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EL LUNFARDO EN LA EVOLUCIÓN DEL ESPAÑOL ARGENTINO

Authors:

Abstract

In this paper, contemporary newspaper reports as well as criminological and sociological studies concerned with the life of the underworld in Buenos Aires, Argentina from the 1870s to the early 1900s will be analyzed to assess the association of lunfardo with the speech of the criminal as well as the imperfect Spanish spoken by Italian immigrants, and their influence in the development of Argentine Spanish.
Literatura y Lingüística N° 34
335
ISSN 0716 - 5811 / pp. 335 - 356
el lunfardo en la evolución del esPañol
argentino*
Gerardo Augusto Lorenzino**
Resumen
En este artículo se analizarán informes contemporáneos de periódicos, así como estudios
criminológicos y sociológicos basados en la vida del submundo de Buenos Aires, Argentina
desde la década de 1870 hasta comienzos de 1900 para evaluar la relación del lunfardo con
el lenguaje del hampa, así como el español imperfecto de los inmigrantes italianos, y su
inuencia en la evolución del español argentino.
Palabras clave: dialecto, lunfardo, español argentino, contacto lingüístico.
lunfardo in tHe evolution of argentine sPanisH
Abstract
In this paper, contemporary newspaper reports as well as criminological and sociological
studies concerned with the life of the underworld in Buenos Aires, Argentina from the
1870s to the early 1900s will be analyzed to assess the association of
lunfardo
with the
speech of the criminal as well as the imperfect Spanish spoken by Italian immigrants, and
their inuence in the development of Argentine Spanish.
Keywords: dialect,
lunfardo
, Argentine Spanish, language contact.
Recibido: 01-02-2016 Aceptado: 16-06-2016
* Este artículo es parte del Proyecto de Investigación
Social and geographical mobility in the evolution
of Argentine Spanish.
El autor agradece a Temple University el apoyo del año sabático (2015-16)
que le permitió realizar la investigación. También agradece a la Licenciada Marisa Saino la valiosa
colaboración prestada en la traducción del texto.
** Argentino. Doctor en Lingüística de la City University of New York (CUNY, Graduate Center).
Académico de la Temple University, Filadela, EE.UU. galorenz@temple.edu
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El Lunfardo en la Evolución del Español Argentino / Gerardo Augusto Lorenzino
1. Introducción
Durante el último cuarto del siglo XIX, la vida del inframundo de
Buenos Aires inspiró la publicación de crónicas policiales en diarios
y monografías criminológicas. Estas son las primeras referencias al
lunfardo, toda clase de delincuentes escondiéndose en los tugurios
urbanos, arrabales o los bajo fondos de Buenos Aires cuya población
estaba experimentando una rápida evolución debido a la creciente
inmigración europea.
Los diferentes tipos de ladrones –los carteristas o punguistas, los
ladrones de casas o escruchantes y los criminales violentos que atacaban
a sus víctimas o biabistas– se comunicaban entre sí mediante un discurso
críptico llamado lunfardo. El lunfardo ha sido descrito como un lenguaje
especializado (o jerga) empleado por sus hablantes para ocultar sus
conversaciones a la policía, a sus víctimas y a los testigos con la nalidad
de llevar a cabo sus prácticas ilegales. También ha sido descrito como
el lenguaje utilizado por los presos en las cárceles de Buenos Aires (ver
sección 2).
El origen del lunfardo, entre los que compartieron los conventillos con
inmigrantes y criollos, ha sido el escenario aceptado para su aparición
desde las primeras referencias a este 'lenguaje de ladrones' aparecidos a
mediados de la década de 1870. El hecho de que la gran aldea –tal como
era conocida Buenos Aires en aquel momento– fue signicativamente
transformada por una considerable auencia de inmigrantes durante el
período en que el lunfardo comienza a ser mencionado por los estudiosos,
nos lleva a pensar en la asociación entre inmigración y lunfardo como
un escenario natural para su formación. En efecto, las relaciones del
submundo del lunfardo se ubican dentro de un contexto social en que
los inmigrantes especialmente de Italia y España hablaban diferentes
lenguas y dialectos de diversas regiones. Además, dadas las anidades
léxicas entre el lunfardo y el actual español porteño, sería prudente
considerar los factores sociolingüísticos que subyacen su aparición en el
marco más amplio de la dialectología latinoamericana.
En este artículo se analizarán informes contemporáneos de periódicos,
así como estudios pioneros en criminología y sociología sobre la vida del
submundo en Buenos Aires –desde la década de 1870 hasta comienzos de
1900– a n de evaluar la estrecha relación lunfardo-lenguaje del hampa. El
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análisis lingüístico se enfocará en el léxico del lunfardo, su composición,
su formación, así como la inclusión de elementos propios de las lenguas
de los inmigrantes. Especícamente, las variedades de dialectos italianos
presentes en la ciudad y el cocoliche de transición –o español imperfecto–
hablado por los inmigrantes italianos proporcionarán el escenario
adecuado para la expansión léxica y la aparición de las lenguas de
inmigrantes, y se destacará la manera en que el contacto lingüístico se
enmarcó en la transformación vivida por la sociedad de Buenos Aires
desde nales del siglo XIX.
Al comparar las primeras manifestaciones del lunfardo con el español
popular porteño, uno puede interpretar, gurativamente, su evolución
léxica como una 'descriminalización' lingüística, al punto de que éste
fue siendo progresivamente aceptado por la sociedad argentina. Esta
investigación sostendrá que el lunfardo, los sociolectos españoles usados
por las clases más bajas y la mezcla hablada por los inmigrantes convergen
en las orillas urbanas de Buenos Aires permitiendo el cruce de inuencias
lingüísticas. Aquí, las viviendas hacinantes o conventillos devinieron en
un micro-espacio emblemático, donde argentinos o criollos, inmigrantes
europeos y lunfardos convivieron debido a una necesidad económica.
En tal sentido, este entorno social dio lugar a una interacción dinámica
entre esos diversos grupos favoreciendo la propagación de las palabras,
habiendo algunas de ellas eventualmente contribuido a la formación de
español popular porteño.
La segunda sección de este estudio describe al corpus de lunfardo
que fue utilizado, el cual consta de un total de cinco textos publicados
entre 1879 y 1908. La siguiente sección (3) presenta una visión general
de los procesos formativos y de las fuentes lingüísticas que componen
la matriz de la cual surgió el léxico lunfardo, destacando el impacto de
los idiomas de los inmigrantes y del cocoliche. En la cuarta y última
sección, la difusión del léxico en el contexto cotidiano del conventillo
y el contacto lingüístico entre inmigrantes y criollos nos servirá para
explicar la inuencia del entrecruzamiento idiomático en el desarrollo
del español popular porteño.
2. El corpus del lunfardo (1879 1908)
Esta sección presentará el corpus sobre el cual está basado este
estudio, seguido de una discusión acerca de las fuentes léxicas y
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El Lunfardo en la Evolución del Español Argentino / Gerardo Augusto Lorenzino
procesos de composición y derivación que contribuyeron al desarrollo
del lunfardo. Más allá de las peculiaridades léxico semánticas discutidas
a continuación, lunfardo es en todos sus aspectos (gramática, léxico
general) un registro del español. El corpus utilizado en el análisis abarca
un período de treinta años (1879 a 1908) e incluye:
Dos artículos escritos por Benigno Lugones y publicados en el diario
La Nación en 1879 con el intrigante título Los beduinos policiales y el
eufemístico Los caballeros de la industria, respectivamente.
Los hombres de presa (1888) de Luis María Drago, un estudio pionero
sobre la vida criminal en Buenos Aires.
Contribución al estudio de la psicología criminal. El idioma del delito
(1894), escrito por el criminólogo Ángel Dellepiane. Al igual que
Drago, Dellepiane explora las raíces sociales y psicológicas de la
criminalidad, pero también representa el primer estudio del lunfardo
como argot.
Una colección de ensayos por José Álvarez (alias Fray Mocho) titulada
Memorias de un vigilante (1897).
La mala vida en Buenos Aires (1908), del criminólogo Eusebio Gómez.
Estos cinco autores (Lugones, Drago, Dellepiane, Álvarez y Gómez)
tenían un conocimiento directo del submundo, sus actores, sus modos
de funcionamiento y la organización de sus miembros. A pesar de ser
estudios que intentaron comprender los rasgos sociales y psicológicos
de los lunfardos como 'criminales', también se rerieron a sus formas de
comunicación, la jerga criminal. Álvarez y Lugones habían sido policías
urbanos antes de convertirse en periodistas en La Nación dedicados a
escribir sobre el crimen en Buenos Aires. Álvarez ascendió de rango,
alcanzando el puesto de comisario de pesquisas o detective jefe antes de
su retiro de la fuerza policial (Álvarez, 1897).
Dellepiane, Drago y Gómez pasaron tiempo en Europa aprendiendo
los fundamentos y metodología de la ciencia de la criminología, todos
moldeados en la escuela positivista italiana de Cesare Lombroso,
Enrico Ferri y Rafael Garofalo, que se centraba en los aspectos físicos y
morales de la criminalidad. Ellos escribieron extensamente sobre el tema,
entrevistando a policías y a los propios delincuentes en las cárceles de
Buenos Aires.
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(1) a. “El procedimiento de esta categoría de lunfardo ha sido referido
con toda exactitud por el Comisario Rossi.” (Gómez, 1908, p. 91).
b. “El ejemplo anterior [en lunfardo] no es supuesto; es recogido por
el que esto escribe en la Penitenciaría de la Capital.” (Dellepiane,
1894, p. 51).
c. “Estos datos los debemos a la amabilidad del señor comisario D.
Ignacio Socas, que nos facilitó la ocasión de hablar con algunos de
los principales y más conocidos lunfardos.” (Drago, 1888, p. 110).
El meticuloso uso de cursiva en el vocabulario lunfardo y las notas
al pie de página en el corpus ponen de maniesto la intención de los
autores no sólo de explicar términos jergales que de lo contrario no
serían comprendidos por ciertos segmentos de la sociedad, sino también
para destacar su uso clandestino. Ellos describen detalladamente y, en
el caso de los periodistas Álvarez y Lugones de vez en cuando con un
toque humorístico, el modus operandi de los ladrones, sus estructuras
de organización y cómo ellos consumían sus actividades delictivas,
eufemísticamente llamadas trabajos.
(2) “La palabra hurtar es sinónimo de trabajar en la comunidad de
lunfardos o ladrones.” (Drago, 1888, p. 67).
Cada banda criminal se organizaba de acuerdo a la función de sus
miembros:
(3) “Entre reos lunfardos hay cinco grandes familias: los punguistas, o
limpiabolsillos; los escruchantes, o abridores de puertas; los que dan
la caramayoli o la biaba o sea los asaltantes […] (Álvarez, 1897, p. 58).
Una variedad de lunfardo sin descriptivos para referirse a las víctimas
sería incompleta. La palabra otario se reere a la distraída víctima del
punguista, quien aplica sus habilidades en los atestados viajes en los
tranvías y en las calles. Según Lugones, otarios eran 'personas ingenuas,
cándidas y sencillas, muy especialmente nuestros paisanos' (La Nación,
Abril 6, 1879).
La etimología más convincente de la palabra lunfardo es su derivación
del italiano lombardo 'natural de Lombardía', proveniente del dialecto
Romanesco, en el cual lombardo signica 'ladrón', tal vez con inuencia
genovesa (Gobello, 1982, p. 124 25). La referencia más temprana que
señala a los propios ladrones antes que a su lengua, se encuentra en un
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El Lunfardo en la Evolución del Español Argentino / Gerardo Augusto Lorenzino
artículo anónimo titulado 'El dialecto de los ladrones' publicado por el
diario La Prensa en 1878 (Conde, 2011, p. 87), el cual fue probablemente
aportado por un comisario familiarizado con el lunfardo, tal como lo
sugiere la siguiente cita:
(5) “Pero un comisario que se ocupa de hacerle la guerra a los ladrones
tiene un vocabulario [del lunfardo] y de este vocabulario hemos
tomado la copia de algunas de las frases más usuales.” (Op. Cit.).
La Prensa fue uno de los dos principales diarios de Buenos Aires en
aquella época; el otro, La Nación, era donde los artículos de Lugones
aparecerían un año más tarde (1879 a-b). Es en uno de estos artículos
en el que podemos encontrar los primeros testimonios del lunfardo
en cuanto lengua del hampa en dos notas. En el primero, él identica
lunfardo con el caló, nombre empleado en España para referirse a la
comunicación críptica entre los ladrones, y en el segundo, aporta a
los lectores indicaciones para la pronunciación de ciertos sonidos del
lunfardo:
(6) a. “Las palabras que en adelante se encuentren subrayadas pertenecen,
como lunfardo, al caló de los ladrones.”
b. “Pronúnciese en ésta y demás palabras del lunfardo la ‘ch’ como en
la lengua francesa.” (La Prensa, 1879).
Como sustantivo, el término aparece en la frase lunfardos extranjeros
(La Nación, marzo 18, 1879); como modicador, en poesía lunfarda (Op.
Cit.) y mundo lunfardo. En Drago, el doble uso de lunfardo para referirse a
ambos, ‘delincuentes’ y ‘lengua’, está ya instalado en la literatura:
(7) “En el lunfardo (palabra que designa al mismo tiempo la jerga y los
que se valen de ella), de los delincuentes bonaerenses, se nota muchas
locuciones cuyo empleo a todas luces revela la necesidad de recurrir
en ciertos casos a una jerigonza especial.” (1888:102).
Las investigaciones de Dellepiane tenían una visión más amplia al
comparar la jerga delictiva porteña con los argots de Francia, Italia y
España.
(8) “Los ladrones de profesión. . . se sirven en las relaciones privadas
que mantienen entre sí, de un lenguaje especial, enteramente propio
[…] que no trasciende, por lo común, fuera de la atmósfera del delito.
Distinto para cada país. . . recibiendo en Francia el nombre de argot, el
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de gergo en Italia, en España el de bribia, germanía, hampa o caló y el de
lunfardo en la República Argentina.” (Dellepiane, 1894, p. 8).
Los críticos a la inmigración en Argentina a nes del siglo XIX,
particularmente los de la alta sociedad, armaron que la creciente
criminalidad era en gran parte debido al incontrolado desembarco de
inmigrantes con prontuario criminal, especialmente aquéllos del sur de
Europa (Castro, 2006, p. 95). Un Jefe de la Policía explica este sentimiento
contra la inmigración de la siguiente manera:
(9) “Buenos Aires, lo mismo que toda la República –abierta de par en par
a quien quiere venir a ella– recibe por fuerza, dentro de la corriente
inmigratoria normal, buena parte de la escoria antisocial de los demás
países.” (Gómez, 1908, p. 30).
Para Gómez, este componente extranjero se apropió del lenguaje de
los inmigrantes, entre los que el lunfardo no pasó desapercibido:
(10) “Es de advertir que la mayoría de las voces que constituyen la jerga
de nuestros delincuentes, derivan de la de otros países.” (Gómez,
1908, p. 110).
3. El lunfardo
El lunfardo comparte con otros argots las bases sociales que dan
lugar a este tipo de lenguaje. Las primeras descripciones reeren directa
o indirectamente al argot, jeringonza o jerga como categorías aplicables
al lunfardo.
(11) “[…] un lenguaje secreto, utilizado por mendigos y ladrones en
Francia medieval. En términos más amplios, argot puede referirse
a cualquier vocabulario especializado o juego de palabras (jerga)
utilizado por un determinado grupo social, por ejemplo, el argot de
los jugadores o el argot del hampa.” (Task, 2007, p. 85)1.
Esta caracterización del argot se asemeja a la referencia de Dellepiane
sobre el lunfardo como un tecnicismo profesional, es decir, un lenguaje
especial, cuyas características reejan la base lingüística y la identidad
de grupo compartidas por una comunidad de personas con intereses
comunes (abogados, cientícos, jóvenes, fans del deporte, jugadores, etc.):
1 Las cursivas son mías.
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El Lunfardo en la Evolución del Español Argentino / Gerardo Augusto Lorenzino
(12) “Así, al ladrón –y solamente al ladrón– puede ocurrírsele dar un
nombre especial a cada uno de los bolsillos del traje masculino; en
lo cual nuestro argot aventaja a la misma lengua ordinaria que no
ha pensado jamás en establecer semejantes distinciones (‘cabalete’,
bolsillo en general; ‘grillo’, bolsillo lateral del pantalón; ‘grillo de
espiante’, bolsillo trasero del pantalón; ‘grillo de camisulín’, bolsillo
del chaleco […].” (Dellepiane, 1888, p. 16 17).
En Los hombres de presa, Drago nos traslada más allá de la explicación
un tanto impresionista que Lugones tiene del lunfardo, cuya función está
principalmente limitada a la de un lenguaje secreto o cripto-idioma. El
uso que hace Drago de la frase modo peculiar de expresión –basada en el
modelo sociológico del mundo del hampa de Lombroso (1875) refuerza
tanto a la identidad secreta y a la función grupal del lunfardo como a
la variedad utilizada por personas que comparten la misma profesión,
actividad o clase social:
(13) “En cuanto al empleo del argot, ese lenguaje a la vez pintoresco y
cínico, destinado como lo dicen los mismos criminales, a ocultar sus
comunicaciones a los extraños, puede muy bien ser, según apunta
Lombroso, la reproducción del fenómeno en cuya virtud todos los
gremios y ocios, como las diversas capas sociales, y aún los diferentes
géneros de literatura, tiene sus modos peculiares de expresión.”
(Drago 1888, p. 101 2).
A continuación, serán descritas algunas de las características
semánticas, fonéticas, morfológicas y léxicas del lunfardo, con el objeto de
demostrar que los mecanismos lingüísticos en su desarrollo no son muy
diferentes a los que normalmente contribuyen a la formación de otros
argots, una visión enunciada ya hace más de un siglo por Dellepiane:
(14) “Los modos principales de la formación de los términos de la jerga
criminal son los tropos, las imágenes, las homofonías y asonancias,
la onomatopeya, la reduplicación, los barbarismos y neologismos,
los arcaísmos y la alteración fonética de voces del idioma ordinario.”
(1894, p. 55).
3.1. Algunos rasgos lingüísticos del lunfardo
Semántica: metáforas, metonimias y sinécdoques son parte del rico
imaginario utilizado por los creadores del lunfardo:
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(15 ) madrastra ‘cárcel’, quinta ‘cárcel’, dátil ‘ladrón’, campana ‘vigilante’.
Fonología: la homofonía, la modicación fonética y el simbolismo de
sonidos tuvieron un rol en la formación del lunfardo (Conde 2011: 341).
(16) cumple ‘cómplice’ < ‘cómplice’ + ‘cumplir’; ladrillo ‘ladrón < ‘ladrillo’
+ ‘ladrón’; león ‘pantalones’ < ‘pantalones’ + ‘león’.
Palabras lunfardas derivadas del italiano con grupo consonántico en
posición inicial llevan epéntesis.
(17) espiantar ’fugar< Ital. spiantare ‘fugar’; escabiar beber en exceso<
Genovés scabbio ‘vino’; esquiafo ‘bofetada’ < Ital. schiaffo‘bofetada’.
Las consonantes dobles o geminadas italianas se simplicaron en
el lunfardo, aunque seguramente eran pronunciadas con asiduidad
entre los delincuentes ítalo hablantes. Si bien la ortografía no siempre
es conable en la pronunciación, es aún menos en lo que concierne a la
representación de la duración consonántica, especialmente dada la falta
de consistencia ortográca entre los diversos autores.
(18) nono, nona ‘abuelo/a’ < Ital. nonno, nonna ‘abuelo/a’; chitrulo
‘estúpido’ < Ital. citrul lo ‘estúpido’; cazote ’golpe’ < Ital. cazzotto
‘golpe’.
Morfología: Los ejemplos (19-20) cubren un rango de transformaciones
morfológicas que conforman el lunfardo, varias de las cuales pueden
ser atribuidas al entrecruce de inuencias lingüísticas. Así, el recorte o
abreviatura de palabras extensas puede ir seguido de lexicalización:
(19) tano ‘italiano’ < ‘napolitano ‘; corte ‘instrumento cortante’ <
‘cortaerro; sario ‘comisario’ < ‘comisario’.
La ajación o uso de ajos derivados de un término lunfardo para
derivar otra palabra lunfarda, emparentada por su signicado se ve en
(20):
(20) marroquería ‘panadería’ < Lunf. marroque ‘pan’ < Caló marró ‘pan’.
encanar ‘arrestar, poner en prisión’ < Lunf. cana ‘prisión’.
guitero ‘recaudador de dinero robado < Lunf. guita ‘dinero’.
La reduplicación también contribuye en la formación de vocablos
lunfardos:
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El Lunfardo en la Evolución del Español Argentino / Gerardo Augusto Lorenzino
(21) bobo ‘reloj de cadena’, bibí‘mujer’, tun tun ‘revólver’ (Gobello,1982,
p. 32).
La metátesis –permutación de sonidos o de sílabas dentro de
una misma palabra– no se encuentra en el corpus del lunfardo aquí
analizado, En el español popular porteño, “vesre” es el término otorgado
a la inversión -regular e irregular- del orden de las sílabas en palabras
polisilábicas, por ej. re -vés > vesre. Puede o no existir extensión semántica
consecuencia de la metátesis en el lunfardo.
(22) Lunf. garpar < ‘pagar’ + Lunf. garpe ‘pago’ (Gobello, 1982, p. 96).
4. Una comparación léxica del corpus lunfardo
(1879 1908)
La naturaleza del léxico lunfardo seleccionado para este estudio está
determinada por la intención y la extensión de cada una de las fuentes,
las cuales se describen a continuación.
(a) Las 128 páginas de la monografía de Dellepiane (1894) acerca del
hampa de Buenos Aires contiene un diccionario lunfardo español
de 428 vocablos y 182 frases, muchas más que las mencionadas por
las otras cuatro fuentes. Sesenta de esas palabras ya habían sido
incluidas por Lugones (1879); por lo tanto Dellepiane agregó 368
nuevos términos (Conde, 2011, p. 89 90).
(b) Debido a su naturaleza periodística, los dos artículos de Lugones
(1879 a b) son necesariamente limitados en extensión. Aun así, las
78 palabras lunfardas incluidas en ellos, junto a los doce términos
publicados anónimamente un año antes en La Prensa, es históricamente
signicativo, ya que ellos se ubican entre los más tempranos ítems
lexicales registrados en dicha lengua. Ni las dieciocho palabras
mencionadas en Lugones ni los doce términos en La Prensa aparecen
en el diccionario lunfardo español de Dellepiane. En la sección 4.0 se
explicará que la difusión lexical pudo ser la causa de esta disparidad,
ya que en 1879 el lunfardo había comenzado a ingresar en el español
popular porteño una década más tarde.
(c) Los ensayos de Álvarez no describen la composición lexical del
lunfardo con la minuciosidad de Dellepiane. El hecho de que él
escribiera sus memorias en 1897, varios años después de abandonar
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la Fuerza Policial, puede explicar la poca extensión del listado de
Álvarez, de sólo treinta y tres palabras. No obstante, esa escasez en
las Memorias de un policía la compensa el grado de interés etnográco
puesto por el autor en la Buenos Aires clandestina.
(d) Drago (1888) registra treinta y cuatro términos lunfardos; no
demasiados, en vista del hecho que Los hombres de presa tiene una
extensión de 285 páginas. De éstas, ocho palabras no habían sido
previamente mencionadas ni en Lugones ni en el artículo anónimo de
La Prensa (Conde, 2011, p. 89).
(e) Finalmente, Gómez (1908) –la última de las fuentes del lunfardo
incluida en este análisis– contiene un total de sesenta y cuatro
palabras, muchas ya aparecidas en las referencias anteriores.
La Tabla 1 enumera el vocabulario compartido entre Dellepiane y
Lugones, Drago, Álvarez y Gómez, respectivamente. Dellepiane sirve de
referente, ya que aporta el léxico lunfardo más extenso compilado a lo
largo del período en estudio.
Tabla 1.
Vocabulario lunfardo en las cinco fuentes del corpus.
Lugones Drago Dellepiane Álvarez Gómez
(1879) (1888) (1894) (1897) (1908)
total de palabras
palabras compartidas
78 34 428 33 64
con Dellepiane
60 33 15 40
porcentaje compartido
85% 97% 100% 45% 63%
Toda tendencia basada en estas cifras debe ser interpretada con cautela.
Drago comparte casi la totalidad de su vocabulario con Dellepiane (97%),
mientras que las otras cuatro fuentes registran desde un 45% a un 85% del
léxico lunfardo. Una comparación entre la primera (Lugones) y la última
fuente (Gómez) arroja veintitrés términos en común (36%). Las veintisiete
palabras conrmadas en Lugones pero no en Gómez, incluyen algunas
que han perdido su condición lunfarda tras difundirse en el español
popular porteño, por ej. atorrar ‘dormir’, escrachar ‘derribar por la fuerza’
y guita ‘dinero’ (Gobello, 1982). Asimismo, hay términos lunfardos en
Lugones no hallados en Gómez, que parecen no haber pasado al español
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El Lunfardo en la Evolución del Español Argentino / Gerardo Augusto Lorenzino
popular porteño, por ej. cala ‘porte’ y brema ‘juego de naipes’. Las cifras
indicadas más arriba son proporcionadas principalmente para subrayar
el fenómeno de difusión a través de sociolectos durante el período 1890-
1930, de alta movilidad social y crecimiento de la clase media argentina
(Germani, 1955, p. 219).
5. La contribución de las lenguas de inmigrantes al
lunfardo
El número de inmigrantes europeos –especialmente italianos y
españoles– que desembarcaron en el puerto de Buenos Aires creció a
tal ritmo que, para el centenario de la Independencia argentina en 1910,
la mitad de la población urbana era extranjera (Scobie, 1974). Entre
ellos había inmigrantes que se habían ‘desviado’ de la senda del trabajo
arduo y del sacricio eligiendo, en cambio, el sendero de la mala vida.
Para la policía, los delincuentes extranjeros eran particularmente más
peligrosos que los criollos, requiriendo de este modo una vigilancia
más cuidada:
(23) “Buenos Aires encierra dos clases de pícaros: los naturales y
los extranjeros. Los primeros son pocos, relativamente, y menos
peligrosos que los segundos. El pillo extranjero es el más abundante.”
(Álvarez, 1897, p. 52).
Italia contribuyó signicativamente a la vida del bajo mundo, lo que
no es una sorpresa, dado su importante aporte al total de inmigrantes:
(24) “Los escruchantes más terribles son los italianos, que están
constituidos en pequeñas asociaciones de mutua protección […]”
(Lugones, marzo 18, 1879).
Entre las regiones de origen de los inmigrantes, muchas se
organizaban en asociaciones de mutua protección, siendo las más visibles
las que contribuyeron al aumento poblacional: Génova, Calabria,
Piamonte, Lombardía, Sicilia, Venecia y Nápoles (en Italia), y Galicia y
Asturias (en España). En el corpus estudiado se incluyen términos para
describir la nacionalidad de los delincuentes inmigrantes (italianos,
españoles y uruguayos). La presencia de italianos en las bandas
criminales es lingüísticamente relevante y los propios argots dialectales,
como el furbesco o gérgo de la mala vita, debieron de haber contribuido al
surgimiento del lunfardo (Conde, 2011).
Literatura y Lingüística N° 34
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Se torna difícil a la hora de distinguir los italianismos generales de
los regionalismos en el lunfardo, en vista de la diversidad lingüística
de Italia hacia la reunicación (1870), cuando la inmigración desde la
Península hacia Argentina comenzó a tomar ímpetu. En la formación del
vocabulario lunfardo, además de los italianismos deben tenerse en cuenta
las contribuciones del argot francés, la germanía y el caló españoles y la
giria de Brasil (Conde, 2011, p. 147ss.).
De las quinientas palabras del lunfardo que guran en Lugones,
Drago, Dellepiane, Álvarez y Gómez, aproximadamente la mitad es de
origen italiano. Éstas derivan no sólo del italiano estándar –el cual a su
vez está basado principalmente en el dialecto toscano–, sino que también
se encontraron otras palabras del romano o romanesco así como otras
variedades regionales y el propio gérgo o jerga del delito. Los genoveses
tuvieron un rol especial entre los dialectos que contribuyeron al léxico
del lunfardo. Por ej., más del 40% (35/78) de las palabras presentadas
en Lugones (1879a b) pertenecen al genovés original (Conde, 2011, p.
159). Ciertamente, la inuencia de los inmigrantes genoveses en la
transformación de la sociedad de Buenos Aires, entre 1880 y 1920, fue
amplia, como así lo atestigua el antiguo barrio de La Boca conocido en
aquel tiempo como “la pequeña Génova”.
Palabras del corpus lunfardo, existentes en el español popular porteño
y cuyos orígenes pueden ser rastreados a las variedades regionales del
italiano, son enumeradas a continuación:
(25)a. bacán ’hombre, jefe’ < Genovés baccan ‘jefe’ (Gobello, 1982, p. 22).
b. encanar ‘arrestar, poner en prisión’ + Lunf. cana ‘prisión’ < Veneciano
incaenar ‘encadenar’ (Gobello, 1982, p.77).
5.1. El cocoliche
El alto número de inmigrantes italianos en Argentina en relación
a otras nacionalidades entre 1870 y 1930, y cierta permisividad en el
cumplimiento de las leyes inmigratorias contribuyeron al mayor peso
de los italianismos en el léxico lunfardo (ver Gómez, cita anterior). Así,
no sorprende que el español popular porteño muestre un signicativo
número de términos italianos en comparación con otros dialectos
latinoamericanos (Meo-Zilio, 1930).
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El Lunfardo en la Evolución del Español Argentino / Gerardo Augusto Lorenzino
Para comprender la difusión lexical desde el lunfardo hacia el
español popular porteño, es fundamental considerar las características
del español hablado por inmigrantes italianos, popularmente conocido
como cocoliche. Esta adquisición natural, transitoria e imperfecta del
español por los inmigrantes italianos pudo haber favorecido la difusión
de rasgos lingüísticos (no solamente léxico) entre los habitantes de los
conventillos donde ellos convivían con inmigrantes de otros orígenes.
El conventillo se caracteriza por ser una “[…] vivienda urbana con un
gran número de habitaciones en cada una de las cuales vivían grupos
humanos distintos, que hacían uso en común de los servicios sanitarios
y aún de las cocinas” (Coluccio, 1994, Op. Cit. en de la Torre 2008, p. 41).
Vinculado al conventillo, el sainete, género literario popular, a menudo
representó en el escenario la vida de inmigrantes y, asimismo, fue un
vehículo para caracterizar al español imperfecto hablado por italianos,
españoles, gallegos, judíos y otros grupos de inmigrantes en Argentina.
Sin embargo, el cocoliche de los italianos se transformó en el código
lingüístico más fácilmente reconocido de los sainetes, cuyo español
mostraba transferencias desde sus variedades del italiano. Por lo tanto,
la pregunta retórica de Don Gaetano, E donde se produce la mescolanza?
Al conventillo, en el sainete “Mustafá” cuando descubre que su hija
quiere casarse con un inmigrante de Medio Oriente (‘turco’) expresa
la percepción popular del conventillo como espacio propiciador del
contacto entre inmigrantes, indiferente a la nacionalidad, religión o
lengua de sus habitantes durante las primeras etapas de la aculturación
del inmigrante al nuevo país.
El estudio panorámico de Reinecke (1937) sobre variedades
resultantes del contacto lingüístico o ‘marginal languages’ (lenguas
marginales) es un primer intento riguroso por caracterizar ese español
italianizado como un habla mixta sin la gramática sistemática y el léxico
estable propio del lenguaje criollo, por ej., el papiamento curazoleño o el
chabacano lipino. Para Whinnom (1971) el cocoliche es el resultado de
una segunda hibridación o adquisición de una segunda lengua imperfecta
que abarca un espectro de lectos individuales, desde el italiano nativo
al español no nativo de los inmigrantes. Aunque altamente variable se
caracteriza el cocoliche, según Whinnom, por ser un sistema lingüístico
más estable y predecible. Más aún, él distingue entre el estereotipado
cocoliche del sainete y el cocoliche real tal como se demuestra en los usos
Literatura y Lingüística N° 34
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erróneos de las partículas discursivas ‘vi’ y ‘ne’ del italiano en el popular
sainete (ver también Cara-Walker, 1987; Golluscio de Montoya, 1981).
Otros estudios del cocoliche (Meo Zillio, 1970; Fontanella de Weinberg,
1987) que trataron sobre los contrastes sociolingüísticos en el uso del
cocoliche, sostuvieron que los hombres usaban formas más hispanizadas
que las mujeres, en tanto que los criollos comprendían mejor los lectos
o variedades estilísticas menos italianizadas. Además, en el léxico del
cocoliche se reejaba la sociabilidad, espacios sociales y el mundo laboral
por los que se desplazaban los inmigrantes. Finalmente, es importante
destacar la variabilidad lingüística del cocoliche respecto a la distancia
tipológica entre el español y el italiano, así como las diferencias entre
dialectos italianos del norte (toscano, piamontés) y del sur (calabrés,
siciliano).
6. Discusión
Los primeros testimonios periodísticos y monografías criminológicas
popularizaron la exclusiva asociación del lunfardo con la comunicación
del hampa. Innegablemente, el lunfardo ejerció un papel importante
en el submundo marginal, tal como lo exponen Drago, Dellepiane y
Gómez. No obstante, sostendremos que una interpretación más amplia
del lunfardo hace posible una revaloración de dicho idioma al considerar
tanto la historia sociolingüística de las lenguas de inmigrantes, en
particular el italiano, así como los sociolectos populares del español. En
efecto, el contacto lingüístico en los conventillos nos ayuda a entender
con mayor claridad cómo se produjo el préstamo y la difusión lexicales
que circularon en el espacio social conformado por los hablantes del
español porteño y del lunfardo. Así, el arribo de italianos, españoles y
otros inmigrantes tuvo su contraparte edilicia en la creación del puerto de
Buenos Aires, la modernización y expansión del transporte (subterráneo,
ferroviario, terrestre) y la construcción de populares viviendas para
ubicar a los muchos inmigrantes (de la Torre 2008, p. 37; Walter, 1993, p.
19). Esto ocurría a la vez que las familias criollas acaudaladas comenzaban
a mudarse a áreas residenciales ubicadas en el norte de la ciudad de
Buenos Aires (barrio de Belgrano), menos expuestas a las enfermedades
y otros males asociados a las masas humanas que irrumpieron en las
zonas céntricas durante la inmigración. Sus residencias pasaron a ser los
conventillos de los inmigrantes y argentinos de clase baja.
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El Lunfardo en la Evolución del Español Argentino / Gerardo Augusto Lorenzino
Los censos nacionales de 1869, 1895 y 1914 arrojan la siguiente
información sobre los conventillos porteños (Scobie, 1974, p. 264; Baer,
1994, p. 99):
Cada conventillo tenía un promedio de sesenta inquilinos.
En 1904, más de un cuarto de la población (26,8%) de la ciudad de
Buenos Aires vivía en conventillos.
En 1895, las personas nacidas en Argentina que vivían en conventillos
equivalían a casi la mitad de la población de inquilinos.
Los extranjeros representaban a la mayoría de la población de
inquilinos en los conventillos; entre los extranjeros, predominaban
españoles e italianos.
En el conventillo era frecuente encontrar inmigrantes que provenían
del mismo país o, incluso, región de origen, llevados a convivir con
otros inmigrantes por razones de parentesco o amistad que facilitaban
las redes sociales ya encontradas a su arribo en el país antrión (Baily
y Ramella, 1988; Italiano, 2013). Tal fue el caso del conventillo sito en la
calle San Martin 256/258, donde el 93 por ciento de los inquilinos eran
italianos. Los inmigrantes mantenían vínculos con gente de su misma
nacionalidad, pueblo o dialecto, especialmente apenas llegados a Buenos
Aires con el objeto de encontrar trabajo y vivienda. Además, la clase social
contribuyó a la cohesión entre inmigrantes, demostrado, por ejemplo,
en las reivindicaciones por la mejora en las condiciones sanitarias de
los conventillos y el control del precio de alquileres durante las cuales
inquilinos (argentinos e inmigrantes) se enfrentaban a los propietarios,
tal como ocurrió con la huelga de inquilinos de 1907 (Páez, 1970).
Durante los primeros años de residencia en el país, los inmigrantes
encontraban más oportunidades para aprender español. El siguiente
testimonio de un joven italiano alude al extendido uso de dialectos
italianos en Buenos Aires, a la par del italiano estándar.
(26) “El idioma aquí es castellano... pero no oigo a nadie hablarlo.
Dondequiera que uno vaya, en el hotel o en el trabajo, todos hablan
piamontés o italiano, aun los que son de otros países y, hasta los
argentinos hablan italiano.” (Baily y Ramella, 1988, p. 164 5).
El impacto de la socialización en el mayor uso del español era en
parte consecuencia de la anidad cultural entre Argentina e Italia, que
Literatura y Lingüística N° 34
351
facilitaron sobre todo la rápida asimilación de los hijos de inmigrantes
(Payol, 2000, p. 142). La experiencia del conventillo como micro-espacio
del contacto lingüístico fue más intensa entre 1880 y 1930, dando paso
luego a otros factores como los matrimonios internacionales entre hijos de
inmigrantes, la educación, la industrialización, la urbanización y el acceso
al propio hogar. Todo ello sustentó la movilidad social que elevó a un
signicativo porcentaje de inmigrantes a sectores medios de la estructura
social (Germani, 1955, p. 22; Fontanella de Weinberg, 1987, p. 141).
Siendo el idioma ocial de Argentina, el español propició una fuerza
unicadora para la inmigración a través de tres procesos: (1) sistema
libre, gratuito y laico de enseñanza, fundado en la Ley No 1420, (2)
alfabetización y (3) creciente sentimiento nacionalista (Walter, 1993, p. 15;
Torre, 2010, p. 177).
Las relaciones entre inmigrantes y criollos en el conventillo debió de
tener un rol fundamental en la incorporación de léxico itálico (italiano,
dialectal) en el español popular porteño. Por otro lado, los factores
sociales, económicos y políticos delineados previamente favorecieron en
el lapso de una o dos generaciones el desplazamiento del italiano por
el español argentino sin las interferencias estructurales (morfológicas,
sintácticas) que son propias de otras situaciones de contacto intenso con
mudanza lingüística intergeneracional (Thomason y Kaufman, 1988).
El uso del cocoliche, o español imperfecto, hablado por los inmigrantes
italianos ayudó seguramente a la comunicación entre inmigrantes y
argentinos, facilitando la entrada de elementos españoles e italianos en
dos variedades de ese lenguaje imperfecto: (1) el cocoliche real, resultado
de la transferencia de italianismos al español por parte de los inmigrantes
italianos y (2) el cocoliche folklórico, surgido del intento por parte de
los argentinos de imitar el habla de los inmigrantes italianos, muchos
estereotipados en los sainetes de época. Más allá del peso relativo de
las dos vías de difusión lexical, el resultado nal fue la introducción de
italianismos y pseudo-italianismos en el español porteño emergente
durante las décadas de mayor inmigración, tal como lo atestigua todavía
su elevado número en la actual variedad porteña.
El lunfardo no fue inmune a ese doble canal de difusión entre las
hablas inmigrantes y el español porteño, ya que los varios tipos de
criminales que se describen en la sección 2.0 (punguistas, biabistas y
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El Lunfardo en la Evolución del Español Argentino / Gerardo Augusto Lorenzino
escruchantes) convivieron en los conventillos con criollos e inmigrantes
de distintas nacionalidades. Así lo evidencia el hecho de que, mientras
el lunfardo utilizado en los sainetes escritos antes de 1890 era
frecuentemente traducido, no ocurría lo mismo con los más tardíos, lo
que se puede explicar a partir de la difusión de elementos lunfardos
al español porteño general (Castro, 2006, p. 106). Esta difusión,
seguramente, fue selectiva en la admisión de unos y no otros vocablos
lunfardos, como deducimos de un artículo aparecido en el diario La
Nación (11 de febrero de 1887) llamado “Caló porteño”. En el mismo,
el autor hace referencia a un “Diccionario de argentinismos”, una clara
referencia a las palabras de gran circulación entre las clases sociales más
bajas de Buenos Aires.
Desde el momento que una parte importante del vocabulario en el
corpus analizado en la sección 3.0 están presentes en el artículo de 1887,
se abre la posibilidad que Lugones, Drago y los otros autores atribuyeran
al lunfardo palabras que no fueran de uso exclusivo de los delincuentes.
Es posible que hayan creído que el vocabulario supuestamente secreto
empleado por criminales en prisión era exclusivamente lunfardo, sin
reparar en que varios de esos vocablos formaban ya parte del repertorio
lexical del español popular porteño. También no se debe descartar que
en ese lapso de ocho años entre la publicación de Lugones (1879 a b)
y el “Caló Porteño” de 1887, varios términos lunfardos se encuentren
actualmente difundidos en el español porteño. En este aspecto, sería
conveniente diferenciar entre términos “técnicos” asociados a la
existencia del lunfardo (bobo “reloj”, shua “llave”) y otros vinculados a
los sociolectos del habla popular (atorrante ‘holgazán’, morfar ‘comer’)
(Conde, 2011, p. 97). Sea o no que la totalidad o parte del vocabulario
lunfardo se haya originado en el hampa, la difusión del léxico continuó
avanzando irreversiblemente en la sociedad.
Hacia los años ’30, las expresiones de la cultura popular –como el
tango y el sainete– colaboraron para propagar el uso de palabras que eran
originalmente restringidas a los sociolectos bajos del español argentino,
al lunfardo y al cocoliche, y luego ltrándose a los estratos sociales
más altos. De este modo, una rápida comparación muestra que, de los
quinientos términos lunfardos iniciales que constituyen el corpus sobre
el cual está basado este trabajo, noventa todavía perviven en el español
popular porteño. Asimismo, un lunfardismo en un doblete semántico
Literatura y Lingüística N° 34
353
con una palabra en el español estándar expresa, además de matices
semánticos, la identidad, edad o circunstancias sociales del hablante, por
ej: comer vs. ‘morfar’ (comer en exceso) y dormir vs. ‘apoliyar”’ (despertar
tardíamente).
7. Conclusión
La inmigración a la Argentina creó las condiciones sociales de
marginalidad (delincuencia, criminalidad) para la aparición del
lunfardo o jerga especial de los ladrones, el cual, una vez difundido a
toda la sociedad, recorrió los mismos cambios semánticos que afectan
el vocabulario de toda lengua de uso general, tal como lo ejemplica la
pérdida de la asociación restrictiva a la vida del hampa en el vocabulario
del corpus. Esta variedad “descriminalizada” del lunfardo devino –junto
a los italianismos del cocoliche– en un componente del español porteño
del presente. Con el tiempo, el lunfardo fue superando las estructuras
y fronteras sociales impuestas por la sociedad clasista, convirtiéndose
en la vertiente incondicional, niveladora e identitataria del habla de
los argentinos y, como la cenicienta de la comunicación, forma parte
de la literatura de autores canónicos argentinos como Robert Arlt,
Julio Cortázar y Jorge Luis Borges. Un el indicador de la valoración
e inuencia del lunfardo en el lenguaje argentino es la existencia de la
Academia Porteña del Lunfardo, que celebra todos los 5 de septiembre
el Día del Lunfardo.
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El Lunfardo en la Evolución del Español Argentino / Gerardo Augusto Lorenzino
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Lunfardo y bruto son la misma cosa": un análisis de la psicopatologización del lunfardo en los estudios de Francisco De Veyga Resumen: Este trabajo analiza la concepción de lunfardo como una categoría criminal específica presentada por el mé-dico Francisco De Veyga en Buenos Aires a comienzos del siglo XX. Se trabaja sobre el uso de las categorías de idiota e imbécil para la explicación del lunfardo en lugar de referirse a una masa criminal amorfa solamente identificada por el uso de un argot criminal. A partir del estudio teórico de los escritos de De Veyga se pone de relieve el problema de la determinación de la pena para individuos con baja capacidad intelectual, para los que se proponía la reclusión de por vida y la pérdida de capacidades civiles dentro o fuera de las instituciones asilares o carcelarias. Abstract: This paper analyses the conception of lunfardo as a specific criminal category presented by physician Francis-co De Veyga in Buenos Aires at the beginning of the twentieth century. It analyzes the use of the categories of idiot and imbecile to explain lunfardo instead of referring to an amorphous criminal mass only identified by the use of a criminal slang. From the theoretical study of De Veyga's writings, I highlight the problem of the determination of punishment for individuals with low intellectual capacity for whom life imprisonment and the loss of civil capacities were proposed inside or outside asylum or prisons. "Lunfardo e bruto são a mesma coisa": uma análise da psicopatologização do lunfardo nos estudos de Francisco De Veyga Resumo: Este trabalho analisa a concepção de "lunfardo" como uma categoria criminal específica apresentada pelo médico Francisco De Veyga em Buenos Aires no início do século XX. Examina-se o uso das categorias "idiota" e "imbecil" para a explicação do "lunfardo" em vez da referência a uma massa criminosa amorfa, identificada apenas pelo uso de uma gíria criminal. Do estudo teórico dos escritos de De Veyga destaca-se o problema da determinação da punição para indivíduos com baixa capacidade intelectual, para os quais se propunha a prisão perpétua e a perda das capacidades civis dentro ou fora das instituições asilares ou prisionais. Palavras-chave: lunfardo, capacidade intelectual, criminologia, psiquiatria, Argentina. Cómo citar este artículo: Victoria Molinari, "'Lunfardo y bruto son la misma cosa'": un análisis de la psicopatologización del lunfardo en los estudios de Francisco De Veyga", Trashumante. Revista Americana de Historia Social 22 (2023): 28-49.
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Las reseñas se consignan a continuación del libro (o artículo reseñado). Cuando éste se ha descrito en una entrega anterior de la Bibliografía, se pone entre paréntesis el número de ficha correspondiente. También se hacen referencias a ediciones anteriores de una obra, a tomos anteriores de una obra en curso de publicación, etc. En estos casos, la cifra que precede al número de referencia indica el volumen de la NRFH en que figura la ficha en cuestión. Así, el "núm. 39-39695" corresponde a la ficha 39695, la cual está en el volumen 39 de la NRFH. Cuando no hay cifra inicial, ha de entenderse que el número remite a una ficha incluida en el presente fascículo.
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Cocoliche, that curious dramatic character improvised under the circus tent during the last decades of the nineteenth century, is no longer a vital aspect of Argentine life today. Yet his caricatured presence over a period of fifty years proved critical in the creolization of Italians and natives as well as in the sociocultural redefinition of Argentina's “national character.” Creolization (the cultural redefinition negotiated by two or more diverse groups coming into contact—in this case, Italians and Argentines) yields a new ethic and aesthetic order wherein the presence of each group becomes integral to the national whole. As will be shown, Cocoliche became a key vehicle for this process of creolization.
Article
Latin American social historians often decry the lack of statistical material available in the region. In some countries national censuses were not taken in the nineteenth century, and municipal information for the period is hard to locate. The lack of data makes it difficult to investigate such questions as family size, mortality, employment, and residency among those groups which were least likely to provide written records of their lives. As a result, many studies are limited by the availability of data. Recently, however, Latin American social historians have begun to propose additional questions, plumbing the potential of those sources which are available.