From an evolutionary point of view environmental stress has regulated the function, morphology, and diversity of cells, organs, individuals and plant communities. The stress-inducing factors are multiple, but the high irradiance, high and low temperatures, salinity, water deficit and nutrient deficiency are mentioned more frequently. The interaction of plants with the stress-inducing environments has produced in the plants a set of adaptive responses that can be studied in different description scopes: from organelles and subcellular structures to the level of plant communities. When it occurs for short time or low intensity, environmental stress can induce hardening, followed by induction of tolerance; on the other hand, when the plants´reactionplants´reaction is for a long time or for a significant stress intensity, the response of plants includes decreased growth, depletion of metabolic reserves and loss of productivity and yield, even reaching the death of plants. Current knowledge about these crop responses can be translated into agronomic practices aimed at mitigating the adverse effects of environmental stress. 1. Introducción El cambio climático es una realidad a la debemos enfrentarnos utilizando la tecnología, los conocimientos científicos y las políticas económicas y sociales que modifiquen la relación entre la sociedad humana y su entorno. El cambio climático representa ya en este momento un reto multifacético para la producción sustentable de alimentos, para la salud y en general para la cultura y los patrones actuales de nivel y calidad de vida de los humanos (Adger et al. 2009). En el caso particular de la producción de alimentos por medio de cultivos en campo (cereales, oleaginosas, hortalizas, etc.), los escenarios esperados señalan la ocurrencia cada vez más frecuente de eventos climáticos desfavorables para la producción agrícola. Ello obliga a modificar y ajustar a una nueva realidad los procesos productivos agrícolas (Olesen and Bindi 2002). Diferentes técnicas de producción agrícola, como el uso de espacios protegidos (invernaderos, malla sombra, túneles y acolchados) (Clark and Tilman 2017), las modernas técnicas de modificación genética (Brookes and Barfoot 2014), la ejecución de translational processes based on systems biology (Fukushima et al. 2009), y la implementación a gran escala de granjas verticales y plant factories (Despommier 2013) pueden aportar parte de los alimentos necesarios para la creciente población humana. Sin embargo, en este momento el obtener las calorías, minerales, fibra, etc. necesarios para la alimentación de los humanos y sus animales domésticos es todavía una empresa realizada casi en su totalidad sobre el suelo en campo abierto (Clark and Tilman 2017). El cambio a un sistema en donde el 100 % del alimento para una población sea producido en granjas verticales, plant factories u otros sistemas de alta tecnología implica un cambio profundo en la cultura y procesos de alimentación, como por ejemplo disminuir o eliminar el consumo de carne y el desperdicio de alimentos, entre otros (Clark and Tilman 2017). Considerando lo anterior parece que la producción de cultivos aún ocurrirá mayormente utilizando los suelos en sistemas de producción a campo abierto, por lo que la esperada mayor magnitud del estrés asociada al cambio climático no parece tener una solución que dependa totalmente del cultivo bajo condiciones controladas. En todo caso, incluso esperando disponer de sistemas robotizados, automatización y fuentes abundantes de energía, ya sea que la producción de alimentos se lleve a cabo en el campo, en el laboratorio o en una granja vertical o plant factory, en todas las mencionadas situaciones deberán aplicarse los conceptos de producción sustentable, cuidado de los recursos naturales, mitigación del impacto ambiental y la contaminación, ya que por definición cualquier proceso industrial tendrá un impacto sobre el entorno (Zhongyue Xu et al. 2015). Por otra parte, incluso los sistemas industriales avanzados para la producción de