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Marco conceptual y clasificación de los servicios ecosistémicos

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El presente trabajo revisa las propuestas más aceptadas sobre el concepto de servicios ecosistémicos y su clasificación, tema cuyo interés es creciente. Particularmente para el proceso de evaluación económica se ha visto un incremento en el número de publicaciones asociadas, pero aun no existe una definición y sistema de clasificación universalmente aceptados, que sean la base para la evaluación integral de estos servicios. El análisis de los diferentes enfoques permite que la clasificación de los bienes y servicios que los ecosistemas ofrecen a la población humana pueda efectuarse ponderando su diversidad, utilidad, procesos y estructura, de acuerdo al interés particular de los tomadores de decisión. Al mismo tiempo el conocimiento de los distintos enfoques, permitirá ir avanzando en el proceso de unificación de criterios y generación de un concepto y sistema de clasificación con aceptación generalizada.
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Revista Bio Ciencias Enero 2012 Vol.1 Núm. 4 Año 2 Páginas 3 a 15
MARCO CONCEPTUAL Y CLASIFICACIÓN DE LOS
SERVICIOS ECOSISTÉMICOS
CONCEPTUAL FRAMEWORK AND CLASSIFICATION OF
ECOSYSTEM SERVICES
Camacho Valdez V1,2, Ruiz Luna A1
1Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo, A.C. (CIAD),
Unidad Mazatlán. Laboratorio de Manejo Ambiental. Sábalo Cerritos s/n.
C.P. 821000, A.P. Postal 711, Mazatlán, Sinaloa.
2Programa de Doctorado en Acuicultura y Manejo Ambiental del Centro de
Investigación en Alimentación y Desarrollo, A.C. (CIAD).
Recibido: 02 de junio de 2011.
Aceptado: 04 de julio de 2011.
Resumen
El presente trabajo revisa las
propuestas más aceptadas sobre el
concepto de servicios ecosistémicos y su
clasicación, tema cuyo interés es creciente.
Particularmente para el proceso de evaluación
económica se ha visto un incremento en el
número de publicaciones asociadas, pero
aun no existe una denición y sistema de
clasicación universalmente aceptados, que
sean la base para la evaluación integral de
estos servicios. El análisis de los diferentes
enfoques permite que la clasicación de
los bienes y servicios que los ecosistemas
ofrecen a la población humana pueda
efectuarse ponderando su diversidad,
utilidad, procesos y estructura, de acuerdo
al interés particular de los tomadores de
decisión. Al mismo tiempo el conocimiento de
los distintos enfoques, permitirá ir avanzando
en el proceso de unicación de criterios y
generación de un concepto y sistema de
clasicación con aceptación generalizada.
Palabras clave: servicios ecosistémicos,
ecosistemas, bienestar humano.
Abstract
We review the main approaches to
the concept and classication schemes for
ecosystem services, a subject which is growing in
interest, particularly for the economic evaluation
process. For the same reason, there is an
increase in the number of related publications,
unfortunatelly there is not a unique denition
and a universally accepted classication
system, both necessary to integrally evaluate
these services. Analyzing different approaches
allows for the classication of goods and
services that ecosystems provide to human
populations to be pondered from different views,
considering their diversity, utility, processes and
structure, according to the particular interest of
decision makers. Also, knowing the different
approaches will facilitate to move forward in
the process of criteria unication supporting the
output of concepts and a classication system
with general acceptance.
Key words: ecosystem services, ecosystem,
human well being.
Artículo de Revisión
Autor Corresponsal:
Ruiz Luna A, Laboratorio de Manejo Ambiental del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo, A.C. (CIAD), Unidad Mazatlán. Av.
Sábalo – Cerritos s/n. A.P. 711, C.P. 82010. Mazatlán, Sinaloa. México. Tel. 01 (669) 989 8700, ext. 251. Correo Electrónico: arluna@ciad.mx
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Revista Bio Ciencias Enero 2012 Vol.1 Núm. 4 Año 2 Páginas 3 a 15
Introducción
¿Cómo podríais comprar o
vender el cielo, el calor de la tierra?
Esta idea nos parece extraña. No
somos dueños de la frescura del
aire ni del reejo del agua. ¿Cómo
podríais comprárnoslos?
La frase anterior, que sin certeza
histórica ha sido atribuida al nativo americano
Seattle, jefe indio de la tribu Suquamish en
América del Norte, sintetiza la esencia de lo
que actualmente se denomina como bienes y
servicios que ofrecen los ecosistemas y que
son conocidos actualmente como Servicios
Ecosistémicos (SE). Bajo esa designación se
integran los benecios, tangibles e intangibles,
que se derivan de la naturaleza para
provecho del ser humano y que de acuerdo
a ciertos criterios, pueden ser valorados
económicamente a n de equipararlos de
alguna manera con actividades económicas
que implican cambios en los usos de suelo y de
esta manera contar con argumentos adicionales
para su conservación y manejo. Dado el valor
intrínseco de la naturaleza, existe un evidente
rechazo por parte de algunos académicos
que consideran que no es posible ni deseable
expresar todo en términos económicos, pues
bajo ese enfoque la situación extrema sería
dar valor económico a Dios o asumir que
podría existir alguien que pudiera negociar el
valor total de la tierra (Norgaard et al., 1998).
Pese a esta resistencia se considera que el
reconocimiento y evaluación de los SE permite
una mejor interpretación de sus benecios
y determinar los cambios que inciden en el
bienestar humano (Costanza et al., 1997).
Con esta visión, que se incorpora
al concepto de Capital natural, sumándose al
Capital económico y Capital humano como
medidas de riqueza de un país, es importante
conocer y resaltar los valores de la biodiversidad
desde un punto de vista económico, al
asumir que los recursos naturales producen
riqueza y bienestar a lo largo del tiempo. Este
reconocimiento obliga a generar estrategias
para la toma de decisiones relacionadas con
la planicación ambiental, a n de garantizar
que los benecios y servicios derivados de los
ecosistemas puedan mantenerse en el tiempo,
ya sea por sí mismos o por el manejo humano
(Sarukhán et al., 2009).
Históricamente, la mayoría de
las decisiones relacionadas con aspectos
ambientales tuvieron componentes económicos
y actualmente se basan en argumentos
determinados por las fuerzas del mercado,
pero el continuo deterioro ambiental ha puesto
de maniesto la necesidad de incorporar este
factor en las estrategias de desarrollo, con
nuevos marcos metodológicos y conceptuales
(Gómez-Baggethun y De Groot, 2007; Kumar y
Kumar, 2008; Jørgensen, 2010).
Así, en el siglo XVIII la escuela de
los Fisiócratas veía a la tierra como fuente
de toda riqueza y anteponía al mercantilismo
una preocupación por integrar el papel de la
naturaleza dentro del marco analítico de la
teoría económica imperante. En contraste, los
economistas clásicos otorgan mayor énfasis
al trabajo como uno de los factores limitantes
de producción de bienestar humano, si
bien Malthus y David Ricardo, destacados
miembros de esta escuela, aceptan que la
abundancia y calidad de los recursos naturales
se constituyen en una restricción importante
para el desarrollo. Otros economistas no
consideran la importancia de la naturaleza
como fuente de valor y es a partir de esta
época, nales del XVIII y principios del XIX,
que comienza a consolidarse la economía
basada en la teoría del mercado, aanzando
de este modo el sistema económico
capitalista, caracterizado por la propiedad
privada de los medios de producción y la
regulación de los precios por el mercado, de
acuerdo con la oferta y la demanda.
Con este último esquema, las naciones
buscan un crecimiento continuo bajo el concepto
de economía de mercado, que requiere del
continuo suministro de recursos en un universo
nito, lo que implica degradación, por lo que
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tradicionalmente los grupos ambientalistas
han considerado a las políticas mercantilistas
como un potencial antagonista del ambiente
(Tietenberg, 1993). Sin embargo, dado el
incremento del interés social por los aspectos
ambientales, los desarrolladores se preocupan
actualmente por realizar propuestas que
incluyan criterios de sustentabilidad, en tanto
que los grupos ambientalistas aprovechan
estrategias propias de la economía de
mercado, para generar programas de
recompensas económicas o pagos por
servicios ambientales y alcanzar sus metas
de sustentabilidad. Para ello se requiere
entonces de la denición de los servicios que
provee el ambiente y de la asignación de un
valor monetario para estos servicios.
En la historia moderna, el
concepto de servicios proporcionados por
los ecosistemas tiene sus orígenes en el
movimiento ambientalista que empieza a
gestarse en las décadas de 1960 y 1970, a
raíz de la denuncia de los efectos negativos
de la contaminación, la deforestación de
bosques, tropicales particularmente, la
reducción de la capa de ozono, el colapso de
algunas de las más importantes pesquerías
de especies pelágicas y el cambio en el
clima (Carson, 1962; Saville y Bayley,
1980; Farman et al., 1985). El acceso a esta
información impulsó investigaciones cientícas
y movimientos ciudadanos y políticos
orientados a conocer el papel que juegan los
ecosistemas en buen estado para el bienestar
humano, siendo el trabajo de Westman (1977)
el primer acercamiento formal al tema. En la
actualidad se reconoce que ambos aspectos
están conectados por los SE (Turner et al.,
2008), que permiten documentar el efecto del
ser humano en los ecosistemas y evaluar los
benecios derivados de los recursos naturales
(Costanza et al., 1997; De Groot et al., 2002;
Chee, 2004; Groffman et al., 2004; Eamus et
al., 2005; Kremen, 2005; Millennium Ecosystem
Assessment, 2005; Farber et al., 2006).
De esta manera, la noción de los
SE intenta proporcionar un marco de trabajo
efectivo para decisiones que involucren el
aprovechamiento de los recursos naturales,
con un enfoque de sustentabilidad. Ello
implica que la variedad de servicios
provenientes de los ecosistemas requiere
de una ordenación que permita clasificarlos,
jerarquizarlos y compararlos, facilitando
el potencial intercambio de sus beneficios
(Wallace, 2007), con lo que al darle un
valor de cambio competitivo con respecto a
actividades económicas, facilita la toma de
decisiones y la definición de estrategias
de conservación y manejo.
Sin tomar en consideración los
métodos existentes para valorar los SE y solo
con relación a los aspectos conceptuales
y de clasificación de estos servicios, se
reconoce que la literatura al respecto se ha
incrementado de manera exponencial (Fisher
et al., 2009). Sin embargo, se considera
que no existe una definición totalmente
aceptada o una clasificación base a partir de
las cuales se pueda valorar integralmente
los SE (De Groot et al., 2002). De igual
manera, pese a que hay una tendencia a
aceptar la propuesta de la Evaluación de
los Ecosistemas del Milenio (Millennium
Ecosystem Assessment, 2003), varios
autores han admitido la necesidad de tomar
los conceptos de esta clasificación como
no estáticos, es decir, que necesariamente
tienen que ir evolucionando (Carpenter et al.,
2006; Sachs y Reid, 2006).
Por ello la comunidad cientíca
requiere trabajar en la validación del concepto
de SE y su clasicación para acercarse
a un modelo que pueda ser aplicado por
los diversos actores involucrados en la
conservación y manejo de los recursos
(Fisher et al., 2009). Así, en este trabajo se
hace una revisión de la literatura relevante
que contiene algunas de las propuestas
más aceptadas o novedosas, para conocer
similitudes y diferencias entre ellas, de tal manera
que a través de su análisis puedan normarse
criterios para la aceptación de conceptos y en
general, del marco teórico asociado a los SE.
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Deniendo los servicios ecosistémicos
El objetivo central de toda denición
es jar con claridad y precisión el signicado
de una palabra o concepto, describiendo los
atributos y propiedades que caracterizan al
objeto, individuo, grupo o idea. En el caso de
los servicios ecosistémicos, este elemento de
precisión es esencial para determinar qué es
un servicio y cuales funciones ambientales
pueden ser consideradas como tales.
Una vez definidos, es posible
entonces considerar sus características
propias, las afinidades y divergencias
entre los distintos servicios. Esto permitiría
comprender la conexión de estos servicios
con el bienestar humano, que es la principal
característica que los unifica, para su
posterior clasificación y valoración.
En la literatura se cuenta con
diversas aproximaciones al concepto de
servicio ecosistémico, que fue inicialmente
esbozado por Westman (1977) como
“servicios de la naturaleza”, pasando
desde entonces por diversos intentos de
generalización (Daily, 1997). En el presente
siglo, la iniciativa conocida como Evaluación
de los Ecosistemas del Milenio (MA),
promovida por la ONU, se ha convertido
en el principal referente sobre el tema. El
objetivo principal de introducir el concepto
de SE es básicamente el de incluir las
preocupaciones ecológicas en términos
económicos, el de enfatizar la dependencia
de la sociedad en los ecosistemas naturales,
además de impulsar el interés público en la
conservación de la biodiversidad.
La denición de servicios
ecosistémicos propuesta por MA (2003), así
como otras relativamente recientes, algunas
de las cuales son su antecedente inmediato, se
presentan a continuación en orden cronológico:
• Las condiciones y procesos a través de
los cuales los ecosistemas naturales, y las
especies que lo constituyen, sustentan y
satisfacen a la vida humana (Daily, 1997).
• Los bienes (como alimentos) y servicios
(como asimilación de residuos) de los
ecosistemas, que representan los benecios
que la población humana obtiene, directa
o indirectamente, de las funciones de los
ecosistemas (Costanza et al., 1997).
• Funciones del ecosistema: capacidad de
los procesos y componentes naturales
para proporcionar bienes y servicios que
satisfacen las necesidades humanas, directa
o indirectamente (De Groot et al., 2002).
• Los benecios que la población obtiene de
los ecosistemas (MA, 2003).
• Aquellas funciones o procesos ecológicos
que directa o indirectamente contribuyen
al bienestar humano o tienen un potencial
para hacerlo en el futuro (U.S. EPA, 2004)
• Son componentes de la naturaleza,
disfrutados, consumidos o directamente
usados para producir bienestar humano
(Boyd y Banzhaf, 2007).
• Son los aspectos de los ecosistemas
utilizados (activa o pasivamente) para producir
bienestar humano (Fisher et al., 2009).
Las anteriores incluyen a las
deniciones más ampliamente usadas en
la literatura especializada y aunque existe
coincidencia en los aspectos generales, hay
diferencias importantes entre ellas. Así, aunque
contemporáneos, Daily (1997) y Costanza et
al., (1997) ofrecen planteamientos distintos.
Mientras que el primero señala procesos
y condiciones, es decir, una serie de fases
consecutivas y propiedades del ambiente
cuyas interacciones son el sostén de la vida
humana, el segundo grupo de investigadores
separa a los servicios en bienes, principalmente
alimentos (objetos físicos, tangibles) y
servicios (procesos intangibles) que benecian
directamente al ser humano.
Posteriormente, De Groot et
al., (2002) incluyen al subconjunto de
funciones del ecosistema, sus relaciones
y su capacidad para producir bienestar,
directa o indirectamente a la humanidad,
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resaltando así el carácter antropocéntrico del
enunciado, mencionando que una vez que las
funciones de un ecosistema son definidas, la
naturaleza y la magnitud de su valor para las
sociedades humanas pueden ser analizadas
y evaluadas a través de los bienes y servicios
proporcionados por cualquier ecosistema.
El grupo de Evaluación de los
Ecosistemas del Milenio (MA), en el que
participaron algunos de los autores antes
citados, denen a los SE de manera sucinta,
centrándose en los benecios, con un enfoque
antropocéntrico, que sin duda es la esencia
del concepto. Sin embargo, a pesar de ser una
denición útil para los tomadores de decisiones,
no permite distinguir entre los procesos de los
ecosistemas y el bienestar humano.
Las deniciones más recientes
inciden en aspectos particulares, como es el
caso de la Agencia de Proteccion Ambiental
(EPA) de los EUA, que incluye a los servicios
potenciales, no contemplados por otras
deniciones. Por su parte Boyd y Banzhaf
(2007) enfatizan que el consumo o disfrute de
los servicios debe ser directo, lo que de acuerdo
con Freeman III (2010) resultaría ventajoso
para evitar duplicidad en la estimación del
valor de los servicios al considerar únicamente
la fase nal de los procesos para que la
población pueda beneciarse directamente.
En contraste, Fisher et al., (2009) destacan
que los servicios son fenómenos estrictamente
ecológicos (estructura, procesos o funciones),
cuyo uso pasivo o activo, puede ser directo
o indirecto y se convierten en servicios si los
humanos se benecian de ellos, por lo que sin
estos beneciarios no hay servicios.
Es evidente que esta disciplina
está en un proceso de consolidación, siendo
objeto de una discusión que intenta cimentar
el proceso de valoración de la naturaleza
como un medio para generar conciencia
sobre la importancia de los fenómenos
ecológicos que benefician a la humanidad.
Está claro entonces que se requiere de
una mínima comprensión de la estructura
y de los procesos ecológicos que permiten
el buen funcionamiento de los ecosistemas
y que finalmente proveen los servicios a
las poblaciones humanas, siendo necesario
un marco teórico que permita reconocer,
ubicar, medir, modelar y mapear los servicios
ecosistémicos, relacionando sus cambios
con los posibles efectos sobre el bienestar
humano (Fisher et al., 2009).
Por lo anterior, el proceso de
evaluación de los SE debe sustentarse en
una clara definición y considerando que no
existe un concepto unificador, toda iniciativa
en ese sentido debe identificar claramente
cuáles son los componentes, aspectos o
procesos que prioriza para entender en su
contexto la clasificación de los servicios.
Clasicando a los servicios ecosistémicos
De manera análoga a lo establecido
para la denición de Servicios Ecosistémicos,
la intención de clasicarlos debe obedecer
a propósitos muy concretos que, como
ocurre con cualquier sistema de clasicación,
resulten en la demarcación de fronteras claras,
precisas, cuantitativas en lo posible y que se
basen en criterios objetivos (Sokal, 1974). De
igual manera se debe buscar que las divisiones
o clases sean lo más naturales posible y que
sean independientes de la escala o la fuente
(Di Gregorio y Jansen, 2005), haciendo posible
un proceso de comparación en diversos
niveles, para nes de gestión. Respecto a
la objetividad de la clasicación se deben
excluir ambigüedades, debe ser incluyente y
seguir preferentemente un sistema jerárquico,
consistente y abierto (Berlanga et al., 2008).
Probablemente por el reciente origen
del concepto de SE no existe en la actualidad
una clasicación que reúna de manera amplia
los requisitos señalados y que sea denitiva
y universalmente aceptada, pese a que el
sistema propuesto por MA (2003) es uno de los
más difundidos y aceptados.
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La dinámica compleja de los
procesos de los ecosistemas y las
características propias de los servicios
ecosistémicos hacen complicado contar con un
esquema de clasicación general y la posición
de algunos autores es que no hay un sistema de
clasicación de los servicios ecosistémicos que
sea apropiado para aplicarlo en todos los casos,
por lo que inclusive se plantea el desarrollo de
diversos esquemas de clasicación (Costanza,
2008). Cualquier intento de diseñar un sistema
de clasicación único debe abordarse con
precaución y por ello el diseño de un sistema
de clasicación de SE debe fundamentarse
en las características del ecosistema o
fenómeno a investigar y el contexto en la
toma de decisiones en el que los SE van a
ser considerados (Turner et al., 2008).
Dentro de los principales intentos de
clasicación de los SE o bienes y servicios,
el de Costanza et al., (1997) marca la
pauta deniendo 17 servicios ecosistémicos
(que incluyen bienes de los ecosistemas),
asociados a las funciones de los ecosistemas
que producen o genera el bien o servicio.
Sin embargo esta primera aproximación es
solo un listado y es hasta la propuesta de
De Groot et al., (2002) que se presenta una
primera clasicación enfocada en diseñar
una tipología sistemática y un marco de
trabajo general para el análisis de funciones y
servicios de los ecosistemas. En dicho trabajo
se considera que es necesario destacar el
subconjunto de funciones del ecosistema
(más que los servicios propiamente) que están
estrechamente relacionadas con la capacidad
de los procesos y componentes naturales
para proporcionar bienes y servicios que
satisfacen las necesidades humanas, directa
o indirectamente y que estos involucran
diferentes escalas, particularmente la escala
física en las funciones, además de la escala
en la que los humanos valoran los bienes y
servicios proporcionados. Por las razones
anteriores es necesario tener claras estas
interrelaciones y las cuestiones relacionadas
con la escala cuando se va a llevar a cabo una
valoración de las funciones del ecosistema.
Dada la interconexión de ciertas
funciones ecológicas y los servicios
ecosistémicos asociados en la propuesta de
estos autores se destaca la necesidad de
desarrollar modelos dinámicos que tomen en
cuenta la interdependencia entre las funciones y
los bienes y servicios. A partir de lo anterior, los
autores ofrecen una clasicación de 23 funciones
básicas de los ecosistemas agrupadas en cuatro
categorías principales, de las cuales se derivan
diferentes bienes y servicios.
• Funciones de regulación: Relacionado
con la capacidad de los ecosistemas para
regular procesos ecológicos esenciales
y sostener sistemas vitales a través de
ciclos biogeoquímicos y otros procesos
biológicos. Estas funciones proporcionan
muchos servicios que tienen benecios
directos e indirectos para las poblaciones
humanas, como lo son el mantenimiento de
aire limpio, depuración del agua, prevención
de inundaciones y mantenimiento de tierra
cultivable, entre otros.
• Funciones de hábitat: Los ecosistemas
naturales proporcionan hábitat de refugio
y reproducción para plantas y animales
contribuyendo a la conservación biológica
y diversidad genética. Estas funciones
proporcionan servicios como mantenimiento
de la diversidad biológica y genética, y de
especies comercialmente aprovechables.
• Funciones de producción: Los procesos
fotosintéticos y autótrofos en general,
a partir de los cuales los organismos
autoabastecen sus requerimientos
orgánicos a partir de compuestos
inorgánicos y que también son sustento
de consumidores de distinto orden,
para generar una mayor variedad de
biomasa. Esta variedad de estructuras
proporcionan una variedad de bienes y
servicios para consumo humano, que van
desde alimento y materia prima hasta
recursos energéticos y medicinales.
• Funciones de información: Los
ecosistemas proporcionan funciones de
referencia y contribuyen al mantenimiento
de la salud humana proporcionando
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Revista Bio Ciencias Enero 2012 Vol.1 Núm. 4 Año 2 Páginas 3 a 15
oportunidades de enriquecimiento
espiritual, desarrollo cognitivo, recreación
y experiencias estéticas (paisaje).
Siguiendo un proceso similar, otra
aproximación para clasicar los SE es la
derivada de la Evaluación de los Ecosistemas
del Milenio (MA, 2003), que es probablemente
la más difundida y aceptada y que dene los
SE como “los benecios que la población
obtiene de los ecosistemas”. Este trabajo
involucró a cientícos de 95 países, que
entre 2001 y 2005 se abocaron al análisis de
las consecuencias originadas por cambios
en los ecosistemas y estuvo estructurado
explícitamente alrededor del concepto de
servicio ecosistémico como un intento de
integrar completamente la sustentabilidad
ecológica, la conservación y el bienestar
humano. Ofrece un sistema de clasicación
con propósitos puramente operacionales
basado en cuatro líneas funcionales
dentro del marco conceptual de MA que
incluyen servicios de soporte, regulación,
aprovisionamiento y culturales (Figura 1), con
la intención de facilitar la toma de decisiones.
Las clases son las siguientes:
 Servicios de soporte: necesarios para la
producción de todos los demás servicios
ecosistémicos.
 Aprovisionamiento: productos obtenidos
del ecosistema.
 Regulación: benecios obtenidos de la
regulación de los procesos del ecosistema.
 Culturales: beneficios no materiales que
la gente obtiene de los ecosistemas.
Esta propuesta se deriva, entre
otros aspectos, del interés que existe por la
pérdida de biodiversidad de los ecosistemas
y sus efectos en el bienestar social, con el
que ésta pérdida está íntimamente ligada,
ya que es a través de la biodiversidad que se
Figura 1 Clasicación de los servicios ecosistémicos (MA, 2005).
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tiene acceso a los diversos servicios. Aunque
el grupo de evaluación de ecosistemas del
milenio (MA, 2003, 2005) considera que
estos servicios no necesariamente tienen
un precio, si asume que tienen un valor y
que en muchas ocasiones los procesos de
conversión de ambientes naturales generan
un costo total que supera a los beneficios
obtenidos por esa conversión y cuya
condición puede ser irreversible.
Al considerarse en su momento
que son escasos los estudios que ligan a los
cambios en la biodiversidad con cambios
en el funcionamiento de los ecosistemas
y estos a su vez con el bienestar humano
esta propuesta surge como resultado
del análisis conjunto, con la intención de
sentar las bases para la conservación de la
biodiversidad en un contexto que asegure
el aprovisionamiento de los servicios que
ofrece el ecosistema.
La clasicación que propone este
grupo es relativamente sencilla y accesible,
sin que necesariamente sea útil para cualquier
propósito y esto ha sido señalado en los
contextos que se reeren a estimaciones
ambientales, manejo del paisaje y valoración
económica (Fisher et al., 2009). Para estos
esquemas se han propuesto clasicaciones
alternativas (Wallace, 2007; Turner et al., 2008).
Al respecto, una de las principales
diferencias que habría que resaltar de estos
dos intentos por clasificar a los SE, es que
la clasificación que proponen De Groot et al.,
(2002) tiene más sustento ecológico que la de
MA (2003), ya que se parte de los procesos
y componentes del ecosistema para
finalmente definir lo que ellos llaman bienes
y servicios. A diferencia, la clasificación de
MA está diseñada desde un punto de vista
más antropocéntrico, dándole importancia
al bienestar que obtiene el humano de los
ecosistemas. Algunos autores consideran
que en esta clasificación no es sencillo
distinguir individualmente a los servicios de
regulación de los de soporte, lo cual puede
traer consecuencias cuando se están tomando
decisiones con respecto al medio ambiente.
Por su parte Wallace (2007)
argumenta que los sistemas de clasificación
anteriores son los más comúnmente
utilizados, pero considera que son
inadecuados debido a que mezclan los
procesos (medios) para obtener los
servicios ecosistémicos con los propios
servicios ecosistémicos (fin o propósito)
aún en la misma categoría de clasificación,
lo cual presenta problemas inherentes para
los tomadores de decisiones. Además,
la ambigüedad en las definiciones de los
términos clave como los procesos del
ecosistema, las funciones y servicios agrava
esta situación, por lo que nuevamente debe
considerarse que la clasificación debe estar
en contexto con la definición de SE.
Este autor desarrolló un sistema de
clasicación alternativo que proporciona un
marco de trabajo en el que las consecuencias
de manipular los ecosistemas para el bienestar
humano pueden ser evaluadas. Esto permite
el análisis de opciones para mejorar el manejo
de los recursos biológicos y otros recursos
naturales, de manera que su contribución
al bienestar humano puede ser tanto de
conservación como de sustento. En esta
clasicación los servicios son descritos en
términos de la estructura y composición de un
elemento en particular del sistema (expresado
como un bien) y estos servicios a su vez son
clasicados de acuerdo a los valores humanos
que ellos sostienen, entendiendo por valores
humanos a las condiciones (end-state) que en
conjunto circunscriben el bienestar humano,
incluida su supervivencia y reproducción.
Con esa orientación, Wallace propone cuatro
categorías de valores humanos y su asociación
con los servicios ecosistémicos (Tabla 1).
Finalmente, una clasificación más
reciente es la de Turner et al., (2008), quienes
proponen un esquema de clasificación que
divide a los servicios ecosistémicos en
“servicios intermedios” y “servicios finales”.
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En este trabajo conceptualizan que los
beneficios humanos obtenidos por los
servicios ecosistémicos se derivan de los
servicios intermedios y finales (Figura 2).
Con esto, los procesos del ecosistema y
la estructura se consideran servicios, pero
pueden ser servicios intermedios o finales,
dependiendo de la relación que tengan con
el bienestar humano.
Este esquema de clasificación
reconoce la complejidad de los ecosistemas,
lo que implica que a través de su comprensión,
es posible la simplicación con la que se
denirán más claramente algunos servicios
nales y por consecuencia los benecios que
de ellos se derivan. En el mismo sentido estos
autores señalan que debe establecerse una
conexión entre los procesos del ecosistema y
Tabla 1.
Clasicación de servicios ecosistémicos y sus conexiones con los valores humanos,
procesos del ecosistema y los bienes naturales.
Modicada de Wallace (2007).
Categoría de valor
humano
Servicios ecosistémicos
experimentados a un nivel
humano (individual)
Ejemplos de los procesos y
bienes que requieren ser
manejados para derivar en
servicios ecosistémicos
Recursos suficientes
Protección de
depredadores/
enfermedades/parásitos
Condiciones ambientales
propicias (físicas y
químicas)
Alimento
Oxígeno
Agua (potable)
Energía
Dispersión de
enfermedades
Protección de
depredadores
Protección de
enfermedades y
parásitos
Temperatura
Humedad
Luz
Química
Procesos del ecosistema
Regulación biológica
Regulación del clima
Regulación del gas
Manejo de la tierra para
recreación
Regulación de nutrientes
Polinización
Formación y retención de
suelos
Cumplimiento socio-
cultural
Satisfacción espiritual y
filosófica
Recreacional
Estético
Valores de oportunidad,
capacidad para
evolución biológica y
cultural
Conocimiento
/recursos
educativos
Recursos
genéticos
Elementos biótico y
abióticos
Los procesos son
manejados para
proporcionar una
composición y estructura
particular de los elementos
del ecosistema. Los
elementos puedes ser
descritos como bienes de
los recursos naturales
como por ejemplo:
Biodiversidad
Tierra
Agua
Aire
Energía
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los servicios, para percibir los benecios que
serán importantes para usuarios a partir de lo
cual deberán decidir cuáles de los benecios
son apropiados y signicativos para utilizarlos
en estudios de valoración económica. El
proceso en su conjunto se propone como un
medio para implementar el pago por servicios
ecosistémicos de humedales y por lo tanto
como una estrategia para su protección y
restauración, valorando a estos ambientes con
un enfoque multifuncional, al que denominan
ESApp (Ecosystem services approach).
Del análisis de la información
se desprende una serie de cuestiones
que ya han sido manifestadas por otros
autores, pero que conviene reiterar. En
primer término, es notable la ausencia de
acuerdos sobre el concepto y la clasicación
de los SE, si bien hay concordancia en su
carácter antropocéntrico, que implica que
los benecios de los SE son estrictamente
para la población humana. También existe
un acuerdo en el sentido de que conforme
la población crece, incrementando sus
requerimientos y necesidades, también
ha evolucionado, tomando conciencia del
impacto de sus actividades y de la necesidad
de tener indicadores del estado de salud
de los ecosistemas. Esto hace viable la
propuesta de los servicios que proporcionan
los ecosistemas a la humanidad, cuyas
tendencias y condición, información requerida
para propósitos de conservación y manejo,
pueden ser evaluados mediante la asignación
de un valor económico, independientemente
del valor intrínseco de la naturaleza.
Probablemente por su
origen multinacional, con participación
multidisciplinaria e interinstitucional, la
propuesta del MA (2005) sea la que mayor
difusión y aceptación ha tenido a nivel
internacional, siendo reconocidos sin discusión,
su concepto y clasicación en diversos trabajos
que involucran a los SE. Como ya se mencio
anteriormente, esta clasicación incorpora los
conceptos de funciones del ecosistema con los
propios servicios ecosistémicos en el mismo
esquema de clasicación. Debido a esto, no es
apropiado su uso si el contexto de decisión utiliza
una valoración económica de los servicios, ya
que podría dar lugar a una doble contabilización
del valor de cualquier servicio ecosistémico.
Figura 2 Relación entre los servicios intermedios, nales y los benecios (Turner et al., 2008).
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Como contraparte, De Groot et al.,
(2002) hacen énfasis en las condiciones
biofísicas cambiantes en los ecosistemas y
considera necesario destacar la importancia
de las funciones del ecosistema para diseñar
un sistema de clasicación, mientras que
Wallace (2007) propone comparaciones de
los servicios ecosistémicos separando los
procesos y los servicios, concibiendo a los
sistemas como una continuación directa de los
procesos hacia los benecios que se derivan
para el bienestar humano. Sin embargo, esta
simplicación en la clasicación funciona
únicamente con límites claros, procesos
estáticos, poca incertidumbre y que la población
estuviera lo sucientemente informada de los
procesos naturales y de cómo estos afectan
en su bienestar. Esta clasicación puede
ser utilizada para evaluar usos alternativos
de los recursos biológicos y otros recursos
naturales de modo que la decisión maximice
la probabilidad de que los valores humanos
puedan mantenerse en el largo plazo.
Finalmente debe considerarse la
propuesta de Turner et al., (2008) quienes
sugieren que los benecios relacionados a los
servicios ecosistémicos están dados por los
servicios intermedios y nales, y mantienen
la conexión entre el bienestar humano y los
ecosistemas, además de delinear un conjunto
de benecios a los cuales se les puede asignar
un valor económico. Con este esquema los
procesos y la estructura del ecosistema se
consideran servicios ecosistémicos, pero se
pueden considerar como intermedios o nales,
dependiendo de su grado de conexión con el
bienestar humano: el mismo servicio puede
ser tanto intermedio como nal en función del
benecio. Este esquema de clasicación puede
ser más apropiado para propósitos de valoración,
ya que evita el problema potencial de una doble
contabilización debido a que únicamente se
valoran los benecios nales.
Considerando entonces las
diversas propuestas, con sus diferencias y
coincidencias y asumiendo que los procesos
de los ecosistemas y las características innatas
de los servicios ecosistémicos son altamente
dinámicos y complejos, es difícil en principio
asumir que cualquiera de ellas puedas aplicarse
como único esquema de clasicación. Debe
resaltarse entonces que es posible aplicar
cualquier esquema de clasicación de los ya
citados o de nuevas aproximaciones, pero su
elección debe ser razonada, considerando la
complejidad de los ecosistemas y el propósito
que origina la necesidad de clasicar los
servicios ecosistémicos sin pasar esto por alto
en el intento de imponer un orden y coherencia.
Conclusiones
Cualquiera de las clasificaciones
de los servicios ecosistémicos, algunas de
las cuales tienen coincidencias importantes,
puede ser aplicada para propósitos de
evaluación aunque su aplicación dependerá
de las características del ecosistema o de
los propósitos de su aplicación. Asumiendo
que en la mayoría de los casos el propósito
principal es el de mantener la salud de los
ecosistemas y garantizar la provisión de sus
servicios, el conocer el funcionamiento del
sistema ecológico es crucial, pero también
lo es considerar el contexto social y político
dentro del cual los servicios ecosistémicos
van a ser evaluados o utilizados. Por ello,
el conocer la diversidad de conceptos y
sistemas de clasificación, sus ventajas y
debilidades, da la oportunidad de enriquecer
la percepción general que sobre los servicios
ecosistémicos se tiene, haciendo más viable
su valoración en los términos en los que la
sociedad requiere, aportando elementos
para una futura unificación y estandarización
de conceptos y sistema de clasificación de
los servicios ecosistémicos.
Agradecimiento
Se agradece el apoyo del Consejo
Nacional de Ciencia y Tecnología por la beca
otorgada para completar estudios de Doctorado.
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... Mientras que los Bienes y Servicios Ecosistémicos (SE), son entendidos, como aquellos que la biodiversidad y los ecosistemas brindan sin contraprestación alguna y que son la base para la generación de bienestar actual y futuro (Camacho-Valdez y Ruiz-Luna, 2012 Actividades asociadas al turismo de naturaleza, como la observación de aves y el senderismo al ser desarrolladas con criterios de sostenibilidad pueden tener efectos positivos hacia los bienes y servicios que ofrecen los ecosistemas (Organización de las Naciones Unidas Para la Alimentación y la Agricultura FAO (2019). ...
Thesis
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Este trabajo, tuvo como objetivo diseñar un sendero interpretativo de aves de manera colaborativa en la vereda Quebrada Grande del municipio de San Antonio del Tequendama en el departamento de Cundinamarca, Colombia. Se aplicó la metodología denominada Diseño de Integración Múltiple (DMI). Dentro de la que se incluyó la revisión y análisis bibliográfico, inventarios colaborativos, trabajo con grupo focal, realización de entrevistas semiestructuradas, entre otras. Para lograrlo, se realizó la caracterización de las condiciones biofísicas y socioculturales de los senderos con potencialidad para desarrollar actividades asociadas al Turismo de Naturaleza (TN) con énfasis en la observación de aves. Igualmente, se realizó una priorización de los senderos caracterizados a partir de la evaluación de factores intrínsecos y extrínsecos. Lo anterior permitió diseñar la propuesta de interpretación en el sendero priorizado con énfasis en el recurso avifauna y someterlo a validación. Cómo principales resultados se obtuvieron: la consolidación del mapa de turismo de Naturaleza del municipio, un directorio de los prestadores de Turismo de naturaleza al interior del área de estudio, el análisis estratégico de la situación del TN a nivel municipal, la creación de un proyecto de ciencia ciudadana para el registro de la biodiversidad. Así mismo, se diseñó la estrategia de interpretación ambiental y validación para el sendero priorizado y las estaciones propuestas. Se concluye, la necesidad de fortalecer el turismo de naturaleza en el área de estudio, cómo una herramienta complementaria que contribuya al conocimiento y conservación del patrimonio natural y cultural. Así mismo, considera importante generar proyectos desde la institucionalidad que permitan mejorar las capacidades técnicas, de infraestructura y organizativas de los diferentes actores a partir del dialogo de saberes a nivel municipal y regional.
... A partir de la clasificación de servicios ecosistémicos propuesta por la MEA (2003 y 2005), y con base en información documental referida por SORENSEN et al. (1998), MEA (2003), y CAMACHO VALDEZ et al. (2012), además de observación directa a través de diversos recorridos en campo en las distintas AVU seleccionadas, se identificaron los servicios ecosistémicos culturales, de soporte y de regulación que suministran las áreas verdes, para el posterior diseño del cuestionario en escala de Likert. En cuanto a los SE de provisión, como recursos maderables, frutos, fibras y semillas, se consideró excluirlos del estudio debido a que, de manera general las AVU públicas o ecosistemas urbanos en México, no son aprovechadas para suministrar estos beneficios al ser humano. ...
Article
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Esta investigación tiene como objetivo el análisis de las percepciones ciudadanas acerca de los servicios ecosistémicos culturales, de regulación y de soporte que derivan de la existencia de áreas verdes urbanas, como estudio de caso en los municipios de Metepec y San Mateo Atenco, Estado de México. Las áreas verdes en las ciudades desempeñan una importante función de suministro de beneficios sociales y ambientales; y resulta crucial el conocer y analizar las percepciones sociales sobre los mismos. El método consistió en la realización de entrevistas estructuradas a una muestra poblacional de 138 personas en once áreas verdes, siete en Metepec donde se entrevistaron a diez personas en cada área verde; y cuatro en San Mateo Atenco donde se entrevistaron a 17 personas en cada área verde. El instrumento fue un cuestionario en escala de Likert, con un coeficiente Alpha de Cronbach de 0.88 que alude a un buen nivel de confiabilidad, los datos se procesaron por medio del paquete estadístico SPSS Statistics 25.0. Los resultados muestran una alta similitud entre las percepciones de los entrevistados de Metepec comparadas con los de San Mateo Atenco; se concluye que la producción de oxígeno fue el servicio ecosistémico con la mejor percepción social.
... Estos han sido definidos como las características ecológicas, funciones o procesos de los ecosistemas que directa o indirectamente contribuyen al bienestar de los seres humanos (Costanza et al., 2017). Algunos ejemplos de SE incluyen el hábitat para especies silvestres, la depuración del agua y de desechos, la provisión de agua dulce, las oportunidades recreativas, la protección contra inundaciones y ciclones, entre otros, los cuales han sido categorizados de diversas formas, siendo el más común el SE de aprovisionamiento, de regulación, de soporte y de cultura (Camacho & Ruiz, 2012). ...
Article
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Los humedales aportan servicios ecosistémicos determinantes para el bienestar humano; sin embargo, su valor e importancia se estiman principalmente desde una visión económica que provee información relevante, pero que no necesariamente contribuye a su conservación, desplazando en ocasiones visiones de manejo definidas localmente por los beneficiarios cercanos o directos. Considerando lo anterior, en este trabajo se estimó el valor social que los beneficiarios locales asignan a los humedales costeros y sus servicios ecosistémicos en el sur de Sinaloa, a partir de un marco metodológico participativo, espacialmente explícito. Los resultados indican que el valor social se asocia con la localidad de los beneficiarios, con la presencia de servicios de provisión con valor económico ofrecidos por los humedales, así como con condiciones sociales que favorecen la educación ambiental. Los aspectos relacionados con la historia y la espiritualidad tuvieron escasa relevancia en la valoración de los humedales.
Article
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The benefits and products that nature provides to humans are known as ecosystem services. These services are classified into categories for study and valuation human health, economic, social or other purposes. Ecosystem services can be represented in cartographic form. The aim of this study has been to provide a cartographic representation of the current situation of ecosystem services during the actions of a project within the framework of the LIFE Programme of the European Union. The Common International Classification of Ecosystem Services (CICES), a system available in its latest version (V5.1) has been used for this study and the services have been mapped in four categories: i) Biotic and abiotic factors (CICES classification); ii) Provisioning, regulation and/or maintenance and cultural services (CICES); iii) Classification by actions of the LIFE Salinas Project of the LIFE Programme of the European Union; iv) Classification by spatial units. The different categories shown here are intended to provide a clear visualization of the services and to highlight the heterogeneity of the natural space. Furthermore, the study of ecosystem services can provide sufficient tools to guide the decisions of the managers of the protected area, helping to identify threats and pressures over it.
Thesis
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Las áreas verdes urbanas proveen importantes servicios ambientales a los habitantes de las ciudades. Sin embargo, el modelo de desarrollo de vivienda imperante en diversos países de Latinoamérica no considera como prioridad dotar de áreas verdes urbanas a los desarrollos urbanos. Una forma de sumar área verde a los fraccionamientos es mediante la rehabilitación de espacios residuales, proceso en el cual la participación social juega un papel determinante. Sin embargo, los procesos de organización y gestión comunitaria pueden ser determinados por diferencias socioeconómicas y culturales, así como generar resultados diferentes, en términos de servicios ambientales, en las áreas verdes rehabilitadas. Un ejemplo de espacios residuales son las áreas de donación o destino, que los desarrolladores inmobiliarios deben ceder a la administración pública municipal, para desarrollar en ellas equipamiento e infraestructura para los habitantes de las nuevas zonas habitacionales. Se tuvo objetivo de analizar los procesos participativos durante la rehabilitación de las áreas de donación o destino y conocer los servicios ambientales percibidos de las áreas rehabilitadas en dos fraccionamientos periurbanos de la ciudad de Mérida. Se trata de áreas contrastantes en cuanto a nivel socioeconómico, y se analizaron los procesos de organización social que inciden en la mejora de las áreas de donación y la percepción sobre los servicios ambientales de los vecinos. Se trabajó mediante entrevistas estructuradas, observación participante, cédulas de levantamiento e imágenes aéreas. Los resultados mostraron que el fraccionamiento con mayor poder adquisitivo cuenta con diversas estrategias para la obtención de plantas y su mantenimiento, así como la posibilidad de obtener asesoría profesional y privilegió el aspecto estético (servicios culturales) de las áreas verdes sobre otros beneficios. En contraste, el fraccionamiento que cuenta con recursos económicos más limitados, usó procesos de gestión y su fuerza de trabajo para subsanar las limitaciones económicas y obtener plantas y otro tipo de infraestructura. A pesar de la limitación de recursos, el producto de esta gestión fue favorable para la biodiversidad urbana y los servicios ambientales de regulación. El presente estudio también deja de manifiesto que las áreas verdes urbanas, producto de procesos de rehabilitación, reflejan las características de las áreas verdes de las viviendas. De esta manera se encuentra una relación directa entre lo público y lo privado en lo que se refiere a áreas verdes. Este estudio demuestra claramente que existe una variedad de formas de organización y optimización de recursos y que una inversión mayor no necesariamente maximiza los beneficios ambientales ofrecidos por las áreas verdes. El desarrollo participativo efectuado en las áreas verdes genera una mayor apropiación de los espacios que cuando estos son dotados por una entidad externa.
Article
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La presión urbana sobre los recursos forestales que conforman la estructura verde de los asentamientos humanos pone en riesgo la provisión de los servicios ecosistémicos y su funcionamiento. El objetivo de esta investigación fue estimar el valor económico de cinco servicios ecosistémicos que ofrece la estructura verde de cuatro sistemas forestales periurbanos en Tequexquináhuac, Texcoco de Mora, Estado de México. Se realizó un censo y análisis económico para cada sistema utilizando el programa i-Tre Eco. Se determinó una población arbórea de 276 individuos dentro de los cuatro sistemas forestales periurbanos, se comprobó que estos almacenan 13.04 toneladas de carbono con un valor de MXN 48 166; y que los valores funcionales anuales del arbolado periurbano evaluado proporcionaron: captura de carbono de 690.26 kg año-1 (MXN 2545); escurrimiento evitado 74.95 kg año-1 (MXN 3144); eliminación de la contaminación 58.94 kg año-1 (MXN 136 100); producción de oxígeno 1840.7 kg año-1; y un costo de remplazo conjunto de MXN 1 086 000. Los resultados demuestran que los servicios ecosistémicos generados por la estructura verde de los cuatro sistemas forestales periurbanos brindan un servicio tangible en el desarrollo ambiental, económico y social del asentamiento urbano.
Preprint
Colombia es un país megadiverso con una amplia variedad de especies de plantas y animales, ocupando posiciones destacadas a nivel mundial en términos de diversidad. Esta biodiversidad no solo es esencial para la supervivencia de poblaciones vulnerables, sino que también ofrece una serie de servicios ecosistémicos críticos para el desarrollo sostenible y la resolución de problemas globales. Sin embargo, para conservar y utilizar de manera sostenible esta riqueza biológica, se requiere una política clara que considere los intereses de la sociedad y promueva la valoración integral de la biodiversidad, no solo en términos económicos, sino también cualitativos. Además, es esencial evaluar el valor ecológico y productivo de las especies silvestres, lo que puede fortalecer la conservación y la producción sostenible. Este libro presenta una valoración cualitativa de 60 especies de fauna silvestre que ha servido como herramienta pedagógica y puede servir de base como futuras herramientas que promuevan el uso sostenible y la conservación de la fauna silvestre.
Article
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An increasing amount of information is being collected on the ecological and socio-economic value of goods and services provided by natural and semi-natural ecosystems. However, much of this information appears scattered throughout a disciplinary academic literature, unpublished government agency reports, and across the World Wide Web. In addition, data on ecosystem goods and services often appears at incompatible scales of analysis and is classified differently by different authors. In order to make comparative ecological economic analysis possible, a standardized framework for the comprehensive assessment of ecosystem functions, goods and services is needed. In response to this challenge, this paper presents a conceptual framework and typology for describing, classifying and valuing ecosystem functions, goods and services in a clear and consistent manner. In the following analysis, a classification is given for the fullest possible range of 23 ecosystem functions that provide a much larger number of goods and services. In the second part of the paper, a checklist and matrix is provided, linking these ecosystem functions to the main ecological, socio–cultural and economic valuation methods.
Article
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This review aims to discuss ecosystem services, provide illustrative case studies at catchment and local scales and present future research needs. This review discusses the following: ( 1) Ecosystem services (ES) are those goods and services that are provided by or are attributes of ecosystems that benefit humans. Examples of ES include the timber derived from a forest, the prevention of soil and coastal erosion by vegetation and the amelioration of dryland salinity through prevention of rises in the water table by trees. The provision of ES globally is in decline because of a lack of awareness of the total economic value of ES in the public, policy and political fora. (2) Providing a scientific understanding of the relationships among ecosystem structure, function and provision of ES, plus determining actual economic value of ES, are the central challenges to environmental scientists ( including triple-bottom-line economists). (3) Some ES are widely dispersed throughout many different ecosystems. Carbon accumulation in trees and the contribution of biodiversity to ES provision are two examples of highly dispersed attributes common to many ecosystems. In contrast, other ES are best considered within the context of a single defined ecosystem (although they may occur in other ecosystems too). Mangroves as 'nursery' sites for juvenile fish is one example. (4) Examples of catchment-scale and local-scale provision of ES are discussed, along with future research issues for the nexus between ES and environmental sciences.
Article
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The great challenge now facing forest ecosystem scientists and managers is to address the need for multiple ecosystem services over relatively large spatial and temporal scales (e.g., whole national forests over 50- to 100-year time frames). Here we present a new conceptual model for the study of forest ecosystems that aids in the analysis of factors that influence ecosystem structure, function, and services. We then go on to show how this model has been applied to the long-term Hubbard Brook Ecosystem Study. Our new model has three main components: (1) controllers, (2) ecosystem pattern and process, and (3) ecosystem functions and services. The controllers are the factors that drive ecosystem pattern and process; we split them into two groups, state factors and variable–stochastic factors. This new model will help to ensure a comprehensive approach to forest ecosystem analysis and will facilitate interactions of research with policy and management at many locations.
Article
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The services of ecological systems and the natural capital stocksthat produce them are critical to the functioning of the Earth’s life-support system. They contribute to human welfare, both directly and indirectly, and therefore represent part of the total economic value of the planet.We have estimated the current economic value of 17 ecosystem services for 16 biomes, based on published studies and a few original calculations. For the entire biosphere, the value (most of which is outside the market) is estimated to be in the range of US$16–54 trillion (1012) per year, with an average of US$33trillion per year. Because of the nature of the uncertainties, thismust be considered a minimum estimate. Global gross national product total is around US$18 trillion per year.
Book
Ecosystem services can be broadly defined as the aspects of ecosystems that provide benefits to people. This book provides guidance on the valuation of ecosystem services, using the case of multifunctional wetlands to illustrate and make recommendations regarding the methods and techniques that can be applied to appraise management options. it provides a review of ecosystem service valuation rationale, including its importance from both a policy and project appraisal perspective, and a useful reference when considering policy and appraisal of ecosystem management options. it shows how legal obligations and other high-level management targets should be taken into account in valuation exercises, thus giving important policy context to the management options. The authors set out what they call an Ecosystem Services Approach to the full appraisal of the role of ecosystem services in the economy and society. Although concentrating on wetlands, the approaches suggested provide an assessment framework that can be applied to other types of ecosystem assets. © R. Kerry Turner, Stavros Georgiou and Brendan Fisher, 2008. All rights reserved.
Article
It is proposed to calculate the value of ecosystem services by the annual increase of work capacity or eco-exergy. The annual increase of biomass for various ecosystems is known. By multiplication of the biomass increase by the average content of information as Kullbach's measure of information, in the various ecosystems, the eco-exergy or total work capacity is obtained. An economic value can be found by multiplication of the cost of work, which is about 1 EURO-cent per MJ. A comparison of this value with the values found by Costanza et al. (1997) shows that the value based upon the total work capacity is much higher. The ratio between the two economic values have been found for the various ecosystems. It has been found that the ratio is lower the more an ecosystem by a wide range of application possibilities is utilized. The ecosystems have been divided in five classes according to the ratio and thereby in accordance to our utilization of the total work capacity of various ecosystems.
Article
Recent attempts1,2 to consolidate assessments of the effect of human activities on stratospheric ozone (O3) using one-dimensional models for 30° N have suggested that perturbations of total O3 will remain small for at least the next decade. Results from such models are often accepted by default as global estimates3. The inadequacy of this approach is here made evident by observations that the spring values of total O3 in Antarctica have now fallen considerably. The circulation in the lower stratosphere is apparently unchanged, and possible chemical causes must be considered. We suggest that the very low temperatures which prevail from midwinter until several weeks after the spring equinox make the Antarctic stratosphere uniquely sensitive to growth of inorganic chlorine, ClX, primarily by the effect of this growth on the NO2/NO ratio. This, with the height distribution of UV irradiation peculiar to the polar stratosphere, could account for the O3 losses observed.