Content uploaded by Guadalupe Aguilera
Author content
All content in this area was uploaded by Guadalupe Aguilera on Nov 04, 2018
Content may be subject to copyright.
Content uploaded by Guadalupe Aguilera
Author content
All content in this area was uploaded by Guadalupe Aguilera on Nov 04, 2018
Content may be subject to copyright.
www.sochinf.cl 431
Retrato Microbiológico
Ochrobactrum anthropi
Figura 1. Morfología de colonia de Ochrobactrum antrhopi crecida en medio agar sangre.
Cultivode24hincubadoa37ºC.FotografíatomadaporJesúsLuna.
Figura 2. Morfología de colonia de Ochrobactrum antrhopi crecida en medio Mc Conkey.
Cultivode24hincubadoa37ºC.FotografíatomadaporJesúsLuna.
RevChilenaInfectol2018;35(4):431-432
432 www.sochinf.cl
Retrato Microbiológico
Ochrobactrum anthropi
Ochrobactrum antrhopi es un bacilo gramnegativo, aerobio obligado, móvil por agelos perítricos, oxidasa positiva,
catalasa positiva e indol negativo. La bacteria es mesofílica y crece entre los 20 y 37°C. Las colonias a las 24 h de incu-
bación son circulares, lisas, brillantes, convexas y de 1 mm de diámetro con bordes enteros. Algunas pruebas que pueden
ayudar a distinguirla de otras bacterias oxidasa positivas son: incapacidad de crecer en cetrimida, lactosa negativa, no
hidrolisa la esculina y produce ureasa. En 1988 se describió como O. anthropi, del griego ochros, que signica amarillo
pálido, y anthropi porque se puede encontrar en material clínico de origen humano. Previamente, esta especie estaba
incluida en el género Achromobacter (Holmes y cols., 1988). La bacteria está ampliamente distribuida en la naturaleza,
encontrándose en el suelo y el agua.
La identicación microbiológica de O. anthropi es difícil debido a que es una bacteria metabólicamente inactiva, y
además porque causa una infección con un cuadro clínico inespecíco, donde la ebre es uno de los síntomas más rele-
vantes. El primer caso clínico causado por O. anthropi se describió en 1980 en un paciente con un absceso pancreático.
Aunque O. antrhopi es una bacteria con baja virulencia, es capaz de adherirse a supercies y por ello se asocia a conta-
minación de catéteres y dispositivos médicos. Actualmente, O. anthropi se considera un agente oportunista en pacientes
inmunocomprometidos. Se ha aislado en casos de bacteriemia, endoftalmitis, shock séptico, endocarditis, osteomielitis,
entre otras infecciones.
El género Ochrobactrum está relacionado logenéticamente con el género Brucella, por lo que pueden existir errores
en la identicación de ambos microorganismos por métodos automatizados basados en pruebas bioquímicas.
Ochrobactrum es resistente a los ß-lactámicos, lo cual genera dicultades en el tratamiento de las infecciones. Re-
cientemente, se han reportado casos clínicos con cepas multi-resistentes. Desafortunadamente, en la actualidad no existe
un tratamiento especíco para tratar las bacteriemias causadas por O. antrhopi; sin embargo, se ha usado con éxito, en
forma anecdótica, la combinación de cotrimoxazol y gentamicina o amikacina, y más recientemente, ciprooxacina.
Referencias bibliográcas
1.- Holmes B, Popo M, Kiredjian M, Kersters K. Ochrobactrum antrhopi gen. nov., sp. nov. from human clinical specimens and
previously known as group Vd. Int J System Bacteriol 1988; 38: 406-16.
2.- Teyssier C, Marchandin H, Jean-Pierre H, Diego I, Darbas H, Jeannot J L, et al. Molecular and phenotypic features for identication of
the opportunistic pathogens Ochrobactrum spp. J Med Microbiol 2005; 54: 945-53.
3.- Vila A, Pagella H, Vera Bello G, Vicente A. Brucella suis bacteremia misidentied as Ochrobactrum anthropi by the VITEK 2 system. J
Infect Dev Ctries 2016; 10: 432-6. doi: 10.3855/jidc.7532.
Araceli Contreras-Rodríguez1, Cristina Majalca-Martínez2 y M. Guadalupe Aguilera-Arreola1
1Departamento de Microbiología, Escuela Nacional de Ciencias Biológicas,
Instituto Politécnico Nacional, Ciudad de México.
2Laboratorio de Pruebas Especiales, Centro Médico Nacional (CMN) 20 de Noviembre-Instituto de
Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), Ciudad de México, México.
Correspondencia a:
M. Guadalupe Aguilera-Arreola
lupita_aguilera@hotmail.com
RevChilenaInfectol2018;35(4):431-432