La duración y grado de asfixia perinatal en el humano influye en la morbilidad fetal y neonatal así como su mortalidad (James et al., 1958). Nelson et al. (1996); (citados por Brouillette y Waxman, 1997), reportan que 10 a 20% de los casos de parálisis cerebral en niños, son consecuencia de la asfixia perinatal. La hipoxia, hipercarbia (acidosis respiratoria) y acidosis metabólica (frecuentemente medida por el déficit de base) secundarios al metabolismo anaeróbico, son características esenciales de la asfixia. La evaluación de dichos parámetros a partir de sangre arterial de cordón umbilical al nacimiento, tanto de recién nacidos (RN) humanos como en animales, ha permitido evaluar la gravedad de la asfixia intraparto (James et al., 1958) y ha sido correlacionada con indicadores fetales, tales como; patrones de la frecuencia cardiaca fetal, determinación de gases sanguíneos del cuero cabelludo y la Valoración de Apgar (Strickland et al., 1984). La sangre obtenida del cordón umbilical en neonatos humanos, proporciona información suficiente para estimar el estado de los fetos al nacimiento y la relación con el déficit de base, cambios en las concentraciones de presión de oxígeno (pO 2), saturación de O 2 , SO 2 , presión de bióxido de carbono (pCO 2) y pH debido al intercambio continuo de gases sanguíneos en la placenta después de la oclusión del cordón (Nodwell et al., 2005). Además de esto, los gases en sangre proporcionan información importante sobre el estado del paciente después del nacimiento (Brouillette y Waxman, 1997) y pueden ayudar tanto a clínicos e investigadores en la evaluación y tratamiento antes y posterior al nacimiento así como en el cuidado postnatal del neonato (Strickland et al., 1984). Sin embargo, el muestreo sanguíneo de cordón umbilical algunas veces es limitado debido a la dificultad para obtener un volumen suficiente de sangre al nacimiento (Nodwell et al., 2005). Los eventos que acontecen en un proceso de asfixia aguda, tales como acidosis metabólica e hipoxia comunes en cerdos, interactúan con el bienestar del lechón y su desempeño postnatal, prolongando el tiempo que tarda para conectar la teta y el inicio de la primer mamada, originando un menor consumo de calostro, un inadecuado estado inmune y una disminución de la temperatura corporal, con su consiguiente disminución de viabilidad. Son necesarios más estudios para monitorear el estrés fetal durante el parto, a través del desequilibrio ácido base y el metabolismo energético, ambas herramientas parecen ser buenas opciones en obstetricia porcina. Por otro lado, aparentemente varios de los factores que causan la asfixia también podrían ser el efecto, por ejemplo, el meconio; la asfixia causa relajación que estimula la respiración del feto in útero, y por otro lado, la anoxia aumenta la peristalsis intestinal, ocasionando que el feto defeque meconio en el líquido amniótico. Así mismo, deben realizarse estudios de correlación entre los diversos métodos para cuantificar el vigor de un neonato: la latencia a primer amamantamiento, la valoración del pulso cardiaco, el ritmo respiratorio, el tono muscular y otros parámetros, debido a que además de la hipoxia, las causas de disminución del vigor del lechón se pueden deber a otros factores, entre ellos los genéticos, endocrinos, el peso al nacimiento y el ambiente durante el parto. Importancia de la gasometría en perinatología En perinatología humana la medición de gases en sangre (pO 2 , pCO 2 y pH), además de técnicas complementarias a través del monitoreo no invasivo, proporcionan información esencial para evaluar al paciente, tomar la decisión terapéutica y realizar un diagnóstico correcto (Nodwell et al., 2005). Aunado a esto, los valores de mediciones de gases sanguíneos de arteria umbilical sirven también para identificar a los neonatos que necesitan cuidado neonatal extra, y proporcionan una herramienta de evaluación retrospectiva para preservar la salud neonatal durante el nacimiento (Williams y Singh, 2002). Es importante señalar que estas técnicas de evaluación eran