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Los invernaderos de Almería: Análisis de su Tecnología y rentabilidad

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Abstract

Está perfectamente documentado que los invernaderos de Almería son desde hace décadas el auténtico motor del desarrollo socioeconómico y demográfico de la provincia de Almería. Las producciones y el valor de las mismas reflejan, campaña tras campaña, ser el núcleo central de la economía provincial. Además, las 28.576 ha invernadas tienen un marcado carácter exportador, aportando la mayor cuota al comercio internacional agroalimentario de Andalucía. No obstante, continúa la pérdida de renta de los agricultores debido a que los precios reales percibidos, descontando la inflación, siguen una tendencia estructural descendente. Es por ello de gran utilidad para el sector establecer el nivel tecnológico que hace a cada cultivo más rentable. El núcleo central de este nuevo enfoque es el cultivo y, es la tecnología la que se adapta a él. Claramente la planificación de los cultivos en función de las tendencias de los mercados, juega un papel clave desde el inicio del proceso productivo. Es por ello de gran utilidad para el sector establecer el nivel tecnológico que hace a cada cultivo más rentable, aspecto sobre el que vertebra la investigación realizada plasmada en este libro. El documento muestra un análisis exhaustivo de la evolución tecnológica del sector en los dieciséis últimos años. Se han cuantificado los rendimientos de los principales cultivos en los invernaderos de Almería, en función de la comarca agrícola y del tipo de invernadero utilizado. También se ha determinado el perfil medio de las diez mejores explotaciones con mayores ingresos brutos estimados de cada una de las comarcas agrícolas de Almería. En este sentido, el perfil medio del agricultor que ha obtenido mayores ingresos en su explotación se caracteriza por tener una edad superior a los 42 años, posee una experiencia de más de 25 años, es propietario de la finca, se dedica a tiempo completo a ella y lleva asociado más de 10 años a una cooperativa. Además, utiliza sistemáticamente la lucha integrada e injertos en sus cultivos y está sometido a varios sistemas de certificación. Este agricultor tipo se decanta por el suelo arenado y el invernadero tipo Almería, con ventilación lateral y cenital.
Los invernaderos de Almería
Análisis de su tecnología y rentabilidad
Serie Economía [21]
Los invernaderos de Almería
Análisis de su tecnología y rentabilidad
Diego Luis Valera Martínez
Luis Jesús Belmonte Ureña
Francisco Domingo Molina Aiz
Alejandro López Martínez
Los invernaderos de aLmería. anáLisis de su tecnoLogía y rentabiLidad
© 2014 del texto y las imágenes que se reproducen (excepto mención expresa): los autores
© de la edición: Cajamar Caja Rural
Edita: Cajamar Caja Rural
www.publicacionescajamar.es
publicaciones@cajamar.com
Diseño y maquetación: Beatriz Martínez Belmonte
Imprime: Publidisa
ISBN-13: 978-84-95531-61-2
Depósito Legal: AL-256-2013
Fecha de publicación: junio 2014
Impreso en España / Printed in Spain
Cajamar Caja Rural no se responsabiliza de la información y opiniones contenidas en esta publicación, siendo responsabilidad exclusiva de sus autores.
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proceso reprográco o fónico, electrónico o mecánico, especialmente imprenta, fotocopia, microlm, offset o mimeógrafo, sin la previa autorización escrita de los
titulares del Copyright.
Consejo Asesor de la Cátedra Cajamar de Economía y Agroalimentación de la Universidad de Almería
Director: Francisco Camacho Ferre
Subdirector: Diego Luis Valera Martínez
Secretario: Luis Jesús Belmonte Ureña
Vocal: José Antonio Guerrero Villalba
Vocal: Francisco Javier de las Nieves López
Vocal: Roberto García Torrente
Vocal: David Uclés Aguilera
Vocal: Ana Cabrera Sánchez
S 
PRÓLOGO ......................................................................................................11
A
GRADECIMIENTOS .........................................................................................13
1. I
NTRODUCCIÓN Y OBJETIVOS ........................................................................15
2. L
A HORTICULTURA INTENSIVA EN INVERNADEROS ............................................22
2.1. Breve reseña histórica ............................................................................
2.2. Situación actual de la horticultura intensiva almeriense .........................
2.3. Cultivos .................................................................................................
2.3.1. El cultivo de tomate .........................................................................
2.3.2. El cultivo de pimiento ......................................................................
2.3.3. El cultivo de calabacín .....................................................................
2.3.4. El cultivo de sandía .........................................................................
2.3.5. El cultivo de pepino .........................................................................
2.3.6. El cultivo de melón ..........................................................................
2.3.7. El cultivo de berenjena .....................................................................
2.3.8. El cultivo de judía verde ..................................................................
2.4. Manejo del suelo ...................................................................................
2.4.1. Arenado ..........................................................................................
2.4.2. Acolchado plástico ...........................................................................
2.4.3. Cultivos sin suelo .............................................................................
2.5. Estructuras de invernadero ....................................................................
2.5.1. Invernadero tipo Almería .................................................................
2.5.2. Invernadero multitúnel ....................................................................
2.5.3. Invernadero tipo venlo .....................................................................
2.5.4. Invernadero con cubierta de malla ....................................................
2.5.5. Invernadero con cubierta plástica «a dos aguas» .................................
2.5.6. Características geométricas del invernadero .......................................
2.5.7. Materiales de cubierta .....................................................................
2.6. Sistemas de ventilación natural utilizados en los invernaderos de Almería ....
2.6.1. Principales sistemas de ventilación lateral ..........................................
2.6.2. Principales sistemas de ventilacion cenital .........................................
2.6.3. Eciencia de la ventilación natural ...................................................
2.6.4. Mallas antiinsectos utilizadas en las ventanas de los invernaderos .....
2.7. Sistemas de ventilación forzada ............................................................
2.7.1. Recomendaciones de diseño .............................................................
2.7.2. Sistemas de ventilación forzada instalados en los invernaderos
de «Almería» ................................................................................
S 
2.8. Sistemas de refrigeración por evaporación de agua ...............................
2.8.1. Paneles evaporadores ......................................................................
2.8.2. Refrigeración mediante nebulización ..............................................
2.9. Sistemas de calefacción ........................................................................
2.9.1. Sistemas de calefacción por aire caliente ..........................................
2.9.2. Sistemas de calefacción por agua caliente .........................................
2.9.3. Sistemas de calefacción por suelo radiante ........................................ 
2.9.4. Eciencia de los sistemas de calefacción ...........................................
2.10. Mallas de sombreo, pantallas térmicas y de oscurecimiento................
2.10.1. Mallas de sombreo .......................................................................
2.10.2. Pantallas térmicas........................................................................
2.10.3. Accionamiento ............................................................................
2.10.4. Pantallas de oscurecimiento ..........................................................
2.11. Métodos sencillos de ahorro energético ..............................................
2.11.1. Invernaderos con paredes dobles ....................................................
2.11.2. Túneles de semiforzado .................................................................
2.11.3. Mantas térmicas ..........................................................................
2.11.4. Compartimentación del invernadero .............................................
2.12. Perspectivas de futuro. A modo de conclusión ...................................
2.12.1. Distribución del CO
2
en el invernadero ........................................
2.12.2. Control del aporte de CO
2
............................................................
2.12.3. Optimización del enriquecimiento carbónico .................................
2.13. Gestión de los sistemas de control climático ......................................
2.14. Equipos de fertirrigación ...................................................................
2.14.1. Tanques de abonado ....................................................................
2.14.2. Depósitos de aspiración directa mediante bomba ............................
2.14.3. Equipos con succión en Venturi .....................................................
2.14.4. Dosicadores de abono mediante inyección ....................................
2.14.5. Equipos automáticos ....................................................................
2.14.6. Control de la fertirrigación ..........................................................
2.15. Equipo de desalinización ...................................................................
2.16. Maquinaria disponible de la instalación .............................................
2.16.1. Mecanización de las labores culturales ...........................................
2.16.2. Maquinaria para la aplicación de productos tosanitarios ..............
2.17. Impacto ambiental de los invernaderos de Almería ............................
S 
3. PROCEDIMIENTO DE OBTENCIÓN DE LOS DATOS DE CAMPO ............................218
3.1. Cuestionario a los agricultores .............................................................
3.2. Bondad de la muestra ..........................................................................
3.3. Obtención de datos procedentes de las empresas comercializadoras .....
4. A
NÁLISIS DE LAS INFRAESTRUCTURAS PRODUCTIVAS DE INVERNADEROS
Y SU IMPACTO ECONÓMICO ........................................................................229
4.1. Datos personales ..................................................................................
4.2. Cultivos ...............................................................................................
4.3. Maquinaria ..........................................................................................
4.4. Suelo ...................................................................................................
4.5. Edicaciones auxiliares y sistemas de riego ...........................................
4.6. Comercialización .................................................................................
4.7. Características auxiliares del invernadero .............................................
4.8. Sistemas de control climático...............................................................
4.9. Análisis de costes y benecios ..............................................................
4.10. Mano de obra ....................................................................................
5.
PERFILES MÁS RENTABLES ...........................................................................318
5.1. Perl medio de la explotación con mayores ingresos medios estimados,
por comarcas .......................................................................................
5.2. Perl medio de la explotación con mayores rendientos productivos
por campaña, en función de la combinación de cultivos
y ciclos utilizados ................................................................................
6. C
ONCLUSIONES ........................................................................................353
R
EFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ........................................................................354
A
NEXO I. MODELO DE ENCUESTA ...................................................................382
A
NEXO II. DETALLE POR COMARCA Y PREGUNTA ...............................................414
11
S CAJAMAR CAJA RURAL
Prólogo
Dentro de los objetivos clave que se planteó la Cátedra Cajamar de Economía
y Agroalimentación de la Universidad de Almería, al instaurarse en 2009, estaba
el del aporte al sector agroalimentario de trabajos de investigación y experimen-
tación que valiesen para conocer mejor nuestro sistema productivo, el «sistema
de producción hortícola de alto rendimiento de Almería», de modo que fuesen
herramientas que nos ayudasen a la toma de decisiones para la mejora técnica,
social y económica de este sector y, además difundir las bondades del modelo a
nivel mundial.
Ese es el motivo por el que la Cátedra presenta esta publicación, habiéndose
marcado los siguientes objetivos con la realización de la misma:
1. Caracterizar el sistema de producción hortícola de alto rendimiento de la
provincia de Almería.
2. Evaluar los diferentes niveles tecnológicos del sistema.
3. Obtener datos de rentabilidad económica en diversos tipos de explotacio-
nes agrícolas del sistema.
4. Clasicar los diferentes niveles tecnológicos en función de la rentabilidad.
A través de los diversos capítulos del libro que les presento, se analiza la hor-
ticultura almeriense bajo invernadero, partiendo de una breve reseña histórica,
la situación actual, los cultivos que está utilizando y los diferentes elementos que
componen la tecnología de las estructuras productivas. A continuación los autores
describen el proceso seguido para la obtención de datos, muestran los resultados de
la evolución tecnológica y su impacto económico. Posteriormente describen el perl
de explotación hortofrutícola más rentable del sistema por comarcas y cultivos,
terminando con las conclusiones a las que llegan tras el desarrollo del trabajo.
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
Me gustaría resaltar una de las frases que incluyen los autores en el texto de
la publicación: «la combinación del invernadero tipo Almería con suelo arenado,
continúa, después de cincuenta años, gozando de una excelente salud por su renta-
bilidad y por su eciencia en el uso de la energía».
Desde la Cátedra Cajamar de Economía y Agroalimentación de la Universi-
dad de Almería agradecemos el esfuerzo realizado por los autores de este estudio y,
sobre todo, el enfoque con el que se ha planteado la publicación, ya que nos ayu-
dará a conocer mejor muchísimos detalles de nuestro sistema de producción. Las
dos instituciones que soportan la Cátedra, esperan que este texto sea de utilidad al
sector económico más importante de la provincia, y desean que sea una herramienta
efectiva para planteamientos de mejora del mismo.
Francisco Camacho Ferre
Director de la Cátedra Cajamar de Economía y Agroalimentación
de la Universidad de Almería
13
S CAJAMAR CAJA RURAL
Agradecimientos
En primer lugar, queremos agradecer la inestimable colaboración que hemos
recibido de los 212 agricultores que han participado en este proyecto, así como de
las 18 empresas comercializadoras hortofrutícolas más importantes de la provin-
cia. Sin su ayuda desinteresada este manual no hubiera visto la luz, y no reejaría
la realidad actual de los cultivos de primor en los invernaderos de Almería.
Asimismo, hacemos extensivo nuestro agradecimiento a los miembros del
Consejo Asesor de la Cátedra Cajamar de Economía y Agroalimentación de la
Universidad de Almería; especialmente a su Director D. Francisco Camacho Fe-
rre, por los ánimos que siempre hemos recibido de él y por la paciencia, entrega y
sabiduría que nos ha dispensado a la hora de resolver nuestras dudas.
El Catedrático D. Francisco Camacho nos ha mostrado, nuevamente de ma-
nera generosa y altruista, su profundo conocimiento del Modelo Agrícola de Al-
mería, y hemos tenido la gran suerte de contar desde el inicio con su siempre
acertada orientación, apoyo y asesoramiento, así como con su inestimable revisión
del manuscrito.
Finalmente, agradecemos la labor de nuestro equipo de investigación, espe-
cialmente de los compañeros que nos han acompañado en el desarrollo del trabajo
de campo: Patricia Marín, María de los Ángeles Moreno y María del Carmen
Márquez, así como a nuestros respectivos Departamentos de la Universidad de
Almería. Merece una mención especial la en breve Doctora Ingeniero Agrónomo,
Patricia Marín Membrive, que nos ha ayudado de manera intensa y muy acerta-
da en todo el desarrollo del trabajo de investigación.
Los autores

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
1. Introducción y objetivos
Está perfectamente documentado que los invernaderos de Almería son
desde hace décadas el principal del desarrollo socioeconómico y demográco
de la provincia de Almería (España). Las producciones y el valor de las mismas
reejan, campaña tras campaña, ser el núcleo central de la economía provin-
cial. Además, las 28.576 ha invernadas (CAPMA, 2013b) tienen un marca-
do carácter exportador, aportando la mayor cuota al comercio internacional
agroalimentario de Andalucía.
No obstante, continúa la pérdida de renta de los agricultores debido a que
los precios reales percibidos, descontando la inación, siguen una tendencia
estructural descendente mantenida en el tiempo, a lo que hay que sumar el con-
tínuo incremento de los costes de explotación. Es por ello de gran utilidad para
el sector establecer el nivel tecnológico que hace a cada cultivo más rentable. El
núcleo central de este nuevo enfoque es el cultivo, y es la tecnología la que se
adapta a él. Claramente la planicación de los cultivos en función de las tenden-
cias de los mercados juega un papel clave desde el inicio del proceso productivo.
En este sentido, bajo la dirección de los Catedráticos de la Universidad de
Almería Eduardo Fernández Rodríguez
, Luis Fernández-Revuelta y Francisco
Camacho Ferre; se realizó en 2004 una primera aproximación aplicando la
losofía de trabajo anterior, a una empresa del Campo de Níjar. Obtuvieron
interesantes conclusiones, entre ellas que la gestión de cultivos realizada bajo
estructuras de mayor nivel tecnológico, no siempre redunda en una mayor
productividad comercial y un superior rendimiento económico en términos
generales. De manera, que la gestión de la explotación y el tipo de cultivo son
también de gran importancia. Así, dicho trabajo apuntaba el interés de la es-
pecialización en determinadas producciones que sí rentabilizan las inversiones
efectuadas: es el caso del tomate de ciclo largo, con el que se alcanzó un mayor
rendimiento económico.
Éste ha sido el origen del trabajo actual, en el que se ha ampliado el
universo de la muestra a las cuatro comarcas agrícolas de la provincia de Al-
mería: Campo de Dalías, Bajo Andarax, Campo de Níjar y Bajo Almanzora
(Mapa 1). Se han entrevistado a 212 agricultores y a 18 empresas comerciali-
zadoras, obteniendo así una supercie muestreada de 685 ha de invernaderos,
un 2,4 % del total provincial.
También nos ha sido de utilidad el Proyecto de Investigación, dirigido en
1997 por Diego Luis Valera Martínez y Jesús Antonio Gil Ribes, para la carac-
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
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D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
terización tecnológica de las explotaciones, que fue nanciado por la Diputa-
ción Provincial de Almería (Molina-Aiz, 1997). En este trabajo se realizaron
encuestas a agricultores in situ en 526 invernaderos distribuidos por toda la
provincia (69,8 % en el Campo de Dalías, 7,4 % en al Bajo Andarax, 20,8 %
en el Campo de Níjar y un 1,9 % en el Bajo Almanzora). La supercie real
muestreada fue de 340 ha, lo que representaba una tasa de muestreo del 1,4 %
de la supercie total invernada de la provincia. Este trabajo previo ha servido
como fuente de datos, algunos de ellos que fueron publicados por Valera et al.
(1999b) y otros inéditos, para analizar la evolución que han experimentado
los invernaderos de Almería en los últimos 16 años (de 1997 a 2013).
Mapa 1. Principales comarcas agrícolas de Almería

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
En el estudio actual la extracción de los datos, tanto cualitativos como
cuantitativos, se ha realizado en dos niveles: mediante una encuesta de 108
preguntas a cada uno de los 212 agricultores participantes, y a través de los
datos proporcionados mediante una hoja de cálculo que han cumplimentado
las 18 empresas comercializadoras que han participado en el estudio.
La gran mayoría de los agricultores pertenecían a las 18 empresas ante-
riores, para así poder contrastar la información proporcionada. Lo normal ha
sido que las empresas nos pusieran en contacto con 10 de sus agricultores, y
en las sedes de las empresas realizásemos las encuestas. No obstante, se ha esta-
blecido un grupo de control de 48 agricultores individuales, no perteneciente
a dichas comercializadoras, para así ampliar la validez del muestreo.
En el Mapa 2 podemos observar la ubicación de las empresas colabora-
doras y las zonas en las que se ha entrevistado a los agricultores individuales
(grupo de control).
Mapa 2. Situación de las empresas comercializadoras colaboradoras
CAJAMAR CAJA RURAL

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D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
Mediante personal especializado se ha realizado la encuesta a cada agri-
cultor. Debido a la extensión de la misma, cada una de ellas ha requerido cua-
renta y cinco minutos. Básicamente ha constado de los siguientes apartados:
a) Datos personales y aspectos socioeconómicos, tales como: edad del agri-
cultor, procedencia geográca del productor, años dedicados a la agri-
cultura, nivel de estudios, ocupación laboral si la hubiere además de
la producción de hortalizas, procedencia laboral del titular, supercie
y número de invernaderos de la explotación, así como mano de obra
necesaria y origen de la misma.
b) Cultivos: modo de eliminación de malezas, tipos de siembra-planta-
ción y método, plántulas (tipo de cepellón empleado), realización de
análisis foliares, cultivos en las últimas campañas, marcos de planta-
ción y rendimientos de los mismos, aplicación de sistemas alternati-
vos a la aplicación de tosanitarios, métodos de polinización, empleo
de injertos, etc.
c) Maquinaria: tipo de maquinaria empleada para la aplicación de trata-
mientos tosanitarios, vehículos utilizados en la explotación, frecuen-
cia y tipo de labores realizadas para preparar el terreno, contratación
de maquinaria u operarios para dichas labores, etc.
d) Suelo: realización de análisis de suelo, tipo y frecuencia de la desinfec-
ción del mismo, tipo de suelo de la supercie invernada, realización y
frecuencia de retranqueo, supercie, tipo de producto, coste aproxi-
mado, cantidad aportada y jornales medios requeridos en el mismo,
aportación de ácidos húmicos en caso de que se dieran.
e) Edicaciones auxiliares y sistemas de riego: supercie de almacenes, ca-
setas, número de balsas y volumen de las mismas, así como el tipo de
material empleado para su fabricación y forma de la balsa. Sistemas
de recogida de agua. Tipo de cabezal de riego, ltros, sistema de fer-
tirrigación, tipo de goteros y densidad de los mismos. Realización
de análisis de agua, origen, costo, conductividad eléctrica (C. E.),
empleo de utensilios de medida tales como tensiómetros, existencia
de programador de riego (tipo en el caso de que exista), número de
tanques existentes y potencia del motor del sistema.

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
f) Comercialización: empresa a través de la cual comercializan sus pro-
ductos, número de años que lleva de socio, tipo de asesoramiento
técnico recibido, preparación previa o no de los productos antes de la
entrega a almacén, sistemas de certicación a los que se acoge, ingre-
sos, gastos y rendimientos.
g) Estructura: número de invernaderos, tipo de estructuras y material del
que están fabricadas, supercie de la mismas, orientación, elementos
auxiliares utilizados en la producción, tales como dobles techos, do-
bles puertas, esquineros forrados, mallas de sombreo, mallas antiin-
sectos, etc. Altura del invernadero, si se ha hecho alguna modicación
en la misma a lo largo de la vida de éste, edad y coste de su construc-
ción, supercie de ventanas tanto laterales como cenitales, grado de
ocupación de supercie destinada a los pasillos. Tipo de plástico em-
pleado, duración, coste de mano de obra en la reposición del plástico,
blanqueo, limpieza del blanqueo, etc.
h) Sistemas de control climático: disponibilidad de controlador climático,
tipo de pantalla utilizada, sistemas de ventilación forzada, sistemas
de refrigeración por evaporación de agua, sistemas de calefacción,
combustible empleado, técnicas de ahorro energético, otros sistemas
avanzados de control climático.
i) Análisis de costes y benecios: ingresos, gastos, cultivos más rentables, cul-
tivos que requieren más inversión inicial, subvenciones, créditos, etc.
j) Mano de obra: tipo, para qué labores se contrata, número, etc.
Los parámetros obtenidos con las encuestas realizadas a los agricultores se
han complementado con los datos de ingresos de sus explotaciones en las úl-
timas 6 campañas agrícolas (desde 2006/07 hasta 2011/12). Estos últimos los
han facilitado las empresas de comercialización, que además han aportado por
agricultor otros parámetros como producto y variedad, volumen comerciali-
zado, supercie de la nca, tipo de invernadero, así como otros cualitativos de
especial interés para el estudio.
En el Mapa 3 podemos apreciar los términos municipales que conforman
las cuatro zonas de estudio.
CAJAMAR CAJA RURAL

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D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
Mapa 3. Municipios por comarcas
Campo de Dalías Campo de Níjar

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Mapa 3 (cont.). Municipios por comarcas
Bajo Andarax Bajo Almanzora
Fuente: Consejería de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente de la Junta de Andalucía (CAPMA, 2013b).
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
De esta manera, los objetivos generales de este estudio podemos resumirlos en
los siguientes puntos:
1. Caracterizar los sistemas de producción en invernadero del campo
almeriense.
2. Evaluar los diferentes niveles tecnológicos del Modelo Agrícola de
Almería.
3. Extraer datos de rentabilidad económica de las explotaciones.
4. Determinar el perl medio de la explotación con mayores ingresos
medios estimados por campaña.
5. Establecer el perl medio de la explotación con mayores rendimien-
tos productivos por campaña, en función de la combinación de cul-
tivos y ciclos utilizados.
2. La horticultura intensiva en invernadero de Almería
2.1. Breve reseña histórica
Aunque las primeras referencias de las ventajas que se obtienen de incor-
porar una capa de arena al suelo son del almeriense Ibn Luyun en su Tratado
de Agricultura escrito alrededor de 1248 (Eguaras, 1988), en la horticultura
moderna se atribuye el origen del cultivo en suelo arenado a 1880, en la costa
granadina, en La Rábita y El Pozuelo pertenecientes al término municipal de
Albuñol, justo en el límite con la provincia de Almería. De ahí pasó a la zona
de Adra y Guardias Viejas, aunque el impulso denitivo fue posterior, gracias
a las experiencias del Instituto Nacional de Colonización (INC). Varios in-
formes de dicho Instituto, redactados por los ingenieros agrónomos Leandro
Pérez de los Cobos y Bernabé Aguilar Luque, reejan las ventajas de la técnica
del arenado para paliar la elevada salinidad del agua, al tiempo que mejora la
producción y reduce los ciclos de cultivo.
En torno a 1940, agricultores procedentes de La Rábita abancalaron
y enarenaron una nca cerca de la playa en la zona de La Romanilla en
Roquetas de Mar.
De acuerdo con Rivera (2010) los enarenados no se extendieron hasta
que en las parcelas tuteladas por el INC se demostró su rentabilidad, y lo

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
mismo pasó con los invernaderos, para cuya implantación fueron precisas las
subvenciones y auxilios del INC, posteriormente denominado IRYDA (Ins-
tituto de Reforma y Desarrollo Agrario). Las primeras 20 ha se entregaron a
los colonos en el verano de 1956 y se enarenaron ese mismo año, instalándose
desde esa fecha hasta principios de la década de 1980.
En 1956, según recogen los informes redactados por el ingeniero agróno-
mo del INC Bernabé Aguilar Luque, los técnicos del INC deciden crear dos
unidades piloto de explotación, una sin arena y otra arenada. La que no tiene
arena es la parcela 24 del sector regable de Aguadulce, de 3,13 ha y el colono
encargado de la parcela bajo las directrices del INC a partir de agosto de ese
año es Francisco Fuentes Sánchez, más conocido en la zona como «Paco el
piloto». Los sucesivos ensayos en varios años sobre esta parcela sin arena no
fueron muy exitosos. La parcela arenada, de 3,4 ha, fue la número 74; y el
colono seleccionado fue Francisco López Fernández, agricultor procedente
de Adra, donde había explotado el sistema enarenado en los cuatro años an-
teriores. Los ensayos con esta técnica fueron muy satisfactorios y se expandió
rápidamente por la zona. Los técnicos del INC demostraron su sobrada men-
talidad innovadora y a ellos se debe el germen de la explosión de la agricultura
intensiva en España.
En 1960, en la misma parcela 24 donde años antes se realizaron ensayos
en suelo sin arenar, se realizaron los primeros abrigos de plástico. Se comenzó
con acolchados con láminas de polietileno transparente, también se rodearon
plantas con polietileno adosándoles una pequeña armadura de alambre, y con
pequeños túneles. Todo ello con éxito limitado.
Pero el gran salto se efectuó en 1963, cuando después de los ensayos an-
teriores, se pensó en disponer una protección de película de polietileno a una
estructura sencilla y ligera, como la que se utilizaba para guiar las parras de uva
de mesa (Aguilar, 1981). Los padres más claros de esta idea (el invernadero
tipo Almería) fueron los ingenieros Aarónomos Leandro Pérez de los Cobos y
Bernabé Aguilar. Se instaló en la parcela 24 en una supercie de 500 m
2
, una
estructura tipo parral a base de rollizos de eucalipto, dejando 100 m
2
como
testigo con arenado al aire libre protegido por setos cortavientos. Para ello se
trajo a operarios del INC que estaban trabajando en parrales en el Campo de
Níjar (Rivera, 2000). El éxito de la combinación de arenado e invernadero fue
tal, que al año siguiente ya se estaban construyendo cuatro nuevos invernade-
ros para que sirvieran de núcleo de información.
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Los resultados de la combinación de arenado e invernadero fueron muy
satisfactorios, y han sido el origen del espectacular desarrollo socieconómico y
demográco que en las últimas décadas ha experimentado Almería.
2.2. Situación actual de la horticultura intensiva almeriense
Los invernaderos Almería son desde hace décadas el principal motor del
desarrollo socioeconómico y demográco de la provincia de Almería. Preci-
samente en 2013 se celebró el 50 aniversario de la construcción del primer
invernadero en la zona. Conforman la mayor concentración de invernaderos
del mundo y las producciones y el valor de las mismas reejan, campaña tras
campaña, ser el núcleo central de la economía provincial.
Según la Agencia Andaluza de Promoción Exterior (EXTENDA), Anda-
lucía se ha situado en la primera mitad de 2013 como líder de España en las ex-
portaciones agroalimentarias, gracias al músculo de la horticultura almeriense,
que aporta la mayor cuota al comercio internacional agroalimentario andaluz.
Actualmente, en las empresas comercializadoras se da una clara segmen-
tación entre un grupo reducido de empresas que cuentan con un volumen
importante de facturación y un numeroso grupo de empresas con pequeña
dimensión. Pero en los últimos años se están produciendo procesos de fusión
y absorción y, los diez primeros grupos de comercialización hortofrutícola
representan ya el 75 % de toda la facturación del sector en Almería (Aznar
et al., 2013). No obstante, la distribución en destino está muy concentrada y
mantiene una posición negociadora de dominio que impone precios a la baja
e incrementa los protocolos exigibles en origen.
Los rendimientos económicos son muy superiores al resto de la agricultu-
ra de España, además el tamaño medio de la explotación es muy pequeño, lo
que históricamente le ha otorgado un marcado carácter social y ha propiciado
el reparto de la riqueza. Actualmente la supercie invernada por explotación
está en aumento para tratar de contener la caída de renta de los agricultores.
Además, la producción bajo plástico destaca sensiblemente por su eleva-
da eciencia en el uso del agua y de los nutrientes. Con respecto al consumo
energético, gracias al clima favorable, es muy inferior a otras zonas de cultivo.
Por ejemplo, es 22 veces inferior al de los invernaderos holandeses.
En los últimos años se ha hecho un esfuerzo inversor sostenido para mejo-
rar la seguridad alimentaria. Almería es la zona con mayor densidad de labora-
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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
torios acreditados y la gestión de residuos ha mejorado sustancialmente gracias
a los Planes de Higiene Rural y a los Protocolos de Buenas Prácticas Agrícolas.
Desde el punto de vista medioambiental los invernaderos tienen efectos
positivos no sucientemente puestos en valor. Uno de ellos es la bajada de la
temperatura de la zona al ser reejados los rayos solares en las cubiertas de los in-
vernaderos, incrementando así el albedo las miles de hectáreas concentradas de
invernaderos de Almería. Según Campra et al. (2008) el reciente desarrollo de
la horticultura intensiva en la zona estaría amortiguando el calentamiento local
de la temperatura asociado al incremento global de gases de efecto invernadero.
En este sentido, merece la pena resaltar el efecto como sumidero de CO
2
que tienen los invernaderos, debido a la enorme densidad de plantas y la gran
extensión que ocupan. Es algo parecido a un bosque no visible porque está
cubierto de plástico. Disminuyen en gran medida la concentración de CO
2
en
la zona, que es uno de los principales gases con efecto invernadero que provo-
ca el calentamiento del planeta. Sólo en la campaña 2012/13 los cultivos de
pimiento y tomate bajo invernadero en Almería jaron la nada despreciable
cifra de 515.672 toneladas de CO
2
.
Pero lo más destacable en los últimos años es la auténtica «Revolución
Verde» que se ha experimentado con el Control Biológico, usando enemigos
naturales para el control de aquellos organismos que resultan perjudiciales
para las plantas. Esta eliminación de plagas de forma natural, mediante insec-
tos beneciosos, mejora la productividad del cultivo y la protección del medio
ambiente, disminuyendo drásticamente el uso de productos tosanitarios y
trabajando para alcanzar el «Residuo Cero». El origen en la zona es de 2005 y
los resultados durante estos años han sido excelentes.
Según la Delegación Territorial de la Consejería de Agricultura, Pesca y
Medio Ambiente (CAPMA) de la Junta de Andalucía, 26.720 ha en la campaña
2013/14 utilizarán en Almería técnicas de control biológico, lo que representa
el 93 % de la supercie y el 65 % de la producción. Situando a Almería como
líder mundial en volumen cultivado mediante control biológico, lo que supone
una amplia ventaja competitiva frente a otras zonas de producción.
En el entorno actual de crisis general, la agricultura se está comportando
como el único sustento rme de la economía almeriense. Han vuelto propie-
tarios y familias a dedicarse más intensamente a las explotaciones. Además
desde la campaña 2011/12 ha aumentado la supercie invernada, situación
que no se producía desde 2006 (Fundación Cajamar, 2012).
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En la pasada campaña agrícola (2012/13) la producción de cultivos bajo
invernadero en Almería ascendió a 2,6 millones de toneladas, con un valor de
1.528 millones de euros; la disminución del 3 % del volumen comercializado
se ha compensado con un incremento medio del 17 % en los precios y del
13 % en los ingresos totales (COEXPHAL, 2013). La horticultura intensiva
de Almería tiene un marcado carácter exportador. Las ventas en los mercados
exteriores se aproximan al 70 % (Aznar et al., 2013) siendo nuestros principa-
les mercados los de Alemania, Francia, Países Bajos y Reino Unido.
No obstante, observamos una pequeña desviación con respecto a la infor-
mación proporcionada por la Delegación Territorial de Almería de la Conse-
jería de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente (CAPMA), centrada únicamen-
te en hortalizas. Según la CAPMA (2013b) la supercie física total invernada
en Almería en la campaña 2012/13 ascendió a 28.576 ha; y la supercie cul-
tivada (considerando los ciclos) de hortalizas (no frutas y hortalizas) se incre-
mentó un 11 % con respecto al periodo 2011/12, sumando dos campañas de
crecimiento consecutivo. La campaña 2012/13 ha marcado un nuevo récord
productivo superando en un 2 % los resultados del periodo precedente. Cala-
bacín, pimiento y tomate, fueron junto con la judía verde, los productos que
incrementaron en mayor medida su producción con respecto a la media del
periodo 2009/12 (CAPMA, 2013a).
Para analizar con detalle los principales parámetros por cultivos, tene-
mos que recurrir a la última campaña completamente analizada, es decir la
2011/12 (Tabla 1). Las exportaciones de tomate se incrementaron en volu-
men y valoración económica en un 14 % respecto a la media de las tres cam-
pañas anteriores. El pimiento incrementó un 13 % su exportación respecto a
la campaña 2010/11. El pepino incrementó un 25 % las exportaciones con
respecto a las tres anteriores y el calabacín un 17 % con respecto a la última.
Sin embargo, el volumen exportado de melón descendió en un 16 % con
respecto a la campaña 2010/11, mientras que la sandía aumentó levemente
las exportaciones (2 %). Finalmente, la berenjena obtuvo una gran subida del
precio medio (61 %) y la judía incrementó un 16 % las exportaciones con
respecto a la campaña 2010/11 (CAPMA, 2013a).
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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Tabla 1. Parámetros relevantes de los principales cultivos de la campaña
2011/2012
Cultivo
Supercie
(ha)
Producción
(miles t)
Rendimiento
(kg/m
2
)
Precio medio
(€/kg)
Valor Prod.
(millones €)
Exportación
(%)
Tomate 7.850 750 9,56 0,56 420 64
Pimiento 7.388 513 6,94 0,63 323 69
Pepino 4.500 407 9,05 0,42 171 87
Calabacín 5.100 348 6,82 0,44 153 64
Sandía 5.665 350 6,18 0,28 98 41
Melón 3.740 135 3,61 0,40 54 44
Berenjena 1.890 187 9,92 0,38 71 59
Judía 1.170 21 1,80 1,41 30 36
Fuente: Observatorio de Precios y Mercados (CAPMA). Elaboración propia.
En la campaña 2011/12 los principales tipos de tomate comercializados
procedentes de los invernaderos de Almería fueron: larga vida (38 %), rama
(28 %), pera (15 %), cherry (8 %), liso (6 %), asurcado (4 %), otros (1 %).
De pimiento: california (63 %), lamuyo (17 %), italiano (9 %) y un 11 % de
otros tipos. De pepino: almería (88 %), corto (7 %), francés (5 %). El 98 %
del calabacín comercializado fue del tipo verde y, las sandías más vendidas
fueron la rayada (35 %), la negra sin semillas (27 %) y la negra con semillas
(23 %). Con respecto al melón, destaca el piel de sapo (40 %), seguido del
galia (28 %), Cantaloup (17 %) y amarillo (12 %). Además, con gran dife-
rencia la berenjena más vendida se correspondió al tipo semilarga, con un
92 % del total comercializado; seguida a mucha distancia de la rayada (3 %)
y de la redonda (2 %). Con la judía ocurre lo mismo, hay un tipo que destaca
claramente, en este caso la plana con un 86 % del total; seguida de la redonda
(11 %), el 3 % restante pertenece a otros tipos (CAPMA, 2012).
A pesar de todos estos valores de rendimientos y de gran exportación,
continúa el proceso de pérdida de renta de los agricultores (Gráco 1). Los
ingresos medios por hectárea caen a largo plazo, principalmente a causa del
descenso de los precios en términos reales (Fundación Cajamar, 2012). Existe
una creciente competencia desde el Norte a base de tecnología y desde el Sur
reduciendo costes, sobre todo el de mayor peso: la mano de obra.
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Gráco 1. Rendimientos y rentabilidad de la producción hortícola
en términos medios. Índice 1975=100
Fuente: Fundación Cajamar. Estimación realizada a partir de datos facilitados por CAP, SOIVRE, DGA
y datos aportados por empresas comercializadoras del sector.
Ante esta situación resulta imprescindible continuar trabajando in-
tensamente los siguientes aspectos:
Comercialización. Hay que procurar mejorar los precios percibidos por
los agricultores. Esto se podría lograr mediante la reducción de los cos-
tes de distribución acortando el canal, estableciendo plataformas de co-
mercialización en destino y fomentando el transporte intermodal para
evitar las ecotasas al transporte por carretera en Francia o Alemania.
Reducción y control de los costes de producción.
Incremento de la productividad física, mejorando las explotaciones e
incorporando, en su justa medida, tecnología a los invernaderos.
Incremento del tamaño de las explotaciones para evitar la pérdida de
renta de los agricultores.
Especialización. Ajustando además cada cultivo al nivel tecnológico
correspondiente.
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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Diferenciación con respecto a nuestros competidores. En este senti-
do, se debe continuar con los esfuerzos actuales en Control Biológico,
Residuo Cero, seguridad alimentaria, etc.
Gestión de residuos. Hay que solucionar el problema de todos los
residuos de la agricultura intensiva (residuos vegetales, plásticos, etc.).
Mejora de la imagen de nuestras explotaciones mediante campañas
en destino que resalten los aspectos positivos.
Sabor. Es necesario hacer un esfuerzo en mejora vegetal para generali-
zar el uso de variedades más sabrosas, sin perder las propiedades de las
variedades actuales y, fomentar el conocimiento entre los consumido-
res de los excelentes efectos para la salud de las sustancias bioactivas
que contienen las frutas y hortalizas.
2.3. Cultivos
Según los resultados obtenidos en la encuesta de supercies y rendimien-
tos de cultivos (ESYRCE) para el año 2012, publicados por el Ministerio
de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (MAGRAMA), en la Co-
munidad de Andalucía existen un total de 42.823 ha destinadas a inverna-
deros, de las cuales el 68,1 % (29.152 ha) se encuentran en la provincia de
Almería, representando el 47,9 % de la supercie destinada a invernaderos
en España (60.842 ha). Este dato de supercie invernada es ligeramente in-
ferior al indicado en el Análisis de la campaña hortofrutícola de Almería. Cam-
paña 2011/2012, editado por la Fundación Cajamar, en el que se habla de
29.991 ha destinadas a invernaderos en la provincia de Almería que, teniendo
en cuenta los diferentes ciclos de cultivo, se estima un total de 46.140 ha cul-
tivadas en invernaderos. Por otro lado, la CAPMA de la Junta de Andalucía
establece una cifra levemente inferior de supercie física de invernaderos en
Almería en la campaña 2012/13: 28.576 ha (CAPMA, 2013b).
Hemos consultado a las principales empresas de semillas y se ha realizado
una estimación de la supercie cultivada bajo invernadero en la provincia
de Almería (no supercie física de invernadero) durante la campaña pasada
2012/2013. Los resultados son: tomate, 8.716 ha; pimiento, 7.588 ha; cala-
bacín, 5.120 ha; sandía, 2.500 ha; pepino, 4.180 ha; melón, 3.220 ha; beren-
jena, 1.900 ha, y judía verde, 1.200 ha.
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De acuerdo con el informe de campaña de la Fundación Cajamar, citado
anteriormente, como resultado de la venta de lo producido durante la campa-
ña 2011/2012 se alcanzó la cifra de 1.413 millones de euros, un 6,1 % más
que en el ejercicio precedente. Los cultivos de mayor importancia económica
fueron el tomate (377 millones de euros) y el pimiento (353 millones de
euros), seguidos del pepino (169 millones de euros) y del calabacín (151 mi-
llones de euros). Otro dato económico de importancia es que durante la cam-
paña 2011/2012 las exportaciones alcanzaron un valor de 1.741 millones de
euros, alcanzando el 69,5 % de la producción. Las exportaciones aumentaron
un 9,2 % con respecto a la campaña 2010/2011. En cuanto a los gastos en las
explotaciones hortícolas intensivas, la partida más importante se corresponde
con la mano de obra (40 % del gasto anual), seguida del gasto en semillas y
plantones (8,4 %), fertilizantes (7 %), tosanitarios (5,9 %), control químico
(4,1 %) y control biológico (1,7 %), etc. La amortización de las instalaciones
supone de media un 23,7 % de los gastos anuales (Fundación Cajamar, 2012).
A continuación pasaremos a describir brevemente las principales caracte-
rísticas de las ocho especies cultivadas de mayor relevancia en los invernaderos
de Almería.
2.3.1. El cultivo de tomate
La provincia de Almería cuenta con 10.232 ha de invernaderos destinadas al
cultivo de tomate con una producción de 958.462 toneladas (CAPMA, 2013a),
que representa el 83,2 % de la supercie y el 61 % de toda la producción en
Andalucía (Junta de Andalucía, 2010). El tomate es, junto con el pimiento, uno
de los principales cultivos de la provincia, con un impacto económico durante
la campaña 2011/2012 de 377 millones de euros (Fundación Cajamar, 2012).
El tomate Solanum lycopersicum pertenece a la familia Solanaceae. Aunque
es de origen andino su domesticación parece ocurrir en Méjico (Camacho,
2003). Es una planta herbácea plurianual, que se cultiva como anual (ciclos
cortos de 4-5 meses o ciclos largos de 8-9 meses), presenta un tallo rastrero
capaz de emitir raíces, aunque normalmente se cultiva tutorado. El marco de
plantación suele mantener distancias de 80-100 cm entre líneas y 30-50 cm
entre plantas (Marín, 2013), dependiendo su elección de la variedad, ciclo
de cultivo, tipo de invernadero y suelo o sustrato (Camacho, 2003). Los ci-
clos de cultivo pueden ser: (i) ciclos cortos de otoño, en los que el trasplante
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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
se realiza a nales de agosto o inicios de septiembre y la recolección suele ir
desde noviembre a enero o febrero; (ii) ciclos cortos de primavera, en los que
el trasplante se realiza en enero o febrero y la recolección suele ir desde mayo
a julio; (iii) o ciclos largos otoño-invierno-primavera, en los que el trasplante
se realiza a nales de agosto o inicio de septiembre y la recolección suele ini-
ciarse a mediados de diciembre y se mantiene hasta el mes de julio (Camacho,
2003). Las diferentes variedades de tomate, para consumo en fresco, podemos
clasicarlas según su porte (Marín, 2013):
Porte indeterminado: variedades con tallo de crecimiento continuo, a
las que cuando alcanzan la altura deseada se despunta la planta para
detener su crecimiento. (i) tomate de calibre grueso (G y GG, peso
medio del fruto ≥ 180 g), con hasta 182 variedades y 17 ecológicas
(ej. Amaral, Abigail F
1
, Galo...); (ii) tomate corazón de buey, con
hasta once variedades (ej. Corazón F
1
, Borsalina F
1
...); (iii) tomate de
calibre medio (M y G, peso medio del fruto entre 100-180 g), con
hasta 67 variedades y once ecológicas (ej. Gabriela, Martina F
1
...); (iv)
tomate tipo marmande o asurcado, con 18 variedades y una ecológica
(ej. marmande, RAF...); (v) tomate de calibre pequeño (los frutos no
superan los 100 gramos), con diez variedades, que incluyen princi-
palmente variedades de tomate tipo canario; (vi) tomates de colgar,
tomates tipo pera u ovalados, el tipo san marzano, el tipo mini san
marzano, el tipo cherry, minipera y minicherry, pudiendo encontrar
entre todas ellas hasta 193 variedades y 23 ecológicas; (vii) variedades
tipo ramillete: ramillete de tamaño medio con hasta 45 variedades
y nueve ecológicas (ej. Pirata F
1
, Paladium F
1
...), ramillete tipo pera
con diez variedades (ej. Cencara F
1
, Royalty...) y ramillete minis con
hasta 56 variedades (ej. Imola F
1
, Messina RZ F
1
...).
Porte semideterminado: se incluyen algunas variedades indeterminadas
pero que, por sus condiciones de cultivo, no llegan a ser demasiado
altas. Son variedades de calibre medio o grueso (ej. América-3, ...).
Porte determinado: la yema apical termina transformándose en un ra-
cimo, deteniendo el crecimiento de la planta. En este caso se diferen-
cia entre cultivos de tomate tutorado, con cuatro variedades (ej. Ace,
Dalmonte F
1
...), y cultivos de tomate rastreros, con hasta 44 varieda-
des (ej. Acclaim F
1
, Excalibur F
1
...).
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También podemos clasicar los tipos comerciales de tomate en (CAPMA,
2012):
Larga vida. Fruto redondo liso y de color rojo intenso y prolongada
vida útil.
Ramo. Fruto de calibre mediano recolectado en ramo. Buen sabor,
color y elevada rmeza del fruto.
Cherry. Fruto de color rojo muy oscuro, brillante y calibre pequeño.
Asurcado. Fruto de forma achatada y hombros muy marcados de co-
lor verde oscuro. Destaca por su excelente sabor y corta vida útil.
Liso o ensalada. Fruto ligeramente globoso de hombros oscuros que se
recolecta pintón antes de virar a rojo.
Pera. Fruto de forma alargada de calibre medio y color rojo intenso.
Figura 1. Tipos comerciales de tomate
Larga vida Asurcado Ramo
Liso o ensalada cherry Pera
Fuente: CAPMA (2012).
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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
2.3.2. El cultivo de pimiento
El pimiento es el segundo cultivo en importancia, muy cercano al toma-
te, en la economía de la provincia de Almería, con 8.406 ha de invernaderos
y una producción de 540.590 toneladas (CAPMA, 2013a), el 92,8 % de la
supercie y el 87,9 % de la producción total en Andalucía (Junta de Anda-
lucía, 2010). En la campaña 2011/2012 se estimó un impacto económico de
353 millones de euros (Fundación Cajamar, 2012).
El pimiento Capsicum annuum L. pertenece a la familia Solanaceae, es una
planta herbácea anual. El ciclo de cultivo suele ser de 6-9 meses. El marco de
plantación suele mantener distancias de 80-100 cm entre líneas y 40-50 cm en-
tre plantas (Marín, 2013), siendo los más comunes: 1 × 0,5; 1 × 0,3 m
2
(líneas
individuales) y 2 × 0,5; 2 × 0,3; 1,5 × 0,5 y 2 ×0,5 m
2
(líneas dobles) (Cama-
cho, 2003). En cuanto a los ciclos de cultivo, la fecha de trasplante depende de
la variedad seleccionada; podemos diferenciar entre: (i) ciclo extratemprano,
trasplante a nales de mayo o inicio de junio; (ii) ciclo temprano, trasplante en
julio o mediados de agosto; (iii) ciclo semitardío, trasplante a nales de agosto o
mediados de septiembre y, (iv) ciclo muy tardío, trasplante a nales de diciem-
bre o nales de enero. Las diferentes variedades de pimiento, para su consumo
en fresco, podemos clasicarlas según la forma y el color de maduración de los
frutos (Marín, 2013):
Tipo rectangular o lamuyo: frutos de perl rectangular, variando a
troncocónico según la variedad. Longitud entre 15-20 cm y diáme-
tro entre 7-12 cm. Las variedades se clasican en función del color
del fruto maduro, rojo o amarillo. Podemos hablar de 88 variedades
(una ecológica) con maduración en rojo (ej. Alcazaba F
1
, Daimos
F
1
...) y 11 variedades en amarillo (ej. Tenor F
1
, Plinio RZ F
1
...).
Tipo cuadrado o california: frutos de perl cuadrado o ligeramente
troncocónico según la variedad. Longitud entre 8-12 cm y diámetro
entre 8-14 cm. Las variedades se clasican en función del color del
fruto maduro, rojo, amarillo, naranja, violeta o blanco. En el merca-
do podemos encontrar hasta 117 variedades (16 ecológicas) con ma-
duración en rojo (ej. Balboa, Coimbra, Mustang F
1
....), 62 variedades
(cuatro ecológicas) en amarillo (ej. Giacomo, Goldix F
1
...) y nueve
variedades (tres ecológicas) en naranja (ej. Caspio F
1
, Quirón F
1
...).
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Tipo cónico-largo: la forma del fruto es alargada y con perl triangular.
En este caso nos encontramos con diez subtipos: (i) pimientos rojos,
con 15 variedades (ej. Adriático F
1
, Peleus...); (ii) pimientos amari-
llos, con dos variedades (Cuerno de Toro Amarillo y Goleen Horn
F
1
); (iii) pimiento dulce italiano, con 52 variedades y tres ecológicas
(ej. Abdera F
1
, Zanetti, Dulce Italiano...); (iv) pimiento húngaro, con
dos variedades (Agio F
1
y Avana F
1
); (v) pimiento kaypa, con cuatro
variedades (ej. Martinet F
1
...); (vi) pimiento mallorquín, con cuatro
variedades (ej. Amarillo de Mallorca-Ros...); (vii) pimiento medite-
rráneo, con una variedad (Plantet F
1
); (viii) pimiento padrón, con
ocho variedades y una ecológica (ej. Celta F
1
, Padrón Teira...); (xix)
pimiento mini, con cuatro variedades (ej. Petit Marseillais...); (xx)
pimiento picante, con 36 variedades (Furila F
1
, Troner Hot F
1
...).
También podemos clasicar los tipos comerciales de pimiento en
(CAPMA, 2012):
Pimiento california. Frutos de perl cuadrado o ligeramente tronco-
cónico, que al madurar viran de color verde al color propio de la
variedad.
Pimiento lamuyo. Frutos de perl rectangular más o menos pronun-
ciado, variando a troncocónico. Existen variedades de maduración en
rojo o amarillo.
Pimiento italiano. Fruto de perl cónico más o menos deformado.
Sabor dulce y maduración en rojo.
Otros tipos comerciales. Pimientos que se comercializan minoritaria-
mente, como el pimiento del padrón, el pimiento picante, otros pi-
mientos dulces, etc.
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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Figura 2. Tipos comerciales de pimiento
California Lamuyo
Italiano
Otros
Fuente: CAPMA (2012).
2.3.3. El cultivo de calabacín
El calabacín es un cultivo de menor importancia en comparación con
el tomate y el pimiento. En la provincia de Almería se han cuanticado
6.358 ha de invernaderos destinadas al cultivo de calabacín y una producción
de 371.294 toneladas (CAPMA, 2013a), el 94,3 % de la supercie y el 88,9 %
de la producción total en Andalucía (Junta de Andalucía, 2010). En la cam-
paña 2011/2012 se estimó un impacto económico de 151 millones de euros
(Fundación Cajamar, 2012).
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El calabacín Cucurbita pepo L. pertenece a la familia Cucurbitaceae, es una
planta anual, de crecimiento compacto, con tallo de sección pentagonal (Ma-
rín, 2013), de crecimiento indeterminado y porte rastrero (Camacho, 2003).
El ciclo de cultivo suele ser de 4-6 meses. El marco de plantación suele mante-
ner distancias de 100-200 cm entre líneas y 60-150 cm entre plantas (Marín,
2013), siendo los más comunes: 2 × 0,75; 1 × 1; 1,33 × 1; 1,5 × 0,75 m
2
, a
veces se sitúan a tresbolillo. En cuanto a los ciclos de cultivo podemos diferen-
ciar entre: (i) ciclos de otoño-invierno (trasplante desde agosto hasta octubre)
y (ii) ciclos de primavera (trasplante desde diciembre hasta febrero) (Cama-
cho, 2003). El fruto es un pepónide, alargado, cilíndrico y ligeramente ma-
zudo, de colores verde, amarillo o blanco. Podemos encontrar 149 variedades
y 16 ecológicas, la mayoría de color verde con diferentes tonalidades (Marín,
2013). Las variedades podemos clasicarlas en función de su ciclo de cultivo
(Camacho, 2003):
Ciclo de otoño. Cultivos extratempranos con fecha de siembra entre el
1 y el 15 de agosto (Cora F
1
, Tosca F
1
...); cultivo temprano con fecha
de siembra entre el 5 y el 10 de septiembre (Cónsul, Chapin F
1
...);
cultivo medio con fecha de siembra del 5 al 10 de octubre (Stor’s
Green F
1
, Diamante F
1
...); cultivo tardío con fecha de siembra del
25 de octubre al 5 de noviembre (Milenio... F
1
).
Ciclo de primavera. Destacamos las variedades Cónsul y Otelo F
1
, con
fecha de siembra del 1 al 10 de diciembre, y Cora F
1
y Tosca F
1
, con
fecha de siembra en enero o febrero.
También podemos clasicar los tipos comerciales de calabacín en
(CAPMA, 2012):
Calabacín verde. Fruto pepónide no hueco, de forma alargada y cilín-
drica, de color verde más o menos claro.
Otros tipos comerciales. Calabacines que se comercializan minoritaria-
mente, como los tipos redondo o blanco.

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Figura 3. Tipos comerciales de calabacín
Verde Otros
Fuente: CAPMA (2012).
2.3.4. El cultivo de sandía
Según los últimos datos disponibles, en la provincia de Almería tenemos
5.665 ha de invernaderos (CAPMA, 2012) y una producción de 331.811 tone-
ladas, el 89,5 % de la supercie y el 73 % de la producción total en Andalucía
(Junta de Andalucía, 2010). En la campaña 2011/2012 la Fundación Cajamar
cuanticó un impacto económico para este cultivo de 102 millones de euros.
La sandía Citrullus lanatus, Citrullus vulgaris o Colocynthis citrullus perte-
nece a la familia Cucurbitaceae, es una planta herbácea anual, de porte rastrero
o trepador, con tallos delgados, cubiertos de pelos y longitud variable (Marín,
2013). El 95 % se cultiva injertada sobre patrón C. maxima × C. moschata. Estos
patrones son compatibles con la sandía, dándole a la parte aérea gran vigor con
un sistema radicular muy desarrollado (Camacho, 2003). El ciclo de cultivo
suele ser de 3-5 meses. El marco de plantación suele mantener distancias de
200-400 cm entre líneas y 50-100 cm entre plantas (Marín, 2013), en Almería
puede ser de 2 × 2; 1 × 1 o 4 × 1 m
2
. El trasplante se suele realizar desde me-
diados de noviembre hasta nales de marzo (Camacho, 2003). Las diferentes
variedades de sandía podemos clasicarlas en dos grupos: sandías diploides y
sandías triploides (Marín, 2013):
CAJAMAR CAJA RURAL

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D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
Sandias diploides (o con semilla). Incluimos todas las variedades, ya
sean lisas o ralladas, que tengan las semillas bien formadas: (i) piel lisa
y carne roja, 39 variedades y una ecológica (ej. Perla Negra F
1
...); (ii)
piel rayada y carne roja, 40 variedades y una ecológica (ej. La Bestia
F
1
...); (iii) piel lisa y carne amarilla, una variedad (Sorpresa F
1
); (iv)
piel rayada y carne amarilla, una variedad (Angela F
1
).
Sandías triploides. Se caracterizan por no producir semillas viables,
ya que dejan de crecer tras iniciar su desarrollo, quedándose blancas
y tiernas. A su vez, se pueden distinguir: (i) piel lisa y carne roja, 17
variedades (ej. Pasión F
1
...); (ii) piel rayada y carne roja, 43 varie-
dades (ej. Reina de Corazones F
1
...); (iii) piel lisa y carne amarilla,
una variedad (S-10319 F
1
); (iv) piel rayada y carne amarilla, dos
variedades (Graciosa F
1
y Volga F
1
).
También podemos clasicar los tipos comerciales de sandía en (CAP-
MA, 2012):
Sandía negra con semillas. Fruto de forma esférica oval de piel negra,
carne roja y semillas de color negro.
Sandía negra sin semillas. Fruto de forma esférica oval, de piel negra
y carne roja.
Sandía rayada. Fruto de forma esférica oval, de piel rayada y pulpa
crujiente que puede tener semillas pequeñas o carecer de ellas.
Otros tipos comerciales. Sandías que se comercializan minoritariamen-
te, como las mini, amarillas, ovaladas, etc.

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Figura 4. Tipos comerciales de sandía
Negra con semillas Negra sin semillas
Rayada Otras
Fuente: CAPMA (2012).
2.3.5. El cultivo de pepino
En la provincia de Almería en la pasada campaña 2012/13 se contabili-
zaron 4.920 ha de cultivo de pepino bajo invernadero y una producción de
411.189 toneladas (CAPMA, 2013a). Esto supone el 64,9 % de la supercie
y el 62,9 % de la producción total en Andalucía (Junta de Andalucía, 2010).
En la campaña 2011/2012 se estimó un impacto económico de 169 millones
de euros (Fundación Cajamar, 2012).
CAJAMAR CAJA RURAL

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D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
El pepino Cucumis sativus L. pertenece a la familia Cucurbitaceae, es una
planta herbácea anual, de crecimiento rápido, es de porte rastrero o trepador,
emite zarcillos en los nudos, en el lado opuesto a las hojas. El ciclo de cultivo
suele ser de 4-6 meses. El marco de plantación suele mantener distancias de
100-200 cm entre líneas y 50-100 cm entre plantas (Marín, 2013). El mar-
co de plantación en los invernaderos de Almería suele depender del ciclo de
cultivo, para cultivos tempranos se emplean marcos más pequeños para au-
mentar la densidad (1,5 × 0,4 o 1,2 × 0,5 m
2
); en ciclos de cultivo tardíos, o
cuando se quiere producir en invierno, se amplía el marco de plantación para
evitar la competencia de las plantas por la luz (2 × 0,4-0,5 o 1,5 × 0,5-0,6 m
2
)
(Camacho, 2003). Los ciclos de cultivo de otoño serían tres: (i) otoño tem-
prano, siembra en agosto, recolección desde septiembre-octubre hasta diciem-
bre-enero; (ii) otoño medio, siembra en agosto-septiembre, recolección desde
octubre hasta enero y, (iii) otoño tardío, siembra en septiembre-octubre, re-
colección desde noviembre hasta marzo. Luego tenemos (iv) el ciclo de pri-
mavera, con siembra en enero y recolección desde marzo hasta junio, (v) ciclo
extra temprano de otoño, que siembra en julio, recolectando en septiembre y
octubre y (vi) ciclo extra tardío de otoño, con siembra a nales de septiembre
y recolección desde noviembre hasta nales de marzo (Camacho, 2003).
Las diferentes variedades de pepino podemos clasicarlas según el tamaño
del fruto: pepino tipo snack, pepino corto y pepinillo, pepino medio largo y
pepino largo (Marín, 2013):
Pepino tipo snack. Frutos muy crujientes, una variedad (Unistars F
1
).
Pepino corto y pepinillo (tipo español). Se incluyen todas las varieda-
des de pepino pequeño, de piel verde o rayada de amarillo o blan-
co, longitud inferior a 15 cm, para consumo en fresco o encurtidos,
31 variedades y una ecológica (ej. Manolete...).
Pepinillo medio largo (tipo francés). Longitud media entre 20-25 cm,
similares al tipo holandés pero más cortos, 56 variedades y once eco-
lógicas (ej. Danito, Victory F
1
...).
Pepinillo largo (tipo Almería o tipo holandés). Frutos de más de 25 cm
de longitud, de piel lisa, más o menos asurcada, 176 variedades y
veinte ecológicas (ej. Alcazaba, Galeón...).
También podemos clasicar los tipos comerciales de pepino en (CAPMA,
2012):
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Pepino Almería. Fruto que supera los 25 cm de longitud, oscuro, recto
y de piel lisa, más o menos asurcada.
Pepino francés. Frutos de longitud media (20-25 cm), diferencián-
dose las variedades cuyos frutos tienen espinas y aquellas de piel lisa.
Pepino corto. En este tipo comercial se incluyen variedades de fruto
pequeño (longitud máxima de 15 cm), de piel verde y rayada de color
amarillo o blanco.
Figura 5. Tipos comerciales de pepino
Almería Francés
Corto
Fuente: CAPMA (2012).
2.3.6. El cultivo de melón
Aun con un impacto económico menor en nuestra provincia en compa-
ración con otros cultivos, 51 millones de euros en 2011/2012 (Fundación Ca-
jamar, 2012), el cultivo de melón tiene bastante presencia en el campo alme-
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D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
riense. En la campaña 2011/2012 se destinaron 3.740 ha de invernaderos a su
cultivo (CAPMA, 2012), dando lugar a una producción de 141.965 toneladas,
el 90,4 % de la supercie y el 99,4 % de la producción total en Andalucía.
El melón Cucumis melo L. pertenece a la familia Cucurbitaceae, es una
planta anual de porte rastrero, con tallos herbáceos muy ramicados, que
emite zarcillos, susceptible de poda y tutorado. El ciclo de cultivo suele ser
de 3-5 meses. El marco de plantación suele mantener distancias de 100-200
cm entre líneas y 50-100 cm entre plantas (Marín, 2013), dependiendo su
elección de la variedad, del ciclo productivo y de las características del inver-
nadero. La distancia entre las puede ir de 200 a 250 cm y la distancia entre
plantas de 50 a 100 cm (Camacho, 2003). En cuanto a los ciclos de cultivo te-
nemos: (i) ciclo extratemplano, trasplante en diciembre/enero, incluso antes,
y recolección de marzo a mayo; (ii) ciclo temprano, trasplante desde nales
de enero a nales de marzo, recolección desde mediados de abril a nales de
junio; (iii) ciclo tardío, trasplante desde mediados de febrero a nales de abril,
recolección desde inicio de mayo hasta nales de julio (Camacho, 2003).
Las diferentes variedades de melón podemos clasicarlas según los si-
guientes tipos (Marín, 2013):
Tipo amarillo. Frutos ovalados o redondos, de piel lisa y de color ama-
rillo en la madurez, sin escriturado, carne blanca; 43 variedades y una
ecológica (ej. Amarillo Canario, Indálico F
1
...).
Tipo ananas. Frutos de piel naranja o verde grisácea/amarilla escritu-
rada, carne blanca; tres variedades (ej. Ananas F
1
...).
Tipo branco (blanco). Frutos blancos con piel lisa o rugosa, carne
blanca o blanquecina; siete variedades (ej. Divor F
1
...).
Tipo Cantalup. Frutos redondos o elípticos, marcando los meridianos
en color verde y el resto en verde grisáceo, carne de color naranja.
Podemos diferenciar entre variedades de piel lisa, semiescriturada y
escriturada. En total encontramos 74 variedades y once ecológicas (ej.
Charentais como liso, Bosito F
1
como semiescriturado y Pistolero F
1
como escriturado).

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Tipo galia. Frutos esféricos de color verde, cambia a amarillo anaranjado
durante la maduración, presenta un escriturado denso, carne blanca li-
geramente verdosa; 78 variedades y dos ecológicas (ej. Gaio, Galante...).
Tipo Honeydew. Frutos con carne de color salmón, dos variedades
(Casca de Carvalho y Uncle Sam F
1
).
Tipo mallorquín. Frutos redondos, escriturados, carne amarillenta o
color crema; cuatro variedades (ej. Majorca F
1
...).
Tipo piel de sapo. Frutos ovalados, ligeramente asurcados, verdes con
manchas oscuras, carne blanca; 73 variedades y cinco ecológicas (ej.
Celta, Piñonet Piel de Sapo...).
Tipo Rochet. Fruto ovalado de piel lisa y color verde claro, carne blan-
ca; cinco variedades (ej. Futuro F
1
...).
Tipo Tendral. Frutos ovalados, piel asurcada y gruesa, color verde os-
curo, sin escriturado, carne blanca; cinco variedades y una ecológica
(ej. Tendral Tardío...).
También podemos clasicar los tipos comerciales de melón en (CAPMA,
2012):
Melón galia. Fruto esférico de color verde que vira a amarillo anaran-
jado en la madurez, con un denso escriturado. Carne blanca ligera-
mente verdosa.
Melón Cantaloup. Fruto redondo o elíptico, marcando los meridia-
nos en color verde y cascos verdes grisáceos. Los hay de piel lisa o piel
reticulada.
Melón piel de sapo. Fruto de forma elíptica alargada. Carne blanca,
crujiente y dulce.
Melón amarillo. Fruto más o menos ovalado, de piel lisa y color ama-
rillo en la madurez, sin escriturado.
Otros tipos comerciales. Melones que se comercializan minoritaria-
mente, como el melón blanco.
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
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D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
Figura 6. Tipos comerciales de melón
Galia Cantaloup Piel de sapo
Amarillo Otros
Fuente: CAPMA (2012).
2.3.7. El cultivo de berenjena
Cultivo que alcanzó las 2.006 ha de supercie cultivada en Almería du-
rante la campaña 2012/2013, con una producción de 145.973 toneladas
(CAPMA, 2013a), representa 91,9 % de la supercie y el 86,5 % de la pro-
ducción total en Andalucía (Junta de Andalucía, 2010). Su impacto económi-
co en nuestra provincia, durante la campaña 2011/2012, fue de 70 millones
de euros (Fundación Cajamar, 2012).
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La berenjena Solanum melongena L. pertenece a la familia Solanaceae, es
una planta cultivada como anual, con tallo semileñoso, erecto, ramicado y
de crecimiento indeterminado. El ciclo de cultivo suele ser de 6-11 meses. El
marco de plantación suele mantener distancias de 100-200 cm entre líneas y
50-100 cm entre plantas (Marín, 2013), los más usuales en la provincia de Al-
mería suelen ser 2 × 0,5; 1,75 × 0,5 y 1,5 × 0,75 m
2
(Camacho, 2003). Pode-
mos diferenciar tres ciclos de cultivo según la fecha de trasplante: (i) del 15 de
agosto al 15 de septiembre, la recolección iría de octubre a junio; (ii) del 1 al
15 de agosto, la recolección iría de nales de septiembre a diciembre; (iii) del
15 al 31 de diciembre, la recolección iría de marzo a junio (Camacho, 2003).
Las diferentes variedades las podemos clasicar según la longitud de sus
frutos (Marín, 2013): (i) minis, tres variedades (ej. Berenjena de Almagro...);
(ii) redonda/oval, 21 variedades y una ecológica (ej. Black Bell, Bonica F
1
...);
(iii) semilargas, 39 variedades y siete ecológicas (ej. Paula F
1
, Tizona...); (iv)
largas, 23 variedades y dos ecológicas (ej. Blanca Snowy, Larga Morada...).
También podemos clasicar los tipos comerciales de berenjena en (CAP-
MA, 2012):
Berenjena larga. Fruto alargado y más estrecho, que destaca por su
consistencia y color prácticamente negro.
Berenjena rayada. Fruto con piel jaspeada de color morado sobre
blanco.
Berenjena redonda. Fruto globoso de color oscuro, negro o violeta, y
muy brillante.
Otros tipos comerciales. Tipos de berenjenas que se comercializan mi-
noritariamente, como la berenjena melón blanco.
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Figura 7. Tipos comerciales de berenjena
Larga Rayada
Redonda Otras
Fuente: CAPMA (2012).
2.3.8. El cultivo de judía verde
Con 1.283 ha cultivadas en 2012/13 y una producción de 24.123 tone-
ladas (CAPMA, 2013a) encontramos el cultivo de la judía verde; que en la
campaña 2011/2012 tuvo un impacto económico en la provincia de Almería
de 24 millones de euros (Fundación Cajamar, 2012). Se estima que representa
el 31,1 % de la supercie y el 22,9 % de la producción total en Andalucía
(Junta de Andalucía, 2010), siendo el único de los cultivos descritos con tan
bajo porcentaje respecto al resto de Andalucía.
La judía Phaseolus vulgaris L. pertenece a la familia Leguminosae, es una
planta anual de desarrollo rápido, con el tallo delgado, de crecimiento deter-
minado o indeterminado. El ciclo de cultivo suele ser de 3-5 meses. El marco
de plantación suele mantener distancias de 50-100 cm entre líneas y 50 cm
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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
entre plantas, para mata baja, y de 100-200 entre líneas y 50-100 entre plan-
tas, para mata alta (Marín, 2013). Tradicionalmente en los invernaderos de
Almería era de 1 × 0,5 m
2
con 4-5 semillas por golpe, pero actualmente es
de 2 × 0,5 m
2
con 2-3 semillas por golpe, suele tutorarse e incluso dejar una
semilla por golpe (Camacho, 2003). En cuanto a los ciclos de cultivo tenemos
tres: (i) siembra en agosto-septiembre y recolección de noviembre a enero; (ii)
siembra en noviembre-diciembre y recolección de marzo a abril; (iii) siembra
en febrero-marzo y recolección de mayo a julio (Camacho, 2003).
Las diferentes variedades para consumo en fresco, las podemos clasicar
según el tipo de mata y vaina (Marín, 2013): (i) mata baja y vaina verde plana;
(ii) mata baja y vaina verde redonda; (iii) mata baja y vaina amarilla plana;
(iv) mata baja y vaina amarilla redonda; (v) mata baja y vaina violeta redonda;
(vi) enrame y vaina verde plana; (vii) enrame y vaina amarilla plana; (viii)
enrame y vaina verde redonda (en total 156 variedades y 24 ecológicas). En
la provincia de Almería se cultivan principalmente las variedades de enrame y
vaina plana verde.
También podemos clasicar los tipos comerciales de judía verde en
(CAPMA, 2012):
Judía plana. Presenta una vaina gruesa plana o aplastada.
Judía redonda. Presenta una vaina más estrecha, redonda o cilíndrica.
Otros tipos comerciales. Existen otros tipos de judías que se comercia-
lizan de forma minoritaria, comunmente de forma plana y apreciadas
en el mercado.
Figura 8. Tipos comerciales de judía verde
Plana Redonda Otras
Fuente: CAPMA (2012).
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D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
2.4. Manejo del suelo
Uno de los factores fundamentales para el buen desarrollo de los cultivos
en invernadero es el manejo del suelo. Los cultivos hortícolas intensivos se
han desarrollado en la provincia de Almería gracias a la excelente combina-
ción entre el invernadero y el sistema enarenado.
El uso de suelos arenados en los invernaderos almerienses es una prácti-
ca habitual hoy día. De hecho, los agricultores que cultivan en ecológico en
invernadero están descubriendo las excelentes ventajas de este sistema (Ca-
macho y Cortés, 2009). También son frecuentes los acolchados plásticos, que
utilizan diversos materiales en función del objetivo del mismo. Por otro lado,
propiciado por las dicultades que se presentan para la obtención de arenas,
cuando hay problemas de patógenos en el suelo, o cuando se quiere realizar
un control muy preciso de los aportes nutricionales a la planta; han surgido
técnicas alternativas al sistema enarenado, como son los cultivos en sustratos
o el cultivo hidropónico.
2.4.1. Arenado
El sistema enarenado (o arenado de suelos) consiste en cubrir la supercie
del terreno de cultivo con una capa de arena silícea que actúa reteniendo la
humedad. En los invernaderos almerienses la elaboración de este tipo de suelo
es algo más compleja.
Una vez que se ha realizado el desmonte y la nivelación del terreno natu-
ral de la parcela, se cubre con una primera capa de aproximadamente medio
metro de profundidad, de tierra con un alto contenido de arcilla, procedente
de extracciones en lugares de acumulación de sedimentos uviales (tierra de
cañada); si estas cualidades se encuentran en el terreno base, esta capa no se
añade. Esta capa impedirá que se produzcan pérdidas importantes de agua de
riego por percolación profunda, al ser bastante impermeable y tener una alta
capacidad de retención de la humedad. Este estrato sirve también para evitar
que las raíces del cultivo lleguen hasta la zona de suelo natural.
Sobre la tierra arcillosa se coloca una segunda capa de estiércol o materia
orgánica que constituirá el hábitat donde se desarrollará el sistema radical de
la planta. Este estrato realiza además la función de elemento tampón al corre-
gir posibles deciencias en la fertilización.

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Figura 9. Esquema de un suelo arenado
Por último, se cubre la parcela con una pequeña capa de arena na, con una
granulometría media inferior a los 3 mm de diámetro, procedente originalmen-
te de rompeolas de playas o de dunas; y que actualmente se extrae de canteras.
Camacho y Cortés (2009) resumieron las ventajas que aporta el sistema
enarenado:
Hace más intensa la actividad microbiana, dando precocidad a las
cosechas.
Mejora el aprovechamiento de la fertilización mineral por las plantas.
Mejora la solubilización de los elementos fertilizantantes contenidos
o aportados al suelo.
Contribuye a elevar la concentración de CO
2
cerca del suelo, actuan-
do como abonado carbónico.
La humedad del suelo se conserva durante un tiempo más prolonga-
do, con el consiguiente ahorro de agua de riego.
Evita la ascensión de las sales a los niveles inferiores del suelo, consi-
guiéndose una desalinización permanente de los mismos.
La estructura se mantiene en condiciones excelentes durante un pe-
riodo más largo de tiempo.
Favorece el desarrollo supercial de las raices.
CAJAMAR CAJA RURAL

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D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
Los principales inconvenientes que presenta el uso del enarenado son:
Supone un coste adicional del suelo, al ser necesario un aporte exter-
no de tierra.
Diculta la mecanización de las labores del suelo, que han de hacerse
de forma manual para evitar que se mezclen los diferentes estratos que
constituyen el suelo.
Al mejorar las condiciones del suelo se favorece el desarrollo de patógenos.
El enarenado favorece la aparición de malas hierbas, y diculta y en-
carece su eliminación al realizarse la escarda de forma manual.
La fertilidad del suelo arenado va disminuyendo con el tiempo, conforme
las plantas van extrayendo los nutrientes contenidos en la capa de materia
orgánica, por lo que es necesaria su reposición cada cierto tiempo. En los in-
vernaderos de Almería se realizan dos técnicas diferentes para la sustitución o
renovación del estiércol: retranqueo y carillado.
Figura 10. Cultivo de tomate enarenado en invernadero tradicional

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Retranqueo
En los invernaderos con arenado es corriente realizar la sustitución del es-
tiércol en toda la supercie del invernadero cada 5 o 6 años. A esta labor se le
denomina retranqueo. En un primer paso se retira la arena que cubre la capa
fértil del suelo en franjas o calles de aproximadamente un metro, y se acumu-
la a los lados en cordones. Este proceso debe realizarse con cuidado para no
mezclar los estratos y que la arena no se contamine con impurezas. Esta labor
que se suele realizar de forma manual mediante azadones de hoja ancha; en
algunos casos se realiza mediante tractores con caballonadora (Figura 11),
apero denominado en la zona como «aparta-arenas», que permite abrir la capa
de arena sin que llegue a mezclarse con el estrato inferior.
Una vez que se ha retirado parte de la arena y queda al descubierto el
suelo de las calles se labra para mezclar la capa de estiércol con la tierra de
cañada favoreciendo su aireación. Esta labor se suele realizar con motoculto-
res o tractores con fresadora que permiten desmenuzar la tierra facilitando la
incorporación de materia orgánica.
Después de labrar el suelo se procede a depositar y extender el estiércol en
las calles, para lo cual algunos agricultores disponen de una pequeña pala que
se acopla al tractor y facilita la labor. En algunos casos los agricultores aprove-
chan el estercolado para efectuar también un abonado de fondo con compues-
tos de fósforo o potasio. Posteriormente se recoge la arena de los caballones y
se extiende sobre la zona estercolada. De esta forma se ha renovado la mitad
de la parcela, siendo necesario volver a repetir todo el proceso, retirando la
arena de las calles donde antes se hicieron los cordones y amontonándola en
las hileras en las que ya se ha renovado el estiércol.
Figura 11. Caballonadoras o aparta-arenas
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
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Carillado
Debido al elevado coste que supone retranquear toda la parcela y el ex-
cesivo tiempo necesario para su realización, algunos agricultores optan por
el «carillado» en bandas. Esta técnica es muy similar a la anterior, ya que
consiste también en sustituir el estiércol, pero únicamente en las líneas donde
se situarán las plantas. Para ello sólo es necesario abrir una pequeña zanja de
30-50 cm de anchura, situada en la zona donde se colocarán las plantas al
realizar su trasplante.
En cada ocasión que se lleva a cabo esta labor, se van alternando las calles
donde se plantará el cultivo y en las que se efectúa el carillado, con lo cual se
reduce el periodo de renovación del estiércol, así como el costo y el tiempo
invertidos. Otra tendencia actual es realizar un aporte de materia orgánica
de origen vegetal, en lugar de aplicar estiércol, debido a los problemas que
presenta cuando es demasiado fuerte o su estado de fermentación no es el
adecuado. Esta práctica se suele realizar cada 2 o 3 años, aunque es menos
frecuente que el retranqueo.
2.4.2. Acolchado plástico
El empleo de acolchado plástico es una práctica muy utilizada para pro-
vocar un aumento de la cosecha, cuantitativa y cualitativamente; favorece la
precocidad, la lucha contra las malezas e insectos y el aumento en la eciencia
de uso del agua y los fertilizantes (Lamont, 1993). También es relevante la
radiación reejada por el acolchado que incrementa la radiación disponible
a nivel de la planta, siempre que se utilice el material plástico adecuado, en
función del objetivo que se pretenda con el acolchado.
El empleo de una cubierta impermeable es fundamental para disminuir
las pérdidas de agua del suelo por evaporación, que además de aumentar el
consumo de agua de riego producen un aumento de la humedad relativa en el
interior del invernadero. Dada la necesidad de controlar la humedad interior
en invierno para evitar el desarrollo de hongos y enfermedades, y al estar la
ventilación restringida por las pérdidas de calor, a veces es muy recomendable
la técnica del acolchado plástico.
Además de evitar la evaporación del agua presenta otra serie de ventajas,
como impedir la proliferación de malezas, y dirigir la salida del CO
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proce-
dente de la descomposición de la materia orgánica, hacia los agujeros por
donde salen las plantas, facilitando su absorción por éstas.
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Como materiales de acolchado se suelen utilizar láminas de PE con espesores
de 150 o 200 galgas de color negro y en algún caso transparente. Los acolchados
pueden cubrir todo el invernadero, o sólo las líneas donde se sitúan las plantas.
Figura 12. Invernadero con acolchado de polietileno negro
en toda la supercie
2.4.3. Cultivos sin suelo
Los límites de los denominados cultivos sin suelo son bastante amplios,
incluyen a todos aquellos métodos y sistemas que hacen crecer a las plantas
fuera de su ambiente natural: el suelo (Urrestarazu, 2000). Debido a la ne-
cesidad de mantener un control más estrecho de las condiciones de cultivo,
actualmente tienen aceptación en los invernaderos almerienses las técnicas
de cultivo sin suelo. Bien gestionados, y aunque suponen un riesgo adicio-
nal ante cualquier fallo, por ejemplo del sistema eléctrico, pueden conseguir
aumentos en la producción, reduciendo las necesidades de mano de obra al
eliminarse las labores culturales del suelo. Además, permiten una completa
automatización de la fertirrigación, aunque se requiere un control muy preci-
so del manejo de la misma debido a que cualquier mínimo error, por carencias
o excesos de elementos nutritivos, puede causar daños considerables en la
plantación, al suprimirse el efecto regulador que ejerce el suelo.
El cultivo en sustratos consiste en la sustitución del suelo por un medio
material poroso donde se desarrolla el sistema radicular de las plantas, que
recibe los nutrientes de una solución nutritiva que presenta las concentracio-
nes más idóneas de cada uno de los elementos esenciales para el crecimiento
óptimo de las mismas.
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A continuación describiremos brevemente algunos de los sustratos más
utilizados, nalizando con la hidroponía, donde las raíces están directamente
en la solución nutritiva.
Turbas
Uno de los primeros sustratos que se comenzaron a utilizar como medio
de cultivo es la turba, que se forma por descomposición incompleta de una
gran masa vegetal, causada por un exceso de agua y la falta de oxígeno. Es un
sustrato natural que presenta excelentes propiedades físico-químicas y bio-
lógicas, y que tiene efectos de estimulación del crecimiento, debido posible-
mente a la presencia de sustancias húmicas solubles y compuestos hormonales
procedentes de los restos vegetales no descompuestos. Su uso tiene la limita-
ción que supone su origen biológico y natural, lo que hace que las zonas de
extracción puedan agotarse, teniendo graves efectos sobre el medioambiente
su extracción continuada. Otros inconvenientes son su heterogeneidad y la
posibilidad de interacciones negativas con los elementos disueltos en la solu-
ción nutritiva, lo que puede dar lugar a excesos o carencias, por liberación o
retención de algunos compuestos.
Lana de roca
Este sustrato está compuesto por bras de lana de roca, que se fabrican a
partir de rocas diabasas que se mezclan en un proceso de fundición a alta tem-
peratura (1.600 C) con piedras calizas y carbón. La lana de roca (Figura 13)
presenta una estructura física compacta, que depende de la disposición de las
bras que la forman y de su densidad.
Este producto se comercializa en tablas, cuyas dimensiones son normal-
mente de 100 x 15 x 10 cm, con las bras en sentido horizontal y en sentido
vertical. Estas últimas presentan mejores características que las primeras ya
que presentan mayor densidad y rigidez y una gran capilaridad, que se tradu-
cen en una mejor distribución del agua en toda la tabla, mejor capacidad de
saturación y menor drenaje.
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Figura 13. Cultivo de pimiento en tablas de lana de roca
Perlita
La perlita es un silicato de aluminio que proviene de rocas volcánicas.
Mediante un proceso de fragmentación en pequeñas partículas por medio
de molinos, y un tratamiento a alta temperatura en hornos (a 1.000 C), se
elimina el agua cambiada (2-5 %) que contiene la roca natural, produciéndose
una expansión de las partículas que puede llegar a ser de hasta 20 veces su
volumen inicial.
Este sustrato es un material inerte, de una alta porosidad y con una ele-
vada capacidad de retención de agua y nutrientes, lo que le hace ser un me-
dio idóneo para el crecimiento de las plantas y el desarrollo de sus raices. Su
comercialización se suele realizar en bolsas de plástico, de entre 28 y 40 litros
de capacidad, con microperforaciones en su parte superior para favorecer su
aireación. También se puede utilizar en pequeños contenedores, que permiten
una estraticación granulométrica de las partículas, o dispuesta a granel en
canaletas de cultivo donde circula la solución nutritiva.
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Arcilla expandida
La arcilla expandida (Figura 14) se obtiene a partir de arcillas naturales
seleccionadas que se cuecen en un horno giratorio a 1.200 C para que en el
proceso de evaporación forzada el agua genere una expansión de la estructura
de la arcilla. De esta forma la arcilla adquiere una gran capacidad para absor-
ber agua, mejora su durabilidad, y además reduce su peso especíco.
Este tipo de sustrato presenta un buen drenaje que disminuye la acumu-
lación de sales y residuos, lo que permite su uso con aguas de baja calidad.
Figura 14. Cultivos de pimiento en sacos de arcilla expandida
Fibra de coco
Este es un sustrato que está constituido por las bras de la cáscara del
coco. Estas tienen una gran porosidad, una alta capacidad de retención del
agua presentando un buen drenaje y, a diferencia de la lana de roca o la perli-
ta, presentan una alta capacidad de intercambio catiónico (CIC). Su presen-
tación es similar a la perlita, estando disponible tanto en sacos (Figura 15a)
como a granel para utilizar en contenedores o en canaletas (Figura 15b).
La principal ventaja de este sustrato es su escaso impacto ambiental ya que
se obtiene como subproducto de los cocos y al ser biodegradable su elimina-
ción no es tan problemática como en el caso de los sustratos de origen mineral.
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Figura 15. Cultivos de pimiento en sacos de arcilla expandida (a)
y de tomate en contenedores de bra de coco (b)
a
b
Hidroponía
La hidroponía realmente es la técnica utilizada para cultivar sin ningún
tipo de sustrato sólido, al desarrollarse el sistema radical en un medio acuoso
en el que están disueltos los nutrientes y elementos necesarios para el correcto
desarrollo de las plantas. Existen varios métodos de cultivos hidropónicos de
entre los cuales cabe destacar el denominado NFT (Nutrient Film Technique)
que consiste en mantener la planta sobre un canal por el que uye una delgada
lámina de solución nutritiva, de forma que las raíces se desarrollan entrando
en contacto con el líquido. Al distribuirse el sistema radicular sobre un vo-
lumen muy pequeño de líquido con relación a su supercie se produce una
perfecta aireación de las raíces.
Los canales más utilizados suelen ser de polietileno de 200 galgas, que
deben ser opacos a la luz para evitar el desarrollo de algas en la supercie.
Este sistema presenta algunas ventajas con respecto a otros tipos de cultivo sin
suelo, como son la sencillez de su estructura, constituida por simples canales
de plástico y la de permitir una buena aireación de las raíces. Sin embargo,
las principales diferencias son consecuencia de que en este sistema se realiza
una recirculación continuada de la solución nutritiva, aunque esto es posible
realizarlo también en los cultivos en sustrato.
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La recirculación de la solución nutritiva es una alternativa ecaz ante la
escasez de agua y los problemas medioambientales que conlleva la eliminación
de las aguas de drenaje con altos contenidos en elementos químicos. Este sis-
tema redunda en un mayor aprovechamiento de los recursos: el espacio físico,
el agua, los fertilizantes e incluso algunos de los tratamientos tosanitarios
que puedan aplicarse en la solución.
Los cultivos sin suelo tienen otras ventajas adicionales, ya que facilitan
las labores de cultivo, permiten disponerlo a varias alturas, optimizando así
el aprovechamiento del terreno, y posibilitan técnicas avanzadas para cultivar
en un mismo invernadero plantas con distinto estado de desarrollo. Todo ello
aumentando el control sobre el aporte de agua y nutrientes a la planta y per-
mitiendo la gestión adecuada de los lixiviados.
2.5. Estructuras de invernadero
El rápido desarrollo de los cultivos bajo plástico se ha visto acompañado
por un paulatino avance en materia tosanitaria, mejora vegetal, técnicas de
cultivo y comercialización. Sin embargo, hasta nales de los años noventa este
auge no se tradujo en una mejora de las estructuras y del control climático de
los invernaderos, debido fundamentalmente al largo periodo de tiempo ne-
cesario para renovar las estructuras, y a la fuerte inversión necesaria para ello
(Valera et al., 1999b). Hoy día continúa habiendo mucho trayecto de mejora
en estructuras y en el control climático de invernaderos; sin olvidar la mejora
vegetal orientada al sabor, la gestión de los residuos, y el esfuerzo necesario
para cambiar la tendencia de caída continuada de la renta de los agricultores.
Sin embargo, en los últimos diez años la incorporación de tecnología a
los invernaderos ha experimentado un avance signicativo, aunque muy len-
to, con la suma, puesta en funcionamiento de sistemas activos de control del
clima, y en mucha menor medida, de equipos de análisis de la producción y
gestión laboral. En todo este proceso, y de manera también lenta, se están rea-
lizando mejoras en la estructura de los invernaderos. Así, se ha producido un
progresivo abandono de las estructuras tradicionales tipo parral. Actualmente
se construyen derivaciones mejoradas de los invernaderos tradicionales, con
mayor volumen interior, más herméticos, con inclinación a dos aguas de la cu-
bierta de cada módulo: los tipo Almería en su variante de raspa y amagado, que
permiten la instalación de ventilación cenital y otras mejoras. Además, conti-
núa en ascenso la supercie cubierta con invernaderos de tipo multitúnel, con
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más volumen interior, incrementando la supercie de ventilación con ventanas
tanto cenitales como laterales en las cuatro bandas, más herméticos, y por ello
con mayores posibilidades de incorporar sistemas activos de control climáti-
co. No obstante, cada mejora tecnológica debe justicarse con un incremento
previsto de la rentabilidad de la explotación, donde juega también un papel
central el cultivo y la comercialización; de ahí el interés especial de este estudio.
Como hemos comentado, en menor medida también ganan terreno in-
vernaderos procedentes de otros países europeos, como son los multitúnel
utilizados en Francia, y los invernaderos venlo procedentes de Holanda. Estas
estructuras en su diseño original estaban menos adaptadas a las condiciones
climáticas de la zona que el invernadero tipo Almería. Los invernaderos venlo,
o de cristal, están siendo introducidos en el Sudeste peninsular en las últimas
campañas agrícolas fundamentalmente por empresas con capital holandés.
El problema esencial de este tipo de estructuras es su elevado coste, que está
en otro orden de magnitud que los tradicionales tipo Almería y los de tipo
industrial o multitúnel.
Todas las nuevas estructuras son más herméticas, más altas, con mayor
inercia térmica, poseen mayor separación entre apoyos; por lo que permiten
incorporar nuevos equipos y tecnologías, y así controlar parámetros ambien-
tales y mecanizar las labores culturales.
Como consecuencia de la aparición de normas europeas sobre la construc-
ción de invernaderos y de las ya aplicables en España, como la de invernaderos
de estructura metálica (UNE 76-208/92), deben adaptarse a ellas las estruc-
turas, de forma que sean más seguras frente a la acción eólica y permitan un
mayor control del clima. También ha habido intentos, sin el éxito esperado, de
creación de la Norma UNE para la construcción de invernaderos tipo Almería,
principalmente de cara a mejorar los elementos resistentes que conforman la
estructura a garantizar su calidad y a facilitar su exportación hacia otros países y
zonas climáticas (Sudamérica, Norte de África y Este de Asia). La normalización
debe aportar mayor homogeneidad en los diseños, mayor seguridad estructural
y, como consecuencia de ello, una mayor facilidad para incorporar tecnología,
fundamentalmente orientada al control climático.
En Holanda se están empezando a comercializar nuevos diseños de inver-
naderos de tipo venlo con dos plantas, y con una altura superior a 8 m, en los
que mediante sistemas de control climático muy sosticados, se puede man-
tener el invernadero cerrado. En estos invernaderos se puede prácticamente
conseguir duplicar la densidad de plantación, al disponer el cultivo a dos
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alturas diferentes. En la planta inferior se utiliza de forma continua ilumina-
ción articial, mientras que en la planta superior se utiliza la radiación solar;
además la temperatura se controla mediante calefacción y la recirculación del
aire caliente de la planta superior a la inferior.
En todo caso, para todos los tipos de invernadero, su microclima depen-
derá de factores inherentes a la propia estructura, al clima exterior, y al cultivo
que hay en su interior.
El primer factor que hay que considerar a la hora de construir un inver-
nadero es su orientación, ya que determina la disponibilidad de luz para las
plantas y condiciona la ecacia del sistema de ventilación y la seguridad de
la estructura frente al viento. El tipo de invernadero y la forma de la cubierta
inuyen principalmente en la captación de energía solar.
Una de las características geométricas más importantes de un invernadero
es su anchura, ya que ésta afecta directamente a la circulación de aire en el
interior. También es importante considerar en el diseño del invernadero su
altura, puesto que determina su volumen unitario. En los invernaderos medi-
terráneos el parámetro de diseño que mayor importancia tiene en el control
climático es la supercie y el tipo de ventanas utilizadas.
2.5.1. Invernadero tipo Almería
El invernadero tipo Almería posee varios subtipos como son: parral, raspa
y amagado y asimétrico, cuyas diferencias estructurales son muy pequeñas y,
en realidad se denominan los tres bajo el mismo término: tipo Almería, ya que
fue allí su origen, y es desde donde comenzó su expansión a otras zonas de la
Península Ibérica así como de fuera de ella, como el norte de África, América
y algunas zonas de Asia.
La mayoría de los invernaderos de la provincia son de tipo Almería, tam-
bién conocido como tipo parral, caracterizados porque gran parte de los ele-
mentos estructurales son exibles y están formados por alambres individuales
o trenzas, sometidas a una tensión inicial durante el proceso de construcción
(Valera et al., 2004). El cerramiento de la cubierta está formado por láminas
exibles de plástico situadas entre dos mallas de alambre, extendiéndose éste a
los cerramientos laterales de la estructura. Actualmente continúan siendo los
más utilizados, con mucha diferencia, en el Sureste de España. Como ya se ha
comentado, existen tres subtipos del invernadero tipo Almería en función de
la forma de su cubierta:
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Parral plano: invernadero Almería cuya cubierta es plana y el plástico del
cerramiento de la cubierta está perforado para evacuar el agua de lluvia.
Raspa y amagado: invernadero Almería formado por módulos a dos
aguas adosados cuyos módulos interiores presentan simetría con res-
pecto a la cumbrera, y en los perimetrales la pendiente del faldón
exterior es diferente a la del interior.
Asimétrico: invernadero Almería formado por módulos a dos aguas
adosados cuyos módulos interiores presentan asimetría con respecto
a la cumbrera.
Invernadero parral plano
El primer subtipo es el denominado plano o parral plano, derivado de los
antiguos parrales dedicados al cultivo de la uva de mesa. Está compuesto por
dos elementos básicos: una estructura vertical y otra horizontal (Figura 16).
La estructura vertical está constituida por soportes rígidos que se pueden dife-
renciar según sean perimetrales (soportes de cerco situados en las bandas y los
esquineros) o interiores (denominados pies derechos).
Figura 16. Estructura de un invernadero parral plano
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Los soportes verticales del interior son los encargados de transmitir a la
cimentación las cargas que recibe. Los postes centrales denen la altura del in-
vernadero. Los pies derechos intermedios suelen estar separados 2 m en sentido
longitudinal y 4 m en dirección transversal, aunque también abundan separa-
ciones de 2 x 2 y 3 x 4 m. En algunas ocasiones los postes están colocados al
tresbolillo, es decir, alternando la disposición de los apoyos en cada línea.
Los soportes inclinados situados en el perímetro del invernadero denen
la altura de las bandas. Estos apoyos perimetrales tienen una inclinación hacia
el exterior de aproximadamente 30 con respecto a la vertical y junto con
los vientos, que sujetan su extremo superior al suelo, sirven para tensar las
cordadas de alambre de la cubierta. Estos apoyos generalmente tienen una
separación de 2 m aunque en algunos casos se utilizan distancias de 1,5 m.
Tanto los apoyos exteriores como los interiores pueden ser rollizos de
pino o eucalipto, tubos de hierro galvanizado o perles laminados de hierro
y, excepcionalmente, postes de hormigón pretensado. El cerramiento vertical
del invernadero lo constituyen las bandas cuyo principal elemento estructural
es el ruedo.
La estructura horizontal (plana) exible está constituida por dos mallas de
alambre galvanizado superpuestas, tejidas manualmente de forma simultánea
a la construcción del invernadero (Figura 17). Estas dos mallas, conocidas
como tejidos, están constituidas por un conjunto de hilos y cordadas que con-
forman cuadriláteros que constituyen los elementos resistentes de la estruc-
tura de cubierta y de las bandas. Se realizan dos tejidos (superior e inferior)
que permiten sostener y sujetar la lámina de plástico entre ellas (Figura 18a).
El principal elemento resistente del tejido de cubierta son las cordadas
(Figura 17) constituidas por un alambre grueso, por trenzas o cables. Las cor-
dadas se sujetan a los postes centrales mediante un nudo de alambre con un
mínimo de cuatro vueltas denominado garrotera (Figura 18a).
Los tejidos superior e inferior entre los que se sitúa la lámina plástica,
se unen mediante un punto de alambre que perfora la misma (Figura 17b),
reduciendo así la estanqueidad del invernadero, lo que constituye uno de los
principales inconvenientes de este tipo de estructuras.
Además de estas dos partes de la estructura, existen otros elementos del
invernadero como son los bloques prefabricados de hormigón, cuya cara su-
perior presenta una oquedad donde se apoya el poste central del invernadero
(pies derechos), transmitiendo los esfuerzos de compresión a la cimentación o
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directamente al terreno. Actualmente se construyen sobre pilotes de hormi-
gón fabricados in situ, con la armadura de la cimentación terminada en «U»,
dentro de la cual se asienta el dado de hormigón sobre el que apoya el pie
derecho. Con un alambre que se ja el pie derecho a la prolongación de la
armadura de la cimentación (Figura 18b).
Figura 17. Estructura de un invernadero tipo Almería
con la doble malla de alambre (a) y detalle de la unión de las cordadas
longitudinal y transversal (b)
a
b
Figura 18. Elementos estructurales de un invernadero tipo Almería
con unión de las cordadas longitudinales y transversales a un poste
central mediante garroteras (a), anclaje de los pies derechos (b),
sujeción de las canaletas a las cordadas transversales (c)
y anclaje de los amagados a los «muertos» (d)
a
b
c
d
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La mayoría de los invernaderos que se construyen hoy día se refuerzan
con vientos de anclaje, mediante redondos de hierro soldados a la parte supe-
rior de los pilares del perímetro, en sustitución de la tradicional cordada de
alambre y, con un cerco perimetral realizado soldando ángulos de acero en la
parte superior de los apoyos (Figura 19a). Los vientos son el elemento resis-
tente que actúa como tensores uniendo la parte superior de los pies inclinados
y la cimentación de anclaje perimetral (muertos). Suele haber dos tensores
o vientos formando un ángulo agudo con la vertical (Figura 19a), a los que
se puede añadir otro adicional perpendicular al suelo, demonimado directo.
Todos los vientos se anclan a la cimentación, conociéndose el conjunto de
tensores de un mismo soporte perimetral como abanico (Figura 19b).
Figura 19. Estructura de la banda lateral de un invernadero
tipo Almería con cerco perimetral con ángulos de acero
y vientos de acero (a) y detalle de un anclaje directo entre dos vientos (b)
a
b
Es mencionable un tipo particular de invernadero plano muy antiguo
que está constituido por una estructura de tuberías de hierro galvanizado
con una separación de 3 x 3 m (Figura 20). Los apoyos perimetrales se sitúan
verticalmente, siendo la altura del invernadero de unos 2,5 m. Actualmente,
no se suelen construir pero todavía se puede ver este tipo de estructura en el
campo almeriense.
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Figura 20. Interior de un antiguo invernadero plano
con estructura metálica
Las principales ventajas de este tipo de invernadero son:
Es muy económico, estando su precio comprendido entre 4 y 10 €/m
2
,
dependiendo del tipo de apoyos.
Tiene una gran adaptabilidad a las diferentes formas de las parcelas así
como a los desniveles del terreno.
Presenta una gran uniformidad luminosa.
Las desventajas de este tipo de invernadero son:
Presenta un gran número de obstáculos en su interior, con lo que el
espacio libre es escaso.
La ventilación es deciente cuando la anchura es superior a 30 m, lo
que ocurre en la mayor parte de los casos.
La instalación de ventanas cenitales es bastante difícil.
Es poco estanco al agua de lluvia y al aire, lo que provoca una elevada
humedad en el interior y posibles daños en el cultivo por goteo en
periodos de lluvia, así como elevadas pérdidas de calor por ltración
del aire interior.
La falta de hermeticidad imposibilita la incorporación de técnicas de
control climático.
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Invernadero en raspa y amagado
Este invernadero es el que más se ha extendido en los últimos años en detri-
mento del tipo plano. Su estructura es muy similar a la de este último, variando
principalmente la forma de la cubierta que presenta un ángulo que oscila entre
6 y 20. Cuanto mayor es dicho ángulo mejor intercepta la radiación solar,
pero requiere mayor solidez estructural debido a los esfuerzos que le provoca la
acción del viento. La cubierta se compone de dos partes (Figura 21):
La raspa, que es la intersección de las dos vertientes de la cubierta de
un módulo en su parte más alta.
El amagado que es la intersección de la parte inferior de las vertientes
de cubierta entre módulos adyacentes donde se instalan las canaletas
de evacuación de aguas pluviales.
Figura 21. Estructura de un invernadero tipo Almería
Con respecto a los invernaderos planos se aumenta la altura máxima del
invernadero en la cumbrera, que oscila entre 3 y 4,2 m, formando la «raspa».
En el «amagado» se unen las mallas de la cubierta al suelo mediante vientos y
horquillas de hierro que permiten colocar el tubo de desagüe del agua de lluvia.
La altura del amagado oscila de 2 a 2,8 m y la de las bandas entre 2 y 2,5 m.
En el subtipo raspa y amagado la separación entre los apoyos y los vientos
del amagado suele ser de 2 x 4 m, utilizándose también separaciones como
2,5 x 4; 2 x 6 o 2 x 8 m. En la estructura de estos invernaderos se pueden
distinguir una cordada longitudinal paralela a las raspas del invernadero que
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se apoya sobre los pies derechos y una cordada transversal, perpendicular a las
raspas del invernadero que se apoya sobre las cordadas longitudinales. También
se pueden distinguir en el tejido de la malla de alambres, los hilos de llaneo pa-
ralelos a las raspas del invernadero y los de tejido perpendiculares a las raspas del
invernadero que se tejen dándole una vuelta sobre los hilos de llaneo.
Figura 22. Invernadero tipo Almería en su variante raspa y amagado
Entre otros aspectos, como su gran adaptación a las condiciones de Alme-
ría, su expansión se ha debido a que:
Es económico, siendo su precio de construcción de 4,5-15 €/m
2
.
Tiene un buen volumen unitario y como consecuencia mayor inercia
térmica que aumenta la temperatura nocturna con respecto a los in-
vernaderos planos, frente a los que también es más hermético.
La mayor altura de estos invernaderos facilita la circulación del aire.
Permite la instalación de ventilación cenital situada a sotavento, junto
a la arista de la cumbrera, lo que permite una buena ventilación por
efecto chimenea.
Resiste muy bien la acción del viento.
Permite geometrías irregulares de la supercie en la planta del inver-
nadero (descuadres).
Está muy bien adaptado a determinados cultivos, por ejemplo, los no
tutorados.
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Figura 23. Invernadero en raspa y amagado en construcción
Invernadero asimétrico
La variante asimétrico (Figura 24) diere del subtipo raspa y amagado
en que las vertientes de la cubierta tienen distinta inclinación, con objeto de
aumentar su capacidad de captación de energía solar. En este subtipo la altura
máxima de la cubierta varía entre 3 y 5 m, y su altura mínima de 2,3 a 3 m.
La altura en las bandas oscila entre 2,15 y 3 m. La separación de los apoyos
interiores suele ser de 2 x 4 m, aunque también pueden encontrarse valores
de 3 x 4 y 2 x 8 m.
Figura 24. Estructura de un invernadero asimétrico
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2.5.2. Invernadero multitúnel
El invernadero multitúnel, también llamado de tipo industrial, se carac-
teriza por la forma semicilíndrica de su cubierta y por su estructura totalmen-
te metálica (Figuras 25 y 26). Este tipo de invernadero se está extendiendo
en la actualidad en explotaciones tecnicadas, por su mayor capacidad para el
control de las variables microclimáticas.
Los actuales modelos de invernaderos multitúnel están constituidos en
su totalidad por tubos de acero galvanizado, en su mayor parte de sección
cilíndrica, con diámetros entre 25 y 60 mm y con espesores de 1,5-3 mm.
La unión entre las diferentes piezas se realiza mediante bridas o abrazaderas,
conformadas en frío mediante corte y prensado de chapas galvanizadas con
espesores de 1,5-2,5 mm, y jados con tornillos.
En estos invernaderos el plástico se sujeta a la estructura mediante unos
perles denominados omegas, debido a la forma de su sección (Figura 27).
Los extremos del plástico se introducen en la parte hueca de la pieza y se su-
jetan mediante tacos de polietileno que ejercen una fuerte presión en la parte
interna del perl metálico.
Figura 25. Invernaderos multitúnel de la Universidad de Almería
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Figura 26. Estructura de un invernadero tipo multitúnel
Figura 27. Perles para la sujeción del plástico
en invernaderos multitúnel
En estos invernaderos se han eliminado los entramados de alambre típi-
cos del resto de estructuras. Para realizar una mejor sujeción del plástico se
pueden utilizar cintas o hilos de material plástico que se colocan en la parte
externa para mantener siempre pegada la cubierta a la estructura. Así se impi-
de que en días de fuertes vientos se produzca el aleteo del lm sobre la estruc-
tura metálica, lo que suele ocasionar cortes en el mismo facilitando su rotura.
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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Los túneles presentan anchuras que varían de 6,5 a 9 m y la separación
entre apoyos bajo las canales suelen ser de 4 o 5 m. El marco más utilizado es
de 8 x 5 m de separación de los soportes interiores y en los invernaderos anti-
guos de 3 x 5 m. La altura máxima de este tipo de invernaderos suele oscilar
entre 3,5 y 6 m. En las bandas laterales se adoptan alturas de 2,5 a 4 m. La
tendencia es a construirlos cada vez más altos y con ventilación tanto cenital
(en todos los módulos) como lateral en todo el perímetro.
Muchos de los invernaderos de este tipo se construyen con cerramiento
lateral rígido de policarbonato ondulado, por lo que presentan una mayor
resistencia al viento en los laterales y frontales, donde los esfuerzos son mayo-
res. La cubierta es de polietileno de baja densidad, similar a la utilizada en los
invernaderos tipo Almería.
Figura 28. Estructura de un invernadero multitúnel
de cubierta cilíndrica
Las ventajas de los invernaderos con cubierta semicilíndrica son:
La gran separación de los apoyos permite el trabajo y la entrada de
maquinaria en el invernadero.
La elevada altura de estos invernaderos facilita la circulación del aire.
Presentan una buena estanqueidad a la lluvia y al aire, lo que permite
utilizar métodos de control activo del clima, como calefacción, pane-
les evaporadores o enriquecimiento carbónico.
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Permite la instalación de ventilación cenital situada a sotavento (que
aumenta la tasa de ventilación) y facilita su accionamiento mecanizado.
La cubierta curva proporciona un buen reparto de la luminosidad en
el interior del invernadero.
Permite utilizar una parte de la estructura como zona de recepción o
de almacén.
Sus principales inconvenientes son:
Su elevado precio de construcción, alrededor de 12-25 €/m
2
.
El plástico requiere mayores exigencias mecánicas, ya que está poco
sujeto a la estructura.
Una variante de los invernaderos multitúnel de cubierta circular, la cons-
tituyen los invernaderos ojivales o de tipo gótico, en los que los arcos están
constituidos por dos arcos de circunferencia que se sueldan en la cumbrera
(Figura 29).
Figura 29. Invernadero multitúnel gótico con ventanas supercenit
en cumbrera
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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
2.5.3. Invernadero tipo venlo
Los invernaderos venlo o de cristal (Figura 30), son las estructuras típicas
utilizadas en Holanda, y se pueden apreciar algunas de ellas también en Almería.
Están conformados por una estructura metálica y una cumbrera en forma
de capilla múltiple con una inclinación de 22 en la mayoría de los casos.
Estos invernaderos disponen de una sólida estructura capaz de soportar el
elevado peso de las placas de vidrio que constituyen los cerramientos.
El espesor del vidrio es estándar, de 4 mm y se sujeta por los cuatro lados,
con un ancho máximo de 1,125 metros. Mediante vigas de celosía se consigue
aumentar la anchura de los módulos, generalmente entre 6,4 y 12 m. Las co-
lumnas pueden tener una separación de 3,4 o 4,5 m, y la altura en cumbrera
de la cubierta puede llegar a los 6,5 m. El problema esencial de este tipo de
invernaderos es su elevado coste, que está en otro orden de magnitud que los
tradicionales parrales y los de tipo industrial o multitúnel. Está además espe-
cialmente diseñado para zonas muy frías.
Estos invernaderos se han mostrado muy efectivos en los climas fríos de
Centroeuropa, área de donde proceden, pero su adaptación a las duras condi-
ciones climáticas estivales de zonas áridas como Almería (España), así como
la amortización de la instalación, de precio muy superior a las anteriores (en
torno a 30-40 €/m
2
), condiciona su expansión en las mismas.
Figura 30. Estructura de un invernadero de cristal tipo venlo
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
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Figura 31. Invernadero de cristal tipo venlo en Almería
2.5.4. Invernadero con cubierta de malla
Este tipo de invernadero ha sido utilizado con gran éxito en el cultivo de
tomate en Canarias y en nuestros días está también implantado en la comarca
del Bajo Almanzora, especialmente para el cultivo del tomate.
Estos invernaderos, que tienen una estructura similar a los invernaderos
en raspa y amagado, tienen todos los apoyos de tubo de hierro galvanizado,
con una mayor altura en la cumbrera, 4 m y una mayor separación interior,
3 × 4 m. El ángulo de la cubierta es de unos 22.
Figura 32. Estructura de un invernadero de malla

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Los puntos fuertes de los invernaderos de malla son:
La elevada altura de estos invernaderos y la permeabilidad de cubierta
facilita la circulación del aire.
Se aprovecha el agua de lluvia.
La gran separación de los apoyos facilita el trabajo y la entrada de
maquinaria en el invernadero.
Gran resistencia a fuertes vientos.
Bajo coste de construcción, alrededor de 10-14 €/m
2
.
Figura 33. Invernadero de malla con cultivo de tomate
2.5.5. Invernadero con cubierta plástica «a dos aguas»
Este tipo de invernadero es muy antiguo, tendiendo a desaparecer des-
plazado por otros tipos. Este invernadero se ha construido tanto con palos
y alambres, como mediante tubos de hierro galvanizado. A este último se le
conoce como invernadero tipo Canarias debido a que ha sido una de las es-
tructuras de invernadero más extendida en las Islas.
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Figura 34. Estructura de un invernadero de tubos de hierro galvanizado
y con cubierta «a dos aguas»
La separación de los apoyos interiores suele ser de 2 × 4 m para apoyos de
madera y de 3 × 3 m en los invernaderos con estructura metálica. La altura de
estos invernaderos es de 2,3 a 4 m en la cumbrera, y 1,8-2,2 m en las bandas.
El ángulo de inclinación de la cubierta oscila entre 2 y 10.
Figura 35. Invernadero con cubierta «a dos aguas»
2.5.6. Características geométricas del invernadero
El microclima que se genera en el interior de un invernadero depende
tanto de las condiciones climáticas exteriores y del cultivo que hay en un

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
determinado momento en su interior, como de una serie de factores y de ca-
racterísticas del propio invernadero que dependerán de su diseño y permane-
cerán invariables a lo largo de toda su vida útil. Entre ellas podemos destacar
las siguientes:
Situación
El primer factor que hay que considerar a la hora de construir un inver-
nadero es su situación geográca. Deben evitarse zonas sombrías y húmedas,
aquellas excesivamente expuestas a la acción directa de fuertes vientos y las zonas
donde la presencia de otros invernaderos puede dicultar la ventilación, ya que
este es el principal método de control climático en los invernaderos almerienses.
A estas consideraciones habrá que añadir otras, relacionadas con la proximidad
a carreteras, la disponibilidad de agua y electricidad, el coste del terreno, etc.
Orientación
Otro de los factores que hay que considerar a la hora de construir un
invernadero es su orientación, ya que determina la disponibilidad de luz para
las plantas y condiciona la ecacia del sistema de ventilación y la seguridad de
la estructura frente al viento. Comparando solo la estación invernal, que es el
periodo del año en el que hay menor intensidad luminosa y en el que los días
son más cortos, en latitudes mayores de 30 como es el caso de Almería, una
orientación este-oeste (Figura 36) garantiza una mayor transmisividad de la
cubierta a la radiación solar que la orientación norte-sur (Giacomelli y Ting,
1999; Urban, 1997). En los invernaderos con una elevada pendiente de la
cubierta (30) se observa una transmisividad de la radiación global en otoño-
invierno hasta un 10 % superior con la orientación E-O que con la N-S (Cas-
tilla, 2005). Éste es el caso de los invernaderos de tipo venlo en los que Bot
(1983) observó transmisividades del 45 % para la orientación E-O y del 35 %
para la N-S, en diciembre. Sin embargo, para invernaderos tipo Almería, cuya
pendiente media es de unos 7,2 (Molina-Aiz, 1997; Valera et al., 1999b), se
observa que prácticamente no existen diferencias en la transmisividad entre
las orientaciones E-O o N-S (Papadakis et al., 1998; Castilla, 2001).
Desde el punto de vista de la ventilación, la mejor orientación es la perpen-
dicular a los vientos dominantes en primavera y verano, cuando la ventilación
se hace más necesaria. Por ello en Almería lo usual es disponer, siempre que
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la parcela lo permita, el eje de las cumbreras del invernadero en la dirección
Norte-Sur. Así, las ventanas cenitales se sitúan perpendiculares a los vientos
de Poniente y Levante predominantes en la zona. El ángulo de incidencia del
viento sobre las ventanas, no parece tener una importancia signicativa, tanto
en los invernaderos de tipo venlo, con ventanas discontinuas (Fernández y
Bailey, 1993; Campen, 2003) como en los invernaderos multitúnel (Boulard
y Draoui, 1995) o tipo Almería (Campen y Bot, 2003), con ventanas conti-
nuas a lo largo de todo el invernadero. Sin embargo, si suele ser importante
el sentido del viento, puesto que la efectividad de las ventanas varía según se
encuentren a barlovento o sotavento.
Figura 36. Transmisividad de varios tipos de invernaderos
orientados este-oeste y norte-sur en Diciembre y Junio
Fuente: Nisen (1969).
Tipo y dimensiones
El tipo de invernadero y la forma de la cubierta inuyen principalmente
en la captación de energía solar (Von Elsner et al., 2000a). Una inclinación
del techo adecuada (por encima del 25 %), para evitar la condensación del
agua y el goteo sobre las plantas, es un requisito necesario en los invernaderos
mediterráneos (Von Zabeltitz, 1992).

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Una de las características geométricas más importantes de un invernade-
ro es su anchura ya que ésta afecta directamente a la circulación de aire y su
capacidad de ventilación al determinar directamente la distancia entre las ven-
tanas laterales de barlovento y sotavento. Así, no son recomendables anchuras
superiores a 30 m (Molina-Aiz, 2010), aunque la mayoría de los invernaderos
de Almería superan ampliamente esta magnitud.
También es importante considerar en el diseño del invernadero su altura,
puesto que determina su volumen unitario. Un mayor volumen del inverna-
dero produce una respuesta más lenta del ambiente interior a los cambios de
las condiciones climáticas exteriores, por lo que, los invernaderos más altos
muestran menores uctuaciones en su microclima interior. Se recomiendan al
menos, alturas de 3,5 a 4 m en cumbrera y de 2,5 a 3 m como altura mínima
de la cubierta y en las bandas, de forma que se permita la circulación del aire
sobre las plantas y que se obtenga una gran inercia térmica para reducir las
temperaturas extremas (Valera et al., 2002b).
Los invernaderos altos ofrecen otras ventajas importantes como una gran
ecacia de ventilación. La mayor altura del invernadero aumenta las diferen-
cias de presión a lo largo de la cubierta para velocidades del viento elevadas,
mientras que para bajas velocidades también mejora la ventilación por efec-
to chimenea inducido por una mayor distancia entre las ventanas laterales y
cenitales (Von Elsner et al., 2000a). Además, los invernaderos más altos per-
miten más espacio para la instalación de sistemas de control climático como
pantallas térmicas o mallas de sombreo, equipos de nebulización, iluminación
articial, etc. Por estas razones, la tendencia actual en la tecnología de inver-
naderos es hacia invernaderos más altos.
Sin embargo, los invernaderos más altos aumentan el consumo de energía
y presentan mayores exigencias de estabilidad estructural debido a las mayores
cargas de viento que deben soportar. La altura de un invernadero debe opti-
mizarse con respecto a estos factores contrapuestos.
2.5.7. Materiales de cubierta
Otro factor que tiene gran importancia en el microclima del inverna-
dero es el material utilizado como cubierta. El tipo de plástico determina la
luminosidad interior, las pérdidas de calor por radiación nocturna, por con-
vección-conducción, y la condensación de agua en la cara interna. Un buen
material utilizado en pared simple o doble, de forma temporal o permanen-
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te, como cubierta de invernadero, debe presentar las siguientes características
(Nisen et al., 1988):
Su empleo ha de ser económico, lo que no signica obligatoriamente
que el precio de compra sea el más bajo.
Presentar una duración conforme a la vida anunciada por el vendedor.
Poseer una máxima transparencia a las radiaciones solares, principalmen-
te a las denominadas visibles o fotosintéticamente activas (PAR).
Poseer una mínima transparencia a la radiación infrarroja lejana (FR),
es decir a la energía radiada por el suelo y las plantas tras haber absor-
bido la radiación solar incidente.
Ser termoaislante, es decir tener un coeciente de pérdidas de calor
lo más bajo posible.
No retener polvo que reduce rápidamente sus propiedades de trans-
parencia a la luz solar.
Producir una condensación de la humedad en forma de una na lá-
mina de agua evitando la formación de grandes gotas que al caer so-
bre el cultivo pueden ocasionar daños.
Gráco 2. Transmisividad en función de la longitud de onda
de diferentes materiales de cubierta. En nm
Fuente: Nisen y Coutisse (1981).
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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
El uso de una doble pared de plástico incrementa las temperaturas míni-
mas de invierno, pero limita la transmisión de luz (Nisen y Coutisse, 1981),
por lo que debería ser móvil, pudiendo retirarse durante las horas del día,
como es norma con las sosticadas pantallas térmicas (Albadalejo, 1991).
Láminas exibles
Las láminas exibles son el tipo de cerramiento más utilizado en los países
de la cuenca mediterránea, siendo su uso muy limitado en países de climas
más fríos del centro y norte de Europa (Tabla 2). Existen multitud de lámi-
nas exibles para cubiertas de invernaderos: polietileno de baja densidad, al
cual se le añaden aditivos estabilizantes denominados HALS (Hindered Amide
Light Stabilisers) y otros para mejorar determinadas propiedades como el efec-
to térmico, la duración, fotoselectividad, estabilizantes a la luz ultra violeta,
etc., copolímeros de etileno y acetato de vinilo; láminas coextruidas; PVC
plasticado (armado o sin armar); polipropileno (PP); y mallas permeables de
polietileno de alta densidad.
La utilización de los plásticos, junto con el enarenado, han sido sin duda
los factores determinantes del desarrollo de los invernaderos en la provincia
de Almería. En el inicio de los invernaderos el plástico utilizado era el polie-
tileno sin ningún tipo de aditivos. Posteriormente han ido apareciendo en
el mercado otros tipos de lmes de polietileno que los agricultores han ido
incorporando a sus invernaderos. La corta vida de este tipo de cubiertas, no
superior a tres campañas, ha sido fundamental en el rápido desarrollo de los
nuevos materiales.
El polietileno de larga duración de 720 galgas (0,18 mm) sigue siendo
utilizado en muchos invernaderos, por su bajo precio (0,5-0,9 €/m
2
), siendo
su duración de dos campañas. El polietileno térmico de 800 galgas (0,2 mm)
también es utilizado ya que permite alargar su duración hasta tres campañas
con un precio aproximado de 0,6-1 €/m
2
.
Los lmes coextruidos en tres capas de polietileno y EVA, en cantidades
que varían del 4 a 14 %, aparecidos recientemente en el mercado, se están ex-
tendiendo rápidamente. Las láminas de 800 galgas son las más aceptadas por
los agricultores por su mayor duración, tres campañas de cultivo.
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También existen plásticos uorescentes para incrementar la radiación fo-
tosintéticamente activa, cambiando la composición espectral de la luz (Casti-
lla, 1994). El uso de lm plástico blanco en el suelo para reejar la radiación
hacia el interior del follaje (Garzoli, 1989) y la colocación de reectores o
refractores (Jarin y Urban, 1990) han sido sugeridos para aumentar la ra-
diación disponible. Debe prestarse atención a la uniformidad de radiación
dentro del invernadero, especialmente en aquellos orientados este-oeste y con
una limitada inclinación del techo (Castilla, 1994).
Tabla 2. Porcentajes de invernaderos con cubierta plástica
en la Unión Europea
Países de la CEE Cubierta plástica [ %]
España 99
Italia 91
Holanda 2
Francia 70
Portugal 98
Alemania (Oeste) 10
Grecia 95
Reino Unido 15
Bélgica 5
Dinamarca 2
Suecia 14
Austria 20
Total 74
Fuente: Meneses y Monteiro (1993); PlastEuroFilm (1994); Horticultural Statistics (1994); Castilla y Hernandez
(1995); Scarascia-Mugnozza (1995); Briassoulis et al. (1997); CEPLA (1992); Von Elsner et al. (2000b).
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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Materiales utilizados en cubiertas simples,
en dobles paredes o como pantallas térmicas
Espesor
[mm]
Radiaciación solar
(300-2.500 nm)
Radiaciación visible
(380-760 nm)
Radiación térmica
(2.500-40.000 nm)
U
[W/m
2
C]
ρ
χ
[g/cm
3
]
α = ετ δ α = ε τ δ α = ε τ δ
Vídrio hortícola (VH)
b, d
4 0,03 0,89 0,08 0,01 0,91 0,08 0,90 0,00 0,10 6,7 2,40
Poliester (PRV)
g, f
1 0,01-0,02 0,89-0,92 0,07-0,09 0,01 0,93 0,06 0,64-0,69 0,27-0,32 0,04 1,50
PVC rígido
g, f
18 0,11 0,62 0,27 0,02 0,61 0,37 0,92 0,01 0,07 3,8 1,30
Polimetacrilato de metilo (PMMA)
g, f
8 0,06 0,82 0,12 0,01 0,92 0,07 0,98 0,00 0,02 3,4 1,19
Policarbonato (PC)
g, f
4 0,08-0,11 0,78 0,14-0,15 0,06-0,10 0,75-0,79 0,15 0,89-0,98 0,02-0,03 0,09 3,5 0,17-0,20
Polietileno sin aditivos (PE)
d, g, f
0,1 0,01 0,88-0,91 0,08-0,11 0,01 0,88-0,91 0,08-0,11 0,04-0,19 0,79-0,84 0,02 9,1 0,92
Polietileno de baja densidad (PEbd)
a, b, g
0,18 0,03 0,88 0,09 0,01 0,89 0,10 0,13-0,40 0,53-0,80 0,07 9,4-16,2 0,91
Polietileno de larga duración (PEld)
g, b
0,1 0,03 0,88 0,09 0,01 0,89 0,10 0,20-0,40 0,53-0,76 0,04-0,07 9,4-16,2 0,92
Polietileno infrarojo (PEir)
h, d
0,1 0,03 0,89 0,08 0,01 0,89 0,10 0,77 0,20 0,03 8,6-13,0 0,92
Polietileno térmico (PEt)
a, d
0,18 0,03 0,89 0,08 0,02 0,90 0,08 0,80 0,10 0,03 8,6-13,0 0,92
Copolímeros EVA
g, f
0,1 0,02 0,89-0,91 0,07-0,09 0,00 0,90-0,92 0,08-0,10 0,42-0,58 0,39-0,55 0,03 7,8 0,94
Coextrusiones PE-EVA-PE
b, f, c
0,2 0,02-0,04 0,82-0,89 0,09-0,14 0,01 0,82-0,85 0,14-0,17 0,59 0,38 0,03 8,8-10,4 0,93
PVC plasticado
e, g, f
0,1 0,02 0,91 0,07 0,01 0,92 0,07 0,62 0,06 0,32 7,7 1,30
PVC armado
d, g, f
0,15 0,06 0,73-0,74 0,20-0,21 0,03 0,73-0,76 0,21-0,25 0,53-0,76 0,09-0,32 0,15 6,5 1,30
Polipropileno (PP)
a, g
0,8 0,06 0,74 0,20 0,04 0,73 0,23 0,69-0,71 0,21-0,26 0,05-0,08 11,2 0,91
VH+VH
g, f
4+4 0,15 0,72 0,13 0,03 0,82 0,15 0,83 0,00 0,17 3,2
VH+PE
g, f
3,4+0,1 0,04 0,84 0,12 0,01 0,86 0,13 0,87 0,01 0,12 4,2
VH+EVA
g, f
3,4+0,1 0,04 0,84 0,12 0,02 0,86 0,12 0,87 0,01 0,12 4,0
PE+PE
g, f
0,1+0,1 0,03 0,83 0,14 0,00 0,84 0,16 0,28 0,66 0,06 6,8
PE+EVA
g, b
0,1+0,1 0,03 0,87 0,10 0,00 0,88 0,12 0,59-0,70 0,27-0,38 0,03 9,4-10,2
Pantalla aluminizada en las dos caras
a
0,04 0,50 0,10 0,40 7,6
Cara aluminizada hacia el suelo
a
0,03 0,45 0,23 0,32 7,9
Cara aluminizada hacia el cielo
a
0,03 0,50 0,23 0,27 8,1
Tabla 3. Absortividad (α), emisividad (ε), transmisividad (τ) y reectividad (δ) para diferentes tipos
de radiación; coeciente de pérdidas de calor (U) y densidad (ρ
c
) de los materiales comúnmente utilizados
como cubierta de invernaderos
Fuentes:
a
Feuilloley et al. (1989);
b
Feuilloley et al. (1994a);
c
Feuilloley y Issanchou (1996);
d
Nijskens et al. (1989);
e
Nijskens et al. (1984a);
f
Nijskens et al. (1984b);
g
Nisen y
Coutisse (1981);
h
Nisen et al. (1984).
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Figura 37. Invernadero multitúnel con cubierta y laterales de polietileno
Hoy en día existen nuevos desarrollos de plásticos inteligentes para, por
ejemplo, dicultar la orientación de los insectos en el interior del invernadero
o para disminuir la proliferación de hongos.
Plásticos rígidos
Existen varios tipos de plásticos que se comercializan como placas rígidas
o semirrígidas y que se pueden utilizar como material de recubrimiento: po-
liéster reforzado con bra de vidrio (GRP), policloruro de vinilo (PVC) rígido
(no plasticado), polimetacrilato de metilo (PMMA) y policarbonato (PC).
En muchos de los invernaderos de tipo multitúnel que se han construido
en la provincia se ha optado por placas de policarbonato ondulado para los ce-
rramientos laterales, y en algún invernadero destinado a semillero, en toda la
cubierta. Pese a su elevado precio (entre 4 y 8 €/m
2
dependiendo del espesor),
en relación a las láminas exibles, es un producto interesante porque puede
durar 10-12 años.
También se utiliza mucho el policarbonato celular para las puertas, sien-
do su precio de entre 7 y 9 €/m
2
para las placas de 6 mm de espesor.

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Figura 38. Invernadero multitúnel
con recubrimiento frontal de policarbonato
Vidrio hortícola
Este material es ampliamente utilizado para la construcción de inverna-
deros en países con climas fríos. El vidrio como material de cubierta en las
condiciones climáticas de Almería tiene poca aceptación, debido entre otros
aspectos al elevado coste con respecto al plástico, entre 8 y 12 €/m
2
. Presenta
la ventaja de un mayor aislamiento térmico y la reducción del coste de reno-
vación de la cubierta al tener un periodo de duración muy alto.
Figura 39. Invernadero tipo venlo con cubierta de cristal en Almería
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2.6. Sistemas de ventilación natural utilizados en los invernaderos
de Almería
El invernadero típico de Almería basa parte de su éxito en su sencillez y
bajo coste, pero aún no es lo bastante eciente en cuanto a su ventilación. Esto
provoca una elevada humedad interior, que conlleva condensaciones y goteos
procedentes de la parte interior de la cubierta, favoreciendo el ataque de enfer-
medades criptogámicas, lo que tradicionalmente ha supuesto la necesidad de
aplicar productos tosanitarios. La reducción del empleo de pesticidas resulta
imprescindible tanto desde el punto de vista medioambiental, como desde el
aumento de la competitividad de nuestros productos, por lo que es necesario
mejorar la ventilación de los invernaderos de Almería.
La ventilación natural provoca una importante variabilidad climática
dentro de los invernaderos, observándose diferencias signicativas de hume-
dad relativa entre las zonas próximas a las ventanas y las alejadas a ellas (Arella-
no et al., 2002) y un importante gradiente de temperatura desde las ventanas
laterales bien refrigeradas al centro del invernadero donde se alcanzan tempe-
raturas excesivas, hasta 10 C superiores a la temperatura exterior (Molina-Aiz
et al., 2003). La repercusión de la heterogeneidad ambiental en la producción
puede llegar a ser importante, y así, una temperatura media 3,1 C inferior y
una humedad relativa un 16 % superior en la zona norte de un invernadero
tipo Almería con respecto al resto del invernadero puede originar una pérdida
de rendimiento de fruto de un 40 % (Arellano et al., 2003).
Estas deciencias climáticas están relacionadas con una insuciente su-
percie de ventilación, y con el uso de mallas antiinsectos en las ventanas
que reducen drásticamente la capacidad de renovación de aire, y además son
utilizadas por prácticamente la totalidad de agricultores (Molina-Aiz, 2010).
Las principales vías de mejora tecnológica han de partir de las fuentes propias
de riqueza que caracterizan la provincia de Almería y que son sin duda la clave
para el éxito que han tenido hasta ahora los cultivos en invernadero. Así, el
clima de las zonas invernadas se caracteriza por un riesgo de heladas inferior a
un día al año, una oscilación térmica anual de 13-14 C, un número de horas
de insolación anual superior a 3.000 h y un régimen permanente de vientos
durante la práctica totalidad del año.
En los últimos años se está produciendo una inversión en mejoras de la
ventilación natural, y en mucha menor medida en mallas de sombreo, sistemas

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de ventilación forzada mediante extractores, e instalaciones de evaporación de
agua mediante nebulización. Sin embargo, algunos de estos sistemas de con-
trol climático importados de otras zonas climáticas, con características meteo-
rológicas, comerciales y socioeconómicas muy diferentes a las de Almería, han
mostrado ser inecientes o poco ecaces, debido principalmente a que no se
han adaptado a las necesidades propias de la horticultura almeriense.
Merece la pena insistir en que la principal vía de mejora de las condi-
ciones climáticas en los tradicionales invernaderos almerienses, que como se
ha señalado anteriormente siguen constituyendo la abrumadora mayoría de
la masa productiva, está ligada a un perfeccionamiento de los sistemas de
ventilación natural.
La ventilación natural es un proceso que contribuye fuertemente a las
transferencias de calor y de masa entre el interior y el ambiente exterior. Por
consiguiente, un buen diseño de las características del invernadero que inu-
yen en la ventilación, puede mejorar el control climático y su ecacia ener-
gética. Un diseño del invernadero que posibilite un gran intervalo de valores
de tasas de ventilación permitirá mantener un buen control del intercambio
de aire con el ambiente exterior, ofreciendo de esta manera la posibilidad de
mejorar el microclima interior, reduciendo también el uso de productos quí-
micos para la protección de las plantas.
Además, la ventilación condiciona la ecacia de cualquiera de los equipos
de control climático susceptibles de ser utilizados en los invernaderos, como
calefacción, sistemas de ahorro energético (pantallas térmicas o dobles cubier-
tas), refrigeración por evaporación de agua (nebulización y paneles evapora-
dores) o inyección de CO
2
. Lamentablemente gran parte de la información
disponible hasta la fecha sobre el efecto de estos parámetros en el clima inte-
rior y en la producción, procede de trabajos experimentales que suelen usar
invernaderos vacíos y pequeños, módulos aislados y modelos a escala.
2.6.1. Principales sistemas de ventilación lateral
Las ventanas laterales se realizan en el 100 % de los invernaderos de tipo
Almería, y cada vez más en los invernaderos multitúnel, mientras que en los
de tipo venlo únicamente se suelen instalar ventanas cenitales. Los principales
tipos son los siguientes:
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Bandas laterales deslizantes
Este tipo de apertura es el más utilizado en los invernaderos tipo Almería
ya que fue el inicialmente adoptado por las estructuras tipo parral. Consiste
en dejar suelto el borde superior de las láminas de plástico situadas en los late-
rales del invernadero, de forma que éste puede deslizarse entre las dos mallas
de alambre que constituyen el cerramiento lateral.
Inicialmente se utilizaban simplemente alambres atados al borde del plás-
tico para engancharlo en los diferentes alambres horizontales de la malla per-
mitiendo así diferentes posiciones del plástico y como consecuencia diferentes
aberturas de ventilación. Actualmente se utilizan cuerdas, atadas al borde su-
perior del plástico, que se hacen pasar por poleas situadas en la parte superior
de los laterales, lo que facilita la subida y bajada del plástico (Figura 40). Este
modelo de aperturas es el más económico y la incorporación de otro sistema
de ventilación supone un coste adicional.
Sin embargo, este sistema es el más lento pues para subir o bajar el plásti-
co es necesario utilizar un gran número de cuerdas. Además, cuando la super-
cie de apertura es pequeña, la forma irregular y curva que adopta el plástico
produce diferencias en la entrada de aire a lo largo del invernadero, y el cierre
no llega a ser totalmente hermético.
Figura 40. Bandas laterales deslizantes con sistema de cuerda y polea

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Ventanas enrollables con manivela
Este sistema consiste en sujetar el plástico, que va a cubrir la abertura de
ventilación, por su borde superior a la estructura perimetral. El borde inferior
de la lámina de plástico se enrolla varias vueltas a un tubo de hierro galvaniza-
do, de ½ pulgada de diámetro, y se ja a éste mediante ataduras de alambre.
Para abrir la ventana se enrolla el plástico al tubo, mediante una manivela
situada en uno de sus extremos (Figura 41a), y para cerrarla se desenrolla el
plástico. La manivela, al ser solidaria al tubo, sube o baja al mismo tiempo que
se abre o cierra la ventana, al enrollarse o desenrollarse en el tubo. El sistema
de apertura o cierre también se puede automatizar colocando motorreducto-
res acoplados a los tubos en sustitución de la manivela (Figura 41b).
Figura 41. Ventana lateral enrollable con accionamiento manual (a)
y motorizado (b)
a
b
Ventanas deslizantes en invernaderos Almería
Estas ventanas son accionadas por una manivela y se abren en sentido
descendente, deslizando entre las dos mallas de alambre.
En estas aberturas se sujeta la lámina de plástico a la base de la estructura
del invernadero por su borde inferior y, por su parte superior a un tubo de
hierro galvanizado. A este tubo se le ata un cable de acero que se hace pasar
por una pequeña polea situada en la parte superior de la estructura. Después
se enrolla a un segundo tubo de hierro unas cuantas vueltas y se hace pasar
por otra polea situada en el suelo para volver a atar el cable al tubo que sujeta
el plástico (Figura 42).
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El tubo en el que se enrolla el cable, que dispone de una manivela en
su extremo como ocurría en el caso anterior, atraviesa unas pequeñas pla-
cas metálicas unidas a los soportes perimetrales, que le sirven de apoyo. Este
sistema permite que al girar la manivela, el cable se enrolle en un sentido y
se desenrolle en el otro, de forma que uno de los extremos del cable tira del
tubo situado en el borde del plástico deslizándose en el mismo sentido que se
desplaza el cable.
Figura 42. Ventana deslizante en un invernadero tipo Almería (a)
y detalle del accionamiento manual (b)
a
b
Ventanas enrollables en invernaderos multitúnel
Aunque tradicionalmente los invernaderos multitúnel no incorporaban
ventanas laterales, actualmente la tendencia se ha invertido (Figura 43).
Figura 43. Ventanas laterales enrollables en invernaderos multitúnel

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
En estas ventanas se ja una franja de plástico de 1-1,5 m de anchura
por su parte superior a la estructura y por la parte inferior a un tubo circular
que en su extremo está accionado por un motor tubular. Mediante el giro del
tubo se consigue enrollar el plástico, abriendo la ventana, o desenrollarlo para
cerrar la ventana.
2.6.2. Principales sistemas de ventilación cenital
Los sistemas de ventilación cenital utilizados en los invernaderos depen-
den mucho del tipo de estructura. Aunque la supercie de invernaderos de
tipo venlo y multitúnel es muy pequeña en la provincia de Almería, como se
comentó anteriormente, la mayoría de los datos disponibles en la bibliografía
sobre ensayos de ventilación se corresponden con estos tipos de estructuras.
Por ello, junto con los tipos de ventanas cenitales propios de los invernaderos
de tipo Almería, a continuación se recogen los sistemas de ventilación cenital
que incorporan los invernaderos de tipo venlo y multitúnel, por lo general con
mayores prestaciones, y normalmente con la apertura y cierre automatizada
mediante motorreductores.
Aunque los invernaderos tipo Almería más antiguos solo cuentan con
ventanas laterales, en los últimos años se ha producido una masiva incorpo-
ración de sistemas de ventilación cenital. La mayoría de los invernaderos que
no cuentan con ventanas cenitales son estructuras del subtipo plano. Práctica-
mente todos los invernaderos que se construyen hoy día disponen de este tipo
de ventanas, indispensables en zonas cálidas como la región mediterránea. La
mayor parte de los agricultores están optando por las ventanas cenitales abati-
bles, ya que tienen un accionamiento mediante sistema de piñón y cremallera
que permite controlar fácilmente la supercie de apertura, e incluso posibili-
tan el accionamiento automatizado mediante motorreductores.
Aberturas cenitales de ventilación deslizantes en invernaderos tipo
Almería
En los invernaderos tipo Almería del subtipo plano, normalmente la ven-
tilación cenital se realiza mediante un hueco de 0,5-1 m de anchura, en el que
el plástico de la cubierta se sustituye por malla antiinsectos (Figura 44a).
Así se obtiene una abertura de ventilación casi permanente, ya que su ac-
cionamiento prácticamente es nulo, al ser necesario la manipulación manual
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para deslizar el plástico de cierre entre las dos mallas de alambre que consti-
tuyen parte de la estructura. Para evitar problemas originados por el agua de
lluvia al caer sobre el cultivo, la franja abierta se hace coincidir con un pasillo
de servicio donde no hay plantas.
En los subtipos raspa y amagado este tipo de aberturas se suelen situar
en la vertiente de sotavento de la cumbrera (Figura 44b). Aunque aun hay un
porcentaje importante de invernaderos que utilizan este sistema, es previsible
su sustitución en los próximos años por otros tipos de ventanas más ecaces.
Figura 44. Aberturas cenitales de ventilación en invernaderos Almería:
a) vista exterior en un subtipo plano
y b) vista interior en un subtipo raspa y amagado
a
b
Ventanas cenitales enrollables en invernaderos tipo Almería
Una mejora del anterior sistema de ventilación lo constituyen las ven-
tanas enrollables, en las que el extremo libre del plástico de la abertura de
ventilación se enrolla alrededor de un tubo cilíndrico que gira en un sentido
u otro según se desee abrir o cerrar.
Este tipo de ventanas presenta el inconveniente de la dicultad de su
accionamiento cuando la longitud es elevada, ya que produce deciencias en
el cierre debidas a las variaciones en la tensión del plástico que desalinea el
tubo alrededor del que se enrolla la lámina exible, como se puede observar
en la Figura 45a.
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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Figura 45. Ventanas cenitales enrollable (a) y piramidal (b)
situadas en la cumbrera de un invernadero tipo Almería
a
b
Ventanas cenitales piramidales en invernaderos tipo Almería
Un tipo particular de ventanas cenitales que se pueden utilizar en los in-
vernaderos tipo plano y raspa y amagado es el piramidal (Figura 45b), cons-
tituido por dos ventanas enrollables colocadas a ambos lados de la cumbrera
que pueden moverse sobre una estructura metálica de forma triangular. Estas
ventanas presentan la ventaja de poder abrirse a barlovento o sotavento según
sea necesario, aunque generan mayor sombreado, suponen una mayor carga
para la estructura y son más caras que los otros tipos anteriormente comentados.
Ventanas cenitales abatibles en invernaderos tipo Almería
La mayoría de los invernaderos en raspa y amagado que se construyen
hoy día están siendo equipados con pequeñas ventanas cenitales colocadas en
la cumbrera a lo largo del invernadero. Estas ventanas están constituidas por
una pequeña estructura metálica unida a la malla de alambres mediante un eje
de giro y las bridas de apoyo de las barras de mando, que accionan las ventanas
mediante un sistema de piñón y cremallera. El plástico se sujeta al marco de
la ventana mediante una pequeña malla de alambre auxiliar.
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Este tipo de ventanas ha sido instalado en muchos invernaderos como
mejora posterior a la estructura ya que su coste no es excesivo, entre 2 y 3 €
por metro lineal de ventana.
Figura 46. Ventanas abatibles en un invernadero raspa y amagado (a)
y detalle del sistema de piñón y cremallera
que permite su accionamiento manual o motorizado (b)
a
b
Ventanas cenitales en invernaderos multitúnel
Estos invernaderos suelen estar equipados con ventanas de gran longitud
(de hasta 100 m). Estas consisten en partes del techo que se abren hacia el
exterior. En los primeros diseños constituían la mitad del techo, que giraban
alrededor del eje de cumbrera y cerraban sobre los canales (ventanas de medio
arco) (Figura 47).
En otros casos se utilizan ventanas más pequeñas, de forma que solo ocu-
pan una pequeña parte del techo, alrededor de ¼ del mismo (Figura 48a). El
cierre también se realiza sobre la canal que separa los diferentes módulos del
invernadero. Otra alternativa es utilizar las ventanas de medio arco desplazan-
do la zona de cierre a un ¼ del arco (Fig. 49a), con el objetivo de mejorar la
evacuación del calor que se acumula en la parte superior de la cubierta. En las
dos variantes de ventanas la apertura se realiza mediante cremallera y piñón
que se eleva o desciende girando alrededor de un eje directamente accionado
por motores eléctricos.

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Figura 47. Ventana cenital de invernadero multitúnel
de medio arco sobre canal
Las ventanas denominadas supercenit (Figura 48b) permiten situar la
abertura de ventilación en el centro de la cumbrera, a una mayor altura, con la
doble intención de mejorar la ecacia de la ventilación al estar más cercana a
la cumbrera y, evitar la entrada de insectos portadores de enfermedades víricas,
que por lo general vuelan a menor altura. En este caso el cierre se realiza sobre
una correa omega longitudinal de sujeción del plástico. Este sistema presenta
el inconveniente de la dicultad de realizar un cierre hermético que evite la
entrada del agua de lluvia que se desliza por la cubierta del invernadero.
Figura 48. Ventanas cenitales de invernaderos multitúnel: a ¼ (a)
y supercenit (b)
a b
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En la zona de Almería, la abertura de las ventanas cenitales se hace fun-
damentalmente en función del viento, de forma que para vientos superiores a
4-5 m/s se reduce el grado de abertura en un 80-90 % y a partir de vientos de
10-15 m/s se cierran las ventanas, dejando una pequeña abertura del 1-2 %
para evitar sobrepresiones ante una entrada brusca de aire en el invernadero.
Figura 49. Ventanas cenitales de invernaderos multitúnel: de ½ arco
desplazada hacia el centro del arco (a) y de mariposa (b)
a
b
Ventanas cenitales en los invernaderos de tipo venlo
La ventilación cenital se realiza generalmente mediante pequeñas venta-
nas consistentes en 2 o 3 vidrios, con una anchura de 82, 100 o 120 cm, que
giran sobre un eje situado en cumbrera.
El ángulo máximo de apertura en este tipo de ventanas es de 44 (Von
Elsner et al., 2000 b). El sistema de apertura y cierre de las ventanas puede ser
mediante un mecanismo de balanceo o mediante un sistema de tubo-raíl que
se coloca sobre las vigas transversales de celosía que componen la estructura.
En los invernaderos construidos en Almería se ha utilizado el segundo siste-
ma, al presentar la ventaja de no aumentar la sombra que producen sobre el
cultivo los elementos que componen la estructura (Figura 51).
Normalmente, las aberturas se disponen de forma discontinua alternando
los dos lados del techo, aunque en algunos invernaderos de cristal en Almería
también se han instalado ventanas cenitales a lo largo de todo el invernadero
para aumentar la supercie de ventilación.

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Figura 50. Ventanas alternas en un invernadero venlo
construido en Almería
Figura 51. Vista interior de una ventana discontinua
en un invernadero venlo
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2.6.3. Eciencia de la ventilación natural
En los invernaderos mediterráneos los factores que tienen mayor impor-
tancia en el control climático son la supercie y el tipo de aperturas de ventila-
ción utilizadas (Wacquant, 2000). Las aperturas de ventilación son elementos
funcionales esenciales de un invernadero, cuya situación y diseño pueden in-
uir fuertemente en la calidad del microclima interior y en la ecacia energé-
tica del invernadero. En la mayoría de los invernaderos de Almería, y en ge-
neral de toda la región mediterránea, la renovación del aire interior se obtiene
exclusivamente por ventilación pasiva, por lo que el diseño de las aberturas de
ventilación debe permitir estrategias para mantener una elevada tasa de ven-
tilación bajo diversas condiciones meteorológicas (Von Elsner et al., 2000a).
Supercie de ventilación
Para que el crecimiento del cultivo sea óptimo es muy importante que
la ventilación sea suciente, especialmente en el caso de que la temperatura
exterior sea elevada, la radiación global sea alta y la humedad interior del
invernadero alcance grandes valores. Además, la ventilación es especialmente
importante en el caso de que el invernadero sea multimodular (FAO, 2002),
como ocurre en prácticamente la totalidad de los invernaderos tipo Almería
del subtipo raspa y amagado.
Por medio de balances de energía se puede calcular la tasa de ventilación
necesaria para mantener una cierta diferencia de temperatura entre el interior
y el exterior del invernadero. El Gráco 3 muestra la relación entre la tasa de
evapotranspiración del cultivo dentro del invernadero, el salto térmico y la tasa
de ventilación de un invernadero con cubierta plástica (transmisividad de la
cubierta de, τ=0,80) para una radiación solar global de 700 W/m
2
. El efecto de
la ventilación sobre la temperatura del invernadero es de tipo no lineal, y más
allá de una cierta tasa de ventilación (0,1 m
3
s
-1
m
-2
) el efecto en la temperatura
está muy limitado (Seginer, 1997).
La capacidad de ventilación de un invernadero, y por tanto de disminuir
el salto térmico con el exterior, también depende de la tasa de apertura de las
ventanas (Gráco 4), que expresa la máxima supercie de ventilación como
un porcentaje de la supercie de suelo cubierto.

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Gráco 3. Diferencia de temperaturas entre el interior y el exterior
de un invernadero en función de la tasa de ventilación
para cuatro niveles de evapotranspiración del cultivo (L
ETP
).
En porcentaje de la radiación neta dentro del invernadero (Rn):
20 % (), 50 % (), 70 % () y 80 % ()
Fuente: adaptado de FAO (2002) y ASAE (2003).
Gráco 4. Diferencia de temperaturas entre el interior y el exterior
de un invernadero en función de la relación entre la supercie
de ventilación (S
V
) y la supercie de suelo cubierta (S
c
),
para una velocidad del viento nula en un invernadero con ventanas
cenitales y laterales, para diferentes valores de la radiación solar exterior:
1000 W m
–2
(), 750 W m
–2
() y 500 W m
–2
()
Fuente: adaptado de Kittas et al. (1997).
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Sin embargo, el tamaño de las ventanas no es el único parámetro de dise-
ño que inuye en la ecacia de ventilación de un invernadero, también afecta
la posición, la forma y el funcionamiento.
La distribución de presiones generada por el viento alrededor de la cubierta
del invernadero induce un ujo de aire interior cuando existe una diferencia de
presión entre las ventanas abiertas (Wacquant, 2000). Dichas diferencias de-
penden de la forma de la cubierta y de la colocación de las ventanas. Por tanto,
la posición de las aberturas de ventilación es un factor sumamente importante
para obtener un fuerte gradiente de presión a lo largo del interior del invernade-
ro, que garantice una buena ventilación (Von Elsner et al., 2000a).
Se ha observado que las ventanas cenitales generalmente inducen una
mayor tasa de ventilación cuando solo se considera el intercambio de aire
generado por el viento (Papadakis et al., 1996). La principal razón para este
efecto es que las ventanas laterales normalmente se localizan en la parte infe-
rior de las paredes, aproximadamente a un metro sobre el suelo. A esta altura,
la velocidad del viento se ve fuertemente reducida por la fricción con el terre-
no, es más, el efecto de las diferencias de presión creadas aerodinámicamente,
inducidas por la forma de la cubierta, es más fuerte en las ventanas cenitales.
Por otro lado, las ventanas laterales son necesarias para inducir la ventilación
generada por la otabilidad térmica del aire caliente cuando la velocidad del
viento es baja, ya que se ha observado que las ventanas cenitales solas no pue-
den crear un ujo de ventilación ecaz con condiciones de bajas velocidades
del viento (Mistriotis et al., 1997b). Sin embargo, las ventanas laterales son
consideradas secundarias en varios diseños de invernadero, particularmente
en el Norte de Europa donde existe una menor necesidad de ventilación. Así,
un gran número de invernaderos de tipo multitúnel o venlo provenientes de
zonas geográcas más frías se construyen en Almería sin ventanas laterales, lo
que constituye un grave error de diseño.
Verheye y Verlodt (1990) observaron que la ventilación alcanzaba su valor
óptimo para una supercie de abertura total aproximadamente del 30 % de la
supercie cultivada. Von Zabeltitz (1992) recomendaba supercies de venta-
nas del 18-25 % respecto a la supercie cultivada para mejorar la ventilación
pasiva en el área mediterránea, y la ASAE (1994) reduce ese límite a un míni-
mo del 15 %. Feuilloley et al. (1994b) indicaban que se debe disponer de una
supercie de ventilación lateral del 17 % y un 15 % de ventanas cenitales, en
invernaderos multitúnel. Giacomelli (2002), por su parte, recomienda para las
regiones con elevada radiación solar, una relación entre la supercie de venta-
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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
nas y de suelo cubierto por el invernadero que se sitúe entre un 10 y un 20 %.
Según la FAO (2002), para tener una suciente ventilación, el área total de
ventanas debe ser del 15 al 25 % de la supercie del suelo. Teniendo en cuenta
la presencia de mallas antiinsectos en las aberturas de ventilación estos porcen-
tajes deberían ser incrementados para compensar la disminución de caudal de
aire que atraviesa las ventanas equipadas con este tipo de protecciones.
Conguración de las ventanas
Para que se produzca la ventilación natural debe generarse una diferencia
de presión entre el aire exterior e interior, esa diferencia puede estar creada por
el efecto del viento o por un gradiente térmico. La mejor manera de lograr tal
diferencia de presión, es situar aberturas de ventilación en ambos laterales y a
lo largo de las cumbreras del invernadero (FAO, 2002).
En los invernaderos, las líneas de cultivos, deben colocarse paralelamente a
la dirección de los vientos dominantes, de manera que así se aumente el número
de renovaciones de aire por hora (FAO, 2002). La presencia de cultivo dentro
del invernadero situado en líneas perpendiculares a las ventanas puede producir
disminuciones en el ujo de ventilación de hasta un 28 % (Boulard et al., 1997).
En el caso de invernaderos individuales o multimodulares con ventilación
lateral, la máxima tasa de renovación se logra cuando las ventanas están si-
tuadas perpendicularmente a la dirección predominante del viento, mientras
que en el caso de estructuras multicelulares agrupadas con espacios entre dos
estructuras, los laterales deben situarse paralelos a la dirección del viento. Si
la ventilación es únicamente a través de los laterales debe limitarse la anchura
máxima del invernadero (FAO, 2002).
El diseño de las ventanas es un factor importante en la eciencia de la
ventilación, siendo más ecaces las de tipo continuo, utilizadas en los in-
vernaderos multitúnel, que las discontinuas utilizadas en los invernaderos de
tipo venlo (Boulard et al., 1997). Los invernaderos equipados con ventanas
cenitales (Kittas et al., 1996) o ventanas cenitales y laterales son siempre más
ecaces desde el punto de vista de la ventilación natural que los invernaderos
con ventanas laterales únicamente (Papadakis et al., 1996).
Para el caso de invernaderos individuales la supercie de ventanas latera-
les debe ser igual a la supercie de ventanas en el techo. Las ventanas cenitales
deben tener las bisagras en su zona superior, permitiendo una abertura con-
tinua a lo largo de toda la longitud del invernadero. Estas ventanas, cuando
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
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están totalmente abiertas deben formar un ángulo de 60 grados con el techo
(FAO, 2002). Las características técnicas para el diseño del invernadero con
respecto a la ventilación varían de acuerdo con el área geográca donde se
sitúa el invernadero.
Si las condiciones climáticas hacen necesaria una gran eciencia de ven-
tilación, como es el caso de la zona de Almería, se deben considerar varias
especicaciones básicas en su diseño (Von Elsner et al., 2000 a):
Se debe mantener una alta tasa de renovación de aire bajo el máxi-
mo de condiciones meteorológicas. Los invernaderos deberían tener
sistemas de ventilación que permitan la renovación del aire tanto por
efecto del viento como por otabilidad térmica (por lo que son nece-
sarias ventanas cenitales y laterales).
Las ventanas deben diseñarse de forma que haya la máxima estan-
queidad cuando están cerradas. De esta forma se previenen las pérdi-
das de calor durante las noches frías.
El tamaño de las ventanas debe ser compatible con la capacidad de la
estructura y las características del material de cubierta. Las ventanas
no deben debilitar la estabilidad estructural del invernadero.
Se debe limitar la reducción de la transmisión de luz por el efecto de
sombreo producido por los mecanismos de ventilación, para lo cual
es recomendable incorporar estos a la estructura ya existente.
El diseño de las ventanas debe conseguir la protección del cultivo de
la lluvia directa, aun cuando estas estén abiertas.
Niveles de ventilación adecuados
El caudal de aire ventilado se relaciona directamente con el gradiente
térmico entre el interior y exterior del invernadero (Bungton et al., 1987),
así como con la variación de la humedad. Las necesidades de ventilación son
variables y deben ajustarse en cada momento a las necesidades ambientales
de crecimiento y desarrollo de los cultivos y principalmente a las condiciones
climáticas exteriores. Así, la recomendación de capacidad de renovación nece-
saria en un invernadero puede variar de 2 h
–1
(renovaciones de aire por hora)
en invierno, hasta 60 h
–1
en verano (Bungton et al., 1987).

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Según Businger (1963), durante el verano se necesita un valor mínimo
de tasa de renovación de 10 h
–1
bajo condiciones de luz favorables, siendo
recomendables valores de 50 a 100 h
–1
. Del mismo modo los valores de reno-
vación necesarios para obtener un determinado salto térmico varían según el
nivel de evapotranspiración del cultivo entre 35 y 90 h
–1
(ASAE, 2003), con
un valor óptimo de 45-60 h
–1
(Hellickson y Walker, 1983; ASAE, 1994).
También existen recomendaciones de valores de renovación de aire de
1,5-3,5 m
3
s
-1
m
-2
(caudal de aire que atraviesa la ventana por supercie del
invernadero), necesarios para evitar condensación en la cubierta del mismo
como consecuencia de un aumento excesivo de la humedad en su interior
(Bungton et al., 1987). En el caso de la ventilación forzada, se puede consi-
derar como adecuada una capacidad de ventilación en torno a 2,4 m
3
s
–1
m
–2
(Giacomelli, 2002).
2.6.4. Mallas antiinsectos utilizadas en las ventanas de los invernaderos
La atención dedicada a la protección de cultivos es un aspecto que pro-
gresivamente ha adquirido mayor importancia. Aunque los pesticidas siguen
siendo una herramienta importante para el control de las plagas de los in-
vernaderos, el rechazo, cada vez mayor, que provocan en los mercados es-
tos productos, y los efectos no deseados derivados del empleo de los mismos
como la contaminación medioambiental o la aparición de resistencias en las
poblaciones de insectos, ha llevado a la búsqueda de métodos alternativos.
Una de estas alternativas consiste en la disposición de mallas en las ventanas
de los invernaderos, consiguiéndose así, gracias al reducido tamaño de sus po-
ros, evitar o disminuir la entrada de insectos de pequeño tamaño (Figura 52),
reduciendo por tanto el número de tratamientos tosanitarios. La otra gran
alternativa muy exitosa en Almería es el control biológico.
Inicialmente, el uso en los invernaderos de Almería de mallas mosquiteras
(10 x 16 hilos/cm
2
) pretendía proteger el cultivo de la acción del viento (Cama-
cho-Ferre, 1980). Actualmente, la práctica totalidad tienen instaladas mallas an-
tiinsectos en las aberturas de ventilación como medida preventiva contra la entra-
da de insectos plaga. Además, la legislación Andaluza para producción integrada
establece la obligación de instalar mallas con una densidad mínima de 10 × 20
hilos/cm
2
en las ventanas de los invernaderos de esta comunidad autónoma (Or-
den de 10 de octubre de 2007, Reglamento Especíco de Producción Integrada
de Cultivos Hortícolas Protegidos, BOJA N 211 de 25 de octubre de 2007).
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
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Figura 52. Ejemplares de mosca blanca sobre la cara exterior
de una malla antiinsectos colocada en la ventana de un invernadero
de Almería (a). Imagen ampliada de trips sobre una malla (b)
a
b
La instalación de mallas en las ventanas constituye un obstáculo al ujo
de aire que deriva en una reducción de la velocidad interior y de la tasa de ven-
tilación. La principal consecuencia de la disminución del número de renova-
ciones de aire, es el incremento de la temperatura y de la humedad, quedando
afectadas de forma general las condiciones microclimáticas del invernadero.
A pesar de los inconvenientes, las mallas antiinsectos son una alternativa útil
en la protección de cultivos, por lo que la elección de la malla más adecuada
para un invernadero en concreto requiere conocer tanto su efectividad como
barrera contra las plagas como la resistencia que ofrece al ujo de aire.
En función de la forma de construcción las mallas antiinsectos utilizadas
en los invernaderos son de dos tipos (Valera et al., 2001):
Tejidas. Actualmente esta es la forma más común de fabricación de
las mallas, ya que proporciona un buen equilibrio entre el tamaño de
hueco necesario para la exclusión de insectos y la resistencia al ujo
de aire. El principal inconveniente que presentan es que si los huecos
se distorsionan cuando se aplica una tensión lateral, tanto la exclusión
de insectos como la resistencia aerodinámica se pueden ver afectadas
de forma negativa. En general están tejidas con hilos monolamento
de polietileno (Figura 53a), lo que signica que cada hilo está consti-
tuido por una sola hebra sólida, de apariencia muy similar al hilo de
pescar. Los lamentos también pueden ser acrílicos constituidos por
diversas bras, por lo que se denominan hilos multilamento.

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Anudadas. En este tipo de mallas cada hilo es atado alrededor del
siguiente, formando una malla de nudos (Figura 53b) con una alta re-
sistencia al desgarro y la rotura. Los lazos y nudos adicionales pueden
disminuir considerablemente la permeabilidad de la malla.
Figura 53. Detalle de una malla de tipo tejido (a) y una anudada (b)
a
b
Ecacia de las mallas como barrera contra las plagas
Entre las principales plagas que se pueden prevenir están la mosca blanca
(Trialeurodes vaporariorum Westwood y Bemisia tabaci Gennadius), que pro-
duce amarillamiento y debilitamiento de las plantas y la aparición de negrilla
como daño indirecto, y sobre todo los trips (Frankliniella occidentalis Pergan-
de). Estos dos insectos constituyen las plagas más importantes de los culti-
vos en invernadero de Almería (Acebedo, 2004). Como en otros lugares del
mundo (Taylor et al., 2001), la mayoría de las pérdidas producidas en España
por Bemisia tabaci son debidas al papel que desempeña como vector de virus
(Guirao et al., 1997). El virus del amarillamiento del tomate (Tomato Yellow
Leaf Curl Virus, TYLCV) fue documentado por primera vez en España en el
otoño de 1992 (Moriones et al., 1993). Los trips también causan daños indi-
rectos por la transmisión del virus del bronceado del tomate (Tomato Spotted
Wilt Virus, TSWV) entre otros, que puede afectar a plantaciones de tomate,
pimiento, berenjena y judía (Aparicio et al., 1998).
Otros insectos perjudiciales cuya entrada al invernadero puede frenarse con
las mallas en las ventanas, son los pulgones (Myzus persicae Sulzev y Aphis gossipii
Glover), que son los más comunes y abundantes sobre algunos cultivos hortí-
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
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colas protegidos como las solanáceas, y que además de provocar daños directos
sobre las plantas pueden transmitir numerosas virosis; y el submarino o mina-
dor de las hojas (Liriomyza sp.) que causa daños físicos directos sobre el cultivo.
La adquisición de resistencia a los insecticidas ha provocado una dismi-
nución de la efectividad de la protección química, además de la creciente des-
ventaja económica y medioambiental que conlleva su uso. En un sistema de
control integrado de plagas, la exclusión física de los insectos debe ser una de las
primeras técnicas aplicadas para reducir la necesidad de otras medidas de con-
trol (Bell y Baker, 2000). Con la eliminación o el aumento del coste de muchos
de los pesticidas registrados, el uso de mallas antiinsectos se ha convertido en
la técnica más efectiva económicamente combinada con el Control Biológico.
Como consecuencias del uso de mallas antiinsectos en las aperturas de
ventilación de los invernaderos han sido documentadas reducciones en las
poblaciones de las plagas, menor incidencia en la transmisión de enfermeda-
des y una disminución en la necesidad de realizar tratamientos tosanitarios
(Berlinger et al., 1991,1992; Baker y Jones, 1989-1990; Bell y Baker, 2000).
La efectividad de las mallas antiinsectos como barrera ante los insectos ha
sido estudiada por varios autores (Albright y Both, 1990; Bethke y Paine,
1991; Bethke, 1994; Bethke et al., 1994; Bell y Baker, 2000; Fernández et al.,
2002a-b; Ghidiu y Roberts, 2003; Díaz et al., 2003). Las reducidas dimensio-
nes de los trips hacen inecaces el uso de mallas de 10 × 16 hilos/cm
2
, por lo
que en la actualidad se ha extendido el uso de mallas más densas, como las de
10 × 20 hilos/cm
2
, equivalentes a 50 mesh (1 mesh=1 hilo/pulgada), que suele
presentar un diámetro máximo de hueco de 0,22-0,27 mm, y que tienen una
gran ecacia en el control de mosca blanca (Díaz et al., 2003). Las densidades
de hilos pueden ser muy superiores (14 x 28 hilos/cm
2
, 13 x 30 hilos/cm
2
,
etc.) llegando hasta 20 × 40 hilos/cm
2
.
La ecacia de las mallas como barrera física al paso de los insectos depende
del tamaño mínimo de los poros o huecos que constituyen la malla. Normal-
mente las mallas se denominan en función del número de hilos horizontales y
verticales que hay en 1 cm
2
. Esta nomenclatura está relacionada directamente
con el tamaño de los huecos y la porosidad, aunque la relación no es unívoca;
de forma que en función del grosor de los hilos que forman el tejido del mate-
rial agrotextil, se pueden obtener valores idénticos de porosidad con distintos
números de hilos por centímetro y diferentes tamaños de hueco. En la Tabla
10 se reejan los tamaños de huecos, tanto en supercie como en longitud
máxima, que pueden tener para evitar el paso de varios tipos de insectos plaga.

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Tabla 4. Tamaño máximo que pueden tener los poros de una malla
para la exclusión de varios insectos plaga
Insecto plaga
Tamaño del tórax
[mm]
c
Tamaño del abdomen
[mm]
c
Longitud máxima
del poro [mm]
e
Supercie máxima del
poro [mm
2
]
Trips 0,213-0,215 0,265 0,192 0,03
a
Mosca blanca 0,239-0,288 0,565-0,708 0,462 0,20
b
Pulgones* 0,355-0,434 2,295-2,394 0,340 0,20-0,90
d
Minador de la hoja 0,435-0,608 0,810-0,850 0,640 0,40
d
*Aunque los pulgones son más grandes que la mosca blanca, pueden ser necesarias mallas más tupidas debido a la diferente
colocación que pueden tener las alas con respecto al cuerpo.
Fuente: adaptada de
a
Albright y Both (1990);
b
Bethke y Paine (1991);
c
Bethke (1994);
d
Bethke et al. (1994);
e
Ghidiu
y Roberts (2003).
La efectividad de las mallas antiinsectos ha sido estudiada en laboratorio
comparando el tamaño y geometría de los poros con respecto a la anchura torá-
cica de los insectos en ausencia de una corriente de aire forzada (Bethke y Paine,
1991). También se han realizado ensayos en túnel de viento (Bell y Baker, 2000)
para determinar la efectividad de varios tipos de mallas mediante conteo de los
insectos atrapados por las mallas (Tabla 5) cuando se someten a una corriente de
aire de 1,5 m s
–1
, valor que se aproxima a la velocidad de paso del aire a través de
las ventanas laterales de los invernaderos (Molina-Aiz et al., 2004a-b).
Tabla 5. Ecacia de diferentes tipos de mallas antiinsectos
como barreras a las plagas
Tipo de malla
[hilos/cm
2
]
Grosor del hilo
[mm]
Tamaño medio
de hueco [mm]
Exclusión de mosca
blanca [ %]
Exclusión de trips
[ %]
40×40 0,10 0,15×0,15 89,7
*
±2,1
**
75,5±11,8
32×32 0,17 0,14×0,14 86,8±5,0 94,8±3,5
20×32 0,16 0,15×0,34 92,7±1,5 22,3±14,6
20×20 0,16 0,35×0,35 93,9±3,5 4,2±15,0
16×16 0,20 0,43×0,43 71,5±36,1 15,8±13,7
12×12 0,22 0,65×0,65 12,5±21,9 18,8±13,9
10×20 0,26 0,26×0,81 73,1±17,6 18,0±14,6
10×16 0,27 0,41×0,79 14,2±27,0 2,2±12,9
*
Valores medios.
**
Desviación estándar.
Fuente:
Bell y Baker (2000).
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
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Aunque este tipo de ensayos proporciona un índice de la ecacia rela-
tiva de las mallas no es un método con gran exactitud, de forma que mayo-
res tamaños de hueco pueden dar lugar a una mayor ecacia (Tabla 5). Para
conocer con exactitud la ecacia de una malla como barrera antiinsectos es
necesario conocer el porcentaje de insectos que logran atravesarla vivos en
condiciones de campo.
Existen mallas con lamentos aditivados con ciertas sustancias que actúan
dando un carácter fotoselectivo a la misma, al tener capacidad de absorción
de rayos ultravioletas (entre 230 y 380 µm), distorsionando la orientación de
muchos insectos que se basa en esa frecuencia. Aunque en estudios de labo-
ratorio han mostrado una mayor ecacia como barrera contra los insectos, en
invernaderos de Almería no se han encontrado diferencias signicativas con
respecto a las mallas normales (Díaz et al., 2003).
Las mallas de 10 × 20 hilos/cm
2
en invernaderos de Almería permite
mantener bajos valores de plantas infectadas por el TYLCV, inferiores al 9 %
(Fernández et al., 2002 a-b; Díaz et al., 2003). Sin embargo, las mallas no ase-
guran una completa protección, ya que los invernaderos tipo Almería no son
totalmente herméticos al ser necesario perforar la lámina plástica de la cubier-
ta para poder unir las mallas de alambre de la estructura. Además, la falta de
uniformidad de las mallas (Álvarez et al., 2003) y el mayor tamaño real de los
huecos en su conguración tridimensional, hacen que haya huecos de mayor
tamaño al nominal por donde pueden pasar los insectos.
Por otro lado, la orientación de las cumbreras de los invernaderos en
dirección Este-Oeste, con una mayor supercie de ventanas expuestas a los
vientos del suroeste, produce un aumento en la incidencia del virus de la
cuchara, consecuencia de una mayor renovación de aire y entrada de insectos
(Fernández et al., 2002 b; Díaz et al., 2003).
Efecto negativo sobre la ventilación
Las mallas en las ventanas del invernadero producen un considerable efecto
negativo en el microclima interior al afectar a la tasa de ventilación (Molina-
Aiz, 2010). La resistencia de las mallas al ujo de aire se reeja en la pérdida de
presión a través de la malla, que varía con la velocidad de aproximación del aire
a la malla. Es recomendable que la caída de presión que se produce a través de
la malla no sea superior a una presión estática de 7,35 Pa (Mears y Both, 2000).

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
La medida de la resistencia de las mallas al paso del aire se realiza me-
diante ensayos en túnel de viento en los que se puede obtener la pérdida de
presión originada por el material poroso para una determinada velocidad del
aire (Miguel et al., 1997). Esta aproximación, utilizada posteriormente por di-
versos autores (Miguel, 1998a y 1998b; Dierickx, 1998; Muñoz et al., 1999),
se basa en la ecuación de Forchheimer (Molina-Aiz, 2010), que establece una
relación entre la caída de presión originada por una malla, la velocidad de
aproximación del aire y el cuadrado de esta. Bell y Baker (2001) también
midieron la caída de presión originada por varios tipos de mallas para una
velocidad del aire de 1,5 m/s (Tabla 6).
Tabla 6. Porosidad y resistencia al ujo de aire de diferentes tipos
de mallas antiinsectos
Tipo
de malla [hilos/cm
2
]
Porosidad
[m
2
/m
2
]
Permeabilidad K
p
[m
2
]
a
Factor inercial Y
a
Caída de presión DP
[Pa]
b
40×40 0,36 6,71×10 –10 0,379 23,6
32×32 0,20 2,62×10 –10 1,325 65,5
20×32 0,31 5,28×10 –10 0,521 18,4
20×20 0,46 9,93×10 –10 0,225 12,1
16×16 0,47 1,03×10 –9 0,215 10,4
12×12 0,45 9,58×10 –10 0,236 5,4
10×20 0,40 6,51×10 –9 0,457 5,0
10×16 0,34 1,39×10 –9 0,758 5,9
Fuente: adaptada de
a
Miguel (1998b);
h
Bell y Baker (2001).
También, Valera et al. (2006) y Molina-Aiz (2010) estudiaron las carac-
terísticas de diversos tipos de mallas utilizadas en los invernaderos mediante
ensayos en túnel de viento (Tabla 7).
De los resultados obtenidos por los diversos autores se puede obser-
var una cierta relación entre la porosidad y la caída de presión que produce
(Gráco 5), aunque también hay que tener en cuenta el grosor del hilo y la
densidad de estos. Reduciendo el grosor del hilo se puede aumentar la porosi-
dad de la malla a la vez que se reduce el tamaño de los poros (Tabla 7).
Otros autores han utilizado un coeciente de descarga para evaluar la in-
uencia de las mallas en la ventilación natural de los invernaderos (Sase y Chris-
tianson, 1990; Kosmos et al., 1993; Montero et al., 1997; Teitel y Shlylar, 1998).
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
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Tabla 7. Porosidad y resistencia al ujo de aire de diferentes tipos
de mallas antiinsectos medidas en túnel de viento
Malla
Densidad
[hilos/cm
2
]
Porosidad
a[m
2
m
-2
]
L
px
[µm] L
py
[µm] d
m
[µm] K
p
[m
2
]
Factor
inercial Y
DP [Pa]
*
Sunsaver 18×33 0,288 127,2 386,2 175,34 4,50×10–10 0,266 24,5
Sunsaver 11×23 0,319 194,9 711,7 251,76 1,33×10–9 0,186 13,8
UAL 2008-2 10×20 0,325 225,4 724,8 275,05 2,02×10–9 0,177 12,7
UAL 2007-1 10×20 0,335 233,7 734,0 274,90 2,12×10–9 0,169 11,6
Econet T 20×40 0,336 162,6 334,6 165,45 4,57×10–10 0,273 24,3
UAL cenital 10×20 0,341 233,0 741,3 271,96 2,60×10–9 0,253 8,9
UAL 2011-1 10×20 0,350 238,6 746,0 266,60 2,31×10–9 0,166 9,5
BioNet 10×20 0,367 245,5 804,9 258,37 2,17×10–9 0,157 8,8
Sunsaver 10×20 0,371 267,7 795,3 271,04 1,91×10–9 0,166 9,5
Sunsaver 10×20 0,375 247,3 777,4 253,20 1,88×10–9 0,163 8,5
UAL 2008-3 09×21 0,375 234,9 838,7 246,90 3,15×10–9 0,164 8,0
UAL 2008-1 10×20 0,379 256,6 736,4 250,25 2,69×10–9 0,179 7,0
UAL 2007-3 13×27 0,385 188,4 591,6 184,40 1,97×10–9 0,186 9,9
Supertex-30 10×20 0,387 256,5 839,9 251,21 1,97×10–9 0,164 8,4
Econet SF 10×20 0,389 263,7 775,0 252,55 1,70×10–9 0,155 8,3
UAL 2007-4 13×31 0,390 164,6 593,3 165,85 1,93×10–9 0,159 9,7
UAL 2008-4 13×31 0,390 164,6 593,3 165,85 1,93×10–9 0,159 9,7
UAL lateral 10×16 0,394 337,2 694,2 279,20 6,91×10–9 0,193 5,8
Supertex-26 10×16 0,458 415,6 748,8 260,68 2,65×10–9 0,151 5,3
UAL 2007-2 10×16 0,470 383,3 792,8 243,15 4,80×10–9 0,167 5,1
Sunsaver 10×16 0,477 379,1 771,5 244,66 5,06×10–9 0,197 4,1
Econet F 10×16 0,483 410,0 789,7 253,47 4,15×10–9 0,136 3,3
DP caída de presión.
K
p
permeabilidad.
L
px
longitud del poro en el eje x.
L
py
longitud del poro en el eje y.
d
m
diámetro medio del hilo.
*
Caída de presión
correspondiente a una velocidad de paso del aire de 1,5
m/s.
Fuente: Valera et al. (2006); Molina-Aiz (2010).

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Gráco 5. Relación entre la porosidad de las mallas y la caída de presión
que produce para una velocidad de paso del aire de 1,5 m/s
Fuente: () Bell y Baker (2001) y (×) Valera et al. (2006) y Molina-Aiz (2010).
La medida de la resistencia de las mallas al paso del aire se puede realizar
experimentalmente mediante ensayos en túnel de viento en los que se obtiene
la pérdida de presión originada por el material poroso para una determinada
velocidad del aire (Miguel et al., 1997; Valera et al., 2006) o mediante simula-
ciones de Dinámica de Fluidos Computacional (CFD) (Gráco 6).
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
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D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
Gráco 6. Caída de presión a través de tres tipos de mallas antiinsectos
en función de la velocidad del aire: 10×16 [hilos/cm
2
] (-----; ∆),
10
×20 [hilos/cm
2
] (- - -; ) y 15×30 [hilos/cm
2
] (·-··-·; ◊)
Fuente: datos experimentales obtenidos de Valera et al. (2006) y Álvarez (2009) y datos simulados con CFD por
Molina-Aiz (2010).
Molina-Aiz (2010) observó mediante simulaciones de CFD en un inver-
nadero tipo Almería como el uso de mallas antiinsectos reduce fuertemente
la velocidad del aire dentro del invernadero (sobre todo dentro de la zona del
cultivo) y la tasa de ventilación, produciendo un aumento signicativo de la
temperatura interior. Resultados similares han sido obtenidos para otros tipos
de invernaderos, equipados con diferentes mallas antiinsectos, por varios au-
tores (Bartzanas et al., 2002; Fatnassi et al., 2002a, 2002b y 2006).
Con viento nulo, las mallas no parecen modicar el patrón de ujo den-
tro del invernadero correspondiente a una ventilación por «efecto chimenea».
Sin embargo, aunque el aire se mueve de la misma forma, su velocidad des-
ciende de forma proporcional a la disminución de la porosidad de las mallas.
Así, a 0,5 m sobre el suelo, correspondiente a la zona donde se produce la
mayor entrada de aire por efecto térmico, se reducía la velocidad del aire inte-
rior entre un 24 y un 29 % del valor obtenido sin mallas (Molina-Aiz, 2010).

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Campen (2005) también observó mediante simulaciones de CFD que
una malla antiinsectos (con huecos de 0,6 x 0,6 mm y una porosidad del
38,9 %) podía reducir la tasa de ventilación más de un 50 %. También indi-
caba que la dirección del viento afectaba poco a la ventilación al instalar una
malla antiinsectos, ya que la inuencia de la resistencia de la malla al paso del
aire era muy grande comparada con la de la dirección del viento. Majdoubi
et al., (2007) analizaron la capacidad de ventilación de un invernadero tipo
Almería (o Canario) de gran tamaño (1,1 ha) con un cultivo de tomate en su
interior equipado con mallas antiinsectos mediante un balance de energía. La
presencia de las mallas de 10 × 20 hilos/cm
2
(porosidad del 35 % con huecos
de 780 × 250 µm e hilo de 280 µm) reducía en este invernadero la tasa de
ventilación un 46 %. Kittas et al., (2005) constataron una reducción de un
33 % en la ventilación de un invernadero con solo ventanas laterales al colocar
mallas antiinsectos (con un 50 % de porosidad).
Las medidas realizadas con anemómetro sónico por Kittas et al. (2006
y 2008) mostraban velocidades normalizadas entre un 58 y 65 % más bajas
al colocar las mallas antiinsectos en las ventanas, junto a una reducción de la
heterogeneidad de la distribución de temperatura y un aumento del gradiente
térmico. Así, en un invernadero Almería Molina-Aiz (2010) también relacio-
nó estadísticamente el gradiente de temperatura entre el interior y el exterior
del invernadero, con la porosidad de las mallas y la velocidad del viento para
los cuatro casos analizados mediante la expresión:
T
ie
[C]=7,78167 -0,753656·ϕ -0,626116·v
R
[m s
–1
]
Fatnassi et al. (2006) también observaron como la colocación de mallas
antiinsectos en las ventanas de los invernaderos producía incrementos en el
gradiente térmico con respecto al invernadero sin mallas. Fatnassi et al. (2006)
compararon, para la combinación de ventanas cenitales abiertas a barlovento
y una ventana lateral, la utilización de mallas de protección anti-Bemisia (hue-
cos de 0,78 mm × 0,25 mm y diámetro de hilo 0,22 mm) y anti-thrips (poros
de 0,18 mm × 0,18 mm y diámetro del hilo 0,22 mm), con el invernadero sin
mallas. Con respecto a la no utilización de protección, las mallas anti-Bemisia
produjeron aumentos de temperatura muy superiores a los simulados en el
invernadero tipo Almería (Molina-Aiz, 2010), junto a un ligero incremento
de la heterogeneidad espacial del microclima.
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
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Como promedio las elevaciones de temperatura y humedad se multiplica-
ban por dos en comparación con el caso de la no utilización de mallas, mien-
tras que para la malla anti-thrips, los aumentos de temperatura y humedad
con respecto al exterior eran entonces el triple. En el invernadero tipo Almería
los incrementos de temperatura fueron menores a los obtenidos por Fatnassi
et al. (2006) debido principalmente a que ellos utilizaron las ecuaciones ob-
tenidas por Miguel (1998b) para determinar la permeabilidad K
p
y el factor
inercial de la malla Y, con la consiguiente sobreestimación de la pérdida de
carga originada por las mallas. Soni et al. (2005) constataron como una ma-
lla antiinsectos de baja porosidad (19 %, con huecos de 135 × 135 µm con
hilo de 175 µm) puede aumentar el gradiente térmico en el invernadero a
5-10 C, mientras que utilizando una malla más porosa (53 % con huecos de
780 × 755 µm con hilo de 285 µm) el gradiente se puede limitar a 2 o 5 C.
Las mallas antiinsectos suponen una reducción drástica de la tasa de ven-
tilación del invernadero que genera un aumento del gradiente de temperatura
con respecto al exterior (Molina-Aiz, 2010; Fatnassi et al., 2006). Así, es necesa-
rio aumentar la supercie de las ventanas al doble de su valor, para poder mante-
ner niveles de ventilación adecuados (Montero et al., 2001; Kittas et al., 2005).
2.7. Sistemas de ventilación forzada
El principio de la ventilación forzada es crear un ujo de aire dentro de la
estructura: los ventiladores situados en un extremo del invernadero, extraen
el aire y las ventanas situadas en el lado opuesto lo dejan entrar (FAO, 2002).
Mediante un adecuado sistema de ventilación forzada se puede controlar
de manera más precisa que con ventilación natural, el régimen termohigromé-
trico de un invernadero, así como el restablecimiento en el interior del inver-
nadero de la concentración de CO
2
que hay en el exterior. El sistema debe es-
tar correctamente diseñado para asegurar la tasa de renovación deseada, si no
es así, la ventilación forzada resulta desastrosa para los intereses del agricultor.
Para que el sistema sea efectivo se recomienda que pueda alcanzar de 45 a 60
renovaciones de aire por hora (ASAE, 1981). Por otro lado, debe considerarse
en el diseño inicial la caída de la tasa de ventilación que va a provocar la casi
obligada instalación de mallas antiinsectos en las aperturas de ventilación.
Esta técnica tiene una limitación en su capacidad de refrigeración, im-
puesta por las condiciones climáticas exteriores, a las que se aproximará el mi-
croclima dentro del invernadero a medida que aumente el nivel de renovación

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
de aire. En el área mediterránea se pretende fundamentalmente disminuir la
humedad dentro del invernadero en otoño-invierno, así como los excesos de
temperatura en primavera-verano. Como efecto colateral se consigue aumen-
tar la concentración de CO
2
hasta niveles similares a los que hay fuera del
invernadero (360 ppm), fundamentalmente en las horas centrales del día,
cuando la elevada radiación solar provoca un aumento de la actividad fotosin-
tética y un fuerte consumo de CO
2
.
2.7.1. Recomendaciones de diseño
La ASABE (American Society of Agricultural and Biological Engineers) esta-
blece una serie de recomendaciones con respecto a los sistemas de ventilación
forzada (ASAE, 1981; ASAE, 2003). También la FAO (Food and Agriculture
Organization) establece algunas normas o indicaciones que deben respetar las
instalaciones de ventilación forzada en condiciones climáticas como las de la
región mediterránea (FAO, 2002):
Los ventiladores deben extraer el aire del invernadero. Los extractores
mejoran la distribución de temperatura y evitan cualquier daño por
sobrepresión interior (FAO, 2002).
La separación entre dos extractores sucesivos situados en el mismo
extremo del invernadero, no debe exceder la distancia de 8 a 10 m (Fi-
gura 54), y se situarán, siempre que sea posible, en el lateral del inver-
nadero opuesto a la dirección predominante del viento. De esta forma
la velocidad del viento exterior no produce un efecto signicativo en la
capacidad de los ventiladores (Fuchs et al., 1997). En el caso de tener
que ubicarlos en la banda de barlovento, deberá incrementarse en un
10 % la capacidad de ventilación de los mismos (ASAE, 2003).
La supercie de las ventanas de entrada de aire situadas en la cara
opuesta al lugar en el que estén los ventiladores, debe ser de al menos
1,25 (FAO, 2002) o 1,5 veces (ASAE, 2003) el área de los ventiladores.
Estas ventanas estarán dispuestas en todo el lateral opuesto a la banda
donde están situados los extractores y, a no más de 45 m de estos. La
velocidad del aire de entrada no debe ser demasiado alta (FAO, 2002).
Para facilitar el arranque de los extractores así como para poder mo-
dicar la tasa de ventilación en función de las variables ambientales,
es recomendable poder conectar distinto número y no que todos ellos
funcionen siempre a la vez (ASAE, 2003).
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
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Figura 54. Conjunto de extractores en el lateral de un invernadero
tipo Almería. La separación entre los centros de los dos extractores es de 8 m
Debe guardarse una distancia de al menos 1,5 (FAO, 2002) o 4 veces
(ASAE, 2003) el diámetro del ventilador, entre el punto de expulsión
del aire y cualquier tipo de obstrucción. Si esto no es posible, como suele
ser el caso de los invernaderos de Almería, que por lo general están muy
próximos unos de otros, habría que instalarlos en el techo (Figura 55).
Figura 55. Vista exterior de una instalación de ventilación forzada
en un invernadero Almería con las salidas de aire de los extractores
situadas sobre la cubierta
Las ventanas de entrada del aire deben accionarse automáticamente y
ser totalmente estancas, cuando los ventiladores eléctricos no estén fun-
cionando (FAO, 2002). Los ventiladores dispondrán siempre de rejillas
de protección para prevenir accidentes y las rejillas de salida abrirán

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
hacia fuera cuando los extractores entren en funcionamiento (Figura
56), movidas por algún sistema como el de contrapesos (ASAE, 2003).
Los instrumentos de medida y control del sistema de ventilación de-
ben estar protegidos de la radiación solar (ASAE, 2003), alojados en
cajas con material reectivo, o al menos blanco (Figura 57a). Se debe
asegurar que circule aire alrededor de los controles a velocidad entre
3 y 5 m s
–1
. Para ello se pueden instalar ventiladores mecánicos que
renueven el aire de la caja que contenga a los sensores (Figura 57b).
Figura 56. Rejillas de protección del ventilador abiertas
durante el funcionamiento del extractor (a)
y detalle del sistema de apertura con contrapesos (b)
a
b
Figura 57. Caja de protección de un psicrómetro para medidas
de temperatura y humedad (a) con un pequeño ventilador
(b) para favorecer la circulación de aire en su interior
a
b
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
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Los extractores deben hacer circular el caudal de aire previamente cal-
culado a una presión estática de 15 Pa. Dicha presión deberá dupli-
carse en caso de instalar mallas de protección (mallas antiinsectos) o
paneles evaporadores (FAO, 2002). La ventilación forzada mediante
extractores en general funciona con una eciencia inferior a la especi-
cada por su potencia y con un intercambio de aire inferior a su capaci-
dad debido a la caída de presión producida por las mallas antiinsectos
colocadas en las ventanas de entrada de aire (Fuchs et al., 1997).
2.7.2. Sistemas de ventilación forzada instalados en los invernaderos
tipo Almería
La ventilación forzada ha sido utilizada sin mucho éxito en algunos inver-
naderos de tipo Almería, para intentar mitigar el gran décit de intercambio
de aire que se produce debido a las excesivas anchuras de las estructuras, que
pueden alcanzar fácilmente los 100-120 m.
Los extractores utilizados en los invernaderos de Almería son de 0,5 a 1,2 m
de diámetro, con valores de potencia que van desde 0,4 a 1,5 kW, siendo
los de 0,75 kW los más utilizados. Los caudales que proporcionan varían de
5.000 a 40.000 m
3
/h, dependiendo en cualquier caso de la diferencia de pre-
sión existente entre el interior y el exterior del invernadero.
La instalación de equipos de ventilación forzada en este tipo de estruc-
turas presenta una serie de inconvenientes que dicultan enormemente su
implantación masiva en la zona:
Falta de hermeticidad de las estructuras.
El elevado coste de funcionamiento derivado de la gran potencia eléc-
trica necesaria en la instalación y del elevado número de horas diarias
de consumo, que en determinadas épocas del año es muy grande.
Además, existen carencias de infraestructura eléctrica en algunas de
las áreas que ocupan los invernaderos, lo que produce faltas de sumi-
nistro que dicultan el funcionamiento de los extractores.
La excesiva anchura de los invernaderos también limita la aplicación
de la ventilación forzada.

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Arellano (2004) evaluó la efectividad de los sistemas de ventilación forza-
da instalados en invernaderos tipo Almería con cultivo de tomate durante la
campaña primavera-verano de 2003, comparándolos con el sistema tradicional
de ventilación natural. Observó como el invernadero con ventilación pasiva
mantuvo un menor salto térmico medio, diferencia de temperatura entre el
interior y el exterior del invernadero de 3 C, que otros dos con ventilación for-
zada diseñada para conseguir 15 y 30 renovaciones de aire por hora (4,5 C).
Además el sistema de ventilación natural registró menores humedades relativas
y absolutas en comparación con ambos sistemas de ventilación forzada.
En cuanto al rendimiento total de fruto, no se presentaron diferencias sig-
nicativas en la producción, aunque con el sistema de ventilación natural se ob-
tuvieron los frutos de mayor tamaño, que alcanzan un mayor precio comercial
(Arellano, 2004). Teniendo en cuenta tanto el coste de instalación como el con-
sumo de energía eléctrica, los sistemas de ventilación forzada instalados actual-
mente en la zona de Almería no han mostrado ser rentables económicamente.
Aunque la ventilación forzada es una técnica de control climático de in-
vernaderos conceptualmente buena, los invernaderos deben aprovechar los
recursos naturales de la zona donde se instalan, por lo que en zonas con un
buen régimen de vientos como Almería, la ventilación natural (pasiva) puede
ser suciente para mejorar el microclima del invernadero, haciendo recomen-
dable la ventilación forzada solo en algunas aplicaciones muy particulares. Los
extractores también se pueden utilizar como un complemento de la ventila-
ción natural, aplicando la ventilación forzada únicamente cuando hace poco
viento y la tasa de ventilación es insuciente.
2.8. Sistemas de refrigeración por evaporación de agua
En los meses centrales del verano en los que las temperaturas exteriores
son superiores a los máximos valores admisibles por las plantas, se pueden uti-
lizar sistemas de refrigeración por evaporación de agua para disminuir la tem-
peratura y aumentar la humedad del aire. Se han realizado diversos estudios
con diferentes sistemas de refrigeración evaporativa (Montero et al., 1981;
Walker y Cotter, 1968; Al-Shooshan et al., 1991; Al-Helal, 1998; Giacomelli,
2002). El principal objetivo de esos estudios era determinar la inuencia de
los sistemas evaporadores en la temperatura del invernadero y su eciencia,
para lo que se tuvieron en cuenta el consumo total de agua y su interacción
con el cultivo como fuente secundaria de humedad. De acuerdo con Al-Sho-
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
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oshan et al. (1991) la transpiración desde las hojas del dosel vegetal limita
signicativamente el gradiente térmico dentro del invernadero.
En los últimos años la refrigeración por evaporación de agua se ha im-
plantado en muchas de las nuevas estructuras de invernaderos mediterráneos.
Aunque en principio pudiera pensarse que las zonas costeras (donde están si-
tuados generalmente los invernaderos) no son adecuadas para implantar estos
sistemas, ya que la eciencia del sistema disminuye con la humedad ambien-
tal, lo cierto es que han funcionado correctamente y se han implantado no
solo en semilleros y cultivos ornamentales, sino también en frutas y hortalizas.
Esto es debido a que estos equipos son necesarios fundamentalmente en las
horas centrales del día, cuando la temperatura es excesiva, coincidiendo con
la franja horaria en que la humedad es mínima.
Estos sistemas evaporan agua en el interior del invernadero, produciendo
un descenso de la temperatura y un aumento de la humedad. El cambio de
fase de líquido a vapor requiere energía que se extrae del aire del invernadero,
enfriándolo y aumentando su contenido de humedad. Se produce una con-
versión de calor sensible a latente, que actúa positivamente al disminuir el
décit de presión de vapor, moderando la demanda evaporativa.
Aunque son múltiples los sistemas de enfriamiento o humidicación que
utilizan esta técnica, se han impuesto en los invernaderos mediterráneos los
paneles evaporadores (evaporative pad cooling) y las boquillas de nebulización
(fog cooling). El mayor éxito lo han conseguido los sistemas de nebulización
debido a las peculiaridades de los invernaderos ya construidos, como son la
excesiva anchura y la falta de hermeticidad de los mismos.
El manejo de los sistemas de refrigeración evaporativa se basa en el con-
trol de los caudales de aire, que entra en el invernadero por ventilación, y del
agua evaporada en su interior, generada por la evapotranspiración y añadida
de forma articial por los sistemas de control climático. El suministro de aire
y agua en el invernadero se puede determinar mediante balances de masa y
energía (Boulard y Baille, 1993).
2.8.1. Paneles evaporadores
Este sistema se basa en forzar, mediante una succión provocada por gru-
pos de extractores en el interior del invernadero (Figura 58), el paso del aire
exterior a través de paneles permeables permanentemente mojados con agua,
que humedecen el aire que entra en el invernadero y lo enfrían.

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Figura 58. Esquema de una instalación de paneles evaporadores
(1. Paneles, 2. Extractores, 3. Depósito, 4. Bomba,
5. Tubería de suministro de agua, 6. Tubería de desagüe de los paneles)
Este sistema requiere por tanto estructuras muy herméticas para evitar
que se produzca la entrada de aire por inltración a través de huecos o suras,
lo que provocaría una disminución de rendimiento del sistema, ya que parte
del caudal introducido por la succión de los extractores no se estaría humede-
ciendo. Esta es la razón de que no se hayan implantado en invernaderos poco
herméticos como los de tipo Almería.
Los extractores se suelen situar en un lateral del invernadero (Figura 59) y
los paneles humedecidos en el lado opuesto, normalmente el lado norte para
evitar el efecto de sombreo. También es recomendable disponerlos enfrenta-
dos a los vientos dominantes en verano. Desde el panel humedecido (Figura
60), el ujo de aire atraviesa el invernadero absorbiendo calor, y es transporta-
do por la succión provocada por los extractores hasta el nal del invernadero,
situado en el lado opuesto.
Se utilizan paneles de celulosa corrugada (Figura 60) y de diversos tipos
de bras, que pueden impregnarse con agentes mojantes para aumentar la
supercie de evaporación y disminuir la resistencia al ujo de aire. Conectada
al panel se dispone una bomba que garantice un goteo continuo de agua sobre
el panel. Permanentemente se está irrigando la zona superior de los paneles,
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
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y recirculando los drenajes una vez ltrados, añadiéndoles el agua correspon-
diente a la cantidad evaporada.
Figura 59. Vista de los extractores situados
en la banda opuesta al panel evaporador
Figura 60. Vista de un panel evaporador de celulosa
desde el interior del invernadero

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Las ventajas de este método son su simplicidad de funcionamiento y de
control y, también que no entraña ningún riesgo de mojar las hojas del cultivo.
Las desventajas del sistema de paneles evaporadores-extractores son:
El aire debe ser forzado a través del panel, que ofrece una apreciable
resistencia al paso del aire.
Se crean importantes gradientes de humedad y temperatura a lo largo
del invernadero (López et al., 2010, 2012a, 2012b y 2012d).
Su instalación, funcionamiento y mantenimiento son caros.
Un fallo en el suministro eléctrico transforma al invernadero en un
colector de calor.
Se produce en general una disminución de su ecacia con el aumento
de la humedad del aire.
El funcionamiento continuado y la pobre calidad del agua, causan la
obstrucción progresiva de los paneles, disminuyendo su capacidad de
refrigeración.
Produce un derroche de agua ya que se humedecen en exceso para
prevenir la obstrucción de los paneles.
La principal desventaja de los sistemas de paneles evaporativos y extrac-
tores es la falta de uniformidad de las condiciones climáticas interiores, que
se caracterizan por temperaturas crecientes y caídas de humedad a lo largo del
invernadero y en la dirección del ujo de aire. Para evitar estos problemas no
se recomienda que la distancia entre los paneles y los extractores (anchura del
invernadero) supere los 45 metros. En la práctica esta limitación implica que
su uso sea exclusivo para determinadas estructuras nuevas de tipo industrial, y
lo haga desaconsejable para otras como los invernaderos «Almería».
En algunos casos se han combinado con mallas de sombreo, con el ob-
jetivo de reducir la heterogeneidad climática mencionada. Los resultados ex-
perimentales realizados combinando un sistema de refrigeración con paneles
evaporadores y mallas de sombreo (Bartzanas y Kittas, 2004), muestran como
la temperatura interior es 10 C inferior a la del aire exterior, incluso durante
las tardes calurosas (con temperaturas por encima de los 35 C), debido en
parte a la baja humedad exterior y a la gran ecacia del sistema de refrige-
ración (cercana al 80 %). Sin embargo, cuando el recorrido del aire a través
del invernadero es muy grande (50-60 m), se observan grandes gradientes de
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temperatura y un aumento gradual de temperatura, a lo largo del eje formado
por los paneles evaporadores y los extractores, que puede alcanzar hasta 8 C
al mediodía, cuando la radiación solar alcanza el nivel máximo.
Los gradientes térmicos son más pronunciados en los invernaderos no
sombreados, siendo mucho menores en los invernaderos con algún método de
sombreo. Del mismo modo, el décit de presión de vapor (DPV) es inferior
en los invernaderos sombreados, con valores de 1,8 kPa, valor que se corres-
ponde con condiciones sin estrés hídrico. Este valor está muy por debajo del
registrado en invernaderos de tipo Almería del subtipo raspa y amagado con
cultivo de melón en las horas centrales del día tanto con ventilación natural
(2-3 kPa) como con ventilación forzada (2,2-3,8 kPa) (Arellano, 2004). Ade-
más, aunque se observan valores muy bajos de DPV en los primeros metros
por detrás de los paneles evaporadores, no se detecta condensación en las ho-
jas del cultivo, ya que su temperatura permanece constantemente por encima
de la temperatura del punto de rocío del aire (Bartzanas y Kittas, 2004).
La temperatura de las plantas y su relación con la temperatura del aire es
un parámetro fundamental que afecta al crecimiento del cultivo y a la canti-
dad y calidad de su producción. Peet et al. (1997), encontraron que incremen-
tando la temperatura media diaria del cultivo de 25 a 26 C se reduce el peso
de los frutos de tomate, su número y el contenido de semillas, casi tanto como
incrementando de 28 a 29 C.
En un invernadero no sombreado, utilizando un sistema de paneles eva-
poradores, se puede conseguir una diferencia media entre la temperatura del
dosel vegetal y la del aire de 2,8 C, mientras que en invernaderos sombreados
esta diferencia se reduce a la mitad (1,4 C). Esto puede atribuirse no solo al
propio sombreo sino al mayor ujo de transpiración que conlleva.
ASAE (2003) recomienda para cada tipo de panel la velocidad a la que
tiene que ser atravesado por el aire, el caudal de agua a aportar por metro li-
neal de panel, el volumen recomendado del depósito de agua, así como otras
consideraciones de especial interés para que el sistema sea ecaz.
2.8.2. Refrigeración mediante nebulización
El sistema de nebulización se basa en la pulverización de agua en forma de
pequeñas gotas (Figura 61), en el intervalo de diámetros de 2-60 µm (ASHRAE,
1972) con el objetivo de incrementar la supercie de agua en contacto con el aire.

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Realmente, debido al tamaño de las gotas que se obtienen, se trata más de
una na pulverización que de una nebulización propiamente dicha, aunque
este es el término con el que se denomina a este sistema. Se utiliza una red de
boquillas de nebulización situada sobre el cultivo y cercana a la cubierta del
invernadero. Suele disponerse una boquilla cada 2-4 m
2
, dependiendo de la
conguración de la instalación.
Figura 61. Neblina provocada por un sistema de nebulización
Para una determinada cantidad de agua, la supercie de la misma en con-
tacto con el aire aumenta de forma directamente proporcional a la disminu-
ción del tamaño de las gotas. Otra característica de las gotas en este intervalo
de tamaños, es que las fuerzas de fricción resultantes del movimiento de las
gotas a través del aire son relativamente mayores, con lo que su velocidad de
caída es menor (Frenkel, 1986), hasta del orden de 0,1 m s
–1
en aire inmóvil;
elevando el tiempo de permanencia en suspensión, permitiendo así la com-
pleta evaporación de las gotas. Esto produce una alta eciencia de evapora-
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ción del agua en combinación con la posibilidad de mantener secas las hojas
del cultivo. La elevada eciencia se debe a que, además de evaporar el agua
para enfriar el aire, es posible evaporar el agua en cantidades sucientemente
grandes para igualar la energía absorbida en el invernadero (bajo condiciones
normales alrededor de 0,7 kg m
–2
h
–1
).
Las gotas de nebulización se pueden generar por diferentes métodos: agua
a alta o baja presión que se fuerza a pasar por un oricio pequeño, choque de
una corriente de agua con otra de aire, pulverizadores centrífugos, ultrasóni-
cos y otros que utilizan tecnologías piezoeléctricas.
El rendimiento del sistema de nebulización es mejor que el de los pane-
les evaporadores. En invernaderos con ventilación natural y refrigeración por
nebulización, se disponen las boquillas uniformemente distribuidas en todo
el invernadero, lo que proporciona un clima más homogéneo. Por otro lado,
este sistema puede utilizarse en invernaderos poco herméticos, así como en los
de gran anchura. Estos aspectos han favorecido su implantación en la costa
mediterránea y especialmente en los invernaderos de Almería.
La nebulización también es muy utilizada no solo para bajar la tempe-
ratura, sino para mantener un nivel aceptable de humedad, especialmente
cuando el cultivo está en sus primeras fases de desarrollo. Así es posible ade-
lantar la fecha de trasplante, por ejemplo a principios de agosto en Almería
para un cultivo de pimiento, cuando la temperatura exterior es muy elevada.
Si no se utilizara la nebulización, las pequeñas plantas se verían sometidas a
una excesiva transpiración que les provocaría graves problemas de marchitez.
Una elevada dosis de nebulización (1,6 kg m
–2
h
–1
) parece reducir la tasa
de transpiración de las plantas. La transpiración del cultivo es un factor muy
signicativo para la reducción de temperatura dentro del invernadero. Sin em-
bargo, su efecto se puede despreciar cuando se utilizan fuertes niveles de ne-
bulización o en situaciones próximas a la saturación (Perdigones et al., 2004).
El elemento más delicado de los sistemas de nebulización son las boqui-
llas que generan las gotas de agua, puesto que el rendimiento de la instalación
depende fundamentalmente de ellas. En los sistemas de alta presión (40 a
60 bar), la corriente de agua choca con un obstáculo a la salida y se dispersa,
formando un cono de pequeñas gotas con diámetros por debajo de 20 µm.
En los sistemas de baja presión el agua está a una presión muy inferior (3 a 6
bar). Las boquillas ultrasónicas son consideradas las mejores, aunque también
son las más caras (Ferrández-Villena et al., 2002). En este tipo de boquillas,

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
la corriente de aire comprimido choca contra un resonador hueco y redondo
situado enfrente de la salida del agua. El agua atraviesa un campo de ondas
y se dispersa formando pequeñas gotas cuyo tamaño es aproximadamente
10 µm. Otra clase de boquillas, con menor coste y calidad aceptable, mezclan
aire con una presión de 6-8 bar con agua a 3-5 bar en el interior del cuerpo de
la boquilla. Estas últimas son muy utilizadas en el levante español.
A continuación se describen los dos sistemas de nebulización más utiliza-
dos en la actualidad en los invernaderos de Almería: los de alta presión, y los
basados en aire comprimido y agua a baja presión.
Sistemas de nebulización de alta presión
En la Figura 62 se presenta el esquema básico de un sistema de nebuli-
zación de alta presión. El sistema consta de: puricador de agua y ltros para
prevenir la obstrucción de las boquillas, depósito de agua, bomba con una
válvula reguladora de presión, y boquillas nebulizadoras. El agua es tratada
para evitar que tapone las boquillas e impulsada a éstas por una bomba de alta
presión. El sistema incluye válvulas de solenoide de accionamiento eléctrico
para facilitar una variación rápida de la presión de funcionamiento.
Figura 62. Esquema de sistema de nebulización de alta presión*
* 1. Puricador de agua; 2. Filtros; 3. Depósito; 4. Bomba; 5. Válvula reguladora de presión; 6. Válvula de solenoide de
drenaje; 7. Boquillas.
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El sistema está equipado con una válvula antirretorno para evitar el goteo
desde las boquillas durante las transiciones de encendido y apagado del siste-
ma. Mediante presiones de trabajo de 25-80 bar y una densidad de boquillas
de 0,2 boquillas/m
2
se pueden obtener tasas de ujo de agua evaporada de
1,2 a 1,7 kg/m
2
/h.
La eciencia de los sistemas de nebulización es a menudo limitada por
una insuciente convección natural del aire, en ausencia de viento (Kittas et
al., 2003). Así, a veces se utilizan agitadores de aire, incluso extractores, para
mejorar la renovación del aire, evitando llegar a la saturación.
La experiencia acumulada en países como Israel indica que para obtener
unas condiciones uniformes, la velocidad de entrada del aire en el invernade-
ro no debe exceder de 0,5 m s
–1
y la longitud de los invernaderos no debería
superar los 35 m. Además, esta distribución presenta problemas tanto en la
realización de la instalación de suministro de agua, como de funcionamiento
y control, que están sujetos a la variación de las condiciones ambientales (Ar-
bel et al., 2003).
A la vista de estas consideraciones es recomendable el siguiente esquema
de instalación que comprende (Arbel et al., 1999): ventanas cenitales dis-
tribuidas uniformemente en el invernadero, extractores de aire en todos los
laterales y boquillas nebulizadoras uniformemente distribuidas a la altura de
la estructura del mismo. El aire entra en el invernadero a través de las ventanas
cenitales arrastrando las gotas de agua que se evaporan dentro del ujo. Como
resultado, el aire se enfría (por la evaporación del agua), tanto en su entrada al
invernadero como en el transcurso de su paso por el interior del dosel vegetal,
y absorbe el exceso de calor.
Mediante un sistema bien diseñado se obtiene una elevada uniformidad
(±0,5 C) en las condiciones climáticas (Arbel et al., 2003). La apertura de la
ventana lateral de barlovento genera una pérdida de uniformidad de las varia-
bles climáticas a lo largo de la dirección del viento, expresada principalmente
como un incremento gradual en la temperatura de bulbo húmedo del aire.
Un método de control del sistema de nebulización adecuado a unas con-
diciones climáticas variables (Arbel et al., 1999) se basa en la combinación de
un sistema de encendido/apagado para baja presión de funcionamiento (jada
de acuerdo al tamaño de gota) para condiciones en las que la necesidad de
refrigeración es marginal, y un aumento de la presión mediante una válvula
reguladora para trabajar de forma continua cuando la carga térmica aumenta.

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Este sistema es el más efectivo y permite conseguir los mayores rendi-
mientos termodinámicos, aunque presenta varios inconvenientes:
Un elevado precio derivado del empleo de tuberías metálicas, boqui-
llas especiales, compresores, etc.
Un excesivo mantenimiento de las boquillas que, debido al pequeñí-
simo orico de salida del agua, se obstruyen con facilidad.
Sin embargo, es el único sistema de nebulización que asegura que no se
moje el cultivo, cumpliendo con los requerimientos de bajada de la tempera-
tura y/o mantenimiento de un determinado nivel de humedad.
Nebulización con aire comprimido
En este tipo de nebulización se hace pasar una corriente de aire a través
de una boquilla de nebulización, donde se aspira agua por efecto Venturi, y
posteriormente es pulverizada. El aire provoca la dispersión del agua en gotas
de un tamaño muy pequeño. Cuanto mayor es la velocidad del aire, menor es
el diámetro de las gotas. La ranura realizada al nal de la boquilla de nebuli-
zación provoca una modicación en las líneas de ujo del aire. La rotura de la
vena uida produce la recirculación del uido (aire-agua) que recoge las gotas
de agua adheridas a la supercie de la boquilla, conduciéndolas al centro del
difusor y pulverizándolas de nuevo. En este sistema se utilizan dos redes de
tuberías de distribución, dispuestas una junto a la otra: por una circula el agua
y por otra circula aire comprimido (Figura 63).
La descarga de agua se determina a partir de las necesidades del cultivo y
de las condiciones ambientales. El ujo de agua se puede controlar mediante
emisores autocompensantes situados delante de cada boquilla nebulizadora.
Gracias a estos emisores, se puede aplicar un ujo de agua constante a baja
presión. La descarga de las boquillas determina el número de tuberías y de
boquillas de nebulización necesario para conseguir el ujo de agua requerido.
La presión debe ser homogénea a lo largo de todas las boquillas para obtener
un ujo de agua similar en todas ellas.
Mediante un sistema de bombeo se aplica una presión al agua de 0,8 a
1,5 bares, mientras que el aire es impulsado a través de las boquillas mediante
un compresor de aire (Figura 64). Si la instalación está prevista que funcione
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
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durante largos periodos de tiempo se recomiendan compresores helicoidales al
ser mayor su rendimiento, y si el funcionamiento se limita a cortos periodos
de tiempo, los compresores alternativos son los más adecuados.
Figura 63. Esquema de nebulización por aire comprimido*
* 1. Bomba de impulsión de agua; 2. Compresor de aire; 3. Boquillas.
Este sistema es muy utilizado en los invernaderos mediterráneos y se está
instalando en muchos invernaderos de tipo Almería (Figura 65) en los que
su uso se combina con la ventilación natural. Tienen el inconveniente de que
requieren grandes compresores, lo que a veces se solventa en parte, utilizando
el equipo por sectores. También presenta la ventaja teórica de que puede ser
utilizado no solo para disminuir la temperatura y/o aumentar la humedad,
sino ocasionalmente para realizar tratamientos tosanitarios y abonos foliares.
Aunque no es muy ecaz ya que no hay una buena deposición del pro-
ducto en el cultivo.

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Figura 64. Compresor de aire y bomba de impulsión del agua
en una instalación de nebulización
Figura 65. Detalle de una boquilla de nebulización por aire comprimido
en un invernadero tipo Almería
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
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2.9. Sistemas de calefacción
2.9.1. Sistemas de calefacción por aire caliente
Los sistemas que utilizan el aire como medio de transmisión de calor se
caracterizan por permitir un calentamiento rápido del invernadero debido a
la escasa inercia térmica del aire. Estos sistemas están indicados en inverna-
deros donde interesa responder rápidamente ante posibles riesgos de excesivo
descenso de temperaturas durante un corto periodo de tiempo y unas pocas
veces al año.
Para instalaciones donde interesa aumentar la temperatura ambiental de
una forma más o menos continua para intentar mejorar las condiciones de
crecimiento del cultivo, estos sistemas no serían los adecuados. Al estar dis-
puestos sobre el cultivo, se sitúan muy próximos a la cubierta del invernadero,
por lo que las pérdidas de calor a través de esta son muy elevadas. Por otro
lado, debido al movimiento del aire, se producen gradientes térmicos impor-
tantes dentro del invernadero, con lo que se obtiene una gran heterogeneidad
en la temperatura ambiental.
Generadores de aire caliente de combustión directa
Son equipos con un alto rendimiento en los que se quema un combusti-
ble (propano o gas natural), introduciendo en el ambiente aire caliente y los
gases de escape que resultan del proceso de combustión (Figura 66).
Figura 66. Esquema de un generador de aire caliente de combustión directa

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Están constituidos esencialmente por un hogar cilíndrico recubierto por
material refractario. La zona más próxima a la llama, donde la radiación tér-
mica es mayor, también se protege mediante anillos de carborundum (mate-
rial altamente refractario a base de nitruro de boro y carbono). El espacio que
queda entre los elementos refractarios y la carcasa metálica exterior constituye
la cámara de refrigeración, por la que circula el aire proveniente del exterior.
A la salida del hogar se encuentra la cámara de mezcla donde conuyen las
masas de aire exterior frío y los gases de combustión a alta temperatura, entre
300 y 900 C.
En algunos invernaderos de la comarca del Almanzora se utilizan estufas
en las que se puede obtener calor tanto por combustión de gasoil como por
medio de resistencias eléctricas. Estas estufas tienen una potencia caloríca de
unos 30 kW. Su principal inconveniente es la expulsión de los gases de escape
dentro del propio invernadero, aunque dado el corto periodo en que son uti-
lizados el efecto sobre las plantas no llega a ser apreciable (Molina-Aiz, 1997).
Este sistema de calefacción es muy efectivo como método de lucha contra
las heladas, ya que un simple termostato conecta las estufas cuando la tempe-
ratura desciende bruscamente, evitando que alcance los cero grados.
Figura 67. Generadores de aire caliente de combustión directa
En la mayoría de los semilleros de Almería disponen de generadores de
aire caliente. Están provistos de un quemador y un ventilador de gran capa-
cidad (de 3.000 a 6.000 m
3
/h) lo que les permite tener una gran potencia
térmica (20-80 kW).
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
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Por lo general están equipados con electroválvula, termopar y termostato
de seguridad. También pueden tener presostatos de seguridad para parada
en caso de falta de aire. Mediante un simple termostato que funcione con la
temperatura ambiente se puede automatizar su funcionamiento.
Generadores de aire caliente de combustión indirecta
Para evitar los problemas que pueden suponer el liberar gases tóxicos dentro
del invernadero, tanto para las personas como para las plantas, se utilizan estos
generadores que incorporan cambiadores de calor que permiten introducir en
el invernadero aire caliente y expulsar los gases que resultan de la combustión
fuera de él. Su rendimiento puede disminuir en un 15-20 % con respecto a los
anteriores debido a la pérdida de energía caloríca en los gases de escape.
Los generadores de combustión indirecta están constituidos por un que-
mador de gasoil o gas, uno o dos ventiladores y los tubos por donde pasa el
aire caliente antes de ser expulsado (Figura 68).
Figura 68. Esquema de un generador de aire caliente
de combustión indirecta

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
La instalación de los generadores de aire caliente se puede realizar tanto
en el suelo como colgados de la estructura (Figura 69). Cuando se sitúan sobre
el suelo (Figura 69a) es necesario utilizar algún sistema de distribución del aire
caliente en la zona ocupada por las plantas, para evitar la salida directa sobre
las plantas circundantes, que provocaría daños en el cultivo. Otro inconve-
niente es la posible pérdida de suelo útil en caso de situarlo en la zona central
del invernadero, o la falta de homogeneidad en la distribución del calor si se
coloca en un extremo del invernadero para evitar perder supercie de cultivo
(Figuras 69a y 71).
Figura 69. Generadores de aire caliente de combustión indirecta:
sobre el suelo (a) y colgado de la estructura (b)
a
b
Si el equipo está colgado de la estructura, permite aplicar directamente el
chorro de aire caliente sin necesidad de sistema de distribución. Sin embargo,
esta alternativa presenta dos inconvenientes: la sobrecarga de la estructura del
invernadero y la aplicación del aire caliente sobre el cultivo, dicultando el
calentamiento de la zona ocupada por las plantas y favoreciendo la pérdida
de calor a través de la cubierta del invernadero, bajo la cual se acumula el aire
caliente por efecto de la otabilidad térmica.
Una forma de mejorar el rendimiento de los calefactores de combustión
indirecta colgados de la estructura es utilizar un intercambiador de doble tubo
(Figura 70) para reducir la temperatura de salida al exterior de los gases resul-
tantes de la combustión. El ventilador principal suministra aire al quemador
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
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e impulsa el humo fuera del invernadero haciéndolo pasar a través de un
tubo metálico de 0,5 m de diámetro con una longitud de unos 8-10 m. Este
sistema proporciona 125 kW, con un caudal de ventilación de 8.000 m
3
/h
1
.
Además se coloca un segundo tubo de 1 m de diámetro rodeando el primero,
con una longitud de 5-6 m. En uno de sus extremos se sitúa un segundo ven-
tilador con un caudal de 4.000 m
3
/h, que impulsa el aire del interior del inver-
nadero a través del espacio anular situado entre ambos tubos. De esta forma se
produce una transferencia de calor por convección forzada tanto en el interior
como en el exterior del tubo de menor diámetro, aumentando el intercambio
de energía en unos 25 kW aproximadamente (Molina-Aiz, 1997).
Figura 70. Generador de aire caliente de combustión indirecta
en un invernadero asimétrico del Campo de Níjar
Estos equipos permiten realizar un salto térmico entre el aire interior y
el exterior de hasta 10 C, de forma que la temperatura del cultivo se puede
mantener siempre por encima de dicha temperatura. La distribución del aire
caliente se puede mejorar en el caso de generadores de aire, mediante mangas
de polietileno con oricios, de unos 200-250 mm de diámetro. Con esas
mangas el alcance del chorro de aire caliente puede llegar a ser de 50 m mien-
tras que sin mangas el alcance suele ser de 20 m (Montero y Antón, 1994).
Con ellas se puede llegar a reducir el gradiente de temperatura a solo 1,5 C
a una altura de 1,5 m del suelo (Meneses y Monteiro, 1990). El gradiente de
temperatura que se desarrolla a lo largo del invernadero depende de varios
parámetros. Por ejemplo, de la posición y tamaño de los agujeros (Wells y
Amos, 1994) de las mangas de polietileno, del ujo de aire en las tuberías y de
la pendiente del terreno en la dirección de medida (Ray et al., 2005).

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Figura 71. Mangas de polietileno para distribución del aire caliente
producido por un generador de combustión indirecta
López et al. (2012f) estudiaron el efecto de un sistema de calefacción
por aire caliente de combustión indirecta con mangas de polietileno sobre el
microclima de un invernadero multitúnel en Almería mediante anemómetros
sónicos y sobre las plantas mediante cámara termográca. Previamente se rea-
lizó un estudio de la emisividad de diferentes tipos de cultivos hortícolas (Ló-
pez et al., 2012c). Con una potencia de calefacción de 88 kW (146,67 W/m
2
de invernadero) se consiguió aumentar la temperatura interior en el inverna-
dero experimental entre 7,2 y 11,2 C por encima de la temperatura exterior.
Las diferencias máximas de temperatura oscilaron entre 6,5 y 8,3 C,
estando los puntos de menor temperatura en la zona central del invernadero
(última zona en el recorrido del aire caliente), y no en el extremo sur más
alejado de las mangas. Para mejorar la uniformidad de la distribución del aire
caliente en el invernadero, el diámetro de los oricios de salida debería au-
mentar con la distancia al calefactor, para de esta manera compensar las caídas
de presión y de temperatura a lo largo de la manga (Valera et al., 2013).
El análisis del sistema de calefacción mostró que los calefactores consi-
guieron aumentar la temperatura media dentro del invernadero de 15,9 C
(en el invernadero sin calefactor) a 17,6 C durante el ciclo de cultivo de Oc-
tubre de 2011 a Marzo de 2012. Como consecuencia de ello la producción
de tomate aumentó de 5,0 kg m
–2
a 6,5 kg m
–2
(Valera et al., 2013). Sin em-
bargo, el valor de ese incremento de producción de 0,86 €/m
2
(con un precio
medio del tomate comercializado de 0,61 €/kg) fue muy inferior al coste del
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
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combustible consumido de 2,41 €/m
2
(con un precio medio del gasoil de
1,03 €/l). Bajo las actuales condiciones económicas (con bajos precios del to-
mate y elevados de los combustibles), el uso de los sistemas de calefacción por
aire caliente como sistema de aumento continuo de la temperatura interior,
supuso una reducción de un 39 % del benecio del agricultor.
Control de los sistemas de calefacción por aire caliente
El control de los sistemas de calefacción por aire debe ser muy cuidadoso
debido a su elevado consumo de combustible. Se puede realizar automática-
mente, mediante termostatos ambientales colocados a la máxima altura del
cultivo, o por programación, en la que se hace funcionar la calefacción un
cierto periodo de tiempo, generalmente por la noche.
La capacidad para suministrar calor de un equipo de calefacción por aire
caliente depende del tipo de combustible (Tabla 8) que utilice para generar
energía, y del rendimiento caloríco de la propia máquina.
El rendimiento térmico del generador se dene como la relación entre
la potencia útil obtenida y la potencia nominal. La potencia útil es la energía
caloríca que el generador realmente transmite al aire y que será utilizará para
incrementar su temperatura. En el caso de los generadores de combustión
directa toda la energía liberada por el combustible es transmitida al aire del
invernadero, por lo que la potencia útil y la nominal son iguales y por consi-
guiente el rendimiento del equipo es del 100 %.
Tabla 8. Características de los combustibles utilizados
en sistemas de calefacción
Combustible PCS* [kJ/kg] PCI** [kJ/kg]
ρ [kg/m
3
] (a 20 C)
Gasóleo A 44.000 42.500 0,8300
Gasóleo B 44.000 42.500 0,8400
Gasóleo C 43.150 42.000 0,8300
Fuel-oil Tipo 1 42.740 40.650
Fuel-oil Tipo 2 44.000 39.800
Gas natural 56.530 51.060 0,7707
Propano 54.190 49.800 1,8785
Butano 53.200 49.000 2,5168
* PCS poder caloríco superior.
** PCI poder caloríco superior del combustible.
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2.9.2. Sistemas de calefacción por agua caliente
En las zonas de climas muy fríos o cuando se desea incrementar la tem-
peratura ambiente durante periodos de tiempo prolongados, se hace necesaria
la instalación de sistemas de calefacción por medio de agua caliente. En una
caldera se produce el calentamiento de agua mediante quemadores de gas pro-
pano o gasoil. El agua caliente se distribuye mediante un sistema de tuberías
por todo el invernadero retornando a la caldera tras haber dejado parte de su
calor. Estos sistemas producen un calentamiento del aire por convección al
entrar en contacto con los tubos, y un calentamiento del suelo y del cultivo
por radiación electromagnética. Al estar las tuberías de conducción del agua
caliente en torno a las plantas se consiguen bajos gradientes de temperatura
y una mayor uniformidad de la temperatura del aire con respecto al cultivo.
Un sistema de calefacción por agua consta principalmente de los siguien-
tes elementos (Figura 72):
Figura 72. Esquema de una instalación de calefacción
para dos invernaderos en Almería
Depósito de combustible.
Equipo de combustión o quemador.
Caldera.
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Tuberías de distribución.
Bomba de impulsión.
Vasos de expansión.
Accesorios de seguridad (presostatos, termostatos, válvulas de nivel, etc.).
La mayoría de las instalaciones de calefacción por agua caliente en los
invernaderos de Almería utilizan gas propano como fuente de energía (Figura
73), que permite mayor capacidad de almacenamiento, es menos contami-
nante y más barato que el gasoil.
Figura 73. Depósitos de gas propano para una instalación de calefacción
Calderas
Uno de los componentes de los sistemas de calefacción por agua caliente
de mayor importancia es la caldera, pues de sus características dependerá la
capacidad del sistema para generar calor. Prácticamente la totalidad de las cal-
deras que se utilizan en los invernaderos son de tipo pirotubular en las cuales
se hace circular el aire caliente por una serie de tubos que atraviesan la masa
de agua que se ha de calentar. Se producen tres pasos de gases dentro de la
caldera, dos en el fogón y un paso en los tubos de humo. Los gases resultan-
tes de la combustión primero pasan por el hogar, después por la cámara de
postcombustión donde sufren un giro en su dirección, para nalmente iniciar
su paso por los tubos de humo.

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A lo largo de todo el recorrido del aire caliente dentro de la caldera se
pueden implementar retardadores de gases que hacen que el ujo en éstos sea
más turbulento, permitiendo aumentar el tiempo de residencia de los gases en
la caldera (Valera et al., 2008a). Las paredes de los tubos de circulación de los
gases son onduladas para aumentar la supercie de contacto con el agua y para
absorber las deformaciones debidas a los procesos de contracción y dilatación.
El cuerpo de presión de la caldera está constituido por un cilindro de
acero de alta calidad, cerrado por sus dos extremos (Figura 74). La pared la-
teral se denomina casco o tambor y las de los extremos fondos. Uno de estos
fondos se une al cuerpo mediante bisagras a modo de puerta, y en él se aloja el
quemador, lo que permite su apertura para poder acceder a todos los tubos, el
fogón y la cabeza de combustión del quemador, para la realización de labores
de revisión y mantenimiento.
El hogar está constituido por un tubo cilíndrico de paredes onduladas
que enlaza con otro tubo de mayor diámetro y menor longitud que constituye
la cámara de postcombustión. El gran volumen en la cámara de combustión
de las calderas, les permite absorber completamente el calor por radiación
generado por la combustión.
Figura 74. Caldera y vasos de expansión en una instalación por agua
caliente en invernaderos de Almería alimentada por gas propano
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Las calderas utilizadas para calefacción por agua en invernaderos trabajan
con presiones de 10-20 bares, y temperaturas de salida del agua entre 60 y
80
o
C, siendo la temperatura máxima de seguridad de 110 C. Mediante válvu-
las de tres vías (Figura 75) se puede hacer recircular parte del agua de retorno,
cuando no se trabaja a la potencia máxima, lo que permite regular la tempera-
tura de emisión de las tuberías en función de las necesidades del invernadero.
Figura 75. Tuberías principales de un sistema de calefacción
de invernaderos con coquilla aislante y válvulas de tres vías
para regulación de la temperatura
Las pérdidas de calor en la red de distribución de agua caliente suponen
un incremento en el consumo del combustible que se precisa para atender
una determinada demanda, por lo que el aislamiento térmico se traduce en
una economía de combustible. Además la presencia de supercies calientes es
una causa potencial de accidentes, por lo que debe controlarse la temperatura
supercial de las tuberías de distribución del agua caliente y de la caldera.

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El aislamiento del cuerpo de las calderas normalmente se efectúa median-
te mantas de lana mineral de alta densidad (bra de vidrio o lana de roca) con
soporte de tela metálica protegidas por láminas de acero inoxidable, con es-
pesores de 10 a 15 cm. Para el aislamiento térmico de tuberías con diámetros
nominales de hasta 15 cm, es aconsejable el empleo de coquillas (Figura 75).
Sobre el material aislante (lana de vidrio o de roca) normalmente se aplica
una primera lámina de cartón asfáltico o una pintura impermeabilizante, que
actúan como barrera de vapor; y posteriormente un recubrimiento con chapa
de aluminio o de acero inoxidable.
El control de los quemadores se realiza mediante un termostato de regu-
lación que enciende y apaga el quemador, o realiza la modulación del caudal,
de acuerdo con las necesidades de la instalación. También disponen de un
segundo termostato de seguridad. En la instalación deben también colocarse
termómetros en las tuberías de salida (Figura 75) y en la de retorno para poder
conocer las condiciones de trabajo de la instalación. En la chimenea se debe
situar otro termómetro para medir la temperatura de los gases de escape, y
poder determinar la perdida de energía. En caso de altas temperaturas de los
humos, superiores a 240 C, se deberá cortar el suministro de combustible al
quemador mediante una válvula. También son necesarias válvulas que permi-
tan aislar totalmente la caldera del resto de la instalación.
En los últimos años las calderas de biomasa (Figura 76a) han emergido
como una alternativa factible al alcanzar rendimientos térmicos similares a los
de las calderas de gasoil o de gas. Además los sistemas de control automático
permiten una fácil gestión de la carga de combustible necesaria en el hogar en
función de los requerimientos térmicos. Esto ha hecho que empiecen a instalar-
se, aunque aún de forma testimonial, para uso en invernaderos. Los principales
problemas que plantea el uso de este tipo de calderas son la disponibilidad de
suministro de biocombustible (pellets, cáscara de almendra o hueso de aceitu-
na) con una constancia y homogeneidad de calidad (impurezas y contenido
de humedad), la necesidad de un gran volumen de almacenamiento en silos
(Figura 76b) y las labores de mantenimiento (mucho mayores que para otros
combustibles). Su gran ventaja es el menor precio del combustible biomasa, y
sus grandes desventajas la falta de garantía de la calidad homogénea del com-
bustible, y las deciencias en la logística de su distribución a las explotaciones.
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Cuando las condiciones ambientales no son muy desfavorables, como
suele ser el caso en la mayoría de los años en la provincia de Almería, las
calderas de biomasa requieren un elevado coste de funcionamiento debido
a la necesidad de mantener el hogar encendido cuando las temperaturas son
próximas a las de calefacción. Esto supone un gasto de mantenimiento para
conservar una temperatura adecuada en la caldera, aun cuando no se requiere
aporte de calor en el invernadero.
Figura 76. Caldera de biomasa para calefacción de invernaderos (a)
y silo para almacenamiento de hueso de aceituna (b)
a
b
Quemadores
Para seleccionar el quemador adecuado para una determinada caldera es
necesario conocer el tamaño de llama (longitud y diámetro) que proporciona,
que deberá ser el adecuado para las dimensiones de la cámara de combustión
de la caldera.
La elección de un quemador se realiza en función de los siguientes
parámetros:
Combustible utilizado.
Potencia útil necesaria en la instalación.
Rendimiento de funcionamiento garantizado por el fabricante.
Sistema de trabajo del hogar (depresión o sobrepresión).

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Aunque para su uso en invernadero se suelen utilizar quemadores de ga-
soil (Figura 77a) o de gas propano (Figura 78), en algún caso los agricultores
optan por biocombustibles (Figura 76a) o por fueloil (Figura 77b). En este
último caso la ventaja es el bajo precio de este combustible, aunque presenta
el inconveniente de su elevado poder contaminante en caso de fugas, y la ne-
cesidad de disponer un circuito auxiliar de calefacción del depósito del com-
bustible para mantenerlo a una temperatura superior a la ambiental, para así
reducir su viscosidad y permitir de esta manera su manejo.
Los quemadores, además de por su forma, son caracterizados mediante
las curvas de funcionamiento, que relacionan la presión de trabajo en el hogar
con la potencia nominal que suministran. Cuando el hogar trabaja en sobre-
presión el aire comburente se debe introducir mediante un ventilador.
Figura 77. Quemadores de gasoil (a) y de fueloil (b)
en instalaciones de calefacción para invernaderos
a
b
En los generadores con potencia superior a 2.000 kW es conveniente
instalar quemadores modulantes (Figura 78) que permiten adaptar el consu-
mo de energía a las necesidades de la instalación. Estos quemadores ofrecen
la posibilidad de regular la cantidad de combustible y la potencia térmica en
una proporción de 1 a 3, mientras que el aire para la combustión se regula
automáticamente en función de la cantidad de combustible.
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Figura 78. Quemador modulante en una caldera
para calefacción de invernaderos
La modulación se realiza por medio de una válvula reguladora de presión
colocada en la tubería de retorno, que permite un encendido silencioso, sin
explosiones, con una potencia en el arranque de hasta el 35 % de la nominal.
El rodete del ventilador, con una presión estática elevada, hace que el funcio-
namiento del quemador sea insensible a oscilaciones en la sobrepresión de
gases de la caldera.
Los quemadores de menos de 2.000 kW pueden ser de funcionamiento
escalonado (Figura 77a) con dos posiciones de funcionamiento y con regu-
lación automática del caudal de aire comburente. Cuando las necesidades de
calefacción no son muy elevadas el quemador genera una sola llama, mientras
que cuando el calor generado por esta es insuciente para mantener la tem-
peratura del agua de abastecimiento se utiliza una segunda llama que permite
alcanzar la potencia máxima de la caldera.
Vasos de expansión
Para poder absorber las variaciones de volumen que se originan en la insta-
lación como consecuencia de la dilatación del agua al calentarse, se instalan va-
sos de expansión. Los que se utilizan en los invernaderos pueden ser de tres tipos
(Figuras 79 y 80): abiertos, cerrados con membrana, y cerrados con compresor.
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Figura 79. Vasos de expansión abiertos (a) y cerrados sin compresor (b)
y con compresor (c)*
* Componentes: 1 Vaso de expansión, 2 Membrana, 3 Conexión del agua, 4 Unidad de control y compresor, 5 Válvula de
seguridad del aire y 6 Desgasicador.
Figura 80. Vasos de expansión abierto (a), cerrado con membrana (b)
y cerrado con compresor (c) utilizados en instalaciones de calefacción
para invernaderos
a
b
c
Los vasos de expansión abiertos basan su funcionamiento en la altura
manométrica que alcanza el agua al situar un depósito de reserva situado a
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una altura entre 5 y 6 m, siendo necesario para ello su colocación sobre una
torre (Figura 80a). Así cuando el agua se calienta y aumenta su volumen, el
nivel de agua en el vaso sube, y cuando el agua se vuelve a enfriar al apagarse
la calefacción, el nivel de agua baja. El Reglamento de Instalaciones Térmicas
en los Edicios (RITE) determina que, cuando la temperatura del agua de la
instalación sea la del ambiente, deberá quedar en el vaso de expansión abierto
un volumen de agua mínimo, igual a un 2 % del contenido total de la instala-
ción; con la nalidad de garantizar siempre la adecuada presión manométrica
en todo el circuito e impedir las entradas de aire en el mismo (Ministerio de
la Presidencia, 2007).
Los vasos de expansión cerrados con membrana constan de una mem-
brana que encierra un gas a presión que empuja el agua contenida en el vaso
(Figura 80). En este caso cuando la instalación se encuentra fuera de servicio
y el agua está a la temperatura de 4 C, a la que corresponde la máxima den-
sidad o mínimo volumen, la membrana ocupa todo el volumen del vaso de
expansión, a la presión de servicio. Conforme el agua se calienta y se dilata el
gas encerrado en la membrana se va comprimiendo y la membrana contra-
yendo para dejar que entre el agua dentro del vaso y absorber así el exceso de
agua en la instalación. El principal inconveniente de este tipo de vasos es que
para grandes volúmenes de agua es necesario más de uno (Figura 74), al no
poder utilizar todo su volumen para la entrada de agua por la presencia de la
membrana. En estos casos se aconseja la instalación de vasos con compresor.
En los vasos de expansión cerrados con compresor, cuando la temperatura
del agua en la instalación comienza a elevarse y esta se dilata, comprime el aire
contenido en el vaso, que es desalojado al ambiente a través de la válvula de
seguridad de alivio correspondiente. Cuando el agua ha alcanzado la máxima
temperatura de servicio, toda la capacidad de acumulación del vaso se ha
debido llenar de agua, manteniéndose constante la presión. Al enfriarse el
agua y reducir su volumen, una unidad de control acciona el compresor, que
comienza a introducir la cantidad de aire precisa para restablecer la presión en
el vaso al valor de servicio preestablecido.
Tuberías de calefacción sobre el suelo
El otro elemento que va a determinar la capacidad de cesión de energía
caloríca de los sistemas de calefacción por agua caliente es el conjunto de
tuberías que distribuye el calor dentro del invernadero. Existen distintos mo-
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delos de circuitos en función del tipo y número de tubos utilizados, y de su
posición con respecto al suelo y las líneas de plantas.
Las nuevas instalaciones de invernaderos multitúnel están dotadas en su
mayoría con sistemas de calefacción mediante tuberías de agua caliente a alta
temperatura apoyadas sobre el suelo (Figura 81). Se sitúan a unos 15-20 cm
de altura mediante unas piezas metálicas denominadas bancadas, por las que
circula agua a alta temperatura. La temperatura del agua en la caldera sue-
le graduarse a 80 o 90 C, y el agua de retorno no debe llegar a menos de
50-60 C para evitar condensaciones en la caldera.
Las tuberías metálicas, pueden ser de acero, normalmente con un diá-
metro de 2 pulgadas (51 mm), o de aluminio de unos 28 mm. Las tuberías
de acero presentan la ventaja de poder ser utilizadas como raíles, permitien-
do sobre ellas el desplazamiento de carros de transporte, andamios móviles
para elevación de los operarios, o incluso máquinas para la aplicación de
productos tosanitarios.
Figura 81. Instalación de calefacción mediante tuberías metálicas
de agua caliente
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Tuberías de calefacción alrededor del cultivo
Otro método de calefacción consiste en hacer circular agua a una tem-
peratura no muy alta (entre 30 y 50 C) a través de tuberías de polipropileno
corrugadas, de unos 15-16 mm de diámetro que se colocan dentro del culti-
vo (Figura 82). Este sistema sustituye la elevada temperatura por una mayor
proximidad y un mayor número de tuberías, 4 o 6 por línea de plantas. Con
estos equipos se pueden conseguir aportes térmicos de hasta 90 W/m
2
.
Este sistema permite el empleo de materiales más económicos que las
tuberías de acero o aluminio, como el polietileno de alta densidad o el poli-
propileno (Barret et al., 1978; Rampinini, 1989). Las tuberías de polipropi-
leno son mejores que las de polietileno, ya que si por algún motivo se avería
la válvula mezcladora y entra agua de la caldera a temperatura elevada, el
polipropileno soporta mejor las temperaturas altas (ASAE, 1981). También es
posible utilizar otros materiales como el aluminio (Figura 85).
Figura 82. Cultivo de tomate con tuberías de polipropileno negras
situadas a la altura de las plantas

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2.9.3. Sistemas de calefacción por suelo radiante
El sistema de calefacción del suelo consiste en un conjunto de tubos ge-
neralmente de polietileno, enterrados a una profundidad de 20 o 30 cm, por
los que se hace circular agua en un circuito cerrado desde la fuente de energía
(Figura 83). A veces lo que se entierran son resistencias eléctricas. En climas
fríos y grandes supercies se puede utilizar un sistema de suelo radiante para
cultivo en macetas, constituido por un reticulado de tuberías de polietileno por
las que pasa agua caliente, cubierto por una capa de mortero. De esta forma
se pueden conseguir ahorros de hasta un 20 % respecto a la utilización de ae-
rotermos (generadores de aire caliente) o tuberías aéreas (García et al., 1997).
Figura 83. Esquema de la disposición de los elementos
en un sistema de suelo radiante
Este sistema se utiliza en algunos semilleros de Almería donde están las
bandejas en banquetas bajo las que se sitúan las tuberías de calefacción, bien
apoyadas directamente sobre el suelo (Figura 84a) o colgadas de las mesas de
cultivo (Figura 84b). La calefacción en banquetas es un medio ecaz como
sistema para aumentar la temperatura de la rizosfera (Janes y McAvoy, 1983).
La calefacción del suelo aprovecha la gran inercia térmica de este, asociando
una gran masa al sistema de calefacción (Takakura et al., 1994). La calefacción de
la planta a nivel de la raíz aumenta su desarrollo (McAvoy, 1992) y la producción
(Moss, 1983). El calentamiento del suelo consigue compensar los efectos de las
bajas temperaturas en cultivos ornamentales (Wai y Newman, 1992).
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Figura 84. Tuberías de calefacción bajo las bandejas
de un semillero apoyadas en el suelo (a) y colgadas de las mesas (b)
a
b
Este sistema de calefacción permite utilizar agua entre 35 y 40 C (Barret
et al., 1978) y por tanto es una forma de aplicación de energías alternativas
como la geotérmica, calor residual industrial y energía solar (Huys y Mulder,
1981; La Malfa et al., 1993). También se puede usar como sistema para apro-
vechar el gradiente de temperatura existente en el suelo desde profundidades
de 1,5 a 2 m, hasta la supercie (Baxter, 1994).
2.9.4. Eciencia de los sistemas de calefacción
El coste de la instalación de los sistemas de calefacción en las condiciones
climáticas propias de Almería, en orden creciente es: aire caliente de com-
bustión directa, aire caliente de combustión indirecta, agua caliente a baja
temperatura y agua caliente a alta temperatura. Aunque el sistema más barato
es el de aire caliente de combustión directa, no es muy recomendable debido
a los problemas de toxicidad que producen los gases de la combustión dentro
del invernadero (López et al., 2000).
Teitel et al. (1999b) realizaron un estudio comparando un sistema de
calefacción con agua caliente a través de tuberías metálicas o de plástico, y
un sistema de calefacción por aire caliente a través de mangas de polietileno
situadas entre las líneas del cultivo. No encontraron diferencias signicativas
en el consumo de energía necesario para mantener la temperatura nocturna
dentro del invernadero entre 16 y 18 C.
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La temperatura del cultivo y el consumo energético son función de la po-
sición y temperatura de las tuberías de calefacción. Las necesidades de energía
se pueden incrementar en un 5-10 % al situar las tuberías de calefacción sobre
el cultivo, a 2,5 m de altura (Figura 85), con respecto a tuberías situadas a la
altura del cultivo (0,4 y 1,5 m) (Kempkes et al., 2000).
La transferencia de calor entre la tuberías de calefacción y el cultivo ase-
gura que, las hojas en la parte inferior del cultivo (donde se sitúan las tube-
rías) especialmente las enfrentadas a las conducciones de calefacción, están
generalmente más calientes que el aire, y en la parte superior más frías que el
aire, durante la parte del ciclo en que se produce un aumento de temperatura
(Teitel et al., 1999b). Las diferencias de temperatura durante la noche en un
cultivo de tomate parecen ser pequeñas y el efecto local en la temperatura de
las hojas debido a la calefacción es bastante limitada (Kempkes et al., 2000).
Figura 85. Sistema de calefacción mediante tuberías
de agua caliente de aluminio situadas a la altura del cultivo
Los sistemas de calefacción por agua caliente permiten distribuir el calor
de forma uniforme, siendo más ecientes que los sistemas por aire. No obs-
tante, mediante tuberías perforadas, que aproximan el calor a la planta, los
sistemas de calefacción por aire de combustión indirecta han mostrado una
eciencia similar a los sistemas por agua caliente o baja temperatura (López
et al., 2000).
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Mediante calefacción por aire las hojas están más calientes tanto en la
parte inferior como superior del cultivo durante la mayor parte del ciclo de
calefacción (Teitel et al., 1999b). La necesidad de ventilación para conseguir
disminuir la humedad dentro del invernadero produce un aumento del con-
sumo energía de calefacción de un 18,4 % en las latitudes nórdicas (de Ha-
lleux y Gauthier, 1998).
La relación entre la transferencia de calor por convección y radiación
cambia entre el periodo de enfriamiento. Al principio, la convección contri-
buye más que la radiación al total de calor emitido por los tubos, mientras que
al nal del periodo la contribución de la radiación es sensiblemente mayor
que la convección (Teitel et al. 1996). La transmisión de calor que se produce
por radiación, supone entre un 41 y un 52 % del calor total suministrado por
las tuberías de calefacción.
Se han diseñado numerosos métodos de control en función de paráme-
tros simples como la temperatura (Bailey, 1985), la radiación solar (Calvert
y Slack, 1975) o mediante simulación del ujo de energía en el invernadero
(Duncan et al., 1981; Fuller et al., 1987). El método más utilizado actual-
mente es el control de los sistemas de calefacción en función de la tempera-
tura del aire dentro y fuera del invernadero. Para ello se utiliza un termostato,
en el caso más simple, o un programa informático de control climático, en el
caso más complejo, que actúan sobre los equipos de calefacción encendién-
dolos y apagándolos.
Un control mediante apagado-encendido causa una variación cíclica en
la temperatura del cultivo y del aire del invernadero. La diferencia entre estas
temperaturas también varía de una manera cíclica. Una alternativa más sos-
ticada al control mediante encendido-apagado, consiste en una regulación del
caudal del uido de calefacción, aire o agua, para mantener un aporte cons-
tante de calor en función de las pérdidas de calor. De esta forma se podrían
conseguir niveles constantes de temperatura del aire dentro del invernadero y
en el cultivo. Para ello es necesario conocer las necesidades de calefacción en
intervalos de tiempo muy pequeños, del orden de segundos. Esto se consigue
estableciendo un balance de energía en el invernadero que estime a lo largo
del tiempo las pérdidas de calor que se están produciendo. Estos sistemas de
control presentan una mayor complejidad y necesitan disponer de varios da-
tos microclimáticos. Dado que cada día es mayor el número de invernaderos
equipados con sistemas informáticos y estaciones meteorológicas, los siste-
mas de regulación de ujo pueden ser una alternativa de futuro muy válida.

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Bombas de impulsión de caudal variable
Los sistemas de calefacción de caudal variable equipados con bombas
con variador de frecuencia maximizan el ahorro de energía y optimizan el
funcionamiento de la instalación. Mediante las bombas de caudal variable
(Figura 86) se consigue impulsar el agua caliente por la red de tuberías encar-
gadas de distribuir el calor dentro del invernadero, manteniéndola a presión
constante aun cuando varía la demanda de calefacción.
Figura 86. Bombas de impulsión de caudal variable para la distribución
del agua de calefacción en invernaderos
El variador de frecuencia se encarga de ir regulando el caudal del circuito
secundario, siguiendo las variaciones en la presión de la red que vaya produ-
ciendo la demanda de calor en cada momento. Comparado con un sistema de
distribución a caudal constante, el caudal variable presenta las ventajas de po-
der conseguir una temperatura constante de impulsión del agua y un ahorro
de energía de bombeo frente al de caudal constante, al bombear solamente el
caudal de agua necesario en la instalación en cada momento.
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Instalación de dos calderas
Las calderas de muchos sistemas de calefacción a menudo son excesiva-
mente grandes para proveer un determinado margen de capacidad (Gardner,
1984). Por consiguiente en general las calderas pueden suministrar adecuada-
mente el agua caliente necesaria, pero en la mayoría de los casos lo hacen con
un bajo rendimiento (Liao y Dexter, 2004).
Figura 87. Instalación de calefacción en invernaderos de Almería
con dos calderas para generación de agua caliente
En el caso de los invernaderos, las instalaciones de calefacción deben fun-
cionar bajo condiciones climáticas muy variables. A nales del otoño, cuando
empiezan a utilizarse, y al principio de la primavera cuando suele terminar el
periodo de calefacción, las necesidades térmicas están muy por debajo de la
potencia máxima de calefacción. Esto hace que las calderas tengan que fun-
cionar muy por debajo de su capacidad máxima, lo que conlleva un descenso
importante de su rendimiento.
Una forma de poder trabajar a lo largo de toda la campaña aprovechado al
máximo el rendimiento, es la instalación de dos calderas iguales con la mitad
de la potencia necesaria en el invernadero (Figura 87). Así, en los periodos en
los que no es necesario un gran aporte de calor (primavera y otoño) se puede
hacer funcionar una sola caldera a máxima potencia, permaneciendo apagada
la otra. Cuando las necesidades de calefacción aumentan con la llegada del
periodo invernal se pondría en marcha la segunda caldera para disponer de
todo el potencial de la instalación.
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Depósitos de agua para almacenamiento térmico
El almacenamiento de agua caliente en depósitos aislados térmicamente
(Figura 88) se puede utilizar cuando se produce CO
2
mediante combustión
para enriquecimiento carbónico, en momentos en los que las necesidades de
calefacción son bajas (durante las horas centrales del día); y en los invernade-
ros en los que existen instalaciones de cogeneración de energía eléctrica y en
los periodos en los que no se necesita calefactar el invernadero.
Figura 88. Depósitos calorifugados para el almacenamiento de agua
caliente para calefacción de invernaderos en Holanda
Un incremento en la concentración de anhídrido carbónico en el inver-
nadero durante el día tiene un efecto positivo en el crecimiento de muchos
cultivos. El CO
2
necesario se puede producir mediante quemadores lo que
libera una importante cantidad de calor. La eliminación de este calor residual
produce un derroche energético de difícil justicación en las actuales circuns-
tancias económicas y medioambientales. Una forma efectiva para evitar estas
pérdidas de calor es utilizar tanques para almacenar el agua caliente, cuando
no hace falta introducirla en los invernaderos. Después, cuando baja la tempe-
ratura en el invernadero, se introduce al agua caliente desde los depósitos. Así,
generalmente durante el día, cuando los quemadores están funcionando para
la producción de CO
2
, el agua caliente generada en la caldera se envía hacia el
tanque de almacenamiento. Durante la noche, el calor residual se utiliza para
calentar el invernadero.
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2.10. Mallas de sombreo, pantallas térmicas y de oscurecimiento
Las mallas textiles se pueden considerar técnicas de control climático y
son cada vez más utilizadas en la horticultura intensiva en invernadero. El
uso de estos agrotextiles tiene como principal objetivo la modicación de la
radiación que le llega al cultivo, tanto en cantidad como en calidad. Su puesta
sobre el cultivo disminuye la cantidad de radiación luminosa que incide sobre
las plantas durante el día, pero también reduce la pérdida de radiación de
onda larga emitida por el cultivo durante la noche. Como consecuencia de
esta modicación de la luz y del balance energético del invernadero, se pro-
duce una variación de otros parámetros climáticos como la temperatura y la
humedad, afectando de forma directa a los procesos de fotosíntesis y transpi-
ración del cultivo, que se traducen en su desarrollo y productividad.
Figura 89. Diferentes tipos de mallas de sombreo, pantallas térmicas
y de oscurecimiento
a
b
c
e
d
Según el objetivo deseado podemos distinguir tres tipos de agrotextiles:
Mallas de sombreo: utilizadas para reducir la radiación incidente en
periodos cálidos, donde el exceso de energía produce un incremento
extremo de la temperatura dentro del invernadero, que puede llegar a
ser nocivo para los cultivos hortícolas (Figura 89a).
Pantallas de oscurecimiento: al igual que las anteriores se utilizan para
disminuir la radiación incidente sobre el cultivo, reduciendo la in-
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tensidad luminosa con el n de adaptarla a las necesidades de ciertas
especies de plantas ornamentales o ores. En el caso de las pantallas
totalmente opacas su uso va encaminado a limitar las horas de luz
para regular el fotoperiodo de los cultivos (Figura 89b).
Pantallas térmicas: se emplean para disminuir la energía perdida en for-
ma de emisión de radiación de onda larga durante la noche (Figuras
89c, 89d, 89e). Son muy utilizadas asociadas a sistemas de calefacción.
Cuando no existen huecos entre las diferentes láminas de la malla se deno-
minan cerradas y en el caso contrario abiertas, siendo estas últimas el tipo más
usual en las mallas de sombreo ya que permiten una mejor circulación del aire.
La radiación neta bajo la pantalla depende principalmente del porcentaje
de sombra que la malla proporciona y del tipo de material que lo constituye.
Con el n de aumentar la reexión de las mallas, las láminas pueden estar me-
talizadas con aluminio, denominándose en este caso como mallas aluminiza-
das. Estas últimas absorben menos radiación, calentándose menos y logrando
una mayor disminución de la temperatura, siempre y cuando el invernadero
esté sucientemente ventilado.
En función de dónde se instalan, pueden ser para uso exterior o interior,
según se utilicen para cubrir el invernadero por fuera, o se dispongan bajo su
cubierta, dejando connada una cámara de aire entre la malla y la cubierta del
invernadero. La colocación exterior es más eciente debido a que se calienta
menos el invernadero, pero presenta una limitación importante en zonas de
fuertes vientos. Hoy día existen mallas exteriores que se sitúan sobre la cubier-
ta pegadas a la misma, con lo cual el inconveniente anterior se mitiga.
Tanto las pantallas térmicas como las mallas de sombreo pueden des-
plegarse y replegarse con sistemas automatizados (Figura 90), mediante un
temporizador, o bien mediante sensores climáticos (fundamentalmente de ra-
diación y temperatura) integrados en un controlador de clima.
Actualmente existe una amplia gama de mallas con distintos porcentajes de
transmisión, reexión y porosidad al aire. En general, las mallas aluminizadas
son las que presentan las mejores prestaciones para su utilización en climas cáli-
dos, siempre que su capacidad de reexión no disminuya con el paso del tiempo
por el desarrollo de algas o el depósito de polvo y suciedad. La vida útil de las
mallas de sombreo suele oscilar entre 4 y 8 años, mientras que la de las pantallas
térmicas tratadas contra la radiación ultravioleta, puede llegar a los 10 años.
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Figura 90. Pantalla térmica suspendida replegada en un sector
y en fase de despliegue en el sector contiguo
2.10.1. Mallas de sombreo
Las mallas de sombreo combinadas con una buena ventilación provo-
can una reducción de la temperatura interior del invernadero así como de la
transpiración del cultivo. Deben transmitir la mayor cantidad de radiación
fotosintéticamente activa posible, y reejar la máxima cantidad de radiación
de infrarrojo corto proveniente del sol.
La mayoría de las mallas de sombreo son de color negro o aluminizadas
(Figura 91), aunque existen en diversos colores. Sin embargo, las mallas co-
loreadas presentan el inconveniente de absorber una parte de radiación del
espectro, lo que provoca el doble efecto negativo de una disminución de la ra-
diación fotosintéticamente activa y un aumento de la temperatura de la malla
(y por tanto de la temperatura interior del invernadero).
Las mallas de sombreo en el exterior del invernadero producen mayor
disminución de la temperatura dentro del invernadero. La evacuación del ca-
lor que se genera por el incremento de temperatura en la malla, debido a la
absorción de radiación, se produce en el exterior por acción del viento. Sin
embargo, las mallas exteriores tienen el inconveniente de una vida útil más
limitada, requieren estructuras más resistentes, además de un montaje y una
gestión automatizada más complejos. Además, en zonas como la provincia de
Almería, donde existe un régimen de fuertes vientos, se desaconseja este tipo
de instalaciones.
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Figura 91. Invernadero con malla de sombreo
En el caso de mallas interiores, la energía absorbida se transforma en un
ujo de calor que debe ser eliminado mediante ventilación. Las mallas colo-
cadas dentro del invernadero dicultan el movimiento vertical de aire desde
la zona del cultivo, y el paso del aire caliente hacia las ventanas cenitales. De-
bido a ello es importante tener en cuenta que el sombreo debe asociarse a un
sistema de ventilación eciente que permita la eliminación de calor mediante
la extracción del aire cálido del interior del invernadero.
2.10.2. Pantallas térmicas
Este tipo de pantallas provocan un aumento de la temperatura mínima
nocturna del invernadero, del cultivo y del suelo; debido a la menor pérdida
de radiación de onda larga por la noche y por renovación de aire. También
disminuyen la transpiración nocturna del cultivo y como consecuencia, se
reduce el calor consumido por evapotranspiración.
La utilización de pantallas térmicas cerradas, sin huecos entre las bras
que constituyen la malla, colocadas entre el cultivo y la cubierta del inver-
nadero también reduce la transferencia de energía por convección a través
de la cubierta. Esta reducción es mayor cuanto menor es la emisividad de la
pantalla a la radiación infrarroja como ocurre en el caso de las pantallas alu-
minizadas (Bailey, 1978).
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Los principales efectos que producen en los invernaderos son:
Aumento de la temperatura mínima nocturna del invernadero en
2-3 C, como consecuencia de la disminución de la pérdida de ra-
diación térmica durante la noche (Baille et al., 1984; Plaisier, 1991).
Aumento de 1 a 2 C de la temperatura de las plantas y del suelo
(Bailey, 1978; Boesman et al., 1984).
Reducción de las pérdidas de calor por inltración del aire, que se ven
menos afectadas por el viento (Baille et al., 1984).
Disminución signicativa de la transpiración nocturna del cultivo (de
Graaf, 1985) y como consecuencia reducción del calor consumido en
el ujo evaporativo (Deltour et al., 1985).
Los mejores resultados se obtienen cuando se despliegan las pantallas a
nales del día y se recogen por la mañana (Pirard et al., 1994). Permiten dis-
minuir el consumo de combustible destinado a calefacción del 20 al 46 %,
dependiendo del tipo de pantalla utilizada (Tabla 9). Su empleo durante la
noche también produce un almacenamiento de energía en el suelo y el cultivo
que repercute de forma positiva durante el día (Pirard et al., 1994).
Una pantalla térmica debe poseer un factor de transmisión lo más peque-
ño y un factor de reexión lo más elevado posible en el infrarrojo medio y
largo (2,5-40 µm) (Tesi, 1989).
Figura 92. Invernadero con pantallas térmicas aluminizadas
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Tabla 9. Propiedades de diferentes tipos de pantallas térmicas.
En porcentaje
Materiales
Transmisión-Reexión
de luz solar*
Transmisión-Reexión
de radiación infrarroja
Difusión
solar
Ahorro de
energía
Polietileno de baja densidad 84-14 42-5 80 32,5
Poliéster tejido 39-58 5-2 29 42,0
Poliéster aluminizado al 50 % 37-68 18-18 32 -
Poliéster aluminizado al 75 % 19-68 9-27 16 -
P. aluminizado al 100 % 0-82 0-36 0 46,5
*Ángulo de incidencia de la luz solar de 45
.
Fuente: Baille et al. (1985); Pirard et al. (1994).
Suelen ser de polietileno o poliéster, con una o dos caras aluminizadas (Tabla
9). Las más ecientes son las que tienen ambas caras aluminizadas (Figura 93)
ya que consiguen una temperatura del cultivo más alta siendo además una alter-
nativa de sombreo aceptable en algunas circunstancias. Si solo tiene una de ellas
aluminizada, conviene que sea la que mira hacia el exterior (Baille et al., 1985).
Figura 93. Pantalla térmica de doble cara aluminizada
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2.10.3. Accionamiento
Según la forma en que se colocan las mallas de sombreo y las pantallas térmi-
cas en relación con la estructura del invernadero, se pueden distinguir varios tipos:
Pantallas suspendidas horizontalmente. La malla se extiende hasta quedar
completamente plana y paralela al suelo. La altura a la que se coloca la pantalla
ha de ser la máxima posible para dejar el máximo volumen entre el cultivo y
la malla permitiendo una correcta circulación del aire. El cierre de la pantalla
o malla se realiza plegándola (Figura 93).
En este tipo de instalaciones la pantalla se encuentra suspendida bajo una
serie de perles metálicos y cables, a los que se une mediante ganchos que se
enlazan a las bras de poliéster de la malla. El movimiento de rotación que
un motorreductor (Figura 94) transmite a una barra de mando se convierte
en movimiento longitudinal mediante un sistema de piñón y cremallera. La
cremallera se puede enlazar a un tubo metálico de accionamiento que se des-
liza sobre poleas y que comunica el movimiento a todas las barras de arrastre,
de los diferentes paños o mallas dentro de cada módulo del invernadero, a las
que también está unido.
Figura 94. Motorreductor para el accionamiento
de las pantallas térmicas suspendidas
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En otros casos la cremallera se puede enlazar directamente a un cable que
accionará el mecanismo de apertura y cierre de la malla, al mover los tubos de
arrastre a los que va unido. Sin embargo, este sistema presenta el inconvenien-
te de posibles desajustes entre los diferentes paños de malla al producirse dife-
rentes elongaciones a lo largo del cable, lo que se ha de corregir disponiendo
una serie de tensores que permitan corregir estos desajustes.
Como alternativa más económica, el cable que transmite el movimiento
a la malla se puede enrollar directamente a la barra de mando sustituyendo así
la cremallera y el piñón.
Pantallas enrollables exteriores. Las pantallas se colocan enrolladas sobre la
cubierta del invernadero a ambos lados de la cumbrera de forma que el cierre
se realiza sobre la parte más alta del invernadero.
Pantallas enrollables interiores. La malla se coloca enrollada alrededor de
una barra de mando que gira accionada por un motor lo que permite recoger
o desplegar la malla de forma automatizada. Presenta la ventaja de permitir
su colocación inclinada siguiendo la pendiente de la cubierta, o incluso verti-
calmente para su colocación en los laterales y frontales con el objeto del cierre
total del invernadero.
El enrollado de la malla se realiza mediante motores tubulares, que se
desplazan sobre unos perles de aluminio mediante unas guías de unión. Los
motores son solidarios a unos tubos ranurados en los que se inserta el extre-
mo de la malla, de forma que la fuerza proporcionada por el giro del motor
consigue enrollar la pantalla que se traslada en sentido ascendente. Al girar
en el sentido inverso es el propio peso del motor y la barra de mando el que
consigue el desplazamiento descendente de la malla.
Cabe destacar que las pantallas térmicas y las mallas de sombreo, constitu-
yen un elemento importante en la incorporación de tecnología al invernadero,
provocando efectos colaterales beneciosos como el ahorro energético de los
sistemas de calefacción. No debemos olvidar que su aplicación para disminuir
la temperatura en zonas cálidas, debe ir acompañada de una buena ventilación,
que en algunos casos podría incluso ser forzada (mediante extractores).
2.10.4. Pantallas de oscurecimiento
Están generalmente constituidas por una malla doble compuesta por una
capa de poliéster negro y otra aluminizada en la parte superior. Estas panta-
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llas pueden llegar a proporcionar un oscurecimiento casi total, permitiendo
un perfecto control de la duración del día en cultivos ornamentales como
crisantemos, kalanchoë y euforbia. Se utilizan para modicar el fotoperiodo,
induciendo la oración en el periodo comercial adecuado.
Estas pantallas, pese a ser prácticamente opacas a la luz, deberían permitir
el ujo del vapor de agua a través de ellas, de forma que no se produzca un
aumento de humedad indeseado cuando la pantalla se encuentra extendida.
La pantalla de oscurecimiento también puede estar formada por una capa alu-
minizada o negra y otra de color blanco, o incluso una doble capa de poliéster
blanco, siendo en este caso su transmisividad a la radiación solar algo mayor
(alrededor del 10 %).
Las pantallas dobles con una cara blanca también son adecuadas para su uso
en invernaderos donde se utiliza iluminación articial. Debido a la baja trans-
misión de luz de estas pantallas, se reduce la pérdida de luz hacia el exterior. Se
consigue así el doble benecio de evitar posibles perturbaciones a cultivos próxi-
mos y de un incremento de la cantidad de luz disponible para el cultivo dentro
del invernadero, debido a la alta reexión de la capa interior blanca.
Figura 95. Pantalla de oscurecimiento en el lateral de un invernadero
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2.11. Métodos sencillos de ahorro energético
2.11.1. Invernaderos con paredes dobles
Los invernaderos con dobles paredes (Figura 96) son un método ecaz
contra las bajas temperaturas invernales y puede considerarse como una al-
ternativa de los sistemas de calefacción en la costa mediterránea (González y
Martínez, 1981). En ellos se obtienen mejores resultados que en invernaderos
de pared simple (Papadopoulos y Hao, 1997).
Este tipo de invernaderos se construyen incorporando una segunda lámi-
na de polietileno de 50 o 100 µm de espesor (125 o 250 galgas). Este método
puede reducir las pérdidas de calor en un 40-50 % (Bianchi, 1989; Gutie-
rrez Montes et al., 1992) y de hasta un 57 % en el consumo de calefacción
(Bauerle y Short, 1977). Como consecuencia se consiguen aumentos de la
temperatura del invernadero de hasta 8 C (Rosocha, 1993), así como la de
las plantas (Amsen, 1981).
Figura 96. Instalación de un doble techo en un semillero comercial
Este sistema de control climático está aun poco extendido en los inverna-
deros de Almería y su utilización se limita a algunos semilleros donde es muy
importante el control climático para un correcto desarrollo de las plántulas,
más sensibles a las variaciones de temperatura que las plantas ya desarrolladas.
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La doble pared en los invernaderos, no solo modica su temperatura sino
la humedad, la luz, y el CO
2
disponible en su interior. Al reducir la inl-
tración de aire se reducen las pérdidas de calor, principalmente durante la
noche, así como la entrada de CO
2
, por lo que puede llegar a ser necesario el
enriquecimiento carbónico (Bauerle y Short, 1981). Sin embargo, el princi-
pal inconveniente es que al ser jas producen una importante pérdida de luz
durante el día (Ferare y Goldsberry, 1984), que puede llegar a ser de un 10-
15 % (Plaisier, 1991). Esto puede provocar ahilamiento en cultivos con altas
necesidades de luz, como el melón (Sánchez-Montero et al., 1989).
2.11.2. Túneles de semiforzado
Los túneles de semiforzado o tunelillos (Figura 97) son estructuras de
pequeño porte, cubiertas por una lámina de polietileno de 50 µm de espesor
y entre 0,5 y 1 m de anchura. Se usan sólo para las primeras etapas de creci-
miento, puesto que después las hojas tocan el plástico y es necesario quitarlo
para que las plantas sigan creciendo. Permiten aumentar la temperatura en el
aire que rodea las plántulas, al disminuir las perdidas energéticas por radia-
ción infrarroja durante la noche. Ubicándolos por encima de las tuberías de
calefacción permiten grandes ahorros de energía al limitar enormemente las
pérdidas de calor por convección hacia el resto del invernadero.
Figura 97. Invernadero con túneles de semiforzado y pantalla térmica
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2.11.3. Mantas térmicas
Una alternativa al uso de los microtúneles es el empleo de mantas térmi-
cas que sirven para reducir la pérdida de calor desde el suelo y las plantas, por
radiación infrarroja y por convección hacia el aire, lo que permite aumentar su
temperatura. Se pueden fabricar mediante nos lamentos de polipropileno
estabilizado frente a la radiación ultravioleta para reducir su degradación por
la acción directa del sol. La manta es una na lámina de tejido muy ligera
(con un peso aproximado de unos 17 g/m
2
) con una gran permeabilidad al
aire y una gran transparencia a la radiación solar, en torno al 95 % (Shukla et
al., 2006), lo que permite que el cultivo se desarrolle correctamente debajo
de ella. Estas mantas térmicas también se pueden colocar sobre el cultivo a 1
m de altura (Barral et al., 1999), lo que permite aumentar la temperatura del
aire que rodea las plantas entre 2 y 3 C durante la noche y las primeras horas
de la mañana, y reducir 3-4 C su temperatura durante las horas centrales del
día (Ghosal y Tiwari, 2004).
En Almería se utiliza para cultivos tempranos de primavera, en los que
las mantas térmicas están directamente sobre el suelo cubriendo las plántulas
(Figura 98), lo que permite evitar daños por bajada de la temperatura.
Figura 98. Mantas térmicas cubriendo las plántulas
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2.11.4. Compartimentación del invernadero
La creación de diferentes compartimentos dentro de los invernaderos de
cultivos ornamentales o en los semilleros, en los que es bastante habitual tener
cultivos con diferentes necesidades térmicas, puede reducir considerablemen-
te las necesidades de calefacción y refrigeración. Para ello se disponen verti-
calmente láminas de polietileno (Figura 99). Esta técnica también se puede
utilizar en invernaderos de gran longitud situados sobre parcelas con fuertes
desniveles para evitar que el aire caliente se desplace (por efecto de su menor
densidad) hacia la parte más elevada del invernadero.
Figura 99. Particiones interiores con láminas de polietileno
dentro de un invernadero
2.12. Sistemas de enriquecimiento carbónico
El enriquecimiento del aire del invernadero con dióxido de carbono es un
método efectivo para incrementar la producción de los cultivos en invernadero
(Nederho, 1988). Esta técnica de climatización es recomendable para evitar
la caída de la actividad fotosintética, por la disminución de la concentración
de CO
2
en el interior del invernadero, debido a su relativa hermeticidad. Esto
suele ocurrir en primavera y verano (Hand, 1984), al exceder el consumo al
aporte como consecuencia del incremento de la actividad fotosintética de las
plantas inducido por la mayor disponibilidad de energía radiante.
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El enriquecimiento carbónico mediante la incorporación de CO
2
puro es
el procedimiento más seguro y la fuente más controlable de incorporación de
dióxido de carbono (Nederho, 1990). El suministro es en este caso indepen-
diente del sistema de calefacción. Una desventaja suele ser el precio, a menudo
más elevado que el de los otros sistemas; sin embargo, el coste de la fuente de
CO
2
y equipos, presentan variaciones locales signicativas.
2.12.1. Distribución del CO
2
en el invernadero
El equipo necesario para la aplicación directa de CO
2
a nivel de la base de
las plantas, consta principalmente de un depósito donde se almacena el CO
2
en
estado líquido (Figura 100), un conjunto de vasos de expansión donde el líqui-
do se transforma a su estado gaseoso por medio de una disminución de presión,
un sistema de tuberías primarias y las tuberías de distribución sobre el cultivo.
Actualmente es un sistema que se está empleando en modernas instala-
ciones recientemente construidas en la provincia de Almería. Su uso se limi-
ta a grandes explotaciones con estructuras multitúnel o venlo que permiten
controlar las pérdidas por fugas. En algunos casos los evaporadores están en-
capsulados dentro de una cuba metálica (Figura 102) provista de un sistema
de calefacción que permite una mejor vaporización del CO
2
. El CO
2
líquido
utilizado para nes hortícolas suele ser obtenido de procesos químicos indus-
triales y parte de fuentes naturales o de procesos bioquímicos.
Figura 100. Depósito de CO
2
y circuitos del evaporador
para enriquecimiento carbónico en invernaderos
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Figura 101. Esquema de una instalación de enriquecimiento carbónico
V1 Válvula de llenado en fase liquida V21 Válvula de by-pass de nivel
V2 Válvula de llenado en fase gas V22 Válvula de toma del manómetro
V3 Válvula de salida hacia el invernadero V23 Válvula del retorno de bomba
V4 Válvula de purga en punto bajo V24 Válvula de alimentación
V5 Válvula de aislamiento E1 Toma de equilibrado
V6 Válvula de rebosadero E2 Toma de llenado
V7 Válvula del circuito de puesta en presión E3 Toma de alimentación de la bomba
V8 Válvula de equilibrado de gas CE Calentador eléctrico para puesta en presión
V9 Válvula de aislamiento del calentador CS Conjunto de seguridad envolvente
V10 Válvula de aislamiento del economizador CV Captador de vacío
V11 Válvula de puesta al aire DV Conjunto dispositivo de vacío
V12 Válvula de purga exible EC Economizador
V13 Válvulas de seguridad F Filtro
V14 Válvula de seguridad del circuito del calentador M Nivel-manómetro
V15 Válvula de seguridad del circuito del calentador RP Regulador de presión
V16 Válvula de tres vías SE Sensor del nivel de CO
2
V17 Válvula de retención TC Termostato de control
V18 Válvula de seguridad del circuito del regulador TSR Termostato de seguridad en resistencia
V19 Válvula del nivel inferior PC Controlador informático
V20 Válvula del nivel superior CON Automatismo de control
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Figura 102. Evaporador de CO
2
con sistema de calefacción auxiliar
El enriquecimiento carbónico debe realizarse a través de un sistema de
transporte y distribución que permita un suministro homogéneo en el inver-
nadero. El mejor método es el suministro mediante un sistema de tuberías.
La aplicación de CO
2
en el agua de riego no parece aumentar la tasa de foto-
síntesis del cultivo (Nederho, 1990). Las tuberías pueden ser tanto cintas de
riego con goteros insertados de un litro/h (Figura 103a) o mediante mangas
exibles de polietileno transparente (Figura 103b).
Figura 103. Sistemas de distribución de CO
2
colocadas bajo los canales
donde se sitúa el cultivo en sustrato mediante cintas de riego (a)
y mangas exibles (b)
a
b
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2.12.2. Control del aporte de CO
2
El control de la concentración de CO
2
ambiental requiere un equipo de
medida correctamente calibrado, que generalmente es un analizador de gas en
el infrarrojo (IRGA).
Figura 104. Caja de medida con sensor de la concentración de CO
2
El enriquecimiento carbónico se lleva a cabo en función de una estra-
tegia de suministro. El caso más sencillo es el suministro de CO
2
a una tasa
o concentración constante independiente del régimen de ventilación. Otras
estrategias más sosticadas se basan en principios siológicos y económicos
que consideran que las concentraciones entre 700 y 1.000 vpm están dentro
de unos niveles siológicamente óptimos para el crecimiento y producción de
las especies hortícolas.
El enriquecimiento carbónico con concentraciones de 900 vpm produce
un aumento, superior al 40 %, de la acumulación de materia seca, que en culti-
vos de pepino y tomate da lugar a incrementos en producción temprana del 11
y 15 % respectivamente (Fierro et al., 1994) y en cultivo ornamental de Cala-
thea crocata adelanta la oración en 10 días (Huylenbroeck y Debergh, 1993).
En otoño, invierno y primavera, durante las horas de luz y cuando las
condiciones térmicas permitan cerrar las ventanas sin peligro de incrementar
la temperatura a límites no deseados, se puede añadir CO
2
por encima del
nivel atmosférico.
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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
En invernaderos con escasa supercie de ventanas y en consecuencia mal
ventilados, la concentración de CO
2
puede descender a valores inferiores al
contenido medio atmosférico, en períodos del día con una gran actividad
fotosintética. Es entonces cuando se puede aportar anhídrido carbónico, para
por lo menos, igualar la concentración en el interior respecto del exterior,
durante las horas de luz (Savé et al., 1996).
Dos de las principales variables que afectan al crecimiento de las plantas
en invernadero son la concentración de anhídrido carbónico y la cantidad
de radiación fotosintéticamente activa (PAR) acumulada en el día. Aikman
(1996) ha demostrado que la producción del cultivo puede ser mejorada me-
diante iluminación adicional y enriquecimiento carbónico de forma simul-
tánea. Diferentes combinaciones de radiación PAR y concentración de CO
2
pueden dar lugar a los mismos niveles de producción del cultivo (Both et al.,
1997). No obstante, los condicionantes típicos de los invernaderos de Alme-
ría, dicultan notablemente la incorporación de estas técnicas.
La aplicación de la combinación óptima de la integral diaria de radiación
PAR y la concentración de CO
2
obtenidas por un modelo de optimización
(Ferentinos et al., 2000) pueden reducir signicativamente el coste operacio-
nal del invernadero. Especialmente durante los meses de invierno cuando las
tasas de ventilación en el invernadero son bajas o incluso inexistentes y solo
hay las fugas por inltración.
En días con tasas de ventilación (incluida la inltración) de 3 o 4 renova-
ciones de aire por hora, si la integral de luz PAR ambiental es lo bastante baja,
se puede mejorar el microclima con la incorporación de CO
2
. Para grandes
tasas de ventilación, el enriquecimiento con CO
2
llega a ser económicamente
prohibitivo por la elevada tasa de pérdidas del gas hacia el exterior. En este
caso, la práctica común de mantener una concentración ambiental adecuada
para que se mantenga una integral diaria de radiación PAR de 17 mol/m
2
/día,
suele ser la más económica (Ferentinos et al., 2000).
2.12.3. Optimización del enriquecimiento carbónico
Mediante el empleo de programas informáticos para el control de la in-
yección carbónica por optimización, que permiten considerar un gran núme-
ro de factores como la ventilación, la intensidad luminosa, la velocidad del
viento y valorarlas en unidades nancieras, se pueden conseguir aumentos de
producción con bajos gastos en el aporte de CO
2
(Nederho, 1988).
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Se puede determinar, a través de relaciones analíticas, la concentración
óptima de CO
2
como función de la radiación incidente, la tasa de ventilación
y la relación entre el precio del cultivo y el coste del gas (Chalabi y Critten,
1990). El principal obstáculo que presentan estos métodos es la dicultad que
supone conocer el precio de la producción, debido a que este sufre grandes
uctuaciones incluso para periodos de tiempo pequeños.
En climas fríos normalmente el enriquecimiento carbónico con CO
2
se
realiza en invernaderos sin ventilación. Cuando se necesita ventilación en los
invernaderos, a menudo a bajas tasas de renovación, la realización simultánea
del enriquecimiento y la ventilación pueden resultar económicas.
El enriquecimiento carbónico en los invernaderos en climas cálidos se ve
restringido por las necesidades de ventilación, obligando a algunos agricul-
tores a enriquecimientos periódicos, donde el aporte de CO
2
y la ventilación
alternan varias veces por hora.
En condiciones climáticas con una gran necesidad de ventilación el enri-
quecimiento carbónico puede seguir dos estrategias principalmente:
Un enriquecimiento continuado sin ventilación durante las primeras
horas de la mañana (7-10 h) y al inicio de la tarde (15-16:30 h) (Ios-
lovich et al., 1995).
Enriquecimiento intermitente alternando con la ventilación varias
veces por hora (Enoch, 1984).
En días cálidos y secos, típicos de climas desérticos como puede ser el de
la provincia de Almería, la temperatura del dosel vegetal es el principal factor
limitante en el proceso de asimilación fotosintética. En estas condiciones el en-
riquecimiento carbónico solo es efectivo durante la mañana antes de que la tasa
de ventilación deba incrementarse para refrigerar el cultivo (Seginer, 1990).
Para realizar el aporte de CO
2
de forma simultánea es conveniente utilizar
dos tasas de ventilación, una baja para el periodo de enriquecimiento y otra
mayor cuando no se aporta CO
2
. Esta estrategia está siendo utilizada en los
invernaderos de Almería que disponen de sistemas de abonado carbónico, que
inyectan CO
2
a 700 ppm cuando las ventanas están completamente cerradas,
y a 350 ppm cuando están abiertas.
Se ha demostrado que el esquema óptimo de enriquecimiento requerido
para mantener un cierto nivel en el invernadero depende del clima exterior. El
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enriquecimiento continuo es más adecuado cuando las condiciones climáti-
cas no varían durante periodos de tiempo de 10-20 minutos (Ioslovich et al.,
1995). El control del aporte de anhídrido carbónico se complica considera-
blemente cuando se producen uctuaciones en el ambiente del invernadero.
Durante los meses cálidos la ventilación del invernadero provoca que difícil-
mente se alcancen niveles de CO
2
por encima de la concentración exterior. La
constante necesidad de parar la ventilación para reajustar los niveles de CO
2
es una operación muy costosa (Ferentinos et al., 2000).
Mantener elevadas concentraciones de CO
2
a medida que se elevan las
tasas de ventilación, se traduce en un progresivo encarecimiento del sistema.
En general, el control algorítmico llevado a cabo mediante la disponibilidad
de programas y ordenadores para el control climático, relaciona el nivel de la
concentración de CO
2
que se aporta con la apertura de ventana, la velocidad
del viento y el estado siológico del cultivo (Heij y Schapendonk, 1984).
Schapendonk y Van Tilburg (1984) desarrollaron un modelo de simula-
ción para predecir la dinámica de las uctuaciones de la concentración de CO
2
en un invernadero con un cultivo de pepino en cierto estado de desarrollo,
índice de área foliar igual a tres. El modelo puede ser usado para calcular la
asimilación instantánea de CO
2
por un cultivo como función de su suministro.
2.13. Gestión de los sistemas de control climático
Todos los equipos de control climático requieren sistemas informáticos
para su gestión, debido al gran número de variables e interacciones que se han
de tener en cuenta para su manejo. Así, actualmente el uso de los equipos co-
mentados anteriormente, conlleva la instalación de sensores capaces de medir
las diferentes variables climáticas, principalmente temperatura, humedad rela-
tiva o absoluta, radiación solar incidente, concentración de CO
2
, y velocidad
y dirección del viento. Todos esos datos se registran y pueden representarse
grácamente gracias a un ordenador, que además es el encargado de vericar
las consignas de control introducidas por el usuario, y de enviar las señales
pertinentes para que se pongan en funcionamiento o se detengan los distintos
equipos de climatización.
En los invernaderos tradicionales como los del tipo raspa y amagado se
utilizan pequeños controladores (autómatas programables) que regulan, por
ejemplo, la apertura y cierre de ventanas (o el funcionamiento de los extracto-
res) en función de la temperatura y de la humedad (Figura 105).
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Figura 105. Autómatas utilizados para el control de sistemas
de climatización de invernaderos
En instalaciones más sosticadas, con modernas estructuras tipo multitú-
nel o venlo, se utilizan microprocesadores y ordenadores con programas infor-
máticos de gestión del clima (Figura 106), que integran todos los parámetros
climáticos y todos los actuadores: ventanas cenitales y laterales, ventilación
forzada, nebulización, calefacción, inyección de CO
2
, etc. Registran toda la
información y la presentan en forma de grácas que permiten el estudio por-
menorizado de todo lo ocurrido en el invernadero. Estos sistemas basados en
microprocesadores permiten mantener varias variables climáticas en niveles
de control jos y que constituyen verdaderos controladores digitales (Davis y
Hooper, 1991).
Estos equipos permiten introducir variaciones en las consignas de control
de la temperatura y la humedad en función de otros parámetros externos
como el viento o la radiación solar. El viento es uno de los factores que tiene
mayor inuencia en las pérdidas de calor en el invernadero y diversos estudios
han demostrado que el coeciente de pérdidas de calor es una función lineal
de la velocidad del viento (Bailey, 1980). Por consiguiente, se puede ahorrar
energía reduciendo la temperatura del invernadero cuando la velocidad del
viento es alta y aumentándola cuando la velocidad del viento es baja.
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Figura 106. Controlador climático mediante microprocesador (a)
y ordenador de registro de datos (b) para invernaderos
aa
bb
Varios estudios han mostrado que algunas especies hortícolas como tomate
(Hurd y Graves, 1984), pimiento, lechuga (Hand y Hannah, 1978) y crisan-
temos (Langhans et al., 1982) tienen la habilidad de integrar la temperatura.
Como consecuencia de ello responden a la temperatura media, y las uctuacio-
nes, dentro de ciertos límites, no tienen una inuencia perceptible en el creci-
miento o el rendimiento. Esto ofrece en algunos casos la posibilidad de reducir
el coste de la calefacción sin que el rendimiento de la planta se vea afectado,
desplazando el uso de la calefacción a los periodos cuando es más barata.
El proceso completo de control ambiental en invernaderos consiste en
ejercer el mismo a tres niveles que tienen diferentes escalas temporales. El
máximo nivel, correspondiente a la escala temporal más amplia, se preocupa
de las decisiones básicas sobre el cultivo y la planicación de la producción.
El nivel medio se encarga del control del crecimiento y desarrollo de la planta
y tiene una escala de tiempos que va de un día a una semana. En este nivel la
optimización dinámica se aplica para determinar los valores de consigna del
clima. Éstos son implementados por el controlador del clima del invernadero
que ocupa el último nivel y opera en un periodo de tiempo de minutos.
Una segunda consideración es la entrada de información por parte del
agricultor. A un nivel simple, serán los precios de las entradas, y en un nivel
más complejo estará la información sobre el desarrollo del cultivo. Los mo-
delos de cultivo son incapaces de incluir todos los factores que inuyen en
el rendimiento del cultivo, como los efectos de plagas y enfermedades, o la
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ocurrencia de condiciones meteorológicas anormales que dan lugar a graves
situaciones de estrés en el cultivo. También pueden surgir conictos entre la
optimización a corto plazo y la capacidad a largo plazo del cultivo. La aplica-
ción de modelos de crecimiento del cultivo tampoco eliminará las diferencias
que existen entre los distintos agricultores en el rendimiento potencial y la
calidad que son capaces de obtener. Por consiguiente, el agricultor debe ser
consultado sobre las decisiones de control del cultivo a largo plazo.
2.14. Equipos de fertirrigación
Con la implantación de los sistemas de riego localizado en la práctica
totalidad de los invernaderos de Almería (Figura 107), el abonado pasó a
realizarse mediante la aplicación de los fertilizantes disueltos en el agua de rie-
go. De esta forma se obtiene una disminución en la cantidad de fertilizantes
necesaria, al mejorar la distribución y la asimilación por parte de la planta.
Según el sistema de inyección que se utilice para conseguir introducir
los fertilizantes en la red de riego podemos distinguir diferentes equipos
de fertirrigación.
Figura 107. Riego localizado en un cultivo de tomate enarenado
2.14.1. Tanques de abonado
Este es el sistema más simple, y el que inicialmente se utilizaba en los
invernaderos almerienses, que consiste en un tanque hermético donde se di-
suelven los fertilizantes y que se conecta a la red de riego (Figura 108).

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Figura 108. Tanque de abonado conectado en paralelo a la red de riego
Para conseguir la entrada de la disolución en la red se utiliza una válvula
que se puede cerrar progresivamente hasta conseguir una diferencia de pre-
sión a la entrada y la salida del depósito que permita desviar parte del ujo a
través del depósito. Este sistema es el más económico, aunque puede provocar
diferencias en el crecimiento de las plantas por su baja uniformidad de distri-
bución, ya que la inyección en la red no se realiza de forma proporcional al
caudal de riego.
2.14.2. Depósitos de aspiración directa mediante bomba
En estos equipos se conecta un depósito, donde se disuelven los abonos, a
la tubería de aspiración de la bomba principal de la red de riego (Figura 109).
La succión que realiza la bomba provoca la absorción de la mezcla de agua y
fertilizantes contenida en el depósito. Mediante una válvula y un caudalíme-
tro se puede regular el aporte de fertilizantes a la red, que depende de la pre-
sión de funcionamiento de la bomba. Este es un sistema sencillo que permite
una fácil incorporación a la red de riego cuando esta se alimenta de una balsa
cuyo nivel está por debajo de la bomba.
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Figura 109. Sistema de fertirrigación mediante depósito
de aspiración directa mediante bomba
2.14.3. Equipos con succión en Venturi
Estos equipos se basan en el principio de la conservación de la energía
mecánica de los uidos, por el cual el aumento de velocidad del uido pro-
ducido en un punto por el estrechamiento de la tubería origina una pérdida
de presión en dicho punto. Estos sistemas constan de una tubería paralela a la
red principal de riego por donde circula el agua a través de un estrechamiento
donde se produce una gran depresión por el efecto Venturi. En este punto se
conecta un pequeño conducto en derivación procedente del depósito de abo-
nado, por lo que al originarse la depresión en el Venturi, se realiza la succión
de la solución de abonado, inyectándose así al circuito principal.
Este sistema suele constar de tres o cuatro depósitos diferentes, cada uno
de los cuales se conecta a su propio Venturi (Figura 110), que permiten apli-
car de forma individualizada los elementos principales (N-P-K), el Ca y los
microelementos y ácido nítrico, utilizado este último para la regulación del
pH y la limpieza de la red de riego. Estos equipos permiten mayor control de
la fertilización.
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Figura 110. Detalle de los inyectores Venturi en una instalación
de fertirrigación
2.14.4. Dosicadores de abono mediante inyección
En estos sistemas se realiza una dosicación bastante exacta de los fertili-
zantes mediante la inyección de las soluciones nutritivas a presión en la red.
Mediante una bomba auxiliar se succiona el líquido del depósito de abonado
y se inyecta en la red principal a una presión superior a la del agua de riego.
Estos dosicadores son bombas de pistón o de membrana, y su accionamien-
to puede ser eléctrico o mecánico. En algunos casos se utilizan dosicadores
hidráulicos accionados por la presión de la propia red de riego. Estos sistemas
están provistos de un sistema de control del nivel de los depósitos de fertilizan-
tes que impiden la inyección de aire en la red. Igualmente en algunos casos los
tanques están equipados con un sistema de agitación para mantener una con-
centración constante de la disolución y evitar la precipitación de los abonos.
2.14.5. Equipos automáticos
En la actualidad las modernas instalaciones de fertirrigación (Figura 111)
están controladas por ordenador o automatismos, y el aporte de nutrientes se
realiza en función de las necesidades del cultivo. Se busca optimizar al máxi-
mo la absorción de los elementos nutritivos por parte de la planta. Estos equi-
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pos intentan mantener un nivel de pH ligeramente ácido en el agua de riego
(entre 5,5 y 6,5) de forma que los elementos nutritivos presenten una mejor
solubilidad. Para ello es necesaria la aplicación de ácidos correctores (nítrico,
sulfúrico, fosfórico, etc.).
Otro factor que es necesario controlar en los invernaderos almerienses
es la salinidad del agua. Para ello se mide la conductividad eléctrica (CE)
que es proporcional a la concentración de la disolución en la que se incluyen
los fertilizantes.
Tanto la CE como el pH de la solución nutritiva se miden por medio de
sondas, al igual que la temperatura del agua, que es necesaria para corregir
el valor de la conductividad. En estos equipos automáticos se utilizan tanto
sistemas de Venturi (Figura 112) como bombas de inyección. En ambos casos
la inyección se controla mediante electroválvulas que se abren cuando reciben
el impulso eléctrico desde el automatismo controlador. La inyección se realiza
por pulsos eléctricos del orden de milisegundos de forma que la apertura se
va realizando sucesivamente hasta que la lectura de los parámetros de control,
CE o pH, se ajustan al valor deseado.
Figura 111. Instalación para fertirrigación automatizada

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Figura 112. Sistema automatizado de fertirrigación con inyectores Venturi
En algunos casos se utilizan bombas de membrana que inyectan la solu-
ción fertilizante a un circuito cerrado en el que se colocan las electroválvulas en
derivación en «T» que envían el agua a un depósito auxiliar de mezclas y una
segunda electrobomba inyecta a mayor presión la mezcla en la red principal.
En pequeñas explotaciones con una gran uniformidad de los sectores de
riego, la instalación del equipo automático se puede realizar en línea, de forma
que toda el agua se hace pasar por el equipo. Para ello es necesario colocar un
depósito intermedio donde se realiza la mezcla de la solución de los fertilizan-
tes con toda el agua de riego. Una bomba a la salida de este depósito es la que
suministra el caudal y presión necesaria en la red de riego.
En general, los equipos se instalan en paralelo con la red de riego y la in-
yección se realiza sobre una parte del agua (Figura 113). Para que se produzca
una buena mezcla de la solución concentrada de fertilizantes con el resto del
agua, se realiza la inyección en un punto de la red situado antes de su entrada
en el cabezal de ltrado, de forma que el propio ujo turbulento que se pro-
duce durante el proceso de ltrado es el que da uniformidad al agua de riego.
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Figura 113. Esquema de un equipo de fertirrigación automático
Q Caudalímetros V1 Válvula de entrada del grupo de inyección
VT Venturis de inyección V2 Válvula de salida del grupo de inyección
TF Tanques fertilizantes V3 Válvula de limpieza de ltros
DA Deposito de ácidos V4 Electroválvulas del grupo de ltrado
TFS Tanque de fertirrigación secundario V5 Válvula de salida del grupo de ltrado
CC Calderín de compensación V6 Electroválvulas para sectores de riego
B1 Bomba impulsora V7 Válvula de alimentación TFS
B2 Bomba impulsora para fertilización V8 Válvula de salida TFS
F1 Filtro del sistema de inyección V9 Válvula de salida TF
F2 Grupo de ltrado V10 Válvula de purgado TF
F3 Filtro salida TFS V11 Electroválvulas de inyección
F4 Filtros de salida de los fertilizantes V12 Válvula de purgado del grupo de ltrado
CON Automatismo de control SEN Sensores CE, pH y temperatura
PC Controlador informático
2.14.6. Control de la fertirrigación
El control del abonado se realiza en general determinando el porcentaje
de inyección necesario de cada fertilizante, en función del volumen de la solu-
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ción nutritiva y del volumen total del agua de riego. Los equipos automáticos
permiten realizar un segundo control mediante medidas de la CE durante
todo el proceso de fertilización. La regulación del pH se realiza de forma in-
dependiente del abonado para mantener los niveles deseados de acidez.
En otros casos los equipos automáticos (Figura 114) van inyectando la
solución nutritiva en función de la lectura de la CE y del pH de forma que se
han de mantener entre los valores deseados. La proporción entre los distintos
fertilizantes que constituyen el abonado se mantiene constante. Un segundo
control permite determinar el volumen de agua de riego así como los volúme-
nes de fertilizantes utilizados en cada momento.
El aporte de agua se puede regular determinado el tiempo necesario de riego
para aportar un volumen estimado, o en función de las necesidades de la planta
(riego a demanda). En los cultivos en enarenado se suele utilizar el riego horario,
en el que el agricultor calcula el tiempo de riego que es necesario cada día, en
función del estado siológico de la planta, del estadio fenológico y del clima.
El riego a demanda se puede realizar utilizando sensores climáticos de forma
que se establezcan los valores críticos de temperatura o humedad a partir de los
cuales se hace necesario el riego. También se pueden utilizar tensiómetros (Figu-
ra 115) para determinar las necesidades de riego, aunque este sistema requiere
una correcta determinación de la posición de los tensiómetros con respecto a
la zona radical de las plantas, y una buena distribución dentro del invernadero,
para evitar los errores que provoca la heterogeneidad del terreno.
Figura 114. Equipo electrónico de un controlador automático
de fertirrigación con el cuadro de mando, donde se indican
los sistemas en funcionamiento por medio de luces
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Figura 115. Tensiómetros utilizados para el control del riego
en invernaderos
Los equipos automáticos de fertirrigación permiten seleccionar una serie
de programas, tanto para riego horario como para riego a demanda. En el pri-
mer caso se pueden determinar parámetros como la duración de los riegos, los
sectores que se riegan, el pH, la CE y los porcentajes de fertilizantes. La progra-
mación de los riegos se puede realizar en función de la hora de inicio o de na-
lización, el número de riegos al día, o el periodo que transcurre entre los riegos.
El riego a demanda se limita prácticamente a los invernaderos con cul-
tivos hidropónicos en los que se pueden determinar de forma más exacta las
necesidades de las plantas mediante sensores de pH y CE en el sustrato. Para
ello se colocan dos sacos de sustrato sobre una bandeja donde se acumula el
agua de drenaje de forma que las raíces de las plantas entran en contacto con
la solución nutritiva por medio de paños de tela porosa situados en el fondo
de la bandeja. De esta forma cuando las condiciones climáticas obligan a las
plantas a un mayor consumo de agua las raíces absorben parte del agua de la
bandeja con lo que su nivel desciende (Figura 116). Este descenso se puede
detectar mediante un electrodo que envía una señal al equipo de riego que
activa el proceso de fertirrigación.
Un segundo sistema de mayor complejidad, consiste en recoger en una
bandeja el drenaje de dos sacos y determinar su volumen. Los riegos se reali-
zan en función a un nivel mínimo de radiación acumulada (medida mediante
una sonda) el cual se modica en función del porcentaje de drenaje deseado,
disminuyendo si el drenaje real supera el deseado.
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Figura 116. Sensores de pH y CE utilizados para el control
de la fertirrigación en invernaderos
2.15. Equipos de desalinización
Como complemento de los equipos de fertirrigación, algunos agriculto-
res han instalado sistemas de desalinización mediante la técnica de ósmosis
inversa (Figura 117) que permite utilizar agua procedente de pozos con un
alto contenido en sales y una elevada conductividad eléctrica. A veces también
se utilizan para proporcionar agua a los sistemas de refrigeración evaporativa.
Figura 117. Equipo de desalinización de agua procedente de pozos
para su uso en el riego del invernadero
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El agua de riego utilizada por el sistema de fertirrigación es una mezcla
del agua desalinizada con la bombeada directamente del pozo, variando la
mezcla en función de las necesidades de CE de cada cultivo. Así, por ejemplo
hay variedades de tomate para las que un mayor contenido en sales en el agua
de riego proporciona unas mejores cualidades organolépticas de los frutos.
2.16. Maquinaria disponible de la instalación
La maquinaria utilizada en los invernaderos de Almería se emplea bási-
camente en tres tipos de tareas: mantenimiento de los suelos enarenados y
limpieza, ayuda a la realización manual de las labores de manipulación de las
plantas (tutorado, despunte, poda, etc...) y de recolección, y para la aplicación
de los tratamientos tosanitarios.
2.16.1. Mecanización de las labores culturales
Si bien algunos invernaderos presentan un alto nivel de tecnicación y
mecanización, estos no dejan de representar un porcentaje minoritario dentro
del panorama general de los cultivos bajo plástico, que en su mayor parte sólo
disponen de una o dos máquinas. Así, muy pocos invernaderos disponen de
tractores propios (Valera et al., 2002a), equipo considerado el rey de cualquier
explotación agrícola.
El tractor permite realizar múltiples labores dentro de las explotaciones
hortícolas en invernaderos mediante diferentes aperos o equipos comple-
mentarios. En los invernaderos se utilizan tractores de potencia media, de
30 a 60 CV (22-44 kW) con tracción a las cuatros ruedas, y articulados para
permitir una mayor maniobrabilidad (Figura 118).
Su empleo va desde la manipulación del suelo en las labores de roturación,
retranqueo y carillado, que permiten renovar total o parcialmente la capa de
materia orgánica colocada bajo el arenado; hasta su uso para la retirada de
los restos de cultivo, mediante la colocación de horquillas y palas cargadoras
accionadas por el sistema hidráulico del tractor a través de las tomas remotas.
En algunos casos también se pueden utilizar pequeñas palas para este tipo de
tareas de limpieza (Figura 119).
Otra utilidad importante de los tractores es el propio transporte de las ca-
jas de frutos con la ayuda de un remolque. De igual modo, muchos agriculto-
res utilizan el tractor para acoplarles máquinas de tratamientos tosanitarios.
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Figura 118. Tractores articulados con tracción a las cuatro ruedas
utilizados en invernaderos para la preparación del suelo enarenado (a)
y para su mantenimiento mediante roturación (b)
a
b
Los tractores en los invernaderos se encuentran con el problema de la es-
casa diafanidad de la mayor parte de las estructuras tradicionales de tipo plano
o en raspa y amagado, con distancias entre apoyos de 2 a 4 m. Esto diculta
enormemente la maniobrabilidad dentro del invernadero. Por otra parte, la
pequeña distancia entre las líneas de cultivo (0,7-1 m) imposibilita totalmente
el paso de los tractores dentro de la zona cultivada. Además, muchos inver-
naderos no disponen de pasillos interiores lo sucientemente anchos y bien
distribuidos para facilitar el tránsito de maquinaria.
Figura 119. Pala cargadora utilizada en invernaderos
para gestión de residuos
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Las estructuras que se construyen actualmente tanto para los inverna-
deros tipo Almería, como para los tipos de estructuras de perles metálicos
(multitúnel y venlo), facilitan la introducción de maquinaria al aumentar la
distancia entre apoyos hasta 6-9 m.
En los invernaderos más sosticados, donde se ha impuesto el cultivo sin
suelo, que hace innecesarias las labores de mantenimiento de este, el tractor
se ha sustituido por una serie de máquinas más propias de las industrias que
del campo, como son las carretillas elevadoras (Figura 120a) y las transpaletas
(Figura 120b), que permiten un transporte rápido y cómodo de los palets. Esto
es posible en aquellos invernaderos dotados de pasillos y almacenes acondicio-
nados para el movimiento de estos equipos, al disponer de solera de hormigón.
Figura 120. Carretilla elevadora (a) y transpaleta (b) utilizadas
para labores de carga y transporte dentro de invernaderos y semilleros
a
b
Las labores culturales de trasplante, poda, tutorado, despunte, destalle,
deshojado, aclareo, escarda y recolección, siguen realizándose de forma com-
pletamente manual en todos los invernaderos. Sin embargo, se utilizan sis-
temas de elevación móviles (andamios móviles) como ayuda a algunas de las
tareas mencionadas, al permitir a los operarios desplazarse entre las líneas de
cultivo variando la altura de la plataforma sobre la que se apoyan, en función
de la altura en la que se localiza la zona de la planta que ha de manipular. Estos
sistemas están disponibles tanto para su desplazamiento sobre raíles de cale-
facción (Figura 121a), como directamente sobre el suelo apoyados en ruedas
neumáticas (Figura 121b).
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Otro elemento ampliamente utilizado en los invernaderos es la carretilla
con ruedas para transporte de las cajas de recolección entre las líneas de culti-
vo. Existen tanto carretillas que permiten a los operarios mover las cajas que
van llenando con los frutos (Figura 122a), como carros donde el operario se
puede sentar para mejorar las condiciones ergonómicas durante el proceso de
recolección (Figura 122b).
Figura 121. Plataformas de elevación para operarios apoyadas
sobre raíles de calefacción (a) y sobre el suelo (b)
a
b
Figura 122. Carros para transporte de cajas entre líneas de cultivo (a)
y para transporte y apoyo del operario (b)
a
b
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Para ayudar al proceso natural de polinización aérea, que en los cultivos
en invernadero se ve dicultado por la estanqueidad de la estructura, se pue-
den utilizar máquinas sopladoras. Estos equipos están dotados de un pequeño
ventilador, que genera un ujo de aire que se hace salir por un cañón, de for-
ma que el operario puede dirigirlo de forma manual hacia la zona del cultivo
donde se encuentran las ores (Figura 123).
Figura 123. Máquina sopladora para facilitar la polinización aérea
en cultivo de tomate en invernadero
En algunas explotaciones con mayor nivel de tecnicación, también se
instalan sistemas de almacenamiento de datos electrónicos (Figura 124) en
los que los operarios deben introducir los correspondientes a las calles o las
de plantas en las que han trabajado, al tipo de labor realizada, y su código de
operario, de forma que esta información se puede recoger en un ordenador
personal para poder controlar todas las labores que se llevan a cabo en el inver-
nadero, a la vez que poder realizar el tratamiento estadístico de los datos para
la evaluación del rendimiento de cada trabajador.
En el proceso de clasicación de los frutos se pueden emplear pequeñas
máquinas calibradoras que separan los frutos en función de su tamaño y que se
instalan directamente dentro del invernadero. Lo usual es llevar los frutos sin
clasicar a las centrales de manipulación; pero algunas ncas disponen de pe-
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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
queñas máquinas de clasicación que permiten la venta directa desde los inver-
naderos, así como el aumento del precio del producto, ya que sale de la explota-
ción clasicado por categorías. Estas máquinas son muy útiles y usadas en otros
países como Holanda, aunque no son comparables con los grandes equipos que
existen en los centros de manipulación de Almería, que lavan el producto, lo
clasican por calibre, peso y color, y lo empaquetan incluso plasticado, con
una capacidad de trabajo elevadísima, hasta 20.000 kg/h y línea de trabajo.
Figura 124. Sistema de almacenamiento de datos electrónicos utilizado
para el control de tiempos de las labores culturales en los invernaderos
2.16.2. Maquinaria para aplicación de productos tosanitarios
La labor que más fácilmente se presta a su mecanización en invernaderos
es sin duda la aplicación de tratamientos tosanitarios o tofármacos. Así, se
emplean gran variedad de máquinas que dieren tanto en su grado de sosti-
cación, como en su principio de funcionamiento, y capacidad de movilidad.
A continuación se presenta una clasicación de los distintos tipos de equipos
empleados en invernaderos:
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A. Sistemas estacionarios de chorro proyectado.
Redes jas de pulverización hidráulica:
a) Pistolas de aplicación manual.
b) Barras móviles horizontales de tratamiento.
c) Barras verticales sobre carros de accionamiento manual.
d) Barras verticales en carros sobre railes.
B. Sistemas estacionarios de chorro transportado.
Redes de nebulización hidro-neumática.
Nebulizadores hidro-neumáticos jos.
Atomizadores centrífugo-neumáticos jos.
C. Sistemas móviles de chorro proyectado.
Pulverizadores hidráulicos:
a) Manuales (mochilas).
b) Móviles semi-automáticos (carros).
c) Vehículos autopropulsados.
D. Sistemas móviles de chorro transportado.
Atomizadores hidro-neumáticos:
a) Suspendidos al tractor.
b) Desplazables manualmente.
E. Máquinas espolvoreadoras suspendidas al tractor.
Las distintas máquinas se diferencian en función de su movilidad y del
principio físico por el que se generan las gotas del líquido del tratamiento to-
sanitario (Tabla 10). La pulverización hidráulica consiste en producir gotas de
pequeño tamaño al pasar el líquido de tratamiento a elevada presión por una
boquilla cuya sección de paso tiene un diámetro muy pequeño.
Los sistemas de aplicación de productos tosanitarios por pulverización
neumática, se basan en el efecto de choque de la corriente de aire a gran
velocidad que arrastra el líquido de tratamiento en la dirección del ujo de
aire, consiguiendo producir una especie de niebla capaz de impregnar toda la
supercie del cultivo. En estos equipos se aumenta la velocidad del ujo de
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aire impulsor que se encarga de fragmentar el líquido en gotas de tamaño muy
pequeño (<50 µm) sin necesidad de una pulverización previa a través de una
boquilla, como sucede en los pulverizadores hidro-neumáticos. Mediante un
estrechamiento a la salida de la tubería de suministro del caldo de tratamien-
to, y junto con la elevada velocidad de circulación del ujo de aire, se produce
una succión por efecto Venturi.
Tabla 10. Principio de funcionamiento de los distintos sistemas
de aplicación de tratamientos tosanitarios por pulverización
Pulverización Equipo Formación de gotas Impulsión
Hidráulica Pulverizador Presión de líquido Bomba
Centrífuga Pulverizador centrífugo Fuerza centrífuga Disco giratorio
Neumática Nebulizador Corriente de aire Ventilador
Hidro-neumática Atomizador P. de líquido y ujo de aire Bomba y ventilador
Centrifugo-neumática Atomizador centrífugo Fuerza centrífuga y ujo de aire Disco y ventilador
En los pulverizadores hidro-neumáticos el caldo se pulveriza en pequeñas
gotas al pasar por las boquillas, impulsado por una bomba hidráulica; rom-
piéndose después en otras de menor tamaño, como consecuencia de su cho-
que con el ujo de aire a gran velocidad generado por un ventilador o turbina.
A. Sistemas estacionarios de chorro proyectado
La mayoría de los invernaderos de Almería están equipados con un siste-
ma jo para la realización de tratamientos tosanitarios (redes jas de pulveri-
zación hidráulica). Estos son pulverizadores hidráulicos de chorro proyectado,
donde la pulverización se realiza por la presión a que se somete el líquido de
tratamiento cuando es impulsado por una bomba.
El paso del líquido a presión a través de la boquilla de las pistolas de apli-
cación, da lugar a una pulverización en gotas, cuyo tamaño y distribución de-
pende de la presión de trabajo y de las características de la boquilla utilizada.
Estos sistemas son válidos para todos los tipos de tratamientos, por lo que son
los más utilizados en Almería. Están constituidos por un depósito, una bomba
de impulsión, la red de distribución y las pistolas o barras de aplicación.
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El depósito (Figura 125) es el recipiente donde se realiza la mezcla del
tratamiento. Debe constar de una cámara de absorción de la bomba que ga-
rantice en todo momento el bombeo del líquido, sin que se vea interrumpido
por el movimiento que produce la agitación de la mezcla.
Figura 125. Depósitos para la realización de tratamientos tosanitarios
con sistema de agitado por chorro de agua
Igualmente es necesaria una válvula de desagüe en el punto más bajo,
que permita una total limpieza después de cada tratamiento. Los depósitos
más adecuados son los de polipropileno ya que impiden la acumulación de
residuos en las paredes, y son resistentes a la corrosión ocasionada por los
productos químicos.
Acoplado al depósito se sitúa el agitador que puede ser de accionamiento
mecánico, cuando el movimiento proviene del motor de la bomba de absor-
ción o incluso de un motor auxiliar; o accionamiento hidráulico, cuando se
utiliza el propio movimiento del líquido en la red para generar una corriente
dentro del depósito.
La bomba es el elemento fundamental que determina en mayor medida el
correcto funcionamiento del sistema. Las bombas que se utilizan para los equi-
pos de pulverización son generalmente de tres tipos: las bombas de pistón que
proporcionan mayor presión de 40-50 bares; las de membrana; y las de pistón-
membrana, que proporcionan presiones menores, en torno a 10-25 bares.
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Es importante que los sistemas dispongan de un vaso de expansión o cal-
derín de compensación, que amortigüe la depresión que se origina en la carre-
ra de descenso del pistón o de la membrana. La regulación del caudal se realiza
manteniendo una presión constante en la red de distribución. Hay que hacer
especial atención al estado de las pistolas y a su presión de funcionamiento,
que debe ser la misma en todas ellas para garantizar una buena uniformidad
en el tratamiento.
Figura 126. Bombas de impulsión de pistón-membrana accionadas
mediante motor eléctrico (a) y motor diesel de combustión interna (b)
a
b
La red de distribución en general está constituida por una tubería prima-
ria de polietileno que se coloca paralela a los pasillos. A lo largo de la tubería se
colocan puntos de conexión con llaves de paso (Figura 127), donde se acoplan
las mangueras o tuberías secundarias que en su extremo llevan las pistolas de
tratamientos. La red consta de elementos auxiliares como manómetros, que
permiten controlar la presión de funcionamiento en los distintos puntos de la
red, ltros a la salida y entrada de la bomba, y un regulador de presión en el
retorno del líquido al depósito que garantiza una presión constante en la red,
con lo cual se obtiene un caudal constante de tratamiento y por tanto una
buena uniformidad en la aplicación.
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Figura 127. Conexiones para las mangueras de tratamientos
sobre el suelo (a) y colgada (b)
b
a
Redes jas de pulverización hidráulica
a) Pistolas de aplicación manual
En los invernaderos se utilizan pistolas manuales de tratamientos que
constan de un sistema de apertura, que permite el paso o no del líquido, y una
o varias boquillas de pulverización (Figura 128) que distribuyen el líquido
cuando llega a una determinada presión. Las boquillas deben revisarse con fre-
cuencia, para limpiarlas o sustituirlas en caso de funcionamiento defectuoso.
Figura 128. Pistolas para aplicación de tratamientos tosanitarios
para conexión a una red ja: de tres boquillas (a) de dos boquillas (b)
y de una sola boquilla (c)
b)
a)
c)
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Normalmente las pistolas están equipadas con boquillas de turbulencia,
que producen una proyección cónica con un ángulo de apertura entre 50 y
80, y un pequeño tamaño de gota que oscila entre 200 y 400 µm. Se utilizan
caudales de funcionamiento de 2-7 l/min para presiones de 10 a 50 bares.
Estas boquillas están compuestas por: cuerpo, hélice, cámara de turbulencia,
oricio calibrado, ltro y una tuerca de cierre. Son apropiadas tanto para tra-
tamientos fungicidas como insecticidas.
Cuando se utilizan máquinas con barras de tratamiento verticales en las
que se colocan varias boquillas, se suelen usar las de chorro plano hacia el ex-
terior para pulverizar directamente sobre las líneas de cultivo (Figura 128a y
b), y de cono hacia el interior para crear una na neblina (Figura 128c).
Las boquillas de chorro plano suelen tener ángulos de apertura entre 80 y
110, separación en la barra de 50 a 75 cm, y presiones de trabajo de 1 a 4 ba-
res. El caudal que suministran es menor, dado el mayor número de boquillas
(entre 10 y 20), con valores entre 0,5 y 2 l/min. Las boquillas de cono lleno
llevan un disco en su interior de diferentes materiales en función del nivel de
resistencia requerido (cerámica, acero inoxidable endurecido, acero inoxida-
ble y polímero) con un oricio calibrado entre de 0,8 a 4 mm de diámetro,
produciendo conos con un ángulo de apertura de 20 a 65 para presiones de
trabajo de 1 a 20 bares.
Figura 129. Boquillas de chorro plano (a) y (b)
y de cono lleno con disco (c)
a
b
c
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
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D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
El principal inconveniente de las redes de pulverización mediante apli-
cación con pistolas manuales, es la elevada exposición de los operarios a los
productos tosanitarios durante la aplicación de los tratamientos. Además,
necesitan un elevado volumen de aplicación y presentan una baja eciencia
de aplicación debido a las elevadas pérdidas por deposición sobre el suelo
(Sánchez-Hermosilla et al., 2013). Sin embargo, su uso sigue siendo generali-
zado para la aplicacicón de los tratamientos tosanitarios debido a la posibi-
lidad de controlar las zonas de la planta donde se aplica el producto. Esto es
especialmente útil en el sistema actual de control integrado de plagas frente al
resto de alternativas.
b) Barras horizontales móviles de tratamiento
En algunos semilleros se utilizan redes jas de pulverización conectadas a
barras portaboquillas horizontales colgadas de la estructura del invernadero,
que se desplazan de forma automática sobre raíles por encima de las plantas,
éstas últimas situadas sobre las mesas de cultivo (Figura 130). Este sistema
presenta dos grandes ventajas con respecto a las pistolas: una gran homoge-
neidad de la dosis, y la posibilidad de realizar los tratamientos sin necesidad
de que haya operarios dentro del invernadero.
Figura 130. Barra móvil horizontal utilizada
para la realización de tratamientos tosanitarios en un semillero

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
c) Barras verticales sobre carros de accionamiento manual
Otra alternativa al uso de las pistolas de aplicación manual, es el empleo de
barras verticales colocadas sobre carros que se desplazan por las calles situadas
entre las líneas de cultivo empujadas por un operario (Figura 131a). La princi-
pal ventaja de estos sistemas es la rapidez de los tratamientos, ya que las barras
constan de varias boquillas, lo que permite que al desplazarse aplican el produc-
to tosanitario a las líneas de plantas ubicadas a ambos lados de la calle, y desde
arriba hasta debajo de forma muy homogénea. Su principal inconveniente es
la necesidad de un operario (Figura 131b), que estará incluso más expuesto a
la nube de gotas de tratamiento que con el método tradicional de las pistolas.
Figura 131. Barra vertical sobre carro (a), y demostración
de su accionamiento manual aplicando sólo agua (b)
b
a
d) Barras verticales en carros sobre railes
También existen vehículos pulverizadores autopropulsados de acciona-
miento eléctrico, que se desplazan utilizando como raíles las tuberías del sis-
tema de calefacción. Estos pueden requerir un operario o no (Figura 132).
Evidentemente, el segundo caso reduce los riesgos de intoxicación y disminu-
ye el gasto en mano de obra. Estos deben llevar un controlador que gestione
el movimiento de la máquina, y que es programado mediante una consola de
entrada de consignas (Figura 132b). El uso de estos equipos se restringe a ex-
plotaciones altamente tecnicadas con invernaderos multitúnel o venlo, por la
necesidad de disponer de los tubos de calefacción como railes y por su elevado
precio en comparación con los sistemas manuales.
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
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Figura 132. Carros autopropulsados eléctricamente con barras verticales
de tratamiento: con control por operario, demostración
aplicando solo agua (a), y automático (b)
b
a
B. Sistemas estacionarios de chorro transportado
Una alternativa al uso de los sistemas estacionarios de pulverización hi-
dráulica, son los equipos de nebulización mediante boquillas de accionamien-
to neumático, repartidas dentro del invernadero a través de una red ja de
distribución; o los equipos con ventilador, que generan grandes chorros de
aire para el transporte de las gotas del tratamiento tosanitario.
Redes jas de nebulización hidro-neumática
Los sistemas de tratamientos tosanitarios mediante redes de nebuliza-
ción hidro-neumática son similares a los equipos utilizados para la refrigera-
ción mediante evaporación de agua (apartado 2.8.2). De hecho, es bastante
frecuente que los agricultores puedan utilizar el sistema con una doble fun-
ción: nebulización de agua para refrigerar el invernadero y nebulización de
agua con tratamientos tosanitarios.
La principal ventaja de los equipos de tratamientos jos es que posibilitan
la aplicación de productos tosanitarios con el invernadero cerrado y vacío,
lo que elimina el riesgo de intoxicación de los trabajadores, y evita la fuga de
los insectos durante el tratamiento. Por otro lado, permiten los tratamientos
al anochecer, disminuyendo la dosis necesaria ya que se reducen las pérdidas
por evaporación.

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Un importante inconveniente de los sistemas estáticos es la imposibilidad
de realizar discriminación entre las diferentes plantas en función de su esta-
do sanitario, y la dicultad para alcanzar ciertas partes de la planta, como el
tramo inferior del tallo y el envés de las hojas, cuando se trata de un cultivo
de porte alto y bien desarrollado, con una pequeña separación entre líneas,
y con considerable masa foliar. Otros inconvenientes importantes son que
producen una distribución heterogénea, con mayores concentraciones en las
proximidades de las boquillas emisoras (Sánchez-Hermosilla et al., 2012), y
que el nivel de deposición sobre las hojas del cultivo es mucho menor, y las
pérdidas por evaporación y como consecuencia el gasto de agua, son mayores
que cuando se utilizan las pistolas manuales de las redes de pulverización hi-
dráulica (Sánchez-Hermosilla et al., 2013).
Estos equipos utilizan un potente sistema de compresión que distribuye
aire a elevada presión (entre 6 y 7 bares) a lo largo de todo el invernadero. Me-
diante una segunda red de tuberías en paralelo con las anteriores se distribuye
el caldo de tratamiento desde los depósitos de mezcla (Figura 133) usando
bombas de baja presión (2-3 bares).
Figura 133. Depósitos con sistema agitador y bombas de impulsión
de un sistema de tratamientos tosanitarios mediante red estacionaria
de nebulización
En la tubería del aire comprimido se sitúan las boquillas de aplicación
que reciben el caldo a través de un micro-tubo, produciendo un chorro de
gotas transportado por el ujo de aire generado (Figura 134).
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
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Figura 134. Chorro de aire y gotas de tratamiento
generado por una boquilla de nebulización
Nebulizadores hidro-neumáticos jos
Este sistema consiste en equipos de ventiladores (Figura 135) que produ-
cen una circulación de aire (con caudales en torno a 5.000 litros/h) dentro del
invernadero, creando un ujo continuo de aire para el transporte de las gotas
generadas por una o varias boquillas pulverizadoras, colocadas en el centro
(cuando es una) o en la periferia (cuando hay varias), delante de la salida de
aire del ventilador.
A través de las boquillas se inyecta el líquido de tratamiento (con un cau-
dal de aplicación aproximado de 2-3 litros/h), que se mezcla con el aire pro-
duciendo una nebulización de microgotas (5-20 µm). Este sistema permite
una distribución del tratamiento en forma de niebla que impregna el cultivo
disminuyendo el riesgo de un aporte excesivo de producto que pueda quemar
las hojas o frutos.
Estos ventiladores se colocan colgados de la estructura del invernadero de
forma que reciben el caldo a través de depósitos individuales para cada equipo
de cinco litros, o mediante una pequeña red de tuberías que lo distribuye a los
diferentes aparatos desde un depósito general. En el caso de alimentación a
través de una red de tuberías, la presión del líquido de tratamiento se consigue
mediante una sola bomba de impulsión que proporciona presiones de funcio-

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namiento entre uno y cinco MPa. Cuando se utilizan pequeños depósitos de
5 o 15 litros, la presión se consigue mediante pequeños compresores indivi-
duales de pistón seco (sin aceite), que trabajan a presiones de 0,5-0,8 MPa.
Figura 135. Pulverizador hidroneumático de chorro transportado
estático de ultra-bajo volumen
Estos sistemas se suelen comercializar bajo el nombre de sistemas de ultra
bajo volumen, en referencia a la menor cantidad de líquido que es necesa-
rio aplicar en comparación con los equipos de pulverización, ya que en este
caso se inyecta el producto a tratar directamente sobre la corriente de aire,
sin necesidad de mezclarlo con agua. Del mismo modo, es usual que a estos
equipos atomizadores se les denomine nebulizadores, porque al generar gotas
de tamaño muy no (Tabla 11) se crea una especie de niebla dentro del inver-
nadero, aunque esta denominación no es adecuada por no corresponderse con
su principio de funcionamiento.
Tabla 11. Clasicación del tamaño de gota de pulverización
según el British Crop Protection Council
Volumen de gotas Muy na Fina Media Gruesa Muy gruesa
Dv 0,1 (10 %*) <55 µm 55-94 µm 95-164 µm 165-225 µm >225 µm
Dv 0,5 (50 %*) <119 µm 119-216 µm 217-353 µm 354-464 µm >464 µm
Dv 0,9 (90 %*) <204 µm 204-369 µm 370-598 µm 599-789 µm >789 µm
* Porcentaje del volumen de gotas acumulado.
Fuente: Doble et al. (1985).
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
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Este método posibilita la realización de tratamientos tosanitarios de
forma automatizada, sin la presencia en el invernadero de operarios, con la
consiguiente eliminación de riesgos. Esto permite la programación de los tra-
tamientos para que se realicen al anochecer evitando así las altas temperaturas
diurnas, lo que aumenta su efectividad. Sin embargo, presenta los inconve-
nientes anteriormente comentados para el caso de las redes de nebulización
hidro-neumática, con el añadido de realizar una distribución del tratamiento
más heterogénea.
Atomizadores centrífugo-neumáticos jos
Los sistemas jos de aplicación de tratamientos por atomización centri-
fugo-neumática (Figura 136), están constituidos por un ventilador con un
disco giratorio en la parte posterior, sobre el que cae un chorro de agua dando
lugar a la ruptura en forma de pequeñas gotas, que al ser transportadas por el
ujo de aire del ventilador se desplazan unos 15-35 m dentro del invernadero
sobre las plantas.
Los caudales de aplicación (aproximadamente de 10 a 40 litros/h) son
mucho mayores que con el sistema anterior, pero con un mayor tamaño de
partículas (10-30 µm). Debido a los elevados caudales de tratamiento que
utilizan, el suministro de caldo se realiza mediante un depósito central y un
pequeño circuito de distribución.
Figura 136. Pulverizador centrífugo-neumático de chorro transportado

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
C. Sistemas móviles de chorro proyectado
Frente al uso de los sistemas jos, existen alternativas para realizar los tra-
tamientos tosanitarios utilizando sistemas móviles, que constan de un depó-
sito individual para el caldo, un sistema de impulsión propio, y los elementos
de aplicación (boquillas y/o ventilador).
Pulverizadores hidráulicos
a) Manuales (mochilas)
Para la aplicación de tratamientos muy localizados en determinadas zo-
nas del cultivo se suelen utilizar mochilas pulverizadoras (Figura 137b) que
se cuelgan a la espalda de los operarios. Están provistas de un depósito de
15-20 litros, y de una bomba de aspiración que se acciona manualmente.
Mediante una bomba de accionamiento manual se llegan a conseguir
presiones de 5-10 bares, lo que da caudales de aplicación de 2-5 litros/min.
La distribución se realiza mediante una lanza de tratamientos equipada en el
extremo con una boquilla, por lo general de espejo, compuesta por un cuerpo,
un ltro y el «espejo» que proyectan un chorro abierto de tipo abanico que
alcanza 100-120 de amplitud. El tamaño de gota que se consigue con estas
boquillas oscila entre 400 y 1.000 µm.
b) Móviles semi-autónomos (carros)
En instalaciones antiguas de pequeña supercie en las que no se dispone
de redes de distribución de productos tosanitarios jas, se pueden utilizar
carretillas con un depósito de unos 100 litros y una bomba de membrana que
impulsa el líquido directamente a una manguera que lleva en su extremo la
pistola de tratamiento (Figura 137a).
c) Vehículos autopropulsados
Una alternativa reciente a los sistemas de pulverización hidráulica mediante
redes jas, la constituyen los vehículos autopropulsados sobre ruedas neumáti-
cas (Figura 138), diseñados para que puedan circular por las calles de los inver-
naderos con enarenado y sin tuberías de calefacción entre las líneas de cultivo.
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
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Figura 137. Pulverizador hidráulico móvil (a) y mochila pulverizadora (b)
a
b
Figura 138. Vehículos autopropulsados para pulverización hidráulica:
vista trasera de la barra de tratamiento (a)
y vista delantera con el puesto para el conductor (b)
b
a
Estos equipos están constituidos básicamente por un vehículo autónomo
con motor eléctrico, un depósito del líquido de tratamiento, una bomba de
impulsión hidráulica, y dos barras porta-boquillas. En general, estos sistemas
permiten un adecuado control de la velocidad de avance y del caudal de trata-
miento, por lo que mejora su ecacia con respecto a las redes jas.

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
D. Sistemas móviles de chorro transportado
Automizadores hidro-neumáticos
a) Suspendidos en el tractor
Los sistemas de nebulización tratan de crear una niebla formada por pe-
queñas gotas de líquido, de tamaño inferior a 50 µm, que permanecen en
suspensión y se van depositando lentamente sobre el cultivo. Así se origina
una atmósfera tóxica para los parásitos que hay en el invernadero.
Los cañones de nebulización móviles se acoplan al enganche tripuntal de
los tractores (Figura 139) permitiendo realizar fácilmente el tratamiento del
invernadero en poco tiempo (se consiguen rendimientos de 1-2 ha/h). Este
sistema consiste en un depósito donde se realiza la mezcla del tratamiento,
una pequeña bomba que inyecta el líquido sobre el chorro de aire que es
producido por un ventilador de ujo radial que se acopla a la toma de fuerza
del tractor. Al inyectarse el líquido a presión sobre la corriente de aire que sale
a gran velocidad, las gotas se fragmentan en unidades más pequeñas que se
desplazan a gran distancia transportadas por el aire.
Figura 139. Pulverizadores hidro-neumáticos suspendidos al tractor
ba
En este sistema de aplicación es muy importante la utilización de los
medios de protección, como mascarillas, gafas, guantes, trajes impermeables,
para evitar el contacto con la nube tóxica que se forma dentro del invernadero.
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
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Cuando el cultivo no está aun desarrollado y no existe una gran masa fo-
liar, o en el caso de cultivos rastreros como melón y sandía, se pueden realizar
tratamientos de forma mucho más rápida utilizando atomizadores o nebuliza-
dores suspendidos al tractor (Figura 140). De esta forma se puede avanzar con
el vehículo a lo largo de los pasillos centrales del invernadero, distribuyendo el
tratamiento sobre todo el cultivo. En estos casos, al igual que en los anteriores,
se requiere la presencia de al menos un operario dentro del invernadero, que
deberá utilizar los correspondientes medios de protección, como mascarilla,
gafas, guantes, traje impermeable, para evitar el contacto con la nube tóxica
que se genera. Hace años no se tenía mucha conciencia de la necesidad de
los métodos de protección individuales, como muestra la fotografía antigua
reejada en la Figura 140.
Figura 140. Pulverizador hidroneumático realizando un tratamiento
Un inconveniente de estos sistemas es la falta de uniformidad en el tra-
tamiento a lo largo de las líneas de cultivo, ya en las zonas más próximas a la
calle central por la que circula el tractor, la deposición de gotas es menor. Para
tratar de evitar este problema se han diseñado equipos en los que además del
cañón principal se dispone de una o dos salidas de menor diámetro orientadas
hacia las plantas más cercanas al equipo. De esta forma se consigue una mayor
uniformidad en el tratamiento.

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Figura 141. Detalle de las salidas de aire en pulverizadores
hidro-neumáticos a través de un sólo conducto (a) o de tres (b)
b
a
b) Desplazables manualmente
Los atomizadores desplazables manualmente (Figura 142) son máquinas
móviles constituidas por uno o dos ventiladores de similares características a
los sistemas estacionarios, que en lugar de colgarse de la estructura del inver-
nadero y permanecer jos, se disponen sobre un carro metálico con ruedas, en
el que se ha instalado un pequeño depósito de tratamientos y un compresor.
De esta forma se pueden modicar su posición y dirección de aplicación den-
tro del invernadero.
Figura 142. Pulverizador hidroneumático desplazable manualmente
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
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E. Máquinas espolvoreadoras suspendidas al tractor
Otra forma de aplicación de los productos tosanitarios, en el caso de for-
mulados polvorientos, es mediante el empleo de máquinas espolvoreadoras (Fi-
gura 143). En estos equipos se utiliza el ujo de aire que genera un ventilador
para arrastrar las partículas de polvo del depósito y distribuirlas sobre el cultivo.
Figura 143. Máquinas espolvoreadoras suspendidas al tractor
b
a
2.17. Impacto ambiental de los invernaderos de Almería
En el actual contexto económico es necesario optimizar la eciencia de
todos los procesos productivos. En el caso de la agricultura en general, y de la
horticultura en invernadero en particular, supone reducir la relación entre el
coste de los medios de producción necesarios para el desarrollo de los cultivos
con respecto al valor nalmente obtenido con la venta de su cosecha. Del mis-
mo modo, la necesidad de luchar contra el cambio climático, y de disminuir
el impacto ambiental que producen las diferentes actividades productivas, nos
conduce inexorablemente a reducir al máximo el uso de energía y de agua
en todas las actividades agrícolas. Los invernaderos constituyen un sistema
productivo en el que se pueden utilizar equipos de control climático, como
sistemas de calefacción o de refrigeración evaporativa, que conllevan un im-
portante consumo energético, en el primer caso y, de energía y de agua en el
segundo. Sin embargo, la mayoría de los invernaderos existentes en Almería se
basan en el uso exclusivo de la ventilación natural y de la técnica del blanqueo
de la cubierta como sistemas de control climático.

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
La ventilación natural permite controlar los valores de temperatura, hu-
medad y concentración de anhídrido carbónico en el interior del invernadero.
Sin embargo, su capacidad de operación se ve limitada por las condiciones
exteriores, puesto que la ventilación se basa en la renovación del aire interior
por aire exterior normalmente más fresco (Molina-Aiz, 2010), menos húme-
do y con una concentración constante de CO
2
. Del mismo modo, el blanqueo
de la cubierta del invernadero supone una reducción de la radiación solar que
se transmite dentro del mismo (Baille et al., 2001), que de un lado permite a
los cultivos realizar su actividad fotosintética, y de otro aporta la energía que
calienta las plantas, el suelo y el aire.
La gran ventaja de estas dos técnicas tradicionalmente utilizadas en los
invernaderos Almería es que no conllevan un coste signicativo económico,
energético ni de agua en su funcionamiento diario. La apertura y cierre de las
ventanas de un invernadero mediante moto-reductores eléctricos supone sólo
0,02 MJ de energía por kg de tomate producido (para una producción media
de 19,0 kg/m
2
), lo que constituye un potencial de calentamiento global de
0,003 kgCO
2
eq/kg. Esto representa apenas el 0,5 % de la energía necesaria
(4 MJ kg
–1
y 0,25 kgCO
2
eq/kg) en un invernadero de tipo multitúnel de cu-
bierta plástica en Almería. Además, las necesidades energéticas por kilogramo
de tomate producido en un invernadero multitúnel de Almería con ventila-
ción natural son las más bajas de los invernaderos estudidados a nivel mundial
(Tabla 12). Las necesidades energéticas globales de los invernaderos almerien-
ses solo son comparables con las de los invernderos de tipo túnel de Francia
(5,2MJkg
–1
) o los invernaderos de tipo venlo de Holanda, siempre y cuando
utilicen cogeneración (5,0MJkg
–1
). Cuando los invernaderos de estas zonas
climáticas más adversas utilizan calefacción convencional (sin producción de
energía eléctrica) las necesidades de energía global asociadas son del orden de
8 a 32 veces superiores a las de un invernadero no calefactado de Almería.
A modo de comparación, citar que la producción de 1 kg de tomate en
un invernadero de cristal con sistema de cogeneración e iluminación arti-
cial en Holanda supone unas necesidades de energía global de 11,9 MJ/kg
(1,18 kgCO
2
eq/kg) para obtener una producción de 76,5 kg/m
2
(van Zun-
dert, 2012). Del mismo modo, en invernaderos multitúnel con calefacción
en Francia se necesitan 31,6 MJ/kg (2,02 kgCO
2
eq/kg) para obtener una
producción de 44,0 kg/m
2
(Boulard et al., 2011).
Los invernaderos de Almería no solo son los más ecientes con respecto
a su repercusión sobre el calentamiento global, sino que han producido un
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
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Tabla 12. Valores de producción de tomate en diferentes
tipos de invernaderos y países
País Tipo de invernadero P GER C GWP ADP AAP EUP POP W
España Multitúnel con plástico
a
16,5 4,0 0,25 1,7 1,0 0,49 0,054 28,8
Holanda
Venlo de cristal
con calefacción
b
56,5 30,9 31,0 1,93 14,7 3,2 0,85 0,215 14,1
Holanda
Venlo de cristal
con cogeneración
c
56,5 5,0 0,84 1,3 1,85 0,241
Holanda
Venlo con cogeneración
e iluminación
c
76,5 11,9 39,0 1,18 1,6 1,97 0,092
Francia
Túnel con cubierta
plástica
d
14,6 5,2 0,51 1,4 0,850 34,2
Francia
Multitúnel de plástico
con calefacción
d
44,0 31,6 2,02 3,4 0,460 28,4
Francia Cristal con calefacción
d
44,0 31,3 85,3 2,01 3,4 0,447 28,4
Italia Plástico
e
9,6 16,2 0,74 5,7 2,10 0,300 88,9
R. Unido Cristal con calefacción
f
130,0 9,40 100 12,0 1,50 39,0
Suecia Cristal con calefacción
g
42,0 3,30
Canadá Plástico con calefacción
h
56,4 52,7 88,0 2,88
P: producción [kg/m
2
].
GER, necesidades de energía global (Global Energy Requirement) [MJ/kg].
C, porcentaje de las necesidades debidas a la calefacción [ %].
GWP, potencial de calentamiento global (Global Warming Potential) [kg CO
2
eq/kg].
ADP, agotamiento abiótico (Abiotic depletion) [kg Sb eq/t].
AAP, acidicación del aire (Air acidication) [kg SO
2
eq/t].
EUP, eutrozación (Eutrophication) [kg PO
4
-3
eq /t].
POP, oxidación fotoquímica (Photochemical oxidation) [kg C
2
H
4
eq/t].
W, necesidades de agua [m
3
/t].
Fuente:
a
Torrellas et al. (2012);
b
Torrellas et al. (2013);
c
van Zundert (2012);
d
Boulard et al. (2011);
e
Cellura et al.
(2012);
f
Willinas et al. (2006);
g
Carlsson-Kanyanma (1998);
h
Hendricks (2012).

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
demostrado impacto positivo sobre este efecto. Así, el cambio en el uso del
suelo desde los terrenos naturales de la zona del Campo de Dalías, del Campo
de Níjar y del Bajo Andarax a los invernaderos de cubierta plástica encalada
ha conllevado un drástico aumento del coeciente de reexión para la radia-
ción solar (albedo) de la supercie terrestre de estas zonas de 0,09 (Campra
et al., 2008). Como consecuencia de ello se ha producido una reducción de
la radiación neta en la supercie terrestre del sur de la provincia de Almería
de 22,8 W m
–2
, lo que a su vez ha provocado una reducción de la tempera-
tura media anual de 0,15 ºC (Campra y Millstein, 2013). De esta forma, el
incremento en el albedo de la supercie terrestre debido a la reexión de las
cubiertas plásticas de los invernaderos con encalado conlleva una importante
compensación de las emisiones de CO
2
equivalente (CO
2
-eq) que reduce el
potencial de calentamiento global (GWP) para la producción de tomate de
0,303 a 0,168 kgCO
2
eq/kg (Muñoz et al., 2010).
Además del consumo energético y de su contribución al calentamiento glo-
bal del planeta, es importante conocer la inuencia de la actividad agrícola de
los invernaderos sobre el ecosistema, y así poder evaluar su impacto ambiental.
Existen diversos estudios sobre el Análisis del Ciclo de la Vida (ACV) que se
centran en el estudio de aspectos ambientales e impactos potenciales a lo largo
del ciclo de vida de un producto o de una actividad. Para el caso de la actividad
hortícola en invernaderos se suelen utilizar los siguientes parámetros (Boulard et
al., 2011; Cellura et al., 2012; van Zundert, 2012; Torrellas et al., 2013):
Agotamiento de recursos abióticos, ADP (Abiotic depletion), expre-
sado como el consumo de antimonio (Sb) por tonelada de cultivo
producido. Con este parámetro se pretende medir el consumo de los
recursos que conforman el ecosistema «invernadero».
Acidicación del aire, AAP (Air acidication), que mide la contami-
nación del aire expresada como la emisión de kg de sulfatos (SO
2
) a la
atmósfera por tonelada de cultivo producido.
Eutrozación, EUP (Eutrophication), o enriquecimiento de nutrien-
tes de nuestro ecosistema, cuanticado como kg de fosfatos (PO
4
-3
)
por tonelada de producto recolectado.
Formación de foto-oxidantes, POP (Photochemical oxidation), expre-
sada como la emisión de kg de etileno (C
2
H
4
) a la atmósfera por
tonelada de producto comercializado.
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
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En la Tabla 12 se reejan algunos valores de dichos parámetros para el
cultivo del tomate, en diferentes estructuras de invernaderos localizados en
diversos países. En ella se puede observar como en el conjunto de todos estos
parámetros, los invernaderos de Almería son con diferencia los que producen
menos contaminación. En el caso de la formación de foto-oxidantes los va-
lores producidos en Almería llegan a ser hasta 8 veces inferiores a los de otras
zonas climáticas. Incluso en el consumo de agua por unidad de producto
recolectado Almería es un sistema productivo eciente comparable a los de
Francia donde la climatología produce menos evapotraspiración en el cultivo.
3. Procedimiento de obtención de los datos de campo
La captura de datos de campo ha tenido lugar durante la campaña agríco-
la 2012/13 y se ha realizado por dos vías. La primera ha sido la realización de
un cuestionario de 108 preguntas a 212 agricultores, y la segunda mediante
datos procedentes directamente de 18 empresas que comercializan los produc-
tos de dichos agricultores, que han facilitado información sobre las últimas 6
campañas (desde 2006/07 hasta 2011/12). El contacto con los agricultores se
ha realizado a través de las empresas colaboradoras; excepto para un grupo de
control de 48 agricultores, a los cuales hemos accedido directamente para me-
jorar la bondad de la muestra. Se han estudiado las cuatro comarcas agrícolas
de Almería con horticultura intensiva en invernadero: Campo de Dalías, Bajo
Andarax, Campo de Níjar y Bajo Almanzora (Figura 144).
De esta manera la muestra ha sido de 685 ha, que representa el 2,4 % del
total de supercie de invernaderos de la provincia de Almería, cuanticado en
28.576 ha (CAPMA, 2013b).
Las empresas comercializadoras que han participado en este estudio son:
Acrena, S.A.T. Hortamar, S.C.A.
Agrupalmería, S.A. Hortasol, S.A.T.
Agrupaejido, S.A. Hortofrutícola Costa de Almería, S.L.
Cabasc, S.C.A. Hortofrutícola Mabe, S.A.T.
CASI, S.C.A. Las Hortichuelas, S.A.T.
Casur, S.C.A. Murgiverde, S.C.A.
Coprohníjar, S.C.A. Parafruts, S.A.T.
Costa de Níjar, S.A.T. Parque Natural, S.C.A.
Frutas Escobi, S.L. Vicasol, S.C.A.
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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Figura 144. Supercie muestreada y número de encuestas
en cada comarca
3.1. Cuestionario a los agricultores
A la hora de construir el cuestionario y con la intención de reejar las
hipótesis de nuestro trabajo, se ha considerado oportuno contar con la cola-
boración de un grupo asesor. Este grupo asesor ha estado formado por uno
o dos agricultores de las comarcas más representativas de la agricultura al-
meriense, así como por docentes y técnicos relacionados con el sector de la
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D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
horticultura intensiva. La principal aportación de este grupo se justica a la
hora de matizar y orientar las 108 preguntas el cuestionario, adaptándolas al
lenguaje, nivel cultural, edad y aspectos socioeconómicos de los sujetos a en-
cuestar. Además, se ha utilizado a este grupo asesor para sugerir candidatos a
ser encuestados, en la fase de muestreo estraticado, de tipo aleatorio.
Las entrevistas a los agricultores las han realizado dos ingenieros agró-
nomos perfectamente conocedores de los criterios homogéneos para cum-
plimentar la encuesta. De esta manera se evitan las posibles fuentes de error.
Cada entrevista, debido a la extensión de la encuesta, ha tenido una duración
aproximada de 45 minutos.
A cada entrevistado se le explicó el objetivo del estudio y que pretendía-
mos caracterizar la explotación con independencia del propietario. Además se
le entregó una carta de condencialidad para remarcar el secreto estadístico,
explicando que los datos sólo serían utilizados por agregación y sin referencia
individual alguna.
El cuestionario se ha estructurado en 10 apartados que contienen un nú-
mero variable de respuestas de carácter tanto cuantitativo como cualitativo
(Anexo I). Los apartados en que se encuentra dividido son:
A. Datos personales.
B. Cultivos.
C. Maquinaria.
D. Suelo.
E. Edicaciones auxiliares y sistema de riego.
F. Comercialización.
G. Estructura.
H. Sistemas de control climático.
I. Análisis de costes y benecios.
J. Mano de obra.
La primera sección, «Datos personales», consta de 9 preguntas que tratan
de obtener información como la edad, años dedicados a la agricultura, régi-
men de la propiedad, procedencia geográca del titular, nivel de estudios, si
posee otra ocupación laboral o empresarial adicional, la procedencia laboral
antes de dedicarse a la agricultura y la situación y supercie exactas de la nca.
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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Para el grupo de preguntas titulado «Cultivos», se han elaborado cuestiones
para claricar el modo de combatir las malezas, la siembra, la preparación de
la plántula, frecuencia de análisis foliares, cultivos de las últimas tres campañas
y épocas, marcos y rendimientos de los mismos, métodos complementarios y
sustitutivos de los tratamientos tosanitarios, polinización y uso de injertos.
El tercer apartado está diseñado para determinar la maquinaria existente
en la explotación, como la utilizada en la aplicación de tratamientos tosani-
tarios, vehículos usados en la misma o maquinaria utilizada en las labores de
preparación del terreno.
En la sección «Suelo» se obtiene su tipo, el uso de análisis de suelo, la
desinfección del mismo, tipo y frecuencia del retranqueo así como su coste,
cantidad y jornales del mismo, si aporta ácidos húmicos y si se ha planteado
cambiar de enarenado a hidropónico, o viceversa.
Para conocer la explotación y sus características más importantes se inclu-
ye el apartado «Edicaciones auxiliares y sistema de riego», en el que se obtiene
la supercie del almacén, caseta de riego y capacidad de la balsa, tipos de ltros
utilizados, recogida de pluviales, sistema de riego, análisis del agua, uso de
tensiómetros, origen y coste y calidad del agua, y la forma de aplicar abonos.
En la sección denominada «Comercialización» se pretende conocer dón-
de vende su producción, si es siempre en el mismo sitio, los años de socio en
alguna cooperativa, el tipo de asesoramiento recibido, si arregla su producto
antes de llevarlo al punto de venta y si está sometido a algún sistema de certi-
cación o norma de buenas prácticas agrícolas en campo.
El apartado más extenso en cuanto a número de preguntas es el titula-
do «Estructura», y en él se formulan cuestiones sobre las características del
invernadero, de sus elementos estructurales, dimensiones, pasillos, tipos de
ventanas, accionamiento de las mismas, dobles puertas, mallas antiinsectos,
material de cubierta y procedimiento para su sustitución.
A continuación aparecen las ocho preguntas del apartado «Sistemas de
control climático». En él pretendemos obtener información sobre el uso de
controladores climáticos, parámetros medidos, uso de pantallas térmicas y de
mallas de sombreo, sistemas de ventilación forzada, técnicas de refrigeración
por evaporación de agua, uso y tipo de calefacción, combustibles, técnicas
de ahorro energético y otros sistemas avanzados como la inyección de CO
2
,
iluminación articial o la cogeneración.
CAJAMAR CAJA RURAL

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D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
El apartado denominado «Análisis de costes y benecios» obtiene los in-
tervalos de ingresos y gastos aproximados a lo largo del año o campaña, y
preguntas para claricar cuáles son los cultivos que proporcionan mayores
ganancias netas y mayor inversión al comienzo de la campaña, así como las
subvenciones y la entidad que le proporciona nanciación.
En la sección «Mano de obra» se trata de conocer si la mano de obra es
propia o ajena, número de trabajadores y si son jos, las labores para las cuales
contrata mano de obra eventual, y si tiene algún tipo de preferencia para la
contratación. Además se trata de conocer también los jornales aproximados
que dedica a la explotación de la nca y si la mano de obra correspondiente al
propietario está incluida en esos jornales.
Finalmente, y no menos revelador, se ha incluido una pregunta relativa a
si tiene pensado a corto plazo realizar mejoras en su explotación y de qué tipo.
Por último se le ha dado la oportunidad de reejar hechos relevantes en las
últimas campañas y si considera que el estudio puede mejorar la rentabilidad
de las infraestructuras productivas.
3.2. Bondad de la muestra
Con objeto de averiguar cuál es la relación entre las estructuras de los
invernaderos de la provincia de Almería y su rentabilidad económica, se ha di-
señado un cuestionario dirigido a una muestra representativa de productores
de hortalizas. Para ello, se ha procedido a designar los municipios almerienses
con mayor densidad de invernaderos. Dicha muestra se basa en dos estudios
que son el referente de la supercie bajo plástico de la provincia de Almería, es
decir, el Informe Cartografía de Invernaderos en el Litoral de Andalucía Orien-
tal. Campaña 2012, editado por la Consejería de Agricultura, Pesca y Medio
Ambiente de la Junta de Andalucía y el estudio Detección de la supercie inver-
nada en la provincia de Almería a través de imágenes Aster (Sanjuán, 2007) de la
Fundación para la Investigación Agraria en la Provincia de Almería (FIAPA).
A la vista de la Tabla 13, destaca el incremento, en más de 2.500 ha en
la supercie invernada en la provincia de Almería, siendo Níjar el municipio
más activo en la instalación de nuevos invernaderos. A este respecto, desde el
punto de vista de la importancia a escala municipal, es necesario reconocer la
relevancia de El Ejido, Almería capital y Níjar como los territorios clave para
realizar cualquier estudio sobre el sector en Almería. En concreto, estos tres mu-
nicipios concentran el 67 % de la supercie invernada de la provincia, además
de albergar las sedes de las principales empresas comercializadoras de Almería.

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Tabla 13. Supercie de invernaderos en los municipios
más representativos de la provincia de Almería
Supercie de invernaderos (ha)
Comarca Municipios
FIAPA
2006/2007
Junta Andalucía
2012
Variación
(ha)
Supercie considerada
(ha)
Bajo Andarax
Alhama de Almería 30 30
Almería 2.340 2.208 -132 2.208
Benahadux 5 13 8 13
Pechina 210 146 -64 146
Viator 240 106 -134 106
Campo de Dalías
Adra 940 1.336 396 1.336
Berja 1.070 1.476 406 1.476
El Ejido 11.210 12.215 1.005 12.215
La Mojonera 1.230 1.356 126 1.356
Roquetas de Mar 1.810 1.899 89 1.899
Vícar 1.790 1.834 44 1.834
Campo de Níjar Níjar 3.850 4.941 1.091 4.941
Bajo Almanzora
Cuevas del Almanzora 185 234 49 234
Pulpí 202 184 -18 184
Resto comarcas Resto de municipios 871 598 -273 598
Total 25.983 28.546 2.563 28.576
Fuente: CAPMA (2013b), FIAPA (Sanjuan-Estrada, 2007). Elaboración propia.
Gráco 7. Supercie invernada por municipios. En porcentaje
Fuente: CAPMA (2013b).
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
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A escala municipal, la relevancia de los municipios del Poniente alme-
riense, especialmente de El Ejido, con el 42 % de la supercie invernada de la
provincia, sugiere centrar gran parte de las encuestas en estas localidades. Los
dos siguientes municipios, ordenados en función del peso de su supercie in-
vernada sobre el total provincial, corresponden a comarcas distintas al Campo
de Dalías, es decir, al Campo de Níjar y al Bajo Andarax. Sin embargo, con
objeto de mejorar la representatividad de la muestra y ofrecer una visión más
global de los resultados obtenidos, se ha incorporado el estudio de algunas
explotaciones de la comarca del Bajo Almanzora, en concreto, de Cuevas de
Almanzora y Pulpí.
El muestreo se ha realizado de manera aleatoria en cada uno de los munici-
pios designados en la etapa de denición del trabajo de campo. La encuesta pre-
sencial directa se realizó desde el 1 de abril hasta el 30 de septiembre de 2013,
aplicando dos metodologías distintas en la recopilación de información. En una
primera fase se realizaron encuestas en comercializadoras y en una segunda fase
encuestas individuales a miembros del grupo de control comarcal.
Tabla 14. Datos de la muestra: supercie (ha)
y número de ncas encuestadas
Comarca Municipios Supercie encuestada Nº encuestas
Bajo Andarax (47,5 ha)
Alhama de Almería 2,1 2
Almería 38,0 22
Benahadux 2,6 1
Pechina 1,6 1
Viator 3,2 2
Campo de Dalías (369,9 ha)
Adra 9,0 4
Berja 11,2 6
El Ejido 210,9 65
La Mojonera 40,7 15
Roquetas de Mar 61,6 26
Vícar 36,6 16
Campo de Níjar (212,8 ha) Níjar 212,8 43
Bajo Almanzora (54,8 ha)
Cuevas del Almanzora 52,3 8
Pulpí 2,5 1
Total 685,0 212
Fuente: elaboración propia.

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Primera fase. Se ha realizado un muestreo no probabilístico, por cuotas,
a los agricultores más representativos de las dieciocho comercializadoras más
importantes de la provincia de Almería. El objetivo de este tipo de muestreo
consistía en garantizar la captura de datos para todos los cultivos representa-
tivos de las comarcas agrícolas más importantes de Almería, así como de los
agricultores más representativos de estas empresas.
Tabla 15. Muestreo por cuotas en las comercializadoras
de la provincia de Almería
Comarca Localidad Comercializadora Encuestados
Bajo Andarax
El Alquián Agrupalmería, S.A. 9
La Cañada CASI, S.C.A. 8
Viator Casur, S.C.A. 10
Campo de Dalías
Aguadulce
Las Hortichuelas, S.A.T. 9
Parafruts, S.A.T. 9
Balanegra Cabasc, S.C.A 10
El Ejido Murgiverde, S.C.A. 8
La Mojonera Agrupaejido, S.A. 10
La Puebla de Vícar Vicasol, S.C.A. 8
Las Norias de Daza Frutas Escobi, S.L 8
Roquetas de Mar
Hortofrutícola Costa de Almería S.L. 9
Hortamar, S.C.A. 9
Santa María del Águila
Acrena, S.A.T. 9
Hortofrutícola Mabe, S.A.T. 10
Campo de Níjar
El Barranquete Parque Natural, S.C.A. 8
Ruescas Hortasol, S.A.T. 6
San Isidro
Coprohníjar, S.C.A. 10
Costa de Níjar, S.A.T. 6
Total muestreo por cuotas 156
Fuente: elaboración propia.
Segunda fase. Una vez realizado el muestreo por cuotas, entre los agricul-
tores seleccionados por las comercializadoras, se ha llevado a cabo un mues-
treo estraticado entre los agricultores y cultivos de las cuatro comarcas con
mayor supercie invernada, es decir. Campo de Dalías, Campo de Níjar, Bajo
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Andarax y Bajo Almanzora. Así pues, una vez determinados los cultivos más
representativos de cada zona, se han seleccionado aleatoriamente a los agricul-
tores que han participado en esta muestra. En concreto, los agricultores en-
cuestados se han seleccionado a partir de las propuestas recibidas por el grupo
asesor que se que se constituyó en la fase de concepción del estudio de campo.
En denitiva, se han llevado a cabo 212 encuestas, distribuidas entre los
catorce municipios considerados, de las que 156 corresponden a un muestreo
por cuotas y el resto (56) a uno de tipo aleatorio, por estratos.
Tabla 16. Representatividad de la muestra
Comarca Municipios ha de invernadero Supercie encuestada p q
Bajo Andarax
Alhama de Almería 30 2,1 0,07 0,93
Almería 2.208 38,0 0,02 0,98
Benahadux 13 2,6 0,20 0,80
Pechina 146 1,6 0,01 0,99
Viator 106 3,2 0,03 0,97
Campo de Dalías
Adra 1.336 9,0 0,01 0,99
Berja 1.476 11,2 0,01 0,99
El Ejido 12.215 210,9 0,02 0,98
La Mojonera 1.356 40,7 0,03 0,97
Roquetas de Mar 1.899 61,6 0,03 0,97
Vícar 1.834 36,6 0,02 0,98
Campo de Níjar Níjar 4.941 212,8 0,04 0,96
Bajo Almanzora
Cuevas del Almanzora 234 52,3 0,22 0,78
Pulpí 184 2,5 0,01 0,99
Resto comarcas Resto municipios 598 - --
Total 28.576 685,0 0,02 0,98
Fuente: elaboración propia.
Dado el tamaño de la población objeto de estudio, se han realizado 212
encuestas, distribuidas entre los catorce municipios considerados. Para ello,
se ha tenido en cuenta que el margen de error para el total de la muestra es
del ±2,26 %, con un nivel de conanza del 95 %. Analíticamente, el tamaño
muestral se ha obtenido aplicando la siguiente fórmula estadística para la pro-
porción de poblaciones nitas:

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Donde, para la población de referencia, se considera que:
«n» es el tamaño muestral mínimo, es decir, 685 ha invernadas
encuestadas.
«N» es el tamaño de la población de referencia, es decir, la supercie
de invernadero estimada. En nuestro caso: 28.576 ha.
«d» es el error muestral estándar. En nuestro caso: 1,132 % (± 2,26 %
de margen de error).
«Z
a/2
» es la variable tipicada, al nivel de signicación a, es decir,
1,96 para un nivel conanza del 95 %.
«
p
» es la probabilidad promedio del suceso considerado, es decir,
encuestar a una explotación invernada en cualquiera de los catorce
municipios considerados.
«
q
» es la probabilidad promedio del suceso contrario al considerado.
En denitiva, se trata de una muestra representativa del sector de la agri-
cultura intensiva de la provincia de Almería, tanto por el escaso error muestral
en el que se incurre, como por la forma en la que se ha procedido a seleccionar
y encuestar a los agricultores de los catorce municipios.
3.3. Obtención de datos procedentes de las empresas
comercializadoras
La información procedente directamente de los agricultores se ha con-
trastado y ampliado con la facilitada por la empresa que le comercializa sus
productos. En el trabajo han participado 18 de las principales empresas co-
mercializadoras de Almería (Figura 145) y han cumplimentado un chero
informático relativo a las 6 últimas campañas agrícolas (desde 2006/07 hasta
2011/12) con tres grandes apartados:
CAJAMAR CAJA RURAL

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D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
Datos de comercialización: producto y variedad, volumen comercia-
lizado en euros y kilogramos.
Datos de la explotación: ubicación de la nca, supercie total, super-
cie invernada y tipo de invernadero.
Otros datos: adquisición de insumos en comercializadora, planica-
ción de cultivos en función del criterio de la comercializadora y sis-
tema previo de clasicación del producto antes de entrar en almacén.
Figura 145. Puntos en cada comarca de captura de los datos en campo

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
4. Análisis de las infraestructuras productivas de invernaderos
y su impacto económico
A partir de los datos obtenidos en las encuestas a los agricultores se puede
conseguir una caracterización del sistema productivo de los invernaderos, tan-
to en el conjunto de la provincia de Almería como en cada una de las cuatro
comarcas productoras analizadas. El estudio se ha realizado sobre 212 agricul-
tores y 685 ha de invernaderos. La mayoría de aquellos se sitúan en el Campo
de Dalías (132), seguidos por el Campo de Níjar (43), el Bajo Andarax (28)
y el Bajo Almanzora (9).
Además, para muchos de los parámetros estudiados, se dispone como
punto de referencia de los datos correspondientes a la encuesta realizada en
1997 (Molina-Aiz, 1997), que ayudan a entender la evolución que han segui-
do las estructuras productivas de Almería en los últimos 16 años.
4.1. Datos personales
La gran mayoría de los agricultores encuestados son propietarios de la
tierra (86 %) y oriundos del lugar (92 %) con un nivel de estudios básico
(57 %), siendo su edad media de 46 años, con una experiencia de 25 años.
Edad media
Cabe destacar la homogeneidad de los datos obtenidos sobre edad y expe-
riencia en las tres primeras comarcas con mayor supercie invernada (Campo
de Dalías, Campo de Níjar y Bajo Andarax) y la diferencia con los agricultores
del Bajo Almanzora (Gráco 8). La experiencia de estos últimos se remonta a
nales de la década de los 70 (35 años de media), cuando aun apenas existían
invernaderos. Esto indica que en muchos casos son agricultores que cultiva-
ban en las huertas tradicionales ubicadas en los márgenes del río Almanzora
y características de toda la cuenca de este río, y que posteriormente se fueron
transformando en cultivos bajo plástico.
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Gráco 8. Edad media y experiencia de los encuestados. En años
Gestión de las explotaciones y procedencia de los agricultores
La mayor parte de los agricultores son propietarios de las explotaciones,
variando las medias levemente en función de las comarcas entre un 85 y 90 %
(Gráco 9). Este factor ha sido fundamental en el desarrollo económico del
sector, y en general de la provincia, ya que los propios agricultores que gestio-
nan las explotaciones son los receptores del benecio obtenido.
Gráco 9. Régimen de gestión de la explotación. En porcentaje

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Del mismo modo que en el caso anterior, la mayoría de los agricultores
proceden de la zona geográca donde están ancadas sus explotaciones, desta-
cando además que en las dos zonas con tradición hortícola previa al desarrollo
de los invernaderos (Bajo Andarax y Bajo Almanzora) la totalidad de los agri-
cultores encuestados eran oriundos de la propia comarca (Gráco 10).
Gráco 10. Procedencia geográca del agricultor. En porcentaje
Nivel de estudios y ocupación de los agricultores
El nivel de la formación de los agricultores ha aumentado considerable-
mente en los últimos 16 años, de forma que en 1997 un 33 % de ellos carecía
de estudios, siendo en la actualidad únicamente un 5 % (Gráco 111). Los
agricultores con formación superior a los estudios básicos, suponen en la ac-
tualidad el 38 %, mientras que en 1997 eran un 22 %. De igual forma, los
agricultores con estudios universitarios han pasado de un 3 al 10 % actual.
El nivel de estudios de los agricultores es bastante homogéneo entre las
diferentes comarcas productoras. Sin embargo, se puede destacar que en el
Campo de Níjar el porcentaje de agricultores sin estudios se reduce a un 2 %
y que en el Bajo Almanzora más de la mitad de los agricultores tienen estudios
universitarios (un 56 %), mientras que en 1997 un 80 % de los encuestados
en esa comarca carecía de estudios básicos (la muestra de nueve respuestas
hace albergar dudas sobre la representatividad de este resultado).
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Gráco 11. Evolución del nivel de estudios de los agricultores
entre 2013 y 1997. En porcentaje
2013 (a)
Básico
57
Bachiller
13
Universitarios
10
Cursos
5
FP y otros
10
Ninguno
5
Fuente: encuesta realizada a agricultores. Elaboración propia.
1997 (b)
Básico
45
Bachiller y FP
9
Ninguno
33
Universitarios
3
Cursos
10
Fuente: Molina-Aiz (1997).
El 16 % de los encuestados poseen otra ocupación además de los inverna-
deros, la agricultura ha sido en un 70 % de los casos el precedente laboral que
han tenido (Grácos 12 y 13).
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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Gráco 12. Dedicación exclusiva a la agricultura. En porcentaje
El principal sector de procedencia del otro 30 % de encuestados que se
ha cambiado a la agricultura es la hostelería (Gráco 13), debido a la gran
importancia del sector turístico en la provincia de Almería.
Gráco 13. Precedente laboral al trabajo en los invernaderos.
En porcentaje
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4.2. Cultivos
El reparto de los distintos cultivos que sembraron o trasplantaron los
agricultores muestreados en sus invernaderos (Gráco 14), muestra resultados
similares a las distribuciones de supercie para el conjunto de la provincia cal-
culada por la Junta de Andalucía y estimada a partir de datos proporcionados
por varias empresas productoras de semillas. El principal cultivo en los inver-
naderos de Almería es el tomate, que supone un 37,7 % del total (sumando
el tomate Cherry), seguido del pimiento con un 19,5 % de la supercie cul-
tivada. Después encontramos cuatro cultivos con porcentajes similares, entre
un 6 y un 10 %, como son el pepino, la sandía, el calabacín, el melón y la
berenjena. La judía con solo un 0,7 % es el cultivo menos extendido.
Gráco 14. Cultivos realizados por los agricultores encuestados
en las tres últimas campañas y estimaciones de la supercie total
en la provincia de Almería por la Junta de Andalucía
y por las comercializadoras de semillas. En porcentaje
Fuente: encuestas realizadas por la Junta de Andalucía (CAPMA, 2013a).
El análisis de las tres últimas campañas agrícolas (Gráco 15) muestra
una gran homogeneidad, puesto que en un 80,9 % de los casos estudiados
los agricultores repitieron cultivo dos años seguidos. Esto supone que los agri-
cultores se especializan en ciertos cultivos de forma que pueden aprender de
lo ocurrido en una campaña para la siguiente. También reeja la labor de
regulación por parte de las empresas comercializadoras que permite conocer

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
de antemano las supercies ocupadas por cada cultivo (como indica la concor-
dancia entre los datos de las empresas de semillas y las encuestas) facilitando
la regulación de los precios.
Gráco 15. Cultivos realizados por los agricultores encuestados
en las tres últimas campañas. En porcentaje
Tomate cherr y
Otro aspecto destacable son las grandes diferencias existentes en el repar-
to de los cultivos en cada una de las cuatro zonas productivas (Gráco 16).
Gráco 16. Cultivos realizados por los agricultores encuestados
en las tres últimas campañas en las diferentes comarcas productoras
de Almería. En porcentaje
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
Los datos analizados muestran una fuerte especialización en las comarcas
del Bajo Andarax y del Campo de Níjar en el cultivo del tomate, donde este
supone un 97,8 y 71,1 %, respectivamente. En el Campo de Níjar la sandía
supone un 19,7 % de la ocupación, correspondiente a los cultivos de primavera-
verano que siguen a un primer cultivo de tomate de ciclo corto en otoño-invier-
no. Por último, prácticamente la totalidad de los productores del Bajo Andarax
(un 97,7 % de los encuestados) realizan cultivos de tomate de ciclo largo.
La elevada especialización del Bajo Andarax y del Campo de Dalías se
debe a que sus características edafo-climáticas las hacen excepcionalmente
adecuadas para el cultivo del tomate. Los suelos de esta zona geográca son
de tipo sódico-salinos, que se caracterizan por elevados contenidos en sales
solubles. Como consecuencia de ello presentan valores de conductividad eléc-
trica muy altos (CE> 6 dSm
-1
), un elevado porcentaje de sodio intercambiable
(PSIc >10) y un pH inferior a 8,5. Del mismo modo, el efecto del mar Medi-
terráneo sobre el clima de la zona le permite tener unas condiciones térmicas
ideales para el cultivo del tomate.
Fruto de esta gran especialización ha sido el reconocimiento, mediante
la Orden de la Consejería de Agricultura y Pesca de la Junta de Andalucía
de 30 de enero de 2008 (BOJA núm. 28 de 8 de febrero de 2008), de la In-
dicación Geográca Protegida «Tomate La Cañada». La posterior Orden de
17 de enero de 2012 (BOJA núm. 16 de 25 de enero de 2012) modicó el
Pliego de Condiciones. En este se indica, entre otras cosas, la prohibición del
uso de técnicas de cultivo que supongan una modicación articial del clima,
del suelo o del agua. Esta prohibición incluye los sistemas de control climáti-
co articiales (calefacción, nebulización o enriquecimiento carbónico) puesto
que es el clima especíco de la zona geográca (radiación incidente, tempera-
turas, humedad y vientos dominantes), así como las aguas y los suelos los que
inuyen en el tomate dándole unas características especícas y diferenciales.
En el Reglamento de Ejecución Nº 487/2012 de la Comisión Europea de
7 de junio de 2012 fue inscrita la denominación «Tomate La Cañada» en el
Registro de Denominaciones de Origen Protegidas y de Indicaciones Geográ-
cas Protegidas de la Unión Europea (Diario Ocial de la Unión Europea L
150/67 de 9 de junio de 2012).
En la comarca del Bajo Almanzora el cultivo más importante también es
el tomate, que supone un 37 % (sumando el tomate cherry), seguido del pepi-
no con un 21,7 %, del pimiento (13 %) y de la berenjena (10,9 %).

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
En el Campo de Dalías el cultivo más importante es el pimiento que com-
prende un 27,7 % de la producción, relegando al tomate al segundo puesto a
una considerable distancia (19,8 %). Las producciones de pepino, calabacín,
melón, berenjena y sandía se distribuyen sin grandes diferencias con valores
que van del 14,3 % del primero al 7,8 % de las dos últimas.
Siembra y preparación de la plántula
La mayoría de los agricultores (86,1 %) realizan trasplante de plántulas
sembradas en semillero (Gráco 17), sobre todo en las comarcas del Campo
de Níjar y del Bajo Andarax, debido a su especialización en el cultivo del to-
mate, que no se suele sembrar en el invernadero, sino que se trasplanta. En el
Campo de Dalías la siembra directa representa el 20,3 % de los encuestados
debido a la gran importancia en esta comarca de cultivos como el pepino y el
calabacín que se pueden sembrar de forma directa al igual que el melón.
La preparación de las plántulas para el trasplante se realiza en semilleros
en la práctica totalidad de los casos (95,3 %). Solo un 2 % de los agricultores
del Campo de Dalías realiza su propia almajara para disponer de las plántulas
que después se trasplantan al invernadero.
Gráco 17. Realización de trasplante con plántulas
en las diferentes comarcas y en el conjunto de la provincia. En porcentaje
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
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Control de malezas y realización de análisis foliares
La eliminación de las malezas que emergen dentro del invernadero se rea-
liza mayoritariamente de forma manual, siendo en un 34 % de los casos exclu-
sivamente con las manos, en un 16 % ayudándose de herbicidas y en un 39,6
% utilizando herramientas junto con las manos (Gráco 18). Sólo un 2,7 %
de los agricultores efectúan el control de malezas exclusivamente mediante
herbicidas y en un 3,6 % no realizan el control de hierbas, correspondiendo
con los casos que realizan cultivos en sustrato.
Donde más se realiza la escarda de forma manual es en las comarcas del
Bajo Andarax y del Bajo Almanzora, de mayor tradición hortícola, y donde
esta técnica está más arraigada por razones culturales, ya que es anterior a la
implantación de los invernaderos.
La mayoría de los agricultores realiza análisis foliares para controlar la fer-
tilización del suelo (Gráco 19). La mayor parte realizan los análisis a través de
las cooperativas, lo que indica la importante labor de asesoramiento que realizan
los técnicos agrícolas en el seguimiento de los cultivos y la corrección de las de-
ciencias del proceso productivo. El papel fundamental que siempre han tenido
los técnicos, que asesoran a los agricultores en los invernaderos de Almería, se
verá reforzado en el futuro por la entrada en vigor del Real Decreto 1311/2012
de 14 de septiembre. Este reglamento establece la necesidad de asesoramiento
técnico por parte de los agricultores en gestión integrada de plagas (BOE Núm.
223 de 15 de septiembre de 2012) plasmado mediante un contrato.
Gráco 18. Métodos de control de malezas. En porcentaje

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Gráco 19. Realización de análisis foliares. En porcentaje
Disposición del cultivo en el invernadero
En el 63 % de los invernaderos muestreados los agricultores disponen
las líneas de plantas orientadas en la misma dirección que las cumbreras del
invernadero (Gráco 20), que en el 76,9 % de los casos es la orientación
Norte-Sur, aunque en la comarca del Campo de Dalías un 55,6 % de los
invernaderos siguen una orientación E-O (apartado 4.7; Gráco 60; p. 292).
Gráco 20. Orientación de las líneas de cultivo. En porcentaje
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
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D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
También es destacable como en el Bajo Almanzora el 89 % de los agricul-
tores dispone las líneas de cultivo perpendiculares a la cumbrera, a diferencia
del resto de comarcas. Hay que tener en cuenta que la disposición de las líneas
de cultivo está muy relacionada con la orientación de los pasillos por donde
se debe sacar la producción, de forma que en un 65,9 % de los invernaderos
los pasillos se colocan transversalmente a la cumbrera (70 % longitudinales en
el Bajo Almanzora). Las líneas de cultivo presentan en casi todos los casos la
disposición perpendicular a los pasillos, de forma que las tuberías principales
de riego se pueden colocar paralelos al pasillo, y las calles entre las líneas de
cultivo resultan más cortas.
La orientación de las líneas de plantas afecta de dos formas distintas a
los cultivos: de una parte, determina la interceptación de radiación solar a lo
largo del día y del año, y de otra, inuye en el ujo de aire a través del dosel ve-
getal. El efecto de la orientación de las líneas de plantas en la interceptación de
radiación fotosintéticamente activa (PAR) varía en función de la hora del día,
las estaciones, la latitud y la geometría del cultivo (Jackson, 1980). Así, para
latitudes de 35ºN próxima a la de las zonas ocupadas por los invernaderos
en Almería (entre 36,5º y 37ºN) la orientación de las líneas de cultivo E-O
permite obtener una mayor irradiación diaria que la orientación N-S durante
los meses invernales y principio de la primavera, cuando mayores necesidades
de luz tienen los cultivos (Li et al., 2000), siendo a la inversa en los periodos
de verano-otoño (Jackson y Palmer, 1972; Ferguson, 1960).
De igual forma la orientación de las líneas de cultivo perpendiculares
al viento exterior, normalmente paralelas a las cumbreras, y por lo tanto, a
las ventanas cenitales, puede llegar a reducir la velocidad del aire en el dosel
vegetal. Así, se han observado disminuciones de entre un 28 % y un 63,9 %,
como consecuencia de la mayor resistencia aerodinámica que presentan al
ujo de aire en comparación a la disposición perpendicular a las cumbreras
y paralelas a la dirección del viento (Sase, 1989; Boulard et al., 1997, Kacira
et al., 2004b). Cuando las plantas se disponen paralelas al viento, el ujo de
aire se introduce en el dosel por las calles existentes entre dos líneas de cultivo
(López, 2011), reduciendo así la resistencia que oponen las plantas al movi-
miento de aire en caso de estar colocadas perpendicularmente (Fatnassi et al.,
2009). En los invernaderos de tipo Almería, este efecto se ve reducido por la
disponibilidad de ventanas laterales en todas las bandas del invernadero, lo
que permite siempre el paso del aire entre las las de plantas.

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Como se puede observar en la Tabla 17, la variabilidad en la densidad
de plantación es más grande entre cultivos que entre zonas geográcas. Cabe
destacar como en el Campo de Níjar, una de las zonas más especializada en
el cultivo del tomate, se trabaja con una densidad de 1,72 plantas/m
2
, consi-
derablemente superior a la media de la provincia y del resto de comarcas. Del
mismo modo se puede observar como el cultivo de sandía presenta una den-
sidad de plantación de 0,29 plantas/m
2
muy inferior al resto. En el caso del
pimiento, que no alcanza una gran altura, se puede trabajar con densidades
de hasta 2 plantas/m
2
.
Tabla 17. Densidades de plantación para cada uno de los cultivos
en las diferentes comarcas productoras y en el conjunto de la provincia.
En plantas/m
2
Comarca Tomate Pepino Pimiento Calabacín Judía verde Sandía Melón Berenjena
Bajo Andarax 1,36
Campo de Dalías 1,30 1,05 1,91 0,94 0,69 0,31 0,85 0,66
Campo de Níjar 1,72 2,00 0,81 1,00 0,25
Bajo Almanzora 1,48 1,26 1,50 1,00 0,55 2,00 2,00
Provincia Almería 1,48 1,07 1,90 0,93 0,75 0,29 0,89 0,77
Las principales diferencias entre comarcas corresponden con mayores
densidades utilizadas en general en el Bajo Almanzora, que podrían estar rela-
cionadas con la diferencia de orientación de las líneas de cultivo y por la dife-
rencia de climatología de esta comarca con relación a las otras tres. En el caso
del melón, se debe a que en esta comarca se cultiva el melón Galia de porte
alto y tutorado, lo que permite mayor densidad que las variedades rastreras.
La densidad de plantación es un factor que afecta directamente a la produc-
ción de los cultivos en invernaderos. Así para el caso del tomate se pueden ob-
tener mayores producciones con elevadas densidades de plantas (3 plantas/m
2
)
que para bajas densidades (Papadopoulos y Pararajasingham, 1997). La mayor
producción de los cultivos más densos puede deberse al incremento en la pro-
ducción de biomasa asociado al aumento de la interceptación de radiación PAR.
Estos incrementos pueden estar relacionados a dos factores: el aumento de la
cantidad de biomasa genera un mayor número de frutos, y además, proporciona
un índice de área foliar (LAI) superior que permite interceptar más proporción
de radiación PAR (Papadopoulos y Pararajasingham, 1997).
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Rendimiento de los cultivos en invernadero
El rendimiento medio de los cultivos es variable (Tablas 18 y 19), puesto
que depende del conjunto de factores analizados en este estudio: cultivar, zona
climática, calidad del agua de riego, tipo de estructura, supercie de ventila-
ción, sistemas de control climático, manejo del cultivo, etc. Las dos tablas
siguientes muestran los rendimientos medios de las tres últimas campañas
agrícolas (desde la 2010/11 hasta la 2012/13), por comarcas en la Tabla 18 y
por tipo de invernadero en la Tabla 19.
La berenjena ha mostrado un rendimiento medio en invernaderos tipo
Almería, en torno a 7 kg/m
2
para ciclos cortos y 12,65 kg/m
2
para ciclos
largos. El calabacín no ha experimentado incrementos productivos al utilizar
estructuras más caras, como los multitúnel, frente al invernadero tipo Almería.
El rendimiento medio ha sido de 4,24 kg/m
2
para el ciclo de otoño-invierno,
y de 5,01 kg/m
2
para el de primavera-verano. El rendimiento medio para la
judía verde ha sido de 3 kg/m
2
, para el melón de 4,6 kg/m
2
y para la sandía de
6,14 kg/m
2
. El pepino sí ha mostrado diferencias de producción en función
del tipo de estructura, con un rendimiento medio en el ciclo de otoño para el
invernadero tipo Almería de 10,75 kg/m
2
y de 12,67 kg/m
2
para el multitúnel.
El rendimiento medio del ciclo de otoño invierno ha sido de 10,64 kg/m
2
,
incrementándose hasta los 12,43 kg/m
2
en el ciclo de primavera verano.
Para una mejor comprensión de los resultados obtenidos para el cultivo
del pimiento y dada su relevancia en Almería, especialmente en la comarca
del Campo de Dalías, se han separado en cuatro tipos diferentes: california
y lamuyo, tipo ramiro (incluye urano y palermo), dulce italiano, y otros
(picantes y snacks).
El rendimiento de los tipos de pimiento california y lamuyo ha oscilado
en torno a los 7,4 kg/m
2
, para invernaderos tipo Almería, que han tenido me-
jor comportamiento que los multitúnel. Dada la mayor especialización en el
Campo de Dalías, los agricultores de esta comarca han producido 1,5 kg/m
2
más que en las otras tres. El rendimiento medio para el pimiento tipo dulce
italiano ha sido de 11,6 kg/m
2
, 13,96 kg/m
2
para los del tipo ramiro, y en
torno a 10 kg/m
2
para los picantes y snacks.
El cultivo estrella en Almería es el tomate, apareciendo en todas las comar-
cas, ciclos y tipos de estructuras de invernaderos analizados en la muestra. El
tomate tipo cherry ha sido extraído del resto por sus especiales características.

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Tabla 18. Rendimientos medios (kg/m
2
) para cada uno de los cultivos en las diferentes comarcas productoras
en función del ciclo de cultivo realizado
Berenjena Calabacín Judía Melón Pepino
Pimiento
california
+ lamuyo
Pimiento
dulce
italiano
Pimiento
tipo
ramiro
Otros pimientos
(picantes
y snacks)
Sandía Tomate
Tomate
cherry
Ciclo corto
Otoño
Bajo Andarax 9,06
Campo de Dalías 7,00 4,22 10,79 7,51 10,00 10,56 10,00
Campo de Níjar 4,00 6,00 8,72 5,80
Bajo Almanzora 5,00 9,00 6,00
Total Provincia 7,00 4,24 10,64 7,49 10,00 9,00 6,50
Primavera
Bajo Andarax 4,00 3,00 11,60
Campo de Dalías 8,00 5,01 3,00 4,61 12,43 7,30 6,21 11,74 8,00
Campo de Níjar 5,00 6,22 11,53
Bajo Almanzora 6,83 6,00 11,33
Total Provincia 7,42 5,01 3,00 4,60 12,43 7,30 6,14 11,64 8,00
Ciclo largo
Bajo Andarax 16,91 12,42
Campo de Dalías 12,73 11,60 14,45 11,75 15,59 11,00
Campo de Níjar 10,00 11,50 17,69 12,09
Bajo Almanzora 7,25 17,50 12,00
Total Provincia 12,65 11,60 13,96 9,50 16,79 11,88
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
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D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
Tabla 19. Rendimientos medios (kg/m
2
) para cada uno de los cultivos según el tipo de invernadero utilizado
Berenjena Calabacín Judía Melón Pepino
Pimiento
california
+ lamuyo
Pimiento
dulce
italiano
Pimiento
tipo ramiro
Otros pimientos
(picantes
y snacks)
Sandía Tomate
Tomate
cherry
Ciclo de otoño
Tipo Almería
Parral plano 3,59 9,25 7,54 8,38
Raspa y amagado 7,00 4,48 9,74 7,52 9,20 6,88
Asimétrico 4,00 13,25 7,18 10,00 12,00
Multitúnel
Cilíndrico 12,67 9,00
Gótico 4,00 5,00
Todos los tipos 7,00 4,24 10,64 7,49 10,00 9,00 6,50
Ciclo de primavera
Tipo Almería
Parral plano 4,66 4,40 11,50 4,50 12,25
Raspa y amagado 7,38 4,77 3,00 4,65 13,38 7,30 5,99 11,58 8,00
Asimétrico 6,00 4,76 9,50 6,75 10,75
Multitúnel
Cilíndrico 4,50
Gótico 6,00 8,00 12,50
Todos los tipos 7,42 5,01 3,00 4,60 12,43 7,30 6,14 11,64 8,00
Ciclo largo
Tipo Almería
Parral plano 11,38 11,60 11,00 15,95
Raspa y amagado 13,50 11,60 15,29 9,50 16,24 12,06
Asimétrico 11,00 9,50 15,19 11,75
Multitúnel
Cilíndrico 18,54 9,00
Gótico 15,00 13,00
Todos los tipos 12,65 11,60 13,96 9,50 16,79 11,88

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Los rendimientos para este cultivo han sido homogéneos por comarcas,
especialmente en el ciclo de primavera-verano. Del mismo modo, se han com-
portado de manera similar para todos los tipos de estructuras de invernaderos,
excepto para el ciclo largo, donde ha mostrado mayor rendimiento el tomate
cultivado en estructuras de invernadero tipo multitúnel.
Se ha registrado para el tomate un promedio de 9 kg/m
2
en el ciclo de
otoño-invierno, de 11,64 kg/m
2
en el de primavera-verano y de 16,79 kg/m
2
para el ciclo largo. Para el tomate cherry los resultados medios en los diferentes
ciclos han sido de 6,5 kg/m
2
, 8 kg/m
2
y 11,88kg/m
2
, respectivamente.
Los rendimientos medios del tomate en los invernaderos de Almería son
muy inferiores a los indicados en países como Holanda de 56,5kg/m
2
en
invernaderos venlo de cristal con calefacción (van Zundert, 2012), en Cana-
dá de 56,4kg/m
2
en invernaderos de plástico con calefacción (Hendricks,
2012) o en Francia de 44kg/m
2
en invernaderos multitúnel de cubierta plás-
tica con calefacción (Boulard et al., 2011). Sin embargo, los invernaderos
de Almería son más ecientes en el uso de la energía, obteniendo mayores
rendimientos de producción en kilogramos producidos por unidad de energía
consumida (Tabla 12). Además, las producciones medias de tomate en Alme-
ría (16,8 kg/m
2
) son competitivas comparándolas con otros invernaderos sin
calefacción en Francia, con promedios de 14,6kg/m
2
(Boulard et al., 2011),
y en Italia con 9,6kg/m
2
(Cellura et al., 2012).
Sistemas alternativos para el control de plagas
La mayor parte de los agricultores utilizan técnicas alternativas o com-
plementarias al control de plagas mediante el uso tradicional de tratamientos
tosanitarios. El 42 % de los agricultores (Gráco 21) ha optado por la lucha
integrada, que supone el uso de un conjunto de técnicas para el control de
plagas que satisfaga simultáneamente las exigencias económicas, ecológicas
y toxicológicas, priorizando el uso de elementos naturales y respetando los
niveles de tolerancia (Brader, 1975).
Un 7 % de los agricultores realiza exclusivamente control biológico, téc-
nica aún más restrictiva que constituye un conjunto de métodos que aseguran
la destrucción de insectos mediante la utilización racional de enemigos natu-
rales procedentes de los reinos animal y vegetal (Balachowsky, 1951) como
insectos entomófagos (parásitos, depredadores de insectos y ácaros) y micro-
organismos entomopatógenos (hongos, bacterias o virus) (Benassy, 1977).
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Gráco 21. Procedimientos sustitutivos o complementarios
de los productos tosanitarios. En porcentaje
Un pequeño porcentaje de los agricultores (3 %) ha llevado la restricción
del uso de productos químicos en el invernadero hasta el cultivo ecológico,
regulado en primera instancia por el Reglamento (CEE) nº 2092/91 del Con-
sejo Europeo de 24 de junio de 1991 (DO L 198 de 22 de Julio de 1991) so-
bre la producción agrícola ecológica y su indicación en los productos agrarios
y alimenticios, y posteriormente por normativa tanto a nivel nacional como
regional. En este último caso, es en el Decreto 166/2003 de 17 de junio de
2003 (BOJA núm. 117 de 20 de junio de 2003) sobre la producción agroa-
limentaria ecológica en Andalucía, en el que se establecen los organismos de
control y seguimiento en Andalucía.
Un 34 % de agricultores utilizan trampas de color (Figura 146a), tanto
como medida de control de plagas como sistema de supervisión de los niveles
de infección en los invernaderos, mientras que un 13 % utilizan atrayentes
hormonales (Figura 146b) como complemento al uso de productos tosanita-
rios. Las trampas adhesivas azules y amarillas distribuidas por el invernadero,
así como el empleo de feromonas para la captura de plagas siempre que sea
posible, son medidas obligatorias en el Reglamento Especíco de Producción
Integrada de Cultivos Hortícolas Protegidos.
El uso de los atrayentes hormonales en trampas se ha mostrado como una
herramienta ecaz en la lucha contra la reciente plaga de Tuta absoluta (Filho
et al., 2000; Abbes y Chermiti, 2011), de enormes perjuicios económicos para
el sector (Desneux et al., 2010), así como contra otras plagas en invernadero
(Witzgall, 2001; Witzgall et al., 2010).

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Las trampas cromáticas azules y amarillas son un método de control y
reducción de plagas ecaz, que permiten de forma sencilla detectar precoz-
mente la presencia de insectos y medir la densidad de estos en el invernadero
(Byrne et al., 1986; Park et al., 2001; Qiao et al., 2008). Estas trampas se
han convertido en un elemento esencial en los sistemas de control de plagas
(Byrne et al., 1986; Gillespie y Quiring, 1992; Heinz et al., 1992; Steiner et
al., 1999; Park et al., 2001). Además, sirven para estimar el nivel de infección
y permiten reducir las poblaciones de insectos cuando se combinan con otras
técnicas de control (Moreau e Isman, 2012).
Es importante destacar que en los invernaderos del Bajo Almanzora el
cultivo ecológico asciende a un 40 % de la producción, junto con un 7 % de
lucha integrada y sin que se haga uso de atrayentes hormonales en ninguno de
los invernaderos analizados en esta comarca. En el resto de comarcas los resul-
tados son bastante similares entre sí, y parecidos al promedio de la provincia,
aunque en el caso del Bajo Andarax la lucha integrada asciende al 58 %, posi-
blemente como resultado de su especialización en el cultivo de tomate.
Figura 146. Trampas azules utilizadas para control de plagas (a)
y trampa de feromonas utilizada para control de Tuta absoluta
en invernaderos de Almería (b)
b
a
CAJAMAR CAJA RURAL

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D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
Métodos de polinización e injerto
En el 96,9 % de los casos encuestados los agricultores utilizan insectos
auxiliares como método de polinización de las ores, principalmente con abe-
jorros que suponen un 70,3 % (Gráco 22). Tan solo un 1,5 % utiliza sopla-
dores de aire para la realización de esta tarea.
Gráco 22. Métodos de polinización. En porcentaje
El uso de sopladores para realizar espolvoreado en vacío en las horas cen-
trales del día es una técnica recomendada en el Reglamento Especíco de
Producción Integrada de Cultivos Hortícolas Protegidos cuando las condicio-
nes sean adversas para favorecer la polinización, al principio del cuajado en
verano. Igualmente este reglamento recomienda la colocación de colmenas de
abejas (Apis mellifera) o de abejorros (Bombus terrestris) para mejorar la polini-
zación y reducir al mínimo el número de frutos decientes.
Es subrayable el hecho de que el 100 % de los agricultores encuestados
en el Bajo Andarax y el Bajo Almanzora utilice abejorros como único méto-
do de polinización. En las otras dos comarcas los resultados son similares a
la media provincial.
En cuanto al uso de injertos, se puede comentar que un 63,8 % de los
agricultores encuestados utiliza cultivos injertados (Gráco 23), correspon-
diente principalmente a tomate, sandía y berenjena. En el caso del pimien-
to los agricultores encuestados prácticamente no lo realizan y en el resto de
cultivos (pepino, calabacín, melón y judía) todos los agricultores sembraban
directamente en el invernadero.
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Gráco 23. Utilización de injertos y reparto por cultivos. En porcentaje
4.3. Maquinaria
Otro de los aspectos fundamentales para entender el nivel productivo de
los invernaderos de Almería es el nivel de mecanización de las labores culturales.
Maquinara para la aplicación de tratamientos tosanitarios
La maquinaria utilizada para la aplicación de tratamientos tosanitarios
ha sufrido una importante evolución en los últimos 16 años (Gráco 24), de
manera que han surgido una gran cantidad de nuevos equipos y tecnologías
que han permitido al agricultor diversicar su forma de realizar los tratamien-
tos. Así, las redes de nebulización suponen hoy día un 2,7 % del total, cuando
en 1997 ninguno de los 526 invernaderos visitados disponía de este sistema.
También se observa como se ha reducido de forma signicativa el número
de invernaderos que utilizan el sistema tradicional de redes de pulverización
hidráulica jas, pasando de un 94,1 % en 1997 al 65,4 % actual. Además,
los dos sistemas que se utilizaban hace 16 años como alternativa a los estacio-
narios, los atomizadores hidroneumáticos suspendidos al tractor y los carros
móviles semi-autónomos, son hoy día las dos grandes alternativas, ya que su
uso se ha incrementado de un 0,9 y 1,0 % en 1997 (Gráco 24b), a un 16,3 y
8,0 % en 2013 (Gráco 24a), respectivamente.
En la actualidad también es destacable el uso de vehículos con ruedas, lo-
calizados sobre todo en la comarca del Bajo Andarax, donde llegan a suponer
un 11 %; sin duda debido a que es en esta zona donde se localiza una de las
principales empresas fabricantes de este tipo de equipos.
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
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Gráco 24. Evolución de la maquinaria utilizada para tratamientos
tosanitarios entre 2013 y 1997. En porcentaje
2013 (a)
Redes jas - pistola
65,4
Atomizadores - tractor
16,3
Ninguno
0,4
Carros móviles
8,0
Mochila
2,3
Carros - railes
0,4
Vehículos - ruedas
1,9
Otros
2,7
Redes de nebulización
2,7
Fuente: encuesta realizada a agricultores. Elaboración propia.
1997 (b)
Redes jas - pistola
94,1
Atomizadores - tractor
0,9
Carros móviles
1,0
Fuente: Molina-Aiz (1997).
En cuanto al uso de las diferentes técnicas por comarcas, es destacable que
en el Bajo Almanzora un 30 % de los agricultores utiliza atomizadores hidro-
neumáticos (cañones) semi-suspendidos al tractor y el resto las tradicionales
redes de pulverización hidráulica. También es interesante observar el elevado

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
uso de las redes de nebulización hidro-neumática en la comarca del Campo de
Níjar, donde se instalan en un 8 % de los invernaderos. En esta zona también
se utilizan de forma notable los cañones semisuspendidos al tractor (22 %)
por lo que el uso de las redes tradicionales de pulverización hidráulica se redu-
ce en esta comarca al 45 %.
En el Campo de Dalías destaca el mayor uso de las redes de pulverización
jas (74 %) y el menor uso de las carretillas (3 %).
Vehículos utilizados en la explotación
Los vehículos utilizados por los agricultores se han diversicado
(Gráco 25), aumentando el uso de furgonetas de un 8,9 % en 1997 a un
21,8 % en 2013, y de los turismos con remolque que junto con los todote-
rrenos suponen en la actualidad el 19,5 %, cuando eran un 9,3 % en 1997.
También se ha reducido el uso de camiones al 39 % actual.
Gráco 25. Evolución entre 2013 y 1997 de los vehículos utilizados
por los agricultores en la explotación agrícola. En porcentaje
2013
Furgoneta
21,8
Todoterreno - remolque
5,2
Camión propio
39,0
Motocicleta
0,6
Bici
0,6
Tractor
15,9
Ninguno
2,3
Turismo - remolque
14,3
Fuente: encuesta realizada a agricultores. Elaboración propia.
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
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1997
Furgoneta
8,9
Turismo - remolque
9,3
Camión propio
14,3
Camión contratado
67,5
Fuente: Molina-Aiz (1997).
4.4. Suelo
Uno de los factores más determinantes en los invernaderos es sin duda el
tipo de suelo. El uso de sustratos permite mayor control de la fertirrigación y
suele estar asociado a mayores inversiones tecnológicas, tanto en la estructura
como en los sistemas de control climático. Sin embargo, el uso del suelo are-
nado permite una mayor absorción de calor en la zona ocupada por el sistema
radicular y una elevada estabilidad de la humedad en dicha zona (Mendizabal
y Verdejo, 1959; Fernández y Pizarro, 1981), lo que favorece el desarrollo de
las raíces del cultivo (Castilla et al., 1986).
Tipo de suelo
La evolución del tipo de suelo parece ser un aspecto que apenas ha evolu-
cionado en los últimos 16 años en el conjunto de la provincia (Gráco 26), de
forma que el suelo arenado sigue siendo el más utilizado, con un ligero incre-
mento del 78,4 % de 1997 al 79,6 % actual. El uso de la lana de roca, de la
perlita y de la turba se ha reducido (en benecio de un considerable aumento
del suelo natural 5,5 % actual frente al 0,4 % de 1997) y de la bra de coco,
no disponible hace 16 años, y que hoy día representa el 4,3 %.

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Gráco 26. Evolución entre 2013 y 1997 del tipo de suelo
de los invernaderos de Almería. En porcentaje
2013
Lana roca
3,4
Perlita
6,0
Fibra coco
4,3
Arenado
79,6
Natural
5,5
Fuente: encuesta realizada a agricultores. Elaboración propia.
1997
Lana roca
7,8
Perlita
10,4
Turba
1,7
Arenado
78,4
Natural
0,4
Fuente: Molina-Aiz (1997).
Analizando el uso del suelo en las diferentes comarcas (Tabla 20), se ob-
serva un aumento fundamental del uso del suelo natural en el Bajo Almanzora
hasta un 66,7 %, cuando en 1997 sólo había cultivos en suelos arenados. Po-
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
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siblemente, esto se deba a que la puesta en producción de nuevas zonas se ha
realizado sobre el suelo autóctono, mientras que las antiguas explotaciones se
realizaron con suelos arenados.
Tabla 20. Evolución del tipo de suelo de los invernaderos
en las diferentes comarcas de invernaderos entre 2013 y 1997.
En porcentaje
Comarca Natural Arenado Lana roca Perlita
Fibra
de coco
Turba
Encuesta 2013 1997 2013 1997 2013 1997 2013 1997 2013 1997
C. de Dalías 3,9 0,0 78,6 72,4 2,6 11,2 9,1 13,9 3,9 2,5
Campo de Níjar 2,3 1,0 86,4 97,0 2,3 1,0 0,0 1,0 9,1 0,0
Bajo Andarax 0,0 2,5 89,3 77,5 10,7 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0
Bajo Almanzora 66,7 0,0 33,3 100,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0
También se aprecia en la Tabla 20 como en el Bajo Andarax actualmente
se realiza un 10,7 % de cultivos en lana de roca cuando antes no se utilizaba,
en contraste con su bajo uso en el Campo de Dalías y del Campo de Níjar,
donde su aplicación se restringe al 2,3-2,6 %. También destaca el hecho de
que la perlita sólo se utiliza en el Campo de Dalías con un 9,1 %, como ocu-
rría en 1997 donde ocupaba un 13,9 %. Se observa igualmente que en esta
comarca ha aumentado el uso del suelo arenado desde el 72,4 % de 1997
hasta el 78,6 % actual. En esta comarca el hueco dejado por la turba, que
actualmente no se utiliza, parece haberlo ocupado la bra de coco.
En el Campo de Níjar se observa sobre todo una reducción de los cultivos
en suelos arenados, desde el 97 al 86,4 % actual. Dicha reducción se debe a la
aparición de la bra de coco, que supone en la actualidad un 9,1 % de los in-
vernaderos, con un ligero aumento del uso de suelo natural y de la lana de roca.
La recirculación de la solución nutritiva en los cultivos sin suelo es del
60 % en el Campo de Níjar y de un 3,8 % en el Campo de Dalías, lo que
supone sólo un 11,8 % en el conjunto de invernaderos con cultivo en sustrato
en el conjunto de la provincia.

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Análisis y desinfección del suelo
La mayoría de los agricultores (79 %) realizan análisis de suelo para con-
trolar su fertilidad, llegando a valores del 89 % tanto en la comarca del Bajo
Andarax como en la del Bajo Almanzora (Gráco 27). Donde menos se ana-
liza el suelo es en el Campo de Dalías en el que esta medida de control la
realizan el 74 % de los agricultores.
Gráco 27. Agricultores encuestados que realizan análisis de suelo.
En porcentaje
El 98 % de los agricultores desinfecta el suelo del invernadero (Gráco
28), principalmente mediante la técnica de solarización (42,7 %) o mediante
la combinación de esta técnica con la desinfección química (46,1 %). Sólo un
10,8 % de los agricultores encuestados utiliza desinfectantes químicos. Tam-
bién es destacable el uso de la biosolarización en un 0,4 % de los invernaderos,
correspondientes a la comarca del Campo de Dalías.
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
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Gráco 28. Agricultores encuestados que realizan desinfección de suelo
No realiza desinfección
2,0
Solarización
42,7
Desinfectante
10,8
Biosolarización
0,4
Solarización y desinfección
46,1
realiza desinfección
98,0
El recurso a la solarización como único sistema de desinfección del suelo
llega a ser del 59 % en el Campo de Níjar, reduciéndose su uso simultáneo
con desinfectantes químicos al 28 %. También se puede reseñar que en el Bajo
Almanzora el 100 % de los agricultores encuestados desinfectan el suelo con
solarización, de los que un 27 % combina esta técnica con la aplicación de
desinfectantes químicos.
Los primeros tratamientos de desinfección del suelo consistían en la utili-
zación de químicos biocidas o diversas formas de aplicación de calor (Pullman
et al., 1981) con el objetivo de reducir los inóculos transportados por el suelo
de plagas de los cultivos como hongos, bacterias y nematodos patógenos, ma-
lezas y ciertos insectos. Este efecto proporciona protección y estimulación del
crecimiento de las raíces y de la producción de los cultivos como consecuencia
de los cambios en el micro-hábitat del suelo originados por complejos meca-
nismos (Chen et al., 1991).
La solarización del suelo es un proceso hidro-térmico de desinfección
natural de los patógenos de los cultivos en el suelo acolchado con láminas
plásticas (normalmente polietileno transparente) mediante el calentamiento
pasivo por la radiación solar durante la época más cálida del año (Stapleton,
2000; D’Emilio et al., 2012). La solarización se produce por la combinación
de diversos mecanismos físicos, químicos y biológicos, y es compatible con
otros métodos de desinfección para conseguir un control integrado de plagas.
Este método es sustitutivo de los desinfectantes químicos sintéticos y su uso
en invernaderos se ha incrementado a nivel mundial como consecuencia de
la prohibición de bromuro de metilo en 2005, el mayor fumigante químico
(Stapleton, 2000; Pivonia et al., 2002), por sus peligrosos efectos sobre la

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
salud humana, la destrucción de la capa de ozono y la persistencia de sus resi-
duos en el suelo y el agua (Programa Medioambiental de las Naciones Unidas
UNEP, 1992).
Esta prohibición ha promovido el interés en el uso de técnicas alternativas
para el control de los patógenos y plagas del suelo de bajo impacto medioam-
biental (Ros et al., 2008), como el uso de métodos no químicos (solarización,
vapor y biofumigación), químicos (nematicidas fumigantes 1,3 dicloropropeno
y metam sodio, o carbamatos como el oxamil) y biológicos (microorganismos).
Aunque la ejecución de la solarización es bastante simple, su modo de
acción sobre el terreno es muy complejo, implicando una serie de procesos
interrelacionados que se producen en los suelos tratados y que dan como re-
sultado una mejora de su estado sanitario, el crecimiento, la producción, y la
calidad de las plantas cultivadas (Katan et al., 1987). La inactivación térmica
directa de los patógenos y plagas del suelo es el mecanismo más importante en
el proceso de solarización. Puesto que la solarización es un método pasivo de
calentamiento del suelo, las máximas temperaturas se alcanzan durante el me-
diodía (Katan et al., 1976). En invernadero, la radiación solar genera durante
la solarización temperaturas letales para la mayoría de plagas y patógenos que
habitan el suelo, alcanzando valores superiores a 50 ºC (Streck et al., 1996),
que hacen que este método tenga, en las condiciones adecuadas, una ecacia
similar a la fumigación con bromuro de metilo (Gullino et al., 1998). El efecto
de la solarización se puede aumentar colocando una doble capa de acolchado
(Annesi y Motta, 1994; Ben Yephet et al., 1987; Du y Connelly, 1993; Saler-
no et al., 1999), cerrando el invernadero durante la solarización (Christensen
y inggaard, 1999; Garibaldi y Tamietti, 1983; Horuichi, 1991; Mahrer et
al., 1987) y solarizando bancadas sobre elevadas (Gullino et al., 1998) o capas
de sustrato poco profundas en contenedores (Pivona et al., 2002).
La ecacia de esta técnica depende principalmente de la duración e in-
tensidad del aumento de temperatura, de la sensibilidad de los patógenos,
del nivel de infección del suelo (Tamietti y Valentino, 2006; Camprubi et al.,
2007; French-Monar et al., 2007) y de su integración con otros sistemas de
control de plagas (Polizzi et al., 2003; Minuto et al., 2006; Oka et al., 2007;
Jayaraj y Radhakrishnan, 2008).
Una alternativa reciente a la solarización clásica es la biosolarización, con-
sistente en la combinación de la solarización y la biofumigación con sustan-
cias volátiles procedentes de la biodegradación de materia orgánica (estiércol
o residuos de la industria agraria como vinaza de remolacha azucarera, piel
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
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de limón o cáscara de arroz). La biosolarización se ha usado en cultivo de
pimiento en invernaderos en Murcia con reducciones de poblaciones de Me-
loidogyne incognita (Ros et al., 2008), Phytophthora (Lacasa et al., 2010) y
Fusarium (Martínez et al., 2011) similares o superiores a las obtenidas con el
bromuro de metilo.
La frecuencia con la que los agricultores de Almería realizan la desinfec-
ción es de 1 año en el 63 % de los casos, de 2 años en el 28 %, y de 3 años en un
7,5 % (Gráca 29). Cabe destacar que en la comarca del Bajo Almanzora el 100
% de los encuestados desinfecta cada año. En el Bajo Andarax y en el Campo de
Níjar la desinfección anual representa un porcentaje menor del 46-47 %.
Gráca 29. Frecuencia de la desinfección de suelo. En porcentaje
Labores de mantenimiento del suelo
Las labores de mantenimiento del suelo se han incrementado en los úl-
timos 16 años (Gráco 30), de forma que el número de invernaderos que
no realizaba ninguna labor de mantenimiento se ha reducido de un 56,5 %
en 1997 al 39 % actual. También se observa un aumento del retranqueo en
carillas (sustitución de la materia orgánica sólo bajo las líneas de cultivo) del
8,7 al 47,1 %, reduciéndose la técnica del retranqueo (sustitución del abo-
nado de cobertera) en toda la supercie del invernadero. Probablemente para
disminuir costes.
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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Gráco 30. Evolución entre 2013 y 1997 de las labores
de mantenimiento del suelo en los invernaderos de Almería.
En porcentaje
2013
Carillado
47,1
Retranqueo
13,0
No realiza
39,0
Fuente: encuesta realizada a agricultores. Elaboración propia.
1997
No realiza
56,5
Carillado
8,7
Retranqueo
34,8
Fuente: Molina-Aiz (1997).
El retranqueo permite mantener las cualidades agronómicas del suelo ena-
renado a lo largo del tiempo, de forma que un suelo retranqueado es capaz de
absorber mucha más cantidad de agua que el suelo no retranqueado. Aunque el
carillado es una técnica que permite un considerable ahorro de material, tiempo
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y mano de obra, conlleva una degradación del enarenado y una pérdida de ren-
dimiento en comparación con el retranqueo integral (Bretones, 2003).
En general, se observa una reducción de casi un tercio del uso del retran-
queo en todo el invernadero en las dos principales comarcas productoras,
Campo de Dalías y Campo de Níjar, y un abandono de esta técnica en al Bajo
Almanzora (Tabla 21). En el Bajo Andarax se ha reducido ligeramente. Por el
contrario, se puede observar un espectacular avance de la técnica del carillado,
sobre todo en el Campo de Níjar.
Tabla 21. Evolución de las labores de mantenimiento del suelo
de los invernaderos en las diferentes comarcas de invernaderos
entre 2013 y 1997. En porcentaje
Comarca Retranqueo Carillado No realiza retranqueo
Encuesta 2013 1997 2013 1997 2013 1997
Campo de Dalías 13,8 36,2 44,2 6,8 42,0 57,0
Campo de Níjar 11,1 36,7 60,0 12,0 24,4 51,3
Bajo Andarax 16,1 17,9 41,9 17,9 41,9 64,2
Bajo Almanzora 0,0 30,0 44,4 10,0 55,6 60,0
Los resultados obtenidos indican que la gran mayoría de los invernaderos
de Almería apuesta por los métodos de cultivo tradicionales en la zona (suelo
arenado con retranqueo o carillado), incluso aumentando su importancia a lo
largo de los últimos años. Este hecho contrasta con la impresión que se tenía
de que las elevadas diferencias de producción con otras zonas productoras pa-
recían indicar la necesidad de un cambio de tecnología en Almería. El paso de
los años ha demostrado que el sistema de producción almeriense es quizás el
más adaptado al nuevo contexto de exigencias socioculturales de los consumi-
dores europeos, que demandan una gran calidad en el producto con el menor
coste medioambiental posible y en este aspecto los invernaderos de Almería
son los más ecientes, como ya fue comentado anteriormente (apartado 2.17;
p. 214).
En la provincia de Almería se realiza el retranqueo cada 1-2 años en el
39 % de los casos (Gráco 31) y en un 40 % la frecuencia de la reposición
de la materia orgánica bajo la arena del suelo es de 3-4 años. En el Campo de
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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Dalías el porcentaje de agricultores que realizan el retranqueo cada 1-2 años se
reduce al 33 %, sustancialmente inferior al resto de las comarcas.
En cuanto al tipo de materia orgánica utilizada para las labores de retran-
queo, predomina el estiércol de oveja con un 46 % de los invernaderos (G-
co 32), como era de esperar al ser un subproducto de las empresas de ganado
ovino de la provincia de Almería. El segundo tipo más utilizado es la materia
orgánica en sacos preparados, que representa un 13 % de los invernaderos que
realizan retranqueo.
Gráco 31. Frecuencia con la que los agricultores realizan labores
de retranqueo o carillado. En porcentaje
También merece especial mención el uso de compost en un 7 % de los
invernaderos analizados, principalmente en la comarca del Campo de Dalías
donde representa el 9 %. Igualmente destacable es el hecho de que en el Bajo
Almanzora los agricultores que realizan retranqueo utilizan mezclas de dife-
rentes tipos de abono.
El coste medio del retranqueo es de unos 30,9 €/m
3
, para un volumen de
aplicación de 71,6 m
3
/ha, con valores muy similares en las principales comar-
cas productoras del Campo de Dalías y del Campo de Níjar (Gráco 33), y
algo inferiores en las otras dos comarcas donde se utiliza menos el estiércol de
oveja (Gráco 32).
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Gráco 32. Tipo de materia orgánica utilizada
para el retranqueo o carillado*
* En otros se incluyen: abono granulado, caballo y gallina, cerdo y oveja, cerdo y vaca, bra de coco, humus de lombriz y
mezclas de varios.
Gráco 33. Coste de la labor de retranqueo, volumen de materia
orgánica incorporada y jornales de trabajo necesarios por unidad
de supercie de suelo de invernadero
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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
El mayor volumen de materia orgánica se utiliza en el Bajo Andarax con
90,9 m
3
/ha, y el menor en el Campo de Níjar (un 43,8 m
3
/ha) debido sin
duda a que en esta zona se utiliza mucho más la técnica del carillado (un
60 % con respecto al 41,9-44,4 % en las otras tres comarcas), que necesita
menor volumen de materia orgánica al no realizarse en toda la supercie del
invernadero. Cabe destacar el bajo número de jornales necesarios para esta
labor en el Bajo Almanzora, llegando casi a la tercera parte de los necesarios
en el Campo de Dalías y del Bajo Andarax. En el Campo de Níjar es necesario
un menor número de jornales para la realización del retranqueo posiblemente
por la importancia ya comentada del carillado, técnica que además de requerir
menor volumen de materia orgánica, también necesita menos tiempo para su
realización.
La mayoría de agricultores encuestados (un 89 %) realiza aportación de
ácidos húmicos para el acondicionamiento del suelo, llegando al 100 % en el
Bajo Almanzora (Gráco 34).
Gráco 34. Agricultores que aportan ácidos húmicos al suelo
por comarcas. En porcentaje
El 91 % de los agricultores encuestados en toda la provincia está satisfecho
con el tipo de suelo que utiliza para sus cultivos, por lo que no tiene intención
de cambiar en un futuro próximo (Gráco 35). Un 6,6 % ha pensado en
cambiar el tradicional suelo arenado por el cultivo sin suelo en sustrato y un
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1,8 % cambiaría el sustrato por suelo arenado, localizándose estos agricultores
en su totalidad en el Campo de Dalías (donde suponen un 3 %). Además, un
0,5 % cambiaría de suelo natural a arenado, correspondiendo este porcentaje
a un 11,3 % de los invernaderos del Bajo Almanzora, donde el suelo natural
supone en la actualidad un 66,7 %.
Gráco 35. Porcentajes de agricultores que han pensado en cambiar.
En porcentaje
Estos datos parecen indicar que los cultivos enarenados gozan de buena
salud, ya que los agricultores se sienten satisfechos con él y sólo una minoría
piensa en cambiarlo; teniendo en cuenta, además, que algunos agricultores
que se cambiaron en su día de enarenado a sustratos piensan en la actualidad
en retornar al primero.
4.5. Edicaciones auxiliares y sistemas de riego
Las infraestructuras físicas tradicionales en la zona para los cultivos en
invernaderos son un pequeño almacén, la caseta del cabezal de riego, y la balsa
para almacenamiento del agua.

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Almacenes y casetas de riego
En general, junto a los invernaderos existen pequeños almacenes donde
los agricultores guardan las herramientas y máquinas necesarias para las labores
culturales, los productos tosanitarios, y almacenan los productos recolectados
antes de ser transportados a los lugares de venta. En algún caso estos almacenes
disponen de pequeñas cámaras frigorícas y sencillas máquinas calibradoras.
La supercie media de los almacenes en la provincia de Almería es de
141 m
2
(Gráco 36) variando desde pequeños almacenes para herramientas
de 10m
2
hasta grandes instalaciones de 1.000 m
2
. En cuanto a la distribu-
ción por comarcas, se observa como en el Bajo Almanzora la supercie de
los almacenes es mayor, mientras que en el Bajo Andarax esta es menor. Las
variaciones pueden deberse, entre otros factores, a la mayor o menor distancia
que separa las explotaciones de las empresas comercializadores, cambiando
las necesidades de almacenamiento de la producción antes de su venta. En el
Bajo Andarax la distancia es muy pequeña y los agricultores pueden enviar
diariamente la producción recolectada. Otro factor sin duda será el tamaño y
número de invernaderos a los que da servicio el almacén.
Gráco 36. Supercie media de los almacenes y casetas de riego
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En cuanto al tamaño de la caseta de riego, con un valor medio de 50 m
2
,
se producen oscilaciones entre 5 y 100 m
2
según los cabezales de riego sean
para pequeños invernaderos u ofrezcan servicio a un gran número de ellos. En
algunos casos la caseta de riego se incluye dentro del almacén general, siendo
en estos casos la supercie media de 91 m
2
, inferior a la de los almacenes sin
caseta. Esto puede deberse a que en las grandes explotaciones, con mayores
necesidades de almacenamiento, el sistema de riego se suele instalar en una
caseta especíca para ello.
Balsas de riego
La mayor parte de las explotaciones de Almería cuentan con una balsa don-
de se almacena el agua de riego necesaria para los invernaderos de cada agricul-
tor. En algunos casos se han construido grandes balsas comunitarias para varios
agricultores, con volúmenes muy elevados de almacenamiento. Esto hace que la
variabilidad entre comarcas sea muy grande (Gráco 37).
Gráco 37. Supercie y volumen medios de las balsas de riego
Además, la presencia de grandes balsas comunitarias con volúmenes de
10.000-30.000 m
3
incrementa considerablemente el valor medio comarcal,
como es el caso del Campo de Níjar y sobre todo del Bajo Almanzora. Así,
sin considerar las grandes balsas de más de 10.000 m
3
, el valor medio en el
Campo de Níjar es de 2.231 m
3
y en el Bajo Almanzora de 262,5 m
3
. Por otro
lado, la profundidad media de estas balsas varía entre 2,5 m y 3,2 m.

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
En cuanto al material con el que se construyen las balsas de riego, pre-
domina el hormigón (50 %), seguido por las de tierra mediante materiales
sueltos con recubrimiento de lámina plástica (42 %). Un 2,2 % de las balsas
son de hormigón que se recubren con lámina plástica para asegurar su imper-
meabilización (Gráco 38).
Gráco 38. Material de construcción de las balsas de riego. En porcentaje
0
10
20
30
40
50
60
70
80
90
10 0
Hormigón
Tierra y plástico Hormigón y plástico
Bajo Andarax Campo de Dalías Campo de Níjar Bajo Almanzora Prov. de Almería
En el Campo de Níjar y en el Bajo Almanzora existe un mayor núme-
ro de balsas de tierra y cubierta plástica (Gráco 38). Este tipo de balsas
pueden construirse para grandes capacidades (superiores a 5.000 m
3
), que
suponen un 14,6 % de las existentes en el Campo de Níjar y un 25 % de
las del Bajo Almanzora.
La mayor parte de las balsas son de formas rectangulares, cuadradas o
cúbicas; representando el 85 % del total (Gráco 39), repartiéndose el resto
en triangulares y cilíndricas. En el Campo de Dalías es donde se construyen
más balsas cuadradas (32 %), el Campo de Níjar un 77 % son rectangulares y
en el Bajo Almanzora un 40 % tienen planta circular.
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
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Gráco 39. Geometría de las balsas de riego. En porcentaje
Es de destacar que la mayor parte de los agricultores realiza la recogida del
agua de lluvia para incorporarla al sistema de riego, con el consiguiente ahorro
económico y el benecio medioambiental. Un 47,5 % recoge el agua de la cu-
bierta del invernadero y un 19 % recupera el agua en el exterior (Gráco 40).
Esta costumbre cada vez más arraigada, permite además mejorar la calidad del
agua de riego y reducir los riesgos de daños por escorrentía.
Gráco 40. Agricultores que recogen el agua de lluvia
en la provincia de Almería. En porcentaje

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Origen, coste y características del agua
La mayor parte de los agricultores encuestados (70,8 %) utiliza el agua
de riego procedente de comunidades de regantes, alcanzando el 100 % en la
comarca del Bajo Almanzora (Gráco 41). El 17,9 % de los agricultores se abas-
tece con agua de riego procedente de pozos comunes a varios de ellos, siendo
este porcentaje del 27,4 % en el Bajo Andarax y del 33,1 % en el Campo de
Níjar, debido a que la mayor conductividad del agua de pozos (Gráco 42) es
adecuada para el cultivo del tomate mayoritario en ambas comarcas.
Gráco 41. Procedencia del agua que utilizan los agricultores.
En porcentaje
De igual forma, los agricultores de estas comarcas utilizan el agua de po-
zos propios, un 10,2 % del Bajo Andarax y un 10,9 % en el Campo de Níjar,
lo que supone un 6,3 % en el conjunto de la provincia. El agua obtenida de
esta forma tiene una elevada conductividad eléctrica, entre 2,8 y 6,5 dS m
–1
para los agricultores del Bajo Andarax, por lo que la totalidad de los que uti-
lizan esta fuente de agua la mezclan en proporciones casi iguales (46 %) con
la procedente de las comunidades de regantes, con una conductividad menor,
en torno a 2 dS m
–1
.
Además de obtener una alta conductividad, adecuada para el cultivo del
tomate, el agua procedente de pozos propios reduce considerablemente su
coste, ya que el precio medio en las comarcas del Campo de Níjar y del Bajo
Andarax está entre 0,12 y 0,13 €/m
3
, frente a los 0,31-0,39 €/m
3
del agua
procedente de comunidades de regantes o de pozos comunitarios.
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
S 
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Gráco 42. Porcentaje en que se mezcla el agua procedente
de pozos propios (a), de pozos comunes (b) y de comunidades de regantes
(c). Coste del agua y su conductividad eléctrica para cada comarca
y el conjunto de la provincia

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
También es reseñable que el agua procedente de los pozos del Campo de
Dalías tiene una conductividad eléctrica media de 1,6 dS m
–1
, muy inferior a
la del resto de comarcas, e incluso inferior a la de las comunidades de regan-
tes. El agua de menor salinidad corresponde a las comunidades de regantes
del Campo de Níjar (1,0 dS m
–1
) posiblemente por proceder en parte, de la
desalinizadora de Carboneras.
La gran mayoría de agricultores (82,5 %) realiza análisis del agua de riego
para controlar su calidad (Gráco 43). Sin embargo, en el Campo de Dalías
es donde menos lo hacen (77 %).
Gráco 43. Realización de análisis del agua de riego. En porcentaje
Sistema de riego
Un elemento fundamental en el manejo del invernadero es el equipo de
fertirrigación que permite aportar el agua y los nutrientes a las plantas, cuyo
control permite ajustar la dosicación a las necesidades del cultivo. Práctica-
mente la totalidad de los agricultores dispone de riego localizado (99,6 %),
mediante riego por goteo en los cultivos en arenados (85,8 %) o en cultivos
hidropónicos en sustratos (12,9 %). Solo un 0,4 % de los agricultores sigue
realizando el riego a manta, lo que supone una sustancial mejora con lo ob-
servado en 1997 cuando aún se utilizaba esta técnica, poco eciente en el uso
del agua, en un 4,9 % de los invernaderos.
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
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Control del riego
Un sistema sencillo para controlar el riego es el uso de tensiómetros que
permiten medir el potencial hídrico del suelo. Este sistema es empleado por un
57 % de los agricultores, reduciéndose este valor al 11 % en el Bajo Almanzora,
siendo similar en las otras tres comarcas a la media provincial (Gráco 44).
En la actualidad, el 81 % de los agricultores encuestados dispone de pro-
gramadores de riego automáticos para controlar la fertirrigación, lo que supo-
ne uno de los mayores avances técnicos en los invernaderos de Almería en los
últimos 16 años, ya que en 1997 sólo un 22,6 % de ellos disponía de este tipo
de equipos. En la comarca del Bajo Almanzora es donde menor uso se hace de
los controladores (67 %), seguido del Campo de Dalías (79 %), siendo en las
otras dos comarcas del 86 %.
Gráco 44. Utilización de tensiómetros para el control del riego.
En porcentaje
Hoy día son una minoría los agricultores que siguen utilizando abonado-
ras sin control electrónico (15,5 %), cuando este era el sistema comúnmente
utilizado hace 16 años (77,4 %). Los controladores de riego existentes en
1997 se basaban en sistemas de Venturi o de inyectores en proporciones simi-
lares (Gráco 45b), mientras que en la actualidad la mitad de los invernade-
ros de Almería disponen de equipos de fertirrigación con el sistema Venturi
(Gráco 45a).

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Gráco 45. Evolución entre 1997 y 2013 de los sistemas
de fertirrigación utilizados por los agricultores en los invernaderos
de Almería. En porcentaje
2013 (a)
Venturi
50,0
Otros
2,6
Inyectores
31,9
Abonadora
15,5
Fuente: encuesta realizada a agricultores. Elaboración propia.
1997 (b)
Inyectores
12,0
Venturi
10,6
Abonadora
77,4
Fuente: Molina-Aiz (1997).
El análisis de la evolución de los sistemas de fertirrigación por comarcas
muestra que en el Bajo Almanzora es donde hay menos sistemas automati-
zados, como ya sucedía en 1997 (Tabla 22). Además, al contrario que en las
otras tres comarcas, las instalaciones con sistema de inyectores (40 %) supera
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
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a las que utilizan Venturi (20 %). En el Campo de Dalías y el Bajo Andarax
el uso de las abonadoras sigue siendo importante, 18,7 % y 10,7 % respecti-
vamente, mientras que en el Campo de Níjar su uso es testimonial (2,3 %).
Tabla 22. Evolución de los sistemas de fertirrigación utilizados
por los invernaderos en las diferentes comarcas de invernaderos
entre 1997 y 2013. En porcentaje
Comarca Abonadoras Venturi Inyectores
Encuesta 2013 1997 2013 1997 2013 1997
Campo de Dalías 18,7 72,1 46,7 13,6 31,3 14,3
Campo de Níjar 2,3 88,9 61,4 1,9 34,1 9,2
Bajo Andarax 10,7 87,2 60,7 10,3 28,6 2,5
Bajo Almanzora 40,0 100,0 20,0 0,0 40,0 0,0
La inmensa mayoría de los invernaderos disponen de bomba propia para
el sistema de riego, los que carecen de ella son instalaciones que reciben el agua
de redes de distribución de comunidades de regantes, y en los que la presión es
suciente para el funcionamiento de los equipos de fertirriego.
El tipo de bomba mayoritariamente instalado (97,8 %) en los invernade-
ros de toda la provincia es eléctrico con una potencia media de 5,5 kW (Ta-
bla 23), siendo este el único tipo de impulsión utilizado en las comarcas del
Campo de Níjar y del Bajo Andarax. En el Bajo Almanzora un 14,3 % utiliza
bombas con motor diésel con una potencia media de 10,3 kW.
Tabla 23. Tipo de bomba utilizada con el sistema de riego
y potencia media instalada
Comarca Eléctrico (%) Potencia (kW) Diésel (%) Potencia (kW)
Campo de Dalías 97,4 5,7 2,6 7,4
Campo de Níjar 100,0 5,4 0,0
Bajo Andarax 100,0 4,9 0,0
Bajo Almanzora 85,7 3,9 14,3 10,3
Provincia Almería 97,8 5,5 2,2 7,9

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
La mayoría de los invernaderos encuestados utiliza ltros de anillas en el
sistema de fertirrigación (87,9 %), siendo los siguientes tipos más empleados
los de discos y los de arena (Gráco 46). Los ltros de arena son usados en
el Bajo Andarax, donde el 17 % de los invernaderos constan de este tipo de
limpieza del agua de riego. En el Campo de Níjar es donde más se utilizan los
ltros de discos, en un 9 % de las instalaciones de riego.
Gráco 46. Tipos de ltros utilizados en el sistema de riego.
En porcentaje
4.6. Comercialización
Otro de los aspectos que caracterizan la producción agrícola de los inver-
naderos de Almería es su comercialización. Esto determina en gran medida la
forma de trabajar de los agricultores, ya que en muchos casos las comerciali-
zadoras les proporcionan asesoramiento técnico, les imponen protocolos de
trabajo en función de las normas de calidad que tienen implantadas, e incluso
programan la distribución de cultivos.
Entidades comercializadoras
Los agricultores encuestados se reparten en partes iguales en Cooperativas
(40 %) y Sociedades Agrarias de Transformación (SAT) (38 %), siendo algo
menor la proporción de los mismos que vende sus productos en las Alhóndi-
gas (17 %). Una proporción muy pequeña de agricultores (4 %) venden su
producción a través de comercializadores privados (Gráco 47).
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
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Gráco 47. Entidades de comercialización donde venden
los agricultores su producción. En porcentaje
Además, la gran mayoría de los agricultores encuestados (92 %) comer-
cializa su producción a través de una única entidad.
La mayoría de agricultores encuestados es socia de entidades de comer-
cialización (72,6 %), más de la mitad (51,4 %) con una antigüedad superior
a los 10 años (Gráco 48). En el Campo de Níjar el porcentaje de asociados
es el mayor (81,4 %), variando ligeramente en las otras tres comarcas entre un
66,7 y un 71,4 %.
El 98,5 % de los agricultores encuestados recibe asesoramiento técnico tal
y como ya ocurría en 1997 (Gráco 49).
Gráco 48. Agricultores asociados a entidades de comercialización
en función de su antigüedad. En porcentaje
No es socio
26,9
> 10 años
51,4
< 2 años
5,7
2 - 5 años
5,7
5 - 10 años
9,9
es socio
72,6

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Gráco 49. Evolución del tipo de asesoramiento
que reciben los agricultores. En porcentaje
2013
No recurre
a asesoramiento
1,1
Cooperativa
70,5
Privado
6,1
Suministros
21,1
Semillero
0,8
recurre
a asesoramiento
98,5
Fuente: encuesta realizada a agricultores. Elaboración propia.
1997
No recurre
a asesoramiento
2,7
Cooperativa
53,3
Privado
23,8
Suministros
20,0
C. investigación
0,4
recurre
a asesoramiento
97,5
Fuente: Molina-Aiz (1997).
El principal cambio es el aumento del asesoramiento por parte de las coo-
perativas, llegando hasta el 70,5 %, en detrimento del asesoramiento privado
que era del 23,8 % en 1997, y hoy día es de solo un 6,1 %.
Acondicionamiento de la producción y normas de calidad
Un 72 % de los agricultores encuestados no acondiciona el género direc-
tamente (Gráco 50), lo que se corresponde aproximadamente con el 78 %
(Gráco 47) que comercializa su producto a través de empresas cooperativas
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
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o SAT, donde existen sistemas automatizados y a gran escala de acondicio-
namiento mediante calibradores y empaquetadoras automáticas. El 24 %
de los agricultores realiza la selección, calibración y colocación en cajas de
forma manual (40 % en el Bajo Andarax), mientras que un 4 % lo hace con
pequeñas máquinas calibradoras de tomate, concentradas en las comarcas
especializadas en la producción de esta hortaliza del Bajo Andarax (20 %) y
del Campo de Níjar (5 %).
Gráco 50. Acondicionamiento del género por parte de los agricultores.
En porcentaje
La mayoría de los agricultores encuestados (91 %) cumple con sistemas
de certicación o normas de buenas prácticas agrícolas en campo (Gráco
51), principalmente la serie de normas UNE 155001 «Frutas y hortalizas
para consumo en fresco. Producción controlada de cultivos protegidos» en un
30 % de los casos, la norma Global Gap en un 28 %, la norma de produc-
ción integrada de la Junta de Andalucía en un 16 %, Natures Choice en un
12,2 % y la norma Naturane en un 8 % de las explotaciones. Otras normas
que siguen los agricultores son, BRC, GRAP, QS e ISO 9000. En general, los
agricultores se acogen a diferentes normas de certicación en función del tipo
de cliente, así cumplen por término medio con dos protocolos de calidad.

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Gráco 51. Sistemas de certicación o normas
de buenas prácticas agrícolas en campo. En porcentaje
4.7. Características estructurales del invernadero
Sin duda el elemento más importante de la explotación agrícola es el
propio invernadero, que en función de sus características constructivas y de
diseño, va a condicionar la potencialidad productiva de los cultivos a lo largo
de toda su vida útil (en función de su capacidad para trasmitir la radiación
solar o para ventilar de forma natural). Además puede limitar en algunos casos
la aplicación de diversas tecnologías.
Número y tipología de los invernaderos de la explotación
La inmensa mayoría de los agricultores encuestados posee más de un
invernadero (83 %), correspondiendo la mayor proporción a aquellos que
tienen más de tres (Gráco 52). Es destacable que ninguno de los agricultores
encuestados en el Bajo Almanzora posee un único invernadero y que en el
Campo de Níjar solo un 2 % posee nada más que un invernadero, mientras
que la mayoría (65 %) es propietario de más de tres invernaderos.
CAJAMAR CAJA RURAL

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Gráco 52. Número de invernaderos
que poseen los agricultores encuestados. En porcentaje
Sin duda el principal cambio tecnológico relativo a la estructura de los
invernaderos que se ha producido en Almería, ha sido la sustitución de los
tradicionales invernaderos de cubierta plana por el subtipo de invernadero Al-
mería en raspa y amagado (Gráco 53). Los invernaderos planos presentan
deciencias en su microclima por excesos de humedad y de temperatura. Por el
contrario, los de raspa y amagado ofrecen mejores prestaciones y un bajo coste,
en comparación con los invernaderos multitúnel o los de tipo venlo.
También se puede observar como, a lo largo de los años, el porcentaje de
invernaderos tipo Almería asimétrico se mantuvo estancado entre un 2,4 %
y un 3,3 %, y muy recientemente se ha incrementado hasta representar en la
actualidad un 6,6 % del total.
En la provincia los invernaderos tipo Almería (planos, en raspa y amagado
y asimétricos), suponen el 94,3 % del total, muy similar al 95,4 % que había
en 1997. Los invernaderos con cubierta de malla, a dos aguas y venlo represen-
tan un pequeño porcentaje. Esto es debido principalmente a que se trata de es-
tructuras muy caras o implantadas en un área muy restringida de la provincia,
como sucede con los de malla, que se construyen principalmente en la comarca
del Bajo Almanzora. En el caso de los invernaderos a dos aguas son estructuras
que surgieron hace muchos años y que dejaron de construirse posteriormente.

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Gráco 53. Evolución de los tipos de invernaderos
a lo largo de los últimos 16 años. En porcentaje
2013
Raspa y amagado
76,4
Otros
0,5
Plano
11,3
Multitúnel cilíndrico
3,8
Multitúnel gótico
1,4
Asimétrico
6,6
Fuente: encuesta realizada a agricultores. Elaboración propia.
2006
Raspa y amagado
62,5
Multitúnel cilíndrico
2,5
Asimétrico
2,4
Otros
0,4
Plano
32,2
Fuente: Junta de Andalucía (2006).
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
Figura 53 (cont.). Evolución de los tipos de invernaderos
a lo largo de los últimos 16 años. En porcentaje
2004
Raspa y amagado
55,0
Otros
2,2
Plano
38,2
Multitúnel cilíndrico
1,3
Asimétrico
3,3
Fuente: Fernández y Pérez Parra (2004).
1997
Raspa y amagado
28,5
Otros
4,0
Plano
63,9
Multitúnel cilíndrico
0,6
Asimétrico
3,0
Fuente: Molina-Aiz (1997).
Los invernaderos multitúnel sí muestran un continuo y mantenido aumen-
to, de forma que en 1997 un 0,6 % de los invernaderos eran de este tipo y en la
actualidad ya suponen un 5,2 % (1,4 % de tipo gótico). Además, este incremen-

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
to se ha concentrado sobre todo en el Campo de Níjar donde en la actualidad
este tipo de estructuras constituyen un 18,7 %, que contrasta con las zonas
del Bajo Andarax y del Bajo Almanzora, donde no se ha encuestado a ningún
agricultor con este tipo de invernadero, como ya sucediera en 1997 (Tabla 24).
También se observa que el porcentaje de invernaderos de tipo asimétrico es su-
perior en el Bajo Andarax y el Bajo Almanzora, que en las otras tres comarcas.
Tabla 24. Evolución de los porcentajes de los distintos tipos
de invernadero en las comarcas muestreadas en 2013 y 1997
Comarca Plano Raspa y amagado Asimétrico Multitúnel cilíndrico Gótico/a dos aguas* Malla
2013
Campo de Dalías 15,2 75,8 6,1 1,5 0,8 0,8
Campo de Níjar 0,0 79,1 2,3 14,0 4,7 0,0
Bajo Andarax 14,3 75,0 10,7 0,0 0,0 0,0
Bajo Almanzora 0,0 77,8 22,2 0,0 0,0 0,0
Provincia Almería 11,3 76,4 6,6 3,8 1,4 0,5
1997
Campo de Dalías 64,2 29,2 3,5 0,4 2,7* 0,0
Campo de Níjar 64,2 30,4 1,8 1,8 1,8* 0,0
Bajo Andarax 71,8 15,3 2,6 0,0 10,3* 0,0
Bajo Almanzora 23,1 30,7 0,0 0,0 23,1* 23,1
Provincia Almería 63,9 28,5 3,0 0,6 3,6* 0,4
El retroceso de los invernaderos de tipo plano ha sido generalizado en
toda la provincia, destacando su completa desaparición de las encuestas reali-
zadas en el Campo de Níjar y del Bajo Almanzora.
También es destacable la diferente evolución que han seguido las dos prin-
cipales comarcas productoras, ya que partiendo de unas condiciones muy simi-
lares en cuanto a la distribución de los invernaderos de tipo plano y en raspa y
amagado en 1997, en la actualidad aproximadamente un 15,2 % de invernade-
ros en el Campo de Dalías son de tipo plano (antiguos y de bajas prestaciones),
mientras que en el Campo de Níjar una proporción similar (14 %) es ocupada
por invernaderos multitúnel (más modernos y con mejores prestaciones).
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
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Edad y coste del invernadero
La edad media de los invernaderos actuales es superior a los 12,7 años
ya que a principios de los noventa se experimentó un fuerte incremento de
la supercie invernada (Gráco 54). Además, muchos de los invernaderos
construidos con anterioridad han sido renovados por nuevas estructuras y en
algunos casos incluso abandonados.
Gráco 54. Año de construcción de los invernaderos de los agricultores
encuestados en 2013 y encuestados en 1997. En porcentaje
2013 (a)

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Los resultados de las encuestas realizadas en la actualidad (Gráco 54a)
y en 1997 (Gráco 54b) muestran como la construcción de invernaderos
en Almería fue aumentando desde los años 70 hasta nales del siglo pasado,
fecha a partir de la cual esta fue decayendo. Así, en 1997 predominaban los
invernaderos nuevos y como resultado de ello la edad media era de 8,1 años
(4,6 menos que la media actual). Ambas encuestas también muestran como la
mayoría de los invernaderos construidos a partir de 1995 son de tipo Alme-
ría y subtipo raspa y amagado, lo que conrma que se está produciendo un
paulatino aumento de esta estructura en detrimento de los «planos» que ya
prácticamente no se construyen.
1997 (b)
CAJAMAR CAJA RURAL

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Los nuevos invernaderos suelen sustituir a antiguas estructuras como la
mayoría de las que se construyeron antes de 1990 que eran del subtipo plano.
La renovación de estas estructuras obsoletas es obligada, ya que no queda
prácticamente terreno para nueva construcción y los nuevos invernaderos de-
ben edicarse sobre parcelas ya invernadas.
El aumento de la edad media de los invernaderos se debe a la diferente
situación del sector en cada momento, siendo en 1997 una situación de ex-
pansión de la producción y la supercie, y en 2013, la propia de un sector en
proceso de maduración. Las actuales condiciones económicas dicultan, por
otro lado, el proceso de renovación de estructuras, y desemboca en algunos
casos en el mantenimiento de estructuras poco ecientes o directamente en
su abandono.
El análisis de la edad de los invernaderos por comarcas muestra como los
más antiguos son los del Bajo Almanzora, con una edad media de 16 años
(Gráco 55), lo cual contrasta con lo observado en 1997 cuando la edad de
los invernaderos en esta zona no mostraba diferencias con respecto al resto de
comarcas (Tabla 24).
En el caso opuesto encontramos la comarca del Campo de Níjar, en la
que la edad media de los invernaderos apenas se ha incrementado en 1 año
con respecto a lo prospectado en 1997. Esto se explica por una mayor renova-
ción de estructuras en esta comarca, en la que el precio de construcción es el
más alto debido a la mayor presencia de invernaderos multitúnel (19 % con-
siderando los de cubierta cilíndrica y gótica), con un precio superior al doble
de los invernaderos de tipo Almería (Tabla 25). En el caso de los invernaderos
góticos su precio medio se eleva al triple del coste medio de un invernadero en
raspa y amagado, lo que explica la escasa expansión de este tipo de estructuras
en la provincia.
En cuanto a la edad de los distintos tipos de invernaderos cabe mencionar
como los más modernos son los de tipo gótico, seguidos de los multitúnel
(Tabla 25).Los invernaderos asimétricos son en promedio más antiguos que
los de raspa y amagado, aunque en los últimos tres años este tipo ha vuelto a
resurgir con fuerza (Gráco 53a).
En el coste de los invernaderos por comarca (Tabla 25) existe un fuerte
efecto de la presencia en menor o mayor medida de los invernaderos de tipo
multitúnel (Tabla 24), cuyo precio es muy superior al de las otras estructuras
(Gráco 56).

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Gráco 55. Antigüedad media de los invernaderos según comarcas.
En años
Tabla 25. Coste, edad y orientación de los invernaderos en función
del tipo y por comarcas y comparación con los datos de 1997
Invernadero/Comarcas
Coste
(€/m
2
)
Edad N-S E-O Edad N-S E-O
2013 1997
Plano 4,7 19,6 75,0 20,8 9,1 34,2 28,6
Raspa y amagado 8,0 11,8 81,5 16,7 6,1 30,1 30,8
Asimétrico 6,4 13,6 21,4 78,6 4,4 25,0 31,3
Multitúnel cilíndrico 15,0 9,5 87,5 12,5 8,0 33,3 0,0
Multitúnel gótico/a dos aguas* 25,0 6,7 100,0 0,0 9,4 23,5 29,4
Campo de Dalías 8,4 13,7 79,5 18,9 8,0 38,8 30,0
Campo de Níjar 9,1 9,6 76,7 20,9 8,7 10,1 21,1
Bajo Andarax 7,0 11,9 75,0 21,4 7,9 41,0 35,9
Bajo Almanzora 5,8 16,0 44,4 55,6 8,5 0,0 58,3
Provincia de Almería 8,3 12,7 76,9 21,2 8,1 32,2 29,2
* Datos de multitúnel gótico para el año 2013 y en 1997 datos para a dos aguas.
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
S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
Gráco 56. Coste aproximado de la construcción de los invernaderos
en función del tipo de estructura. En €/m
2
Supercie y geometría del invernadero
La supercie media de los invernaderos encuestados es de 10.503 m
2
(G-
co 57) con una anchura de 76,9 m y una longitud de 136,3 m (Tabla 26). Es-
tos valores son considerablemente superiores a los observados en 1997, cuando
la supercie de los invernaderos era de 6.457 m
2
en el conjunto de la provincia,
con una anchura media de unos 52,5 m y una longitud de 124,9 m.
Gráco 57. Supercie media de los invernaderos por comarcas. En m
2

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Tabla 26. Características geométricas de los invernaderos
en las encuestas realizadas en 2013 y 1997*
Encuesta de 2013
Invernadero /Comarcas
B
(m)
L (m) S
c
(m
2
) V (m
3
)
l
i
(m)
t
i
(m)
t
e
(m
2
)
h
max
(m)
h
min
(m)
h
b
(m
2
)
α (º)
Plano 77,8 115,8 9.452,7 29.537,0 1,3 1,7 1,8 3,2 3,1 2,9 3,7
Raspa y amagado 76,1 137,3 10.443,1 42.025,0 2,0 7,3 2,1 4,4 3,5 2,9 13,0
Asimétrico 75,7 146,1 10.758,6 42.932,0 2,0 9,8 2,2 4,6 3,4 2,8 8,6/24,1
Multitúnel cilíndrico 83,8 150,6 12.400,0 67.249,0 6,1 7,7 2,4 6,1 4,4 4,6
Multitúnel gótico 93,3 167,0 15.166,7 89.283,0 5,0 8,5 3,5 6,9 4,7 4,7
Campo de Dalías 81,7 134,8 11.303,7 43.896,6 1,9 6,6 2,2 4,1 3,4 2,9
Campo de Níjar 75,3 135,4 9.795,1 44.533,2 2,1 6,4 2,1 5,0 3,8 3,4
Bajo Andarax 64,4 146,4 8.826,6 36.430,0 1,9 7,2 2,1 4,5 3,6 3,1
Bajo Almanzora 54,8 130,4 7.288,9 26.769,4 2,2 9,2 2,2 4,5 2,7 2,3
Provincia Almería 76,9 136,3 10.503,0 42.293,3 1,9 7,1 2,2 4,4 3,5 3,0
Encuesta de 1997
Invernadero /Comarcas
B
(m)
L (m) S
c
(m
2
) V (m
3
)
l
i
(m)
t
i
(m)
t
e
(m
2
)
h
max
(m)
h
min
(m)
h
b
(m
2
)
α (º)
Plano 51,3 123,0 6189,3 15366,7 2,2 3,4 2,0 2,8 2,1 2,0
Raspa y amagado 54,4 131,2 7037,6 20728,5 2,1 4,1 2,1 3,3 2,4 2,2 7,2
Asimétrico 59,1 119,2 7150,0 22 994,4 2,1 4,1 2,0 3,6 2,5 2,3 7,6/14,0
Multitúnel cilíndrico 54,3 134,0 7276,0 27489,9 3,6 6,1 3,6 4,0 2,9 2,9
I. a dos aguas 52,1 113,5 5892,3 14893,5 2,4 4,0 2,0 3,1 2,1 2,1 4,7
Campo de Dalías 53,7 125,0 6 755,5 17403,8 2,2 3,6 2,0 2,9 2,1 2,1
Campo de Níjar 48,9 131,8 5824,6 16937,8 2,0 3,7 2,0 2,9 2,4 2,1
Bajo Andarax 52,2 109,2 5848,4 16316,0 2,1 3,7 1,9 3,0 2,4 2,2
Bajo Almanzora 48,3 106,5 4793,5 15348,8 2,8 4,5 2,5 3,9 2,5 2,3
Provincia Almería 52,5 124,9 6456,9 17186,7 2,2 3,7 2,0 2,9 2,2 2,1
* B anchura, L longitud del invernadero, S
c
supercie de suelo cubierta, V volumen del invernadero, l
i
separación
transversal entre apoyos interiores, t
i
separación longitudinal entre apoyos interiores, t
e
separación longitudinal en
los apoyos exteriores, h
max
altura bajo cumbrera, h
min
altura bajo canal, h
b
altura en las bandas, α pendiente de la
cumbrera (véase la Figura 147).
Otro aspecto a considerar con respecto a la evolución de las estructuras,
es el considerable aumento que se observa en la altura de los invernaderos, del
promedio de 2,9 m observado en 1997 al actual de 4,4 m (Tabla 26). El incre-
mento se observa en todos los tipos de invernadero, siendo de 1-1,1 m en los
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
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D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
invernaderos de tipo Almería, excepto para el tipo plano que sólo ha aumentado
en 0,4 m, en este caso por la desaparición de invernaderos más bajos y no por
la construcción de otros más altos. En el caso de los invernaderos multitúnel, el
aumento de la altura ha sido aun más considerable, 2,1 m de media.
Un 17 % de los agricultores ha incrementado la altura de su invernadero
sustituyendo los apoyos de las estructuras de tipo Almería, normalmente de
madera, por otros de mayor longitud, y generalmente de tubo galvanizado.
El crecimiento en la supercie y la altura del invernadero ha permitido
aumentar espectacularmente el volumen unitario, pasando de un valor medio
de 17.186,7 m
3
al promedio actual de 42.293,3 m
3
, unas 2,4 veces superior.
El incremento de la cantidad de aire connado en el invernadero repercute en
una mejora del microclima interior, al aumentar la inercia térmica y facilitar
el movimiento de aire por encima del cultivo.
Figura 147. Características geométricas del invernadero
Además de aumentar la supercie y la altura también se aprecia un au-
mento en la pendiente de la cumbrera, que se ha incrementado desde los 7,2º
de 1997 a los 13,0º actuales (Tabla 25). Como es sabido, el aumento de la
pendiente de la cubierta permite mejorar la captación de radiación solar du-
rante los meses invernales.
La mayoría de los invernaderos tiene forma rectangular, aunque en un 15 %
de los casos la estructura debe adaptarse a la forma de la parcela (Gráco 58), lo
que en algún caso puede comprometer la seguridad estructural.

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Los invernaderos tipo Almería presentan mayor capacidad de adaptación
a las parcelas que presentan desviaciones con respecto a una forma rectangular
(descuadres), ya que la construcción de la estructura se realiza in situ mediante
la elaboración de un entramado de cables de acero que constituyen la estruc-
tura horizontal del invernadero. En el caso de los invernaderos multitúnel de
estructura prefabricada de acero, y cuyo montaje en campo debe ser casi mi-
limétrico, las piezas de los descuadres se deben fabricar una a una para adap-
tarse a las medidas exactas de los descuadres. Al tener que realizar los arcos,
tirantes y diagonales, con una medida distinta en los descuadres, se produce
un gran incremento en el coste de fabricación, que encarece el invernadero.
Gráco 58. Geometría del invernadero. En porcentaje
Los invernaderos de los agricultores encuestados presentan descuadres en
un 40 % de los casos (Gráco 59), consecuencia de la escasa planicación par-
celaria realizada en Almería y que se ha traducido en la existencia de parcelas
con formas muy irregulares.
Dentro de la geometría que caracteriza los invernaderos se puede incluir
su orientación, mayoritariamente N-S en un 77 % de los casos (Gráco 60),
debido posiblemente a que los agricultores han priorizado como factor de
diseño el situar las ventanas longitudinales perpendicularmente a los vientos
predominantes en Almería de Levante y Poniente. En el caso de los inverna-
deros asimétricos (Tabla 25) la orientación es justo la contraria (un 78,6 %
se orientan en dirección E-O), buscando maximizar la captación de radiación
solar para que las plantas puedan incrementar su actividad fotosintética.
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
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Gráco 59. Número de descuadres con respecto a una parcela
rectangular. En porcentaje
Gráco 60. Orientación de las cumbreras de los invernaderos.
En porcentaje
Materiales constructivos del invernadero
Los invernaderos que se construyen actualmente tienen en su mayoría
apoyos metálicos, ya sean de tubo de hierro galvanizado o de perles lamina-
dos (Tabla 27). Además, como se comentó anteriormente, muchos agricul-
tores han sustituido los apoyos de madera deteriorados de sus invernaderos
antiguos por soportes metálicos nuevos.

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Tabla 27. Material de construcción de los apoyos del invernadero
Tipo de apoyos interiores Tipos de apoyos perimetrales
Material Madera Tubo Viga Perl Otros Madera Tubo Viga Perl Otros
2013
Plano 4,2 70,8 16,7 4,2 4,1 16,7 25,0 50,0 8,3
Raspa 12,3 79,6 4,9 0,6 2,6 8,0 38,9 50,6 1,9 0,6
Asimétrico 85,7 7,1 7,2 35,7 57,1 7,1 0,1
Multitúnel 87,5 12,5 75,0 25,0
Gótico 100,0 33,3 66,7
Almería 11,0 79,0 5,9 1,4 2,7 8,3 35,5 52,1 3,7 0,5
1997
Comarca Madera Tubo Viga Perl Hormigón Madera Tubo Viga Perl Hormigón
Plano 63,5 30,2 5,4 0,9 53,0 26,3 20,1 0,6
Raspa 44,1 50,7 3,7 1,5 36,6 40,3 23,1
Asimétrico 43,7 43,7 12,6 25,0 31,2 43,8
A dos aguas 47,0 35,3 17,7 29,4 35,3 35,3
Multitúnel 100,0 0,0 100,0 0,0
Almería 56,4 37,0 5,6 1,0 46,4 31,3 21,9 0,4
Evolución de los sistemas de ventilación natural
Los invernaderos de Almería han perfeccionado sus sistemas de ventila-
ción en los últimos 16 años, de forma que se han mejorado los sistemas de
accionamiento de las ventanas laterales (Gráco 61).
Así, en la actualidad el 64,6 % de los invernaderos tiene bandas en las que
se desliza hacia abajo el plástico, que queda entre la doble malla de alambre
vertical (Gráco 62). Aunque este sistema sigue siendo el más empleado, en
1997 lo utilizaban un 87,7 % de los agricultores, hoy día se instalan sistemas
más elaborados como las ventanas enrollables (13,5 %) o las deslizantes con
sistema de accionamiento mecánico (15,8 %).
El análisis de los sistemas de ventilación cenital indica un gran aumento
del porcentaje de invernaderos que disponen de ella, desde el 68,9 % de 1997
hasta el 95,4 % de 2013 (Gráco 62). Además, se observa una gran diversi-
cación de los tipos de ventanas utilizadas, siendo mayoritario el uso de las
ventanas abatibles (65,1 %).
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
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Gráco 61. Evolución de los tipos de ventanas laterales
a lo largo de los últimos 16 años. En porcentaje
2013
V. deslizantes
15,8
Bandas deslizantes
64,7
Sin ventilación lateral
1,4
Otros
3,7
V. abatibles
0,5
V. enrollables
13,5
Fuente: encuesta realizada a agricultores. Elaboración propia.
1997
V. deslizantes
0,4
Bandas deslizantes
87,7
Sin ventilación lateral
0,4
Otros
0,2
V. enrollables
11,3
Fuente: Molina-Aiz (1997).
2004
V. deslizantes
5,8
Bandas deslizantes
89,6
Sin ventilación lateral
0,4
Otros
0,2
V. enrollables
4,0
Fuente: Fernández y Pérez-Parra (2004).

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Gráco 62. Evolución de los tipos de ventanas cenitales
a lo largo de los últimos 16 años. En porcentaje
2013
V. enrollables
0,9
V. abatibles
65,1
Arco centrado
0,9
Mariposa
0,5
V. piramidales
5,1
Abertura cenital
15,3
Supercenit
1,9
Medio arco
2,8
Otros
1,4
Sin ventilación cenital
4,7
V. deslizantes
1,4
Fuente: encuesta realizada a agricultores. Elaboración propia.
1997
Sin ventilación cenital
63,3
V. abatibles
2,5
V. enrollables
0,6
Abertura cenital
33,4
Otros
0,2
Fuente: Molina-Aiz (1997).
2004
Sin ventilación cenital
31,1
Otros
3,1
V. enrollables
4,3
Abertura cenital
35,6
V. abatibles
25,9
Fuente: Fernández y Pérez-Parra (2004).
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
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D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
Del mismo modo, se puede observar cómo se ha reducido el porcentaje
de invernaderos con aberturas de ventilación cenitales jas (del 33,4 % de
1997 al 15,4 % actual), no han aumentado las de tipo enrollable de difícil
automatización y se han instalado nuevos diseños como las ventanas de tipo
piramidal (Gráco 62).
En el caso de los invernaderos multitúnel han surgido diferentes tipos de
ventanas, aunque las más utilizadas siguen siendo las de medio arco que fue-
ron las primeras que se instalaron en este tipo de invernaderos.
La mayoría de los agricultores abren y cierran las ventanas laterales de for-
ma manual (Gráco 63a) y solo un 2,4 % las gestiona de forma automatizada,
correspondiéndose en casi todos los casos de invernaderos de tipo multitúnel.
En las ventanas cenitales (Gráco 63b) se ha extendido mucho más la aper-
tura automatizada (11,2 %) o semiautomatizada con motorreductores que el
agricultor pone en marcha mediante un interruptor manual (2,8 %).
Gráco 63. Sistemas de accionamiento de las ventanas laterales (a)
y cenitales (b)
(a) (b)
Manual
93,4
Semiautomático
1,9
Automático
2,4
Abertura ja
0,5
Otros
0,5
Manual
70,7
Semiautomático
2,8
Automático
11,2
Otros
0,9
Abertura ja
14,4
Supercie de ventilación
La supercie de ventilación disponible es un parámetro que inuye de
forma directa en las condiciones climáticas dentro del invernadero; de forma
que en el tipo Almería la supercie de ventilación disponible junto con la
velocidad del viento, determinan directamente el gradiente térmico entre el
interior y el exterior del invernadero (Molina-Aiz, 2010).

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
El análisis de la evolución de la supercie de ventilación muestra un claro
incremento de la supercie media de ventilación total (A
v
/S
c
) para los inver-
naderos de tipo Almería, mientras que se puede observar una disminución
para los invernaderos de tipo multitúnel. El incremento de supercie en los
invernaderos planos y en raspa y amagado se basa tanto en un ligero incre-
mento de la supercie media instalada, como sobre todo en el gran aumento
del porcentaje de invernaderos que poseen ventilación cenital (Tabla 28).
En el caso de los invernaderos multitúnel se observa una reducción de la
supercie total de ventilación (A
v
/S
c
). Esta disminución se debe a la reducción
de la supercie de ventilación lateral (A
vl
), como consecuencia de la no insta-
lación de ventanas laterales en los frontales del invernadero, y al gran aumento
de la supercie de suelo cubierta (S
c
) por los invernaderos de este tipo (que han
pasado de una supercie media de 7.276 m
2
en 1997 a 12.400 m
2
, Tabla 26).
Tabla 28. Porcentajes medios de supercie de ventilación lateral (A
vl
/S
c
),
ventilación cenital (A
vc
/S
c
) en los invernaderos que constan de ellas (VC)
y porcentaje medio de la supercie de ventilación total (A
v
/S
c
)
para el conjunto de todos los invernaderos
Invernadero/comarcas A
vl
/S
c
A
vc
/S
c
VC A
v
/S
c
A
vl
/S
c
A
vc
/S
c
VC A
v
/S
c
Encuesta 2013 1997
Plano 8,6 4,5 95,8 13,0 9,1 3,4 31,5 8,8
Raspa y amagado 10,4 4,7 88,9 14,5 9,2 4,4 40,7 9,1
Asimétrico 10,5 4,1 85,7 14,5 9,6 8,4 46,7 10,2
Multitúnel cilíndrico 6,6 9,9 100,0 16,5 12,2 8,1 100,0 20,3
Multitúnel gótico/A dos aguas* 1,0 16,0 100,0 16,4 8,7* 3,0* 57,8* 8,3*
Campo de Dalías 8,5 4,9 88,6 9,0 9,3 4,0 40,4 8,3
Campo de Níjar 10,3 6,1 81,4 15,0 10,1 3,3 18,3 8,6
Bajo Andarax 14,5 4,5 89,3 18,6 9,4 3,3 46,1 8,6
Bajo Almanzora 10,1 4,3 100,0 14,3 11,3 5,0 50,0 11,2
Provincia de Almería 10,0 5,1 95,4 14,4 9,1 3,8 36,3 8,9
Es destacable el hecho de que los invernaderos de tipo gótico poseen una
supercie de ventilación lateral (A
vl
/S
c
) extremadamente reducida, además de
por su mayor supercie de suelo cubierta, porque muchos de ellos carecen de
este tipo de ventanas. Los agricultores piensan que los insectos plaga pueden
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
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D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
entrar con más facilidad a través de estas ventanas que por las cenitales situa-
das a gran altura, por lo que en muchos casos prescinden de ellas. Esto supone
un grave problema en condiciones de viento débil y elevadas temperaturas,
pues al no disponer de ventanas laterales se reduce el ujo de aire por efecto
de la otabilidad del aire caliente.
La capacidad de ventilación de los invernaderos es un elemento que necesi-
ta mejorar, puesto que aún sigue siendo muy deciente, con un valor medio del
14,4 % (Gráco 64), lejos del valor mínimo del 30 % de la supercie cubierta
A
v
/S
c
necesaria para una correcta ventilación (Molina-Aiz, 2010), o incluso del
valor recomendado del 25 % en el Reglamento de Producción Integrada.
Para lograr aumentar la supercie al nivel necesario en los invernaderos
de tipo Almería en raspa y amagado se deberían instalar aperturas cenitales en
las cumbreras de todos los módulos y aumentar la supercie de las aberturas
laterales al máximo posible en las cuatro bandas del invernadero (Figura 148).
Para obtener una adecuada tasa de renovación de aire en los invernaderos
(R=45 h
–1
), y limitar el gradiente térmico a unos 5 ºC sería necesario, aumen-
tar la supercie de ventilación a un 35 % de la supercie cubierta, para com-
pensar las disminuciones de caudal ocasionadas por las mallas anti-insectos y
el cultivo (Molina-Aiz, 2010).
Gráco 64. Supercies de ventilación lateral, cenital
y total de los diferentes tipos de invernaderos. En porcentaje

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Figura 148. Esquema del invernadero tipo Almería con las ventanas
necesarias para alcanzar una supercie de ventilación
del 35 % de la supercie cubierta
Fuente: Molina-Aiz (2010).
Sistemas pasivos de protección contra plagas
La gran mayoría de invernaderos de Almería dispone de algún tipo de
mallas anti-insectos como sistema de protección pasivo contra la entrada de
insectos plaga (Gráco 65). La más utilizada en las ventanas cenitales es la
de 15 × 30 hilos/cm
2
(Gráco 65b), aunque la obligatoria en la legislación
andaluza por la que se establecen las medidas de control obligatorias en la
lucha contra las enfermedades víricas en los cultivos hortícolas (ORDEN de
12 de diciembre de 2001, BOJA núm. 3 Sevilla, 8 de enero 2002) es la de
10 × 20 hilos/cm
2
. El empleo de este tipo de mallas es igualmente obligatorio
en el Reglamento Especíco de Producción Integrada de Cultivos Hortícolas
Protegidos comentado anteriormente.
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
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Gráco 65. Densidad de las mallas anti-insectos utilizados
en las ventanas laterales (a) y cenitales (b)
de los invernaderos de Almería encuestados. En porcentaje
(a)
10x20 hilos/cm
2
25,6
15x30 hilos/cm
2
58,3
10x16 hilos/cm
2
9,4
Otra
4,5
Ninguna
0,9
(b)
10x16 hilos/cm
2
11,0
10x20 hilos/cm
2
22,5
Ninguna
4,6
15x30 hilos/cm
2
56,0
Otra
5,0
En las ventanas laterales sometidas a una mayor presión de trips, las ma-
llas más utilizadas son más densas (15×30 hilos/cm
2
) que las exigidas por las
normas anteriormente comentadas (Gráco 65).
Las mallas de 10×16 hilos/cm
2
se utilizan en un 9,4 % de las ventanas la-
terales y en un 11 % de las ventanas cenitales (Gráco 65). Aunque estas mallas
tienen menos densidad que las indicadas por la normativa andaluza, su uso está
autorizado por esta en el caso de una deciente ventilación del invernadero.
En cuanto al tipo de material utilizado para la confección de las mallas,
se reparten a partes iguales las mallas de polietileno de alta densidad (PEad)
de coloración negra y las de hilos semitransparentes o blancas (Gráco 66),

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
siendo estas últimas mucho menos utilizadas en el Campo de Dalías (36 %)
en las ventanas cenitales y en el Bajo Almanzora en la laterales que en las otras
tres comarcas (66-80 %). Las mallas blancas presentan una trasparencia a la
radiación solar en torno al 75 %, mientras que las de color negro suelen tener
transmisividades inferiores al 30 %.
Gráco 66. Color de las mallas anti-insectos en las ventanas laterales (a)
y cenitales (b)
a) Ventanas laterales
b) Ventanas cenitales
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
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Otra de las medidas de protección pasiva obligatorias en la normativa anda-
luza para la protección contra enfermedades víricas son las dobles puertas. Así,
el 94 % de los invernaderos de Almería pose doble puerta, siendo la comarca del
Bajo Almanzora en la que menos se utilizan con un 78 % (Gráco 67).
Gráco 67. Porcentajes de invernaderos encuestados con doble puerta
Materiales de cubierta del invernadero
El análisis de la evolución de los materiales de cubierta muestra como,
desde 1997 hasta la actualidad, se ha producido un cambio importante (G-
co 68). Las láminas de polietileno de baja densidad (PEbd) con un espesor
de 720 galgas cubrían un 55 % de los invernaderos muestreados en 1997. Sin
embargo, las láminas tricapa de coextrusión PE-EVA-PE con un espesor de
800 galgas, con aditivos para mejorar su efecto térmico, se utilizan de forma
mayoritaria en la actualidad (en un 93,8 % de los invernaderos muestreados).
En 1997 la distribución de los diferentes materiales de cubierta era más
heterogénea, de forma que el PEbd de 800 galgas, que era el cuarto menos
utilizado, representaba el 8,6 % de los invernaderos. Sin embargo, el plástico
tricapa de 800 galgas, que ahora es el segundo tipo más usado, solo se instala
en un 2,8 % de los invernaderos.
Además del plástico tricapa con propiedades térmicas, se utilizan en mu-
cha menor medida los tricapa antigoteo y fotoselectivos, con porcentajes del
1,4 y del 0,9 %, respectivamente.

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Gráco 68. Evolución de los materiales de cubierta
a lo largo de los últimos 16 años: encuestas de 2013 (a) y 1997 (b).
En porcentaje
2013 (a)
Tricapa térmico-800
93,8
Tricapa fotoselectivo-800
0,9
PEbd-720
0,5
Tricapa antigoteo-800
1,4
Otros
0,6
Tricapa-800
2,8
1997 (b)
Tricapa-800
16,0
PEbd-720
55,5
PEbd térmico-800
19,1
Otros
0,8
PEbd-800
8,6
En cuanto a la coloración del lm también existe una gran homogenei-
dad, ya que el 96,2 % de los agricultores utiliza plástico transparente de color
blanco (el 100 % en el Bajo Andarax, el Campo de Dalías y el Campo de Ní-
jar), el 2,8 % plástico amarillo y el 0,5 % de color verde, concentrados estos
dos tipos únicamente en la comarca del Bajo Andarax.
La procedencia del plástico del invernadero es muy variada, aunque uno
de los fabricantes acapara el 42 % del mercado, el segundo un 13 % y el resto
entre un 2 y un 8 % (Gráco 69).
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
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Gráco 69. Procedencia del plástico utilizado
por los agricultores encuestados. En porcentaje
La duración del plástico de cubierta es de 3 años en el 92 % de los agri-
cultores encuestados, aunque pueden llegar a mantenerse hasta 4-5 años, ob-
teniéndose mayores duraciones en el Campo de Níjar.
En el precio del material de cubierta se observa una clara variación en
función de la comarca en la que se encuentra el invernadero. El precio del
plástico resulta ser más caro en la comarca del Bajo Andarax, seguido del
Campo de Dalías y del Campo de Níjar, obteniéndose el menor coste en el
Bajo Almanzora. Además, esta variación se observa tanto para el precio in-
dicado en €/m
2
por algunos agricultores, como en €/kg facilitado por otros
agricultores diferentes (Gráco 70).
El 95 % de los agricultores contrata a cuadrillas especializadas para cam-
biar el plástico en los invernaderos (siendo el 100 % en el Bajo Andarax y el
Bajo Almanzora), mientras que solo el 2,3 % lo instala él mismo con la ayuda
de los agricultores vecinos.

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Gráco 70. Coste medio del plástico de cubierta
0,0
0,5
1,0
1,5
2,0
2,5
3,0
3,5
4,0
Bajo Andarax Campo de DalíasCampo de Níjar Bajo Almanzora Prov. de Almería
€/m
2
€/kg
2
Blanqueo de la cubierta del invernadero
La inmensa mayoría de los agricultores de Almería (99 %) blanquea la
cubierta del invernadero para aumentar el coeciente de reexión de ésta a
la radiación solar, lo que permite reducir el aporte de energía que calienta el
invernadero en las horas centrales del día.
La mayoría de los agricultores encuestados utiliza carbonato cálcico mi-
cronizado (Blanco de España) para blanquear la cubierta del invernadero
(88,1 %), mientras que una cuarta parte además le añade adhesivo (Gráco
71) para mejorar su permanencia sobre la cubierta del invernadero. Muy po-
cos agricultores añaden encalado de 3 meses (2,4 %). No se observan grandes
variaciones entre las diferentes comarcas productoras en cuanto al uso del
encalado con adhesivo.
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
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Gráco 71. Productos usados en el blanqueo de la cubierta
de los invernaderos. En porcentaje
La aplicación del producto se realiza mediante sistemas de pulveriza-
ción con lanza y boquillas que permiten dirigir el ujo, lo que origina que
la distribución nunca sea totalmente uniforme. Mediante la dosicación
del carbonato cálcico en el agua se puede regular la intensidad del sombreo
(la transmisividad de la cubierta). La dosis empleada varía mucho según las
comarcas (Gráco 72), utilizando mayores valores en el Campo de Dalías
(0,43-0,46 kg/ha) y el Campo de Níjar (0,34-0,37 kg/ha). En estas dos co-
marcas se aprecia además como los agricultores reducen la dosis de blanqueo
conforme aumenta la edad del plástico puesto que éste pierde transmisividad
con el tiempo. En el Bajo Almanzora y el Bajo Andarax se utilizan concentra-
ciones mucho más pequeñas de carbonato cálcico y con menor variación en
función de la antigüedad del plástico.
Los agricultores realizan el blanqueo (Gráco 73) al inicio de los cultivos
de otoño-invierno (agosto) y de primavera-verano (febrero, marzo y abril).
La mayor parte de los agricultores limpia la cubierta del invernadero (G-
co 74) cuando la radiación solar es insuciente (principalmente al nal del
otoño o inicio del invierno) mediante agua a presión (38,5 %) o cepillo con
agua (29,8 %). También se está generalizando el uso de máquinas de limpieza
que cepillan de forma automática el plástico (11,1 %). En algunos casos simple-
mente dejan que la lluvia lave de forma natural el carbonato cálcico (17,9 %).

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Gráco 72. Dosis usada en el blanqueo en las diferentes comarcas
y según la edad del plástico. En kg/ha
Gráco 73. Agricultores que blanquean
en los diferentes meses de cultivo. En porcentaje
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
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Gráco 74. Sistemas de limpieza de la cubierta
4.8. Sistemas de control climático
Uno de los aspectos que puede mejorar la productividad de los cultivos
agrícolas es el uso de activos de control climático. Sin embargo, los elevados
costes energéticos que llevan asociados algunos de estos sistemas, como por
ejemplo la calefacción, junto con el estancamiento de los precios de venta de las
frutas y hortalizas, hacen difícil su incorporación generalizada en el sector.
Sistemas automáticos de gestión del clima
El uso de los sistemas de gestión del clima mediante microprocesadores
y ordenador (Gráco 75) está íntimamente ligado al nivel de tecnología del
control climático instalado en el invernadero. Del mismo modo, la instalación
de sistemas de pantallas térmicas o de calefacción está directamente relaciona-
da con el tipo de estructura. Así, los invernaderos tipo multitúnel cilíndricos
o góticos suelen disponer de más equipos que deben ser gestionados por un
controlador del clima. De esta forma el 94 % de los invernaderos multitúnel
muestreados dispone de estos equipos, mientras que solo el 14,3 % de los
asimétricos o el 9,9 % de los raspa y amagado los utilizan. También se puede
destacar, como era previsible, que ninguno de los agricultores con invernade-
ros de tipo plano dispone de esta tecnología.

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
En cuanto al reparto por comarcas, un 19 % de los invernaderos del
Campo de Níjar y un 15 % de los del Campo Dalías disponen de contro-
ladores climáticos, mientras que no existen en ninguno de los invernaderos
analizados en las comarcas del Bajo Andarax y Bajo Almanzora.
Gráco 75. Invernaderos equipados con controlador climático.
En porcentaje
Sistemas de ahorro de energía móviles
El uso de pantallas térmicas para reducción de las pérdidas de energía
radiativa durante la noche se restringe a sólo el 2,4 % de los invernaderos
encuestados. Un 25 % de los invernaderos con pantallas térmicas eran de tipo
multitúnel con calefacción de aire por combustión directa y con controlador
climático. El 75 % restante son invernaderos en raspa y amagado sin calefac-
ción ni gestión del clima con microprocesador.
Del mismo modo, sólo el 1,9 % de los agricultores encuestados dispone de
mallas de sombreo para controlar la radiación solar incidente a lo largo del día.
Es destacable que se trata de invernaderos en raspa y amagado sin calefacción ni
controlador climático (75 %) o góticos con sistema de gestión del clima (25 %).
Por tanto, un 94,8 % no utiliza ningún tipo de malla o pantalla térmica.
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
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Sistemas de ventilación forzada
La gran mayoría de los invernaderos de Almería no utiliza ningún siste-
ma de ventilación forzada (92 %), debido a que estos sistemas implican una
fuerte inversión y, sobre todo, conllevan un elevado consumo de energía eléc-
trica, con el consiguiente incremento en los costes de producción. Así, solo un
4,2 % de los invernaderos encuestados está dotado de extractores de aire para
realizar ventilación forzada e incrementar el nivel de renovación de aire cuan-
do la velocidad del viento es baja y la ventilación natural es insuciente. Del
mismo modo, un escaso 3,3 % de los invernaderos dispone de ventiladores den-
tro del invernadero (desestraticadores) para mover y recircular el aire interior
con el objetivo de obtener unas condiciones micro-climáticas más homogéneas.
Es destacable que sólo un 9 % de los invernaderos multitúnel (incluyen-
do cilíndricos y góticos) utiliza ventiladores desestraticadores y ninguno de
ellos extractores. También es llamativo como un 4,3 % de los invernaderos
planos encuestados utiliza extractores, posiblemente para intentar paliar la
ineciencia de su sistema de ventilación natural. Este porcentaje es muy pa-
recido para el caso de los invernaderos en raspa y amagado que disponen de
extractores (3,7 %) concentrados en el Bajo Andarax. En esta comarca un 11
% del total de invernaderos instala extractores. Un porcentaje equivalente de
los invernaderos en raspa y amagado (3,1 %) instala pequeños ventiladores
desestraticadores, sobre todo en el Campo de Níjar, dónde un 7 % del total
de invernaderos muestreados está dotados de estos equipos.
Sistemas de refrigeración por evaporación de agua
El sistema de control climático activo más extendido en los invernaderos
de Almería es la refrigeración por evaporación de agua mediante redes jas
de nebulización, de las que disponen un 19,3 % de los invernaderos, princi-
palmente con sistemas de agua a baja presión (Gráco 76). Este sistema está
sobre todo incorporado en los invernaderos del Campo de Dalías, donde un
23 % de ellos lo utiliza, en contraste con el 2 % del Campo de Níjar, o la
inexistencia en las comarcas del Bajo Andarax y Bajo Almanzora.
El uso de la nebulización no parece estar exclusivamente relacionado con
el tipo de estructura, puesto que los porcentajes de utilización esta técnica
varían entre el 16,7 % de los invernaderos planos al 22 % de los multitúnel
de cubierta semicilíndrica. En el caso de los invernaderos de tipo gótico su

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
uso llega a ser del 66,7 %. Probablemente es debido a que esta técnica no
requiere de hermeticidad del invernadero, para de esta manera evitar que se
sature de vapor de agua la mezcla de aire húmedo y pueda seguir refrigerando
el ambiente.
Gráco 76. Sistemas de refrigeración por evaporación de agua
en los invernaderos de Almería. En porcentaje
Sistemas de calefacción
En el mismo sentido que los sistemas de ventilación o de refrigeración eva-
porativa, la implantación de sistemas de calefacción es aún muy minoritaria en
los invernaderos de Almería, siendo solo del 8,4 %. El sistema más difundido
es la calefacción por combustión indirecta (3,3 %) mediante calefactores dota-
dos de intercambiador de calor y chimenea para evacuación de gases fuera del
invernadero. El segundo sistema más utilizado son los denominados cañones
o calefactores de combustión directa (2,8 %) que presentan el inconveniente
de descargar los humos procedentes de la combustión dentro del invernadero
pero con la ventaja de un rendimiento térmico del 100 %.
Los sistemas de calefacción mediante tuberías de agua caliente sólo se han
encontrado en un 0,5 % de los invernaderos encuestados, lo que da idea de su
baja implantación en el sector. Posiblemente su poca difusión se deba princi-
palmente a la gran inversión necesaria para su instalación, justicable sólo para
un uso continuado durante gran parte del periodo de cultivo, algo que por lo
general no es necesario en la provincia de Almería debido a su clima cálido.
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
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Este sistema de control climático sí está estrechamente ligado al tipo de
estructura, ya que el 66,7 % de los multitúnel dispone de calefacción, mientras
que en el caso de los invernaderos en raspa y amagado es de sólo un 4,9 %. Tam-
bién es destacable cómo el 50 % de los invernaderos con sistemas de calefacción
está dotado de controladores climáticos para su gestión automatizada.
En cuanto a los combustibles utilizados por los sistemas de calefacción, el
más empleado es el gasóleo, que supone el 68,8 % del conjunto de invernade-
ros calefactados (Gráco 77), seguido del gas natural y del gas propano, cada
uno de ellos con un 12,5 % de las instalaciones.
Cabe hacer especial mención al uso de cáscara de almendra como com-
bustible, por ejemplo en sistemas de calefacción por aire mediante horno con
tubos de circulación forzada de aire impulsado por extractores. Almería es una
provincia productora tanto de cáscara de almendra como de hueso de aceitu-
na, dos biocombustibles que pueden llegar a ser una alternativa de futuro para
calefactores de aire utilizados como sistema de seguridad, en caso de peligro de
bajadas bruscas de temperaturas, algo que suele ocurrir en Almería cada década.
Gráco 77. Combustibles empleados en los sistemas de calefacción.
En porcentaje
Gasóleo
5,2
Gas natural
1,0
Propano
1,0
Cáscara de almendra
0,5
Gasóleo
68,8
Cáscara de almendra
6,3
Propano
12,5
Gas natural
12,5
Sin calefacción
91,6

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Técnicas de ahorro energético
A diferencia de los de calefacción, los sistemas de ahorro de energía sí
parecen estar extendidos entre los invernaderos de Almería, de forma que
el 43,9 % de los encuestados dispone de algún método de reducción de las
pérdidas de energía, durante el periodo invernal principalmente (Gráco 78).
El sistema más utilizado es la manta térmica que se extiende sobre el culti-
vo, bien directamente o sobre los propios tutores del mismo, empleándose en
un 26,2 % de los invernaderos, sobre todo en el Bajo Almanzora donde es usado
por un 65 %, debido al mayor riesgo de heladas existente en esta comarca.
De igual forma, el uso de túneles de semiforzado (microtúneles o tuneli-
llos) de láminas de polietileno se utiliza principalmente en el Bajo Almanzora
(en un 18 % de los invernaderos), suponiendo en el conjunto de la provincia
un 6,0 % del total.
El segundo sistema más utilizado es el de dobles paredes, disponible en el
13 % de los invernaderos del Campo de Dalías, lo que supone un 9,7 % del
total provincial.
Gráco 78. Técnicas de ahorro energético utilizadas
en los invernaderos de Almería. En porcentaje
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Sistemas de control climático avanzado
Ninguno de los encuestados utiliza sistemas de control climático avanza-
do como la inyección de CO
2
o la iluminación articial. Aunque el enrique-
cimiento carbónico es una técnica implantada en Almería, su uso se restringe
a menos de una docena de invernaderos multitúnel o venlo.
4.9. Análisis de costes y benecios
En el análisis de la rentabilidad de las explotaciones, aparece nuevamen-
te la importancia de la especialización. La zona más especializada, la comarca
del Bajo Andarax gracias al cultivo de tomate, obtiene el mayor margen bruto:
3,2 €/m
2
. La media provincial tiene unos ingresos de 7,01 €/m
2
y unos gastos de
4,12 €/m
2
(Gráco 79), por el que su margen es de 2,89 €/m
2
. Por otro lado, la
media provincial del margen bruto por campaña agrícola ha sido de 39.083 €.
Cada comarca tiene su producto estrella, así el 96 % de los agricultores
del Bajo Andarax ha declarado que el cultivo que le proporciona mayores be-
necios es el tomate. Con porcentajes no tan altos para el resto de comarcas,
los cultivos más rentables han sido: pimiento (38 %) en el Campo de Dalías,
tomate (34 %) en el Campo de Níjar y otra vez tomate (44 %) en el Bajo Al-
manzora. Se puede observar nuevamente la especialización de estas comarcas
en los cultivos de pimiento y tomate.
El 44 % de los agricultores no recibe ninguna subvención, porcentaje que
coincide con los que tampoco recurren a nanciación externa (Gráco 80),
siendo la comarca menos endeudada la del Bajo Andarax (57,1 %).
No obstante, más de la mitad de los agricultores de la provincia requiere
nanciación, concretamente el 56,3 % de los mismos (Gráco 81). Merece
la pena destacar la importante labor de apoyo que siempre ha tenido con el
sector Cajamar Caja Rural, que es la primera caja rural y cooperativa de cré-
dito española y que, según este trabajo, en Almería nancia al 76 % de las
explotaciones de invernaderos que lo requieren.
Por otro lado, la mitad de los encuestados tiene pensado hacer mejoras en
su explotación a corto plazo, por lo que posiblemente requerirán ser nanciados.

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Gráco 79. Ingresos y gastos a lo largo de la campaña. En €/m
2
Gráco 80. Procedencia de las subvenciones
obtenidas por los agricultores encuestados. En porcentaje
tiene
concedida subvención
57
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
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Gráco 81. Entidades que nancian a los agricultores encuestados.
En porcentaje
4.10. Mano de obra
Más del 40 % de los costes de la explotación se pueden imputar a la mano
de obra, que es el mayor de todos ellos. El 64 % de la mano de obra es con-
tratada y de ella un 90,4 % inmigrante (Gráco 82).
La plantilla media es de 5 trabajadores por explotación, recurriendo ma-
yoritariamente a empleados jos discontinuos (Gráco 83).
Gráco 82. Mano de obra empleada por los agricultores encuestados.
En porcentaje

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Gráco 83. Características de la mano de obra empleada
por los agricultores encuestados
Mayoritariamente los agricultores han declarado no tener preferencia al-
guna a la hora de contratar mano de obra (69,9 %), siendo en todo caso el
criterio más importante conocer a la persona que emplean (Gráco 84).
La mano de obra contratada es en un 35 % de los casos requerida para las
labores de recolección de las frutas y hortalizas (Gráco 85).
Gráco 84. Preferencias para contratar personal. En porcentaje
Por sexo
7,9
Ns/Nc
1,4
Ninguna
69,9
Por edad
1,9
Conocidos
11,0
Inmigrantes
7,9
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
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Gráco 85. Labores para las que contrata a personal eventual.
En porcentaje
Siembra
19,4
Limpieza
17,3
Tu torado
17,3
Preparación del terreno
11,3
Recogida
34,6
5. Perles más rentables
Para obtener los perles medios de las explotaciones más rentables en
cada comarca agrícola, se han utilizado los datos de las tres últimas campañas
(desde 2010/11 hasta 2012/13) y se ha efectuado la media de las diez mejores
explotaciones. Para las preguntas de carácter cualitativo, se ha especicado el
número de respuestas de cada tipo o en su defecto se ha considerado el valor
más frecuente (moda).
Para evitar la posible distorsión que sobre la caracterización de las infraes-
tructuras productivas más ecientes, pudiera provocar la efectividad comercial
de las empresas que ponen los productos en el mercado (que podría ser otro
enfoque del estudio), se ha decidido trabajar además con un patrón homogé-
neo. Para ello, hemos utilizado los rendimientos (kg/m
2
) de cada explotación
concreta, para cada cultivo, ciclo y campaña; pero considerando los precios
medios mensuales de venta en cada periodo concreto de recolección (en fun-
ción del tipo de cultivo y ciclo), facilitados por el Observatorio de Precios y
Mercados de la Junta de Andalucía. No obstante, no se han observado grandes
variaciones entre los ingresos medios brutos declarados por los agricultores y
los calculados para sus explotaciones utilizando como patrón homogéneo el
Observatorio de Precios y Mercados.

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Por otro lado, hemos analizado el perl de las diez mejores explotaciones
según el rendimiento productivo medio obtenido en las tres campañas anali-
zadas. Para ello se ha estudiado independientemente cada una de las combi-
naciones de cultivos, por campaña, que han aparecido con mayor frecuencia
en la muestra:
Dos ciclos cortos de tomate.
Tomate de ciclo largo.
Pimiento en otoño-invierno y melón en primavera-verano.
Pimiento en otoño-invierno y sandía en primavera-verano.
Pimiento de ciclo largo.
Pepino en otoño-invierno y sandía en primavera-verano.
Pepino en otoño-invierno y melón en primavera-verano.
Dos ciclos cortos de calabacín.
Calabacín en otoño-invierno y sandía en primavera-verano.
Calabacín en otoño-invierno y melón en primavera-verano.
Berenjena en otoño-invierno y sandía en primavera-verano.
Berenjena de ciclo largo.
5.1. Perl medio de la explotación con mayores ingresos
medios estimados, por comarcas
El perl medio del agricultor que ha obtenido mayores ingresos en su
explotación, tiene una edad superior a 42 años, posee gran experiencia, más
de 25 años, es el propietario de la nca y se dedica a tiempo completo a
ella. En todas las comarcas las explotaciones más rentables utilizan lucha
integrada e injertos.
La combinación de invernadero tipo Almería y cultivos enarenados con-
tinúa después de 50 años gozando de una excelente salud, puesto que es la
alternativa que mayoritariamente se ha mostrado más rentable. Las estructur-
que han presentado un mejor comportamiento han incrementado su altura y
poseen ventilación cenital en al menos la mitad de las cumbreras.
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S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
La importancia del cooperativismo también ha quedado plasmada en este
estudio, de manera que los agricultores con más de 10 años de pertenencia a
este tipo de estructura comercial han obtenido un mejor resultado.
Por otro lado, todas las ncas de máxima rentabilidad están sometidas a
varios sistemas de certicación. (Ver Tablas 29, 30, 31 y 32; pp. 336-343).
5.2. Perl medio de la explotación con mayores rendimientos
productivos por campaña, en funcion de la combinación de cultivos
y ciclos utilizados
En este apartado presentamos el perl medio de las diez explotaciones
que han obtenido mayor rendimiento productivo (kg/m
2
), en función de los
cultivos que han utilizado en cada campaña. En todos los casos se han anali-
zado los datos de las tres últimas campañas (desde 2010/11 hasta 2012/13).
Se ha realizado una cha resumen de cada una de las doce combinaciones
de cultivos que más frecuentemente han aparecido en la muestra.
El invernadero tipo Almería continúa en este análisis mostrando su buen
comportamiento en todas las combinaciones de cultivos. Solo en los ciclos
largos, especialmente los de tomate, adquieren relevancia estructuras de tipo
multitúnel; que también aparecen en algunas especialidades como las de pe-
pino, donde a veces se utiliza también calefacción. (Ver Tablas 33, 34, 35, 36,
37, 38, 39, 40, 41, 42, 43, 44; pp. 344-367).

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Tabla 29. Perl de la explotación con mejor ingreso bruto estimado en el Campo de Dalías
RENTABILIDAD BRUTA
Estimación Datos declarados por el productor en la campaña 2012/2013
Ingreso medio
estimado (µ
3
) €/m
2
Ingresos
medios €/m
2
Gastos corrientes
medios €/m
2
Margen bruto
€/m
2
¿Percibe alguna
subvención?
¿Ha solicitado
nanciación ajena?
6,9 Ciclos cortos
10,2 Ciclo largo
9,5 6,6 2,9 Sí (6/10) - OPFH Algo (4/10)
PERFIL DEL PRODUCTOR
Edad media Experiencia Titularidad de la nca Nivel de estudios Dedicación a la nca
46 27 Propietario Básicos Agricultor a TC
DATOS DE CULTIVOS
Campañas Cultivo/s Ciclo/s
Rendimiento medio
(kg/m
2
)
Orientación líneas
de cultivo
Plantas
por m
2
¿Realiza
análsis
foliares?
¿Utiliza
alternativas
a tosanitarios?
¿Utiliza
injertos?
2010/2011
a 2012/2013
Otoño: tomate; pimiento california; pepino
Primavera: calabacín; melón; sandía
Largo: pimiento tipo ramiro; tomate
cortos
y largo
Otoño: 14,0 tomate; 7,8 pimiento california;
12,5 pepino
Primavera: 7,5 calabacín; 8,0 sandía;
5,3 melón
Largo: 18,0 pimiento tipo ramiro; 18,0 tomate;
9,0 tomate cherry
Longitudinal (8/10)
Perpendicular (2/10)
1,1 tomate
0,6 pepino
1,4 pimiento
0,3 sandía
Sí, coop.
Lucha
integrada
(tomate
y sandía)
DATOS DEL SUELO
Tipo de suelo ¿Realiza desinfección del suelo? ¿Realiza retranqueo? Supercie y frencuencia Tipo de abono ¿Realiza análisis de suelo? ¿Aporta ácidos húmicos?
Hidropónico (4/10)
Arenado (6/10)
Sí, solarización y desinfección
anualmente
Sí (6/10) Carillas / cada 3-4 años
Oveja (4/10)
Preparados (2/10)
Sí (9/10)
SISTEMA DE RIEGO
Agua de pozo propio (%) Coste medio total €/m
3
Conductividad media total (dS/m)
0 0,3 0,9
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
DATOS DE COMERCIALIZACIÓN
¿Dónde vende?
¿Lleva
al mismo sitio?
¿Es socio de alguna
cooperativa?
¿Años
de socio?
¿Recurre
a asesoramiento?
Tipo
de asesoramiento
¿Arregla el género
usted mismo?
Tiempo de recolección
para arreglar el género (%)
Sistemas
de certicación
Cooperativa (8/10)
SAT (2/10)
>10 Siempre Cooperativa No (8/10)
Global Gap,
UNE-155.000,
Naturane
y prod. integrada
DATOS SOBRE LA ESTRUCTURA DEL INVERNADERO
Antigüedad (años) Tipo de invernadero Orientación Supercie (m
2
)
Materia
de la cubierta
Tipos
de apoyos
Altura máxima
(cumbrera)
Altura mínima
(Bajo Canal)
11
Raspa y amagado (5/10)
Asimétrico (2/10)
Multitúnel (2/10)
Parral plano (1/10)
Norte a Sur (7/10) 14.242 Plástico tricapa
Tubo
metálico
4,6 (R-A)
4,4 (Asimétrico)
7,7 (Multitúnel)
3,5 (Plano)
3,6 (R-A)
3,5 (Asimétrico)
5,5 (Multitúnel)
3,5 (Plano)
Tipo
de ventana cenital
Ventanas
por capilla (%)
Superf. con ventilación
cenital (%)
Tipo
de ventana lateral
Núm. de ventanas
laterales
Superf. con ventilación
lateral (%)
Ventilación
total (%)
Abatible (5/10)
Fijas (2/10)
Supercénit (2/10)
62,3 4,9
Bandas deslizantes (4/10)
Poleas (3/10)
Enrollable (2/10)
4 (8/10) 6,5 11,4
SISTEMA DE CONTROL CLIMÁTICO
¿Posee controlador
climático?
¿Posee algún sistema
de ventilación forzada?
¿Posee algún sistema de refrigeración
por evaporación de agua?
¿Sistema de calefacción?
No No No No
DATOS DE LA MANO DE OBRA
¿Propia o ajena? ¿Vinculación de la mano de obra ajena? Utilización de la mano de obra ajena
Ajena (8/10) 30 % eventuales; 47 % jos disc. Recogida
Tabla 29 (cont.). Perl de la explotación con mejor ingreso bruto estimado en el Campo de Dalías

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Tabla 30. Perl de la explotación con mejor ingreso bruto estimado en el Bajo Andarax
RENTABILIDAD BRUTA
Estimación Datos declarados por el productor en la campaña 2012/2013
Ingreso medio
estimado (µ
3
) €/m
2
Ingresos
medios €/m
2
Gastos corrientes
medios €/m
2
Margen bruto
€/m
2
¿Percibe alguna
subvención?
¿Ha solicitado
nanciación ajena?
8,0 Ciclos cortos
11,1 Ciclo largo
8,1 4,6 3,5 Sí (6/10) - OPFH Algo (4/10)
PERFIL DEL PRODUCTOR
Edad media Experiencia Titularidad de la nca Nivel de estudios Dedicación a la nca
46 24 Propietario FP Agricultor a TC
DATOS DE CULTIVOS
Campañas Cultivo/s Ciclo/s
Rendimiento medio
(kg/m
2
)
Orientación líneas
de cultivo
Plantas
por m
2
¿Realiza
análsis
foliares?
¿Utiliza alternativas
a tosanitarios?
¿Utiliza
injertos?
2010/2011
a 2012/2013
Otoño: tomate
Primavera: tomate
Largo: tomate; tomate cherry
2 cortos (6/10)
1 largo (4/10)
Otoño: 9,0 tomate
Primavera: 11,4 tomate
Largo: 17,9 tomate; 14,0 tomate cherry
Longitudinal (4/10)
Perpendicular (5/10)
1,4 tomate Sí, coop.
Lucha integrada;
control biológico
(tomate)
DATOS DEL SUELO
Tipo de suelo ¿Realiza desinfección del suelo? ¿Realiza retranqueo? Supercie y frencuencia Tipo de abono ¿Realiza análisis de suelo? ¿Aporta ácidos húmicos?
Hidropónico (1/10)
Arenado (9/10)
Sí, desinfección cada dos años Sí (5/10) Carillas / cada 2-3 años Oveja y vacuno Sí (7/10)
SISTEMA DE RIEGO
Agua de pozo propio (%) Coste medio total €/m
3
Conductividad media total (dS/m)
13,0 0,3 2,8
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
DATOS DE COMERCIALIZACIÓN
¿Dónde vende?
¿Lleva
al mismo sitio?
¿Es socio de alguna
cooperativa?
¿Años
de socio?
¿Recurre
a asesoramiento?
Tipo
de asesoramiento
¿Arregla el género
usted mismo?
Tiempo de recolección
para arreglar el género (%)
Sistemas
de certicación
Cooperativa >10 Siempre Cooperativa Sí (6/10) 35,0
Global Gap,
UNE-155.000,
Naturane
y prod. integrada
DATOS SOBRE LA ESTRUCTURA DEL INVERNADERO
Antigüedad (años) Tipo de invernadero Orientación Supercie (m
2
)
Materia
de la cubierta
Tipos
de apoyos
Altura máxima
(cumbrera)
Altura mínima
(Bajo Canal)
12
Raspa y amagado (5/10)
Asimétrico (2/10)
Parral plano (3/10)
Norte - Sur (5/10) 8.025 Plástico tricapa
Tubo
metálico
4,9 (R-A)
4,6 (Asimétrico)
3,3 (Plano)
3,7 (R-A)
3,3 (Asimétrico)
3,3 (Plano)
Tipo
de ventana cenital
Ventanas
por capilla (%)
Superf. con ventilación
cenital (%)
Tipo
de ventana lateral
Núm. de ventanas
laterales
Superf. con ventilación
lateral (%)
Ventilación
total (%)
Abatible (6/10)
Fijas (3/10)
67,2 6,1 Bandas deslizantes 4 12,2 18,3
SISTEMA DE CONTROL CLIMÁTICO
¿Posee controlador
climático?
¿Posee algún sistema
de ventilación forzada?
¿Posee algún sistema de refrigeración
por evaporación de agua?
¿Sistema de calefacción?
No No No No
DATOS DE LA MANO DE OBRA
¿Propia o ajena? ¿Vinculación de la mano de obra ajena? Utilización de la mano de obra ajena
Ajena y propia 12 % eventuales; 68 % jos disc. Recogida
Tabla 30 (cont.). Perl de la explotación con mejor ingreso bruto estimado en el Bajo Andarax

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Tabla 31. Perl de la explotación con mejor ingreso bruto estimado en el Campo de Níjar
RENTABILIDAD BRUTA
Estimación Datos declarados por el productor en la campaña 2012/2013
Ingreso medio
estimado (µ
3
) €/m
2
Ingresos
medios €/m
2
Gastos corrientes
medios €/m
2
Margen bruto
€/m
2
¿Percibe alguna
subvención?
¿Ha solicitado
nanciación ajena?
5,6 Ciclos cortos
13,9 Ciclo largo
8,4 5,4 3,0 Sí (7/10) - OPFH Frecuente (7/10)
PERFIL DEL PRODUCTOR
Edad media Experiencia Titularidad de la nca Nivel de estudios Dedicación a la nca
42 25 Propietario Básicos Agricultor a TC
DATOS DE CULTIVOS
Campañas Cultivo/s Ciclo/s
Rendimiento medio
(kg/m
2
)
Orientación líneas
de cultivo
Plantas
por m
2
¿Realiza
análsis
foliares?
¿Utiliza alternativas
a tosanitarios?
¿Utiliza
injertos?
2010/2011
a 2012/2013
Otoño: tomate
Primavera: tomate; sandía
Largo: tomate cherry
Ciclos
cortos
y largo
Otoño: 7,7 tomate; 6,0 tomate cherry
Primavera: 7,2 sandía
Largo: 13,5 tomate cherry
Longitudinal (7/10)
Perpendicular (3/10)
0,9 tomate
0,6 pepino
0,3 sandía
Sí, coop.
(6/10)
Lucha integrada;
atrayentes color
(tomate
y sandía)
DATOS DEL SUELO
Tipo de suelo ¿Realiza desinfección del suelo? ¿Realiza retranqueo? Supercie y frencuencia Tipo de abono ¿Realiza análisis de suelo? ¿Aporta ácidos húmicos?
Hidropónico (1/10)
Arenado (9/10)
Sí, solarización y desinfección
cada 2 años
Sí (5/10) Carillas / cada 5 años
Oveja (3/10)
Preparados (2/10)
SISTEMA DE RIEGO
Agua de pozo propio (%) Coste medio total €/m
3
Conductividad media total (dS/m)
10,0 0,2 2,3
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
DATOS DE COMERCIALIZACIÓN
¿Dónde vende?
¿Lleva
al mismo sitio?
¿Es socio de alguna
cooperativa?
¿Años
de socio?
¿Recurre
a asesoramiento?
Tipo
de asesoramiento
¿Arregla el género
usted mismo?
Tiempo de recolección
para arreglar el género (%)
Sistemas
de certicación
Cooperativa (8/10)
SAT (2/10)
>10 Siempre Cooperativa No (8/10)
Global Gap,
UNE-155.000,
Naturane
y prod. integrada
DATOS SOBRE LA ESTRUCTURA DEL INVERNADERO
Antigüedad (años) Tipo de invernadero Orientación Supercie (m
2
)
Materia
de la cubierta
Tipos
de apoyos
Altura máxima
(cumbrera)
Altura mínima
(Bajo Canal)
9
Raspa y amagado (7/10)
Asimétrico (2/10)
Multitúnel (1/10)
Este - Oeste (7/10) 11.860 Plástico tricapa
Tubo
metálico
5,1 (R-A)
5,0 (Asimétrico)
6,6 (Multitúnel)
4,2 (R-A)
4,5 (Asimétrico)
4,5 (Multitúnel)
Tipo
de ventana cenital
Ventanas
por capilla (%)
Superf. con ventilación
cenital (%)
Tipo
de ventana lateral
Núm. de ventanas
laterales
Superf. con ventilación
lateral (%)
Ventilación
total (%)
Abatible (10/10) 51,7 5,3
Bandas deslizantes (7/10)
Poleas (2/10)
Enrollable (1/10)
4 (8/10) 13,0 18,3
SISTEMA DE CONTROL CLIMÁTICO
¿Posee controlador
climático?
¿Posee algún sistema
de ventilación forzada?
¿Posee algún sistema de refrigeración
por evaporación de agua?
¿Sistema de calefacción?
No (9/10)
Sí (1/10)
No (9/10)
Sí, ventilador interior (1/10)
No (9/10)
Sí, nebulización (1/10)
No (8/10)
Sí (2/10)
DATOS DE LA MANO DE OBRA
¿Propia o ajena? ¿Vinculación de la mano de obra ajena? Utilización de la mano de obra ajena
Ajena 23 % eventuales; 75 % jos disc. Recogida
Tabla 31 (cont.). Perl de la explotación con mejor ingreso bruto estimado en el Campo de Níjar

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Tabla 32. Perl de la explotación con mejor ingreso bruto estimado en el Bajo Almanzora
RENTABILIDAD BRUTA
Estimación Datos declarados por el productor en la campaña 2012/2013
Ingreso medio
estimado (µ
3
) €/m
2
Ingresos
medios €/m
2
Gastos corrientes
medios €/m
2
Margen bruto
€/m
2
¿Percibe alguna
subvención?
¿Ha solicitado
nanciación ajena?
4,9 Ciclos cortos
6,83 Ciclo largo
4,6 3,1 1,5 Sí (2/9) - OPFH Frecuente (7/10)
PERFIL DEL PRODUCTOR
Edad media Experiencia Titularidad de la nca Nivel de estudios Dedicación a la nca
53 31 Propietario Universitarios Otras ocupaciones
DATOS DE CULTIVOS
Campañas Cultivo/s Ciclo/s
Rendimiento medio
(kg/m
2
)
Orientación líneas
de cultivo
Plantas
por m
2
¿Realiza
análsis
foliares?
¿Utiliza alternativas
a tosanitarios?
¿Utiliza
injertos?
2010/2011
a 2012/2013
Otoño: tomate; pepino
Primavera: tomate; berenjena; sandía
Largo: tomate; tomate cherry
cortos
y largo
Otoño: 7,50 tomate; 9,0 pepino
Primavera: 11,0 tomate; 6,8 berenjena
Largo: 17,5 tomate; 12,0 tomate cherry
Longitudinal (1/9)
Perpendicular (8/9)
1,3 tomate
0,6 pepino
0,5 berenjena
0,6 sandía
Sí, coop.
(7/9)
Lucha integrada;
atrayentes color
(tomate y
berenjena)
DATOS DEL SUELO
Tipo de suelo ¿Realiza desinfección del suelo? ¿Realiza retranqueo? Supercie y frencuencia Tipo de abono ¿Realiza análisis de suelo? ¿Aporta ácidos húmicos?
Autóctono (6/9)
Arenado (3/9)
Sí, solarización anualmente Sí (4/9) Carillas / cada 3-4 años Preparados (4/9)
SISTEMA DE RIEGO
Agua de pozo propio (%) Coste medio total €/m
3
Conductividad media total (dS/m)
0 0,4 2,2
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
DATOS DE COMERCIALIZACIÓN
¿Dónde vende?
¿Lleva
al mismo sitio?
¿Es socio de alguna
cooperativa?
¿Años
de socio?
¿Recurre
a asesoramiento?
Tipo
de asesoramiento
¿Arregla el género
usted mismo?
Tiempo de recolección
para arreglar el género (%)
Sistemas
de certicación
Cooperativa (8/9)
Privado (1/9)
Sí (8/9) Sí (6/9) >10 Siempre
Cooperativa;
suministros
No (6/8)
Global Gap
y UNE-155.000
DATOS SOBRE LA ESTRUCTURA DEL INVERNADERO
Antigüedad (años) Tipo de invernadero Orientación Supercie (m
2
)
Materia
de la cubierta
Tipos
de apoyos
Altura máxima
(cumbrera)
Altura mínima
(Bajo Canal)
16
Raspa y amagado (7/9)
Asimétrico (2/9)
Norte a Sur (4/9)
Este - Oeste (5/9)
7.289 Plástico tricapa
Tubo
metálico
4,5 (R-A)
4,6 (Asimétrico)
3,4 (R-A)
3,6 (Asimétrico)
Tipo
de ventana cenital
Ventanas
por capilla (%)
Superf. con ventilación
cenital (%)
Tipo
de ventana lateral
Núm. de ventanas
laterales
Superf. con ventilación
lateral (%)
Ventilación
total (%)
Abatible (4/9)
Fijas (5/9)
87,0 4,04
Bandas deslizantes (7/9)
Enrollable (2/9)
4 (8/9) 9,6 13,6
SISTEMA DE CONTROL CLIMÁTICO
¿Posee controlador
climático?
¿Posee algún sistema
de ventilación forzada?
¿Posee algún sistema de refrigeración
por evaporación de agua?
¿Sistema de calefacción?
No No No
No (8/9)
Sí (1/9)
DATOS DE LA MANO DE OBRA
¿Propia o ajena? ¿Vinculación de la mano de obra ajena? Utilización de la mano de obra ajena
Ajena (7/9) 16 % eventuales; 33 % jos disc. Todas las labores
Tabla 32 (cont.). Perl de la explotación con mejor ingreso bruto estimado en el Bajo Almanzora

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Tabla 33. Perl de la explotación con mejor rendimiento productivo medio para dos cultivos
de ciclo corto de tomate por campaña
Ubicaciones Bajo Andarax Campo de Dalías Campo de Níjar Bajo Almanzora
Número 0 1 1 0
PERFIL DEL PRODUCTOR
Edad media Experiencia Titularidad de la nca Nivel de estudios Dedicación a la nca
62 38 Propietario Básicos
DATOS DE CULTIVOS
Campañas Cultivo/s Ciclo/s
Rendimiento medio
(kg/m
2
)
Orientación líneas
de cultivo
Plantas
por m
2
¿Realiza
análsis
foliares?
¿Utiliza alternativas
a tosanitarios?
¿Utiliza
injertos?
2010/2011
a 2012/2013
Otoño: tomate
Primavera: tomate
2 cortos
Otoño: 7,8
Primavera: 12,5
Norte - Sur 1,0 Sí, coop. Lucha integrada
(tomate)
DATOS DEL SUELO
Tipo de suelo ¿Realiza desinfección del suelo? ¿Realiza retranqueo? Supercie y frencuencia Tipo de abono ¿Realiza análisis de suelo? ¿Aporta ácidos húmicos?
Arenado (2/2)
Sí, solarización y desinfección
anualmente
Sí (1/2) Carillas / cada 3-4 años Oveja (1/2)
SISTEMA DE RIEGO
Agua de pozo propio (%) Coste medio total €/m
3
Conductividad media total (dS/m)
0 0,2 1,2
DATOS DE COMERCIALIZACIÓN
¿Dónde vende?
¿Lleva
al mismo sitio?
¿Es socio de alguna
cooperativa?
¿Años
de socio?
¿Recurre
a asesoramiento?
Tipo
de asesoramiento
¿Arregla el género
usted mismo?
Tiempo de recolección
para arreglar el género (%)
Sistemas
de certicación
SAT Siempre >10 Siempre Cooperativa No (2/2) UNE-155.000
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
DATOS SOBRE LA ESTRUCTURA DEL INVERNADERO
Antigüedad (años) Tipo de invernadero Orientación Supercie (m
2
)
Materia
de la cubierta
Tipos
de apoyos
Altura máxima
(cumbrera)
Altura mínima
(Bajo Canal)
19
Raspa y amagado (1/2)
Parral plano (1/2)
Norte a Sur (1/2) 11.800 Plástico tricapa
Tubo
metálico
5,0 (Raspa)
2,6 (Plano)
4,7 (Raspa)
2,6 (Plano)
Tipo
de ventana cenital
Ventanas
por capilla (%)
Superf. con ventilación
cenital (%)
Tipo
de ventana lateral
Núm. de ventanas
laterales
Superf. con ventilación
lateral (%)
Ventilación
total (%)
Abatible (1/2)
Enrollable (1/2)
47,0 7,4 Bandas deslizantes (10/10) 4 9,0 16,4
SISTEMA DE CONTROL CLIMÁTICO
¿Posee controlador
climático?
¿Posee algún sistema
de ventilación forzada?
¿Posee algún sistema de refrigeración
por evaporación de agua?
¿Sistema de calefacción?
No No Sí, nebulización (1/2) No
DATOS DE LA MANO DE OBRA
¿Propia o ajena? ¿Vinculación de la mano de obra ajena? Utilización de la mano de obra ajena
Ajena y propia 36 % eventuales; 64 % jos disc. Recogida
Tabla 33 (cont.). Perl de la explotación con mejor rendimiento productivo medio para dos cultivos
de ciclo corto de tomate por campaña

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Tabla 34. Perl de la explotación con mejor rendimiento productivo medio
para un ciclo largo de tomate por campaña
Ubicaciones Bajo Andarax Campo de Dalías Campo de Níjar Bajo Almanzora
Número 4 1 4 1
PERFIL DEL PRODUCTOR
Edad media Experiencia Titularidad de la nca Nivel de estudios Dedicación a la nca
46 24 Propietario Básicos Agricultor a TC
DATOS DE CULTIVOS
Campañas Cultivo/s Ciclo/s
Rendimiento medio
(kg/m
2
)
Orientación líneas
de cultivo
Plantas
por m
2
¿Realiza
análsis
foliares?
¿Utiliza alternativas
a tosanitarios?
¿Utiliza
injertos?
2010/2011
a 2012/2013
Tomate ciclo largo Largo 20,9 Norte - Sur (8/10) 1,5
Sí, coop.
(4/10)
Lucha integrada
(tomate)
DATOS DEL SUELO
Tipo de suelo ¿Realiza desinfección del suelo? ¿Realiza retranqueo? Supercie y frencuencia Tipo de abono ¿Realiza análisis de suelo? ¿Aporta ácidos húmicos?
Arenado (7/10)
Hidropónico (2/10)
Sí, solarización y desinfección
anualmente
Sí (6/10) Carillas / cada 3-4 años Mezcla de ganado
SISTEMA DE RIEGO
Agua de pozo propio (%) Coste medio total €/m
3
Conductividad media total (dS/m)
23 0,3 2,3
DATOS DE COMERCIALIZACIÓN
¿Dónde vende?
¿Lleva
al mismo sitio?
¿Es socio de alguna
cooperativa?
¿Años
de socio?
¿Recurre
a asesoramiento?
Tipo
de asesoramiento
¿Arregla el género
usted mismo?
Tiempo de recolección
para arreglar el género (%)
Sistemas
de certicación
Cooperativa y SAT Siempre >10 Siempre
Cooperativa;
suministros
Sí (6/10) 23,0
Global, GAP,
UNE-155.000,
Naturane
y prod. integrada
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
DATOS SOBRE LA ESTRUCTURA DEL INVERNADERO
Antigüedad (años) Tipo de invernadero Orientación Supercie (m
2
)
Materia
de la cubierta
Tipos
de apoyos
Altura máxima
(cumbrera)
Altura mínima
(Bajo Canal)
10
Raspa y amagado (6/10)
Multitúnel cilínddrico (4/10)
Norte a Sur (9/10) 9.093 Plástico tricapa
Tubo
metálico
4,7 (Raspa)
5,8 (Multitúnel)
3,5 (Raspa)
4,3 (Multitúnel)
Tipo
de ventana cenital
Ventanas
por capilla (%)
Superf. con ventilación
cenital (%)
Tipo
de ventana lateral
Núm. de ventanas
laterales
Superf. con ventilación
lateral (%)
Ventilación
total (%)
Medio arco (4/10)
Abatible (3/10)
58,0 8,6
Enrollable (5/10)
Abatible (3/10)
4 (8/10) 9,2 17,8
SISTEMA DE CONTROL CLIMÁTICO
¿Posee controlador
climático?
¿Posee algún sistema
de ventilación forzada?
¿Posee algún sistema de refrigeración
por evaporación de agua?
¿Sistema de calefacción?
No No No
No (6/10);
Por aire (4/10)
DATOS DE LA MANO DE OBRA
¿Propia o ajena? ¿Vinculación de la mano de obra ajena? Utilización de la mano de obra ajena
Ajena (8/10) 45 % eventuales; 34 % jos disc. Todas las tareas
Tabla 34 (cont.). Perl de la explotación con mejor rendimiento productivo medio
para un ciclo largo de tomate por campaña

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Tabla 35. Perl de la explotación con mejor rendimiento productivo medio
para dos cultivos de ciclo corto de pimiento y melón por campaña
Ubicaciones Bajo Andarax Campo de Dalías Campo de Níjar Bajo Almanzora
Número 0 10 0 0
PERFIL DEL PRODUCTOR
Edad media Experiencia Titularidad de la nca Nivel de estudios Dedicación a la nca
44 23 Propietario Básicos Agricultor a TC
DATOS DE CULTIVOS
Campañas Cultivo/s Ciclo/s
Rendimiento medio
(kg/m
2
)
Orientación líneas
de cultivo
Plantas
por m
2
¿Realiza
análsis
foliares?
¿Utiliza alternativas
a tosanitarios?
¿Utiliza
injertos?
2010/2011
a 2012/2013
Otoño: pimiento california
Primavera: melón
2 cortos
Otoño: 7,6
Primavera: 4,6
Norte - Sur
1,7 pimiento
0,7 sandía
Sí, coop.
Lucha integrada;
atrayentes color
No
DATOS DEL SUELO
Tipo de suelo ¿Realiza desinfección del suelo? ¿Realiza retranqueo? Supercie y frencuencia Tipo de abono ¿Realiza análisis de suelo? ¿Aporta ácidos húmicos?
Arenado (9/10)
Hidropónico (1/10)
Sí, desinfección anualmente Sí (6/10) Carillas / cada 3-4 años
Ovejas (5/10)
Sacos (1/10)
Sí (8/10)
SISTEMA DE RIEGO
Agua de pozo propio (%) Coste medio total €/m
3
Conductividad media total (dS/m)
0 0,3 0,9
DATOS DE COMERCIALIZACIÓN
¿Dónde vende?
¿Lleva
al mismo sitio?
¿Es socio de alguna
cooperativa?
¿Años
de socio?
¿Recurre
a asesoramiento?
Tipo
de asesoramiento
¿Arregla el género
usted mismo?
Tiempo de recolección
para arreglar el género (%)
Sistemas
de certicación
Cooperativa y SAT Siempre >10 Siempre Cooperativa No (9/10)
Global, GAP,
UNE-155.000,
Naturane
y prod. integrada
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
DATOS SOBRE LA ESTRUCTURA DEL INVERNADERO
Antigüedad (años) Tipo de invernadero Orientación Supercie (m
2
)
Materia
de la cubierta
Tipos
de apoyos
Altura máxima
(cumbrera)
Altura mínima
(Bajo Canal)
17
Raspa y amagado (5/10)
Parral plano (4/10)
Asimétrico (1/10)
Norte a Sur (7/10) 12.304 Plástico tricapa
Tubo
metálico
4,0 (Raspa)
3,4 (Plano)
4,0 (Asimétrico)
3,1 (Raspa)
4,4 (Plano)
3,0 (Asimétrico)
Tipo
de ventana cenital
Ventanas
por capilla (%)
Superf. con ventilación
cenital (%)
Tipo
de ventana lateral
Núm. de ventanas
laterales
Superf. con ventilación
lateral (%)
Ventilación
total (%)
Abatible (6/10) 47 4,6 Bandas deslizantes (10/10) 4 7,3 13,4
SISTEMA DE CONTROL CLIMÁTICO
¿Posee controlador
climático?
¿Posee algún sistema
de ventilación forzada?
¿Posee algún sistema de refrigeración
por evaporación de agua?
¿Sistema de calefacción?
No No Sí, nebulización (5/10) No
DATOS DE LA MANO DE OBRA
¿Propia o ajena? ¿Vinculación de la mano de obra ajena? Utilización de la mano de obra ajena
Ajena (8/10) 44 % eventuales; 44 % jos disc. Todas las tareas
Tabla 35 (cont.). Perl de la explotación con mejor rendimiento productivo medio
para dos cultivos de ciclo corto de pimiento y melón por campaña

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Tabla 36. Perl de la explotación con mejor rendimiento productivo medio
para dos cultivos de ciclo corto de pimiento y sandía por campaña
Ubicaciones Bajo Andarax Campo de Dalías Campo de Níjar Bajo Almanzora
Número 0 8 0 0
PERFIL DEL PRODUCTOR
Edad media Experiencia Titularidad de la nca Nivel de estudios Dedicación a la nca
52 31 Propietario Básicos Agricultor a TC
DATOS DE CULTIVOS
Campañas Cultivo/s Ciclo/s
Rendimiento medio
(kg/m
2
)
Orientación líneas
de cultivo
Plantas
por m
2
¿Realiza
análsis
foliares?
¿Utiliza alternativas
a tosanitarios?
¿Utiliza
injertos?
2010/2011
a 2012/2013
Otoño: pimiento california
Primavera: sandía
2 cortos
Otoño: 7,4
Primavera: 5,9
Norte - Sur
1,6 pimiento
0,3 sandía
Sí, coop.
Lucha integrada;
atrayentes color
Sí (sandía)
DATOS DEL SUELO
Tipo de suelo ¿Realiza desinfección del suelo? ¿Realiza retranqueo? Supercie y frencuencia Tipo de abono ¿Realiza análisis de suelo? ¿Aporta ácidos húmicos?
Arenado (6/8)
Hidropónico (2/8)
Sí, solarización y desinfección
anualmente
No (7/8)
SISTEMA DE RIEGO
Agua de pozo propio (%) Coste medio total €/m
3
Conductividad media total (dS/m)
0 0,3 0,8
DATOS DE COMERCIALIZACIÓN
¿Dónde vende?
¿Lleva
al mismo sitio?
¿Es socio de alguna
cooperativa?
¿Años
de socio?
¿Recurre
a asesoramiento?
Tipo
de asesoramiento
¿Arregla el género
usted mismo?
Tiempo de recolección
para arreglar el género (%)
Sistemas
de certicación
Cooperativa y SAT Sí (7/8) Sí (4/8)
Entre 5 y 10
(4/8)
Siempre Cooperativa No (6/8)
UNE-155.00, Naturane
y prod. integrada
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
DATOS SOBRE LA ESTRUCTURA DEL INVERNADERO
Antigüedad (años) Tipo de invernadero Orientación Supercie (m
2
)
Materia
de la cubierta
Tipos
de apoyos
Altura máxima
(cumbrera)
Altura mínima
(Bajo Canal)
9
Raspa y amagado (7/8)
Parral plano (1/8)
Norte a Sur 14.588 Plástico tricapa
Tubo
metálico
4,4 (Raspa)
3,5 (Plano)
3,7 (Raspa)
3,5 (Plano)
Tipo
de ventana cenital
Ventanas
por capilla (%)
Superf. con ventilación
cenital (%)
Tipo
de ventana lateral
Núm. de ventanas
laterales
Superf. con ventilación
lateral (%)
Ventilación
total (%)
Abatible (6/8)
Fijas (2/8)
41 6,3 Bandas deslizantes (5/8) 4 8,2 14,4
SISTEMA DE CONTROL CLIMÁTICO
¿Posee controlador
climático?
¿Posee algún sistema
de ventilación forzada?
¿Posee algún sistema de refrigeración
por evaporación de agua?
¿Sistema de calefacción?
No No Sí, nebulización (1/8) No
DATOS DE LA MANO DE OBRA
¿Propia o ajena? ¿Vinculación de la mano de obra ajena? Utilización de la mano de obra ajena
Ajena y propia 23 % eventuales; 17 % jos disc. Recogida
Tabla 36 (cont.). Perl de la explotación con mejor rendimiento productivo medio
para dos cultivos de ciclo corto de pimiento y sandía por campaña

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Tabla 37. Perl de la explotación con mejor rendimiento productivo medio
para un cultivo de ciclo largo de pimiento
Ubicaciones Bajo Andarax Campo de Dalías Campo de Níjar Bajo Almanzora
Número 0 9 1 0
PERFIL DEL PRODUCTOR
Edad media Experiencia Titularidad de la nca Nivel de estudios Dedicación a la nca
43 20 Propietario Universitarios Agricultor a TC
DATOS DE CULTIVOS
Campañas Cultivo/s Ciclo/s
Rendimiento medio
(kg/m
2
)
Orientación líneas
de cultivo
Plantas
por m
2
¿Realiza
análsis
foliares?
¿Utiliza alternativas
a tosanitarios?
¿Utiliza
injertos?
2010/2011
a 2012/2013
Pimiento ciclo largo Largo
Tipo ramiro 14,4
Dulce italiano 11,8
Norte - Sur (6/10) 1,8
Sí, coop.
(6/10)
Lucha integrada;
atrayentes color
No
DATOS DEL SUELO
Tipo de suelo ¿Realiza desinfección del suelo? ¿Realiza retranqueo? Supercie y frencuencia Tipo de abono ¿Realiza análisis de suelo? ¿Aporta ácidos húmicos?
Arenado (10/10)
Sí, solarización y desinfección
anualmente
Sí (5/10)
Toda supercie (4/10) /
3-4 años
Mezcla (4/10) Sí (8/10) Sí (9/10)
SISTEMA DE RIEGO
Agua de pozo propio (%) Coste medio total €/m
3
Conductividad media total (dS/m)
12 0,4 1,0
DATOS DE COMERCIALIZACIÓN
¿Dónde vende?
¿Lleva
al mismo sitio?
¿Es socio de alguna
cooperativa?
¿Años
de socio?
¿Recurre
a asesoramiento?
Tipo
de asesoramiento
¿Arregla el género
usted mismo?
Tiempo de recolección
para arreglar el género (%)
Sistemas
de certicación
Cooperativa (4/10)
Privado (4/10)
Alhóndiga (1/10)
SAT (1/10)
Siempre
No (6/10)
Sí (4/10)
> 10 Suministros No
UNE-155.000,
Naturane
y prod. integrada
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
DATOS SOBRE LA ESTRUCTURA DEL INVERNADERO
Antigüedad (años) Tipo de invernadero Orientación Supercie (m
2
)
Materia
de la cubierta
Tipos
de apoyos
Altura máxima
(cumbrera)
Altura mínima
(Bajo Canal)
11
Raspa y amagado (7/10)
Parral plano (2/10)
Asimétrico (1/10)
Norte a Sur (8/10) 11.250 Plástico tricapa
Tubo
metálico
4,1 (Raspa)
2,9 (Plano)
4,2 (Asimétrico)
3,6 (Raspa)
2,9 (Plano)
3,2 (Asimétrico)
Tipo
de ventana cenital
Ventanas
por capilla (%)
Superf. con ventilación
cenital (%)
Tipo
de ventana lateral
Núm. de ventanas
laterales
Superf. con ventilación
lateral (%)
Ventilación
total (%)
Abatible (7/10)
Abertura ja (2/10)
73,0 7,3 Bandas deslizantes (10/10) 4 8,3 15,6
SISTEMA DE CONTROL CLIMÁTICO
¿Posee controlador
climático?
¿Posee algún sistema
de ventilación forzada?
¿Posee algún sistema de refrigeración
por evaporación de agua?
¿Sistema de calefacción?
No (9/10)
Sí (1/10)
No (9/10)
Sí (1/10) - extractores
No (8/10)
Sí, nebulización baja presión (2/10)
No
DATOS DE LA MANO DE OBRA
¿Propia o ajena? ¿Vinculación de la mano de obra ajena? Utilización de la mano de obra ajena
Ajena 40 % eventuales; 31 % jos disc. Todas las labores
Tabla 37 (cont.). Perl de la explotación con mejor rendimiento productivo medio
para un cultivo de ciclo largo de pimiento

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Tabla 38. Perl de la explotación con mejor rendimiento productivo medio
para dos cultivos de ciclo corto de pepino y sandía por campaña
Ubicaciones Bajo Andarax Campo de Dalías Campo de Níjar Bajo Almanzora
Número 0 4 0 0
PERFIL DEL PRODUCTOR
Edad media Experiencia Titularidad de la nca Nivel de estudios Dedicación a la nca
52 34 Propietario Básicos Agricultor a TC
DATOS DE CULTIVOS
Campañas Cultivo/s Ciclo/s
Rendimiento medio
(kg/m
2
)
Orientación líneas
de cultivo
Plantas
por m
2
¿Realiza
análsis
foliares?
¿Utiliza alternativas
a tosanitarios?
¿Utiliza
injertos?
2010/2011
a 2012/2013
Otoño: pepino
Primavera: sandía
2 cortos
Otoño: 9,3
Primavera: 5,6
Norte - Sur (2/4)
1,1 pimiento 0,5
sandía
Sí, coop.
Lucha integrada;
atrayentes color
Sí (sandía)
DATOS DEL SUELO
Tipo de suelo ¿Realiza desinfección del suelo? ¿Realiza retranqueo? Supercie y frencuencia Tipo de abono ¿Realiza análisis de suelo? ¿Aporta ácidos húmicos?
Arenado (2/4)
Hidropónico (2/4)
Sí, desinfección anualmente (2/4) Sí (3/4) Carillas / cada 2-3 años
Preparados (3/4)
Oveja (1/4)
Sí (2/4)
SISTEMA DE RIEGO
Agua de pozo propio (%) Coste medio total €/m
3
Conductividad media total (dS/m)
0 0,2 1,1
DATOS DE COMERCIALIZACIÓN
¿Dónde vende?
¿Lleva
al mismo sitio?
¿Es socio de alguna
cooperativa?
¿Años
de socio?
¿Recurre
a asesoramiento?
Tipo
de asesoramiento
¿Arregla el género
usted mismo?
Tiempo de recolección
para arreglar el género (%)
Sistemas
de certicación
Cooperativa > 10 Siempre Cooperativa No
Global GAP,
UNE-155.000,
Naturane
y prod. integrada
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
DATOS SOBRE LA ESTRUCTURA DEL INVERNADERO
Antigüedad (años) Tipo de invernadero Orientación Supercie (m
2
)
Materia
de la cubierta
Tipos
de apoyos
Altura máxima
(cumbrera)
Altura mínima
(Bajo Canal)
15 Raspa y amagado (4/4) Norte a Sur 11.175 Plástico tricapa
Tubo
metálico
3,9 3,1
Tipo
de ventana cenital
Ventanas
por capilla (%)
Superf. con ventilación
cenital (%)
Tipo
de ventana lateral
Núm. de ventanas
laterales
Superf. con ventilación
lateral (%)
Ventilación
total (%)
Abatible 53 3,8 Bandas deslizantes 4 10,1 14,5
SISTEMA DE CONTROL CLIMÁTICO
¿Posee controlador
climático?
¿Posee algún sistema
de ventilación forzada?
¿Posee algún sistema de refrigeración
por evaporación de agua?
¿Sistema de calefacción?
No (3/4)
Pantalla térmica (1/4)
No
Sí, nebulización (1/4)
No (3/4)
No
DATOS DE LA MANO DE OBRA
¿Propia o ajena? ¿Vinculación de la mano de obra ajena? Utilización de la mano de obra ajena
Ajena 35 % eventuales; 65 % jos disc. Recogida y tutorado
Tabla 38 (cont.). Perl de la explotación con mejor rendimiento productivo medio
para dos cultivos de ciclo corto de pepino y sandía por campaña

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Tabla 39. Perl de la explotación con mejor rendimiento productivo medio
para dos cultivos de ciclo corto de pepino y melón por campaña
Ubicaciones Bajo Andarax Campo de Dalías Campo de Níjar Bajo Almanzora
Número 0 10 0 0
PERFIL DEL PRODUCTOR
Edad media Experiencia Titularidad de la nca Nivel de estudios Dedicación a la nca
48 29 Propietario Básicos Agricultor a TC
DATOS DE CULTIVOS
Campañas Cultivo/s Ciclo/s
Rendimiento medio
(kg/m
2
)
Orientación líneas
de cultivo
Plantas
por m
2
¿Realiza
análsis
foliares?
¿Utiliza alternativas
a tosanitarios?
¿Utiliza
injertos?
2010/2011
a 2012/2013
Otoño: pepino
Primavera: melón
2 cortos
Otoño: 10,6
Primavera: 5,3
Norte - Sur (7/10)
0,8 pepino
0,7 melón
Sí, coop.
Lucha integrada;
control biológico
No
DATOS DEL SUELO
Tipo de suelo ¿Realiza desinfección del suelo? ¿Realiza retranqueo? Supercie y frencuencia Tipo de abono ¿Realiza análisis de suelo? ¿Aporta ácidos húmicos?
Arenado (10/10) Sí, desinfección anualmente (9/10) Sí (7/10) Carillas / cada 2-3 años
Preparados (3/10)
Oveja (3/10)
Compost (1/10)
Sí (8/10) Sí (8/10)
SISTEMA DE RIEGO
Agua de pozo propio (%) Coste medio total €/m
3
Conductividad media total (dS/m)
2,0 1,1 1,0
DATOS DE COMERCIALIZACIÓN
¿Dónde vende?
¿Lleva
al mismo sitio?
¿Es socio de alguna
cooperativa?
¿Años
de socio?
¿Recurre
a asesoramiento?
Tipo
de asesoramiento
¿Arregla el género
usted mismo?
Tiempo de recolección
para arreglar el género (%)
Sistemas
de certicación
Cooperativa y SAT > 10 Siempre Cooperativa No (8/10)
UNE-155.000,
Naturane
y prod. integrada
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
DATOS SOBRE LA ESTRUCTURA DEL INVERNADERO
Antigüedad (años) Tipo de invernadero Orientación Supercie (m
2
)
Materia
de la cubierta
Tipos
de apoyos
Altura máxima
(cumbrera)
Altura mínima
(Bajo Canal)
13
Raspa y amagado (7/4)
Plano (1/10)
Asimétrico (1/10)
Multitúnel (1/10)
Norte a Sur 12.160 Plástico tricapa
Tubo
metálico
4,2 (raspa)
2,7 (plano)
5,3 (asimétrico)
6,5 (multitúnel)
3,4 (raspa)
2,7 (plano)
3,5 (asimétrico)
4,5 (multitúnel)
Tipo
de ventana cenital
Ventanas
por capilla (%)
Superf. con ventilación
cenital (%)
Tipo
de ventana lateral
Núm. de ventanas
laterales
Superf. con ventilación
lateral (%)
Ventilación total
(%)
Abatible (4/10)
Fija (2/10)
Piramidad (1/10)
Medio arco (1/10)
43,0
3,6 (R-A)
6,4 (multitúnel)
Bandas deslizantes 4
8,4 (R-A)
7,4 (multitúnel)
12,0 (R-A)
13,8 (multitúnel)
SISTEMA DE CONTROL CLIMÁTICO
¿Posee controlador
climático?
¿Posee algún sistema
de ventilación forzada?
¿Posee algún sistema de refrigeración
por evaporación de agua?
¿Sistema de calefacción?
No (8/10)
Pantalla térmica/plástico (2/10)
No
Sí, nebulización (7/10)
No (3/10)
No
DATOS DE LA MANO DE OBRA
¿Propia o ajena? ¿Vinculación de la mano de obra ajena? Utilización de la mano de obra ajena
Ajena 1 % eventuales; 64 % jos disc. Todas las tareas
Tabla 39 (cont.). Perl de la explotación con mejor rendimiento productivo medio
para dos cultivos de ciclo corto de pepino y melón por campaña

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Tabla 40. Perl de la explotación con mejor rendimiento productivo medio
para dos cultivos de ciclo corto de calabacín por campaña
Ubicaciones Bajo Andarax Campo de Dalías Campo de Níjar Bajo Almanzora
Número 0 10 0 0
PERFIL DEL PRODUCTOR
Edad media Experiencia Titularidad de la nca Nivel de estudios Dedicación a la nca
45 24 Propietario Básicos Agricultor a TC
DATOS DE CULTIVOS
Campañas Cultivo/s Ciclo/s
Rendimiento medio
(kg/m
2
)
Orientación líneas
de cultivo
Plantas
por m
2
¿Realiza
análsis
foliares?
¿Utiliza alternativas
a tosanitarios?
¿Utiliza
injertos?
2010/2011
a 2012/2013
Otoño: calabacín
Primavera: calabacín
2 cortos
Otoño: 5,2
Primavera: 6,4
Norte - Sur (7/10) 0,79 calabacín Sí, coop.
Lucha integrada;
atrayentes color
No
DATOS DEL SUELO
Tipo de suelo ¿Realiza desinfección del suelo? ¿Realiza retranqueo? Supercie y frencuencia Tipo de abono ¿Realiza análisis de suelo? ¿Aporta ácidos húmicos?
Arenado (9/10)
Autóctono (1/10)
Sí, desinfección anualmente Sí (4/10) Carillas / cada 2-3 años
Oveja (3/10)
Gallinaza (1/10)
Sí (7/10) Sí (9/10)
SISTEMA DE RIEGO
Agua de pozo propio (%) Coste medio total €/m
3
Conductividad media total (dS/m)
5,0 0,4 1,0
DATOS DE COMERCIALIZACIÓN
¿Dónde vende?
¿Lleva
al mismo sitio?
¿Es socio de alguna
cooperativa?
¿Años
de socio?
¿Recurre
a asesoramiento?
Tipo
de asesoramiento
¿Arregla el género
usted mismo?
Tiempo de recolección
para arreglar el género (%)
Sistemas
de certicación
Cooperativa y SAT Sí (9/10) Sí (7/10) > 10 Siempre
Cooperativa;
suministrros
No (6/10)
UNE-155.000,
Naturane
y prod. integrada
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
DATOS SOBRE LA ESTRUCTURA DEL INVERNADERO
Antigüedad (años) Tipo de invernadero Orientación Supercie (m
2
)
Materia
de la cubierta
Tipos
de apoyos
Altura máxima
(cumbrera)
Altura mínima
(Bajo Canal)
11
Raspa y amagado (7/10)
Parral plano (2/10)
Asimétrico (1/10)
Norte a Sur 9.100 Plástico tricapa
Tubo
metálico
4,3 (raspa)
3,5 (plano)
4,2 (asimétrico)
3,4 (raspa)
3,5 (plano)
3,5 (asimétrico)
Tipo
de ventana cenital
Ventanas
por capilla (%)
Superf. con ventilación
cenital (%)
Tipo
de ventana lateral
Núm. de ventanas
laterales
Superf. con ventilación
lateral (%)
Ventilación total
(%)
Abatible (5/10)
Enrollable (3/10)
Deslizante (1/10)
46,0 4,8
Bandas deslizantes (6/10)
Enrollable (2/10)
Abatible (1/10)
4 9,7 14,5
SISTEMA DE CONTROL CLIMÁTICO
¿Posee controlador
climático?
¿Posee algún sistema
de ventilación forzada?
¿Posee algún sistema de refrigeración
por evaporación de agua?
¿Sistema de calefacción?
No No
Sí, nebulización (3/10)
No (7/10)
No
DATOS DE LA MANO DE OBRA
¿Propia o ajena? ¿Vinculación de la mano de obra ajena? Utilización de la mano de obra ajena
Ajena y propia 17 % eventuales; 43 % jos disc. Siembra, recogida y limpieza
Tabla 40 (cont.). Perl de la explotación con mejor rendimiento productivo medio
para dos cultivos de ciclo corto de calabacín por campaña

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Tabla 41. Perl de la explotación con mejor rendimiento productivo medio
para dos cultivos de ciclo corto de calabacín y sandía por campaña
Ubicaciones Bajo Andarax Campo de Dalías Campo de Níjar Bajo Almanzora
Número 0 1 1 1
PERFIL DEL PRODUCTOR
Edad media Experiencia Titularidad de la nca Nivel de estudios Dedicación a la nca
56 32 Propietario Básicos Agricultor a TC
DATOS DE CULTIVOS
Campañas Cultivo/s Ciclo/s
Rendimiento medio
(kg/m
2
)
Orientación líneas
de cultivo
Plantas
por m
2
¿Realiza
análsis
foliares?
¿Utiliza alternativas
a tosanitarios?
¿Utiliza
injertos?
2010/2011
a 2012/2013
Otoño: calabacín
Primavera: sandía
2 cortos
Otoño: 4,2
Primavera: 5,1
Norte - Sur (1/3)
0,8 calabacín
0,4 sandía
Sí, coop.
Lucha integrada;
atrayentes color
Sí (sandía)
DATOS DEL SUELO
Tipo de suelo ¿Realiza desinfección del suelo? ¿Realiza retranqueo? Supercie y frencuencia Tipo de abono ¿Realiza análisis de suelo? ¿Aporta ácidos húmicos?
Arenado (2/3)
Autóctono (1/3)
Sí, desinfección anualmente Sí (2/3) Carillas / cada 2-3 años
Compost
y preparados
SISTEMA DE RIEGO
Agua de pozo propio (%) Coste medio total €/m
3
Conductividad media total (dS/m)
0 0,3 3,1
DATOS DE COMERCIALIZACIÓN
¿Dónde vende?
¿Lleva
al mismo sitio?
¿Es socio de alguna
cooperativa?
¿Años
de socio?
¿Recurre
a asesoramiento?
Tipo
de asesoramiento
¿Arregla el género
usted mismo?
Tiempo de recolección
para arreglar el género (%)
Sistemas
de certicación
Alhóndiga y SAT Sí (2/3) > 10 Siempre
Cooperativa;
suministrros
No (2/3) Producción integrada
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
DATOS SOBRE LA ESTRUCTURA DEL INVERNADERO
Antigüedad (años) Tipo de invernadero Orientación Supercie (m
2
)
Materia
de la cubierta
Tipos
de apoyos
Altura máxima
(cumbrera)
Altura mínima
(Bajo Canal)
10
Raspa y amagado (2/3)
Multitúnel (1/3)
Norte a Sur 8.633 Plástico tricapa
Tubo
metálico
4,3 (raspa)
6,5 (multitúnel)
3,0 (raspa)
4,5 (multitúnel)
Tipo
de ventana cenital
Ventanas
por capilla (%)
Superf. con ventilación
cenital (%)
Tipo
de ventana lateral
Núm. de ventanas
laterales
Superf. con ventilación
lateral (%)
Ventilación total
(%)
Abatible (1/3)
EnrollablFijas (1/3)
Medio arco (1/3)
67,0 4,4 Bandas deslizantes (2/3) 4 4,2 (R-A) 8,6
SISTEMA DE CONTROL CLIMÁTICO
¿Posee controlador
climático?
¿Posee algún sistema
de ventilación forzada?
¿Posee algún sistema de refrigeración
por evaporación de agua?
¿Sistema de calefacción?
No No No No
DATOS DE LA MANO DE OBRA
¿Propia o ajena? ¿Vinculación de la mano de obra ajena? Utilización de la mano de obra ajena
Ajena y propia 43 % eventuales; 57 % jos disc. Siembra y limpieza
Tabla 41 (cont.). Perl de la explotación con mejor rendimiento productivo medio
para dos cultivos de ciclo corto de calabacín y sandía por campaña

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Tabla 42. Perl de la explotación con mejor rendimiento productivo medio
para dos cultivos de ciclo corto de calabacín y melón por campaña
Ubicaciones Bajo Andarax Campo de Dalías Campo de Níjar Bajo Almanzora
Número 0 1 0 0
PERFIL DEL PRODUCTOR
Edad media Experiencia Titularidad de la nca Nivel de estudios Dedicación a la nca
32 5 Propietario Básicos Otras ocupaciones
DATOS DE CULTIVOS
Campañas Cultivo/s Ciclo/s
Rendimiento medio
(kg/m
2
)
Orientación líneas
de cultivo
Plantas
por m
2
¿Realiza
análsis
foliares?
¿Utiliza alternativas
a tosanitarios?
¿Utiliza
injertos?
2010/2011
a 2012/2013
Otoño: calabacín
Primavera: melón
2 cortos
Otoño: 3,5
Primavera: 5,5
Norte - Sur
1,0 calabacín
0,5 melón
No Atrayentes color No
DATOS DEL SUELO
Tipo de suelo ¿Realiza desinfección del suelo? ¿Realiza retranqueo? Supercie y frencuencia Tipo de abono ¿Realiza análisis de suelo? ¿Aporta ácidos húmicos?
Arenado Sí, desinfección anualmente Carillas / cada 1-2 años Sacos preparados No
SISTEMA DE RIEGO
Agua de pozo propio (%) Coste medio total €/m
3
Conductividad media total (dS/m)
0 0,6
DATOS DE COMERCIALIZACIÓN
¿Dónde vende?
¿Lleva
al mismo sitio?
¿Es socio de alguna
cooperativa?
¿Años
de socio?
¿Recurre
a asesoramiento?
Tipo
de asesoramiento
¿Arregla el género
usted mismo?
Tiempo de recolección
para arreglar el género (%)
Sistemas
de certicación
Cooperativa < 2 Siempre Suministrros No Producción integrada
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
DATOS SOBRE LA ESTRUCTURA DEL INVERNADERO
Antigüedad (años) Tipo de invernadero Orientación Supercie (m
2
)
Materia
de la cubierta
Tipos
de apoyos
Altura máxima
(cumbrera)
Altura mínima
(Bajo Canal)
20 Parral plano Norte a Sur 6.000 Plástico tricapa
Tubo
metálico
3,5 3,5
Tipo
de ventana cenital
Ventanas
por capilla (%)
Superf. con ventilación
cenital (%)
Tipo
de ventana lateral
Núm. de ventanas
laterales
Superf. con ventilación
lateral (%)
Ventilación total
(%)
Fijas 0 4 11,3 11,3
SISTEMA DE CONTROL CLIMÁTICO
¿Posee controlador
climático?
¿Posee algún sistema
de ventilación forzada?
¿Posee algún sistema de refrigeración
por evaporación de agua?
¿Sistema de calefacción?
No No No No
DATOS DE LA MANO DE OBRA
¿Propia o ajena? ¿Vinculación de la mano de obra ajena? Utilización de la mano de obra ajena
Propia
Tabla 42 (cont.). Perl de la explotación con mejor rendimiento productivo medio
para dos cultivos de ciclo corto de calabacín y melón por campaña

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Tabla 43. Perl de la explotación con mejor rendimiento productivo medio
para dos cultivos de ciclo corto de berenjena y sandía por campaña
Ubicaciones Bajo Andarax Campo de Dalías Campo de Níjar Bajo Almanzora
Número 0 1 0 0
PERFIL DEL PRODUCTOR
Edad media Experiencia Titularidad de la nca Nivel de estudios Dedicación a la nca
45 25 Arrendatario FP Agricultor a TC
DATOS DE CULTIVOS
Campañas Cultivo/s Ciclo/s
Rendimiento medio
(kg/m
2
)
Orientación líneas
de cultivo
Plantas
por m
2
¿Realiza
análsis
foliares?
¿Utiliza alternativas
a tosanitarios?
¿Utiliza
injertos?
2010/2011
a 2012/2013
Otoño: berenjena
Primavera: sandía
2 cortos
Otoño: 7,0
Primavera: 4,0
Norte - Sur
0,7 berenjena
0,5 sandía
Sí, coop. Atrayentes color Sí (sandía)
DATOS DEL SUELO
Tipo de suelo ¿Realiza desinfección del suelo? ¿Realiza retranqueo? Supercie y frencuencia Tipo de abono ¿Realiza análisis de suelo? ¿Aporta ácidos húmicos?
Arenado (2/3)
Sí, solarización y desinfección
anualmente
Carillas / cada 2-3 años Sacos preparados
SISTEMA DE RIEGO
Agua de pozo propio (%) Coste medio total €/m
3
Conductividad media total (dS/m)
0 0,8
DATOS DE COMERCIALIZACIÓN
¿Dónde vende?
¿Lleva
al mismo sitio?
¿Es socio de alguna
cooperativa?
¿Años
de socio?
¿Recurre
a asesoramiento?
Tipo
de asesoramiento
¿Arregla el género
usted mismo?
Tiempo de recolección
para arreglar el género (%)
Sistemas
de certicación
Cooperativa > 10 Siempre Cooperativa No
UNE-155.000,
Global GAP
y prod. integrada
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
DATOS SOBRE LA ESTRUCTURA DEL INVERNADERO
Antigüedad (años) Tipo de invernadero Orientación Supercie (m
2
)
Materia
de la cubierta
Tipos
de apoyos
Altura máxima
(cumbrera)
Altura mínima
(Bajo Canal)
12 Raspa y amagado Norte a Sur 5.500 Plástico tricapa
Tubo
metálico
4,7 4,3
Tipo
de ventana cenital
Ventanas
por capilla (%)
Superf. con ventilación
cenital (%)
Tipo
de ventana lateral
Núm. de ventanas
laterales
Superf. con ventilación
lateral (%)
Ventilación total
(%)
Abatible 100 7,6 Bandas deslizantes 4 14,6 22,2
SISTEMA DE CONTROL CLIMÁTICO
¿Posee controlador
climático?
¿Posee algún sistema
de ventilación forzada?
¿Posee algún sistema de refrigeración
por evaporación de agua?
¿Sistema de calefacción?
No No Sí. nebulización No
DATOS DE LA MANO DE OBRA
¿Propia o ajena? ¿Vinculación de la mano de obra ajena? Utilización de la mano de obra ajena
Ajena 25 % eventuales; 75 % jos disc. Recogida
Tabla 43 (cont.). Perl de la explotación con mejor rendimiento productivo medio
para dos cultivos de ciclo corto de berenjena y sandía por campaña

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Tabla 44. Perl de la explotación con mejor rendimiento productivo medio
para un cultivo de ciclo largo de berenjena por campaña
Ubicaciones Bajo Andarax Campo de Dalías Campo de Níjar Bajo Almanzora
Número 0 10 0 0
PERFIL DEL PRODUCTOR
Edad media Experiencia Titularidad de la nca Nivel de estudios Dedicación a la nca
46 28 Propietario Básicos Agricultor a TC
DATOS DE CULTIVOS
Campañas Cultivo/s Ciclo/s
Rendimiento medio
(kg/m
2
)
Orientación líneas
de cultivo
Plantas
por m
2
¿Realiza
análsis
foliares?
¿Utiliza alternativas
a tosanitarios?
¿Utiliza
injertos?
2010/2011
a 2012/2013
Berenjena en ciclo largo Largo 14,7 Norte - Sur (7/10) 0,6
Sí, coop.
(5/10)
Lucha integrada;
atrayentes color
(berenjena)
(3/10)
DATOS DEL SUELO
Tipo de suelo ¿Realiza desinfección del suelo? ¿Realiza retranqueo? Supercie y frencuencia Tipo de abono ¿Realiza análisis de suelo? ¿Aporta ácidos húmicos?
Arenado (9/10)
Hidropónico (1/10)
Sí, solarización y desinfección
anualmente
Sí (7/10) Carillas / cada 3-4 años
Oveja (4/10)
Sacos (3/10)
SISTEMA DE RIEGO
Agua de pozo propio (%) Coste medio total €/m
3
Conductividad media total (dS/m)
0 0,2 0,7
DATOS DE COMERCIALIZACIÓN
¿Dónde vende?
¿Lleva
al mismo sitio?
¿Es socio de alguna
cooperativa?
¿Años
de socio?
¿Recurre
a asesoramiento?
Tipo
de asesoramiento
¿Arregla el género
usted mismo?
Tiempo de recolección
para arreglar el género (%)
Sistemas
de certicación
Cooperativa y SAT Siempre > 10 Siempre Cooperativa No (8/10)
UNE-155.000,
Naturane
y prod. integrada
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
DATOS SOBRE LA ESTRUCTURA DEL INVERNADERO
Antigüedad (años) Tipo de invernadero Orientación Supercie (m
2
)
Materia
de la cubierta
Tipos
de apoyos
Altura máxima
(cumbrera)
Altura mínima
(Bajo Canal)
15
Raspa y amagado (9/10)
Parral plano (1/10)
Norte a Sur (9/10) 12.680 Plástico tricapa
Tubo
metálico
4,1 (raspa)
2,6 (plano)
3,5 (raspa)
2,6 (plano)
Tipo
de ventana cenital
Ventanas
por capilla (%)
Superf. con ventilación
cenital (%)
Tipo
de ventana lateral
Núm. de ventanas
laterales
Superf. con ventilación
lateral (%)
Ventilación total
(%)
Abatible (6/10) 31,0 3,6 Bandas deslizantes (10/10) 4 7,1 (R-A) 10,7
SISTEMA DE CONTROL CLIMÁTICO
¿Posee controlador
climático?
¿Posee algún sistema
de ventilación forzada?
¿Posee algún sistema de refrigeración
por evaporación de agua?
¿Sistema de calefacción?
No No No No
DATOS DE LA MANO DE OBRA
¿Propia o ajena? ¿Vinculación de la mano de obra ajena? Utilización de la mano de obra ajena
Ajena (10/10) 23 % eventuales; 65 % jos disc. Siembra y recogida
Tabla 44 (cont.). Perl de la explotación con mejor rendimiento productivo medio
para un cultivo de ciclo largo de berenjena por campaña

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
6. Conclusiones
Se ha realizado un análisis exhaustivo de la evolución tecnológica del sec-
tor en los dieciséis últimos años. Se han cuanticado los rendimientos de los
principales cultivos en los invernaderos de Almería, en función de la comarca
agrícola y del tipo de invernadero utilizado. Se ha determinado el perl medio
de las diez mejores explotaciones con mayores ingresos brutos estimados de
cada una de las comarcas agrícolas de Almería, así como el perl medio de las
mejores explotaciones con mayores rendimientos productivos por campaña,
en función de la combinación de cultivos y ciclos utilizados. A partir del aná-
lisis anterior, podemos extraer las siguientes conclusiones:
La combinación de invernadero tipo Almería y suelo arenado, continúa
después de 50 años gozando de una excelente salud, puesto que es la alter-
nativa que mayoritariamente se ha mostrado más rentable. Solo en los ciclos
largos, especialmente los de tomate, adquieren relevancia estructuras de tipo
multitúnel; que también son interesantes en algunas especialidades como las
de pepino, donde a veces se utiliza además calefacción.
Los invernaderos de Almería son muy ecientes en el uso de la energía,
ya que en ellos se obtienen más kilogramos de frutas y hortalizas por unidad
de energía consumida en comparación con otras zonas de invernaderos muy
tecnicados, aunque también con mayores rendimientos por metro cuadrado.
Además, las producciones medias en Almería son competitivas frente a otras zo-
nas con invernaderos sin elevada tecnología, especialmente la utilizada para mo-
dicar su microclima. El Modelo de Almería es probablemente el más adaptado
al nuevo contexto de exigencias de los consumidores europeos, que demandan
gran calidad en los productos, con el menor coste medioambiental posible.
La gestión de cultivos realizada bajo la mayor implementación tecnoló-
gica, no redunda directamente en una mayor productividad comercial y en
un superior rendimiento en términos generales, apuntándose el interés de la
especialización en determinadas producciones que sí rentabilizan las inversio-
nes efectuadas, así como en la reducción de costes de producción y en una
adecuada orientación productiva.
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
La mejora de la ventilación natural induce incrementos productivos, sin
un coste signicativo frente a otros sistemas de control climático. La capaci-
dad de ventilación del invernadero tipo Almería es un elemento que necesita
mejorar, puesto que aunque se ha incrementado en los últimos años sigue
siendo deciente en la actualidad. La media en 2013 es del 14,4 %, lejos del
valor mínimo del 30 % de supercie de ventanas por supercie del inverna-
dero necesario para una correcta ventilación, o incluso del valor recomendado
del 25 % en el Reglamento de Producción Integrada.
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
S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
V E, B.; B, D.; W, D.; M, A.; Z-
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CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
Anexo I. Modelo de encuesta
Encuesta sobre infraestructuras de invernadero
y su relación con la rentabilidad económica
En la Cátedra CAJAMAR de Economía y Agroalimentacion se está llevando a cabo un
«Estudio empírico de correlación entre las infraestructuras productivas de invernaderos y su
rentabilidad económica».
Este cuestionario está dirigido a agricultores que tienen su explotación en alguna de las
siguientes comarcas agrícolas: Campo de Dalías, Bajo Andarax, Campo de Níjar y Bajo
Almanzora. Es totalmente anónima y Vd. ha sido elegido por azar, por lo que lo rogamos
conteste con la máxima sinceridad.
Encuestador:
nº entrevista (id):
Lugar donde se realiza la encuesta:
A.- Datos personales
P. 1 Edad
P. 2 Años dedicados a agricultura
P. 3 El agricultor es:
Medianero 1
Propietario 2
Arrendatario 3
Ns/Nc 15
P. 4 Procedencia geográca del titular:
Oriundo de la zona 1
No oriundo 2
Ns/Nc 15

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
P. 5 Nivel de estudios
Ninguno 1
Básico 2
Bachiller 3
Universitarios 4
Cursos 5
Otros 6
Ns/Nc 15
P. 6 ¿Posee otra ocupación laboral o empresarial adicional?
No 1
Si 2
Ns/Nc 15
¿De qué tipo?
P. 7 Procedencia laboral del agricultor (profesión antes de ser agricultor)
Siempre ha sido agricultor 1
Antes trabajaba en:
Construcción 2
Industria auxiliar 3
Hostelería y otros servicios (especicar):
4
Ns/Nc 15
P. 8 Situación geográca de la nca
Localidad:
Paraje:
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
P. 9 Supercie total de la nca o ncas (si tuviese varias)
Bajo umbráculo
Bajo plástico
Aire libre
B.- Cultivos
P.10 El control de malas hierbas lo realiza con:
Herramientas 1
A mano 2
Herbicida 3
A mano y herbicida 4
A mano y herramientas 5
Ninguno 6
Ns/Nc 15
P.11 Siembra
Directa 1
Plántulas 2
Ns/Nc 15
Cultivos en los que practica siembra directa
P.12 La preparación de la plántula la realiza
Agricultor 1
Semillero 2
Otros 3
Ns/Nc 15

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
P.13 Realiza análisis foliares
No 1
Si, el propio agricultor 2
Si, la cooperativa 3
Si, otro (especicar):
4
Ns/Nc 15
Frecuencia
P.14 ¿Qué ha cultivado la campaña actual? (especie y variedad)
Otoño
Primavera
Ciclo largo
P.15 ¿Qué cultivó la campaña pasada? (especie y variedad)
Otoño
Primavera
Ciclo largo
P.16 ¿Qué cultivó hace dos campañas? (especie y variedad)
Otoño
Primavera
Ciclo largo
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
P.17 Orientación de las líneas de cultivo
Siguiendo la dirección de las cumbreras o raspas (longitudinal) 1
Perpendicular a las cumbreras o raspas (transversal) 2
Otros: (especicar)
3
Ns/Nc 15
P.18 Marco de plantación
Tomate Judía verde
Pepino Sandía
Pimiento Melón
Calabacín Berenjena
P.19 Rendimiento medio obtenido por cultivo
Campaña Cultivo kg/m
2
(comercial, sin destrío)
P.20
¿Utiliza algún sistema alternativo o sustitutivo
a los tratamientos tosanitarios?
Atrayentes hormonales 1
Atrayentes de color 2
Lucha integrada 3
Control biológico 4
Cultivo ecológico 5
Otros 6
Ns/Nc 15

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
P.21 ¿Utiliza algún método para la polinización?
No 1
Si 2
Ns/Nc 15
¿Cuál?
Abejas 1
Abejorros 2
Aire 3
Otros 4
Ns/Nc 15
¿Para qué cultivos?
P.22 ¿En sus plantaciones utiliza injertos?
No 1
Si 2
Ns/Nc 15
¿Para qué cultivos?
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
C.- Maquinaria
P.23
¿Qué tipo de maquinaria usa para la aplicación
de tratamientos tosanitarios?
Aplicadores
jos
Boquillas nebulización 1
Manguera + pistola (enganchadas a una tubería ja) 2
Otros 3
Aplicadores
portátiles
Cañón 4
Carretilla 5
Mochila de espalda 6
Máquina tratamiento Sobre raíles de calefacción 7
Sobre ruedas 8
Otros 9
Ninguno 10
Ns/Nc 15
P.24 ¿Qué vehículos utiliza normalmente en la nca?
Turismo 1
Furgón 2
Todoterreno 3
Camión 4
Motocicleta 5
Bicicleta 6
Tractor 7
Ninguno 8
Ns/Nc 15

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
P.25
¿Alquila o contrata maquinaria y operarios para realizar labores
de preparación del terreno?
No 1
Si 2
Ns/Nc 15
P.26 ¿Para que labor alquila o contrata maquinaria y operarios?
Retranqueo general 1
Carillado 2
Limpieza 3
Colocación del sistema riego 4
Sulfatado o espolvoreo de suelo y estructuras 5
Rajado del suelo 6
Ninguno 7
Ns/Nc 15
P.27 ¿Con qué frecuencia realiza las labores de preparación del terreno?
Todas las campañas 1
Cada 2 campañas 2
Más de 2 campañas 3
Ns/Nc 15
D.- Suelo
P.28 ¿Realiza análisis de suelo?
No 1
Si 2
Ns/Nc 15
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
P.29 ¿Realiza desinfección del suelo?
No 1
Si 2
Ns/Nc 15
¿Qué tipo?
Solarización (agua + plástico) 1
Sólo desinfectante de suelo (metansodio,
dicloropropeno, cloropitrina, etc.)
2
Solarización + desifectante de suelo (pero a menor
dosis de metansodio, dicloropropeno, etc.)
3
Biofumigación (sólo incorporar materia orgánica,
que fermenta en el suelo y desinfecta)
4
Biosolarización (plástico + materia orgánica) 5
Otros (especicar:
)6
Ns/Nc 15
¿Frecuencia?
1 Año 1
2 Años 2
Más de 2 años 3
Ns/Nc 15
P.30 Tipo de suelo
Natural autóctono 1
Enarenado 2
Aporcado 3
Acolchado 4
Hidropónico 5
Otros 6
Ns/Nc 15

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Sí, hidropónico:
Sustrato:
Lana de roca 1
Perlita 2
Vermiculita 3
Fibra de coco 4
Otros (especicar):
5
Ns/Nc 15
Tipo:
Recirculante 1
No recirculante 2
Ns/Nc 15
P.31 ¿Realiza retranqueo?
No 1
Si 2
Ns/Nc 15
Supercie
Toda la supercie 1
Carillas 2
Ns/Nc 15
Frecuencia
1-2 Años 1
3-4 Años 2
Más de 5 años 3
Ns/Nc 15
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
Tipo
Gallinaza 1
Oveja 2
Vacuno 3
Compost 4
Sacos preparados 5
Otros: (especicar)
6
Ns/Nc 15
P.32 Coste aproximado del retranqueo Euros/kg
P.33 Cantidad aportada kg/m
2
P.34 Jornales aproximados del retranqueo Jornales/ha
P.35 ¿Realiza aportaciones de ácidos húmicos?
No 1
Si 2
Ns/Nc 15
P.36 ¿Se ha planteado cambiar de enarenado a hidropónico, o viceversa?
No 1
Si (especicar el cambio: de
a 2
Ns/Nc 15

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
E.- Edicaciones auxiliares/sistema de riego
P.37 Edicaciones auxiliares
Almacenes Supercie 1
Caseta de riego Supercie
2
Balsa de riego Supercie 3
Ns/Nc 15
P.38 Tipo de balsa
Hormigón 1
Tierra y plástico 2
Otros 3
Ns/Nc 15
P.39 Forma de la balsa
Cilíndrica 1
Cúbica 2
Triangular 3
Rectangular 4
Cuadrada 5
Ns/Nc 15
P.40 Tipos de ltro
Arena 1
Discos 2
Anillas 3
Otros 4
Ns/Nc 15
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
P.41 ¿Recoge agua de lluvia?
No 1
Si 2
Ns/Nc 15
Interior del invernadero 1
Exterior del invernadero 2
Ns/Nc 15
P.42 ¿Qué sistema de riego posee?
A manta 1
Aspersión 2
Goteo 3
Hidropónico (gotero + piqueta) 4
Ns/Nc 15
P.43 ¿Realiza análisis del agua?
No 1
Si 2
Ns/Nc 15
P.44 ¿Utiliza tensiómetros?
No 1
Si 2
Ns/Nc 15

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
P.45 Origen del agua
Proporción
Coste
(€/m
3
)
Conductividad
eléctrica (dS/m)
Pozo particular 1
Pozo comunitario 2
Comunidad
de regantes
3
Desalación 4
Ns/Nc 15
En caso de tener pozo particular coste diario de gasoil o luz
P.46 ¿Posee programador de riego?
No 1
Si 2
Ns/Nc 15
P.47 ¿Posee motor (bomba) en el sistema de riego?
No 1
Si 2
Ns/Nc 15
Potencia
¿De qué tipo?
Diesel 1
Eléctrico 2
Ns/Nc 15
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
P.48 Abonado realizado mediante
Abonadora 1
Venturi 2
Inyectores 3
A voleo 4
Otros 5
Ns/Nc 15
F.- Comercialización
P.49 ¿Dónde vende su producción?
Alhóndiga 1
Cooperativa 2
SAT 3
Comercializador privado 4
Otros 5
Ns/Nc 15
P.50 ¿Lleva todos los productos al mismo sitio?
No 1
Si 2
Ns/Nc 15
P.51 ¿Es socio de alguna cooperativa?
No 1
Si 2
Ns/Nc 15

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
¿Cuántos años lleva de socio?
< 2 años 1
2-5 años 2
5-10 años 3
>10 años 4
Ns/Nc 15
P.52 ¿Recurre a algún tipo de asesoramiento?
No 1
Si 2
Ns/Nc 15
¿De qué tipo?
Privado 1
Suministros 2
Semillero 3
Cooperativa 4
Ns/Nc 15
P.53 ¿Arregla usted mismo el género antes de llevarlo al punto de venta?
No 1
Si, a mano 2
Si, a máquina (especicar):
3
Ns/Nc 15
% Tiempo que le dedica a la preparación del género, durante los días de
recolección: %
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
P.54
¿Está sometido a algún sistema de certicación
o norma de buenas practicas agrícolas en campo?
No 1
Si
Global Gap 2
UNE 155.000 (AENOR) 3
Naturane (ANECOOP) 4
Producción integrada (Junta de Andalucía) 5
Otros (cadenas de supermercados) (especicar): 6
Ns/Nc 15
G.- Estructura
P.55 Número de invernaderos que posee
Uno 1
Dos 2
Tre s 3
Más de tres 4
Ns/Nc 15
P.56 Año de construcción del invernadero (el más representativo)
P.57 Coste aproximado de la construcción del invernadero euros/m
2

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
P.58 Tipo de invernadero
Tipo Almería (parral plano) 1
Tipo Almería (raspa y amagado) 2
Tipo Almería (asimétrico) 3
Multitunel tipo cilíndrico 4
Multitunel tipo gótico 5
Venlo 6
Malla 7
Otros: (especicar)…………………….. 8
Ns/Nc 15
P.59 Geometría del invernadero
Forma rectangular 1
Forma irregular 2
Ns/Nc 15
Supercie (m
2
):
Longitud media (m):
Anchura media (m):
Nº de descuadres:
P.60 Tipos de apoyos interiores
Palos de madera 1
Tubo metálico 2
Viga de acero 3
Perl (especicar dimensiones):
4
Otros (especicar)
5
Ns/Nc 15
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
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P.61 Tipos de apoyos perimetrales
Palos de madera 1
Tubo metálico 2
Viga de acero 3
Perl (especicar dimensiones):
4
Otros (especicar)
5
Ns/Nc 15
P.62 Separación entre apoyos:
Para invernadero Almería

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Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Para invernadero multitúnel
P.63 Altura del invernadero
Máximo (cumbrera)
m
Mínimo (bajo canal)
m
Perímetro (bandas )
m
P.64 ¿Ha modicado la altura del invernadero?
No 1
Si 2
Ns/Nc 15
¿Qué altura tenía antes? Máximo m
Mínimo
m
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
P.65 Orientación del invernadero (eje principal, cumbreras, raspas)
Norte-sur (N-S) 1
Este-oeste (E-O) 2
Otros: (especicar)
15
P.66 Dimensiones del pasillo central
Anchura
m
Longitud
m
Altura libre del pasillo
m
P.67 Orientación del pasillo
Siguiendo la dirección de las cumbreras o raspas (longitudinal) 1
Perpendicular a las cumbreras o raspas (transversal) 2
Otros: (especicar)
15
P.68 ¿Posee ventilación cenital?
No 1
Si, en todas las raspas o módulos 2
Si, en raspas o módulos alternos 3
Si, otros (especicar):
4
Ns/Nc 15

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Dimensiones:
P.69 Tipo de ventanas cenitales
Sin ventilación cenital 1
Ventana deslizante moviendo el plástico 2
Ventana abatible 3
Ventana enrollable 4
Ventana piramidal 5
Abertura ja 6
Supercenit 7
Medio arco 8
Medio arco desplazado 9
Mariposa 10
Centrado 11
Otros: (especicar)
12
Ns/Nc 15
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
P.70 Accionamiento de las ventanas cenitales
Manual 1
Semiautomatico (con motor de accionamiento manual) 2
Automático (con motor accionado por controlador climático) 3
Abertura ja 4
Otros: (especicar)
5
Ns/Nc 15
P.71 ¿Posee ventilación lateral?
No 1
Si, nº de bandas con ventanas:
2
Ns/Nc 15
Dimensiones:
P.72 Tipo de ventanas laterales
Sin ventilación lateral 1
Bandas laterales deslizantes 2
Ventana deslizante (poleas) 3
Ventana enrollable 4
Ventana abatible 5
Otros: (especicar)
6
Ns/Nc 15

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
P.73 Accionamiento de las ventanas laterales
Manual 1
Semiautomatico (con motor de accionamiento manual) 2
Automático (con motor accionado por controlador climático) 3
Abertura ja 4
Otros: (especicar)
5
Ns/Nc 15
P.74 ¿Posee el invernadero doble puerta?
No 1
Si 2
Ns/Nc 15
P.75 ¿Posee el invernadero doble techo?
No 1
Si 2
Ns/Nc 15
¿De qué tipo?
Plástico blanco 1
Manta térmica 2
Otros 3
Ns/Nc 15
P.76 Tipo de mallas anti-insectos en las ventanas laterales
Ninguna 1
Tela mosquitera (10×16 hilos/cm) 2
Tela standard (10×20 hilos/cm) 3
Tela anti-thrips (15×30 hilos/cm) 4
Otra (indicar densidad):
× hilos/cm 5
Ns/Nc 15
Color:
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
P.77 Tipo de mallas anti-insectos en las ventanas cenitales
Ninguna 1
Tela mosquitera (10×16 hilos/cm) 2
Tela standard (10×20 hilos/cm) 3
Tela anti-thrips (15×30 hilos/cm) 4
Otra (indicar densidad):
× hilos/cm 5
Ns/Nc 15
Color:
P.78 Espesor del plástico Galgas
P.79 Material de cubierta
Plástico tricapa (PE-EVA-PE) 1
Polietileno de baja densidad (PEbd) 2
Malla 3
Cristal 4
Otros: (especicar)
5
Ns/Nc 15
Empresa:
Marca y modelo:
P.80 Características del material de cubierta
Plástico térmico 1
Fotoselectivo 2
Antigoteo 3
Otros: (especicar)
4
Ns/Nc 15
P.81 Coloración del plástico

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
P.82 Duración del plástico
P.83 Coste del plástico euros/m
2
euros/kg
P.84 La realización del «echado del plástico» la realiza
Agricultor y vecinos 1
Cuadrilla 2
Otros 3
Ns/Nc 15
P.85 La realización del «quitado del plástico» la realiza
Agricultor y vecinos 1
Cuadrilla 2
Otros 3
Ns/Nc 15
P.86 ¿Realiza blanqueo del techo?
No 1
Si 2
Ns/Nc 15
¿Cuándo?
¿Para qué cultivo?
¿Qué producto utiliza?
¿Qué dosis?:
Cuando el plástico es nuevo
Cuando el plástico lleva una campaña
Cuando el plástico lleva más de una campaña
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
P.87 ¿Cómo realiza la limpieza del techo?
Natural (lluvia, viento, ...) 1
Agua a presión 2
Cepillo + viento 3
Cepillo + agua 4
Máquina de limpieza 5
Otros 6
Ns/Nc 15
H.- Sistemas de control climático
P.88 ¿Tiene controlador climático?
No 1
Si 2
Ns/Nc 15
Empresa:
Marca:
Modelo:
¿Qué mide?
P.89 Tipo de pantallas utilizadas
Ninguno 1
Pantalla térmica 2
Malla de sombreo 3
Pantalla mixta (térmica y sombreo) 4
Otros: (especicar)
5
Ns/Nc 15

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
P.90 Sistemas de ventilación forzada
Ninguno 1
Extractores 2
Ventiladores desestraticadores (interiores) 3
Otros: (especicar)
4
Ns/Nc 15
P.91 Sistemas de refrigeración por evaporación de agua
Ninguno 1
Nebulización de alta presión (tuberías metálicas) 2
Nebulización de baja presión (sólo agua) 3
Nebulización mixta aire comprimido + agua 4
Paneles evaporadores y extractores (Cooling system) 5
Otros: (especicar)
6
Ns/Nc 15
P.92 Sistemas de calefacción
Ninguno 1
Por agua
Suelo radiante (tuberías enterradas) 2
Tuberías bajo bandejas (semillero) 3
Tuberías metálicas sobre el suelo (raíles) 4
Tuberías de plástico sobre el suelo 5
Tuberías aéreas metálicas 6
Tuberías aéreas de plástico 7
Otros: (especicar): 8
Por aire
Calefactores combustión directa 9
Calefactores combustión indirecta 10
Manga de polietileno 11
Otros: (especicar): 12
Otros: (especicar)
13
Ns/Nc 15
Potencia máxima de calefacción: kW ó CV
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
P.93 Combustible del sistema de calefacción
Gas natural 1
Gasóleo 2
Biocombustible (especicar)
3
Propano 4
Otros: (especicar)
5
Ns/Nc 15
P.94 Técnicas de ahorro energético
Ninguno 1
Tunelillo de plástico 2
Manta térmica 3
Doble techo 4
Dobles paredes 5
Variadores de frecuencia (especicar para qué:
)6
Otros: (especicar)
7
Ns/Nc 15
P.95 Otros sistemas avanzados de control climático
Ninguno 1
Inyección de CO
2
2
Iluminación articial fotoperiódica 3
Iluminación articial fotosintética 4
Coogeneración (especicar)……………………………. 5
Otros: (especicar)…………………….. 6
Ns/Nc 15
I.- Análisis de costes y benecios
P.96 ¿Qué ingresos obtiene al cabo del año o campaña? €/m
2
€/kg

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
P.97 ¿Qué gastos aproximados tiene a lo largo del año? €/m
2
€/kg
P.98 ¿Qué cultivos le suelen producir mayores ganancias netas?
P.99 ¿Qué cultivos le provocan mayor inversión al comienzo y desarrollo
de la campaña?
P.100 ¿Tiene concedido algún tipo de subvención?
No 1
Si 2
Ns/Nc 15
¿En qué organismo?
P.101 ¿Tiene concedido algún tipo de nanciación?
No 1
Si 2
Ns/Nc 15
¿En qué banco?
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
J.- Mano de obra
P.102 La mano de obra es
Propia (familiares) 1
Ajena 2
Ns/Nc 15
P.103 ¿De qué tipo es la mano de obra contratada?
Fijo (todo el año), nº: 1
Fijo discontinuo (personal de campaña) nº:
2
Eventual, nº:
3
No contrata 4
Ns/Nc 15
P.104 ¿Cuándo contrata personal eventual?
Preparación del terreno, nº: 1
Siembra, nº:
2
Recogida de fruto, nº:
3
Tutorado, nº: 4
Limpieza, nº:
5
Otros, especicar:
nº: 6
Ns/Nc 15
P.105 ¿Posee algún tipo de preferencia para contratar personal?
Sexo 1
Edad 2
Conocidos 3
Inmigrantes 4
Ninguna 5
Ns/Nc 15

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
P.106 ¿Contrata mano de obra inmigrante?
No 1
Si 2
Ns/Nc 15
P.107 ¿Tiene pensado a corto plazo realizar mejoras en su explotación?
No 1
Si 2
Ns/Nc 15
¿De que tipo?
P.108 ¿Cree que esta encuesta puede ayudar al conocimiento de la pro-
ducción de la cooperativa y su posterior análisis de resultados puede
mejorar los sistemas empleados?
No 1
Si 2
Ns/Nc 15
Notas (hechos relevantes): meteorología (lluvias o vientos extremos, fechas),
subida de los inputs, precios de venta anormales, etc.
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
Anexo II. Detalle por comarca y pregunta
A. DATOS PERSONALES ..................................................................................414
B. C
ULTIVOS ................................................................................................419
C. M
AQUINARIA ...........................................................................................430
D. S
UELO ....................................................................................................435
E. E
DIFICACIONES .........................................................................................442
F. C
OMERCIALIZACIÓN ...................................................................................451
G. E
STRUCTURA ...........................................................................................456
H. S
ISTEMAS DE CONTROL CLIMÁTICO .............................................................487
I. A
NÁLISIS DE COSTES ...................................................................................494
J. M
ANO DE OBRA .........................................................................................500
A. Datos personales
1. y 2. Edad y años dedicados a la agricultura

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
3. El agricultor es: medianero, propietario o arrendatario. En porcentaje
4. Procedencia geográca del titular. En porcentaje
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
5. Nivel de estudios del agricultor. En porcentaje
Bajo Andarax Campo de Dalías
sico
49
Bachiller
10
Universitarios
3
Cursos
3
Otros
28
Ninguno
7
sico
56
Ba
chiller
14
Un
iversitarios
10
C
ursos
6
Otros
8
Ningun
o
6
Campo de Níjar Bajo Almanzora
sico
67
Bachiller
14
Universitarios
5
Cursos
5
Otros
7
Ninguno
2
sico
44
Un
iversitarios
56
Provincia de Almería
Básico
57
Bachiller
13
Universitarios
10
Cursos
5
FP y otros
10
Ninguno
5

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
6. ¿Posee otra ocupación laboral o empresarial adicional? En porcentaje
7. Procedencia laboral del agricultor. En porcentaje
Bajo Andarax Campo de Dalías
Construcción
14
Siempre
ha sido agricultor
69
Hostelería
17
Construcción
5
Siempre
ha sido agricultor
74
Hostelería
13
Industria
8
Ns/Nc
5
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
Campo de Níjar Bajo Almanzora
Construcción
7
Siempre
ha sido agricultor
76
Hostelería
5
Industria
12
Ns/Nc
2
Siempre
ha sido agricultor
45
Hostelería
11
Industria
44
Provincia de Almería
Siempre ha sido agricultor
70
Construcción
6
Industria
9
Hostelería
12
Ns/Nc
3
8 y 9. Situación geográca y supercie total de la nca o ncas

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
B. Cultivos
10. Forma de realizar el control de las malas hierbas. En porcentaje
Bajo Andarax Campo de Dalías
A mano
48,4
Herbicida
6,5
A mano y herbicidas
6,5
A mano y herramientas
25,8
Ninguno
6,5
Herramientas
6,5
A mano
31,4
A mano y herramientas
41,6
Ninguno
2,9
Herramientas
2,9
A mano y herbicida
18,2
Herbicida
2,9
Campo de Níjar Bajo Almanzora
A mano
26,7
A mano y herramientas
46,7
Ninguno
4,4
Herramientas
6,7
A mano y herbicida
15,6
A mano
55,6
A mano y herramientas
22,2
A mano y herbicida
22,2
Provincia de Almería
A mano
33,8
A
mano y herramientas
39,6
N
inguno
3,6
Herramientas
4,1
Herbicid
a
2,7
A mano y herbicid
a
16,2
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
11. Tipos de siembra. En porcentaje
12. Cultivos en los que se practica siembra directa. En porcentaje
Campo de Dalías

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Provincia de Almería
12. Realización de la preparación de la plántula. En porcentaje
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
13. Realización de análisis foliares. En porcentaje
Bajo Andarax Campo de Dalías
Sí, cooperativa
50
No realiz
a
32
Sí, agricultor
18
Sí, cooperativa
52
No realiza
38
Sí, agricultor
8
Sí, otro
2
Campo de Níjar Bajo Almanzora
Sí, cooperativa
57
No realiza
29
Sí, agricultor
7
Sí, otro
7
Sí, cooperativa
78
No realiza
22
Provincia de Almería
Sí, cooperativa
54
No realiza
35
Sí, agricultor
9
Sí, otro
2

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
14, 15 y 16. Cultivo de las tres últimas campañas. En porcentaje
Bajo Andarax
Tomate cherry
Campo de Dalías
Tomate cherry
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
Campo de Níjar
Tomate cherry
Bajo Almanzora
Tomate cherry

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Provincia de Almería
Tomate cherry
17. Orientación de las líneas de cultivo. En porcentaje
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
18. Marco de plantación. En plantas/m
2
Bajo Andarax
Campo de Dalías
Campo de Níjar

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Bajo Almanzora
Provincia de Almería
19. Rendimientos de los cultivos
El detalle se puede observar directamente en las Tablas 18 y 19 (páginas 250 y 251),
respectivamente.
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
20. Sustitutivos a los tratamientos tosanitarios. En porcentaje*
Bajo Andarax Campo de Dalías
Atrayentes color
16,7
Lucha integrada
58,3
Control biológico
8,3
Cultivo ecológico
2,8
Otros
2,8
Atrayentes hormonales
11,1
Atrayentes color
36,6
Lucha integrada
39,6
Control biológico
7,9
Cultivo ecológico
0,4
Otros
1,1
Atrayentes hormonales
14,3
Campo de Níjar Bajo Almanzora
Atrayentes color
23,7
Lucha integrada
47,5
Control biológico
6,8
Cultivo ecológico
6,8
Otros
1,7
Atrayentes hormonales
10,2
Atrayentes colo
r
53,3
Lucha integrada
6,7
Cu
ltivo ecológico
40,0
Provincia de Almería
Atrayentes color
33,3
Lucha integrada
41,3
Control biológico
7,5
Cultivo ecológico
3,2
Otros
1,3
Atrayentes hormonales
12,8
* El valor complementario al 100 % corresponde a los agricultores que han declarado Ns/Nc.

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
21. Métodos de polinización. En porcentaje
Bajo Andarax Campo de Dalías
Abejorros
100,0
Abejas
32,9
Abejorros
63,3
Otros
1,9
Aire
1,9
Campo de Níjar Bajo Almanzora
Abejas
27,4
Abejorros
69,4
Ns/Nc
1,6
Aire
1,6
A
bejorros
100,0
Provincia de Almería
Abejorros
70,3
Aire
1,5
Otros
1,2
Ns/Nc
0,4
Abejas
26,6
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
22. Uso de injertos y para qué cultivos. En porcentaje
Tomate
62,0
Sandía
31,7
Berenjena
5,6
Pimiento
0,7
C. Maquinaria
23. Maquinaria utilizada para la aplicación de productos tosanitarios.
En porcentaje
Bajo Andarax Campo de Dalías
Carros móviles
14,3
Redes jas - pistola
60,0
Otros
2,9
Vehículos - ruedas
11,4
Atomizadores - tractor
11,4
Carros móviles
3,2
Redes jas - pistola
74,7
Atomizadores - tractor
14,3
Mochila
2,6
Carros - raíles
0,6
Otros
2,6
Ninguno
0,6
Redes de nebulización
1,3

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Campo de Níjar Bajo Almanzora
Carros móviles
17,2
Redes jas - pistola
45,3
Atomizadores - tractor
21,9
Mochila
3,1
Vehículos - ruedas
1,6
Otros
3,1
Redes de nebulización
7,8
Redes jas - pistola
70,0
Atomizadores - tractor
30,0
Provincia de Almería
Redes jas - pistola
65,4
Atomizadores - tractor
16,3
Ninguno
0,4
Carros móviles
8,0
Mochila
2,3
Carros - railes
0,4
Vehículos - ruedas
1,9
Otros
2,7
Redes de nebulización
2,7
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
24. Vehículos que normalmente usa en la nca. En porcentaje*
Bajo Andarax Campo de Dalías
Camión propio
35,3
Turismo - remolque
14,7
Tractor
23,5
Ninguno
8,8
Todoterreno - remolque
14,7
Furgoneta
5,9
Camión propio
38,1
Turismo - remolque
12,4
Tractor
16,0
Ninguno
1,0
Todoterreno - remolque
3,1
Furgoneta
27,3
Motocicleta
0,5
Bici
1,0
Campo de Níjar Bajo Almanzora
Camión propio
39,4
Turismo - remolque
21,2
Tractor
10,6
Ninguno
3,0
Todoterreno - remolque
7,6
Furgoneta
16,7
Motocicleta
1,5
Camión propio
57,1
Turismo - remolque
7,1
Tractor
21,4
Todoterreno - remolque
7,1
Furgoneta
7,1
Provincia de Almería
Furgoneta
21,8
Todoterreno - remolque
5,2
Camión propio
39,0
Motocicleta
0,6
Bici
0,6
Tractor
15,9
Ninguno
2,3
Turismo - remolque
14,3
* El valor complementario al 100 % corresponde a los agricultores que han declarado Ns/Nc.

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
25. Alquiler y contratación de maquinaria y operarios
para realizar labores de prepación del terreno. En porcentaje
26. Labores en las que alquila o contrata maquinaria y operarios.
En porcentaje
Bajo Andarax Campo de Dalías
Retranqueo
12,0
Ninguno
64,0
Carillado
6,0
Limpieza
15,0
Retranqueo
15,0
Ninguno
53,0
Carillado
11,0
Limpieza
11,0
Coloc. riego
2,0
Sulfatado
2,0
Rajado
6,0
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
Campo de Níjar Bajo Almanzora
Retranqueo
8,0
Ninguno
69,0
Carillado
2,0
Limpieza
15,0
Coloc. riego
2,0
Sulfatado
2,0
Rajado
2,0
Ninguno
100,0
Provincia de Almería
Retranqueo
13,0
Ninguno
59,0
Carillado
8,0
Limpieza
12,0
Coloc. riego
2,0
Sulfatado
1,0
Rajado
5,0

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
27. Frecuencia en la que realiza las labores de preparación del terreno.
En porcentaje
D. Suelo
28. Realización de análisis de suelo. En porcentaje
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
29. ¿Realiza desifección del suelo? ¿Qué tipo? Frecuencia de desinfección
Desinfección del suelo. En porcentaje
Tipo de desinfección. En porcentaje

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Frecuencia de desinfección del suelo. En porcentaje
30. Tipo de suelo. En porcentaje
Bajo Andarax Campo de Dalías
Enarenado
89
Lana roca
100
Enarenado
79,0
Lana roca
15
Otros
16,5
Natural
3,9
Perlita
54
Fibra coco
23
Otros
4
Ns/Nc
4
Campo de Níjar Bajo Almanzora
Enarenado
86
Lana roca
20
Otros
12
Natural
2
Fibra coco
80
Natural
67
Enarenado
33
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
Provincia de Almería
Enarenado
80,0
Lana roca
24
Otros
13,6
Natural
6,0
Perlita
41
Otros
3
Ns/Nc
3
Fibra coco
29
31. ¿Realiza rentranqueo? Supercie: frecuencia del retranqueo.
Tipo de abono
Realización de retranqueo. En porcentaje

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Supercie de retranqueo. En porcentaje
Frecuencia de retranqueo. En porcentaje
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
Tipo de abono usado para retranqueo. En porcentaje
Otros incluyen: Granulado, caballo y gallina, cerdo y oveja, cerdo y vaca y mezcla.
32, 33 y 34. Coste aproximado del retranqueo. Cantidad aportada.
Jornales aproximados del retranqueo

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
35. Agricultores que aportan ácidos húmicos al suelo por comarcas.
En porcentaje
36. Agricultores que han pensado cambiar de tipo de suelo
para sus cultivos. En porcentaje
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
E. Edicaciones
37. Agricultores que han pensado cambiar de tipo de suelo
para sus cultivos. En porcentaje
* Todo lo que esté por encima o por debajo de 100, es interpretable con respecto a la media provincial.
38. Material de construcción del tipo de balsas. En porcentaje

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
39. Forma de las balsas de riego. En porcentaje*
Bajo Andarax Campo de Dalías
Triangular
10,3
Cuadrada
10,3
Cúbica
10,3
Rectangular
58,6
Triangular
9,9
Cilíndrica
4,3
Rectangular
40,4
Cúbica
9,9
Cuadrada
30,5
Campo de Níjar Bajo Almanzora
Cúbica
2,3
Triangular
11,6
Rectangular
76,7
Cuadrada
9,3
Cilíndrica
40
Rectangular
60
Provincia de Almería
Triangular
9,9
Cuadrada
22,5
Cilíndrica
4,5
Cúbica
8,1
Rectangular
50,5
* El valor complementario al 100 % corresponde a los agricultores que han declarado Ns/Nc.
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
40. Forma de las balsas de riego. En porcentaje*
Bajo Andarax Campo de Dalías
Anillas
66,7
Otros
6,1
Arena
15,2
Discos
3,0
Anillas
91,7
Otros
1,5
Arena
0,8
Discos
4,5
Campo de Níjar Bajo Almanzora
Anillas
86,0
Otros
4,7
Discos
9,3
Anillas
77,8
Otros
11,1
Discos
11,1
Provincia de Almería
Anillas
86,2
Otros
3,2
Arena
2,8
Discos
5,5
* El valor complementario al 100 % corresponde a los agricultores que han declarado Ns/Nc.

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
41. ¿Recoge agua de lluvia? ¿Cómo?
Recogida de agua de lluvia. En porcentaje
Cómo recoge el agua de lluvia. En porcentaje
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
42. Sistema de riego que posee. En porcentaje
43. Realización de análisis de agua de riego. En porcentaje

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
44. Uso de tensiómetros para el control de riego. En porcentaje
45. Origen, coste y características del agua procedente de:
a) pozos propios, b) pozos comunes y c) comunidad de regantes
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
46. Uso de programadores de riego. En porcentaje
47. Disponibilidad de bombas de impulsión para el sistema de riego.
En porcentaje
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
48. Sistemas de abono usado por los agricultores. En porcentaje
Bajo Andarax Campo de Dalías
Venturi
60,7
Inyectores
28,6
Abonadora
10,7
Venturi
46,7
Inyectores
31,3
Otros
3,3
Abonadora
18,7
Campo de Níjar Bajo Almanzora
Venturi
61,4
Inyectores
34,1
Otros
2,3
Abonadora
2,3
Venturi
20
Inyectores
40
Abonadora
40
Provincia de Almería
Venturi
50,0
Otros
2,6
Inyectores
31,9
Abonadora
15,5

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
F. Comercialización
49. Entidades de comercialización donde venden su produccción.
En porcentaje
Bajo Andarax Campo de Dalías
Cooperativa
64,3
SAT
21,4
Alhóndiga
14,3
Cooperativa
35,6
SAT
37,8
Alhóndiga
20,7
Comercializ. privado
5,2
Otros
0,7
Campo de Níjar Bajo Almanzora
Cooperativa
46,5
SAT
39,5
Alhóndiga
11,7
Comercializ. privado
2,3
SAT
88,9
Otros
11,1
Provincia de Almería
Cooperativa
40,0
SAT
38,2
Comercializador privado
3,7
Otros
0,9
Alhóndiga
17,2
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
50. Exclusividad del lugar de venta. En porcentaje
51. Exclusividad del lugar de venta. En porcentaje
Bajo Andarax Campo de Dalías
Es socio
71
No socio
29
< 2años
10
5-10 años
5
> 10 años
70
2-5 años
15
Es socio
71
No socio
29
< 2años
9
5-10 años
14
> 10 años
72
2-5 años
5
Campo de Níjar Bajo Almanzora
Es socio
71
No socio
29
< 2años
3
5-10 años
20
> 10 años
66
2-5 años
11
Es socio
67
No socio
33
< 2años
17
> 10 años
83

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Provincia de Almería
Es socio
73
No socio
27
< 2años
8
5-10 años
14
> 10 años
71
2-5 años
8
52. ¿Recurre a algún tipo de asesoramiento? ¿De que tipo? En porcentaje
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
53. Arreglo del género antes de llevarlos al punto de venta.
En porcentaje
Bajo Andarax Campo de Dalías
No
40,0
Sí, a mano
40,0
Sí, a máquina
20,0
No
75,8
Sí, a mano
24,2
Campo de Níjar Bajo Almanzora
No
81,8
Sí, a mano
13,6
Sí, a máquina
4,5
No
77,8
Sí, a mano
22,2
Provincia de Almería
No
72,1
Sí, a mano
24,2
Sí, a máquina
3,7
* Promedio del tiempo dedicado ha sido de 37,5 % durante la recolección.

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
54. Sistemas de certicación o normas de buenas prácticas agrícolas.
En porcentaje
Bajo Andarax Campo de Dalías
Naturane
9,3
UNE
31,5
Junta de Andalucía
14,8
Otros
7,4
Ninguno
1,9
Global GAP
27,8
Ns/Nc
7,4
UNE
31,2
Ninguno
4,7
Global GAP
26,9
Naturane
4,0
Junta de Andalucía
16,2
Otros
11,5
Ns/Nc
5,5
Campo de Níjar Bajo Almanzora
UNE
26,7
Ninguno
2,9
Global GAP
27,6
Naturane
17,1
Junta de Andalucía
19,0
Otros
3,8
Ns/Nc
2,9
Global GAP
44,4
Ninguno
22,2
UNE
11,1
Ns/Nc
22,9
Provincia de Almería
Naturane
7,8
UNE
29,7
Junta de Andalucía
16,4
Otros
8,8
Ninguno
4,3
Global GAP
27,6
Ns/Nc
5,5
* Casi todos los encuestados están sometidos a varios sistemas de certicación. La media es 1,9 sistemas de
certicación por agricultor
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
G. Estructura
55. Número de invernaderos que poseen los agricultores. En porcentaje
Bajo Andarax Campo de Dalías
Tres
25,0
> 3
25,0
Uno
21,4
Do
s
28,6
Tres
15,9
> 3
29,5
Uno
22,0
Dos
32,6
Campo de Níjar Bajo Almanzora
> 3
65,1
Uno
2,3
Dos
16,3
Tres
16,3
> 3
33,3
Dos
55,6
Tres
11,1
Provincia de Almería
Tres
17,0
Dos
29,7
> 3
36,3
Uno
17,0

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
56. Año de construcción del invernadero más representativo.
En porcentaje
Bajo Andarax Campo de Dalías
< 1 año
3,6
> 15 años
21,4
1 - 3 años
3,6
6 - 10 años
32,1
10 - 15 años
35,7
3 - 6 años
3,6
< 1 año
2,3
> 15 años
35,6
1 - 3 años
4,5
6 - 10 años
20,5
3 - 6 años
7,6
10 - 15 años
29,5
Campo de Níjar Bajo Almanzora
> 15 años
11,6
1 - 3 años
7,0
6 - 10 años
37,2
3 - 6 años
14,0
10 - 15 años
30,2
> 15 años
33,3
10 - 15 años
66,7
Provincia de Almería
10 - 15 años
32,1
6 - 10 años
24,5
> 15 años
28,8
< 1 año
1,9
1 - 3 años
4,7
3 - 6 años
8,0
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
57. Antiguedad media del invernadero más reprensentativo. En años
58. Tipo de invernaderos. En porcentaje
Bajo Andarax Campo de Dalías
Raspa y amagado
75,0
Plano
14,3
Asimétrico
10,7
Raspa y amagado
75,7
Plano
15,1
Asimétrico
6,1
Multitúnel cilíndrico
1,5
Multitúnel gótico
0,8
Malla
0,8
Campo de Níjar Bajo Almanzora
Raspa y amagado
79,1
Asimétrico
2,3
Multitúnel cilíndrico
14,0
Multitúnel gótico
4,6
Raspa y amagado
77,8
Asimétrico
22,2

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Provincia de Almería
Raspa y amagado
76,4
Otros
0,5
Plano
11,3
Multitúnel cilíndrico
3,8
Multitúnel gótico
1,4
Asimétrico
6,6
59. Geometría del invernadero. Número de descuadres.
Supercie media por invernadero
Geometría del invernadero. En porcentaje
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
Supercie media por invernadero. En m
2
Número de descuadres. En porcentaje

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
60. Tipos de apoyos interiores. En porcentaje
Bajo Andarax Campo de Dalías
Tubo metálico
89,3
Viga de acero
3,6
Palo de madera
7,1
Tubo metálico
76,4
Viga de acero
3,7
Otros
4,4
Perl
1,5
Palo de madera
14,0
Campo de Níjar Bajo Almanzora
Tubo metálico
80,4
Palo de madera
2,2
Viga de acero
15,2
Perl
2,2
Tubo metálico
77,8
Palo de madera
22,2
Provincia de Almería
Tubo metálico
79,0
Viga de acero
5,9
Perl
1,4
Otros
2,7
Palo de madera
11,0
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
61. Tipos de apoyos perimetrales. En porcentaje
Bajo Andarax Campo de Dalías
Tubo metálico
53,6
Viga de acero
46,4
Tubo metálico
32,6
Viga de acero
50,4
Otros
0,7
Perl
5,2
Palo de madera
11,1
Campo de Níjar Bajo Almanzora
Tubo metálico
26,7
Viga de acero
68,9
Perl
2,2
Palo de madera
2,2
Tubo metálico
66,7
Viga de acero
11,1
Palo de madera
22,2
Provincia de Almería
Tubo metálico
35,5
Perl
3,7
Otros
0,4
Palo de madera
8,3
Viga de acero
52,1

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
62. Separación entre apoyos
Separación entre apoyos en invernaderos planos en la provincia
de Almería
Separación entre apoyos en invernaderos raspa y amagado
en la provincia de Almería
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
Separación entre apoyos en invernaderos multitúnel
en la provincia de Almería
Separación entre apoyos en invernaderos planos. En metros

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Separación entre apoyos en invernaderos raspa y amagado. En metros
Separación entre apoyos en invernaderos multitúnel. En metros
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
63. Altura media del invernadero. En metros
64. ¿Ha modicado la altura del invernadero? ¿Qué altura tenía antes?
Modicación de la altura del invernadero. En porcentaje

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Altura anterior del invernadero. En metros
65. Orientación del invernadero. En porcentaje
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
66. Dimensiones del pasillo. En metros
67. Orientación del pasillo. En porcentaje

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
68. Disposición de ventilación cenital. En porcentaje
Bajo Andarax Campo de Dalías
Sí, otros
33,3
No
3,3
Sí, en todas
las raspas/módulos
13,3
Sí, en raspas/módulos
alternos
50,0
Sí, otros
36,5
No
5,8
Sí, en todas
las raspas/módulos
16,8
Sí, en raspas/módulos
alternos
40,9
Campo de Níjar Bajo Almanzora
Sí, otros
9,1
No
2,3
Sí, en todas
las raspas/módulos
22,7
Sí, en raspas/módulos
alternos
65,9
Sí, otros
33,3
Sí, en todas
las raspas/módulos
55,6
Sí, en raspas/módulos
alternos
11,1
Provincia de Almería
Sí, otros
30,5
Sí, en todas
las raspas/módulos
19,1
Sí, en raspas/módulos
alternos
45,9
No
4,5
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
69. Tipo de ventilación cenital. En porcentaje
Bajo Andarax Campo de Dalías
Abatibles
85,7
Abertura ja
7,1
Arco centrado
3,6
Sin ventilación cenital
3,6
Enrollables
0,9
Abatibles
65,1
Piramidales
5,1
Abertura ja
15,3
Supercenit
1,9
Medio arco
2,8
Mariposa
0,5
Arco centrado
0,9
Otros
1,4
Sin ventilación cenital
4,7
Deslizantes
1,4
Campo de Níjar Bajo Almanzora
Enrollables
2,3
Abatibles
76,8
Supercenit
4,7
Medio arco
11,6
Otros
2,3
Sin ventilación cenital
2,3
Abatibles
44,4
Abertura ja
55,6
Provincia de Almería
Enrollables
0,9
Abatibles
65,1
Piramidales
5,1
Abertura ja
15,3
Supercenit
1,9
Medio arco
2,8
Mariposa
0,5
Arco centrado
0,9
Otros
1,4
Sin ventilación cenital
4,7
Deslizantes
1,4

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
70. Accionamiento de las ventanas cenitales. En porcentaje
Bajo Andarax Campo de Dalías
Manual
89,3
Semiautomático
3,6
Abertura ja
7,1
Manual
67,2
Semiautomático
1,5
Abertura ja
18,7
Automático
11,9
Otros
0,7
Campo de Níjar Bajo Almanzora
Manual
75,0
Automático
15,9
Semiautomático
6,8
Otros
2,3
Abertura ja
44,4
Automático
11,1
Manual
44,4
Provincia de Almería
Manual
70,7
Semiautomático
2,8
Automático
11,2
Otros
0,9
Abertura ja
14,4
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
71. Disposición de ventilación lateral. En porcentaje
72. Tipo de ventanas laterales. En porcentaje*
Bajo Andarax Campo de Dalías
V. deslizantes
39,3
Bandas deslizantes
60,7
Otros
6,0
Sin ventilación lateral
1,5
Bandas deslizantes
65,7
V. deslizantes
12,7
V. enrollables
13,4
V. abatibles
0,7
Campo de Níjar Bajo Almanzora
Sin ventilación lateral
2,3
Bandas deslizantes
61,4
V. deslizantes
13,6
V. enrollables
20,5
Bandas deslizantes
77,8
V. enrollables
22,2

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Provincia de Almería
V. deslizantes
15,8
Bandas deslizantes
64,7
Sin ventilación lateral
1,4
Otros
3,7
V. abatibles
0,5
V. enrollables
13,5
* El valor complementario al 100% corresponde a los agricultores que han declarado Ns/Nc.
73. Accionamiento de las ventanas laterales. En porcentaje
Bajo Andarax Campo de Dalías
Semiautomático
3,6
Manual
96,4
Automático
0,8
Abertura ja
0,8
Manual
97,0
Campo de Níjar Bajo Almanzora
Automático
9,3
Otros
2,3
Manual
79,1
Semiautomático
7,0
Manual
100,0
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
Provincia de Almería
Manual
93,4
Semiautomático
1,9
Automático
2,4
Abertura ja
0,5
Otros
0,5
Porcentaje de ventilación

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
74. Disposición de doble puerta en el invernadero. En porcentaje
75. Tipo de doble techo en el invernadero. En porcentaje
Bajo Andarax Campo de Dalías
No posee doble techo
100
No posee doble techo
71
Plástico blanco
78
Manta térmica
22
Campo de Níjar Bajo Almanzora
No posee doble techo
86
Plástico blanco
50
Manta térmica
17
Otros
33
No posee doble techo
100
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
Provincia de Almería
No posee doble techo
79
Plástico blanco
74
Manta térmica
21
Otros
5
76. Tipos de mallas anti-insectos en las ventanas laterales.
En porcentaje*
Bajo Andarax Campo de Dalías
10x20 hilos/cm
2
13,3
15x30 hilos/cm
2
63,3
10x16 hilos/cm
2
6,7
Otra
16,7
10x20 hilos/cm
2
24,5
15x30 hilos/cm
2
60,4
10x16 hilos/cm
2
10,8
Otra
1,4
Campo de Níjar Bajo Almanzora
10x20 hilos/cm
2
42,2
15x30 hilos/cm
2
46,7
10x16 hilos/cm
2
4,4
Ninguna
2,2
Otra
4,4
10x20 hilos/cm
2
66,7
10x16 hilos/cm
2
22,2
Otra
11,1

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Provincia de Almería
10x20 hilos/cm
2
25,6
15x30 hilos/cm
2
58,3
10x16 hilos/cm
2
9,4
Otra
4,5
Ninguna
0,9
* El valor complementario al 100% corresponde a los agricultores que han declarado Ns/Nc.
Color de las mallas anti-insectos en las ventanas laterales. En porcentaje
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
77. Tipos de mallas anti-insectos en las ventanas cenitales. En porcentaje*
Bajo Andarax Campo de Dalías
10x20 hilos/cm
2
6,7
15x30 hilos/cm
2
63,3
Ninguna
3,3
Otros
16,7
10x16 hilos/cm
2
10,0
10x20 hilos/cm
2
20,7
15x30 hilos/cm
2
57,0
Ningun
a
5,9
Otros
2,2
10x16 hilos/cm
2
12,6
Campo de Níjar Bajo Almanzora
10x20 hilos/cm
2
43,2
15x30 hilos/cm
2
45,5
Ninguna
2,3
Otros
4,5
10x16 hilos/cm
2
4,5
15x30 hilos/cm
2
66,7
10x16 hilos/cm
2
22,2
Otros
11,1
Provincia de Almería
10x16 hilos/cm
2
11,0
10x20 hilos/cm
2
22,5
Ninguna
4,6
15x30 hilos/cm
2
56,0
Otra
5,0
* El valor complementario al 100% corresponde a los agricultores que han declarado Ns/Nc.

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Color de las mallas anti-insectos en las ventanas laterales. En porcentaje
78. Espesor del plástico. En galgas
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
79. Material de la cubierta. En porcentaje
Proveedor del plástico de cubierta. En porcentaje

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
80. Características del material de cubierta. En porcentaje
Bajo Andarax Campo de Dalías
Otros
3,3
Térmico
83,3
Ns/Nc
6,7
Antigoteo
6,7
Antigoteo
0,7
Ns/Nc
3,7
Otros
4,4
Fotoselectivo
0,7
Térmico
90,4
Campo de Níjar Bajo Almanzora
Otros
2,3
Fotoselectivo
2,3
Térmico
95,5
Térmico
100,0
Provincia de Almería
rmico
90,8
Fotoselectivo
0,9
Antigoteo
1,4
Otros
3,7
Ns/Nc
3,2
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
81. Coloración del plástico de cubierta. En porcentaje
82. Duración del plástico de cubierta. En porcentaje

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
83. Coste del plástico de cubierta
84. Personas que realizan el «echado de plástico». En porcentaje
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
85. Personas que realizan el «quitado de plástico». En porcentaje
86. Realización del blanqueo de techo. En porcentaje

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Producto usado en el blanqueo de techo. En porcentaje
Dosis usada en el blanqueo de techo. En kg/ha
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
87. Cómo se realiza la limpieza de techo. En porcentaje
Bajo Andarax Campo de Dalías
Natural (lluvia)
17,2
quina de limpieza
24,1
Cepillo y agua
31,0
Agua a presión
27,6
Natural (lluvia)
13,3
Otros
2,5
Cepillo y agua
31,6
Agua a presión
41,1
quina de limpieza
11,4
Campo de Níjar Bajo Almanzora
Natural (lluvia)
25,0
Otros
1,8
Cepillo y agua
28,6
Agua a presión
39,3
quina de limpieza
5,4
Natural (lluvia)
55,6
Agua a presión
44,4
Provincia de Almería
Agua a presión
39,3
Cepillo y agua
29,8
quina de limpieza
11,1
Otros
2,0
Natural (lluvia)
17,9

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
H. Sistemas de control climático
88. Disposición de controlador climático. En porcentaje
89. Tipo de pantallas utilizadas. En porcentaje
Bajo Andarax Campo de Dalías
Ninguna
96,4
Malla de sombreo
3,6
Otros
0,8
Malla de sombreo
1,5
Pantalla térmica
2,3
Ninguna
95,4
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
Campo de Níjar Bajo Almanzora
Ns/Nc
2,3
Malla de sombreo
2,3
Pantalla térmica
2,3
Ninguna
90,8
Otros
2,3
Ninguna
100
Provincia de Almería
Ninguna
94,8
Pantalla térmica
1,9
Malla de sombreo
1,9
Otros
0,9
Ns/Nc
0,5

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
90. Sistemas de ventilación forzada. En porcentaje
Bajo Andarax Campo de Dalías
Ninguno
89,3
Extractores
10,7
Ventiladores desestraticadores
3,0
Extractores
3,8
Ninguno
93,2
Campo de Níjar Bajo Almanzora
Ventiladores desestraticadores
7,0
Extractores
2,3
Ninguno
90,7
Ninguno
100
Provincia de Almería
Ningun0
92,5
Extractores
4,2
Ventiladores desestraticadores
3,3
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
91. Sistemas de refrigeración por evaporación de agua. En porcentaje
Bajo Andarax Campo de Dalías
Ninguno
92,8
Nebulización mixta
3,6
Nebulización de alta presión
3,6
Ninguno
72,7
Nebulización mixta
3,1
Nebulización de alta presión
1,5
Nebulización de baja presión
22,7
Campo de Níjar Bajo Almanzora
Ninguno
93,1
Nebulización mixta
2,3
Nebulización de alta presión
2,3
Nebulización de baja presión
2,3
Ninguno
100
Provincia de Almería
Ninguno
80,7
Nebulización de baja presión
14,6
Nebulización mixta
2,8
Nebulización de alta presión
1,9

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
92. Sistemas de calefacción. En porcentaje
Bajo Andarax Campo de Dalías
Ninguno
96,4
Otros
3,6
Ninguno
96,9
Calefactores
combustión directa
1,5
Tuberias metálicas
0,8
Calefactores
combustión indirecta
0,8
Campo de Níjar Bajo Almanzora
Ninguno
73,3
Calefactores
combustión indirecta
11,1
Otros
2,2
Calefactores
combustión directa
8,9
Manga de polietileno
4,5
Ninguno
88,9
Calefactores
combustión indirecta
11,1
Provincia de Almería
Ninguno
91,6
Calefactores
combustión indirecta
3,3
Otros
0,9
Calefactores
combustión directa
2,8
Manga de polietileno
0,9
Tuberías metálicas
0,5
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
93. Combustible del sistema de calefacción. En porcentaje
94. Técnicas de ahorro energético. En porcentaje
Bajo Andarax Campo de Dalías
Ninguno
82,8
Manta térmica
10,4
Otros
3,4
Dobles paredes
3,4
Ninguno
39,3
Manta térmica
24,2
Variadores de frecuencia
0,6
Dobles paredes
12,9
Tu nelillo plástico
5,6
Doble techo
17,4
Campo de Níjar Bajo Almanzora
Ninguno
55,1
Tu nelillo plástico
8,2
Ns/Nc
2,0
Otros
2,0
Manta térmica
18,4
Dobles paredes
4,1
Doble techo
10,2
Tu nelillo plástico
18,2
Ninguno
9,1
Manta térmica
63,6
Doble techo
9,1

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Provincia de Almería
Ninguno
45,7
Variadores de frecuencia
0,4
Ns/Nc
0,4
Dobles paredes
9,7
Otros
0,7
Manta térmica
23,2
Tunelillo plástico
6,0
Doble techo
13,9
95. Otros sistemas de control climático avanzado
Ninguno de los encuestados usa otro sistema de control climático avanzado.
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
I. Análisis de costes
96 y 97. Ingresos obtenidos al cabo del año o campaña.
Gastos aproximados que se tienen al cabo del año
Ingresos y gastos a lo largo de la campaña. En €/m
2
Ingresos y gastos a lo largo de la campaña. En €/kg

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Ingresos y gastos a lo largo de la campaña. En €/campaña
Margen bruto en algunos cultivos destacados en la provincia de Almería.
En €/m
2
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
98. Cultivos que suelen producir mayores ganancias netas
Comarca Primer cultivo Segundo cultivo Tercer cultivo
Bajo Andarax Tomate Pepino y tomate rama Pimiento
Campo de Dalías Pimiento y tomate Pimiento y pepino Melón y sandía
Campo de Níjar Tomate Sandía Sandía
Bajo Almanzora Tomate - -
Prov. de Almería Tomate Sandía Sandía
99. Cultivos que le provocan mayor inversión al comienzo
y desarrollo de la campaña
Comarca Primer cultivo Segundo cultivo Tercer cultivo
Bajo Andarax Tomate Pimiento Pepino
Campo de Dalías Pimiento Pimiento y tomate Melón
Campo de Níjar Tomate Sandía Sandía
Bajo Almanzora Tomate - -
Prov. de Almería Tomate Sandía Melón
100. Procendencia de las subvenciones obtenidas. En porcentaje
Bajo Andarax
No tiene
concedida subvención
57,0
tiene
concedida subvención
43,0
OPFH
36,0
No declaran
61,0
Junta de Andalucía
4,0

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Campo de Dalías
No tiene
concedida subvención
42,0
tiene
concedida subvención
58,0
OPFH
51
No declaran
61
Junta de Andalucía
2
Ministerio de Agricultura
3
API
1
Campo de Níjar
No tiene
concedida subvención
36,0
tiene
concedida subvención
64,0
OPFH
48
No declaran
41
Junta de Andalucía
11
Bajo Almanzora
No tiene
concedida subvención
67,0
tiene
concedida subvención
33,0
No declaran
67
PAC
33
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
Provincia de Almería
tiene
concedida subvención
57
101. Entidades que nancian a los agricultores
Bajo Andarax
No tiene nanciaión
57,0
Sí tiene nanciación
43,0
Cajamar
100
Campo de Dalías
No tiene nanciaión
42,0
Sí tiene nanciación
58,0
Cajamar
69
Unicaja
22
Banesto
3
Caja Granada
3
Alhóndiga
1
B. General
Granada
1

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
Campo de Níjar
No tiene nanciaión
36,0
Sí tiene nanciación
64,0
Cajamar
77
Unicaja
13
Banesto
6
BBVA
3
Bajo Almanzora
No tiene nanciaión
67,0
Sí tiene nanciación
33,0
Cajamar
78
Provincia de Almería
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
J. Mano de obra
102. Mano de obra empleada (propia o ajena). En porcentaje
103. Tipo de mano de obra contratada

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
104. Situaciones en las que contrata a personal eventual. En porcentaje
Bajo Andarax Campo de Dalías
Recogida
50,0
Preparación del terreno
3,3
Tutorado
26,7
Limpieza
13,3
Siembra
6,7
Siembra
18,0
Limpieza
17,8
Tutorado
15,9
Preparación del terreno
10,0
Recogida
38,3
Campo de Níjar Bajo Almanzora
Siembra
21,8
Limpieza
17,7
Tutorado
18,5
Preparación del terreno
13,3
Recogida
28,8
Siembra
31,3
Limpieza
12,5
Tutorado
18,8
Preparación del terreno
18,8
Recogida
18,8
Provincia de Almería
Siembra
19,4
Limpieza
17,3
Tu torado
17,3
Preparación del terreno
11,3
Recogida
34,6
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
105. Preferencias para contratar al personal. En porcentaje
Bajo Andarax Campo de Dalías
Conocidos
10,7
Ns/Nc
3,6
Ninguna
85,7
Por sexo
11,0
Ns/Nc
0,7
Ninguna
65,4
Por edad
1,5
Conocidos
12,5
Inmigrantes
8,8
Campo de Níjar Bajo Almanzora
Por sexo
4,7
Ns/Nc
2,3
Ninguna
69,8
Por edad
2,3
Conocidos
9,3
Inmigrantes
11,6
Ninguna
88,9
Por edad
11,1
Provincia de Almería
Por sexo
7,9
Ns/Nc
1,4
Ninguna
69,9
Por edad
1,9
Conocidos
11,0
Inmigrantes
7,9

S ECAJAMAR CAJA RURAL
Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad
106. Contratación de mano de obra inmigrante. En porcentaje
107. Realización de mejoras en la explotación. En porcentaje
CAJAMAR CAJA RURAL

S 
D. L. Valera Martínez, L. J. Belmonte Ureña, F. Domingo Molina Aiz y A. López Martínez
108. Opinión sobre si esta encuesta ayudará al conocimiento
de la producción de la cooperativa y a la mejora de los sistemas
empleados con su posterior análisis de resultados . En porcentaje
... This protected cultivation system specializes in producing eight vegetable species: tomato, sweet pepper, watermelon, zucchini, cucumber, eggplant, melon, and beans. Several sustainable techniques, such as integrated pest and disease control, biological control, and grafting, are implemented in the production process [30]. In addition, solarization is used by 95.2% of farmers, either as the principal method or in combination with chemical fumigants [41]. ...
... Pest and disease control follows the Integrated Production regulations, except in farms that produce under the Organic Production regulations. The climate control in the sheds has a passive character thanks to the benevolent climate of Almeria, so it requires less energy than other European greenhouse production systems [30,32,40,45]. ...
... Further, it can be combined with chemical fumigants or organic amendments. Ultimately, it enables a reduction in chemical disinfectants, facilitates the expansion of the circular economy within farms, and increases the sustainability of food production [18,30,67,71]. ...
Article
Full-text available
Agricultural systems must identify fertilization strategies in line with the principles of sustainable development and the circular economy to achieve environmentally friendly food production and to meet the fertilizer-reduction targets set by some territories, such as the European Union (EU). The objective of this work was to identify the multifunctionality and cost-effectiveness in the use of the biodisinfection technique in greenhouse horticultural crops. For this purpose, a cost comparison of the different cultivation strategies was conducted, based on a systematic review of the existing literature. The results of this work suggest that the biodisinfection of soil containing agricultural biomass serves as a fertilization strategy that allows a reduction in a large part of inorganic fertilizers in protected horticultural crops of intensive nature, in addition to mitigating the expression of soil pathogens. Reducing the use of fertilizers and phytosanitary products, management fees, and important means of production, such as water, allows a reduction of up 6.1% in production costs. The biodisinfection technique is a methodology that can promote circularity in farms while favoring the use of waste, such as agricultural biomass, which can damage the environment when not properly treated.
... Almeria accounts for 77.0% of the protected agriculture in the southeastern Iberian Peninsula (Junta de Andalucía, 2022b;MAPA, 2023a). Protected cultivation is a strategic activity for the economy of the province of Almeria, bringing about a local development system in the territory (Honoré et al., 2019;Valera-Martínez et al., 2014). Such a system generates more than 2000 million euros annually, from the sale of more than 3.5 million tons of horticultural products. ...
... Protected agricultural production in Almeria is carried out in solar greenhouses. Moreover, a large number of agroecological techniques (i.e., integrated pest and disease control, biological control, grafting, solarization, etc.) are already implemented (Belmonte-Urenã et al., 2020;Valera-Martínez et al., 2014) and demand a lower amount of energy than other European models under cover (Vanthoor et al., 2012). In recent decades, this agrosystem has expanded the use of the previously mentioned techniques. ...
... y amagado" type(Valera-Martínez et al., 2014). The amortization period of the greenhouses was 15 years. ...
Article
Full-text available
Sustainable development has become an essential criterion for structural policies ofthe European Union, and these policies have extended its environmental dimensions.The EU has decided that circular economy will be framed within the principles of sus-tainable development. Thus, the changes brought forth will affect activities like agri-culture, where environmental policy can undermine the stability of agriculturalsystems by reducing their profitability. The objective of this study was to evaluatehow the implementation of these techniques impacted the southeastern peninsula ofSpain, a farming region that supports the sovereignty and food security of theEuropean Union in terms of fruit and vegetable products. The production techniquesevaluated can increase production costs by up to 5.5%, although there are no signifi-cant differences in crop profitability. It is necessary to guarantee that all producerscan access the incentive system to reduce their economic pressure, due in manycases to financial losses. In this regard, it is necessary to establish a specific greenarchitecture for this subsector that factors in the effects of inflation to balance thetriple aspect of sustainability.
... State agricultural and livestock activity (i.e., primary production) is essential for maintaining the sovereignty and food security of states within the European Union (EU) (European Commission, 2022a;. Moreover, this activity can be a significant source of employment and wealth for some territories, mainly rural, and can help to anchor the population (Valera-Martínez et al., 2014). Twenty-six percent of the world's population derives its livelihood from agricultural production while using 40% of the land (OCDE-FAO, 2019). ...
... Agriculture and livestock are one of the most relevant socioeconomic activities for rural areas. These, along with the agri-food industry and the auxiliary industry of the agri-food system, are one of the main sources of employment and wealth for these territories in Spain and in the EU (Valera-Martínez et al., 2014). ...
Article
Full-text available
Agriculture and livestock farming are activities that depend on energy consumption. Photovoltaic self-consumption systems can reduce the production costs of these actors, especially in periods of high-energy price volatility. This work aimed to determine the degree of implementation of photovoltaic self-consumption systems, their relationship with the economic impact of the energy crisis, and the perception of producers to use renewable energy sources in the Spanish agricultural system as it is one of the most important at European level. For this purpose, a survey of the Spanish agricultural and livestock system, involving 396 primary producers , was carried out between December 2022 and March 2023. The results suggest that self-consumption systems are in place in 49.1% of all farms and that these have had a positive effect in alleviating the rising energy costs suffered by the Spanish primary sector. In summary, Spanish primary producers generally have a favorable perception of the use of renewable energies on their farms, especially photovoltaic. However, the cluster analysis shows the fact that there are two types of producers, active and passive, from an environmental point of view. The characterization of this type of producers can help the Spanish Administration to improve the efficiency of its energy strategy, and can be a source of inspiration for the governments of other countries.
... In this area, sheltered agriculture has high productivity and 80% of the fruits and vegetables obtained are exported to Central and Northern Europe during the winter months. This production model offers high socioeconomic sustainability with annual revenues at the provincial level of more than 2000 million euros (Valera-Martínez et al., 2014;Honoré et al., 2019;Giagnocavo, 2020). For this reason, agricultural plastic not only makes it possible to safeguard food security but also increases the wealth of the territories. ...
... The main keywords are mulch, soil, crop, cultivation, plastic, plastic film, polyethylene, alternative agriculture, biodegradable mulch, and corn. The research of this group has identified alternatives for two cultivation tasks of vital importance for agriculture, mainly for industrialized systems: mulching and soil disinfection through solarization (Valera-Martínez et al., 2014;Marín-Guirao et al., 2019;Di et al., 2021;Marín-Guirao et al., 2022). ...
Chapter
The environmental impact caused by the ever-more extended use of plastics has resulted in the serious pollution of terrestrial and marine ecosystems, thus becoming an issue of global concern. In this context, and in order to fight against micro and nanoplastics for being considered as some of the most relevant polluters, the European Union is regulating to foster circular economy. This transition towards a more sustainable economy is being developed within the framework of Agenda 2030 for reaching Sustainable Development Goals. On this basis, the EU has developed a specific and unified strategy focused on reducing and eliminating negative externalities where the key role of agriculture for being considered as an important source of plastic waste has been underlined. The importance of the farming sector deserves special attention since more than 60% of its total production relies on plastics and any limitation may jeopardize food security and supply. Against this background, the target of this research is to identify the main research areas while evaluating alternatives to agricultural plastics in order to promote sustainable food production based on circular economy. To reach this goal, a bibliometric analysis has been carried out, where a sample of 2043 papers was analyzed. Results show the growing interest of the scientific community in this research field while establishing the need of investing in biopolymers able to replace plastic in cultivation techniques and packaging, both known as the main microplastics pollutants. Furthermore, microorganisms that may synthesize bioplastics and biodegradable plastics are seen as feasible alternatives that despite drawbacks may reduce the environmental burden of traditional plastics, thereby contributing to improving their life cycle. The implementation of the alternatives that stand out in this research will enhance the accomplishment of current and future environmental objectives and strategies furthered by the EU.KeywordsCircular economy; plastic alternatives; agriculture; packaging; biopolymers; biodegradable.
Chapter
Family-run farms in rural areas play a crucial role, increasingly recognized as essential for sustainable growth. In agriculture, their ability to balance economic, environmental, and social objectives is central, showing the idea of multifunctionality. Though environmental issues have often been prioritized, this chapter shifts focus to delve into the social and economic impacts associated with family-based farming. Taking the agricultural landscape of southeastern Spain as a case study, we conduct a thorough empirical analysis based on various socio-economic factors. Our findings highlight the economic advantages of expansion and related industries, while also shining a light on the diverse characteristics of these farms. Innovations, a shift towards environmentally friendly practices, higher education levels among farmers, and the smooth transition of farms across generations have all contributed to rejuvenating the area, improving average incomes, ensuring solid employment opportunities, and fostering cultural diversity. Our research provides a clear guide for achieving multifunctionality, offering insights relevant to sectors aligned with the values of family farming, and enhancing our comprehension of its impact on socio-economic stability in rural areas.
Chapter
Agriculture is a strategic sector that has played a key role in developing many territories. However, the rapid expansion of productivity since the Green Revolution has led to aggressive agricultural practices, such as using large amounts of agrochemicals, which have damaged ecosystems. The latest policy on agriculture drafted by European Union envisages a 20% reduction in the application of fertilizers. This policy aims to implement sustainable agricultural production using resilient production models based on the circular economy and the UN Sustainable Development Goals. Crop productivity of high-yielding farming systems is endangered when they encounter problems with profitability, so it is necessary to search for alternative formulas to conventional inorganic fertilization. This chapter presents the results of a field trial conducted under greenhouse where the productivity, economic benefit, and water consumption of a tomato crop fertilized with green manure (tomato plants infested by Fusarium oxysporum f.sp. radicis-lycopersici, mustard plants, and radish plants) were evaluated and compared to the same parameters in a conventional crop. The results suggest that the alternative nutrition obtained higher productivity and profit than the traditional crop, as well as a 43.9% reduction in water consumption. Green manuring is postulated as a cultivation method capable of increasing the sustainability of agricultural production systems.
Article
Full-text available
The contemporary media narratives frequently exhibit significant contradictions due to the influence of diverse interests. In this context, the framing of information assumes critical importance in shaping consumer opinions, necessitating a comprehensive examination of its management. This article investigates the portrayal of crises in the agri-food sector within the mass media when not anchored in objective and verifiable facts, thereby exerting a con-sequential impact on the sector's reputation and public image. Specifically, a detailed analysis is conducted on the greenhouse horticulture sector in southeast Spain, recognized as the primary European supplier. Examination of these news items uncovers a discernible bias in the disseminated information, resulting in an information asymmetry between farmers and consumers. As a remedy for the affected sector, the current study advocates the implementation of a proactive crisis detection and management model grounded in the development and dissemination of verifiable information.
Article
The objective of this study is to find new options for the promotion of intermodality, based on short sea shipping, as applied to perishable products. At present, most of the transport is carried out by refrigerated trucks. In theory, this change would have positive effects on the environment and could even reduce transit costs, but companies are still hesitant to implement this practice. In this context, the present study aims to determine whether there are aspects other than operational considerations (e.g., time, cost, quality or environmental concerns) that condition modal shift. First, a literature review is conducted which attempts to identify both the strengths and weaknesses of intermodality in perishable transport. This review serves as the basis for the elaboration of a questionnaire targeting transport actors within the fruit and vegetable supply chain in southeastern Spain – the area taken as an application example. Next, the survey is used to determine the possible drivers that would favor a modal shift applying a structural equation analysis, corroborated with a traditional econometric model. As a result, the design of an overall strategy based on the creation of redistribution hubs at destination (i.e., located at ports), whose operations could be optimized through the digitization of the supply chain, appears to be a promising approach.
Article
The so-called ‘sea of plastic’ in Almería, Spain, is a 450km² area devoted to intensive greenhouse farming managed by 10,000 small farmers who employ a labour force of 50,000 workers, mostly immigrants from Africa and eastern Europe. Romanian immigrants arrived at the beginning of 2000s and have occupied various positions within this agro-industrial district. Some started their own businesses in greenhouse reparation and construction employing fellow Romanians. They seized the market, providing more stable jobs through their transnational networks, and extending their businesses nationally and internationally. This paper analyses the global processes ‘from below’ that explain the occupation of specific economic spaces by transnational migrant entrepreneurs. Based on ethnographic fieldwork and social network analysis, the paper shows how the seasonal mobilization of a workforce through a transnational social field connecting Romania and Spain provided a competitive advantage to these entrepreneurs to start investing in their ventures and acquiring new markets.
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There is little information about the production of agave plants in the nursery, so this research assessed the growth in the nursery of Agave angustifolia plants originating from inflorescence bulbils, subjected to different substrates, fertigation doses, and inoculation with Azospirillum brasilense. The bulbils were established for two months in a 50% peat-50% perlite substrate. One hundred and eighty plants were individually transferred to 3.8 dm3 pots for evaluation in an experiment with three factors: 1) type of irrigation: 1.1) water, or 1.2) fertigation with Steiner’s nutrient solution (NS), NS-50%, or 1.3) NS-100%; 2) inoculation with Azospirillum brasilense, 2.1) inoculated plants, 2.2) non-inoculated plants; 3) substrate, mixtures of bovine manure (BM) + sand (S) in different proportions, Mix1: 75% BM + 25% S; Mix2: 25% BM + 75% S; Mix3: 50% BM + 50% S. Morphological characteristics were quantified for one year. The largest plants were those that were in substrates with 50% BM, and were fertirrigated with NS-100% and inoculated with Azospirillum brasiliense. The smallest plants were those established a in a substrate with the lowest manure content, irrigated with only water and without inoculation, which was respectively 71.6 and 54.10 cm high, 21 and 15.6 leaves, 76.6 and 62.2 mm in stem diameter, 84.4 and 59.8 cm in rosette diameter.
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