmática,
incoherente y supersticiosa.
8. Educar a los pequeños en un espíritu crítico
ante los contenidos mostrados en los medios.
No se trata de tragar TV, sino de alimentarse
con ella, de ser posible.
9. Mayor participación del psicólogo y los
profesionales de las ciencias sociales,
analizando y denunciando a los agentes
sociales que embrutecen, dañan, restringen el
desarrollo humano en todo su potencial.
10. Promover la exposición a la TV como una
opción y no como un hábito. Como dice el
pensador uruguayo Eduardo Galeano “ojalá
llegue el día donde el televisor deje de ser
tratado como el miembro más importante
de la familia y sea tratado como la plancha
o el lavarropas”. Proponemos realizar otras
actividades en vez de sólo distraerse viendo
TV: por ejemplo: leer, pintar, practicar algún
deporte, pasear, asistir al teatro, estudiar
cursos. Recordamos haber escuchado a
nuestro Premio Nobel Mario Vargas Llosa
denominar a la literatura “un entretenimiento,
pero superior”. En un hogar donde sus
miembros miran televisión durante veinte o
treinta horas semanales, ya no queda tiempo
para otros pasatiempos o actividades. Además
la TV basura empobrece el aparato cognitivo.
11. Discutir con los niños, adolescentes y jóvenes
los programas y las películas y orientarlos
cada vez que se pueda.
12. Esta recomendación va para los adultos de
casa y en especial para los padres: Reducir la
cantidad de aparatos de televisión. Hace años
los autores de este artículo recordamos como
al contar con un televisor en casa esto llevaba
a la mirada colectiva (familiar) de una serie
o programa, la cuál iba luego acompañada
por alguna conversación sobre lo visto. Hoy
es fácil encontrar tres, cuatro o cinco aparatos
de televisión repartidos en las casas (algunos
lo llaman prosperidad) facilitando esto una
suerte de separación familiar donde cada uno
observa el mismo programa, muchas veces,
pero a solas, cual autista encerrado en sus
propias contemplaciones. A más televisores
puede que estén más separados los miembros
de una familia. Lo planteamos para el debate.
13. No nos dejemos llevar por el supuesto “éxito”
de ciertas series que son anunciadas con bombos
y platillos como las revelaciones televisivas de
la época o las que han revolucionado lo hecho
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en televisión. Conviene recordar que más no
siempre es mejor. Además existe toda una
parafernalia empresarial para posicionarlas.
Basta recordar los avances en noticieros y los
titulares de ciertos diarios de la capital que nos
“noticiaban” de lo “último” y “lo mejor” de la
serie, serie cuya misma empresa produce, y
que horas después será proyectada en el canal
de su empresa. Así se asumen como “juez y
parte” y tienen todo un montaje de sugestión
y convencimiento popular.
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