Technical ReportPDF Available

El Karso de Puerto Rico - Un Recurso Vital

Authors:
  • International Institute of Tropical Forestry

Figures

Content may be subject to copyright.
Ariel E. Lugo1, Leopoldo Miranda Castro2, Abel Vale3, Tania del Mar López1, Enrique
Hernández Prieto4, Andrés García Martinó1, Alberto R. Puente Rolón5, Adrianne G.
Tossas6, Donald A. McFarlane7, Tom Miller8, Armando Rodríguez9, Joyce Lundberg10,
John Thomlinson11, José Colón3, Johannes H. Schellekens8, Olga Ramos1 y Eileen Helmer1.
Departamento
de Agricultura
de los
Estados Unidos
Servicio Forestal
Traducción -
Informe Técnico
General WO-65
Julio 2004
El Karso de
Puerto Rico --
Un Recurso Vital
PORTADA: Parte de la
franja kárstica en la región
noroeste de Puerto Rico,
en una imagen captada por
el Landsat Thematic Mapper
en 1992 con bandas TM 7,
5, 2, en espacio de color
rojo-verde-azul (RGB, por
sus siglas en inglés). El área
se delimita al este por el
río Grande de Arecibo y
el embalse Dos Bocas,
extendiéndose hasta el río
Guajataca y el embalse
Guajataca al oeste. El río
Camuy, al centro, fluye con
los otros dos ríos por cañones
de impresionantes pendientes
casi verticales, las cuales
crean las sombras visibles en
la imagen. Ambos embalses,
de color negro en la imagen,
son de importancia crítica
para los abastos de agua de
toda la isla. El área del
bosque aparece como un
manto verde oscuro que
divide las lomas del karso y
representa parte de la zona
propuesta para conservación.
Las áreas que varían desde
rosa pálido a blanco
representan las zonas
urbanas, que incluyen la
ciudad costera de Arecibo,
visible en el cuadrante
superior derecho de la
imagen. Las tierras agrícolas
y pastizales aparecen
de amarillo intenso a
verde pálido.
Ariel E. Lugo1, Leopoldo Miranda Castro2, Abel Vale3, Tania del Mar López1, Enrique
Hernández Prieto4, Andrés García Martinó1, Alberto R. Puente Rolón5, Adrianne G.
Tossas6, Donald A. McFarlane7, Tom Miller8, Armando Rodríguez9, Joyce Lundberg10,
John Thomlinson11, José Colón3, Johannes H. Schellekens8, Olga Ramos1 y Eileen Helmer1.
1. Instituto Internacional de Dasonomía Tropical
USDA Forest Service
Jardín Botánico Sur, 1201 Calle Ceiba
San Juan, PR 00926-1119
2. Servicio de Pesca y Vida Silvestre de EE.UU.
Oficina del Caribe, P.O. Box 491
Boquerón, PR 00622-0491
3. Ciudadanos del Karso
497 Ave. E. Pol, Aptdo. 230
San Juan, PR 00926-5636
4. Departamento de Biología
Colegio Universitario de Humacao
Universidad de Puerto Rico, Estación Postal
CUH, Humacao, PR 00791-4300
5. P.O. Box 1112, Ciales, PR 00638
6. Villas del Río
1100 Calle Bambú
Mayagüez, PR 00680-7166
7. W.M. Keck Science Center
The Claremont Colleges
925 North Mills Ave
Claremont, CA 91711
8. Departamento de Geología,
Universidad de Puerto Rico, RUM
P.O. Box 9017 Mayagüez, PR 00681-9017
9. Departamento de Biología
Universidad Interamericana,
Carr. 500 Dr. John Will Harris
Bayamón, PR 00957-6257
10. Department of Geography and Environmental Studies
Carleton University
Ottawa, Ontario, K1S5B6, Canadá.
11. Instituto de Estudios de Ecosistemas Tropicales
Universidad de Puerto Rico
P.O. Box 363682
San Juan, PR 00936-3682
El Karso de Puerto Rico - Un Recurso Vital
Informe Técnico General WO-65*
Julio 2004
* Este documento es una traducción al español del Informe Técnico General WO-65 titulado Puerto Rican Karst – A Vital Resource,
el cual fue publicado en agosto de 2001 por el Servicio Forestal de los Estados Unidos. Esta publicación se hace posible gracias
a un acuerdo cooperativo entre el Instituto Internacional de Dasonomía Tropical y Ciudadanos del Karso.
Indice
i
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
Resumen....................................................................1
Introducción..............................................................2
Geografía de la Región Caliza de Puerto Rico.............3
La Franja Kárstica es Espectacular...............................8
Zona Silvestre........................................................8
Diversidad Topográfica..........................................10
Topografía Accidentada.........................................11
Paisajes Singulares.................................................12
Panoramas de Contrastes......................................12
La Caliza de la Franja Kárstica Data
de Muchas Épocas...................................................13
Clasificación de los Estratos Calizos....................16
Origen del Karso.................................................18
Desarrollo de la Topografía del Karso..................18
La Franja Kárstica es Diversa...................................20
Diversidad Geomorfológica................................20
Formaciones de los Valles...............................20
Valles Secos...............................................20
Depresiones Cerradas................................21
Sumideros Rellenos....................................22
Valles Cegados...........................................22
Lomas.............................................................22
Karso de mogote........................................22
Karso de Conos..........................................24
Acantilados Fluviales y Costeros.....................24
Zanjones........................................................24
Cavidades.......................................................24
Diversidad Hidrológica.......................................26
Ríos y Quebradas...........................................26
Río Culebrinas...........................................28
Río Guajataca.............................................28
Río Camuy.................................................28
Río Grande de Arecibo..................................28
Río Grande de Manatí..................................29
Río Cibuco................................................29
Río de La Plata............................................29
Acuíferos.........................................................30
Embalses, Lagunas, Charcas y Humedales......34
Manantiales y Cascadas...................................36
Diversidad Ecológica............................................38
Vegetación Terrestre........................................38
Humedales......................................................43
Estuarios.........................................................43
La Franja Kárstica Contiene Recursos
Naturales Muy Valiosos...................................................44
Flora y Fauna Fósil..............................................44
Flora....................................................................45
Fauna.................................................................46
Macrofauna Acuática..........................................46
Invertebrados de las Cavidades.......................48
Reptiles y Anfibios.........................................48
Aves................................................................52
Mamíferos......................................................58
Especies Endémicas y en Peligro de Extinción.....59
Flora...............................................................60
Fauna..............................................................62
La Franja Kárstica Tiene Importancia Económica....64
Agua....................................................................67
Otros Minerales...................................................69
Agricultura...........................................................70
Silvicultura..........................................................73
Perturbaciones Ambientales.................................73
Derrumbes y Subsidencia................................74
Inundaciones, Huracanes y Sequías.................75
Río Culebrinas...........................................75
Río Guajataca.............................................75
Río Camuy.................................................75
Río Grande de Arecibo...................................75
Río Grande de Manatí...............................76
Río Cibuco y el río Indio............................76
Río de La Plata...........................................76
La Franja Kárstica Ha Sido Usada Intensamente......76
La Franja Kárstica Es Vulnerable
a la Actividad Humana............................................77
¿Cortar o pavimentar los bosques?.......................78
¿Drenar o rellenar los humedales?........................78
¿Convertir o transformar los usos de los suelos?...78
¿Bombeo o sobreexplotación de los acuíferos?......79
¿Contaminación o envenenamiento
del agua subterránea?............................................80
Contaminación del Agua de la Superficie............81
La Franja Kárstica Es de Importancia Vital
para Puerto Rico y Tiene que Conservarse...............82
Importancia de la Franja Kárstica.............................82
Conservación de la Franja Kárstica......................84
Propuesta para el Traspaso de Parte
de la Franja Kárstica al Dominio Público............86
Agradecimientos......................................................87
Referencias..............................................................87
Terminología............................................................97
1
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
Resumen
La región de roca caliza
de Puerto Rico cubre
aproximadamente el 27.5
por ciento de la superficie de
la Isla y se subdivide entre la
zona caliza del Norte, la zona
caliza del Sur y la caliza
dispersa. Todas las zonas
calizas tienen características
de karso1. Los términos
técnicos que aparecen en
letra negrita en este informe
se definen en la sección de
Terminología.. La parte de
la zona caliza del Norte con
la topografía kárstica más
espectacular se denomina
“franja kárstica”. Esta cubre
unas 142,544 ha, el 65 por
ciento de la zona caliza del
Norte. Este documento se
concentra en la franja
kárstica, aunque se hace
referencia a todas las regiones
calizas. La zona caliza del
Norte tiene el acuífero de
agua dulce más extenso, la
extensión continua más
amplia de bosque maduro y
los más extensos humedales
costeros, estuarios y sistemas
de cavidades subterráneas de
Puerto Rico. La franja
kárstica es sumamente
diversa y su variada
topografía, concentrada en
un área tan limitada, la hace
única en el mundo. Los
bosques del karso
puertorriqueño, secos,
húmedos o muy húmedos,
comparten características
fisonómicas y estructurales.
Los bosques del karso
contienen el mayor número
registrado de especies de
árboles por unidad de área
en Puerto Rico. En ellos
encontramos una
abundancia de taxones de
fauna y flora; y muchas
especies raras, amenazadas,
en peligro de extinción y
migratorias encuentran
refugio en la franja kárstica.
Casi todo el registro fósil de
la flora y fauna extinta de
Puerto Rico proviene de esta
franja. Veintidós por ciento
de la población de la isla
utiliza agua subterránea. La
zona caliza del Norte suple
el 22 por ciento del agua
dulce extraída por las
entidades públicas de la Isla.
Setenta y nueve por ciento
del agua extraída en la zona
caliza del Norte es agua
subterránea y 340,000
personas utilizan esta agua.
La construcción en el karso
es difícil, costosa y peligrosa.
Debido a lo accidentado del
terreno y la pobreza del suelo
para fines agrícolas, la
densidad poblacional de la
franja kárstica es baja y el
impacto humano al paisaje
ha sido mínimo. La franja
kárstica se considera una
zona silvestre, de sistemas
ecológicos y subterráneos y
de formaciones kársticas.
Parte de la franja se
caracteriza por las pocas
viviendas, la cubierta forestal
continua, las pocas carreteras
y la ausencia de agricultura
comercial. De hecho, la
franja kárstica de Puerto Rico
actualmente representa uno
de los hábitats kársticos
menos intervenidos que
queda en el Caribe. Sin
embargo, la región caliza en
general es vulnerable a las
actividades humanas,
incluyendo el corte de
vegetación, la pavimentación
de bosques, la desecación y
el relleno de humedales, la
conversión y transformación
de usos de terrenos, la
sobreexplotación de los
acuíferos y la contaminación
y el envenenamiento del agua
subterránea. En la zona caliza
del Norte, la población rural
descarga todas las aguas
usadas directamente al
ambiente natural. El karso
es vital para Puerto Rico
porque sus recursos naturales
y condiciones ambientales
proveen servicios esenciales
al resto de la Isla, sosteniendo
la calidad de vida y una
economía próspera. El agua,
la recreación, los espacios
abiertos, los paisajes, la
biodiversidad, la zona
silvestre, las funciones
ecológicas y los recursos
naturales abundantes son
productos y servicios que
ofrecen los terrenos del karso.
Hay que conservar el karso
de manera que la Isla pueda
seguir recibiendo todos los
beneficios que este provee.
Proponemos que se reserven
39,064 ha (el 27 por ciento)
de la franja kárstica. Estas
tierras se deben pasar al
dominio público para
asegurar la conservación del
núcleo del karso natural para
las generaciones venideras.
“La zona caliza de la costa
norte, distante de la zona de
San Juan, es una de las pocas
áreas escasamente pobladas
de Puerto Rico y posee
cualidades estéticas y
geológicas únicas, además de
ser la última fuente de agua
subterránea extensa sin
desarrollar de la isla.”
Giusti y Bennett (1976 p. ii).
1
Los términos técnicos que aparecen en letra negrita en este informe se definen en la sección de Terminología.
2
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
Introducción
Las imágenes de Puerto
Rico captadas por sensores
remotos de satélite muestran
una banda continua de
bosque tupido orientada de
este a oeste, desde la esquina
noroeste de la isla casi hasta
San Juan (véase la portada).
Esta franja de bosque tupido
sólo se interrumpe por los
cañones y valles de varios
ríos, como el río Guajataca,
el río Camuy, el río Tanama,
el río Grande de Arecibo, el
río Grande de Manatí, el río
Indio, el río Cibuco y el río
de La Plata. Estos ríos fluyen
al norte hasta el Océano
Atlántico, creando bloques
de bosque, notables por la
escasez de su drenaje
superficial (figura 1) y el
predominio del drenaje
subterráneo. Estas tierras
constituyen la franja kárstica
de la zona caliza del Norte.
Como demostraremos en
este trabajo, la franja kárstica
ha sido, y sigue siendo, un
área natural de importancia
crítica en Puerto Rico. Sus
vastos recursos naturales
nutrían a los puertorriqueños
cuando la Isla gozaba de una
economía agraria. Sin
embargo, la región fue
deforestada. Con el
abandono de las actividades
agrícolas y el acelerado
cambio de la economía de la
Isla durante la segunda mitad
del siglo XX, los bosques se
recuperaron y el agua de la
región potenció el proceso
de la industrialización.
Desafortunadamente, la
contaminación ha degradado
gran parte del agua
superficial y el agua
subterránea. Hoy por hoy,
Puerto Rico se enfrenta a una
nueva transformación
económica y la franja kárstica
está disponible para apoyar
una mayor salud ambiental
Figura 1.
Mapa de Puerto Rico con los ríos, quebradas y canales (Base de datos del Servicio Geológico de EE.UU.). La zona donde
no existe una red visible de ríos y quebradas en la costa del Noroeste corresponde al sector de la franja kárstica, donde predomina un patrón
de drenaje subterráneo. Algunos de los canales en el Noroeste no son naturales, sino que pertenecen al Distrito de Riego de Isabela.
Figura 2.
Mapa de Puerto Rico con las principales divisiones fisiográficas (Monroe 1976). La franja kárstica es la zona donde
abundan las formaciones kársticas. La roca caliza subyace parte de la planicie discontinua de la costa, como es el caso en la costa norte.
Figura 3.
La región caliza de Puerto Rico según Monroe (1976). La zona caliza del norte incluye la franja kárstica. Las líneas
verticales con letras identifican la ubicación de los cortes transversales geológicos que se presentan en otra parte de este trabajo.
y calidad de vida que
necesitaremos en el siglo
XXI. Nuestro objetivo es
reseñar la literatura
disponible sobre la franja
kárstica, con el propósito de
justificar una ética de
conservación para los valiosos
recursos naturales de la franja
y para sugerir que se
transfiera una parte de la
franja kárstica al dominio
público.
Geografía de la
Región Caliza de
Puerto Rico
Picó (1950) subdividió a
Puerto Rico en 11 regiones
geográficas, una de las cuales
eran las colinas húmedas del
norte (tabla 1). Esta región
geográfica incluía la franja
caliza del interior y el cerro
Atalaya, pero Picó no
reconoció ninguna otra
región caliza. Monroe (1976)
dividió a Puerto Rico en tres
regiones fisiográficas: la franja
kárstica, la zona de la
montaña y la planicie
discontinua costera (figura
2). La planicie discontinua
de Monroe incluía karso
enterrado sin características
de disolución visibles. Por
ende, la extensión del karso
en Puerto Rico es mucho
mayor de lo que implicaba
el área de franja kástica de
Monroe porque también se
dan características del karso
fuera de esta.
Para esta reseña,
digitalizamos el mapa de
1976 de Monroe de las áreas
calizas y formaciones
kársticas de Puerto Rico. El
mapa no incluía las islas
adyacentes, Mona, Monito,
Desecheo, Caja de Muertos
y Vieques2. De éstas, la Isla
de Mona es la más
importante con respecto a su
formación caliza y su
biodiversidad (recuadro 1).
Utilizando el mapa de
Monroe, clasificamos las
varias regiones de la isla
(figura 3) y calculamos
aproximadamente sus áreas
(tabla 2).
Utilizamos la siguiente
terminología al referirnos a
las distintas zonas calizas de
Puerto Rico: la región caliza
se refiere a todas las zonas
calizas de Puerto Rico,
incluyendo las zonas donde
la roca caliza está enterrada
debajo de suelos aluviales o
arenas de manto. La región
caliza se subdivide en tres
zonas: norte, sur y caliza
dispersa. La zona caliza del
Norte corresponde a la zona
de caliza de la costa norte,
incluyendo la roca caliza
cubierta por arenas de manto
y suelos aluviales, y
constituye un acuífero
subterráneo bien definido.
La zona caliza del Sur
corresponde a las zonas
3
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
2
Los mapas en las figuras 2 y 16 ilustran las zonas geográficas más importantes que se mencionan en este trabajo.
Tabla 1. Zonas geográficas de Puerto Rico. Esta tabla fue preparada por Fernando Gómez Gómez partiendo
de Picó y otros (1975). Los totales varían debido a que se redondearon los números.
Región Geográfica Área (ha) Por ciento del Área Total
1.Planicie costera del norte 119,395 13.3
A. Zona occidental subhúmeda 33,377 3.7
B. Zona aluvial húmeda 86,018 9.6
2.Valles húmedos de la costa este 27,800 3.1
A. Zona de Fajardo 9,864 1.1
B. Valles de Naguabo-Humacao 11,365 1.3
C. Valle de Yabucoa 4,939 0.6
D. Valle de Maunabo 1,632 0.2
3.Valle de Caguas 12,868 1.4
4.Valles de la costa oeste 23,208 2.6
A. Valle de Culebrinas-Culebras 4,217 0.5
B. Zona de Córsega 462 0.1
C. Valle de Añasco 4,665 0.5
D. Valle de Guanajibo 13,864 1.6
5.Planicie costera del sur 87,779 9.8
A. Planicie costera de Ponce-Patillas 47,067 5.3
B. Valle de Tallaboa 2,210 0.2
C. Zona de Guayanilla-Guánica 6,080 0.7
D. Valle de Lajas 13,763 1.5
E. Franja de las montañas del Suroeste 18,659 2.1
6.Zona premontana semiárida del Sur 88,270 9.9
7.Zona premontana semihúmeda del Norte 185,956 20.9
A. Zona cretácea del Norte 66,549 7.5
B. Franja caliza interior 95,852 10.7
C. Cerro Atalaya 23,555 2.6
8. Montañas húmedas del Este 133,561 15.0
9. Montañas lluviosas del Oeste 171,168 19.2
10. Sierra de Luquillo 21,331 2.4
11. Vieques, Culebra y Mona 21,400 2.4
A. Vieques 13,200 1.5
B. Culebra 3,000 0.3
C. Mona 5,420 0.6
Total 892,736 100
La Isla de Mona, situada entre la República
Dominicana y Puerto Rico, es una isla tectónicamente
elevada de roca carbonatada, de unas 5,500 ha (Aron
1973, Frank y otros 1998a). La isla tiene forma de
meseta, levemente inclinada hacia el sur. En toda su
costa hay farallones verticales que se elevan a 20 m
sobre el nivel del mar por el sur y hasta 80 m sobre
el nivel del mar en el norte. La meseta está formada
por dos unidades de carbonatos del Mioceno-
Plioceno: la Dolomía Isla de Mona inferior y la
Caliza Lirio superior. A lo largo del oeste y suroeste
de la isla, se encuentra un arrecife fósil del Pleistoceno,
de 3 a 6 metros de altura, que entronca con la base
del farallón y forma una estrecha planicie costera
(Frank y otros 1998a). Frank y otros (1998b)
consideraban que la Isla de Mona era “uno de los
lugares más cavernosos de la Tierra”. (p 82). Tarhule,
Lips y Ford (1998) sugirieron que la corrosión por
condensación ocurrió en la entrada de algunas de
las cavidades de la Isla de Mona.
continua en la próxima página
Recuadro 1. La Isla de Mona: La Galápagos del Caribe.
continua en la página 5
4
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
Las formaciones kársticas incluyen (Frank y otros 1998a):
Una serie de cavidades de flanco desarrolladas en el contacto entre
la Caliza Lirio y la Dolomía Isla de Mona y que forman una argolla
en la periferia de la isla;
Una serie de grandes sumideros de formación compuesta conocidos
como las Cuevas del Centro;
Un valle de disolución formado a lo largo de la fractura, conocido
como Los Corrales de los Indios;
El Camino de los Cerezos, una zona de pozos con una gran
cantidad de acantilados verticales y
La superficie de la meseta en la que la disolución ha cortado
numerosos pozos pequeños.
La Isla de Mona recibe a los vientos alisios del este durante todo el
año. Sin embargo, su ubicación al oeste de Puerto Rico permite el paso
de una mayor cantidad de frentes fríos, lo cual probablemente es el
motivo de que haya una precipitación mayor durante el invierno, en
comparación con la isla principal (Calvesbert 1973). La zona de vida
de la isla es de bosque seco subtropical sensu Holdridge (1967).
Se cree que la Isla de Mona nunca estuvo unida a ninguna otra masa
terrestre; por lo cual los nueve taxones de la herpetofauna de Mona son
endémicas: Eleutherodactylus monensis, el Coquí de la Mona; Monachelys
monensis, una tortuga extinta; Sphaerodactylus monensis, el Gecko de la
Mona; Anolis monensis, el Lagartijo de la Mona; Cyclura cornuta stejnegeri,
la Iguana de la Mona, en peligro de extinción; Ameiva exsul alboguttata,
la salamanquita de la Mona; Typhlops monensis, la Víbora de la Mona;
Epicrates monensis monensis, la Boa de la Mona; y Alsophis portoricensis
variegatus, la Culebra de la Mona. La fauna invertebrada macroscópica
de las cavidades de Mona incluye: 46 especies no accidentales, 25
especies conocidas por su nombre, 2 troglobiontes endémicos, 1
troglobionte adicional, 3 trogófilas endémicas, 34 troglófilas y 16 ácaros
guanófilos (Peck y Kukalova Peck 1981). La Isla de Mona alberga más
especies de animales endémicos que todas las demás islas que componen
el archipiélago de Puerto Rico en su conjunto, incluyendo Vieques y
Culebra, pero no la isla grande (Raffaele 1973). Las aves también
constituyen un componente importante de la ecología de la Isla de
Mona. Miles de aves marinas, tales como el Rabijunco Coliblanco, las
Bobas, y la Tijereta, anidan en la Isla de Mona (Raffaele 1973). La Isla
de Mona es un refugio de vida silvestre administrado por el Departamento
de Recursos Naturales y Ambientales de Puerto Rico.
La vegetación de la Isla de Mona se asemeja a la de otros bosques
secos subtropicales de Puerto Rico y la República Dominicana (Calvesbert
1973, Woodbury 1973). Un bosque de dosel bajo y abierto dominado
por árboles pequeños y arbustos cubre la mayor parte de la isla. A pesar
de su clima seco y su tamaño reducido, la Isla de Mona muestra una
gran diversidad de comunidades de plantas. Al cartografiar la vegetación
de la isla, Cintrón y Rogers (1991) reconocieron 10 asociaciones distintas
de plantas. Donde las condiciones o perturbaciones naturales son severas,
se desarrolla un bosque de cacto. En los suelos más profundos, en los
sumideros y en las depresiones, se encuentran árboles altos y grandes
(Cintrón 1979). Los bosques mejor desarrollados de la Isla de Mona
quedan al pie de los farallones hacia el oeste, donde los suelos más
húmedos y profundos están protegidos del viento y el salitre (Rogers
1974). Aproximadamente el 11 por ciento de la flora de la Isla de Mona
es rara o está en peligro de extinción (Woodbury 1973). Esta vegetación
ha sufrido un gran impacto debido a la presencia de cerdos y cabras
que se han introducido. La mayor parte del daño a la vegetación causado
por estas especies foráneas se debe al consumo de la corteza y las raíces
(Cintrón 1979). Los cerdos y las cabras también tienen un efecto en
la vida silvestre, como en el caso de la Iguana de Isla de Mona, en peligro
de extinción, y la Boa de Isla de Mona (Epicrates monensis) (Ruiz y
Chabert 1989).
Existen numerosas cavidades en la Isla de Mona, que fueron usadas
históricamente por Amerindios. Un yacimiento taíno en la Isla de Mona
data de 360 ± 60 años antes del presente, lo cual coincide con el primer
contacto entre la población taína y la europea (Frank 1998a). La isla
fue explotada por sus abundantes depósitos de fosforita, un material
granulado derivado del guano de los murciélagos y compuesto
mayormente por fosfato de calcio (Aron 1973). Este guano se usó como
abono de fosfato. Durante varias décadas, se libraron batallas por el
control de los depósitos de guano de la Isla de Mona (Arana Soto 1969).
La primera concesión oficial para la extracción de guano de la Isla de
Mona se otorgó en 1871 a un inglés de nombre Jackson Hughes
(Wadsworth 1973). El guano se extrajo de la isla hasta mediados de la
década del 1920, cuando la Mona Island Phosphate Company vendió
su franquicia a la Chatham Coal & Coke Company de Savannah,
Georgia; pero al parecer esta empresa nunca extrajo guano de la Mona
(Wadsworth 1973). Hoy día, la historia de la minería en la isla se puede
reconstruir a base de las reliquias encontradas en sus cuevas (Frank
1998b).
Su ubicación remota y la dificultad de acceso son las razones principales
por las cuales la Isla de Mona ha sobrevivido la presión humana. Las
playas arenosas son muy limitadas y actualmente el acceso a la isla está
restringido a dos playas: Sardinera y Pájaros. La Isla de Mona no tiene
agua superficial y los recursos de agua dulce se limitan a unos pocos
pozos y la lluvia. La isla tiene un lente de agua dulce al extremo sur de
la isla, que alcanza un grosor de 20 m (Richards y otros 1998). Debido
a las diferencias en la conductividad hidráulica, el lente de agua dulce
no es radialmente simétrico con respecto a la geografía de la isla. El
agua subterránea varía de salobre con sulfatos a oxigenado y salobre
(Wicks y Troester 1998). Cintrón y otros (1978) encontraron que el
manglar en el interior de la Isla de Mona era de una altura mayor de
la esperada porque sustraía agua dulce del lente debajo de su substrato.
La isla es un lugar importante de anidaje para las tortugas marinas
en peligro de extinción. El Tinglar (Dermochelys coriacea), la Cabezona
(Caretta caretta), el Carey de Concha (Eretmochelys imbricata) y la
Tortuga Verde (Chelonia mydas) suelen anidar en las prístinas aguas de
esta hermosa isla. Las playas de anidaje de la Isla de Mona son de los
pocos lugares idóneos de anidaje que quedan en el mundo (Wiewand
1973). Con el cambio de soberanía en 1898, la Isla de Mona se anunciaba
en los periódicos de Estados Unidos como: “Mona, una exquisita isla
tropical de 10,000 acres”, “La Perla de las Antillas”, “un lugar donde
anidan miles de tortugas verdes y rodeada de aguas repletas de las
variedades más exquisitas de pescado” (Boston Globe, lunes, 13 de marzo
de 1899, citado por Wadsworth 1973). Sin embargo, la intensa
explotación de los recursos de guano y la pequeña, pero constante,
habitación humana tuvieron como resultado la introducción de muchas
especies foráneas, lo cual afectó de manera negativa la vida silvestre. Las
cabras, los gatos, los cerdos y las ratas son algunos de los animales
foráneos más destructivos que existen en la Isla de Mona. También se
ha visto afectada la Iguana de Mona por la introducción de árboles
foráneos, tales como el pino australiano (Casuarina equisetifolia) y la
caoba (Swietenia mahagoni) (Wiewand 1973). A pesar de estos obvios
efectos humanos, los recursos naturales de la Isla de Mona aún son de
los mejores conservados del Caribe. Sus maravillas naturales y su flora
y fauna única han redundado en que muchas personas se refieran a la
Isla de Mona como “la Galápagos del Caribe”.
Recuadro 1. continuación de la página anterior
5
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
calizas de la costa sur, según
se define en el mapa de
Monroe. La caliza dispersa
incluye todas las formaciones
lenticulares de caliza en el
centro de la isla y las que no
se incluyen en las calizas del
Norte y del Sur. La franja
kárstica que presenta rasgos
superficiales kársticos más
desarrollados se encuentra en
la zona caliza del Norte (foto 1).
Los paisajes kársticos
incluyen todas las
formaciones producidas por
el proceso de disolución, en
el que se disuelve el lecho
rocoso mediante reacciones
químicas; un proceso
predominante entre los
mecanismos de formación
topográfica en las regiones
kársticas (White 1988). Hay
una variedad de criterios de
clasificación de las
formaciones kársticas y
Puerto Rico tiene ejemplos
de la mayoría de los tipos de
formaciones kársticas
ilustrados en el recuadro 2.
Reconocemos que existen
formaciones kársticas fuera
de la franja kárstica, según
definida en este trabajo. De
hecho, las formaciones
kársticas se pueden
desarrollar en cualquier
momento, aún cuando la
caliza este enterrada, puesto
que puede haber disolución
subterránea en tierras donde
no sea aparente la presencia
de la caliza. Se entiende que
unos 50 millones de
kilómetros cuadrados del
planeta, es decir, el 20 por
ciento de la superficie de la
Tierra, son terrenos de roca
karstificable, y un 15 por
ciento de los estados
contiguos de los Estados
Unidos tienen karso
templado (Peck y otros
1988). En Puerto Rico, la
región caliza cubre unas
244,285 ha, un 27.5 por
ciento de la Isla (tabla 2).
La diferencia principal
entre la zona caliza del Norte
y la zona caliza del Sur es el
clima. La zona caliza del
Norte y gran parte de la caliza
dispersa se caracterizan como
zonas de vida húmedas y
muy húmedas (sensu
Holdridge 1967), mientras
que la zona caliza del Sur se
Foto 1.
Vista aérea de la franja
kárstica, cerca de Arecibo, Puerto Rico.
Foto de J. Colón.
continuación de la página 3 Tabla 2. El área (ha) de la región caliza de Puerto Rico, subdividida según factores geográficos, climáticos,
geoclimáticos, de cubierta terrestre, cubierta urbana y calidad de suelo. Estas áreas corresponden a los mapas
en las figuras 3, 4, 5, 32 y 33. Los espacios vacíos significan que la unidad no se encuentra en esa región en
particular. ‘Propuesta’ se refiere a los terrenos que se recomienda que deben ser de dominio público. Para
propósitos de comparación, el área de la isla principal de Puerto Rico es de 871,336 ha (tabla 1).
Unidades Franja Caliza Caliza Caliza Región Propuesta
Kárstica Del Norte Del Sur Dispersa Caliza
Área Total 142544 218692 21022 4571 244285 39064
Zona de Vida Subtropical
Bosque seco 16763 388 17151
Bosque húmedo 135820 206271 4258 3766 214295 36198
Bosque muy húmedo 6660 10748 398 11146 2864
Bosque muy húmedo montano bajo 19 19
Zona Geoclimática
Aluvial seca 670 28 698
Aluvial húmeda 31233 85174 38 179 85391 1616
Aluvial muy húmeda 143 626 1 627 71
Caliza seca 14764 14764
Caliza húmeda 102967 107025 2973 163 110161 34371
Caliza muy húmeda 6120 6384 6384 2465
Bosque seco,
substrato no carbonatado 66 66
Bosque húmedo,
substrato no carbonatado 1254 7462 3 7465 115
Bosque muy húmedo,
substrato no carbonatado 228 2034 55 2089 187
Volcánico-clástico extrusivo seco 1029 360 1389
Volcánico-clástico extrusivo, húmedo 366 5229 1238 3302 9769 95
Volcánico-clástico extrusivo,
muy húmedo 168 1084 337 1421 129
Volcánico-clástico extrusivo,
húmedo montano bajo 19 19
Intrusivo seco 203 203
Intrusivo húmedo 1381 9 119 1509
Intrusivo muy húmedo 1 620 5 625 12
Seco ultramáfico 31 31
Agua 64 1673 1 1674 2
Cubierta Terrestre — 1977-78
Agrícola 11570 29078 525 774 30377 772
Pastizal 45662 64313 2650 1455 68418 3819
Bosque de dosel muy tupido 845 1042 12 64 1118 436
Bosque de dosel tupido 59273 63277 12050 1068 76395 31734
Bosque de dosel abierto 98 121 201 7 329 6
Matorral 9337 12880 4037 687 17604 1630
Manglar 41 2911 58 2969
Humedales y salinas 88 2622 10 2632 3
Zonas rocosas 55 98 4 102
Cuerpos de agua 480 3030 72 35 3137 171
Desarrollo, no productivo 15095 38773 1403 481 40657 493*
Sin clasificar 547 547
Cubierta urbana — 1977-78 14556 36085 1362 402 37849 493*
Cubierta urbana — 1994 19272 43881 2176 509 46566 597*
Suelos
Aptos para la agricultura 39830 65411 1837 390 67638 3038
No aptos para la agricultura 102714 153281 19185 4181 176647 36026
*Estos terrenos están dentro de la zona propuesta, pero se excluirían de los planes de adquisición.
caracteriza como una zona
de vida seca (figura 4).
Encontramos 4 zonas de vida
representadas en la región
caliza, pero el 88 por ciento
de la región está en la zona
de vida de bosque húmedo
(tabla 2). Aproximadamente
un 7 por ciento de la región
caliza queda en la zona de
vida de bosque seco y un 4.6
por ciento queda en la zona
de vida de bosque muy
húmedo. Una reducida área
de caliza dispersa queda en
la zona de vida de bosque
muy húmedo premontano.
Las diferencias climatológicas
redundan en ritmos distintos
de karstificación (recuadro
3) y por lo tanto, en distintos
rasgos topográficos. Además,
la naturaleza del substrato,
el ambiente de deposición y
la diagénesis también
contribuyen a las diferencias
entre las topografías de la
zona caliza del Norte y la
zona caliza del Sur. Nos
concentraremos en la zona
caliza del Norte y la franja
kárstica en particular, pero
haremos referencia a la zona
caliza del Sur (recuadros 1 y
4) o a la caliza dispersa,
cuando sea apropiado.
6
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
Figura 4.
Mapa geoclimático de la región caliza de Puerto Rico. La zona caliza del Norte está ubicada principalmente en la zona
de vida de bosque húmedo (sensu Holdridge 1967) con una reducida representación de la zona de vida de bosque muy húmedo. La
zona caliza del Sur queda principalmente en una zona de vida de bosque seco con alguna representación de zona de vida de bosque húmedo.
Figura B2-1.
Vista idealizada de la
distinción entre el karso de conos, el karso
de torre y el karso de gallera, basado en el
declive de las laderas. L
F
representa el
espacio entre las fisuras (White 1988).
Tipos Comunes
Karso de dolina — paisaje con muchos sumideros.
Karso de gallera — una alta proporción de dolina
por área pero con una densidad menor de
depresiones que en el karso de dolina.
Karso de conos y torres — una topografía kárstica
muy común en el trópico, caracterizada por
muchas lomas de laderas empinadas, rodeadas
de depresiones en forma de estrella (figura B2-1).
Fluviokarso — un paisaje de drenaje irregular, valles
cegados, grietas acuíferas, manantiales grandes,
depresiones cerradas y cavidades.
Karso de pavimento — áreas de caliza expuesta, por
lo general esculpida en diversos tipos de karren.
Karso de polje — poljes alternados con cordilleras
intermedias.
Karso de laberinto — Paisaje dominado por
corredores y cañones de disolución que se
intersectan.
Karso de cavidad — donde hay cavidades y un
drenaje subterráneo bien desarrollado con poca
expresión de depresiones cerradas u otras formas
kársticas.
Clasificación Según la Cubierta
Karso cubierto —la superficie disuelta del lecho está
cubierta con distintos materiales, suelos o roca.
Karso subsuperficial —cubierto de suelo.
Karso de manto —cubierto de roca alóctona o
sedimentos. Parte del paisaje contemporáneo y
más antiguo que la cubierta.
Karso enterrado —cubierto de roca o sedimento
alóctono. No es parte del paisaje actual y es más
antiguo que su cubierta.
Karso intercalado —cubierto de roca o sedimento
alóctono. Puede ser parte o no del paisaje
contemporáneo y puede ser más reciente que su
cubierta.
Karso subacuático —karso cubierto debido a un
aumento en el nivel del mar: karso subfluvial,
debajo de un río; karso submarino, debajo de los
niveles de marea, tanto pleamar como bajamar.
Karso expuesto —roca superficial expuesta.
Karso desnudo —desarrollado y mantenido sin
cubierta o debajo de cubierta temporal de nieve
o agua.
Karso denudado —karso subsuperficial o
intercalado expuesto debido a la erosión de su
cubierta.
Karso exhumado —karso de manto que ha sido
desprovisto de su cubierta por la erosión.
Karso relicto —los restos topográficos o físicos
de karso que aún no han sido cubiertos y de los
cuales se ha removido la mayor parte de la roca
kárstica por medio de la erosión.
Recuadro 2. Clasificación de los paisajes del karso (White 1988).
7
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
La zona caliza del Norte
se extiende por unos 140 km
de este a oeste por la costa
norte con un ancho máximo
de 22 km, cerca de Arecibo
(Monroe 1976). Abarca un
área de 218,692 ha ó 90 por
ciento de la región caliza de
Puerto Rico (tabla 2). El
espesor total de estas
formaciones calizas es de
aproximadamente 1,400 m
(Giusti 1978). La mayor
parte de la caliza en los 25
km al extremo oriental de la
región está enterrada bajo
depósitos aluviales y sólo
aflora esporádicamente, de
manera que la topografía
kárstica es más conspicua al
oeste de San Juan y al sur de
la planicie costera (figura 3).
El área de la franja kárstica
es de 142,544 ha (tabla 2),
un 65 por ciento de la zona
caliza del Norte. La elevación
más alta de la franja kárstica
es de 530 m sobre el nivel
del mar y las escarpas
en el límite del sur de la
franja suelen elevarse a unos
400 m. Figura B3-1.
Dibujo esquemático
del modelo físico de la deposición del
espeleotema de calcita (White 1988).
La karstificación es el proceso de formación de un
tipo de terreno en roca soluble con las formaciones
superficiales y subterráneas resultantes de la
disolución. De las cuatro ecuaciones químicas que
se indican a continuación; el proceso con yeso no se
ha documentado para la franja kárstica. Giusti (1978)
cartografió el nivel de desarrollo kárstico para la costa
norte.
Este proceso disolverá la roca caliza cuando se
desplaza a la derecha y depositará (precipitará) la
caliza cuando se desplaza a la izquierda. La ecuación
se desplazará a:
• La derecha en presencia de agua acídica (debido
a la presencia de CO2 o NO3 o SO4 ), conocida
como agua agresiva;
• La izquierda en presencia de agua alcalina;
• La izquierda si aumenta la temperatura, lo cual
causa el escape de CO2; y
• La izquierda si el agua se evapora, lo cual resulta
en el escape del CO2.
La karstificación comienza con la disolución de
la caliza original, compuesta principalmente de
organismos marinos. La roca caliza original puede
ser sustituida por caliza que ha sido disuelta y
reprecipitada debido a la acción del agua subterránea.
La caliza que se ha reprecipitado en calcita, por
ejemplo, puede rellenar los carapachos de los
organismos y formar moldes de su estructura interna
y externa luego de disuelto el carapacho. El carbón
de origen vegetal ocupa el lugar del carbón de origen
marino en la caliza transformada. Luego del cambio
o reemplazo, se continúa con la karstificación, tanto
mediante la disolución como mediante la
reprecipitación.
La disolución es más activa en el ambiente
subterráneo, donde el agua acídica llega hasta la
caliza enterrada y la lixivía. La disolución es más
predominante en las zonas de vida húmedas y muy
húmedas y menos predominante en las zonas de
vida secas en las cuales se favorece la reprecipitación.
Recuadro 3. Karstificación de la caliza (Monroe 1966, 1976; Román Más y Lee 1987).
CO2 + H2O
CaCO3 + H2CO3
(calcita)________
CaMg(CO3)2 + 2H2CO3
(dolomita)__________
CaSO4.2H2O
(yeso)___
H2CO3
Ca++ + 2HCO3-
Ca++ + Mg++ +4HCO-
Ca++ + SO4= + 2H2O
continua en la próxima página
8
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
La Franja Kárstica es
Espectacular
El karso puertorriqueño es
espectacular. Constituye una
zona silvestre3, con gran
diversidad de formaciones,
topografía accidentada,
paisajes singulares y
panoramas de contrastes
(foto 2).
Zona Silvestre
“El Cerro Atalaya es una de
las regiones menos accesibles
de Puerto Rico. Ni una sola
carretera atraviesa la región
y sólo unas pocas la bordean.
Su actividad económica es
muy limitada. De hecho, hay
un marcado contraste entre
esta área subdesarrollada y
las áreas prósperas
adyacentes”.
Picó (1950, p. 149).
Puerto Rico es una isla
urbana con una densidad
poblacional promedio de
más de 425 personas/km2.
La isla ha experimentado un
ritmo acelerado de
deforestación. En la década
de 1940, la cubierta forestal
de la Isla bajó a un 6 por
ciento, con una cantidad
aproximadamente igual de
café de sombra (Birdsey y
Weaver 1982, 1987); en
1990, la cubierta forestal era
de aproximadamente un 32
por ciento (Franco y otros
1997). La franja kárstica es
similar al resto de la isla en
cuanto a la historia del
cambio en la cubierta
forestal, con dos excepciones.
Primero, la población
prácticamente ha desistido
de la ocupación o del uso del
paisaje accidentado de la
franja kárstica. La densidad
de las carreteras estatales
pavimentadas en la franja
kárstica es ahora muy baja
en comparación con la
densidad de carreteras de la
isla en general, que es de 2.5
km de carretera por
kilómetro cuadrado (Morales
Cardona y otros 1994).
Segundo, ya para el 1977-
1978, la cubierta forestal y
de matorrales en la franja
kárstica era de un 49 por
ciento (tabla 2), mayor que
el valor promedio para la isla
en general. Muchas áreas de
la franja kárstica tienen un
86 por ciento de cubierta
forestal o más. Por estas
razones, esta parte de Puerto
Rico resulta inaccesible y
constituye una zona silvestre.
Sus bosques llevan más de
cinco décadas recuperándose
de los usos humanos del
pasado y forman un dosel
continuo en un área extensa,
con muy poca influencia
humana. Los bosques
kársticos del Norte
Figura B3-2.
Tres desarrollos de sistemas de drenaje en las depresiones cerradas:
una zona de fisura ensanchada por disolución con suficiente permeabilidad para permitir
el transporte de suelo al nivel subsuperficial; una chimenea de disolución, en esencia una
cueva vertical desarrollada mediante la selección de un solo trayecto en el sistema de fisuras;
y un pozo vertical, como la entrada de Empalme del sistema del río Camuy (White 1988).
La cubierta superficial de plantas acelera estos procesos
de disolución porque producen aguas ácidas en la
respiración de materia orgánica (figura B3-1). Las
depresiones cerradas aparecen como producto de los
procesos de disolución. Las depresiones cerradas de
menor tamaño van aumentando de profundidad a
medida que una mayor cantidad de ácido—producto
de la respiración de las raíces y los microbios, las
sustancias húmicas en el suelo y/o las aguas que se
percolan—acelera el proceso. White (1988) identificó
tres condiciones que rigen el desarrollo de los paisajes
kársticos. En primera instancia, las fuerzas químicas
— la temperatura, la precipitación y el pCO2 ; en
segunda instancia, las fuerzas físicas — la precipitación
y el relevo y por último, el entorno hidrogeológico
que incluye el entorno tectónico, el grosor de la roca
soluble y el entorno estratigráfico y litológico.
La caliza agrietada es susceptible a un índice mayor
de disolución debido a que las grietas permiten la
infiltración del agua ácida. Las grietas se ensanchan
con la disolución y se forman redes de pequeñas
cavidades de disolución sobre y debajo del nivel
freático. Las fracturas en la caliza también pueden
resultar en el ensanchamiento mediante la disolución
y el desarrollo de sistemas de drenaje (figura B3-2).
Los procesos penetrantes de disolución resultan en
el drenaje subterráneo y la escasez de corrientes
superficiales. La disolución también resulta en
bastantes pozos de infiltración, o grietas acuíferas;
muchas depresiones cerradas; y una red de rasgos
menores, tales como crestas suaves y puntiagudas de
disolución, de bajo relieve, en la superficie de la
caliza.
La disolución de la caliza - es decir, la meteorización
o el desgaste químico - es más lenta que la erosión
del suelo y por lo tanto, las lomas calizas se levantan
con relación a sus valles con una cubierta de depósitos
de manto en constante erosión. Las pendientes calizas
karstificadas tienden a ser casi verticales.
Recuadro 3. continuación de la página 7
Foto 2.
Río Grande de Arecibo desde Cueva Ventana, Arecibo, Puerto Rico.
Foto de L. Miranda Castro.
3
El término zona silvestre se usa en el sentido genérico y no en el contexto de la definición legal de la Ley Federal de Zonas Silvestres (“Wilderness Act”).
9
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
constituyen la extensión más
grande de cubierta forestal
continua de la isla. Debido
al poco impacto humano en
estos bosques, la franja
kárstica puertorriqueña
alberga algunos de los
bosques kársticos menos
intervenidos del Caribe.
La actividad humana en la
zona caliza del Norte se
limita casi exclusivamente a
la planicie aluvial costera
entre Loíza y Arecibo y la
planicie no aluvial entre
Arecibo y Aguadilla (foto 3).
Como resultado de los
patrones de uso de las tierras,
la tierras del karso al sur de
la planicie costera están
cubiertas en más de 86 por
ciento por bosques (figura
5). Hasta la década de 1980
no había un solo pueblo
ubicado en la línea del oeste
hacia el este en la topografía
accidentada del karso desde
Aguadilla a Toa Alta, una
distancia de unos 100 km.
Con la excepción del
pequeño pueblo de Florida,
los poblados quedan justo al
norte o al sur de los límites
de la franja kárstica. Más aún,
muchos de los habitantes de
los pueblos en el límite sur
de la franja kárstica proveían
la mano de obra para
actividades económicas fuera
de la franja kárstica (Picó
1950).
La diversidad y los tipos
de formaciones en la franja
kárstica llevaron a Monroe
(1976) a declarar que la
región es “una zona silvestre
de formaciones kársticas”.
Esta idea fue elaborada por
White (1988), quien expuso
que las cavidades y el drenaje
subterráneo constituían una
zona silvestre a la misma
escala que los paisajes
tradicionales de zonas
silvestres. Aún en las zonas
urbanas, las cavidades
Figura 5.
Mapa de la región caliza con la cubierta de los tipos de usos de terreno para el año 1977- 1978 (modificada de Ramos
y Lugo 1994). Se observa la alta proporción de bosque de dosel tupido en el área propuesta de la franja kárstica y en el área de Guánica
en la caliza del Sur.
Foto 3.
La actividad humana cerca de la franja kárstica se concentra en la planicie
aluvial. Foto de J. Colón.
La deposición de roca al sur de Puerto Rico comenzó y terminó
antes que en el norte. Las rocas en la zona sur de Puerto Rico están
repletas de fisuras mientras que las del norte tienen muy pocas fallas.
Los buzamientos se inclinan hacia el sur a unos 10º a 30º. La
karstificación de la caliza en las zonas de vida secas no es tan común
como en las zonas de vida muy húmedas porque la poca precipitación
dilata los niveles de disolución. Además, gran parte de la calizas del
Sur están enterradas debajo de profundos depósitos aluviales, que
alcanzan una profundidad de hasta 900 m en Santa Isabel.
Las formaciones calizas del Sur son:
• Formación Juana Díaz —Época del Oligoceno y Mioceno.
Origen de arrecife coralino. Lechos de base de arena, guijarros
y chinos de río, cubiertos de arcilla calcárea arenosa a limosa o
arcilla esquistosa. Suprayacente al complejo volcánico del centro
de Puerto Rico. Contiene varias cavidades grandes y depresiones
cerradas. En la superficie del suelo se forma el caliche.
Caliza Ponce —Época del Mioceno. Origen de arrecife coralino.
Muy fosilífero. Contiene cuevas de refugio en riscos verticales
y pocas cavidades. Se forma caliche.
Formación Guanajibo —Mioceno tardío, posiblemente Plioceno.
Pequeños afloramientos de caliza amarilla fosilífera, casi
completamente meteorizada hasta limo compacto, arena y grava.
• Caliza Parguera —Cretáceo temprano.
Las formaciones calizas de las islas adyacentes incluyen:
• Caliza Isla de Mona —Terciario medio. Numerosas cuevas.
• Caliza Lirio —Caliza pálida de cristalización fina. Data desde
el Mioceno tardío al Plioceno temprano. Grosor máximo de
40m cerca de Playa Sardinera en Isla de Mona. Moderadamente
fosilífero con grandes acumulaciones de cabezos coralinos y
arrecifes de parche cerca de la Cueva del Capitán y Cueva
Centro. Contiene karstificación extensa con cuevas, karren,
sumideros, pozos y grietas extendidas por la superficie de la
meseta (Frank y otros 1998a).
Recuadro 4. La caliza del Sur (Monroe 1976, 1980).
10
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
pueden ser zonas silvestres
de la misma categoría que las
remotas extensiones de
montañas y bosques lejos de
la civilización humana. La
topografía subterránea, con
su oscuridad total y formas
extrañas de rocas y depósitos
minerales, es igualmente
exótica para las personas en
comparación con los paisajes
tan conocidos de la superficie
(foto 4). La espeleología es
una forma genuina de
experimentar una zona
silvestre y requiere soledad,
un ritmo tranquilo y un
sentido de absorción en el
ambiente, al igual que la
experiencia que se tiene en
la montaña o en el bosque
(White 1988).
En fin, la franja kárstica se
considera una zona silvestre
desde tres puntos de vista.
Primero, el bajo nivel de
influencia humana y la vasta
extensión de bosque maduro
de dosel cerrado (en función
de la escala de las islas
caribeñas). Segundo, incluye
formaciones kársticas de gran
diversidad y magnitud
igualadas en pocos lugares
en el mundo. Y tercero,
comprende una gran
extensión de ríos
subterráneos, acuíferos y
cavidades de extraordinario
tamaño y belleza.
Diversidad
Topográfica
“Las formaciones
desarrolladas en las calizas
de las zonas costeras del norte
de Puerto Rico constituyen
uno de los ejemplos más
destacados del karso tropical
en el mundo”.
Giusti y Bennett (1976, p. 4).
Holokarso es un término
que se usa para describir
formaciones con drenaje y
topografía kárstica completa.
Estas formaciones son muy
escasas y las pocas regiones
del mundo donde ocurre el
holokarso incluyen el
Adriático y el Caribe (White
1988). Cuando existe una
mezcla de formaciones
kársticas y características
fluviales, la región se
denomina fluviokarso. La
franja kárstica de Puerto Rico
contiene ambos tipos de
formaciones muy cercas unas
de las otras.
La variedad de formaciones
en la franja kárstica es
notable, producto del tipo
de roca y el clima. Por
ejemplo, la franja kárstica del
norte, que varía de húmeda
a muy húmeda, se divide a
su vez en varios cuerpos
lenticulares de topografía
muy similar a la litología de
la roca subyacente (Monroe
1976). Estas rocas varían en
cuanto a su susceptibilidad
a la erosión y se inclinan
generalmente hacia el norte
entre 1º cerca del Océano
Atlántico y 5º por el sur. Las
cuestas son las formaciones
que resultan de la inclinación
o buzamiento de la roca
subyacente y su
susceptibilidad desigual a la
erosión. Se caracterizan por
las escarpas orientadas hacia
el sur (recuadro 5) y un
declive largo y menos
pronunciando al lado norte,
comúnmente ocultadas e
interrumpidas por una gama
fenomenal de rasgos de
solución tales como las
depresiones cerradas,
también conocidas como
sumideros o “dolinas
(Monroe 1976).
La formación denominada
la Cuesta de Aguada tiene la
escarpa más extensa de la
franja kárstica (Monroe
1976). Se extiende de
manera continua,
interrumpida por los valles
de los ríos, desde el oeste de
San Juan hasta la costa
occidental en Aguadilla. Se
pueden observar remanentes
de la escarpa hacia el este
hasta Loíza en ambas riberas
del río Grande de Loíza. En
el límite sur del cuadrángulo
de Camuy, la escarpa forma
un muro de unos 50 m de
alto en los terrenos más altos,
al este y al oeste del valle del
río Camuy.
Los acantilados del río
Guajataca son espectaculares
muros de caliza que bordean
Foto 4.
La espeleología en la franja kárstica es una experiencia única en un paisaje
silvestre. Estos exploradores están dentro del Sistema de Cavernas del río Camuy.
Foto de K. Downy.
“El rasgo particular más prominente del karso de [Puerto Rico]
es la escarpa de la Cuesta Lares, que se extiende de manera continua
desde San Sebastián a Corozal, interrumpida únicamente por los
valles aluviales de los ríos principales que atraviesan la franja. La
escarpa es primordialmente el resultado de la erosión desigual de la
Formación San Sebastián, la cual es muy susceptible a la meteorización
y la erosión, y de la roca volcánica subyacente hacia el sur, y de la
caliza suprayacente y hacia el norte, la cual es mucho más resistente.
También, es el resultado de los grandes derrumbes que han creado
riscos muy empinados, al desprenderse grandes bloques de roca caliza
y socavarse el material subyacente de cimiento debido al arroyamiento
y la escorrentía laminar y así como la arcilla de la Formación San
Sebastián se anega y forma una superficie deslizante.
La altura en la parte superior de la escarpa varía desde un máximo
de unos 530 m cerca de Caguana entre el río Tanamá y el río Grande
de Arecibo hasta un mínimo de unos 200 m cerca de Corozal al este
y cerca de Moca y San Sebastián al oeste. La altura relativa de la
escarpa varía, sin embargo, según la profundidad del cauce de la
corriente que lo bordea, de modo que la parte más empinada y
relativamente alta de la escarpa es la que queda justo al oeste del lago
Dos Bocas, donde el nivel del lago es de unos 90 m y la cima de la
escarpa es de unos 430 m, una diferencia de altura de unos 340 m.
En contraste, en la zona justo al oeste, cerca de Caguana, donde la
Formación San Sebastián aflora en una meseta escasamente erosionada
a una altura de aproximadamente 430 m, la cima de la escarpa llega
solo a unos 480 m, una diferencia de sólo 50 m. Esta última cifra
representa lo que se podría considerar una erosión diferencial, que
no se ha complicado con derrumbes provocados por corrientes de
rápida incisión”.
Recuadro 5. La escarpa de la Cuesta Lares, según descrita por
Monroe (1976, p. 19).
11
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
los cañones, que en la ribera
occidental del río a unos 3
km de su desembocadura
alcanzan 165 m de alto
(figura 6, foto 5). El río fluye
155 m por debajo de la cima
de los acantilados. La
pendiente al lado oeste del
acantilado baja a la arena de
manto a unos 15 a 30 m
debajo de su cima, creando
en efecto un muro entre la
planicie hacia el oeste y el
cañón del río al este (Monroe
1976).
El Sumidero Tres Pueblos
(foto 6) es la formación por
colapso más grande de
Puerto Rico (Monroe 1976).
Consta de un pozo escarpado
de más de 120 m de
profundidad y 140 m de
diámetro. El río Camuy fluye
hacia esta depresión y emana
de ella. Otros rasgos
geomorfológicos notables de
la franja kárstica, algunos de
los cuales se describen más
adelante, incluyen las
galleras, lomas cónicas o
karso cónico, valles secos,
cavidades y ríos subterráneos,
puentes de piedra, torres o
mogotes, karso de mogote
o de torre, karso de cuesta,
valles anchos, zanjones y
muchas otras formaciones
kársticas menores tales como
el karren de agujas. En la
zona kárstica del Sur ocurren
ventanas naturales y al
suroeste de Mayagüez hay
un ejemplar excelente de
karren tropical de pináculos,
cuyos picos alcanzan una
altura de 2 a 3 m. Este tipo
de karren es la forma que
comprendemos menos
(White 1988).
Topografía
Accidentada
“La topografía de estas
franjas es tan accidentada
que muchas zonas están
totalmente deshabitadas y
carecen de carreteras o
veredas; una notable
excepción para la densamente
poblada isla de Puerto Rico.”
Picó (1950, p. 147).
La karstificación en Puerto
Rico, dado su clima y tipos
de roca, causa que los declives
sean casi verticales, lo cual
resulta en una topografía
escarpada. La densa
concentración de mogotes,
galleras y lomas cónicas,
todas caracterizadas por
pendientes muy empinadas,
le dan una apariencia
corrugada al paisaje del karso.
Sólo se puede atravesar el
karso por los valles entre las
lomas, pero aún esos valles a
veces no tienen salida. Con
frecuencia las pendientes
escarpadas están formadas de
un manto de caliza
endurecida depositada sobre
un material más blando que
cede cuando se le recarga con
objetos pesados, lo que
dificulta la travesía en este
terreno.
Monroe (1976, p. 21)
describió la topografía
accidentada de la franja
kárstica: “Al norte de la
escarpa [de Aguada], la cuesta
es una topografía kárstica
sumamente accidentada
caracterizada por una
variedad de tipos de karso,
sobre todo el karso de dolina
en el cuadrángulo de Manatí
y por la abundancia de valles
similares al polje y uvalas en
otras áreas. En unos pocos
lugares, el karso es de conos,
muy similar al que se formó
en la Caliza Lares, pero más
caracterizado por una
superficie de dolinas de
disolución profunda,
separadas por estrías
redondeadas, que forman un
declive irregular hacia el
norte al muro interrumpido
de la escarpa Aymamón. La
parte norte de la zona,
caracterizada por dolinas
profundas de solución y
hundimiento en la caliza
Aguada y separadas por torres
altas cubiertas por caliza
Figura 6.
Mapa y perfil de la relación entre el acantilado del río Guajataca, el cañón
y la planicie cubierta por arena de manto (Monroe 1976).
Foto 5.
Cañón del río Guajataca. Foto de L. Miranda Castro.
Foto 6.
Sumidero de Tres Pueblos.
Foto de A. E. Lugo.
12
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
Aymamón, es el área más
accidentada de toda la franja
kárstica. En el cuadrángulo
de Quebradillas, muchas de
las dolinas tienen 70 m de
profundidad más que en el
punto más bajo de sus
bordes, y las torres adyacentes
cubiertas por caliza
Aymamón se levantan unos
50 m más alto. Unos pocos
caminos de caballo y veredas
atraviesan esta zona, pero las
pendientes casi verticales
dificultan la travesía. Las
carreteras de interconexión
en el pasado han seguido los
valles más anchos del sistema,
pero la Autoridad de
Carreteras de Puerto Rico
actualmente comienza a
construir carreteras
serpenteadas por las partes
más accidentadas del karso,
en general, siguiendo los
caminos de caballo más
amplios”.
Paisajes Singulares
En Puerto Rico y en muy
pocos otros lugares en el
mundo se encuentran
paisajes como los formados
por el karso de cuestas,
conos, torres y dolinas (figura
7). Los paisajes dominados
por zanjones - conjuntos de
largas trincheras paralelas de
varios metros de profundidad
- existen únicamente en la
franja kárstica de Puerto Rico
(Monroe 1976). Los cañones
de los ríos en la franja kárstica
son espectaculares. Un
ejemplo es el cañón del río
Grande de Arecibo (foto 7),
que atraviesa el karso con
ancho entre 800 a 1,200 m
y con muros casi verticales
que llegan hasta 200 m de
alto (Monroe 1976). Este río
ha depositado más de 70 m
de suelo aluvial sobre la roca
caliza. El río Guajataca tiene
cañones con escarpas que
llegan a alturas de 150 m. La
planicie costera cerca del río
Grande de Manatí es notable
porque sus meandros están
sumamente bien
desarrollados. En la costa, los
farallones, las dunas de arena
y los extensos humedales
ribereños y de cuenca, de los
más grandes de la isla,
dominan el paisaje.
Panoramas
de Contrastes
Los paisajes de la franja
kárstica son un ejemplo de
porqué Puerto Rico es una
isla de contrastes. La región
contiene una multiplicidad
asombrosa de rasgos y
formaciones topográficas en
un área muy reducida. En
menos de una hora de viaje
en automóvil, se puede
experimentar y disfrutar de
una gama increíble de
panoramas contrastantes.
El observador se puede
concentrar en la densidad de
lomas accidentadas que se
desvanecen en la distancia o
en los gigantescos acantilados
de los ríos que atraviesan el
paisaje. En la costa, puede
disfrutar de los farallones u
observar el mar embravecido
que golpea las enormes dunas
Figura 7.
Cortes transversales topográficos y geológicos, en dirección norte-sur, de la franja kárstica (Monroe 1976). Los cortes destacan los rasgos del paisaje - tanto antropogénicos
como naturales - y las formas geológicas subyacentes. Las llaves clasifican los rasgos generales de los cortes. La ubicación de los cortes se indica en la figura 3.
Foto 7.
El cañón del río Grande de Arecibo. Foto de L. Miranda Castro.
13
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
de arena. Los extensos valles
fluviales con sus vastas
praderas verdes y el
serpenteado río Grande de
Manatí o el río Grande de
Arecibo ofrecen otros paisajes
con los cuales solazarse (foto
8). Estos ríos llevan al
observador a los amplios
estuarios o a las ciénagas y
lagunas costeras, o puede
contemplar las profundas
depresiones en la tierra hacia
donde desaparecen los ríos,
caminar por las
espectaculares cavidades o
flotar en uno de los tres ríos
subterráneos conocidos.
Gran parte del drenaje de
esta región es subterráneo,
aunque miles de manantiales
y rezumaderos brotan de las
fisuras de las rocas y forman
hermosas cascadas. Algunas
de las cavidades más
espectaculares del mundo
están abiertas a la exploración
(foto 9). Éstas incluyen el
sistema de cavidades fluviales
del río Camuy con
aproximadamente 17 km de
cavidades delineadas en
mapas y 16 km de ríos
subterráneos y el sistema del
río Encantado, el río
subterráneo atravesable de
manera continua más largo
del mundo (Courbon y otros
1989).
La Caliza de la
Franja Kárstica Data
de Muchas Épocas
Las formaciones calizas en
Puerto Rico datan desde el
periodo Cretáceo temprano
hasta el Cuaternario, un
lapso de 146 millones de
años (tabla 3). La roca caliza
más antigua está expuesta en
la parte oriental de la isla,
desde el oeste de Caguas
hasta Cidra y Cayey (Monroe
1976). Esta caliza parece
haberse originado de los
arrecifes coralinos
circundantes en las faldas de
la isla volcánica (foto 10).
También se encuentra caliza
del Cretáceo temprano, la
Caliza Parguera, en la costa
suroeste de la Isla, sobre todo
entre Guánica y la costa
occidental. La roca caliza en
Puerto Rico es de origen
marino y ha sufrido poco
cambio posdeposicional
(Giusti 1978). Luego de que
emergiera por encima del
nivel del mar, alguna de esta
caliza marina original pasó
por el proceso de
karstificación (recuadro 3) y
fue transformada en la roca
caliza que se encuentra
actualmente en la superficie
de la Tierra. La caliza marina
originaria del norte se ha
observado en una muestra
de la Caliza Lares extraída
entre 1,129 a 1,136 m
debajo de la tierra entre
Arecibo y Barceloneta. En la
caliza del Sur, se puede
observar la caliza marina
originaria en los
afloramientos de creta o de
tiza en la Formación Juana
Díaz, cerca de Ponce
(Monroe 1976).
En la región caliza existen
afloramientos con pequeñas
cantidades de creta y
dolomia, además de grava,
arena y arcilla derivadas de
la roca volcánica de la
montaña (Monroe 1976). El
principal desarrollo de caliza
en el norte de Puerto Rico
data del Oligoceno (hace 34
a 23.5 millones de años) y
del Mioceno (hace 23.5 a 5.2
millones de años) (figura 8).
La secuencia de las
formaciones calizas del tardío
a mediano Terciario de la
caliza de la costa norte
(figura 9) es el producto de
varias regresiones y
transgresiones menores y
mayores del mar que
ocurrieron entre el
Oligoceno y el Mioceno
(Seiglie y Moussa 1984).
Foto 8.
Delta del río Grande de Arecibo. Foto de J. Colón.
Foto 10.
La caliza puertorriqueña se originó de arrecifes coralinos antiguos, similares
a este arrecife actual de Puerto Rico. Foto de L. Miranda Castro.
Foto 9.
Cueva Larga. Foto de la
Fundación de Investigaciones
Espeleológicas del Karso Puertorriqueño.
continua en la página 16
14
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
* Los seres humanos (amerindios) comienzan a poblar Puerto Rico; extinción de los mamíferos
terrestres
Fin del último periodo glaciar.
* Puerto Rico asume su forma actual.
* Extinción de los mamíferos terrestres en Puerto Rico entre esta época y la siguiente.
* Depósitos superficiales - aluvial, eoliano, pantanos, ciénagas y terrazas.
Glaciación – varias ocurren, causando alzas y bajas en el nivel del mar.
Evolución de los seres humanos de Homo habilis hasta Homo sapiens sapiens.
Se completa el puente terrestre (istmo de Panamá) que conecta América del Norte con América
del Sur.
* Disolución de caliza, acelerada por la corrasión, desde esta época hasta el presente.
* Emerge la caliza por encima del nivel del mar.
* Muchos mamíferos terrestres –hasta cinco géneros- viven en la Isla.
Evolución de primates bípedos de Australopithecus hasta homo habilis.
* Se genera la Formación Camuy.
* Levantamiento de Puerto Rico; fractura por los cuatro costados, lo cual le da su forma actual.
La deformación de la Cresta de Beata permite que se separe la placa del Caribe de la placa
occidental.
* Emergen los estratos terciarios más antiguos y la costa norte se sumerge, con el arqueamiento
a lo largo del centro de la isla, debido a los movimientos orogénicos del Caribe.
* Caliza Aymamón en proceso de formación en el Norte.
* Caliza Aguada en proceso de formación en el Norte.
* Miembros superiores de la Formación Cibao en proceso de formación en el Norte.
* Caliza Ponce en proceso de formación en el Sur.
Placa del Caribe se desplaza hacia el Oeste.
La masa terrestre que se extiende desde las Islas Vírgenes hasta La Española aún está en el
mismo lugar.
* Miembros calizos de la Formación Cibao en proceso de formación en el Norte.
* Parte superior de la Caliza Lares en proceso de formación en el Norte.
* Formación Juana Díaz en proceso de formación en el Sur.
* Caliza Lares en proceso de formación en el Norte.
* Formación Juana Díaz en proceso de formación en el Sur.
* Formación San Sebastián en proceso de deposición en el Norte.
* Existen montañas con altura mayor de 3175 m, lo cual permite el crecimiento de especies
arbóreas de clima frío a templado.
El ámbar de la República Dominicana contiene muchos invertebrados y pocos vertebrados.
Se extiende una gran isla desde Islas Vírgenes hasta La Española.
* Una especie de perezoso terrestre, Acrotocnus, transitaba por la masa terrestre.
La placa del Caribe comienza a desplazarse hacia el Oeste.
Se forman las Montañas Rocallosas (Rocky Mountains).
América del Sur se aisla de otros continentes.
* Erosión intensa de las montañas de Puerto Rico.
* Montañas altas cerca de Utuado y Ciales.
Evolucionan las palmas, los cactos y los pinos.
Se desarrolla la Cordillera de los Andes.
Las aves se diversifican en muchas subclases.
* Caliza Cuevas en el Sur.
* Batolito de Utuado y San Lorenzo.
Placa del Caribe se desplaza hacia el Oeste-noroeste
Levantamiento de la isla grande desde las Islas Vírgenes hasta La Española
Corteza caribeña en deformación activa.
Extinción de los dinosaurios
* Depósito de Caliza San Germán en el suroeste
* Islas volcánicas en lo que es hoy Orocovis y Barranquitas
Evolucionan los angiospermas
La corteza caribeña se sitúa al oeste de América del Sur.
* Se deposita la Caliza Parguera en el suroeste.
* Se deposita la Caliza Aguas Buenas en los flancos de la isla volcánica.
* Los millones de años de actividad volcánica crean las islas al este de Puerto Rico (Antillas
Mayores)
* Rocas volcánicas más antiguas de Puerto Rico.
Comienza a formarse el canal marítimo del Caribe.
Comienzan a desprenderse Laurasia Occidental (América del Norte) y Gondwana Occidental
(América del Sur).
Plantas Cycadophita
Continente Pangea comienza a desprenderse
Subclase de dinosaurios
Era Periodo Ma Época Ma Sucesos
Holoceno
0.01
Pleistoceno
1.64
Plioceno
5.2
Mioceno
23.5
Oligoceno
34
Eoceno
55
Paleoceno
65
C
E
N
O
Z
O
I
C
O
T
E
R
C
I
A
R
I
OPaleogénico
Ta
Me
Te
M
E
S
O
Z
O
I
C
O
Cretáceo
146
Ta
89
Te
146
Jurásico
Triásico
C
U
A
T
E
R
N
A
R
I
O
Antropógenico
Neogénico
23.5
Ta
Me
Te
208
245
65
Tabla 3. Cronograma geológico del fanerozoico (Behrensmeyer y otros 1992) con referencia a eventos en Puerto Rico (*) y en otras partes del mundo. Ma significa
millones de años transcurridos desde el momento en que se calcula que comenzó el periodo, la época o la era. Se puede calcular la duración de determinado periodo,
época o era, restando el momento en que comenzó del momento en que comenzó el siguiente periodo, época o era. Ta = tardío, Me = medio y Te = temprano.
15
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
Figura 8.
Mapa geológico generalizado de la zona caliza del Norte de Puerto Rico (Rodríguez Martínez 1995).
Figura 9.
Secuencia geológica
generalizada este-oeste del Terciario medio
en la zona caliza del Norte de Puerto Rico
(Rodríguez Martínez 1995).
Oligoceno y el Mioceno
(Seiglie y Moussa 1984).
Clasificación de los
Estratos Calizos
Las calizas de la costa
norte parecen uniformes y
para la persona que no es
especialista le es difícil
distinguir una formación de
otra. Sin embargo, se
distinguen a base de
diferencias paleontológicas
(Giusti y Bennett 1976).
Cada tipo de caliza interactúa
con condiciones locales para
producir tipos particulares
de formaciones kársticas en
la topografía (recuadro 6).
Monroe (1976, 1980)
desarrolló la nomenclatura
para las secuencias calizas,
basado en la estratigrafía, y
Seiglie y Moussa (1984) la
modificaron con datos
paleontológicos y litológicos
recopilados de dos pozos de
agua en la zona de Manatí
(Rodríguez Martínez 1995).
Utilizamos las descripciones
de Monroe (tabla 4), pero
indicamos las modificaciones
de Seiglie y Moussa (1984)
y Rodríguez Martínez
(figura 10).
Monroe (1976, 1980)
clasificó los estratos de roca
caliza en seis formaciones
que varían en edad desde el
Oligoceno medio al
Mioceno tardío (tabla 4).
Estas formaciones yacen
sobre la Formación de San
Sebastián, que no es roca
caliza ni presenta rasgos
kársticos, sino que forma un
lecho de confinamiento
impermeable debajo de la
Caliza Lares y por encima
del substrato volcánico de la
Isla. En orden ascendente,
las formaciones calizas son
(figura 10) Caliza Lares,
Arena Mucarabones,
Formación Cibao, Caliza
Aguada, Caliza Aymamón y
la Formación Camuy. La
Arena Mucarabones no se
incluye en la tabla 4. La
Arena Mucarabones consiste
principalmente de arena de
estratificación cruzada de
color grisáceo-anaranjado y
amarillo, con grano fino a
mediano. Alcanza su espesor
máximo de 120 m en el
16
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
Recuadro 6. Patrón general de correspondencia de los rasgos kársticos con las formaciones de roca caliza
del Norte de Puerto Rico (Monroe 1976). La Formación San Sebastián no desarrolla rasgos kársticos.
Caliza Lares Karso de cono de
formación
particular—conos de
cima redonda y
en algunas partes
irregulares. Conos y
crestas dentadas.
Cavidades grandes.
Formación Cibao Crestas
Escarpa de tipo cuesta
Karso de cono y
riscos
Zanjones
Grietas acuíferas
Valles cegados
Caliza Aguada Escarpa alta orientada
hacia el sur desde San
Juan hasta Aguadilla,
hasta de 100 m
Dolinas de
disolución, hasta de
30 m de
profundidad,
separada por crestas
redondeadas
Karso de cono típico
Dolinas de disolución
de laderas
empinadas formadas
por coplapso, de
hasta 70 m de
profundidad
Cavidades cortas
Arcos naturales
Pequeñas depresiones
que semejan poljes.
Torres de laderas
empinadas
conectadas por crestas
filosas
cuando están
adyacentes a la Caliza
Aymamón
Caliza Aymamón Mogotes
Karso de torre
Escarpa de tipo cuesta
Pozos verticales
Pocas cavidades
Espeleotemas
puntiagudas
Charcas de
disolución
Formación Camuy Simas cilíndricas
hasta de 30 m de
profundidad
Escarpa de tipo cuesta
Sumideros de hasta
20 cm de diámetro
en el miembro central
continuación de la página 13
continua en la página 18
17
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
Figura 10.
Secuencia de nomenclatura estratigráfica del Terciario medio en la zona caliza del Norte de Puerto Rico (Rodríguez Martínez 1995). “Este estudio” se refiere
al estudio de Rodríguez Martínez.
Mioceno—Desde 23.5 a 5.2 Ma
Formación Camuy — arenisca, caliza y creta arenosa
y ferruginosa (200 m).
Disconformidad.
Caliza Aymamón — creta muy pura indurada en su superficie para
convertirse en caliza dura; creta un poco ferruginosa en la parte
superior, noroeste de Puerto Rico (300 m).
Caliza Aguada — caliza dura estratificada en gradación descendiente
hasta creta; arenosa en algunas partes (90 m).
Formación Cibao — (230 m)
Miembro superior; creta y caliza blanda
Miembro Guajataca; (en la zona oeste únicamente) arcilla
calcárea fosilífera y caliza con lentes de arena y grava de
grosor de hasta 15 m.
Miembro de Arena Miranda; (en la zona este únicamente)
arena y grava, arena y arcilla arenosa.
Miembro de Caliza Montebello; (en la zona central únicamente)
calcarenita pura friable, indurada al ser expuesta a caliza
resistente a la erosión.
Miembro de Caliza Quebrada Arenas; (en la zona este
únicamente) caliza estratificada de cristalización fina
Oligoceno—Desde 34 a 23.5 Ma
Miembro de la Caliza Río Indio; (en la zona este únicamente)
caliza compacta, gredosa, de color amarillento-anaranjado
y de estratificación débil.
Creta o marga típica; (en las zonas este y oeste) creta arcillosa,
arenosa y cenagosa.
Caliza Lares — caliza casi pura, de estratificación fina a gruesa; la parte
inferior contiene granos de cuarzo y arena limonita, intercalada al
oeste con arena y grava, cartografiada con la Formación
San Sebastián (300 m).
Formación San Sebastián—mayormente arena y arcilla, de estratificación
débil alguna caliza arenosa, en algunas partes, sobre todo al oeste,
arena y grava (300 m).
Disconformidad (angular).
Cretáceo al Eoceno—De 146 a 34 Ma
Roca volcánica, sedimentaria e intrusiva.
Tabla 4. Estratos del Terciario medio en la zona norte de Puerto Rico (Monroe 1976, 1980). El grosor máximo de los estratos se indica entre
paréntesis (Giusti 1978). Ma indica millones de años atrás.
18
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
cuadrángulo de Bayamón.
La profundidad total de
todos los estratos es de unos
1,700 m, que incluyen más
de 300 m de arcilla, limo y
grava, principalmente al
fondo de la secuencia
(Monroe 1966).
Origen del Karso
El karso se origina cuando
la roca caliza se levanta y los
efectos combinados del clima
y el nivel freático modifican
sus rasgos. El karso
puertorriqueño fue
influenciado por el clima
tropical, que incluye los
vientos alisios, y además por
las varias formaciones calizas
de la isla (Monroe 1976). El
clima y los vientos alisios
funcionan como agentes
físicos y químicos de erosión,
disolución, redeposición y
reformación de la caliza
(recuadro 7). Monroe (1976)
resumió el papel del clima y
los vientos (p. 1):
“El viento húmedo y cálido
de la franja de los vientos
alisios promueve el desgaste
rápido e intenso de toda roca
intrusiva y volcánica, lo cual
produce suelos muy espesos.
Las lluvias torrenciales
causan una erosión rápida
del suelo y cuando el suelo
contiene granos minerales
abrasivos, la erosión
rápidamente profundiza los
valles. Las lluvias también
llevan a la cementación de
la caliza, ya que cuando el
agua penetra la caliza porosa
disuelve inmediatamente las
superficies de los granos y
cristales de calcita. Puesto
que estas lluvias suelen ser
muy breves, seguidas de un
sol brillante, la roca mojada
se calienta, el dióxido de
carbono se expele y el
carbonato de calcio se
reprecipita esencialmente en
el mismo lugar. Las corrientes
que contienen arena, grava
y guijarros derivados de
suelos en la roca ígnea, han
erosionado unos profundos
cañones en la caliza y han
ensanchado los pasajes de las
cavidades fluviales de Puerto
Rico. La dirección casi
constante del viento ha
resultado en la asimetría de
muchas de las lomas calizas
en los lugares donde están
suficientemente aisladas que
quedan expuestas al impacto
pleno del viento”.
En consecuencia, el legado
que representa la topografía
kárstica sería un registro de
los eventos climatológicos
del pasado, si pudiéramos
encontrar la manera de “leer”
las señales climatológicas. El
recuadro 8 muestra como los
científicos investigan e
interpretan las señales
climatológicas en las
cavidades de Puerto Rico.
Desarrollo de la
Topografía del
Karso
Giusti (1978) consideraba
el karso de mogote como una
etapa del desarrollo del karso.
Primero, las depresiones
cerradas y llanas crean una
topografía de cráteres. Luego
se desarrolla el karso de
gallera, un karso accidentado,
seguido del karso de mogote
y el drenaje fluvial sobre
arenas de manto. Según este
esquema, la zona kárstica del
noreste es más antigua que
la del noroeste. Otra
hipótesis es que la red fluvial,
que discurre desde el interior,
se desarrolló en la superficie
de la región kárstica antes de
que desarrollara suficiente
porosidad de solución capaz
de desviar estas corrientes
por debajo de la tierra.
continuación de la página 16
continua en la página 20
El clima de Puerto Rico es tropical, pero moderado por los vientos alisios que mantienen la temperatura
promedio anual en una variación muy estrecha entre 21º C en las alturas y 30º C en la planicie costera
del Sur. Los extremos de temperatura registrados varían entre 6º y 40º C (Monroe 1976). Los vientos
alisios por lo regular soplan desde el norteste o el sureste. Promedian unos 18 km/hr, con ráfagas de hasta
24 km/hr menos del 5 por ciento del año, 38 km/hr menos del 1 por ciento del año y de un máximo
de 250 km/hr durante los huracanes de categoría 5 en la escala Saffir/Simpson. La lluvia se distribuye
de manera pareja entre las estaciones. Por lo regular, hay un periodo de sequía que comienza en diciembre
y suele terminar en marzo o abril. Hay un periodo de lluvia en abril y mayo y un periodo errático,
semiseco, en junio y julio, y un periodo lluvioso desde agosto hasta noviembre. La precipitación mensual
mayor ocurre en septiembre (Giusti 1978). Además, hay una variación anual con periodos lluviosos y
secos definidos que pueden durar hasta una década, pero en general con suficiente lluvia para sostener
la evapotranspiración. La evaporación real es más alta que la precipitación en la mayoría de las estaciones
pluviométricras. Los eventos de precipitación tienen límites muy definidos, ocurren de repente y son
de corta duración (de 15 a 30 minutos) pero intensos. Cuarenta de 100 de las estaciones pluviométricas
de Puerto Rico registran >12.7 mm de lluvia de 30 a 50 días al año. Es raro que el suceso dure todo un
día. Los huracanes pueden producir hasta 400 mm de lluvia en un día.
Estas características climáticas surten varios efectos en el desarrollo del paisaje.
Las temperaturas prevalecientes facilitan las reacciones químicas que disuelven, erosionan,
redepositan y cementan la caliza.
Los patrones de precipitación facilitan la disolución de la caliza y transportan las aguas que
causan la erosión.
Los procesos de evaporación contribuyen a la cementación y la recristalización.
• Los vientos forman el paisaje al soplar la lluvia de manera desigual en las fisuras de la roca en
las laderas del este y noreste de las lomas, saturando esos lados más que las laderas del oeste.
Los climas en las zonas de vida secas producen caliche a medida que el agua que se evapora sube a
la superficie mediante la acción capilar y precipita carbonato de calcio puro.
Recuadro 7. El clima facilita la redeposición por disolución, la recristalización y cementación de la
caliza (Monroe 1966, 1976).
19
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
Figura B8-1.
Algunas estalagmitas
en la Cueva de la Luz del Sistema de
Cavernas del Río Camuy.
Figura B8-2.
Muestra de estalagmita cortada a lo largo de su eje (a); una fotografía
detallada (b) revela las bandas alternas de cristales porosos y oscuros y de cristales densos
con colores claros.
Las estalagmitas y estalactitas en las cuevas usualmente se componen de calcita (CaCO3); la cual se forma al gotear el agua del techo—las
estalactitas cuelgan del techo y las estalagmitas se forman en el suelo. Esta agua comienza como lluvia y luego se percola por el suelo, disolviendo
el gas de bióxido de carbono (CO3) de los organismos en el suelo, convirtiéndose así en ácido carbónico diluido (H2CO3). Este ácido diluido
entonces pasa por las capas de caliza sobre la cavidad, disolviendo la calcita (CaCO3) de la roca. Cuando el agua emerge de una fisura en el techo
de la cueva, contiene bastante CO2 y CaCO3 disueltos. Cuando la gota se encuentra con el aire de la cueva, el CO2 sale del agua y se difumina
en el aire de la cueva. Cuando esto sucede, el CaCO3 también tiene que salir de la solución y así el goteo deposita una leve capa de CaCO3 o
calcita. Al cabo del tiempo, si el goteo continúa en el mismo lugar durante siglos, las capas de calcita se acumulan en depósitos de tamaño
considerable, algunos de los cuales cuelgan del punto de goteo en el techo y otros de los cuales crecen hacia arriba desde el punto en que caen
las gotas en el suelo (figura B8-1).
Estas estalagmitas y estalactitas son muy hermosas, pero también son de gran valor científico ya que las capas que se acumulan durante los
siglos y los milenios muestran variaciones según los cambios climáticos. En algunos casos, el clima antiguo, el paleoclima, se puede reconstruir
mediante el estudio de las capas de los cristales de calcita. Esto es importante porque si podemos comprender cómo y porqué el clima cambió
en el pasado, tenemos una buena posibilidad de poder comprender lo que sucede con los climas actuales. En algunos lugares, como Puerto Rico,
es posible que no haya ningún registro de los cambios en el paleoclima aparte de la calcita de las cuevas y en ésto radica su valor científico.
El cambio en el clima se expresa como cambio de temperatura y/o cambio de humedad. En Puerto Rico, los cambios importantes han sido
en la humedad. Las cuevas usualmente son muy húmedas y la calcita se acumula lentamente, capa tras capa, mediante la pérdida de CO2, como
se explicó anteriormente. Sin embargo, si la cueva se seca, el goteo comienza a evaporarse y la calcita se comienza a depositar con más rapidez y
en grumos. La calcita formada en épocas húmedas mostrará cristales finos y alargados, en capas densas y compactas; por otro lado, la calcita
formada en épocas secas con frecuencia es muy porosa, con huecos entre los cristales, y los cristales suelen ser muy pequeños y anchos. Así, la
alternación de capas densas con capas porosas muestra la alternación entre climas secos y húmedos y por lo tanto, si se estudia el cambio de
porosidad en una estalagmita con el tiempo, se podrá demostrar los niveles cambiantes de humedad en la cueva. La figura B8-2 muestra un corte
transversal de una estalagmita de Puerto Rico que revela las capas porosas y densas.
A veces las distintas capas sólo se pueden apreciar en escala microscópica. Por ejemplo, algunas estalagmitas de las regiones tropicales con
evidentes variaciones estacionales, muestran una doble capa para todos los años y el grosor y la composición química de las capas varían según
la intensidad de la Oscilación del Sur de El Niño. En otros ejemplos, las capas se expresan como bandas fluorescentes que sólo pueden detectarse
con luces ultravioleta o con láser. En este caso, las bandas usualmente indican cambios en la actividad biológica en el suelo encima de la cavidad,
los cuales a su vez se relacionan con cambios en el clima.
Los cambios de clima afectan la composición química en las calcitas de las cavidades. Algunos elementos comunes, tales como el oxígeno y
el carbono existen de dos o más formas, es decir como isótopos, donde la forma rara es un poco más pesada que la forma común. El balance
entre el isótopo normal liviano y el isótopo raro y pesado cambiará en distintas condiciones; por ejemplo, el CO2 de las hierbas secas tropicales
contiene un poco más de carbono pesado que el CO2 de los árboles tropicales muy húmedos. Un cambio en la vegetación de hierbas a árboles
causa un cambio general de disminución en la presencia de carbono pesado en los cristales de CaCO3 de la estalagmita. Otro ejemplo es el efecto
de las distintas temperaturas en el oxígeno: a medida que se enfría la cueva, la calcita tiene más oxígeno pesado que en los periodos más calientes.
Recuadro 8. Calcitas de las cavidades como registros del clima. El cambio climático no se puede detectar en todas las calcitas de cavidades,
pero si se escogen con cuidado, pueden revelar una historia detallada del clima del pasado, mediante la utilización de métodos que se explican
a continuación.
20
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
Las depresiones y sumideros
luego se concentraron en las
vaguadas o líneas de
corriente y finalmente se
desagregaron, produciendo
la superficie aparentemente
caótica que tenemos hoy.
Todavía quedan rastros de
los canales superficiales en la
frontera sur de la franja
kárstica y en algunas
corrientes que se sumergen.
Por ejemplo, el río Tanamá
presenta evidencia de
cavidades formadas debajo
del nivel de los canales de
superficie actualmente
abandonados. En este cuadro
hipotético, las corrientes más
grandes como el río Grande
de Arecibo y el río Grande
de Manatí nunca fluyeron
debajo de la tierra sino que
eran de suficiente tamaño
para mantener un curso
superficial hasta el mar. Esta
clase de fase fluvial inicial en
el karso es común en otros
lugares, como Belice,
Guatemala y Nueva Guinea
(Miller 1987).
Giusti (1978) calculó la
tasa de denudación kárstica
de la franja kárstica.
Reconstruyó el perfil original
de la región (figura 11) y
observó que, por ejemplo, la
superficie original de la
sección Arecibo Barceloneta
(Sección B-B’) tenía una
altura promedio de 550 m
en comparación con el actual
promedio de 230 m. Por lo
tanto, 320 m de espesor de
caliza se había disuelto al
pasar el tiempo geológico.
Giusti calculó que la franja
caliza surgió del océano hace
unos 4 millones de años. La
tasa de denudación sería un
promedio de unos 0.070
mm/año, un valor que
podría ser hasta un 40 por
ciento mayor en los lugares
donde la abrasión era un
factor para tomarse en
cuenta.
La Franja Kárstica
es Diversa
Las formaciones kársticas
de Puerto Rico se han
producido en su totalidad en
rocas de carbonato y en su
mayoría en la roca caliza. El
aspecto más destacado de la
diversidad de la franja
kárstica es la gran cantidad
de formas que resultan de la
modificación de la caliza. En
esta sección, describiremos
las características
geomorfológicas,
hidrológicas y ecológicas de
la franja kárstica y de la caliza
del Norte.
Diversidad
Geomorfológica
Para describir la diversidad
geomorfológica de la franja
kárstica seguimos el orden
establecido por Monroe
(1976), quien se concentró
en las características de los
valles y las lomas, los
acantilados de los ríos y las
costas, los zanjones y las
cavidades. La mayoría de las
características de la franja
kárstica aparecen en los dos
cortes transversales norte-sur
de la región en la figura 7.
El recuadro 6 relaciona las
características del karso con
la formación caliza particular
donde ocurren con mayor
frecuencia.
Formaciones de los Valles
Valles Secos -- Los valles
secos pueden incluir
quebradas intermitentes que
se llenan de agua durante los
aguaceros fuertes, pero en
general están secas, y se
encuentran esparcidos en
toda la franja kárstica.
Monroe (1976) describió el
valle de 10 km de largo de
la Quebrada Cimarrona en
el límite al sur del
cuadrángulo de Barceloneta,
Figura 11.
Cortes norte-sur a través de la franja kárstica con la proyección de la superficie original de la Formación Camuy
(Giusti 1978). La ubicación de los cortes se muestra en la figura 3.
que dejó de fluir entre 1960
y 1965 y desde entonces ha
sido un valle seco. Demostró
que los valles secos de la
Caliza Lares tienen un patrón
dendrítico y tienden hacia el
noreste desde la escarpa de
Lares hacia los meandros
abandonados del río Grande
de Manatí (figura 12). Las
depresiones cerradas,
drenadas por pozos de
infiltración interrumpen el
valle, de manera que la
escorrentía de hoy
rápidamente se convierte en
subterránea. Tal parece que
el curso de los valles secos lo
determinaba una red de
drenaje erosionada en la
materia clástica que en algún
momento cubrió la roca
caliza. La erosión continuada
del material de manto y la
captura del sistema de
drenaje por parte de canales
fluviales adyacentes o por
sistemas de drenaje
subterráneos dejó expuesto
al anterior sistema de drenaje
en su actual configuración
de valle seco. Las condiciones
hidrológicas que llevaron a
la formación de los valles
secos se muestran en la figura
13. A medida que el proceso
de disolución de la roca caliza
avanza en determinado lugar,
un hidroperiodo que en su
inicio tenía drenaje
superficial evoluciona para
convertirse en un sistema
subterráneo con un valle seco
encima de la corriente
subterránea.
Depresiones Cerradas --
Éstas se forman como
resultado de la disolución de
la roca subyacente, el colapso
de cavidades subterráneas
grandes, derrumbes o
excavación de arenas de
manto por parte del viento.
Las depresiones cerradas
también se conocen como
dolinas o sumideros. Hay
miles de estas en la franja
kárstica. Las depresiones
cerradas pueden ser
circulares, ovaladas, o
irregulares y pueden tener
una profundidad de hasta
120 m. Son la expresión en
la superficie de una de las
etapas de erosión kárstica y
su hidrología es muy variada.
Las depresiones más
profundas se encuentran en
la Caliza Aguada, cerca del
contacto expuesto con la
Caliza Aymamón, y en la
Caliza Lares cerca del
contacto expuesto con la
Formación Cibao (Monroe
1976). Cinco de los nueve
puentes naturales o túneles
cortos por los cuales fluye el
río Tanamá son formaciones
de colapso en las cuales
persiste la roca originaria.
21
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
Figura 12.
Mapa topográfico de la parte Noroeste del cuadrángulo de Ciales, en
que se muestran valles secos atrincherados en patrón dendrítico. Las rayas largas entrecortadas
indican los meandros abandonados del río Grande de Manatí y los entrecortados cortos
trazan los valles secos (Monroe 1976).
Figura 13.
Parte superior: Dibujo esquemático de hidrografía anual de la cuenca
de una quebrada superficial. Las líneas entrecortadas indican el caudal del sistema de
drenaje subterráneo en evolución. Parte inferior: El sistema de drenaje subterráneo en
evolución en una región kárstica. (Q
1
) desde un valle subdrenado, (Q
2
) pasando por el
cauce seco durante los estiajes y con una grieta al acuífero muy bien drenada, (Q
3
) hasta
el desarrollo de un cauce excavado río arriba y un pozo de infiltración, y (Q
4
) hasta la
pérdida total del cauce superficial con el desarrollo concurrente de un valle cegado río
arriba y la descomposición del perfil del valle mediante el desarrollo de dolinas río abajo
(White 1988). Los bloques representan la roca caliza y el área moteada representa las áreas
que no tienen roca carbonatada.
Los otros cuatro túneles se
desarrollaron por acreción de
los lados debido al carbonato
de calcio de los manantiales
que entran por los lados al
cañón.
El karso de dolina más
típico en Puerto Rico se
encuentra en la Caliza
Aguada en el área sur del
cuadrángulo de Manatí
(Monroe 1976). El karso de
dolina se va intercalando con
el karso de mogote que
caracteriza la Caliza
Aymamón (foto 11). Giusti
(1978) demostró que la
distribución de dolinas en la
topografía es aleatoria. Esto
sugiere que no hay una vía
dominante de infiltración
hidrológica.
El por ciento del área
cubierta de sumideros se usa
como índice del grado de
desarrollo de las
características kársticas en la
topografía (Giusti y Bennett
1976). Al norte de la
Formación Cibao, los
sumideros llegan a ocupar
un 50 por ciento del terreno.
El por ciento del terreno
ocupado por sumideros se
relaciona con el relieve
topográfico (Giusti y Bennett
1976). El rango de cifras de
relieve máximo asociado con
el desarrollo extenso de
sumideros es muy amplio.
Los valores menores de
relieve se asocian con las
etapas tempranas del ciclo
del karso, cuando los
sumideros apenas comienzan
a formarse, o con etapas
tardías cuando las partes altas
entre los sumideros se han
destruido y los sumideros se
han rellenado. El análisis
comparativo de distribución
y de frecuencia-profundidad
de los sumideros (figura 14)
indica que el karso tropical
posee un relieve interno
mayor que el karso templado
y que el karso de Puerto Rico
es particularmente alto con
respecto al relieve interno.
Troester y otros (1984)
informaron que 4,308
sumideros en Puerto Rico
tenían una densidad de
5.39/km2 con una
profundidad promedio de
19 m.
Sumideros Rellenos -- Los
pozos de infiltración al fondo de los sumideros o valles
secos pueden obstruirse con
arcilla y por consecuencia
llenarse hasta el borde con
aluvión. Estos sumideros se
denominan sumideros
rellenos y abundan en el
cuadrángulo de Manatí en
la Caliza Aguada y la
Formación Cibao (Monroe
1976).
Valles Cegados -- Los
valles cegados se forman
donde la Caliza Aguada se
sobrepone a una espesa masa
compuesta de creta margosa
de la Formación Cibao y
permite que las quebradas
perennes o intermitentes
desaparezcan por los pozos
de infiltración o las
cavidades. Son comunes en
el cuadrángulo de Vega Alta
(Monroe 1976). Las
cavidades de los valles
cegados a veces se
denominan cavidades de
quebrada porque puede
llenarse a capacidad con las
escorrentías. Por esta razón,
la mayoría de estas cavidades
no albergan murciélagos ni
rastros de vida terrestre,
aunque puede abundar la
vida acuática. Las aves
acuáticas habitan en los
humedales estacionales que
se forman en estos valles.
Lomas
Karso de mogote -- Los
mogotes son lomas o torres
aisladas y escarpadas que
surgen de los depósitos de
arena de manto del norte de
22
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
Figura 14.
Frecuencia y distribución de profundidad de los sumideros de seis regiones
kársticas (White 1988). “No” es la cantidad de sumideros de profundidad cero, partiendo
de que la función de distribución exponencial es válida para todo el rango. El valor n/No
es la fracción de sumideros en la región; con la profundidad representada en el eje x. La
pendiente de la curva indica el relieve interno, desde llano en el estado de Florida en los
EE.UU. hasta una distribución compleja en la República Dominicana y Puerto Rico.
Foto 11.
Karso de dolina. Foto J. Colón.
23
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
Puerto Rico. B. Anthony
Stewart, fotógrafo de la
revista National Geographic,
comentó sobre los mogotes
de Puerto Rico: “Desde el
aire, los montículos me
recordaban huevos pintados
puestos punta arriba en una
canasta de Pascuas
(McDowell 1962, p 783). La
mayoría de los mogotes
alcanzan unos 30 m de
altura, pero algunos miden
más de 50 m y otros pueden
ser tan bajos como de un
metro (Monroe 1976). En
algunas partes de la zona
costera del norte, los mogotes
están alineados en una
cordillera de apariencia
dentada. Las cavidades de
disolución pueden observarse
en las laderas de los mogotes,
pero normalmente no
atraviesan la loma de lado a
lado. La mayoría de los
mogotes se forman en la
Caliza Aymamón y algunos
se forman en la Caliza
Aguada, con manto de Caliza
Aymamón. Los mogotes son
lomas residuales de caliza
(foto 12) compuestas de
material probablemente
idéntico al material debajo
de la arena de manto, salvo
que ha sido endurecido por
la precipitación, lo cual
produce una caliza de creta
o de tiza y recementación a
medida que la evaporación
va eliminando el agua y el
dióxido de carbono
(recuadro 9).
Los mogotes tienen una
cubierta endurecida,
redondeada o puntiaguda,
en general de un espesor de
5 a 10 m. Esta cubierta se
forma con el remojo repetido
de la lluvia seguido de una
casi total evaporación del
agua. La roca de cubierta por
lo general es más espesa en
el lado hacia el este donde
abunda más la lluvia y está
más expuesta. En su lado
oeste tiende a formar roca
que sobresale por encima del
material más blando. La roca
de cubierta protege el interior
de la loma de la erosión. Esto
parecería paradójico, dado
que la caliza es susceptible a
la disolución. La caliza es
resistente a la erosión a la vez
que es susceptible a la
disolución.
La caliza reprecipitada en
las pendientes tiende a
formar pendientes casi
verticales (foto 13). Debido
a que estos procesos ocurren
a distintos ritmos alrededor
del mogote - dependen de
factores climatológicos que
no son uniformes en toda la
loma - el mogote tiende a
Figura B9-1.
Diagrama de las características de un mogote asimétrico (Monroe 1976).
Foto 12.
Los mogotes son lomas
calizas residuales. Foto de L. Miranda
Castro.
Foto 13.
Lados verticales de los
mogotes. Foto de J. Colón.
Este mogote se conoce como el Mogote de Monroe, un destino
muy concurrido en las expediciones de campo de los geólogos
(Troester y Rodríguez Martínez 1990). Los rasgos más destacados
son:
• caliza no consolidada, pero perforada mediante disolución con
moldes de moluscos en el extremo noroeste;
induraciones del mismo lecho a los extremos del corte;
• ausencia de espeleotemas en las perforaciones de disolución en
los dos tercios al noroeste del corte, excepto en la corteza exterior
misma;
abundancia de espeleotemas en el tercio sureste del corte;
laderas muy empinadas; y
• cubierta gruesa de caliza muy dura con depresiones de disolución.
Recuadro 9. Rasgos significativos de un mogote según descrito
por Monroe (1966), con un corte a lo largo de la carretera estatal
PR 2, km 34.6, entre Vega Baja y Vega Alta (figura B9-1).
volverse asimétrico, con una
pendiente marcada en el
costado oeste de sotavento y
una pendiente más suave en
el costado este de barlovento
(figura B9-1). La pendiente
pronunciada invariablemente
tiene una cubierta de roca
que sobresale (en forma de
visera) compuesta de caliza
reprecipitada sumamente
dura, sobre la cara más débil
perforada por la disolución
(Monroe 1976).
Karso de Conos -- Las
lomas cónicas en la Caliza
Lares forman el karso de
conos (figura B2-1). Las
lomas se agrupan linealmente
con sumideros intercalados.
El karso de conos también
se encuentra en Cuba, Java
y Jamaica, donde se conoce
como karso de gallera. Esta
formación, que todavía es
objeto de debate, se atribuye
a la disolución en las grietas
de la roca caliza o a la noción
de que los conos son residuos
del colapso de cavidades de
ríos subterráneos. Ciales es
una zona típica del karso de
conos. El karso de conos más
desarrollado de Puerto Rico
ocurre cerca del Observatorio
de Arecibo, donde muchos
de los conos son
puntiagudos, casi circulares
u ovalados, de 200 a 300 m
de diámetro en la base y
miden desde 50 a 75 m
desde el fondo de las
depresiones adyacentes. En
los cuadrángulos de Florida
y Utuado, los riscos verticales
forman torres que sirven de
cimas de los conos. Monroe
(1976) denominó esta
formación “karso cónico con
riscos”.
Acantilados Fluviales y
Costeros
Éstos son muros naturales
de caliza en las cimas de las
paderes de los cañones, en
las escarpas de falla y
alrededor de los sumideros.
Se forman como producto
de la cementación secundaria
y la erosión diferenciada.
Abundan en los bordes
superiores de los cañones de
los ríos y en las cimas de los
farallones costeros de caliza.
Ya comentamos sobre el gran
tamaño de los acantilados
del río Guajataca (figura 6),
que son los mejores
ejemplares de Puerto Rico
(foto 14). La formación de
este acantilado se atribuye a
la cementación causada por
la precipitación de calcita,
probablemente en una grieta
y en la pared del cañón
(Monroe 1976). Los
acantilados costeros se
pueden observar en las cimas
de los farallones de Caliza
Aymamón en Quebradillas
e Isabela.
Zanjones
Los zanjones son
trincheras paralelas que
resultan de la disolución de
roca caliza a lo largo de las
grietas (figura 15). Las
trincheras pueden extenderse
100 m o más, con costados
verticales que varían desde
unos pocos centímetros hasta
3 m de ancho y desde 1 a 4
m de profundidad. Los
zanjones se orientan en la
misma dirección y pueden
haber hasta 8 por cada 100
m (Monroe 1976). Descritos
por primera vez en Morovis
y Florida, los mejores
ejemplares de los zanjones se
encuentran en Lares, donde
las trincheras individuales
pueden llegar a extenderse
más de 1,800 m de largo y
alcanzar un ancho de 20 m;
estos zanjones se encuentran
en una franja de un 1 km de
ancho. Aquí los zanjones
coalescieron parcialmente y
formaron una topografía
particular de este a oeste en
la cual los zanjones
individuales cortaron colinas
longitudinales (Monroe
1976). Los zanjones son un
rasgo exclusivo del karso
puertorriqueño. El único
rasgo común de las zonas del
karso de zanjón es que se
ubican en terrenos con caliza
muy estratificada en la parte
inferior de la sucesión
estratigráfica de la caliza del
Oligoceno (Monroe 1976).
Giusti (1978) observó que
los zanjones se forman donde
la caliza es quebradiza y de
estratigrafía muy fina.
Cavidades4
Las cavidades de Puerto
Rico se desarrollaron
principalmente mediante
24
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
Foto 14.
Laderas del río Grande de Manatí, cerca de Ciales, Puerto Rico.
Foto de J. Colón.
Figura 15.
Mapa de la zona norte y noroeste de Lares en que se aprecia el paisaje
dominado por zanjones y el curso del río Guajataca (Monroe 1976).
4 Basado en Miller 2000. Otros términos para la palabra cavidad incluyen cueva, caverna y gruta.
procesos de disolución,
modificándose con la
abrasión causada por
sedimentos clásticos. Se
forman en lechos alternos de
caliza blanda y dura (Giusti
1978). Las principales
cavidades de la zona kárstica
son de dos tipos básicos: las
formadas por ríos nacidos en
la cordillera central que
fluyen por la zona y las
formadas por la lluvia en la
zona misma que se percola
hacia abajo por la caliza. La
abrasión, producto del
sedimento transportado por
los ríos de la cordillera,
contribuye a ensanchar las
cavidades a mayor tamaño.
Además, existen las pequeñas
cavidades al pie de risco que
se forman en la caliza a los
lados de los valles de los ríos
y quebradas y las “cavidades
marinas” o “cavidades
litorales” formadas mediante
la acción mecánica del mar
que bate la costa. Debido al
levantamiento tectónico en
el pasado geológico, algunas
de estas cavidades de mar
ahora quedan a decenas de
metros por encima de su
elevación original. La
mayoría son de tamaño
reducido.
Gran parte de la disolución
que crea y modifica las
cavidades de Puerto Rico se
debe a la combinación
química del dióxido de
carbono (creado en el suelo)
con la percolación
hidrológica. El ácido débil
que resulta puede disolver la
roca caliza y la piedra
carbonatada por miles de
años. Por otro lado, el agua
percolada que penetra las
cavidades llenas de aire puede
emitir el dióxido de carbono
en la atmósfera de la cavidad
para luego precipitar la calcita
mineral. Esta precipitación
produce los espeleotemas o
formaciones tales como
estalactitas, estalagmitas y
decoraciones de travertina
(foto 15), con frecuencia
muy bellas y atractivas
(recuadro 8). Puesto que estas
formaciones existen en un
delicado balance con la
composición química del
agua subterránea que se
percola, toda alteración de la
vegetación y el suelo
superficial puede afectar
marcadamente su desarrollo
debido a la dislocación del
dióxido de carbono
producido en los suelos de
cubierta.
Las cavidades que se
forman en la franja kárstica
debido a la percolación del
agua de lluvia tienden a ser
de unos pocos metros, ya que
por lo general esta agua se
satura rápidamente con la
calcita mineral. El agua
puede moverse hacia abajo
en un flujo disperso por las
grietas y las aperturas en la
estratificación, o a veces
como pequeñas quebradas
superficiales que se acumulan
en las depresiones entre los
mogotes o las lomas y
penetran los sumideros
pequeños. Eventualmente,
estas aguas llegan a moverse
lateralmente en la superficie
freática para surgir como
manantiales en las cavidades
fluviales de mayor tamaño o
en los valles de los ríos que
fluyen desde la cordillera
central y atraviesan las
cavidades.
Las cavidades con las
dimensiones transversales de
mayor tamaño conocido son
las que se forman por las
quebradas y los ríos unidos
en la roca no caliza antes de
penetrar al karso.
Típicamente las cavidades
fluviales comienzan como
una red de pasajes de
disolución. A medida que las
corrientes comienzan a fluir
por los pequeños pasajes de
disolución interconectados,
introducen elementos
abrasivos como el cuarzo y
otros minerales duros
derivados del desgaste de la
roca volcánica, sobre todo la
roca intrusiva de las
montañas de la Isla. Estos
granos, grava y limo
silicificado cortan la caliza,
que es relativamente blanda,
y van ensanchando los cauces
de las corrientes hasta crear
pasajes, los cuales al cabo del
tiempo se convierten en
pasajes grandes. Se ha
encontrado arena, grava y
hasta guijarros de origen
volcánico e intrusivo en el
sistema de Camuy. Las
quebradas y los ríos no solo
transportan el sedimento
abrasivo, sino que sus aguas
no se saturan con la calcita
mineral. Además, sus
corrientes son mucho más
copiosas que las diversas
corrientes que percolan por
la caliza debido a la lluvia.
Por estas razones, las
dimensiones de estas
cavidades puede llegar en
ocasiones hasta más de 30 m
de diámetro.
Puerto Rico tiene algunas
de las cavidades más grandes
del mundo en los sistemas
del río Camuy y del río
Encantado. Esto no sólo se
debe al gran tamaño de los
ríos que las forman, sino
también a su ubicación en el
trópico. Las cavidades
tropicales nunca han sufrido
la dislocación o destrucción
física que puede ocurrir en
las latitudes más altas debido
a la glaciación. Algunas
cavidades tienen pasajes lisos,
sin decoración, porque el
agua fluye por ellos con tal
rapidez que imposibilita la
deposición.
Las cavidades de Puerto
Rico también registran los
antiguos niveles freáticos del
karso. Todas las cavidades
principales contienen más de
25
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
Foto 15.
Las estalagmitas y estalactitas de esta cavidad reflejan el resultado de los
procesos de disolución y precipitación en las cavidades. Foto de la Fundación de
Investigaciones Espeleológicas del Karso Puertorriqueño.
Foto 16.
Cascada en el sistema de
cavernas del río Encantado, ejemplo de
una cavidad de dos niveles. Foto de la
Fundación de Investigaciones
Espeleológicas del Karso Puertorriqueño.
26
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
un nivel formado mediante
una combinación de
levantamiento tectónico de
la superficie kárstica y/o la
erosión de los ríos (foto 16).
Los cambios resultantes en
la superficie de los acuíferos
kársticos se reflejan en la
producción de varias galerías
de estratificación vertical,
cada una de las cuales
constituye un registro del
nivel freático hace miles de
años. Se puede determinar
la edad de estos niveles
mediante la aplicación de la
radiometría al espeleotema
o la técnica paleomagnética
aplicada a los sedimentos de
la cavidad. Ésta es una
información muy valiosa ya
que se puede usar para
predecir la ubicación de
recursos de agua subterráneos
o la susceptibilidad a
movimientos telúricos al
analizar el ritmo de
levantamiento de las
cavidades.
Desgraciadamente, la
destrucción negligente de los
espeleotemas de las cavidades
o el movimiento del
sedimento puede dañar esta
información antes de que se
pueda estudiar.
Existen además unas
cavidades verticales muy
estrechas en la franja kárstica.
Se desconoce su origen, pero
algunas se pueden deber al
colapso y otras se cree que
fueron formadas por la
disolución (Monroe 1976).
La mayoría mide unos pocos
metros (hasta 10 m) de
diámetro y alcanzan hasta 30
m. de profundidad. Monroe
(1976) describe muchos
otros tipos de depresiones en
la zona caliza del Norte.
Diversidad
Hidrológica
La franja kárstica contiene
varios ríos y quebradas
subterráneos, acuíferos,
manantiales, cascadas,
embalses, lagunas, charcas
naturales y humedales de
varias clases (figura 16). Estos
sistemas son componentes
importantes del ciclo de agua
(figura 17). La configuración
del ciclo hidrológico en la
región muestra patrones
diferenciados conforme a la
naturaleza del terreno:
volcánico, calizo o de
humedales calizos costeros.
La presencia de la caliza ha
producido rutas alternas para
el movimiento y almacenaje
del agua subterránea,
inexistentes en las zonas
volcánicas (figura 17).
Debido a la manera en que
fluye el acuífero en esta
región, es aparente que
durante la época de sequía,
la caliza es más efectiva en
dirigir el agua hacia la zona
costera que dirigir el agua
hacia los ríos y quebradas
(Giusti y Bennett 1976,
Giusti 1978).
Ríos y Quebradas
Los ocho ríos superficiales
principales que fluyen a
través de la franja kárstica
son - de oeste a este - el río
Guajataca, el río Camuy, el
río Tanamá, el río Grande de
Arecibo, el río Grande de
Manatí, el río Indio, el río
Cibuco y el río de La Plata.
La Caliza Aguada, de arcilla
esquistosa, subyace la
geología superficial al este
del río Cibuco. Hay caliza
en el subsuelo en un área que
se extiende desde el río
Cibuco hasta el río Grande
de Loíza, incluyendo
Figura 16.
Sistemas hidrológicos: ríos principales, quebradas, embalses, lagunas y humedales de la franja kárstica de Puerto Rico. Estos rasgos son principalmente el producto de
la precipitación desviada a través de la percolación subterránea en la franja kárstica. Los humedales de las planicies bajas dependen directamente de la precipitación y la escorrentía de
las lomas calizas. El lago Dos Bocas intercepta la escorrentía de la zona volcánica al sur de la franja kárstica (Giusti 1978).
27
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
pequeños tramos del río de
La Plata, el río Hondo, el río
Bayamón y el río Piedras. El
río Culebrinas al oeste y el
río de La Plata al este,
delimitan la franja kárstica.
Varios embalses ubicados
principalmente en las zonas
volcánicas de las cuencas
hidrográficas influyen en la
frecuencia y magnitud de los
eventos de descarga5 en estos
ríos. El resultado principal
es que los flujos de estiaje y
crecidas se reducen y en
consecuencia, los eventos de
formación de cauces se
restringen a los periodos de
crecida extraordinarios y se
disminuye la capacidad de
los ríos para sostener especies
acuáticas migratorias durante
los períodos de sequía. Los
numerosos embalses también
reducen la transportación de
los sedimentos a estos ríos.
El substrato de las
cabeceras de los ocho ríos
principales de la franja
kárstica es de naturaleza
volcánica/plutónica. La
densidad de drenaje
superficial de la mayoría de
estos ríos es mayor donde el
substrato es volcánico/
plutónico que en los lugares
donde el substrato es calizo
(figura 1). La mayor parte
del drenaje en la franja
kárstica es subterráneo, con
grandes cavidades en forma
de tubos, que pueden o no
tener paredes lisas, o con una
enorme red de pasajes
interconectados de sólo unos
pocos centímetros de
diámetro. Monroe (1976)
describió esta red como
“pasajes interconectados
espongiformes”. El río
Grande de Manatí y el río
Grande de Arecibo han
abierto canales profundos en
la roca caliza superficial,
formando tres grandes
polígonos con áreas
respectivas de 902, 287 y 305
km2, de oeste a este.
Varios de los ríos que
tenían o tienen tramos
subterráneos incluyen: el río
Tanamá, que fluye a través
de nueve túneles; el río
Camuy, que fluye a través de
las Formaciones Lares y
Cibao; y el río Guajataca,
que fluye por profundos
cañones, que en un tiempo
pudieron haber sido cuevas
cuyos techos se desplomaron
(Monroe 1976) o sumideros
colapsados (Giusti 1978).
La descarga de algunos ríos
cambia a medida que
atraviesan la franja kárstica
(Monroe 1976). El caudal
del río Camuy aumenta por
un factor de 4.5 al penetrar
la franja kárstica. Los
manantiales y afluentes
aumentan el caudal del río
Guajataca en su travesía por
la zona kárstica (Monroe
1976). En algunos casos, el
caudal puede disminuir si es
capturado por el drenaje
subterráneo. Giusti y Bennett
(1976) observaron que el
caudal de base por unidad
de área de la cuenca
hidrográfica en los ríos y
quebradas de la zona kárstica
era menor que en los ríos y
quebradas de roca volcánica.
Por lo tanto, la relación del
caudal de base al caudal total
Figura 17.
Promedio estimado de las condiciones hidrológicas anuales y de los patrones teóricos de caudal para las cuencas fluviales en las terrazas volcánicas y calizas (Giusti y Bennett 1976).
5
El término descarga se usa indistintamente con el término caudal.
28
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
ser de mayor en los ríos y
arroyos de las zonas de roca
volcánica que en las de la
roca caliza (figura 18). Esto
significa que el caudal
resultante de las escorrentías
superficiales es
proporcionalmente mayor
en las cuencas calizas que en
las volcánicas debido a la
contribución del agua
subterránea durante períodos
de mucha precipitación
(Giusti y Bennett 1976).
Río Culebrinas -- Es un
río de grandes meandros, de
unos 54 km de extensión. Su
cabecera se origina sobre
unos 400 m de altura y el río
descarga en la costa oeste.
Los centros urbanos de los
municipios de Aguada, Moca
y San Sebastián están dentro
de la cuenca hidrográfica de
este río. El río Culebrinas
fluye casi paralelo a la
delimitación entre la zona
caliza y la volcánica; es decir,
sirve de delimitación al sur
para la zona caliza del Norte.
Todos los principales
afluentes que descargan en
el río Culebrinas desde el
norte traen agua
mayormente de la
Formación San Sebastián,
pero también desde tan al
norte como desde la
Formación Lares hasta la
Formación Cibao. De hecho,
varios de los afluentes que
fluyen desde el norte hacia
el río Culebrinas se originan
como manantiales. Todos los
afluentes del río Culebrinas
que fluyen desde el sur traen
agua del substrato volcánico.
La planta de filtración del
municipio de San Sebastián,
administrada por la
Autoridad de Acueductos y
Alcantarillados de Puerto
Rico, tiene dos tomas, una
sobre substrato calizo y otra
sobre el substrato volcánico.
La Formación San Sebastián
se caracteriza por sus valores
relativamente bajos de
conductividad hidráulica y
la proporción de agua
superficial que contribuye a
la formación de cavidades en
el suelo es menor en
comparación con las cuencas
hidrográficas donde la caliza
es de la Formación Aguada
o de la Formación
Aymamón. El río Culebrinas
fluye a lo largo del limite sur
de la zona caliza del Norte y
atrae agua subterránea a su
cuenca hidrográfica desde la
franja caliza debido a
diferencias en el nivel
freático.
Río Guajataca -- Las
cabeceras del río Guajataca
tienen substrato volcánico y
plutónico. El cauce principal
comienza su rumbo hacia el
sur, por unos 40 km de
trayectoria, a una altura de
sobre 400 m. Fluye por todas
las principales formaciones
calizas de la franja kárstica.
De los ríos del norte, el río
Guajataca y el río Camuy
presentan la mayor dificultad
en la delimitación de sus
cuencas hidrológicas. Más
del 90 por ciento de la
cuenca hidrográfica del río
Guajataca es de substrato
calizo, dividido en partes casi
iguales de Formaciones
Aymamón, Cibao y Lares,
con una proporción menor
sobre la Formación Aguada.
Los municipios de Lares y
Quebradillas están en la
cuenca hidrográfica del río
Guajataca.
Río Camuy -- Este río
nace de tres afluentes, el río
Piedras, el río Ángeles y el
río Criminales, sobre
substrato volcánico, y fluye
unos 2.7 km hacia el norte
desde una altura de
aproximadamente 600 m.
Luego de un corto tramo en
donde fluye sobre la caliza,
se convierte en un río
subterráneo en el contacto
de la Caliza Lares y reaparece
unos 2.8 km río abajo -
medidos en línea recta - en
la Formación Cibao y luego
mantiene su rumbo hacia al
norte por unos 22.3 km
hasta el océano. Los centros
urbanos de los municipios
de Camuy y Hatillo quedan
en su cuenca hidrográfica
superficial.
Río Grande de Arecibo --
Este río de grandes
meandros, presenta
numerosos cauces
abandonados a lo largo de
su trayectoria. Algunos
piensan que fue un río
subterráneo que fluía hacia
el caño Tiburones. Casi una
tercera parte de su cuenca
hidrográfica piriforme es de
substrato calizo. El río
discurre unos 60 km hasta el
Océano Atlántico desde su
origen a más de 800 m de
altura. Fluye unos 23 km
sobre el substrato calizo y
recibe agua del río Tanamá,
que también se extiende unos
Figura 18.
Comparación de la razón del caudal de base a caudal total frente al caudal anual total de las cuencas fluviales en las estructuras
geológicas volcánicas y calizas (Giusti y Bennett 1976). Para hacer la conversión a milímetros, se multiplican las pulgadas por 25.4.
19.6 km sobre caliza. Los
centros urbanos de los
municipios de Adjuntas,
Jayuya, Utuado y Arecibo
están en su cuenca
hidrográfica. Los principales
afluentes al río Grande de
Arecibo, tales como el río
Tanamá, arrastran agua desde
1,000 m sobre el nivel del
mar. El río Grande de
Arecibo experimenta un
cambio abrupto de substrato
de roca volcánica/plutónica
a roca caliza justo río abajo
del embalse de Dos Bocas
(foto 17).
El río Grande de Arecibo
es la fuente principal de
recarga de su valle aluvial
(foto 18) (Quiñones Aponte
1986). El valle contiene un
acuífero no confinado
conectado hidráulicamente
con las formaciones calizas
colindantes y el río, de
manera que si el agua se
extrae en exceso del río
durante periodos de estiaje,
se disminuye la recarga
disponible al acuífero aluvial.
El valle es hidrológicamente
complejo, debido a que el
río Tanamá también descarga
en el valle; y además es
geológicamente complejo ya
que se compone de dos
subcuencas delimitada en
base a la geología subyacente
(Quiñones Aponte 1986). El
río Grande de Arecibo y el
río Tanamá pierden parte de
su caudal al acuífero durante
la mayor parte del año
(Quiñones Aponte 1986).
La pérdida promedio de agua
al aluvión entre las estaciones
27750 y 0290 del Servicio
Geológico de EE.UU.
(USGS, por sus siglas en
inglés) es de
aproximadamente 60,560
m3/d (16 mgd) más 43,906
m3/d (11.6 mgd) perdida a
los acuíferos de las
Formaciones Aguada y
Aymamón.
Río Grande de Manatí --
Este río tiene una cuenca
hidrográfica piriforme,
definida por una alta
densidad de drenaje
superficial sobre substrato
volcánico y una baja
densidad de drenaje sobre
substrato de roca caliza. Los
centros urbanos de los
municipios de Orocovis,
Ciales, Manatí y Barceloneta
quedan en su cuenca
hidrográfica. El río nace a
unos 800 m sobre el nivel
del mar, pero recibe agua
desde 1,000 m sobre el nivel
del mar y se extiende
aproximadamente 80 km
hasta el océano, incluyendo
unos 33 km sobre substrato
calizo. Su substrato es
volcánico en la mayor
extensión de su trayectoria;
cuando el substrato es calizo,
las aguas superficiales se
concentran en el cauce
principal y drenan hacia el
norte sobre todas las
formaciones calizas de mayor
tamaño. La extensión de los
depósitos aluviales en todo
su cauce mayor, la forma de
su cuenca hidrográfica, así
como la distribución de las
densidades de drenaje, son
muy similares a las del río
Grande de Arecibo.
Río Cibuco -- Desde su
origen a una altura de 700 m,
con substrato volcánico, este
río atraviesa unos 36.5 km
hasta el océano, 10 km de
éstos sobre caliza. Los centros
urbanos de los municipios de
Corozal, Morovis y Vega Baja
están dentro de la cuenca
hidrográfica, compuesta en
más de 50 por ciento de roca
caliza. La mayor parte de las
Formaciones Aguada y
Aymamón están cubiertas de
depósitos no consolidados en
el cauce mayor del río Cibuco.
El aluvión en el valle de este
río alcanza una profundidad
máxima de 85.3 m. Los
valores de transmisividad
medidos alcanzan 7,620 m2/d
cerca de la confluencia del río
Indio con el río Cibuco y a
más de 150,000 m2/d en la
divisoria entre el río Cibuco
y el río de La Plata, justo al
norte del acuífero de Vega
Alta.
Río de La Plata -- Es el río
más largo de Puerto Rico,
aproximadamente 97.4 km
de largo, y se extiende desde
una altura de 900 m hasta el
océano. Menos del 25 por
ciento de la cuenca
hidrográfica es de substrato
calizo. Su cuenca hidrográfica
incluye los municipios de
Dorado, Toa Baja, Toa Alta,
Naranjito, Comerío,
Barranquitas, Cidra, Aibonito
y Cayey.
Los tramos inferiores de los
ríos de la costa norte se
convierten en estuarios antes
de llegar al océano. El agua
del mar penetra río arriba en
forma de cuña de agua salada.
Por ejemplo, se detectó una
cuña de agua salada a 2.8 km
río arriba de la
desembocadura del río
Cibuco y a 4.8 km río arriba
de la desembocadura del río
de La Plata (Torres González
y Díaz 1984). En el río
Grande de Manatí, la cuña
de agua salada puede penetrar
10.9 km cuando hay cero
descarga (Gómez Gómez
1984). La distancia que
penetra la cuña es
directamente proporcional al
nivel del mar e inversamente
proporcional a la descarga de
agua dulce de los ríos.
29
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
Foto 17.
Embalse Dos Bocas, en la zona interfacial de la zona caliza y la zona
volcánica. Obsérvese el karso del entorno. Foto de A. García Martinó.
Foto 18.
Río Grande de Arecibo y su valle rodeado de colinas de caliza. Foto de
L. Miranda Castro.
30
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
Acuíferos
La zona caliza del Norte
contiene dos de los acuíferos
más productivos de la isla.
El acuífero superior se
encuentra dentro de las
Calizas Aymamón y Aguada
y de los depósitos aluviales
de la costa. El acuífero
inferior ocurre dentro de
varios miembros de la
Formación Cibao y la Caliza
Lares y está confinado en la
parte cerca de la costa. La
unidad confinante es
localmente semi-permeable
en la zona metropolitana de
San Juan. El acuífero inferior
adquiere su mayor grosor y
transmisividad en la parte
norte-central de la isla en la
región de Barceloneta (figura
19). Se desconoce cuanto se
extiende el acuífero inferior
al oeste del río Grande de
Arecibo (Rodríguez Martínez
1995). Estos dos acuíferos
cubren un área de 1,761
km2, es decir, un 19.7 por
ciento del área de Puerto
Rico, y representan el 64 por
ciento del total del área de
los acuíferos de la isla
(Molina Rivera 1997). La
relación hidráulica entre las
aguas superficiales y las aguas
subterráneas de la zona caliza
del Sur con sus depósitos
aluviales no está tan bien
definida como en la zona
caliza del Norte.
El acuífero de la costa norte
se caracteriza por grandes
variaciones en la
conductividad hidráulica,
tanto lateral como vertical
(tabla 5). Se han calculado
valores tan altos como de
2,042 m/d y tan bajos como
de 0.04 m/d para el acuífero
de la costa norte (Giusti y
Bennett 1976). Sin embargo,
la conductividad hidráulica
promedio de la unidad
hidrogeológica disminuye
con la profundidad (tabla 5).
La transmisividad también
varía mucho en la franja
kárstica (tabla 6). Los
Figura 19.
Corte hidrogeológico del acuífero de la costa norte entre Isabela y Loíza (Rodríguez Martínez 1995). Para convertir la
elevación a metros, se multiplican los pies por 0.3048.
31
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
acuíferos aptos para abastos
de agua deben tener una
transmisividad de 1,296
m2/d o más (White 1988).
En el acuífero Aymamón, se
han registrado valores de
transmisividad mayores de
185,800 m2/d,
correspondientes a zonas
cavernosas localizadas (Torres
González 1985). En el
acuífero superior los valores
de transmisividad varían
mayormente desde 18.6 a
más de 26,012 m2/d y en
general son más altos en la
zona entre el río de La Plata
y el río Grande de Arecibo,
donde los valores han
superado los 9,290 m2/d en
seis lugares (Rodríguez
Martínez 1995).
Los valores de
transmisividad más altos
estimados para el acuífero
inferior son los de la zona
norte-centro de Puerto Rico,
donde la Caliza Lares y el
miembro de la Caliza
Montebello de la Formación
Cibao tiene valores que
alcanzan 46.5 y 334 m2/d,
respectivamente (Rodríguez
Martínez 1995).
El acuífero de la costa
norte se regarga por medio
de infiltración de
precipitación directa y de
corrientes superficiales. En
las zonas de mogotes, es muy
limitada la recarga mediante
infiltración directa a través
de los depósitos de la arena
de manto relativamente
impermeables o la superficie
de caliza cementada de los
mogotes. La recarga se debe
principalmente a la
escorrentía durante eventos
significativos de
precipitación (Troester
1999). La escorrentía
superficial de los mogotes
fluye rápidamente hacia los
puntos de absorción y las
grietas de disolución
alrededor de la base del
Tabla 5. Conductividad hidráulica y descarga de la zona caliza de la costa norte (adaptado de Giusti y
Bennett 1976). Las formaciones calizas se muestran en orden creciente de profundidad estratigráfica. La
descarga se informa en millones de metros cúbicos por día (Mm3/d) y millones de galones por día (mgd).
Acuífero
Aymamón
Aguada
Cibao
Lares
Aymamón
Aguada
Cibao
Lares
Aymamón
Aguada
Cibao
Lares
Aymamón
Aguada
Cibao
Lares
Aymamón
Aguada
Cibao
Lares
Aymamón
Aguada
Cibao
Total
Ancho
(km)
12.9
16.1
17.7
12.9
12.9
19.3
(Mm3/d)
0.073
0.077
0.250
0.032
0.016
0.023
0.470
Conductividad
hidráulica (m/d)
Dorado – Vega Baja
82.3
20.4
1.2
0.4
Vega Baja – Manatí
82.3
4.1
0.4
0.2
Caño Tiburones
163.1
26.5
2.9
0.2
Arecibo – Camuy
24.3
1.6
0.8
0.2
Camuy – Guajataca
16.5
1.2
0.4
0.2
Guajataca – Costa Oeste
20.4
2.0
0.4
(mgd)
19.2
20.4
66.1
8.4
4.1
6.0
124.2
Descarga
(% del total/km)
18.2
16.3
48.0
8.4
4.1
4.0
100
(% del total)
15.5
16.4
53.2
6.8
3.3
4.8
100
Tabla 6. Valores de transmisividad para algunas unidades del acuífero calizo de la costa norte (Torres
González y Wolansky 1984). La Formación San Sebastián no forma acuíferos.
Unidades Geológicas
Depósitos aluviales
Formación Camuy
Caliza Aymamón
Caliza Aguada
Formación Cibao
Caliza Lares
Formación San Sebastián
Acuíferos Asociados
No confinado
No confinado
No confinado
No confinado
No confinado en los afloramientos,
confinado en los buzamientos bajos
No confinado en los afloramientos,
confinado en los buzamientos bajos
No es un acuífero
Transmisividad (m2/d)
93 a 4645
93 a 279
465 a 4645
186 a 1858
279
929
---
32
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
mogote y recarga el acuífero.
La escorrentía en los valles
entre los mogotes también
fluye hacia los sumideros y
recarga el acuífero. Los
niveles de agua en los pozos
de la región de los mogotes
responden de inmediato a
los eventos de precipitación
(figura 20). Los estimados
de recarga neta varían desde
0 a 495 mm/a y el promedio
es de unos 150 mm/a en toda
la extensión del acuífero
(Troester 1999). Para las
zonas de mogotes con
drenaje interno, estos valores
varían desde 250 a 495
mm/a.
El acuífero de la costa
norte se subdividió en seis
regiones principales definidas
por los principales ríos
subaéreos. Se calculó el
caudal total del agua
subterránea para todo el
acuífero de la costa norte
usando los valores de
conductividad hidráulica, el
grosor del acuífero y los
gradientes de carga en cada
región (tabla 5) (Giusti y
Bennett 1970). Se estimó la
descarga en unos 0.47
Mm3/d [millones de m3 al
día] ó 124 mgd. Este flujo
ocurre a través de las
formaciones calizas, pero
particularmente como caudal
de base de los ríos y
quebradas, flujo de
manantiales y filtracion hacia
el mar o las zonas cenagosas.
La región de caño Tiburones
recibe más del 50 por ciento
de la descarga total en el
acuífero de la costa norte
seguido por la región Vega
Baja-Manatí. La razón
principal del predominio de
la región del caño Tiburones
es la conductividad
hidráulica relativamente alta,
163 m/d, del acuífero
superior en la Caliza
Aymamón. La importancia
relativa de la región Dorado-
Vega Baja aumenta cuando
se expresan los valores del
caudal en función del ancho
del acuífero (tabla 5).
Giusti (1978) revisó estos
números y redujo la cantidad
calculada de la descarga del
acuífero a unos 0.40 Mm3/d
ó 105 mgd. La reducción se
debió a que los valores de
conductividad hidráulica que
se usaron eran menores en
comparación con los que se
detallan en la tabla 5. El
balance promedio
hidrológico para la franja
kárstica según Giusti (1978)
era de 1,550 mm de
precipitación, 1,100 mm de
evapotranspiración y 650
mm de descarga al océano.
Este balance tiene un déficit
de 200 mm, compuesto de
escorrentía desde las zonas
altas. En los tres balances de
la figura 17 se ilustra la
variación dentro de la región
kárstica. Los valores de los
balances se calcularon a la
mejor precisión posible e irán
cambiando a medida que
continúen las investigaciones
hidrológicas en el área
kárstica. Giusti y Bennett
(1976) también compararon
los valores del balance
hidrológico para las cuencas
de substrato volcánico con
las de substrato calizo (tabla
7). El almacenaje de agua
subterránea y los caudales de
base de los ríos tienden a ser
mayores en las zonas de
substrato calizo que en las de
substrato volcánico. Los
valores aparentemente
anómalos para caño
Tiburones se debieron a las
modificaciones artificiales
hechas a su drenaje en los
proyectos de reclamación. El
haber bajado el nivel freático
por debajo del nivel del mar
ha causado la infiltración de
agua de mar en el acuífero
de agua dulce.
El sector menos
desarrollado del acuífero de
la costa norte en función de
bombeo es el área occidental
entre el río Camuy y
Aguadilla (Tucci y Martínez
1995). En esta región, el agua
subterránea es profunda y las
fuentes de abasto de agua
provienen del embalse en el
Lago Guajataca (recuadro
10). El acuífero inferior en
esta región es fragmentado y
no muy productivo. El
acuífero superior es más
accesible, aunque no se
utiliza extensamente. El
movimiento del agua
subterránea en esta región
proviene desde las zonas altas
al sur hacia el norte y el oeste,
y localmente hacia las
quebradas. Una divisoria
importante de agua
subterránea se extiende desde
el sureste al noroeste de la
región y separa el flujo hacia
la franja kárstica del flujo
hacia el río Culebrinas al
suroeste.
Figura 20.
Reacción del nivel freático a la precipitación en la zona de Dorado (Troester 1999).
La región comúnmente
conocida como el acuífero
de Vega Alta, delimitada por
el río Indio al oeste y río de
La Plata al este (unos 13.7
km), está ubicada en el
acuífero de la costa norte.
Sepúlveda (1999) dividió
este acuífero en cinco
regiones fisiográficas: la
serranía kárstica del sur, la
meseta kárstica, los valles
aluviales, el valle del karso
cubierto por depósitos de
arena de manto y la planicie
costera. El humedal de
Ciénaga Prieta es parte
integral del acuífero y es el
principal cuerpo de agua
superficial formado por el
acuífero de Vega Alta. Antes
de 1930 aproximadamente
15 m3/s de agua subterránea
drenaba hacia la ciénaga,
pero en 1995 el caudal era
de 4 m3/s. Durante el mismo
plazo, la superficie
potenciométrica de la costa
disminuyó
aproximadamente un metro
(Gómez Gómez y Torres
Sierra 1988). Parte del
acuífero de Vega Alta,
subyacente al valle del karso
de Vega Alta, fue designado
como sitio de Superfondo
por la Agencia de Protección
Ambiental de Estados
Unidos debido a la presencia
de compuestos volátiles -
principalmente
tricloroetileno, sustancia que
se cree que es carcinógena
para los humanos.
Román Más y Lee (1987)
analizaron la evolución
geoquímica de las aguas
dentro del acuífero calizo de
la costa norte (recuadro 3).
Por lo general, el sulfato y el
magnesio disueltos, el pH y
los isótopos de carbono 13
aumentaron hacia la costa.
La cantidad total de carbono
y calcio inorgánicos era
33
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
Figura B10- 1.
El Distrito de Riego de Isabela, construido sobre substrato calizo
en 1928. El recuadro 14 contiene la narrativa del fracaso de este distrito para riego.
Recuadro 10. Distrito de Riego de Isabela.
En 1928, se construyó una represa en el río Guajataca para formar
el embalse de Guajataca como parte del Distrito de Riego de
Isabela (figura B10-1). El embalse de Guajataca, con una capacidad
original de 45.2 millones de metros cúbicos, es la única represa
grande construida sobre substrato calizo y tiene la menor pérdida
de reserva debido a sedimentación entre las represas de la isla, un
0.1 por ciento al año (Morris y Fan 1997). El distrito de riego se
diseñó y se construyó para regar los terrenos usados para la
producción de caña, pero fracasó debido a la pérdida excesiva de
agua por medio de la infiltración (véase el ejemplo 1, recuadro
14). Hoy día, el embalse y sus cauces asociados se usan como
fuente de agua potable. El agua se lleva a seis plantas de filtración
con una capacidad total de filtración de 84,400 m3 al día. Sin
embargo, en 1938 se extraían 213,700 m3/d del embalse. La
pérdida de agua debido a la infiltración por la caliza porosa
continúa hasta hoy, desde la construcción del embalse. En mayo
de 1998, el embalse llegó a un nivel de estiaje crítico, lo cual creó
una escasez de agua para unas 250,000 personas en los municipios
de San Sebastián, Isabela, Aguadilla, Aguada, Moca y Rincón.
Tabla 7. Reservas de agua subterránea, caudal de base y extensión de descarga de las cuencas hidrográficas
en los terrenos volcánicos y calizos. (Giusti y Bennett 1976). Celdas vacías = no hay datos disponibles.
Reserva de Agua Subterránea
(cm)
10.2
0
-15.2
5.1
5.1
12.7
12.7
-20.3
12.7
-45.7
53.3
22.9
25.4
2.54
28.0
63.5
22.9
182.9
-20.3
5.1
-7.6
-22.9
Caudal de base
(m3/s.km2)
0.012
0.016
0.021
0.019
0.012
0.010
0.016
0.012
0.023
0.007
0.008
<0.0001
0.051
0.011
0.016
0.006
0.008
Area de Drenaje
(km2)
8.3
19.7
11.7
47.7
429.3
44.0
331.5
13.7
39.1
24.6
37.8
78.7
76.4
169.9
101.5
76.1
53.4
46.4
173.5
43.5
170.2
21.8
Cuenca hidrográfica
Alto Río Guajataca
Alto Río Camuy
Río Criminales
Alto Río Tanamá
Río Grande de Arecibo más abajo de Dos Bocas
Río Cialitos
Alto Río Grande de Manatí
Río Unibón
Alto Río Cibuco
Río Mavilla
Quebrada Los Cedros
Río Guajataca hasta el lago Guajataca
Río Guajataca hasta el océano
Bajo Río Camuy
Bajo Río Tanamá
Bajo Río Grande de Arecibo
Cauce sur (dos lugares)
Desembocadura del caño Tiburones -
Bajo Río Grande de Manatí
Desembocadura de la laguna Tortuguero
Bajo Río Cibuco
Río Lajas
Terreno Volcánico
Terreno Calizo
34
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
menor dentro de las partes
de agua dulce del acuífero.
El dióxido de carbono se
disuelve en el agua y
reacciona con ella a medida
que percola por el suelo. Este
proceso es seguido por la
disolución de calcita a
medida que el agua recarga
el acuífero (figura B3-1).
Como resultado de la
precipitación de calcita y la
disolución de yeso y dolomía,
el dióxido de carbono puede
desgasificarse a medida que
el agua baja por el gradiente
del acuífero artesiano. En el
acuífero superior, la continua
recarga de aguas saturadas de
ácido carbónico mantiene la
disolución de los minerales
carbonatados. La mezcla de
agua de mar con el agua
dulce subterránea domina la
composición química cerca
de la costa.
El agua del acuífero
inferior es dulce en gran parte
de la zona, pero salobre en
algunas partes cerca de San
Juan y Guaynabo. La calidad
del agua de los dos acuíferos
de la costa norte es bastante
similar (Zack y otros 1986).
La concentración de sólidos
disueltos aumenta a lo largo
del gradiente hidráulico. En
general, la concentración es
menor de 500 mg/L, pero se
aproxima a este valor en las
áreas donde hay intrusión
salina, donde se afecta la
viabilidad del uso del agua
para riego y para abasto de
agua potable. La
concentración de nitratos es
menor del límite detectable
y la concentración de sulfatos
es baja en comparación con
los otros acuíferos de la isla.
Giusti y Bennett (1976)
observaron que la calidad de
las aguas de los ríos es similar
a la de los acuíferos,
particularmente durante
condiciones de flujo base.
Los diagramas de Piper
demuestran la manera en que
a medida que el agua
subterránea fluye desde el
acuífero superior hacia el
Océano Atlántico, las
reacciones químicas entre el
agua y los minerales del
acuífero cambian la
composición química del
agua. Esto resulta en un
aumento en la concentración
de sólidos disueltos. El agua
subterránea en el acuífero
cambia de una solución de
bicarbonato de calcio en las
áreas de recarga a una
solución de cloruro de sodio
cerca de la costa (figura 21),
debido a la mezcla con el
agua de mar (figura 22). Los
cambios en el nivel freático
a lo largo del corte transversal
del acuífero ilustrados en la
figura 22 reflejan los cambios
en la conductividad
hidráulica de los varios
elementos de la caliza
(Troester 1999). A medida
que cambia la conductividad
hidráulica, también cambia
la mezcla del agua con los
componentes químicos de la
caliza, resultando en cambios
en su calidad.
Embalses, Lagunas, Charcas
y Humedales
La zona caliza del Norte
comprende muchos tipos de
embalses, lagunas, charcas y
humedales (figura 23). Estos
varían en tamaño desde el
caño Tiburones y el lago
Guajataca, respectivamente
el humedal y el embalse más
grandes de la región, hasta
micro-humedales al pie de
los mogotes o pequeñas
charcas en los valles entre los
mogotes. La salinidad de
estos sistemas varía
grandemente también, desde
manglares en agua salada
hasta estuarios mixtos de
agua dulce y agua de mar y
una laguna costera de agua
dulce, la laguna Tortuguero.
Años atrás, el caño Tiburones
Figura 21.
Diagrama de Piper que ilustra la tendencia general de la composición
química del agua subterránea según las muestras tomadas en la zona de Dorado
(Troester 1999).
Figura 22.
Corte transversal del acuífero en el área de Dorado, donde se destaca
la mezcla de agua salada y agua dulce, además de la variación del nivel freático en los
diversos estratos calizos (Troester 1999).
35
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
Foto 19.
Casa de bombas en Caño Tiburones, Arecibo, Puerto Rico. Foto de J. Colón.
Foto 20.
Laguna Tortuguero. Foto de L. Miranda Castro.
Figura 23.
Mapa de los humedales en Puerto Rico. Modificado de Del Llano (1988). Las líneas gruesas delimitan el área que se
propone que se transfiera al dominio público.
tenía un patrón hidrológico
similar al de la laguna
Tortuguero: lo alimentaba el
acuífero del norte y
descargaba agua dulce al
océano (Giusti 1978). Pero
los cambios hidrológicos
hechos al caño, reversaron el
movimiento de agua y ahora
el agua de mar entra al caño.
El caño Tiburones es un
cuerpo de agua superficial
delimitado al oeste por el río
Grande de Arecibo y al este
por el río Grande de Manatí;
unos 46.6 km2 se encuentran
sobre la Caliza Aymamón.
Los manantiales abundan a
sus alrededores debido a su
ubicación debajo del nivel
del mar. Los depósitos
superficiales son mayormente
aluviales y sirven de lindero
para el caño Tiburones. En
condiciones naturales, el
caño Tiburones recibía las
escorrentías directamente del
río Grande de Manatí y del
río Grande de Arecibo. En
las condiciones actuales, el
caño Tiburones pierde casi
toda la escorrentía afluente
por los canales de desvío que
se construyeron como parte
de un plan de desarrollo
agrícola. El volumen
promedio de agua dulce que
se bombeaba al océano era
de aproximadamente unos
3.15 m3/s. Antes del drenaje
artificial del caño Tiburones,
se descargaban unos 0.57
m3/s al océano. El nivel
freático de este humedal
descendió por debajo del
nivel del mar debido al
constante bombeo (foto 19)
y el humedal sufrió de
intrusión salina (Zack y Class
Cacho 1984). La intrusión
salina en el caño Tiburones
se adentra por cuatro puntos
principales de la costa del
norte, lo cual produce zonas
de aguas salinas y salobres:
al oeste de Punta Caracoles,
al este de Punta Las Tunas,
al oeste de Palmas Altas y al
este de Palmas Altas (Raúl
Díaz 1973).
La laguna Tortuguero
(foto 20) tiene un área
superficial de 2.24 km2, un
volumen de unos 2.68 m3 y
una profundidad promedio
de 1.2 m (Quiñones
Márquez y Fusté 1978). El
sedimento del fondo tiene
una profundidad promedio
de 2 m y su volumen es el
doble del volúmen de las
aguas de la laguna. El flujo
anual de aguas superficiales
y subterráneas a la laguna es
casi seis veces mayor que el
agua captada de la
precipitación anual. La
laguna descarga
aproximadamente 20 Mm3/a
al océano. En 1975, la
calidad del agua era
excelente, con un bajo
contaje bacteriano. La laguna
se conoce también como un
lugar excelente para la pesca.
Además del caño
Tiburones y la laguna
Tortuguero, la descarga del
acuífero del norte produce
muchos de los otros
humedales en la región (foto
21), tal como la región
36
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
cenagosa costera entre
Arecibo y Dorado (Giusti y
Bennett 1976). Los terrenos
cenagosos de la región
incluyen los humedales de
arena blanca en los
alrededores de la laguna
Tortugero, los cuales albergan
una concentración inusitada
de especies endémicas de
plantas, incluyendo muchas
plantas carnívoras raras. La
descarga a estos sistemas
ocurre tanto mediante
rezumaderos como por
percolación. Giusti (1978)
calculó que el 75 por ciento
de la descarga del acuífero
ocurrió tierra adentro de los
humedales y de ahí, las aguas
fluyeron al océano por la
laguna Tortuguero y el caño
Tiburones. El restante 25 por
ciento de la descarga del
acuífero fluía directamente
al lecho del océano en una
zona de unos pocos cientos
metros de ancho. Los
humedales costeros se
caracterizan por el balance
hidrológico particular
ilustrado en la figura 17-C.
Manantiales y Cascadas
Por toda la franja kárstica
abundan los manantiales de
diversas formas (figura 16),
muchos de los cuales se
discurren sobre caidas y rocas
en cascadas (foto 22). Estas
cascadas se usan
intensivamente para
propósitos recreativos, sobre
todo a la orilla de las
carreteras. Los manantiales
se han clasificado con
respecto a su origen, litología,
descarga, temperatura, y
variabilidad: tipos volcánicos,
de diaclasa, depresión,
contacto, artesiano, tubular
o de fractura (Guzmán Ríos
1983). En Puerto Rico hay
ejemplares de la mayoría de
estos tipos. Rodríguez
Martínez (1997) clasificó 67
manantiales en 2 grupos en
función de su reacción a la
precipitación: manantiales
de tipo difuso, con poca o
ninguna reacción a la
precipitación y manantiales
de tipo conductivo, que
presentan una reacción fuerte
a la precipitación. Los
manantiales Ojo de Agua en
Vega Baja, Mameyes en
Manatí y Mackovic en Vega
Alta son manantiales difusos.
Los manantiales Maguayo en
Dorado, Ojo de Guillo en
Manatí y San Pedro en
Arecibo son del tipo
conductivo.
En la franja kárstica no
hay manantiales conocidos
de primer o segundo orden,
es decir, los que tienen
caudales de base mayores de
2.8320 y 0.2832 m3/s
respectivamente. Sin
embargo, se han medido
descargas tan altas como de
1.7295 m3/s luego de eventos
de precipitación (Rodríguez
Martínez 1997). Rodríguez
Martínez (1997) encontró
10 manantiales de tercer
orden (caudal de base de
0.028 a 0.2832 m3/s), 4 de
cuarto orden (0.0062 a
0.0282 m3/s), 14 de quinto
orden (0.0006 a 0.0062
m3/s), 19 de sexto orden
(0.00005 a 0.0006 m3/s), 6
de séptimo orden (0.00001
a 0.00005 m3/s) y 14 de
octavo orden (caudal de base
de unas pocas gotas por
segundo). Algunos de los
manantiales de octavo orden
podrían estar secos y
presentarse solamente
después de un evento de
precipitación; de otra manera
quedan como charcas
estancadas casi circulares.
La mayoría de los
manantiales principales de
Puerto Rico están en la
región caliza y se asocian con
las unidades carbonatadas de
la secuencia del Terciario
medio de la franja kárstica,
salvo por las Formaciones
Camuy y San Sebastián
(Rodríguez Martínez 1997).
Los manantiales drenan las
partes no confinadas tanto
del acuífero superior como
del inferior. Los manantiales
de la parte no confinada del
acuífero inferior suelen nacer
de las áreas de afloramiento
de la Caliza Lares y del
Miembro Calizo Montebello
de la Formación Cibao. Los
que drenan de la parte no
confinada del acuífero
superior nacen tanto de los
afloramientos como de las
áreas costeras subterráneas
de las Calizas Aguada y
Aymamón. No se sabe de
ningún manantial que nazca
de la parte confinada del
acuífero inferior (Rodríguez
Martínez 1997).
Al parecer, el factor
controlador principal de la
ocurrencia de los manantiales
en la franja kárstica es el
contraste de permeabilidad
entre unidades geológicas del
karso. El agua subterránea
que fluye en los
afloramientos de los acuíferos
superiores e inferiores parece
estar muy controlada por las
fracturas y por consiguiente,
la mayor parte de los
manantiales en estas zonas
parecen ser del tipo
conductivo. El flujo de agua
subterránea por las áreas
Foto 21.
El acuífero de la costa norte descarga por los humedales costeros, como
en esta laguna de Toa Baja en la carretera estatal 165. Foto de L. Miranda Castro.
Foto 22.
Cascada formada por el
manantial de Sonadora, Ciales, Puerto
Rico. Foto de L. Miranda Castro.
centrales de los valles y las
áreas más costeras del
acuífero superior parece
ocurrir en zonas permeables
discontinuas tanto en el
plano vertical como el plano
lateral que pudieran estar
conectadas por fracturas, y
como resultado los
manantiales que brotan son
principalmente del tipo
difuso (Rodríguez Martínez
1997). La figura 24 ilustra
la complejidad del sistema
de drenaje subterráneo que
alimenta los manantiales.
Miles de manantiales en
la zona caliza del Norte
descargan cerca de la costa.
En la región oeste de la zona
caliza del Norte, desde el río
Camuy hasta Aguadilla, se
han registrado tres
manantiales en el mar cerca
de la costa y unos cuantos
que descargan en la costa
(Tucci y Martínez 1995). Se
calcula la descarga al mar
entre 0.11 a 1.02 m3/s, una
cifra mayor al consumo por
bombeo (0.08 m3/s) y que
se aproxima al volumen de
percolación a los arroyos
(1.22 a 1.76 m3/s). La
descarga total de algunos de
los manantiales principales
de la franja kárstica puede
ser tan alta como de 0.08
Mm3/d, es decir 20 mgd
(Rodríguez Martínez 1997).
Los manantiales que
descargan en los ríos brotan
de los riscos - a veces como
cascadas - o surgen de los
depósitos aluviales, y la
mayoría descargan en las
laderas al oeste de los ríos, lo
cual sugiere que el patrón se
debe a la inclinación hacia el
este de las formaciones
(Giusti y Bennett 1976). Sin
embargo, se conocen algunos
manantiales que descargan
en la ribera este de los ríos,
lo cual indica que la
inclinación hacia el este no
es el único factor
determinante en la
orientación de la descarga de
los manantiales en la costa
del norte (Rodríguez
Martínez 1997). Esto se
explica por la orientación de
los conductos kársticos a
medida que traspasan los
varios niveles de saturación
hidrológica en los estratos
geológicos. Los manantiales
en la planicie aluvial del río
Grande de Arecibo
suplementan la descarga de
agua del río. Uno de ellos, el
manantial de San Pedro,
aporta 32,551 m3/d, es decir,
8.6 mgd (Quiñones Aponte
1986).
Los parámetros de la
calidad del agua de manantial
tienden a reflejar los valores
observados en las aguas
subterráneas. Rodríguez
Martínez (1997) encontró
diferencias entre la calidad
de agua entre los manantiales
conductivos y difusos. Estas
diferencias estaban
relacionadas con el
comportamiento hidrológico
de los manantiales. Los
manantiales conductivos se
comportan como arroyos
superficiales en reacción a los
eventos de precipitación.
Como resultado de esto, su
calidad del agua también
exibe variaciones a corto
plazo. La descarga de los
manantiales difusos cambia
muy poco después de los
eventos de precipitación y la
calidad de agua de éstos
reflejaba la de los acuíferos
que drenaban. La
temperatura del agua varía
entre 22.5º a 28.0ºC. La
conductividad específica
varía entre 289 a 4,000
microsiemens por cm,
aumentando a medida que
se acerca a la costa, y el pH
variaba entre 6.9 a 7.8. El
calcio, el sodio, el
bicarbonato y el cloruro son
las especies iónicas
37
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
Figura 24.
Diagrama esquemático que ilustra la complejidad de la red de conductos del manantial San Pedro (Rodríguez Martínez
1997). Este sistema de cavidades queda en la cuenca del río Grande de Arecibo.
38
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
principales en las aguas de
manantial. El tipo principal
de agua es el agua de
bicarbonato de calcio y los
tipos secundarios de agua son
las aguas de cloruro de
bicarbonato de calcio y
cloruro de bicarbonato de
sodio. A excepción del
manantial Ojo de Guillo, la
calidad de agua medida en
función de conteos
bacterianos no ha variado en
la franja kárstica desde 1983.
En el sector Luis Pérez de
Arecibo, los contajes de
bacteria han alcanzado
valores tan altos como
35,000 y 27,000 colonias de
coliformes fecales y
estreptococo fecal,
respectivamente, por 100 mL
(Rodríguez Martínez 1997).
Diversidad
Ecológica
La variedad de
formaciones terrestres y
condiciones hidrológicas de
la región del karso influyen
en la variedad de sistemas
ecológicos que allí se
encuentran. Además, existen
dieciocho (18) zonas
geoclimáticas representadas
en la zona del karso (figura
4, tabla 2), las cuales son
responsables de la diversidad
de sus ecosistemas. Los
diferentes tipos de
ecosistemas van desde los
marinos y estuarinos a los
terrestres y de agua dulce.
Una zona costera de alto
nivel energético con playas
rocosas y arenosas, farallones,
cavidades marinas, dunas de
arena y aguas costaneras
marinas representan el
ambiente marino costero. El
ambiente estuarino está
representado por estuarios
ribereños, manglares de
cuenca y de baja salinidad
protegidos detrás de las
dunas de arena y el humedal
herbáceo de mayor tamaño
en la Isla, el caño Tiburones.
Los sistemas de agua dulce
incluyen la laguna
Tortuguero, localizada a
pocos metros del océano;
manantiales, algunos de los
cuales descargan al mar;
charcas (foto 23); lagos
artificiales y pequeños
humedales, algunos con
magníficas palmas reales, que
aparecen en la base de los
mogotes y a lo largo de
intrusiones superficiales del
acuífero. La vegetación
diversa que crece en las
blancas arenas de la costa, los
bosques kársticos con una de
las diversidades más ricas de
árboles en la Isla y los
sistemas ecológicos asociados
a las cavidades y los
sumideros componen el
ecosistema terrestre.
Vegetación Terrestre
Gleason y Cook (1926)
desarrollaron un esquema de
sucesión para la vegetación
de la costa norte de Puerto
Rico (figura 25). Aún
cuando no se ha podido
demostrar que estas
interacciones sucesionales
ocurren, este marco
conceptual ofrece una
perspectiva de utilidad
general con respecto a los
principales tipos de
vegetación de esta región. En
este trabajo prestamos mayor
atención a los bosques de las
lomas, pero al final de esta
sección se ofrece un breve
resumen de los otros tipos
de vegetación identificados
por Gleason y Cook (1926).
Los bosques kársticos en
Puerto Rico,
independientemente de las
condiciones de lluvia
prevalecientes, comparten
características comunes
incluyendo su fisonomía y
las características de sus hojas.
Los bosques de karso se
caracterizan por árboles de
poco diámetro, alta densidad
de árboles y hojas
escleromorfas. Los rodales
tienden a evidenciar
Foto 23.
Charca Las Tiguas, humedal cerca de Arecibo, Puerto Rico.
Foto de L. Miranda Castro.
Figura 25.
Las principales asociaciones de plantas de los valles costeros del Norte de Puerto Rico y las conjeturas sobre sus relaciones
sucesionales (Gleason y Cook 1926). El diagrama está organizado con cuatro líneas de sucesión que convergen en el sistema de culminación
"Bosque de suelo de playa" en el centro. Las sucesiones que se originan en agua dulce son hidrárquicas, en agua salada son halárquicas,
en bosques húmedos son mesárquicas y en playas y dunas son xerárquicas.
39
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
condiciones de sequías
frecuentes. Aún en la zonas
húmedas y muy húmedas de
la franja kárstica, los bosques
tienen una gran proporción
de especies de árboles
deciduos y muestran un alto
grado de escleromorfismo
(Chinea 1980). Esto
probablemente se debe a la
rapidez de la escorrentía y a
la percolación del agua de
lluvia, así como al bajo nivel
de almacenamiento de agua
en suelos poco profundos,
junto con los efectos de la
abundante luz solar y los
vientos en la vegetación. En
la zona seca kárstica del Sur,
las tendencias son aún más
marcadas debido a una
menor precipitación que
varía más según la estación.
Los bosques kársticos
comparten muchas
características con otros
bosques de la isla. Todos
tienen doseles parejos con
pocos árboles emergentes.
Esta es una respuesta
adaptativa a los vientos
fuertes y las tormentas
periódicas que eliminan las
copas y los ganchos
emergentes que pueden
desarrollarse entre eventos de
este tipo. Todos los bosques
isleños comparten una
marcada dominancia de
especies (figura 26).
Usualmente un máximo de
cinco especies dominan los
rodales al representar cerca
del 50 por ciento de la
densidad de los árboles y del
área basal total del rodal,
valores que al combinarse
representan el valor de
importancia de las especies.
El resultado es que unas
pocas especies dominantes y
un gran número de especies
raras caracterizan los rodales.
Lugo (1991) atribuyó esta
alta dominancia a
perturbaciones infrecuentes
de gran escala como son los
Figura 26.
Curvas de valores de importancia de los rodales de bosque en las zonas
geoclimáticas de Puerto Rico, volcánicas muy húmedas (El Verde), kársticas húmedas y
muy húmedas (río Abajo, Cambalache) y kárstica seca (Guánica, Mona). Los datos se
pueden obtener de A.E. Lugo.
Figura 27.
Representación gráfica del número de especies de árboles por rodal y la
densidad de árboles por rodal. Los bosques secos son de la caliza del sur, mientras que
los bosques húmedos y muy húmedos son de la caliza del norte. Los bosques muy húmedos
volcánicos son de la Sierra de Luquillo. La relación entre la cantidad de especies de árboles
en un rodal (y) y la densidad de los árboles (x) y la cantidad de especies de árboles por
miles de individuos (y’) se describe con regresiones o se obtiene de éstas. Para los bosques
muy húmedos en roca volcánica—y = -43.78 + 30.89*LOG(x) donde r
2
= 0.84, n = 19
e y’ = 49. Para los bosques húmedos y muy húmedos en el karso—y = -13.79 +
20.01*LOG(x) donde r
2
= 0.37, n= 39 e y’ = 46. Para los bosques secos en el karso—y =
-30.27 + 24.95*LOG(x) donde r
2
= 0.52, n = 26, e y’ = 45. Para otros bosques en Puerto
Rico—y = -20.75 + 20.46*LOG(x) donde r
2
= 0.46, n = 40, e y’ = 41. Para todos los
bosques en conjunto—y = -21.85 + 22.16*LOG(x) donde r
2
= 0.50, n = 124 e y’ = 44.
La línea de regresión es para todos los bosques. Las líneas de regresión para los tipos
individuales de bosque tienen una pendiente levemente más marcada. Los datos se pueden
obtener de A.E. Lugo.
40
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
huracanes.
El número de especies por
número de tallos (figura 27)
y el número de especies por
unidad de área (figura 28)
también son relativamente
uniformes en todos los
bosques en Puerto Rico. En
todos los rodales estudiados
se encontraron
aproximadamente 44
especies de árboles por cada
1,000 individuos. La
relación entre la riqueza de
especies y la densidad de
tallos es relativamente débil
(r2=0.37) debido a la gran
variabilidad de riqueza de
especies en los bosques
kársticos. Sin embargo, el
contaje mayor de especies de
árboles por 0.1 ha se
encontró en un bosque
kárstico del norte, mientras
que los bosques kársticos del
sur exhibían el mismo patrón
y curva de especies por área
que los bosques húmedos de
origen geológico
volcaniclástico (figura 28).
Los bosques kársticos
también se caracterizan por
una distribución de grupos
de árboles, que se debe a la
naturaleza del terreno en el
cual se desarrollan. Los
árboles crecen mejor en
suelos profundos, pero éstos
son escasos en el karso y
además los afloramientos
rocosos limitan los lugares
donde pueden establecerse
los árboles. De hecho,
semillas de especies, como
Plumeria alba6 en la zona
kárstica del sur, pueden
germinar sobre superficies
rocosas; lo cual sugiere una
adaptación extrema a
substratos rocosos de poca
profundidad (foto 24). El
crecimiento de los árboles en
las grietas y en suelos
profundos les brinda una
ventaja para protegerse de los
fuertes vientos y de los
huracanes. Los árboles bien
arraigados pueden soportar
vientos muy fuertes,
perdiendo sólo las hojas y
algunos ganchos. En los
bosques del karso se
encuentran pocos árboles
totalmente desarraigados
luego del paso de un
huracán, con excepción de
aquellos que se habían
establecido encima de rocas
o suelos de poca
profundidad. Debido a las
limitaciones impuestas por
los suelos, los árboles en los
bosques kársticos por lo
general son más bajos que
los de bosques de origen
volcánico con igual cantidad
de lluvia pero con suelos más
profundos.
La característica más
importante de los bosques
del karso es quizás la más
difícil de detectar. Los
bosques del karso exhiben
numerosos gradientes en
estructura vegetal, fisonomía
y composición como
resultado de la variedad de
gradientes ambientales y
topográficos en la región.
Chinea (1980) describió un
gradiente de lluvia de este a
oeste, producto de los efectos
de los vientos alisios, en el
cual la lluvia disminuía del
este hacia el oeste, y otro
gradiente de norte a sur,
producto de la topografía,
en el cual la lluvia aumentaba
de norte a sur según la
elevación. La exposición al
viento también establece dos
gradientes dentro de los
mogotes: una mayor
exposición al viento en las
laderas del noreste y menor
en las del suroeste y vientos
más fuertes en las cimas que
en las faldas de los mogotes.
Las características de los
suelos resultan en suelos
profundos y fértiles en los
valles y en suelos de poca
profundidad, rocosos e
infértiles en las cimas de los
mogotes. Las laderas exhiben
características edáficas
intermedias.
La reacción vegetativa a
estos gradientes ambientales
es compleja en parte porque
se requiere tomar en cuenta
los efectos de usos históricos
del terrenos, edad, elevación
y tamaño de los rodales
forestales (Rivera y Aide
1998). Sin embargo, Chinea
(1980) llevó a cabo estudios
de ordenación a nivel de un
solo mogote así como con
varios mogotes, a la vez que
controlaba algunas de estas
variables. Encontró que el
área basal de especies
individuales variaba a lo largo
de una distribución normal
cuando se ordenaban los
gradientes de categorías
xéricas a mésicas. Sus
hallazgos indicaron que
algunas especies tuvieron su
mayor índice de área basal
en condiciones xéricas a la
Figura 28.
Curva de especies-área para los bosques de Puerto Rico (Lugo, en prensa).
Foto 24.
Árboles como este almácigo (Bursera simaruba) pueden crecer en las fisuras
y desarrollar sistemas de raíces fuertes que les permiten sobrevivir los huracanes y las
sequías. Obsérvese cómo las raíces penetran en las fisuras. Foto de L. Miranda Castro.
6 Conservamos el nombre científico usado en las fuentes originales reseñadas.
vez que otras en condiciones
mésicas, y además, que a
cualquier nivel de humedad
se podían encontrar especies
que lograban su área basal
óptima. Chinea encontró
que, tanto en los mogotes
solos como en las
agrupaciones múltiples, a
medida que las condiciones
se tornaban mésicas, se
evidenciaba una reducción
lineal en las especies de hojas
esclerófilas. Los valores
variaron desde más de 60 por
ciento de especies con hojas
esclerófilas en condiciones
xéricas, hasta casi cero por
ciento bajo condiciones
mésicas. En contraste, la
altura de los árboles aumentó
a lo largo del mismo
gradiente desde menos de 10
m hasta más de 25 m.
Los estudios de los
bosques de la franja kárstica
se han concentrado en los
mogotes, donde los rodales
se han clasificado utilizando
numerosos criterios. Por
ejemplo, Álvarez Ruiz y otros
(1997) usaron edad,
fisonomía y usos de terrenos
para clasificar los rodales;
Beard (1949, 1955) usó sólo
fisonomía y Dugger y otros
(1979) usaron las posiciones
topográficas, valles,
pendientes y cimas. Los
bosques de la franja kárstica
son muy diversos en cuanto
a la composición de especies
y fisonomía. Utilizando
técnicas de ordenación,
Chinea (1980) identificó tres
tipos de bosques en la franja
kárstica: el bosque mésico,
arboleda seca y arboleda
mixta (figura 29). Chinea
también identificó como
bosques de riscos a un tipo
vegetativo topográfico
compuesto por la vegetación
en los bordes de los riscos.
Los bosques mésicos se
encuentran en la base de los
mogotes (foto 25). Estos
tienen un dosel cerrado de
25 a 30 m de altura, especies
siempreverdes de hojas
mesófilas, una segunda capa
de árboles de grandes hojas
entre 15 a 20 m de altura y
una capa de arbustos entre 5
a 10 m de altura y un suelo
cubierto de herbáceas y
plántulas. Especies muy
comunes en este tipo de
bosque son Dendropanax
arboreus (palo de pollo) y
Quararibea turbinata
(garrocho).
La arboleda seca se
encuentra en las pendientes
y cimas expuestas (fotos 26
y 27). El dosel de este bosque
es deciduo y los árboles
alcanzan alturas de 16 a 18
m. Las hojas son esclerófilas
y varían en tamaño desde
micrófilas a mesófilas. El
sotobosque contiene arbustos
y pequeños árboles con hojas
siempreverdes. Los tamaños
de las hojas fluctúan desde
nanófilas a macrófilas y la
mayoría son esclerófilas.
Algunas especies comunes
son Coccoloba diversifolia
(uvilla) y Bursera simaruba
(almácigo). La arboleda
mixta es una combinación
de los dos tipos anteriores y
se encuentra en lugares
intermedios entre los
protegidos y los expuestos.
Puede encontrarse en la parte
baja de las pendientes o en
41
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
Foto 27.
Bosques secos en las cimas de los mogotes y bosques mesofíticos de dosel
nivelado en la base de los mogotes en Ciales, Puerto Rico. Foto de L. Miranda Castro.
Figura 29.
Ordenación de los principales tipos de bosques en los mogotes de la
franja del karso (Chinea 1980).
Foto 26.
Bosque seco en las pendientes de los mogotes, Arecibo, Puerto Rico. Foto
de J. Colón.
Foto 25.
Bosque mesofítico en la base
de un mogote, Ciales, Puerto Rico. Foto
de J. Colón.
42
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
las cimas, dependiendo del
aspecto.
La arboleda de riscos se
encuentra en los bordes de
los precipicios donde ocurren
cambios abruptos en la
elevación. Los árboles
estranguladores, intolerantes
a la sombra y siempreverdes,
dominan la vegetación en
este bosque; las raíces
especializadas de estos árboles
les permiten obtener agua y
nutrientes desde muy lejos.
Las especies dominantes son
del género Clusia e incluye
Clusia rosea (cupey). Esta
asociación resulta conspicua
por sus sistemas de raíces
colgantes en los lados de los
riscos, visibles cuando se viaja
a lo largo de las carreteras
viejas que atraviesan los valles
de los mogotes. Debido a
que las carreteras y autopistas
modernas suelen cortar por
el medio de los mogotes este
tipo de vegetación ya no es
visible desde las mismas.
Los bosques de los llanos
se talaron para fines agrícolas
en la temprana colonización
de Puerto Rico, por lo cual
resulta difícil reconstruir su
composición y estructura
original. No obstante, se cree
que los bosques de los ricos
suelos aluviales de la costa
norte eran de los más
majestuosos de la Isla (foto
28). Un tipo de bosque que
sobrevivió en los llanos fue
el bosque sobre arenas
blancas, descrito inicialmente
por Gleason y Cook (1926).
Un estudio realizado en 1980
de los rodales originalmente
visitados por Gleason y Cook
(Figueroa y otros 1984)
ilustró la complejidad de la
estructura y composición
vegetativa - resultado de los
usos históricos del terreno -
y las variaciones en topografía
y tipos de suelos. Figueroa y
otros (1984) estudiaron un
área de 39.5 ha e
identificaron seis tipos de
vegetación basándose en la
fisonomía y la edad (tabla 8).
De éstas, el rodal de bosque
secundario más viejo resultó
ser el más parecido en
composición al bosque
original de la región.
Especies tales como
Manilkara bidentata
(ausubo), Lonchocarpus
latifolius (retama) y Pisonia
subcordata (corcho blanco)
formaban rodales de hasta
19.7 m de altura con una
riqueza de especies de 32
especies/0.1 ha. Se
observaron dos especies en
peligro de extinción en 1980:
Cassia mirabilis, una especie
herbácea endémica y Ficus
stahlii (jagüey), un árbol.
Lugo (inédito) encontró
que los bosques del karso
tienen una gran
productividad primaria,
árboles de rápido crecimiento
y una rápida regeneración y
sucesión luego de sufrir
perturbaciones. Rivera
(1998) estudió la sucesión
en la franja kárstica y
encontró que el uso histórico
de los terrenos afectaba el
patrón de regeneración y la
dinámica de los rodales por
largos años. Los bosques
recuperados de pastizales
abandonados tenían una
mayor diversidad de especies
leñosas en comparación con
los de los cafetales
abandonados. También
tenían una mayor densidad
de árboles pero un área basal
similar (Rivera y Aide 1998).
La composición y la
dominancia de especies
también era diferente entre
los bosques que se
recuperaban en pastizales y
en cafetales abandonados.
Guarea guidonia era la especie
dominante en las
plantaciones cafetaleras
abandonadas y es la especie
que se utiliza para proveer
sombra al café. Una especie
forastera, Spathodea
campanulata, dominaba los
bosques que se recuperaban
en pastizales abandonados.
La tasa de sucesión era rápida
y similar en los rodales de
ambos tipos de bosques y se
aceleraba con la dispersión
de semillas por los
murciélagos.
A lo largo de la costa
norte de Puerto Rico (foto
29) se da una compleja
vegetación costera, tanto en
las dunas como en la playa.
Esta vegetación es
controlada por las duras
condiciones ambientales de
la zona costera que incluyen
suelos arenosos, bajos niveles
de humedad en el suelo, el
efecto constante del salitre y
una alta frecuencia de vientos
de gran velocidad. Como
resultado, la vegetación es
Foto 29.
Vegetación de las dunas costeras. Estas dunas muestran el impacto humano.
Foto de J. Colón.
Foto 28.
Árbol gigante en los fértiles
suelos profundos de Arecibo, Puerto Rico.
Foto de J. Colón.
Tabla 8. Estructura de la vegetación en la costa húmeda de arenas blancas de Dorado, Puerto Rico
(modificado de Figueroa y otros 1984). Los datos son de árboles con un diámetro a la altura del pecho de
> 2.5 cm. El índice de complejidad se calculó para un área de 0.1 ha y es el producto de altura, área basal,
densidad de árboles, número de especies y 10-3.
Tipo de Bosque
Secundario viejo
Secundario joven
Clusia-Zyzygium
Pterocarpus
Perturbado de dosel abierto
Palmar abandonado
Especie
(núm./0.1ha)
32
19
11
7
9
5
Densidad de árboles
(núm./ha)
1880
1833
3200
1680
1000
1600
Área basal
(m2/ha)
41.6
29.0
25.6
44.6
21.8
32.6
Altura
(m)
19.7
19.3
20.7
19.0
17.0
12.3
Índice de
Complejidad
493
194
187
100
33
32
43
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
generalmente escleromórfica,
de baja estatura y muestra
los efectos del viento. En la
playa arenosa más expuesta,
la vegetación está postrada,
como por ejemplo Philoxerus
vermicularis, o tiene las raíces
en la parte alta de la playa y
se arrastran hacia el mar, tal
como lo hacen Ipomea
pescaprae y Sporolobus
virginicus. Éstas dan paso a
plantas que forman dunas
tales como Chamaesyce
buxifolia, Diodia maritima y
otras. Detrás de las plantas
que forman dunas se
encuentran los matorrales
playeros, dominados por
Coccoloba uvifera, especie que
puede llegar a crecer tan alta
como un árbol cuando se
encuentra en las laderas de
sotavento de dunas estables.
A medida que la presencia
de la vegetación o la
protección de la duna reduce
los impactos del viento, el
tamaño de las plantas
aumenta y eventualmente
forma un bosque de dosel
cerrado detrás de las dunas.
Humedales
Los humedales de agua
dulce de la franja kárstica
incluyen pantanos en la base
de los mogotes, humedales
forestados en la zona fluvial
que incluyen ebulliciones de
manantiales y valles aluviales,
así como humedales
forestados o sin forestar en
los valles entre los mogotes.
El factor que determina el
tipo de humedal es el
hidroperiodo. Un
hidroperiodo más largo
favorece a los pantanos y uno
más corto favorece a los
humedales forestados. Los
helechos y las plantas
emergentes macrófitas tales
como la Typha son las
especies dominantes en los
humedales no forestados. Las
especies Pterocarpus officinalis
(palo de pollo), Roystonea
borinquena (palma real),
Calophyllum brasiliense
(maría), Bucida buceras (úcar)
y Prestoea montana (palma
de sierra) predominan en los
humedales forestados. La
orquídea epifita endémica
Epidendrum kraenzlinii se
encuentra en el bosque de
Pterocarpus así como el
arbusto en peligro de
extinción, Sabicea cinerea.
En los valles de la altura
y en la base de los mogotes,
los manantiales y los
rezumaderos dictan el
hidroperiodo. En la zona
costera, las grandes descargas
del acuífero crean los
humedales, como es el caso
del caño Tiburones y los
humedales que cercan la
laguna Tortuguero. En estos
humedales costeros, el
hidroperiodo es
generalmente más largo que
en los valles de los mogotes;
por lo cual están dominados
por ciénagas - las extensiones
mayores de estos ecosistemas
en Puerto Rico. Gleason y
Cook (1926) enumeraron las
plantas acuáticas macrófitas
comunes en estos humedales
y que incluyen: Typha
angustifolia, Mariscus
jamaicensis, Phragmites
phragmites y muchas otras
plantas acuáticas emergentes,
flotantes y sumergidas.
Debido a la abundancia de
manantiales y rezumaderos,
el mapa de los humedales en
la zona kárstica del Norte
muestra cientos de
humedales pequeños
diseminados entre los
mogotes y otras formaciones
escarpadas, así como las áreas
grandes de humedales en la
zona costera y los valles
aluviales de los ríos
principales (figura 23).
Estuarios
Los estuarios se forman
donde el agua de mar se
mezcla con las escorrentías
terrestres de agua dulce. Los
manglares dominados por
mangle rojo, Rhizophora
mangle, siguen las intrusiones
salinas que penetran río
arriba por debajo de la
descarga de agua dulce (foto
30). Estos bosques se
encuentran en la zona fluvial
que se extiende varios
kilómetros tierra adentro,
usualmente tan lejos como
la cuña de intrusión salina
penetra río arriba bajo la capa
de agua dulce (Lugo y
Cintrón 1975). Estos
manglares, denominados
fluviales o ribereños, son de
los más productivos de la Isla.
Además del mangle rojo, R.
mangle, estos bosques
contienen otras especies, en
particular, el mangle blanco,
Laguncularia racemosa y el
mangle negro, Avicennia
germinans. Los ríos aportan
abundante agua fresca y
nutrientes, factores que
contribuyen a la alta
productividad de estos
ecosistemas.
El Océano Atlántico tiene
un oleaje fuerte, de alto nivel
energético, y por lo tanto los
manglares ribereños no
crecen a lo largo de esta costa,
mientras que sí lo hacen a lo
largo de la costa sur, de bajo
nivel energético. Es decir, en
la costa norte no crecen
manglares ribereños a lo largo
de las playas ni se producen
islotes de manglares, como
ocurre en las costas del Sur.
Los manglares en la costa
norte crecen en la zona
estuaria detrás de las dunas
de arena y se conocen como
manglares de cuenca. A
diferencia de los manglares
de cuenca de las costas áridas
del sur de la Isla, los de la
costa norte tienen baja
salinidad y debido a ello
desarrollan una biomasa
significativa y una estructura
arbórea de gran altura.
En Puerto Rico, los
manglares detrás de las dunas
de arena se encuentran
solamente en la costa norte.
Las cuatro especies de
mangles, R. mangle, A.
germinans, L. racemosa y
Conocarpus erecta (mangle
botón) se encuentran en los
manglares de cuenca o cerca
de éstos. Detrás de los
bosques, el ecosistema varía
desde estuarino al de agua
dulce a medida que se
extiende tierra adentro. En
esta zona de transición, se
pueden encontrar matorrales
del helecho de mangle,
Acrostichum aureum y
especies arbóreas tales como
Annona glabra (corazón
cimarrón) y P. officinalis.
Detrás de los manglares se
desarrollan humedales
forestados o sin forestar que
pueden o no estar sujetos a
los efectos de mareas y que
surgen como respuesta al
hidroperiodo.
Foto 30.
Manglar en Toa Baja, Puerto
Rico. Foto de L. Miranda Castro.
44
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
La Franja Kárstica
Contiene Recursos
Naturales Muy
Valiosos
Flora y Fauna Fósil
La franja kárstica ofrece
una bonanza de
oportunidades a los
estudiosos de la paleontología
de Puerto Rico y el Caribe.
En el área se han producido
hallazgos significativos desde
la década de 1920 cuando
B. Hubbard (1923) produjo
una lista de plantas fósiles
recolectadas del río Guajataca
cerca de Lares. Charles
Arthur Hollick confirmó y
añadió datos a estos informes
en sus publicaciones de 1924
y 1926. También resumió
todos estos informes y añadió
una lista de plantas
microfósiles del Terciario de
la región de Lares-San
Sebastián, en su tomo sobre
Paleobotánica de Puerto Rico
del Inventario Científico de
Puerto Rico y las Islas
Vírgenes (Hollick 1928).
Las 88 categorías o taxones
de plantas enumeradas para
esta zona del karso han sido
reconocidas como la mayor
lista de flora macrofósil
producida para el Terciario
entre todas las regiones del
neotrópico (Graham 1996).
Las investigaciones más
recientes de la vegetación
fósil de Puerto Rico se han
centrado en el estudio de la
paleopalinología, el estudio
del polen fósil. Graham
(1996), presentó una reseña
detallada tanto de la
macropaleoflora como de la
micropaleoflora de la región.
Estos datos resultan muy
importantes porque proveen
una perspectiva evolutiva de
la flora original del karso,
dada la gran destrucción
sufrida por estos bosques
desde la temprana
colonización prehispánica
(Domínguez Cristóbal
1989a, b) y la constante
alteración humana posterior
(Torres González y Wolansky
1984, Dopazo y Molina
Rivera 1995).
La vida animal moderna
de Puerto Rico es muy
diferente a la que utilizaba
las comunidades de plantas
de la Isla hace miles de años.
Nuestro conocimiento de
esta fauna depende de los
fósiles recuperados de las
cavidades o de las rocas
expuestas que abundan en la
franja kárstica. Cuando los
animales terrestres mueren
en los bosques tropicales, sus
huesos se destruyen
rápidamente por acción de
necrófagos y de la
meteorización, sin dejar
evidencia fósil de su
existencia. En la franja
kárstica se han hallado fósiles
de animales marinos
preservados, tales como los
tiburones y los Dugongos.
El extinto Tiburón de
Grandes Dientes,
Carcharodon (Carcharocles)
megalodon (Nieves Rivera
1999) que se registró
originalmente para el
Mioceno en la zona neártica
se encontró preservado en
Isabela y otras zonas kársticas.
Estos hallazgos destacan la
importancia del karso de
Puerto Rico para el
entendimiento de la historia
natural de estas especies. En
tres lugares distintos del
sistema de cavidades del río
Encantado se han visto
dibujos prehistóricos en las
paredes y se han encontrado
ejemplares del Dugongo
(Caribosirenia tumeri y
Halitherium antillensis), un
pariente extinto de los
manatíes modernos. Las
colecciones de estos fósiles
se encuentran en el Instituto
Smithsonian en Washington,
D.C. y posiblemente
ayudarán a completar la
reconstrucción de una
calavera completa de un
Dugongo (Halton 1996).
Hay pocos fósiles de
anfibios y reptiles. Pregill
(1981) y Pregill y Olson
(1981) discutieron la
presencia e importancia de
estos hallazgos de
herpetofauna en el karso del
Caribe y en particular los de
Puerto Rico. La mayor parte
de estos hallazgos están
asociados con depósitos en
las cavidades probablemente
de residuos dejados por
pájaros, mamíferos o
fenómenos naturales. Se han
encontrado en los depósitos
kársticos evidencia de la
especie endémica Peltophryne
lemur, Sapo Concho de
Puerto Rico (foto 31), y de
serpientes ya extintas del
género Leiocephalus
(L. etheridge y L. oartitus)
(Pregill 1981). Otros
materiales fósiles aún sin
describir se encuentran en el
Museo Nacional de EE.UU.
y en el Museo Americano
(Storrs Olson, comunicación
personal).
Los registros de muchos
vertebrados terrestres ya
extintos se conservaron en
las cavidades, donde los
huesos quedaban protegidos
de los efectos destructivos
del sol y la lluvia. Las
cavidades actuaron como
tumbas naturales,
conservando los huesos por
decenas o hasta cientos de
miles de años. Estos restos
animales llegan a las
cavidades de distintas
maneras. Por ejemplo,
algunas cavidades tienen
simas de gran profundidad,
que sirven de trampas
naturales y muy letales para
los animales incautos; otras
cavidades pueden servir de
madrigueras y preservar sus
ocupantes luego de su
muerte. Los restos de un
Perezoso Terrestre endémico
del tamaño de un perro,
(Acratocnus odontrigonus,
Anthony 1916a) y de una
Hutía Gigante
(Elasmodontomys obliquus,
Anthony 1916a), parecen
señalar que probablamente
utilizaban las cavidades de
esta forma.
Otros restos de fósiles
encontrados en las cavidades
pueden ser residuos de
alimentos llevados a las
cavidades por los búhos; en
algunas instancias, estos
bolos (o depósitos) dejados
por búhos podrían contener
miles de pequeños huesos.
Entre las aves endémicas ya
extintas pero preservadas en
Foto 31.
El Sapo Concho, endémico de Puerto Rico. Foto de J. Colón.
45
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
las cavidades de Puerto Rico
se encuentran: una becasina
(Scolopax anthonyi, Olson
1976), una paloma codorniz
(Geotrygon larva, Wetmore
1920), un búho (Tyto
cavatica, Wetmore 1920), un
vencejo (Tachornis uranoceles,
Olson 1982), una caracara
(Polyborus latebrosus,
Wetmore 1920), un cuervo
(Corvus pumilis, Wetmore
1920) y un finche (Pedinorhis
stirpsarcana, Olson y
McKitrick 1981). Otros
mamíferos endémicos
pequeños también eran presa
de los búhos habitantes de
las cavidades (Anthony
1916b). El musgaño o
musaraña isleño
(Nesophonthes edithae,
Anthony 1916a) es el único
representante de Puerto Rico
de la familia monogenérica
Nesophontidae, que al
presente se cree que incluye
11 especies (McFarlane
1999a,b). Los Roedores
Puertorriqueños
Puertoricomys corozalus
(originalmente llamada
Proechimys corozalus,
Williams y Koopman 1951)
y Heteropsomys insulans (que
incluye a Homopsomys
antillensis según descrita por
Anthony 1917) también eran
presa de los búhos antes de
que arribaran las ratas de los
barcos en el periodo
histórico.
Por último, los huesos
hallados en las cavidades
pueden ser restos de comidas
de los humanos. La primera
evidencia de la extinta ave
Zancuda incapaz de vuelo
(Nesotrochis debooyi,
Wetmore 1922) y de la Hutía
(Isolobodon portoricencis,
Allen 1916) de tamaño de
un conejo - que a pesar de
su nombre científico se cree
que fue traída a Puerto Rico
por los indios desde La
Española - de donde es
nativa, fueron recuperados
de concheros indígenas en
cavidades.
Los registros de la fauna
ya extinta de Puerto Rico
que se conservan en la franja
kárstica, particularmente en
las cavidades están en serio
peligro de perderse para
siempre. La alteración de
estas cavidades para la
extracción del guano, la
construcción de carreteras y
la transformación en
atracciones turísticas han
destruido registros fósiles
únicos antes de que pudieran
ser examinados, protegidos
o documentados. Los
recursos en las cavidades
visitadas sin control y en
exceso fueron destruídos: los
suelos fueron apisonados y
erosionados, los restos a plena
vista han sido saqueados y el
potencial para recobrar
algunos de estos datos se
redujo considerablemente.
Solo un pequeño por ciento
de las cavidades
puertorriqueñas contienen
fósiles en su condición
natural, aún sin tocar por los
humanos y, por ende, útiles
para la ciencia. Nuestra
habilidad para documentar
el pasado isleño dependerá
de los esfuerzos por proteger
estos depósitos para estudio
científico en el futuro.
Flora
La flora de la franja
kárstica representa una
transición entre los bosques
muy húmedos de substrato
volcánico y los bosques secos
de substrato calizo. Chinea
(1980) encontró que 80
especies del bosque muy
húmedo de tabonuco de la
Sierra de Luquillo y 27
especies de árboles de los
bosques secos calizos también
crecían en la franja kárstica.
La franja kárstica contiene
tres especies de árboles que
representan substratos
rocosos diferentes: volcánicos
y kársticos; diferentes zonas
de vida: húmedas, muy
húmedas y secas; y
condiciones fisiográficas
diferentes: costeras y
montanas.
Cerca del 25 por ciento
de las especies de árboles en
la franja kárstica son
deciduas. Muchas otras
especies son deciduas
facultativas y pierden sus
hojas en las sequías extremas.
Las familias más comunes
son: Leguminosae,
Myrtaceae, Rubiaceae,
Lauraceae y Euphorbiaceae.
Las especies de árboles típicos
de esta zona son: Aiphanes
acanthophylla (palma de
coyor), Gaussia attenuata
(palma de lluvia), Coccoloba
diversifolia (uvilla), Coccoloba
pubescens (moralón), Licaria
salicifolia (canelilla),
Zanthoxylum martinicense
(espino rubial), Bursera
simaruba (almácigo), Cedrela
odorata (cedro hembra),
Hyeronima clusioides (cedro
macho), Sapium laurocerasus
(tabaiba), Thouinia striata
(ceboruquillo), Thespesia
grandiflora (maga), Ochroma
pyramidale (balsa), Clusia
rosea (cupey), Bucida buceras
(úcar, foto 32), Tetrazygia
eleagnoides (verdiseco),
Sideroxylon salicifolia
(sanguinaria), Sideroxylon
foetidissimum (tortugo
amarillo), Guettarda scabra
Foto 32.
Úcar (Bucida buceras). Foto de L. Miranda Castro.
Foto 33.
Roble (Tabebuia sp.) Foto
de J. Colón.
Foto 34.
Palma real puertorriqueña
(Roystonea borincana), especie endémica.
Foto de L. Miranda Castro.
46
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
(palo cucubano), Terebraria
resinosa (aquilón) y Randia
aculeata (tintillo) (Little y
otros 1974).
La riqueza de especies de
la flora de la franja kárstica
está representada en el
Bosque Estatal de Río Abajo,
que contiene especies de los
climas húmedos y muy
húmedos (foto 33) de la
región. Inicialmente Little y
Wadsworth (1964) y Little
y otros (1974)
documentaron la presencia
de 175 especies de árboles
que representaban 53
familias en las 3,000 ha del
Bosque Estatal de Río Abajo.
Sin embargo, Álvarez Ruiz y
otros (1997) documentaron
242 especies de árboles
representando 51 familias en
el mismo bosque, de las
cuales sólo 27 especies eran
deciduas. Del total de
especies de árboles, 36 eran
forasteras, 35 eran endémicas
y 43 eran raras. Woodbury
reportó 41 especies de árboles
endémicos (foto 34) y 43
especies de árboles raros en
el Bosque Estatal de Río
Abajo (Álvarez y otros 1983).
Acevedo Rodríguez y
Axelrod (1999) publicaron
una lista anotada para el
Bosque Estatal de Río Abajo
que contenía 1,030 especies
de plantas vasculares: 878
nativas, 158 forasteras y 88
endémicas. Figueroa Colón
(1995) estimó que en la
franja kárstica muy húmeda
y húmeda se encontraban el
23% y el 16%,
respectivamente, del total de
especies de árboles
endémicos de Puerto Rico.
Fauna
Diversos filos de animales
invertebrados forman la
mayor parte de la fauna de
cualquier zona. Nos
concentraremos en los
vertebrados, con algunos
comentarios breves sobre la
macrofauna acuática y los
invertebrados de las
cavidades. No existe un
estudio exhaustivo de los
invertebrados de la región
caliza, pero recomendamos
consultar a Vélez (1979a,b,c)
para una reseña general sobre
los invertebrados isleños.
Para información sobre
grupos de animales en
particular, recomendamos los
siguientes estudios: arañas -
Petrunkevitch (1929, 1930a,
b); insectos - Martorell
(1945) y Wolcott (1948);
moluscos terrestres - Van der
Schalie (1948); moluscos
acuáticos - Aguayo (1966);
decápodos - Vélez (1967a);
milpiés - Vélez (1967b);
ciempiés - Santiago de
Rohena (1974); escorpiones
- Santiago Blay (1984); y las
lombrices de tierra - Borges
y Moreno (1990, 1992).
Macrofauna Acuática
La mayor parte de la
macrofauna nativa de agua
dulce de Puerto Rico se
encuentra en la franja
kárstica, a pesar de la baja
densidad de drenaje
subaéreo. Si la comparamos
con los continentes, la isla
tiene un número pequeño
de especies de animales de
agua dulce. La barrera
oceánica que evita la
dispersión de las especies de
agua dulce limita
marcadamente el número de
especies presentes en los
ecosistemas de agua dulce
(Covich y McDowell 1996).
La mayor parte de las especies
de agua dulce necesita migrar
entre ecosistemas de agua
dulce y salada para completar
su ciclo de vida.
Conocemos sobre cien
especies de peces anádromos
y catádromos que residen en
Puerto Rico (Erdman 1972,
1984; Grana Raffucci 1993).
Las desembocaduras de los
ríos, los estuarios y los
manglares son muy
importantes para la
supervivencia de los peces.
Aunque incompletas, las
tablas 9 y 10 enumeran 99
especies de peces en 33
familias. La mayor parte de
las especies son marinas y/o
de valor comercial y 25 son
especies introducidas a
ecosistemas de agua dulce,
todas de valor comercial o
deportivo (tabla 10). Las
familias más grandes de peces
silvestres que se encuentran
en la franja kárstica son la
familia Gobiidae (ocho
especies), la Gerreidae y la
Haemulidae (seis especies
cada una). Las familias con
el mayor número de especies
introducidas son
Centrarchiidae, Cichlidae y
Poecillidae (con seis especies
cada una).
Las especies nativas de
peces incluyen el mugil de
montaña, conocido
localmente como Dajao, la
Anguila, la Saga, la Guabina
y el Chupapiedra (tabla 9).
Estos suelen pescarse con
fines deportivos o de
consumo humano. El Dajao
es una especie de agua dulce
popular para la pesca, que
puede crecer hasta 30 cm y
pesar hasta 250 g (Erdman
1967). Esta especie entra a
los ríos cuando tiene
aproximadamente 2.5 cm de
largo y se desarrolla ahí hasta
su adultez. El Dajao casi ha
desaparecido de muchos
sistemas fluviales debido a la
construcción de represas altas
que impiden que la especie
llegue a las cabeceras de los
ríos (Erdman 1967).
Enumeramos también 24
especies de crustáceos
pertenecientes a 8 familias.
Entre éstos, los camarones
de agua dulce son mucho
más abundantes que los peces
en muchos ríos (Erdman
1967). Hay por lo menos
cinco especies que se pescan
con regularidad para fines
deportivos o comerciales.
Uno de éstos,
Macrobrachium carcinus, se
ha informado que puede
llegar a pesar hasta 0.5 Kg.
y medir hasta 45 cm de largo
(Erdman 1967, B. Yoshioka,
comunicación personal,
2000). Algunos de los
ejemplares más grandes de
esta especie han sido
pescados en el río Grande de
Arecibo y en el río Grande
de Manatí. Se conoce que
ésta y otras especies se
mueven a través de los ríos
subterráneos. Otro crustáceo
de importancia, que habita
en la franja kárstica, es el
cangrejo de agua dulce de
Puerto Rico, Epilobocera
sinuatifrons, conocido
localmente como
Buruquena. Esta especie es
endémica de Puerto Rico y
es pescada frecuentemente
por personas para su
consumo. Puede crecer hasta
lograr un carapacho de más
de 7.5 cm de ancho (Erdman
1967). Al parecer, sus
poblaciones están
disminuyendo en la isla. La
pesca excesiva, la
deforestación y el uso de
plaguicidas cerca de los
cuerpos de agua son las
mayores amenazas a la
supervivencia de esta especie
de cangrejo (Rivera 1994).
Aunque ninguna de estas
especies está denominada
como amenazada o en
peligro de extinción, muchas
poblaciones nativas de
macrofauna acuática se han
reducido en Puerto Rico
debido a la construcción de
continua en la página 48
47
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
Tabla 9. Peces y crustáceos nativos que se encuentran en las aguas de la zona caliza del Norte de Puerto Rico. Las familias se presentan siguiendo
el orden de García Ríos (1998). La información sobre las especies incluyen observaciones personales y citas de literatura publicada que incluyen:
Vélez (1967a), Erdman (1967, 1984), Aranda y otros (1979), Nevárez y Villamil (1981), Negrón González (1986), González Azar (1992), Grana
Raffucci (1993) y Bunkley Williams y Williams (1994).
FAMILIA /
Nombre Científico
ELOPIDAE
Elops saurus
MEGALOPIDAE
Megalops atlantica
ANGUILLIDAE
Anguilla rostrata
OPHICHTHIDAE
Aplatophis chauliodus
CLUPEIDAE
Harengula clupeola
Opisthonema oglinum
ENGRAULIDAE
Anchoa lamprotaenia
Anchoviella perfasciata
Centragraulis edentulus
EXOCOETIDAE
Parexocoetus brachypterus
HEMIRAMPHIDAE
Hyporhamphus unifasciatus
BELONIDAE
Belone raphidoma
Strongylura marina
POECILLIDAE
Poecilia vivipara
SYNGNATHIDAE
Cosmocampus brachycephalus
Oostethus brachyurus
Sygnathus dunckersi
CENTROPOMIDAE
Centropomus ensiferus
Centropomus parallelus
Centropomus pectinatus
Centropomus undecimallis
SERRANIDAE
Epinephelus itajara
CARANGIDAE
Caranx latus
Caranx hippos
Oligoplites saurus
Trachinotus falcatus
Trachinotus glaucus
LUTJANIDAE
Lutjanus apodus
Lutjanus cyanopterus
Lutjanus griseus
Lutjanus jocu
Lutjanus synagris
GERREIDAE
Diapterus plumieri
Diapterus rhombeus
Eucinostomus gula
Eucinostomus melanopterus
Eucinostomus jonesii
Gerres cinereus
HAEMULIDAE
Conodon nobilis
Haemulon aurolineatum
Haemulon chrysargyreum
Haemulon sciurus
Pomadasys corvinaeformis
Pomadasys croco
SCIAENIDAE
Ophioscion adustus
Stellifer stellifer
EPHIPPIDAE
Chaetodipterus faber
Nombre Común
en Inglés
Ladyfish
Tarpon
American Eel
Toothy Eel
Scaled Sardine
Atlantic Thread Herring
Longnose Anchovy
Flat Anchovy
Whalebone Anchovy
Shortfin Flyingfish
Halfbeak
Houndfish
Atlantic Needlefish
Top Minnow
Crested Pipefish
Oppossum Pipefish
Pugnose Pipefish
Swordspine Snook
Little Snook
Tarpon Snook
Snook
Jewfish
Horse-eyed Jack
Crevalle Jack
Leather Jacket
Permit
Palometa
Schoolmaster
Cubera snapper
Grey snapper
Dog snapper
Lane snapper
Striped Mojara
Rhombold Mojarra
Silver jenny
Flagfin mojarra
Slender mojarra
Yellowfin Mojarra
Barred Grunt
Tomtate
Smallmouth Grunt
Bluestriped Grunt
Grunt
Burro Grunt
West Indian Croaker
Small Drum
Atlantic Spadefish
Nombre Común
en Español
Macabí
Sábalo
Anguila
Anguila Dientona
Cascarúa
Machuelo
Bocúa
Anchoa
Bocúa Rabiamarilla
Pez Volador
Babalú
Agujón
Agujón
Gupi
Pez Flauta Crestado
Pez Canguro
Pez Flauta Hocicudo
Róbalo
Róbalo
Róbalo
Róbalo
Mero Batata
Jurel Ojón
Jurel
Cueriduro
Pámpano
Palometa
Pargo Amarillo
Pargo Mulato
Pargo Prieto
Pargo Dientón
Arrayao
Mojarra Espuelúa
Mojarreta
Blanquilla
Mojarra
Mojarra Fina
Muniama
Berraco
Mulita
Corocoro
Boquicolorao
Viejo
Burro Viejo
Corvino
Guineilla
Paguela
FAMILIA /
Nombre Científico
MUGILIDAE
Agonostomus monticola
Joturus pichardi
Mugil curema
Mugil liza
Mugil tricodon
SPHYRAENIDAE
Sphyraena barracuda
POLYNEMIDAE
Polydactylus virginicus
ELEOTRIDAE
Dormitator maculatus
Eleotris pisonis
Gobiomorus dormitor
GOBIIDAE
Awaous taiasica
Bathygobius soporator
Evorthodus lyricus
Gobiomorus dormitator
Gobionellus boleosoma
Gobionellus oceanicus
Guavina guavina
Lophogobius cyprinoides
Sicydium plumieri
TRICHIURIDAE
Trichiurus lepturus
BOTHIDAE
Citharichthys spilopterus
TETRAODONTIDAE
Canthigaster rostratus
Sphaeroides greeleyi
Sphaeroides spengleri
Sphaeroides testudineus
SOLEIDAE
Achirus lineatus
Trinectes inscriptus
COENOBITIDAE
Coenobita clypeata
ATYIDAE
Atya innocous
Atya lanipes
Atya scabra
Micratya poeyi
Xiphocaris elongata
PALAEMONIDAE
Macrobrachium carcinus
Macrobrachium crenulatum
Macrobrachium faustinum
Macrobrachium heterochirus
GRAPSIDAE
Aratus pisonii
Goniopsis cruentata
Sesarma sp.
OCYPODIDAE
Ocypode albicans
Ocypode quadrata
Uca burgersi
Uca rapax
PORTUNIDAE
Callinectes danae
Callinectes ornatus
Callinectes sapidus
GECARCINIDAE
Cardiosoma guanhumi
Ucides cordatus
PSEODOTHELPHUSIDEA
Epilobocera sinuatifrons
Nombre Común
en Inglés
Mountain Mullet
Hognose Mullet
White Mullet
Liza
Fantail Mullet
Great Barracuda
Threadfin
Fat Sleeper
Spinycheek Sleeper
Bigmouth Sleeper
River Gopi
Frillfin Goby
Lyre Gobi
Bigmouth Sleeper
Darter Goby
Highfin Goby
Goby
Crested Goby
Sirajo Goby
Atlantic Cuttlassfish
Bay Whiff
Sharpnose Puffer
Caribbean Puffer
Bandtail Puffer
Checkered Puffer
Lined Sole
Scrawled Sole
Hermit Crab
Shrimp
Sinuous-faced Shrimp
Jonga Serrei Shrimp
Compressed-faced Shrimp
Long-faced Shrimp
Giant-hand Shrimp
Pubescent-hand Shrimp
Pubescent-hand Shrimp
Teeth-faced Shrimp
Small Elongated Crab
Pentagonal-bodied Crab
Square-bodied Crab
Ghost Crab
Ghost Crab
Fiddler Crab
Fiddler Crab
Long-spined Blue Crab
Wide-chested Blue Crab
Bidentate-faced Blue Crab
Common Land Crab
Land Crab
Freshwater Crab/Buruquena
Nombre Común
en Español
Dajao
Liza Morón
Jarrea
Liza
Liza Abanico
Picúa
Barbú
Mapiro
Morón
Guabina
Saga
Gobio
Gobio
Gobio
Gobio
Gobio
Gobio
Gobio
Chupapiedra/Setí
Machete
Lenguado
Tamboril
Tamboril
Tamboril
Tamboril
Lenguado
Lenguado
Cobito
Guábara/Chágara
Guábara/Chágara
Guábara/Chágara
Guábara/Chágara
Chirpi
Boquiguayo
Camarón de Río
Camarón de Río
Camarón de Río
Juey/Cangrejo de Mangle
Juey/Cangrejo de Mangle
Juey/Cangrejo de Mangle
Cangrejo Fantasma
Cangrejo Fantasma
Cangrejo Violinista
Cangrejo Violinista
Cocolía
Cocolía
Cocolía
Palancú
Juey Pelú
Buruquena
PECES--OSTEICHTHYES
CRUSTÁCEOS
represas, extracción excesiva
de agua, pesca ilegal, pobre
calidad de agua y otros tipos
de alteraciones a los ríos.
Invertebrados de las
Cavidades
Peck (1974) estudió la
fauna de invertebrados en 14
cavidades de Puerto Rico y
encontró 78 especies silvestres,
de las cuales 52 tenían un
nombre de especie preciso.
La distribución de estas
clasificaciones taxonómicas
incluían 23 oriundas del
continente americano, 6 de
las Antillas y 23 endémicas
de Puerto Rico. De las
endémicas, 16 son conocidas
de hábitats no-cavernosos,
mientras que las que no son
endémicas están asociadas
usualmente a cavidades en
otras partes de su alcance
distributivo. El noventa por
ciento del total de la fauna es
troglofílica y sólo dos por
ciento es troglobítica. El 55
por ciento de la fauna son
animales que se alimentan del
guano, detrívoros y
herbívoros, mientras que el
45 por ciento son
depredadores. Peck (1974)
enumeró las 78 clasificaciones
taxonómicas que encontró y
ofreció detalles de dónde se
encontraban y de su historia
natural.
En viajes subsiguientes a
Puerto Rico, Peck estudió 5
cavidades adicionales y añadió
73 especies a su lista del 1974
(Peck 1981). Este trabajo
adicional añadió 6 especies
triglobíticas e informó un
nuevo total de 151 especies
de invertebrados de cavidades
para Puerto Rico. Además,
Peck encontró que 43 por
ciento de las especies de la
fauna de las cavidades de la
zona caliza del Norte era
similar a la de la zona caliza
del Sur. El parecido se debió
a que todas estas especies
requerían un ambiente
húmedo para su subsistencia.
Peck destacó la cueva Los
Chorros, 15 km al sur de
Arecibo en la carretera estatal
PR 10, por poseer una
comunidad muy rica de fauna
y, por lo tanto, merecer
protección especial aún de los
estudiantes de biología y otros
visitantes casuales. Esta
cavidad es pequeña, pero en
ella habitan un milpiés y una
cucaracha troglobíticas. Las
muestras de guano contenían
insectos heterópteros,
escarabajos nitidúlidos,
isópodos terrestres, hormigas,
ciempiés, milpiés, 17 especies
de ácaros y abundantes larvas
de moscas, escarabajos
(Ptiliidiae) y colémbolos.
Las listas de invertebrados
de las cavidades hechas por
Peck (1974, 1981) no
incluyen los organismos de la
isla de Mona (recuadro 1).
Peck y Kukalova Peck (1981)
publicaron una lista adicional
con 46 especies de la isla de
Mona. En el recuadro 1
incluimos algunas de las
especies más importantes de
esa lista.
Reptiles y Anfibios
La herpetofauna de
Puerto Rico consta de por lo
48
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
Tabla 10. Peces de agua dulce introducidos a los cuerpos de agua de la zona caliza del Norte de Puerto Rico.
La lista está basada en Erdman (1967, 1984), Nevarez y Villamil (1981), González Azar (1992), Grana Raffucci
(1993) y Bunkley Williams y Williams (1994). El orden de las especies es según García Ríos (1998).
FAMILIA /
Nombre científico
CLUPEIDAE
Dorasoma petenense
CYPRINIDAE
Carassius aratus
Pimephales promelas
ICTALURIDAE
Ameirus catus
Ameirus nebulosus
Ictalarus marmoratus
Ictalarus punctatus
APLOCHEILIDAE
Rivulus marmoratus
POECILLIDAE
Gambusia affinis
Poecilia reticulata
Xiphophorus helleri
Xiphophorus maculatus
Xiphophorus variatus
CENTRARCHIDAE
Lepomis auritus
Lepomis gulosus
Lepomis macrochirus
Lepomis microlopus
Micropteris coosae
Micropteris salmoides
CICHLIDAE
Astronotus ocellatus
Cichla ocellaris
Tilapia aurea
Tilapia urolepis
Tilapia mossambica
Tilapia rendalli
Nombre Común
en Inglés
Threadfin Shad
Goldfish
Fathead Minnow
White Catfish
Brown Bullhead
Marbled Bullhead
Channel Catfish
Rivulus
Mosquitofish
Guppy
Swordstail
Southern Platyfish
Variable Platyfish
Redbreast Sunfish
Warmouth
Bluegill Sunfish
Redear Sunfish
Redeye Bass .
Largemouth Bass
Oscar
Peacock Bass
Golden Tilapia
Redeyed Tilapia
Tilapia
Blue Tilapia
Nombre Común
en Español
Sardina de Agua Dulce
Pez Dorado
Mino Cabezón
Pez Gato
Torito
Torito Barbudo
Bagre
Killi
Pez Mosquito
Gupi
Plati
Plati
Plati
Chopa Pechicolorada
Chopa Negra
Chopa Caracolera
Chopa
Lobina Ojicolorada
Lobina
Oscar
Tucunaré o Tucunari
Tilapia Azul
Tilapia Ojicolorada
Tilapia Prieta
Tilapia Moteada
Fecha de
Introducción
1963
1900 ¿?
1957
1938
1916
1946
1938
1935
1914
1935 ¿?
1935
1935
--
1957
--
1916
1957
1958
1946
--
1967
--
--
1958
--
Origen Geográfico
Georgia, EE.UU.
China
América del Norte
América del Norte
América del Norte
América del Norte
América del Norte
Cuba ¿?
América del Norte
América del Sur
México
México
América del Norte
--
América del Norte
América del Norte
Sureste de los EE.UU.
América del Norte
--
América del Sur
--
--
Mozambique, Africa
--
continuación de la página 46
continua en la página 50
49
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
Tabla 11. Lista de anfibios y reptiles de las zonas calizas del Norte y del Sur. Se indica el orden de familias según la proximidad taxonómica. La
distribución de la especie (D) en las zonas calizas de Puerto Rico se clasifica en: (1) si es de la zona caliza del Norte, (2) si es de la zona caliza del Sur,
o (3) si es de ambas zonas calizas. Las descripciones de frecuencia para las especies en la zona caliza del Norte se basan en observaciones hechas por
Puente Rolón desde 1994. Común = vista o escuchada en todas las visitas, ocasional = se pudo ver o escuchar en por lo menos cinco visitas al año y
rara = vista en menos de cinco visitas al año. Para las especies en la zona caliza del Sur, la frecuencia se basa en una apreciación general sobre su estado.
FAMILIA/Especie
BUFONIDAE
Peltophryne lemur
Bufo marinus
LEPTODACTYLIDAE
Leptodactylus albilabris
Eleutherodactylus antillensis
Eleutherodactylus brittoni
Eleutherodactylus cochranae
Eleutherodactylus coqui
Eleutherodactylus richmondi
Eleutherodactylus wightmanae
HYLIDAE
Hyla cinerea
Osteopilus septentrionalis
Scinax rubra
RANIDAE
Rana catesbeiana
Rana grylio
EMYDIDAE
Trachemys stejnegeri
DERMOCHELIDAE
Dermochelys coriacea
CHELONIDAE
Chelonia mydas
Eretmochelys imbricata
CROCODYLIDAE
Caiman crocodylus
AMPHISBAENIDAE
Amphisbaena caeca
Amphisbaena schmidti
Amphisbaena xera
ANGUIIDAE
Diploglossus pleii
GEKKONIDAE
Hemidactylus brooki
Hemidactylus mabouia
Phyllodactylus wirshingi
Sphaerodactylus klauberi
Sphaerodactylus macrolepis
Sphaerodactylus nicholsi
Sphaerodactylus roosevelti
Sphaerodactylus townsendi
POLYCHROTIDAE
Anolis cooki
Anolis cristatellus
Anolis cuvieri
Anolis evermanni
Anolis gundlachi
Anolis krugi
Anolis occultus
Anolis poncensis
Anolis pulchellus
Anolis stratulus
IGUANIDAE
Iguana iguana
SCINCIDAE
Mabuya mabuya sloani
TEIIDAE
Ameiva exsul
Ameiva wetmorei
BOIDAE
Epicrates inornatus
COLUBRIDAE
Alsophis portoricensis
Arrhyton exiguum
TYPHLOPIDAE
Typhlops granti
Typhlops hypomethes
Typhlops richardi
Typhlops rostellatus
D
3
3
3
3
3
3
3
1
1
1
1
1
1
1
3
3
3
3
1
3
3
2
3
3
3
2
1
3
3
2
2
2
3
3
3
1
3
1
2
3
3
3
3
3
2
3
3
3
2
1
3
3
Nombre Común
en Inglés
Puerto Rican Crested Toad
Cane toad, Marine Toad
Common White-lipped Frog
Field Coqui
Grass Coqui
Cochran’s Coqui
Common Coqui
Richmond’s Coqui
Melodious Coqui
Green Tree Frog
Cuban Tree Frog
Scinax
Bullfrog
Pig frog
Puerto Rican Freshwater Turtle
Leatherback Turtle
Green Turtle
Hawksbill Turtle
North American Cayman
Common Legless Lizard
Schmidt’s Legless Lizard
Xeric Legless Lizard
Puerto Rican Galliwasp
Greater Antillian Gecko
African Gecko
Flower-pot Gecko
Klauber’s Gecko
Coastal Gecko
Nichol’s Gecko
Roosevelt’s Gecko
Townsend’s Gecko
Dry-forest Anole
Common Anole
Giant Green Anole
Small Green Anole
Banded Anole
Orange-dewlap Anole
Dwarf Anole
Southern Anole
Grass Anole
Dark-marked Anole
Green Iguana
Skink
Common Ground Lizard
Blue-tailed Ground Lizard
Puerto Rican Boa
Puerto Rican Racer
Puerto Rican Ground Snake
Southern Blind Snake
University’s Blind Snake
Richard’s Blind Snake
Common Blind Snake
Nombre Común
en Español
Sapo Concho de Puerto Rico
Sapo Común
Ranita de Labio Blanco
Coquí Churí
Coquí de las Hierbas
Coquí Pitito
Coquí Común
Coquí Caoba
Coquí Melodioso
Rana Verde
Rana Cubana
Rana Suramericana
Rana Toro
Rana Grillo o Rana Cerdo
Jicotea Puertorriqueña
Tinglar
Tortuga Verde o Pejeblanco
Carey de Concha
Caimán o Cocodrilo
Culebrita Ciega Común
Culebrita Ciega de Schmidt
Culebrita Ciega de Bosque Seco
Culebra de Cuatro Patas
Salamanquesa Casera
Salamanquesa Fantasma
Salamanquesa Bandeada
Salamanquita Negra
Salamanquita Común
Salamanquita Pigmea
Salamanquita del Bosque Seco
Salamanquita del Sureste
Lagartijo de Bosque Seco
Lagartijo Común
Lagarto Verde/Chipojo
Lagartijo Verde
Lagartijo Barba Amarilla
Lagartijo Jardinero de Montaña
Lagartijo Enano
Lagartijo Jardinero del Sur
Lagartijo Jardinero
Lagartijo Manchado
Iguana Verde o Gallina de Palo
Lucía o Santa Lucía
Siguana Común
Siguana de Rabo Azul
Boa Puertorriqueña o Culebrón
Culebra Corredora
Culebra de Jardín
Víbora de Grant
Víbora Universitaria
Víbora Común
Víbora de Pico
Frecuencia
Rara
Común
Común
Común
Ocasional
Común
Común
Ocasional
Rara
Ocasional
Ocasional
Rara
Ocasional
Ocasional
Ocasional
Rara
Rara
Rara
Rara
Ocasional
Ocasional
--
Ocasional
Común
Ocasional
--
Común
Común
Común
--
--
--
Común
Común
Ocasional
Común
Ocasional
Ocasional
Común
Común
Común
Común
Rara
Rara
Rara
Ocasional
Común
Ocasional
--
Ocasional
Ocasional
Ocasional
ANFIBIOS
REPTILES
introducidas. Nosotros
hallamos 51 especies (17
familias) de anfibios y reptiles
para la zona caliza del Norte
(tabla 11). Siete familias - el
41 por ciento - están
representadas por sólo una
especie, 4 familias - el 24 por
ciento - están representadas
por 2 especies, dos familias
- el 12 por ciento - están
representadas por 3 especies
y 3 familias - 6 por ciento
cada una - están
representadas por 4, 8 y 11
especies, respectivamente.
Los reptiles son el grupo
dominante, con 38 especies
(67 por ciento) en 13
familias (foto 35). En
términos de abundancia, 38
por ciento de las especies se
consideran comunes, 48 por
ciento son ocasionales y 15
por ciento son especies raras.
Encontramos seis especies
y dos familias más de anfibios
en la zona caliza del Norte
que en la zona caliza del Sur,
pero todos los que se
encontraban en el sur
también estaban en el norte
(tabla 11). Los reptiles tienen
una familia menos
(Crocodylidae) en la zona
caliza del Sur. Cuatro especies
aparecen solo en la zona
caliza del Norte, mientras
que ocho especies aparecen
solo en la zona caliza del Sur.
Treinta y dos especies (63
por ciento) de la
herpetofauna enumerada se
encuentra en ambas zonas,
mientras que solo cuatro
especies (8 por ciento) se
encuentran en el sur.
El Sapo Concho
(Peltophryne lemur) es
endémico y está restringido
a la zona caliza costera
(Servicio de Pesca y Vida
Silvestre de EE.UU. 1992b,
Rivero 1998). Es el único
anfibio denominado como
en peligro de extinción tanto
por el Estado Libre Asociado
de Puerto Rico como por el
gobierno federal. En la costa
norte, el centro de
distribución de esta especie
es Quebradillas, mientras que
en la costa sur está en el
Bosque Estatal de Guánica.
El área de reproducción de
la población del sur se
protege mediante patrullaje
y se prohibe el acceso al
público (Miller 1985,
Moreno 1991). La población
del norte está dispersa entre
varias localidades,
mayormente en terrenos
privados (García Díaz 1967,
Rivero y otros 1980, Rivero
y Seguí Crespo 1992,
Hernández Prieto 2001), y
por lo tanto, no está
protegida. Un esfuerzo de
dos años para encontrar
adultos de esta especie en o
cerca de Quebradillas resultó
infructuoso, aún cuando en
dos ocaciones se escucharon
machos cantar y se
observaron renacuajos con
cierta regularidad
(Hernández Prieto 2001). El
asegurar la supervivencia de
esta especie es de importancia
crítica, ya que existe un
estudio que indica que hay
suficientes diferencias
genéticas entre las
poblaciones del Norte y del
Sur como para ameritar una
reevaluación taxonómica de
las mismas (Goebel 1996).
La distribución de una
de las especies más terrestres
de Eleutherodactylus, el Coquí
Caoba - E. richmondi -
incluye varios municipios
dentro de la franja kárstica
(Rivero 1998, Joglar 1998).
Esta especie se está
reduciendo en las regiones
volcánicas muy húmedas de
Puerto Rico (Joglar y
Burrowes 1996). Un censo
de anfibios y reptiles que se
efectuó recientemente reveló
que hay nuevas poblaciones
en Arecibo y Ciales (foto 36).
El Coquí Melodioso - E.
wightmanae - es una especie
común en la región volcánica
(Rivero 1998) pero también
se cree que está declinando
(Joglar y Burrowes 1996). Se
encontró una población de
E. wightmanae en el Bosque
50
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
Foto 35.
Anolis gundlachi. Foto de L. Miranda Castro.
Foto 36.
Coquí Caoba
(Eleutherodactylus richmondi). Foto de
A. Puente Rolón.
continuación de la página 48
Estatal Río Abajo y otra entre
Arecibo y Utuado. Estos
datos representan las
primeras instancias
registradas de estas especies
en la franja kárstica.
Una de las especies más
raras de reptiles de la zona
caliza del Norte es Mabuya
mabuya sloani, que es el
único eslizón conocido en
Puerto Rico (Rivero 1998) y
está legalmente protegido por
el Estado Libre Asociado de
Puerto Rico. Se observaron
cerca de 10 individuos de
esta especie en Isabela en
1991 (M. González,
comunicación personal).
Otra especie presente es el
Lagarto Verde (Anolis
cuvieri), que exhibe dos fases
de coloración. En la fase más
común, el cuerpo, el rabo y
las extremidades son verde
esmeralda o verde
amarillento (foto 37). La fase
menos común es gris o verde
grisáceo con manchas
marrón (Rivero 1998).
Ambas fases se observan en
la zona caliza del Norte y hay
evidencia de reproducción
entre individuos de fases
diferentes. La única tortuga
endémica, Trachemys
stejnegeri, era común, pero
sus números se han reducido
tanto que ahora se considera
ocasional.
Tres tortugas marinas, el
Tinglar (Dermochelys
coriacea), la Tortuga Verde
(Chelonia mydas) y el Carey
(Eretmochelys imbricata)
anidan con regularidad en
las costas y playas de la zona
kárstica, tales como las de
Tortuguero, Arecibo,
Quebradillas, Isabela,
Aguadilla, Guánica y Lajas
(Rivero 1998). Todas estas
especies están designadas
como especies en peligro de
extinción a nivel local y
federal, y además están
protegidas por tratados
internacionales.
La única especie de reptil
endémico en peligro de
extinción a ambos niveles,
local y federal, es la Boa
Puertorriqueña (Epicrates
inornatus) (recuadro 11, foto
38). A pesar de que esta
especie se puede encontrar
en una gran variedad de
hábitats, desde los bosques
montanos muy húmedos
hasta los bosques
subtropicales secos, se
encuentra con más frecuencia
en la franja kárstica (Rivero
1998). La reducción de la
población de la Boa se
atribuye mayormente a los
impactos humanos. Los
factores que más afectan a
esta especie son la pérdida de
hábitat, depredación por la
mangosta, su captura para la
extracción de aceite y la
matanza por temor a las
culebras creadas por
prejuicios religiosos o
culturales (Reagan y Zucca
1982, Servicio de Pesca y
Vida Silvestre de EE.UU.
1986).
El Lagartijo de Bosque
Seco (Anolis cooki) y la
Siguana (Ameiva wetmorei)
son dos especies de
preocupación tanto para el
gobierno federal como el
local, pero que aún no están
protegidas por la Ley de
Especies en Peligro de
Extinción. Ambas especies
están amenazadas por: la
destrucción del hábitat y la
aparente competencia y
desplazamiento en áreas
51
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
Foto 37.
Anolis cuvieri en su fase verde.
Foto de L. Miranda Castro.
Foto 38.
Boa Puertorriqueña (Epicrates
inornatus). Foto de L. Miranda Castro.
Las boas del género Epicrates se encuentran en el neotrópico
desde Costa Rica hasta la Argentina y en las Antillas Occidentales.
La Boa Puertorriqueña, Epicrates inornatus, es la culebra nativa de
mayor tamaño de la Isla. Grant (1933) hizo la primera mención de
su aparente escasez en Puerto Rico. Los hábitos de secretividad y
los colores sigilosos de esta especie, aunado al terreno escarpado y
bosque denso que habitan, hacen muy difícil el estudio de sus
individuos por periodos de tiempo prolongados. Por esta razón se
escogió la radiotelemetría como técnica de investigación para estudiar
a la boa en la Reserva de Mata de Plátano.
La Cueva de los Culebrones queda en esta reserva, a 7 km al
suroeste de Arecibo, Puerto Rico. Las observaciones sobre los hábitos
alimentarios de la boa fueron hechas a la entrada de la cueva, a
partir de una hora antes de la puesta del sol hasta una hora luego
del amanecer. Las horas de caza variaron desde las 17:45 a las 06:00,
pero las horas más activas fueron entre 19:00 y 24:00. El tiempo
promedio de consumo fue de 12.53 minutos. La radiotelemetría
se utilizó para delimitar el alcance de su hábitat, determinar su
actividad e identificar sus patrones de movimiento. A once culebras
(cinco machos y seis hembras) se le instalaron transmisores. El
método del polígono convexo mínimo fue utilizado para estimar
la extensión del hábitat.
La distancia promedio del hábitat para las hembras fue de 7,800
m2 mientras que para los machos fue de 5,000 m2. El área promedio
utilizada por las hembras durante el periodo no reproductivo fue
de 22,119 m2 y sólo de 1,326 m2 para los machos. Durante el
periodo reproductivo, las hembras con transmisores utilizaron un
área media de 16,940 m2 mientras que todos los machos usaron
18,500 m2. Diez de las culebras rastreadas regresaron por lo menos
dos veces a la cueva. Las hembras mostraron actividad en un 29%
de las observaciones, mientras que los machos estuvieron activos
en un 36% de las observaciones. No encontramos diferencias
significativas por sexo en el tamaño del hábitat de la boa, aunque
si se observó una tendencia a que las hembras cubrieran un rango
mayor de área para hábitat.
Recuadro 11. La Boa Puertorriqueña
52
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
donde son simpátricos con
sus congéneres - con Anolis
cristatellus en el caso de A.
cooki (Hertz 1992; Ortiz
1979, 1985; Ortiz y Jenssen
1982), y con Ameiva exsul
en el caso de A. wetmorei
(Rodríguez Ramírez 1991,
1994).
Aves
Para las zonas calizas del
Norte y del Sur enumeramos
223 especies de aves
pertenecientes a 46 familias
(tabla 12). Ciento noventa y
ocho de estas especies se
encuentran en ambas zonas,
17 sólo se encuentran en la
zona caliza del Norte y 8 sólo
se encuentran en la zona
caliza del Sur.
La zona caliza del Norte
generalmente muestra mayor
diversidad debido a que
existe mayor cantidad de
datos registrados para ese
lugar y la información sobre
especies migratorias e
introducidas está disponible.
Aún así, el número de
especies de aves en la zona
caliza del Sur es casi igual al
del norte. En la zona caliza
del Norte se encuentran seis
especies en peligro de
extinción, mientras que en
la zona caliza del Sur hay
siete. Las familias con mayor
número de especies son
Scolopacidae (25 especies),
Parulidae (22 especies) y
Laridae (18 especies).
Diecisiete familias de aves
están representadas por sólo
una especie. Las especies
documentadas se dividen casi
igualmente entre las
residentes (112 especies) y
las migratorias (111
especies). Incluimos además,
29 especies forasteras
mayormente finches de la
continua en la página 56
Tabla 12. Lista de especies de aves de la montaña y de la costa reportadas para las zonas calizas del Norte y del Sur. La distribución de la especie
(D) en las zonas calizas de Puerto Rico se clasifica en: (1) si aparece sólo en la región caliza del norte; (2) si aparece sólo en la región caliza del
sur; y (3) si está presente en ambos lugares. El estado de las especies se describe como END = endémico, RN = Residente nidificante, RNN =
Residente no nidificante, MN = Migrante nidificante, MNN = Migrante no-nidificante, EPE = Especie en peligro de extinción (o subespecie
endémica), EX = extirpada e IN = introducida. De estado incierto se indica con "?". La lista está organizada de acuerdo a la lista de cotejo del
1998 para las Aves de Norte América de la Sociedad Ornitológica Americana.
FAMILIA/Especie
PODICIPEDIDAE
Tachybaptus dominicus
Podilymbus podiceps
PHAETONTIDAE
Phaeton lepturus
SULIDAE
Sula leucogaster
PELECANIDAE
Pelecanus occidentalis
PHALACROCORACIDAE
Phalacrocorax olivaceus
FREGATIDAE
Fregata magnificens
ARDEIDAE
Ardea alba
Ardea herodias
Bubulcus ibis
Butorides striatus
Egretta caerulea
Egretta garzetta
Egretta thula
Egretta tricolor
Ixobrychus exilis
Nycticorax nycticorax
Nycticorax violaceus
THRESKIORNITHIDAE
Plegadis falcinellus
CATHARTIDAE
Cathartes aura
ANATIDAE
Branta canadensis
Anas acuta
Anas americana
Anas bahamensis
Anas discors
Anas platyrhynchos
Anas rubripes
Anas strepera
Aythia affinis
Aythia collaris
Aythia valisineria
Nombre Común
en Inglés
Least Grebe
Pied Billed Grebe
White-tailed Tropicbird
Brown Booby
Brown Pelican
Double-crested Cormorant
Magnificient Frigatebird
Great Egret
Great Blue Heron
Cattle Egret
Green-backed Heron
Little Blue Heron
Little Egret
Snowy Egret
Tricolored Heron
Least Bittern
Black-crowned Night Heron
Yellow-crowned Night Heron
Glossy Ibis
Turkey Vulture
Canada Goose
Northern Pintail
American Wigeon
White-cheeked Pintail
Blue-winged Teal
Mallard
American Black Duck
Gadwall
Lesser Scaup
Ring-necked Duck
Canvasback
Nombre Común
En Español
Tigua
Zaramago, Chirre de Altura
Rabijunco Coliblanco
Boba Parda
Pelícano Pardo
Cormorán Crestado
Tijerilla, Fragata Magnífica, Rabijunco
Garza Real
Garzón Cenizo
Garza Ganadera
Martinete
Garza Azul
Garza Común
Garza Blanca
Garza Pechiblanca
Martinetito
Yaboa Real
Yaboa Común
Ibis Lustroso
Aura Tiñosa
Ganso Canadiense
Pato Pescuecilargo
Pato Cabeciblanco Ame.
Pato Quijada Colorada
Pato Zarcel
Pato Cabeciverde
Pato Oscuro
Pato Gris
Pato Pechiblanco
Pato Acollarado
Pato Lomiblanco
D
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
2
1
1
3
3
3
3
3
3
1
3
1
Estado
RN
RN
MN
RN
RN
MNN
RN
RN
MNN
RN
MN
RN
MNN
RN
RN
RN
RN
RN
MNN
RN, IN
MNN
MNN
MNN
RN
MNN
MNN
MNN
MNN
MNN
MNN
MNN
continua en la siguiente página
53
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
FAMILIA/Especie Nombre Común
en Inglés
Nombre Común
En Español DEstado
Dendrocygna arborea
Dendrocygna autumnalis
Lophodytes cucullatus
Oxyura dominica
Oxyura jamaicensis
ACCIPITRIDAE
Pandion haliaetus
Accipiter striatus venator
Buteo jamaicensis
Buteo platypterus brunnescens
Circus cyaneus
FALCONIDAE
Falco columbarius
Falco peregrinus
Falco sparverius
PHASIANIDAE
Gallus gallus
NUMIDIDAE
Numida meleagris
RALLIDAE
Gallinula chloropus
Fulica americana
Fullica caribaea
Porphyrula martinica
Porzana carolina
Porzana flaviventer
Rallus longirostris
ARAMIDAE
Aramus guarauna
CHARADRIIDAE
Charadrius alexandrinus
Charadrius melodus
Charadrius semipalmatus
Charadrius vociferus
Charadrius wilsonia
Pluvialis dominica
Pluvialis squatarola
HAEMATOPODIDAE
Haematopus palliatus
RECURVIROSTRIDAE
Hypomatopus mexicanus
SCOLOPACIDAE
Actitis macularia
Arenaria interpres
Bartramia longicauda
Calidris alba
Calidris alpina
Calidris canutus
Calidris ferruginea
Calidris fuscicollis
Calidris himantopus
Calidris mauri
Calidris melanotos
Calidris minutilla
Calidris pusilla
Catoptrophorus semipalmatus
Gallinago gallinago
Limnodromus griseus
Limosa fedoa
Micropalama himantopus
Numenius phaeopus
Phalaropus lobatus
Phalaropus tricolor
Tringa flavipes
Tringa melanoleuca
Tringa solitaria
Tryngites subruficollis
West Indian Whistling Duck
Fulvous Tree Duck
Hooded Merganser
Masked Duck
Ruddy Duck
Osprey
Puerto Rican Sharp-shinned Hawk
Red-tailed Hawk
Puerto Rican broad-winged Hawk
Northern Harrier
Merlin
Peregrine Falcon
American Kestrel
Red Junglefowl
Helmeted Guineafowl
Common Moorhen
American Coot
Caribbean Coot
Purple Gallinule
Sora Rail
Yellow-breasted Crake
Clapper Rail
Limpkin
Snowy Plover
Pipping Plover
Semipalmated Plover
Killdeer
Wilson’s Plover
American Golden Plover
Black-bellied Plover
American Oystercatcher
Black-necked Stilt
Spotted Sandpiper
Ruddy Turnstone
Upland Sandpiper
Sanderling
Dunlin
Red Knot
Curlew Sandpiper
White-rumped Sandpiper
Stilt Sandpiper
Western Sandpiper
Pectoral Sandpiper
Least Sandpiper
Semipalmated Sandpiper
Willet
Wilson’s Snipe
Short-billed Dowitcher
Marbled Godwit
Stilt Sandpiper
Ruddy Turnstone
Red-necked Phalarope
Wilson’s Phalarope
Lesser Yellowlegs
Greater Yellowlegs
Solitary Sandpiper
Buff-breasted Sandpiper
Chiriría Caribeña
Chiriría Bicolor
Mergansa Encapuchada
Pato Dominico
Pato Chorizo
Aguila Pescadora
Falcón de Sierra
Guaraguao Colirrojo
Guaraguao de Bosque
Gavilán de Ciénaga
Falcón Migratorio
Falcón Peregrino
Falcón Común
Gallo/Gallina Silvestre
Guinea Torcaz
Gallareta Común
Gallinazo Americano
Gallinazo Caribeño
Gallareta Azul
Gallito Sora
Gallito Amarillo
Pollo de Mangle
Carrao
Chorlo Blanco
Chorlo Melódico
Chorlo Acollarado
Chorlo Sabanero
Chorlo Marítimo
Chorlo Dorado
Chorlo Cabezón
Ostrero Americano
Viuda Mexicana
Playero Coleador
Playero Turco
Playero Pradero
Playero Arenero
Playero Espalda Colorada
Playero Gordo
Playero Zarapitín
Playero Rabadilla Blanca
Playero Patilargo
Playero Occidental
Playero Pectoral
Playerito Menudillo
Playerito Gracioso
Playero Aliblanco
Becasina Común
Agujeta de Pico Corto
Barga Canela
Playero Patilargo
Playero Turco
Falaropo Picofino
Falaropo Tricolor
Playero Guineilla Pequeño
Playero Guineilla Grande
Playero Solitario
Playero Canela
1
2
2
3
3
3
3
3
3
1
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
2
3
3
3
3
1
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
1
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
RN
RN
MNN
RN
RN
MNN
RN, EPE
RN
RN, EPE
MNN
MNN
MNN, EPE
RN
RN, IN
RN, IN
RN
MNN
MN
RN
RN
MNN
RN
RN, EX
MN
MNN
MNN
RN
RN
MNN
MNN
MNN
MN
MNN
MNN
MNN
MNN
MNN
MNN
MNN
MNN
MNN
MNN
MNN
MNN
MNN
MNN
MNN
MNN
MNN
MNN
MNN
MNN
MNN
MNN
MNN
MNN
MNN
continua en la siguiente página
54
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
FAMILIA/Especie Nombre Común
en Inglés
Nombre Común
En Español DEstado
LARIDAE
Stercorarius pomarinus
Anous stolidus
Chlidonias niger
Larus argentatus
Larus atricilla
Larus delawarensis
Larus marinus
Larus rudibundus
Rhynchops niger
Sterna anaethetus
Sterna antillarum
Sterna caspia
Sterna dougallii
Sterna fuscata
Sterna hirundo
Sterna maxima
Sterna nilotica
Sterna sandwichensis
COLUMBIDAE
Columba inornata wetmorei
Columba leucocephala
Columba livia
Columba squamosa
Columbina passerina
Zenaida asiatica
Zenaida aurita
Zenaida macroura
Streptopelia risoria
Geotrygon chrysia
Geotrygon montana
Geotrygon mystacea
PSITTACIDAE
Amazona amazonica
Amazona ocrocephala
Amazona vittata
Amazona ventralis
Amazona viridigenalis
Aratinga canicularis
Aratinga chloroptera
Aratinga erythrogenys
Brotogeris versicolorus
Myopsitta monachus
Nandayus nenday
CUCULIDAE
Coccyzus americanus
Coccyzus minor
Saurothera vieilloti
Crotophaga ani
STRIGIDAE
Asio flammaeus
Otus nudipes
CAPRIMULGIDAE
Chordeiles gundlachi
Caprimulgus carolinensis
Caprimulgus noctitherus
APODIDAE
Cypseloides niger
TROCHILIDAE
Anthracothorax dominicus
Anthracothorax viridis
Archilochus colubris
Chlorostilbon maugaeus
Eulampis holocericeus
Orthorhynchus cristatus
ALCEDINIDAE
Ceryle alcyon
Pomarine Jaeger
Brown Noody
Black Tern
Herring Gull
Laughing Gull
Ring-billed Gull
Great Black-backed Gull
Common Black-headed Gull
Black Skimmer
Bridled Tern
Least Tern
Caspian Tern
Roseate Tern
Sooty Tern
Common Tern
Royal Tern
Gull-billed Tern
Sandwich Tern
Puerto Rican plain pigeon
White-crowned Pigeon
Rock Dove
Scaly-naped Pigeon
Common Ground Dove
White-winged Dove
Zenaida Dove
Mourning Dove
Ringed Turtle Dove
Key West Quail Dove
Ruddy Quail Dove
Bridled Quail Dove
Orange-winged Parrot
Yellow-crowned Parrot
Puerto Rican Parrot
Hispaniolan Parrot
Red-crowned Parrot
Orange-fronted Conure
Hispaniolan Conure
Cherrry Head Conure
White-winged Parakeet
Monk Parakeet
Black-hooded Parakeet
Yellow Billed Cuckoo
Mangrove Cuckoo
Puerto Rican Lizard Cuckoo
Smooth-billed Ani
Short-eared Owl
Puerto Rican Screech Owl
Antillean Nighthawk
Chuck Will’s Widow
Puerto Rican Nightjar
Black Swift
Antillean Mango
Puerto Rican Mango
Ruby-throated Hummingbird
Puerto Rican Emerald
Green-throated Carib
Antillean Crested Hummingbird
Belted Kingfisher
Págalo Pomarino
Cervera Parda
Charrán Ceniza
Gaviota Argéntea
Gaviota Cabecinegra
Gaviota Piquianillada
Gaviota Marina
Gaviota Cabecinegra Forastera
Rayador Americano
Charrán Monje
Charrán Pequeño
Charrán Caspio
Palometa
Charrán Oscuro
Charrán Común
Charrán Real
Charrán de Pico Corto
Charrán de Pico Agudo
Paloma Sabanera
Paloma Cabeciblanca
Paloma Doméstica
Paloma Turca
Rolita
Tórtola Aliblanca
Tórtola Cardosantera
Tórtola Rabilarga
Tórtola Collarina
Paloma Perdiz Aurea
Paloma Perdiz Rojiza
Paloma Perdiz de Martinica
Cotorra Alianaranjada
Cotorra Cabeciamarilla
Cotorra Puertorriqueña
Cotorra de la Española
Cotorra Coroniroja
Periquito Frentianaranjado
Periquito de la Española
Periquito Frentirrojo
Periquito Aliamarillo
Perico Monje
Periquito Ñanday
Pájaro Bobo Pechiblanco
Pájaro Bobo Menor
Pájaro Bobo Mayor
Judío, Garrapatero
Múcaro Real
Múcaro de Puerto Rico
Querequequé Antillano
Guabairo de la Carolina
Guabairo de Puerto Rico
Vencejo Negro
Zumbador Dorado
Zumbador Verde
Zumbadorcito Gorgirrojo
Zumbadorcito de Puerto Rico
Zumbadorcito de Pecho Azul
Zumbadorcito Crestado
Martín Pescador Norteño
1
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
1
1
3
3
3
1
3
3
1
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
2
3
3
3
3
3
3
3
3
MNN
MN
MNN
MNN
MNN
MNN
MNN
MNN
MNN
RN
MNN
MNN
RN
MNN
MNN
RN
MNN
MNN
RN, EPE
RN
RN, IN
RN
RN
RN
RN
MNN
RN, IN
RN
RN
RN
RN, IN
RN, IN
RN, END, EPE
RN, IN
RN, IN
RN, IN
RN, IN
RN, IN
RN, IN
RN, IN
RN, IN
RN
RN
RN, END
RN
RN
RN, END
MN
MNN
RN, END, EPE
MN
RN
RN, END
MNN
RN, END
RN
RN
RN
continua en la siguiente página
55
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
FAMILIA/Especie Nombre Común
en Inglés
Nombre Común
En Español DEstado
TODIDAE
Todus mexicanus
PICIDAE
Melanerpes portoricensis
Spirapicus varius
TYRANNIDAE
Elaenia martinica
Contopus portoricensis
Myiarchus antillarum
Tyrannus caudifasciatus
Tyrannus dominicensis
VIREONIDAE
Vireo altiloquus
Vireo flavifrons
Vireo griseus
Vireo latimeri
Vireo olivaceus
CORVIDAE
Corvus leucognaphalus
HIRUNDINIDAE
Hirundo fulva
Hirundo rustica
Progne dominicensis
Progne subis
Riparia riparia
MUSCICAPIDAE
Catharus bicknelli
Turdus plumbeus
MIMIDAE
Margarops fuscatus
Mimus polyglottos
Dumetella carolinensis
PARULIDAE
Dendroica adelaidae
Dendroica caerulescens
Dendroica coronata
Dendroica discolor
Dendroica magnolia
Dendroica palmarum
Dendroica petechia
Dendroica striata
Dendroica tigrina
Dendroica virens
Geothlypis trichas
Helmitheros vermivorus
Mniotilta varia
Oporornis formosus
Parula americana
Protonaria citrea
Seiurus aurocapillus
Seiurus motacilla
Seiurus noveborascensis
Setophaga ruticilla
Vermivora chrysoptera
Wilsonia citrina
COEREBIDAE
Coereba flaveola
THRAUPIDAE
Euphonia musica
Spindalis portoricensis
Nesospingus speculiferus
Piranga rubra
EMBERIZIDAE
Ammodramus savannarum
Sicalis flaveola
Tiaris bicolor
Tiaris olivacea
Puerto Rican Tody
Puerto Rican Woodpecker
Yellow-bellied Sapsucker
Caribbean Elaenia
Puerto Rican Pewee
Puerto Rican Flycatcher
Loggerhead Kingbird
Grey Kingbird
Black-whiskered Vireo
Yellow-throated Vireo
White-eyed Vireo
Puerto Rican Vireo
Red-eyed Vireo
White-necked Crow
Cave Swallow
Barn Swallow
Caribbean Martin
Purple Martin
Bank Swallow
Bicknell’s Thrush
Red-legged Thrush
Pearly-eyed Thrasher
Northern Mockingbird
Catbird
Adelaide’s Warbler
Black-throated Blue Warbler
Yellow-rumped Warbler
Prairie Warbler
Magnolia’s Warbler
Palm Warbler
Yellow Warbler
Blackpoll Warbler
Cape May warbler
Black-throated Green Warbler
Common Yellowthroat
Worm-eating Warbler
Black and White Warbler
Kentucky Warbler
Northern Parula
Prothonary Warbler
Ovenbird
Louisiana Waterthrush
Northern Waterthrush
American Redstart
Golden-winged Warbler
Hooded Warbler
Bananaquit
Blue-hooded Euphonia
Puerto Rico Stripe-headed Tanager
Puerto Rican Tanager
Scarlet Tanager
Grasshopper Sparrow
Saffron Finch
Black-faced Grassquit
Yellow-faced Grassquit
San Pedrito
Carpintero de Puerto Rico
Carpintero de Paso
Juí Blanco
Bobito de Puerto Rico
Juí de Puerto Rico
Clérigo
Pitirre Gris
Vireo Julián Chiví
Vireo Gargantiamarillo
Vireo Ojiblanco
Bienteveo de Puerto Rico
Vireo Ojirrojo
Cuervo
Golondrina de Cuevas
Golondrina Horquillada
Golondrina de Iglesias
Golondrina Púrpura
Golondrina Parda
Zorzal de Bicknell
Zorzal Patirrojo
Zorzal Pardo
Ruiseñor
Maullador Gris
Reinita Mariposera
Reinita Azul
Reinita Coronada
Reinita Galana
Reinita Manchada
Reinita Palmera
Reinita Amarilla, Canario de Mangle
Reinita Rayada
Reinita Tigre
Reinita Verdosa
Reinita Picatierra
Reinita Gusanera
Reinita Trepadora
Reinita de Kentucky
Reinita Pechidorada
Reinita Protonotaria
Pizpita Dorada
Pizpita de Río
Pizpita de Mangle
Reinita Candelita
Reinita Alidorada
Reinita Viuda
Reinita Común
Jilguero/Canario del País
Reina Mora de Puerto Rico
Llorosa de Puerto Rico
Tangara Veranera
Gorrión Chicharra
Pinzón Azafrán
Gorrión Negro
Gorrión Barba Amarilla
3
3
1
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
3
1
3
3
RN, END
RN, END
MNN
RN
RN, END
RN, END
RN
MN
MNN
MNN
RN, END
MNN
RN, EX
RN
MNN
MN
MN
MNN
MNN
RN
RN
RN
MNN
RN, END
MNN
MNN
MNN
MNN
MNN
RN
MNN
MNN
MNN
MNN
MNN
MNN
MNN
MNN
MNN
MNN
MNN
MNN
MNN
MNN
MNN
RN
RN
RN, END
RN, END
MNN
RN
RN, IN
RN
RN
continua en la siguiente página
FAMILIA/Especie Nombre Común
en Inglés
Nombre Común
En Español DEstado
Loxigilla portoricensis
CARDINALIDAE
Passerina cyanea
ICTERIDAE
Agelaius xanthomus
Dolichornyx oryzivorus
Molothrus bonariensis
Quiscalus niger
Icterus dominicensis
Icterus galbula
Icterus icterus
CARDUELINAE
Carduelis cucullata
Serinus mozambicus
PASSERIDAE
Passer domesticus
PLOCEINAE
Euplectes afer
Euplectes franciscanus
ESTRILDIDAE
Amandava amandava
Estrilda melpoda
Estrilda troglodytes
Lonchura cucullata
Lonchura malabarica
Lonchura malacca
Lonchura punctulata
Vidua macroura
Puerto Rican Bullfinch
Indigo Bunting
Yellow-shouldered Blackbird
Bobolink
Shiny Cowbird
Greater Antillean Grackle
Black-cowled Oriole
Northern Oriole
Troupial
Red Siskin
Yellow-fronted Canary
House Sparrow
Yellow-crowned Bishop
Red Bishop
Red Amandavat
Orange-cheeked Waxbill
Black-rumped Waxbill
Bronze Mannikin
Warbling Silverbill
Chestnut Mannikin
Nutmeg Mannikin
Pin-tailed Widah
Comeñame
Gorrión Azul
Mariquita de Puerto Rico
Chambergo
Tordo Lustroso
Chango, Mozambique
Calandria
Calandria del Norte
Turpial
Cardenalito
Canario Cantador
Gorrión Doméstico
Napoléon Tejedor
Obispo Colorado
Gorrión Fresa
Veterano
Veterano Orejicolorado
Diablito
Gorrión Picoplata
Monja Tricolor
Gorrión Canela
Viuda Colicinta
3
3
3
2
3
3
3
3
3
3
1
3
2
3
1
3
3
3
3
3
3
3
RN, END
MNN
RN, END, EPE
MNN
RN, IN?
RN
RN
MNN
RN, IN
RNN?, IN
RNN?, IN
RN, IN
RNN?, IN
RN, IN
RN?, IN
RN, IN
RN, IN
RN, IN
RN, IN
RN, IN
RN, IN
RN, IN
familia Estrildidae y cotorras
y periquitos de la familia
Psittacidae, cuyos hábitos
reproducitivos son
desconocidos.
La región del karso
alberga 16 de las 17 especies
de aves endémicas de Puerto
Rico. La única que no se ha
informado en la franja
kárstica es la Reinita del
Bosque Enano (Dendroica
angelae). Esta especie se
encuentra solo en elevaciones
medias y altas de los bosques
ultramáficos o de origen
volcánico en las montañas
de Puerto Rico. Las aves más
comunes tanto en la zona
caliza del Norte como en la
del Sur son las especies
nativas y endémicas. Éstas
incluyen la Rolita, la Paloma
Sabanera, el San Pedrito de
Puerto Rico (Todus
mexicanus), el Pitirre
(Tyrannus dominicensis), el
Zorzal de Patas Coloradas
(Margarops fuscatus), el
Bienteveo (Vireo latimeri), la
Reinita Común (foto 39), el
Gorrión Negro (Tiaris
bicolor), el Mozambique
(Quiscalus niger) y el
Comeñame (Loxigilla
portoricensis).
Se han reportado nueve
especies en peligro de
extinción en la región del
karso; incluyendo a la
Cotorra de Puerto Rico o
Iguaca (Amazona vittata)
(foto 40), la cual era
extremadamente abundante
en los bosques calizos del
Norte y del Sur (Snyder y
otros 1987). El Aviario José
A. Vivaldi está localizado en
el Bosque Estatal de Río
Abajo en la franja kárstica y
alberga cerca de 60 Iguacas.
El aviario desarrolla un
programa para la
reproducción en cautiverio
de esta especie. La Cotorra
Puertorriqueña se reproduce
bien en cautiverio en las
condiciones del karso, lo cual
sugiere que este es un hábitat
favorable para el
restablecimiento eventual de
una segunda población
silvestre. La conservación de
la Cotorra Puertorriqueña
tiene especial importancia ya
que la mayor parte de las
otras especies de Amazona
endémicas a las Antillas están
56
Foto 40.
Cotorra Puertorriqueña
(Amazona vittata).
Foto de T. Carlo.
Foto 39.
Reinita (Coereba flaveola), una rastreadora de néctar. Foto de L. Miranda Castro.
continuación de la página 52
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
57
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
también en peligro de
extinción (Servicio de Pesca
y Vida Silvestre de EE.UU.
1999). Los conocimientos
obtenidos en los esfuerzos de
conservación de la cotorra
de Puerto Rico pueden ser
aplicables a los esfuerzos de
conservación de las otras
especies de cotorras de las
Antillas, los Estados Unidos,
del neotrópico e incluso del
resto del mundo.
La diversidad y
abundancia de la vida
silvestre en la franja kárstica
es el resultado de la
diversidad de los ecosistemas,
que proveen abundante
alimento, albergue y lugares
de anidaje a las especies de
aves. La topografía del karso,
con sus valles, cañones,
cerros, sumideros, cavidades
y abundantes grietas provee
un hábitat muy diverso para
la vida silvestre. La
abundancia de especies de
aves, a su vez, acelera la
dispersión de las semillas y
la regeneración de los
arbustos y árboles cuyas
flores, frutas y semillas
constituyen parte de sus
dietas. Esta sinergía entre la
vida silvestre y la vegetación
aceleró la recuperación de los
bosques luego de la gran
deforestación que sufrió
Puerto Rico al comienzo del
siglo pasado (Ricart Morales
1999, Rivera y Aide 1998).
Las aves de rapiña
pertencen a un grupo
prominente de aves en la
franja kárstica. Por ocupar la
cima de la cadena
alimentaria, éstas son más
vulnerables a los cambios
ambientales. Dos especies de
aves de rapiña, de las siete
que se encuentran en Puerto
Rico, están en peligro de
extinción: el Guaraguao de
Bosque (Buteo platypterus) y
el Falcón de Sierra (Accipiter
striatus) (foto 41). La
población más saludable del
Guaraguao de Bosque se
encuentra en el Bosque
Estatal de Río Abajo, donde
se estima que consiste de 52
individuos (Delannoy 1992,
1997; Servicio de Pesca y
Vida Silvestre de EE.UU.
1997a). Aunque no se han
encontrado lugares de
anidaje, individuos de estas
dos especies de aves de rapiña
han sido observadas en el
sector del río Encantado de
la franja kárstica, entre Ciales
y Florida, al este del Bosque
Estatal de Río Abajo. En el
pasado, el Falcón de Sierra
se encontraba ampliamente
distribuido en la franja
kárstica (Wetmore 1927). La
alteración del hábitat, tal
como la pérdida de cinco
lugares de anidaje y más de
80 ha de bosque perdidas
por la construcción de la
carretera PR 10, han causado
reducciones significativas de
esta especie. El Falcón
Común (Falco sparverius) y
el Múcaro de Puerto Rico
(Otus nudipes)
probablemente son las aves
de rapiña más comunes en
la franja kárstica (foto 42).
Se alimentan de pequeños
reptiles, insectos grandes y
mamíferos como ratones y
murciélagos (Wetmore 1916,
1927).
Las aves de rapiña
migratorias, tal como el
Falcón Peregrino (Falco
peregrinus), se encuentran en
el karso entre los meses de
octubre y abril. El Falcón
Peregrino es particularmente
abundante a lo largo de la
costa y de los ríos como el
río Grande de Manatí y el
río Grande de Arecibo. Allí,
las extensas áreas abiertas le
permiten al Falcón volar sin
impedimentos para capturar
su presa. El Falcón
Migratorio o Merlin (Falco
columbarius) también visita
la Isla entre los meses de
octubre y abril (Raffaele
1992, Biaggi 1997). Esta
especie es más común en la
costa sur, pero también se
encuentra en la zona caliza
del Norte.
Miles de aves migratorias
del neotrópico, que
representan más de 40
especies de aves terrestres y
45 especies de aves costeras
y marinas, visitan
anualmente la franja kárstica
(Raffaele 1992, tabla 12). La
mayoría de las aves terrestres
son reinitas de bosque que
vienen desde tan lejos como
Canadá y Alaska por el
corredor de vuelo del
Atlántico, pero se han
avistado e informado especies
migratorias de Eurasia (foto
43). La dieta de estas aves
migratorias coincide
considerablemente con la
dieta de las especies
residentes, que consta
mayormente de insectos,
pero a veces también
consumen grandes
cantidades de frutas y
semillas.
Otro grupo de aves de
importancia en la región del
karso son los insectívoros,
que incluyen especies
endémicas como el Guabairo
Foto 41.
Falcón de Sierra
(Accipiter striatus).
Foto de C. Delannoy.
Foto 42.
Múcaro de Puerto Rico
(Otus nudipes), una especie endémica.
Foto de L. Miranda Castro.
Foto 43.
Reinita Pechidorada (Parula
americana), una especie migratoria. Foto
de J. Colón.
Foto 44.
San Pedrito de Puerto Rico
(Todus mexicanus), un endémico. Foto
de L. Miranda Castro.
de Puerto Rico
(Caprimulgus noctitherus), el
San Pedrito, el Carpintero
de Puerto Rico (Melanerpes
portoricensis) y el Bienteveo.
También en este grupo están
otras especies nativas como
el Pitirre y la Reinita
Mariposera (Dendroica
adelaidae). Estas aves son
comunes y están distribuidas
tanto en la caliza del Norte
como en la del Sur
(Hernández Prieto 1993), y
prefieren la vegetación tupida
de las cimas de los mogotes.
El San Pedrito de Puerto
Rico es una de las especies
más abundantes, tanto en la
zona caliza del Sur, que es
árida, como en la zona caliza
del Norte, que es húmeda
(foto 44). Es un ave que
anida en los taludes de tierra,
y usualmente excava sus
nidos en las riberas de los
ríos, los derrumbes, los cortes
de carreteras y las entradas
de las cavidades. De
particular interés resulta el
Guabairo, una especie
endémica que antes estuvo
distribuida tanto en la zona
caliza del Norte como la del
Sur, y que ahora sólo se
encuentra en fragmentos de
bosque seco en la zona caliza
del Sur. El Carpintero de
Puerto Rico tiene una amplia
distribución. Su dieta es
amplia e incluye frutas de
varias especies, invertebrados
que se encuentran en madera
muerta aún de pie, ganchos
de árboles, y coquíes y
lagartijos que se encuentran
en las bromeliáceas y otras
epífitas.
Las aves nectívoras se
alimentan del néctar, pero
dependen principalmente de
otras fuentes de alimento
tales como artrópodos, en
particular durante la época
de reproducción cuando su
necesidad metabólica de
proteínas aumenta. La
familia de los zumbadores
(Trochilidae) es endémica a
Norte y Sur América y es un
buen ejemplo de este tipo de
alimentación. Las cinco
especies residentes de
zumbadores, que incluyen
dos endémicas, se encuentran
en la franja kárstica. El
Zumbadorcito de Puerto
Rico (Chlorostilbon
maugaeus) es muy común, y
anida en el sotobosque como
a dos metros sobre el suelo
(foto 45). El otro endémico,
el Zumbador Verde de
Puerto Rico (Anthracothorax
viridis), es menos común que
su congénere el Zumbador
Dorado (A. dominicus). El
Zumbador Dorado es más
común en lugares más secos
y suele anidar a 7 m sobre el
suelo. El Zumbador
Pechirojo (Archilocus colubris)
se ha observado en Arecibo
y Guánica, mientras que el
Zumbador Pechi-púrpura,
posiblemente el Pechi-
púrpura del Caribe (Eulampis
jugularis) ha sido
fotografiado en Guánica y
grabado en vídeo en Ciales.
En 1998, el paso del huracán
Georges causó la destrucción
de las fuentes de néctar en la
mayor parte de los bosques,
causando que una gran
cantidad de aves nectívoras
pasaran hambre. Sin
embargo, muchos rodales de
bosque en los valles
protegidos de la franja
kárstica no fueron afectados
por el huracán y se
convirtieron en refugio para
estas aves.
Las aves frugívoras
representan otra comunidad
en la franja kárstica, la más
diversa y abundante, e
incluye a las palomas y
perdices (Colombiformes),
cotorras (Psittaciformes) y
una gran diversidad de aves
cantoras (Passeriformes). Las
aves cantoras endémicas
incluyen el Comeñame, la
Reina Mora (Spindalis
portoricensis) y la Llorosa
(Nesospingus speculiferus), que
constituye el único género
endémico de la Isla. Estas
aves cantoras suelen
alimentarse de frutas y
semillas de especies como el
moral (Cordia sulcata) (foto
46), el yagrumo macho
(Shefflera morototoni), el
yagrumo hembra (Cecropia
schreberiana), el cupey, y el
guaraguao (Guarea guidonia).
Algunas aves frugívoras son
muy especializadas en su
dieta. Por ejemplo, el
Hilguero (Euphonia musica)
se alimenta mayormente del
muérdago y otras epífitas
parasíticas (Loranthaceae y
Viscaceae) que son comunes
en los valles protegidos
donde estas especies se
congregaron luego del
huracán Georges. El Zorzal
de Patas Coloradas y la
Paloma Turca (Columba
squamosa) se encontraron
con mayor frecuencia en los
bosques del karso que en los
de substrato volcánico
(Rivera Milán 1993).
Carlo Joglar (1999)
encontró preferencias
significativas en la dieta de
nueve frugívoros comunes.
El ochenta por ciento de sus
observaciones fueron hechas
en un 17.6 por ciento de las
especies frugívoras
disponibles. El tamaño del
ave se asoció
significativamente a las
diferencias en los patrones
de alimentación: las aves de
mayor tamaño consumen
frutas más grandes y tienen
dietas similares. Todas las
especies de aves mostraron
preferencias locales por
alguna planta con frutas.
Los bosques del karso
mostraron densidades más
bajas de frutas que los
cafetales bajo sombra y los
bosques húmedos fuera de
la franja kárstica.
Mamíferos
Los murciélagos son los
únicos mamíferos nativos
existentes en Puerto Rico
58
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
Foto 45.
Zumbadorcito de Puerto
Rico (Chlorostilbon maugeaus), un
endémico. Foto de L. Miranda Castro.
Foto 46.
Las frutas del moral (Cordia
sulcata) son una fuente importante de
alimentación para las aves del bosque del
karso. Foto de L. Miranda Castro.
Foto 47.
Los murciélagos son los
únicos mamíferos autóctonos que quedan
en Puerto Rico, éstos abundan en la franja
kárstica. Foto de A. Puente Rolón.
59
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
(foto 47). Son muy comunes
en las cavidades de la franja
kárstica. Los restos fósiles de
la franja kárstica indican que
16 especies de murciélagos y
5 géneros de mamíferos
terrestres estuvieron presentes
en la Isla. Todas las otras
especies de mamíferos
terrestres están extintas. Las
13 especies existentes de
murciélagos en Puerto Rico
se distribuyen en cinco
familias. Aproximadamente
la mitad de estas especies y
cuatro géneros, Monophyllus,
Erophylla, Stenoderma y
Brachyphylla, son endémicos
de las Antillas.
La franja kárstica alberga
las 13 especies de
murciélagos conocidas en la
Isla, 10 de las cuales prefieren
las cavidades como albergue
(Rodríguez Durán 1998).
Entre estas especies están los
murciélagos frugívoros y
nectívoros. Los murciélagos
frugívoros dispersan millones
de semillas, algunas de las
cuales resultan muy grandes
para ser acarreadas por
cualquier otro animal de
Puerto Rico. Los murciélogos
nectívoros polinizan las flores
de noche. El rápido
restablecimiento de los
bosques en tierras agrícolas
abandonadas en la franja
kárstica, y a través de Puerto
Rico, se ha debido en parte
a la dispersión de semillas y
polinización de flores por los
murciélagos.
Una especie que captura
la imaginación es el
Murciélago Pescador
(Noctilio leporinus). Este
murciélago no se zambulle
en el agua, sino que atrapa
los peces que están cerca de
la superficie. Es el más
grande y majestuoso de
todas las especies de
murciélagos que se
encuentran en la Isla. Sin
embargo, los efectos mayores
de los murciélagos en los
ecosistemas son producidos
por los murciélagos que
comen insectos. Una sola
colonia de estos murciélagos
pequeños puede consumir
sobre 20 toneladas de
insectos cada mes (Rodríguez
Durán y Lewis 1987). Esta
tasa de consumo de insectos
es beneficiosa para la
agricultura y para los
humanos, por su rol en el
control de plagas.
Sólo una tercera parte de
las cavidades en Puerto Rico
albergan murciélagos. Dos
hipótesis pueden explicar esta
observación: que la mayor
parte de las cavidades no
cumplen con los requisitos
biológicos de los
murciélagos, o que las
asociaciones de varias
especies en un mismo
albergue son necesarias. Las
dos hipótesis no son
mutuamente excluyentes,
porque una ventaja de las
congregaciones
multiespecíficas es que
pueden producir
modificaciones al microclima
de la cavidad. Las diferencias
microclimáticas en el
albergue causadas por una
variedad de microestructuras,
tales como las estalactitas y
las cavidades resultantes de
disoluciones, pueden a su vez
contribuir a los patrones de
asociación de los murciélagos
(Rodríguez Durán 1998).
En Puerto Rico, las
cavidades calientes son
utilizadas todo el año por
varias especies de
murciélagos. Las cavidades
calientes tienen las siguientes
características: una sola
entrada de tamaño reducido
con mínima circulación de
aire, una alta densidad de
murciélagos, aire con
temperaturas que fluctúan
entre 28º C a 40º C y una
humedad relativa que excede
el 90 por ciento. Cerca de
un 11 por ciento de todas las
cavidades utilizadas por los
murciélagos son calientes y
se encuentran mayormente
en la franja kárstica.
Los murciélagos de las
Antillas que usan cavidades
calientes exhiben un alto
grado de gregarismo y gran
fidelidad al albergue. Por lo
menos una especie - quizás
dos - existe exclusivamente
en este tipo de cavidades y
por lo menos cinco especies
dependen exclusivamente de
las cavidades calientes para
su reproducción. A pesar de
que en Puerto Rico hasta
siete especies diferentes
pueden ocupar una misma
cavidad, las diferentes
especies mantienen una
separación espacial dentro de
la misma. Se ha sugerido que
la competencia
interespecífica regula los
tamaños de las poblaciones
en estas cavidades. Cuando
varias especies ocupan la
misma cavidad, ellas
compiten entre sí por los
lugares de albergue y el
acceso a la entrada. Las
entradas estrechas de las
cavidades pueden físicamente
restringir el flujo de los
murciélagos durante los
periodos de mayor actividad
y limitar el número de
murciélagos en la cavidad.
Por ejemplo, en la cavidad
Cucaracha en el oeste de
Puerto Rico, tres especies de
murciélagos con una
población total de 700,000
individuos comparten una
cavidad caliente con una
apertura de 1.5 m2.
Muchas especies de
murciélagos que habitan
cavidades calientes son
propensas a la
deshidratación. Estas especies
pueden formar grupos
grandes, por los beneficios
que derivan de un ambiente
termoneutral - un ambiente
con una temperatura en la
cual el gasto energético es
mínimo - y la humedad
elevada de estos albergues
reduce la deshidratación.
Además, el desarrollo de
colonias grandes puede
aumentar el éxito de la
colonia para alimentarse, al
funcionar como centros
informativos, además del
éxito reproductivo, al reducir
la exposición de los recién
nacidos a la depredación y
efectos del clima. Estos
beneficios se contraponen a
los costos asociados con el
uso permanente de las
cavidades. Por ejemplo, un
número grande de
murciélagos atraerá
concentraciones de
depredadores a la entrada de
la cavidad (Rodríguez Durán
y Lewis 1985, Rodríguez
Durán 1996).
Las diferencias
interespecíficas en patrones
alimentarios y el regimen
alimentario, producen
diferencias entre las horas de
salida de la cavidad. Estas
diferencias permiten que un
mayor número de cuerpos
mantengan la temperatura
de la cavidad, en
comparación con una
colonia de una sola especie
o un conglomerado aleatorio
de especies, en los cuales
podrían coincidir los
momentos pico de salida de
la cavidad. Las colonias de
multiespecies de murciélagos
que habitan las cavidades
presentan oportunidades
para estudiar muchos
patrones de
comportamiento, y la
importancia de estas
asociaciones grandes en
términos del flujo de energía
en el ecosistema es
probablemente única.
Las historias míticas que
con frecuencia se relacionan
60
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
con los murciélagos han
resultado en una imagen
pobre y poco merecida. Sin
embargo, las investigaciones
ecológicas en la franja
kárstica están proveyendo
información que nos
permite apreciar el papel
positivo que estos
magníficos animales tienen
en el funcionamiento de los
ecosistemas terrestres.
Especies
Endémicas y en
Peligro de
Extinción7
El grado de endemismo
de los árboles en la franja
kárstica es de 16 y 23 por
ciento del total para la Isla
en los bosques húmedos y
muy húmedos,
respectivamente (Figueroa
Colón 1995). Para las
especies de aves, el grado de
endemismo es de 7 por
ciento para las zonas calizas
del Norte y del Sur. La fauna
de las cavidades merece
especial atención en esta
sección principalmente
porque se sabe tan poco
sobre ella. Culver y otros
(1999) produjeron una lista
de especies y subespecies
residentes en las cavidades
de los Estados Unidos
continentales; y enumeraron
927 especies, 46 subespecies
adicionales y 96 familias. La
lista mostró un alto nivel de
endemismo, con 54 por
ciento de las especies
conocidas oriundas de un
sólo país. Menos del 4 por
ciento estaban listadas
conforme a la Ley de
Especies en Peligro de
Extinción. Las cavidades de
Puerto Rico no han sido
7
Nos concentramos en las especies enumeradas en la Ley Federal de Especies en Peligro de Extinción, aunque la tabla 13 detalla además las especies enumeradas como especies en
peligro por el gobierno del Estado Libre Asociado de Puerto Rico.
continua en la siguiente página
Tabla 13. Plantas y animales que habitan las zonas calizas del norte y del sur y que están considerados
vulnerables o en peligro de extinción por agencias locales y federales. Se indica el nombre común si se ha
podido identificar uno y a falta de un nombre común, se indica un nombre descriptivo (helecho, arbusto).
El estado de la especie se clasifica en peligro de extinción (PE) o vulnerable (V) y los niveles de gobierno
se clasifican en estatal (E) o federal (F).
FAMILIA/especie
ADIANTACEAE
Adiantum vivesii
ARECACEAE
Calyptronoma rivaris
ASPLENIACEAE
Tectaria estremerana
BORAGINACEAE
Cordia bellonis
BUXACEAE
Buxus vahlii
CACTACEAE
Harrisia portoricensis
CANELLACEAE
Phloeodendron macranthum
FABACEAE
Cassia mirabilis
Chamaecrista grandulosa var. mirabilis
Stahlia monosperma
FLACOURTIACEAE
Banara vanderbiltii
ICACINACEAE
Ottoschulzia rhodoxylon
MELIACEAE
Trichilia triacantha
MYRTACEAE
Myrcia paganii
OLACACEAE
Schoepfia arenaria
PIPERACEAE
Peperomia wheeleri
RHAMNACEAE
Auerodendron paucifolium
RUBIACEAE
Catesbaea melanocarpa
RUTACEAE
Zanthoxylum thomasianum
SOLANACEAE
Goetzea elegans
Solanum drymophylum
THELYPTERIDACEAE
Thelypteris verecunda
THYMELAEACEAE
Daphnosis helleriana
VERBENACEAE
Cornutia obovata
BUFONIDAE
Peltophryne lemur
Nombre Común
helecho
palma de manaca
helecho
arbusto
diablito de tres cuernos
higo chumbo
chupacallos
arbusto
arbusto. Se entiende que es en efecto
la misma especie que la anterior.
cóbana negra
palo de ramón
palo de rosa
bariaco
arbusto florido
arbusto
planta herbácea; peperomia de Wheeler
arbusto
arbusto
árbol
matabuey
erubia
helecho
árbol bajo
palo de nigua
Sapo Concho de Puerto Rico
Estado
PE (E, F)
PE (E)
PE (E, F)
PE (E, F)
PE (E, F)
V (E, F)
PE (E)
PE (E, F)
PE (E, F)
PE (E)
PE (E)
PE (E, F)
PE (E, F)
PE (E)
PE (E, F)
PE (E, F)
PE (E, F)
V (E)
PE (E, F)
PE (E)
PE (E)
PE (E, F)
PE (E)
PE (E)
PE (E, F)
PLANTAS
ANIMALES
estudiadas en detalle y
probablemente tienen
muchas especies endémicas
y en peligro de extinción que
ni siquiera han sido
catalogadas. Para los
invertebrados nada más, Peck
(1974) informó un 29 por
ciento de endemismo. El
recuadro 1 resume el nivel
de especies en la Isla de
Mona.
La región del karso
alberga poblaciones de más de
30 especies que se conoce están
amenazadas o en peligro de
extinción (tabla 13). La mayor
parte de las especies en peligro
de extinción presentes en la
franja kárstica son plantas con
una distribución restringida
que las hace vulnerables a la
alteración del hábitat y a la
destrucción por prácticas
inadecuadas de uso de
terrenos.
Flora
El chupacallos
(Pleodendron macranthum)
es un árbol en peligro de
extinción que existe sólo en
la Sierra de Luquillo y en los
bosques kársticos del Norte
de Puerto Rico. Es un árbol
siempreverde aromático que
puede llegar hasta 10 m de
alto y produce una madera
muy dura (Little y otros
1974). Al presente se
encuentra en peligro de
extinción debido a la
alteración y destrucción de
su hábitat por la
deforestación para usos
agrícolas y urbanos y el pobre
manejo forestal (Servicio de
Pesca y Vida Silvestre de
EE.UU. 1997b).
Las especies Myrcia
paganii y Auerodendron
pauciflorum son árboles
siempreverdes pequeños que
sólo existen en la humedad
de la franja kárstica. Su
estado como especies en
peligro de extinción se debe
a su rareza y su distribución
restringida, como resultado
de desarrollos rurales,
urbanos y agrícolas.
Auerodendron pauciflorum
está restringida a una
población de 19 individuos
en los acantilados del karso
en Isabela. Una segunda
población que se encontraba
en el Bosque Estatal de Río
Abajo fue destruida por la
construcción de la carretera
PR 10 (Servicio de Pesca y
Vida Silvestre de EE.UU.
1996a).
El matabuey (Goetzea
elegans) es un pequeño árbol
endémico y siempreverde del
bosque kárstico del norte
(foto 48). Sobreviven
aproximadamente 50
61
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
Foto 48.
Mata buey (Goetzea elegans),
especie endémica y en peligro. Foto de E.
Santiago.
Nombre Común Estado
Tabla 13. continuación de la página anterior
FAMILIA/especie
Tinglar
Tortuga Verde
Carey de Concha
Lagartijo del Bosque Seco
Lucía o Santa Lucía
Boa Puertorriqueña
Pelícano Pardo
Tigua
Chiriría Caribeña
Pato Dominico
Pato Chorizo
Falcón de Sierra
Guaraguao de Bosque
Gallinazo Caribeño
Gallito Amarillo
Chorlo Blanco
Chorlo Melódico
Charrán Pequeño
Palometa, Charrán Rosado
Paloma Sabanera
Cotorra Puertorriqueña
Guabairo de Puerto Rico
Cuervo Pescueciblanco
Mariquita de Puerto Rico
Manatí Antillano
PE (E, F)
PE(E, F)
PE (E, F)
V (E)
V (E)
PE (E, F)
PE (E, F)
V (E)
V (E)
V (E)
V (E)
PE (E, F)
PE (E, F)
V (E)
V (E)
V (E)
V (E, F)
PE (E, F)
V (E, F)
PE (E, F)
PE (E, F)
PE (E, F)
PE (E, F)
PE (E, F)
PE (E, F)
DERMOCHELIDAE
Dermochelys coriacea
CHELONIDAE
Chelonia mydas
Eretmochelys imbricata
POLYCHROTIDAE
Anolis cooki
SCINCIDAE
Mabuya mabuya sloani
BOIDAE
Epicrates inornatus
PELECANIDAE
Pelecanus occidentalis
PODICIPEDIDAE
Tachybaptus dominicus
ANATIDAE
Dendrocygna arborea
Oxyura dominica
Oxyura jamaicensis
ACCIPITRIDAE
Accipiterstriatus venator
Buteo platypterus brunnescens
RALLIDAE
Fulica caribaea
Porzana flaviventer
CHARADRIIDAE
Charadrius alexandrinus
Charadrius melodus
LARIDAE
Sterna antillarum
Sterna dougallii
COLUMBIDAE
Columba inornata wetmorei
PSITTACIDAE
Amazona vittata
CAPRIMULGIDAE
Caprimulgus noctitherus
CORVIDAE
Corvus leucognaphalus
ICTERIDAE
Agelaius xanthomus
TRICHECHIDAE
Trichechus manatus manatus
individuos en tres
poblaciones diferentes. Uno
de los problemas más serios
para esta especie es la
sobrecolección para fines
científicos y ornamentales.
La población mayor de esta
especie se encuentra en la
quebrada Bellaca en
Quebradillas. Todas, menos
una de las poblaciones
conocidas en el área de
Guajataca/Quebradillas, han
sido extirpadas desde su
descubrimiento. Las
poblaciones restantes de mata
buey están en peligro debido
a la construcción de
carreteras que atraviesan la
franja kárstica (Servicio de
Pesca y Vida Silvestre de
EE.UU. 1987a).
La especie Chamaecrista
glandulosa var. mirabilis es
un arbusto pequeño
restringido a las arenas
blancas silíceas de la zona
caliza del Norte. La especie
está dispersa a lo largo de la
costa sur de la laguna
Tortuguero y en una
localidad en Dorado y otra
en Vega Alta. Las expansiones
urbanas, industriales y
agrícolas, así como la
extracción de arena pueden
haber eliminado las otras
poblaciones. Aunque son
muy pocas las áreas de arenas
silíceas que no se han
explorado, es posible que aún
existan otras poblaciones
(Servicio de Pesca y Vida
Silvestre de EE.UU. 1994a).
El área que comprende el
caño Tiburones es rica en
depósitos de arenas silíceas y
aún no ha sido explorada
para identificar esta especie.
La palma de manaca
(Calyptronoma rivalis) se ha
designado como amenazada
(foto 49). Se conocen sólo
tres poblaciones de esta
palma endémica y consisten
en aproximadamente 275
individuos en la caliza del
Norte. Estas poblaciones
naturales se encuentran en
San Sebastián a lo largo del
río Camuy y el río Guajataca.
Dos nuevas poblaciones han
sido restablecidas en el
Bosque de Río Abajo y cerca
del embalse de Guajataca.
Las poblaciones de palma de
manaca declinaron debido a
la deforestación para la
agricultura, el pastoreo, la
producción de carbón y la
expansión urbana. La
eliminación del hábitat por
la extracción de roca caliza
para la construcción
constituye una seria amenaza
a estas poblaciones. Una gran
parte de la población de
palma de manaca a lo largo
del río Camuy fue destruida
durante la construcción de
una carretera en el área; y
una parte importante de la
población restante puede
verse afectada por las
inundaciones resultantes de
la deforestación de áreas
circundantes (Servicio de
Pesca y Vida Silvestre de
EE.UU. 1992a).
El diablito de tres
cuernos, Buxus vahlii, es un
pequeño árbol endémico y
siempreverde de Puerto Rico.
Se desconocen las razones de
su rareza, pero se atribuye a
la extensa deforestación y
desarrollo urbano en los
valles de la Isla. Esta especie
está restringida a dos
poblaciones, una en Rincón
y una en el barrio de Hato
Tejas, Bayamón. Es posible
que se encuentren
poblaciones adicionales de
esta especie en búsquedas
más sistemáticas de la zona
caliza del Norte (Servicio de
Pesca y Vida Silvestre de
EE.UU. 1987b).
El palo de ramón (Banara
vanderlbiltii) es un árbol
siempreverde en peligro de
extinción que se encuentra
en la franja kárstica. Los
factores limitantes de su
distribución han sido la
deforestación, cortas
selectivas para la agricultura,
el pastoreo, la producción de
carbón y materiales de
construcción. Hoy en día, la
amenaza más fuerte es la
expansión urbana e industrial
que irrumpe en el karso, por
ejemplo, el caso de la
población del río Lajas al
oeste de Bayamón. El cultivo
de ñames causó la
destrucción de dos
individuos adultos y la
población está amenazada
por un vertedero
abandonado localizado en el
área y una servidumbre de
paso del tendido eléctrico
cercana (Servicio de Pesca y
Vida Silvestre de EE.UU.
1991a).
Tres helechos en peligro
de extinción se encuentran
en la franja kárstica: Adiatum
vivesii, Tectaria estremerana
y Thelypteris verecunda. Estos
helechos tienen una
distribución restringida y
vulnerable a la modificación
y destrucción del hábitat. De
Thelypteris verecunda y A.
vivesii se conoce sólo una
población de cada una. Una
población de T. estremerana
(23 individuos) está
localizada 200 m al sur del
radio telescopio de Arecibo.
Esta especie también ha sido
reportada para el Bosque
Estatal de Río Abajo. Las
prácticas de manejo forestal
y el desarrollo de estructuras
para un radio telescopio
podrían afectar adversamente
a esta especie (Servicio de
Pesca y Vida Silvestre de
EE.UU. 1996b).
El bariaco (Trichilia
triacantha) es un árbol
endémico de Puerto Rico
que se encuentra en peligro
de extinción. Se encuentra
sólo en dos lugares de la
caliza del Sur, donde existen
cerca de 40 individuos. Los
factores más importantes que
han limitado la distribución
de la especie han sido la
deforestación, la corta
selectiva para proyectos
urbanos e industriales, la
agricultura, la producción de
carbón y las cortas para
postes de verjas. Al presente,
los proyectos residenciales e
industriales, así como el mal
manejo forestal, amenazan
la especie (Servicio de Pesca
y Vida Silvestre de EE.UU.
1991b).
El palo de rosa
(Ottoschulzia rhodoxylon) es
un árbol siempreverde, que
puede llegar a medir hasta
15 m de altura y tener hasta
41 cm de diámetro. Es
endémico de Puerto Rico y
La Española, donde es raro.
Se conocen cerca de 191
individuos en las 13
poblaciones en la Isla. Esta
especie fue utilizada
intensamente para producir
postes y por su valiosa
madera de color rojizo. Estos
factores, junto a la
deforestación, redujeron
marcadamente las
poblaciones de palo de rosa.
Los estudios sobre la ecología
de esta especie comenzaron
en el 1991 y aún continúan.
Como resultado, se han
62
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
Foto 49.
Palma de manaca
(Calyptronoma rivalis), especie endémica.
Foto de A. Puente Rolón.
descubierto nuevas
poblaciones en la zona caliza
del Norte, se han descrito las
flores y se han iniciado
estudios de germinación
(Servicio de Pesca y Vida
Silvestre de EE.UU. 1994b).
Fauna
El Sapo Concho es el
único bufo nativo de Puerto
Rico. Esta especie
aparentemente se encuentra
extinta en Virgen Gorda y
en las otras Islas Vírgenes
Británicas; convirtiendo a
Puerto Rico en el único lugar
donde sobrevive esta especie.
Su reproducción es
esporádica y altamente
dependiente de aguaceros
ocasionales e intensos, pero
de corta duración. Los sapos
normalmente cavan un
metro o más en el suelo y
salen a aparearse cuando los
suelos se saturan luego de
intensos aguaceros, que
pueden acumular por lo
menos 5 cm de agua en
charcas temporales. La
alteración o destrucción de
ciertas charcas de
apareamiento puede resultar
en la eliminación de una
población de esta especie en
peligro de extinción. Sólo
dos charcas han sido
identificadas como criaderos
del Sapo Concho en el
Bosque Estatal de Guánica.
En el pasado, los criaderos
fueron eliminados al ser
rellenados para la
construcción, la agricultura
o como medida de control
de mosquitos. La
sobrecolección de la especie
puede también haber
resultado en la eliminación
de ciertas poblaciones. Las
únicas poblaciones conocidas
de esta especie se encuentran
en el Bosque Estatal de
Guánica en la zona caliza del
Sur y en Quebradillas en la
caliza del Norte (Servicio de
Pesca y Vida Silvestre de
EE.UU. 1992b).
La Boa Puertorriqueña es
la culebra nativa de mayor
tamaño en la Isla. Esta
especie está distribuida en
toda la Isla, pero es más
común en la franja kárstica.
Los datos históricos tienden
a señalar una baja en los
números poblacionales de la
Boa, pero estos datos son
escasos.
El Guabairo (foto 50) es
un ave nocturna que está
principalmente restringida a
los bosques calizos del Sur
(Servicio de Pesca y Vida
Silvestre de EE.UU. 1984).
También se encuentra en el
Bosque Estatal de Susúa, que
es un bosque húmedo de
suelos de serpentina
(ultramáficos) donde la v
vegetación es similar en
fisonomía a la del bosque
seco calizo. En el pasado, esta
especie estuvo distribuida en
casi todos los bosques
kársticos de la Isla (Wetmore
1916). Aunque la pérdida de
hábitat es la causa principal
por la cual el Guabairo se
encuentra en peligro de
extinción, la mangosta
(Herpestes auropunctatus), un
mamífero introducido, se
considera como una de las
mayores amenazas para la
especie.
La Mariquita (Agelaius
xanthomus) es una especie
endémica de Puerto Rico, en
peligro de extinción. Hay
dos subespecies reconocidas:
A. x. xanthomus y A. x.
monensis. La primera se
encuentra en la isla de Puerto
Rico y la segunda se
encuentra en la Isla de Mona.
Esta especie era abundante
en San Juan (Taylor 1964) y
estaba distribuida por todo
Puerto Rico (Wetmore 1916,
Servicio de Pesca y Vida
Silvestre de EE.UU. 1996c).
La especie está en peligro de
extinción debido a la
alteración y destrucción de
su hábitat, la depredación
por mamíferos introducidos
y al parasitismo del Tordo
Lustroso, Molothrus
bonariensis (Post y Wiley
1976, Servicio de Pesca y
Vida Silvestre de EE.UU.
1996c).
El Guaraguao de Bosque
(Buteo platypterus
brunnescens) es una
subespecie endémica de ave
de rapiña de Puerto Rico.
Está muy amenazada por la
fragmentación y la
desaparición de las áreas
boscosas. Quedan muy pocos
individuos, principalmente
en las reservas forestales de
bosque montano de
Luquillo, Carite y Río Abajo
en el interior de la Isla (Pérez
Rivera y Cotte Santana 1977,
Snyder y otros 1987, Raffaele
1992, Delannoy 1992).
En Puerto Rico, el
Guaraguao de Bosque
coexiste con el Guaraguao
Colirrojo (Buteo jamaicensis).
El Guaraguao de Bosque se
diferencia por tener rayas
negras y blancas horizontales
en la cola, ser más pequeño
y preferir como hábitat los
bosques densos (Raffaele
1992). El Guaraguao
Colirrojo se puede observar
comúnmente sobrevolando
los bosques del centro de la
isla y las planicies costaneras.
Los colirrojos aprovechan las
cálidas corrientes de aire para
planear y mantenerse en
vuelo, mientras buscan su
presa. El Guaraguao de
Bosque vigila y espera
silenciosamente su presa en
las ramas de los árboles. Sin
embargo, también es posible
observarlo sobre el dosel del
bosque en pleno vuelo de
cortejo durante la temporada
de apareamiento.
El Guaraguao de Bosque
se considera una especie rara
en Puerto Rico desde las
últimas décadas del 1800.
Varios ornitólogos que
estudiaron la avifauna de la
Isla entre 1902 y 1935 no
reportaron su existencia, por
lo cual se creía que la especie
estaba extinta (Bowdish
1902, 1903; Wetmore 1916,
1927; Struthers 1923;
Danforth 1931). En 1935,
la especie fue redescubierta
en las montañas de Luquillo
(Danforth y Smyth 1935).
Los primeros nidos se
encontraron en Luquillo en
1976 (Snyder y otros 1987),
donde la especie fue
observada principalmente en
la parte este cerca del Pico
de El Yunque (American
Ornithologist’s Union 1976,
Snyder y otros 1987). Los
polluelos eran alimentados
63
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
Foto 50.
Guabairo de Puerto Rico (Caprimulgus noctitherus). Foto de J. Colón.
con ciempiés, coquíes,
lagartijos, ratas y aves. La
población de guaraguaos de
Carite no fue informada
hasta el 1980 (Hernández
Prieto 1980).
El primer censo
poblacional de esta ave en la
isla (Delannoy 1992) reveló
que habían 124 individuos
en tres poblaciones
(Luquillo, 22; Carite, 50;
Río Abajo, 52). Luego de
estos hallazgos, se llevó a cabo
un estudio de los hábitos de
anidaje de la especie en Río
Abajo desde el 1993 hasta el
1994. El hábitat de nueve
parejas fue descrito de
acuerdo a las condiciones
alrededor del árbol de anidaje
y a las características
estructurales del tipo de
bosque (si era una plantación
o un bosque secundario)
(Tossas 1995). El Guaraguao
de Bosque escoge sus lugares
de anidaje de acuerdo a la
fisonomía de la vegetación y
no al tipo de bosque.
Los nidos del Guaraguao
de Bosque se encontraban
en árboles con una altura
promedio de 23 m y un
diámetro de 55 cm. Los
árboles circundantes en el
hábitat de anidaje tenían una
altura promedio de 16 m.
Los Guaraguaos escogían
para anidar árboles más altos
que el dosel del bosque y con
diámetro y copa grandes.
Estas características les
permitían mejorar la
vigilancia de sus territorios
y tener mejor acceso a los
nidos. Las áreas de anidaje
del Guaraguao de Bosque
eran valles delimitados por
mogotes. Los lugares de
anidaje eran defendidos
agresivamente contra otros
miembros de la misma
especie, lo resulta en el uso
de territorios separados con
poco o ningún solapamiento.
Los territorios promediaban
41 ha y la distancia promedio
al vecino más cercano era de
714 m (Tossas 1995).
Desde el 11 de octubre
del 1994, el Servicio de Pesca
y Vida Silvestre de los
EE.UU. incluyó a esta
especie en la Lista de Especies
en Peligro de Extinción. Sin
embargo, el Guaraguao de
Bosque aún confronta serios
problemas por las continuas
amenazas a su hábitat, como
las presiones de uso a los
bosques y sus áreas
adyacentes en la franja
kárstica. Su principal
amenaza es la destrucción de
hábitat por causa del
desparramamiento urbano y
la construcción de carreteras.
El Guabairo, la Paloma
Sabanera (Columba inornata
wetmorei) y la Cotorra
Puertorriqueña (Amazona
vittata) son especies en
peligro de extinción que
fueron comunes en la franja
kárstica. El Carrao (Aramus
guarauna) y el Cuervo
(Corvus leucognaphalus)
también fueron comunes en
el karso pero al presente se
consideran extirpados. Estos
eventos son producto de los
usos que se dieron a los
terrenos en el pasado. Al
presente, las condiciones son
distintas y la franja kárstica
es el hábitat ideal para
restablecer estas especies. En
muchos lugares, la presencia
humana ha disminuido y ha
sido sustituida por un hábitat
abundante en recursos
alimentarios y con poca
presión de depredadores. En
todas las Américas, la
amenaza principal a las aves
es la alteración y destrucción
del hábitat del cual dependen
(Wege y Long 1995). La
presencia de grandes
extensiones de bosque sin
fragmentar reduce el riesgo
de invasión por especies
forasteras y reduce la
interacción entre especies
forasteras y especies en
peligro de extinción.
Además, la diversidad de los
rasgos y la topografía del
karso ofrecen amplia
protección contra eventos
naturales, tales como
huracanes, porque tanto
durante como después de las
tormentas estos lugares
protegidos sirven de refugio
para los animales con dietas
muy especializadas.
La Franja Kárstica
Tiene Importancia
Económica
La actividad económica
de la región caliza del Norte
es muy variada y abarca
abastos de agua, minería,
agricultura, construcción y
manufactura (recuadro 12).
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
Recuadro 12. Industrias ubicadas en los municipios de la caliza del norte. Partes de algunos de los
municipios pueden quedar fuera de la zona caliza.
La región caliza del norte sostiene el sector industrial más grande de Puerto Rico. Como se indica en
la lista a continuación, hay más de 200 empresas en la región (Oficina de Investigación Económica 1996).
Las instalaciones de manufactura más comunes en la región son las de alimentos, textiles, productos agrícolas,
madera, papel, vidrio, metal, productos químicos y construcción. Entre éstos, las industrias farmacéuticas
y tecnológicas constituyen los sectores de mayor importancia económica. Empresas tales como Pfizer
Pharmaceuticals, Abbot Chemical and Health Products, Bristol-Myers Squibb, Pharmacia & Upjohn,
Merck Sharp & Dohme y Du Pont exportan sus productos a los mercados de Estados Unidos. La mayoría
de estas empresas manufactureras dependen del agua de alta calidad que proviene del acuífero de la costa
norte (Cortés Burgos 1990).
64
continua en la página 67
continua en la página siguiente
Namic Caribe Inc.
PR Safety
Phoenix Cable Ltd. Inc.
Polyagro Plastics Inc.
Productos La Aguadillana Inc.
Tradewinds Caribbean Air Services
West Electronic Industry Co.
Western Aviation Services Corp.
Arecibo
Altistra Unimark Inc.
American Internacional Comercial Inc.
American Metal & Electrical Equipment
Arecibo Die Cast Inc.
Arecibo Lingerie Inc.
Battery Recycling Co. Inc. (The)
Best Foods Caribbean Inc.
Aguadilla
Aguadilla Shoe Corp.
Atlantic Telecom Inc.
Avon Mirabella Inc.
Brewster Hasting Corp.
Café Sanders
Cemi Muebles Inc.
Disposable Safety Wear Inc.
DSC of Puerto Rico Inc.
Elaboración Felo
Erie Scientific Co. of Puerto Rico
Faulding Puerto Rico Inc.
Flexible Packaging Co.
Fogel Caribbean Corp.
Hwelett-Packard Puerto Rico Co.
Lifestyle Footwear Corp.
Mo-Ka Shoe Co.
65
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
Candy Rosado Fashion Design
Caribe Carton & Partición Specialties Inc.
Caribe General Electric Products Inc.
Cutler-Hammer de PR Inc.
Dulcería Arecibeña Inc.
Dulces Taínos Inc.
Dynacast PR Inc.
Ganaderos Alvarado Inc.
Global Fibers Inc.
Homeline Furniture Mfg. Co.
Jugos Alneed
Kayser Roth Corp.
Las Mesetas Mini Factory
Living Design Furniture Mfg. Inc.
M/A-Com Inc. PR Operation
Merch Sharp & Dohme
Miramar Architectural Products Mfg. Inc.
Pastelería Los Cidrines
Performance Manufacturing Operations Inc.
Pharmacia & UpJohn
Resident Mfg. (C.A.R.A.)
Safetech Inc.
Sharellee Mfg. Inc.
Smart Modular Technologies (PR) Inc.
Superior Ind. Internacional P.R. Inc.
Systems Bio Industries Inc.
Thermo King of Puerto Rico Inc.
Barceloneta
Abbott Chemicals Inc.
Abbott Health Products Inc.
Agro-Ochoa Inc.
Bristol-Myers Squibb Co.
Frito Lay Snack Caribbean
General Instruments (P.R.) Inc.
Merck Sharp & Dohme
Nycomed P.R. Inc.
Ochoa Poultry Farm Inc.
Pfizer Pharmaceutical Inc.
Playtex Barcelonesa Corp.
Technofiber Inc.
Camuy
Ebanistería Rosa
Empresas Cruz Inc.
Hanes Menswear Inc.
Pan-Am Shoe Co. Inc.
Ciales
Artesanía en Muebles La Cialeña
Ciales Div. Of Cf. Hathaway
Jack Packaging Inc.
Thermo King Caribbean Inc.
Thermosol de Puerto Rico Inc.
Corozal
Cape Red Textile Inc.
Corozal Industries Inc.
Corozal Meat Processing Inc.
Empacadora La Montaña Inc.
General Fashions Corp.
José Luis Fabrics Inc.
Playtex Corozal Corp.
Proenco Corp.
Dorado
All Steel Manufacturing
Benckiser Puerto Rico Inc.
Best Quality Top Mfg. Inc.
C.P.I. del Caribe Ltd.
Cantera Dorado Inc.
Dorado Carton Co. Inc.
Ecolab Manufacturing Inc.
Emerson Electric Co. Div. #5
Emerson Puerto Rico Inc. Div. #4
Emerson Puerto Rico Inc. Div#6
Emulex Caribe Inc.
Engineered Parts & Services Inc.
Fortiflex Inc.
Mc Neil Pharmaceuticals Corp.
Metal Machining Co. Inc.
Playtex Dorado Corp.
Ramírez Brothers
San Juan Cement Co.
Tool Makers Inc.
Florida
International Custom Molders of P.R. Inc.
Treesweet of Puerto Rico Inc.
Hatillo
Alicia Plastics Inc.
Borinquen Container Corp.
Emblems Inc.
Empresas Nolla y Amado
Master Mix de P.R. Inc.
Pan-Am Shoe Co. Inc.
Productos Eli
Quality Hardware Mfg. Inc.
Quesos del Reycito
Tropical Pole Inc.
Isabela
Adriano Aluminum Extrusion
Awning Windows Inc.
Elite Vertical Blinds
Isabela Printing Inc.
Isabela Shoe Corp.
Kent Meters of P.R. Inc.
Master Aggregates Toa Baja Corp.
Outdoor Footware Co. (The)
Power Electronics Inc.
Terrazos Cofresi Inc.
Tropical Candy
Lares
Aserradero Ramón Velez
Coach Internacional
Kiddies Manufacturing Inc.
Productos La Torre
Manatí
Cyanamid Agricultural de P.R. Inc.
Davis & Geck Inc.
Du Pont Agrichemicals Caribe Inc.
Du Pont Electronic Materials Inc.
Du Pont Merch Pharma
G.H. Bass Caribbean Inc.
Monte Bello Meat Processing Inc.
N.A.W. Corp.
Ortho Biologics Inc.
Ortho Pharmaceuticals Corp.
Playtex Apparel Corp.
Procter & Gamble Pharmaceuticals P.R. Inc.
Rhone-Poulenc Rorer Puerto Rico
Roche Products Inc.
continua en la página siguiente
66
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
Safety-Kleen Envirosystems Co. P.R. Inc.
Schering Plough Products Inc.
Tri-Line Co. (The)
Morovis
Air Master Awning Inc.
Eastpak Mfg. Inc.
Grand Master Sales Co. Inc.
Jardines Bakery
La Campesina Food Products Inc.
Laminados Modernos de P.R. Inc.
Provimi de P.R. Inc.
Rebmar Inc.
Rico Chef Food Products Inc.
Rolon Manufacturing Corp.
Sweet Fashions Inc.
Quebradillas
Cartonera Quebradillana
Cooperativa de Empresas Industriales
De Jesús Millwork
Empresas del Guajataca Inc.
Glamourette Fashion Mill Inc.
Sebastián Designers Mfg. Inc.
San Sebastián
Asociación para un Mundo Mejor
Avon-Lomalinda Inc.
Cajas Mayorfes
Caribe Tropical
Danzeny Manufacturing Inc.
Eric’s Industries Inc.
Hanes Menswear Inc.
La Procesadora Food Corp.
Manufacturera Ramos Inc.
Natufruit Conservas Inc.
New Actino Inc.
Pepino Concrete Poles
Productos Doña Yiya
Torrefacción Café El Coquí Inc.
Universal Door & Window Manufacture Inc.
Toa Alta
Bayamón Tobacco Corp.
Caribe Furniture Mfg. Corp.
Central Carton Corp.
El Borincano Feed Mills Inc.
Hygienics Products Internacional Inc.
J.R. Quality Metals Corp.
Jasem Inc.
Muebles Torres
Ortho-Tain Enterprises
Plastimex Inc.
Rockvale Inc.
T.I.I. Industries Inc.
Toa Baja
Agregados Monteclaro
Alfa Casting Corp.
Bayamón Bumpers
Bayamón Can Inc.
Bell Air Industries of P.R.
Boricua Wood Processing Inc.
Chain Link Fence & Wire Products of P.R.
Challenger Brass & Cooper Co. Inc.
Coco Lopez U.S.A. Inc.
Cuttler-Hammer de P.R. Inc.
Delogar Food Inc.
Easton Inc.
Ebanistería Rodríguez
Empresas La Famosa
Fuentes Concrete Pile
Gran Master
Holsum Bakers of P.R.
Industrial Stainless Corp.
Jor-Nel Steel Works
Kane Export Services Inc.
Legend Internacional Corp.
Macaribe #2
Marcus & Alexis Sportswear Inc.
Master Concrete Corp.
Master Products Corp.
Master-Lite Products Inc.
Metropolitan Marble Corp.
Mitsubishi Motors Sales of Caribbean Inc.
Pescadería Atlántica
Pocholo Machine Shop
Precision Plastic Products Corp.
Rico Plastics
Sand & Gravel Export Corp.
Scorpio Recycling Inc.
Seaboard Bakeries Inc.
Simmons Caribbean Bedding Inc.
Taini Marble
Tooling & Stamping Inc.
Trigo Corp.
Tropical Fertilizer Corp.
Vega Alta
Able Manufacturing Corp.
Caribe General Electric Control Inc.
Caribe General Electric Fabrication Inc.
El Morro Corrugated Box Corp.
Inland Paper Corp.
Margo Faros del Caribe Inc.
Mark Trece of P.R.
Olimpic Playground Mfg. Co. Inc.
Owens-Illinois de P.R.
P.H. Guex Tooling & Fastening Sys. America
Pharmagraphics Puerto Rico Inc.
Teledyne Packaging P.R. Inc.
Terraza Aggregates Inc.
West Co. de Puerto Rico Inc.
Vega Baja
Aerospace Systems-Power Div.
Blue Ribbon Tags & Labels of P.R. Inc.
Caribe General Electric Power Breakers
Dac Industries Inc.
Fábrica Amionys Rodríguez
Fábrica de Bloques Vega Baja-Div. Adoquines
Fábrica de Bloques Vega Baja
Filete Foods
Harvey Hubbell Caribe Inc.
Maxi Prints Co.
Medtech Plastics Puerto Rico Inc.
Motorota Electrónica de P.R.
Muebles La Ponderosa
Rodríguez y Armaiz Inc.
Running Manufacturing
Thomas & Betts Caribe Inc.
Thomas & Betts P.R. Corp.
V’Soske Inc.
Warner-Lambert Inc. V.B. Operations
67
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
Figura 30.
Tendencias en la extracción anual de agua subterránea por las entidades públicas de Puerto Rico y en 13 municipios
de la franja kárstica. Los municipios se enumeran en la tabla 14. Los datos provienen de Gómez Gómez y otros (1984), Torres Sierra y
Avilés (1986), Dopazo y Molina Rivera (1995), Molina Rivera y Dopazo (1995) y Molina Rivera (1997, 1998).
La industria principal en la
región caliza del Norte es la
industria farmacéutica, la
cual depende del uso del
acuífero de la costa norte. En
el proceso de utilizar este
abasto de agua, la industria
farmacéutica ha
contaminado parte del
acuífero. La región también
está sujeta a perturbaciones
de importancia económica
tales como deslizamientos de
tierra, subsidencia,
inundaciones, sequías y
huracanes. En esta sección
hablaremos sobre el agua,
otros minerales, la
agricultura, la silvicultura y
las perturbaciones
ambientales dentro de la
franja kárstica.
Agua
Los recursos de agua de
la franja kárstica son
abundantes; la mejor manera
de describirlos es mediante
el balance hidrológico de la
región (figura 17). El acuífero
de la costa norte representa
la mayor parte de los recursos
de agua de la franja kárstica.
Los ríos que fluyen por la
región traen el agua desde la
formación volcánica del
norte en la cordillera central.
En algunos de éstos, el río
Guajataca, el río Grande de
Arecibo, el río de La Plata y
el río Cibuco, hay represas
usadas para abastos de agua
o para la generación de
energía eléctrica. De la
precipitación en la franja
kárstica, unos 650 mm, el
37 por ciento, fluye por los
ríos y acuíferos a la zona
costera y eventualmente
hasta el océano. Más de 0.37
Mm3/d (100 mgd) de agua
dulce fluyen por el acuífero
de la costa norte y descargan
en la zona costera y el océano.
La región posee las reservas
de agua más abundantes de
Puerto Rico y el bienestar de
muchas comunidades
depende de estos abastos.
Entre 1980 y 1995, las
extracciones de agua
subterránea por parte de
entidades públicas de
abastecimiento en Puerto
Rico aumentaron de 0.28
Mm3/d (75 mgd) a 0.34
Mm3/d (95 mgd) (figura
30). Esto equivale al 22 por
ciento del total de
extracciones de agua dulce
por parte de entidades
públicas de abastecimiento
en la Isla. El patrón de
extracción refleja un
constante ascenso salvo por
el periodo entre 1989 y
1990, cuando la Isla sufrió
una fuerte sequía. La
extracción del agua
subterránea por parte de
entidades públicas en los
municipios dentro de la
franja kárstica sigue la misma
tendencia de las extracciones
de agua subterránea en el
resto de la Isla. Para
comparación, las extracciones
del agua subterránea en 1960
fueron de 0.02 Mm3/d (4
mgd) entre San Juan y
continuación de la página 64
68
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
Cataño, 0.05 Mm3/d (13
mgd) entre Bayamón y
Arecibo y 0.02 Mm3/d
(6 mgd) entre Arecibo y
Aguadilla (McGuiness
1963).
Para el 1995 la cantidad
total de agua subterránea
extraída para el uso
doméstico, comercial,
industrial, minero y para
energía termoeléctrica,
ganadería y riego en Puerto
Rico fue de un promedio de
0.55 Mm3/d (146 mgd)
(Molina Rivera 1998). Esto
equivale a un 25.8 por ciento
del total de agua dulce
extraída para ese año. Para
los Estados Unidos en ese
mismo año, la proporción
correspondiente fue un 19.3
por ciento (Solley y otros
1998). El agua subterránea
es una fuente de
abastecimiento más
importante en Puerto Rico
que en los Estados Unidos
(foto 51).
De los acuíferos de agua
subterránea en Puerto Rico,
el acuífero de la zona caliza
del norte es el más
importante, seguido por el
acuífero aluvial en la costa
sur. El acuífero de la costa
norte representa desde un 33
a un 35 por ciento de todas
las extracciones de agua
subterránea en Puerto Rico.
La industria farmacéutica y
la industria electrónica de la
Isla utilizan el agua de este
acuífero. Para el 1990, el uso
total del agua del acuífero de
la costa norte fue 0.20
Mm3/d (52 mgd) (Molina
Rivera 1997), distribuido
como sigue: 0.14 Mm3/d (38
mgd) para el abasto público
- el mayor entre los acuíferos
de la isla; 0.03 Mm3/d (9
mgd) para uso doméstico e
industrial - el 61 por ciento
de la utilización en la Isla;
0.010 Mm3/d (2 mgd) para
minería y energía
termoeléctrica - el 40 por
ciento del uso para este
propósito en la isla; y 0.011
Mm3/d (3 mgd) para riego
y ganadería - el 5 por ciento
del total usado en la Isla para
este propósito.
Resumimos la extracción
de agua subterránea por parte
de las entidades públicas de
abastecimiento (tabla 14) y
el uso de agua subterránea
(tabla 15) para 13
municipios en la franja
kárstica que usaban el agua
subterránea en 1995 (Molina
Rivera 1998). Los datos
indican que el 79 por ciento
de las extracciones de agua
en estos municipios es del
agua subterránea, contrario
al promedio de 22 por ciento
para toda la isla. En estos
municipios hay unas
340,000 personas, el 9.6 por
ciento de la población de la
Isla, que dependen del agua
subterránea; esto equivale a
un 41 por ciento de toda la
población de la isla que
depende del agua subterránea
para su abasto de agua, es
decir, un total de 827,000
personas.
El agua subterránea
extraida individualmente en
estos municipios sumaba
0.05 Mm3/d (12.5 mgd) o
el 61 por ciento del total para
la isla en esta categoría de
uso del agua subterránea. El
uso de agua subterránea
autoabastecida en el sector
industrial fue notablemente
alto en la franja kárstica, es
Foto 51.
Bombas de agua subterránea de la Compañía de Aguas de Puerto Rico en
Dorado, Puerto Rico. Foto de L. Miranda Castro.
Tabla 14. Extracción de agua subterránea por entidades públicas y total de personas servidas por agua subtrerránea en los municipios de la
franja kárstica. No se incluyen Aguadilla, Isabela y Toa Alta porque estos municipios sólo extraen agua superficial. Estos datos se tomaron de
Molina Rivera (1998) y corresponden al año 1995. Para convertir millones de galones por día a m3/d, se multiplica por 3,785.
Municipio
Aguada
Arecibo
Barceloneta
Camuy
Dorado
Florida
Hatillo
Manatí
Moca
Quebradillas
Toa Baja
Vega Alta
Vega Baja
Total de la Franja Kárstica
Total de la Isla
Agua Subterránea
0.15
13.76
2.94
0.57
8.18
1.60
1.15
7.92
0.49
0.36
3.63
1.78
5.52
48.05
95.08
Agua Superficial
(millones de galones por día)
0.00
2.28
0.00
1.03
0.00
0.00
3.76
0.00
0.36
3.14
0.00
0.15
1.84
12.56
335.78
Total
0.15
16.04
2.94
1.60
8.18
1.60
4.91
7.92
0.85
3.50
3.63
1.93
7.36
60.61
430.86
Agua Subterránea
(% del total)
100
86
100
36
100
100
23
100
58
10
100
92
75
79
22
Personas Servidas
1640
76710
22000
13990
32120
8740
12190
39460
4500
3090
91140
30220
3340
339140
827000
decir, un 81 por ciento del
total para toda la isla.
El tratamiento de aguas
usadas en estos municipios
fue de un 11 por ciento del
total para toda la isla, una
cantidad
desproporcionadamente baja
en función del uso global del
agua y la densidad
poblacional (foto 52). La
población rural no está
conectada al sistema de
tratamiento de aguas usadas.
Por lo tanto, una cantidad
considerable de aguas usadas
descargab a los acuíferos y a
las aguas superficiales de la
franja kárstica; dependiendo
de sistemas naturales para la
absorción y dilución de las
cargas de nutrientes.
Otros Minerales
Los principales recursos
minerales de la franja kárstica
son la dolomita, la dolomita
calcítica, la dolomita de roca,
las arenas silíceas y las arenas
que contienen magnetita
(Picó y otros 1975). Se ha
encontrado plomo, cinc,
plata y lignita en el ecotono
con la roca volcánica al sur
de la franja kárstica. La caliza
y el mármol de la caliza del
Sur también se utilizan
comercialmente.
Monroe (1967, 1971)
comentó sobre la geología
económica y la ingeniería
geológica del karso. El
carbonato de calcio en la
caliza se puede usar como
caliza de agricultura (de las
canteras de la Caliza Lares),
que sirve de materia prima
para el hormigón, como
fuente de arena
manufacturada y como
“mármol” para el terrazo. El
cemento Portland se fabrica
de las canteras de las Calizas
Aguada, Aymamón y Juana
Díaz (foto 53). Durante el
proceso de manufactura se
compensa por las deficiencias
de sílice y alúmina en la caliza
al añadirle piedras volcánicas
(Monroe 1980). Se extrae
caliza de las abundantes
69
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
Foto 52.
Planta de filtración de agua potable Cordillera en Ciales, Puerto Rico. Foto
de L. Miranda Castro.
Foto 53.
Cantera de caliza, Ciales, Puerto Rico. Foto de L. Miranda Castro.
Tabla 15. Abastecimiento de agua de fuentes públicas (agua superficial y subterránea), agua subterránea autoabastecida, uso de agua subterránea
por el ganado y tratamiento de aguas usadas por entidades públicas para los municipios de la franja kárstica. No se incluyen Aguadilla, Isabela y
Toa Alta porque estos municipios sólo extraen agua superficial. Todos los datos se indican en millones de galones por día (mgd) (Molina Rivera
1998) y corresponden al año 1995. Para convertir los mgd a m3/d, se multiplica por 3,785. Celdas vacías = no hay datos.
Municipio
Aguada
Arecibo
Barcelonesa
Camuy
Dorado
Florida
Hatillo
Manatí
Moca
Quebradillas
Toa Baja
Vega Alta
Vega Baja
Total franja kárstica
Total de la isla completa
Agua Abastecida de Fuentes Públicas
Comercial
0.22
1.69
0.36
0.37
0.33
0.07
0.39
1.09
0.18
0.24
0.68
0.39
0.56
6.57
60.91
Agua Subterránea Autoabastecida
Industrial
0.00
1.16
3.02
0.00
0.00
0.00
0.00
1.49
0.00
0.00
0.00
0.00
0.00
5.67
6.89
Animales+
0.01
0.69
0.05
0.37
0.00
0.03
0.92
0.18
0.00
0.15
0.06
0.01
0.09
2.56
4.45
Núm. de
animales
5873
235811
2567
23217
1.35
2355
71064
10714
3891
9735
3270
2087
7949
378533
12042485
Tratamiento de
Aguas Usadas
3.53
6.66
4.85
1.22
0**
0
0
0
0
0
0.94
1.84
20.39
184.75
Doméstico
2.42
4.72
1.02
1.35
1.70
0.41
1.39
2.07
1.08
1.11
4.82
1.90
2.86
26.85
171.19
Industrial
0.04
0.10
0.01
0.02
0.33
0.01
0.04
0.08
0.01
0.01
0.21
0.25
0.06
1.17
14.09
Doméstico
0.01
0.38
0.44
0.06
0.00
0.00
0.19
0.06
0.00
0.03
0.00
0.08
1.51
2.76
6.37
Minería
0.00
0.00
0.00
0.00
0.00
0.00
0.00
0.67
0.00
0.00
0.18
0.03
0.68
1.75*
2.82
+ Agua subterránea usada para animales incluye ganado lechero, ganado vacuno, cerdos, ovejas, cabras y aves. Excluye caballos y conejos.
* Incluye 0.19 mgd para Isabela.
** Los municipios con “0” están conectados a nivel regional.
70
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
canteras de las Calizas
Aymamón y Aguada, para
usarse como material de
relleno. La pureza de partes
de la Caliza Aymamón es de
calidad química. La dolomía
calcítica reconocible por su
textura de azúcar, se
encuentra en la Caliza
Aymamón, cerca de la costa,
con un 18.5 por ciento de
MgO. Las cavidades de la
Isla de Mona se explotaban
comercialmente para la
extracción de guano.
S.S. Goldich identificó el
mineral boehmita
(yAlO.OH) - uno del grupo
de minerales que constituyen
la bauxita, mena principal
del aluminio - en varias
muestras de suelo recogidas
de los sumideros de la
Formación Lares (Nelson y
Monroe 1966). La presencia
de arcilla bauxítica en la
franja kárstica se consideró
de gran importancia
económica, cuando se
utilizaron como criterio los
depósitos de bauxita en las
zonas del karso de Jamaica y
La Española (Hill y Ostojic
1982, Lafalaise 1980,
Hernández 1978). En 1998,
Jamaica produjo más de 12
millones de Mg (toneladas
métricas) de bauxita, el tercer
productor más importante
en el mundo. Hildebrand
(1960) confirmó la presencia
de boehmita y publicó ocho
análisis químicos de las
arcillas con boehmita que
reflejaban un contenido de
hasta un 40 por ciento de
Al2O3. Estos resultados
favorables incitaron a una
extensa perforación
comercial, que, sin embargo,
no arrojó ningún depósito
de bauxita de interés
económico (Nelson y
Monroe 1966).
Los suelos con arcilla de
bauxita fueron identificados
al sur del municipio de
Florida (Hildebrand 1960,
Cruzado Torres 1996). Las
arcillas de bauxita de esta
zona aparentemente se
limitan a los suelos en las
depresiones en la zona de
afloramiento de la Caliza
Lares. Los suelos recogidos
en la zona al norte del
municipio de Florida y la
zona de afloramiento de la
Formación Cibao contenían
caolinita y/o halloysita
(Al2Si2O5(OH)4) como
componentes dominantes
(Hildebrand 1960, Cruzado
Torres 1996). Los depósitos
de bauxita en Jamaica
ocurrían en las depresiones
en la caliza blanca del
Terciario. Debido a que esta
caliza es de una pureza
extraordinaria, se considera
improbable que sea de origen
residual. La presencia de la
bauxita se explica como
derivada de los efectos de la
meteorización y la lixiviación
del detrito volcánico
arrastrado por el agua hacia
depresiones de antiguas rocas
volcánicas del Cretáceo y el
Eoceno (Zans 1959, Chubb
1963) o de cenizas traídas
por el viento desde los
volcanes de Centroamérica
(Comer 1974).
Los depósitos de arcilla
bauxítica que ocurren en las
depresiones de la Caliza Lares
probablemente fueron
formados mediante una
meteorización y la lixiviación
muy intensa de los depósitos
de arenas de manto (Briggs
1966). En la zona de
afloramiento de la Caliza
Lares se dieron las
condiciones de lixiviación
intensa, la remoción del
SiO2, mientras que en las
calizas más al norte la
caolinita y la halloysita
permanecían estables y no
fueron alteradas por las
arcillas de bauxita.
Las dunas en la costa
norte pueden proveer una
reducida cantidad de arena
calcárea, idónea para la
elaboración del hormigón.
Las arenas silíceas se extraen
de canteras llanas en parte
del cuadrángulo de Manatí
y se utilizan en la fabricación
de vidrio. También hay arena
y grava disponibles en el
miembro Guajataca de la
Formación Cibao en
Quebradillas. Existen
estructuras aptas para
pruebas de petróleo y gas
natural en el cuadrángulo de
Quebradillas, al norte del
pueblo de Quebradillas.
Estas secuencias ocurren
entre los 1,200 a 1,850 m
en la roca sedimentaria al
norte - entre Quebradillas e
Isabela y al oeste de Vega Baja
- y en el sur - entre Ponce y
la desembocadura del río
Tallaboa (Monroe 1980).
Agricultura
“Los mogotes escarpados,
rocosos e improductivos
seguramente se prestan para
la silvicultura con árboles
adaptados a suelos poco
profundos, más que para
otros cultivos que arruinarán
su escaso suelo”.
Picó (1950, p. 148).
Los usos agrícolas de la zona
caliza del Norte se han
documentado ampliamente
(Picó 1950). La topografía
es un factor determinante de
la actividad agrícola en esta
zona de Puerto Rico (foto
54). Sólo el 28 por ciento de
la zona es apta para la
actividad agrícola en la región
caliza (tabla 2). Los usos de
importancia económica se
limitan a los suelos aluviales
(Picó 1950). Sin embargo,
en el pasado hasta los suelos
pedregosos de la caliza de la
Cuesta Lares y en el fondo
de los sumideros se
cultivaban. El tabaco, la caña
de azúcar, el café y otros
cultivos se sembraban con
cierto éxito como cultivos de
subsistencia. Pool y Morris
(1979) describieron este
entorno agrícola tradicional:
“Se cultivaban cítricos,
guineos, plátanos, aguacates
y tabaco. La fuerza laboral
de la familia (el padre y sus
dos hijos) hace la roturación,
desyerba, siembra y cosecha
a mano. Se llevan los
productos se llevan a caballo
hasta la carretera
(aproximadamente 1.5 km).
Los animales, que se crían
mayormente para el
consumo doméstico,
incluyen 8 vacas, 3 cerdos,
25 gallinas ponedoras, 3
Foto 54.
Cultivo de piña en Vega Baja, Puerto Rico. Foto de L. Miranda Castro.
71
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
caballos y 10 gallos de pelea”.
Los suelos aluviales que
cubren la zona caliza del
Norte son de los mejores
suelos de Puerto Rico
(Abruña y otros 1977). Son
terrenos agrícolas de óptima
calidad, idóneos para la
producción de alimentos
para humanos y animales,
forraje, fibra y semillas de
aceite. Estos suelos de óptima
calidad agrícola tienen las
condiciones, las temporadas
de cultivo y la entrada de
humedad necesarios para
producir cultivos de gran
rendimiento cuando se tratan
y administran de manera
apropiada. El declive es de 0
a 12 por ciento y los suelos
no son excesivamente
erosionables ni están
saturados de agua durante la
temporada de crecimiento
(Acevido 1982). En la zona
de Arecibo, el 16 por ciento
de los terrenos, unas 162,786
ha entre Camuy y Vega Alta,
son terrenos de óptima
calidad agrícola. El río
Grande de Arecibo se ha
usado intensamente para
fines agrícolas, como por
ejemplo, para la caña de
azúcar, pastizales cultivados
para el ganado lechero y de
carne, así como para el arroz;
de hecho, se propuso como
zona para aumentar la
producción arrocera
(Quiñones Aponte 1986).
En Barceloneta, Manatí y
Vega Baja, grandes
extensiones de terreno se
dedican al cultivo de piñas
(Conde Costas y Gómez
Gómez 1999) (foto 55).
Otros usos agrícolas
tradicionales de los suelos
aluviales incluyen plátanos,
toronjas - la mitad de la
producción de la isla - la
batata, la yautía, el algodón,
el coco y los vegetales (Picó
1950, Acevido 1982).
Muchos de éstos se
cultivaban para exportación
a los mercados de invierno
de Estados Unidos (foto 56).
Los cultivos de subsistencia
incluían ñames, yucas,
guineos, plátanos,
habichuelas y otros.
Los suelos que no son de
calidad agrícola óptima y los
suelos no aluviales contienen
arenas de manto que se
originan fuera de la región
caliza, pero son transportados
a la región y cubren los
depósitos calizos. Estas arenas
de manto se han agrupado
en cuatro tipos (recuadro 13).
Otros suelos, los arenosos
que no son de manto y los
no aluviales, son parte de
cuatro series principales de
suelos a lo largo de la costa
norte: Coto, Bayamón, Soller
y Tanamá; y una en la caliza
del Sur: Aguilita (Picó y otros
1975). La serie Coto se
encuentra en los llanos de
Quebradillas y la serie
Bayamón ocurre al este de
estos llanos. Los suelos de la
serie Soller son suelos de poca
profundidad y negros con un
alto contenido de materia
orgánica y arcilla. Los suelos
de Tanamá ocurren en los
mogotes. Los suelos de
Aguilita son análogos a los
de Tanamá en las lomas
calizas del Sur.
Fuera de los suelos
Foto 55.
Cosecha de piña. Foto de L. Miranda Castro.
Foto 56.
Los productos agrícolas de los valles aluviales son para exportación. Foto
de J. Saliva.
aluviales, la actividad agrícola
fue limitada por la topografía
accidentada y los suelos de
poca profundidad de poca
retención de humedad y
poca fertilidad (Ríos
Lavienna 1933, Picó 1950).
Los suelos no aptos para uso
agrícola predominan en las
lomas calizas de la franja
kárstica. Estos constituyen
unas 78,750 ha y se
describen en la tabla 16. En
general, los suelos de poca
profundidad en las laderas
de los mogotes son
demasiado escarpados y
pedregosos para el cultivo o
siquiera el pastoreo de
ganado (Pool y Morris
1979). La agricultura fue
posible en los sumideros y
valles de disolución entre los
mogotes (foto 57). En estas
regiones, hay bolsillos de
suelos fértiles y profundos,
pero su extensión es limitada.
En los mogotes en sí hay
pequeñas acumulaciones de
suelo de muy difícil cultivo
porque hay que usar
herramientas manuales y el
área es muy reducida. A pesar
de las limitaciones, a través
de los años se cultivaron la
caña, el café, el tabaco y
alimentos como yautía, yuca,
ñame, batata, habichuelas,
maíz, chinas y guineos para
consumo local (Ríos
Lavienna 1933). El consumo
local de estos alimentos
siempre fue alto, y en 1938
se canceló el plan para
establecer un molino de
harina de maíz en Isabela
cuando se determinó que el
consumo local del maíz era
tan alto que no quedaba
suficiente maíz para procesar
en el molino (Picó 1950).
Los huracanes y los
cambios en las condiciones
económicas de la Isla
acabaron con la actividad
agrícola en la región caliza
del Norte. El huracán de
1928, San Felipe, acabó con
la producción del café en los
suelos marginales. El
aumento en la actividad de
cultivo de la caña también
afectaron la producción de
café y tabaco. El cambio a la
economía industrial luego de
la década de 1940 luego
resultó en la eliminación del
cultivo de la caña. La
expansión de la producción
arrocera sufrió debido a la
falta de agua dulce, ya que
las cuñas de agua de mar que
72
Foto 57.
Agricultura de subsistencia en los valles entre los mogotes. Foto de J. Colón.
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
Tabla 16. Tipos de suelos en la región propuesta para designación
como tierras de dominio público. Todos estos suelos están clasificados
como no aptos para uso agrícola (Gierbolini 1975, Acevido 1982).
Existen solo unos pequeños bolsillos de suelos aptos para el cultivo
artesanal. La extensión total de suelos no aptos para la agricultura
es de 78,750 ha entre Aguadilla y Vega Baja. El área aproximada
(ha) de este suelo en la franja kárstica se indica en paréntesis.
RsF — Afloramiento rocoso - Complejo San Germán. Pendientes
de 20 a 60 por ciento; lecho calizo expuesto y suelos someros bien
drenados en las lomas. Utilizado para pastizal (1,087).
Ro — Afloramiento calizo. Lomas empinadas a muy empinadas
en que la caliza expuesta cubre el 95 por ciento de la superficie
(225).
RtF — Afloramiento de roca Tanamá (22,698).
SmF — San Sebastián arcilla con grava. Pendientes de 20 a 60 por
ciento. El suelo es profundo, empinado a muy empinado y bien
drenado. Las cumbres y las laderas de las lomas son aptas para pasto
y el cultivo de árboles (9,098).
Afloramiento calizo y caliza San Sebastián — Afloramientos calizos
de suelo moderadamente profundo, empinado y muy empinado,
poroso, con grava y arcilla. Los suelos se caracterizan por numerosos
afloramientos y por las rocas, guijarros y grava superficial (21,949).
SrF — Complejo de afloramiento rocoso Soller. Pendientes de
cinco a 60 por ciento. Declive leve a empinado; suelos bien drenados
y alguna caliza expuesta (18,410).
Asociación Colinas — Suelos de declive leve a empinado en lomas
bajas y empinadas, de cumbre redondeada. Suelos someros a
moderadamente profundos, porosos, margosos y arcillosos con
numerosos afloramientos calizos (5,283).
Recuadro 13. Arenas de manto de la región caliza del Norte.
(Monroe 1976, basado en Roberts 1942).
Las arenas de manto que cubren la caliza y rellenan los espacios
entre los mogotes y las crestas no se derivan de la caliza. No contienen
material calcáreo, tienen su origen fuera de la franja kárstica, en el
interior volcánico y fueron transportadas por los ríos hasta la costa
y posteriormente alzadas por encima del nivel del mar por las fuerzas
tectónicas. Luego de la deposición, este material, intercalado
parcialmente con superficies parcialmente karstificadas, fue
meteorizado hasta convertirse en tierra laterítica. Estas arenas son
depósitos de los primeros ríos que existieron cuando la isla acababa
de surgir del océano. La presencia de estas arenas influye en el
proceso de karstificación de la caliza porque representan una fuente
de agua ácida que afecta la caliza subyacente. También son zonas de
recarga del acuífero (Giusti 1978). Roberts (1942) subdividió los
suelos de la franja kárstica en cuatro grupos:
1. Compacto—suelo arcilloso, medianamente profundo, rojizo o
amarillento, sobre caliza. Suelo ácido, 90 por ciento arcilla.
2. Friable—arcilla y suelo arcilloso, medianamente profundo a
profundo, rojizo o amarillento, sobre caliza. Suelo ácido, 74 a
93 por ciento arcilla.
3. Muy friable—arena arcillosa y arena, medianamente profundo
a profundo, rojo o amarillo, sobre caliza. Suelo ácido, 76 a 92
por ciento arena.
4. Suelto—profundidad media, arena de color claro. Ácido.
penetraron en los estuarios
fluviales limitaron el abasto
de agua dulce disponible para
el cultivo del arroz cerca de
la costa. El abandono de la
actividad agrícola produjo
cambios fundamentales en
la cubierta del terreno, como
se comentará en la sección
sobre el cambio en el uso de
los terrenos.
Silvicultura
Los matorrales y los
bosques constituyeron el uso
más extenso de la lomas de
la franja kárstica. Los
mogotes proveían la mayor
parte de la leña usada para
elaborar el carbón vegetal
que se utilizaba como
combustible en la Isla.
También se producían otros
productos de la silvicultura,
tales como estacas para cercas
y mangos de escoba. El café
se cultivaba a la sombra de
los árboles madereros, que
eran a su vez fuente útil de
madera de construcción y
otros productos (foto 58).
Las hojas de la palma yarey
o sombrero (Sabal
causiarum) se cosechaban
para la producción de
escobas, sombreros, canastas
y techos para las casas. Para
el 1936, la industria local
basada en esta palma
producía un ingreso anual
bruto de $38,000, una parte
importante de la economía
de la zona (Picó 1950).
Las maderas de los
bosques del karso facilitaron
la vida de los taínos y los
colonizadores europeos. Los
bosques acumulaban y
mantenían suelos aptos para
la agricultura de subsistencia
que sirvió de sostén para los
habitantes de la región
durante siglos. Muchas de
las plantas más importantes
de Puerto Rico provienen del
bosque del karso, como por
ejemplo, la maga (Thespesia
grandiflora), el aceitillo
(Zanthoxylum flavum) y el
moralón (Coccoloba
pubescens); plantas
medicinales como el
almácigo (Bursera simaruba);
y palmas, como las palmas
de coyor, de lluvia y de
sombrero.
En la actualidad, los
bosques del karso albergan
las mejores plantaciones de
árboles de la isla (Francis
1995). De las 3,992 ha que
se calculan como tierras
dedicadas a plantaciones
madereras en Puerto Rico,
1,210 ha, un 30 por ciento
del total, corresponden a los
bosques del gobierno del
Estado Libre Asociado en la
franja kárstica. La mayor
extensión de plantaciones
madereras de la franja
kárstica se encuentra en el
Bosque Estatal de Guajataca,
que cuenta con 627 ha. La
caoba (Swietenia macrophylla
y S. Mahagoni), el majó
(Hibiscus elatus), la maría y
la teca (Tectona grandis), son
algunas de las especies más
comunes que se siembran
para la producción maderera
en la franja kárstica (foto 59).
Gran parte de la franja
kárstica tiene más de un 85
por ciento de cubierta
forestal (tabla 2). Estos
bosques son de importancia
crítica para la calidad
ambiental futura de la región.
Se requiere de un sabio
manejo forestal para asegurar
sus funciones ecológicas en
el nuevo milenio.
Perturbaciones
Ambientales
Las sequías y los
huracanes representan los
extremos climatológicos de
la región caliza y de Puerto
Rico. Aunque las sequías o
los huracanes pueden ocurrir
en cualquier momento, las
sequías de corta duración
suelen ocurrir en los primeros
4 meses del año, mientras
que la temporada de
huracanes se intensifica entre
los meses de agosto a octubre.
Además, los registros de la
precipitación a largo plazo
reflejan un patrón decenal
de años alternos con niveles
de precipitación por encima
y por debajo del promedio
(Lugo y García Martinó
1996). Las lluvias de baja
intensidad de 76 mm/d
recurren una vez al año
mientras que las lluvias de
alta intensidad mayores de
305 mm/d son posibles
durantes las condiciones
huracanadas o cuando los
sistemas de baja presión se
vuelven estacionarios. Estos
eventos recurren cada 100
años (Gómez Gómez 1984).
Los huracanes
desempeñaron un papel
fundamental en terminar con
usos marginales, como ciertas
actividades agrícolas, en
terrenos de la franja kárstica.
Por ejemplo, la desaparición
de la producción cafetalera
en esta región se atribuyó a
huracanes que destruyeron
las siembras en suelos de poca
profundidad Un huracán u
otro evento natural también
puede afectar el equilibrio
económico de ciertos cultivos
de rendimiento económico
marginal en la franja kárstica
(Picó 1950). Los huracanes
suelen estar acompañados
por inundaciones y
73
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
Foto 58.
Muebles y otros productos del bosque utilizados en una ebanistería local—
Muebles Villalobos, Ciales, Puerto Rico. Foto de L. Miranda Castro.
Foto 59.
Producción maderera de un
plantación de árboles en el Bosque Estatal
de Río Abajo, Arecibo, Puerto Rico. Foto
de J. Colón.
derrumbes a gran escala.
Tanto las inundaciones como
los derrumbes son costosos
por las perdidas que
ocasionan a la
infraestructura, la vida
humana y la propiedad. Los
bosques y otros ecosistemas
naturales de la región caliza
se recuperan rápidamente de
los huracanes y las tormentas
(Wadsworth y Englerth
1959, Lugo inédito). Más
aún, estos eventos
transportan grandes
cantidades de agua dulce a
la Isla y estimulan muchas
funciones de beneficio
ecológico, tales como la
reproducción de plantas y
animales del bosque kárstico.
En Puerto Rico, como en
los Estados Unidos, el
incremento de las inversiones
en las medidas de control
estructural de las
inundaciones, mediante
canalización y diques, ha
resultado en un aumento en
pérdidas y daños debidos a
inundaciones (Lugo y García
Martinó 1996). Estas
estructuras ofrecen
protección en contra de
eventos de cierta magnitud
y frecuencia y producen un
falso sentido de seguridad en
contra de todos los posibles
eventos. Por consiguiente,
aumentan la construcción en
las zonas inundables, lo cual
resulta en niveles aún más
altos de inundación debido
al aumento en la escorrentía.
Cuando un evento
meteorológico excede la
capacidad de diseño de la
estructura, se inundan
grandes extensiones de
terreno y los daños pueden
ser cuantiosos. Ejemplo de
esto son las inundaciones
relacionadas con el huracán
Hortensia, que resultaron en
grandes daños en las partes
del río Bayamón que se
habían canalizadas para
ofrecer protección en contra
de inundaciones, pero no
aquellas como las que generó
Hortensia.
La deposición de aluvión
y la renovación de los suelos
en las planicies costeras
durante las inundaciones
constituye un proceso
geológico de vital
importancia en el
mantenimiento de la
fertilidad y estabilidad de la
zona costera. Más aún, el
proceso limpia las aguas del
cauce inundable y protege
los sistemas marinos y
costeros. La canalización
obstaculiza este proceso y
aumenta la pérdida de
terreno en la costa, que a la
vez perturba los sistemas
marinos al descargar grandes
cantidades de sedimentos
directamente al mar. Las
soluciones estructurales a las
inundaciones también
aceleran la pérdida del agua
dulce en el océano, lo cual a
su vez agrava las sequías.
Las sequías se reflejan en
la disminución de los
caudales de los ríos y arroyos.
El criterio de planificación
para las condiciones de
sequía prolongada utiliza los
valores del caudal mínimo
por siete días. Se requiere
una cantidad mínima de
agua para sostener la recarga
del acuífero, impedir la
salinización, asimilar la
entrada de desperdicios
domésticos e industriales,
mantener la vida acuática y
proveer abastos de agua para
el consumo humano e
industrial.
Derrumbes y Subsidencia
En los cañones del río
Guajataca y de Corozal se
producen derrumbes en los
cuales grandes masas de la
Caliza Aguada se han
desprendido cuesta abajo
hasta la cubierta arcillosa de
la Formación Cibao. En el
río Grande de Manatí y el
río Indio, los derrumbes
consisten principalmente de
bloques de Caliza Aguada
que se han desprendido de
los riscos y han resbalado
cuesta abajo en el miembro
superior de arcilla de la
Formación Cibao. Los
derrumbes han afectado
particularmente las carreteras
modernas. Por ejemplo, las
carreteras PR 111, entre
Lares y San Sebastián, y PR
10, cerca de Utuado, se han
cerrado por periodos
extensos debido a repetidos
74
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
Recuadro 14. Los seres humanos se arriesgan al subestimar el
reto del karso y el público pagará las consecuencias.
Ejemplo 1. En el 1928, el gobierno tomó la decisión de mejorar la
productividad agrícola estableciendo un sistema de riego en la región
Aguadilla-Isabela, el cual utilizaría el agua que bajaba por gravedad
desde el embalse de Guajataca. Se invirtieron 4 millones de dólares
con el objetivo de regar 5,909 ha. El embalse se construyó en la
depresión Cibao justo en el punto en que el río Guajataca penetra
la Caliza Aymamón, 8 km al sur-suroeste de Quebradillas. Desde
ese punto, el cauce de desvío pasa 3.2 km al oeste del cauce del río
Guajataca y unos 4.8 km al terreno regado, de suelo arenoso. En
su funcionamiento más efectivo, el sistema regaba 2,364 ha, pero
usualmente regaba unas 788 ha. La aportación de los agricultores
nunca superó la cantidad de $30 a $40 mil en pagos anuales de
agua, mientras que la expectativa había sido de $100,000 al año.
El gobierno tuvo que subvencionar la operación e imponer una
contribución a toda la isla para financiar el subsidio.
Ejemplo 2. El alineamiento y expansión de la carretera estatal PR
10 por el terreno accidentado de la franja kárstica resultó en que
fuera la carretera más cara por kilómetro que se haya construido
jamás en Puerto Rico. La carretera se propuso por primera vez en
1972 y se proyectaba que costaría unos $10 millones y estaría lista
dentro de una década. Sin embargo, sólo los 4 kilómetros que
atraviesan el Bosque Estatal de Río Abajo costaron unos $10 millones
por kilómetro. Debido al reto técnico que representa la construcción
en el karso, se produjo un video en colores con el título “Desafío
a la naturaleza”, en que se destacaban los retos técnicos y las soluciones
propuestas que utilizaban tecnología importada de Europa. Más de
20 años después y bien pasada la fecha programada, la carretera se
abrió con gran alarde. Sin embargo, unos meses después hubo que
cerrarla debido a los derrumbes. Cada vez que la lluvia excede cierto
límite, ocurren derrumbes a lo largo de la carretera estatal PR 10
y las cuadrillas de trabajadores se afanan por evitar el derrumbe
crónico. Con la llegada del nuevo milenio, todavía hay cuadrillas
que trabajan a tiempo completo en esta carretera. El costo de
estabilizar los derrumbes y atender otros problemas geológicos e
hidrológicos posteriores a la construcción significa que el costo de
la carretera se ha elevado a más de $30 millones- y se sigue sumando.
En una revista de ingeniería se destacaba un sector del proyecto
como uno de los kilómetros de carretera más caros del mundo.
Todos los costos fueron sufragados por los contribuyentes. Esto
incluye pérdidas no contabilizadas tales como la destrucción del
hábitat y la fragmentación de los bosques kársticos, los efectos en
la flora y la fauna, la reducción en los abastos de agua dulce y la
contaminación del acuífero, además del desparramamiento
poblacional a lo largo del corredor de la carretera. El desarrollo
incluye un aumento en la dependencia de pozos sépticos que
aumentan aún más la contaminación del acuífero.
75
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
derrumbes (recuadro 14). En
estos ejemplos, los derrumbes
no se deben a los procesos
de karstificación sino a la
inestabilidad de la Formación
San Sebastián y al
alineamiento deficiente de
las carreteras.
Los procesos de
subsidencia resultan en la
formación de sumideros de
colapso en la caliza del Norte
(Soto y Morales 1984), los
cuales suelen ocurrir en las
arenas de manto durante o
poco después de aguaceros.
La percolación del agua de
lluvia aumenta la red de
pasajes de drenaje en la caliza
subyacente. Las arenas de
manto se hunden en la
superficie cuando los pasajes
subterráneos son de diámetro
reducido y se succiona la
arena cercana. Con el
tiempo, se comienza a formar
una cavidad encima del
contacto con el lecho rocoso.
A medida que aumentan en
diámetro los pasajes de
drenaje y se percola más agua
por éstos, la cavidad aumenta
en tamaño porque se
remueve más arena de la zona
de contacto. El colapso de la
capa de arena resulta en la
formación de un sumidero
de colapso. El nivel freático,
que suele ser profundo en
estas arenas de manto, no
parece afectar la formación
de sumideros de colapso. El
análisis de las fotografías
aéreas sugiere que la región
en donde se forman los
sumideros de colapso ha
estado bastante estable desde
1936 y parece estar
estructuralmente
estabilizada: la mayoría de
los sumideros están
orientados hacia el noreste
(Soto y Morales 1984). Los
sumideros de colapso pueden
estar secos o llenos de agua,
dependiendo de que los
pasajes de drenaje en la caliza
estén abiertos u obstruidos
con desechos. Ya que los
eventos de subsidencia
ocurren de repente, pueden
causar pérdidas materiales
devastadoras (ver el recuadro
16).
Inundaciones, Huracanes y
Sequías
Como fenómenos
recurrentes en Puerto Rico,
los efectos de las
inundaciones, los huracanes
y las sequías dejan una huella
apreciable tanto en los
ecosistemas dominados por
el ser humano como en los
ecosistemas naturales. La
descarga fluvial, la recarga de
los acuíferos y la
disponibilidad de los abastos
de agua son proporcionales
a la intensidad de
precipitación en la región
caliza. El comportamiento y
el estado de los sistemas
hidráulicos de la región son
muy sensibles a la intensidad
de la precipitación. Sin
embargo, la intensidad de la
precipitación varía en
magnitud, y depende de la
frecuencia estacional en que
recurren los fenómenos
como huracanes, tormentas,
depresiones y sequías. En esta
sección, nos concentramos
en la frecuencia, la magnitud
y los patrones estacionales de
los eventos de precipitación
asociados con el huracán
Hortensia (9 a 10 de
septiembre de 1996) y el
huracán Georges, dos años
después, además de la baja
precipitación del año 1994
y los flujos históricos de los
ríos de la caliza del Norte.
Río Culebrinas - La
descarga mensual promedio
más baja de este río ocurre
en marzo, y la más alta ocurre
en octubre. La descarga
promedio histórica más alta
y la más baja ocurrieron
durante mayo de 1996 y
abril de 1970,
respectivamente. Partiendo
de los 32 años de registro en
la estación 1478 del USGS,
calculamos una descarga
promedio anual de 11.3 m3/s
cerca de su desembocadura.
La descarga instantánea más
alta fue el 16 de septiembre
de 1975 con 1953 m3/s. El
huracán Georges causó la
descarga diaria promedio
más alta, de 481 m3/s, el 22
de septiembre de 1998. La
descarga del huracán Georges
fue de una cantidad
suficiente como para llenar
el embalse de Loíza 1.5 veces
ese día. Este caudal fue
mayor que la descarga de
probabilidad de excedencia
de un uno por ciento por
594 por ciento, partiendo
del análisis de duración del
caudal para el 1994 (Atkins
y otros 1999).
Río Guajataca - La
descarga anual promedio de
este río, más arriba del
embalse de Guajataca, es de
0.19 m3/s y la descarga diaria
histórica más alta, de 14.3
m3/s, ocurrió el 22 de
septiembre de 1998, debido
al huracán Georges. Los
promedios mensuales
históricos más altos y más
bajos han ocurrido durante
octubre y marzo,
respectivamente.
Río Camuy - En la estación
0148 del USGS, este río
tiene un caudal anual
promedio de 3 m3/s. Los
caudales mensuales
promedios más altos y más
bajos han ocurrido durante
septiembre y marzo,
respectivamente. El huracán
Georges produjo un caudal
pico instantáneo y un caudal
diario promedio, ambos
históricos, de 328 y 225
m3/s, respectivamente.
Río Grande de Arecibo -
Este río tiene la descarga
anual promedio más alta que
cualquier otro río en Puerto
Rico: 14.2 m3/s, según los
registros que se han llevado
durante 23 años (estación
0290 del USGS ). Los
caudales mensuales
promedio más altos y más
bajos ocurren durante
octubre y febrero,
respectivamente. Durante
septiembre de 1998, el
caudal promedio diario fue
más alto que el caudal de
probabilidad de excedencia
de un 10 por ciento por 21
días. La precipitación en dos
estaciones de la cuenca
hidrográfica (Jayuya y
Orocovis) durante el huracán
Georges fue de 559 y 592
mm, respectivamente, en un
periodo de 24 horas, y el
caudal diario promedio en
la confluencia con el río
Tanamá (estación 27750 del
USGS ) fue mayor que el
caudal de probabilidad de
excedencia del uno por
ciento. El río Tanamá tiene
un caudal anual promedio
de 2.5 m3/s. Durante el
huracán Georges, se
produjeron valores históricos
máximos para los caudales
pico instantáneos en la
estación 0284 del USGS en
el río Tanamá y la estación
0290 del USGS en el río
Grande de Arecibo, más
abajo de la confluencia con
el Tanamá. Sin embargo, el
río Grande de Arecibo, río
arriba de la confluencia con
el río Tanamá, no estuvo en
su caudal histórico más alto.
Esto demuestra la influencia
del río Tanamá en el cauce
mayor del río Grande de
Arecibo.
El río Grande de Arecibo
experimentó una inundación
en 1899, cuando se estimó
que la descarga pico fue de
6,853 m3/s (Quiñones
Aponte 1986). Para el 1986,
la descarga mayor de este río,
76
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
desde que se había regulado,
había ocurrido el 13 de
octubre de 1954, cuando se
midió la descarga en 1,473
m3/s más abajo de la represa
de Dos Bocas. La descarga
pico histórica para la estación
27750 del USGS ocurrió en
mayo de 1985 cuando se
midió en 1,297 m3/s. El valle
aluvial bajo se inunda por
completo alcanzando una
profundidad promedio de
1.2 m, lo cual puede suceder
cada 7 años cuando la
descarga alcanza 481 m3/s.
Durante el huracán
Hortensia, el río Tanamá
alcanzó su descarga diaria
promedio más alta de 38.5
m3/s (estación 0284 del
USGS), un valor mayor que
el caudal de probabilidad de
excedencia de uno por
ciento. Durante el huracán
Georges, esta misma estación
tenía una descarga diaria
promedio de 181 m3/s. En
el río Grande de Arecibo
(estación 27750 del USGS),
se alcanzó una descarga diaria
promedio de 348.2 m3/s
durante el huracán
Hortensia, una descarga más
alta que la alcanzada durante
el huracán Georges, de 206.4
m3/s. Durante el huracán
Georges, el río Grande de
Arecibo transportó cargas
promedio de sedimento
diarias de 85 Mg, un nivel
máximo en su historia.
En 1994, la descarga
diaria promedio en el río
Grande de Arecibo, aguas
arriba de su confluencia con
el río Tanamá (estación
27750 del USGS), descendió
a un valor mínimo histórico
de 0.45 m3/s. Entre mayo de
1994 y abril de 1995 hubo
descargas mensuales mínimas
promedio que en once
ocasiones representaron
marcas históricas. En el río
Tanamá (estación 0284 del
USGS), las descargas diarias
promedio alcanzaron valores
de 0.57 m3/s, mucho
mayores que los valores
mínimos históricos de 0.12
m3/s en mayo de 1989. Los
caudales mínimos por
periodos de 7 días, con diez
años de recurrencia, se
calcularon para esta estación
en unos 0.75 m3/s
(Quiñones Aponte 1986).
Río Grande de Manatí -
Este río tiene un caudal anual
promedio de 329 millones
m3 ó 10.4 m3/s (Gómez
Gómez 1984). Se desborda
cada 2 años y pueden ocurrir
grandes inundaciones cada
7 años. Todo el valle aluvial
está sujeto a las inundaciones
de por lo menos 1.8 metros
de profundidad durante los
eventos pico. La
impresionante extensión de
estas inundaciones se
desprende del mapa
elaborado por Hickenlooper
(1967). En el puente de la
carretera PR 2, la elevación
del agua se midió a 10.06 m
por encima del nivel
promedio del mar en 1928.
En esta etapa, el nivel del
cauce principal está por
encima del puente. Este
evento recurre cada 39 años.
La elevación del pico
instantáneo en la estación
0381 del USGS durante el
huracán Hortensia fue de un
valor máximo histórico, 11.1
m, pero no se pudo calcular
el caudal. El huracán Georges
produjo un valor máximo
histórico en la descarga diaria
promedio, 2,276 m3/s, 2,365
por ciento por encima del
caudal de probabilidad de
excedencia del uno por
ciento. El río Grande de
Manatí tiene caudales
mínimos históricos,
partiendo de registros
llevados durante 9 años, de
1.44 m3/s (Gómez Gómez
1984). Los caudales mínimos
de 7 días ocurren en julio.
En 1994, el río tuvo caudales
bajos históricos durante 6
meses. El caudal diario
promedio en la estación
0381 del USGS fue de 0.91
m3/s, una disminución del
promedio de 10.5 m3/s. Las
descargas promedio mayores
y menores ocurren durante
octubre y marzo,
respectivamente.
Río Cibuco y el río Indio
- En el caso del río Cibuco,
las inundaciones son
frecuentes y severas. (Torres
González y Díaz 1984). Este
río y el río de La Plata
inundan grandes extensiones
de terrenos (>46.6 km2) a
profundidades promedio de
1.8 a 2.4 m. La descarga pico
de 793 m3/s en 1965 que se
dio en el río Cibuco tiene un
periodo de recurrencia de 25
años. Durante el huracán
Georges, el caudal diario
promedio alcanzó 100.8
m3/s en la estación 0395 del
USGS. La descarga fue 312.6
m3/s menos que el máximo
histórico. Los promedios
mensuales históricos de los
valores de los caudales diarios
alcanzan picos máximos
durante mayo y noviembre
y picos mínimos durante
marzo y julio. Se han
registrado caudales tan bajos
como de 0.18 m3/s para el
río Cibuco (Torres González
y Díaz 1984). Durante la
sequía del 1994, el río
Cibuco experimentó
caudales de valores bajos
históricos durante 5 meses.
El caudal de base aguas abajo
de la confluencia con el río
Indio, estuvo por debajo del
nivel freático y por
consiguiente el río descargaba
al acuífero (Sepúlveda 1999).
Como parte de la
justificación para mejorar la
planificación de la utilización
del terreno (CE 1973), el
Cuerpo de Ingenieros del
Ejército de los EE.UU
(USACE) describió en
detalle los problemas de
inundación del río Cibuco y
del río Indio: las
inundaciones de grandes
proporciones en 1915, 1965,
1966 y 1973. Se pronosticó
que las inundaciones se
agravarían cada vez más
debido al desarrollo en las
llanuras de inundaciones de
estos ríos. Se puede consultar
el informe del Cuerpo de
Ingenieros para ver las
impresionantes fotografías
de los niveles previstos de las
inundaciones relativo a las
estructuras que existen ahora
en esta región.
Río de La Plata - Una
descarga pico de 3,398 m3/s
ocurrida en 1928 se
consideró como la segunda
inundación más grande en
la historia de este río. Es
probable que la inundación
de 1899 haya sido aún más
grande. La descarga de 2,705
m3/s en 1960 tiene un
intérvalo de recurrencia de
32 años (Torres González y
Díaz 1984). El huracán
Georges no produjo
descargas históricas en la
estación 0460 del USGS (en
la carretera PR 2). Sin
embargo, el huracán
Hortensia produjo un pico
instantáneo histórico de 8.3
m en la misma estación,
aunque no se pudo calcular
el caudal; y un caudal diario
promedio histórico de 1,928
m3/s. Este caudal era mucho
más alto que el evento de
probabilidad de excedencia
de uno por ciento de 80.7
m3/s, partiendo del análisis
de duración del caudal que
se ha hecho hasta 1994
(Atkins y otros 1999). Las
descargas de 0.21 m3/s
constituyen los caudales
mínimos típicos (Torres
González y Díaz 1984). Las
descargas mensuales
promedio mayores y
menores ocurren en octubre
y marzo, respectivamente.
Debido a que las represas
aguas arriba regulan al río de
La Plata, sus estiajes mínimos
se han reducido en un 60
por ciento.
La Franja Kárstica
Ha Sido Usada
Intensamente
Durante la primera mitad
del siglo XX, predominaron
los usos agrícolas de las tierras
de la región caliza de Puerto
Rico. Luego de que
comenzara a menguar la
actividad agrícola en la
década de 1950, ocurren
cambios fundamentales y
acelerados en el uso de los
terrenos y la cubierta
terrestre. El Bosque Estatal
de Río Abajo representa un
estudio de caso para toda la
franja kárstica (tabla 17). En
1936, el área de terrenos
deforestados y agrícolas llegó
a su máxima extensión, para
el 1950 y el 1963 había
disminuido marcadamente
y para el 1983 casi había
desaparecido. A la misma
vez, el área del bosque
secundario y de dosel cerrado
aumentó rápidamente. Entre
1936 y 1950, se sembraron
rodales para la producción
maderera y las áreas
recreativas han aumentado
desde la década de 1950. El
área de humedales no han
variado durante todo este
periodo.
La figura 5 muestra la
cubierta terrestre para toda
la región caliza entre 1977 a
1978. Para esa época, el
paisaje general de Puerto
Rico sufría una transición de
los usos primordialmente
agrícolas a usos mixtos
incluían pastizales, bosques
y
usos urbanos (Ramos y Lugo
1994). Aún cuando el pasto
fuera el tipo dominante de
cubierta en la Isla, en la
región caliza predominaba la
cubierta forestal (tabla 2). La
cubierta forestal densa era de
31 por ciento en la región
caliza. La caliza del Sur tenía
un 57 por ciento de cubierta
forestal densa y la franja
kárstica tenía un 42 por
ciento de cubierta forestal
densa. Si se combina toda la
cubierta forestal y de
matorral, la cubierta en la
región caliza, la franja
kárstica y la caliza del Sur fue
de 40, 49, y 78 por ciento,
respectivamente (tabla 2).
Para la isla en su conjunto,
la cubierta forestal alcanzaba
aproximadamente un 30 por
ciento en la década del 1980
(Birdsey y Weaver 1982).
El terreno desarrollado
cubría un 16 por ciento de
la región caliza en 1977 y
1978 y llegó a un 6.7 por
ciento en la caliza del Sur y
a un 11 por ciento en la
franja kárstica (tabla 2). La
cubierta urbana en 1994 en
la región caliza era de un 19
por ciento (foto 60), un 13.5
por ciento en la franja
kárstica y un 10.4 por ciento
en la caliza del Sur (tabla 2).
Para propósitos de
comparación, para el 1994
el área urbanizada había
aumentado en toda la isla un
27.4 por ciento, de un valor
en 1977 de 11.3 por ciento
(984 km2) a un valor de 14.4
por ciento en 1994, es decir,
1252 km2 (López y otros
2001). El aumento en la
cubierta urbanizada fue más
acelerado en la isla en su
totalidad que en la región
caliza. Sin embargo, una
proporción mayor de la
región caliza era urbana. Esto
se debe a la presencia de la
zona metropolitana de San
Juan y otros centros urbanos
en la costa norte. La cubierta
urbana en la región caliza del
Sur aumentó a un paso más
acelerado que la cubierta
urbana en toda la Isla. La
franja kárstica sufrió la tasa
menos acelerada en el
crecimiento de la cubierta
urbana. La mayor parte de
la cubierta urbana de la franja
kárstica y la caliza del Sur
corresponde a las planicies
costeras.
La Franja Kárstica Es
Vulnerable a la
Actividad Humana
“Todas las soluciones a los
problemas de ingeniería de
cimientos en el karso son
costosas.”
“Los [embalses] construidos
en el karso han presentado
una espantosa falta de
capacidad para almacenar
el agua”.
White (1988, págs. 362, 369).
La roca caliza presenta
por lo menos tres problemas
para los proyectos de
construcción: compactación
diferencial debido a la
77
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
Foto 60.
Desparramamiento urbano en la zona caliza costera del norte.
Foto de J. Colón.
Tabla 17. Cubierta terrestre — en ha — entre 1936 y 1983 en el Bosque Estatal de Río Abajo
(Modificado de Álvarez Ruiz y otros 1997). Los totales pueden variar debido al redondeo.
Cubierta Terrestre
Deforestado/agrícola
Humedales
Bosque secundario joven
Bosque de dosel tupido
Zonas recreativas
Plantaciones
Total
1936
1130
59
902
127
0
0
2219
1950
692
59
1196
322
6
811
3087
1963
151
59
1360
692
13
662
2936
1983
12
59
1335
855
34
692
2988
irregularidad del lecho
rocoso, la sufosión y el
colapso de las cavidades
subterráneas. Como
resultado de ésto, los
requisitos de ingeniería para
la construcción y
mantenimiento de
estructuras en la franja
kárstica son sumamente
costosos (foto 61). No
obstante, la actividad
humana en la franja kárstica
siempre ha efectuado
cambios en los ecosistemas
y el carácter de la zona, pero
nunca de manera tan
fundamental como ahora.
Actualmente, la región es
vulnerable a los daños
irreversibles causados por los
cambios de gran envergadura
en la manera en que la gente
utiliza el entorno del karso.
Las funciones y servicios de
la franja kárstica se ven
amenazadas por la actividad
humana, lo cual a su vez
amenaza la sustentabilidad
de las futuras actividades
humanas. Por ejemplo, el
USGS identificó el uso de
los terrenos como la causa
principal de la degradación
de la calidad del agua
subterránea (Zack y otros
1986). Específicamente,
identificaron la disposición
de desechos industriales y los
derrames accidentales, los
vertederos municipales, la
aplicación de plaguicidas
agrícolas, la extracción de
agua a gran escala para los
centros urbanos y riego y los
desechos de la crianza de
animales o el drenaje de los
pozos sépticos. Si se permite
que la calidad del agua
subterránea se deteriore, la
Isla podría perder más de un
20 por ciento de su abasto
de agua dulce. A modo de
ilustración, contrastamos la
naturaleza y la intensidad de
cambios antropogénicos, del
pasado y del presente, en la
franja kárstica.
¿Cortar o
pavimentar los
bosques?
Los usos tradicionales del
bosque requieren el
desmonte para elaborar
madera para la construcción,
carbón, estacas y muchos
otros propósitos. A veces los
bosques se transforman para
otros usos, como para la
agricultura o tierras
construidas. Estas
conversiones se han
documentado y descrito en
la sección anterior con
respecto a la franja kárstica.
Afortunadamente, los
bosques tienen la capacidad
de recuperarse en los terrenos
agrícolas abandonados o
donde hubo construcción de
baja intensidad, ya sea
naturalmente o por la
reforestación (Álvarez Ruiz
y otros 1997, Rivera 1998,
Rivera y Aide 1998).
Actualmente, no sólo se usan
poderosas máquinas para
remover bosques, sino que
también se remueve el
substrato donde crecen los
árboles (foto 62). Los seres
humanos transforman
rápidamente el paisaje del
karso, removiendo mogotes,
rellenando sumideros y
cavidades, rellenando
humedales y, en general,
pavimentando las superficies
para facilitar el uso intensivo
del terreno. Bajo estas
condiciones, la rehabilitación
de los terrenos de los bosques
o de la topografía original es
sumamente costosa y difícil,
y quizás hasta imposible.
¿Drenar o rellenar
los humedales?
En el pasado, los
humedales se drenaban para
uso agrícola, por ejemplo el
drenaje del caño Tiburones
(Zack y Class Cacho 1984).
Estos proyectos de drenaje
eran reversibles porque las
condiciones hidrológicas se
podían revertir (foto 63).
Tanto el caño Tiburones, en
la caliza del Norte, como la
laguna de Guánica, de la
caliza del Sur, se drenaron
para uso agrícola, y en la
actualidad se están
restaurando con propósitos
de conservación. Hoy día,
sin embargo, los humedales
simplemente se rellenan con
materiales de los mogotes, lo
cual elimina el humedal y
dificulta grandemente su
restauración. Los manglares
rellenados en la región de
Camuy han resultado en
quiebras económicas cuando
los tribunales han ordenado
que se removiera el relleno.
A pesar de las órdenes
judiciales, los manglares
permanecen sepultados
debajo de varios metros de
material de relleno.
¿Convertir o
transformar los
usos de los suelos?
El ser humano siempre ha
transformado al paisaje para
adaptarlo a sus necesidades.
78
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
Foto 61.
Actividades de mantenimiento en la carretera PR 10. La carretera se había
inaugurado oficialmente al momento de tomar esta foto. Los constantes derrumbes
auguran que este nivel de mantenimiento nunca se aminorará en este segmento de
carretera. Foto de L. Miranda Castro.
Foto 62.
La transformación de la
franja kárstica durante la construcción de
la carretera PR 10 a través del Bosque
Estatal de Río Abajo. La sección de la
carretera que se aprecia en el primer plano
se considera como una de las
construcciones viales más costosas por
kilómetro del mundo. Foto de J. Colón.
Foto 63.
Humedal en restauración
en la zona caliza del norte. Foto de L.
Miranda Castro.
Los bosques se convierten en
terrenos agrícolas y pastos,
los pastos y los terrenos
agrícolas se convierten en
tierras urbanas o construidas
y así sucesivamente. En la
franja kárstica, los retos de
las formaciones geológicas
particulares restringieron en
un principio las actividades
de transformación a las zonas
llanas y los valles del
accidentado paisaje del karso,
fuera de conos, de torres o
de dolinas. Hoy día, sin
embargo, la geología y la
topografía no representan
retos para la maquinaria
moderna y la franja kárstica
está siendo transformada
(foto 64). La maquinaria
moderna permite la
extracción de mogotes de
manera que se pueda aplanar
el terreno y rellenar los
humedales. Las carreteras se
diseñan para atravesar la
región en líneas rectas, en
contraste con las carreteras
con curvas del pasado
(recuadro 14). Los sumideros
y las cavidades se rellenan
con hormigón o relleno que
se obtiene de los mogotes.
Los meandros de los ríos se
capturan en canales rectos de
concreto o se convierten en
lagos mediante la
construcción de represas. En
el caño Tiburones, el nivel
freático bajó varios metros
debido al bombeo continuo
hacia el océano y la
construcción de estructuras
para contener el agua (Zack
y Class Cacho 1984).
¿Bombeo o
sobreexplotación de
los acuíferos?
En tiempos pasados, el
bombeo en la caliza del
Norte le permitía a la gente
aprovechar el vasto acuífero.
Actualmente, sin embargo,
las bombas son tan poderosas
y se utilizan de manera tan
indiscriminada que el
resultado es la
sobreexplotación de los
acuíferos – reduciendo así la
superficie potenciométrica a
niveles cada vez más y más
bajos. Entre 1970 y 1989,
los niveles del acuífero
artesiano disminuyeron tanto
como 49 m cerca de la costa,
donde se concentra la
extracción industrial y un
promedio de 23 m en el
acuífero no confinado, tierra
adentro del complejo
industrial (Gómez Gómez
1991). La sobreexplotación
de los acuíferos costeros
resulta en la intrusión salina.
La intrusión del agua de mar
en el acuífero ha sido motivo
de preocupación en Puerto
Rico desde fechas tan
tempranas como el 1947
(McGuiness 1963).
La salinización inutiliza
el acuífero para el uso
humano. El USGS ha
documentado la salinización
en varias partes del acuífero
superior de la costa norte
(Zack y otros 1986). El
resultado de esta salinización
es que el interfaz entre el agua
de mar y el agua dulce se ha
movido tierra adentro,
afectando la calidad del
abasto de agua subterránea
utilizada para consumo por
la población en los pozos
cercanos a la costa. Durante
los periodos de bombeo
intensivo, estos pozos extraen
agua de mar y se inutilizan.
En numerosos estudios
se ha demostrado la
vulnerabilidad de la caliza de
la costa norte a la salinización
como resultado del bombeo
excesivo de los pozos (Gómez
Gómez 1984, Gómez
Gómez y Torres Sierra 1988,
Quiñones Aponte 1986,
Torres González 1985, Torres
González y Díaz 1984). En
el río Grande de Manatí, se
puede encontrar agua de mar
en cualquier punto del valle,
lo cual limita el desarrollo
futuro de agua al sur de la
carretera PR 2 (Gómez
Gómez 1984). Los pozos en
la zona que se extiende desde
Vega Baja hasta Sabana Seca
han experimentado una
disminución en el nivel del
agua de unos 2.1 m en un
periodo de 8 años (Torres
González y Díaz 1984).
Torres González y Díaz
(1984) atribuyen esta
disminución al bombeo
excesivo. La creciente huella
urbana, que cubre las áreas
de recarga del agua
subterránea con relleno u
hormigón, reduce la recarga
de agua dulce del acuífero,
agravando aún más la
situación. Hay
79
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
Foto 64.
Maquinaria operando cerca de la carretera PR 22, km 39.2, destruye dos
cavidades. Foto de L. Miranda Castro.
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
80
procedimientos para impedir
la salinización del acuífero;
por ejemplo, Torres González
(1985) calculó la tasa
máxima de bombeo con la
cual se podía evitar la
salinización en la zona de
Barceloneta. Los pozos
podrían producir un
máximo de 6 mgd (0.263
m3/s) y el bombeo a una tasa
mayor bajaría el nivel del
agua y fomentaría la
salinización.
¿Contaminación o
envenenamiento
del agua
subterránea?
Debido al alto grado de
permeabilidad, el acuífero de
la costa norte es muy
vulnerable a la
contaminación. Su alta
permeabilidad favorece la
extracción del agua de los
pozos; sin embargo, también
favorece el desplazamiento
lateral de los contaminantes
que pudieran entrar al
sistema (Giusti y Bennett
1976). En el pasado, los seres
humanos contaminaban el
agua superficial y
subterránea, pero la actividad
humana en la región era de
baja intensidad. Todo uso
del agua añade sustancias y
reduce el volumen de agua,
con el resultado neto de la
contaminación química.
Tradicionalmente, la
escorrentía de los sistemas
agrícolas y urbanos,
contaminaba el agua con
materia orgánica, nutrientes
y sedimentos. Este tipo de
contaminación continúa en
la región caliza; como por
ejemplo, la contaminación
por nitratos de la escorrentía
agrícola y de los vertederos
legales e ilegales (foto 65),
ganaderías y descargas de
pozos sépticos en la zona
Manatí - Vega Baja (Conde
Costas y Gómez Gómez
1999). La concentración de
nitratos en las aguas del
acuífero superior de la región
en la laguna Tortuguero
excede los límites seguros de
10 mg/L establecidos por el
Departamento de Salud de
Puerto Rico. Varios pozos
usados como abasto de agua
para el público se han tenido
que cerrar debido a la
contaminación con nitratos.
Estos cierres representan una
pérdida de producción de
agua con una magnitud de
unos 5,800 m3/d.
Hoy día, se utilizan
productos químicos
poderosos y peligrosos en el
ámbito doméstico y en el
ámbito industrial y éstos se
deben añadir a los
contaminantes tradicionales
a la hora de evaluar la calidad
de agua. A medida que estos
nuevos productos químicos
lleguen al agua superficial y
subterránea, el nivel de
contaminación pasa de una
mera contaminación al
envenenamiento. Estos
productos químicos surgen
de los plaguicidas usados en
la agricultura y los productos
químicos exóticos usados en
distintos procesos
farmacéuticos y de
manufactura. Aunque
actualmente se prohibe su
inyección al acuífero, los
ejemplos de materiales que
se han inyectado en los pozos
de disposicion de desechos
en ambos acuíferos de la
costa norte incluyen aguas
sanitarias, aceite, ácido
neutralizado, compuestos
orgánicos, tintes, soluciones
de sulfatos, desechos de la
planta procesadora de piñas
y desechos de cervecerías. El
USGS documentó la
presencia de estos tóxicos en
el acuífero de la costa norte.
Guzmán Ríos y Quiñones
Márquez (1985)
encontraron que estaba muy
difundida la contaminación
del agua subterránea con
compuestos orgánicos
sintéticos volátiles que
menoscaban la calidad del
abasto de agua para el
consumo humano. Para el
1986, la Agencia Federal de
Protección Ambiental (EPA,
por sus siglas en inglés) había
otorgado permisos a 362
generadores de desechos
peligrosos: 8 de éstos se
habían incluido en la Lista
Nacional de Lugares
Prioritarios de Desechos
Tóxicos, los llamados lugares
de Superfondo (Zack y otros
1986). Estos lugares se
encuentran en los
municipios de San Juan,
Arecibo y Manatí en la zona
kárstica del Norte; y en
Foto 65.
El vertedero de Arecibo. Obsérvese su cercanía a los humedales costeros.
Foto de J. Colón.
81
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
con materiales peligrosos se
describieron en un estudio
del acuífero freático de Vega
Alta, el cual fue contaminado
con compuestos orgánicos
volátiles (Sepúlveda 1999).
Se detectó la contaminación
del acuífero por primera ven
en 1983 cuando se encontró
que 17 de los 90 pozos
examinados en Puerto Rico
tenían compuestos orgánicos
extractables de cloruro
metílico (Guzmán Ríos y
Quiñones Márquez 1985).
Uno de los pozos de Vega
Alta tenía una concentración
particularmente alta de
tricloretileno y
tetracloretileno, dos
compuestos volátiles
halogenados que se usan
como solventes de aceite en
las industrias metalúrgicas y
electrónicas, así como en las
plantas de lavado en seco de
ropa. Se consideró que el
vertedero de Vega Alta y un
parque industrial eran las
posibles fuentes de estos
contaminantes. En 1990 y
1992, se calculó que el
acuífero contenía 5.9 Mg y
5.8 Mg de tricloretileno,
respectivamente (figura 31).
Se calculó que la infiltración
de solutos al acuífero era de
10 kg/año, teniendo en
cuenta las tasas de recarga
neta a largo plazo. Las
proyecciones que se hicieron
de varias actividades de
remediación resultaron en
estimados de 1.7 a 2.6 Mg
en solutos, dependiendo del
tipo de actividad de
remediación, que
permanecerían todavía en el
acuífero para el año 2022.
Las actividades remediativas
eran menos eficaces en las
capas más profundas del
acuífero donde los gradiantes
hidráulicos eran menores que
en los estratos de menor
profundidad.
Contaminación del
Agua de la
Superficie
La falta de tratamiento
de las aguas sanitarias,
sumada a la descarga de
contaminantes de fuentes
precisas y de fuentes dispersas
en las aguas superficiales,
causa problemas de
contaminación del agua en
todo Puerto Rico. En el
karso, ésto se ilustra con los
conteos de coliformes fecales
y bacteria de estreptococo
fecal en las aguas del río
Grande de Arecibo y del río
Tanamá (Quiñones Aponte
1986). Los valores exceden
los estándares de la EPA y
tienden a aumentar cuando
hay grandes eventos de
escorrentía, particularmente
durante el mes de mayo. Las
aguas del río Cibuco, el río
de La Plata y el río Grande
Figura 31.
Extensión aproximada del penacho de tricloretileno (TCE) en el acuífero freático de Vega Baja. Se muestran penachos
para las elevaciones de (a) -3.0 m, (b) -3 a -22.9 m, (c) -22.9 a -38.1 m, (d) -38.1 a -53.2 m, (e) -53.2 a -68.6 m, y (f) -68.6 a -86.0 m
en el acuífero. Las líneas representan una concentración pareja de TCE (Sepúlveda 1999).
de Manatí experimentan las
mismas tendencias en cuanto
a su calidad (Torres González
y Díaz 1984, Gómez Gómez
1984). Se han registrado
hasta 200,000 colonias de
coliformes fecales por 100
mL en el río Grande de
Manatí. Los embalses, que
regulan el caudal de los ríos,
probablemente han
disminuido la cantidad de
sedimentos suspendidos en
estos ríos (Torres González
y Díaz 1984).
La Franja Kárstica Es
de Importancia Vital
para Puerto Rico y
Tiene que
Conservarse
“Como paisajes susceptibles
a la modificación y
adaptación a los fines
humanos, los terrenos
kársticos presentan grandes
retos. Como paisajes que
ofrecen intensas experiencias
de satisfacción humana, los
terrenos kársticos tienen un
gran valor. El problema sin
resolver...es cómo equilibrar
el enfoque esencialmente
económico al uso y desarrollo
del terreno con el
acercamiento esencialmente
no económico de las
experiencias que ofrecen los
paisajes silvestres.”
White (1988, p. 379).
Importancia de la
Franja Kárstica
La franja kárstica de
Puerto Rico no sólo
representa una parte
importante del territorio de
la Isla, sino que es una zona
de particular importancia en
cuanto a sus recursos
ambientales (recuadro 15).
Los paisajes y los contrastes
ambientales de la franja
kárstica son espectaculares,
con su extensa variedad de
formaciones subterráneas y
superficiales. Los sistemas
ecológicos de la franja
kárstica son diversos, reflejo
de la gama de condiciones
climáticas: bosques que van
desde secos a muy húmedos,
ambientes fisiográficos que
van desde estuarios costeros
hasta montanos así como de
la variedad fisonómica -
bosques, humedales, sistemas
acuáticos y sistemas
antropogénicos. Los sistemas
hidrológicos del karso están
dominados por un gran
sistema de acuíferos que
diariamente descarga
millones de galones de agua
en la zona costera.
La zona caliza del Norte
de Puerto Rico también
contiene recursos naturales
de gran valor. El acuífero
representa uno de los abastos
de agua dulce de mayor
tamaño de la Isla. Las dunas
de arena en la costa han
provisto grandes cantidades
de arena para la industria de
la construcción de Puerto
Rico. Los estuarios fluviales
sostuvieron la población de
peces marinos y estuarinos,
además de crustáceos. La
época de migración del
maravilloso Setí en los ríos
como el río Grande de
Manatí y el río Grande de
Arecibo se celebra con
festivales de pueblo. Estas
subidas representan la
migración de millones de
peces en etapa post-larval de
la especie Sicydium plumieri
de la familia Gobiidae (pez
olivo), que suben río arriba
desde el mar entre julio y
enero, y sirven de alimento
para el ser humano y los
animales silvestres (Erdman
1961). Los depósitos calizos
son una fuente importante
de relleno para actividades
de construcción y
agricultura. Las numerosas
canteras de la región
aprovechan las arenas silíceas
y otros productos de pureza
química de las formaciones
calizas.
Biológicamente, la franja
kárstica posee una gran
riqueza de especies de plantas
y animales. Casi la totalidad
de registros fósiles de flora y
fauna extinta en Puerto Rico
proviene de esta región. En
toda la región se encuentran
especies raras y endémicas.
En la franja kárstica se
refugian especies que se
encuentran en la Lista
Federal de Especies en Peligro
de Extinción. La restauración
de las poblaciones en peligro
de extinción parece factible
en esta región, la cual posee
extensiones de zona silvestre
de tamaño inusual para una
isla conocida por el
predominio de zonas
urbanizadas y construidas.
La protección de un hábitat
tan importante en la franja
kárstica - en algunos casos,
el único hábitat - para 34
especies conocidas como
amenazadas y en peligro de
extinción, podría llevar a
bajarlas de categoría y al cabo
del tiempo, removerlas de la
lista federal de especies en
peligro de extinción. La
82
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
Recuadro 15. Recursos ambientales de la región del karso.
El sesenta y cuatro por ciento del área de acuífero de Puerto Rico
se extiende por la zona caliza del norte. Este acuífero descarga unos
0.45 Mm3/d (120 mgd), de los cuales 0.20 Mm3/d (52 mgd) se
consumen. La franja kárstica también contiene:
El río más largo, el río de La Plata
El único río que forma una delta, el río Grande de Arecibo
La descarga fluvial de mayor tamaño, el río Grande de Arecibo
La menor densidad de drenaje superficial
Los estuarios fluviales de mayor tamaño
Los humedales costeros de mayor extensión
Los únicos ríos subterráneos de la isla
Las cuevas y sistemas de cavernas más grandes
Las dunas de arena más grandes
Una formación terrestre única en el mundo: los zanjones
La mayor riqueza de especies arbóreas por unidad de área
Más de 220 especies de aves
Dieciséis de las 17 aves endémicas a la isla
Treinta y cuatro especies en peligro de extinción: 10 aves,
1 reptil, 1 sapo, 22 plantas
Dos especies de plantas y nueve especies de aves denominadas
como vulnerables
Las únicas poblaciones del Sapo Concho, una especie en peligro
de extinción, y de dos reptiles vulnerables
Playas de anidaje para tres tortugas marinas en peligro de extinción
Más de 110 especies de aves migratorias, por lo menos 11 de las
cuales anidan ahí
Más de 90 especies de peces asociados con los cuerpos de agua
de la zona
Los yacimientos de fósiles más importantes tanto con respecto
a la paleobotánica como a la paleofauna
Los únicos yacimientos paleontológicos en la isla
Paisajes espectaculares
Una verdadera zona silvestre
región provee espacios
abiertos de gran calidad para
el esparcimiento y el turismo,
además de extensos ríos
superficiales y subterráneos
con excelente calidad de
agua.
Los asentamientos
humanos representan
problemas para la región
(recuadro 16). La topografía
de la franja kárstica es muy
accidentada, los suelos no
son aptos para el cultivo, y
la construcción en las
formaciones kársticas es
particularmente peligrosa,
muy costosa y requiere altos
niveles de mantenimiento
frecuente. Los asentamientos
urbanos tradicionales se han
ubicado fuera de la franja
kárstica, por lo regular en los
llanos con arenas de manto
y suelos aluviales. La franja
kárstica es una zona de
Puerto Rico en la cual la
gente puede encontrar
espacio para el esparcimiento
y los recursos naturales para
sostener y mejorar su calidad
de vida. Es una zona cuyo
mejor uso es la conservación
de sus recursos naturales, de
manera que la población
densa fuera de la franja
kárstica se pueda beneficiar
del uso y los servicios que
ofrecen sus recursos naturales.
La perspectiva de la franja
kárstica como fuente de
productos y servicios para el
resto de Puerto Rico ya se ha
comprobado en la
construcción del llamado
superacueducto, en el cual se
transporta agua desde la
región kárstica del Norte
hasta la zona metropolitana
de San Juan. Otro ejemplo
sería el uso de la región para
el esparcimiento y el turismo,
utilizando los terrenos
públicos como destino para
excursionistas y turistas.
Otros ejemplos de lugares
dentro del karso que atraen
visitantes de la Isla y del
mundo entero son: El Parque
de las Cavernas del Río
Camuy (foto 66), el Bosque
83
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
Foto 66.
Parque Nacional de las Cavernas de Camuy. Foto de A.E. Lugo.
Monroe (1976) informa que durante el huracán
San Felipe en 1928, bajaron tantos troncos por
el río Camuy que se formó un gigantesco
atascamiento a la entrada de Hoyo Azul,
obstruyendo el flujo del río y causando que el
agua se acumulara un kilómetro hacia atrás e
inundara la carretera PR 129, hoy la carretera
PR 134. Al día de hoy, todavía se encuentran en
las cuevas del río Camuy algunos troncos que se
originaron en este suceso y la entrada llamada
Hoyo Azul todavía está obstruida con troncos,
impidiéndo su uso como entrada.
La Subsidencia puede ocurrir en regiones kársticas
profundas con materiales no calcáreos
suprayacentes, tales como depósitos costeros,
depósitos aluviales o depósitos de manto, que
pueden llevar a la lixiviación, disolviendo la caliza
y causando la subsidencia.
Los depósitos aluviales pueden cubrir la caliza con
capas gruesas de aluvión. Los valles coalescentes
pueden cubrir casi toda la caliza y las formaciones
calizas subyacentes solamente se evidencian con
la presencia de una que otra loma. Las cavidades
grandes también se pueden rellenar de aluvión.
Gran parte de la arena de playa de Puerto Rico
contiene fragmentos de caracoles. Esta arena se
cementa y crea la roca de playa, que es una
calcarenita de textura gruesa. La cementación
puede relacionarse con la precipitación del
carbonato de calcio cuando los caracoles están
expuestos a aguas ácidas.
La Quebrada de los Cedros en Moca tiene una
represa de hormigón que se construyó con
propósitos de riego agrícola, en contra del consejo
de geólogos. Debido a que es un valle seco, la
represa nunca ha retenido agua, ni siquiera
durante los aguaceros fuertes.
Las personas construyen sus casas en los paisajes
de dolina, para luego verlas derrumbarse en las
depresiones colapsadas. Además, se usan estas
depresiones para depositar basura, así como las
cuevas verticales. Wegrzyn y otros (1984) han
documentado ejemplos, como el pozo de drenaje
que se ubicó a la entrada de la empresa H.R.
Robins Pharmaceutical en el km 63 de la carretera
PR 2. Entre el 13 y el 15 de diciembre de 1981,
una tormenta de 740 mm llenó el pozo a
capacidad. En 45 segundos, 5,500 m3 (1.2
millones de galones) de agua se drenaron en el
suelo con un ruido ensordecedor, a la vez que se
abrieron cuatro sumideros (uno de ellos con un
diámetro de 12 m) en el fondo del pozo (Wegrzyn
y otros 1984).
Recuadro 16. Colección de eventos y datos curiosos del karso.
Estatal de Río Abajo, el Bosque
Estatal de Guajataca, los
estuarios del río Grande de
Manatí y del río Grande de
Arecibo, la laguna Tortugero,
el caño Tiburones y los ríos
Encantado, Camuy y Tanamá.
Conservación de la
Franja Kárstica
La conservación de la
franja kárstica es necesaria
por varias razones:
• su biodiversidad (foto 67),
la recuperación de
especies en peligro de
extinción,
su naturaleza de vida
silvestre y de paisajes
espectaculares (foto 68),
las oportunidades
científicas y educativas
que ofrece la región
(foto 69),
su potencial como área
abierta para el
esparcimiento y la
recreación, y
sus múltiples funciones
ambientales, tales como
el extenso abasto de agua
dulce para los sistemas
naturales y humanos, la
absorción de cantidades
razonables de
desperdicios y el efecto
amortiguador para los
humanos con respecto a
las perturbaciones
ambientales (foto 70).
También existen razones
poderosas, relacionadas con
la conservación de nuestra
propia especie, para
conservar todas las regiones
kársticas, y de hecho, todos
los recursos naturales
(recuadro 17). Sin embargo,
existen tres razones
principales para conservar la
84
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
Foto 69.
Participantes de una actividad educativa en la Laguna Tortuguero, Vega
Baja, Puerto Rico. Foto de L. Miranda Castro.
Foto 70.
Joven consume agua pura
de la franja kárstica. Foto de
L. Miranda Castro.
Foto 68.
Mogote escarpado en Ciales, Puerto Rico. Foto de L. Miranda Castro.
Foto 67.
Salamanquita (Sphaerodactylus macrolepis). Foto de J. Colón.
85
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
franja kárstica: su
singularidad, su valor y su
condición vulnerable.
No hay una zona kárstica
tropical en todos los Estados
Unidos que se pueda
comparar con la de Puerto
Rico. En ninguna parte del
mundo se encuentran
paisajes de zanjones a una
corta distancia del karso de
torre, karso de conos, karso
de dolinas y sistemas de ríos
subterráneos y cavidades de
clase mundial, tales como el
río Encantado y el río
Camuy. La franja kárstica de
Puerto Rico es sencillamente
un lugar único en el mundo
y se debe conservar.
El valor de la zona
kárstica del Norte es
incalculable. Solo su
capacidad de producción de
agua la hace una de las
regiones más ricas del Caribe.
La sustentabilidad del
desarrollo económico en
Puerto Rico y la calidad de
vida para las futuras
generaciones de
puertorriqueños y
puertorriqueñas se asegurará
si se protegen los abastos de
agua de la franja kárstica. La
conservación del bosque
natural que actualmente cubre
la franja kárstica y de la
formación silvestre
subterránea es una manera
certera de lograr esta meta.
La conservación de la
franja kárstica de Puerto Rico
exige acción. Hemos
demostrado que las tendencias
actuales de uso de los terrenos
de esta región exponen el
karso a daños irreparables. La
conservación no significa
preservar la región y prohibir
la actividad humana. Muchas
de las actividades deseables de
las personas pueden
continuar, pero deben
dirigirse y organizarse de una
manera que minimice el daño
irreversible al karso (recuadro
18). Algunas actividades,
como la remoción
descontrolada de mogotes de
la zona, serían inaceptables.
La conservación es el único
enfoque disponible para
equilibrar el desarrollo
económico con la experiencia
de la zona silvestre.
Recuadro 17. ¿Por qué conservar?
Los recursos ambientales de la franja kárstica son el resultado
del entretejido de factores bióticos y abióticos, de compleja
interconexión e interrelación, y el producto de eones de evolución
geológica y biológica.
La forma en que las actividades humanas han ido destruyendo
el karso puertorriqueño hace que sea casi imposible restaurar lo
que tomó a la naturaleza millones de años en desarrollar. Sin darnos
cuenta, estamos destruyendo nuestro sistema de apoyo vital. La
destrucción de las dunas de arena, los humedales, las cuevas y
cavernas, las formaciones únicas y los estuarios riberinos—realizada
en nombre del desarrollo humano a corto plazo—acaba por dejarnos
amenazados a largo plazo debido a que estamos creando problemas
ambientales con consecuencias conocidas.
En este viaje humano hacia el futuro, hemos decidido cuáles
especies sobrevivirán, sentenciando a la extinción a muchas especies
sin darnos cuenta que esa misma extinción es un aviso premonitorio
y urgente a los seres humanos de lo que nos sucederá si no
conservamos el karso y el resto de la Isla.
En resumen, la conservación es algo vital; es la mejor manera
de utilizar los recursos que:
conservarán los logros alcanzados,
nos permitirá conservar un patrimonio natural y público,
nos protegerá de los sucesos catastróficos de la naturaleza,
garantizará un abasto adecuado de aire y agua de calidad,
reducirá los costos de desarrollo y
mejorará la calidad de vida.
Recuadro 18. Desarrollo alterno para Puerto Rico y la franja
kárstica
La actividad humana debe organizarse para reconocer la huella
ecológica humana. Para que las generaciones venideras puedan
satisfacer sus necesidades, se requiere que efectuemos cambios hoy.
La calidad de vida de la gente sólo se puede mantener si la biosfera,
de la cual Puerto Rico forma parte, puede satisfacer sus necesidades
sin erosionarse. Tenemos que reconocer que hoy por hoy vivimos
en una isla con más consumo, más desechos, más gente, pero con
menos agua dulce disponible, menos suelo, menos terrenos agrícolas,
que en cualquier momento de nuestra historia. Actualmente, la
biodiversidad de la Isla es distinta a la de antaño. El sistema
internacionalmente aceptado de contabilidad nacional calcula el
producto nacional bruto (PNB) pero no toma en cuenta la
depreciación del capital natural, tales como la pérdida de suelo, la
destrucción de los bosques y la pérdida de muchos otros servicios
provistos por la biosfera. Por lo tanto, el uso del PNB exagera el
progreso y al no reflejar la realidad, genera políticas económicas
destructivas. Una economía en crecimiento que se fundamenta en
un sistema de contabilidad incompleto poco a poco se socava ella
misma y acaba por colapsarse debido a la destrucción de sus sistemas
internos de apoyo.
En vista de la particular composición geológica y debido a que
la zona norte contiene el mayor acuífero de agua dulce en la Isla,
el cual ya está parcialmente contaminado, se hace imprescindible
planificar la actividad humana en la franja kárstica con sumo cuidado.
El agua dulce es una necesidad vital para la supervivencia de
todos los seres vivos, incluyendo los seres humanos. Por lo tanto,
es imperativo frenar toda actividad que pueda seguir amenazando
la calidad y cantidad del agua en el acuífero. La contaminación del
acuífero, como se ha explicado en este documento, es muy difícil
o imposible de limpiar, y donde sea factible, puede tomar décadas.
El desarrollo de escenarios futuros para la franja kárstica requiere
que se restrinja el desparramamiento urbano y que los centros
urbanos existentes crezcan verticalmente para reducir la demanda
por el terreno. En ciudades como Curitiba en Brasil y Portland,
Oregon, los servicios se ofrecen con mayor eficiencia y a un costo
más bajo, y la transportación colectiva es una alternativa necesaria.
La calidad de vida en estas ciudades ha mejorado y ambas gozan de
economías dinámicas basadas en una utilización menor per capita
de los recursos naturales y en la reducción de desperdicios. Puerto
Rico no se merece menos.
Propuesta para el
Traspaso de Parte
de la Franja Kárstica
al Dominio Público
Abogamos por una ética
de conservación para todos
los usos de terrenos en Puerto
Rico, que incluyen los de la
región caliza. Además,
abogamos porque una mayor
parte de los terrenos de la
Isla se dediquen a la
conservación. La ventaja de
las zonas de conservación
natural es que proveen zonas
de amortiguamiento y
servicios ecológicos para las
zonas de uso más intenso. La
presencia de murciélagos en
las cavidades de la franja
kárstica, por ejemplo,
aportaron a la reforestación
acelerada de los terrenos
agrícolas abandonados de
Puerto Rico. Las zonas
conservadas del karso pueden
aportar de manera
significativa a la
sustentabilidad de los
terrenos desarrollados de
Puerto Rico.
Proponemos que se
proteja la cubierta forestal de
la franja kárstica bajo el
dominio público. Esto
asegurará la protección de las
zonas de recarga importantes
del acuífero de la costa norte
y, por consiguiente, del
abasto de agua de este
acuífero. El agua del acuífero
a su vez conservará los
humedales costeros, los
caudales de los ríos y las
quebradas y los abastos de
agua que sostiene la actividad
humana. Como beneficio
adicional, se conservará la
biodiversidad, se protegerán
las especies endémicas y en
peligro de extinción y se
proveerá espacio abierto
natural para la población
cada vez mayor de la Isla.
Esta propuesta no resta
nada del uso actual
significativo de estos terrenos.
Las partes accidentadas de la
franja kárstica no tienen
suelos utilizables para la
agricultura comercial (figura
32) ni espacio apto para la
construcción de casas o
infraestructura vial. De
hecho, estos usos son escasos
en la región. A pesar de todo
el crecimiento y
desparramamiento urbano
en Puerto Rico, esta parte de
la isla ha retenido su cubierta
forestal y ha probado que
éste es el uso más sensato de
la región. Los usos de la
región incluirían la
producción y la protección
de agua dulce, las zonas
silvestres, la restauración de
poblaciones silvestres, la
conservación de la
biodiversidad, la recreación
pasiva, el turismo ecológico,
los productos y servicios
forestales, la educación y la
investigación. La
investigación en la región del
karso es pertinente tanto para
su propia conservación como
para atender los problemas
en las regiones kársticas de
los Estados Unidos (Peck y
otros 1988) y el resto del
86
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
Figura 33.
Mapa de los tipos de cubierta terrestre en la zona de la franja kárstica que se propone sea trasladado al dominio público.
Figura 32.
Mapa de los tipos de suelo en la franja del karso que se propone sean trasladados al dominio público.
87
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
mundo (White 1988).
Proponemos que se
adquiera parte de la franja
kárstica (figura 33) y se
traspase al dominio público.
Esta propuesta se concentra
en una parte del karso, de
un área de 39,064 ha,
principalmente de las calizas
Aguada y Lares.
Actualmente, esta región
carece virtualmente de
habitantes (sólo el 1.5 por
ciento del terreno se había
desarrollado en 1994, tabla
2) pero tiene una cubierta
forestal continua (el 86 por
ciento) en suelos que no son
aptos para usos agrícolas u
otros usos económicos
(figura 32). De los mapas de
suelos (Gierbolini 1975,
Acevedo 1982) se desprende
que el 92 por ciento de estos
terrenos se clasifican como
de capacidad VII. Son suelos
y zonas misceláneas de graves
limitaciones debido a su
potencial erosivo, poca
calidad o exceso de
humedad, lo que significa
que no son aptos para el
cultivo (tablas 2 y 16).
Refiriéndose a los suelos
de la asociación San
Sebastián, que se extiende
por más de 24,282 ha en la
región kárstica del Norte,
Gierbolini (1975) escribió
(p. 7): “La mayoría de los
suelos son de escaso o ningún
valor agrícola porque son
escarpados y de poca
profundidad con respecto al
lecho rocoso. La mayoría de
las zonas son inaccesibles y
las veredas que existen son
muy rocosas, lo cual dificulta
el paso a pie. Los suelos al
pie de las laderas y de los
valles estrechos entre las
lomas escarpadas son más
útiles que los de otras partes.
La precipitación por lo
general es alta en toda la zona
y bien distribuida a través de
todo el año. Pocas carreteras
y caminos agrícolas nuevos
atraviesan esta asociación. La
construcción de carreteras y
caminos es costosa”.
La designación propuesta
de terrenos públicos se
concentra en el 27 por ciento
de la franja kárstica, es decir,
el 16 por ciento de la región
caliza (tabla 2), además de
una pequeña fracción de
terrenos no aptos para el
cultivo. La protección de
estos terrenos aportará a la
recarga del acuífero de la
región y asegurará la
disponibilidad de la zona
silvestre más extensa de la
isla para el sustento de los
usos humanos compatibles,
necesarios para los estilos de
vida de excelencia. Los
paisajes que proponemos
proteger no se encuentran
en ninguna otra parte de los
Estados Unidos, y los
servicios que proveerán a los
puertorriqueños y
puertorriqueñas no se
pueden duplicar en ninguna
otra parte de la Isla, ya tan
urbanizada. La protección de
la franja kárstica asegura un
abasto de agua subterránea
de alta calidad; la
conservación de la
biodiversidad; espacios
abiertos para la recreación y
el ecoturismo; y ecosistemas
maduros para actividades
educativas e investigativas,
así como para productos y
servicios forestales.
Agradecimientos
Este informe se preparó
con la cooperación de la
Universidad de Puerto Rico.
Agradecemos las aportaciones
de Hilda Díaz Soltero, Jack
Craven, James P. Oland y
Griselle Sánchez, que
hicieron posible esta
publicación. Damos las
gracias también a S. Colón
Lopez, R. L. Joglar, B.
Yoshioka, S.B. Peck y G. Ruiz
Hue por sus sugerencias y la
información que brindaron
para mejorar el manuscrito.
Las siguientes personas
revisaron el manuscrito: J.
Collazo, C. Delannoy, J.
Francis, R. García, F. Gómez
Gómez, A. Handler Ruiz, M.
Keller, J. Miller, I. Ruiz
Bernard, F.N. Scatena, A.
Silva, J. Torres, S.I. Vega, F.
Wadsworth y J. Wunderle.
Anne Catesby Jones llevó a
cabo la traducción del
informe y Mildred Alayón,
Katia Avilés Vázquez y
Carmen R. Guerrero Pérez
colaboraron en la edición y
producción del informe
traducido.
Referencias
Abruña, F., M.A. Lugo
López, y R. Pérez Escobar.
1977. Los suelos de Puerto
Rico. En Geovisión de Puerto
Rico. M.T.B. de Galiñanes,
ed. Río Piedras, PR:
Editorial Universitaria.
120-157 p.
Acevedo Rodríguez,P. y F.S.
Axelrod. 1999. Annotated
checklist for the
tracheophytes of Río Abajo
forest reserve, Puerto Rico.
Caribbean Journal of Science.
35:265-285.
Acevido, G. 1982. Soil
survey of Arecibo area of
northern Puerto Rico.
Washington, DC: USDA
Soil Conservation Service.
169 p. +maps.
Aguayo, C.G. 1966. Una
lista de los moluscos
terrestres y fluviales de Puerto
Rico. Stahlia. 5:1-17.
Allen, J.A. 1916. An extinct
Octodont from the island of
Porto Rico, West Indies.
Annals of the New York
Academy of Sciences.
27:17-22.
Alvarez, M., P. Acevedo
Rodríguez, y M. Vázquez
Otero. 1983. Quantitative
description of the structure
and diversity of the
vegetation in the limestone
forest of Río Abajo Forest.
Progress Report, Project W-
10. San Juan, PR: Puerto
Rico Department of Natural
Resources.
Alvarez Ruiz, M., P. Acevedo
Rodríguez, y M. Vázquez.
1997. Quantitative
description of the structure
and diversity of the
vegetation in the limestone
forest of Río Abajo, Arecibo-
Utuado, Puerto Rico. Acta
Científica. 11:21-66.
American Ornithologist’s
Union. 1976. Report of the
committee on conservation.
Auk. 93(4, suplemento):
1DD-19DD.
Anthony, H.E. 1916a.
Preliminary diagnosis of an
apparently new family of
insectivores. Bulletin
American Museum Natural
History. 35:725-728.
88
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
Anthony, H.E. 1916b.
Preliminary report of fossil
mammals from Porto Rico,
with descriptions of a new
genus of Hystricomorph
rodents. Annals of New York
Academy of Sciences.
27:193-203.
Anthony, H.E. 1917. New
fossil rodents from Porto
Rico, with additional notes
on Elasmodontomys obliquus
Anthony and Heterospsomys
insulans Anthony. Bulletin
American Museum of Natural
History. 37:183-189.
Arana Soto, S. 1969.
Nuestra Isla Mona.
Barcelona, España:
Minguza. 82 p.
Aron, J.M. 1973. Geology
and mineral resources of Isla
de Mona. In Mona and
Monito Islands: an
assessment of their natural
and historical resources.
Puerto Rico San Juan, PR:
Environmental Quality
Board. 2:B1-B7.
Atkins, J.B., F. Pérez Blair, y
J.L. Parman. 1999. Análisis
of flow durations for selected
streams in Puerto
Ricothrough 1994. Water
Resources Investigations
Report 98-4189. San Juan,
PR: U.S. Geological Survey.
32 p.
Beard, J.S. 1949. Natural
vegetation of the windward
and leeward islands. Oxford
Forestry Memoirs.
21:1-192.
Beard, J.S. 1955. The
classification of tropical
American vegetation types.
Ecology. 36:89-100.
Behrensmeyer, A.K., J.D.
Darmuth, W.A. DiMichele,
R. Pots, H.D. Sues, y S.L.
Wing, editors. 1992.
Terrestrial ecosystems through
time. Chicago, IL: The
University of Chicago Press.
568 p.
Biaggi, V. 1997. Las aves de
Puerto Rico. Río Piedras, PR:
Editorial Universitaria,
Universidad de Puerto Rico.
Quinta Edición.
Birdsey, R.A. y P.L. Weaver.
1982. The forest resources of
Puerto Rico. Resource
Bulletin SO-85. New
Orleans, LA: USDA Forest
Service, Southern Forest
Experiment Station.
Birdsey, R.A. y P.L. Weaver.
1987. Forest area trends in
Puerto Rico. Research Note
SO-331. New Orleans, LA:
USDA Forest Service,
Southern Forest Experiment
Station.
Borges, S. y A.G. Moreno.
1990. Contribución al
conocimientote los
oligoquetos terrestres de
Puerto Rico: Las
“pheretimas.” Caribbean
Journal of Science.
26:(3-4):141-151.
Borges, S. y A.G. Moreno.
1992. Redescripción de
Trigaster rufa (Gates 1962)
(Oligochaeta:
Octochaetidae). Caribbean
Journal of Science. 28(1-2):
47-50.
Bowdish, B.S. 1902. Birds
of Porto Rico. Auk. 19:
357-366.
Bowdish, B.S. 1903. Birds
of Porto Rico. Auk.
20: 10-23.
Briggs, R.P. 1966. The
blanket sands of northern
Puerto Rico. Transactions
of the third Caribbean
geological Conference.
Robinson, E. editor.
Kingston, Jamaica:
Geological Survey
Department of Jamaica.
pp. 60-69.
Bunkley Williams, L. y E.H.
Williams Jr. 1994. Parasites
of Puerto Rican freshwater
sport fishes. Sportfish disease
project. Lajas, PR:
Department of Marine
Sciences, University of
Puerto Rico. 164 p.
Carlo Joglar, T.A. 1999.
Diet, Fruit Prefernce and
Seed Dispersal Capabilities
of Fruit-eating Birds in
North-central Puerto Rico.
Raleigh, NC: Department
of Zoology, North Carolina
State University.
109 p. Thesis.
Calvesbert, R.J. 1973. The
climate of Mona Island. In
Mona and Monito Islands:
an assessment of their natural
and historical resources. San
Juan, PR: Puerto Rico
Environmental Quality
Board. 2:A1-A11.
Chinea, J.D. 1980. The
Forest Vegetation of the
Limestone Hills of Northern
Puerto Rico. Ithaca, NY:
Cornell University.
70p. Thesis.
Chubb, L.J. 1963. Bauxite
genesis of Jamaica. Economic
Geology. 58: 286-289.
Cintrón, B.B. 1979. Effects
on introduced animals on
the vegetation of Mona
Island. En Memorias del
tercer simposio de los
recursos naturales.
pp. 88-99.
Cintrón, B. y L. Rogers.
1991. Plant communities
of Mona Island. Acta
Científica. 5(1-3): 10-64.
Cintrón, G., A.E. Lugo, D.J.
Pool, y G. Morris. 1978.
Mangroves of arid
environments in Puerto Rico
and adjacent islands.
Biotropica. 10(2):110-121.
Comer, J.B: 1974. Genesis
of Jamaican Bauxite.
Economic Geology.
69(8): 1251-1264.
COE. 1973. Flood plain
information Río Cibuco, and
Río Indio, Vega Baja and
Vega Alta, Puerto Rico.
Jacksonville, FL: U.S. Army
Corps of Engineers. 37 p. +
14 plates.
Conde Costas, C. y F.
Gómez Gómez. 1999.
Assessment of nitrate
contamination of the upper
aquifer in the Manatí – Vega
Baja area, Puerto Rico.
Water Resources
Investigations Report 99-
4040. San Juan, PR: U.S.
Geological Survey. 43 p.
Cortés Burgos, S. 1990.
Estudio de la transferencia
de agua del acuífero artesiano
al acuífero llano en la costa
norte. En Memorias del
decimosexto simposio de los
recursos naturales. San Juan,
PR: Departamento de
Recursos Naturales.
pp. 93-96.
89
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
Courbon, P., C. Chabert, P.
Bosted, and K. Lindsley.
1989. Puerto Rico. Atlas of
the great caves of the world.
En Cave Book. St. Louis,
MO. pp. 84-86.
Covich, A.P. y W.H.
McDowell. 1996. The
stream community. In The
food web of a tropical rain
forest. D.P. Reagan y R.B.
Waide, editors. Chicago, IL:
University of Chicago Press.
pp. 433-459.
Cruzado Torres, D.G. 1996.
Preliminary investigation of
bauxite deposits in the
Florida area, Puerto Rico.
Mayagüez, PR: Department
of Geology, University of
Puerto Rico. 37 p.
Undergraduate Research
Report.
Culver, D.C., L.L. Master,
M.C.Christman, y H.H.
Hobbs. 1999. Obligate cave
fauna of the 48 contiguous
United States. Conservation
Biology. 14: 386-401.
Danforth, S.T. 1931.
Puerto Rican ornithological
records. Journal of
Agriculture University of
Puerto Rico. 15: 33-106.
Danford, S.T. y J.A. Smyth.
1935. The Puerto Rican
form of the broad-winged
hawk. Journal of Agriculture
University of Puerto Rico.
19: 485-486.
Delannoy, C.A. 1992.
Status surveys of the Puerto
Rican broad-winged hawk
(Buteo platypterus
brunnescens). Final status
sreport submitted to the U.S.
Fish and Wildlife Service,
contract no. 14-16-0004-82-
047. 66p.
Delannoy, C.A. 1997.
Status of the Broad-winged
Hawk and Sharp-shinned
Hawk in Puerto Rico.
Caribbean Journal of Science.
33: 21-33.
del Llano, M. 1988. Map
of the wetlands of Puerto
Rico. Acta Científica.
2: cover.
Díaz, C. 1983. Los
Mamíferos de Puerto Rico,
en J. Vivaldi, Ed. Compendio
Enciclopédico de los Recursos
Naturales, Departamento de
Recursos Naturales,
Vol. 5. 254 pp.
Domínguez Cristóbal, C.M.
1989a. La situación forestal
pre-hispánica de Puerto Rico.
Acta Científica. 3: 63-66.
Domínguez Cristóbal, C.M.
1989b. La situación forestal
de Puerto Rico durante el
siglo XVI. Acta Científica.
3: 67-70.
Dopazo, T. y W.L. Molina
Rivera. 1995. Estimated
water use in Puerto Rico,
1988-89. Open File Report
95-380. San Juan, PR: U.S.
Geological Survey. 31 p.
Dugger, K.R., J.E. Cardona,
J. González Liboy, y D.J.
Pool. 1979. Habitat
evaluation in the wet limestone
forest of Río Abajo. Final
report, Project W-8. San
Juan, PR: U.S. Fish and
Wildlife Service and Puerto
Rico Department of Natural
Resources. 186 p.
Erdman, D.S. 1961. Notes
on the biology of the gobiid
fish Sicyhdium plumieri in
Puerto Rico. Bulleting of
Marine Science of the Gulf
and Caribbean. 3: 448-456.
Erdman, D.S. 1967. Inland
game fishes of Puerto Rico.
Department of Agriculture,
Federal Aid Project F-1-R.
San Juan, PR:
Commonwealth of
Puerto Rico.
Erdman, D.S. 1972. Inland
game fishes of Puerto Rico.
2nd Edition. San Juan, PR:
Department of Agriculture,
Commonwealth of Puerto
Rico. 96 p.
Erdman, D.S. 1984. Exotic
fishes in Puerto Rico. In
Distribution, Biology and
Management of Exotic fishes.
W.R. Courtenay Jr. y J.R.
Stauffer, Jr. Editors.
Baltimore, MD: John
Hopkins University Press.
430 p.
Field, M.S. 1999. A lexicon
of cave and karst terminology
with special refernce to
environmental karst hydrology.
Washington, DC: US
Envrionmental Protection
Agency, Office of Research
and Development.
EPA/600/R-99/006.
195 p.
Figueroa Colón, J. 1995.
Phytogeographical trends,
centers of high species
richness and endemism and
the question of species
extinctios in the native flora
of Puerto Rico. En The
Scientific Survey of Puerto
Rico and the Virgin Islands:
an eighty yearreassessment
of the islands’ natural history.
J. Figueroa Colón, ed.
Annals of the New York
Academy of Sciences.
New York.
Figueroa, J.C., L. Totti, A.E.
Lugo, y R. Woodbury. 1984.
Structure and composition of
moist coastal forests in Dorado,
Puerto Rico. New Orleans,
LA: USDA Forest Service,
Southern Forest Experiment
Station. Research paper
SO-202. 11 p.
Francis, J.K. 1995. Forest
plantations in Puerto Rico.
In Tropical forests:
Management and ecology.
A.E. Lugo y C. Lowe,
editors. New York, NY:
Springer Verlag. 210-223 p.
Franco, P.A., P.L. Weaver, y
S. Eggen-McIntosh. 1997.
Forest resources of Puerto Rico,
1990. USDA Forest Service
Southern Research Station.
Resource Bulletin
SRS-22. 45 p.
Frank, E.F. 1998a. A
radiocarbon date of 380 +
60 BP for a Taíno site, Cueva
Negra, Isla de Mona, Puerto
Rico. Journal of Cave and
Karst studies.
60(2): 101-102.
Frank, E.F. 1998b. History
of the guano minino
industry, Isla de Monda,
Puerto Rico. Journal of Cave
and Karst Studies.
60(2): 121-125.
Frank, E.F., C. Wicks, J.
Mylroie, J. Troester, E.C.
Alexander Jr., y J. Carew.
1998a. Geology of Isla de
Mona, Puerto Rico. Journal
of Cave and Karst Studies.
60(2): 69-72.
Frank, E.F., J. Mylroie, J.
Troester, E.C. Alexander Jr.,
y J. Carew. 1998b. Karst
development and
speleogenesis, Isla de Mona,
Puerto Rico. Journal of Cave
and Karst Studies.
60(2): 69-72.
90
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
García Díaz, J. 1967.
Rediscovery of Bufo lemur
(Cope) and additional
records of reptiles from
Puerto Rico. Stahlia.
10: 1-6.
García Ríos, C.I. 1998.
Listado de los peces que viven
en agues territoriales de Puerto
Rico. Humacao, PR:
Departamento de Biología,
Colegio Universitario de
Humacao, Mimeo. 38 p.
Gierbolini, R.E. 1975. Soil
survey of Mayagüez area of
western Puerto Rico.
Washington, DC: USDA
Soil Conservation Service.
296 p. + maps.
Giusti, E.V. 1978.
Hydrogeology of the karst of
Puerto Rico. Geological
Survey Professional Paper
1012. Washington, DC:
U.S. Government Printing
Office. 68 p. + map.
Giusti, E.V. y G.D. Bennett.
1976. Water resources of the
north coast limestone area,
Puerto Rico. Water-Resources
Investigations 42-75. San
Juan, PR: US Geological
Survey Water Resources
Division. 42 p.
Gleason, H.A. y M.T. Cook.
1926. Plant ecology of
Porto Rico. Scientific Survey
of Porto Rico and the Virgin
Islands. 7: 1-173. New York,
NY: New York Academy of
Sciences.
Goebel, A.M. 1996.
Systematics and conservation
of Bufonids in North America
and in the Bufo boreas species
group. Boulder, CO:
University of Colorado.
Dissertation.
Gómez Gómez, F. 1984.
Water Resources of the lower
Río Grande de Manatí valley,
Puerto Rico. Water Resources
Investigations Report 83-
4199. San Juan, PR: US
Geological Survey. 42 p.
Gómez Gómez, F. 1991.
Ground water development
in the artesian aquifer in
northcentral Puerto Rico and
possible effects of future
withdrawals. In 23rd
International Congress of the
International Association of
Hydrogeologists. Tenerife,
Canary Islands. 221-225 p.
Gómez Gómez, F. y H.
Torres Sierra. 1988.
Hydrology and effects of
development on the water table
aquifer in the Vega Alta
quadrangle, Puerto Rico. San
Juan, PR: US Geological
Survey. Water Resources
Investigations Report
87-4105. 54 p.
Gómez Gómez, F., F.
Quiñones, y M. López.
1984. Public water supplies
in Puerto Rico, 1983. Open
File Report 84-126. San
Juan, PR: US Geological
Survey. 102 p.
González Azar, J. 1992.
Guía para la pesca recreativa
en los embalses de Puerto Rico.
Programa de educación de
recursos acuáticos. San Juan,
PR: Departamento de
Recursos Naturales y
Ambientales, Estado Libre
Asociado de PR. 201 p.
Graham, A. 1996.
Paleobotany of Puerto
Rico—from Arthur Hollick’s
(1928) scientific survey paper
to the present. In The
scientific survey of Puerto
Rico and the Virgin Islands:
an eighty year reassessment
of the Island’s natural history.
J.C. Figueroa Colón, editor.
Annals of the New York
Academy of Sciences. 776.
New York, NY. 103-114 p.
Grana Raffucci, F.A. 1993.
Catálogo de nomenclatura de
los peces de Puerto Rico y las
Islas Virgenes. 2da Edición.
San Juan, PR:
Departamento de Recursos
Naturales y Ambientales,
Estado Libre Asociado de
Puerto Rico. 201 p.
Grant, C. 1933. Notes on
Epicrates inornatus. Copeia.
1933: 224-225.
Guzmán Ríos, S. 1983.
Reconnaissance of the principal
springs of Puerto Rico,
1982-83. Open File Data
Report 83-683. San Juan,
PR: US Geological Survey.
Guzmán Ríos, S. y F.
Quiñones Márquez. 1985.
Reconnaissance of trace-
organic compounds in ground
water throughout Puerto Rico,
October 1983. Open File
Data Report 84-810.
San Juan, PR:
US Geological Survey.
Halton, P. 1996. Cave
photo course and the Río
Encantado expedition.
National Speleological Survey
News. September: 233-243.
Hernández, B. 1978.
Geología de los yacimientos
de bauxita de Pedranales.
En Memoria del Primer
Seminario sobre el sector
minero. R.A. Llinás y A.V.
Malagón, editores. Santo
Domingo, República
Dominicana. 133-138 p.
Hernández Prieto, E. 1980.
Estudio de aves, reptiles y
anfibios en la reserva forestal
de Carite. Río Piedras, PR:
Programa de Mantenimiento
Ambiental, Facultad de
Ciencias Naturales,
Universidad de Puerto Rico.
Hernández Prieto, E.N.
1993. Ecological comparison
of the land bird fauna of two
subtropical dry forests in the
West Indies. Boulder, CO:
Department of
Environmental, Population
and Organismic Biology,
University of Colorado-
Boulder. Dissertation.
Hernández Prieto, E. 2001.
Status review of the Puerto
Rican Crested Toad
(Peltophryne lemur) on the
northwestern coast Puerto
Rico. Final Report to the US
Fish and Wildlife Service.
Humacao, PR: University
of Puerto Rico. 25 p.
Hertz, P.E. 1992.
Evaluating thermal resource
partitionaing by sympatric
lizards Anolis cooki and Anolis
cristatellus: A field test using
null hypothesis. Oecologia.
90(1): 127-136.
Hickenlooper, I.J. 1967.
Floods at Barceloneta and
Manatí, Puerto Rico.
Hydrologic Investigations
Atlas HA-262. Washington,
DC: U.S. Geological Survey.
91
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
Hildebrand, F.A. 1960.
Occurrences of bauxitic clay
in the karst area of north
central Puerto Rico. En Short
papers in the geological
sciences. Geological Survey
Research 1960. US
Geological Survey
Professional Paper 400B. p.
B360-B371.
Hill, R.T. 1899. Porto Rico.
National Geographic.
10: 93-112.
Hill, V.G. y S. Ostojic.
1982. The bauxite deposits
of Jamaica. A.A. Lyew,
editor. A distinctive karstic
type. In Proceedings of the
bauxite symposium No. 5.
Journal of the Geological
Society of Jamaica. Kingston,
Jamaica. 9-18 p.
Holdridge, L.R. 1967. Life
zone ecology. San José, Costa
Rica: Tropical Science
Center. 206 p.
Hollick, A. 1924. A review
of the fossil flora of the West
Indies, with descriptions of
new species. Bulletin New
York Botanical Gardens. 27:
223-227.
Hollick, A. 1926. Fossil
walnuts and lignite from
Porto Rico. Journal of the
New York Botanical Gardens.
27: 97-102.
Hollick, A. 1928.
Paleobotany of Puerto Rico.
Scientific Survey of Puerto
Rico and the Virgin Islands
7(3). New York, NY: New
York Academy of Sciences.
Hubbard, B. 1923. The
geology of the Lares district,
Puerto Rico. New York
Academy of Sciences
Scientific Survey of Puerto
Rico and the Virgin Islands.
2(1): 1-115.
Jennings, J.N. 1971. Karst.
Cambridge, MA: MIT
Press. 241 p.
Joglar, R.L. 1998. Los
Coquíes de Puerto Rico: su
historia natural y conservación.
Río Piedras, PR: Editorial
Universitaria, Universidad
de Puerto Rico. 232 p.
Joglar, R.L. y P.A. Burrowes.
1996. Declining amphibian
populations in Puerto Rico.
In Contributions to West
Indian Herpetology: A tribute
to Albert Schwartz. R.
Powell, y R.W. Henderson,
editors. Ithaca, New York:
Society for the Study of
Amphibians and Reptiles.
371-380 p.
Lafalaise, B. 1980. La
bauxite de la République
d’Haiti. En Presentations et
transcatios du 1er colloque
sur la geologies d’Haiti.
F.J.M.R., editor. Port au
Prince. 112-115 p.
Little, E.L. y F.H.
Wadsworth. 1964.
Common trees of Puerto Rico
and the Virgin Islands.
Agriculture Handbook No
249. Washington, DC:
USDA Forest Service.
548 p.
Little, E.L., R.O. Woodbury,
y F.H. Wadsworth. 1974.
Trees of Puerto Rico and the
Virgin Islands. Washington,
DC: USDA Forest Service
Agriculture Handbook 449.
1024 p.
López, T.del Mar, T.M. Aide,
y J.R. Thomlinson. 2001.
Urban expansion and the loss
of prime agricultural lands
in Puerto Rico. Ambio.
30: 49-54.
Lugo, A.E. 1991.
Dominancia y diversidad de
plantas en isla de Mona.
Acta Científica. 5: 65-71.
Lugo, A.E. En Imprenta.
Bosques húmedos y muy
húmedos sobre lomas de roca
caliza. En A.E. Lugo, Los
Bosques de Puerto Rico. Río
Piedras, PR: Editorial
Universidad.
Lugo, A.E. y A.R. García
Martinó. 1996. Cartilla del
agua para Puerto Rico. Acta
Científica. 10(1-3): 1-89.
Lugo, A.E. y G. Cintrón.
1975. The mangrove forests
of Puerto Rico and their
management. In
Proceedings of international
symposium on biology and
management of mangroves.
G. Walsh, S. Snedaker, y H.
Teas, editors. Gainesville,
FL: Institute of Food and
Agricultural Sciences,
University of Florida.
825-846 p.
McDowell, B. 1962. Puerto
Ricos´s seven-league
bootstraps. National
Geographic. 122: 755-793.
McFarlane, D.A. 1999a.
Late Quaternary fossil
mammals and last
occurrence dates from caves
at Barahona, Puerto Rico.
Caribbean Journal of Science.
35: 238-248.
McFarlane, D.A. 1999b. A
note on dimorphism in
Nesophontes edithae
(Mammalia: Insectivora),
an extinct island shrew from
Puerto Rico. Caribbean
Journal of Science.
35: 142-143.
McGuiness, C.L. 1963. The
role of ground water in the
national water situation. US
Geological Survey Water
Supply Paper 1800.
Washington, DC: US
Government Printing Office.
Martin, F.D y J.W. Patus.
1988. Clave para los peces
teleósteos de Puerto Rico.
En Compendio
Enciclopédico de los recuros
naturales de Puerto Rico.
J.L. Vivaldi y C. Paniagua,
editores. San Juan, PR:
Departamento de Recursos
Naturales. 3: 1-191.
Martorell, L.F. 1945. A
survey of the forest insects
of Puerto Rico. Journal of
Agriculture of the University
of Puerto Rico. 29(1-2).
Miller, T.E. 1987. Fluvial
and collapse influences on
cockpit karst of Belize and
eastern Guatemala. In B.
Beck y W. Wilson, editors.
Karst hydrogeology:
engineering and
environmental application.
Orlando, FL: Florida
Sinkhole Research Institute,
University of Central Florida.
53-57 p.
Miller, T.E. 2000. Karst
processes in Puerto Rico.
Nineteenth annual
symposium of Caribbean
Geology. February 23-26,
Mayagüez, PR: University
of Puerto Rico.
Miller, T.J. 1985.
Husbandry and breeding of
the Puerto Rican Toad
(Peltophryne lemur) with
comments on its natural
history. Zoo Biology. 4: 281-
286.
92
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
Molina Rivera, W.L. 1997.
Ground water use from the
principal aquifers in Puerto
Rico during calendar year
1990. Fact Sheet FS-188-
96. San Juan, PR: US
Geological Survey Caribbean
District. 3 p.
Molina Rivera, W.L. 1998.
Estimated water use in Puerto
Rico, 1995. Open File
Report 98-276. San Juan,
PR: US Geological Survey.
28 p.
Molina Rivera, W.L. y T.
Dopazo. 1995. Estimated
water use in Puerto Rico,
1986-87. Open File Report
95-358. San Juan, PR: US
Geological Survey. 31 p.
Monroe, W.H. 1966.
Formation of tropical karst
topography by limestone
solution and reprecitation.
Caribbean Journal of Science.
6: 1-7.
Monroe, W.H. 1967.
Geologic map of the
Qebradillas quadrangle,
Puerto Rico. Miscellaneous
Geologic Investigations
(Map I-498). Washington,
DC: Department of the
Interior, US Geological
Survey.
Monroe, W.H. 1971.
Geologic map of the Manatí
quadrangle, Puerto Rico.
Miscellaneous Geologic
Investigations Map I-671.
Washington, DC:
Department of Interior, US
Geological Survey.
Monroe, W.H. 1976. The
karst landforms of Puerto Rico.
US Geological Survey
Professional Paper 899.
Washington, DC: US
Government Printing Office.
69 p. + map.
Monroe, W.M. 1980.
Geology of middle Tertiary
Formations of Puerto Rico.
US Geological Survey
Professional Paper 953.
Washington, DC:
Department of the Interior,
US Geological Survey. 93
p. + map.
Morales Cardona, T., B.
Ruiz, A.E. Lugo, y G.
Morris. 1994. Un llamado
a la acción para salvaguardar
el patrimonio natural y la
calidad de vida en Puerto
Rico. Acta Científica.
8: 67-70.
Moreno, J.A. 1991.
Accounts of those species
considered to be concern.
En Status y distribución de
los reptiles y anfibios de la
región de Puerto Rico. J.A.
Moreno, editor. San Juan,
PR: Publicación Miscelánea
del Departamento de
Recursos Naturales de Puerto
Rico. 9-10 p.
Morris, G.L. y J. Fan. 1997.
Reservoir sedimentation
handbook: design and
management of damns,
reservoirs, and watersheds for
sustainable use. New York,
NY: McGraw Hill.
Negrón González, L. 1986.
Las lagunas de Puerto Rico.
Compendio enciclopédico
de los recursos naturales de
Puerto Rico. 9: 1-248. San
Juan, PR: Area de
Investigaciones Científicas,
Departamento de Recursos
Naturales.
Nelson, A.E., y W.H.
Monroe. 1966. Geology of
the Florida quadrangle, Puerto
Rico. Bulletin 1221-C.
Reston, VA: US Geological
Survey. 22 p.
Neváres, R. y J. Villamil.
1980. Laguna de
Tortuguero: recopilación
comprensiva de datos sobre
la estructura, funcionamento
y utilización de este recurso
natural. CEER T-068. Río
Piedras, PR: Center for
Energy and Environmental
Research. University of
Puerto Rico. 116 p.
Nieves Rivera, A.M. 1999.
El mar prehistórico de Puerto
Rico. Ancestro del tiburón
blanco. Boletín Marino Sea
Grant.
20(1-3): 1-6.
Office of Economic
Research. 1999. Puerto
Rico Directory of
Manufacturers. San Juan,
PR: Economic
Development
Administration
Commonwealth of Puerto
Rico. 300 p.
Olson, S.L. 1976. Fossil
woodcocks: an extinct
species from Puerto Rico and
an invalid species from Malta
(Aves: Scolopacidae:
Scolopax). Proceedings of
Biological Society.
Washington, DC.
89: 265-274.
Olson, S.L. 1982. A new
species of palm swift
(Tachornis: Apodidae) from
the Pleistocene of Puerto
Rico. Auk. 99: 230-235.
Olson, S.L. y M.C.
McKitrick. 1981. A new
genus and species of
Emberizine finch from
Pleistocene cave deposits in
Puerto Rico (Aves:
Passeriformes). Journal of
Vertebrate Paleontology
1: 279-283.
Ortiz, P.R. 1979. Behavioral
comparison of anoline
competitors: Anolis cooki and
Anolis cristatellus (Reptilia:
Iguanidae). Blacksgurg, VA:
Virginia Polytechnic Institute
and State University. Thesis.
Ortiz, P.R. 1985.
Distribution of the lizard
Anolis cooki, with comments
on its possible future
extinction. Herpetological
Review. 16(4): 99-102.
Ortiz, P.R. y T.A. Jenssen.
1982. Interspecific agresión
between lizard competitors,
Anolis cooki and Anolis
cristatellus. Zietschraft für
Tierpsychology.
60: 227-238.
Peck, S.B. 1974. The
invertebrate fauna of tropical
American caves, Part II:
Puerto Rico, an ecological
and zoogeographic anlysis.
Biotropica. 6: 14-31.
Peck, S.B. 1981.
Zoogeography of
invertebrate cave faunas in
southwestern Puerto Rico.
National Speleological Society
Bulletin. 43: 70-79.
Peck, S.B. y J. Kukalova
Peck. 1981. The
subterranean fauna and
conservagtion of Mona
Island (Puerto Rico): a
Caribbean karst
environment. National
Speleological Society Bulletin.
43: 59-68.
Peck, D.L., J.W. Troester, y
J.E. Moore. 1988. Karst
hydrogeology in the United
States of America. Open File
Report 88-476. San Juan,
PR: US Geological Survey.
19 p.
93
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
Pérez Rivera, R.A. y R. Cotté
Santana. 1977. Algunas
notas sobre los falconiformes
residentes en Puerto Rico.
Science-Ciencia. 4: 89-95.
Petrunkevitch, A. 1929.
The spiders of Puerto Rico,
Part I. Transactions of the
Conneticut Academy of Arts
and Sciences. 30: 1-158.
Petrunkevitch, A. 1930a.
The spiders of Puerto Rico,
Part II. Transactions of the
Conneticut Academy of Arts
and Sciences. 30: 159-355.
Petrunkevitch, A. 1930b.
The spiders of Puerto Rico,
Part III. Transactions of the
Conneticut Academy of Arts
and Sciences. 31: 1-191.
Picó, R. 1950. The
Geographic Regions of Puerto
Rico. Río Piedras. PR:
University of Puerto Rico
Press. 256 p.
Picó, R., Z. Buitrago de
Santiago, y H.H. Berríos.
1975. Nueva geografía de
Puerto Rico. Río Piedras,
PR: Editorial Universidad,
Universidad de Puerto Rico.
460 p.
Pool, D.J. y G. Morris.
1979. Land use in the
mogotes. En Memorias del
tercer simposio de los
recursos naturales. San Juan,
PR: Departamento de
Recursos Naturales.
124-132 p.
Post, W. y J.M. Wiley. 1976.
The Yellow-Shouldered
Blackbird: present and
future. American Birds.
30: 13-20.
Pregill, G.K. 1981. Late
Pleistocene herpetofaunas
from Puerto Rico.
Miscellaneous Publications,
University of Kansas
Museum of Natural History.
71: 1-72.
Pregill, G.K. y S.L. Olson.
1981. Zoogeography of
West Indian vertebrales in
relation to Pleistocene
climatic cycles. Annual
Review of Ecology and
Systematics. 12: 75-98.
Quiñones Aponte, V. 1986.
Water resources of the lower
Río Grande de Arecibo alluvial
valley, Puerto Rico. Water
Resources Investigations
Report 85-4160. San Juan,
PR: US Geological Survey.
38 p.
Quiñones Márquez, F. y L.A.
Fusté. 1978. Limnology of
Laguna Tortuguero. Water
Resources Investigations
Report 77-122. San Juan,
PR: US Geological Survey.
86 p.
Raffaele, H. 1973.
Assessment of Mona Island
avifauna. In Mona and
Monito Islands: An
assessment of their natural
and historical resources. San
Juan, PR: Puerto Rico
Environmental Quality
Board. 2: K1-K32.
Raffaele, H. 1992. A guide
to the birds of Puerto Rico and
the Virgin Islands. Princeton,
NJ: Princeton University
Press. 254 p.
Ramos, O.M. y A.E. Lugo.
1994. Mapa de la vegetación
de Puerto Rico. Acta
Científica. 8(1-2): 63-66.
Raúl Díaz, J. 1973.
Chemical quality of water in
Caño Tiburones, Puerto Rico.
US Geological Survey Open
File Report Map Series No
2. San Juan, PR. 2 plates.
Reagan, D.P. y C.P. Zucca.
1982. Inventory of the
Puerto Rican Boa (Epicrates
inornatus) in the Caribbean
National Forest. CEER T-
136. San Juan, PR: Center
for Energy and Environment
Research, University of
Puerto Rico. 42 p.
Ricart Morales, C.M. 1999.
Frugivory by birds in two
subtropical dry forewt tree
species (almácigo, Bursera
simaruba, and guayacán,
Guaiacum officinale) in
Guánica, Puerto Rico.
Boulder, CO: Department
of Environmental,
Population and Organismic
Biology, University of
Colorado. Dissertation.
Richard, R.T., J.W. Troester,
y M.I. Martínez. 1998. An
electromagnetic geophysical
survey of the freshwater lens
of Isla de Mona, Puerto Rico.
Journal of Cave and Karst
Studies. 60(2): 115-120.
Ríos Lavienna, G. 1933.
Guía del agricultor isla de
Puerto Rico. Arecibo, PR:
Editorial Pozo. 372 p.
Ríos, N. y R. L. Joglar.
1999. Rana grylio (Pig frog)
in Puerto Rico.
Herpetological Review.
30(4):231-232.
Rivera, L.W. 1998.
Secondary succession in
Caribbean karst forests. Río
Piedras, PR: University of
Puerto Rico. 153 p.
Dissertation.
Rivera, L.W. y T.M. Aide.
1998. Forest recovery in the
karst region of Puerto Rico.
Forest Ecology and
Management. 108: 63-75.
Rivera, M. 1994. Aspectos
sobre la biología del cangrejo
de agua dulce Epilobocera
sinuatiforns (Buruquena) en
Puerto Rico. En Memorias
del Decimotercer simposio
de la flora y fauna del Caribe.
Humacao, PR: Universidad
de Puerto Rico, Recinto
Universitario de Humacao.
7-10 p.
Rivera Milán, F.F. 1993.
Standardization of roadside
counts of columbids in
Puerto Rico and Vieques
Island. USDI National
Biologial Survey Resource
Publication. 197: 1-26.
Rivero, J.A. 1998. Los
anfibios y reptiles de Puerto
Rico. San Juan, PR:
Universidad de Puerto Rico.
Editorial Universitaria.
510 p.
Rivero, J.A., H. Mayorga, E.
Estremera, y I. Izquierdo.
1980. Sobre el Bufo lemur
(Cope) (Amphibia,
Bufonidae). Caribbean
Journal of Science.
15(3-4): 33-40.
Rivero, J.A. y D. Seguí
Crespo. 1992. Anfibios y
reptiles en nuestro folklore.
Imprenta San Rafael,
Quebradillas.
Roberts, R.C. 1942. Soil
survey of Puerto Rico. USDA
Soil Survey Report No. 8,
Series 1936. Washington,
DC. 503 p.
94
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
Rodríguez Durán, A. 1996.
Foraging ecology of the
Puerto Rican Boa (Epicrates
inornatus): bat predation,
carrion feeding, and piracy.
Journal of Herpetology.
30: 533-536.
Rodríguez Durán, A. 1998.
Distribution and non-
random aggregations of the
cave bats of Puerto Rico.
Journal of Mammalogy.
79: 141-146.
Rodríguez Durán, A. y A.R.
Lewis. 1985. Seasonal
predation by merlins on
soothy mustached bats in
western Puerto Rico.
Biotropica. 17: 71-74.
Rodríguez Durán, A. y A.R.
Lewis. 1987. Patterns of
population size, diet, and
activityfor a multispecies
assemblage of bats.
Caribbean Journal of Science.
23: 352-360.
Rodríguez Martínez, J.
1995. Hydrogeology of the
north coast limestone aquifer
system of Puerto Rico. Water
Resources Investigations
Report 94-4249. San Juan,
PR: US Geological Survey.
22 p.
Rodríguez Martínez, J.
1997. Characterization of
springflow in the north coast
limestone of Puerto Rico using
physical, chemical, and stable
isotopic methods. Water
Resources Investigations
Report 97-4122. San Juan,
PR: US Geological Survey.
53 p.
Rodríguez Ramírez, J.G.
1991. Reproducción en los
teidos de Puerto Rico Ameiva
exsul y Ameiva wetmorei.
Herpetologica.
47(4): 395-403.
Rodríguez Ramírez, J.G.
1994. Status survey of
Ameiva wetmorei. Report to
the US Fish and Wildlife
Service. Ponce, PR:
University of Puerto Rico.
Rogers, L. 1974. The
vegetation of Mona Island.
En Memorias del primer
simposio de los recursos
naturales. San Juan, PR:
Departamento de Recursos
Naturales. 41-46 p.
Román Más, A. y R.W. Lee.
1987. Geochemical
evolution of waters within
the north coast limestone
aquifers of Puerto Rico: a
conceptualization based on
a flow bath in the
Barceloneta area. Water
Resources Investigations
Report 86-4080. San Juan,
PR: US Geological Survey.
28 p.
Ruiz, C. y J.L. Chabert.
1989. Notas sobre el
comportamiento y ecología
de los cabros en Isla de
Mona. En Memorias del
decimoquinto simposio de
los recursos naturales. San
Juan, PR: Departamento de
Recursos Naturales. 1-46 p.
Santiago de Rohena, E.
1974. Taxonomy and
geographic distribution of the
Chilopoda of Puerto Rico.
Río Piedras, PR:
Department of Biology,
University of Puerto Rico.
Thesis.
Santiago Blay, J. 1984. The
scorpions of Puerto Rico. Río
Piedras, PR: Department of
Biology, University of Puerto
Rico. Thesis.
Seiglie, G.A. y M.T. Moussa.
1984. Late Oligocene-
Pliocene transgressive-
regressive cycles of
sedimentation in
northwestern Puerto Rico.
In Interregional
unconformities and
hydrocarbon accumulation.
J.S. Schlee, editor. American
Association of Petroleum
Geologists Memoir 36. p.
89-98.
Sepúlveda, N. 1999.
Ground-water flow, solute
transport, and simulation of
remedial alternatives for the
water-table aquifer in Vega
Alta, Puerto Rico. Water
Resrouces Investigations
Report 97-4170. San Juan,
PR: US Geological Survey.
96 p.
Snyder, N.F.R., J.W. Wiley,
y C.B. Kepler. 1987. The
parrots of Luquillo: natural
history and conservation of the
Puerto Rican Parrot. Los
Angeles, CA: Western
Foundation of Vertebrate
Zoology. 384 p.
Solley, W.B., R.R. Pierce, y
H.A. Perlman. 1998.
Estimated use of water in the
United Status in 1995.
Circular 1200. Denver, CO:
US Geological Survey.
71 p.
Soto, A.E. y W. Morales.
1984. Collapse sinkholes in
the blanket sands of the
Puerto Rico karst belt.
Proceedings of the first
multidisciplinary conference
on sinkholes. Orlando, FL.
143-146 p.
Struthers, P.H. 1923.
Observations on the bird life
of Puerto Rico. Auk. 40:
469-478.
Tarhule-Lipps, R.F.A. y J.
Carew. 1998.
Condensation corrosion in
caves on Cayman Brac and
Isla de Mona. Journal of
Cave and Karst Studies.
60(2): 84-95.
Taylor, E.C. 1864. Five
months in the West Indies
II. Martinique, Dominica,
and Puerto Rico. Ibis 3:
157-173.
Torres González, A. 1985.
Simulation of ground-water
flow in the water-table aquifer
near Barceloneta, Puerto Rico.
Water Resources
Investigations Report 84-
4113. San Juan, PR: US
Geological Survey. 39 p.
Torres González, A. y J.R.
Díaz. 1984. Water Resources
of Sabana Seca to Vega Baja
Area, Puerto Rico. Water
Resources Investigations
Report 82-4115. San Juan,
PR: US Geological Survey.
53 p.
Torres González, A. y R.M.
Wolansky. 1984. Planning
report for the comprehensive
appraisal of the ground-water
resources of the north coast
limestone area of Puerto Rico.
Open-File Data Report 84-
427. Sna Juan, PR: US
Geological Survey. 32 p.
Torres Sierra, H. y A. Avilés.
1986. Estimated water use
in Puerto Rico, 1980-82.
Open File Data Report 85-
557. San Juan, PR: US
Geological Survey. 77 p.
Tossas, A.G. 1995. Neting
site habitat descritpion and
space requirements of the
Puerto Rican broad-winged
hawk. Mayagüez, PR:
University of Puerto Rico.
59 p. Thesis.
95
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
Troester, J.W. 1999.
Geochemistry and
hydrogeologic framework of
the saline-freshwater interface
and the calculation of the net
recharge in the Dorado area,
North-Central Puerto Rico.
Water Resources
Investigations Report 98-
4030. San Juan, PR: US
Geological Survey. 36 p.
Troester, J.W., E.L. White,
y W.B. White. 1984. A
comparison of sinkhole
depth frequency
distributions in temperate
and tropical karst regions.
In Sinkholes: their geology,
engineering and
environmental impact. B.F.
Beck, editor. A.A. Balkema,
Rotterdam, The
Netherlands. 65-73 p.
Troester, J.W. y J. Rodríguez
Martínez. 1990. Field trip
guide. International
Symposium on Tropical
hydrology and Fourth
Caribbean Island Water
Resources Congress. San Juan,
PR: American Water
Resources Association.
40 p.
Tucci, P. y M.I. Martínez.
1995. Hydrology and
simulation of ground-water
flow in the Aguadillato to Río
Camuy Area, Puerto Rico.
Water Resources
Investigations Report 95-
4028. San Juan, PR: US
Geological Survey. 39 p.
US Fish and Wildlife Service.
1984. Puerto Rican Whip-
poor-will Recovery Plan.
Atlanta, GA. 16 p.
US Fish and Wildlife Service.
1986. Puerto Rican Boa
Recovery Plan. Atlanta, GA.
21 p.
US Fish and Wildlife Service.
1987a. Beautiful Goetzea
Recovery Plan. Atlanta, GA.
35 p.
US Fish and Wildlife Service.
1987b. Vahl’s Boxwood
Recovery Plan. Atlanta, GA.
34 p.
US Fish and Wildlife Service.
1991a. Banara Venderbiltii
Recovery Plan. Atlanta, GA.
22 p.
US Fish and Wildlife Service.
1991b. Bariaco (Trichilia
triacantha) Recovery Plan.
Atlanta, GA. 21p.
US Fish and Wildlife Service.
1992a. Calyptronoma rivalis
(palma de manaca) Recovery
Plan. Atlanta GA. 18 p.
US Fish and Wildlife Service.
1992b. Recovery Plan for the
Puerto Rican Crested Toad
(Peltophryne lemur).
Atlanta, GA. 19 p.
US Fish and Wildlife Service.
1994a. Chamaecrista
glandulosa var. mirabilis
Recovery Plan. Atlanta, Ga.
18 p.
US Fish and Wildlife Service.
1994b. Ottoschulzia
rhodoxylon (palo de rosa)
Recovery Plan. Atlanta, GA.
27 p.
US Fish and Wildlife Service.
1996a. Myrcia paganii and
Auerodendron pauciflorum
Recovery Plan. Atlanta, GA.
17 p.
US Fish and Wildlife Service.
1996b. Puerto Rican
Endangered Ferns Recovery
Plan. Atlanta, GA. 23 p.
US Fish and Wildlife Service.
1996c. Yellow-Shouldered
blackbird (Agelaius
xanthomus) Revised Recovery
Plan. Atlanta, GA. 77 p.
US Fish and Wildlife Service.
1997a. Puerto Rican Broad-
winged Hawk and Puerto
Rican Sharp-shinned Hawk
Recovery Plan. Atlanta, GA.
30 p.
US Fish and Wildlife Service.
1997b. Technical / Agency
Draft Recovery plan for
Pleodendrum macanthum
and Eugenia haematocarpa.
Atlanta, GA. 36 p.
US Fish and Wildlife Service.
1999. Technical / Agency
Draft Revised Recovery plan
for the Puerto Rican parrot
(Amazona vittata). Atlanta,
GA. 77 p.
Van der Schalie, H. 1948.
The Land and Freshwater
Mollusks of Puerto Rico. Ann
Arbor, MI: Univeristy of
Michigan Press.
Vélez, M.J. 1967a.
Checklist of the terrestrial
and freshwater decapoda of
Puerto Rico. Caribbean
Journal of Science.
7: 41-44.
Vélez, M.J. 1967b. New
records of Puerto Rican
Diplopoda with notes on
their geographic distribution.
Stahlia. 8: 1-11.
Vélez, M.J. 1979a.
Bibliografía selecta de la
fauna y de las comunidades
naturales de Puerto Rico.
Science-Ciencia.
6(3): 106-126.
Vélez, M.J. 1979b.
Bibliografía selecta de la
fauna y de las comunidades
naturales de Puerto Rico,
segunda parte. Science-
Ciencia. 6(4): 145-166.
Vélez, M.J. 1979c.
Bibliografía selecta de la
fauna y de las comunidades
naturales de Puerto Rico,
tercera parte. Science-
Ciencia. 6(4): 189-218.
Wadsworth, F.H. 1973.
The historical resources of
Mona island. En Mona and
Monito islands: an
assessment of the natural and
historical resources. San
Juan, PR: Puerto Rico
Environmental Quality
Board. 2: N1-N37.
Wadsworth, F.H. y G.H.
Englerth. 1959. Effects of
the 1956 hurricane on forests
in Puerto Rico. Caribbean
Forester. 20: 38-51.
Wege, D.C. y A.J. Long.
1995. Key areas for threatened
birds in the Neotropics.
Birdlife Conservation Series,
No. 5. Washington, DC:
Birdlife International,
Smithsonian Institution
Press. 311 p.
Wegrzyn, M.J., A.E. Soto, y
J.A. Pérez. 1984. Sinkhole
development in north-
central Puerto Rico. In
Proceedings of the first
multidisciplinary conference
on sinkholes. Orlando, FL.
pp. 137-142
Wetmore, A. 1916. Birds
of Puerto Rico. Washington,
DC: US Department of
Agriculture. Bulleting 326.
59 p.
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
96
Wetmore, A. 1920. Five
New Species of Bird from Cave
deposits in Porto Rico.
Proceedings Biological
Society of Washington. 33:
77-78.
Wetmore, A. 1922. Bird
remains from th e caves of
Porto Rico. Bulletin
American Museum of Natural
History. 46: 297-333.
Wetmore, A. 1927. The
birds of Puerto Rico and the
Virgin Islands. Scientific
Survey of Puerto Rico and
the Virgin Islands. New
York, NY: New York
Academy of Sciences. Vol.
IX: 322-323.
White, W.W. 1988.
Geomorphology and
Hydrology of Karst terrains.
New York, NY: Oxford
University Press. 464 p.
Wicks, C.M., y J.W.
Troester. 1998. Ground
water geochemistry of Isla
de Mona, Puerto Rico.
Journal of Cave and Karst
Studies. 60(2): 107-114.
Wiewand, T.A. 1973.
Mona ambphibians, reptiles,
and mammals. En Mona
and Monito islands: an
assessment of their natural
and historical resources. San
Juan, PR: Puerto Rico
Environmental Quality
Board. 2:L1-L13.
Williams, E.E., y K.F.
Koopman. 1951. A new
fossil rodent from Puerto
Rico. American Museum of
Natural History Novitates.
1515: 1-9.
Wolcott, G.N. 1948. The
insects of Puerto Rico.
Journal of Agriculture of the
University of Puerto Rico.
32(1-4).
Woodbury, R.O. 1973. The
vegetation of Mona Island.
In Mona and Monito
Islands: an assessment of
their natural and historical
resources. San Juan, PR:
Puerto Rico Environmental
Quality Board. 2: G1-G2.
Zack, A.L. y A. Class Cacho.
1984. Restoration of
freshwater in the Caño
Tiburones area, Puerto Rico.
US Geological Survey Water
Resources Investigations
Report 83-4071. San Juan,
PR. 33 p. + map.
Zack, A., T. Rodríguez
Alonzo, y A. Román Más.
1986. Puerto Rico Ground-
Water quality. In National
water summary 1986. US
Geological Survey Water-
Supply Paper 2325.
Washington, DC.
437-442 p.
Zans, V.A. 1959. Review,
bauxites, their mineralogy
and genesis. Economic
Geology. 54: 957-965.
97
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
Terminología
Las definiciones de estos
términos geológicos
provienen principalmente de
Monroe (1976). Puede
consultar a Field (1999) para
una lista más completa de
terminología relacionada a
las cavidades, al karso y a la
hidrología del karso.
afloramientos de creta o de
tiza (chalk outcrops): ver caliza
de creta o de tiza.
agua agresiva (aggressive
water): agua capaz de
disolver rocas. En el contexto
de la caliza y la dolomía, este
término se refiere
específicamente al agua que
contiene dióxido de carbono
disuelto.
alóctono (allochthonous): se
dice del material depositado
en un lugar distinto al de su
origen.
anádromo (anadromous): se
dice de los organismos
acuáticos que remontan los
ríos desde el océano (o desde
un lago) para reproducirse.
arco natural (natural arch):
arco de roca o un túnel
natural muy corto.
bicarbonato (bicarbonate):
toda sal que contenga la
radical HCO3– 1; por
ejemplo: el Ca (HCO3)2 .
bogaz (bogaz): grieta
ensanchada por disolución
de 2 a 4 m de ancho que se
extiende de manera lineal
por decenas de metros. Es
un término turco.
bolo (pellet): Alimento
masticado e insalivado que
de una vez se
deglute.(Diccionario de la
lengua española de la Real
Academia de la Lengua
Española, 2001 - DRAE)
caliche (caliche): manto de
creta o de tiza (o de caliza
margosa) de origen
secundario.
caliza de creta o de tiza
(chalky limestone): una caliza
micrítica de granos muy
finos, mayormente consiste
de despojos de algas de
plancton. Usualmente es de
color blanco y relativamente
suave y porosa.
catádromo (cathadromous):
dícese de los organismos
acuáticos que migran río
abajo hacia el océano (o hacia
un lago) para reproducirse.
cavidad al pie de risco (cliff-
foot cave): cueva formada al
pie de un risco por
disolución de agua estancada
en un lago o pantano; las
cavernas al pie de risco son
comunes al nivel del mar o
donde hubo algún punto de
detención del nivel del mar.
Se denomina también
Füsshöhl, del alemán.
cavidad de cúpula (dome pit):
cavidad vertical en una
caverna, en general con techo
abovedado y sima.
cavidad de refugio (shelter
cave): pequeña cavidad en
que la extensión horizontal
máxima casi nunca excede el
ancho de su boca u orificio.
cavidad fluvial (river cave):
caverna en la cual fluye una
quebrada o río, permanente
o intermitente.
cavidad vertical (vertical
cave): cavidad natural
vertical, o casi vertical, en la
superficie o en una caverna,
en que la profundidad excede
el ancho. Se conoce también
como sima o pozo vertical.
cementación (casehardening):
en el contexto de la
terminología del karso, el
endurecimiento de una capa
de piedra caliza por la
disolución y reprecipitación
de carbonato de calcio.
charca de disolución
(solution pan): depresión
llana de disolución formada
en la caliza, caracterizada por
su fondo plano y lados
voladizos. Sinónimos:
Kamenitza, Opferkessel,
panhole y tinajita.
clástico (clastic): se refiere a
una roca o sedimento
compuesto principalmente
de fragmentos derivados de
otras rocas o minerales,
transportados a bastante
distancia de su lugar de
origen.
colapso de la cavidades (cave
breakdown): (a)
ensanchamiento de alguna
parte de un sistema de
cavernas debido al
desprendimiento de masas
de rocas de las paredes y
techo. (b) rocas que han
caído de las paredes y techos
de la caverna.
conchero (midden):
Depósito prehistórico de
conchas y otros restos de
moluscos y peces que servían
de alimento a los hombres
de aquellas edades.
Generalmente se hallan a
orillas del mar o de los ríos
y cerca de las cuevas o
cavernas. (DRAE)
condensación por corrosión
(condensation corrosion):
donde el agua que se
condensa en las paredes de
la caverna en roca soluble
está subsaturada con respecto
del mineral—calcita,
dolomita, yeso, etc.— existe
la posibilidad de disolución.
conductividad hidráulica
(hydraulic conductivity):
respuesta del acuífero a las
gradientes hidráulicas. Es la
velocidad del flujo del agua
por una sección de 1 m2 de
un acuífero medido en
m3/día bajo una gradiente
de 1m por m; las unidades
se cancelan y los resultados
se informan en m/d.
congéneres (congeners):
clasificados en el mismo
genero.
corredor (corridor): valle
abierto o cerrado, por lo
regular recto, cortado en roca
soluble, de laderas empinadas
o inclinadas. Ubicado
principalmente en las grietas,
diaclasas o puntos de
debilidad.
corriente colgada (losing
stream): Curso de agua
separado del agua
subterránea subyacente por
una zona de material no
saturado. (Glosario
Internacional Hidrológico
de la UNESCO)
cuesta (cuesta): una loma o
cerro con un lado y
escarpado por el otro; el
declive leve por lo general
corresponde a la inclinación
de los lechos resistentes que
lo conforman; y la pendiente
casi vertical o lado escarpado
se forma mediante la
afloración del estrato
resistente .
denudación kárstica (karst
denudation): remoción de
rocas de carbonatos mediante
disolución. El término se usa
por lo general en la
determinación de la
velocidad de descenso de la
superficie mediante
disolución.
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
98
depresión cerrada (closed
depression): término general
para cualquier depresión
topográfica sin desagüe,
independientemente del
origen o tamaño.
detritívoros (detritivores):
organismos que se alimentan
de los desechos, como el
guano, o materia orgánica
muerta, como la madera y
las hojas.
diagénesis (diagenesis):
cambios posdeposicionales
físicos y químicos en los
sedimentos.
diagramas de Piper (Piper
diagrams): diagramas
múltiples trilineales en que
se grafican la concentración
de químicos en las muestras
de agua tomadas a lo largo
del curso. El diagrama
muestra las tendencias en los
datos.
disolución (solution): cambio
de estado sólido o gaseoso a
estado líquido mediante la
combinación con un líquido.
En el estudio científico de
los fenómenos del karso, la
erosión de rocas karstificables
por medios químicos con la
ayuda de ácidos, en particular
el dióxido de carbono en el
agua.
dolina (doline): depresión
kárstica cerrada sencilla con
drenaje subterráneo, en
forma de plato, embudo o
caldera. Su diámetro por lo
general excede su
profundidad. Las dolinas
pueden tener cortes
transversales o longitudinales
asimétricos. Se subdividen
según su forma o supuesto
origen.
dolina colapsada, sumidero
colapsado (collapsed doline,
collapsed sink): depresión
cerrada formada por el
colapso del techo de una
cavidad.
dominancia de especies
(species dominance): se refiere
al por ciento del área basal
del rodal que ocupa
determinada especie de árbol.
Las especies dominantes
ocupan la fracción más
grande del área basal.
esclerofítica (sclerophyllous):
vegetación de hojas
esclerófilas.
esclerófila (sclerophyll): de las
hojas de consistencia dura o
cuerosa, por lo general
siempreverdes, adaptadas
para resistir la pérdida de
agua.
espeleólogo (speleologist):
científico que se dedica al
estudio y la exploración de
cuevas y cavernas, su entorno
y su biota.
espeleotema (speleothem):
depósito mineral secundario
formado en las cavernas, tales
como las estalactitas o las
estalagmitas.
estalactita (stalactite):
depósito cilíndrico o cónico
de minerales, comúnmente
calcita, formado por el goteo
del agua, que se suspende del
techo de una caverna o de la
base de un risco. La mayoría
de las estalactitas tienen un
tubo hueco en el centro.
estalagmita (stalagmite):
depósito de materia mineral,
comúnmente calcita, que
asciende del lecho de la
caverna, formado por la
precipitación de minerales
de soluciones que gotean
desde arriba.
estrato de confinamiento
impermeable (impermeable
confining bed): estrato
impermeable sobre o debajo
del acuífero; anteriormente
se denominaba acuicludo.
estruga (struga): corredor o
trinchera formada mediante
solución en un plano de
estratificación en un estrato
de piedra caliza en pendiente
aguda.
estuario (estuary): lugar en
la zona costera donde el agua
salada y el agua dulce se
mezclan.
excéntrica (eccentric):
término europeo para
espeleotema de forma
anormal; en Estados Unidos
por lo general se denominan
helictitas.
exsurgencia (exsurgence):
manantial de agua de
cabecera superficial
desconocida.
fanerozoico (phanerozoic):
del eón en tiempo geológico
que incluye las épocas (o
eras) Paleozoica, Mesozoica
y Cenozoica.
fisonomía (physiognomy):
apariencia de la vegetación
según determinado por los
tipos biológicos y las especies
de plantas que predominan.
fluviokarso (fluviokarst):
término para describir
cuando existe una mezcla de
formaciones kársticas y
características fluviales.
gallera (cockpit): (a) Toda
depresión cerrada con laderas
escarpadas. (b) Con mayor
exactitud, las depresiones de
forma irregular que rodean
las lomas cónicas del karso
de conos.
gradiente hidráulico
(hydraulic gradient): medida
de la pendiente de la
superficie del agua entre dos
puntos del caudal de la
corriente de un arroyo o
acuífero.
guano (guano): fertilizante,
rico en fósforo, producto del
excremento de los
murciélagos o las aves.
helictita (helictite):
proyección curva o angular
en forma de rama estrecha
en el lado o la base de una
estalactita.
herbívoros (herbivores):
organismo que obtiene su
energía alimentándose de
productores primarios, en
general plantas verdes.
herpetofauna (herpetofauna):
especies anfibios y reptiles
dentro de determinada zona.
hidrograma (hydrograph):
expresión gráfica de la
etapa—nivel del agua—de
un río o arroyo en función
del tiempo.
hidroperiodo (hydroperiod):
describe la profundidad, la
extensión y la frecuencia de
inundación de un humedal
o cuerpo de agua.
holokarso (holokarst):
término que se usa para
describir formaciones con
drenaje y topografía kárstica
completa.
karren (karren): término
alemán para rasgos menores
de disolución superficiales y
subterráneas en la topografía
kárstica, como canales, surcos
o depresiones disueltas en la
superficie de la piedra caliza.
99
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
karso (karst): terreno en que
el drenaje subterráneo sigue
las cavidades en las rocas muy
solubles (roca karstificable)
y en que aparecen rasgos
característicos superficiales y
subterráneos (fenómenos
kársticos). Las rocas muy
solubles son principalmente
la caliza, pero incluyen la
dolomía, otras rocas
carbonatadas, yeso, sal y
otros. Nota: El DRAE recoge
karst y kárstico, pero no
karso, aunque reconoce que
se usa en el Caribe y América
Latina.
karso cónico (cone karst):
tipo de topografía kárstica,
común en el trópico,
caracterizado por muchas
lomas de pendientes casi
verticales en forma de cono
rodeadas por depresiones
más o menos en forma de
estrella; equivalente de
Kegelkarst o lapiaz.
karso cónico con riscos
(cliffed cone karst): karso de
conos en que una torre de
muros verticales surge de
cada cono.
karso de cuesta (cuesta karst):
tipo de karso formado en
una cuesta, caracterizado por
pendientes empinadas o
escarpadas por un lado y
sumideros y torres por el lado
de declive menor.
karso de dolina (doline karst):
topografía del karso
caracterizada por la presencia
predominante de dolinas.
karso de mogote o de torre
(tower karst): término general
para karso dominado por
lomas escarpadas como el
karso de conos y karso de
mogotes.
karso de zanjón (zanjon
karst): zona del karso en que
predominan los zanjones.
karso encerrado (impounded
karst): cuerpo de caliza
karstificada de área limitada
y completamente rodeada de
roca de baja permeabilidad.
El término en inglés lo
propuso Jennings (1971)
para el karso francés barré.
karstificación (karstification):
el proceso de formación de
un tipo de terreno en roca
soluble con fenómenos
superficiales y subterráneos
producto de la disolución.
karstificar (karstify): formar
fenómenos kársticos
mediante disolución.
kegelkarst (kegelkarst):
término alemán para el karso
de conos
lapiaz (lapiés): término del
francés que significa karren.
linea de goteo (drip line):
línea en la entrada de una
cueva directamente debajo
de la parte superior de la
entrada.
macrófilas (macrophyll):
plantas de hojas con un área
superficial mayor de 164,025
mm2.
manantial de karso (karst
spring): Cualquier sumidero
o punto de escape de agua
del karso hacia una cueva o
hacia la superficie.
mésico (mesic): de humedad
intermedia. Hábitat
húmedo.
mesófilas (mesophyll): plantas
de hojas con un área
superficial entre 18,225 mm2
y 164,025mm2.
micrófilas (microphyll):
plantas de hojas con un área
superficial entre 2,025 mm2y
18,225 mm2.
mogote (mogote/haystack
hill): loma caliza de laderas
casi verticales, en general
rodeada de planicies
aluviales; inselberg (término
alemán) kárstico y véase
karso de torre.
nanófilas (nanophyll): plantas
de hojas con un área
superficial desde 225 mm2 a
2,025 mm2.
paisaje kárstico (karst
landscape): ver karso
pepino (pepino): nombre
usado por Hill (1899) y
Hubbard (1923) para
mogote.
piedra precipitada
(dripstone): concreción de
carbonato de calcio formado
por goteras de agua y que
pende desde arriba o surge
desde abajo; término
colectivo para rasgos como
las estalactitas, estalagmitas,
columnas, cortinaje, etc.
polje (polje): depresión
extensa en terreno kárstico,
cerrada por todos los lados,
de fondo plano y lados
escarpados. En muchos
lugares los lados quedan a
un ángulo agudo con
respecto al piso. No brotan
arroyos superficiales. Un
polje puede ser
completamente seco, tener
un arroyo superficial que
origina y termina dentro del
polje o estar inundado de
manera temporera o
permanente. Es un término
esloveno.
pozo de infiltración (swallow
hole, stream sink): lugar
donde un arroyo superficial
desaparece por debajo de la
tierra; sumidero de un
riachuelo.
probabilidad de excedencia
(excedence probability): flujo
o descarga del arroyo mayor
que el que se mide a
determinado por ciento del
tiempo en determinado
lugar. Por ejemplo, si un río
o arroyo tiene un flujo o
descarga de 1 m3/s el 99 por
ciento del tiempo, la
probabilidad de excedencia
de flujo tendría que ser > 1
m3/s un 1 por ciento de las
veces.
puente natural (natural
bridge): puente de roca sobre
una cañada que no se haya
erosionado.
receptor o grieta acuífera
(stream sink): punto en que
el riachuelo de superficie se
sumerge; pozo de infiltración
refugio de roca (abrigo de
roca, abrigo rocoso, rock
shelter): cueva llana natural,
por lo general debajo de un
voladizo y de fondo más o
menos plano.
resurgencia (resurgence):
arroyo previamente hundido
que vuelve a surgir; el
término se usa comúnmente
de manera incorrecta para
referirse a cualquier
surgencia.
rezumadero (seep): Agua que
emerge del terreno a lo largo
de una línea o superficie.
(Glosario Internacional
Hidrológico de la
UNESCO)
rillenkarren (rillenkarren):
término del alemán para los
canales llanos erosionados
mediante disolución de la
piedra caliza, separados por
estrías agudas con 2 a 3 cm
de separación.
El Karso de Puerto Rico -- Un Recurso Vital
100
rinnenkarren (rinnenkarren):
ranuras de fondo plano
separadas por estrías agudas
con varios centímetros de
separación; término alemán.
roca de playa (beachrock):
roca friable a indurada que
consiste de granos de arena
de variados minerales
endurecidos por el carbonato
de calcio; arena de playa
naturalmente endurecida.
roca karstificable (karstifiable
rocks): término colectivo
para toda roca en que se
pueden desarrollar
fenómenos kársticos debido
a que es soluble en agua.
salinización (salinization):
intrusión de agua de mar en
el acuífero.
sifón (siphon): lugar donde
el techo de la cueva se
sumerge bajo agua estancada
o corriente; esta inmersión
o buzamiento separa partes
de la cavidad que de otra
manera estarían unidas.
sima (shaft): pasaje vertical
en una cavidad o cueva
vertical en la superficie.
simpátrico (sympatric): se
refiere al origen o el área de
ocupación de dos o más
especies estrechamente
relacionadas en la misma
zona geográfica.
sistema de cavidades (cave
system): Una red subterránea
de cavidades interconectadas.
spitzkarren (spitzkarren):
término en alemán para
picos en forma de lanzas o
agujas de torre formadas de
caliza residual de la
disolución, desde unos pocos
centímetros de largo hasta
más de 1 m.
subsidencia (subsidence):
hundimiento gradual o
asentamiento en un nivel
inferior, como el descenso
paulatino del techo de una
caverna o la superficie
encima de la cavidad.
sufosión (tubificación, soil
piping): formación de
túneles o cavidades tubulares
debajo de la superficie, por
acción del agua. Se conoce
también como tunelamiento.
sumidero (sink, sinkhole):
término usado en general
para las depresiones cerradas,
en particular las dolinas,
cavidades verticales y pozos
de infiltración.
sumidero colapsado
(collapsed sink): ver dolina
colapsada
superficie potenciométrica
(potentiometric surface): nivel
freático de los acuíferos.
surgencia (emergence):
manantial del karso con una
gran cantidad de agua. Estos
manantiales se clasifican,
cuando sea posible en
manantiales de exsurgencia
y de resurgencia.
tipo biológico (life form):
forma o apariencia
característica de una especie
en su madurez, por ejemplo,
árbol, hierbas, gusano,
pez, etc.
tipo de karso (karst type):
terreno del karso cuya
superficie se caracteriza por
la existencia de un solo rasgo
kárstico dominante o
conjunto de rasgos. Los
nombres de los tipos de karso
dependen de los aspectos
geográficos, geológicos,
hidrológicos, climáticos y
genéticos predominantes.
Algunos ejemplos son el
karso tropical y el karso de
torres.
toba (sinter): material de
concreción caliza, en general
cristalina, depositada por
agua corriente tanto en la
superficie como en las
cavidades.
torre (tower): loma muy
escarpada en el karso.
transmisividad hidrológica
del acuífero (transmissivity of
water by an aquifer): el
volumen de agua que fluye
al día por una sección del
acuífero ( conductividad
hidráulica) multiplicado por
su espesor: [(m3 /d)/m2 ]m;
las unidades se cancelan y los
resultados se informan en
m2 /d.
travertina (travertine): piedra
caliza precipitada de un
arroyo, en general más
cementada y resistente que
la toba calcárea.
troglobítico (troglobitic): o
troglobita; animal que habita
permanentemente debajo de
la tierra en las áreas oscuras
de las cavernas. Sólo sale de
casualidad. La criatura está
totalmente adaptada a la vida
en la oscuridad absoluta y
sólo puede completar su ciclo
vital en la cueva.
troglofílico (troglophilic): o
troglofilo; animal que
penetra intencionalmente y
habitualmente más allá del
área de la caverna donde
entra la luz del día y pasa
parte de su vida en ambientes
subterráneos, por ejemplo,
los murciélagos.
túnel natural (natural
tunnel): cavidad casi
horizontal, abierta a ambos
extremos, por lo regular,
bastante recto y de corte
transversal uniforme.
uvala (uvala): una depresión
kárstica grande, en forma de
cubeta o de forma alargada,
de fondo irregular, por lo
general con dolinas dispersas.
Es un término esloveno.
vaguada (thalweg): línea de
profundidad máxima en el
corte transversal de una
corriente.
valle cegado (blind valley):
valle que termina río abajo
en una cuesta empinada o
un risco río arriba; cualquier
corriente en un valle que
desaparece bajo la tierra por
una sima o en una caverna.
valle seco (dry valley): valle
que carece actualmente de
un arroyo o río debido al
desagüe subterráneo.
valor de importancia
(importance value): índice de
la importancia de una especie
en una comunidad de
plantas; incluye la densidad
relativa, la frecuencia relativa
y el área basal relativa de la
especie. Los valores varían
desde 0 a 300 o se pueden
expresar en por cientos.
xérico (xeric): de hábitat seco.
zanjón (zanjon): trinchera
creada por disolución en la
piedra caliza, por lo general
desde unos pocos
centímetros hasta varios
metros de ancho, desde 1 a
4 m de profundidad y desde
decenas a más de miles de
metros de largo. Es el
término usado en Puerto
Rico para corredor.
zona silvestre (wilderness):
zona agreste, deshabitada,
donde las condiciones
naturales predominan sobre
las antropogénicas.
El Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés) prohibe la discriminación en todos sus programas
y actividades por razón de raza, color, nacionalidad, sexo, religión, edad, necesidades especiales, creencias políticas, orientación sexual o
estado civil. (No todas las áreas de prohibición aplican a todos los programas). Las personas con necesidades especiales que requieran de
métodos alternos de comunicación para obtener información de programas (Braille, impresos especiales, cintas en audio, etc.) pueden llamar
al TARGET Center del USDA al (202) 720-2600 (voz y TDD).
Para someter una querella por discriminación, puede escribir al USDA, Director, Office of Civil Rights, Room 326-W, Whitten Building,
1400 Independence Avenue, SW, Washington, D.C. 20250-9410 o puede llamar al (202) 720-5964 (voz y TDD). El USDA es un patrono
y proveedor con igualdad de oportunidad.
ResearchGate has not been able to resolve any citations for this publication.
Article
Full-text available
In many countries where the economy has shifted from mainly agricultural to industrial, abandoned agricultural lands are lost to urbanization. For more than 4 centuries the Puerto Rican economy depended almost entirely on agriculture, but sociopolitical changes early in the 20th century resulted in a shift to industry. This shift in the economy, and an increase in population, has resulted in an increase in urban areas. This study describes the rate and distribution of urban growth on the island of Puerto Rico from 1977 to 1994 and the resulting influence on potential agricultural lands. Urban extent and growth were determined by interpreting aerial photographs and satellite imagery. The 1994 urban coverage was combined with a soil coverage based on agricultural potential to determine the distribution of urban areas relative to potential farmlands. Analyses showed that in 1977, 11.3% of Puerto Rico was classified as urban. After 17 years, urban areas had increased by 27.4% and urban growth on soils suitable for agriculture had increased by 41.6%. This represents a loss of 6% of potential agricultural lands. If this pattern of encroachment by urban growth into potential farmlands continues, Puerto Rico’s potential for food production in the future could be greatly limited.
Article
The first part of the work consists of an annotated list of the insects affecting the trees. The host trees are mentioned by their scientific names in alpahabetical order, and the insects are listed under each species of tree. Directly under the name of each tree, the family to which it belongs is cited, followed by notes on distribution, uses or economic importance and common names of the tree species. Then the insects are listed or recorded, following more or less this sequence: insects affecting the flowers, fruits or seeds, twigs, branches, trunk and roots. Often, species attacking the decayed wood or resting on the tree will be mentioned at the end of each 565 tree discussed. Only the insects affecting the trees are recorded, that is, such records as "on the leaves", or "collected on the fruit", "on the trunk", etc., are not taken in consideration in this work. The parasitic forms are only mentioned when the specific host is known, otherwise parasites and predators just resting on leaves or other parts of the trees are not listed. This Survey is based on the insect population studies on 245 tree species, belonging to 169 genera. In the annotated list some trees only show two or three insects records while others might show thirty, forty or more records.
Chapter
Many facets of forest plantation establishment and management have been explored during the 50-year history of the Institute of Tropical Forestry. Little was known until recently about the extent and nature of forest plantations in Puerto Rico. About 4000 ha of plantations located largely on state and federal lands have been noted. About one-third of the total area was in mahogany (Swietenia macrophylla, S. mahagoni, and S. macrophylla × mahagoni), and nearly all of the rest was divided among teak (Tectona grandis), eucalyptus (Eucalyptus spp.), Caribbean pine (Pinus caribaea var. hondurensis), maria (Calophyllum brasiliense), and mahoe (Hibiscus elatus). Most of the plantations are mature or nearing maturity; little new plantation area is being established. Current harvest of plantation timber is a tiny fraction of net growth, and prospects of increasing harvests substantially in the near future or adding much plantation area are dim. In an increasingly urban environment, research on and promotion of plantations for urban amenities, watershed protection, and habitat enhancement for endangered species should be encouraged.