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Jardín de historias: Releer la violencia hacia la mujer en una favela carioca

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Este artículo es fruto de un período de investigación sobre la violencia hacia la mujer en Brasil. Emerge del trabajo como psicóloga en una institución integrante de la política nacional de prevención y lucha contra esa violencia, ubicada en una favela de Río de Janeiro. El contacto con las usuarias permitió conocer historias de vida de mujeres que desde siempre tuvieron sus vidas atravesadas por diferentes formas de violencia. El deseo de comprender este universo y de posibilitar intervenciones eficaces, impulsó el desarrollo de esta investigación. A pesar de que en Brasil existe una legislación específica para enfrentar el problema, las estadísticas siguen siendo alarmantes y la naturalización de la(s) violencia(s) en las favelas es constante. Nuestro objetivo es entender las trayectorias peculiares para la definición de la condición de ser mujer que sufre violencia en una favela carioca; en suma, buscamos entender cómo la violencia contra la mujer se (re)significa en contextos de violencia urbana. Utilizamos, para tal, metodologías cualitativas: la Observación Participante, la Historia de Vida y el Análisis del Discurso desde un enfoque biográfico-narrativo. Nuestras conclusiones nos enseñaron que es fundamental que se reconozca que las mujeres se encuentran en una situación particular de vulnerabilidad, donde un conjunto de desigualdades están asociadas, y que hace falta una comprensión integral del escenario en que viven para enfrentar el problema. El desafío es desarrollar políticas integrales y apostar por formas alternativas de enfrentamiento que no sean otra forma de violencia, garantizando la plena vivencia de la ciudadanía.
AIBR
Revista de Antropología
Iberoamericana
www.aibr.org
Volumen 12
Número 1
Enero - Abril 2017
Pp. 77 - 102
Madrid: Antropólogos
Iberoamericanos en Red.
ISSN: 1695-9752
E-ISSN: 1578-9705
Jardín de historias: Releer la violencia hacia
la mujer en una favela carioca
Marisa Antunes Santiago
F. Manuel Montalbán Peregrín
Universidad de Málaga
Hebe Signorini Gonçalves
Universidade Federal do Rio de Janeiro (UFRJ)
Recibido: 28.01.2016
Aceptado: 10.02.2017
DOI: 10.11156/aibr.120105
78 JARDÍN DE HISTORIAS
RESUMEN
Este artículo es fruto de un período de investigación sobre la violencia hacia la mujer en
Brasil. Emerge del trabajo como psicóloga en una institución integrante de la política nacio-
nal de prevención y lucha contra esa violencia, ubicada en una favela de Río de Janeiro. El
contacto con las usuarias permitió conocer historias de vida de mujeres que desde siempre
tuvieron sus vidas atravesadas por diferentes formas de violencia. El deseo de comprender
este universo y de posibilitar intervenciones ecaces, impulsó el desarrollo de esta investiga-
ción. A pesar de que en Brasil existe una legislación especíca para enfrentar el problema,
las estadísticas siguen siendo alarmantes y la naturalización de la(s) violencia(s) en las fave-
las es constante. Nuestro objetivo es entender las trayectorias peculiares para la denición
de la condición de ser mujer que sufre violencia en una favela carioca; en suma, buscamos
entender cómo la violencia contra la mujer se (re)signica en contextos de violencia urbana.
Utilizamos, para tal, metodologías cualitativas: la Observación Participante, la Historia de
Vida y el Análisis del Discurso desde un enfoque biográco-narrativo. Nuestras conclusiones
nos enseñaron que es fundamental que se reconozca que las mujeres se encuentran en una
situación particular de vulnerabilidad, donde un conjunto de desigualdades están asociadas,
y que hace falta una comprensión integral del escenario en que viven para enfrentar el pro-
blema. El desafío es desarrollar políticas integrales y apostar por formas alternativas de
enfrentamiento que no sean otra forma de violencia, garantizando la plena vivencia de la
ciudadanía.
PALABRAS CLAVE
Violencia hacia la mujer, violencia urbana, favela, historias de vida, análisis del discurso.
THE GARDEN OF STORIES: REVIEW OF VIOLENCE AGAINST WOMEN IN A RIO DE JANEIRO SLUM
ABSTRACT
This article is the result of a period of research on violence against women in Brazil. It arises
from the work as psychologist in an integral institution of the national policy to prevent and
cope such violence, located in a favela in Rio de Janeiro. Through a eldwork with women
affected by different forms of aggression, this research intends to consider possible actions
against the violence that these women suffer. In spite of the fact that in Brazil a specic le-
gislation exists to cope the problem, the statistics continue being alarming and the natura-
lization of violence in the favelas is constant. Our aim is to understand the peculiar trajec-
tories that dene the women that suffers violence in a favela. We seek to understand how
violence against women is (re)signied in the context of urban violence. The methodologies
that are used range from participant observation to life stories and discourse analysis from
a biographical-narrative approach. Our conclusions showed the need to recognize that wo-
men are in a particular situation of vulnerability. A set of inequalities are associated with
violence and we need a comprehensive understanding of the scenario in which they live to
face the problem. The challenge is to develop comprehensive policies and explore alternati-
ve forms to guarantee a possible experience of citizenship.
KEY WORDS
Violence against the woman, urban violence, favela, life stories, discourse analysis.
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JARDÍN DE HISTORIAS MARISA ANTUNES SANTIAGO, F. MANUEL MONTALBÁN PEREGRÍN y HEBE SIGNORINI GONÇALVES
1. Introducción
El desarrollo de esta investigación es fruto de un período de estudio y
reexión sobre la aproximación psicosocial a la violencia hacia la mujer
en Brasil, a partir de Teorías Feministas, Teoría de la Interseccionalidad,
Análisis Crítico del Discurso, Psicología Social Crítica, Criminología
Crítica, entre otras. La mayoría de las aproximaciones a nuestro estudio
muestran que la violencia contra la mujer es un tema difuso y complejo y
que las intervenciones al uso tienen una ecacia limitada. Nuestra apor-
tación intenta tomar este fenómeno desde otra vertiente: apuesta por com-
prender la relación entre las vivencias singulares y la construcción de la
realidad que ofrecen los discursos hegemónicos y alternativos generados.
La intervención en un Centro de Referencia de Atención a Mujeres
en Situación de Violencia (CRM) —institución integrante de la política
nacional de prevención y lucha contra la violencia hacia la mujer en Brasil,
como veremos más adelante (Gonsalves y Gonçalves, 2016)— ubicado en
la ciudad de Río de Janeiro, inicialmente generó en los autores muchas
inquietudes: percibimos la extrema vulnerabilidad de las mujeres que vi-
ven en las favelas cariocas y que tienen sus vidas marcadas por constantes
violaciones de derechos, sea por sus (ex)compañeros afectivos, sea por los
tracantes de drogas que controlan los territorios que habitan (Dowdney,
2003), sea por el Estado y sus agentes que allí pueden actuar de forma
extremadamente violenta (Machado da Silva y Leite, 2008; Misse, 2002).
Aunque estos CRM sean relevantes para la transformación por la cual
pasan las mujeres, son escasas las investigaciones sobre los impactos ge-
nerados en las vidas de las atendidas (Pougy, 2012).
Otro motivo que fomentó esta investigación es el hecho de que, aun-
que haya en Brasil una ley especíca de enfrentamiento a la violencia
contra la mujer, la Ley Maria da Penha (Ley 11340/2006), las estadísticas
siguen siendo alarmantes: el número de mujeres asesinadas en los últimos
30 años en el país subió de 1.353 casos en 1980 hasta 4.762 casos en
2013 (Waiselsz, 2015), con un total de 106.093 mujeres muertas en el
país. El (Teixeira y Pinto, 2014), concluyó que, en 2013, en Río de
Janeiro, en el 82,8% de los casos de violación registrados en las comisa-
rías, las víctimas fueron mujeres y, de estos casos, en el 51,2% ellas tenían
relaciones cercanas con el agresor (que era padre, padrastro, otro parien-
te, compañero). Arman que: «durante 2013, casi a diario, alguna mujer
tuvo su vida gravemente amenazada por alguien de su convivencia familiar
y que parte de ellas (50%) perdió la vida en función de esta violencia»
(Teixeira y Pinto, 2014: 58).
80 JARDÍN DE HISTORIAS
Maria da Penha Maia Fernandes es una de las muchas mujeres que
han sufrido los efectos de la violencia doméstica y familiar. Su historia de
vida se confunde con la de muchas que tienen su derecho a una vida libre
de violencia constantemente violado. Luchó durante 20 años para que su
agresor —su excompañero— fuera condenado. Fue maltratada por él
durante seis años, sufriendo dos tentativas de asesinato; la primera con
arma de fuego y la segunda con electrocución y ahogamiento: el resultado
más evidente es su paraplejía irreversible. El caso llegó a la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de Estados
Americanos (OEA) en 1998, y en el año 2001 Brasil fue condenado por
violación de derechos, incumplimiento de sus deberes, negligencia y omi-
sión según la Convención de Belén de Pará de que es signatario. En 2002,
el agresor fue condenado a cumplir 10 años de cárcel y, nalmente, estuvo
apenas dos años en prisión1. En el año 2004, fue creado un Grupo de
Trabajo Interministerial, coordinado por la Secretaría Especial de Políticas
para las Mujeres (SPM) —creada en el año 2003— y, juntamente con un
consorcio de ONG, formularon una propuesta de ley para enfrentar la
violencia hacia la mujer (Pandjiarjian, 2006). El 7 de agosto de 2006 fue
sancionada la Ley 11340/06 —Ley Maria da Penha (LMP)— que consi-
dera la violencia doméstica y familiar contra la mujer como crimen grave.
Según encuestas realizadas en diferentes países, «entre el 10% y el
69% de las mujeres indicaron haber sido objeto de agresiones físicas por
parte de una pareja masculina en algún momento de sus vidas» (Krug,
Dahlberg, Mercy, Zwi y Lozano, 2002: 18). Sin embargo, las personas de
clases más favorecidas logran camuar las señales del maltrato buscando
servicios particulares y «pagando» por el silencio de los profesionales de
salud para así burlar la ley (Ferreira, 2002). Esta subnoticación de la
violencia lleva a creer erróneamente que esta ocurre solamente en las
clases desfavorecidas. Dependiendo de la gravedad del caso, vemos en la
prensa casos de personas famosas y de clases adineradas involucradas en
relaciones violentas e incluso casos de homicidio de mujeres.
En Brasil, un caso bastante conocido fue el del periodista Pimenta
Neves, que mató a su exnovia porque esta terminó la relación. El 20 de
agosto de 2000, el renombrado periodista brasileño, director del periódi-
co O Estado de São Paulo, mata de un tiro a su exnovia Sandra Gomide,
periodista. Unos días antes, Pimenta Neves había amenazado y golpeado
a Sandra, que denunció la agresión. El periodista fue juzgado y estuvo
encarcelado solamente durante siete meses, pues fue considerado una «-
gura de respeto, buen profesional, buen padre, persona de bien» (Teles y
1. https://www.cidh.oas.org/annualrep/2000port/12051.htm
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JARDÍN DE HISTORIAS MARISA ANTUNES SANTIAGO, F. MANUEL MONTALBÁN PEREGRÍN y HEBE SIGNORINI GONÇALVES
Melo, 2003: 12). Es importante resaltar que tanto víctima como agresor
eran personas de clase media, de nivel educacional elevado, y blancos. En
el momento del crimen, el agresor no había ingerido ninguna sustancia
que pudiese alterar su conciencia: cometió el crimen por no aceptar la
pérdida de su novia; por no aceptar la pérdida del poder sobre ella. Casos
como este llaman la atención popular por tratarse de personas de clases
sociales favorecidas y con alto nivel educacional, lo que, según el imagi-
nario social, imposibilitaría el ejercicio de violencia. Infelizmente, lo que
vemos refrendado mediáticamente con mayor frecuencia, son casos de
personas de clases populares que acuden a la red pública de atención.
1.1. Las favelas en la ciudad de Río de Janeiro
Una de las marcas de la ciudad de Río de Janeiro es el conjunto de inmensas
favelas que se extienden por diversos barrios (casi todos) de la ciudad: casi
el 20% de los habitantes de la ciudad viven en favelas (IBGE, 2011).
Estigmatizadas desde su origen, al nal del siglo XIX, «su crecimiento y
desarrollo se confunde con la propia historia de la ciudad de Río de Janeiro»
(Andreatta, 2005: 4) y tienen íntima relación con los cambios económicos,
sociales, políticos, culturales y espaciales que atraviesan la ciudad.
Al hablar de favelas, es común considerarlas todas iguales, como un
gran amontonamiento de casas y gente pobre. Sin embargo, son un fenóme-
no complejo, diverso y en constante mutación. Una de las favelas más gran-
des de Río de Janeiro, el Complexo da Maré —o simplemente Maré—,
es un aglomerado de 16 comunidades que ocupan más de cuatro km2, con
una población estimada de más de 130 mil habitantes, distribuidos en
cerca de 40 mil domicilios, representando el 2,26% de la población de la
ciudad (Souza e Silva, Barbosa, Biteti y Fernandes, 2009; Varella, Bertazzo
y Berenstein Jacques, 2002). Actualmente, el 51% de sus habitantes son
mujeres (IBGE, 2011). Uno de sus grandes problemas —y de la mayoría
de las comunidades pobres de Río de Janeiro— es la violencia urbana,
debido principalmente a la presencia ostensiva del tráco de drogas, del
crimen organizado y la escasez de unidades de seguridad pública. Las
comunidades que la integran son «controladas» por diferentes pandillas,
que están en constantes disputas territoriales.
1.2. Violencia: ¿de qué hablamos?
Pelear, pegarle a alguien, acosar, herir, matar, todo eso se puede considerar
violencia: son manifestaciones distintas del mismo fenómeno social, que
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es mucho más amplio de lo que parece. Rifotis, al utilizar la expresión
palabra-valija para referirse a este fenómeno, arma que violencia es una
«noción genérica y homogeneizadora que recubre diferentes fenómenos
sociales» (1998: 32). Fenómeno polifacético, multidimensional y comple-
jo también son expresiones usadas para denirla (Buvinic, Morrison y
Orlando, 2005; Krug et al., 2002; Misse, 2002). Esta palabra-valija engloba
y acerca eventos que tienen en común el abuso de poder, la amenaza o el
uso de fuerza, tensiones, jerarquías, desigualdades, ruptura de equilibrio,
conictos, intimidación. Cuando se presenta, se puede observar un des-
equilibrio de poder, permanente o momentáneo, que en general causa
daños físicos y psíquicos, muchas veces irreversibles. Las muchas y dife-
rentes formas de denirla, la naturalización del abuso, el desconocimien-
to, la resistencia de las víctimas para denunciarla, la falta de capacitación
de los profesionales para identificar sus señales, el desinterés de los
Gobiernos, son algunos de los factores que contribuyen al aumento fre-
cuente de sus estadísticas (Azevedo y Guerra, 2006). En esta investigación
nos vamos a centrar en dos formas de violencia bastante recurrentes en
Brasil: la violencia contra la mujer y la violencia urbana.
En los países occidentales, la violencia contra la mujer empezó a ser
considerada un problema social no hace mucho. En los años 1970 el mo-
vimiento feminista —que desde tiempos atrás lucha por el reconocimien-
to de los derechos de las mujeres— junto a otros grupos de mujeres y la
Organización de Naciones Unidas (ONU) presionaron a los Gobiernos
para que fuesen criadas leyes especícas para enfrentar el problema. Esta
presión sirvió para dar visibilidad a esta forma de violencia que, a pesar
de ser un fenómeno antiguo, estaba restringida al mundo privado, es decir,
quedaba atrapada dentro de las paredes del hogar: era aceptada, tolerada
y consentida socialmente (Soares, 1999). Es un problema que afecta todos
los países del mundo y no hace distinción de clase social, grupo religioso
o cultural.
En las favelas, la violencia urbana se maniesta principalmente de
tres formas: 1. La presencia ostensiva del tráco de drogas; 2. Los conic-
tos entre los grupos rivales que comandan el tráco; y 3. La violencia y la
corrupción policial. Misse (2002) arma que la asociación entre las dis-
putas territoriales de los grupos armados que dominan la venta de drogas
en Río de Janeiro y la corrupción de la policía agravan el problema de la
violencia, y así, lo que ocurre allí se vuelve único. Cada día, los que viven
en estos espacios y conviven con tal dinámica violenta tienen que reorga-
nizarse para sobrevivir, adaptándose a las nuevas conguraciones, a las
nuevas normas y reglas, a los nuevos dueños de la favela (Dowdney,
2003). El «poder» de los tracantes es muchas veces legitimado por las
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JARDÍN DE HISTORIAS MARISA ANTUNES SANTIAGO, F. MANUEL MONTALBÁN PEREGRÍN y HEBE SIGNORINI GONÇALVES
personas que viven en las comunidades por un conjunto de factores: ofre-
cen protección y manutención del orden en las favelas, apoyo al desarro-
llo del comercio local y actividades de ocio. Como contraparte, obligan a
los moradores a obedecer su ley y a códigos rígidos de comportamiento.
Obligan también a que los moradores mantengan un código de silencio y
que permitan la venta de drogas delante de sus casas. Quienes no cumplan
o no acepten serán castigados con expulsiones, agresiones o incluso con
la muerte; es un trueque de naturaleza tiránica (Santiago, Gonçalves y
Peregrin, en prensa). Podemos decir que lo que encontramos allí es una
reciprocidad forzada marcada por una «táctica dupla de apoyo y de vio-
lencia punitiva a los no complacientes» (Dowdney, 2003: 46).
1.3. La política nacional de lucha contra la violencia contra
la mujer en Brasil
Las legislaciones internacionales aliadas a la presión del movimiento fe-
minista tuvieron importante papel en la trayectoria de conquista de dere-
chos por las mujeres. Fue la acción conjunta de estas esferas sociales la
que garantizó, por ejemplo, la creación de una legislación que busca erra-
dicar la violencia contra las mujeres. Este esfuerzo conjunto ha traído
frutos beneciosos para las mujeres en diversas áreas. Según la Secretaria
de Políticas para las Mujeres (SPM2) del Gobierno Federal brasileño, la
red de asistencia a la mujer está compuesta por un conjunto de institucio-
nes de diferentes sectores —salud, justicia, seguridad, asistencia social—
que buscan la ampliación y la cualicación de la asistencia a partir de una
orientación adecuada y especializada, la integralidad y la humanización
de los servicios. Actualmente, integran la red especializada las comisarías
especializadas de asistencia a la mujer, servicios de salud, Juzgados de
Violencia Doméstica y Familiar contra la Mujer, los Centros de Referencia
y las Casas de Abrigo. Los CRM son instituciones esenciales de la Política
Nacional de Lucha contra la Violencia hacia la Mujer y pretenden pro-
mover la ruptura de la situación de violencia y la (re)construcción de la
ciudadanía femenina a través de acciones globales de atención interdisci-
plinar (Gonsalves y Gonçalves, 2016; SPM, 2006). El artículo 35 de la
LMP incentiva su creación y promoción. Actualmente existen cerca de 238
CRM en todo Brasil, 35 en la provincia de Río de Janeiro y cuatro en la
capital de la provincia3.
2. https://sistema3.planalto.gov.br/spmu/atendimento/atendimento_mulher.php?uf
3. https://sistema3.planalto.gov.br/spmu/atendimento/atendimento_mulher.php?uf=RJ
84 JARDÍN DE HISTORIAS
El CRM donde se realizó la investigación presentada es un programa
de extensión de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), ubicado
en el Complexo da Maré. Está compuesto por un equipo multiprofesional
y cuenta con psicólogas, trabajadoras sociales, abogadas, pedagogas,
alumnas de prácticas de diferentes disciplinas. Ofrece atención psicológi-
ca, social y orientación jurídica y talleres y cursos de formación y capaci-
tación. Las mujeres llegan por demanda espontánea o a través de otros
servicios de la red de enfrentamiento.
El objetivo general de esta investigación era profundizar el conoci-
miento sobre la realidad psicosocial de mujeres que sufren violencia, que
viven en contextos violentos y que frecuentan un Centro de Atención
Especializada. Buscamos entender las trayectorias peculiares para la de-
nición de la condición de ser mujer que sufre violencia en una favela ca-
rioca. Deseamos entender y traducir esta realidad social a partir de voces
entrecruzadas que construyen un discurso colectivo, con diferentes enfo-
ques e interpretaciones sobre vivencias compartidas (Pujadas, 2002); en
suma, entender cómo la violencia contra la mujer se (re)signica en con-
textos de violencia urbana.
2. Método
Para alcanzar nuestros objetivos, algunas herramientas nos auxiliaron: la
Observación Participante (OP) (Valladares, 2007), la Historia de Vida
(HV) (Rizzini, Castro y Sartor, 1999) y el Análisis del Discurso desde un
enfoque biográfico-narrativo (Bolívar, Domingo y Fernández, 2001;
Pujadas, 2002). Para llegar a conocer en profundidad a las mujeres que
frecuentan el servicio de atención, creemos que lo más adecuado es acudir
a metodologías cualitativas que valoran la subjetividad de los sujetos y la
construcción de la realidad social que comparten. Fueron realizadas en-
trevistas con las mujeres que frecuentan la institución y que conviven con
las diversas violencias presentes en los territorios de favela. Estas fueron
grabadas y transcritas para posterior análisis, dividido en tres etapas,
como veremos más adelante.
2.1. Entrevistas
El guión base de las entrevistas se basa en la observación participante y
en consultas bibliográcas previas centradas en temas tales como las di-
ferentes formas de violencia que afectan a las mujeres, territorios violentos
y las favelas, las políticas públicas y legislaciones de lucha contra la vio-
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JARDÍN DE HISTORIAS MARISA ANTUNES SANTIAGO, F. MANUEL MONTALBÁN PEREGRÍN y HEBE SIGNORINI GONÇALVES
lencia. Dividimos el guión en tres grandes bloques: 1. Auto-presentación;
2. El ámbito doméstico y la violencia de género; 3. El espacio público y la
violencia urbana.
El proceso de realización de las entrevistas biográco-narrativas se
llevó a cabo entre enero y febrero de 2011 en el Centro de Atención in-
vestigado y tuvieron una duración promedio de dos horas. La selección
fue aleatoria, respetando la condición de que fuesen usuarias de esta ins-
titución como mínimo hace un año, participantes de cualquier actividad
allí ofrecida, grupal o individual. Fue aclarado que el objetivo de la entre-
vista era dar voz a las mujeres para conocer sus historias de vida, pues el
conocimiento que tenían no era familiar para los investigadores.
El hecho de que las entrevistadas conocían previamente a la investi-
gadora/entrevistadora4 fue un facilitador para la investigación, pues ya
existía una relación de conanza y empatía —construidas anteriormente
mientras esta actuaba como psicóloga en la institución—, características
esenciales para la realización de la observación participante y de la histo-
ria de vida (Rizzini, Castro y Sartor, 1999; Valladares, 2007).
2.2. Análisis
En la primera etapa del análisis realizamos una lectura uctuante de las
entrevistas —un primer contacto con el material recogido— como señalan
Wetherell y Potter (1996), en el que se analizaron los resultados brutos,
para volverlos significativos y válidos para la interpretación futura
(Bardin, 2011). En la segunda, agrupamos las informaciones recogidas en
cinco bloques temáticos que presentan características comunes y que de
alguna manera responden a los cuestionamientos del investigador. La ter-
cera y última etapa consistía en el análisis propiamente dicho. Por enten-
der que los temas en destaque se mezclan tanto en los discursos como en
las experiencias de vida, hicimos un cruzamiento entre ellos para desarro-
llar nuestras categorías analíticas. En general, los contenidos de los blo-
ques se interseccionan, es decir, se entrecruzan en los discursos de las
mujeres; este entrecruzar es en sí mismo la condición de emergencia y
comprensión de nuevas caras de una realidad prismática. Todas las cate-
gorías, por lo tanto, están compuestas del cruzamiento de los bloques
temáticos y sus temas centrales para intentar responder a nuestras cues-
tiones, dudas y objetivos.
4. Todas las entrevistas fueron realizadas por la investigadora.
86 JARDÍN DE HISTORIAS
2.3. Participantes
Mientras se realizaban las entrevistas, una de las participantes solicitó
que fuera llamada Girasol, porque le había sido avisado que su identi-
dad sería preservada. A partir de esa elección, se optó por llamarlas a
todas con nombres de ores. Así, para esta investigación contamos con
diez participantes en este «jardín» de historias: Begonia, Magnolia,
Amapola, Iris, Azucena, Acacia, Azalea, Girasol, Jazmín y Hortensia.
Son de diversas partes de Brasil, pero llevan muchos años viviendo en
Río de Janeiro y más de 10 años en el Complexo da Maré. La mayoría
es católica (cinco) y evangelista (tres), como pasa en todo territorio
brasileño. Ocupan actividades tradicionalmente femeninas: agricultoras,
cocineras, costureras, artesanas, amas de casa, limpiadoras, niñeras.
Solamente dos están separadas, seis tienen matrimonio civil-religioso y
dos son parejas de hecho. Los principales rasgos comunes presentes en
las historias de vida analizadas son la vida en la Maré, las muchas vio-
lencias sufridas a lo largo de sus vidas, la pobreza y la maternidad, ya
que todas son madres.
Otros rasgos comunes que se pueden destacar son: 1. La virginidad
como forma de acceso al matrimonio, ya que hace algunos años en Brasil
era común que si una chica soltera dejara de ser virgen se casara para
reparar el «daño»; 2. El bajo nivel educacional relacionado a la precoz
entrada en el mercado de trabajo para ayudar en los ingresos familiares;
3. Todas dejaron de trabajar para cuidar de sus hijos cuando nacieron; 4.
La vida en la Maré y la queja común a todas, la presencia y convivencia
con el tráco de drogas que afecta muchos niveles de sus vidas.
3. Discusión o análisis posibles
En esta investigación pretendemos comprender la realidad psicosocial de
mujeres que sufren violencia de género, que viven en contextos violentos
y que frecuentan un Centro de Atención Especializada, a partir del relato
de sus historias de vida. Deseamos entender y traducir esta realidad social
a partir de varias voces, a partir de voces entrecruzadas que construyen
un discurso colectivo, con diferentes enfoques e interpretaciones sobre
vivencias compartidas (Pujadas, 2002); en suma, cómo la violencia de
género se (re)signica en contextos de violencia urbana. Las entrevistas
biográco-narrativas buscan romper con la rigidez de las entrevistas es-
tructuradas y su resultado hace emerger experiencias vividas y las estruc-
turas sociales que las moldean (Weller, 2009). Con ello, más que compren-
der qué está siendo narrado, es posible comprender cómo esta narrativa
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JARDÍN DE HISTORIAS MARISA ANTUNES SANTIAGO, F. MANUEL MONTALBÁN PEREGRÍN y HEBE SIGNORINI GONÇALVES
está siendo construida. Es en esta dirección que desarrollamos nuestro
análisis: saber qué dicen sobre determinados temas y entender de qué
manera estas narrativas individuales se relacionan con otras, cómo se
complementan entre sí y cómo se (re)construyen a partir de condiciones
sociales especícas. Presentaremos más adelante nuestros principales ha-
llazgos.
3.1. Mujeres de la Maré
A partir del análisis, podemos armar que las mujeres que buscan el ser-
vicio no son ni están inertes; no son víctimas pasivas de la violencia y
encontraron diferentes formas de convivir, soportar y superar la(s)
violencia(s) sufridas, como cuentan Magnolia, Iris, Jazmín y Hortensia,
que creen en la punición de los agresores, apoyan a otras mujeres y en-
frentan la violencia sufrida con otras formas de violencia:
Entrevistadora (E).— ¿Qué tiene que suceder a estos hombres que maltratan a
las mujeres?
Magnolia.— Castigo.
E.— ¿Qué clase de castigo les daría a ellos?
Magnolia.— Detenerlos. Ah, creo que si me permitiera le pegaría a él también
para que no pegue a la criatura indefensa… porque hay muchas mujeres que
también maltratan el hombre5 [subrayado propio].
E.— ¿Usted apoya a las mujeres que denuncian?
Iris.— Claro, yo digo «Ve, mujer. Ve, pon la denuncia». El problema, ya sabes
lo que es, es convivir con malos tratos6.
Jazmín.— Cogí, hija mía, no iba a hacerlo, ya sabes… entonces cogí aquel
rodillo de cocina, en esta ocasión hacía masa de hojaldre. Entonces cogí el
rodillo de cocina y «¡pá!» Él tuvo suerte porque le pegué aquí, si fuera en la
5. En las notas a pie de página siguen las versiones en el idioma original de las entrevistas:
Entrevistadora.— O que tem que acontecer com esses homens que maltratam a mulher?
Magnolia.— É punição.
E.— Que tipo de punição você daria pra eles?
Magnolia.— Prender. Ah, eu acho que se eu tivesse condições eu batia nele também pra ele
deixar de bater na criatura indefesa… porque tem muita mulher que também bate em ho-
mem.
6. E.— Você apoia mulheres que denunciam?
Iris.— Com certeza, eu falo «Vai atrás, mulher. Vai, denuncia mesmo». O ruim, sabe o que
é, é você conviver apanhando.
88 JARDÍN DE HISTORIAS
cara… Lancé pero fue porque él me agredió… y así lo dije, «esto no se hace
con nadie…» fue la única vez que levantó la mano hacia mí… (casada, 21
años)7.
Hortensia.— Nuestra última pelea casi lo mato. No lo maté, porque huyó.
E.— ¿Qué ibas a hacer?
Hortensia.— Yo iba a clavarle el cuchillo8.
La fragilidad y la incapacidad de liberarse de una relación violenta
fueron, por mucho tiempo, descriptores de las mujeres que se encontra-
ban en esta situación. Santos e Izumino (2005) hacen una crítica a cierto
simplismo de una vertiente feminista que atrapa a las mujeres en la con-
dición de únicas víctimas de la violencia de género. Sagot (2000) igual-
mente critica lo que se suele armar al respecto de estas mujeres; para la
autora, muchas de ellas no viven pasivamente las agresiones sufridas.
Soares (2009) también critica la reproducción del imaginario construido
alrededor de hombres y mujeres: los primeros vistos como dominadores
y violentos y las segundas, como pasivas y victimizadas. Para esta autora,
la forma de analizar la violencia contra la mujer, suponiendo que esta
lógica binaria sería siempre unilateral, reduce el problema y cristaliza
lugares de víctima y agresor como si no hubiera otras posibilidades para
ambos en la sociedad y en sus relaciones. Zurita Márquez (2012: 19)
señala que esta simplificación de que hablan Sagot (2000) y Soares
(2009), que refuerza el esquema «varón que por ser varón maltrata y
mujer que, por serlo, es víctima de esa violencia», deja de considerar
aspectos importantes, como, por ejemplo, por qué algunos hombres so-
cializados bajo la misma cultura, sociedad y modelos de género cometen
violencia y otros no.
En nuestra primera categoría —Mujeres de la Maré—, encontramos
algo que se acerca a lo que arman estas autoras (Sagot, 2000; Santos e
Izumino, 2005; Soares, 2009; Zurita Márquez, 2012): las mujeres no
son siempre víctimas pasivas de la violencia y encuentran formas de
convivir, soportar y superar —a su manera— el problema, aunque tarden
en reconocerlo. A partir del análisis, podemos armar que nuestras en-
7. Jazmin.— Peguei, minha lha, não ia fazer isso não, sabe… aí peguei aquele rolo de
pastel, nessa época eu fazia massa de pastel. Aí peguei o pastel e pá! E só deu sorte porque
pegou aqui, pegasse na cara… Eu taquei mas foi porque me agrediu, né… aí eu falei assim,
«isso não se faz com ninguém…» foi a única vez que ele levantou a mão pra mim…
8. Hortensia.— A última briga da gente eu quase matei ele. Só não matei ele porque ele
correu.
E.— Que você ia fazer?
Hortensia.— Eu ia furar ele com a faca.
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JARDÍN DE HISTORIAS MARISA ANTUNES SANTIAGO, F. MANUEL MONTALBÁN PEREGRÍN y HEBE SIGNORINI GONÇALVES
trevistadas viven relaciones donde las agresiones conyugales son, en
mayor o menor medida, recíprocas. No encontramos solo fragilidad
como se podría esperar a partir de representaciones y discursos estigma-
tizados sobre las mujeres que están inmersas en una relación violenta.
Al contrario, encontramos formas particulares de lucha contra la vio-
lencia.
3.2. ¿Territorio violento?
En general, los primeros sustantivos que nos vienen a la cabeza cuando
hablamos de las favelas cariocas son violencia, ilegalidad, desorden, falta
(Machado da Silva y Leite, 2008; Souza y Silva et al., 2009; Valladares,
2005). Wacquant (2006), que analiza los barrios pobres franceses y los
guetos americanos, arma que cualquier metrópoli tiene por lo menos
alguna concentración residencial de habitaciones populares vistas de la
misma forma estigmatizada como son percibidas las favelas de Río de
Janeiro. Un aspecto de importante relevancia en las narrativas de las mu-
jeres se reere a la violencia urbana experimentada en el territorio: im-
pacta en la actividad cotidiana personal, de forma que altera sus rutinas,
acciones y decisiones. Vivir en el Complexo da Maré es una experiencia
singular, principalmente por la presencia de jóvenes fuertemente armados,
como cuentan Azalea y Hortensia:
Azalea.— Este no es un mal lugar para vivir. Si se eliminara el tráco de drogas,
en este caso sería un maravilloso lugar, porque hay autobuses para cualquier
lugar. Pero con el tráco de drogas no se puede, porque tiene que ser, así, con
cuidado todo el tiempo, porque si no terminan entregándose al tráco de dro-
gas. Intentan comprarte de toda forma9.
Hortensia.— Es un lugar controlado por otros y que no se tiene libertad. Sales
y no sabe si puede volver a entrar en su propia casa. Tenemos nuestra casa y
al mismo tiempo no la tenemos, porque si te tienen que echar fuera te van a
echar10.
9. Azalea.— Aqui não é um lugar ruim de se morar. Se acabasse o tráco, aqui seria um
lugar ótimo, porque tem ônibus pra tudo quanto é canto, né? Mas com o tráco não dá,
porque você tem que estar, assim, tomando cuidado a todo momento, senão você acaba se
entregando ao tráco. Eles procura te comprar de tudo quanto é forma.
10. Hortensia.— É um local que é comandado pelos outro e você não tem liberdade. Você
sai e não sabe se pode entrar na sua própria casa. E a gente tem nossa casa e ao mesmo
tempo não tem, porque se eles tiver de botar pra fora eles vão botar.
90 JARDÍN DE HISTORIAS
El miedo es el principal rasgo común entre las narrativas recogidas a
este respecto. Como vimos en la segunda categoría —¿Territorio violen-
to?— a las mujeres que buscan el servicio no les queda otra opción que
seguir viviendo en la favela. Una de las entrevistadas —Acacia— nos
cuenta que la estrategia para seguir es «ver, oír y callar», siguiendo así las
normas impuestas por los tracantes de drogas.
E.— Y usted dijo que su casa ahora mantiene la puerta cerrada… ¿cuáles son
las estrategias para evitar los problemas aquí?
Acacia.— ¡Ver, oír y callar!11
En este contexto, el narcotráco ocupa un lugar ambiguo y contra-
dictorio; de un lado garantiza la resolución de conictos públicos y pri-
vados y de otro limita y determina comportamientos. En los territorios de
favela, considerados «áreas de riesgo», el traco de drogas con sus normas
y leyes propias —muchas extremadamente violentas— se convierte en una
de las únicas posibilidades de ayuda, ya que el Estado es omiso en estos
espacios, como arman Magnolia y Acacia:
Magnolia.— Aquí dentro ellos son nuestros policías.12
Acacia.— Mírame… yo no estoy a favor de los «muchachos», no, ¡pero la
policía es a menudo peor que ellos!13
Sí, Maré es un territorio violento. Pero la causa no son los conictos
actuales, sino la atención históricamente escasa del Estado sobre los ha-
bitantes de estos territorios y sus intervenciones extremadamente violentas
y violadoras de derechos. Algo presente desde el establecimiento de las
primeras favelas cariocas, lo que encontramos hoy es resultado de una
violencia estructural —y estatal—, sea por la negligencia en ofrecer servi-
cios básicos y garantizar derechos fundamentales o por los excesos pre-
sentes en las acciones policiales. Es una violencia dirigida a los pobres, a
los negros, a las mujeres, que estigmatiza, segrega y convierte en víctimas
de un mal mayor y anterior, que debe ser combatido.
11. E.— E a senhora falou que a sua casa agora mantém a porta fechada… quais são as
estratégias pra evitar os problemas aqui?
Acacia.— Ver, ouvir e calar!
12. Magnolia.— Aqui dentro eles são nossa polícia.
13. Acacia.— Olha eu… eu não sou a favor dos «meninos» não, mas a polícia muitas vezes
é pior do que eles!
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JARDÍN DE HISTORIAS MARISA ANTUNES SANTIAGO, F. MANUEL MONTALBÁN PEREGRÍN y HEBE SIGNORINI GONÇALVES
3.3. Violencia(s)
Hay un sinfín de formas de violencia y violaciones de derechos que pueden
padecer las mujeres que viven en las favelas de Río de Janeiro. A partir de
las entrevistas realizadas, pudimos identicar dos formas especícas de
violencia que fueron destacadas en las narrativas analizadas: la violencia
contra la mujer y la violencia urbana, como vemos en los tramos de las
entrevistas de Azucena y Magnolia:
Azucena.— Él me pegó y lastimó mis ojos, que está defectuoso de este lado14.
Magnolia.— Esto es muy violento, la violencia aquí no es solo ver. Hasta ver
los grupos que pasan… ¡cada arma enorme! Pasamos aquí en medio de ellos.
Todavía es una violencia a nosotros mismos15.
En la tercera categoría —Violencia(s)— no pretendíamos identicar
una nueva tipología o denición diferente a las que existen, sino ampliar-
las, incluyendo en ellas especicidades e interseccionalidades que inuyen
en la comprensión y en la forma de vivir y afrontar la violencia en deter-
minado contexto social. La violencia urbana, como vimos anteriormente,
es la que limita la circulación y la libertad, impone reglas y normas de
conducta, implanta el miedo y la inseguridad, intimida, asusta y coaccio-
na. Y, como arma Begonia, «afecta a todos, lo que viven en la Maré y los
que viven fuera»:
Begonia.— No solamente la mía [vida], de todos, de toda la gente, los que viven
aquí y los que vienen de fuera. La violencia no es solo para las personas que
viven aquí, es para todo el mundo16.
En relación a la violencia contra la mujer, diferente de lo que se pue-
de imaginar, no son solamente las agresiones físicas las que caracterizan
esta violencia para las entrevistadas, como nos cuentan Acacia y Hortensia:
E.— Nunca sufrió ninguna agresión física, pero, ¿sufrió otro tipo de agresión?
14. Azucena.— Ele me deu um tapa que feriu meus olhos, quei até com defeito nesse lado
da vista.
15. Magnolia.— Aqui é muito violento, a violência daqui não é só você assistir. Só em você
ver os comboios que passam, cada armão! A gente passa aqui no meio deles. Não deixa de
ser uma violência a nós mesmo.
16. Begonia.— A minha [vida] só não, de todo mundo né, de todo mundo, quem mora aqui
e quem vem la de fora. A violencia não é só pra gente que mora aqui não, é pra todo mundo.
92 JARDÍN DE HISTORIAS
Acacia.— En el sexo. ¡Tenía que hacerlo! En la actualidad… llegaba en la ma-
drugada. A veces lloraba. ¿Entonces qué ganas tenía? Fue terrible. No fue fácil17.
Hortensia.— Ella se somete a mi cuñado, es humillada. Él tiene otras mujeres,
tres, cuatro meses con otras. Y ella allí. Entonces, cuando no funciona con las
otras y quiere volver, ella acepta18.
Además, de la forma más conocida y más visible —la violencia físi-
ca—, las entrevistadas cuentan que también se incluyen humillaciones,
sexo forzado, traiciones, insultos e injurias, malas palabras, gritos, el ma-
rido que gasta todo en bebida. En muchas de las narrativas, la bebida está
asociada con la violencia. Begonia arma que esta violencia es muy triste,
y Amapola está de acuerdo con la tristeza de la situación, principalmente
para las mujeres que no trabajan y son dependientes de sus compañeros.
Magnolia y Hortensia incluyen, en lo que consideran violencia, el tener
que aceptar a las amantes de sus parejas, y cuentan que muchas mujeres
todavía están obligadas a aceptar tal situación, que generalmente puede
llegar a ser pública y casi ocial. El dicho popular «No seré feliz pero
tengo marido» reeja lo que nos cuentan Amapola y Azalea sobre la vio-
lencia y la indelidad en el matrimonio y su legitimación. Aunque existan
diversas formas de violencia en la relación, es mejor seguir casada.
Son muchos los factores que llevan a las mujeres a seguir en relacio-
nes violentas. Identicamos principalmente: las desigualdades en las rela-
ciones de género, la dependencia nanciera, la banalización/naturalización
de la violencia, el miedo y la baja autoestima, presiones culturales y reli-
giosas y el patriarcado, como vemos en los relatos de Azalea y Girasol:
Azalea.— Porque a veces la persona aguanta porque la casa es de él o no tra-
baja19.
Girasol.— Cuando una mujer no tiene trabajo, no tiene independencia. Cree
que va a pasar hambre, necesidad… ¿dónde vivirá?20
17. E.— A senhora nunca sofreu nenhuma agressão física, mas sofreu outro tipo de agres-
são?
Acacia.— Sexualmente. Tinha que ser! É hoje… chegava de madrugada. As vezes eu chora-
va. Então que disposição que eu tinha? Foi terrível! Não é fácil.
18. Hortensia.— Aí ela ca aí se assujeitando ao meu cunhado, sendo humilhada. Ele arru-
ma mulher, ca três, quatro meses com outra mulher. E ela ali. Aí quando aquela não dá
certo, ele quer voltar, ela aceita.
19. Azalea.— Porque às vezes a pessoa atura porque a casa é dele ou não trabalha.
20. Girasol.— Quando a mulher não tem um trabalho, não tem independência. Pensa que
vai passar fome, necessidade… vai morar onde?
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JARDÍN DE HISTORIAS MARISA ANTUNES SANTIAGO, F. MANUEL MONTALBÁN PEREGRÍN y HEBE SIGNORINI GONÇALVES
La historia de vida de Hortensia, que todavía tiene dos hijos que
dependen de ella, ejemplica la permanencia en la relación de la cual dice
estar harta:
Hortensia.— ¿Sabe qué es vivir en un lugar cuando no se tiene otra opción
donde ir? Tal es mi caso.
E.— ¿Cree que no tiene otra opción?
Hortensia.— No tengo una opción, ¿por qué? Yo no tengo sueldo jo para
pagar un alquiler. Así que para que me vaya de casa con los dos niños… solo
los dos que dependen de mí todavía. Así que no voy a llevarlos a una vida de
sacricio, ellos con todo lo que quieren en casa. Así que voy ganando tiempo
hasta que crezcan, para poder denir mi vida. Denir qué hacer, si voy a vivir
sola o si… pero seguir esta rutina, estoy cansada21.
El conjunto de factores que las lleva a vivir y permanecer en estas
relaciones se puede explicar por la Teoría de la Interseccionalidad, que
señala cómo diferentes formas de opresión se interrelacionan convergien-
do para situaciones especícas de desigualdad social. Nogueira (2012: 62)
arma que «los modelos clásicos de comprensión de los fenómenos de
opresión dentro de la sociedad, como los más comunes, basados en el
sexo/género, en la raza/etnicidad, en la clase, en la religión, en la naciona-
lidad, en la orientación sexual o en la deciencia, no actúan de forma
independiente unos de los otros». Los factores anunciados por la autora,
asociados al hecho de que viven en un territorio violento, contribuye a la
emergencia de la violencia doméstica y familiar contra las mujeres en la
Maré. Podemos decir que nuestras entrevistadas fueron/son víctimas —por
lo menos en alguna ocasión de sus vidas— de diferentes formas de violen-
cia y, en especial, la violencia contra la mujer. Sin embargo, el discurso
no-victimista, que en muchas ocasiones presentan estas mujeres, contra-
dice algunos de los elementos privilegiados de la teoría clásica al respecto.
Vale destacar que el CRM tuvo importante inuencia en la forma como
actualmente las mujeres perciben la violencia. Acudir a este servicio hizo
que pudieran comenzar a desnaturalizar la violencia hacia la mujer y que
21. Hortensia.— Sabe aquela coisa de você viver em um local quando você nem tem aque-
la opção pra onde ir? Assim é meu caso.
E.— Você acha que não tem opção?
Hortensia.— Eu não tenho uma opção, por quê? Então, eu não tenho salário xo pra mim
poder apagar um aluguel. Então pra mim sair de casa com duas crianças… E só os dois que
dependem de mim ainda. Então não vo levar eles pra uma vida de sacrifício sendo que eles
tem dentro de casa tudo que eles querem. Então eu vo empurrando com a barriga até eles
crescer pra eu poder dar uma «dinada» na minha vida. «Dinir» o quê que vo fazer da
minha, se eu vo morar sozinha ou se eu… mas continuar a rotina que eu to, cansei.
94 JARDÍN DE HISTORIAS
pudieran ayudar a otras en situaciones semejantes. A partir de aquí, im-
pregnaron su vida cotidiana de pequeñas encrucijadas donde una respues-
ta alternativa —no sumisa y no victimista— era posible.
3.4. Enfrentando la violencia
En la categoría cuatro —Enfrentando la violencia— vemos que para las
entrevistadas la mejor opción para enfrentar la violencia que sufren en sus
hogares es buscar el Centro de Atención; esta elección se explica en parte
porque hay un desencuentro entre las expectativas de las mujeres y lo que
es ofertado por la Policía, la Justicia y los chicos del tráco, como cuentan
Girasol, Hortensia y Acacia, respectivamente:
E.— Si tuviera que pedir ayuda a alguien aquí, ¿la pediría a la policía o llama-
ría a los chicos?
Girasol.— Me lo pensaría dos veces antes de tomar cualquier decisión, pero…
entre la policía y los muchachos del tráco de drogas, los llamaría a ellos.
E.— ¿Ayudan más o pueden ayudar más que la policía?
Girasol.— Ellos viven más con nosotros, saben los problemas de la comuni-
dad… la policía no22.
Hortensia.— La justicia es muy lenta. Hasta que llegan a resolver, la persona
murió hace mucho tiempo23.
Acacia.— Mira, no es ventaja. Pues le debes un favor.
E.— Y no es interesante deberles ningún favor, ¿verdad?
Acacia.— No, no. Mejor rezar un Padre Nuestro que pedirles algo24.
Otro motivo para esta elección es la falta de credibilidad en la justicia
formal y en la política de seguridad llevada a cabo en las favelas cariocas.
22. E.—: Se você tivesse que pedir ajuda pra alguém aqui dentro, você pediria à polícia ou
chamaria os meninos?
Girasol,— Eu ia pensar duas vezes antes de tomar qualquer tipo de decisão, mas… entre a
polícia e os menino, eu chamaria os meninos.
E.— Eles ajudam mais ou podem ajudar mais que a polícia?
Girasol.— Eles convivem mais com a gente, eles conhecem os problemas da comunidade…
os polícias não.
23. Hortensia.— A justiça ela é muito lenta. Até eles chegar a resolver, aquela pessoa já
morreu há muito tempo.
24. Acacia.— Olha, vantagem não é. Que ca devendo favor.
E.— E não é legal dever favor a eles, né?
Acacia.— Não, não. É melhor você rezar um Pai Nosso do que pedir alguma coisa.
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JARDÍN DE HISTORIAS MARISA ANTUNES SANTIAGO, F. MANUEL MONTALBÁN PEREGRÍN y HEBE SIGNORINI GONÇALVES
Esto depara, en muchos casos, con experiencias humillantes, comporta-
miento reprochable de los policías, leyes inadecuadas y procedimientos
lentos y poco ecaces. Lo que las mujeres están buscando es el n de las
agresiones sin que para eso tengan que separarse de sus compañeros y sin
que ellos sean criminalizados o presos. Lo ofrecido por la legislación vi-
gente —la criminalización y el castigo del agresor— es lo opuesto a lo
esperado por muchas mujeres (Muniz, 1996), que esencialmente lo que
exigen es el n de la violencia cotidiana en sus hogares.
Asociado a esto tenemos la cultura social implícita en la presencia del
tráco de drogas, incluso para resolver problemas personales. Una de las
estrategias usadas por los moradores de estos territorios para resolver sus
problemas es conocida como desenrolo —desenrollo (Santiago, Gonçalves
y Peregrin, en prensa)—. La expresión desenrollar, en el vocabulario de la
favela, se reere a una forma de negociación de conictos entre diferentes
agentes sociales, funcionando como un mecanismo alternativo de hacer
justicia. A través de la mediación de las bandas del tráco se busca la
solución de problemas individuales y privados que los medios ociales y
legales no lograron resolver. Se puede considerar esta estrategia como una
forma de pluralismo jurídico, que Sousa Santos (1987) describe como una
situación donde «en el mismo espacio geopolítico convive (ocialmente o
no) más de un orden judicial», esto es, el ocial y otras formas posibles
llevadas a cabo por instituciones y personas que ocupan, en cierta forma,
el lugar del Estado. Las mujeres moradoras de favelas también hacen uso
de este recurso para resolver sus conictos conyugales, basándose en uno
de los mandamientos del tráco, que prohíbe pegar o violentar a las mu-
jeres dentro de los límites de la favela (Farias, 2008). Sin embargo, el
desenrollo tiene su precio, como indican nuestras entrevistadas:
E.— ¿Usted les pediría ayuda, de cualquier cosa?
Hortensia.— Nunca. Podría ser la peor cosa en el mundo, pero no pediría
ayuda a ninguno. Porque si pides ayuda estás siempre debiendo. Cuando llegue
a su puerta tienes que pagarles25.
Las mujeres que sufren violencia de sus compañeros en las favelas
tienen como posibles caminos hacer una denuncia o recurrir a los chicos
del tráco. Estos caminos traen consecuencias: por un lado, las mujeres
pueden ser desacreditadas, y así no logran que la policía, carente de una
25. E.— Você pediria ajuda pra eles, de alguma coisa?
Hortensia.— Nunca. Podia ser a pior coisa do mundo mas eu não pediria ajuda a nenhum
deles. Porque se você pedir ajuda você ca sempre devendo. Quando chegar na tua porta
você tem que pagar.
96 JARDÍN DE HISTORIAS
sensibilidad apropiada, las proteja, y por el otro, pasan a deber favores a
los tracantes. Aun así, acceder al tráco y sus leyes —la norma alterna-
tiva expresada por Sousa Santos (1987)— está entre las principales posi-
bilidades comentadas por las moradoras de Maré:
E.— Y las mujeres que tienen problemas con sus maridos, ¿les buscan a ellos?
Azucena.— La que pide sabe qué es lo que van a hacer.
E.— ¿Qué van a hacer?
Azucena.— En primer lugar, una paliza…
E.— ¿Al marido?
Azucena.— Al marido. Primero una paliza que se quedará todo roto. Segundo,
si se repite, lo matan. No respetó… [la ley del tráco]26
E.— ¿Y si tuviera un problema, quién lo resuelve? ¿La policía o ellos?
Azalea.— Ah, nuestra ley aquí son ellos. La policía cuando entra aquí pierde
la vida27.
En la favela, presenciamos la intervención del Gobierno, que prioriza
el combate a la violencia urbana —de forma extremadamente dura y
agresiva, sin medir consecuencias— y que se olvida de la violencia domés-
tica y la familia. En este contexto, vimos que la violencia contra la mujer
se resignica para emerger en un contexto reconocidamente violento. Para
lograr enfrentar esta forma de violencia hacia las mujeres que cobra ma-
tices singulares, hace falta desarrollar estrategias que consideren las par-
ticularidades impuestas por el medio. Mientras tanto, lo que vemos es, por
un lado, las estrategias ociales, compuestas por el CRM, la intervención
judicial y policial; y por el otro lado, la estrategia no ocial ofrecida por
el tráco de drogas. Observamos que, en las favelas cariocas, surgen si-
tuaciones límite, donde romper una relación violenta se convierte en algo
virtualmente imposible por vías legales. La dominación de género, la omi-
sión del Estado y la presencia del tráco no permiten una vida libre de
violencia, y tampoco proporcionan medios para que las mujeres rompan
con la dominación.
26. E.— E as mulheres que têm problemas com os maridos procuram eles?
Azucena.— A que procura sabe que eles vão fazer.
E.— O que eles vão fazer?
Azucena.— Primeiro da uma coça…
E.— No marido?
Azucena.— No marido, primeiro da uma coça e ca todo quebrado. Mas a segunda vez, se
repetir de novo matam. Não tá respeitando… [a lei do tráco].
27. E.— E se tivesse algum problema, quem revolve? A polícia ou eles?
Azalea.— Ah, a lei nossa aqui é eles. Polícia quando entra aqui perde vida.
97
JARDÍN DE HISTORIAS MARISA ANTUNES SANTIAGO, F. MANUEL MONTALBÁN PEREGRÍN y HEBE SIGNORINI GONÇALVES
3.5. La Casa de las Mujeres
Sin embargo, en nuestra última categoría —La Casa de las Mujeres—,
vemos que hay una apropiación del CRM, equipamiento de la política
nacional de enfrentamiento a la violencia contra la mujer, que no ocurre
en otros lugares, tanto en el campo de género como en las políticas socia-
les públicas en general. El servicio es considerado por sus usuarias como
un lugar donde tienen libre acceso, son acogidas y sus demandas y opi-
niones son oídas y tomadas en cuenta, como señalan Jazmín, Begonia,
Amapola y Azucena:
Jazmín.— Entonces, cuando somos débiles, tenemos que tener un soporte… y
nuestro apoyo son ustedes, nuestro centro aquí… que acoge, dice el camino
que tiene que seguir28.
E.— ¿Y qué piensa del Centro?
Begonia.— Para mí es muy bueno, esta casa aquí es lo mejor. No solo para mí,
para cada mujer que lo frecuenta29.
Amapola.— Me gusta mucho aquí, estar aquí. A veces, cuando ustedes no
vienen, los echo de menos30.
E.— ¿Cómo es el Centro de Referencia, qué piensa usted de aquí?
Azucena.— Ah, ¡creo que aquí es todo bueno, hija mía! ¡Todo lo mejor! ¡No
te estoy diciendo que no salgo de aquí! ¿Ustedes no me encuentran aquí todos
los días? […] Aquí me siento bien, me tratan bien. Gracias a Dios, ¡mi Dios!
¡Dios me dio esta casa!31.
Existe una apropiación del espacio: es una política pública efectiva-
mente tomada y vivida como propia. Además de proporcionar una escu-
28. Jazmín.— Então quando a gente é fraca assim, a gente tem que ter um apoio… e o apoio
são vocês, no nosso Centro aquí… que acolhe, fala o caminho que tem que seguir.
29. E.— É o que, que a senhora acha do Centro?
Begonia.— Ah, pra mim é uma boa, essa casa aqui é tudo de bom. Não é só pra mim não,
pra todas as mulheres que vem pra ca.
30. Amapola.— Eu gosto muito daqui, de ta aqui. Às vezes quando vocês não vem, eu
sinto falta.
31. E.— Como é o Centro de Referencia, o que a senhora acha daqui?
Azucena.— Ah, eu acho daqui tudo de bom, minha lha! Tudo de bom! Não to falando pra
você que eu não saio daqui de dentro! Vocês não vem eu todo santo dia aqui?! […] Aqui
que eu me sinto bem, tem vocês que ligam, que me tratam bem. Graças a Deus, meu Deus!
Que Deus me deu essa casa!
98 JARDÍN DE HISTORIAS
cha de calidad, cabe resaltar que la atención se aleja de cualquier lógica
de criminalización y judicialización de las relaciones personales. Apoyar
y respetar las decisiones de la mujer es fundamental para que se constru-
ya una relación de conanza entre mujeres-profesional/institución. No se
obliga ni se estimula a las mujeres a poner una denuncia en la comisaría,
ni se les insta a romper la relación con el agresor como prerrequisito para
acudir a los servicios prestados por el Centro. Más que enfrentar el pro-
blema ya existente, la perspectiva de que lo preventivo enraíce en sus vidas
cotidianas es la mejor estrategia de intervención realizada en este centro.
Para las mujeres, que utilizan un criterio comparativo para evaluar
el servicio, todo es perfecto, ya que las otras políticas públicas a las que
tienen acceso —salud, educación, asistencia, seguridad— son precarias e
inecaces. El Centro está lejos de ser tan ecaz como las mujeres han
declarado, pero su valoración es relativa y debemos tener eso en mente
para no dejarnos llevar por tamaña positividad.
Una importante cautela que se ha de tener en la intervención junto a
estas mujeres se relaciona con la (re)victimización y la emancipación de las
que buscan el servicio. Hay un límite muy sutil entre estas posibilidades de
intervención, y muchas veces las profesionales no perciben que pueden
estar produciendo y reforzando el papel de víctimas en lugar de ayudar a
las mujeres a superar esta condición. ¿Hay diferencia entre decir a una
mujer: «estás casada con un hombre que te maltrata, luego eres víctima de
violencia» o «estás casada con un hombre que te maltrata, pero tienes de-
recho a una vida libre de violencia»? ¿Son las profesionales las que deben
decir a la mujer que es víctima, o las profesionales deben explicar lo que se
considera violencia y dejar que la propia mujer concluya que está viviendo
una relación en la que el maltrato está presente? El peligro está en negar la
autonomía de las mujeres en situación de violencia y producir otra forma
de violencia, la institucional, induciéndolas a seguir caminos basados en
esquemas de valores que no son suyos y sí de las profesionales o del Centro.
Apoyar, respetar, orientar y generar nuevo saber compartido, considerando
las particularidades de cada caso y del contexto, es el primer paso para la
plena vivencia de la ciudadanía femenina. El fortalecimiento de las mujeres
pasa por el ofrecimiento de amparo emocional, información sobre sus de-
rechos y procedimientos legales y apoyo a sus decisiones, aunque estas
puedan enfrentarse, de una manera u otra, a la losofía institucional.
4. Conclusiones
Destacamos primeramente la necesidad de reconocer que el enfren-
tamiento de la(s) violencia(s) no se da de forma rápida y simple: hace
99
JARDÍN DE HISTORIAS MARISA ANTUNES SANTIAGO, F. MANUEL MONTALBÁN PEREGRÍN y HEBE SIGNORINI GONÇALVES
falta una respuesta integral a partir de un diagnóstico preciso del fenóme-
no, que considere todas sus particularidades. En paralelo, encontramos la
necesidad de desnaturalizar categorías/roles de género reduccionistas que
atrapan tanto mujeres como hombres —las primeras siempre vistas como
víctimas pasivas y los segundos siempre considerados agresores incondi-
cionales—, percibiendo así la violencia como un fenómeno relacional: hay
que huir de esencialismos, generalizaciones y dualismos simplicadores.
Hace falta también proponer políticas que tengan en cuenta las dife-
rentes demandas de los diferentes públicos, intentando comprender de qué
forma las muchas discriminaciones se interseccionan y afectan las múlti-
ples historias de vida.
Hay que invertir en políticas de prevención primaria, secundaria y
terciaria, sin priorizar apenas la criminalización y la judicialización, evitan-
do nuevas violaciones de derechos. La violencia, por ser un fenómeno com-
plejo y múltiple, necesita que su enfrentamiento se realice a partir de un
conjunto de diferentes estrategias asociadas: concienciación, medidas repre-
soras, medidas prolácticas, medidas legales, proyectos y campañas preven-
tivas y educativas, rehabilitación y reintegración de los agresores, informa-
ción, apoyo y orientación a las víctimas, reducción de daños. Por tanto, hace
falta invertir en políticas públicas de enfrentamiento a la violencia que
huyan del trípode criminalización/judicialización/victimización, para que
las moradoras de favelas no tengan que recurrir al tráco de drogas para
garantizar su derecho constitucional a una vida libre de violencia.
En especial, respecto a las políticas de enfrentamiento y a los servicios
de atención a las mujeres, hay que invertir en la formación cotidiana y
continuada de las profesionales para que actúen de forma que se respete
a las usuarias de estas políticas públicas, teniendo en cuenta y valorando
sus estrategias y ofreciendo una construcción colectiva de alternativas
futuras sin imposiciones de saberes hegemónicos. Hace falta, principal-
mente, fortalecer, ampliar e (in)formar la red de servicios existentes para
que contribuyan al enfrentamiento de la violencia hacia la mujer.
Hay que proponer políticas integrales donde vemos que la integrali-
dad no está garantizada. Apostar por formas de enfrentamiento que no se
conviertan en otra forma de violencia. Considerar la percepción, eleccio-
nes y decisiones de cada mujer sobre sus vivencias, para evitar la produc-
ción de mujeres-víctima y potenciar el desarrollo de mujeres autónomas
y ciudadanas. Reconocer que las mujeres —no solamente las que viven en
las favelas— se encuentran en una situación particular de vulnerabilidad,
producto de un conjunto de desigualdades asociadas, y en caso de que no
haya una comprensión integral del escenario en que se encuentran, no se
alcanzará la reducción de las violencias y de las desigualdades.
100 JARDÍN DE HISTORIAS
Referencias bibliográficas
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... Es importante tener en cuenta que las violencias basadas en género ya venían siendo analizadas por las ciencias sociales, centrando los estudios en escenarios como la violencia de pareja (Alencar-Rodrigues y Cantera, 2016; Ariza, 2013;Noriega et al., 2020;Puente-Martínez et al., 2016;Sandoval y Otálora, 2017); el contexto urbano (Antunes et al., 2017;Monroy y Jaramillo, 2017); el escolar y laboral (Solís-Beltrán et al., 2018); el de la trata de personas (Flamtermesky, 2014) y el del sistema penitenciario (Ariza e Iturralde, 2015). De manera paralel, se encuentran abordajes en torno al análisis de las políticas públicas y programas de prevención de la violencia contra la mujer (Antunes et al., 2017;De la Peña, 2015;Flamtermesky, 2014;Monroy y Jaramillo, 2017). ...
... Es importante tener en cuenta que las violencias basadas en género ya venían siendo analizadas por las ciencias sociales, centrando los estudios en escenarios como la violencia de pareja (Alencar-Rodrigues y Cantera, 2016; Ariza, 2013;Noriega et al., 2020;Puente-Martínez et al., 2016;Sandoval y Otálora, 2017); el contexto urbano (Antunes et al., 2017;Monroy y Jaramillo, 2017); el escolar y laboral (Solís-Beltrán et al., 2018); el de la trata de personas (Flamtermesky, 2014) y el del sistema penitenciario (Ariza e Iturralde, 2015). De manera paralel, se encuentran abordajes en torno al análisis de las políticas públicas y programas de prevención de la violencia contra la mujer (Antunes et al., 2017;De la Peña, 2015;Flamtermesky, 2014;Monroy y Jaramillo, 2017). ...
... Por tanto, solo serán efectivas las acciones y políticas que incluyan a las mujeres como protagonistas reales: es necesario que las mujeres que sufren violencias y exclusiones hablen y propongan, pero, sobre todo, que se trabaje con ellas desde sus fortalezas y no desde el victimismo impuesto (Flamtermesky, 2014). Además, dichas políticas -en las que es importante invertir-deben contemplar acciones de prevención primaria, secundaria y terciaria, sin priorizar apenas la criminalización y la judicialización, a fin de evitar nuevas violaciones de derechos (Antunes et al., 2017). ...
Chapter
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El propósito de este capítulo es analizar, desde la perspectiva de género, las dinámicas socioculturales y económicas en el contexto rural y el papel de las mujeres rurales en la transición a una sociedad pos-COVID-19 en Colombia. Se aplicó un método cualitativo con enfoque hermenéutico crítico y tipo de investigación de análisis de coyuntura, teniendo como principal fuente la documental, con la revisión de material especializado y prensa local y nacional, en el período 2020-2021. Se analizó a las mujeres rurales colombianas enfrentadas al círculo de violencias de género, aspecto que se ahondó con la llegada de la pandemia y con formas de violencias silenciosas en el ámbito de lo privado. Sin embargo, las mujeres desempeñan un rol relevante como agentes potencializadoras de procesos económicos, culturales y organizativos en las comunidades rurales. Se vio reflejado en las fuentes de prensa cómo sus actuaciones en una sociedad pos-COVID-19 favorecen la activación de procesos socioculturales y económicos en el contexto rural. Se concluyó que las políticas públicas deben impulsar el desarrollo del empoderamiento, la autonomía y el liderazgo de las mujeres rurales, dada su importante participación en las familias y comunidades en Colombia, como agentes dinamizadores de la sociedad y la economía pos-COVID-19. DOI: http://doi.org/10.18566/978-628-500-011-9
... Es importante tener en cuenta que las violencias basadas en género ya venían siendo analizadas por las ciencias sociales, centrando los estudios en escenarios como la violencia de pareja (Alencar-Rodrigues y Cantera, 2016; Ariza, 2013;Noriega et al., 2020;Puente-Martínez et al., 2016;Sandoval y Otálora, 2017); el contexto urbano (Antunes et al., 2017;Monroy y Jaramillo, 2017); el escolar y laboral (Solís-Beltrán et al., 2018); el de la trata de personas (Flamtermesky, 2014) y el del sistema penitenciario (Ariza e Iturralde, 2015). De manera paralel, se encuentran abordajes en torno al análisis de las políticas públicas y programas de prevención de la violencia contra la mujer (Antunes et al., 2017;De la Peña, 2015;Flamtermesky, 2014;Monroy y Jaramillo, 2017). ...
... Es importante tener en cuenta que las violencias basadas en género ya venían siendo analizadas por las ciencias sociales, centrando los estudios en escenarios como la violencia de pareja (Alencar-Rodrigues y Cantera, 2016; Ariza, 2013;Noriega et al., 2020;Puente-Martínez et al., 2016;Sandoval y Otálora, 2017); el contexto urbano (Antunes et al., 2017;Monroy y Jaramillo, 2017); el escolar y laboral (Solís-Beltrán et al., 2018); el de la trata de personas (Flamtermesky, 2014) y el del sistema penitenciario (Ariza e Iturralde, 2015). De manera paralel, se encuentran abordajes en torno al análisis de las políticas públicas y programas de prevención de la violencia contra la mujer (Antunes et al., 2017;De la Peña, 2015;Flamtermesky, 2014;Monroy y Jaramillo, 2017). ...
... Por tanto, solo serán efectivas las acciones y políticas que incluyan a las mujeres como protagonistas reales: es necesario que las mujeres que sufren violencias y exclusiones hablen y propongan, pero, sobre todo, que se trabaje con ellas desde sus fortalezas y no desde el victimismo impuesto (Flamtermesky, 2014). Además, dichas políticas -en las que es importante invertir-deben contemplar acciones de prevención primaria, secundaria y terciaria, sin priorizar apenas la criminalización y la judicialización, a fin de evitar nuevas violaciones de derechos (Antunes et al., 2017). ...
... A pesar de que los estudios de PSP han sido mayoritariamente cuantitativos y, sin duda, han dejado elementos de revisión interesantes a través de la encuesta, en este estudio se consideró la entrevista semiestructurada como la técnica más útil para la comprensión de los significados (nuevos, de-construidos y re-elaborados) que se otorgan a un fenómeno, particularmente a una problemática actual, porque brindan pistas de análisis particulares que bajo estándares generales se pierden (Antunes et al., 2017;Matulic, 2013). ...
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Uno de los escenarios de la pobreza extrema es la situación de vida en la calle (sinhogarismo). El estudio de caso presentado en este artículo analiza los significados de pobreza construidos desde experiencias masculinas de exmigrantes deportados e identifica las proyecciones a futuro que se elaboran en la precariedad del contexto. Los participantes de esta investigación son siete hombres que acuden a un albergue de ayuda humanitaria en Hermosillo, capital de Sonora (México) y a quienes se entrevistó para la elaboración de sus historias de vida, técnica elegida para la inducción de significados, sentidos y vivencias. Los resultados muestran la mirada desde los Derechos Humanos en torno a las necesidades y los aspectos que consolidan el problema a partir de la exclusión social. Se plantea una proyección de vida sin incorporar un papel de agencia, lo que genera un “vivir el presente” desde el positivismo y la fe. Se concluye con la necesidad de incorporar el género en el análisis de la pobreza extrema, como eje para comprender la situación de calle, y las historias de vida como técnica adecuada para la recopilación de sentidos y experiencias en torno a nuevos procesos sociales en la frontera norte del país.
... A pesar de que los estudios de PSP han sido mayoritariamente cuantitativos y, sin duda, han dejado elementos de revisión interesantes a través de la encuesta, en este estudio se consideró la entrevista semiestructurada como la técnica más útil para la comprensión de los significados (nuevos, de-construidos y re-elaborados) que se otorgan a un fenómeno, particularmente a una problemática actual, porque brindan pistas de análisis particulares que bajo estándares generales se pierden (Antunes et al., 2017;Matulic, 2013). ...
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To cite this article: Romero Plana, V. (2022). Poverty meanings and projections of homeless men. Masculinities and Social Change, 11(3) 262-289. https://doi.
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RESUMEN Según la organización mundial de la salud, la violencia de género es reconocido a nivel mundial como un problema de salud, este problema surge desde la existencia de la humanidad, la mujer era considerada propiedad de su pareja, por lo tanto, estaban destinadas exclusivamente a los quehaceres domésticos y a la crianza de sus hijos, dejando de lado sus prioridades y necesidades. Objetivos Específicos: establecer los tipos de violencia más usados por sus parejas, comprender el criterio de las mujeres sobre el maltrato y precisar las causas por qué las cuales a pesar de ser maltratadas siguen unidas a sus parejas. Métodos: La presente investigación es de enfoque cualitativo, con la participación de 12 mujeres, a todas ellas se les aplicó una entrevista semiestructurada. Resultados: Los tipos de violencia más frecuentes que se manifiestan dentro de los hogares de las mujeres participantes son: física, psicológica, sexual y económica, existe un criterio general como malo, sobre lo que es el maltrato y las causas por los cuales siguen con sus parejas son: por no desunir a los hijos de sus padres, por tradición y por el que dirá la gente Conclusiones: En esta localidad, las costumbres y tradiciones siguen bien arraigadas, llevando a las mujeres a mantenerse a dependencia del hombre, incluso, en ciertos casos, justificando el proceder de sus parejas.
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Este artículo es fruto de un periodo de investigación que busca comprender cómo conforman sus saberes los actores principales de un programa de alfabetización no formal para personas jóvenes y adultas de una comunidad rural de Paraguay, desde sus sentidos de ser mujer, varón y sus prácticas cotidianas. Tomando en cuenta que éstos están cargados de tensiones, producto de los roles tradicionales femeninos y masculinos, que complejizan sus experiencias, en especial el de las mujeres, madres y jefas de hogares, conocer sus percepciones permite apoyar y mejorar el proceso de alfabetización. Para ello se recurrió a las historias de vida, metodología de tipo cualitativa, las entrevistas cualitativas en profundidad y el aporte de los entrevistados al entrevistador. Los principales hallazgos revelan como factores clave del programa: los procesos educativos incluyentes, la activa participación de los alfabetizandos, la capacidad del programa de poder involucrar varias miradas, la figura de la alfabetizadora, el abordaje de temas de interés y su pertinencia para los alfabetizandos, así como el apoyo que recibieron los participantes en sus hogares, en particular las mujeres. El desafío es desarrollar políticas educativas de alfabetización integrales, flexibles, y apostar al empoderamiento y la emancipación de las personas jóvenes y adultas.
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El fenómeno de la violencia contra la mujer no es nuevo; sin embargo, ha tenido mayor visualización en los últimos tiempos. El presente artículo presenta resultados de investigaciones publicadas en bases de datos especializadas, con el fin de evidenciar tanto las metodologías y marcos teóricos recurrentes como factores y consecuencias de la violencia en relación de pareja. El método de rastreo incluyó elementos como años de publicación, palabras clave, métodos usados y conceptos presentados, que se organizaron en matriz categorial en Excel. En los hallazgos esta que la mayoría de mujeres participantes de las investigaciones pertenecen a organizaciones o institutos donde reciben apoyo. Hay factores sociodemográficos y personales (bajo nivel educativo, dependencia económica, baja autoestima, etc.) que generar mayor vulnerabilidad en la mujer y, dentro de consecuencias se encuentran trastornos del estado de ánimo, de ansiedad y trastornos por estrés postraumático, enfermedades de transmisión sexual, entre otros. A su vez, hay amplia variedad de teorías que orientan los análisis, incidiendo en la multiplicidad de resultados encontrados.
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O objetivo deste artigo é fazer uma revisão crítica das principais referências teóricas das Ciências Sociais na área de violência contra as mulheres no Brasil. Procuramos, sobretudo, analisar como os conceitos de violência contra as mulheres e violência de gênero são formulados e utilizados nos estudos feministas sobre o tema nos últimos vinte e cinco anos.A literatura sobre violência contra as mulheres tem suas origens no início dos anos 80, constituindo uma das principais áreas temáticas dos estudos feministas no Brasil. Esses estudos são fruto das mudanças sociais e políticas no país, acompanhando o desenvolvimento do movimento de mulheres e o processo de redemocratização. Nessa época, um dos principais objetivos do movimento é dar visibilidade à violência contra as mulheres e combatê-la mediante intervenções sociais, psicológicas e jurídicas. Uma de suas conquistas mais importantes são as delegacias da mulher, as quais ainda hoje se constituem na principal política pública de combate à violência contra as mulheres e à impunidade.
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O desafio de se pensar a questão da favela de modo amplo, crítico e inovador tem mobilizado o Observatório de Favelas desde a sua origem. Foi essa inquietação que levou à realização, entre os dias 19 e 20 de Agosto de 2009, do seminário “O que é a favela, afinal?” por ocasião da semana comemorativa dos oito anos do Observatório de Favelas, . O seminário, que contou com o patrocínio do BNDES, reuniu pesquisadores e representantes de diferentes instituições governamentais, acadêmicas e da sociedade civil que, ao longo de suas trajetórias, se debruçam sobre o tema favela. Esta publicação é um compêndio do que foi tratado no Seminário e reúne uma diversidade de experiências e olhares e materializa um desejo permanente de se compartilhar idéias e vivências em contraponto aos paradigmas que sustentam leituras hegemônicas sobre o fenômeno da favela.
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En 1966, la Organización Mundial de la Salud declaró la violencia como uno de los principales problemas de salud pública. Para dar seguimiento a dicha resolución, el 3 de octubre de este año, la OMS publicó el primer Informe mundial sobre la violencia y la salud, el cual analiza los diferentes tipos de violencia, incluidos el maltrato y abandono de menores, la violencia entre los jóvenes, la violencia contra la pareja, la violencia sexual, el maltrato a ancianos, la violencia autoinfligida y la violencia colectiva. Para todos estos tipos de violencia, el informe explora la magnitud de sus efectos en la salud y en la sociedad, los factores de riesgo y protección y los esfuerzos de prevención que se han desplegado. El lanzamiento del informe dará inicio a una Campaña Global de Prevención de la Violencia que durante un año se centrará en la aplicación de sus recomendaciones. Este artículo resume algunos de los puntos más importantes del informe mundial. Palabras clave: violencia, salud pública, prevención. World report on violence and health In 1996, the World Health Assembly declared violence a major public health issue. To follow up on this resolution, on October 3 this year, WHO released the first World Report on Violence and Health. The report analyses different types of violence including child abuse and neglect, youth violence, intimate partner violence, sexual violence, elder abuse, self-directed violence, and collective violence. For all these types of violence, the report explores the magnitude of the health and social effects, the risk and protective factors, and the types of prevention efforts that have been initiated. The launch of the report will be followed by a 1-year Global Campaign on Violence Prevention, focusing on implementation of the recommendations. This article summarises some of the main points of the world report.
Article
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This article is the first of a series through which we intend to discuss the cultural bases, attitudes and judgement that support our current perception in the fields of safety and justice. We begin our text showing that violence is a generic and homogenizing notion that covers different social phenomena. We will then examine, in detail, a paradigmatic case that allows us to evidence the social dilemma that is confronted in the construction of a democratic society.
Book
The book constitutes an introductory text both to the literature on the subject that has been developed in the field of Sociology and Social Anthropology, as well as to the procedure and techniques for the use of this type of approach in field research. Special emphasis is placed on the different modalities and uses of the method depending on the different alternative research designs. Finally, a brief outline is made of the use of this method in Spain, accompanied by a commented bibliography.
Article
Introdução: considerações preliminares Nos últimos 25 anos, o ordenamento jurídico brasileiro sofreu diversas mudanças no que diz respeito aos direitos das mulheres, e em especial ao tema da violência contra as mulheres. Do ponto de vista normativo, a grande maioria dessas mudanças foi bastante positiva e representou um avanço no tratamento do tema, mas algumas não tiveram im-pacto e outras tiveram, até mesmo, um impacto especialmente negativo no enfrentamento jurídico da problemática. Inobstante, algumas mudanças simplesmente não ocorreram, deixando descompas-sos, defasagens e lacunas na legislação nacional ao longo destas últimas décadas, as quais demandam atenção prioritária e necessitam ser tratadas de forma adequada, com o fim de responder à atual realidade sóciojurídica das mulheres vítimas e/ou em situação de violência. O objetivo deste artigo, portanto, é traçar um panorama geral da "trajetória" da legislação brasileira sobre a violência contra as mulheres, destacando os alcances e limites da lei, a partir de uma abordagem crítica sobre o que mudou, o que ainda não mudou e o que deve (ou deveria) mudar na legislação nacional. Nesse sentido, e na medida do possível, buscar-se-á também identificar os principais acertos e vitórias, bem como os principais equívocos e reveses desse percurso, apontando para os desafios a serem enfrentados no campo legislativo em relação ao tema em análise. 1 Valéria Pandjiarjian é advogada feminista e consultora em gênero e direitos humanos. À época da elabo-ração deste artigo coordenava a área de violência do Comitê Latino-americano e do Caribe para a Defesa dos Direitos da Mulher (CLADEM) e integrava o conselho fiscal do Coletivo Feminista Sexualidade e Saúde e do Instituto Patrícia Galvão. Integrava também o conselho diretor da Advocacia Cidadã pelos Direitos Hu-manos (ADVOCACI) e o conselho consultivo do Centro Dandara de Promotoras Legais Populares, além de ser consultora da AGENDE -Ações em Gênero Cidadania e Desenvolvimento. É co-autora do livro "Es-tupro: crime ou cortesia"? Uma abordagem sóciojurídica de gênero (Safe, 1998) e da publicação Vem pra Roda ! Vem pra Rede ! Guia de apoio à construção de redes de serviços para o enfrentamento da violência contra a mulher (Rede Mulher de Educação, 2003).