En los primeros años del siglo XIX, cuando la revolución de Independencia hacía de la Nueva España una colonia en crisis, el franciscano descalzo Mariano López y Pimentel, misionero de la provincia de San Diego de México, presentó al rey un plan para civilizar y convertir a los “infieles” de Asia y de las Américas. Más allá de la desmesura del proyecto, el clamor del fraile respondía a las
... [Show full abstract] antiguas preocupaciones de reyes y virreyes que no habían logrado reducir un cúmulo importante de nativos habitantes de las Provincias del Norte y a las dificultades que enfrentaban los misioneros en Asia.