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La brecha digital

Authors:
Luis Ortiz Jiménez
Antonio Sánchez Palomino
Antonio Luque De la Rosa
Victoria Figueredo Canosa
(Coords.)
VOLUMEN I
3
ESPACIOS PARA HABLAR Y
COMPARTIR SOBRE LA
INTERVENCIÓN SOCIAL Y EDUCATIVA
EN GRUPOS VULNERABLES
UNIVERSIDAD DE ALMERÍA
Luis Ortiz Jiménez
Antonio Sánchez Palomino
Antonio Luque de la Rosa
Victoria Figueredo Canosa
(Coords.)
ESPACIOS PARA HABLAR Y COMPARTIR SOBRE LA INTERVENCIÓN SOCIAL Y
EDUCATIVA EN GRUPOS VULNERABLES.
Almería, 2015.
Editorial: Enfoques Educativos, S.L.
ISBN: 978-84-939451-5-2
Despósito legal: J491-2015
Espacios para hablar y compartir sobre la Intervención Social y Educativa en Grupos
Vulnerables
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LA BRECHA DIGITAL
CABERO ALMENARA, JULIO
Universidad de Sevilla, España
http://tecnologiaedu.us.es
RESUMEN
Una de las características más significativa de la Sociedad de la Información es su fuerte
apoyo en las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC), convirtiéndose el
no acceso y utilización de las mismas en un elemento de discriminación y exclusión
social. Relacionado con ello nos encontramos con el concepto de “brecha digital”, que
puede ser conceptualizada de diferentes formas, que van desde el no acceso a las TIC, a
teniendo acceso no hacer usos significativos de las mismas. Esta brecha digital puede
ser de diferentes tipos: de género, económica, generacional,… y por las características
cognitivas y sensoriales de las personas. Se finaliza llamando la atención sobre el papel
que las instituciones educativas deben hacer para aminorar la brecha digital.
PALABRAS CLAVES: brecha digital, sociedad de la información, tecnologías de la
información y comunicación.
ABSTRACT
One of most significative characteristics of Information Society is a strong support in
the Information and Communication Technology (ICT), becaming the no access and use
of them in an element of discrimination and social exclusion. Related with this we find
the concept “digital divice”, that can be conceptualized in different forms, since no
access to ICT, to have access and don’t used significative of them. This digital divide
can be of differents types: gender, economic, generational… and by the cognitive and
sensorial characteristics of the people. It concludes calling attention about the role that
educational institution must do to reduce the digital divide.
KEY WORDS: digital divide, information society, information technology and
communication.
La brecha digital
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1. UNAS REFERENCIAS INICIALES.
Una de las características más significativas de la Sociedad de la Información es
sin lugar a dudas el fuerte impacto que en la misma tienen las “Tecnologías de la
Información y Comunicación” (TIC) y dentro de ellas especialmente Internet. Impacto
que alcanza a todos los sectores, desde el educativo, al económico, pasando por el
cultural y el de la comunicación. Tal significación hace que su dominio y conocimiento
sobre ellas, sea necesario para desenvolvernos en esta sociedad. Si en otros momentos
históricos el no acceso a determinadas tecnologías de la información, era una situación
preocupante, ello no implicaba un fuerte desarraigo y situación de marginación, como
ocurre en los momentos actuales donde el no acceso a las TIC implica entrar en
situaciones de marginalidad y exclusión social. Por otra parte, gracias a estas TIC es la
primera vez que en la historia de la humanidad el conocimiento queda obsoleto antes de
finalizar nuestras vidas, y se va transformando y generando gracias a ellas, de ahí que de
nuevos tengamos que reconocer que su dominio y conocimiento sea de extraordinaria
importancia.
El progreso de esta sociedad pasa por una serie de obstáculos que impiden su
desarrollo que para Matsuura (Bindé, 2005, 38), que fue director general de la
UNESCO, los más significativos son los cinco siguientes: 1) la brecha digital; 2) la
brecha cognitiva; 3) la concentración de conocimiento y más concretamente de los
conocimientos de vanguardia y de las inversiones importantes en los campos de la
ciencia y la educación en determinadas zonas geográficas; 4) en principio, el
conocimiento tiene que ser objeto de un aprovechamiento compartido; y 5) el auge de
sociedades en las que el conocimiento sea un bien común compartido se ve agravado en
la actualidad por una serie de disparidades sociales, nacionales, urbanas y familiares...
Y como señala la propia Unesco: "Reducir la brecha digital es un objetivo
prioritario si queremos que las nuevas tecnologías contribuyan al desarrollo y propicien
el surgimiento de auténticas "sociedades” del conocimiento. El desarrollo en el ámbito
de la información no descansa exclusivamente en mecanismos económicos, sino que
obedece en gran parte a decisiones políticas. La reducción de la brecha digital
constituye un desafío de tal envergadura que los gobiernos no podrán afrontarlo solos.
Será necesaria una estrecha cooperación entre los poderes públicos, las organizaciones
internacionales, el sector privado, el sector asociativo y la sociedad civil." (Bindé, 2005,
36-37).
2. DEFINICIÓN Y PRECISIÓN DE LA BRECHA DIGITAL: SUS
DIFERENTES TIPOS.
Como ya hemos señalado no estaría mal reconocer desde el principio que siempre
ha existido una brecha de acceso a la tecnología imperante en un momento histórico
concreto, pasó con los libros, con la televisión y ahora con internet; dicho en otros
términos, siempre a lo largo de la historia de la humanidad se ha dado el hecho que
algunos colectivos, por sus características de edad, de género, situación económica,
visión cultural e ideológica, o estatus religioso, se han visto favorecidos para acceder a
la información que se presentaban a través de ellos, mientras que a otros se le
dificultaba o impedía su acceso. Como se ha comentado anteriormente lo significativo
de los momentos actuales es que la importancia que han adquirido las tecnologías, hace
que el no poder acceder a ellas se convierte en fuente de exclusión social, económica y
de participación como ciudadanos en la acción política.
Como han señalado diferentes autores (Pimienta, 2008; Cabero, 2015a) la brecha
tecnológica, repercute en potenciar una brecha cultural económica y política; "es decir,
lo significativo es que la brecha digital se convierte en brecha social de forma que la
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tecnología sea en elemento de exclusión y no de inclusión social. De forma que la
separación y marginación meramente tecnológica, se está convirtiendo en separación y
marginación social y personal." (Cabero, 2015a). Como acertadamente ha señalado
Pimienta (2008, 11): "La brecha digital no es otra cosa que el reflejo de la brecha social
en el mundo digital."; dicho en otros términos: hablar de brecha digital, es no perder de
vista que se relaciona con otros conceptos como son el de inclusión digital y
participación ciudadana.
Esta relación entre brecha digital y brecha social podemos observarla también en
la relación que establece la UNESCO (2005, 32) al señalar que "Se observa, además,
una correlación estrecha entre el equipamiento en servidores de internet y el Índice de
Desarrollo Humano (IDH).” Índice que es un indicador del desarrollo humano y de la
calidad de la vida de un país, elaborado a partir de la interacción de tres parámetros:
vida larga y saludable, educación y nivel de vida digno. En el año 2013 la primera
posición la ocupaba Noruega con un índice del 0,944, la segunda Australia con un
0,933, y la tercera Suiza con 0,917; entre las últimas posiciones nos encontramos con
Guinea en la posición 179 con un índice del 0,392, en la 180 Burundi con 0,389, y en la
181 Burkina Faso con un índice del 0,388. España ocupaba la posición 27 con un índice
del 0,869.
Gimeno (2013) y Varela (2015) en sus estudios señalan como en los países como
España, con niveles de exclusión social superiores a la media occidental, tienen niveles
de exclusión digital superiores también; de ahí que aminorar la brecha digital se
convierta en una necesidad y exigencia social para mejorar la calidad de vida de la
ciudadanía. Más específicamente Robinson y otros (2015) en la investigación que
realizaron comprobaron que la brecha digital, es decir, la diferencia entre el acceso a
Internet y las habilidades en su manejo, perjudica cada vez más a quienes no las tienen,
e intensifica las desigualdades sociales por raza, clase y género. Ello se hace cada vez
más significativo si comprobamos que cada vez la relación con la administración y las
instituciones se realiza vía web, lo que requiere conocimiento por parte del sujeto para
desenvolverse en ella y tener acceso a la misma; o dicho en otros términos la brecha
digital puede llevar también pareja una brecha hacia impedir la incorporación y la
participación política del ciudadano en esta sociedad del conocimiento (Min, 2010;
Cabero, 2015b).
Ahora bien, antes de seguir avanzando creemos que ya es necesario precisar lo
qué podemos entender por brecha digital.
Una forma elemental de definirla es la que se refiere a la diferenciación producida
entre aquellas personas, instituciones, sociedades o países, que pueden acceder a las TIC
de manera general y de forma particular a Internet, y aquellas que no pueden hacerlo; es
decir, puede ser definida en términos de la desigualdad de posibilidades que existen para
acceder a la información, al conocimiento, a la participación ciudadana, a las nuevas
modalidades económicas y a la educación mediante las TIC. Siendo en consecuencias
estas personas marginadas de las posibilidades de comunicación, formación, impulso
económico, etc, que la red permite. Y que por tanto son excluidas y privadas de las
posibilidades de progreso económico, social y humano, que al menos teóricamente las
TIC ofrecen.
La brecha digital ha sido clasificada por diferentes autores en distintos tipos (Van
Dijk, 2006; Warschauer, 2008; Selwyn, 2010; Castaño, Duart, y Sancho, 2012) y
presente trabajo se van a contemplar dos formas básicas de clasificarlas: una que
podríamos denominarla de tipo conceptual, y otra que podríamos entenderla en función
de la tipología de los sujetos que las usan. Por su parte Cabero (2015a), nos habla de
tres grandes momentos en su análisis: a) en el primero la brecha se establece por la
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posibilidad de conexión de los usuarios. Es una brecha de acceso. Y las diferencias se
dan entre los que pueden y no pueden acceder a la red; b) en un segundo en el cual la
tecnología ya está establecida, comienzan otros tipos de brechas, y así en este momento
la brecha se produce entre las personas; es decir, entre las que usan las tecnologías y las
que no llegan a utilizar, teniendo ambas la posibilidad de acceder a las mismas. La
brecha se da en el uso; y c) un tercer momento, la brecha se produce en lo que respecta a
la calidad del uso, por tanto la diferencia se da entre los usuarios y en su formación para
establecer acciones concretas con las TIC.
Respecto a la primera forma de diferenciarlas podemos distinguir tres tipos de
brecha digital que podríamos denominar como brecha digital de primera, segunda o
tercera generación. La primera brecha digital, la podríamos denominar de carácter
instrumental-tecnológico, es aquella que se produce como consecuencia de no tener
acceso a las tecnologías por motivos económicos o de situación geográfica; y al no tener
acceso tecnológico se ven privados de las posibilidades que las mismas nos ofrecen. La
segunda brecha digital es aquella que se produce en los casos en los cuales existiendo
tecnología las personas no tienen formación para acceder a ellas y utilizarlas.
En este caso de la segunda brecha digital, para diferentes autores las relaciones
que los sujetos establecen con las tecnologías se pueden explicar por distintos motivos
(Selwyn, 2010; Van Dijk, 2005; Warschauer, 2008; Castaño, 2010; Castaño, Duart, y
Sancho, 2012): a) motivación para el acceso, b) infraestructuras de acceso, c)
habilidades y formación para su uso, d) frecuencia de utilización, y f) finalidades de
uso. Por último señalar que la tercera brecha, está relacionada con los diferentes tipos
de usos que las personas hacen de las tecnologías, desde las que movilizan un uso
elemental hasta las que podríamos considerar que llevan un uso profundo movilizado
por un conocimiento experto. Al mismo tiempo podríamos establecer dentro de esta
tercera brecha digital, una diferenciación, entre los que solo son consumidores de TIC a
los que se convierten en proconsumidores, es decir, consumidores y productores de
mensajes mediados. "La verdadera BRECHA DIGITAL, la que se impondrá cada día de
forma más evidente, la que no cesa de crecer, es la que separa a los "consumidores
digitales", de los "productores digitales". Independientemente de la edad, o de las
posibilidades económicas dentro de un mismo país, encontramos cada día a personas
que manejan internet de forma productiva y creativa, generando contenidos, generando
opinión, transmitiendo ideas, creando nuevas propuestas y espacios, etc. Y vemos al
mismo tiempo cómo crece la enorme masa de personas que sólo "consumen internet",
chatean, leen el periódico, miran sus movimientos bancarios, hacen compras y suben las
fotos de sus vacaciones, tienen correo electrónico y utilizan WhatsApp a diario, y
algunos comentan lo que hacen cada día en Twitter. Y que esto se esté consiguiendo
puede considerarse un gran avance. El problema es que para muchas personas, y para
muchos estamentos sociales y gubernamentales, esta parece ser la meta, el objetivo
buscado. No debe ser así. Es necesario dar un paso más, y aprovechar realmente las
posibilidades de la Web 2.0." (Kidsandteensonline, 2014).
Si la primera es de carácter tecnológico las soluciones que se ofrezcan para ella
deberán ser de carácter económico, político, institucional y de dotación; por el contrario
las otras dos son consecuencias directas de la falta de alfabetización y competencia
digital de la ciudadanía, y en este caso las medidas a adoptar deben ser son de carácter
formativas y educativas.
Se podría decir por tanto que nos encontramos con una brecha digital que
podríamos denominar tecnológica-económica, y por otra, nos hallamos también con una
brecha digital socio-cognitiva; refiriéndonos con ésta a la competencia al utilizar las
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herramientas de Internet para hacer cosas claramente diferentes, diversas y
significativas. No referida por tanto al uso o no uso, sino a los usos diferentes de las
tecnologías que pueden hacer las personas. Por tanto al hablar de la brecha digital, no se
trata de pensarla exclusivamente en términos de las obvias diferencias que se producen
entre los que tienen acceso de los que no lo tienen. La nueva brecha se relaciona con las
diferencias entre quienes están siendo capaces de utilizar sus destrezas digitales para
incrementar sus oportunidades de aprender y de comunicarse con los demás y de
quienes no son capaces de hacerlo. Teniendo en cuenta esta visión que estamos
comentando Varela (2015) la define indicando que: "La brecha digital hace referencia a
la desigualdad entre las personas que pueden tener acceso o conocimiento en relación a
las nuevas tecnologías y las que no." (Varela, 2015, 11).
Como sugiere Rodríguez (2006, 40) el término acceso a las tecnologías debe ser
reconceptualizado cuando hablamos de la brecha digital. "El acceso es más que la
simple utilización de los instrumentos tecnológicos, y se relaciona con el contenido de
la información y con el uso que de ella se puede hacer, tanto porque se cuenta con la
capacidad para utilizar los instrumentos como porque se posee la habilidad para utilizar
la información e incorporarla a las actividades diarias de las personas." (Rodríguez,
2006, 40).
Pero si hay diferentes tipos de conceptualización de la brecha digital, también
existen distintos tipos de brechas digitales en función de diversos tipos de variables, así
desde la literatura científica (Binde, 2005; Varela, 2015) se suele indicar que existe una
brecha digital en función de diferentes variables siendo las más reconocidas las
siguientes: el género, la lengua, la clase social, las características de los sujetos, la edad,
la ubicación rural o urbana donde vive la persona, o su formación.
A continuación realizaremos algunos comentarios, pero queremos advertir que por
motivos de espacio no nos extenderemos a todas.
Por lo que se refiere al género, es lógico suponer que en una sociedad donde las
mujeres sufren cierta marginación social y educativa, también se vea reflejada en el
acceso que tienen a las TIC. Por ello tradicionalmente las investigaciones han puesto de
manifiesto una mayor utilización de las tecnologías por los hombres que por las mujeres
(Gargallo y otros, 2003; Unión General de Telecomunicaciones, 2003). Sin embargo
tenemos que reconocer en los países desarrollados las diferencias se han ido atenuando
con el paso de los años y en la actualidad existe un acceso a las TIC similar entre ambos
géneros. Pero esta igualdad es sólo en lo que respecta a la media, pues existe una brecha
digital de género bastante amplia dentro de los colectivos más desfavorecidos (Gimeno,
2013). Incluso nos encontramos con diferentes trabajos que ya apuntan que las
competencias y las actitudes de las alumnas respecto a las tecnologías son superiores a
la de los alumnos (Hohlfeld, Ritzhaupt, y Barron, 2013), o como otros estudios han
encontrado diferencias en preferencia entre los sexos, mostrando los hombres un uso
más hacia los juegos y las mujeres una utilización más centradas en lo social a través de
la participación en las redes sociales (Lim y Meier, 2011).
Varela (2015) en un estudio reciente sobre la brecha digital en España, tras señalar
que ella en nuestro país alcanza proporciones inconcebibles, ya que casi siete millones y
medio de españoles y españolas nunca han entrado en Internet y 4,1 millones de
viviendas en España no disponen de acceso a Internet, lo que implica que un 25% de los
hogares españoles están excluidos del universo digital; estando España a la cola de
Europa en hogares con acceso a Internet, por detrás de la media europea y en cuarto
lugar dentro de las cinco principales economías de la Unión Europea (Alemania, Reino
Unido, Francia, Italia y España). Apunta que por lo que se refiere al género y
estableciendo una comparación con la Unión Europa, nos encontramos por debajo de la
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media europea: 23 de cada 100 españolas nunca han usado Internet y sólo un 69% lo
hace de forma frecuente; aunque reconoce que la brecha se ha estrechado desde 9% en
2004 a un 3,4% en 2014.
Tradicionalmente la edad se ha percibido como una de las variables más
significativa de existencia de la brecha digital, y ya en el año 1995 Negroponte
señalaba: "Algunas personas se preocupan por la división social que existe entre los
ricos y los pobres en información, entre los que tienen y los que no tienen, en el Primer
y Tercer Mundo. Pero la verdadera división cultural va a ser generacional."
(Negroponte, 1995,20). Y tenemos que señalar que ya los primeros estudios la ponían
de manifiesto (Nielsen/NetRating, 2003), en España, por ejemplo el 57% de los
mayores de 55 años no ha utilizado nunca un ordenador, el 64% nunca ha usado Internet
y sólo el 29% lo hace al menos una vez por semana, valores que se encuentran muy por
detrás de la media europea. (Gimeno, 2013). A resultados similares llega Varela (2015)
en su trabajo, aunque también se desprende de su trabajo el fuerte avance que se está
dando en los colectivos más mayores; así por ejemplo, si en el 2004 en la banda de edad
situada entre 16-24 años utilizaban Internet el 75,7% y en el 2014 el 98,3%, en el
colectivo de los 55-64 años se pasó del 13,7% al 55,4%, y en los de 65-74 años del 3%
al 26,2%.
De todas formas ya empiezan a aparecer trabajos (Jelfs y Richardson, 2013; Lai y
Hong, 2015) que nos indican que en contextos de formación la generación no es un
factor determinante para el uso y tipo de uso de las tecnologías digitales para el
aprendizaje de los estudiantes, sino que más bien influye el nivel de formación. O dicho
en otros términos que esa diferenciación entre “nativos” y “emigrantes” digitales, en los
colectivos de los docentes y discentes no es tan correcta y suele no existir (Bennett,
Maton y Kervin, 2008; Pino y Soto, 2010; Kennedy y otros, 2010; Castaño, Duart, y
Sancho, 2012; Jelfs y Richardson, 2013; Lai y Hong, 2015).
3. INCLUSIÓN EDUCATIVA Y BRECHA DIGITAL.
A la hora de realizar algunos comentarios sobre la brecha digital que se puede
establecer en función de las características de las personas, digamos desde el principio
que la relación de las TIC con la educación inclusiva puede percibirse desde una doble
perspectiva; por una parte, que con su utilización se puede favorecer el alcanzar una
educación de calidad, y eliminar las barreras que impiden el acercamiento de todas las
personas al fenómeno educativo ya que para algunas personas las tecnologías
constituyen la única vía de acceso al mundo educativo y de la cultura y que por ello con
el no facilitar su acceso a determinados colectivos se crea una nueva forma de exclusión
social; y que con su diseño podemos potenciar tanto la creación de entornos accesibles
como entornos discapacitadores,
Continuando con el análisis de los diferentes tipos de brecha, otra con que nos
encontramos es la falta de adecuación de las TIC a las personas que presentan algún tipo
de diversidad, sea esta cognitiva, sensorial, visual, auditiva o motriz, más aún cuando
las personas que presentan algún tipo de minusvalía perciben a las TIC como unas
poderosas herramientas que le facilitarían la integración al mundo social y laboral
(Macdonald y Clayton, 2013); sin olvidarnos que su utilización puede ayudar a las
personas a superar o disminuir, las limitaciones que se derivan de las discapacidades
cognitivas, sensoriales, y motóricas que tengan, pues pueden servir para diferentes
aspectos: favorecen la autonomía de los estudiantes, pudiéndose adaptar a las
necesidades y demandas de cada alumno o alumna de forma personalizada, favorecen la
comunicación sincrónica y asincrónica de estos estudiantes con el resto de compañeros
y el profesorado, ahorran tiempo para la adquisición de habilidades y capacidades en los
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estudiantes, favorecen el diagnóstico de los alumnos y alumnas, respaldan un modelo de
comunicación y de formación multisensorial, propician una formación individualizada,
evitan la marginación, la brecha digital, que introduce el verse desprovisto de utilizar las
herramientas de desarrollo de la sociedad del conocimiento, facilitan la inserción
sociolaboral de aquel alumnado con dificultades específicas, proporcionan momentos de
ocio, ahorran tiempo para la adquisición de habilidades y destrezas, propician el
acercamiento de estas personas al mundo científico y cultural, y el estar al día en los
conocimientos que constantemente se están produciendo, y favorece la disminución del
sentido de fracaso académico y personal.
Desgraciadamente como ya señalamos en otras aportaciones, las TIC (Cabero,
Córdoba y Fernández, 2007; Córdoba, Cabero y Soto, 2012; Cabero y Fernández,
2014), en la actualidad nos empezamos a encontrar con un hecho y es que el diseño, la
estructuración y la organización de la información en Internet, está convirtiéndose en un
elemento de discriminación para que determinados sujetos por sus características
físicas, no puedan acceder a estas red de intercambio de información e interacción. Sin
querer ahondar en el tema por motivos de espacio, si me gustaría indicar que la falta de
accesibilidad nos la podemos encontrar tanto en el sistema operativo que utilicemos,
como en el software de propósito general y específico, sin olvidarnos de los
navegadores de Internet, y el propio diseño de los sitios web. En este sentido algunas de
las barreas que usualmente pueden limitar el uso de la web, son: las imágenes sin texto
alternativo, la ausencia de textos alternativos para los puntos sensibles en los mapas de
imágenes, los sonidos no subtitulados o las imágenes no descritas, la ausencia de
información alternativa para los sujetos que no puedan acceder a los "frames", o la
ubicación de tablas y figuras de difícil decodificación.
Por ello últimamente se están llevando a cabo diferentes experiencias para
establecer estándares que puedan "normalizar" el diseño de las páginas web para que
sean lo más accesible posible a diferentes colectivos. Así por ejemplo el "World Wide
Web Consortium" (W3C), a través de un grupo de trabajo conocido como WAI (Web
Accessibility Initiative), ha elaborado una serie de pautas que están siendo asumidas por
diferentes asociaciones como la Unión Europea a través de su Plan eEurope 2002.
Afortunadamente cada vez las instituciones tienden a prestarle especial atención a
los materiales producidos (Toledo, 2013) y a que los alumnos que cursan estudios de
magisterio este capacitados para ello (Pegalajar, 2015).
Desde nuestro punto de vista s dos aspectos debemos prestarle especial atención:
incorporar las TIC para facilitarles la incorporación de las personas a la sociedad, y
eliminar las barreras ubicadas en las TIC que puedan dificultar que diferentes colectivos
puedan acceder a la información. En este sentido sería interesante trabajar en la línea de
la búsqueda de un “Diseño Universal del Aprendizaje” (DUA), que es “… un paradigma
relativamente nuevo dirigido al desarrollo de productos y entornos de fácil acceso para
el mayor número de personas sin la necesidad de adaptarlos o rediseñarlos de una forma
especial… Este concepto surge del diseño sin barreras, del diseño accesible y de la
tecnología asistida de apoyo. A diferencia de estos conceptos, el diseño universal
alcanza todos los aspectos de la accesibilidad y se dirige a todas las personas, incluidas
las personas con discapacidad” (Escribano y Martínez, 2012, 87).
Desde el "National Center on Universal Design for Learning"
(http://www.udlcenter.org/aboutudl/whatisudl), se indican que el DUA se apoya en tres
principios básicos:
Principio I: Proporcionar múltiples medios de representación (el "qué" del aprendizaje)
Principio II: Proporcionar múltiples medios de acción y de expresión (el "cómo" del
aprendizaje)
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Principio III: Proporcionar múltiples medios de compromiso (el "por qué" del
aprendizaje)
No debe caber la menor duda, que los proyectos TIC orientados a colectivos
vulnerables, representan una excelente alternativa educativa para alcanzar su inclusión
en la sociedad del conocimiento, ya que van a permitir la creación de ambientes
enriquecidos de aprendizaje, que puedan paliar los déficits social, económico, escolar y
cultural en los que se desenvuelva el sujeto, todo ello propiciando la equidad en el
acceso a la calidad del aprendizaje y favoreciendo, que las personas puedan acceder a
conocimientos no ubicados en su contexto inmediato.
Reclamar unas TIC accesibles e inclusivas, es sinónimo de querer garantizar una
senda flexible a ellas para todas las personas, independientemente de sus características
y posibilidades de acceso; de manera que todos puedan beneficiarse de las posibilidades
que ofrecen.
4. UNAS REFERENCIAS FINALES.
Lo comentado nos lleva a señalar que nos encontramos con dos tendencias a la
hora de ofrecer propuestas de solución a la brecha digital, para unos la forma de
resolverlo es la universalización del acceso a la Internet, pues piensan que una vez
alcanzados los niveles óptimos de conectividad, se logrará todo lo demás, es decir, usos
apropiados, creación de contenidos, etc. Se trata de un argumento similar al que señala
que el crecimiento económico espontáneamente permitirá una redistribución de la
riqueza.
La visión dominante considera que el problema a resolver es la brecha digital.
Una visión alternativa considera que el problema es, en realidad, la desigualdad social y
económica que, a su vez, produce la brecha digital. Desde una visión alternativa, se
percibe a la brecha digital es producto de otras brechas las cuales, de no ser atacadas,
continuarán promoviendo e incluso aumentando la brecha digital, y viceversa. La
conectividad, por sí misma, no resolverá lo que es el verdadero desafío: el que personas
y grupos usen y se apropien de la red para actividades sociales, educativas y políticas. Y
en esta última opción es desde donde entra en funcionamiento las opciones que
debemos hacer desde las instituciones educativas para favorecer una verdadera inclusión
digital; es decir, una situación en la que todo ciudadano y en igualdad de condiciones
tiene acceso a las TIC.
La mayoría de las medidas relacionadas con la brecha digital se relacionan con el
equipo y acceso a Internet. No se preocupan acerca del uso que se haga ni del valor de
este uso. La brecha digital es un fenómeno multidimensional que incluye barreras de
muy diverso tipo. Algunas de ellas son de naturaleza mental, otras de falta de confianza
o de motivación están en el lado del usuario, pero también hay barreras en la producción
de los sistemas e-learning, como el desarrollo de sistemas excesivamente formales,
tecnologías no adaptadas, ausencia de contextos significativos y metodologías
generalistas que no prestan la atención necesaria a los contextos culturales y sociales.
La inclusión digital significa prestar más atención a los contextos sociales y
culturales y no simplemente enseñar a la gente como navegar por Internet o cómo enviar
un e-mail. Hablar de brecha digital es referirnos directamente a la competencia digital y
la exclusión social.
Para finalizar reclamar que es necesario transformar la línea de investigación que
mayoritariamente se ha seguido en la brecha digital, muy centrada en analizar las
diferencias entre la gente que tiene acceso a Internet y la que no. Por el contrario es
también importante conocer las habilidades que tienen los sujetos en el uso de las TIC y
establecer en función de ellos, planes de capacitación y formación en competencia
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digital, pues tenemos una nueva brecha digital: la cognitiva; brecha que se relaciona con
las diferencias entre quienes están siendo capaces de utilizar sus destrezas digitales para
incrementar sus oportunidades de aprender y adquirir conocimientos de quienes no son
capaces de hacerlo. Por otra parte tenemos que adoptar las medidas para pasar de
consumidores de información a prosumidores de la misma.
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Las Tecnologías de la información y comunicación (TIC) se convierten en la sociedad de la Información en un agente de cambio. En este contexto las TIC deben transformarse en herramientas pedagógicas al servicio del profesor con el fin de lograr una educación de calidad. Conscientes de la importancia de que los profesores dominen las competencias digitales, hemos realizado un estudio sobre el dominio de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) que poseen los estudiantes de tercer curso de la titulación de Magisterio de la Universidad de Vigo. Para ello se han tenido en cuenta los conocimientos adquiridos, la frecuencia en la utilización de determinadas herramientas, su nivel de dominio en cuatro ámbitos de conocimiento: Alfabetización tecnológica, Instrumentos de trabajo intelectual, Tratamiento y difusión de la información y como Herramientas de comunicación. Así como sus motivaciones e intereses y los obstáculos encontrados en su desarrollo con el fin de establecer propuestas para la formación inicial. Podemos concluir que, en general, el alumnado no tiene una formación específica sobre el funcionamiento de los ordenadores. Sobre el grado de conocimiento de las diferentes destrezas el alumno conoce las más básicas y las que utilizan habitualmente (abrir o bajar un archivo, crear o imprimir un documento, instalar un programa o enviar un e-mail). Utilizan habitualmente el correo como una herramienta de trabajo, mientras que la mensajería y las redes sociales las utilizan más en tiempos de ocio. Sus actitudes hacia las TIC son muy positivas y sus motivaciones se centran fundamentalmente en que las tecnologías son útiles para mejorar su aprendizaje y para su futuro laboral.
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Este trabajo describe el proceso de diseño y validación de un cuestionario para el análisis de las percepciones de futuros docentes sobre el uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación en el desarrollo de prácticas inclusivas. Las propiedades psicométricas de la escala se obtuvieron a partir del análisis de validez de contenido (juicio de expertos y prueba piloto a 231 estudiantes de 4º curso del Grado de Educación Infantil y Primaria de la Universidad Católica de Murcia) y de constructo (análisis factorial) y fiabilidad (Alfa de Cronbach y dos mitades), obteniendo resultados favorables.
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While the field of digital inequality continues to expand in many directions, the relationship between digital inequalities and other forms of inequality has yet to be fully appreciated. This article invites social scientists in and outside the field of digital media studies to attend to digital inequality, both as a substantive problem and as a methodological concern. The authors present current research on multiple aspects of digital inequality, defined expansively in terms of access, usage, skills, and self-perceptions, as well as future lines of research. Each of the contributions makes the case that digital inequality deserves a place alongside more traditional forms of inequality in the twenty-first century pantheon of inequalities. Digital inequality should not be only the preserve of specialists but should make its way into the work of social scientists concerned with a broad range of outcomes connected to life chances and life trajectories. As we argue, the significance of digital inequalities is clear across a broad range of individual-level and macro-level domains, including life course, gender, race, and class, as well as health care, politics, economic activity, and social capital.
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Reflexión en torno al papel de las TIC en la Educación Inclusiva. REFERENCIAS INICIALES n los últimos años hemos asistido al proceso de cambio educativo, que ha ido evolucionando de la Educación Es-pecial segregada a la integración edu-cativa y, desde ahí, a la inclusión, como derecho fundamental de la persona a no ser excluida de ningún ámbito de la vida (Thomas y Loxley, 2001). La Educación Inclusiva refleja la bús queda de la equidad e igualdad de derechos entre todas las personas. La inclusión es, como bien dice Echeíta (2009: 381): (...) un proceso de mejora e in-novación (...) interminable pues conlleva un constante cambio social que supone continuos esfuerzos siem-pre susceptibles de mejora". Hablar de una educación para todos, y como nos señala Escribano y Martínez (2013: 24) ... la Educación Inclusiva tiene que ver con cómo, dónde, por qué y con qué consecuencias educamos a todos los alumnos". Surge así, bajo el convencimiento de que el derecho a la educación es un derecho humano y, por tanto, de todas las personas. Desde esta perspectiva, referirnos a la Educación Inclusiva es pensar no sólo en los niños discapacita-dos, es también hacerlo también en los que viven en la pobreza y la marginalidad, en los que pertenecen a etnias no mayoritarias, en los que hablan lenguas minoritarias, en los que viven en zonas remotas y en los que son marginados por cuestión de género. Es centrarnos, por tanto, en todos los alumnos, especial-mente en los más vulnerables, es decir a los que se tiende a excluir del sistema educativo.
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The aim of this article is to explore disability and the digital divide using a quantitative methodology. The research investigates what impact digital technologies have had in improving the life-chances for disabled people from deprived neighbourhoods in the northeast of England. The study explores how disabled people engage with digital and assistive technologies in order to overcome disabling barriers and social exclusion. Unfortunately, the analysis found no evidence that digital and assistive technologies had any impact on reducing social exclusion for disabled people. In fact, the research discovered that these technologies seemed to construct new forms of disabling barriers as a consequence of the digital divide.
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Digital divide research is now focused on the so-called second-level divide, which concerns Internet “usage” divides. This article suggests that while the first-level divide was associated with sociodemographic factors, the second-level divide is associated with factors such as motivations and Internet skills. It then illustrates an example of the second-level digital divide—the democratic divide. The democratic divide concerns the differences between those who actively use the Web for politics and those who do not. Analysis of General Social Survey data shows there is a democratic divide where political Internet users are individuals with high Internet skills and political interest.
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In June 2010, a survey was carried out to explore access to digital technology, attitudes to digital technology and approaches to studying across the adult life span in students taking courses with the UK Open University. In total, 7000 people were surveyed, of whom more than 4000 responded. Nearly all these students had access to a computer and the Internet, but younger students were more likely than older students to have access to other technologies, to spend longer time using those technologies and to have more positive attitudes to digital technology. However, there was no evidence for any discontinuity around the age of 30, as would be predicted by the “Net Generation” and “Digital Natives” hypotheses. Older students were more likely than younger students to adopt deep and strategic approaches to studying and less likely to adopt a surface approach to studying. In addition, regardless of their ages, students who had more positive attitudes to technology were more likely to adopt deep and strategic approaches to studying and were less likely to adopt a surface approach to studying. What is already known about this topic What this paper adds Implications for practice and/or policy