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Abstract

Introduction: The development of Post-Traumatic Stress Disorder (PTSD) is a frequently observed effect of sexual abuse among children and adolescents. Objectives: This study focused on the prevalence of PTSD among children and adolescents who were victims of sexual abuse. Method: A sample of 75 sexually abused children and adolescentes seeking outpatient care were evaluated utilizing a Children's Post Traumatic Stress Scale (CPSS). Results: 21.3% met the criteria for PTSD, an additional 16% met the criteria for a SubSyn-drome. Conclusíons: These data confirm the importance of focusing on post-traumatic symptomatology on sexually abused children and adolescents. Equally important is the finding that the majority of the children in the sample did not show symptomatology at the time of the study.
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Revista Chilena de Pediatría - Mayo-Junio 2010
Estrés Postraumático en Niños y Adolescentes
Abusados Sexualmente
PAULINA RINCÓN G.*1, FÉLIX COVA S.*1, PATRICIA BUSTOS T.*2,
JAIME AEDO S.*3, MARIO VALDIVIA P.4
1. Psicólogo(a), Dr(a). en Psicología, Dpto. de Psicología, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Concepción.
2. Trabajadora Social, Magíster en Psicología mención Salud.
3. Psicólogo, Escuela de Psicología, Universidad Santo Tomás Sede Los Ángeles.
4. Médico Psiquiatra, Dpto. de Psiquiatría, Facultad de Medicina, Universidad de Concepción.
Departamento de Psicología, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Concepción.
ABSTRACT
Post-Traumatic Stress Disorder among Sexually Abused Children and Adolescents
Introduction: The development of Post-Traumatic Stress Disorder (PTSD) is a frequently observed effect
of sexual abuse among children and adolescents. Objectives: This study focused on the prevalence of PTSD
among children and adolescents who were victims of sexual abuse. Method: A sample of 75 sexually abused
children and adolescentes seeking outpatient care were evaluated utilizing a Children’s Post Traumatic Stress
Scale (CPSS). Results: 21.3% met the criteria for PTSD, an additional 16% met the criteria for a SubSyn-
drome. Conclusions: These data con rm the importance of focusing on post-traumatic symptomatology on
sexually abused children and adolescents. Equally important is the nding that the majority of the children in
the sample did not show symptomatology at the time of the study.
(Key words: Sexual abuse, Post-Traumatic Stress Disorder, PTSD, children, adolescent).
Rev Chil Pediatr 2010; 81 (3): 234-240
RESUMEN
Introducción: El desarrollo de sintomatología postraumática es uno de los efectos del abuso sexual de niños
y adolescentes que se observa con mayor frecuencia. Objetivos: En el presente estudio se evaluó la preva-
lencia de trastorno de estrés postraumático y del denominado subsíndrome de estrés postraumático en niños y
adolescentes víctimas de abusos sexuales. Método: La muestra estuvo constituida por 75 niños y adolescentes
sexualmente abusados consultantes de centros de atención quienes fueron evaluados con la Escala Infantil de
Síntomas del Trastorno de Estrés Postraumático (CPSS). Resultados: Un 21,3% cumplió con los criterios
para el diagnóstico de Trastorno de Estrés Postraumático, y un 16% adicional cumplió con los criterios de
ARTÍCULO ORIGINAL
RESEARCH REPORT
Rev Chil Pediatr 2010; 81 (3): 234-240
Trabajo recibido el 07 de abril de 2010, devuelto para corregir el 26 de abril de 2010, segunda versión el 27 de abril de 2010,
aceptado para publicación el 29 de abril de 2010.
Correspondencia a:
Paulina Rincón G.
E-mail: princon@udec.cl
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Volumen 81 - Número 3
Introducción
Los contextos y formas en que pueden dar-
se experiencias cali cables como abuso sexual
de niños y adolescentes (en adelante, se uti-
lizará el concepto de “abuso sexual infantil”
englobando tanto el abuso sexual de niños
como el de adolescentes) son muy diferentes.
En términos generales, el abuso sexual infantil
constituye un signi cativo factor de riesgo de
desarrollo de psicopatología, no sólo en mo-
mentos cercanos a la experiencia abusiva, sino
distanciados de ésta temporalmente1-3.
Si bien legalmente se distingue entre abuso
sexual y violación, en el contexto del presente
artículo se utiliza el concepto de abuso sexual
infantil en un sentido amplio, que abarca las
distintas formas en que niños y adolescentes
son implicados en actividades sexuales por
personas que les superan de modo signi cati-
vo en edad4.
Dado que la experiencia abusiva puede
darse de formas muy distintas, es complejo es-
tablecer en términos absolutos las consecuen-
cias psicológicas que genera la experiencia de
abuso sexual. No existe un síndrome especí-
co post abuso sexual; el impacto potencial
del abuso sexual puede abarcar muy distintos
ámbitos del comportamiento y desarrollo5. Las
consecuencias psicológicas del abuso sexual
se encuentran relacionadas con una serie de
variables que suelen interrelacionarse de modo
complejo. Entre otras, han sido destacadas la
frecuencia y severidad de la experiencia abu-
siva; el tipo de vínculo con el agresor; la pre-
sencia de violencia directa durante el abuso;
el grado de culpa y victimización del niño/a o
adolescente por parte de la familia o referentes
signi cativos; la con anza demostrada hacia
él; las estrategias de afrontamiento que tenga
la víctima y las consecuencias derivadas de la
develación6.
Al respecto, es particularmente importante
considerar el distinto carácter de las experien-
cias abusivas que se observan con mayor fre-
cuencia en los estudios de población general, y
aquellas que se observan en muestras clínicas.
En los estudios de población general, la ma-
yoría de las personas que re eren haber vivi-
do experiencias abusivas describen episodios
únicos y de muy distintos niveles de gravedad;
en cambio, en centros clínicos, la mayoría de
las experiencias de abuso sexual correspon-
den a situaciones abusivas repetitivas, con alta
frecuencia correspondientes a abusos sexua-
les intrafamiliares7. Otra diferencia importan-
te es que en esta segunda situación suele ser
más frecuente también la existencia de otras
condiciones de adversidad para el desarrollo
del niño o niña, lo que hace particularmente
complejo determinar qué factores son los prin-
cipales responsables de los efectos negativos
observados en el desarrollo de quienes se han
visto expuesto a ellos8,9.
Entre las consecuencias psicológicas del
abuso sexual infantil que se ha observado con
mayor frecuencia y especi cidad están el de-
sarrollo de comportamientos sexualizados in-
apropiados para la edad y la presencia de estrés
postraumático, foco de interés del presente es-
tudio5,10.
La prevalencia observada de trastorno de
estrés postraumático (TEP) en víctimas de
abuso sexual infantil di ere entre los estudios
de modo notorio según el tipo de población en
que se ha realizado. McLeer et al11, estudian
un grupo de niños sexualmente abusados de
6 a16 años en un período cercano (uno a dos
meses) al descubrimiento del abuso, encon-
trando una prevalencia de TEP de 36,3%; 65%
subsíndrome de Estrés Postraumático. Conclusiones: Estos datos con rman la importancia de considerar la
sintomatología postraumática como un foco de evaluación y tratamiento en niños y adolescentes sexualmente
abusados. Sin embargo, es de importancia destacar que la mayoría de los niños y adolescentes evaluados no
informó presentar sintomatología postraumática acusada al momento del estudio.
(Palabras clave: Trastorno de estrés postraumático, niñez, adolescencia, abuso sexual).
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ABUSO SEXUAL
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Revista Chilena de Pediatría - Mayo-Junio 2010
de los niños presentaban uno o más síntomas
de reexperimentación; 43,7% presentaba tres
o más conductas de evitación; un 57,5% pre-
sentaba dos o más síntomas de hiperactivación
autonómica. En muestras clínicas se observan
tasas más altas. La misma autora, en estudios
realizados en muestras clínicas, observó tasas
de más de 40% de TEP. Tasas aún más altas
fueron observadas en una muestra clínica de
niños abusados de Londres: 71% de TEP12.
Dada la alta frecuencia tanto de sintoma-
tología postraumática y de trastorno de estrés
postraumático propiamente tal en niños y ado-
lescentes sexualmente abusados, y el grado de
impedimento y persistencia que puede tener
este patrón psicopatológico, se ha planteado la
utilidad de evaluar su presencia regularmente
en las víctimas de abuso sexual infantil.
En Chile, el estrés postraumático en niños y
adolescentes abusados ha sido poco investiga-
do. El presente estudio tiene por objetivo esti-
mar la presencia de sintomatología y trastorno
de estrés postraumático, en niños y adolescen-
tes sexualmente abusados, que estaban siendo
evaluados o tratados por esta situación.
Método
Participantes
La muestra estuvo constituida por 75 ni-
ños (as) y adolescentes víctimas de violencia
sexual, en peritaje o tratamiento, tanto en Cen-
tros de Diagnóstico Ambulatorio (DAM) como
en Programas Especializados en Maltrato, y en
ciertos hogares para niños en esta situación.
Los criterios de inclusión fueron: a) tener entre
8 y 18 años y b) haber sido víctima de violen-
cia sexual, con presencia de informe sexoló-
gico forense que indicara lesiones atribuibles
a violencia sexual o peritaje de veracidad de
testimonio que cali cara el relato como creí-
ble. Fue criterio de exclusión presentar algún
grado de retardo mental o analfabetismo. La
evaluación se realizó entre Enero y Junio de
2008. La edad promedio de la muestra fue de
12,15 años (DE = 2,8); el 25,3% eran hombres
y el 74,7%, mujeres.
Legalmente se distingue entre abuso sexual
y violación. El 64% de los participantes había
vivido abuso sexual y el 36%, violación. El
agresor se encontraba con mayor frecuencia
en el núcleo intrafamiliar (63%), seguido del
agresor sexual extrafamiliar conocido (25%)
y, por último, el agresor extrafamiliar desco-
nocido (12%).
Un 63% de los participantes contaba con
pruebas periciales relativas a la constatación
de lesiones y veracidad de testimonio de ma-
nera conjunta, un 13% contaba únicamente
con pruebas periciales relativas a la consta-
tación de lesiones, un 17% contaba sólo con
pruebas de veracidad de testimonio y un 7%
no contaba con ninguna prueba pericial. Esto
último se debe a que la historia de los niños
que ingresaron por abuso sexual correspondía
a tocaciones, por lo cual los profesionales no
tenían mayor información pericial, sino sólo
la correspondiente a cambios evidentes de
conducta y al relato de los niños (as) o adoles-
centes, otorgando éstos credibilidad al relato
(tabla 1).
Variables e Instrumentos
a) Antecedentes sociodemográ cos e his-
toria de violencia sexual de los participantes.
Esta información fue obtenida de los registros
existentes en los Centros.
b) Estrés postraumático. Esta variable fue
evaluada a través de la Escala Infantil de Sín-
tomas del Trastorno de Estrés Postraumático
(CPSS). La CPSS es un instrumento desarro-
llado para evaluar la presencia de síntomas del
Trastorno de Estrés Postraumático en niños y
niñas de 8 a 18 años de edad con una histo-
ria conocida de trauma. La Escala está basada
en los criterios diagnósticos del DSM-IV y se
compone de 17 ítems con respuesta tipo Likert
referidos a la frecuencia de manifestación de
síntomas de este trastorno13. La CPSS se com-
pone de 3 subescalas: Reexperimentación (5
ítems), Evitación (7 ítems) y Aumento de la
Activación (5 ítems). Las propiedades psico-
métricas de la versión original de la CPSS in-
dican niveles aceptables de con abilidad por
consistencia interna y test-retest. La CPSS ha
mostrado una correlación de r = 0,75 con la
Escala para Estrés Post Traumático en Niños
(CPTSD, construida por Frederik et al, en 1985
y basada en los criterios diagnósticos para TEP
RINCÓN P. y cols.
237
Volumen 81 - Número 3
ABUSO SEXUAL
del DSM-III). Las propiedades psicométricas
de la escala en la población de este estudio fue-
ron informadas con detalle en una publicación
previa14. Brevemente, los coe cientes alfa de
Cronbach oscilaron entre 0,78 y 0,92, siendo
muy similares a los señalados respecto del ins-
trumento original13.
Resultados
La Escala CPSS no considera puntajes de
corte para establecer diagnóstico de trastorno
de estrés postraumático13,14. Se utilizaron los
criterios DSM-IV-TR que establecen la pre-
sencia de al menos 1 síntoma de reexperimen-
tación, 3 de evitación y 2 de aumento de activa-
ción para considerar que una persona presenta
el trastorno15. Se utilizó un criterio conserva-
dor para cali car la presencia de síntomas: el
síntoma fue considerado presente sólo cuando
las respuestas referían que éste era experimen-
tado en las dos últimas semanas “entre cuatro
y ocho veces” o “nueve veces o más”. Si el
síntoma era informado como ausente o presen-
te “sólo una vez” o “entre dos y tres veces”
en las últimas dos semanas, se estimó que no
estaba presente. Se optó por este criterio dado
que el instrumento no permite evaluar el grado
de discapacidad asociada a los síntomas, y por
tratarse de un criterio consistente con los uti-
lizados en otras escalas desarrolladas para el
diagnóstico de TEP16.
La tabla 2 muestra las prevalencias obte-
nidas. Un 21,3% de los participantes presen-
ta trastorno de estrés postraumático y un 16%
Tabla 1. Características de la violencia sexual en la muestra
Variable de Historia de Abuso Sexual Categorías n %
Tipo de agresión sexual Violación 27 36,0
Abuso sexual 48 64,0
Tipo de agresor Intrafamiliar 47 62,7
Extrafamiliar conocido 19 25,3
Extrafamiliar desconocido 9 12,0
Recibe tratamiento tras agresión 56 74,7
No 19 25,3
Agresor vive con el niño/a o adolescente 3 4,0
No 72 96,0
Pruebas periciales Constatación de lesiones y credibilidad de testimonio 47 62,7
Constatación de lesiones 10 13,3
Credibilidad de testimonio 13 17,3
Sin pruebas periciales 5 6,7
Tiempo transcurrido entre agresión y aplicación CPSS 6 meses o menos 18 24,0
Entre 6 meses y un año 27 36,0
Entre 1 y 2 años 19 25,3
Más de 2 años 11 14,7
Tabla 2. Diagnóstico de trastorno por estrés
postraumático o su subsíndrome
Categoría n %
Ausencia TEP 47 62,7
Subsíndrome TEP 12 16,0
Presencia TEP 16 21,3
238
Revista Chilena de Pediatría - Mayo-Junio 2010
presenta sintomatología correspondiente al
subsíndrome del mismo, es decir, presencia de
uno de los síntomas de reexperimentación (el
criterio B tal y como es necesario para el diag-
nóstico del TEP, según el DSM-IV) y cumplir
el criterio C (al menos tres de los síntomas de
evitación) o el criterio D (al menos dos sínto-
mas de incremento de la activación), pero no
ambos17.
En la tabla 3 se puede observar las preva-
lencias obtenidas de cada uno de los síntomas
evaluados. Los síntomas más frecuentes ob-
servados son el malestar psicológico intenso
al recordar algún aspecto relacionado con la
situación de abuso (38,7%), el evitar pensar,
sentir o hablar acerca del suceso (36%), la irri-
tabilidad (34,6%), insomnio y respuestas de
sobresalto exageradas (ambos presentes en un
30,7% de los niños/as y adolescentes).
Los síntomas menos frecuentes son princi-
palmente de evitación: amnesia (12%), sensa-
ción de futuro desolador (18,7%), restricción
de la vida afectiva (21,4%), pérdida de inte-
rés en actividades signi cativas (24%) y evi-
tación de actividades lugares o personas que
recuerden el suceso (28%). También destacan
los síntomas de reexperimentación: sueños in-
trusivos y ashbacks (ambos presentes sólo en
un 18,7% de los participantes) y el malestar
siológico intenso al recordar algún aspecto
del trauma (20%), así como las di cultades de
concentración (20%) dentro de los síntomas de
activación.
Se realizaron análisis para determinar
la existencia de diferencias entre grupos en
cuanto a presencia y ausencia de sintomato-
logía postraumática para identi car posibles
variables de riesgo. Se realizaron análisis con
Tabla 3. Frecuencia de los diferentes síntomas del trastorno de estrés postraumático
en las últimas 2 semanas
Síntoma Nunca Sólo 1 vez 2 a 3
veces
4 a 8
veces
9 veces o
más
Reexperimentación
Recuerdos intrusivos 17 (22,7%) 18 (24%) 21 (28%) 8 (10,7%) 11 (14,7%)
Sueños intrusivos 21 (28%) 20 (26,7%) 20 (26,7%) 6 (8%) 8 (10,7%)
“Flashbacks” 28 (37,3%) 21 (28%) 12 (16%) 8 (10,7%) 6 (8%)
Malestar psicológico 11 (14,7%) 19 (25,3%) 16 (21,3%) 17 (22,7%) 12 (16%)
Malestar siológico 30 (40%) 19 (25,3%) 11 (14,7%) 11 (14,7%) 4 (5,3%)
Evitación
Evitar pensar, sentir… 19 (25,3%) 13 (17,3%) 16 (21,3%) 11 (14,7%) 16 (21,3%)
Evitar actividades, lugares… 27 (36%) 16 (21,3%) 11 (14,7%) 10 (13,3%) 11 (14,7%)
Amnesia 34 (45,3%) 18 (24%) 14 (18,7%) 4 (5,3%) 5 (6,7%)
Pérdida de interés en actividades signi cativas 35 (46,7%) 11 (14,7%) 11 (14,7%) 8 (10,7%) 10 (13,3%)
Sensación de desapego o enajenación 23 (30,7%) 13 (17,3%) 20 (26,7%) 7 (9,3%) 12 (16%)
Restricción de la vida afectiva 33 (44%) 11 (14,7%) 15 (20%) 8 (10,7%) 8 (10,7%)
Sensación de futuro desolador 36 (48%) 14 (18,7%) 11 (14,7%) 8 (10,7%) 6 (8%)
Aumento de la Activación
Insomnio 25 (33,3%) 12 (16%) 15 (20%) 11 (14,7%) 12 (16%)
Irritabilidad 21 (28%) 15 (20%) 13 (17,3%) 10 (13,3%) 16 (21,3%)
Di cultades de concentración 32 (42,7%) 9 (12%) 19 (25,3%) 8 (10,7%) 7 (9,3%)
Hipervigilancia 24 (32%) 13 (17,3%) 19 (25,3%) 10 (13,3%) 9 (12%)
Respuesta de sobresalto 19 (25,3%) 15 (20%) 18 (24%) 12 (16%) 11 (14,7%)
RINCÓN P. y cols.
239
Volumen 81 - Número 3
las siguientes variables: género, edad, tipo de
agresión sexual, tipo de agresor, tiempo trans-
currido entre la agresión y la aplicación de la
escala, si la familia le cree al niño/a o adoles-
cente y si recibe tratamiento tras la agresión.
No se encontraron diferencias estadísticamen-
te signi cativas en ninguna de las comparacio-
nes realizadas.
Discusión
El desarrollo de estrés postraumático (ya
sea sintomatología postraumática o trastorno
de estrés postraumático propiamente tal) en ni-
ños (as) y adolescentes es uno de los posibles
efectos del abuso sexual infantil2. El presente
estudio con rma la alta prevalencia de esta sin-
tomatología en niños (as) y adolescentes con-
sultantes de centros de peritaje y tratamiento
de abuso sexual en nuestra realidad. Un 21,3%
cumple con los criterios para el diagnóstico de
TEP, y un 16% adicional cumple con los crite-
rios de subsíndrome de Estrés Postraumático.
Las cifras señaladas con rman la importan-
cia de evaluar la presencia de sintomatología
postraumática en niños (as) y adolescentes que
han vivido abuso sexual. La sintomatología
postraumática afecta de modo signi cativo el
bienestar y calidad de vida de las personas y
tiende en muchos casos a no remitir espontá-
neamente y requerir un tratamiento especí co.
Esta sintomatología resulta incapacitante y ge-
neradora de malestar permanente, bloqueando
los recursos personales para afrontar la situa-
ción traumática6,18.
En cuanto a la relevancia clínica del subsín-
drome de Estrés Postraumático, seguimientos
realizados en pacientes que lo presentan han
mostrado que éste puede convertirse en TEP
en el breve período de un mes y esta posibili-
dad aumenta signi cativamente si el período
que transcurre es mayor (en torno al año)19.
Es muy probable que este subsíndrome afecte
de forma importante a las víctimas de abusos
sexuales como paso previo o desarrollo alter-
nativo al TEP.
El instrumento empleado en la presente
investigación no ha sido empleado en estu-
dios equivalentes, por lo que es difícil realizar
comparaciones de los resultados obtenidos.
Sin embargo, las investigaciones coinciden en
indicar que un tercio, sino más, de los niños o
adolescentes sexualmente abusados, en mues-
tra clínicas, presentan estrés postraumático.
El presente estudio no evaluó el grado de
impedimento asociado a la sintomatología
postraumática. En compensación, utilizó un
criterio conservador para considerar los sínto-
mas como presentes. Los síntomas informados
como presentes “sólo una vez” o “entre dos y
tres veces” en las últimas dos semanas no ca-
li caban como presentes para la evaluación de
cumplimiento de los criterios diagnósticos de
TEP. Este criterio conservador, si bien puede
subestimar la presencia de síntomas, permite
asumir que los síntomas que fueron reconoci-
dos como tales tienen signi cación clínica y
requieren una consideración cuidadosa.
Es interesante analizar la forma que toma el
TEP en este tipo de víctimas: desarrollan con
más frecuencia síntomas de aumento de activa-
ción que de los otros dos grupos sintomáticos
(reexperimentación y evitación). Ello podría
explicarse por las características especí cas
del tipo de trauma sufrido. En general los abu-
sos o violaciones se viven de manera repetida
y a manos de un familiar o de una persona co-
nocida, por lo que quizá sea lógico esperar que
las conductas de evitación sean menores que
en otro tipo de víctimas. Asimismo, la elevada
hiperactivación siológica puede ser conse-
cuencia de la posibilidad y el temor constante
de vivir un nuevo episodio de abuso, ya que no
hay claves de seguridad en su propio ambiente.
De este modo, la elevada hiperactivación fun-
cionaría como una respuesta adaptativa ante la
situación del maltrato.
Es de importancia destacar que si bien el
TEP aparece como una de las consecuencias
más frecuentes del abuso sexual infantil una
parte relevante de la muestra no presentaba
TEP propiamente. Ello puede indicar la pre-
sencia de procesos protectores en esos niños
o adolescentes. Por otro lado, sin duda que el
TEP no agota las consecuencias negativas que
el abuso sexual puede implicar tanto en las
etapas presentes de su desarrollo como etapas
futuras.
El carácter transversal de este estudio y el
ABUSO SEXUAL
240
Revista Chilena de Pediatría - Mayo-Junio 2010
tamaño muestral limitan las conclusiones que
pueden obtenerse respecto de la identi cación
de variables de riesgo. Es particularmente de
interés que no se observaron diferencias en la
prevalencia de estrés postraumático entre quie-
nes estaban en fase de evaluación por su si-
tuación de abuso y quienes estaban recibiendo
tratamiento. Investigaciones posteriores debie-
ran permitir profundizar en estos aspectos.
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RINCÓN P. y cols.
... El niño no solo revive el suceso, sino que también puede sentirse paralizado a nivel emocional, extremadamente tenso y nervioso. El diagnóstico se basa en los síntomas que aparecen después de un acontecimiento traumático (28,29,30) El trastorno por estrés agudo, suele empezar inmediatamente después del acontecimiento traumático y dura entre 3 días y 1 mes. El trastorno de estrés postraumático puede ser una continuación del trastorno por estrés agudo o no desarrollarse hasta 6 meses después del evento. ...
... Los niños no tienen que experimentar directamente el evento traumático. Pueden desarrollar un trastorno de estrés si son testigos de un evento traumático que ocurre a otros (28,29,30) Los síntomas del trastorno de estrés agudo y el trastorno de estrés postraumático son similares e incluyen varios tipos de síntomas. Dentro de los cuales se encuentra: -Reexperimentación del acontecimiento traumático (síntomas de intrusión). ...
... Los niños se sienten separados de su cuerpo como en un sueño. También sienten que el mundo es irreal (29,30). El tratamiento consiste en psicoterapia, terapia conductual y fármacos. ...
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Introducción: El maltrato infantil (MI), se ha convertido en un problema de salud pública que impregna todos los sectores sociales y cuyo impacto resulta devastador no solamente durante su infancia, sino a lo largo de toda su vida. Objetivo: Describir el maltrato infantil y trastornos clínicos post-violencia en niños menores de cinco años. Métodos: A documentary research was carried out in databases such as SciElo, Pubmed, Google Scholar and, LATINDEX, using the descriptors: child abuse, child abuse, family relationships, family violence, published in the period 2010-2021, in languages English, Spanish and Portuguese. Resultados: Se considera que, el maltrato infligido en los primeros cinco años de la vida del menor, repercute en el desarrollo neurobiológico y psicológico, el cual tiende a ser más rápido que en los años siguientes de las etapas del desarrollo. El maltrato infantil, no solo consiste en la presencia de hematomas, quemaduras, traumas craneales, la negligencia y la desnutrición. Se asume el maltrato infantil como todo aquel daño emocional que acompaña a los actos abusivos o negligentes que se traducen como trastorno de estrés agudo y el trastorno de estrés postraumático, con su repercusión a largo plazo. Conclusiones: El maltrato infantil puede afectar el exitoso desarrollo del niño no sólo en un determinado período de desarrollo, sino a lo largo de toda su vida. Un equipo multidisciplinario, que ejecute estrategias de prevención, la necesidad inclusión de todos los países en esta lucha y entender que la prevención es la única salida Palabras claves: maltrato a los niños, abuso de los niños, relaciones familiares, violencia familiar ABSTRACT Introduction: Child abuse (MI) has become a public health problem that permeates all social sectors and whose impact is devastating not only during childhood, but throughout their entire lives. Objective: To describe child abuse and post-violence clinical disorders in children under five years of age. Methods: A documentary investigation was carried out. Through the search for scientific articles, in databases such as SciElo, Pubmed, Google Scholar and, LATINDEX, using the descriptors: child abuse, child abuse, family relationships, family violence. With inclusion criteria: full articles, in national and international journals and organizations such as WHO, PAHO, published in the period 2010-2021, in English, Spanish and Portuguese languages. Results: It is considered that the abuse inflicted in the first five years of the child's life affects the neurobiological and psychological development, which tends to be faster than in the following years of the development stages. Child abuse not only consists of bruises, burns, head trauma, neglect and malnutrition. Child abuse is assumed as all the emotional damage that accompanies abusive or negligent acts that translate as acute stress disorder and post-traumatic stress disorder, with its long-term repercussions. Conclusions: Child abuse can affect the successful development of the child not only in a certain period of development, but throughout their entire life. A multidisciplinary team, which executes prevention strategies, the need to include all countries in this fight, and understands that prevention is the only way out Keywords: child abuse, child abuse, family relationships, family violence
... La victimización sexual puede tener para el niño consecuencias como ansiedad, trastornos sexuales y del estado de ánimo, incluso ideaciones suicidas (Kanter y Pereda, 2020;Pereda y Gallardo-Pujol, 2011;Pereda, 2010) y desarrollo de Trastorno por Estrés Postraumático (TEPT) (Rincón et al, 2010). Asimismo, las agresiones domésticas predicen casi la mitad de los problemas de conducta antisocial o delictiva que desarrollan los menores (Frías y Gaxiola, 2008). ...
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As victims and witnesses of crime, children have specific characteristics directly related to their level of development which must be taken into consideration not only to study the way they face a victimizing experience, but also to find the better way to obtain their account of it. The one-way mirrors, designed to gather the testimonies of crime victims, have been especially praised for their usefulness when working with children witnesses, since it is argued that they can largely prevent the secondary victimization. However, one thing we can consider essential for the well-being of children is the respect for their identity as independent beings, that is, the respect for the children’s rights, which have gained importance in the last decades and have become increasingly alike to those of adults and increasingly relevant. Therefore, the implications that the use of one-way mirrors may have in the sphere of human rights and freedoms of children will be pondered, establishing to what extent they contribute to avoid secondary victimization.
... Our results are similar to Alisic et al. (2014) meta-analysis (15.9% average) and to those shown by using the same scale in other samples, for example among children with spinal injuries (Boyer et al., 2000), although their criterion differed in that it required at least 3 out of 4 symptoms (IT, AV, HI, and deterioration) to be present. Rincón et al., (2010) studied sexually abused children and found the prevalence of PTSD to be 21.3%. Other studies found higher percentages of PTSD in their samples. ...
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Objetivo: Estimar la prevalencia de Trastorno por Estrés Postraumático (TEPT) acorde a los criterios DSM-IV-TR en niños españoles expuestos a abuso crónico, y establecer las diferencias en TEPT entre niños tutelados y expuestos a violencia de pareja contra la mujer. Método: 211 menores (8-17 años) (Grupo abusado; EG=102, Grupo control; CG=109). Resultados: La prevalencia de TEPT fue 1.8% en grupo control y 16.7% en niños abusados. La prevalencia de TEPT es significativamente más alta en EG que en CG. Entre los niños no hubo diferencias significativas entre EG y CG, y en las niñas fue significativamente más alta en EG que en CG. Conclusión: los niños expuestos a violencia de pareja tienen la misma prevalencia de TEPT que los niños víctimas directas de abuso y es mucho mayor que la encontrada en población general. Es necesaria una mayor coordinación entre los servicios judicial, social y sanitario para proteger la infancia.
... La CPSS se compone de 3 subescalas: re-experimentación (cinco ítems), evitación (siete ítems) y aumento de la activación (cinco ítems); además, contiene siete ítems adicionales que valoran el funcionamiento diario y el deterioro funcional. El instrumento ha presentado adecuadas propiedades psicométricas (Foa et al., 2001) y se ha utilizado en investigaciones en el contexto nacional chileno, oscilando su fiabilidad para la escala total en estudios chilenos, entre 0,78 y 0,92 (Rincón et al., 2010), de forma similar al instrumento original. En el presente trabajo se han utilizado las tres subescalas de la CPSS, y se ha calculado la puntuación global para establecer los síntomas de trastorno por estrés postraumático en cada participante. ...
... Resulta duro señalar que la mayor vulnerabilidad de las menores, se encuentra en su entorno cercano y en su propia familia. En este dato hay acuerdo mayoritario de diferentes autores (4,5,15,27,28). ...
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This paper discusses the serious problem of sexual violence on women depending on at what point in his life it took place and depending on a wide number of demographic variables that allow to provide a description of the profile of the victims and the conditions that make more likely that victimization. An observational retrospective cohort was conducted. For this purpose, we elaborated an interview where we asked about different variables that were answered by sample of women attending the Association of Women Victims of Sexual Assault to declare that they had suffered sexual violence. They did an interview with some variables: frequency of sexual violence suffered, socioeconomic status of the victim, relationship with the perpetrator, age difference between the victim and the aggressor, time since sexual violence happened, strategies used by the perpetrator or family support received. The conclusions suggest the existence of two profiles, and these profiles can be used to improve the quality of the prevention programs for women victims of sexual violence.
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El trastorno de estrés postraumático (TEPT) es una de las consecuencias de la exposición a desastres naturales más frecuente e incapacitante en niños, quienes representan la población más vulnerable para desarrollarlo, por lo que el médico pediatra debe estar preparado para identificar los rasgos y características de estos trastornos y poder realizar un diagnóstico oportuno.Objetivo: determinar la presencia de TEPT y ansiedad en los niños y adolescentes que presenciaron el terremoto de abril del 2016 en la Provincia de Manabí, en las unidades educativas Antonio Meléndez, María de la Merced y Francisco Pacheco. Metodología: estudio observacional, transversal, retrospectivo, descriptivo, analítico, con 271 niños de 9 -14 años. Encuestas: factores sociodemográficos y económicos, Escala Infantil de Síntomas de Trastorno de Estrés Postraumático (CPSS), la Escala de Ansiedad de Spence; datos fueron procesados con SPSS V22. Los estadísticos OR y Chi cuadrado, IC 95% y p menor a 0.05.Resultados: TEPT se presentó en 18,1% y el Trastorno de Ansiedad en 23,1%, mayor en el sexo femenino para ambos trastornos, el trastorno de ansiedad presentó una diferencia significativa en los escolares respecto a los adolescentes, la probabilidad de presentar comorbilidad entre ambos trastornos fue elevada.Conclusiones: el TEPT está presente en niños de la zona a dos años del terremoto del 2016, el sexo femenino y los niños de menor edad presentan mayor riesgo.
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Objetivo: Identificar la frecuencia de abuso sexual en estudiantes de una institución educativa de la ciudad de Manizales, Caldas, Colombia. Materiales y métodos: Estudio de corte transversal, realizado en una institución de educación de Manizales. La población de estudiantes de secundaria fue de 614, de los cuales se tomó una muestra de 150 (96%mujeres); con edad promedio de 12,84 años. Se tomaron variables demográficas, vulnerabilidad, y abuso sexual según cuestionarios empleados en estudios anteriores. Resultados: El 20% de la población ha sufrido algún incidente de abuso sexual, 33,3% en hombres (n=6), 19,4% (n=150) en mujeres. El abuso sexual no presentó diferencias significativas entre género, ni estrato social, globalmente el abuso no dependió de la edad, aunque algunos incidentes de abuso sí. La vulnerabilidad promedio fue de 9,64%, conocimientos abuso sexual 68,97% (máximo 100 para ambos). Entre los abusados el 47,6% lo fue una vez, por primera vez entre 12 y 14 años de edad con 27,3%, la última vez que les sucedió fue de 12 a 14 años, en el 27,3% de los casos, el 18,2% sigue siendo víctima de abuso, en el 47,5% de los casos el abusador fue un conocido. Conclusión: Los resultados del presente estudio indican que la violencia sexual sigue siendo un problema grave de salud pública, que las campañas de prevención parecen no haber tenido éxito, siendo necesario rediseñarlas, y dirigirlas a los núcleos familiares causantes de la violencia sexual en particular y la violencia en general. Objective: To identify the frequency of sexual abuse in students of an educationalinstitution from the city of Manizales, Caldas, Colombia. Materials and methods: Thecurrent cross-sectional study, was executed in an educational institution of Manizales.The secondary student population was 614 students, from which a sample was takenfrom 150 students, of whom 96% are women; mean age 12,84 years. Demographicvariables, vulnerability and sexual abuse were taken according to questionnaires usedin previous studies. Results: 20% of the population have undergone some incident ofsexual abuse, 33% in men and 19,4% in women. There was no significant differencebetween strata. Overall, the abuse did not depend on the age, even though somecoincident ones of abuse yes. The vulnerability average was of 9,64, sexual abuseknowledge 68,97 (maximum 100 for both). Among the abused, the 47,6% it was itonce. Abused children for the first time were between 12 and 14 years old with 27,3%,and the last time that an abuse happened with a percentage of 27,3% between agesof 12 and 14. The 18,2% continue being victims of sexual abuse, and the 31,8% ofthe cases the abuser was a stranger. Conclusion: The sexual violence is a seriousproblem of public health that it requires a public awareness through public service’sannouncements, posters and brochures in spanish that promote a healthy and responsiblechild care; furthermore is important to provide to the community informationabout child security and how to denounce the abuse of minors.
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Resumen: En el último tiempo, el estudio de la polivictimización infanto-juvenil ha comenzado a tener un fuerte desarrollo en muchos países y lugares del mundo, pero, sobre todo, en Estados Unidos y Europa, mientras que en Latinoamérica, en general, y en Chile, en particular, donde la violencia puede llegar a ser un grave problema de salud pública, las investigaciones siguen siendo escasas. Es por esta razón que consideramos importante el estudio de la polivictimización infanto-juvenil en un país como Chile. En el presente trabajo, se exponen los resultados de un estudio realizado con una muestra de 706 estudiantes de Enseñanza Media de la ciudad de Arica, cuyo objetivo era la determinación de la prevalencia de victimización y polivictimización, y la relación con síntomas de trastorno por estrés postraumático (TEPT), la edad y el sexo de los participantes.
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Se presenta la validación preliminar en Chile de la Escala Infantil de Síntomas del Trastorno de Estrés Postraumático, desarrollada por Foa, Johnson, Feeny y Treadwell (2001) para evaluar el trastorno en niños/as y adolescentes expuestos a situaciones traumáticas, con arreglo a criterios DSM-IV. La muestra fue de 75 niños y adolescentes chilenos de la región del Bío Bío que sufrieron abuso sexual o violación. Los resultados indican una alta consistencia interna, medida con alfa de Cronbach, de 0,916. Asimismo, la consistencia interna de cada subescala es alta. La validez convergente con el criterio de juicio experto es adecuada, con puntuaciones significativas en la escala y todas las subescalas. Palabras clave: validación, trastorno de estrés postraumático, violencia sexual infantil. The preliminary validation in Chile of the Infantile Scale of Symptoms of Post Traumatic Stress Disorder (CPSS) is presented. This instrument was developed by Johnson, Feeny, and Treadwell (2001) to evaluate PTSD in children and adolescents exposed to traumatic events, in accordance with DSM-IV criteria. The sample consisted of 75 Chilean children and adolescents of the Bío Bío region of Chile who suffered sexual abuse or rape. The results indicate high internal consistency, measured with Cronbach's alpha, of 0.916. The convergent validity with the criterion of expert judgment is also adequate, with significant punctuations in the scale and all the subscales.
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In this study the immediate and long-term impact of sexual abuse in children and the psychological consequences on their mental health during adult life are reviewed. High-risk situations, as well as protective factors that may minimize the impact of sexual abuse, are analyzed. Implications of these findings for clinical research and forensic practice are commented upon.
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El maltrato doméstico es una situación aversiva que puede provocar un intenso malestarpsicológico. Tradicionalmente, se ha estudiado su repercusión en la adaptación a la vida cotidianay en la salud mental de las víctimas. En este artículo se evalúan sus consecuencias psicológicas en una muestra de 70 mujeres maltratadas. Los resultados apoyan los datos de investigaciones previasacerca de la sintomatología postraumática, encontrándose un porcentaje importante de Trastorno deEstrés Postraumático y de Subsíndrome de Estrés Postraumático. Asimismo, se encontró laexistencia de comorbilidad con depresión. Sin embargo, el porcentaje de mujeres que presentabaalgún otro trastorno de ansiedad fue inferior al señalado en trabajos anteriores, y ninguna de ellaspresentó problemas de abuso de alcohol o drogas. Se describe la presencia de determinadas variablesconcomitantes, destacándose el nivel de inadaptación general y la baja autoestima. Se apuntanconsideraciones de cara al tratamiento a partir de la sintomatología específica encontrada.
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Objective: To provide clinicians with current information on prevalence, risk factors, outcomes, treatment, and prevention of child sexual abuse (CSA). To examine the best-documented examples of psychopathology attributable to CSA. Method: Computer literature searches of Medline and PSYCInfo for key words. All English-language articles published after 1989 containing empirical data pertaining to CSA were reviewed. Results: CSA constitutes approximately 10% of officially substantiated child maltreatment cases, numbering approximately 88,000 in 2000. Adjusted prevalence rates are 16.8% and 7.9% for adult women and men, respectively. Risk factors include gender, age, disabilities, and parental dysfunction. A range of symptoms and disorders has been associated with CSA, but depression in adults and sexualized behaviors in children are the best-documented outcomes. To date, cognitive-behavioral therapy (CBT) of the child and a nonoffending parent is the most effective treatment. Prevention efforts have focused on child education to increase awareness and home visitation to decrease risk factors. Conclusions: CSA is a significant risk factor for psychopathology, especially depression and substance abuse. Preliminary research indicates that CBT is effective for some symptoms, but longitudinal follow-up and large-scale "effectiveness" studies are needed. Prevention programs have promise, but evaluations to date are limited.
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One-hundred and thirty-two victims of motor vehicle accidents (MVAs), who sought medical attention as a result of the MVA, were assessed at three points in time: 1-4 months post-MVA, 6 months later, and 12 months later. Of the 48 who met the full criteria for Post-Traumatic Stress Disorder (PTSD) initially, half had remitted at least in part by the 6-month follow-up point and two-thirds had remitted by the 1-yr follow-up. Using logistic regression, 3 variables combined to correctly identify 79% of remitters and non-remitters at the 12-month follow-up point: initial scores on the irritability and foreshortened future symptoms of PTSD and the initial degree of vulnerability the subject felt in a motor vehicle after the MVA. Four variables combined to predict 64% of the variance in the degree of post-traumatic stress symptoms at 12 months: presence of alcohol abuse and/or an Axis-II disorder at the time of the initial assessment as well as the total scores on the hyperarousal and on avoidance symptoms of PTSD present at the initial post-MVA assessment.
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Rutter's Child and Adolescent Psychiatry has become an established and accepted textbook of child psychiatry. Now completely revised and updated, the fifth edition provides a coherent appraisal of the current state of the field to help trainee and practising clinicians in their daily work. It is distinctive in being both interdisciplinary and international, in its integration of science and clinical practice, and in its practical discussion of how researchers and practitioners need to think about conflicting or uncertain findings. This new edition now offers an entirely new section on conceptual approaches, and several new chapters, including: neurochemistry and basic pharmacology brain imaging health economics psychopathology in refugees and asylum seekers bipolar disorder attachment disorders statistical methods for clinicians This leading textbook provides an accurate and comprehensive account of current knowledge, through the integration of empirical findings with clinical experience and practice, and is essential reading for professionals working in the field of child and adolescent mental health, and clinicians working in general practice and community pediatric settings.
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There is a relationship between. child sexual abuse and adult psychopathology. We woman a 35 year-old woman, derived to the Psychiatric Service of the Citrico Hospital due to anxiety; and depressive symptoms lasting eight years, to illustrate the above mentioned relationship. At the psychiatric unit, a post traumatic stress dissorder of belated onset, triggered by sexual abuse during childhood, re-edited after her daughter's birth, was diagnosed. This case illustrates diffierent factors, which. in retrospective studies. bave been associated with the morbid consequences of child sexual abuse, and allows an understanding of how different sexually traumatic events, during a person's lifetime., contribute to the development of a psychopatbology. The problem was confronted by the mental health team at different levels and symptoms subsided in few interventions. An active search of the traumatic sexual background. allowed this achievement. The importance of studying and validating clinical situations as the present case with metbodologies based on evidence, is stressed.
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The existing literature on the long-term sequelae of child sexual abuse is reviewed. The evidence suggests that sexual abuse is an important problem with serious long-term sequelae; but the specific effects of sexual abuse, independent of force, threat of force, or such family variables as parental psychopathology, are still to be clarified. Adult women with a history of childhood sexual abuse show greater evidence of sexual disturbance or dysfunction, homosexual experiences in adolescence or adulthood, depression, and are more likely than nonabused women to be revictimized. Anxiety, fear, and suicidal ideas and behavior have also been associated with a history of childhood sexual abuse but force and threat of force may be a necessary concomitant. As yet, there is insufficient evidence to confirm a relation between a history of childhood sexual abuse and a postsexual abuse syndrome and multiple or borderline personality disorder. Male victims of child sexual abuse show disturbed adult sexual functioning. The relation between age of onset of abuse and outcome is still equivocal. Greater long-term harm is associated with abuse involving a father or stepfather and abuse involving penetration. Longer duration is associated with greater impact, and the use of force or threat of force is associated with greater harm.