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Health and Addictions, Vol. 18, No.2, 195-205
195
© Health and Addictions 2018
ISSN 1578-5319 ISSNe 1988-205X
Vol. 18, No.2, 195-205
Recibido: Febrero 2018 – Aceptado: Marzo 2018
FUNCIONALIDAD Y SATISFACCIÓN FAMILIAR EN EL CONSUMO DE ALCOHOL Y
TABACO EN LOS ADOLESCENTES
FUNCTIONALITY AND FAMILY SATISFACTION IN THE USE OF ALCOHOL AND
TOBACCO IN ADOLESCENTS
Yadira Mateo-Crisóstomo, Valentina Rivas-Acuña, Mariana González-Suárez, Griselda Hernández Ramírez y Arminda Victorino-Barra
Universidad Juárez Autónoma de Tabasco, México
Abstract
Resumen
Family functionality is defined as the adolescent's
perception
of interaction with family members, while
family satisfaction is the result of verbal and / or physical
interactions with other members of its family.
The purpose of the present study was to determine the
relationship and effect of functionality and family
satisfaction with alcohol and tobacco consumption
among adolescents in high school in Villahermosa,
Tabasco, Mexico. Method.
Correlational descriptive design, with a sample of 171
students, with a stratified probabilistic type sampling with
assignment proportional to the size of each stratum and
with simple random selection. Results. A
negative and
significant relationship was found between family
functionality (APGAR index) and alcohol consumption
(AUDIT score) (rs = -. 241, p = .039). The variables that
maintain their effect are the family functionality (B = -.
087, DE = .031, t = -2.802, p = .007) and family cohesion (B
= -.051, DE = .024, t = -
2.136, p = .036).
Family functionality had no significant effect on tobacco
use. Conclusion. The effect of
family functionality and
cohesion in relation to alcohol consumption influence the
onset, so family dynamics can be a risk factor for the early
start of alcohol consumption, as well as a way to escape
from the family reality.
Keywords: Adolescent, Alcohol, Family relationships,
Tobacco.
La funcionalidad familiar se define
como la percepción
que tiene el adolescente de
la interacción con los
miembros de su familia, mientras que
la satisfacción
familiar es el resultado de las interacciones verbales y/o
físicas que se mantienen con los otros miembros de su
familia. El propósito del presente estudio fue determinar
la relación y el efecto de la funcionalidad y la
satisfacción
familiar con el consumo de alcohol y tabaco entre
adolescentes de secundaria d
e Villahermosa, Tabasco,
México. Método. Diseño descriptivo correlacional, con una
muestra de 171 estudiantes, con un muestreo de tipo
probabilístico estratificado con asignación proporcional
al tamaño de cada estrato y con selección aleatoria
simple. Resultados. Se encontró una relación negativa y
significativa entre la funcionalidad familiar (índice APGAR)
con el consumo de alcohol (puntaje AUDIT) (rs=-.241,
p=.039), esto indica que a mayor consumo alcohol menor
es la funcionalidad familiar que perciben los
adolescentes. Las variables que mantienen su efecto son
la funcionalidad familiar (B=-.087, DE=.031, t=-2.802,
p=.007) y la cohesión familiar (B= -.051, DE=.024, t=-2.136,
p=.036). La funcionalidad familiar no tuvo ningún efecto
significativo sobre el consumo de tabaco. Conclusión. El
efecto de la funcionalidad familiar y la cohesión en
relación con el consumo de alcohol influyen en el inicio
de consumo, por lo que la dinámica familiar puede ser un
factor de rie
sgo del inicio temprano del consumo de
alcohol, además de una forma de evadirse de la realidad
familiar.
Palabras clave: Adolescente, Alcohol, Relaciones familiares,
Tabaco.
Correspondencia: Yadira Mateo-Crisóstomo
yadiracrisostomo@hotmail.com
YADIRA MATEO-CRISÓSTOMO, VALENTINA RIVAS-ACUÑA, MARIANA GONZÁLEZ-SUÁREZ, GRISELDA HERNÁNDEZ RAMÍREZ Y ARMINDA VICTORINO-BARRA
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La familia es la unidad básica de la sociedad, base
importante para el desarrollo humano, es definida como
la “unión de personas que comparten un proyecto vital
de existencia común, en el que se generan fuertes
sentimientos de pertenencia, en donde existe un
compromiso personal entre sus miembros y se
establecen intensas relaciones de intimidad, reciprocidad
y dependencia; es la encargada de brindar los cuidados
básicos de bienestar y salud a cada uno de sus
integrantes”, convirtiéndola en un factor protector
importante en el desarrollo físico, emocional y social de
los adolescentes. Para ello es necesario que la familia
cumpla con sus funciones de: comunicación, afectividad,
apoyo, autonomía, reglas, normas, adaptabilidad y
flexibilidad, que la llevaran a mantener su propia
identidad, cohesión familiar, satisfacción y un
funcionamiento familiar saludable (Arés, 2007, pp.328).
La funcionalidad familiar es definida como la
percepción que tiene el adolescente sobre la interacción
con los miembros de su familia, es evaluada mediante
cinco componentes o dimensiones siendo la primera la
adaptabilidad que se define como la capacidad de utilizar
recursos intra y extra familiares para resolver problemas
en situaciones de estrés familiar o periodos de crisis; la
cooperación definida como la implicación de los
miembros familiares en la toma de decisiones y en las
responsabilidades relacionadas con el mantenimiento
familiar; el desarrollo, es la posibilidad de maduración
emocional y física, de los miembros de la familia para el
apoyo mutuo; así mismo la afectividad, es la relación de
amor y atención entre los miembros de la familia, y
capacidad resolutiva es el compromiso de dedicar tiempo
a atender las necesidades físicas y emocionales de otros
miembros de la familia, generalmente implica compartir
unos ingresos y espacios (Suárez & Álcala, 2014).
Muchas veces la funcionalidad puede ser adecuada,
pero otras veces puede verse afectado por algunas
situaciones o factores estresantes que se presenten a lo
largo del ciclo evolutivo de la familia, como en el caso que
tengan un hijo adolescente. Se ha observado en algunos
estudios que las pautas de interacción familiar, como la
comunicación deficiente, los frecuentes conflictos, la baja
cohesión, el excesivo castigo, ausencia física y emocional,
falta de confianza en cada uno de sus miembros o el
consumo de alcohol y tabaco de los propios padres,
repercuten directamente en el consumo de los hijos (as)
(Alonso-Castillo, Yañez-Lozano & Armendáriz-García,
2017; Ramírez & De Andrade, 2005).
La adolescencia ha representado un periodo crítico
en el inicio y experimentación en el consumo de
sustancias, un tema que ha sido de gran interés para los
científicos. Este fenómeno se entiende debido a que en
los últimos datos de prevalencia del consumo alcohol;
que hace referencia a que 320 000 jóvenes de entre 15 y
29 años de edad mueren por causas relacionadas con el
consumo de alcohol, lo que representa un 9% de las
defunciones en ese grupo etario. El consumo de alcohol
provoca defunción y discapacidad a una edad
relativamente temprana (OMS, 2014). La Encuesta
Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco
(ENCODAT, 2017) reporta que el consumo de alcohol
alguna vez en la vida en los adolescentes ha permanecido
estable desde 2011, (de 42.9% a 39.8%). Así también las
prevalencias del último año y el último mes no han tenido
variaciones significativas, al pasar de 30% a 28% y de
14.5% a 16.1% respectivamente. En lo que respecta al
consumo excesivo durante el último mes ha aumentado
significativamente (se duplicó de 4.3% en 2011 a 8.3% en
2016) y en las mujeres tuvo un incremento de más de tres
veces de (2.2% a 7.7%); en los hombres no se encontraron
variaciones significativas.
Con respecto al consumo de tabaco, la gran mayoría
de los consumidores de todo el mundo empieza a fumar
durante la adolescencia. Actualmente, más de 150
millones de adolescentes consumen tabaco y más de 4
millones mueren al año y esta cifra se espera que alcance
cerca de 10 millones en el 2030 (OMS, 2014). En México el
4.9% de la población de 12 a 17 años fuma tabaco
actualmente. Esto corresponde a 684 mil adolescentes
mexicanos, entre los cuales, el 3.0% (210 mil) son mujeres
y el 6.4% (474 mil) son hombres. Del total de fumadores
actuales, sólo el 0.5% fuma diariamente (74 mil) y el 4.4%
fuma de forma ocasional (611 mil). Asimismo, la edad
promedio de inicio de consumo tabaco diario en los
adolescentes es de 14.3 años, esto es muy similar entre
hombres y mujeres (ENCODAT, 2017).
En los resultados de algunos estudios sobre la
funcionalidad familiar alterada, refieren que los factores
que intervienen son: la familia monoparental que tienen
mayor conducta de riesgo, debido a que existe una
menor capacidad de supervisión de sus actividades, en
comparación con las familias en donde están presentes
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ambos padres, además de la calidez, cercanía y
comunicación deficiente dentro de la familia, ya que estas
características afectan la salud emocional de los
adolescentes, contribuyendo a una baja autoestima,
depresión, rebeldía, enojos y frustraciones (Alonso-
Castillo, Yañez-Lozano & Armendáriz-García, 2017;
Lavielle-Sotomayor, Sánchez-Pérez, Pineda-Aquino &
Amancio-Chasin, 2012; Trujillo-Guerrero, Vázquez-Cruz &
Córdova-Soriano, 2016).
Es importante mencionar que la satisfacción familiar
es el resultado de las interacciones verbales y/o físicas
que mantiene la persona con los otros miembros de su
familia. Es la suma de distintos sentimientos que se
despiertan en el sujeto al estar con su familia, por lo que
cada miembro del grupo puede tener una satisfacción
completamente diferente; es decir, es una valoración del
estado de ánimo despertado por la familia basada en el
número de experiencias positivas y negativas vividas en
ella (Luengo & Román, 2006). Cuando las interacciones
son positivas para el sujeto, tenderá a estar satisfecho y
formulará un juicio satisfactorio de su familia; mientras
que cuando son negativas, tenderá a estar insatisfecho.
Esta condición de insatisfacción se ha asociado a
ambientes familiares con elevados niveles de frustración,
resentimiento, agresión y enojo, menos cohesión y más
conflictos, dificultades en la comunicación , aislamiento,
escasas redes de apoyo; utilización de estrategias de
afrontamiento disfuncionales para intentar resolver los
problemas que se les presentan; ambigüedad en los
límites; es decir, en muchas ocasiones los miembros de la
familia no saben cómo relacionarse unos con otros y
cuáles son sus roles y tareas (Berge, 2007; Luengo &
Román, 2006 ). Esto tiene como consecuencia que el
individuo no se siente integrado a su familia.
Aunado a lo anterior en relación a la funcionalidad
familiar con el consumo de alcohol y tabaco en los
adolescentes, algunos estudios indican que cuando los
adolescentes experimentan o perciben un conflicto
familiar, cuando identifican la existencia de déficit de
atención por parte de los padres a los hijos, o cuando
sienten escasa relación afectiva de sus padres hacia ellos,
genera o desarrollan dificultades en la dinámica o
funcionamiento familiar, el cual tiene un papel
significativo en el consumo de alcohol y tabaco en los
adolescentes, esto puede ser explicado por la
socialización familiar; en este núcleo las personas se
convierten en seres sociales, y de esta manera
interiorizan las normas, valores y conductas que dan
sentido social a las relaciones, de esta manera si en la
familia se práctica la conducta de consumo de alcohol,
puede ser que ésta se convierta en un factor decisivo para
que el consumo se presente en los adolescentes que son
miembros de estas familias como vehículo de
socialización (Mota, et al, 2010; Natera, et al, 2001).
En tal sentido, resulta evidente que una elevada
satisfacción personal y familiar generará dentro del
contexto familiar una dinámica positiva que permite
consolidar y fortalecer la estructura de dicha familia. Esto
garantiza a sus miembros un ambiente estable, positivo y
se convierte en un óptimo soporte familiar que motiva y
refuerza las acciones asumidas por éstos, en situaciones
difíciles. Una familia disfuncional tanto en su estructura
como en su dinámica generará hacia su interior, actitudes
y comportamientos negativos, afectando los niveles
comunicacionales y por ende la satisfacción personal y
familiar, será percibida como desfavorable. Estos niveles
altos y permanentes de insatisfacción familiar suele
afectar la personalidad de los integrantes de la familia,
convirtiéndose dicha familia en un factor de alto riesgo
para sus integrantes. Esto estaría explicando por qué
últimamente se han incrementado los problemas
psicosociales en los adolescentes como es el consumo de
drogas (Sobrino, 2008).
Por tal motivo, es importante tener en cuenta que el
ambiente o el contexto en el que se desarrollan los
adolescentes marcan pautas de conductas que muchas
veces pueden ser perjudiciales para la salud, este es el
caso del consumo de drogas licitas, determinada por
influencia de los pares, por un ambiente permisivo, por
factores estresantes, y decisión personal de los
adolescentes. Cabe mencionar que en la búsqueda de la
literatura referente a las variables del estudio, hasta el
momento no se ha encontrado suficiente evidencia entre
la relación de la satisfacción, funcionalidad familiar y el
consumo de alcohol, tabaco, por lo que es importante
que en este estudio se muestren los resultados obtenidos
referente a la problemática, para que sea un punto de
partida en las siguientes investigaciones.
Con base en lo anterior y a la revisión de la literatura
se plantea como objetivo del presente estudio
determinar la relación y el efecto del funcionamiento
familiar con el consumo de alcohol y tabaco en los
adolescentes de secundaria de Villahermosa, Tabasco,
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México. Asimismo, determinar las prevalencias y tipo de
consumo de alcohol, tabaco en los adolescentes.
MÉTODO
Diseño
El diseño del presente estudio fue descriptivo-
Correlacional de corte transversal.
Participantes
La población de estudio fue de 410 estudiantes de
secundaria de 12 a 15 años de edad, pertenecientes a una
institución pública del estado de Tabasco, México. Se
realizó un muestreo de tipo probabilístico estratificado
con asignación proporcional al tamaño de cada estrato y
con selección aleatoria simple. La muestra se obtuvo con
nivel de significancia de .05, con un enfoque conservador
de .20 y una potencia de 95%, la muestra se obtuvo del
estrato del año escolar n1 45 (Primer año), n2 58
(segundo año) y n3 66 (tercer año) haciendo un total de
171 estudiantes de secundaria, los cuales debían estar
inscritos en dicha institución educativa.
Instrumentos
Para la recolección de los datos se utilizó la Cédula
de Datos Personales y de Prevalencia Consumo de
Alcohol y Tabaco diseñada para el presente estudio, la
cual está constituida por dos apartados: el primero se
dirige a recabar información sobre datos personales
como sexo, edad, año escolar que actualmente cursa,
escolaridad, ocupación y preguntas sobre la familia; el
segundo apartado corresponde al consumo de alcohol y
tabaco donde se indaga acerca de la frecuencia y
cantidad de consumo en un día típico, así como la edad
de inicio de consumo y el tipo de bebida de preferencia.
Se utilizó la Escala de Evaluación Familiar (APGAR) de
Smilkstein Ashworth & Montano (1982) para evaluar la
percepción de la funcionalidad familiar; esta escala se
deriva de cinco componentes que son: La adaptabilidad,
que es la capacidad de utilizar recursos intra y extra
familiares para resolver problemas en situaciones de
estrés familiar o periodos de crisis. La cooperación, la cual
implica a los miembros de la familia la toma de decisiones
relacionadas con el mantenimiento familiar. El desarrollo,
involucra la maduración física y emocional de los
integrantes de la familia, gracias al apoyo y
asesoramiento mutuo. La afectividad, se refiere a las
relaciones de cariño y amor que existen entre los
miembros de la familia. Finalmente, la capacidad
resolutiva, es dedicar tiempo a atender las necesidades
físicas y emocionales de otros miembros de la familia.
Esta escala consta de 5 ítems, con puntuaciones de 0 a 2.
Los puntajes totales pueden oscilar entre 0 y 10; a mayor
puntaje mejor funcionalidad familiar. Una puntación total
entre 0 y 3 indica disfunción severa; entre 4 y 6 disfunción
moderada y entre 7 y 10 funcionalidad familiar. Este
instrumento ha sido utilizado en una población de
estudiantes de secundaria del estado de Nuevo León,
reportando un Alpha de Cronbach de 0.78 (Alonso-
Castillo, Yáñez-Lozano & Armendáriz-García, 2017); en el
presente estudio se presentó un Coeficiente de
Confiabilidad de 0.82.
Se aplicó el Cuestionario de Satisfacción Familiar (CSF)
de Olson, Russell & Sprenkle (1983), que evalúa
directamente a partir de 14 ítems la satisfacción de los
miembros de la familia con respecto a las dimensiones de
cohesión y adaptabilidad con puntuaciones de 1 a 5. Las
puntuaciones totales pueden oscilar de 5 a 70; 11 y 25
indican una satisfacción muy baja; entre 26 y 36 baja; 37
y 47 medio; 48 y 58 alto y entre 59 y 70 una satisfacción
muy alta. La escala CSF pregunta directamente sobre el
nivel de satisfacción con respecto al funcionamiento
familiar, centrando el contenido de los ítems en aspectos
que tienen que ver con la cohesión y la adaptabilidad. La
cohesión es el grado de cercanía afectiva entre los
miembros, y la adaptabilidad, el grado de flexibilidad del
grupo familiar para cambiar la respuesta a situaciones
internas o externas que acontecen con el tiempo.
Este cuestionario evalúa dos dimensiones:
Satisfacción con la cohesión familiar (ítems 1,3,5,7,9,11,13
y 14) y Satisfacción con la adaptabilidad familiar (ítems
2,4,6,8,10,12). El alpha de Cronbach de la escala global es
de .87, y para cada una de las escalas es de 0.78
vinculación emocional y 0.77 flexibilidad. Esta escala con
puntuaciones de 0 a 2.
La dimensión cohesión asume cinco niveles, desde
cohesión extremadamente baja hasta extremadamente
alta (Muy baja, Baja, Media, Alta y Muy alta), lo que
permite tipificar cuatro categorías de grupos familiares:
1. Grupo desligado (familias con extrema separación
emocional, pobre afectividad entre los miembros y
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lealtad, compromiso e intercambio de actividades e
intereses en un nivel mínimo o inexistente; 2. Grupo
separado (familia con separación emocional
caracterizada por una pobre cercanía afectiva, bajo nivel
de lealtad, individualismo en la toma de decisiones y en
los intereses de las actividades recreativas; 3. Grupo
conectado corresponde al nivel Medio y Alto (familia con
apreciables cercanía y lealtad emocional, incluso entre
padres e hijos, se respeta, la necesidad de los espacios
individuales, se prefiere realizar de manera individual las
actividades recreativas y toma de decisiones y 4. Grupo
amalgamado (familias cuya cercanía y lealtad emocional
es extremadamente exigida, con alta dependencia
afectiva, no se permite la toma de decisiones y la
realización de actividades de manera personal. Por su
parte, la dimensión de adaptabilidad también varía desde
niveles extremadamente bajos hasta extremadamente
altos (Muy baja, Baja, Media, Alta y Muy alta, lo que
también permite tipificar cuatro categorías: 1. Grupo
rígido (familias autoritarias, con fuerte control de los roles
paternos la disciplina es rígida y severa; 2. Grupo
estructurado (familia que oscila entre el liderazgo
autoritario y el democrático, la disciplina y las reglas
existen, pero están no suelen cumplirse y aquélla es poco
severa; 3. Grupo flexible pertenece al nivel Medio y alto
(liderazgo habitualmente democrático la disciplina no es
severa en lo absoluto y las reglas pueden cambiar, los
padres, sin embargo, son quien toman las decisiones y 4.
Grupo caótico (familia con liderazgo muy limitado, los
roles ni las reglas son estables y claras, o cuando lo son,
se incumplen constantemente, las decisiones parentales
son impulsivas (Olson, Russell & Sprenkle, 1983).
Para medir el tipo de consumo de Alcohol se aplicó
el Cuestionario de Identificación de los Desórdenes por uso
de Alcohol (AUDIT); este cuestionario fue desarrollado por
la OMS y adaptado en México por (De la Fuente &
Kershenobich, 1992). Dicho instrumento está compuesto
por 10 ítems de opción múltiple que examinan el
consumo de alcohol. Los reactivos del AUDIT permiten
conocer los patrones de consumo de alcohol de las
personas (consumo sensato, dependiente y dañino). Los
reactivos 1 a 3 decretan la cantidad y frecuencia de
consumo de alcohol y determinan el consumo sin riesgo
o sensato; los reactivos 4 a 6 estipulan el consumo
dependiente o de riesgo y los reactivos 7 a 10 permiten
fijar el consumo perjudicial o dañino. La escala fluctúa de
0 a 40 puntos, donde a mayor puntuación existe mayor
consumo de alcohol. Los puntos de cohorte utilizados
para establecer el tipo de consumo de 1 a 3 se considera
un consumo sensato, de 4 a 7 se considera un consumo
dependiente y de 8 a 40 un consumo dañino. Este
instrumento ha sido utilizado en una población de
estudiantes de educación media superior del estado de
México, reportando un Alpha de Cronbach de 0.82 (Pérez
& Lucio-Gómez, 2010); en el presente estudio se presentó
un Coeficiente de Confiabilidad de 0.80.
En la Escala de Dependencia a la Nicotina Fagerstrom,
instrumento desarrollado por Karl O. Fagerstrom en
1999, se contemplan 6 interrogantes que miden la
dependencia a la nicotina. La primer pregunta indaga el
tiempo que transcurre habitualmente desde que se
levanta hasta que fuma su primer cigarrillo; esta
pregunta tiene un puntaje de uno a cinco donde 1= 5 min,
y 5= Más de 60 min. El segundo reactivo analiza si es difícil
para la persona no fumar en lugares donde está
prohibido, con respuesta dicotómica 1= sí, 2= no. El tercer
reactivo pregunta sobre el cigarro que es más difícil de
omitir, con puntaje de 1 “al primero de la mañana” y un
valor de 0 a “otro”. En el cuarto reactivo se valora la
cantidad de cigarros que fuma al día con un puntaje que
va desde 0= Menos de 10, a 3= 31 o más. Se pregunta si
la persona fuma más cigarros durante la primera parte
del día que durante el resto, con repuesta dicotómica 0=
no y 1= sí, finalmente se examina si fuma cuando está
enfermo y/o en cama, con un valor de 1 a sí y un valor de
0 a la respuesta no. Para valorar globalmente los
resultados, las puntuaciones inferiores o iguales a 4
indican una dependencia leve o baja; si la puntuación es
de 5 y 6 la adicción es moderada o media y si el resultado
es superior a 7 puntos, la dependencia es alta o elevada.
Procedimiento
Para la realización del presente estudio se solicitó
autorización por escrito a la autoridad de la secundaria
pública. La selección de los participantes fue aleatorio
estratificado. A los participantes se les entregó un
consentimiento informado para padres con el objetivo de
que estos autorizaran la participación de su hijo (a) en el
estudio, y un asentimiento informado para el adolescente
a fin de que el participante firmará en caso de desear
formar parte del estudio.
Análisis de datos
Para el análisis de los datos se utilizó el paquete
estadístico Statistical Package for the Social Sciences
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Health and Addictions, Vol. 18, No.2, 195-205
(SPSS) versión 22 para Windows. Se empleó estadística
descriptiva e inferencial. La estadística descriptiva
permitió conocer las características de los participantes
del estudio; posteriormente se utilizó la prueba de
normalidad Kolmogorov-Smirnov con corrección de
Lilliefors para decidir el uso de pruebas paramétricas o
no paramétricas; en virtud de que las variables numéricas
no mostraron distribución normal se decidió utilizar el
Coeficiente de Correlación de Spearman y por último, se
aplicó un Modelo de Regresión Lineal Múltiple para
verificar la posible relación entre las variables
satisfacción, funcionalidad familiar y consumo de alcohol
y tabaco en los adolescentes.
Consideraciones éticas
El estudio cumplió con el reglamento de la Ley
General de Salud en Materia de Investigación de México
(Secretaría de Salud [SSA], 1987), para garantizar la
dignidad y el bienestar de los participantes en la
investigación. Aunado a lo anterior una vez que fue
aprobada la investigación por las Comisiones de Ética y
de Investigación se acudió a solicitar la autorización de la
institución educativa donde se realizó el estudio, así como
la autorización de los padres de familia, además que
incluye la participación voluntaria, confidencialidad de la
información, consentimiento informado por parte del
alumno y padre o tutor.
RESULTADOS
Los resultados obtenidos muestran que los
participantes tienen un promedio de edad de 12.97 años
(DS=0.96), el género que predomino fue el masculino con
55.6%, así mismo se observó que la mayoría de los
alumnos de secundaria que participaron en el estudio
(35.7%) pertenecían al segundo año de secundaria,
seguido por los participantes de primer año (35.1%) y
posteriormente los de tercer año (29.2%). En cuanto a los
adolescentes que viven con sus padres, el (67.8%) vive
con ambos y tan solo el (24.6%) vive con su madre.
En la Tabla 1, se presenta la prevalencia del
consumo de alcohol en donde se muestra que la
prevalencia algunas vez en la vida fue 61.4%, IC 95% (54-
69), prevalencia lápsica 43.9%, IC 95% (36-51), respecto a
la prevalencia en el último mes se obtuvo un 32.7%, IC
95% (26-40) y la última semana fue de 16.4%, IC 95% (11-
22). Por otro lado se identificó que la edad de inicio en el
consumo de alcohol reportado por los participantes fue
en promedio 10.39 años (DS= 1.1) y la bebida alcohólica
que reportaron con mayor preferencia es la cerveza
(44.5%).
En cuanto a la prevalencia del consumo de tabaco alguna
vez en la vida (Tabla 1) fue de 9.4%, IC 95% (5-14), en el
último año fue 8.8%, IC 95% (4-13), la prevalencia en el
último mes fue de 5.8% IC 95% (2-9), y en los últimos siete
días 2.9%, IC 95 (0-5). Además, se identificó la edad de
inicio del consumo de tabaco de los adolescentes con un
promedio de 12.19 años (DS=1.5) y el promedio de
numero de cigarrillos que consumen en dio típico fue de
1.71 (DS=0.8).
Tabla 1. Prevalencia de consumo de alcohol y tabaco
Consumo de Alcohol
Si
No
IC 95%
f
%
f
%
LI
LS
Alguna vez en la vida
105
61.4
66
38.6
.54
.69
En el último año
75
43.9
96
56.1
.36
.51
En el último mes
56
32.7
115
67.3
.26
.40
En la última semana
28
16.4
143
83.6
.11
.22
Consumo de Tabaco
Si
No
IC 95%
f
%
f
%
LI
LS
Alguna vez en la vida
16
9.4
155
90.6
.05
.14
En el último año
15
8.8
156
91.2
.04
.13
En el último mes
10
5.8
161
94.2
.02
.09
En la última semana
5
2.9
166
97.1
.00
.05
Nota: f=frecuencias, %=porcentajes, IC= Intervalo de Confianza, LI=Límite
inferior, LS=Límite superior, n=171
En relación al tipo de consumo de alcohol por parte
de los adolescentes se identificó que el 45.9% de estos
presentó consumo perjudicial, seguido por el 32.4%
quienes presentaron consumo dependiente y un 21.6%
presentaron consumo sensato. Asimismo, en el consumo
de tabaco el (66.7%) tiene una adicción moderada y el
(33.3%) una dependencia alta.
En lo concerniente al funcionamiento familiar, en la
Tabla 2 se puede observar que el 39.2% tiene una
disfunción severa, seguido de una disfunción moderada
con 25.1% y tan solo el 35.7% de los participantes tiene
una funcionalidad familiar sana.
FUNCIONALIDAD Y SATISFACCIÓN FAMILIAR EN EL CONSUMO DE ALCOHOL Y TABACO EN LOS ADOLESCENTES
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Tabla 2. Nivel de Funcionalidad familiar en los participantes
Funcionalidad familiar f %
Disfunción severa 67 39.2
Disfunción moderada
43
25.1
Funcionalidad familiar
61
35.7
Nota: ƒ = frecuencia, % = porcentaje; n=171
El nivel de cohesión familiar que presentaron los
adolescentes de secundaria se obtuvo que el 4.7%
presenta una cohesión familiar muy baja perteneciente al
grupo desligado (en donde las familias presentan
extrema separación emocional, pobre afectividad entre
los miembros y lealtad, y existe un compromiso e
intercambio de actividades e intereses en un nivel
mínimo o inexistente; el 7.6% obtuvo una cohesión
familiar baja correspondiente al grupo separado, la
familia presenta separación emocional caracterizada por
una pobre cercanía afectiva, bajo nivel de lealtad,
individualismo en la toma de decisiones y en los intereses
de las actividades recreativas; la cohesión familiar media
y alta se encontró con un 26.9% y 35.7% respectivamente
correspondiente al grupo conectado donde las familias se
encuentran con aprecio, cercanía y lealtad emocional,
incluso entre padres e hijos, se respeta, la necesidad de
los espacios individuales, se prefiere realizar de manera
individual las actividades recreativas y toma de
decisiones y finalmente el 25.1% presenta una cohesión
familiar muy alta formando parte del grupo amalgamado;
haciendo referencia a familias cuyas cercanía y lealtad
emocional es extremadamente exigida, con alta
dependencia afectiva, no se permite la toma de
decisiones y la realización de actividades de manera
personal.
Respecto a la adaptabilidad familiar se obtuvo que
el 1.2% presento una adaptabilidad muy baja que
corresponde al grupo rígido en donde las familias son
autoritarias, con fuerte control de los roles paternos, la
disciplina es rígida y severa; el 10.5% presenta una
adaptabilidad baja se integran en el grupo estructurado
en donde las familias presentan liderazgo autoritario y el
democrático, la disciplina y las reglas existen, pero están
no suelen cumplirse y aquella es poco severa. En cuanto
a la adaptabilidad media fue 25.7% y la adaptabilidad alta
fue 39.2% respectivamente los cuales se integran en el
grupo flexible en donde las familias muestran un
liderazgo habitualmente democrático la disciplina no es
severa en los absoluto y las reglas pueden cambiar, sin
embargo los padres son quienes toman las decisiones y
finalmente el 23.4% presento una adaptabilidad muy alta
el cual pertenece al grupo caótico donde las familias
tienen un liderazgo muy limitado, los roles ni las reglas
son estables y claras o cuando lo son, no se llevan a cabo
y las decisiones parentales son impulsivas (Tabla 3).
Tabla 3. Nivel de satisfacción, Cohesión y Adaptabilidad familiar en los adolescentes
Variables
Muy Bajo
Bajo
Medio
Alto
Muy alto
f
%
f
%
f
%
f
%
f
%
Satisfacción familiar
3
1.8
14
8.2
43
25.1
66
38.6
45
26.3
Cohesión familiar
8
4.7
13
7.6
46
26.9
61
35.7
43
25.1
Adaptabilidad familiar
2
1.2
18
10.5
44
25.7
67
39.2
40
23.4
Nota: ƒ = frecuencia, % = porcentaje; n=171
En lo que respecta a la relación que existe entre el
funcionamiento familiar y el consumo de alcohol y tabaco
de los adolescentes, se encontró una relación negativa y
significativa entre el funcionamiento familiar (índice
APGAR) con el consumo de alcohol (puntaje AUDIT) (rs=-
.241, p=.039); esto indica que a mayor consumo alcohol
menor es la funcionalidad familiar que perciben los
adolescentes. No obstante no se observó una relación
significativa entre el funcionamiento familiar y el
consumo de tabaco ((rs=-.094, p=.739).
Finalmente, para analizar el efecto del
funcionamiento familiar sobre el consumo de alcohol se
desarrolló un Modelo de Regresión Lineal Múltiple (Tabla
4) para las variables funcionamiento familiar, cohesión
familiar y la adaptabilidad familiar, como variables
independientes del consumo de alcohol para determinar
el efecto sobre el consumo de alcohol donde se identificó
que el Modelo es significativo (p=.027, f=3.23, gl=3) con un
8.5% de la varianza explicada por el consumo de alcohol.
Las variables que mantienen su efecto son la
YADIRA MATEO-CRISÓSTOMO, VALENTINA RIVAS-ACUÑA, MARIANA GONZÁLEZ-SUÁREZ, GRISELDA HERNÁNDEZ RAMÍREZ Y ARMINDA VICTORINO-BARRA
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Health and Addictions, Vol. 18, No.2, 195-205
funcionalidad familiar (B=-.087, DE=.031, t=-2.802,
p=.007) y la cohesión familiar (B= -.051, DE=.024, t=-2.136,
p=.036). Cabe mencionar que la funcionalidad familiar no
tuvo ningún efecto significativo sobre el consumo de
tabaco.
Tabla 4. Modelo de Regresión Lineal Múltiple para funcionamiento familiar y satisfacción familiar sobre el consumo de alcohol
Suma de cuadrados
gl
Cuadrado medio
F
P
R2
Regresión
5.430
3
1.810
3.233
.027
8.5%
Residual
38.625
69
.560
Total
44.055
72
Variables
Coeficiente no estandarizados
Coeficiente tipificado
T p
B
DE
B
Índice de APGAR
-.087
.031
-.337
-2.802
.007
Índice de Cohesión
-.051
.024
-.433
-2.136
.036
Índice adaptabilidad
.054
.034
.320
1.588
.117
Nota: gl=grados de libertad, f=fuerza, p=significancia, R2=varianza explicada
DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES
Con respecto a las prevalencia de consumo de
alcohol, más de la mitad de los adolescentes ha
consumido alguna vez en la vida, con una edad promedio
de inicio de consumo de 10 años y la cerveza como su
bebida de preferencia. Este estudio difiere con Alonso-
Castillo, Yañez-Lozano & Armendáriz-García (2017), ya
que la edad de inicio de consumo de alcohol reportado
en su estudio fue de 11 años. Este aumento se le puede
atribuir a que el alcohol es considerada como la droga de
inicio en los jóvenes de más fácil acceso y menor costo,
así como también es socialmente aceptada entre la
población mexicana por lo que el inicio del consumo se
presenta cada vez más a edades tempranas. En relación
al tipo de consumo de alcohol por parte de los
adolescentes, se identificó que más de la mitad presentan
un consumo perjudicial y dependiente. Esto es similar a
lo reportado por Villareal-González, Sánchez-Sosa, Musitu
y Varela (2010), ya que refieren en su estudio que más del
60% de los adolescentes ingieren alcohol. Los hallazgos
anteriores puede deberse a que el empleo del alcohol se
observa cada vez a edades más tempranas, donde la
utilización se presenta en mayor cantidad por ocasión;
por lo que se puede decir que a menor edad de inicio de
consumo de alcohol mayor el riesgo de uso de manera
excesiva y dañina.
Asimismo, menos del 10% de los adolescentes ha
consumido tabaco alguna vez en la vida y la edad de inicio
de consumo es de12 años de edad. Esto difiere del
estudio realizado por Alamilla-González et al, (2017) en
estudiantes de preparatoria, ya que encontraron que
más de la mitad de los participantes presenta consumo
de tabaco alguna vez en la vida. Esto pudiera explicarse,
debido en que en el Estado de Tabasco, México el
consumo se presenta a mayor edad con un promedio de
inicio de consumo de 19 años, asimismo en uno de los
tres estados con menor prevalencia de tabaquismo de la
República Mexicana. (ENCODAT, 2016).
En lo que respecta al tabaco, tan solo el 10% de los
adolescentes presenta una adicción moderada y una alta
dependencia al tabaco. Esto puede deberse, a que la
nicotina es considerada un estimulante que genera
dependencia hacia el tabaco; tiene efectos nocivos sobre
el sistema respiratorio. Muchos de los adolescentes
inician el consumo de un cigarrillo por curiosidad y
aceptación en su grupo de pares. Asimismo la
disminución del consumo de tabaco, puede deberse a
que más del 71.1% de los fumadores actuales, están
interesados en dejar de fumar; entre los que intentaron
en dejar de fumar, el 7.7% recurrió al uso de
farmacoterapia y el 6.8% se apoyó en la
asesoría/consejería con un profesional de la salud
(ENCODAT, 2016).
En lo concerniente a la funcionalidad familiar, más
de la mitad de los adolescentes presenta una disfunción
moderada y severa. Esto es similar a lo reportado por
Vélez y Bentancurth (2014) donde refieren en su estudio
que más del 60% de los participantes tienen una
disfunción familiar y tan solo el 40% tiene una buena
funcionalidad familiar. Esto puede deberse, a que
FUNCIONALIDAD Y SATISFACCIÓN FAMILIAR EN EL CONSUMO DE ALCOHOL Y TABACO EN LOS ADOLESCENTES
Health and Addictions, Vol. 18, No.2, 195-205
203
muchas veces este funcionamiento puede verse afectado
por algunas situaciones o factores estresantes que se
presenten a lo largo del ciclo evolutivo de la familia, como
en el caso del consumo de alcohol y tabaco. En este
sentido, está ampliamente contrastado que la calidad de
las relaciones familiares es crucial para determinar la
competencia y confianza con la que el adolescente
afronta el periodo de transición de la infancia a la edad
adulta; estas relaciones influyen en cómo los jóvenes
negocian las principales tareas de la adolescencia
(adquisición de la identidad y autonomía), la medida en
que se encuentran implicados en problemas
comportamentales generalmente asociados a este
periodo (conductas de riesgo como el consumo de
sustancias) y la habilidad de establecer relaciones íntimas
significativas y duraderas fuera del contexto familiar
(Jiménez, Musito & Murgui, 2006).
Cuando en una familia existe una disfuncionalidad
da la pauta para generar problemas socioemocionales y
de salud en el adolescente, por lo cual un entorno familiar
problemático expone al adolescente a dificultades
psicológicas que pueden ser expuestas en su perspectiva,
ya que la mayor parte de ellos genera un vínculo de
separación entre sus padres, logrando establecer
mayores lazos con las personas como sus amigos
quienes forman parte de su mundo, y en los que pueden
tener mayor confianza y seguridad exponiendo a riesgos
de salud tales como el inicio de sustancias como el
alcohol y tabaco (Trujillo, Vázquez & Córdova, 2017).
Asimismo, en la dimensión de cohesión se encontró
que la mayoría de los adolescentes pertenecen al grupo
conectado (media y alta) donde las familias se encuentran
con aprecio, cercanía y lealtad emocional, incluso entre
padres e hijos, se respeta, la necesidad de los espacios
individuales, se prefiere realizar de manera individual las
actividades recreativas y toma de decisiones. Asimismo,
cabe resaltar que más del 20% presenta una cohesión
familiar muy alta formando parte del grupo amalgamado;
haciendo referencia a familias cuyas cercanía y lealtad
emocional es extremadamente exigida, con alta
dependencia afectiva, no se permite la toma de
decisiones y la realización de actividades de manera
personal. Esto difiere del estudio realizado por Ruíz,
Hernández, Mayrén & Vargas (2014), ya que encontraron
que los adolescentes presentaban baja cohesión familiar;
perciben que en sus familias, cada integrante está más
orientado a conseguir sus propios intereses, se organizan
y buscan la obtención de logros; pero, presentan
conflictos familiares; consideran que en su familia existe
poco soporte afectivo y escasas actividades de desarrollo
compartidas entre sus miembros. Esto ocasiona la
separación personal del adolescente, pues su familia no
le brinda el soporte emocional y, en consecuencia, el
adolescente carece de autoestima y se expone a
situaciones de riesgo, como el consumo de drogas
(Muñoz, Pinto, Callata, Napa & Perales, 2006).
En lo que respecta a la adaptabilidad familiar se
encontró que conciernen al grupo flexible (media y alta)
en donde las familias muestran un liderazgo
habitualmente democrático, la disciplina no es severa en
y las reglas pueden cambiar, sin embargo los padres son
quienes toman las decisiones. Cabe mencionar que
23.4% presento una adaptabilidad muy alta el cual
pertenece al grupo caótico donde las familias tienen un
liderazgo muy limitado, los roles ni las reglas son estables
y claras o cuando lo son, no se llevan a cabo y las
decisiones parentales son impulsivas. La adaptabilidad
alta afecta la dinámica familiar y la posibilidad de que en
las familias de los adolescentes, los roles en el hogar no
sean claros, no se cumplan de forma efectiva, que los
padres no tengan autoridad ni liderazgo en su dinámica
familiar, causando frecuentes cambios en las reglas, y
que las decisiones parentales sean impulsivas; situación
que se puede presentar debido a la ausencia de unos o
ambos padres en el hogar por motivos laborales o
fallecimiento, tal como lo señala Pinto et al, (2004).
Además, se encontró una relación positiva y
significativa entre la funcionalidad familiar y el consumo
de alcohol en los adolescentes, similar a lo reportado por
Alonso-Castillo, Yañez-Lozano & Armendáriz-García
(2017), resultados que corroboran que una familia
funcional es protectora frente al consumo de alcohol en
adolescentes. Las características positivas del
funcionamiento familiar potencian y refuerzan la
confianza en las decisiones tomadas por los
adolescentes, siendo mejor la capacidad de discriminar
situaciones de riesgo social y disminuyendo la
vulnerabilidad al consumo de drogas. Cabe mencionar
que los datos anteriores del funcionamiento familiar no
saludable y con tendencia a la disfuncionalidad familiar
que evidencian probablemente que los hogares no son
armónicos debido a la carencia de manifestaciones de
cariño, sumado a que los adolescentes perciben a sus
familiares con cierta separación emocional, o que son
YADIRA MATEO-CRISÓSTOMO, VALENTINA RIVAS-ACUÑA, MARIANA GONZÁLEZ-SUÁREZ, GRISELDA HERNÁNDEZ RAMÍREZ Y ARMINDA VICTORINO-BARRA
204
Health and Addictions, Vol. 18, No.2, 195-205
sometidos a circunstancias adversas o situaciones
estresantes, puede influir en la presencia de problemas
emocionales y mentales trascendentales como los
trastornos de conducta o consumo de alcohol y tabaco,
entre otros (Ruiz & Andrade 2005).
En este estudio se identificó un efecto de la
funcionalidad familiar y la cohesión en relación con el
consumo de alcohol, similar a lo reportado en otros
estudios (Alonso-Castillo, Yañez-Lozano & Armendáriz-
García 2017) que encontraron que las variables que
mantienen el efecto en el consumo de alcohol son el
trabajo, estudiar, la edad de inicio, el consumo de alcohol
y la funcionalidad familiar. Cuando la familia no se adapta
a cambios generados por sus integrantes, cuando se
generan conflictos en la funcionalidad familiar, cuando
existen escasas muestras de cariño entre los mismos
miembros y cuando no se respetan los espacios de cada
integrante, puede desencadenar un consumo de
sustancias en los adolescentes. En este caso la
percepción que tiene el adolescente sobre la
funcionalidad de su familia, influye en el inicio del
consumo de alcohol, por lo que la dinámica familiar
puede ser un factor de riesgo del inicio temprano del
consumo de alcohol; asímismo el consumo de alcohol
puede ser una forma de evadirse de la realidad que están
viviendo en su familia (Obradors-Risa, Arisa & Muntaner,
2014; Ohannessian et al. 2016).
En general, los resultados del presente estudio
indican la importancia de la familia como fuente de apego
y ayuda emocional durante la adolescencia, así como la
importancia de contar con un contexto cohesionado
moderado en el sistema familiar como condición para
que la frecuencia de los conflictos con los padres no
afecten de manera importante a la percepción de los
adolescentes sobre la satisfacción de su vida con su
familia.
Se concluye que el consumo de alcohol ha tenido
aumentos significativos en los adolescentes, además que
la mayor parte de los participantes presenta un consumo
dañino y dependiente; la edad de inicio de consumo está
presentándose cada vez más a edades mucho más
tempranas, lo cual implica un mayor riesgo de salud de
esta población tan vulnerable. En lo que corresponde al
consumo de tabaco se encontró que este consumo se
presenta a mayor edad; siendo un factor de riesgo para
la población adulta; asímismo se encontró que una
minoría de los participantes del estudio presentaba una
adicción moderada-alta a la dependencia del tabaco,
considerando con ello enfermedades complejas para la
salud del adolescente.
En cuanto a la funcionalidad familiar se encontró
que existe una disfunción moderada y severa, lo cual
puede contribuir a generar susceptibilidad en el
desarrollo físico, psicológico y social en el adolescente.
Asimismo, en lo que concierne a la satisfacción familiar
(cohesión y adaptabilidad familiar), la mayor parte de los
adolescentes refieren una media y alta satisfacción; es
decir pertenecen al grupo conectado donde encuentran
aprecio, cercanía y lealtad emocional, incluso entre
padres e hijos, se respeta, la necesidad de los espacios
individuales. En lo que respecta a la adaptabilidad, la
mayoría de los adolescentes presentaron una media y
alta satisfacción; se encontró que conciernen al grupo
flexible en donde las familias muestran un liderazgo
habitualmente democrático, la disciplina no es severa en
y las reglas pueden cambiar, sin embargo los padres son
quienes toman las decisiones.
Además se encontró una relación positiva y
significativa de la funcionalidad familiar con el consumo
de alcohol; el aumento de la cohesión familiar unido a la
funcionalidad familiar predice un incremento en la
satisfacción familiar de los adolescentes y viceversa, una
disminución de la funcionalidad y cohesión familiar
pueden predecir la disminución de satisfacción familiar,
que conlleva como resultado el consumo de alcohol en
los adolescentes.
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