Chuletas, plagios o soplos forman parte del paisaje escolar cotidiano. El artículo propone una categorización sistemática de este tipo de fraude, con prácticas integradas de lleno en la cultura estudiantil, fruto de la tendencia a una creciente meritocracia, y con un importante protagonismo en el currículo oculto de la escuela. El autor analiza el desprestigio que ocasionan en el sistema educativo, pero apunta una idea optimista: quizás para combatir el fraude se produzcan cambios profundos en las prácticas docentes y evaluadoras de nuestros centros, y se conceda prioridad al proceso de aprendizaje frente al producto final expresado en una calificación.