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"El que a buen árbol se arrima..." intercambio de favores y corrupción

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Abstract

Según Transparencia Internacional, dos de las formas que adopta la corrupción son el favoritismo y el nepotismo, que se definen como el abuso de poder para favorecer a amigos, partidarios y familiares. Esta forma de corrupción se relaciona con el intercambio de favores que es una costumbre arraigada en algunas sociedades, incluyendo la nuestra, por lo que incluye prácticas que la población, o parte de ella, no considera como corrupción. Este trabajo, que se basa en investigaciones empíricas llevadas a cabo en Aguascalientes, cuyos datos se comparan con los hallazgos que han hecho otros investigadores en otras sociedades, analiza la delgada línea que separa la corrupción de la reciprocidad y el intercambio de favores.
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zación para alterar, transformar o generar una obra derivada. Bajo licencia creative commons 2.5 México
http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/mx/
“El q u E a b u E n á r b o l s E a r r i m a …” intErcambio d E
f a v o r E s y c o r r u p c i ó n
Genaro Zalpa*, Evangelina Tapia Tovar**
y Jorge Reyes Martínez***
Según Transparencia Internacional, dos de las formas que adopta la
corrupción son el favoritismo y el nepotismo, que se definen como
el abuso de poder para favorecer a amigos, partidarios y familiares.
Esta forma de corrupción se relaciona con el intercambio de favo-
res que es una costumbre arraigada en algunas sociedades, incluyen-
do la nuestra, por lo que incluye prácticas que la población, o parte
de ella, no considera como corrupción. Este trabajo, que se basa en
investigaciones empíricas llevadas a cabo en Aguascalientes, cuyos
datos se comparan con los hallazgos que han hecho otros investi-
gadores en otras sociedades, analiza la delgada línea que separa la
corrupción de la reciprocidad y el intercambio de favores. Palabras
clave: corrupción, corrupción gris, cultura, favoritismo, intercambio de favores.
* Doctor en Sociología por la Universidad de York (Inglaterra). Profesor e investiga-
dor del Departamento de Sociología y Antropología de la Universidad Autónoma de
Aguascalientes. Líder del cuerpo académico de estudios sobre cultura contemporá-
nea. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, nivel I. Líneas de investiga-
ción: cultura religiosa; cultura y vida cotidiana. Ha publicado artículos en revistas
nacionales y extranjeras. Libros recientes: Cultura y acción social. Teoría(s) de la cultura
(2011); ¿No habrá manera de arreglarnos? Corrupción y cultura en México (2013).
** Socióloga, con maestría en Investigación y Doctorado en Ciencias Sociales por la
Universidad Autónoma de Aguascalientes. Docente del Departamento de Sociología
de la UAA desde 1986. Ha realizado investigaciones sobre la música y la cultura
popular, y sobre la corrupción a partir de la fraseología popular y entre jóvenes uni-
versitarios. Miembro del cuerpo académico Estudios de la Cultura Contemporánea.
Ha publicado varios artículos relacionados con sus investigaciones. Está en imprenta
su libro: La vuelta al mundo de la cor rupción en veinte refranes.
*** Maestro en Administración con Énfasis en Gestión Pública por la Universidad Au-
tónoma de San Luis Potosí. Estudiante de Doctorado en Ciencias Sociales y Huma-
nidades en la Universidad Autónoma de Aguascalientes con la Investigación de Tesis
Doctoral La Cultura de la Corrupción en el Sector Público. Ambiente y condiciones
en el Gobierno Municipal de Aguascalientes”.
Cultura y representaciones sociales
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Año 9, núm. 17, septiembre 2014
El que a buen árbol se arrima… exchange of favors and corruption
According to International Transparency, two of the forms that corruption adopts are fa-
voritism and nepotism, which are defined as the abuse of power in order to favor friends,
supporters and relatives. This form of corruption, related to the exchange of favors, is
a habit established in some societies, including ours, since it includes practices that the
population, or part of it, does not consider as corruption. This text, which is based on
an empirical research carried out in Aguascalientes, analyses, by comparing its finding
with the ones that other researchers have achieved in other societies, the thin line that
separates corruption from reciprocity and the exchange of favors. Key words: corruption,
gray corruption, culture, favoritism, exchange of favors.
Introducción
Uno de los problemas que se deben enfrentar para combatir el
fenómeno de la corrupción es su comprensión. Es decir, la
sociedad que se enfrenta a ese fenómeno debe llegar a un acuerdo
acerca de qué es aquello contra lo que se está luchando, lo que se
busca erradicar o, por lo menos, reducir a niveles tolerables. Es po-
sible que en algunas sociedades se tenga una idea clara y compartida
acerca de qué es la corrupción y, por consiguiente, también acerca
de qué no es. Pero en otras, como en la nuestra, no hay una com-
prensión compartida acerca del fenómeno. Particularmente, no se
distinguen con claridad usos y costumbres como el intercambio de
favores y la solidaridad por una parte, y la corrupción por otra. El
objetivo de este artículo es reflexionar acerca de la delgada línea que
separa esos fenómenos y ensayar su diferenciación.
El trabajo se basa en tres investigaciones que llevaron a cabo
los autores. Genaro Zalpa investigó la relación entre cultura y co-
rrupción (Zalpa, 2013); Evangelina Tapia indagó cómo se expresa y
se valora la corrupción en esos “evangelios chiquitos” que son los
dichos y los refranes (Tapia Tovar, 2011; Tapia Tovar y Zalpa 2009
y 2011); y Jorge Reyes quien está terminando su tesis de doctorado
sobre cultura organizacional y corrupción.
El artículo tiene tres partes. En la primera se plantea el problema
partiendo de las definiciones de la corrupción. En la segunda se
hacen análisis comparativos entre los datos obtenidos en Aguasca-
lientes, y en México, y lo que algunos investigadores han encontrado
en otros países. En la última parte, la tercera, se concluye haciendo
un sumario y planteando algunas reflexiones en torno al tema.
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Intercambio de favores y corrupción
Cultura y representaciones sociales
La definición de la corrupción
Entre las varias definiciones de corrupción (Zalpa, 2013: 27-44) la
más difundida y aceptada, tanto en el mundo académico como en
el de los organismos que la combaten, es la que utiliza Transpa-
rencia Internacional (TI), organismo para el que la corrupción es
“el mal uso del poder encomendado para obtener beneficios pri-
vados” (Pope, 2000: 46). Ésta y otras definiciones semejantes (ver,
por ejemplo, Nye, 1967 y Kahn 1996, citados por Andvig, Fjelstad
et al., 2000: 12) tienen en común que se basan en una distinción
fundamental entre los ámbitos de lo público y de lo privado. Un
ejemplo es la siguiente definición en la que se señala claramente esa
distinción: “una transacción entre actores de los sectores público y
privado, a través de la cual bienes públicos se convierten ilegítima-
mente en ganancias privadas” (Heidenheimer, Johnston y Levine,
1990: 6).
Cuando se califican los niveles de corrupción de los diferentes
países, como lo hace Transparencia Internacional, o de los estados
de un país como lo hace Transparencia Mexicana (TM), se utiliza esa
definición. E igualmente cuando se proponen medidas para comba-
tirla. No se tiene en cuenta que los miembros de diferentes culturas
pueden tener percepciones diferentes sobre el fenómeno, de tal ma-
nera que lo que es corrupción desde unas perspectivas culturales, no
lo es desde otras (lo mismo ocurre cuando se define la corrupción
en el ámbito jurídico. Ver Zalpa, 2013: 32). Estas discrepancias difi-
cultan la lucha contra la corrupción porque no hay acuerdo acerca
de qué es lo que se combate.
Claudio Lomnitz (2000) hizo notar que la idea de corrupción es
histórica, porque no tiene una existencia atemporal sino que surge
en determinados momentos históricos, de tal manera que lo que en
un tiempo es considerado como algo común y aceptable, en otro
momento es considerado como corrupción y, por lo tanto, conde-
nable y combatible.
Rubén Aroca (s/f. Ver Tapia Tovar y Zalpa, 2011: 31-32) se basa
en el consenso del reconocimiento de lo que se considera como co-
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rrupción por parte de los miembros de las sociedades para proponer
una tipología en la que la corrupción que llama blanca es aquella
que, cayendo en el ámbito de lo que los organismos internacionales
definen como corrupción, hay consenso entre los miembros de una
sociedad para no reconocerla como tal sino, tal vez, como parte de
los usos y costumbres considerados como normales y aceptables.
En estos casos la lucha contra lo que desde el exterior se define
como corrupción es muy dificultosa y tiene pocas probabilidades de
éxito. En cambio, la corrupción negra es aquella que, por consenso,
se considera como tal y que debería ser menos difícil combatir. Un
tercer tipo es el que Aroca llama la corrupción gris, que es aque-
lla constituida por acciones que algunos miembros de la sociedad,
usualmente una minoría, las consideran como corrupción, mientras
que otros, la mayoría, no las considera como tal.
Lo que nos proponemos analizar en este trabajo puede consi-
derarse como corrupción gris de acuerdo a la tipología propuesta
por Aroca, pues el intercambio de favores y la solidaridad, cuando
ocurren entre quienes ocupan cargos encomendados y quienes no,
o entre quienes ostentan cargos mayores y menores, pueden ser ac-
ciones consideradas como corrupción por algunos miembros de la
sociedad pero no por otros, de tal manera que no hay un consenso
general al respecto. Aunque nuestro análisis no es cuantitativo, es
posible especular que son minorías las que consideran tales acciones
como corrupción y mayorías las que no. Las primeras, es decir las
minorías, estarían constituidas por los miembros de los organismos
cuyo objetivo es combatir la corrupción, por los intelectuales, por
algunos comunicadores, por algunos políticos y por otros actores
sociales que conocen y comparten las posturas de Transparencia In-
ternacional, Transparencia Mexicana, estudios académicos, etc. Las
segundas, las mayorías, estarían constituidas por el grueso de los
miembros de la sociedad.
Dijimos arriba que la definición de corrupción que emplea TI se
basa en la distinción entre lo público y lo privado. Jeremy Pope, en
el Libro de Consulta 2000 de TI, señala expresamente que tal distinción
implica la distancia entre el cumplimiento de la función y las rela-
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ciones personales: la corrupción “también se puede decir que repre-
senta el incumplimiento del principio de mantener cierta distancia,
según la cual ninguna relación personal o de parentesco debe estar
presente en la toma de decisiones económicas (políticas, de gestión
pública, etc.) ya sea por parte de actores económicos o de funciona-
rios de gobierno (Pope, 2000: 46. Paréntesis nuestro).
Desde este punto de vista se hace una clasificación de los actos
de corrupción entre los que se encuentra el favoritismo, describién-
dolo como el abuso del poder para favorecer a familiares, amigos
y grupos o personas cercanas, por lo que también puede recibir
el nombre de amiguismo o cuatismo (Adler-Lomnitz, 2001 y A. de
Lomnitz, 1981) y cuando expresamente se favorece a familiares se
llama nepotismo.
Una de las críticas más importantes que se ha hecho a estas defi-
niciones y clasificaciones es que se basan en una concepción no so-
lamente occidental sino incluso propia de la concepción sociológica
weberiana, acerca de la distinción entre lo público y lo privado, que
sería la característica de las administraciones públicas modernas que
se basan en la racionalidad de las acciones. Tal definición, se dice,
está lejos de poderse aplicar en sociedades en las que tal distinción
no existe, sino que en el ejercicio de la administración se tienen tam-
bién en cuenta las relaciones familiares, tribales, grupales o, más en
general, sociales. Es esto lo que aquí vamos a considerar.
Análisis comparativo1
La distinción entre lo público y lo privado en diferentes sociedades y
culturas, imbricado con la solidaridad, con el intercambio de favores
y con la corrupción, ha sido abordada por algunos científicos so-
1 Para hacer el análisis comparativo se echa mano de datos que tienen que ver con el
intercambio de favores y con la solidaridad, que fueron recolectados en el curso de
las tres investigaciones mencionadas en la introducción. No nos detenemos a expli-
car los métodos y las técnicas mediante las cuales se recopilaron esos datos, pero los
lectores interesados pueden consultar los siguientes documentos: Zalpa, 2013: 90-92,
215-234; Tapia Tovar, 2011. Los datos recolectados por Jorge Reyes y la metodología
empleada constan en los informes de avances de la investigación para doctorado y
estarán disponibles en el documento final de su tesis. Las fuentes de los datos son
citadas añadiendo las iniciales de los investigadores: ETT, JR M, GZ.
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ciales, cuyos trabajos de investigación llevados a cabo en diferentes
sociedades vamos a utilizar en esta sección para hacer un análisis
comparativo que nos permita ver, con mayor claridad, la percepción
que tiene la población de nuestro país de esa misma problemática.
Iniciamos con el estudio de Akhil Gupta, quien hace notar lo
borroso de la percepción de los límites entre lo público y lo privado
en una provincia de la India, exponiendo el caso de un funcionario
público encargado del registro de la propiedad de la tierra. Gupta
observó que este funcionario llevaba a cabo las actividades propias
de su cargo en el piso inferior de su propia vivienda de dos plantas,
por lo que se puede decir que la contigüidad entre los espacios en
los que se desarrollaban su vida privada y su función pública hacía
que la distinción entre la esfera de lo público y la de lo privado fuera
poco clara. Lo anterior se acentuaba porque recibía al mismo tiem-
po a varios solicitantes de sus servicios, discutiendo los asuntos en
voz alta y permitiendo que todos opinaran acerca de los trámites
de los demás. El funcionario además, también en voz alta, cobraba
por sus servicios. Lo relevante de este estudio es que, según Gupta,
los usuarios veían como algo normal esa imbricación entre lo pú-
blico y lo privado, y que no definían los pagos al funcionario como
corrupción, porque éste era eficiente y cumplía correctamente con
su trabajo. Para ellos la corrupción consistía en cobrar y no hacer
un buen trabajo, como ocurría cuando acudían a hacer trámites con
otros funcionarios (Gupta, 1995).
En nuestro país tampoco es muy clara la distinción entre lo pú-
blico y lo privado, aunque la confusión no tiene que ver con la con-
tigüidad de los espacios en los que se desarrollan ambas esferas pues
es común la distinción entre las oficinas públicas y las viviendas de
los funcionarios, aunque es posible que en algunos casos, tal vez en
poblaciones pequeñas, pueda darse la situación descrita por Gupta.
Lo borroso de los límites tiene que ver, más bien, con la confusión
entre bienes públicos y bienes privados.
Al respecto, una funcionaria entrevistada decía que ayudaba a
sus hermanas proporcionándoles hojas de papel de su oficina para
hacer sus trabajos escolares, lo cual veía como algo no reprobable
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porque no robaba a nadie ya que las hojas no eran bienes de alguien
sino recursos públicos: Además, es dinero público. Si tengo tan a la
mano las hojas de papel, ¿por qué no ayudar a los míos?” (Entrevista
a funcionario E. GZ).
Tal parece que esta percepción no es peculiar de los mexicanos,
pues comentando sobre los argentinos el escritor Jorge Luis Borges
señala que para ellos...
... el Estado es una inconcebible abstracción, el Estado es imper-
sonal, el argentino sólo concibe una relación personal. Por eso, para
él, robar dineros públicos no es un crimen. Compruebo un hecho,
no lo justifico o excuso (Citado por Moreno Ocampo, 1993: 12).
Otro de los aspectos considerados en la investigación de Gupta
es el pago que hacen los usuarios al funcionario por los servicios
que debe proporcionar por el cargo que ocupa, cuando ya recibe un
salario del Estado. Como ya mencionamos los usuarios no conside-
ran ese pago como corrupción si el servicio es eficiente.
Algo semejante, según Michele Rivkin-Fisch (2005) ocurría en la
Unión Soviética y sigue ocurriendo actualmente en Rusia. Se trata
precisamente de los pagos a los funcionarios públicos para obtener
servicios que están obligados a prestar, lo cual es conocido como
blat (ver también Ledeneva, 1998). Lo ilustra con el caso de los ser-
vicios de salud. Dice que en la era soviética tales pagos se hacían
para obtener acceso preferente a los servicios de salud, que por ley
eran gratuitos, y una atención esmerada. En la era postcomunista se
permitió que se ofrecieran servicios de salud privados por los que
hay que pagar, y se conservaron los otorgados por el Estado que
siguieron siendo gratuitos. El pago por estos servicios legalmente
gratuitos, sin embargo, continuó existiendo, pero cobró un nuevo
sentido entre la población: en la actualidad se considera como una
justa retribución a los profesionales de la salud por parte de ciuda-
danos que tienen los suficientes recursos para hacerlo:
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Tenemos que desterrar esa idea soviética sin sentido de que la
gente debe trabajar gratis. Yo siento que tengo que pagar y tengo
dinero, por lo tanto está bien que pague por su profesionalismo y
su tiempo (Rivkin-Fish, 2005: 48).
También entre los profesionales de la salud cambió el sentido de
los pagos, pues empezaron a sentir que su trabajo no era suficien-
temente bien pagado por el Estado mientras que sus colegas que se
dedicaban al ejercicio privado de la profesión obtenían mayores ga-
nancias, por lo que esperaban, y hasta exigían, los pagos informales
como una justa compensación por su trabajo.
Por lo demás, este pago no se considera como un soborno, ya
que no es en realidad un pago, sino una muestra de agradecimien-
to que se entrega después de haber recibido el servicio y no antes,
como se hacía en la era soviética. Al respecto Rose-Ackerman (2006:
92-96) hace notar que hay algunos fenómenos que están tan rela-
cionados que en algunos contextos culturales es difícil distinguirlos,
como es el caso de los sobornos, los regalos y las propinas. Cabe
entonces preguntarse si los pagos a los profesionales de la salud en
la era soviética eran considerados como sobornos o como regalos,
lo cual no puntualiza el análisis de Rivkin-Fish. Por el contrario,
parece claro que los pagos actuales deben considerarse como pro-
pinas por un servicio recibido, lo que conlleva el supuesto de que
en futuras ocasiones se recibirá un buen servicio en espera, claro, de
otra propina.
En México el pago por recibir un servicio público o por agilizar
trámites recibe el nombre coloquial de mordida, que abarca también
el soborno para no recibir una sanción. Pero ese nombre frecuen-
temente es sustituido por el de propina para atenuar su connotación
negativa, aunque se sobreentienda que se trata del pago de un so-
borno. Un pastor cristiano entrevistado comentó lo siguiente:
Aquí supuestamente también, no sé cómo marque la ley aquí…
pero sobre todo las propinas… yo vivía en Mexicali, en la frontera,
y me acuerdo de un aduanal que se convirtió al cristianismo que me
dijo que él ganaba tres veces más por las propinas que por su sueldo
(Entrevista a pastor cristiano. GZ).
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En estos casos se trata de “propinas” que usualmente se dan, o
se ofrecen, antes de recibir algún servicio por parte de un servidor
público, y que con frecuencia implica quebrantar alguna norma.
Según los datos recabados por la Segunda Encuesta Nacional de
Calidad e Impacto Gubernamental (ENCIG) llevada a cabo por el
Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en el año
2013, la tasa de incidencia de los actos de corrupción relacionada
con el suministro de servicios en nuestro país fue de 24 mil setecien-
tos veinticuatro por cada 100 mil habitantes. La encuesta no especi-
fica si tales actos consistieron en pagos por recibir los servicios a los
que se tiene derecho, pero basados en datos recabados por nosotros
(GZ, JRM), podemos decir que en la mayoría de los casos es así.
Las siguientes son las cifras por servicios, según la misma en-
cuesta:
Figura 1: tasa de incidencia de actos de corrupción
por servicios
Contacto con autoridades de seguridad pública 50.6
Permisos relacionados con la propiedad 24.8
Otros pagos, trámites o solicitudes 21.9
Trámites ante el ministerio público 21.8
Trámites en juzgados o tribunales 20.1
Trámites del servicio de energía eléctrica 15.1
Derivado de llamadas de emergencia a la policía 14.8
Trámites vehiculares 13.2
Trámites municipales 11.8
Trámite para abrir una empresa 9.2
Servicios municipales 8
Dado que a los encuestados se les preguntó expresamente sobre
su experiencia personal de actos de corrupción, puede decirse que
la encuesta nos proporciona, en cifras, la percepción de que el pago
por obtener servicios a los que se tiene derecho se considera como
tal, como corrupción.
Pero datos obtenidos por otros medios nos hacen ver que la con-
sideración de que el pago de una mordida es corrupción tiene que ver
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en nuestro país no solamente con el hecho mismo de pagar, sino
con otros factores como, entre otros, el monto de lo que se paga.
Uno de los participantes en un grupo de discusión comentó lo si-
guiente: “Comparado con lo que roban los políticos, con lo que se
robó Salinas,2 darle diez pesos al tránsito para que te deje ir, no es
corrupción” (Grupo de discusión alumnos de doctorado. GZ). So-
bre esto se incluyó una pregunta en la encuesta aplicada a una mues-
tra de mil doscientas personas (Encuesta. GZ). Se preguntó a los en-
cuestados si, según ellos, los mexicanos incluyen en la corrupción la
disposición indebida de grandes y pequeñas cantidades de recursos,
o si hacen una distinción al respecto. La afirmación sobre la que se
pidió la opinión de los encuestados es la siguiente: “Los mexicanos
creen que comparado con lo que roban los altos funcionarios, dar o
recibir mordidas pequeñas no puede considerarse corrupción”. El
resultado fue que el 44% consideró que la mayoría de los mexicanos
así lo cree, y el 33% respondió que algunos; si sumamos las dos
respuestas tenemos que el 77% de los encuestados considera que la
mayoría o algunos de los mexicanos hacen esa distinción, y que no
consideran como corrupción las pequeñas mordidas. El 23% opinó
que casi nadie hace tal discriminación, es decir que para ellos tanto
las mordidas grandes como las pequeñas son corrupción.
El soborno no solamente adopta la forma de un pago, sino que
también incluye el no pago: el disfrute gratuito por parte de los
servidores públicos de los productos o servicios ofrecidos por los
ciudadanos con los que tienen relación debido a su cargo. Un fun-
cionario, que desempeña el cargo de verificador municipal, es decir
encargado de que los negocios cumplan con los requisitos debidos
para su funcionamiento, manifestó:
…muchos lo ven como cortesía, pero igualmente mucha gente
igual hasta se enoja, a veces se enojan los mismos dueños del lugar
porque nos vamos y nos sentamos… porque también muchas veces
hay gente de buena fe, que nos dice ‘siéntese aquí, no hay bronca,
tómese un refresco o una cerveza, o un taco’, pero hay veces que
lo hacen a propósito para comprometernos, porque ya cenando,
2 Ex presidente de México (1988-1994) con fama pública de corrupto.
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ya están ahí poniendo de su lana… pues ya lo estás protegiendo.
Lo que nos recomiendan es que ni nos paremos. A lo que vamos
y de salida, para qué correr riesgos… (Entrevista con funcionario
público 8. JRM).
… algunos compañeros van y les dicen “yo te cubro, te dejo que
cierres a altas horas de la noche”, y a veces no pedían nada, pero les
daban botellas, o esto, o servicios cuando ellos iban al lugar, cerve-
zas gratis, porque les estaban dando chance, todas esas cuestiones
nosotros sabemos que está mal, pero se hace de todos modos…
(Entrevista funcionario público 7. JRM).
… pues ellos tienen la consigna de que no tienen que asistir a
ningún lugar donde ellos no paguen, si están en algún turno veri-
ficando y pasa el jefe de grupo, donde estén cenando, donde estén
en esas cuestiones, tienen que ponerlo en sus bitácoras. Todos esos
candaditos se hacen internos, no hay un reglamento, eso es interno.
Pero igual hay monitoreo de cada mes, y hay pláticas y muchos
comentan que a veces, pues les hacen un descuento, no gratis, pero
de todos modos les hacen descuento, y está mal… (Entrevista fun-
cionario público 8. JRM).
No cobrarles a los funcionarios públicos por disfrutar de servi-
cios o productos puede considerarse como un favor, o un regalo,
que nos introduce al tema de la reciprocidad. ¿El favor se hace, o el
regalo se da, con la intención de comprometer a quien lo recibe a la
reciprocidad, como dice el entrevistado citado arriba? ¿Es mejor, en-
tonces, que los funcionarios públicos no acepten favores o regalos?
Recordemos que un acuerdo de la Secretaría de la Función Pública,
emitido en el 2013, prohíbe a los funcionarios públicos solicitar o
aceptar regalos de bienes o servicios que sean mayores a seiscientos
cincuenta pesos en un año, para ellos mismos o para los parientes
hasta el cuarto grado. ¿Este acuerdo deja zanjada la cuestión? Desde
la perspectiva administrativa sí, pero pensamos que no desde el pun-
to de vista de la opinión pública; es decir que no estamos seguros de
que dar regalos a los funcionarios públicos y esperar algo a cambio
sea considerado siempre como corrupción.
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Veamos lo que sucede en otros contextos. El estudio del inter-
cambio de regalos ha sido un tema clásico en la antropología desde
los estudios pioneros de Malinowski (1922) sobre el Kula Ring, y
el de Mauss (2002)3 sobre la obligación de reciprocidad ligada a los
mismos. En estos estudios, sin embargo, no se tocó el tema de la
corrupción. En cambio, más recientemente Yang (1989; 1994) es-
tudió la institución del guanxi en China, que es la obligación social
de dar y recibir regalos, con la consiguiente obligación de reciproci-
dad. Está relacionada con el prestigio social que consiste en obtener,
mantener o perder la estimación de los demás. En varias situaciones
la práctica de dar regalos activa obligaciones de ayuda mutua entre
actores que mantienen relaciones sociales. Yang pone el ejemplo de
una vecina que le hizo una chaqueta de algodón a otra, y más tarde
recibió de ella un pastel para su hijo. En este intercambio nada tiene
que ver la corrupción. Pero presenta también el caso de un traba-
jador que quiere faltar unos días a su trabajo, para lo cual le ofrece
un regalo a su supervisor. Como el ofrecimiento lo hace en privado,
el supervisor no lo acepta sabiendo que, en reciprocidad, deberá
pasar por alto la falta del trabajador. Entonces éste recurre a ofre-
cerle el regalo en público, con lo que el supervisor se ve obligado a
aceptarlo y a reciprocarlo no reportando la falta, so pena de perder
el prestigio ante los demás. Esto sería corrupción desde el punto de
vista de las definiciones teóricas, ¿pero lo es desde el punto de vista
de los actores involucrados?
Una estudiante china que cursaba un posgrado en los Estados
Unidos expresó de una manera muy clara la distinción cultural entre
el arte del guanxi y el soborno. Para ella, el soborno y la corrupción
son términos peyorativos, negativos, mientras que el guanxi connota
sentimientos humanos […], amistad, relaciones personales prolon-
gadas, y una imagen de ayuda mutua entre la gente. El guanxi tiene,
pues, un lado positivo que no tiene el soborno. Por ejemplo, si no
se tiene una relación personal previa con un servidor público que
le hace a alguien un favor, como ser paisanos, parientes o algo así,
entonces la gente va a pensar que hay corrupción de por medio
(Yang, 1994: 63).
3 Primera edición en 1925.
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Intercambio de favores y corrupción
Cultura y representaciones sociales
La conclusión de Yang es que el guanxi, al suponer que se dan
lazos durables de solidaridad entre los involucrados, no se considera
como corrupción. El problema es que esta distinción no es univer-
salmente aceptada. Para TI el guanxi sería también corrupción en
cualquier caso.
Utilizando la perspectiva teórica de las redes sociales, Larissa
Adler-Lomnitz (2006), hizo un análisis de la institución del compa-
drazgo en Chile, que en muchos aspectos es semejante al guanxi. El
compadrazgo es un sistema de redes sociales, basado en la amistad
y la confianza, en el que se da un continuo intercambio de favores
motivado por una ideología de amistad; se trata de “una ayuda em-
pleada para obtener algo con mayor facilidad y en menor tiempo
donde los objetivos son usualmente legales, pero los medios suelen
no serlo.” (Adler-Lomnitz, 2006: 103). Funciona con base en un sis-
tema de reglas no escritas pero reconocidas por todos los miembros
de la sociedad, que se basan en la reciprocidad, pero también en el
decoro por lo que no deben pedirse favores que “vayan en contra
de la ideología de la amistad y de la decencia” (Adler-Lomnitz, 2006:
104) según los valores de la sociedad chilena. Tales favores pueden
ser “oportunidades laborales; favores burocráticos; préstamos; ad-
misión a escuelas públicas o privadas; favores legales, y relaciones
sociales y políticas” (Adler-Lomnitz, 2006: 103).
En México se practica también el intercambio de regalos y de
favores que, cuando ocurren entre personas que no ocupan cargos
desde los cuales pueden hacer favores relacionados con su función,
no implican corrupción ni desde el punto de vista teórico, ni desde
el punto de vista de la población:
Como eso que dice de la amistad, muchas veces pienso (que)
en donde trabajo: ‘qué bueno que me llevo con fulanito, porque
siempre me atienden súper bien y me hacen mucho caso’; no es que
les tenga que hacer un favor ni nada, simplemente pienso que qué
suerte que nos llevamos bien porque simplemente me hacen caso,
qué bueno que no tengo que hacer nada más que tener suerte de
haberles caído bien (Grupo de discusión alumnos de doctorado.
GZ).
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Pero aun cuando intervenga en el intercambio algún funcionario
público, el favor no siempre se percibe como corrupción:
La gente que necesita un favor del Seguro Social (dice): “¿Tienes
un amigo ahí?, porque necesito que te intervengan mañana. A ver
a quién conoces”. Siempre la gente se mueve, y lo están viendo no
como hacer un acto de corrupción, sino como: “tengo que operar
a mi mamá mañana, tengo que ponerle un marcapaso, a quién le
hablamos para que le pongan el marcapaso mañana, porque si no
le toca dentro de un mes, igual y en ese mes ya no funciona”. Se
percibe a lo mejor no como un acto de corrupción y sí se percibe
como una obligación u oportunidad de tener un amigo o alguien
que te pueda echar la mano (Grupo de discusión alumnos de doc-
torado. GZ).
Algunas veces en el intercambio de favores están implicadas al-
gunas formas de relaciones sociales, como en el guanxi chino y en el
compadrazgo chileno. En estos casos la percepción de la población
es que los funcionarios tienen la obligación de ayudar a conocidos,
amigos, paisanos, compadres:
[…] en efecto a veces tenemos esta sensación de que porque
están en algún lugar importante tienen la obligación de ayudarnos
cuando tenemos algún problema, o cuando hay que agilizar un trá-
mite, pues como que es normal. Para mi es normal hablar de que:
“fíjate que tengo este problema…”, se puede ayudar sin dinero (de
por medio) ni nada (Grupo de discusión alumnos de doctorado.
GZ).
Este tipo de favores no se pagan con dinero ni con regalos, sino
con otro favor, porque favor con favor se paga, dice un dicho popular;
aunque no exista ningún documento de por medio el compromi-
so adquirido es generalmente respetado. Dentro de esta lógica es
muy importante tener amistades, o familiares, bien colocados en
los diferentes espacios sociales, porque ello permitirá que la red sea
más funcional para todos sus miembros. Estos mecanismos operan
entre los ciudadanos como un apoyo interpersonal e intersocial, y
entre los funcionarios a partir de las redes sociales que se han tejido
163
Intercambio de favores y corrupción
Cultura y representaciones sociales
previamente, con el propósito de darse apoyo mutuo a través de
la ayuda, los favores y las recomendaciones que luego deberán ser
compensadas.
Figura 2: Diagrama de favores y distancia social
Como se aprecia en la figura 2, los estudios realizados por Adler-
Lomnitz tanto en México como en Chile permiten establecer que a
mayor cercanía de parentesco o de amistad, más probabilidad habrá
de hacer un favor “grande”, pero aún a los amigos de los amigos, a
los “recomendados” se les hará el favor, ya que eso depende tam-
bién de la cercanía del amigo que recomienda.
Hay dos dichos relacionados con el intercambio de favores y con
la solidaridad que, según la opinión de una muestra de quinientas
personas encuestadas (Encuesta. ETT), pueden estar, o no, relacio-
nados con la corrupción: El que a buen árbol se arrima buena sombra le
cobija y más vale tener palancas que tener dinero.
De las quinientas personas a las que se les preguntó si conside-
raban que el refrán El que a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija,
estaba relacionado con la corrupción, sólo el 30% respondió afir-
mativamente. Esto puede deberse a que el refrán se puede aplicar a
situaciones que, efectivamente, nada tienen que ver con actos de co-
Cultura y representaciones sociales
164
Año 9, núm. 17, septiembre 2014
rrupción como la búsqueda de instrucción de un maestro por parte
de un alumno, seguir el ejemplo de un padre o de una madre, buscar
la compañía de un sabio, tener buenas amistades, etc. Pero también
puede deberse a que los actos de favoritismo no son considerados
como impropios por los encuestados.
El dicho más vale tener palancas que tener dinero, por el contrario,
fue asociado con la corrupción por el 83% de los encuestados. La
obtención de favores por parte de quienes pueden hacerlos puede
seguir dos vías: o se consiguen por medio de sobornos, las famosas
mordidas, o por medio de las relaciones sociales, es decir las palancas.
Por eso muchas veces más vale tener palancas que tener dinero o, como
lo dice otro dicho: el que tiene amigos no es pobre. En una de nuestras
encuestas (Encuesta. GZ) preguntamos si los mexicanos creen que
más vale tener palancas que tener dinero. El 52% respondió que la
mayoría de los mexicanos así lo cree, el 42% que algunos, y sólo el
6% que nadie.
A partir de ir identificando el entretejido social que sirve como
base para el uso de las palancas, una pregunta brota de manera natu-
ral: ¿tener palancas es tener amistades? Los entrevistados, en varias
ocasiones, trataron de diferenciar la palanca de las amistades: …a
veces vale más tener una amistad que es la que te ayuda a hacer todo
mucho más fácil.” (Entrevista con taxista. ETT), o cuando otro dice,
haciendo alusión al refrán más vale tener palancas que dinero: “…yo más
bien (lo) cambiaría (por) más vale tener conocidos que dinero, porque mu-
chas veces puedes tener un conocido que te puede ayudar ¿no?”
(Entrevista con editor. ETT).
Por ejemplo, si tú tienes alguna necesidad lo más lógico es: “oye,
¿pos qué no es tu amigo fulano de tal? No…, pos él te puede con-
seguir, él te puede dar el hombro, él te puede sacar de la cárcel”
(Grupo de discusión sacerdotes católicos. GZ).
Por ejemplo, si se trata del ingreso a la escuela, los favores se
pueden pedir a la inspectora del jardín de niños, al funcionario de
la Secretaría de Educación Pública (SEP), a la directora o director
165
Intercambio de favores y corrupción
Cultura y representaciones sociales
de la escuela o a un simple maestro o intendente que conoce a otra
persona de más alto rango. Uno de los entrevistados manifestó:
[…] cuando yo era pequeño yo estudié la primaria abierta, yo no
la hice normal por un problema de salud y resulta que […] no me
querían en ninguna secundaria, […]. Visité como diecisiete secun-
darias, o no sé si todas las que hay en Aguascalientes, y en ninguna
me quisieron. Entonces, […] yo trabajaba en una pensión (para au-
tos) donde yo le lavaba el carro a una señora que se veía así… que
tenía dinero... y yo para esas fechas ya tenía [...] trece años [...]. Fui a
visitar más secundarias y […] llegó esta señora y me dice: “¿por qué
estás tan triste güerito?” […], y le digo: “no pues es que mire así y
así”. Y me dijo: “no te apures hombre”. Ella era creo algo así del
IEA4 […] tenía un puesto importante y […] ella me echó mucho la
mano y entré a estudiar a una secundaria normal, a la Lic. Benito
Juárez (Entrevista con editor. ETT).
Este sistema es sostenido por variables culturales de lealtad, con-
fianza y amistad, por lo que es socialmente validado y legitimado; la
mayoría de la gente común, y muchos de los funcionarios, no ven
en estas conductas algo ilícito, inmoral ni corrupto; por el contrario,
aquél que no respeta esta costumbre es sancionado por su grupo so-
cial etiquetándolo como mal amigo, mal paisano o, de plano, como
una mala persona.
La obligación de ayudar que tienen los funcionarios públicos es
más demandante si quien solicita el favor es un familiar. En en-
trevistas con funcionarios algunas respuestas hablan simplemente
de la obligación que sienten los burócratas de ayudar a familiares y
amigos. El entrevistador preguntó: Cuando se ocupa un puesto, ¿se
ayuda a familiares y amigos? Las respuestas fueron las siguientes:
En realidad, uno no puede engañarse a sí mismo. Yo ayudo bas-
tante a mi familia desde que tengo este trabajo. Quizá se deba a que
tengo un contacto directo con el presidente municipal (Entrevista
a funcionaria. GZ).
4 Instituto de Educación de Aguascalientes
Cultura y representaciones sociales
166
Año 9, núm. 17, septiembre 2014
“En lo particular, no siempre pero sí he hecho cosillas para ayu-
dar a los amigos y a la familia. Principalmente a la familia” (Entre-
vista a funcionario B. GZ). “Si yo no hiciera esto sí me sentiría mal,
porque sería egoísmo […] A uno en su casa lo han enseñado a ser
gente5 con los de uno” (Entrevista a funcionario E. GZ).
En lo particular me porto muy rígido cuando se trata de los
pagos de recibos de agua potable. Pero para qué me hago, a quienes
son amigos, familiares y a gente muy fregada les hago descuen-
tos especiales en el pago del servicio (Entrevista a funcionario C.
GZ).
Más arriba consignamos la observación de Larissa Adler-Lom-
nitz (2006) de que en las relaciones de compadrazgo en Chile se so-
licitan, por lo general, favores lícitos aunque los medios tal vez no lo
sean. Nosotros les preguntamos a los entrevistados (Encuesta. GZ)
su opinión acerca de si los mexicanos creen que quien ocupa un car-
go (público o privado) tiene obligación de ayudar a sus parientes y
amigos, aunque para hacerlo tenga que violar normas, las respuestas
fueron que la mayoría de los mexicanos (51%) o algunos (36%) lo
creen así, mientras que solamente el 11% opinó que casi nadie.
Al respecto, las siguientes son algunas de las respuestas de fun-
cionarios entrevistados:
Desde el punto de vista ético, nosotros como servidores pú-
blicos tenemos la obligación de ayudar a todas las personas que se
acerquen con uno. Aunque por lo regular, procuramos ayudar a las
gentes más pobres. Ahora, desde un punto de vista más personal y
de forma indirecta, ayudo bastante a mis hijos, a mi esposa y a
mismo (Entrevista a funcionario D. GZ).
es bien sabido por todos, que los “jefes”, o los que tienen
cierta influencia con ellos, pues muchas veces reciben llamadas de
la familia o de sus amigos para sacarlos de algún asunto en el que
se metieron, que están detenidos, que chocaron, y cosas así, y casi
todos, no digo que todos, le hablan al compañero que está hacien-
5 Ser gente significa ser amable, gentil, ayudar.
167
Intercambio de favores y corrupción
Cultura y representaciones sociales
do su trabajo, y pues le dicen que no hay problema, que después
se arregla […] en otras ocasiones somos nosotros mismos los que
hablamos para que ayuden a alguien que conocemos, y pues así
es la cosa, hay que ayudarse, claro si no se puede pues ni modo…
(Entrevista a funcionario 7. JRM)
Desde luego, quienes solicitan los favores esgrimen justificacio-
nes:
En mi caso sólo en emergencias. Yo tenía un pariente en el
IMSS6 y para consultas seguíamos el procedimiento normal, pero
un día mi hermana tuvo un accidente y en ese caso sí recurrimos al
familiar (Entrevista grupal a alumnos de licenciatura en Sociología.
GZ).
Lo anterior no quiere decir que haya un consenso generalizado,
porque la percepción cambia cuando los favores hechos a algunos
afectan los derechos de otros:
[…] por ejemplo, en el sistema de salud, muchas deficiencias que
existen gracias a este problema de corrupción... si tienes a tu tía o
a un conocido ahí y te internan, resulta que tú llegas un lunes y hay
otras personas que están desde el sábado, viernes, lo que sea y a ti
te pasan primero a quirófano o a hacerte el estudio que ocupes y se
brincan a las demás personas, y a mi eso realmente me da coraje;
entonces […] ¿Cuál trabajo te costó?, nada más ser pariente de fu-
lanito y ya entraste (Entrevista con editor. ETT).
Una variante del intercambio de favores es cuando se exige a los
subordinados que realicen determinadas acciones a favor de par-
tidos o candidatos, so pena de perder el puesto, en cuyo caso la
corrupción adquiere tintes de extorsión. No es un caso único lo que
pasó durante la época de la campaña electoral por la presidencia
municipal de Aguascalientes, cuando se pidió a los empleados del
gobierno municipal que hicieran propaganda para el Partido en el
poder y sus candidatos, durante y fuera de su horario de trabajo, con
la amenaza de diversas consecuencias en caso de no hacerlo.
6 Instituto Mexicano del Seguro Social.
Cultura y representaciones sociales
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Año 9, núm. 17, septiembre 2014
cuando yo ingresé a trabajar se me pidió disposición para
participar en actividades políticas si se me requería, y al final pues sí
se requirió. En mi caso no fue a la fuerza, pero me dieron a enten-
der que no había de otra aquí… (Entrevista funcionario 20. JRM).
existieron varias actividades en las cuales a compañeros de
distintas dependencias los inducían a llevar personas del programa
x, porque en reuniones anteriores nos dijeron a todos: “ustedes sa-
ben si llevan o no llevan gente, las puertas son grandes” (para salir
despedido del puesto ocupado)… (Entrevista funcionario 5. JRM).
… me sentía incómoda e insegura de que me despidieran si yo
no participaba en las actividades… nos pasaron folletos y había
personas de diferentes programas de apoyo ahí, yo me sentía muy
mal, incómoda (Entrevista funcionaria 6. JRM).
… en una junta para la organización de una actividad electoral,
(en la que) no participé, sí asistí a ella y fui a hacer acto de presencia
para evitar problemas porque tengo una familia que mantener […]
días antes se me citó para supervisar el trabajo realizado, yo pensé
que mi trabajo por el que me contrataron y se me paga, sin embargo
la junta fue sólo y exclusivamente para preguntarme cómo estaba
el sector donde yo trabajaba respecto de la campaña, por quién
iban a votar, qué estaba haciendo yo para mejorarlo… (Entrevista
funcionario 9. JRM).
… a unos se les requirió que participaran en programas de puer-
ta a puerta con propaganda política, mi posición personal fue acu-
dir al bandereo7 porque era lo menos comprometedor… (Entrevista
funcionario 6. JRM).
es algo que no es correcto, pero se tiene que hacer si uno
quiere seguir en esto, además después puede haber alguna recom-
pensa por lo que hacemos… quién sabe… (Entrevista funcionario
5. JRM).
No se pidió opinión respecto a si estas exigencias son considera-
das como corrupción, o como una exigencia que tienen derecho a
hacer los altos cargos públicos. Pero como se puede leer en los testi-
7 proselitismo del partido en cuestión electoral
169
Intercambio de favores y corrupción
Cultura y representaciones sociales
monios anteriores, los subordinados las consideran como un abuso
y como algo incorrecto. Como una extorsión a la que se deben so-
meter so pena de perder su trabajo, por lo tanto como corrupción.
Hasta aquí hemos hablado sobre la solicitud y la concesión de
favores que, desde el punto de vista teórico, TI clasifica como favori-
tismo: “Abuso del poder para favorecer a familiares, amigos y grupos
y personas cercanas” (Zalpa, 2013: 38). Pero en el mismo renglón
se incluye el nepotismo: “que consiste en asignar puestos oficiales
sin tomar en cuenta la competencia sino sólo la relación personal”
(Zalpa, 2013: 38).
El nepotismo se ve, por una parte, como algo normal de tan
común:
Al pertenecer a una estructura siempre pretendemos una me-
jor… una mejora a nuestro salario, una mejora... y se pide el clásico
“échame la mano”, cuando debería ser por las habilidades o las ca-
pacidades, de ahí que nuestra estructura en gobierno muchas veces
esté dada al compadrazgo. Esa sería una de las prácticas de las que
yo veo más a menudo (Entrevista colectiva a funcionarios. GZ).
Es algo bien común y normal cuando alguien no se atreve a pe-
dir un favor: “necesito trabajo para fulanito”. Tú le estás debiendo
el favor al otro. (Grupo de discusión alumnos de doctorado. GZ).
Pero por otra parte sí se asocia con la corrupción:
… los que pueden decidir quién entra y quién no, no ponen a sus
familiares o amigos en su misma dependencia, le consiguen en otra
diferente y ellos ponen al familiar o amigo del que les hizo el favor
de ayudar a su amigo, así no dejan rastro y no pueden ser castigados
por contratar a familiares… (Entrevista funcionario 9. JRM).
Estamos muy acostumbrados en México [a] que yo te hice un
favor, tú me debes uno. Estamos muy interrelacionados en nuestra
cultura de trabajo; de que inclusive en la política los favores que se
deben les van abriendo puertas para llegar a ocupar estas oficinas y
puestos políticos Y creo que eso es una corrupción de alto nivel, y
esa corrupción está en los niveles más altos. Pues no nos sorprenda
Cultura y representaciones sociales
170
Año 9, núm. 17, septiembre 2014
que esas esferas de más abajo también caigan en lo mismo (Entre-
vista a pastor cristiano. GZ).
Esta idea de obligación, por una parte, y de tradición por la otra,
no es privativa de México. Ruud (1998), por ejemplo, hace una des-
cripción etnográfica de un habitante de Bengala que, con el objetivo
de obtener un puesto de trabajo en un hospital estatal, recurrió a
solicitar la palanca de conocidos y amigos. Sin embargo, quien de
verdad podía ayudarle era un cuñado, pero éste se negó y su negativa
dañó las relaciones con los familiares de su esposa y con su misma
cónyuge. En este caso, e independientemente del resultado, quienes
no rehusaron ayudar al buscador de empleo elevaron su estimación
como buenos amigos o buenos vecinos, mientras que se dañaron
las relaciones con el cuñado, quien no cumplió con el deber social
de ayudar a un familiar. Como dijo uno de nuestros entrevistados:
“Uno no puede rehusar hacer un servicio, un favor, dar un empu-
joncito o complacer, sin graves consecuencias” (Andvig, Fjeldstad
et al., 2000: 76).
Pero el tema no es propio solamente de los países pobres, o en
desarrollo. En un artículo muy interesante Cris Shore (2005) expone
unos muy sonados casos de corrupción en la Comisión Europea.
El caso más interesante desde el punto de vista cultural fue el de la
acusación de clientelismo8 contra la titular de la Comisión para la
Educación y Capacitación, Edith Cresson, quien había sido prime-
ra ministra de Francia. La acusación que se le hizo fue la de haber
contratado a su dentista y amigo, el señor Berthelot, como científico
visitante con un salario muy alto.
El señor Berthelot no tenía ninguna calificación científica para
ocupar tal puesto, su designación fue manifiestamente irregular, su
contrato se extendió más allá de los límites legales, y no hizo ningún
trabajo para la Comisión (Shore, 2005: 143).
El interés cultural de este hecho está en que Cresson se defen-
dió diciendo que no había hecho nada que no pudiera considerarse
8 Intercambio extraoficial de favores a cambio de apoyos o favores futuros.
171
Intercambio de favores y corrupción
Cultura y representaciones sociales
un comportamiento normal en la administración francesa. El caso
desató una controversia acerca de las diferencias culturales entre los
países miembros de la Comunidad Europea pues, según aseguraron
algunos, la práctica de ayudar y rodearse de amigos y gente de con-
fianza en la administración pública, que en los países mediterráneos
era visto como una conducta no sólo normal, sino laudable, era vista
desde la perspectiva de los países anglosajones como corrupción.
Las acusaciones fueron incluso calificadas como una conspiración
anglo alemana y también como una conspiración de la derecha con-
tra los políticos europeos surgidos de la izquierda.
Como en la concesión de favores, el nepotismo se ve mal cuando
afecta a terceros, y sobre todo cuando afecta personalmente:
[...] yo busqué trabajo en el Hotel Francia y ya prácticamente
estaba que tenía la pluma en la mano para firmar mi contrato, iba a
ser gerente de recursos humanos y resulta que me paran el contrato
y me dicen: “no, que vente mañana y no se qué”, y ya cuando voy
me dicen: “no, ¿sabes qué? ¡no!”, y una chavita que era la de recep-
ción me dijo: “no, es que… ¿sabes qué?, pues es que el que te iba
a contratar resulta que metió a su sobrina, tenía una palancota...”
(Entrevista con editor. ETT).
Sin embargo la opinión pública también registra, y acepta, que
cuando la ayuda a los familiares no se da, es normal que estos se
sientan molestos:
Que no le ayudaron y no los acomodan entonces: “que no-
más no nos ayudó, yo hasta anduve llorando”. O sea, lo ven como
una ingratitud ¿verdad? (Grupo de discusión sacerdotes católicos.
GZ).
Al respecto, los encuestados (Encuesta. GZ) opinaron que algu-
nos (62%) o la mayoría (38%) de los mexicanos creen que es com-
prensible que los familiares y amigos “se sientan”9 con quienes no
aceptan hacer una transa para ayudarlos. Nadie (0%) opinó que no.
9 Sentirse lastimado u ofendido.
Cultura y representaciones sociales
172
Año 9, núm. 17, septiembre 2014
Reflexiones finales
En la primera parte de este trabajo fijamos nuestro propósito de
seguir a Aroca en su propuesta de distinguir entre lo que llama co-
rrupción blanca, negra y gris, porque estamos de acuerdo con él en
que para lograr una mayor efectividad en contra de ese fenómeno,
sería necesario un consenso social acerca de cuáles son los fenóme-
nos que etiquetamos como corrupción.
Tenemos dos extremos, la corrupción blanca y la negra. La pri-
mera es aquella que los organismos internacionales, como TI, de-
finen como corrupción, pero no así los miembros de la sociedad.
Según nuestros datos, en esta categoría podemos ubicar los inter-
cambios de favores, particularmente los que tienen que ver con las
relaciones de amistad y con lazos familiares.
La corrupción negra, según Aroca, es aquella que tanto los or-
ganismos internacionales como la población de nuestro país coinci-
den en etiquetar como corrupción. Según los hallazgos de nuestras
investigaciones en esta clasificación se deben incluir dos casos: 1) el
de la llamada gran corrupción, o corrupción política que involucra a
altos funcionarios y que...
Generalmente tiene que ver con los grandes contratos de sumi-
nistros o de obra pública, por lo que involucra sobornos cuantiosos,
a gran escala. Es este tipo de corrupción el que mide el Índice de
Percepciones de Corrupción de TI (Zalpa 2013: 39-40)
y 2) el de la extorsión que significa condicionar la permanencia
en un cargo, al activismo político a favor de un partido o un candi-
dato.
La corrupción gris es aquella constituida por acciones que algu-
nos miembros de la sociedad, usualmente una minoría, las conside-
ran como corrupción, mientras que otros, la mayoría, no las consi-
dera como tal. De acuerdo al resultado de nuestras investigaciones,
en esta categoría entran los actos de corrupción que involucran
pequeñas cantidades de dinero. Es la que se denomina corrupción
burocrática...
173
Intercambio de favores y corrupción
Cultura y representaciones sociales
173
... porque involucra a los funcionarios de menor nivel del aparato
burocrático de la administración pública, y a la población en general
que paga sobornos para obtener servicios a los que tiene derecho
y que no se respetan o en todo caso se conceden como favores y
se cobran, o para evitar sanciones a las que se hace acreedora. Son
las típicas mordidas a los policías de tránsito, a los verificadores del
cumplimiento de los reglamentos, a los recolectores de basura, a
quienes confeccionan las listas de los elegibles para obtener algún
beneficio social, etc. (Zalpa 2013: 41).
No justificamos que la población lo perciba así, porque nos da-
mos cuenta de que...
Considerados en su totalidad estos sobornos alcanzan cifras ele-
vadas, cuyo monto se obtiene de la suma de muchos sobornos de
cantidades relativamente modestas. Además generan una concien-
cia de ciudadanía sumisa y dependiente que requiere congraciarse
con el que tiene poder para asegurarse la atención a sus demandas
ciudadanas (Zalpa, 2013: 41).
Lo que señalamos, siguiendo a Aroca, es el problema que repre-
senta involucrar a la población en la lucha contra algo que la mayo-
ría no considera corrupción (aunque es difícil deducir de nuestros
datos si se trata efectivamente de mayorías y minorías. Lo más que
podemos decir es que no hay consenso).
No seguimos a Aroca en su apreciación de que el combate contra
la corrupción blanca tiene pocas probabilidades de éxito, mientras
que la lucha contra la corrupción negra debería ser menos difícil. No
se pronuncia sobre la corrupción gris.
Pensamos que lo que tenemos es un problema cultural, que no se
resuelve con medidas administrativas o legales, sino con estrategias
culturales, que desde luego habría que diseñar.
El análisis de la relación entre el intercambio de favores y la co-
rrupción nos muestra la estrecha relación entre corrupción y cultu-
ra. Si definimos la cultura como “el significado social de la realidad”
(Zalpa 2011: 147-155) la problemática planteada acerca de la sig-
nificación que tiene para una sociedad el intercambio de favores y
Cultura y representaciones sociales
174
Año 9, núm. 17, septiembre 2014
su relación con la corrupción se presenta, precisamente, como una
problemática cultural. Si el intercambio de favores, más que como
corrupción se ve como una obligación social que no sólo no es re-
probable, sino encomiable, difícilmente se podrá combatir. E igual
consideración debe hacerse acerca de la corrupción burocrática, la
que no involucra en cada transacción grandes cantidades de dinero.
Sin embargo, también sostenemos que la cultura es cambiante
y cambiable, por lo que es posible diseñar y poner en práctica es-
trategias culturales para transformar lo que consideremos que son
elementos negativos de nuestra cultura. Para eso, desde luego, se
requieren otras investigaciones.
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Chapter
Full-text available
En el presente capítulo, argumentamos que uno de los factores que pueden explicar, al menos en parte, los altos niveles de corrupción en el país, es la debilidad (casi inexistencia) de servicios civiles de carrera (SCC) en todos los niveles de gobierno.En México este ha sido el caso, el SPC está débilmente acoplado, sufre problemas de cobertura lo que afecta su legitimidad y credibilidad. El panorama no es alentador, tanto a nivel federal como estatal, en donde se nota un rezago considerable. Mientras tanto, el sistema de botín está más sólido que nunca, aunado a que parece no haber interés de prácticamente ningún partido político ni de sus dirigentes en crear las condiciones para abandonar el sistema de botín. Con un sistema de botín bien instalado, la corrupción endémica en el país muy probablemente continuará intacta. La contradicción original, bajo un sistema de botín, es todavía más fuerte pues las prácticas administrativas se doblan ante la voluntad política, normalizando el proceso de «limpieza» normativa y procedural con que la corrupción funciona generalmente al interior de la administración pública. El sistema de botín, entonces, perpetúa la corrupción, pero no sólo por la evidente manipulación política que implica un sistema de empleo público basado en el patronazgo. Es todavía más intrincado y sutil: el sistema de botín perpetúa los procesos sociales, culturales y administrativos que normalizan y racionalizan la corrupción como algo dado y estable.
... Sociological and anthropological studies of corruption discuss against a setting of the values that society has constructed as acceptable or appropriate and were perspectives that attempt to distinguish behaviors that are tolerated from those that are not acceptable play a role. Furthermore, these analyses reflect beyond the dichotomous chiaroscuro, in which there are borderline areas in the interpretation of what each society conceives as corruption and how to act in the case where it appears, thus, these are gray areas (Tapia & Zalpa, 2011;Zalpa et al., 2014). Thus, the idea of the morality of a society formed without corruption cannot be fully sustained by the ideas, concepts, practices, and ways of understanding the acts that societies, in particular contexts and with particular values, give to the notion of inappropriate or improper. ...
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The dominant discourse of corruption (the idea that corruption is cancer, a social disease) has legitimized a particular and simplified overview of a rather intricate phenomenon. Thus, the strategies and instruments to deal with the disease have been a priority of several international organizations, creating a real anti-corruption industry with its own priorities, prognosis, and language. The instruments and policies created through this industry are proposed to several countries (basically developing ones) to face the malady they suffer. This dominant discourse has been crucial in creating a practical and political language that determines how corruption is conceived and treated through national and international policies. In this article, we seek to deconstruct the concept of corruption to identify several hidden dichotomies and contradictions, some of them already identified by different research projects which depart from the dominant discourse. Hence, five aporias are proposed to deconstruct the anti-corruption discourse. These aporias have been studied by different disciplines which have analyzed corruption. Each aporia shows critical contradictions endogenous to the dominant discourse urging to open its instruments and prognosis to further and thoughtful debate.
... Similar behavior has been observed in developed settings as well, such as the case of British social housing clients who, faced with a scarce supply, strategically present themselves as an emergency case to get a preferential treatment (Jeffers & Hoggett, 1995). The second subtype of gaming-transactional strategies-includes bribes or informal payments to speed up or improve service delivery (Castillo, 2001;Cohen, 2012), exchanging personal favors (Arellano & Castillo, 2019), and using personal contacts (Zalpa et al., 2014) and brokers (Bartholdson & Porro, 2019). In general, and contrary to more passive low trust responses, these forms of gaming are resource dependent. ...
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Working under the assumption that societal pockets of low trust in government are likely to proliferate, this introduction to the special issue on “governance in low‐trust settings” integrates insights from the Global South and Global North to analyze how citizens respond to formal rules and service arrangements of public organizations they perceive as untrustworthy. We develop a typology of low trust responses—submission, avoidance, gaming, and resistance—as a counterpart to the well‐established exit‐voice‐loyalty‐neglect framework. We argue that these responses follow from institutional incentives and most likely emerge where people feel the system is not fair or feel like their back is against the wall, and they have the resources to game or resist the system. This article seeks to advance theorizing on governance in low‐trust contexts and enable a better understanding of citizen responses that are inconsistent with the governance mechanisms and service provision in high trust contexts.
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Bribery and other forms of petty corruption typically arise in bureaucratic encounters and are a common element of the everyday experience of the state in many countries, particularly in places with weak institutions. This type of corruption is especially troublesome because it creates direct costs for citizens when accessing services and benefits to which they are formally entitled. However, only a few studies deal with how situational attributes of bureaucratic interactions create incentives for citizens to pay bribes and opportunities for street-level bureaucrats to demand them. We contribute to filling this gap by providing evidence that administrative burdens increase the chance of bribery. We do so by analyzing the prevalence of (attempted) bribery in more than 63,000 interactions across 20 different types of bureaucratic encounters, ranging from paying taxes to accessing essential services, using multilevel logistic regression analysis. Our study contributes to understanding the possible consequences of administrative burdens and the factors conducive to petty corruption in specific citizen–state interactions.
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This Element expands the horizon of sociopragmatic research by offering a first inquiry into the sociocultural norms that underlie the establishment and maintenance of interpersonal relations in a diasporic context. Based on accounts of the practices that Spanish-speaking Latin Americans engage in pursuit of employment, primarily gathered in life-story interviews, it captures the social reality of members of this social group as they build interpersonal relations and establish new contractual obligations with each other away from home. It examines occupational recommendations as a diasporic relational practice whereby the relationship between the recommender and the recommendee becomes part of the value being exchanged and the moral order on which the practice is established and maintained through an interlocked system of favours. The Element offers new social pragmatics insights beyond the dyad in a contemporary globalised context characterised by social inequality.
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This article analyzes the aspirations for the future of students of the Masters’ degree programs of Law, Business Management, and Engineering from a non-representative sample of Consolidated University Spaces and Spaces in a Process of Consolidation in Mexico City and Guadalajara. Our analysis shows that economic (earning a lot of money and achieving economic stability) and academic aspirations (studying a PhD, teaching and doing research) have lost importance, while the students’ main aspirations for the future revolve around the social-relational and the labor market, as seen in their aim of achieving financial stability and recognition as professionals. While female students seek to have new experiences and opportunities to travel, men seek prestige as a main aim.
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En la presente investigación se pretende identificar la posición y la perspectiva que tienen los alumnos de la Universidad Autónoma de Aguascalientes respecto a la corrupción con la que conviven en el día a día, así como las que ellos consideran que son las causas, las consecuencias y las posibles soluciones para erradicar el problema. Los factores de investigación de este estudio también incluyen la capacidad de discernir un acto corrupto, el interés que manifiestan en el tema, la importancia de las instituciones públicas en el asunto y el nivel de confianza que los jóvenes universitarios tienen en éstas últimas.
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Este libro es fruto de una larga historia, individual y colectiva, que se remonta a más de cuarenta años atrás, pues quienes aceptamos escribir en este libro hemos decidido reconocer la Trayectoria Académica del Dr. Herón Pérez Martínez, una de las principales figuras pioneras-actuales del pensamiento lingüístico-hermenéutico-retórico-semiótico-parameológico-folklórico-analista discursivo en México. Su labor ha enriquecido y ampliado el conocimiento mexicano al mismo tiempo que desde sus inicios ha planteado nuevos derroteros. Nacido hace ya casi ochenta años, en Manuel Doblado, Guanajuato, vinculado desde hace de más de 30 años con el Colegio de Michoacán, Miembro Par desde 2002 de la Academia Mexicana de la Lengua, Herón Pérez Martínez siempre ha mostrado interés por el saber popular, los textos y la lingüística. Estas formas de pensamiento que han ido forjando el interés, el trabajo de investigación, Pérez Martínez y su Trayectoria reflejan ese contexto “lingüístico-semiótico-popular”, cuya comunidad cultural evoca siempre en sus trabajos. Herón Pérez Martínez, ha sido para todos los que escribimos en este Homenaje, en diferentes formas y dosis, profesor, interlocutor, colega, padre, asesor y amigo. Su voz siempre ha estado como elemento presente en el trabajo académico de los debates por la defensa de las Humanidades y del pensamiento mexicano. Los textos que hoy aquí presentamos son apenas un pequeño guiño de complicidad ante una Trayectoria tan importante. Y es que hay que reconocer que en el mundo tan especializado de la Academia Mexicana, hoy en día, resulta cada vez más digno de admiración y de reconocerse, la comprensión tan erudita y profunda en temas tan complejos y lejanos unos de otros, en apariencia, como pueden ser la semiótica y la paremiología, el Folklore o la Retórica.
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Este artículo tiene como objetivo analizar la corrupción en municipios de la Macrozona Sur de Chile, identificando el sentido, las redes y prácticas que la configuran como un fenómeno social desde la percepción de una serie de actores locales. Para cumplir con esto se utilizó una metodología cualitativa. Se realizaron 159 entrevistas entre 2017 y 2020 a funcionarios municipales, autoridades locales, expertos en temas de corrupción y stakeholders (grupos de interés) que se vinculan al municipio. Los principales resultados muestran que la corrupción es definida de manera heterogénea por los actores municipales y privados. Además, se resalta la importancia que los vínculos y las redes personales, además de la confianza y la reciprocidad, tienen para el funcionamiento de este fenómeno.
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This text reviews the notion of “corruption” that has been forming in the world over the last five decades, within the framework of an anti-corruption industry (Sampson, 2010), which has positioned it as a acceptable, measurable and even parsimonious concept. This text aims to stop the general idea of understanding corruption as that “cancer” which the nations that suffer from it must undertake the task of “fighting” it until it is “extirpated” from their social or organizational dynamics. This article makes a broad review of the concept and presents it as a “umbrella” concept with many facets, whose notion depends on the approach (“analytical glasses”) with which it explores the phenomenon. Here are three approaches that give rise to different explanations, instruments and actions of public policy also different to understand this phenomenon of broad spectrum as corruption. The economic approach, the political/organizational approach; and, finally, the sociological/anthropological, its tools and its classical methods of analysis provide multiple elements to reflect on the meaning of corruption, the behaviors, the nuances and the edges that surround it, which together expand the meaning and tools to understand it. Finally, to demonstrate the power of these approaches, Mexico’s anti-corruption policy in the period 2012-2021 is reviewed.
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El cartel muestra un mapa elaborado por Transparency International sobre cómo se distribuye la corrupción en el mundo, una tabla donde se presentan los refranes más relacionados con corrupción y otra sobre quienes los utilizan. A manera de ejemplo, se presentan algunos resultados sobre el refrán El que no transa, no avanza.
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El estudio aborda el estudio de la corrupción que se vive en la vida cotidiana por gente continua a partir de los dichos y refranes para hacer visibles valores y representaciones mentales que forman parte del sentido común propio de nuestra cultura. En particular, se identifica el papel del dinero y las palancas en la fraseología popular.
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El artículo aborda el estudio de la corrupción a partir de los dichos y refranes, que a través de generaciones han vertido su peculiar sabiduría para ayudar al ciudadano común a construir una representación significativa de su realidad; los refranes se utilizan como herramienta para tratar de hacer visible, a través del lenguaje, conductas, valores y representaciones mentales de lo que hemos llamado la cultura popular de la corrupción.
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An elaborate and pervasive set of practices, called guanxi, underlies everyday social relationships in contemporary China. Obtaining and changing job assignments, buying certain foods and consumer items, getting into good hospitals, buying train tickets, obtaining housing, even doing business-all such tasks call for the skillful and strategic giving of gifts and cultivating of obligation, indebtedness, and reciprocity. Mayfair Mei-hui Yang's close scrutiny of this phenomenon serves as a window to view facets of a much broader and more complex cultural, historical, and political formation. Using rich and varied ethnographic examples of guanxi stemming from her fieldwork in China in the 1980s and 1990s, the author shows how this "gift economy" operates in the larger context of the socialist state redistributive economy.
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List of cartoons List of figures and tables Acknowledgements Introduction 1. Blat: the unknown phenomenon 2. Understanding blat 3. The Soviet order: a view from within 4. The use of personal networks 5.Blat as a form of exchange: between gift and commodity 6. Networking in the post-Soviet period Appendix Bibliography Index.
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High levels of corruption limit investment and growth and lead to ineffective government. Developing countries and those making a transition from socialism are particularly at risk, but corruption is a worldwide phenomenon. Corruption creates inefficiencies and inequities, but reforms are possible to reduce the material benefits from payoffs. Corruption is not just an economic problem, however; it is also intertwined with politics. Reform may require changes in both constitutional structure and the underlying relationship of the market and the state. No single "blueprint" is possible, but the primary goal should be to reduce the gains from paying and receiving bribes, not simply to remove "bad apples."