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Jan Duiker. 1890-1935 Esbozo de una vida truncada

Authors:
  • Escuela Técnica Superior de arquitectectura, Universidad Politécnica de Madrid

Abstract

En la madrugada del 23 de febrero de 1935 moría el arquitecto Jan Duiker a los 44 años. Dejaba una obra selecta y de indiscutida calidad con edificios como el sanatorio Zonestraal, la Escuela al Aire Libre, el Cineac o el Hotel Gooiland. Multitud de datos biográficos inéditos en español se compaginan en éste artículo con la perspectiva de sus obras, trenzando una extensa y significativa exposición de su trayectoria vital.
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n la madrugada del sábado 23 de febrero de
1935 moría en su casa de Ámsterdam, vícti-
ma de un proceso tumoral, el arquitecto
Johannes Duiker. Este luctuoso acontecimiento cor-
taría abruptamente, a los cuarenta y cuatro años de
edad, una carrera cada vez más fértil y llena de
esperanzas. Cerca de un año y medio antes, en el
verano de 1933, un primer síntoma aparentemente
sin importancia, pero después confirmado como un
carcinoma maxilar cambió radical y trágicamente
su trayectoria vital. Duiker falleció rodeado de los
suyos y casi en plena actividad. Solo dejó de traba-
jar directamente sobre el tablero los dos meses fina-
les, obligado a la postración en cama únicamente en
el último par de semanas. Sin embargo, justo ese
último año y a pesar del progresivo decaimiento
físico y psicológico por la conciencia de su enfer-
medad, saldrían de su mano algunas de sus pro-
puestas más innovadoras. En ese mismo año recibi-
ría el encargo de edificios tan significativos como
los almacenes Winter de Amsterdam, y, sobre todo,
del hotel y gran teatro Gooiland de Hilversum. Así
mismo, en 1934 vería cómo se iniciaban y daban fin
las obras del Cineac, el cual pudo visitar en funcio-
namiento tras su apertura el dos de noviembre del
mismo año. Junto a los citados, trabajó también en
ese periodo final en proyectos como otras dos salas
de proyección Cineac en la Haya y en Ámsterdam
respectivamente, un stand para la empresa Enci de
cementos en la feria de muestras de Utrecht y nue-
vas propuestas de cine para el solar en la Kleine
Gartmanplantsoen de Ámsterdam, continuando así
su larga trayectoria anterior de diseños para esta
misma ubicación. Un año en definitiva tan intensa-
mente creativo como dramático.
Datos como los referidos sobre las circunstancias
de su muerte son también relativamente abundantes
en relación a su vida privada, especialmente en el
periodo correspondiente a sus últimos diez años,
gracias sobre todo al testimonio de su hijastro
Arthur Hofmans, con quien convivió en esa etapa y
quien mucho mas tarde rememoraría muchos de sus
acontecimientos en un libro.1Dichos datos ofrecen
un complemento necesario, una mirada cercana y
muchas veces entrañable de su quehacer. Reflejan
por tanto, aunque desde alguien muy apegado, un
lado humano que muchas veces falta en apreciacio-
nes más estrictamente disciplinares o arquitectóni-
cas. En el caso de Duiker esta memoria es, además,
esclarecedora de aspectos importantes de su trayec-
toria. A ella se le sumarían también, enriqueciéndo-
la a veces por su contraste, algunos otros testimo-
nios de coetáneos.
Jan Duiker 1890-1935
Esbozo de una vida truncada
Rafael García.
E
Duiker, nació en La Haya el 1 de marzo de 1890 y
tenía prácticamente la misma edad que su socio
Bernard Bijvoet (n.1889) pero también que Oud,
nacido el mismo año, y casi que Rietveld (n.1888).
Y si nos fijamos bien, tampoco era mucha la dife-
rencia con los principales líderes del Movimiento
Moderno Internacional. Sólo un poco más jóven
que Mies (n.1886), que Le Corbuiser (n.1887) y de
casi con los mismos años que Hannes Meyer
(n.1889), aunque distanciándose algo del más vete-
rano Gropius (n.1883). Por tanto, generacionalmen-
te perteneció a ese grupo de arquitectos que en el
panorama europeo abrieron los caminos de la nueva
arquitectura, y que es conocido como la primera
generación. Sin embargo, el hecho de que su obra
tenga un carácter más local, concentrada en los
Países Bajos, y sobre todo su limitada extensión,
consecuencia de su pronto fallecimiento, han hecho
olvidar a menudo lo destacado de su aportación, no
solo en la consolidación del movimiento, sino tam-
bién en un primer momento formativo. En justicia
no se trataría tanto de un seguidor aventajado, aun-
que pueda reconocerse el importante estímulo ini-
cial de Le Corbusier, como de un auténtico innova-
dor con propuestas de innegable originalidad. Así lo
refleja por ejemplo Kenneth Framton, tildando su
falta de atención en las historias modernas como
"lapsus de la historia oficial", señalando cómo: "La
notable independencia de Duiker es evidente por
varios motivos. En primer lugar, Duiker ha sido
capaz de escapar de la sintaxis del ladrillo, específi-
ca de la berlagiana Escuela de Ámsterdam, sin
abandonar ni su ritmo subyacente ni su disciplina
tectónica. En segundo lugar, fue capar de dejar su
huella distintiva, como arquitecto de vanguardia,
sin contraer una deuda aparente con Auguste Perret,
con Le Corbusier o con alguno de sus distinguidos
contemporáneos alemanes. Al mismo tiempo, se
mantuvo considerablemente libre del imán vanguar-
dista del Neoplasticismo holandés, por el cual
muchos de su generación se vieron, de una manera
u otra, excesivamente influidos".2Y es que ya refe-
rido al panorama holandés, Duiker fue ante todo
una de las fuerzas más inspiradas, si no la que más,
del primer momento del funcionalismo, siendo cer-
cano también por su nacimiento, además de a los ya
citados, a su colaborador Wiebenga (n.1886), a Van
der Vlugt (n.1894) y a V. Tijen (n.1894). Con ellos
constituyó esa primera generación holandesa de
fundadores de la arquitectura moderna, precedida
de cerca por antecesores como Van Loghem
(n.1881) o el mismo Van Doesburg (n.1883) y
seguida de inmediato por figuras algo más jóvenes
como Cor van Eesteren (n. 1897), Mart Stam (n.
1899) o Benjamin Merkelbach (n. 1901).
El arquitecto de Zonnestraal y del Cineac fue el
único hijo varón del matrimonio entre Fokke
Duiker, nacido en Leeuwarden el uno de agosto de
1853, y Frederika Adriana Rosenvelt, nacida el 9 de
mayo de 1859 en Zutphen, los cuales, instalados en
La Haya en el número 64 de la Zwarteweg desde su
boda, permanecieron en ella hasta 1917, año de la
muerte de ambos. Dicha dirección fue, por tanto, el
lugar en donde Duiker pasó su infancia y primera
juventud. Johannes Duiker, que recibió el nombre
por su abuelo paterno, tuvo dos hermanas, Lucie y
Geertruida (Truus), tres y dos años mayores que él
respectivamente. Aunque nunca se dedicó a la ense-
ñanza, todos recalcaron su innata capacidad didácti-
ca, quizás heredada de su padre, profesor de educa-
ción infantil y especializado en niños discapacita-
dos. Por su parte, Jan, como fue siempre llamado
familiarmente, terminó sus estudios de cinco años
de educación secundaria en 1907, pero antes de
seguir una formación superior, fue enviado por su
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Jan Duker hacia 1918
padre a trabajar durante un año en un taller de car-
pintería. La razón era que lo consideraba demasiado
joven para proseguir estudios, aunque quizás tam-
bién influyó el valor asignado al trabajo manual
como elemento formativo complementario.
Siguiendo con los trazos básicos de estos años ini-
ciales, en 1908 inició la carrera de ingeniería en edi-
ficación en el Politécnico de Delft la cual terminó
en 1913 3. Justo al finalizar y junto a su compañero
de estudios Bernard Bijvoet, entró a colaborar con
su antiguo profesor Henri Evers en el encargo del
proyecto del nuevo Ayuntamiento de Rotterdam,
ganado en concurso y obra fundamental de dicho
arquitecto. Su propuesta distaba mucho de ser
moderna, con una imagen indisimuladamente histo-
ricista. Sin embargo, los recuerdos de esa época,
críticos con el diseño y el estilo del proyecto, no lo
fueron con la persona de Evers, a quien siempre
consideraron por su gran profesionalidad y entu-
siasmo, y por la valiosa experiencia que les reportó.
De sus años de estudios citarán
tambien entre quienes les dejaron
una huella duradera al profesor
J.F. Klinkhamer. Con motivo de
dicho trabajo, Duiker se trasladó
a vivir a Rotterdam más de dos
años, entre el 2 de junio de 1914
y el 24 de noviembre de 1916, es
decir, en un periodo marcado por
la Primera Guerra Mundial.
Terminada su participación,
regresó al domicilio familiar en
donde al poco su padre se vio
aquejado de un cáncer de laringe
muriendo el 17 de agosto de
1917. Su madre, que no pudo
sobreponerse a su pérdida falle-
ció, con 64 años, pocos meses
después, el 22 de septiembre del
mismo año. Con este aconteci-
miento luctuoso se abre en reali-
dad una nueva etapa, ya que sólo
un mes más tarde, el 24 de octu-
bre de 1917, se mudará con sus
hermanas a la Van Aerssenstraat
de la Haya, la misma dirección
donde un año antes había iniciado
un estudio profesional con
Bijvoet. Su hermana Lucie se
casó poco después, en 1918, con el director de una
escuela, siguiendo ella misma también la profesión
de magisterio.
Ambos arquitectos desarrollaron una intensa activi-
dad que muy pronto se vio recompensada con sen-
dos primeros premios de concurso y que contribu-
yeron a asentar tanto su situación financiera como
su prestigio profesional. El primero de ellos fue una
residencia de ancianos efectivamente construida en
Alkmaar, ganada en concurso convocado en 1916.
El lema con que se presentaron, "Zon" (sol), ya
pareció presagiar la fortuna profesional asociada al
nombre de dicho astro y que en torno a la finca
Zonnestraal (rayo de sol) ocuparía la parte central
de su carrera. El segundo, institucionalmente
mucho más destacado, fue el correspondiente al edi-
ficio de la nueva Academia estatal de artes,
Rijkacademie, a ubicar en Ámsterdam, y convoca-
do en 1917. Con su victoria sobre el resto de
114 participantes, entre ellos el mismo Michael
de Klerk, que tuvo que conformarse con el segundo
premio, pasaron a un primer plano de reconoci-
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La familia Duiker. Jan, Lucie,Truus, Fokke y FréDuiker,
La Haya, alrededor de 1900.
miento, a la vez que se aseguraron la suma de 7500
florines estipulada como premio más el encargo de
su construcción.4Tanto Duiker como Bijvoet coin-
cidieron en el empleo de la citada cantidad en efec-
tivo, invirtiéndola en sendas casas en Zandvoort
próximas a la playa en la zona de las dunas, y a las
que se mudaron el 30 de mayo de 1919 y el 10 de
junio del mismo año respectivamente. Sus números
eran además contiguos, al igual que el de la casa en
donde pusieron a partir de entonces el nuevo estu-
dio (ns. 97, 99 y 101 de la Brederodestraat).
Entretanto, el 23 de mayo de ese año, con veinti-
nueve años de edad, Duiker contrajo matrimonio
con Hermina Jacoba Barendina Valken, hermana
de su cuñado y con la cual mantenía un largo
noviazgo de once años, ya que su padre se oponía a
una unión sin base económica sólida por parte de
Duiker.
En esta primera época en Zandvoort casi sólo cons-
truyeron viviendas, la mayoría para el constructor
Johannes D. van der Houwen, y prácticamente
todas en la Haya. Sus diversos proyectos realizados
entre 1919 y 1922, dejan ver una arquitectura de
ladrillo mayoritariamente de cubierta plana y volú-
menes prismáticos y que sin ser plenamente experi-
mental o vanguardista, es decir, sin rasgos visible-
mente De Stijl, era ciertamente más depurada que la
entonces al uso. Jan Molema en su análisis de
dichas casas ha señalado cómo la influencia de
Berlage, Loos y Wright era todavía en ese periodo
muy evidente. No obstante, no se limitaron a dicha
práctica profesional, destacando además en esos
años su entrega no premiada para el concurso del
Chicago Tribune, o un primer proyecto para escue-
la técnico-profesional en Scheveningen encargado
en 1921 y realizado en 1922, con persistente
influencia wrightiana. En él se perfilaba sin embar-
go un trazado racional de las plantas ya ajeno a toda
simetría y que parecía contener el germen de desre-
gulación configurativa aplicado después más siste-
máticamente en el proyecto definitivo de 1929,
dando lugar a una de las principales obras de su
carrera.
Probablemente lo más notable de su arquitectura
residencial de este periodo fueron sus viviendas
para el conjunto residencial Kijkduin a las afueras
de La Haya en su zona noroeste. También realizadas
por iniciativa de Van der Houwen, tanto en estilo
como en concepto, las casas y el conjunto mostra-
ban claramente la influencia de las prairie-houses
de Wright, así como la idea de suburbio jardín ame-
ricano. Hoy, tras sus muchos avatares se pueden ver
todavía algunas de ellas sin apenas transformacio-
nes dejando constancia de su cuidado diseño y de su
apuesta por un estilo de vida más apartado y cerca-
no a la naturaleza, pionero entonces en Holanda.
Duiker y Bijvoet se dedicaron a ellas entre 1919 y
1923, periodo transcurrido desde un primer plan
bastante ambicioso que incluía un hotel y un balne-
ario, pero no llevado a cabo en su totalidad, y las
primeras entregas de las casas. Al parecer, y según
Robert Vickery, aún después de 1925 Duiker siguió
trabajando en modificaciones y transformaciones de
los proyectos iniciales.5
Estos trabajos de su primera época tendrían sin
embargo un punto de inflexión unánimemente reco-
nocido al filo de 1924, momento en que por un lado
hacen reconocimiento expreso de las nuevas posibi-
lidades de la máquina y el mundo tecnológico
moderno y, por otro, desarrollan sus primeros pro-
yectos en esa misma línea. En ese mismo año escri-
birán un artículo revelador de su nueva orientación,
el cual será así mismo una declaración de apoyo y
reconocimiento al recién terminado edificio de la
Escuela Técnica Profesional de Groningen, diseña-
da por Wiebenga en colaboración con Leen van der
Vlugt. Con el explícito título "La nueva escuela
industrial de Groningen", el artículo se expresará
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Duiker y Bijvoet. Proyecto Academia Real de las Artes,
1918.
inequívocamente sobre los nuevos caminos a
seguir: "Aunque es difícil refutar la idea frecuente-
mente oída de que el tiempo en que vivimos no está
dominado por un movimiento general, como lo
hubo en los periodos de la gran arquitectura, uno no
puede por otra parte, negar que hoy hay ciertos
fenómenos que tienen un gran impacto en la era
moderna y la modifican significativamente en
muchos aspectos. En primer lugar están los grandes
avances en ciencia, los cuales son irreversibles tanto
espiritual como materialmente. Y a un nivel más
concreto, en lo material, está la máquina, el vasto
programa de la tecnología, de la cual es esperable
que ejerza una gran influencia sobre la arquitectu-
ra".6
Los edificios que marcan dicha transición son por
un lado la pequeña casa de agricultor en Aalsmeer y
por otro una lavandería industrial construida en
Diemen. La mencionada casa, encargada y levanta-
da en 1924, es un proyecto de gran modestia, y
muestra cómo las intenciones arquitectónicas pue-
den apreciarse también en trabajos de aparentemen-
te pequeña envergadura. Fue construida con estruc-
tura de madera y revestimiento de tablas muy en la
línea de los armazones americanos, y su forma exte-
rior se derivó muy directamente de los medios
empleados. En ella ya aparecen elementos como las
carpinterías metálicas formando ventanales alarga-
dos (incluso doblando algunas esquinas), la tersura
de las superficies enrasadas con aquellas y un tono
general de sencillez y ligereza que marcan la dife-
rencia con su trabajo anterior. Sólo la escalera de
ladrillo, de planta circular y separada de los volú-
menes principales representaba un signo de solidez,
aunque por otra parte hacía notar formalmente y de
forma muy anticipada la diferencia entre el uso de
comunicación entre niveles y el resto de funciones
de la casa.7
La lavandería fue un paso más adelante, presentán-
dose como primero de sus edificios con estructura
de hormigón y amplios acristalamientos. Además,
supuso la primera realización de importancia para la
DKSF, Diamentbewerkers Kopelen Stelenfonds
(Fundación de los manguitos de cobre para los tra-
bajadores del diamante), institución fundada en
1905 por el líder sindicalista Jan van Zutphen y
cliente fundamental en el desarrollo de su obra. La
instalación de lavado tenía como objetivo prestar un
servicio a los trabajadores, pero también, y median-
te un sofisticado proceso industrial recientemente
puesto a punto, extraer los restos de polvo de dia-
mante adheridos a las mangas de las camisas de los
operarios. Con su recuperación y posterior venta se
conseguían nuevos fondos para la asociación y,
sobre todo para la lucha contra las enfermedades
respiratorias a que tan especialmente se exponían
los trabajadores de la industria del diamante en los
procesos de pulimento. Muy notable, es por ejem-
plo que su construcción partiera de una cimentación
anterior de una fábrica preexistente, una práctica a
la que Duiker hubo de adaptarse repetidas veces en
el futuro, que condicionó sus proyectos y que qui-
zás alcance el máximo virtuosismo, producto de la
necesidad, en el mismo Cineac, objeto principal de
esta publicación. El edificio de la lavandería se ter-
minó en una primera fase en 1924 ampliándose en
extensión y altura al año siguiente, y a pesar de su
trascendencia ha recibido en general bastante poca
atención. Fue destruido durante la guerra no que-
dando de él más que sus planos y algunos testimo-
nios fotográficos en los que se aprecian, no obstan-
te, interesantes anticipaciones de su obra posterior.
Por otra parte, y del mismo 1925, es también rese-
ñable una reforma de local en Zandvoort para uso
de farmacia, encargado por la denominada Sociedad
Holandesa para el fomento de la Farmacia. En ella
se han reseñado a veces puntos de conexión con De
Stijl, particularmente por sus semejanzas con algu-
nos proyectos de tiendas y escaparates de Rietveld.
Sin embargo, quizá más que por sus parecidos for-
males habría que valorarla por lo que significó en
cuanto estudio de elementos constructivos metáli-
cos coordinados a diferentes escalas y detalles.
Durante estos años la labor de Duiker y Bijvoet es
descrita como silenciosa y de escasa vida pública,
con una relación muy limitada con el mundo artísti-
co y arquitectónico, y con ambos arquitectos traba-
jando frente al mar y apartados del bullicio de las
ciudades importantes. Sin embargo esa aparente
quietud fue de repente quebrada por un inesperado
cambio en las circunstancias familiares. La hija de
Duiker lo describió así mucho tiempo después: "En
mis recuerdos juveniles de Zandvoort, en 1925
explotó repentinamente una bomba en mi vida sen-
timental cuando mi padre de pronto estuvo lejos, mi
madre lloraba frecuentemente y nos fuimos a una
gran ciudad -París- en un país extraño. Un país
extraño que por las circunstancias llegó a ser mi
segunda patria"8. Esta circunstancias no fueron
otras, como cabe adivinar, que la separación de Jan
Duiker y su esposa, la cual tuvo lugar en el verano
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de 1925. Habían tenido dos hijos, Louise la mayor,
nacida el 27 de agosto de 1920 y Fokke, el varón,
nacido el 10 de enero de 1922, pero al parecer su
matrimonio, tras dos partos con bastante dificultad,
estaba en una situación difícil. Este impás matrimo-
nial fue finalmente roto por la presencia en la
misma vecindad de la familia Hofmans, formada
por J.P.A. Hofmans y su mujer R.K. Lucie Küpper
de nacionalidad alemana, los cuales habitaron desde
1920 una casa contigua a las mencionadas de
Duiker y Bijvoet en Zandvoort. Tampoco las cir-
cunstancias eran muy felices en ese matrimonio, del
que había a su vez dos hijos, Edith nacida en 1912
y Arthur, en 1916. Las separaciones de ambos
matrimonios coincidieron en el tiempo, las dos el
mismo verano, pero Duiker encontró en su vecina
Lucie a su compañera sentimental para el resto de
su vida. Como consecuencia de la crisis, los hijos y
la mujer de Duiker decidieron partir hacia París,
deshaciéndose las casas y el estudio de Zandvoort.
En realidad la crisis habría que decir que fue doble,
por cuanto coincidió también con la separación pro-
fesional de Duiker y Bijvoet, aunque por causas
diferentes. Debido a la anulación definitiva por
razón de la crisis económica del encargo de la
Rijksacademie, la situación financiera de ambos
sufrió un fuerte deterioro. Wiebenga, que había
colaborado con ellos en los cálculos estructurales de
hormigón y en la cimentación del proyecto lamentó
siempre ciertas demoras y la necesidad de nuevos
dibujos por parte de los arquitectos, lo que a su
entender retrasó y finalmente impidió la adjudica-
ción de las obras.9En cualquier caso, y dadas las
circunstancias de escasez de trabajo, Bijvoet deci-
dió aceptar una oferta de Pierre Chareau en París,
partiendo de Holanda con su mujer Co Bijvoet-
Ezerman y su hija Wimmy el 19 de septiembre de
1925. En su viaje llevaron también con ellos a la
mujer e hijos de Duiker, que además habitaron en la
misma finca, el 7 de la Rue d'Erlanger. Bijvoet no
rompería sin embargo por ello su relación personal
con Duiker y aparte de los encuentros posteriores
entre ambos, se deduce que tuvo un papel protector
y casi patriarcal para con la familia de su ex socio.
Son por otra parte muchas las especulaciones sobre
la presunta continuidad profesional a distancia entre
ambos, debido a la persistencia
de la firma de Bijvoet en los
sucesivos proyectos de Duiker.
En realidad la respuesta es que
dejaron totalmente de colaborar
pero mantuvieron la firma por
conveniencia frente a clientes
en todos los proyectos que ya
habían iniciado conjuntamente.
Una anécdota familiar cuenta
como Duiker y el mismo Arthur
adolescente se entrenaban por
diversión en imitar la firma de
Bernard.
Duiker iniciaba así una segunda
etapa familiar con su nueva
mujer y los hijos de ésta, trasla-
dándose a Ámsterdam en donde
se ubicó sucesivamente en tres
distintos domicilios, albergando en todos ellos tanto
su residencia como su estudio. Durante los cinco
primeros años residió en una vivienda de segunda
planta en el 38 de la Daniel Willinkplein (hoy
Victoriaplein), después ocupó otra vivienda a nivel
de suelo en el 318 de la Noorder Amstellaan (hoy
Churchill-laan) y finalmente, el 6 de enero de 1930,
fueron a vivir a una casa con tres alturas, la más baja
de las mismas situada en un primer piso y comuni-
cada con un tramo de escalera con la puerta de calle.
Esta última estaba situada en el 34 de la
Minervalaan, el eje norte-sur del diseño de Berlage
para el ensanche sur de la ciudad, y era con sus tres
plantas con mucho la más holgada de las tres. Este
periodo de diez años es sin duda el más fecundo de
su carrera, concentrándose en él las obras más
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Lucie y Jan Duiker en el cumpleñaos de la primera. 1
agosto 1933
importantes y su presencia públi-
ca más influyente, especialmente
a través de sus artículos en la
revista de 8 en Opbouw. Incluso
dentro de él se han destacado dos
diferentes etapas, correspondien-
tes a una primera época de edifi-
cios con estructura de hormigón y
una segunda con predominio de
los bastidores de acero, a la cual
entre otros corresponde el pro-
yecto de Cineac. Pero también es
uno de los periodos con más
datos sobre su vida personal y por
tanto, como al principio se seña-
ló, rico en elementos complemen-
tarios a su obra.
Durante todo ese tiempo, Duiker formó con su
nueva esposa Lucie una bien trabada empresa fami-
liar, en la que ella se ocupaba de los asuntos admi-
nistrativos y financieros, y él naturalmente de los
temas de diseño y contacto con clientes. Ambos se
casaron con una ceremonia íntima el 26 de noviem-
bre de 1926. El ambiente familiar era de intensa
dedicación profesional describiendo a Jan como una
personalidad de gran energía en el trabajo, secunda-
do en todo momento por su colaboradora. Con fre-
cuencia trabajaban hasta tarde, él sobre el tablero y
ella a la máquina, una Underwood con la que se
mecanografiaban todos los documentos. Con todo,
y a pesar del aparente éxito de encargos, no siempre
la situación económica fue favorable, ya que fueron
casi más los proyectos fallidos que los efectivamen-
te realizados. Incluso dentro de éstos, sólo los tres
últimos Cineac, Winter y Gooiland discurrieron con
relativa facilidad y sin problemas, por contraste a
encargos como Zonnestraal, Nirwana o la escuela al
aire libre de Ámsterdam en donde se multiplicaron
las dificultades y se alargaron considerablemente
los plazos y tiempos de realización. Además, en los
tres últimos citados incluso fue precisa la participa-
ción activa del matrimonio en labores de gestión y
captación de fondos. Así, por ejemplo Lucie cola-
boró en las campañas de obtención de partícipes en
las obligaciones de 400 florines al cuatro por ciento
que servían para financiar el proyecto de escuela al
aire libre. En cuanto al sanatorio
Zonnestraal, participó en diversas
colectas custodiando en su casa en
ocasiones las huchas y las recau-
daciones. Al parecer, hasta en el
talante y el ánimo eran comple-
mentarios, él con un natural opti-
mista y ella más preocupada y
afectada por las dificultades.
También en esta última etapa, y
pese al prestigio creciente, Duiker
llevó una vida social sorprenden-
temente restringida, siendo en
realidad muy pocos los que fre-
cuentaban la casa en calidad de
invitados. Éstos se reducían a las
relaciones familiares, a Jan Gerko
Wiebenga, ocasionalmente a
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Primera casa en Amsterdam. Daniel Winkelplein 38
Noorder Amstellaan 218, 1919. Hoy Churchil-laan.
Bijvoet en sus visitas desde Francia, y a veces tam-
bién a Jan van Zutphen con quien Duiker tenía una
relación muy estrecha y que siempre se sintió muy
cercano a la familia. De Wiebenga Arthur Hofmans
conservaba el recuerdo de su afición culinaria por
los callos con col roja, que le eran preparados por
Lucie prácticamente cada vez que venía, aunque en
realidad era el mismo Arthur quien tenía que ir a
comprarlos en el momento a la carnicería más cer-
cana. En el ámbito doméstico se hablaba frecuente-
mente de las personalidades oficiales como Keppler
(director del departamento de vivienda de Ámster-
dam) o Tjaden (director del servicio de inspección
de construcciones y vivienda) o de los doctores Lier
y Sajet, responsables médicos del proyecto
Zonnestraal, pero ninguno de ellos frecuentó la
casa. Tampoco, y a pesar de la cercanía ideológica y
de trabajo en las labores de apoyo a la Nieuwe
Bouwen, lo hicieron los compañeros de De 8 o de
Opbouw como Van Eesteren, Groenewegen,
Karsten, Van Loghem, Merkelbach o Van Tijen. Es
curioso, aunque quizás sea casual, cómo otros
arquitectos como Van der Vlugt, Van der Broek o el
mismo Mart Stam, si bien éste quizás más justifica-
do por su ausencia en la URSS desde 1930 hasta
finales de 1934, no son citados.
Para los niños de la casa el ambiente de relaciones
se percibía como algo cerrado, sin muchos contac-
tos sociales y muy concentrado en la actividad del
trabajo aunque, al menos según la opinión de
Arthur, con una atmósfera de gran armonía y cari-
ño. Duiker es descrito como un personaje amable-
mente irónico y con mucho humor, que siempre
buscaba ocasiones para la broma y en lo que Bijvoet
en sus esporádicas visitas siempre le secundaba.
Célebre de este último era una tosecita provocada
que ya preparaba para la chanza. Evidentemente no
debió de ser fácil la integración de dos niños de
doce y nueve años en el nuevo hogar teniendo que
relacionarse con un adulto prácticamente descono-
cido. Por parte de Arthur dicha relación fue en rea-
lidad siempre muy próxima teniendo en Duiker un
tutor muy cercano, denominación preferida a la de
padrastro, que nunca fue utilizada. En sus memorias
le consideró como un modelo de padre y un ejem-
plo para su vida. Para Edith sin embargo la relación
fue un poco más difícil al principio, mostrándose
algo reservada. En abril de 1932 Edith se casó con
Oscar van Leer, un impresor deAmsterdam. Se con-
servan el texto de una poesía festiva escrita por
Duiker y que sirvió como portada del menú nupcial
y así mismo sus dibujos para el diseño de la misma.
Respecto a sus propios hijos, mucho más pequeños
que los de Lucie cuando la separación, Duiker siem-
pre intentó estar cercano, viajando cuando pudo a
Francia, yendo a buscarlos a La Haya a casa de sus
abuelos maternos o trayéndoselos consigo en algu-
nas vacaciones de verano a una casa alquilada en
Zandvoort. No hubo problemas en que Lucie le
acompañara en los paseos y estancias con sus hijos.
Dentro de la casa los pasatiempos favoritos eran el
ajedrez y la música, ésta última especialmente en
forma de veladas familiares de piano ofrecidas por
Duiker, que era un excelente pianista. Sus cualida-
des musicales eran muy destacadas manteniendo un
alto nivel técnico sin apenas practicar diariamente.
Además tenía oído musical absoluto. Comentaba
que en un principio dudaba sobre la elección de su
carrera, pero que se dio cuenta de que sólo si se era
extraordinario, podía tener algún éxito como con-
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En el balcón de Minervalaan, 1931. De izquierda a dere-
cha: Arthur, Louise, Lucie, Edith y Fokke.
certista. Sus interpretaciones abarcaban en general
el repertorio de los grandes clásicos. Siempre hubo
un lugar destacado en las casas para el piano de cola
Steinway. Con la adquisición en 1933 de la primera
radio los regulares conciertos de los domingos
comenzaron a disminuir y para sorpresa de los
suyos, prefería oír los de la Concertgebouworkest
(Orquesta del teatro de conciertos de Ámsterdam)
emitidos a primera hora de la tarde de los domingos.
"Esto es mucho mejor que lo que yo hago", solía
decir. También hubo gramófono, pero solo era utili-
zado para escuchar música de baile, de la que tanto
él como Lucie eran muy aficionados. Les entusias-
maba el baile del que incluso durante un corto
periodo llegaron a tomar clases, estando especial-
mente interesados en los ritmos de actualidad como
el quickstep y el charleston. Duiker en concreto era
además un gran amante del jazz y de la música ame-
ricana, aunque prácticamente nunca llegó a inter-
pretarla, sobre todo por la falta en aquella época de
partituras. Fue todo un acontecimiento cuando a
comienzos de los treinta pudo hacerse con un arre-
glo para piano de la Rapsodia en Blue de Gershwin.
La separación de Bijvoet y Duiker vino a coincidir
también con el comienzo de la fase definitiva del
proyecto para el sanatorio Zonnestraal, por lo que
prácticamente en todos los aspectos, situó a Duiker
en una nueva etapa de su carrera tras las menciona-
das experiencias de transición. Pero es también cier-
to que dicho proyecto definitivo estuvo precedido
de toda una larga trayectoria anterior en la que
ambos realizaron múltiples trabajos preparatorios
para la mencionada "Fundación de los manguitos de
cobre para los trabajadores del diamante". Sus con-
tactos se remontaban en realidad hasta 1919, año en
que Jan van Zutphen pidió a Berlage participar en la
construcción de un sanatorio para el tratamiento de
trabajadores del diamante afectados de tuberculosis.
Berlage era ya bien conocido en dichos círculos
como autor de la sede del sindicato del diamante en
Ámsterdam (1898-1900), e incluso había estado
presente en una comisión asesora sobre los planes
del sanatorio10. Sin embargo, Berlage era al parecer
entonces incompatible con dicho encargo y reco-
mendó a la joven pareja de arquitectos.11 Aunque
no los había tratado personalmente, para él fue sufi-
ciente la calidad manifestada en el concurso de la
Rijksacademie de la que él formó parte del jurado.12
De esta manera se implicaron no solo en el proyec-
to de un sanatorio sino en la idea general y en toda
una serie de otros edificios complementarios reali-
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Boceto de Duiker para la portada del menú de bodas de Edith Hofmans y Oscar van Leer, 14 abril 1932
zados paralelamente.
Todas esas iniciativas se enmarcaron además en un
proceso de organización sindical y sistemas de auto-
ayuda para trabajadores enfermos que se retrotrae
en Holanda hasta comienzos del siglo. Destacando
sus puntos más significativos, podríamos decir que
fue en 1905 cuando dos pulidores de diamantes,
Quelle y Jurriaans, deciden ofrecer a Jan van
Zutphen entonces secretario de su sindicato, los
beneficios que desde hacía tiempo se obtenían por
la venta de los denominados manguitos de cobre, es
decir de los casquillos o soportes de este metal que
sujetaban los diamantes en el proceso de pulido.
Éstos se rompían con facilidad y su recuperación se
dejaba a los empleados como pequeño complemen-
to. La idea se difunde y se crea el aludido Fondo de
manguitos (DKSF) acompañado del sobrenombre
"Nieuwe Levenskracht" (nueva fuerza de vida) con
un consejo directivo formado por los primeramente
citados y Van Zutphen como director. Sus ingresos
crecieron significativamente y llegaron a permitir el
tratamiento de hasta cuarenta enfermos en ese
mismo año. Sin embargo por la crisis del sector en
años siguientes tuvieron que bajarse ostensiblemen-
te las prestaciones que en cualquier caso no llega-
ban ni mucho menos a todos los afectados.
Alternativamente otra posible fuente era la recupe-
ración del mismo polvo de diamante resultado del
pulimento. En la talla de un diamante aquél consti-
tuía como mínimo la mitad de su masa y si se podía
recuperar era un excelente abrasivo (en realidad el
más adecuado por su dureza) para el facetado de los
diamantes. El mismo sindicato creó en 1917 su pro-
pio laboratorio, aunque sin éxito, para encontrar la
manera de separarlo de la masa pastosa constituida
por las partículas de diamante, los granos de hierro
del disco de abrasión y el aceite lubrificante. Ante la
falta de resultados, Van Zutphen llevó el problema
al catedrático de química de Delft Hernri ter Meulen
quien tras varias tentativas encontró el método de
hacerlo rentable. Éste, sin reservarse ningún dere-
cho por su parte, permitió su uso al sindicato
(ANDB) que a la vista del sustancioso incremento
de ingresos lo repartió entre el fondo para pensiones
del mismo y el DKSF. En 1919 la suma aportada
por este medio fue de 450.000 florines.13
Con el antecedente de iniciativas previas destaca-
das, como por ejemplo el primer sanatorio popular
en Francia fundado en 1895 en los montes Eiffel,
pero también con el de algunas instituciones holan-
desas como el Emmafonds auspiciado por la misma
reina y propietario de la finca de salud Cortenbergh
en Renkum, tomó cuerpo la idea de un sanatorio
propio para los empleados.14 En aquel momento,
podían tomarse como modelo de hospitales de
patrocinio holandés para este tipo de enfermos, el
sanatorio neerlandés para largas hospitalizaciones
de Davos (1897, Suiza), el sanatorio popular para
enfermos del pecho de Hellendoorn (1902), el sana-
torio amsterdamés para enfermos del pecho "Hoog
Laren" de Blaricum (1903) y el sanatorio reforma-
do "Sonnevanck" de Harderwijk (1908). Como pri-
mera medida se adquirió en 1919 la finca
Pampahove en Hilversum en la cual se erigirá final-
mente todo el complejo. Poco después su nombre se
cambiaría a Zonnestraal, como reconocimiento a la
actividad precursora de una organización belga del
mismo tipo que el DKSF, sita en Amberes. Dicha
institución había sido la primera portadora de ese
nombre, aunque tuvo que suspender su actividad
por causa de la ocupación alemana durante la gue-
rra.15 Paralelamente surgió también la idea de crear
una colonia de convalecencia en donde tras las
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Jan van Zutphen 1863-1958
curas hospitalarias los trabajadores pudieran seguir
recibiendo atención médica a la vez que realizar tra-
bajos como puente a la plena actividad laboral pos-
terior. Esta transición se consideraba muy necesaria,
siendo su ausencia la causa de curaciones incom-
pletas y fracaso en el tratamiento. Finalmente
ambas ideas parecieron fundirse y tras diferentes
matizaciones de nombre y contenido se habló de la
nazorgkolonie (colonia de cuidados posteriores),
"Zonnestraal".
En la gestión de Zonnestraal se nombraron dos
comités, uno médico compuesto entre otros por Ben
Sajet director sanitario del proyecto y B.H. Vos
director del sanatorio de Hellendoorn, y otro arqui-
tectónico. Este último formado por Bernard Bijvoet
y Jan Duiker. En torno a 1919, Duiker y Sajet viaja-
ron a Gran Bretaña en donde en Edimburgo Sir
Robert Philip había fundado en 1910 una "aftercare
colony" pionera en su género y considerada como
punto de referencia para Zonnestaal. En el mismo
viaje visitaron también la "Papworth Colony" de
Cambridge del Dr. P.C. Varrier Jones así mismo
gran defensor del tratamiento post hospitalario.
Muy destacable fue el informe que ambos realiza-
ron tras su viaje y que se publicó un poco más tarde
en 1922. Puesto que en las mencionadas colonias se
habían construido toda una serie de pabellones e
instalaciones de terapia de trabajo, en Zonnestraal
pronto surgieron un cierto número de construccio-
nes semejantes. Prácticamente todas ellas realizadas
por Duiker y Bijvoet, dieron muestra de su habili-
dad en programas de la máxima modestia y solu-
ciones con medios escasos. Entre ellas y correspon-
diendo a una fase inicial de trabajos no más allá de
1920, estuvieron un vivero con pequeño invernade-
ro, algunas colmenas, unas porquerizas, un galline-
ro, una reforma de vivienda para el portero de la
finca y una pequeña "construcción provisional para
niños débiles" en forma de barracón. Así mismo,
proyectaron diversos edificios no construidos como
un curioso pabellón denominado tienda de refrescos
y pensado como casa de té o lugar de descanso para
los visitantes del futuro complejo. En él se podía ver
aún una clara influencia de Wright, a la vez que
como nota singular, y sobresaliendo de su tejado,
una esbelta torre de vigilancia reminiscente del
pabellón Sint Hubertus de Berlage. Entre ellos esta-
ban también los primeros anteproyectos de sanato-
rio. De éstos se realizaron al parecer hasta cuatro
versiones distintas sin que exista acuerdo definitivo
sobre sus fechas. Evolucionaron desde una planta
general simétrica con distintos pabellones abiertos y
también simétricos, hasta una configuración en que
diversas alas unidas perpendicularmente constituían
un conjunto de cuerpos girados entre sí según ángu-
los de 60 y 45 grados. Del que se supone es el últi-
mo proyecto de en torno a 1920 ó 1921 existe un
plano de los alzados, apreciándose éstos como cuer-
pos de una sola altura y tejados inclinados.
Todo el planteamiento de Zonnestraal sufrió en
1920 un serio revés debido a la crisis del sector del
diamante, y los planes de la colonia tuvieron que ser
aplazados. Se reemprendieron en 1924 y junto a
ellos las construcciones complementarias, siendo de
mencionar una villa para Van Zuthpen de ese año en
la que quizás lo más notable fue su contraste entre
el tratamiento de sus tradicionales cubiertas de
brezo y el uso de modernas carpinterías metálicas
enrasadas en superficie. Aunque los datos no pare-
cen ser muy precisos, Duiker, ya en solitario, tenía
un nuevo diseño de sanatorio terminado en el vera-
no de 1926, si bien los primeros planos datan del 27
de septiembre de 1926.16 En comisiones previas se
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Cartel para el “Día de Zonnestraal”, 1926. Diseño de Duiker
había replanteado nuevamente el proyecto de colo-
nia contando esta vez con un nuevo director médi-
co, el Dr. Lier, tras el abandono del Dr. Sajet con la
crisis del proyecto de 1920. En dichas reuniones se
definieron nuevamente las características básicas
del futuro diseño. Novedad fue también ahora la
participación de la Cruz Roja, que entró en la insti-
tución con un papel de protectorado. Duiker, en una
carta a L.N. Roodeburg presidente de la Asociación
Neerlandesa para la Lucha contra la Tuberculosis ya
hace la primera descripción del proyecto: "(A)
Edificio principal, conteniendo un departamento
económico, un departamento médico y un espacio
para la administración, una zona para la calefacción
central, etc. Encima, una sala comedor y de recreo
además de restaurante, la cual por medio de escale-
ras y rampas da acceso al terreno sobre el que se
encuentra ubicada. (B) Los pabellones cada uno
conteniendo dos grupos de 24 pacientes, estando
estos divididos en dos unidades dispuestas una enci-
ma de la otra con 12 pacientes. (C) Los espacios de
estancia han sido proyectados para los dos grupos
en la planta baja y pueden ser subdivididos según
convenga."17
Sobre las claves principales del diseño puede a su
vez citarse una nueva carta, esta vez de Van Zutphen
a los otros miembros del consejo directivo: "Se
pensó comenzar con dos pabellones. Para el edificio
principal y los pabellones se ha hecho valer que
haya una vista lo más amplia posible desde la estan-
cia de cada paciente, y que se tenga en cuenta en el
emplazamiento el sol y la dirección de la mayoría
de vientos dominantes, encontrándose una solución
para lo anterior, sin, en relación con la anchura del
terreno disponible, caer en una longitud demasiado
grande u ocasionar trastornos a la deseada facilidad
de vigilancia. (…) cada paciente tiene su propia
habitación la cual está en conexión con una terraza
en la parte delantera a través de puertas practicables
en toda su anchura."18 Duiker había con ello con-
cebido ya las pautas fundamentales de su "obra
magna" en Zonnestraal, tal como la califica
Molema, definiéndola posteriormente en todos sus
detalles muchas veces a pie de obra, hasta su finali-
zación en agosto de 1928. Para ello contó con la
colaboración inestimable de Wiebenga, que en 1925
había regresado a los Países Bajos tras una estancia
de algo más de un año en Estados Unidos. Juntos
concibieron los esbeltos bastidores y losas de hor-
migón que hicieron de su estructura una de las más
afinadas y refinadas de este tipo existentes hasta la
fecha. Su trabajo conjunto, aunque no falto de ten-
siones y momentos críticos fue, sin embargo, lo
suficientemente fructífero como para continuarse en
proyectos sucesivos.19
Zonnestraal fue cuando se terminó una de las obras
paradigmáticas de la Nieuwe Bouwen holandesa.
Para entonces la fábrica Van Nelle estaba aun en
construcción aunque se había iniciado el mismo año
que el sanatorio. Ambos edificios formaron el
núcleo más emblemático de la arquitectura Nieuwe
Zakelijkheid, como también se denominó a la
Nueva Objetividad en Holanda. Sin embargo, y
aunque la fábrica de Rotterdam llegó a expresar de
una forma indiscutible los principios de regularidad,
transparencia y ligereza técnica, estos mismos con-
ceptos adquirieron en Zonnestraal una personalidad
propia y del todo irrepetible. Si una calificación nos
parece en especial inadecuada para el sanatorio esta
sería la de Estilo Internacional. En su libro, Johnson
y Hitchkock lo eludieron, aunque no a así la Van
Nelle, que fue ilustrada y comentada en sus páginas.
Por su parte, y aunque la transparencia del sanatorio
era tan literal como la de la fábrica, dejando tam-
bién ver las máquinas, en este caso de la calefacción
y la lavandería, lo que dejó apreciar sobre todo fue-
ron las particularidades de su esqueleto, sin duda su
parte más esencial. Este, como el de la Van Nelle,
era también singularmente ordenado a través de una
modulación de 1,5 m. aplicada a todo el edificio,
pero sin embargo mostraba una regularidad más
compleja, con predominio de largos pórticos de
gran luz con voladizos y un sentido rítmico y caden-
cial ajeno a toda monotonía. Su esbeltez fue pro-
ducto del cálculo pero también de un anhelo de lige-
reza conceptual y espiritual que se expresó en el afi-
namiento de secciones y en los detalles de sus vue-
los. Sus grandes superficies acristaladas, resaltaron
también por los delicados despieces y atención a la
forma de practicabilidad, completadas con paneles
ciegos de hormigón y estuco de poco espesor redu-
cidos en superficie al mínimo indispensable. De la
aparente naturalidad y acierto de sus soluciones for-
males, dan testimonio las diversas generaciones de
arquitectos holandeses a las que les ha servido de
inspiración.
En la ceremonia de inauguración, en la que estuvo
presente Bijvoet, solo estaban terminados el pabe-
llón principal y uno de los dos de dormitorios pro-
yectados. El construido en su totalidad recibió el
nombre de Ter Meulen en honor al científico de
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Delft, mientras que el otro, más tarde denominado
pabellón Dresselhuys en reconocimiento al secreta-
rio general de la Cruz Roja, había sido ejecutado
exclusivamente en su estructura de hormigón. Así
estuvo expuesto en forma tan esencial, tal y como lo
recoge una muy repetida foto, hasta su finalización
en 1931. Entró en funcionamiento con gran expec-
tación de los medios el 15 de octubre del mismo año
y como testimonio del acto inaugural fue grabado
un discurso de Van Zutphen por el Poligoon-jour-
nal, una especie de No-Do holandés. Como nove-
dad principal, dicho pabellón incluyó dos elevado-
res de camillas, que con el uso del anterior se habí-
an revelado imprescindibles. Mientras tanto, nuevos
pabellones y construcciones auxiliares poblaron la
colonia. Duiker realizó un proyecto de cinco naves
para talleres ocupacionales dispuestas en semicírcu-
lo, de los cuales dos se construirían en 1927. De
interés fue que se construyeron en madera sobre
fundaciones de hormigón, siendo con bastante pro-
babilidad dicha madera proveniente de la demoli-
ción del antiguo edificio previo a la lavandería de
Diemen. Tras ser adaptadas las piezas con los
correspondientes cortes, fueron montadas por los
propios convalecientes que participaron en muchas
tareas de construcción según era la filosofía funda-
cional del sanatorio. Otros dos hangares semejantes
se añadieron en 1931, aunque ya con estructura
metálica, y un quinto en 1940. También destacables
fueron las cabañas indi-
viduales levantadas hacia
1919 y destinadas a alo-
jamiento de los pacientes
más restablecidos, siendo
así mismo construidas
por ellos muy probable-
mente según las instruc-
ciones contenidas en pla-
nos realizados por
Duiker. Hubo además un
proyecto de un pequeño
taller de pulido de dia-
mantes, ADAMAS, nota-
ble por la estructura de
sus cubiertas con amplios
lucernarios inclinados,
pero del que solo se reali-
zó parcialmente su
esqueleto. Por último y
entre lo construido ha de
mencionarse la interesante casa del personal
(Dienstbodenhuis), de estructura circular y destina-
da para albergar el ya numeroso grupo de asistentes
sanitarios tras la puesta en funcionamiento de los
dos pabellones de dormitorios. Proyectada y cons-
truida entre 1930 y 1931, fue un singular ejemplo de
edificación económica llena de ingeniosos detalles
y probablemente la última intervención de Duiker
en Zonnestraal.
Al menos dignas de alguna referencia son así
mismo muchas de las propuestas no realizadas.
Hubo un pequeño grupo de pequeños pabellones en
los que ensayó con estructuras tubulares que hubie-
ran aportado gran ligereza y entre las que destacaría
una casa de té formada fundamentalmente por un
espacio cerrado por acristalamientos y dos grandes
terrazas a ambos lados. Sobre todos estos elementos
una gran cubierta plana de planta octogonal fue pro-
yectada en dos versiones, siendo la segunda marca-
damente original con barras según direcciones dia-
gonales y apoyos oblicuos bifurcados a modo de
tornapuntas. El proyecto incluía además un depósi-
to recuperador elevado en torno a una chimenea,
eco del de el edificio principal y, según la versión,
elementos aéreos por encima de la cubierta, como
un rótulo o un bastidor rómbico presumiblemente
también con función distintiva. El rótulo contenía la
palabra Zonneheide (Brezal de luz), es decir el
nombre de otro proyecto asociado a la finca
Zonnestraal y que tenía por objetivo la creación de
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Inauguración Zonnestraal, 12 junio 1928
una escuela al aire libre para niños de salud delica-
da incorporando también un internado. Esta inicia-
tiva, que corrió en parte paralela a la de la escuela
del mismo tipo construida finalmente en Ámster-
dam, ya se había planteado desde 1922, aunque los
proyectos realizados para la finca de Hilversum
datan de entre 1926 y 1930. Por falta de recursos
económicos ninguno de los diseños, uno de los cua-
les contenía un esquema central del cual se realizó
una maqueta, llegó a hacerse realidad.
Hasta qué punto el proyecto Zonnestraal cumplió
sus objetivos es algo difícil de valorar. Sí es cierto
que la parte de colonia de trabajo, fundamental tam-
bién desde el punto de vista financiero, fue bastan-
te infrautilizada. Además, en general pronto se
demostró que la mayoría de los pacientes requerían
curas y convalecencias en cama de larga duración,
siendo pocos los que podían hacer frente a las tera-
pias de trabajo. La idea de colonia de cuidados pos-
teriores se fue rápidamente desvaneciendo y el
sanatorio funcionó de forma convencional.20 Por
otro lado, en cuanto a la posible componente políti-
ca de la fundación, el mismo Van Zutphen declaró:
"no se puede hablar de la aceptación de una línea
política, por consiguiente, Zonnestraal no es una
fundación del SDAP (Partido social demócrata de
los trabajadores)".21 El complejo se mantuvo por
tanto dentro del apoliticismo que fue divisa en la
misma DKSF, de la que había surgido, y que no hizo
distinción entre el credo o filiación de los trabaja-
dores frente a la tradicional estructura de columnas
o grupos sociales por partidos o religiones
(Zuilenmaatschappij) imperante en la época en Los
Países Bajos.
Sin embargo, en un sentido amplio, fue considerado
un indiscutible éxito del movimiento social y muy
probablemente no hubiera salido adelante sin el
gran entusiasmo y entrega de quienes participaron.
Duiker mismo es descrito por su ahijado como un
convencido socialista, hijo de socialista y abonado a
Het Volk, diario de la clase obrera, lo que por otra
parte chocaba con el medio social más acomodado
en que la familia se desenvolvía. No obstante, pare-
ce que el ideario político de Duiker se mantuvo den-
tro de los límites de una simpatía ideológica y de un
convencimiento intelectual, sin que existan regis-
tros explícitos más directos de dicha convicción o
de alguna militancia activa.22 Dentro de la familia
fue, por ejemplo, siempre tolerante con los senti-
mientos religiosos, que consideraba dentro de una
esfera íntima, aunque él mismo se reconoció como
no creyente. Sí creyó no obstante, en ciertos princi-
pios universales, que en realidad casi adoptaron un
sentido trascendente, y de los que empezó a dejar
constancia coincidiendo con el proyecto de sanato-
rio. Muy significativo es por ejemplo su artículo
"Esencia y futuro de la arquitectura" de 1926 en
donde manifiesta su credo en el sentido amplio,
general, aplicable en todas las escalas y niveles,
incluidos los procesos de creación humana, de las
leyes de la física moderna: "(…) el orden y la regu-
laridad provienen de un estado de movimiento equi-
librado o funcional en los campos de gravedad, que
unidos constituyen el orden del mundo. (…) A
medida que el sistema se hace más puro, según las
leyes fijas de estos campos de influencia, resulta
más ideal a nuestros ojos -en un sentido decorativo-
la imagen de la forma. Es por ello por lo que pensa-
mos, por ejemplo en las inflorescencias, las flores
de hielo, los caparazones de moluscos, en el hombre
ideal, en una palabra, en todas las imperturbables
formas vivientes del desarrollo".23
Algo más tarde Duiker abundó en dichos principios
en la introducción a su libro Hoogbouw (1930)
incluyendo además de la idea de equilibrio el con-
cepto de economía, uno de los referentes funda-
mentales de su praxis: "Si ahora la técnica -acorde
con los deseos del hombre y mediante nuevas com-
binaciones de la materia- produce creaciones de un
nuevo equilibrio, por ejemplo, el edificio; o de per-
turbaciones rítmicas del equilibrio, como la máqui-
na; o incluso de fusión de ambas: el automóvil, el
barco, el avión, entonces estas formas análogas a las
arriba mencionadas formas "vivientes" -que son de
belleza arquitectónica- van a adaptarse al "orden"
de aquellas cuando estas creaciones estén en perfec-
ta armonía, una vez pasada la fase de perfecciona-
miento. (…) Sea como fuere, la técnica de la cons-
trucción ha de perfeccionarse a sí misma (…) ha de
ser económica y adaptarse a su orden, es decir a la
realización simultánea de la causa y el efecto; ten-
drá que responder a las demandas de la forma más
económica."24 Concepto sobre el que insistiría por
ejemplo dos años después: "el desarrollo del impul-
so solo tiene valor cultural si sigue las leyes de la
economía. La naturaleza nos ofrece en sí misma
manifestaciones de esta ley cósmica. Un cuerpo en
caída libre, un rayo de luz, una explosión, un cuer-
po celeste girando en su órbita o el proceso cons-
tructivo, todo sigue el camino más corto, aunque
existan muchas otras posibilidades."25 En realidad
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parece que algunas de estas ideas constituyeron una
especie de abstracción ideal derivada de lo practica-
do por él mismo en Zonnestraal, en donde por cier-
to, asentó también su posterior convicción de que la
forma de un diseño es determinada por las fuerzas
actuantes. Esta fue a su vez su propia formulación
del concepto de funcionalismo, como determinismo
de la técnica y de las necesidades, aunque siempre
matizado por lo que él llamaría una base espiritual:
"De la expresión 'tan rápido y barato como sea posi-
ble' no se obtendrá ninguna validez cultural (…)
Las necesidades del hombre son finitas, solo son
infinitas las espirituales y éstas requerirán cada vez
más atención".26 Estos conceptos y su "ley de eco-
nomía espiritual" jugarían también un papel central
en el desarrollo de sus siguientes diseños. Para
Duiker el funcionalismo lejos de ser una tendencia
o estilo, representaba una fuerza evolutiva inevita-
ble y por tanto la pauta para la consecución del sen-
tido moderno de armonía. En ello residió su firme
convicción de lo que un edificio debería ser, la cual
orientó la trayectoria seguida en el resto de su carre-
ra.27
Un cierto contrapunto a lo anterior sin embargo, nos
lo dan algunos de sus rasgos personales, completa-
dos así mismo con sus hábitos y costumbres. Duiker
era, como se ve en las fotos, de complexión pícnica,
es decir más bien ancho y algo grueso y de estatura
mediana. "Su cara era redonda y sonrosada con ojos
de color azul claro que miraban de forma amistosa
y atenta. Debido a su miopía utilizaba ocasional-
mente un monóculo. Lucía una calvicie prematura
para su edad: lo que quedaba de su pelo formaba
una cobertura semejante a una herradura. En invier-
no, fuera de casa llevaba un sombrero de paño blan-
do y excepcionalmente una gorra. Por lo demás iba
siempre descubierto y en los meses de verano tenía
a menudo la piel algo escamada en el cráneo".28 Por
lo que respecta a su indumentaria ésta no era un
tema que le preocupara especialmente. De él no
podía decirse que fuese alguien muy elegante en el
vestir. En los trajes a medida le importaba que fue-
ran cómodos, bien cortados y de buena calidad,
pero en cuanto a los colores de las telas predomina-
ba la monotonía de los grises. Dentro del tono gene-
ral de vida sobria y sin despilfarros, también se
puede ver en las fotos cómo los trajes dan en gene-
ral la sensación de haber sido muy aprovechados.
Tampoco con las corbatas era muy exigente ni esta-
ba muy a la moda. El problema se resolvía por lo
general con las dos corbatas que anualmente su ahi-
jada Edith tejía para él y le regalaba cada noche-
buena, usándolas hasta el recambio del año siguien-
te. Casi indefectiblemente eran también de color
gris y de un ancho invariable de cuatro centímetros.
Con respecto a otros hábitos como por ejemplo la
comida diaria, Arthur recordaba también cómo se la
dedicaba gran atención, siendo Lucie una entusias-
ta e imaginativa cocinera incluso con presupuestos
muy limitados. Siempre había algún postre especial
en cada comida, y los sábados algún dulce o pastel
particularmente hecho para cada uno según sus gus-
tos favoritos. Era su forma especial de mimar a los
suyos. El de Duiker era el bizcocho de Saboya relle-
no de pasas y preparado al baño maría. En la casa
apenas se bebía alcohol quedando reservado para
las visitas de cumpleaños, en cuyo caso se llenaba
un frutero de vino blanco. Algo más tarde y por esta
misma ocasión se sirvió un vaso de vino en la comi-
da. Combinados o aperitivos según la tradición
holandesa, solo se servían en muy excepcionales
ocasiones pero siempre se limitaban a un vermouth.
Duiker era fumador ocasional aunque disfrutaba de
los dos cigarrillos que como máximo en tales cir-
cunstancias consumía. A petición de los pequeños
hacía anillos de humo y como número especial
hacía pasar un segundo un anillo pequeño dentro de
uno previo más grande.
Aparte de las veladas y el contacto cotidiano en la
mesa y en los ratos de ocio, Duiker seguía con aten-
ción los estudios de sus ahijados, a los que frecuen-
temente ayudaba en los problemas de matemáticas
y en su teoría. En ello mostraba innegables cualida-
des didácticas. En alguna ocasión incluso, el profe-
sor llegó a decir que aunque sus soluciones eran
correctas, no se correspondían con la teoría explica-
da en clase. De acuerdo con su tono general positi-
vo, apenas se le recordaban momentos de enfado, ni
siquiera cuando alguna travesura de los pequeños
llegó a causar algún trastorno de cierta importancia.
En situaciones así, con frecuencia daba la vuelta al
asunto y se podía acabar, para escándalo de su
madre, en risas generalizadas.
Durante este periodo tuvieron tres coches. El pri-
mero fue un Essex, adquirido en 1926 pero que ya
había pasado por muchas manos. Dio tantos proble-
mas mecánicos que rápidamente fue sustituido por
un flamante Cleveland, que aunque también de ené-
sima mano, era bastante más fiable. Pasaba las
noches en un garaje al que a última hora de la tarde
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se le llevaba, y por la mañana, previa llamada, lo
traían a la puerta. Su uso principal fue el de visitar
las obras del momento, por lo que con frecuencia se
realizaban viajes al Gooi, o sea a Hilversum, para
ver el curso de los trabajos de Zonnestraal. A veces
las visitas eran los domingos y constituían una espe-
cie de excursión familiar. En alguna otra ocasión
hicieron algún viaje a París, lo que en aquella época
significaba dos días por trayecto, haciendo noche en
Maubeuge, en la frontera franco-belga. También se
recordaba un viaje a Hamburgo en 1928 lleno de
aventuras, y en el que aprovechando la bajada de
una colina, Duiker hizo saber, sujetando fuertemen-
te un volante en plena vibración, que iban a cien
kilómetros por hora, lo que duró apenas un instante
al iniciarse nuevamente un ascenso en la carretera.
El Cleveland fue vendido en 1928, ya que era dema-
siado caro mantenerlo, y puede verse cómo la
misma posesión o no de un automóvil reflejaba de
modo directo la situación financiera de Duiker. En
efecto, hasta 1933 no tuvieron de nuevo coche, esta
vez un pequeño Opel de dos puertas (el Cleveland
tenía cuatro), y por tanto de características bastante
más modestas. Los cinco años transcurridos entre
medias vinieron a coincidir con la terminación de
Zonnestraal y la falta de perspectivas inmediatas de
nuevos encargos en firme por una parte, y los pro-
metedores proyectos de su última fase por otra. En
1928 Duiker era uno de los 52000 propietarios de
automóvil de turismo en los Países Bajos.29
Los proyectos que siguieron a Zonnestraal fueron
en cierto modo una continuación y evolución de sus
principios. Constituyeron junto al sanatorio la etapa
denominada de hormigón y se caracterizaron por el
empleo en forma muy legible
de estructuras reticulares con
dicho material. Así puede verse
por ejemplo en los apartamen-
tos Nirwana de La Haya, reali-
zados y promovidos junto a
Wiebenga entre 1927 y 1929, y
los cuales supusieron su prime-
ra confrontación con un tema
de vivienda colectiva resuelto
con estructura exclusiva de
hormigón. Partieron además de
la idea de edificación en altura
optando en este caso por un sis-
tema de edificio-torre concen-
trado en su centro el núcleo de
distribución y ascensores. De
un proyecto inicial de cinco unidades y amplias
terrazas perimetrales conectadas entre sí, al final
sólo se realizó una de ellas, en la que además fueron
múltiples las modificaciones de distribución exigi-
das durante el proceso de diseño. Aunque la solu-
ción construida tuvo que prescindir de las terrazas
en vuelo, sus fachadas siguieron siendo un buen
ejemplo de arquitectura de pórticos en diálogo con
el resto de sus elementos. En esta misma línea estu-
vo también la "escuela al aire libre para niños
sanos" de Ámsterdam, considerada por muchos
como el edificio más logrado de la serie.
La idea de este tipo de escuelas, dirigidas a niños en
general delicados había surgido a comienzos de
siglo, cuando se construyeron las primeras en
Europa y América. Implicaban con frecuencia una
implantación apartada, rodeada de naturaleza y un
régimen de enseñanza suavizado en el que las lec-
ciones tradicionales se simultaneaban con activida-
des de juego o deporte, todo ello con el máximo de
exposición al aire libre. La primera levantada en
Holanda lo fue en la Haya, en la región de las dunas
en 1908. Aunque dado su mayor coste fueron en
principio sólo accesibles a sectores acomodados, en
1925 se llegó a construir una primera de promoción
municipal contando con el apoyo de la asociación
del mismo nombre y constituida en Ámsterdam en
1923. De rasgos todavía algo tradicionales, se ubicó
junto al Vondelpark y fue seguida poco después por
otra también municipal junto al Oosterpark de la
misma ciudad. A pesar de estos antecedentes, sin
embargo, la construida por Duiker en la Cliostraat,
al ser pensada exclusivamente para niños sanos en
la idea de que lo que se consideraba adecuado para
CUADERNO DE NOTAS 10
JAN DUIKER 1890-1935
90
Jan Duiker en el Cleveland, 1926
los más débiles o enfermos también lo sería para los
saludables. no obtuvo financiación pública. Así
pues, y aunque las autoridades no la incluyeron en
sus presupuestos, se dio permiso para su construc-
ción en una parcela interior a una manzana aún no
construida de viviendas situada en el sector central
del plan sur de Berlage. Nada lejos por cierto, casi
"a la vuelta de la esquina" de la propia vivienda del
arquitecto. Duiker trabajó desde 1927 en antepro-
yectos para la misma en un principio pensados
sobre un jardín público, aunque finalmente solo se
permitió su construcción en la ubicación confinada
actual. Se ha de notar, sin embargo, que el proyecto
casi definitivo con sus alas giradas 45 grados se
pensó todavía para un emplazamiento exterior, aco-
modándose después con relativa facilidad en el
patio de manzana. Aunque el edificio quedó en el
interior y apartado de la vista, se consiguió dotarlo
de un amplio acceso rompiendo la continuidad de la
manzana con un edificio pórtico. Éste al final adop-
tó también la alineación exterior existente, pero con
su construcción ligera y transparente sirvió en cier-
to modo de anticipo al novedoso y controvertido
edificio interior.
No es del todo claro el papel que la Comisión de
Belleza de Ámsterdam pudo tener con respecto a
dicho confinamiento y en cualquier caso, tuvo tam-
bién importancia al menos otro factor. Este no fue
otro que el menor costo del solar interior, en reali-
dad la única ubicación asumible para una asocia-
ción que finalmente no recibió subvención por la
escuela. En cualquier caso, dado el conservaduris-
mo "Amsterdam School" en la planificación de esa
zona, el permiso concedido a Duiker fue para la
fecha de gran excepcionalidad. Como Jan van Staal
ex miembro la comisión de belleza comentó en
1931: "[la comisión] tuvo que rechazar algunos pro-
yectos realizados según las más novedosas formas
de construcción [bloques abiertos] (Merkelbach,
Boeken, Wegerif), mientras que el plan para una
escuela al aire libre de Duiker pudo ser aceptada."30
No obstante, durante cierto tiempo y hasta que se
construyeron las edificaciones del perímetro, la
escuela se pudo ver en toda su ligereza como un edi-
ficio exento insertado en el barrio. En cuanto a uno
de sus rasgos distintivos, su disposición angular,
ésta había sido decidida hacía algún tiempo, como
se dijo, antes aún de su ubicación definitiva. Pero lo
que fue su particularidad más característica, la eli-
minación de soportes en sus esquinas, surgió casi a
punto de iniciarse la construcción. De dicha solu-
ción se derivó finalmente su original sistema de
vigas bajo las losas, puesto en evidencia en un céle-
bre dibujo esquemático. En realidad la escuela
sumó al esquema de equilibrios de Zonnestraal, un
mayor desarrollo en altura y un ingenioso redirec-
cionamiento de su bastidor estructural. También
desde el exterior se apreciaba cómo los espacios de
esparcimiento junto a las aulas eran en este caso
terrazas elevadas al aire libre compartidas en cada
planta y formando con ellas la característica dispo-
sición de planta en mariposa. Fue experimental así
mismo su sistema de calefacción por tubos de agua
incluidos en la parte inferior de los forjados, el cual
proporcionaba calor predominantemente por radia-
ción.
El conjunto de edificios destacados de ésta fase
finalizó con la Escuela Técnica de Scheveningen,
ya mencionada en una versión inicial. Inaugurada
en 1931, fue en apariencia el más discreto de sus
proyectos, aunque tampoco estuvo falto de sutilezas
apreciables. En él la idea de regularidad se basó esta
vez en una célula estructural cuadrada a la que sus
jácenas confirieron sentido direccional.
Especialmente notables fueron sus soluciones de
vuelos, aportando variaciones en los testeros que,
también como en sus edificios anteriores, han inspi-
rado frecuentemente a otros arquitectos holandeses.
Sin embargo, ha de advertirse también que la
influencia de Duiker no se dejó sentir directamente
en un grupo de seguidores. Al menos no inmediata-
CUADERNO DE NOTAS 10
JAN DUIKER 1890-1935
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Escuela al aire libre para niños sanos, Amsterdam 1930.
Jan Duiker
mente. Duiker trabajó en realidad con un muy redu-
cido grupo de colaboradores y su elaboración de los
proyectos no puede por menos que ser denominada
artesanal. Si se aprecia la factura de sus planos, pre-
domina en ellos la soltura de mano a la vez que su
vocación fundamental de instrumentos al servicio
de la definición formal y constructiva. Son ante
todo dibujos técnicos pensados para la obra y com-
pletados a veces por perspectivas de gran economía,
casi didácticas en su objetivo de mostrar el edificio.
Apenas se aprecian minuciosas elaboraciones gráfi-
cas.31Se puede ver también por ejemplo cómo
hasta 1929 ó 1930 no usó plantillas para la rotula-
ción de sus planos, comenzando a utilizar un sello-
tampón por esas mismas fechas. Hacia 1927 ó 1928
adquirió un tecnígrafo Kühlmann y no pareció inte-
resarle apenas el diseño de logotipos o marcas per-
sonales de presentación. Una sencilla tarjeta de visi-
ta muy "Zakelijk" sobre papel milimetrado en la que
aparece su nombre y el título de "architect-inge-
nieur" es casi todo lo que se conserva de esta clase
de pertenencias.32
Su pequeño, mínimo para lo realizado, estudio pro-
fesional contó desde 1926 con sucesivos dibujantes
voluntarios. El primero fue Auke Komter que llegó
ese mismo año y se quedó cinco. Su partida fue
hacia París al estudio de Le Corbusier.A él le siguió
Jan Kloos, que desde enero de 1927 también cola-
boró activamente en el proyecto de Zonnestraal y
que actuó como supervisor técnico de sus obras
hasta la finalización en 1928. Al quedar sin trabajo
fue recomendado a Dudok con quien colaboró, lle-
gándo a ser responsable a pie de obra de su colegio
neerlandés en la Cité Universitaire de París. Sobre
los recuerdos de Komter de esa época llama la aten-
ción el que describiera a Duiker como alguien
"feliz, melancólico y tímido" que "con una risita
relativizaba su obra", y que aunque a todos los efec-
tos es claro que sintió gran admiración por él califi-
cándole de "el arquitecto más grande de este
siglo"33, también le tildó sin, otros comentarios
aclaratorios, de "hombre difícil".34Kloos por su
parte subrayó su extraordinaria inventiva aunque a
su parecer le encontró muy cerrado. Ya más tarde en
1932, se alojó en casa de Duiker su siguiente dibu-
jante, Paul Beidler, un joven arquitecto de Filadelfia
que tras una estancia trabajando como arqueólogo
en Irak, llegó a Holanda y solicitó colaborar en el
estudio. Otros nombres de asistentes fueron Alfred
Altherr y un tal Fledderus de quien Arthur Hofmans
solo recordaba el nombre.35 Alfred era hijo del
director de la escuela de artes aplicadas de Zurich a
quien Duiker conoció con motivo de una conferen-
cia dictada en diciembre de 1932.
La actividad pública y editorial de Duiker, aun den-
tro de una tónica general relativamente limitada,
comenzó a ser algo más extensa en los años treinta.
Anteriormente casi sólo es de reseñar su afiliación
al grupo De 8 en 1928 y unos pocos artículos e
informes técnicos aparecidos en las revistas
Bouwkundig Weekblad, Het Bouwbedrijf y
Tijdschrijft voor Volkshuisvesting en Stedebouw.
Entre ellos, y aparte de los ya mencionados, estu-
vieron una memoria sobre sistemas de calefacción y
otra sobre una vivienda prefabricada en hormigón
según un sistema que fue patentado previamente
junto a Wiebenga en 1926. El interés de ésta última
es que fue la base para una de las dos propuestas
enviadas por Duiker al CIAM III de Bruselas de
1931, al cual él mismo asistió acompañado de su
segunda mujer en representación del grupo holan-
dés. Un hito entre sus publicaciones fue el pequeño
libro Hoogbouw, de 1930 y realizado también en
colaboración con Wiebenga. En él planteó una inte-
resante alternativa de edificios en altura a las prin-
cipales propuestas hasta entonces existentes, inclui-
das las de Le Corbusier. De éste último se ha de
decir, por cierto, que visitó Zonnestraal en 1932
resultando muy gratamente impresionado, dando
lugar poco después a una reseña del mismo Duiker
sobre el acontecimiento en la revista de la funda-
ción.36
1932 fue de especial importancia tanto para Duiker
como para la Nieuwe Bouwen, ya que en él apare-
ció la revista De 8 en Opbouw, resultado de los
esfuerzos aunados de los dos grupos de arquitectos
CUADERNO DE NOTAS 10
JAN DUIKER 1890-1935
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Tarjeta de visita sobre papel milimetrado, diseño Jan
Duiker 1930.
modernos holandeses. Nombrado presidente de De
8 desde 1932, Duiker asumió asimismo la jefatura
de redacción de la revista imprimiéndola, hasta su
forzado abandono por enfermedad en 1934, una
marca editorial característica. Durante esos poco
más de dos años escribió el grueso de su producción
como articulista y tuvo ocasión de transmitir, con su
inconfundible tono de ironía y sentido polémico, el
núcleo de su pensamiento sobre la idea de Nueva
Objetividad. Nada menos que treinta y nueve cola-
boraciones que fueron desde reseñas de libros a
comentarios de actualidad sobre obras y arquitectos,
pasando por artículos sobre aspectos de la vida coti-
diana, e incluyendo en ellos sus ideas sobre el con-
fort térmico en el vestuario y la arquitectura. Quizás
sea casualidad, pero no deja de ser llamativo que
tanto su segundo artículo de la serie como el último
fueran dedicados a Berlage, a quien ya en un
momento de menor popularidad entre los jóvenes
Duiker señaló y recordó como punto de partida de
la renovación arquitectónica neerlandesa moderna.
Ésto fue especialmente explícito sobre todo en él
último, reseña necrológica tras la muerte de Berlage
en ese mismo año.
Tres de los artículos aparecidos en 1933 estuvieron
íntimamente relacionados con temas concernientes
a las proyecciones cinematográficas y las salas de
espectáculos. En el último se hacía referencia a la
reapertura de la sala de cine "Uitkijk", mientras que
los otros dos correspondieron al problema del eco y
la reproducción del sonido en edificios de la
Nieuwe Bouwen, y a la conferencia de Laszlo
Moholy Nagy el 23 de mayo en el recién menciona-
do cine-teatro de Ámsterdam. Esta última se produ-
jo a invitación de la asociación De 8 y de la Film
Liga neerlandesa, una asociación surgida en los
años veinte entre otras cosas para hacer accesible el
nuevo cine soviético en los países centroeuropeos.
En ella Moholy-Nagy pudo exhibir sus propios
documentales y sus experiencias de cine abstracto
relacionadas con el campo de la producción lumi-
noso-mecánica y la síntesis de sonidos. Todos estos
temas estaban en estrecha relación con el principal
encargo de éste momento, que no era otro que el
Cineac de Ámsterdam, y por cierto que también con
la gran afición de Duiker al nuevo arte. Cineac fue
el proyecto que abrió su última e intensa etapa de
menos de tres años de duración y en la que, en
buena parte influido por los tipos de encargos,
imprimió una nueva dirección a su concepto de fun-
cionalismo.37 Externamente se ha relacionado con
los materiales empleados, siendo su aspecto más
destacable el cambio o sustitución de las estructuras
de hormigón por las de acero. En lo formal sin
embargo, resaltó por el empleo progresivo de un
CUADERNO DE NOTAS 10
JAN DUIKER 1890-1935
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Tercer congreso CIAM, Bruselas 1931. En la fila del escalón más bajo y a la izquierda, Duiker (con cartera de mano). A la
derecha en mismo escalón su mujer Lucie. En misma línea y penúltimo por la derecha Le Corbusier junto a Mercadal y Sert.
lenguaje curvilíneo y suavi-
zado cuyo último fruto pudo
verse en su obra póstuma, el
Hotel Gooiland de
Hilversum.
El edificio del Cineac para la
Reguliersstraat de Ámster-
dam mostró, de una forma
inédita hasta el momento, la
mayoría de los postulados de
Duiker y fue, casi podría
decirse, una síntesis visible
de todas las técnicas impli-
cadas. Partió de un solar con
cimentación preexistente y
obligada y tuvo que erigirse
sobre ella, viéndose forzado
a construirse con la ligereza
de una cáscara. Asu vez tuvo
que adaptarse a la extrema
irregularidad del solar, lo
que determinó la orientación y forma de su sala.
Dicha necesaria ligereza originó también la diferen-
ciación entre una estructura principal y otra secun-
daria colgante, repartiéndose respectivamente los
papeles de sujeción del espacio de la sala por una
parte, y de las oficinas y espacios bajo ella por otra.
Gracias a la segunda pudo abrir un cerramiento inte-
gralmente acristalado a través del que se transpa-
rentaban las máquinas de proyección, visibles desde
la calle. El perfil parabólico del interior se obtuvo
por consideraciones sonoras y su construcción
mediante una delgada lámina de ladrillos aligera-
dos, yeso y paneles de amianto permitía, según las
consideraciones de Duiker, que las ondas sonoras de
longitud larga la atravesaran evitando reverberacio-
nes. Así mismo, el punto de proyección se situó,
frente a lo que era habitual, bajo el entresuelo vola-
do, incidiendo perpendicularmente a la pantalla y,
en fin, multitud de otras sutilezas y detalles marca-
ron de densa intencionalidad y primorosos cuidados
al edificio. Podría seguirse con referencias como la
potencia aumentada de los proyectores para permi-
tir la suficiente iluminación reflejada en la pantalla
y así hacer posible que el continuo flujo de especta-
dores se realizara siempre sin oscurecimientos inde-
seados, el automatismo del despacho de entradas
ligado a la apertura mediante células fotoeléctricas
(o un sistema luminoso de efectos semejantes) de
las puertas de entrada, o incluso la instalación de
una vitrina visible al público con indicadores de
temperatura y humedad del aire. Esto último formó
parte por cierto, de una de las principales preocupa-
ciones del proyecto, asegurar las adecuadas condi-
ciones higrotérmicas, es decir sanas e higiénicas,
para una sala con ocupación siempre variable. Para
ello toda una serie de conductos hábilmente traba-
dos entre los espacios y a veces insertados en los
espesores constructivos (como en le caso de los for-
jados del entresuelo) permitían mediante regulacio-
nes automáticas afrontar dichos retos. Se contó en
concreto con un sistema desdoblado para la renova-
ción del aire y para la calefacción, ésta también por
aire impulsado, y que aunque quizás no llegó a fun-
cionar todo lo bien que hubiera sido deseable, fue
un notable empeño experimental muy probable-
mente fruto de la estrecha colaboración entre
Duiker y J.J.Ridder, el experto en sistemas de cale-
facción con el que el primero trabajó asiduamente.
Muchos de los aspectos anteriores tuvieron repercu-
sión exterior, y la esbeltez de elementos como el
soporte de esquina, el cristal en la marquesina y en
el muro curvo antes descrito, o los acabados de
plancha metálica expresaron de manera inconfundi-
ble el anhelo de liviandad y la poesía de esta obra
imprescindible de la Nueva Objetividad neerlande-
sa. Van der Steur, arquitecto tradicionalista y oposi-
tor dialéctico a Duiker en Bouwkundig Weekblad
unos años antes, supo reconocer sin embargo cómo:
"si uno dice: 'el Cineac es desde fuera una caja de
CUADERNO DE NOTAS 10
JAN DUIKER 1890-1935
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Interior Cineac, Amsterdam 1934. Jan Duiker
hierro gris con un par de agujeros, cuyo único ángu-
lo está cortado y tiene para sostenerlo un tubo situa-
do debajo, y por encima un colosal tendedero' dice
una verdad que es cierta sólo para aquel que adora
la letra muerta, que es insensible a aquello que
puede haber de vivo en una caja de hierro. Quien no
siente esto no puede entenderlo con ningún argu-
mento racional".38
Los almacenes Winter de Amsterdam, aunque
menos espectaculares, sobre todo por la ausencia de
los elementos aéreos luminosos y sin duda cons-
tructivistas que formaban el "colosal tendedero" del
Cineac, fueron también una notable obra de esta
última fase. Con su estructura ortogonal dejada visi-
ble en el interior y a veces exenta a través de las
grandes perforaciones de los forjados, supusieron
no obstante, un cierto contrapunto a la línea casi
orgánica del resto de sus propuestas del momento.
Muy notable fue su gran fachada acristalada al
Weteringschans (a la cual se obligó a incluir una
planta más para entonar con el entorno) y que, no
sin reticencias, fue finalmente aprobada por las
autoridades municipales. También muy discutidos
fueron el tamaño y disposición del gran rótulo, que
pasó, de ser un elemento perpendicular a fachada a
situarse sobre la última planta. Entre los casos de
litigio estético con las comisiones de vigilancia de
la época pudo por tanto considerarse, al igual que el
Cineac, como un gran éxito dada su inserción en el
centro urbano. Los almacenes Winter fueron tam-
bién novedosos en otro aspecto, con ellos se intro-
dujo en Holanda el sistema de venta aplazada, la
insólita posibilidad de llevarse géneros y confeccio-
nes sin pago previo de los mismos. "Una bicicleta
comprada, por Loeb llevada, pero no pagada", solía
repetir Duiker en casa según una rima popular
holandesa.
Cuando los almacenes se terminaron en 1934,
Duiker era plenamente consciente de la gravedad de
su enfermedad, aunque quizás no sabedor con exac-
titud de su diagnóstico. Hay una foto muy difundi-
da con sombrero y monóculo realizada para la reno-
vación del permiso de conducir a comienzos de
1934 con una desusada expresión de gravedad en la
que ya parece irradiar seriedad y preocupación.
Había sido tratado con radioterapia en 1933 al poco
de descubrirse el tumor en el verano de ese año y ya
más al final, hacia noviembre del siguiente en que
comenzó a dar visibles muestras de cansancio y
padeció alguna crisis repentina, recibió inyecciones
de ácido fórmico, lo que era en realidad una forma
de quimioterapia. Al menos durante 1934 la vida
discurrió con el máximo de naturalidad y hubo
vacaciones familiares en una casa alquilada en
Zandvoort, usada también los fines de semana. A
ella vinieron durante algún tiempo sus hijos desde
Francia, siendo una de las últimas ocasiones en que
estuvieron juntos. Duiker escribió el 10 de febrero
de 1935 una emotiva carta de cumpleaños a su hijo
Fokke, que fue en realidad su despedida. Sin embar-
go, y aunque también en los aspectos profesionales
se intentó hacer pasar desapercibida la enfermedad,
lo cierto es que Bijvoet comenzó desde finales de
año a venir asiduamente y tratar con Duiker nueva-
mente asuntos profesionales. El principal de todos
era el proyecto de hotel y gran teatro Gooiland,
encargado por G.Buurke, jefe del hotel Hamdorf,
entonces una reputada instalación en la región de
Ámsterdam. Duiker trató con él en estos meses fina-
les y también con un ingeniero llamado Pautsma,
éste último en representación de Heineken, y el cual
al parecer puso objeciones a la gran apertura y dia-
fanidad del bar-cafetería planteado en el primer
CUADERNO DE NOTAS 10
JAN DUIKER 1890-1935
95
Jan Duiker, 5 enero 1934
anteproyecto. Para él un local de este tipo "debía ser
íntimo y con una grata luz en penumbra".39
Duiker pudo definir antes de su muerte los princi-
pales rasgos del proyecto, dejando además una pers-
pectiva que es considerada su testamento gráfico.
Está fechada en enero de 1935 según una leyenda a
mano escrita por su mujer y en contra de la creencia
de que la dibujó ya postrado en la cama, fue en rea-
lidad su último dibujo realizado sobre el tablero. Se
cuenta que su estado de salud, incluso su falleci-
miento fue ocultado a los clientes, con los que
Bijvoet llegó a tratar el mismo día de su muerte
estando expuesto su cuerpo en la casa de la
Minervalaan. Sea o no cierto, aunque parece algo
inverosímil, la verdad es que tuvo que formarse un
equipo que finalizara el proyecto. Este estuvo cons-
tituido además de por Bijvoet, por Piet Elling que
ya había colaborado en el Cineac y que asumía
desde entonces la un poco formal categoría de jefe
de estudio, y G.W.Tuynman, además de la participa-
ción en los asuntos administrativos de Lucie
Duiker-Küpper. Bijvoet continuó sus viajes desde
París aumentando su asiduidad, y ya desde finales
de 1934 se hospedaba en la casa de Duiker, en
donde desde hacía tiempo no había dibujantes resi-
dentes. Hacía sus trayectos en tren aunque esporá-
dicamente podía venir con alguien en coche ya que
él no conducía.
Mucho es lo que podría decirse del resultado final
del hotel, aunque títulos como "la coronación de la
obra de Duiker" o "De Côte d'Azur in Hilversum",
correspondientes a artículos aparecidos tras su fina-
lización, nos sugieren tanto la valoración recibida
como cima de su carrera, como la frescura y senti-
do vacacional de su imagen construida.40 Muy
importante en él desde luego fue su definición final
que cambió algo el diseño previo, aunque no obs-
tante en lo esencial se mantuvieron las característi-
cas de fluidez y transparente ligereza previstas por
Duiker.41 Kenneth Frampton se refirió explícita-
mente a ellas: "Esta fluidez alcanza su mayor dina-
mismo y capacidad de impacto en el interior, cuan-
do uno pasa (o mejor dicho pasaba) a través de pare-
des correderas y plegables, de un volumen sorpren-
dentemente hedonista al siguiente, del foyer a la
sala de baile, al teatro, sin permitírsele, casi, parar
para tomar aliento. La implícita joie de vivre de esta
secuencia ha sido raramente superada por la mejor
arquitectura de este siglo", y ya respecto a las ter-
minaciones: "sobre todo, tal vez fue el propio
Bijvoet quien introdujo en los ricos detalles y aca-
bados interiores -las columnas revestidas de cobre y
las paredes de espejo- gran parte de la sofisticación
que había adquirido durante su estancia en París,
trabajando en la Maison du Verre".42En el número
de de 8 en Opbouw de 10 de octubre de 1936, con-
memorativo del edificio y ampliamente ilustrado,
podían verse dichos resultados y así mismo sus por-
menores técnicos, entre los que fue muy destacable
su sistema de calefacción y ventilación, basado en
las experiencias del Cineac, y desarrollado junto a
J.D.Ridder. El Grand Hotel Gooiland se abrió a
finales de junio del citado año y un poco más tarde,
el 10 de septiembre también de 1936, se inauguró el
Grand Theater Gooiland con el estreno del San Juan
de G.Bernard Shaw.
Acabada la obra Bijvoet regresó a París y el estudio
de Duiker tuvo que ser desmantelado. La situación
financiera de su viuda e hijos, atravesó una difícil
situación ya que gran parte de los últimos ingresos,
además de un seguro de vida, tuvieron que ser gas-
tados en los tratamientos y cuidados finales que
hicieron incluso necesaria una enfermera de noche.
La familia no disponía de ahorros. Ante esas cir-
cunstancias se vieron obligados al traslado a un
pequeño piso en la Scheldestraat, y Lucie Duiker
aceptó una amigable oferta de trabajo en el estudio
de Merkelbach y Karsten con los que permaneció
más de dos años. Esta relación ha dado lugar a algu-
nos malentendidos entre la colaboración Duiker y
Merkelbach, que aparece citada en algunos stands
de exposición del estudio del último, pero que en
CUADERNO DE NOTAS 10
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Jan Duiker con sus hijos Louise y Fokke, Scheveningen,
1928
realidad nunca se produjo.
Por los asistentes a los últimos días de Duiker es
referido que no sufrió dolor, pero sí un gran agota-
miento que lo mantenía frecuentemente adormila-
do. Tras fallecer a la una y media de la mañana del
sábado 23 de febrero fue dispuesta en su misma
habitación, en esos momentos junto al cuarto de tra-
bajo, la capilla ardiente. Ya en la misma tarde del
sábado aparecieron las primeras esquelas en los
periódicos. Al siguiente día, el domingo 24 fue
enterrado en el cementerio de Zorgvliet, con una
despedida previa en el aula del mismo en la que
sonó al órgano la Pastoral de Bach sobre el féretro
cubierto de flores. Una nutrida representación de
autoridades, miembros de las principales asociacio-
nes profesionales, instituciones para las que trabajó
y, por supuesto, de componentes de la Nieuwe
Bouwen, le rindió un emotivo testimonio en dicho
acto. Tampoco faltaron figuras preeminentes de la
arquitectura holandesa como Dudok o Wijdeveld, e
incluso algún representante del sector tradicionalis-
ta como G. Friedhoff. Tanto el mismo domingo
como el lunes, en un buen número de periódicos
entre los que se incluían los más destacados del
momento, se redactaron "In memoriam" a su perso-
na.
No es fácil seleccionar de entre los abundantes
párrafos que se escribieron alguno más relevante o
destacado. Se alabó en todos su obra, pero casi con
más frecuencia su honestidad y coherencia, una
muestra de lo cual podría ser un fragmento de lo
aparecido en de 8 en Opbouw: "Pensamos por ejem-
plo en la invitación del Ayuntamiento de Ámster-
dam para formar parte de su comisión de belleza.
Muchos otros habrían encontrado para sí mismos
una fórmula para aceptar tan honroso ruego, el cual
nunca a nadie le ha ocasionado desventajas. Duiker
supo sin embargo que no sería capaz de tomar parte
en ese trabajo con pleno convencimiento dadas las
instrucciones existentes en estas comisiones. El no
obstante agradeció de forma muy caballeresca la
oferta para el desempeño de esa función.(…)
Perdemos en Duiker un hombre con contenido, ésto
es lo que en este momento más nos concierne. La
conciencia de lo mucho que perdemos en este
aspecto, hace que nos sea extraordinariamente difí-
cil escribir sobre ello".43 Entre las palabras que
mayor admiración y emotividad transmitieron qui-
zás estuvieron las de Van Zutphen, consideradas por
la rúbrica Arte y Letras del Nieuwe Rotterdamsche
Courant en su correspondiente "In Memoriam",
como "el más bello testimonio que se le puede dar a
alguien, cuando ha iniciado el gran viaje hacia lo
CUADERNO DE NOTAS 10
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Gran Hotel Gooiland, Hilversum. Anotado al pie por Lucie: “último dibujo de Ir. Jan Duiker enero 1935 Hotel Hilversum”.
desconocido". Un fragmento de las mismas, más
tarde aparecidas en la revista Zonnestraal describió
así sus sentimientos a través de la percepción de uno
de sus espacios: "Su genialidad, que su sencillez y
bondad nunca alteraron, se ha desgraciadamente
apagado. Su espíritu e inspiración hablan continua-
mente desde su obra. Cualquiera que en Zonnestraal
pisa el gran salón-comedor -donde la sobriedad y
sencillez han sido rigurosamente sostenidas y lleva-
das a la práctica de tal manera que la eterna belleza
de la tierra holandesa llega a ser tan impresionante
por el cambio de estaciones - sentirá que un hombre
de sentimientos nobles, de grandes cualidades y
altos ideales, fue el creador de esta tranquila estan-
cia".43
Su obra sin embargo, y pese a los altos ideales,
sufrió el paso del tiempo muy desigualmente, con
fortuna en general nunca muy buena. Fue muy afec-
tada tanto por las inclemencias del clima como por
el descuido y abandono, cuando no directamente
por alteraciones faltas de todo respeto. También
colaboró a ello su propia cuali-
dad experimental mediante el
empleo de materiales y méto-
dos constructivos no tradicio-
nales. Pero en realidad y pese a
la desolación que su mal enve-
jecimiento pudo producir, el
estado de todo ello se corres-
pondió con su idea de que la
arquitectura no era un arte de la
permanencia sino perecedero,
como los usos para los que se
creó y había de servir. En los
últimos años sin embargo, se
han emprendido múltiples ini-
ciativas de restauración y man-
tenimiento, y el interés por su
obra, pasadas unas primeras
décadas de menor atención, se
ha mantenido creciente, dando
lugar a renovados estudios y
publicaciones. También a la
par, lo ha sido el de su persona
y el entorno próximo en que se
desenvolvió, los cuales han
sido precisamente elementos
de engarce y apoyo al desarro-
llo de este trabajo. A ellos les
dedicaremos las líneas finales, en unas pocas pince-
ladas sobre la continuación del curso de sus vidas.
Lucie-Duiker muy afectada por la muerte de Duiker
visitó diariamente su tumba durante largo tiempo, y
tras el periodo ya comentado de trabajo con
Merkelbach abrió por su cuenta una residencia para
muchachas estudiantes que se mantuvo hasta 1953.
Falleció en 1961. Bijvoet, siguió trabajando en
Francia con Pierre Chareau y después con otros
arquitectos como Eugène Boudouin, Marcel Lods y
probablemente también Paul Nelson. Permaneció
allí hasta el final de la Segunda Guerra Mundial,
tras la cual regresó a los Países Bajos asociándose
con G.H.M.Holt. Junto a él realizó una interesante
carrera marcada fundamentalmente por la construc-
ción de teatros. En lo personal, también Bijvoet se
separó de su mujer, volviéndose a casar en 1947 con
la ex esposa de Duiker, a quien como se recordará
había acompañado a París en su viaje desde
Holanda en 1925. También la viuda de Duiker con-
trajo un nuevo matrimonio en 1947. Bijvoet murió
en 1979 cercano a los noventa años de edad. Piet
Elling, autor en solitario de algunas de las villas
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Zonnestraal, edificio principal, gran sala, foto en 1928
más bellas de la Nueva Objetividad holandesa, se
asoció tras la guerra con Merkelbach y juntos reali-
zaron varios edificios destacados del primer funcio-
nalismo construido después de la contienda. De los
hijos de Duiker no es apenas nada lo conocido, sólo
algunos recuerdos escritos de Louise en una carta de
1990 sobre los contactos con su padre entre 1925 y
1935. Su hermano Fokke eligió la carrera de inge-
niero electrotécnico al parecer influido por el entu-
siasmo con que su padre en una ocasión le explicó
con todo detalle el funcionamiento de la radio. Por
último, Arthur Hofmans, quien tanto ha estado pre-
sente en nuestro trabajo, y a quien debemos agrade-
cer el conocimiento de buena parte de lo aquí des-
crito, estudió medicina entre 1935 y 1942 en
Amsterdam, ejerciendo como médico de familia
durante casi cuarenta años en Rotterdam.
Notas
1. Arthur Hofmans, Herinneringen aan Jan Duiker.
Lelystad-Rotterdam 1990
2. Kenneth Frampton, prólogo, en Jan Molema, Jan Duiker,
Rotterdam 1989
3. En aquella época el Politécnico de Delft no tenía rango
universitario, que alcanzó sólo después de la Segunda
Guerra Mundial. No obstante, era la institución de mayor
cualificación técnica elos Países Bajos y la de más larga tra-
yectoria, remontándose al siglo anterior. En ella los estudios
de arquitectura se incluyeron dentro del perfil general de las
ingenierías. El título oficialmente expedido era el de inge-
niero en la especialidad de edificación (bouwkunde).
4. Dicho proyecto fue publicado en Wendingen, año 4, n.12,
1922, en número monográfico a él dedicado
5. Robert Vickery, "Bijvoet y Duiker" en Perspecta 13-14,
1971
6. Duiker y Bijvoet, "De nieuwe nijverheidsscholen te
Groningen", Bouwkundig Weekblad 1924, 55, p. 22-25.
7. Esta misma noción fue materializada en uno de sus ejem-
plos más tempranos en la casa Besnus en Vaucresson de Le
Corbusier, 1922.
8. Carta de Louise Huybregts-Duiker a Arthur Hofmans, 6 y
7 de abril de 1970. A. Hofmans op. cit. p. 21.
9.Molema, Jan Duiker, op.cit. p. 22.
10. Peter Bak y otros, j.duiker bouwkundig ingenieur.
Constructeur in stuc en staal. Rotterdam 1982. p. 90
11. Probablemente estaba aún vigente su contrato en exclu-
siva con la familia Kröller-Muller, terminado en 1919
12. Jan A. van Zutphen "Bij Duiker´s dood", en Het Volk,
dagblad voor de arbeiderpartij, 25 febrero 1935 p. 13 y cita-
do en Ronald Zoetbrood, Jan Duiker en het sanatorium
Zonnestraal, Amsterdam 1984, p. 11
13. Bak y otros, op.cit. p. 91
14. ibid. p. 89.
15. Ronald Zoetbrood op.cit. p.24
16. Ronald Zoetbrood, op.cit. p. 34.
17. Carta del 13 de julio de 1923. Citada en ibid p.34 y nota
79.
18. Noviembre de 1926, citada en Zoetbrood op.cit. p.34 y
nota 79.
19. Al respecto existen algunas cartas con evidentes repro-
ches mutuos, sobre la forma de trabajar y la pérdida de efi-
cacia achacada a Duiker por sus continuas modificaciones.
Véase Zoetbrood op.cit nota 49.
20. Una amplia exposición de su funcionamiento puede
verse por ejemplo en Ton Idsinga, "Nazorgkolonie
Zonnestraal: arbeid als medicijn" dentro de su libro
Zonnestraal, Een nieuwe tijd lag in het verschiet, 1986.
21. Jan van Zutphen, "Tegen een legende" (Contra una
leyenda), Zonnestraal 4, 1931, 3, pp. 37-38 citado en
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Exlibris para Truus Duiker, diseño de Duiker hacia 1930
Zoetbrood, op.cit. p. 54.
22. Sobre la obra de Marx, en su biblioteca personal se
encontraba por ejemplo el libro de Jos Loopuit, Karl Marx
en zijne voorgangers (Karl Marx y sus predecesores) de la
serie “Los grandes pensadores a lo largo de los siglos”, ed
Cohen en Zonen, Ámsterdam 1902, obra sobre el pensa-
miento social hasta las teorías marxistas. Editado por entre-
gas y en pliegos doblados formando cuadernillos sin abrir
como era frecuente en la época, tenía todas sus hojas corta-
das a diferencia de otros ejemplares de la misma colección,
también presentes en su biblioteca, Hoffmans op.cit. p.42
23. B. Bijvoet y J.Duiker "Wezen en toekomst der architec-
tuur", Het Bouwbedrijf 7, 1926 p.270
24. J.Duiker y J.G.Wiebenga, Hoogbouw, Rotterdam 1930,
pp.8-10.
25. J.Duiker, "Dr. Berlage y la Nueva Objetividad", De 8 en
Opbouw 5, 1932, pp. 43-59. Traducido al castellano en
Cuaderno de Notas 3, ETSAM, Madrid, 1995
26. ibid.
27. Aunque no puedan seguirse con precisión las posibles
influencias filosóficas de su pensamiento arquitectónico, al
menos durante un cierto tiempo sí parece haber seguido con
atención las teorías del naturalista y filósofo alemán Ernest
Häckel y su concepto de monismo. Zoetbrood op. cit. p.22
28. A. Hofmans, op. cit. p. 37
29. Sobre el estado de las carreteras de entonces, puede verse
por ejemplo la descripción del viaje Ámsterdam-La Haya y
sus múltiples accidentes y dificultades de paso, dada por R.
Roegholt, Amsterdam in de 20e eeuw. Parte 1 (1919-1945),
Utrecht/Antwerpen 1976, y citado en A.Hofmans, op,cit.
p.49.
30. Francis F. Fraenkel, "De Schoonheidcomissie" en het
plan Amsterdam-Zuid van H.P.Berlage, cit en Bak, op cit.
p.153. Entre [ ], acotaciones del autor.
31. Estos aspectos pueden verse por ejemplo hojeando las
monografías citadas de Bak y Molema, aunque quizá las
mejores presentaciones de documentos originales sigan sien-
do hasta la fecha las incluidas en Forum 12 (1962) n.1 dedi-
cado a Zonnestraal, y Forum ns. 5 y 6, (1972) sobre toda su
obra, reimpreso como libro en 1976 (Duiker 1890-1935) y
todos ellos editados por E.J.Jelles y C.A.Alberts.
32. Hofmans, op.cit. p.40 señala su fecha de realización en
1930, frente a la opinión de Zoetbrood de que correspondió
a la época del Rijksmuseum. La inscripción del domicilio
como Minervalaan 34 avala definitivamente la opinión del
primero.
33. Manfred Bock, Kees Somer, Architect J.P.Kloos,
Amsterdam 1986, p.35
34. Zoetbrood, op.cit. p.12.
35. Fledderus fue posteriormente un arquitecto-urbanista
activo en el periodo de reconstrucción holandesa tras la
Segunda Guerra Mundial. Entre otros trabajos realizó multi-
tud de dibujos para los nuevos planes de Rotterdam.
36. J.Duiker, "Naar aanleiding van Le Corbusier's bezoek
op Zonnestraaal", Zonnestraal 14 enero 1932.
37. Este tema es planteado y discutido con mayor extensión
en R. García "Funcionalismo en evolución. Hotel Gooiland
y edificios de la última etapa de Duiker", Cuaderno de Notas
6, Madrid 1998.
38. Jan van der Steur, "De handelsblad-Cineac. Architec
Ir.J.Duiker", Bouwkundig Weekblad 10, 1935.
39. A.Hofmans, op.cit p.72
40. A.Boeken "Hotel Gooiland te Hilversum. Gooiland de
Kroon op Duiker's werk", y J.Kloos "De Cóte d'Azur in
Hilversum",ambos en de 8 en Opbouw, 1936 pp. 236 y 250
respectivamente.
41. Sobre los cambios respecto al diseño original son perti-
nentes los comentarios de Ben Rebel, Het Nieuwe Bouwen,
Amsterdam 1983 p. 223 citados en R.García op.cit. p. 53
42. K.Frampton, Prólogo, J.Molema op.cit.
43. Editorial, De 8 en Opbouw, 1935, n.4.
44. Jan van Zutphen, Zonnestraal, officieel orgaan der
Nederl.Vereniging tot het oprichten van arbeidskolonies
voor tuberculoslijders in Nederland, 15 marzo 1935.
Ilustraciones
Arthur Hofmans op.cit / R.Zoetbrood op.cit
Nota final
Este artículo corresponde a la versión completa del texto
publicado en el libro dedicado al Cineac formando parte del
catálogo de la exposición Arquitecturas Ausentes inaugura-
da en junio de 2004 en las Arquerías de Nuevos Ministerios
de Madrid. Por exigencias de edición dicha colaboración
tuvo que ser reducida considerablemente, prescindiendo por
tanto de buena parte de su contenido, el cual se reproduce
aquí íntegramente.
CUADERNO DE NOTAS 10
JAN DUIKER 1890-1935
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  • Robert Vickery
Robert Vickery, "Bijvoet y Duiker" en Perspecta 13-14, 1971
De nieuwe nijverheidsscholen te Groningen
  • Bijvoet Duiker Y
Duiker y Bijvoet, "De nieuwe nijverheidsscholen te Groningen", Bouwkundig Weekblad 1924, 55, p. 22-25.
Huybregts-Duiker a Arthur Hofmans, 6 y 7 de abril de 1970. A. Hofmans op. cit
  • Louise Carta De
Carta de Louise Huybregts-Duiker a Arthur Hofmans, 6 y 7 de abril de 1970. A. Hofmans op. cit. p. 21.
Bij Duiker´s dood", en Het Volk, dagblad voor de arbeiderpartij, 25 febrero 1935 p. 13 y citado en Ronald Zoetbrood
  • Jan A Van Zutphen
Jan A. van Zutphen "Bij Duiker´s dood", en Het Volk, dagblad voor de arbeiderpartij, 25 febrero 1935 p. 13 y citado en Ronald Zoetbrood, Jan Duiker en het sanatorium Zonnestraal, Amsterdam 1984, p. 11 13. Bak y otros, op.cit. p. 91 14. ibid. p. 89.
Probablemente estaba aún vigente su contrato en exclusiva con la familia Kröller-Muller
  • Peter Bak Y Otros
Peter Bak y otros, j.duiker bouwkundig ingenieur. Constructeur in stuc en staal. Rotterdam 1982. p. 90 11. Probablemente estaba aún vigente su contrato en exclusiva con la familia Kröller-Muller, terminado en 1919
Nazorgkolonie Zonnestraal: arbeid als medicijn" dentro de su libro Zonnestraal, Een nieuwe tijd lag in het verschiet, 1986. 21. Jan van Zutphen
Una amplia exposición de su funcionamiento puede verse por ejemplo en Ton Idsinga, "Nazorgkolonie Zonnestraal: arbeid als medicijn" dentro de su libro Zonnestraal, Een nieuwe tijd lag in het verschiet, 1986. 21. Jan van Zutphen, "Tegen een legende" (Contra una leyenda), Zonnestraal 4, 1931, 3, pp. 37-38 citado en CUADERNO DE NOTAS 10
Ámsterdam 1902, obra sobre el pensamiento social hasta las teorías marxistas. Editado por entregas y en pliegos doblados formando cuadernillos sin abrir como era frecuente en la época, tenía todas sus hojas cortadas a diferencia de otros ejemplares de la misma colección
  • Sobre La Obra De Marx
  • Jos De
  • Loopuit
Sobre la obra de Marx, en su biblioteca personal se encontraba por ejemplo el libro de Jos Loopuit, Karl Marx en zijne voorgangers (Karl Marx y sus predecesores) de la serie "Los grandes pensadores a lo largo de los siglos", ed Cohen en Zonen, Ámsterdam 1902, obra sobre el pensamiento social hasta las teorías marxistas. Editado por entregas y en pliegos doblados formando cuadernillos sin abrir como era frecuente en la época, tenía todas sus hojas cortadas a diferencia de otros ejemplares de la misma colección, también presentes en su biblioteca, Hoffmans op.cit. p.42
Wezen en toekomst der architectuur
  • B Bijvoet
  • J Duiker
B. Bijvoet y J.Duiker "Wezen en toekomst der architectuur", Het Bouwbedrijf 7, 1926 p.270
Berlage y la Nueva Objetividad
  • J Duiker
J.Duiker, "Dr. Berlage y la Nueva Objetividad", De 8 en Opbouw 5, 1932, pp. 43-59. Traducido al castellano en Cuaderno de Notas 3, ETSAM, Madrid, 1995
Amsterdam in de 20e eeuw
  • Roegholt
Roegholt, Amsterdam in de 20e eeuw. Parte 1 (1919-1945), Utrecht/Antwerpen 1976, y citado en A.Hofmans, op,cit. p.49.