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La deconstrucción de Jacques Derrida (1930-2004)

Authors:
PETER KRIEGER
museo nacional de arte
La deconstrucción
de Jacques Derrida (1930- 2004)
Todo el postestructuralismo y la deconstruc-
ción provienen del dadaísmo, de Hugo Ball y
sus poemas absurdos. Es un juego dadaístico.1
George Steiner
OBIIT el 8 de octubre del año 2004, y su muerte generó una enor-
me onda de reflexiones en la comunidad intelectual del planeta; sin
embargo, no todas bajo la premisa antigua de mortibus nihil nisi
bene. Al contrario, algunos obituarios de Jacques Derrida abiertamente cues-
tionaron la trascendencia del pensador, que había generado un enorme poder
discursivo durante las tres décadas pasadas.
Su marca registrada en el mercado de los pensamientos filosóficos se lla-
mó “deconstructivismo”, un instrumento controvertido de lectura de textos,
que según la evaluación irónica de Georg Steiner, un año antes de la muerte
de Derrida, se caracterizó por el bluff (la patraña) y el absurdo del movi-
miento vanguardista Dada. De hecho, uno de los obituarios, en un órgano
la deconstrucción de jacques derrida 179
1. “Der ganze Poststrukturalismus und die Dekonstruktion kommt vom Dadaismus her,
von Hugo Ball und seinen Unsinn-Gedichten. Es ist ein dadaistisches Spiel.” Cita de George
Steiner en una entrevista del periódico Süddeutsche Zeitung, edición del 18 de mayo de 2003;
traducida del alemán al español por Peter Krieger.
ANALES DEL INSTITUTO DE INVESTIGACIONES ESTÉTICAS, NÚM. 84, 2004 179
de central importancia para los educados estadounidenses, el NewYorkTimes,
descalificó al filósofo muerto con el título como “teórico abstruso”.2
El autor de ese obituario —uno entre cientos en la prensa mundial— re-
duce el alcance del método deconstructivista al demostrar que “toda escritura
estuvo llena de confusión y contradicción”. La deconstrucción exige la frag-
mentación de textos y, en ella, el filósofo detecta los fenómenos marginales,
anteriormente reprimidos por un discurso hegemónico.
Esta figura del pensamiento indudablemente contiene una dimensión po-
lítica, es la lucha contra todas las instancias que centralizan el poder y exclu-
yen la contradicción. Durante su adolescencia en Argelia, cuando el régimen
derechista de Vichy en 1942 impuso una política antisemita, Jackie3Derrida
experimentó la brutalidad de un sistema político que pretendió erradicar la di-
versidad étnico-religiosa a favor de un poder totalitario: por su procedencia
judía tuvo que salir de la preparatoria temporalmente. Con esta experiencia,
Derrida aprendió una lección sobre la unidimensionalidad del autoritarismo,
lo que hace entendible que posteriormente, en varias ocasiones, el filósofo se
comprometió con los derechos humanos, apoyó a Nelson Mandela en Sudá-
frica con un comité anti-apartheid a partir de 1983 y, en uno de sus últimos
ensayos, criticó la desastrosa y antidemocrática monopolización del poder en
Estados Unidos bajo la administración de George W. Bush.4
La condición del argelino exiliado en Francia, país de la represión colo-
nialista hasta los sesentas, además de su diferencia religiosa frente a la mayoría
cristiana, casi otorgaron una dimensión teológica al pensamiento decons-
tructivista. Jürgen Habermas, en la necrología de su colega, constató que
“bajo su mirada intransigente se fragmenta cualquier coherencia”, lo que en
consecuencia revela la inhabitabilidad del mundo: un mensaje religioso de
un exiliado permanente.5
Para las cuestiones epistemológicas, el modo deconstructivista desplegó
un efecto estimulante; las nuevas lecturas heterogéneas y fragmentadas refres-
caron, sin duda, la rutina hermenéutica de las humanidades. A partir de los
180 peter krieger
2. Jonathan Kandell, “Jacques Derrida, Abstruse Theorist, Dies at 74”, en New York Times,
10 de octubre de 2004.
3. Posteriormente Jackie Derrida afrancesó su nombre: “Jacques”.
4. Jacques Derrida, Voyous, París, Galilée, 2003.
5. Jürgen Habermas, “Ein letzter Gruß. Derridas klärende Wirkung”, en Frankfurter Runds-
chau, 11 de octubre de 2004, traducción de la cita por Peter Krieger. En el original: “Unter sei-
nem unnachgiebigen Blick zerfällt jeder Zusammenhang in Fragmente”.
años ochenta, el ejercicio derridiano de detectar lo “otro” en los discursos
aparentemente homogéneos se convirtió en una verdadera moda de las inves-
tigaciones literarias, antropológicas y, con cierto retraso, también estéticas.
Un sinnúmero de coloquios, libros y exposiciones durante las últimas dos
décadas del siglo xx comprueba el éxito del pensamiento filosófico de De-
rrida. No obstante, esa misma historia intelectual del concepto también se
coaguló en un nuevo estereotipo que reemplazó las modas filosóficas anterio-
res, como el estructuralismo y el existencialismo. En su aplicación masiva —y
en muchos casos mecánica— por generaciones de universitarios de esa época,
el nuevo paradigma del deconstructivismo gradualmente se transformó en una
camisa de fuerza para todos los que querían estar a la altura de sus tiempos.
No es el primero ni el último caso en la historia de las humanidades que
demuestra cómo una propuesta innovadora del pensamiento degenera en un
esquema —aprobado pero aburrido— de interpretación y finalmente se aho-
ga por su propio éxito.6Esos procesos lamentables pasan cuando los intelec-
tuales reemplazan su capacidad crítica por un afán afirmativo. Por ello, aun
los obituarios que operan con distancia cínica, como el citado del New York
Times, cumplen una función aclaradora frente a la glorificación asfixiante de
un filósofo y su obra.
Para ejemplificar el peligro latente de la obra de Derrida, la sobreinter-
pretación de fenómenos marginales, de lo “otro”, pudiéramos retomar un
detalle biográfico del filósofo, su prematuro deseo de hacer una carrera
profesional como futbolista. Un discípulo fiel del deconstructivismo, con li-
cencia de la asociación libre, fácilmente sería capaz de leer en este deseo
pubertario un conflicto psíquico que posteriormente determinó la produc-
ción filosófica de Derrida. A pesar de que conocemos transiciones interesan-
tes de una experiencia futbolera a una creatividad artística o filosófica,7por
supuesto, esta extrapolación de un detalle biográfico marginal sería absurda.
Regresamos, entonces, al mencionado obituario en el New York Times
que, ex negativo, confirmó el éxito impresionante de la filosofía derridiana.
la deconstrucción de jacques derrida 181
6. En la historia del arte conocemos un proceso parecido en la recepción de la interpreta-
ción iconográfica por Erwin Panofsky o recientemente Aby Warburg.
7. Un caso interesante en este sentido es el de Eduardo Chillida; véase Peter Krieger, “El
herrero Eduardo Chillida (1924-2002)”, en Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas,
México, vol. XXIV, núm. 80, primavera de 2002, pp. 171-176; es un tema todavía no aprove-
chado por la investigación histórica y sociológica sobre la formación profesional de artistas e
intelectuales.
Ese artículo provocó protestas de una comunidad mundial de más de 2 500
intelectuales, quienes rechazaron abiertamente la revisión crítica del periódi-
co neoyorquino y escribieron cartas en defensa de la herencia intelectual de
Derrida, publicadas en una página web de la Universidad de California, sólo
unos días después de la muerte del maestro. Los seguidores del deconstructi-
vismo son numerosos, especialmente en Estados Unidos, donde a partir de
1966 Derrida trabajó con frecuencia en la John Hopkins University, Baltimo-
re, como profesor visitante. Durante el boom derridiano en los noventa, el fi-
lósofo incluso tuvo más admiradores en Estados Unidos que en Francia, su
país de residencia. Presionado por los seguidores reunidos en el foro electró-
nico, el New York Times se vio obligado a encargar otro obituario más favora-
ble a Mark Taylor.
Más allá de este altercado mediático, con una solución politically correct,
reconocemos en la obra de Derrida el muy valioso principio académico de la
contradicción razonable como motor de la cognición; y los efectos que pro-
vocó su pensamiento, incluso después de su muerte, sirven como medidor de
la trascendencia de una corriente filosófica. El deconstructivismo, que exige
lecturas subversivas y no dogmáticas de los textos (de todo tipo), es un acto
de descentralización, una disolución radical de todos los reclamos de “ver-
dad” absoluta, homogénea y hegemónica. Sus orígenes no sólo se encuentran
en las redes neuronales de Derrida mismo, sino radican en el pensamiento de
Nietzsche, quien relativizó la centralidad poderosa de las verdades filosóficas
y teológicas. En sus libros L’écriture et la différence y De la grammatologie,8
Derrida relativiza, con un innegable espíritu nietzscheano, las categorías ab-
solutas, y desjerarquiza su importancia. Es un tipo de reflexión, como apuntó
Henning Ritter en su obituario, que aleja permanentemente las esperanzas
de recibir un “sentido” tranquilizante, es un análisis sin fin.9
A través de sus lecturas recalcitrantes, Derrida rechazó la fenomenología
de Edmund Husserl, tema de dos libros,10 insistiendo en que sólo la crítica
182 peter krieger
8. Jacques Derrida, L’écriture et la différence, París, Seuil, 1967 (en español, La escritura y la
diferencia, Barcelona, Anthropos, 1989); del mismo autor, De la grammatologie, París, Minuit,
1967.
9. Henning Ritter, “Jacques Derrida. Anmut und Würde”, en Frankfurter Allgemeine
Zeitung, 11 de octubre de 2004.
10. Jacques Derrida, Introducción a “El origen de la geometria” de Husserl, Buenos Aires,
Manantial, 2000 (traducción de L’origine de la géometrie), y del mismo autor, La voz y el
fenómeno: introducción al problema del signo en la fenomenología de Husserl, Valencia, Pre-Tex-
del texto, y no la introspección metafísica, es capaz de lograr un conocimien-
to razonable. Es más, la deconstrucción no busca “sentidos” sino huellas de
ideas; y con esto retoma ideas básicas de la psicología freudiana, que investigó
las diferencias y contradicciones del alma humana. El término mismo, el “de-
constructivismo”, es un invento de Derrida derivado de la “destrucción” que
Martin Heidegger definió como técnica del pensamiento filosófico con el fin
de revisar profundamente las terminologías establecidas en las humanidades.
Concretamente en los años sesenta, primera fase de la socialización de
Derrida en la elite filosófica francesa, esa propuesta del “deconstructivismo
se perfiló como desafío para el discurso de lo “moderno”, no sólo en la filoso-
fía, sino también en otras áreas del conocimiento como la literatura, la teolo-
gía, la pedagogía, la música y la arquitectura. Según estimaciones cuantitati-
vas, Derrida fue citado más que cualquier otro filósofo de su tiempo, en
todas estas áreas, a nivel mundial.11 De hecho es una globalización impresio-
nante del pensamiento.
La transferencia de un concepto filosófico, que nace en la virtualidad de
un sistema cerrado de reflexión, a otras esferas del conocimiento comprueba
su comunicabilidad y trascendencia. En las investigaciones urbanas, por ejem-
plo, el modo deconstructivista fomenta una lectura plurifacética de la ciudad,
y no sólo una reconstrucción académica de sus espacios de poder. Casi al
mismo tiempo en que Derrida conquistó la escena filosófica con su idea del
deconstructivismo, el arquitecto estadounidense Robert Venturi rehabilitó la
“complejidad y la contradicción en la arquitectura12 en contra del estándar
estético del estilo internacional, es decir en contra de una monopolización
ideológica de la modernidad corrompida por las industrias constructivas.
Posteriormente, con el aumento de los libros publicados por Derrida,13
con las correspondientes terminologías, la investigación urbano-arquitectó-
nica aprovechó la innovación conceptual del deconstructivismo, integrando
términos como “huella”, “exclusión”, “represión” y, por supuesto, “lo otro
en su aparato de análisis.
la deconstrucción de jacques derrida 183
tos, 1985 (traducción de La voix et le phénoméne: introduction au problème du signe dans la phé-
noménologie de Husserl).
11. Derek Attridge / Thomas Baldwin, “Derrida”, en The Guardian, 11 de octubre de 2004.
12. Robert Venturi, Complexity and Contradiction in Architecture, Nueva York, MoMA, 1996.
13. Me refiero a la publicación fundacional del deconstructivismo: Jacques Derrida, La voix
et le phénomène, del año 1967 (nota 10).
También en las investigaciones estéticas sobre la pintura del paisaje, para
citar otro ejemplo, la reflexión derridiana reveló nuevos aspectos, más allá de
los establecidos estudios historiográficos. En la mira de Derrida, un paisaje
pintado no se compone de campos, arroyos y nubes, sino, según la óptica de-
constructivista, sólo de pinceladas sobre el lienzo que materializan signos; es
decir, la representatividad de los elementos naturales del paisaje depende de
la manera en que el pintor manipula los signos por medio de sus pinceladas
y no de la realidad física del paisaje.14
Detrás de estas sofisticadas reflexiones se manifiesta el axioma de que
todo es texto, también las arquitecturas y pinturas. Basado en la tradición
lingüística de Ferdinand de Saussure, quien analizó todos los fenómenos am-
bientales bajo el término de “texto”, Derrida se radicalizó, constatando que
no existe nada fuera del texto porque todo es texto; una idea clave también
para el New Historicism, que analiza la sociedad como texto.
Sin embargo, mientras este modelo lingüístico-deconstructivista de en-
tender el mundo como texto permanece en la fragilidad de una construc-
ción teórica —reversible, aun disoluble—, la actual investigación neurológica
rastrea con mayor profundidad los mecanismos de la producción textual. El
cerebro construye el mundo del sujeto; sus procesos internos se convierten
en procesos cognitivos, comunicables a otros cerebros vía la representación
simbólica.15 Obras de arte, por ejemplo, son intentos de materializar en un
medio externo —sea cuadro o edificio— las realidades generadas en la es-
tructura reflexiva del cerebro. Siguiendo la visión de Derrida, entonces, el ce-
rebro es un tipo de super-texto, que además organiza sus procesos de manera
paralela, en redes, y no en jerarquías como lo sostuvo Descartes16 hace más
de tres siglos.
Surge, en ambos casos, la textualidad y la determinación neuronal de la
realidad, una duda de la lógica: en el caso de la neurología, el objeto investi-
gado mismo, el cerebro, ejerce la investigación, lo que provoca una contra-
184 peter krieger
14. Jacques Derrida, La verdad en pintura, Buenos Aires/México, Paidós, 2001 (traducción
de La verité en peinture). Véase el obituario de Niels Werber, “Mit dem Text gegen den Text”,
en Die Tageszeitung, 11 de octubre de 2004.
15. Wolf Singer, “Neurobiologische Anmerkungen zum Wesen und zur Notwendigkeit von
Kunst”, en Der Beobachter im Gehirn. Essays zur Hirnforschung, Frankfurt/Main, Suhrkamp,
2002, pp. 220-224.
16. Wolf Singer, “Der Beobachter im Gehirn”, en Der Beobachter im Gehirn. Essays zur
Hirnforschung, Frankfurt/Main, Suhrkamp, 2002, pp. 145.
dicción epistemológica porque no existe una instancia externa de control. De
manera parecida, el peligro inherente del deconstructivismo es la conclusión
auto-lógica, problema que expuso Niklas Luhmann con toda claridad: el de-
constructivismo no sólo deconstruye, sino también produce nuevos textos,17
lo que implica un potencial de centralizar y monopolizar los discursos filosó-
ficos de nuevo, a través de los libros del maestro y los miles de artículos de
sus fieles discípulos.
También la utilización de las ideas filosóficas de Derrida en otras áreas del
conocimiento provoca problemas, como demostraron los debates sobre la
“arquitectura deconstructivista”. Mientras la interpretación de textos a la ma-
nera de la deconstrucción es un principio dinámico, que nunca termina, la
arquitectura deconstructivista sólo en el medio visual del dibujo o de la ani-
mación computarizada se mantiene móvil; una vez hecha la edificación, ter-
mina el proceso deconstructivista y sólo queda una huella cimentada de un
proceso complejo.
No cabe duda de que el Museo Guggenheim de Bilbao, por ejemplo, pre-
senta una escenografía deconstructivista espectacular, pero su forma misma,
diseñada por Frank Gehry, es un logotipo fijo del turismo cultural, que
además reclama un poder centralizado para definir las modas actuales de la
arquitectura, todo ello contrario al pensamiento deconstructivista que se ex-
presa dinámicamente en la virtualidad del papel.
En sus inicios, los debates teóricos sobre una arquitectura decon cumplie-
ron una función muy importante para romper la unidimensionalidad del
movimiento moderno y cuestionar la vulgaridad comercial del posmodernis-
mo. Daniel Libeskind, uno de los protagonistas del estilo deconstructivista,
al inicio de los años ochenta, durante sus estudios en la reconocida escuela
arquitectónica de Cooper Union, Nueva York, postuló programáticamente
la ruptura con las premisas establecidas de la arquitectura moderna ortodoxa,
con las jerarquías y la uniformidad del sistema arquitectónico. Pero mien-
tras sus Time Sections del año 1980, una serie de dibujos arquitectónicos con
visiones inconstruibles, emanaban cierto espíritu experimental, dinámico,
incluso ilimitado, ya su propuesta para la reconstrucción del World Trade
Center18 en el downtown de Manhattan nada más demostró que el entumeci-
la deconstrucción de jacques derrida 185
17. Niklas Luhmann, Die Kunst der Gesellschaft, Frankfurt/Main, Suhrkamp, 1997, pp. 159-160.
18. Peter Krieger, “Dolor fantasma-una arqueología virtual del World Trade Center”, en
Universidad de México, núm. 627, septiembre de 2003, pp. 78-82.
miento de una fórmula visual, exitosa en el mercado de vanidades arquitec-
tónicas, y muerta como decoración congelada de la especulación inmobiliaria,
una caricatura de la complejidad conceptual que caracteriza al pensamiento
deconstructivista.
Igual que su maestro y colega Peter Eisenman, Libeskind pretendió trans-
ferir el método deconstructivista de la investigación filológica y filosófica a la
producción teórica y práctica de la arquitectura. Y de hecho, muchos de los
renderings deconstructivistas que conquistaron el mundo de la arquitectura a
partir de su exposición programática del año 1988 en el moma, visualmente
oscilan entre construcción y destrucción. Fue Eisenman quien buscó el apo-
yo filosófico de sus ejercicios estéticos en el pensamiento de Derrida. En un
ambiente intelectual de las escuelas estadounidenses de arquitectura durante
los años ochenta y noventa, abierto a la teoría europea contemporánea, De-
rrida, de repente y sin proponérselo, fue nombrado padre intelectual de los
experimentos deconstructivistas en el diseño arquitectónico. Sin duda, De-
rrida inspiró el “anti-representacionismo” de Eisenman, quien se rehúsa a
otorgar un sentido superior a sus diseños arquitectónicos; también su pro-
puesta de las re-lecturas de textos literarios fácilmente se transfirió a las re-vi-
siones refrescantes de la producción arquitectónica.
Empero, Eisenman, al igual que otros protagonistas de la arquitectura
deconstructivista, nada más buscó analogías superficiales entre sus formas
exaltadas y las configuraciones complejas del pensamiento filosófico derri-
diano. Asustado por la filosofía amateur que Eisenman propagó en sus libros
—como Diagram Diaries—,19 Derrida rechazó ser utilizado como legitima-
ción y ennoblecimiento intelectual por una corriente arquitectónica que es-
peraba su cercano éxito comercial en los mercados del mundo.
Por ello, Eisenman escogió al filósofo Gilles Deleuze, un pensador tan
inspirador como caótico, como su nuevo héroe, pero tampoco esta destitución
pudo ocultar la arbitrariedad en la legitimación de la arquitectura decons-
tructivista; peor aún, se agravó la no-comunicabilidad entre arquitectura y
filosofía.20 Conviene entonces recordar la sabiduría de Richard Rorty, quien
186 peter krieger
19. Véase la crítica en Arch+156, p. 106, que descalifica los Diagram Diaries de Eisenman
como oscurantismo escrito por un diletante.
20. Un ejemplo de la no-comunicación entre la filosofía y la teoría de arquitectura es el pro-
yecto any, una serie de diez coloquios, realizados entre 1991 y 2001 en Nueva York por Peter
Eisenman, Bernard Tschumi, Arata Isozaki, Zaha Hadid, Jean Nouvel, Anthony Vidler y Fre-
advirtió que las ideas filosóficas difícilmente se “aplican” fuera de su esfera; la
filosofía, sea derridiana o deleuziana, es una fuente de inspiración y no de
instrucción para el diseño arquitectónico.21 Ergo: la obra filosófica de Derrida
exige acercamientos críticos y creativos, no afirmativos o esquemáticos.
Cada libro de este pensador es diferente en su concepción, y eso hizo más
difícil canonizar a Derrida como líder de una “escuela”. A pesar de sus innu-
merables adeptos en el mundo, Derrida no ofreció un “método” deconstruc-
tivista aplicable como un manual de mecánica; su pensamiento más bien
generó entre sus seguidores casi un movimiento de arte conceptual,22 donde
arquitectos al igual que músicos y pedagogos retoman y modifican libre-
mente los fragmentos filosóficos del “maestro”. Cada reducción de Derrida
al estereotipo del “deconstructivismo” siembra dudas parecidas a la relación
conflictiva entre Marx y el marxismo. Más aún, según la lógica inherente
del deconstructivismo, este término también debería someterse al análisis de-
constructivista para no convertirse en un nuevo instrumento del poder discur-
sivo centralizado.
Esto es una paradoja biográfica, cuya vitalidad garantiza que la obra de
Derrida no se petrifique como monumento muerto e invisible, o peor aún,
como nuevo mito incriticable del pensamiento. Los textos de Derrida exigen
una lectura crítica, capaz de generar introspecciones éticas, como por ejem-
plo el rechazo de la colonización de las humanidades por la ideología neoli-
beral. Durante su vida, el filósofo francés luchó en contra de la conversión de
las universidades en laboratorios útiles exclusivamente para el régimen eco-
nómico global; con furor e inteligencia, Derrida defendió la investigación sin
condicionantes económicos,23 y esto es una herencia valiosa para los contem-
poráneos globalizados al inicio del siglo xxi.
Aquella lucha, sin embargo, requiere cierta claridad filológica. Desafortu-
nadamente conocemos bastantes ejemplos de cómo los adeptos derridianos
obstaculizan la herencia crítica de su maestro por fraseología,24 incapaz de
la deconstrucción de jacques derrida 187
deric Jameson, entre otros. Véase la última de las diez publicaciones any, Cynthia C. David-
son, ed., Anything, Cambridge, Mass., mit Press, Nueva York, Anyone Corp., 2001.
21. Arch+156, p. 44.
22. Ritter (nota 9): “So ist die über die ganze Welt verstreute dekonstruktivistische Gemein-
de auch eher eine Konzeptkunstrichtung als eine akademische Schule”.
23. Tageszeitung, 11 de octubre de 2004.
24. El problema consiste en las complicadas terminologías de las ciencias que excluyen a un
generar discursos sociales sobre la importancia de la filosofía. No sirve repetir
maquinalmente las propuestas filosóficas de Derrida. El análisis deconstruc-
tivista, uno entre muchos modelos epistemológicos actuales, cobra su fuerza
gracias a una tradición occidental: la pregunta. Nada ni nadie se puede sus-
traer a las preguntas, y todo conocimiento es cuestionable. Por ello, Richard
Rorty ve la importancia de Derrida menos en el “método deconstructivista
que en su capacidad de revelar dimensiones nuevas y refrescantes de cosas
conocidas.25 Parecido a Wittgenstein, Derrida liberó los potenciales cognos-
citivos e imaginativos en la mente de los lectores, detectó las tensiones y con-
tradicciones de la autocomprensión humana. “Su procedimiento —constató
el filósofo Martin Seel— es revelar con persistencia que las orientaciones
humanas son discontinuas, inacabadas e irresolutas.”26 Una herencia inquie-
tante, pero estimulante.
188 peter krieger
creciente número de lectores del conocimiento actualizado; véase Wolf Singer en Frankfurter
Allgemeine Zeitung, 9de julio de 2001.
25. Richard Rorty en Die Zeit 43/2004.
26. Martin Seel, ibid., cita en original: “Sein Verfahren ist das beharrliche Aufzeigen der
grundlegenden Gebrochenheit, Unfertigkeit und Unschlüssigkeit menschlicher Orientie-
rungen […].”
... La teoría de la deconstrucción se considera un medio para realizar un análisis capaz de revelar dimensiones nuevas de cosas o conceptos ya conocidos(Krieger 2004;Durán 2013). Lo anterior requirió la revisión de los planteamientos de diversos teóricos del pensamiento sistémico y las principales ideas de autores abocados a la investigación agroecológica en literatura científica en motores de búsqueda y material impreso.De von Bertalanffy a Luhmann: Deconstrucción del concepto "agroecosistema" a través de las generaciones sistémicas ...
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RESUMEN El pensamiento sistémico contribuyó al origen del pensamiento agroecológico con aportaciones desde la teoría general de sistemas y la cibernética como su base teórica primigenia. Así, la agroecología en los años 70 del siglo pasado pudo erigirse como una nueva forma de pensar y hacer ciencia en relación con el quehacer agrícola al intentar ir más allá del enfoque reduccionista predominante. El estudio de la realidad agrícola contemporánea exige planteamientos nuevos que permitan comprender sus dimensiones, para lo cual los principios basados en el modelo input-output que funciona bajo un controlador cibernético resultan insuficientes. En consecuencia, el propósito de este manuscrito fue analizar la evolución del pensamiento sistémico y su trascendencia en el pensamiento agroecológico, al brindar a éste último herramientas teórico-conceptuales para estudiar fenómenos agrícolas actuales a través de los sistemas complejos, y con ello, involucrar aspectos poco explorados en su abordaje tradicional como la historia, la política y la cultura. ABSTRACT Systems thinking contributed to the origin of agroecological thought, which had as primordial theoretical basis the contributions from the general systems theory and cybernetics. Thus, agroecology in the 70s of the last century could establish itself as a new way of thinking and doing science related to agricultural activity to try to go beyond the dominant reductionist approach. However, the study of contemporary agricultural reality demands new approaches to understand it in its many dimensions. Accordingly, the purpose of this study was to analyze the evolution of systems thinking and its significance in the agro-ecological thinking by providing theoretical and conceptual tools to study current agricultural phenomena through complex systems, including unexplored aspects in its traditional approach as history, politics and culture.
... Para Krieger (2004), la importancia de la cuestión del sujeto apunta a dar cuenta de las múltiples formas, prácticas, cosmovisiones y discursos que éstos sujetos pueden generar para no subsumirlos bajo una noción homogeneizadora y con reducción excesiva de complejidad. En este punto, Krieger comparte con Escobar la idea de la pertinencia de un ejercicio de deconstrucción que permita visibilizar esta pluralidad, validándola como saberes que dialogan y tienen inscritas propuestas ontológicas y epistemológicas diversas (Munter, 2009;Sousa Santos, 2009). ...
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Both postcolonial critique and postmodern Anthropology have raised several debates and studies that allow us to re-think anthropological query from an ontological and epistemological perspective, but also to make a following on how certain actions and concepts reproduce ways of thinking that might go in a direct decay of the autonomy or acknowledgment of the people or cultural configurations which we work with. Furthermore, this article tries to pick up the main lines of thought of postcolonial critique, on one hand, and postmodern anthropology, on the other, having in mind the concepts of “culture” and“subject”. By doing so, we are thinking about disciplinary knowledge and techniques as a narrative and as representation. On the conclusions, it is reflected about the input of these perspectives for the practice of a critical anthropology.
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La enseñanza y el aprendizaje de la función logarítmica ha sido objeto de estudio en Educación Matemática, evidenciándose diversas dificultades en la comprensión de este concepto tanto por parte de los docentes como de los estudiantes, las cuales han sido detectadas o analizadas a través de entrevistas y propuestas de trabajo en el aula, entre otros. En este caso se procede desde la necesidad de intervenciones que impliquen directamente a los profesores, se retoman las ideas desde la didacta de la matemática respecto a los Modelos Básicos y con la hipótesis que subyace, concerniente a que el enfoque único en la enseñanza de la función logarítmica como la inversa de la función exponencial, no es suficiente y además éste puede coadyuvar a generar dificultades en su aprendizaje. Así, en este proyecto al abordar la formación de profesores, se elabora una Trayectoria Hipotética de Aprendizaje, de manera que ellos tengan la oportunidad de deconstruir este concepto en su proceso de formación. Aprovechando los resultados de indagaciones en educación matemática, a partir de una investigación documental y con perspectiva fenomenológica, se procesan datos cualitativos con un análisis descriptivo interpretativo recurriendo a la noción de Trayectoria Hipotética de Aprendizaje. En esta Trayectoria Hipotética de deconstrucción del concepto se proponen objetivos, tareas, preguntas y experiencias; con una exigencia cognitiva que les permita a los profesores en ejercicio o en formación inicial, caracterizar estas funciones mediante diversos elementos matemáticos. Así, a partir del estudio y análisis de las publicaciones de la comunidad académica, se seleccionan y se hace uso en parte de las propuestas y hallazgos, que de acuerdo con los análisis de los investigadores abonan una posibilidad de que el profesor pueda transitar por los diferentes Modelos Básicos y al mismo tiempo los investigadores estén insertos tangencialmente en el rol de curadores en educación.
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La deconstrucción se inicia como un pensamiento filosófico propuesto por Jacques Derrida. Esta propuesta surge como una oposición a la lectura que asume una interpretación única impuesta a los grupos marginales y busca resignificar las narraciones a través de la interpretación de los fenómenos ocultos que contienen los hechos contados. Esta propuesta, posteriormente, es adaptada como una metodología de investigación y brinda dos grandes aportes a la investigación educativa: el primero, la deconstrucción genera la transformación de la práctica pedagógica debido a que se indaga en los mismos hechos narrados para reconocer los constructos que sustentan dicha práctica y generar propuestas de mejora en base a la realidad encontrada; lo que constituiría una transformación desde el interior; el segundo porque desarrolla el pensamiento crítico del investigador, debido a que el proceso de deconstrucción demanda la movilización de procesos de alta demanda cognitiva.
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Si bien, los usos y costumbres en el discurso socio cultural actual han llegado a utilizar los términos raza y etnia como sinónimos, existe una clara diferencia entre sí. El análisis de ambos términos lleva a preguntarse ¿cómo se da la inclusión semántica de la palabra etnia en el imaginario colectivo de los pueblos indígenas? Pues bien, el presente estudio pretende señalar las desigualdades existentes en los discursos escritos por organizaciones como la Organización de las Naciones Unidas en los últimos 70 años. El estudio está propuesto bajo un enfoque hermenéutico, y un paradigma filosófico sustentado teóricamente con las ideas de Kant. Pretende visualizar, como el devenir del concepto raza, da cabida a un término que si bien, no es nuevo, su presencia viene a promover un sentido de ética en el imaginario colectivo de los pueblos respecto a la tolerancia, aceptación, respeto y reconocimiento al valor de la diferencia, no solo en las condiciones de vida de los otros, sino también en el sentido de identidad del Otro. Cabe resaltar entonces que, desde el ámbito de la filosofía, el concepto de etnicidad suele entenderse como un fenómeno cuya explicación alude a un problema de carácter ético, por lo tanto, resulta útil redefinir desde una perspectiva moderna el uso de aquellos conceptos que impactan al imaginario colectivo, ya que, si entre los pueblos se tienen concepciones diferentes sobre el valor de su propia identidad, ¿cómo podrán proyectar su futuro?, ¿cómo podrán establecer condiciones de buena vida y felicidad para todos?
Chapter
Not only has the digital world removed the borders between local and global communication, affording meaning to the already established “glocal” concept, but it has also blurred the boundaries between journalistic and corporate content, revitalising what has traditionally been known in legacy media as “service journalism.” This chapter supposes a continuation of the thought-provoking line of research begun three years ago on journalistic communication and new media, turning to the deconstruction process as a disruptive method to analyze processes, strategies, and trends. If, then, from the perspective of methodology, the focus of attention turns to the structure of the news itself, attending to how new media reactivate the known 5W, and how the conventional news item dies on paper and is ‘resuscitated', transformed into the digital medium, and to how we place ourselves before a transmedia news structure that changes from inverted pyramid to the Rubik's Cube, we now go one step further and put the spotlight on the processes of content building in the digital realm themselves.
Article
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This article describes the results of a parallel training and research process. It analyzes how a curriculum can be designed and implemented to highlight the precariousness of access to social recognition of Afro-descendant individuals and name the racism that shapes the imaginary of university students. It explains how the idea that "there are no blacks in Mexico" is reproduced based on the curriculum promoted by the State and describes some ways in which the subjects experience the lack of recognition. Its main contribution is to articulate arts-based research, critical race theory, intercultural education and media education, in a process of dialogical educational research that builds a critical curriculum to make visible the reproduction of racism and exclusion.
Article
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This essay revises the unlimited uses of the balustrade, a traditional decorative element present until today, even in the different context of the Mexican megalopolis. This neobaroque decoration conquered the façades of almost all architectural types, for a social status, including the luxury residential areas and also the self-constructed houses. These uses are based on postmodern cultural ideology and deny the authentic values of the historical balustrade. It is a critical phenomenon of contemporary society, where fake products replace more and more the original substance, and the knowledge of history is substituted by the construction of fictional worlds. The essay deals with the effects of this situation for the restoration of monuments.
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This report is a result of investigation and it has like object to examine the legislative measures adopted by the Colombian State in development of the constitutional commands, consequence of the international obligations through the treaties that recognize the human rights of the women.
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This research shows the breaks and continuities evidence of the cult of water and mountains in the Andean community of Socoroma (Northern Chile). We attempt to identify and understand the ritual expressions present in oral tradition and the religious manifestations of this community, which are fundamental elements in generating the cultural identity of its inhabitants. Our purpose is to show how the cult of the mountains and the water is reworked through the processes of cultural change, generating new deconstructions in agricultural rites.
Véase el obituario de Niels Werber Mit dem Text gegen den Text
  • Jacques Derrida
  • La Verdad En Pintura
  • Buenos Aires
Jacques Derrida, La verdad en pintura, Buenos Aires/México, Paidós, 2001 (traducción de La verité en peinture). Véase el obituario de Niels Werber, " Mit dem Text gegen den Text ", en Die Tageszeitung, 11 de octubre de 2004. 15. Wolf Singer, " Neurobiologische Anmerkungen zum Wesen und zur Notwendigkeit von Kunst ", en Der Beobachter im Gehirn. Essays zur Hirnforschung, Frankfurt/Main, Suhrkamp, 2002, pp. 220-224.