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Influencia de las características sociodemográficas y clínicas en la calidad de vida y malestar emocional del paciente oncológico

Authors:

Abstract

Varios estudios han descrito una serie de factores socio-demográficos y clínicos como predoctores o correlacionados con la respuesta adaptativa al tratamiento oncológico. Los hallazgos varían entre los diferentes estudios por las características escogidas para analizar. En este sentido, algunas variables emergen como moduladoras de la respuesta adaptativa al cáncer: edad, género, nivel educativo, estado marital, tiempo desde el diagnóstico, localización del tumor, efectos secundarios del cáncer o del tratamiento, tipo de tratamiento oncológico. Dos medidas son utilizadas, el índice de calidad de vida y malestar emocional, para evaluar las diferentes características de la muestra relacionadas con el tratamiento oncológico. Otras variables, estilo de afrontamiento y apoyo social, deben ser consideradas como factores mediadores que pueden exacerbar o aminorar el bienestar del paciente. En esta revisión teórica se han resaltado determinados aspectos que ayudan a identificar características asociadas a la respuesta adaptativa al cáncer.
Correspondencia:
Gema Costa Requena
Servicio de Psiquiatría. Hospital de Mataró
Ctr. de Cirera s/n 08304-Mataró. Barcelona
E-mail: gcosta@csdm.cat
INFLUENCIA DE LAS CARACTERÍSTICAS SOCIODEMOGRÁFICAS Y
CLÍNICAS EN LA CALIDAD DE VIDA Y MALESTAR EMOCIONAL DEL
PACIENTE ONCOLÓGICO
Gema Costa1 y Rafael Ballester2
1 Servicio de Psiquiatría. Hospital de Mataró. Consorci Sanitari del Maresme, Mataró (Barcelona)
2 Departamento de Psicología Básica, Clínica y Psicobiología. Universidad Jaume I, Castellón.
Resumen
Varios estudios han descrito una serie de
factores socio-demográfi cos y clínicos como
predictores o correlacionados con la respues-
ta adaptativa al tratamiento oncológico. Los
hallazgos varían entre los diferentes estudios
por las características escogidas para analizar.
En este sentido, algunas variables emergen
como moduladoras de la respuesta adaptati-
va al cáncer: edad, género, nivel educativo,
estado marital, tiempo desde el diagnóstico,
localización del tumor, efectos secundarios del
cáncer o del tratamiento, tipo de tratamiento
oncológico. Dos medidas son utilizadas, el ín-
dice de calidad de vida y malestar emocional,
para evaluar las diferentes características de la
muestra relacionadas con el tratamiento onco-
lógico. Otras variables, estilo de afrontamiento
y apoyo social, deben ser consideradas como
factores mediadores que pueden exacerbar o
aminorar el bienestar del paciente.
En esta revisión teórica se han resaltado
determinados aspectos que ayudan a identi-
car características asociadas a la respuesta
adaptativa al cáncer.
Palabras clave: Características socio-de-
mográfi cas, tratamiento del cáncer, calidad de
vida, malestar emocional.
Abstract
Several studies have examined a range
of clinical and socio-demographics factors
as predictors or correlates of adjustment to
cancer treatment. Findings varied across
different studies by which characteristics were
chosen to be examined. In spite of these issues,
some factors emerged like modulators to the
adjustment to cancer; age, gender, educational
level, marital status, length of time since
diagnosis, localized of tumor, late effects of
cancer and/or its treatment, type of oncology
treatment. Two measures are used, quality
of life and distress, to assess the different
sample characteristics related to cancer
treatment. Other variables, coping styles and
social support, have to be considered such as
mediating factors which may exacerbate or
ameliorate the patient’s well-being.
Particular areas have been highlighted in
this literature review, initial theory research
identifi ed characteristics associated with
adjustment to cancer.
Key words: Socio-demographic characteris-
tics, cancer treatment, quality of life, distress.
PSICOONCOLOGÍA. Vol. 7, Núm. 2-3, 2010, pp. 453-462
454 Gema Costa et al.
La adaptación al diagnóstico y trata-
miento del cáncer, no es el resultado úl-
timo del afrontamiento de la enfermedad,
sino que ocurre a través del tiempo y se
manifi esta de forma multidimensional. Ac-
tualmente se utiliza la expresión “respues-
ta adaptativa al cáncer” como un concep-
to integrador, caracterizado por un activo
proceso psicosocial que realiza la persona
en sentido positivo, como crecimiento per-
sonal, o en sentido opuesto como trastorno
emocional. La respuesta adaptativa al cán-
cer se enmarca en un modelo psico-social
que enfatiza el contexto social de la expe-
riencia personal ante la enfermedad onco-
lógica(1). Al medir la respuesta adaptativa al
cáncer los instrumentos que evalúan cali-
dad de vida parecen ser los más sensibles
al cambio que manifi esta el paciente. El
objetivo de este estudio es hacer una breve
revisión de algunas de las características
socio-demográfi cas y clínicas que infl uyen
en la manifestación de la respuesta adap-
tativa al cáncer durante el tratamiento on-
cológico, se evalúa la respuesta adaptativa
con los índices de calidad de vida y males-
tar emocional del paciente. Algunas varia-
bles socio-demográfi cas consideradas son
la edad, género, nivel educativo, y estado
marital; otras características clínicas del
cáncer, son el tiempo desde el diagnóstico,
localización del tumor o sintomatología fí-
sica asociada, que también pueden mediar
sobre la respuesta del paciente durante el
tratamiento oncológico.
Calidad de vida
El concepto de calidad de vida, o más
concretamente, calidad de vida relaciona-
do con la salud, está referido a una valora-
ción subjetiva sobre la salud, que varía con
el tiempo, y que viene condicionada por
los factores socio-demográfi cos y clínicos
que caracterizan al paciente y su enferme-
dad en un momento determinado.
Al considerar las variables socio-demo-
gráfi cas, en lo referente a la edad, en pa-
cientes con leucemia linfocitaria crónica
aparece una correlación en sentido nega-
tivo entre edad y calidad de vida, mostran-
do las personas mayores peor puntuación
en la dimensión física, rol funcional y ca-
lidad de vida global(2). Resultados semejan-
tes también se registran en pacientes con
tumor de tiroides(3). En pacientes mayores
de 70 años con tumores neuroendocrinos
muestran limitaciones en el rol funcional
y dimensión física de la calidad de vida
comparados con los pacientes de menor
edad(4). Por el contrario, en una muestra
de pacientes con localización del tumor
en el colón, pulmón, mama y, cabeza y
cuello, la edad se relaciona en sentido
positivo con bienestar físico, emocional y
funcional de la calidad de vida(5). En mu-
jeres con cáncer de mama menores de 50
años, las variaciones de edad dentro del
grupo no muestran relación signifi cativa
con la calidad de vida(6), mientras que al
realizar subgrupos de edad, la calidad de
Marco Polo describe un puente piedra por piedra.
–¿Pero cuál es la piedra que sostiene el puente?– pregunta Klublai Khan.
–El puente no está sostenido por esta piedra o por aquélla– responde Marco–, sino por la línea
del arco que ellas forman.
Kublai Khan permanece silencioso, refl exionando. Después añade:
–¿Por qué me hablas de las piedras? Lo único que me importa es el arco.
Polo responde:
–Sin piedras no hay arco.
Las Ciudades Invisibles, p. 65, I. Calvino, 1999
Influencia de las características sociodemográficas y clínicas en la calidad de vida y malestar … 455
vida aparece más dañada en el subgrupo
de mujeres entre 40 -50 años comparado
con el subgrupo de mujeres menores de 40
años(7). Así mismo al comparar dos grupos
de mujeres con cáncer de mama, un grupo
de 40 a 64 años y otro de más de 65 años
de edad, durante el tratamiento oncológi-
co el grupo de pacientes más jóvenes pre-
sentan mejores puntuaciones globales en
calidad de vida comparado con el grupo
de más edad(8). Ante esta contrariedad de
resultados, es interesante tener en cuen-
ta la diferenciación entre dimensiones de
calidad de vida. En este sentido según al-
gunos estudios(9), las mujeres con cáncer
de mama de menor edad muestran una
peor evaluación en la dimensión emocio-
nal, y no en la dimensión física o funcio-
nal. Mención especial hay que hacer al
referirse al concepto de calidad de vida
en pacientes oncológicos de más de 65
años, en este sentido la edad no se valora
sólo en su acepción cronológica, sino con
la consideración de factores fi siológicos,
cognitivos, funcionales y emocionales que
le acompañan, y que en su conjunto deter-
minan de forma interdisciplinar la decisión
sobre el plan de tratamiento a seguir para
que interfi era lo menos posible en el esta-
do de bienestar del paciente(10).
Al estudiar otras variables socio-demo-
gráfi cas, como diferencias de género en
calidad de vida, tampoco encontramos
un acuerdo entre los diferentes estudios.
Así, las mujeres con leucemia linfocitaria
crónica obtienen peores puntuaciones en
las dimensiones de calidad de vida global,
funcionamiento físico y emocional(2). En
cambio, en tumores neuroendocrinos no
aparecen diferencias en calidad de vida
según el género(4). Sin embargo, en una
muestra heterogénea de pacientes con
cáncer de mama, pulmón, cáncer de co-
lon y, cáncer de cabeza y cuello, las mu-
jeres informan de mayor bienestar funcio-
nal durante el tratamiento oncológico que
los hombres(5). En pacientes con cáncer de
tiroides, los hombres aparecen más seve-
ramente afectados en calidad de vida du-
rante el tratamiento en las dimensiones de
funcionamiento físico, dolor corporal y rol
emocional(3). También, tienen más riesgo
de padecer peor calidad de vida los hom-
bres con cáncer de cabeza y cuello que
las mujeres con este tipo de tumor(11). Qui-
zás, si se profundizara en las discrepancias
de resultados según el género, habría que
considerar la localización del tumor como
una variable que media en la manifesta-
ción de los valores de la calidad de vida.
Por otra parte, el grado de formación
académica parece tener una acción más
clara que las anteriores variables sobre ca-
lidad de vida. Así, el bajo nivel educativo
predice peor calidad de vida en pacientes
con cáncer de cabeza y cuello(11). Al dife-
renciar dimensiones de calidad de vida, el
tener menos años de formación educativa
se ha asociado con mayor malestar emo-
cional en mujeres con cáncer de mama(12)
y pacientes con cáncer de próstata(13). La
dimensión de funcionamiento físico en la
calidad de vida, parece menos afectada en
pacientes con tumores neuroendocrinos, si
tienen más de 16 años de formación edu-
cativa en comparación con los pacientes
de menor nivel de estudios(4).
Respecto a la infl uencia del estado ma-
rital sobre la calidad de vida durante el tra-
tamiento oncológico, ésta no ofrece resul-
tados defi nitivos. Las mujeres con cáncer
de mama casadas al compararlas con el
grupo de no casadas obtienen peores nive-
les en los índices generales de calidad de
vida(7). En cambio, en tumores neuroendo-
crinos no aparecen diferencias en calidad
de vida según el estado marital del pacien-
te(4). Teniendo en cuenta no sólo la calidad
de vida sino la supervivencia oncológica,
el estar casado en los hombres muestra
relaciones positivas con la supervivencia,
entendiendo que el estado marital es pro-
piciador de conductas saludables en los
hombres(14).
456 Gema Costa et al.
Si consideramos las variables de tipo
clínico, en lo que respecta a la relación
entre tiempo desde el diagnóstico y cali-
dad de vida tampoco las aportaciones son
concluyentes. En algunos estudios, el tiem-
po desde el diagnóstico no se relaciona
con mejores puntuaciones en calidad de
vida en mujeres con cáncer de mama(6,9).
En otros, la calidad de vida de mujeres
con cáncer de mama mejora cuanto más
tiempo ha pasado desde el diagnóstico(7),
o desde que fi nalizó el tratamiento(8). Esto
mismo ocurre en pacientes con tumor de
cabeza y cuello: 12 meses después del
diagnóstico aparecen mejorías en calidad
de vida para las dimensiones de rol físi-
co, dolor corporal, y funcionamiento so-
cial(15). También en pacientes con cáncer
de tiroides aparecen correlaciones positi-
vas entre tiempo desde el diagnóstico y
mejoría en calidad de vida(3). Aunque no
son resultados concluyentes, en la mayoría
de estudios el tiempo desde el diagnóstico
aporta una mejoría en la calidad de vida
del paciente.
La localización del tumor es una va-
riable considerada como factor predictor
en la manifestación de los índices de ca-
lidad de vida, si bien la complejidad que
supone el recoger una muestra heterogé-
nea y de tamaño sufi ciente para realizar
una comparación en niveles de calidad de
vida según la localización del tumor, redu-
ce la existencia de estudios con resultados
concluyentes. Los pacientes con cáncer de
pulmón son los que muestran niveles más
bajos en la dimensión funcional compara-
do con los diagnósticos de cáncer de co-
lon, mama e incluso cáncer de cabeza y
cuello(5). Si consideramos dentro de cada
tumor el tipo de sintomatología física que
le caracteriza, la interferencia con la cali-
dad de vida del paciente también varía. En
pacientes con leucemia linfocitaria crónica
los síntomas que dañan la calidad de vida
general son la fatiga, seguido de náuseas y
vómitos, pérdida de apetito y estreñimien-
to(2). Por otra parte, en mujeres jóvenes me-
nores de 50 años con cáncer de mama,
los síntomas más prevalentes eran sofocos,
difi cultades en el control del esfínter uri-
nario, y dolor en las relaciones sexuales(6).
Otra variable clínica a tener en cuenta es
el tipo de tratamiento oncológico. En pa-
cientes con tumor de cabeza y cuello, la
quimioterapia ha sido asociada con peores
puntuaciones en las dimensiones físicas de
calidad de vida (escalas de funcionamien-
to físico, rol físico y dolor corporal). Así
mismo en estos pacientes, la radioterapia
afecta a las dimensiones físicas relaciona-
das con la alimentación por la presencia de
efectos secundarios típicos, como la xeros-
tomía(15). La precariedad del bienestar físi-
co en pacientes con cáncer de mama tras
nalizar la quimioterapia es signifi cativa al
compararlo con los valores de calidad de
vida del pre-tratamiento(9,7). La neutropenia,
otro efecto secundario característico del
tratamiento con quimioterapia, produce un
declive en la calidad de vida del paciente
que alcanza niveles signifi cativos en la di-
mensión de dolor corporal(16).
Como se puede apreciar la pluralidad
de resultados que aparecen sobre la in-
uencia de las características socio-demo-
gráfi cas y clínicas en la manifestación de
los niveles de calidad de vida, nos advierte
de la complejidad que supone la defi ni-
ción de una respuesta adaptativa al cáncer.
El estudiar las características clínicas de
la enfermedad, y variables psico-sociales
del paciente aisladamente no resulta clari-
cador, parece pertinente que sea la inte-
gración del conjunto de estas variables en
cada paciente la que ofrezca una visión
personalizada del tratamiento del cáncer,
y ayude a entender la respuesta que ofrece
el paciente ante el tratamiento oncológico.
Malestar emocional
Una respuesta no adaptativa al cáncer
viene muchas veces denotada por la pre-
Influencia de las características sociodemográficas y clínicas en la calidad de vida y malestar … 457
sencia de morbilidad psicopatológica. Así,
un alto número de estudios en psico-onco-
logía se han dedicado a evaluar el porcen-
taje de trastorno o sintomatología ansioso-
depresiva en pacientes oncológicos, que
vendría a ser un extremo en la dimensión
emocional de calidad de vida. Haremos
referencia en este apartado a los estudios
que evalúan malestar emocional durante
el tratamiento oncológico, evaluado con
la dimensión emocional de la calidad de
vida, o malestar emocional evaluado con
instrumentos de cribado específi cos para
discriminar sintomatología de ansiedad y
depresión clínicamente signifi cativa.
El malestar emocional, traducido del
vocablo inglés distress, se refi ere a un con-
tinuo de síntomas de ansiedad y depresión
que varían en severidad y pueden llegar
a manifestar criterios de signifi cación clí-
nica, u orientación diagnóstica de tras-
torno mental(17). Algunos estudios señalan
una mayor prevalencia de sintomatología
ansiosa (17-23%) que depresiva (3-9%)
en pacientes oncológicos no hospitaliza-
dos(12,18). Los tipos de trastornos de ansie-
dad más frecuentes en pacientes oncológi-
cos, sin considerar los trastornos adaptati-
vos con ansiedad, son la fobia específi ca,
el trastorno de ansiedad generalizada y el
trastorno de pánico(19).
Al revisar las características socio-de-
mográfi cas o clínicas asociadas al malestar
emocional del paciente oncológico obser-
vamos que respecto al género, destaca la
mayor presencia de malestar emocional en
las mujeres que en los hombres(17,20). Ade-
más en ellas prevalece más la sintomatolo-
gía ansiosa(19). En otros estudios al evaluar
malestar emocional como dimensión de
calidad de vida no aparecen diferencias
de género en una muestra heterogénea
respecto a la localización del tumor(5), y
tampoco aparecen diferencias de género
con pruebas de cribado específi cas para
evaluar malestar emocional (BSI, Brief
Symptom Inventory)(21).
Respecto a la infl uencia de la edad,
en un meta-análisis de estudios publicados
entre los años 1980 y 1994, los autores
señalan la prevalencia de trastorno mental
en pacientes oncológicos entre el 0% y el
46%, siendo mayor el malestar emocional
en pacientes oncológicos jóvenes (media
de edad menor de 50 años) que en pacien-
tes de más edad (media de edad mayor de
50 años)(22). Específi camente durante el tra-
tamiento, la edad también correlaciona en
sentido negativo con malestar emocional
en pacientes con melanoma(20), y cáncer
de mama(9,13,23,24). En una muestra hetero-
génea respecto a la localización del tumor,
el malestar emocional era mayor en las
personas jóvenes. Sin embargo el nivel de
malestar decrecía hasta la edad de 80 años
en que volvía a incrementar(21). Sin em-
bargo, utilizando un cuestionario de criba-
do específi co para el malestar emocional
(HADS, Escala de Ansiedad y Depresión
Hospitalaria), la mayor proporción de ma-
lestar emocional en pacientes oncológicos
se sitúa entre el rango de edad de los 50 a
65 años en una proporción del 51%, frente
al 37% de malestar emocional en el grupo
de edad mayor de 65 años, o el 28% para
el grupo menor de 50 años(17).
De las variables socio-demográfi cas el
estado marital parece una de las que pue-
de modular el nivel de malestar emocio-
nal, si actúa como proveedor de apoyo so-
cial durante el tratamiento oncológico. En
mujeres con cáncer de mama, tener pareja
en el momento del tratamiento contribuye
a un mayor bienestar emocional a largo
plazo(23). Igualmente en otro estudio las
mujeres con cáncer de mama no casadas
son las que presentan más malestar emo-
cional durante el tratamiento(9), manifesta-
do de forma prevalente con sintomatología
depresiva(12,25). Asimismo, en pacientes con
tumor de cabeza y cuello, el vivir sólo
era predictor del diagnóstico de trastorno
mental, trastorno adaptativo o depresión
mayor(26). En general, el estado marital ha
458 Gema Costa et al.
sido una variable estudiada como deter-
minante en la percepción del apoyo social
recibido, y que ayuda a reducir la presen-
cia de malestar emocional en el paciente
oncológico.
Considerando como variable clínica el
tiempo desde el inicio del tratamiento, al-
gunos estudios señalan una mejoría en el
estado de ánimo de los pacientes confor-
me evoluciona el tratamiento(23,27). En otras
investigaciones se apunta a que durante
el curso de la enfermedad se reduce los
síntomas de ansiedad, mientras la sinto-
matología depresiva no muestra cambios
signifi cativos(22,24), o se incrementa en el
post-tratamiento(9).
También en las características clínicas
de la enfermedad, el estadio del tumor es
una variable a considerar infl uyente en el
malestar emocional. En pacientes con tu-
mor de cabeza y cuello, el estadio avan-
zado de la enfermedad era un signifi cativo
predictor de malestar emocional(26), mien-
tras en pacientes con cáncer de mama el
estadio de la enfermedad no aparece aso-
ciado al malestar emocional. Así, al com-
parar un grupo de pacientes con cáncer
de mama en estadio inicial frente a otro
grupo con metástasis, no muestran dife-
rencias signifi cativas en la prevalencia de
malestar emocional con un porcentaje en
trastorno mental del 45% y 42%, respec-
tivamente(24). En otros estudios se señalan
otros factores médicos, no tanto el estadio
de la enfermedad, como determinantes del
malestar emocional. Así, destacan como
predictores en pacientes con cáncer de
ovario la presencia de dolor persistente en
las últimas dos semanas, y deterioro en la
dimensión de funcionamiento físico de la
escala de calidad de vida(28). Otro sínto-
ma asociado al deterioro funcional en la
calidad de vida del paciente oncológico
es la difi cultad para conciliar o mantener
el sueño, aunque en sí mismo también
puede ser entendido como característico
de la ansiedad o malestar emocional(20). A
ello añadimos las poco mencionadas dis-
funciones sexuales, que suelen afectar al
30%-90% de pacientes dependiendo de la
localización del tumor y tipo de tratamien-
to realizado, y ocasionan el consecuente
deterioro en el bienestar emocional(29,30).
La localización del tumor con la sin-
tomatología física asociada condiciona el
malestar emocional del paciente durante
el tratamiento oncológico. En este sentido,
los niveles de malestar emocional en pa-
cientes con cáncer de pulmón son signifi -
cativamente más elevados al compararlos
con pacientes con tumor de mama o co-
lon, pero semejante a los que se presentan
en pacientes con cáncer de páncreas, hí-
gado o, cabeza y cuello(21). Las altas tasas
de suicidio aparecen más frecuentemente
asociadas a pacientes con tumor de cabe-
za y cuello(31), y se manifi estan con idea-
ción suicida en el 17% de pacientes con
cáncer de páncreas(30).
Respecto al tipo de tratamiento, en pa-
cientes con cáncer de mama aunque el
haber realizado quimioterapia se ha aso-
ciado de forma signifi cativa con pobre vi-
talidad y bajo funcionamiento social en
las dimensiones de calidad vida, no se
ha relacionado con peores puntuaciones
en la dimensión emocional de calidad de
vida al compararlo con las puntuaciones
de la población general(9). Tampoco en pa-
cientes con cáncer de cabeza y cuello, la
quimioterapia se asocia con peores pun-
tuaciones en las dimensiones emocionales
de calidad de vida aunque si lo hace en
las dimensiones físicas(15). Por el contra-
rio, en una muestra heterogénea de pa-
cientes con melanoma y cáncer de mama,
al comparar malestar emocional según el
tipo de tratamiento recibido (sólo cirugía
o quimioterapia) los resultados fueron sig-
nifi cativamente negativos en los pacientes
que recibieron quimioterapia(20). El reali-
zar radioterapia en mujeres con cáncer de
mama se asocia a una menor probabilidad
de sintomatología depresiva al fi nalizar el
Influencia de las características sociodemográficas y clínicas en la calidad de vida y malestar … 459
tratamiento, comparado con las mujeres
que reciben quimioterapia, tratamiento
hormonal o cirugía(25).
Finalmente, el deterioro funcional y
social del paciente, la comorbilidad de
síntomas asociados a la enfermedad o tra-
tamiento, o la propia percepción del pa-
ciente de tener un pobre estado de salud,
se relaciona de forma signifi cativa con la
prevalencia de malestar emocional(17). Así,
en mujeres con cáncer de mama los bajos
índices en calidad de vida durante el trata-
miento ayudaron a predecir sintomatología
depresiva 18 meses después del diagnósti-
co(25). Por otra parte, en un estudio longitu-
dinal de pacientes con cáncer de mama es
la sintomatología depresiva la que ayuda a
explicar de forma signifi cativa los índices
de calidad de vida durante el tratamien-
to(27), de modo que ambas variables apare-
cen mutuamente implicadas.
La dispersión de resultados sobre la in-
uencia de las variables socio-demográ-
cas y clínicas en el malestar emocional
del paciente, limita la extracción de con-
clusiones. Quizá todo ello haga resaltar
la importancia de las variables mediadoras
durante el tratamiento oncológico, en este
sentido resulta ineludible la consideración
de los aspectos cognitivos y afectivos del
paciente, no tratados en este estudio de re-
visión. La consideración exclusiva de varia-
bles socio-demográfi cas y clínicas durante
el tratamiento oncológico acota la validez
de resultados al referirse a la respuesta
adaptativa al cáncer. Por tanto, aunque
los estudios revisados señalan la presen-
cia de varios factores socio-demográfi cos y
médicos infl uyentes en la calidad de vida
y malestar emocional del paciente onco-
lógico, otros factores psicosociales como
el apoyo social, las estrategias de afron-
tamiento, la imagen corporal o las rela-
ciones sexuales aparecen con consistencia
relacionados con la respuesta adaptativa
al cáncer(6), incluso en algunos estudios se
mencionan rasgos de personalidad como
determinantes de diferencias a largo plazo
en calidad de vida(23), o las creencias espi-
rituales como predictores de niveles ele-
vados en calidad de vida(5). También se ha
considerado la relación médico-paciente,
en sentido de que una buena relación de
trato del paciente con su oncólogo de re-
ferencia predice mejores puntuaciones en
la dimensión social, funcional y valoración
de la calidad de vida global(5). A continua-
ción presentamos una breve revisión de
dos conceptos, estrategias de afrontamien-
to y apoyo social recibido, y su relación
con la respuesta adaptativa al cáncer.
Estrategias de afrontamiento y apoyo
social percibido
Al delimitar los factores que diferencian
una respuesta adaptativa a la enfermedad
oncológica, el estilo de afrontamiento y el
apoyo social percibido pueden funcionar
como protectores o favorecer una respues-
ta favorable durante la enfermedad. Estra-
tegias de afrontamiento caracterizadas por
la evitación y aceptación de la enferme-
dad con resignación, además de un bajo
apoyo social percibido, son predictores
de una pobre adaptación a la enfermedad
oncológica(20,32). En otros estudios, los esti-
los de afrontamiento con Desesperanza y
Preocupación Ansiosa son los signifi cati-
vamente asociados con morbilidad psico-
patológica(18), mientras la dimensión de Es-
píritu de Lucha se correlaciona con menor
malestar emocional(33). A su vez, la edad
parece como una variable moduladora
del estilo de afrontamiento utilizado por
el paciente. La edad muestra relaciones
positivas con un estilo de afrontamiento
Fatalista y correlaciones negativas con Es-
píritu de Lucha y Preocupación Ansiosa(34),
en otro estudio sólo son signifi cativas las
correlaciones negativas entre edad y Pre-
ocupación Ansiosa(33).
La búsqueda de apoyo social, es el
tipo de estilo de afrontamiento más utili-
460 Gema Costa et al.
zado en pacientes con cáncer de mama
y melanoma, su carencia es predictora de
una pobre calidad de vida percibida(20). La
edad también aparece en este caso, como
un factor determinante en la percepción
del apoyo recibido: la falta de soporte so-
cial se manifi esta de forma signifi cativa en
personas de más edad(20, 34).
Las diferencias en el tipo de tratamiento
oncológico recibido (cirugía, cirugía más
quimioterapia, o quimioterapia paliativa
sin cirugía), señalan diferencias en la ma-
nifestación de dos dimensiones de estilo de
afrontamiento: Fatalismo o Preocupación
Ansiosa(33). Así las pacientes con cáncer
de mama que no recibieron tratamiento
con quimioterapia muestran puntuaciones
más bajas en Preocupación Ansiosa(33). En
cambio en otro estudio se señala que el
estilo de afrontamiento en pacientes con
cáncer de mama no varía según el trata-
miento oncológico recibido(20). También en
mujeres con cáncer de mama, al estudiar
la interacción entre tipo de tratamiento
oncológico (quimioterapia, radioterapia o
tratamiento hormonal) y rol asumido en
la toma de decisión ante el tratamiento,
aquellas mujeres que recibían quimiotera-
pia y tomaban una actitud más pasiva ante
el tratamiento sufrían niveles más elevados
de malestar emocional manifestados en
sentimientos de rabia, o tristeza(13).
En defi nitiva, al evaluar la respuesta
adaptativa al cáncer mediante el concepto
de calidad de vida, o en la vertiente de
malestar emocional, hay que considerar
una serie de variables socio-demográfi cas
y médicas que pueden determinar la ma-
nifestación del bienestar emocional o físi-
co del paciente. La edad, el género, nivel
educativo, estado marital, tiempo desde el
diagnóstico, localización del tumor, tipo
de tratamiento oncológico son algunos de
los factores considerados en esta revisión.
Aunque la infl uencia de estas variables
parece determinante en el bienestar del
paciente, dista mucho de esclarecerse su
infl uencia por las importantes diferencias
entre estudios al señalar cuál es la inte-
racción entre los factores mencionados, e
incluso el tipo de instrumento de evalua-
ción utilizado. En futuros estudios consi-
deramos que una diferenciación más clara
entre variables, como ejemplo la agrupa-
ción de factores según la localización del
tumor, puede ayudarnos a profundizar en
la personalización del tratamiento oncoló-
gico que recibe el paciente y optimizar su
bienestar o respuesta adaptativa al cáncer.
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... Cuando se analiza la actividad laboral, se indica que el mantenimiento de una vida activa se asocia a un mejor estado emocional, lo que puede estar mediado por diferentes factores como un mejor nivel económico o sentimientos de utilidad 18 . En cuanto al estado civil y al nivel educativo, se ha indicado que estar casado o tener un mayor nivel de estudios serían factores protectores frente a problemas emocionales, al favorecer la percepción de apoyo social y la disponibilidad de más recursos para hacer frente a la enfermedad [19][20][21][22] . Finalmente, respecto a la edad, algunos estudios reportan una disminución de la probabilidad de desarrollar depresión conforme aumenta 23,24 , mientras otros señalan niveles más altos de depresión y ansiedad en pacientes mayores 21,25 . ...
... La literatura destaca que mantener el nivel de funcionamiento se relaciona con bienestar emocional en pacientes oncológicos 40 . En la variable estado civil, no hubo diferencias en el estado emocional, a pesar de que estudios previos indican su efecto protector al resultar un factor de apoyo social 20,21 . Con respecto al nivel de estudios, la presencia de más casos de ansiedad en personas con estudios medios que con estudios superiores fue coherente con investigaciones previas. ...
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Background: Patients with life threatening diseases may experience anxiety and depression. Aim: To analyze anxiety and depression in Chilean patients with cancer. Material and Methods: The Hospital Anxiety and Depression Scale (HADS) was applied to 623 ambulatory and hospitalized patients with cancer (70% women). Results: A low frequency of clinical anxiety (11,7%) and depression (5,3%) was observed. Depression was more common in women, in patients with mid-level education, in unemployed patients and in older people. Anxiety was more common in young and unemployed patients. Conclusions: The frequency of depression and anxiety was low in this group of cancer patients. Women, educated, uneomployed, and older subjects are risk groups for depression. Young and unemployed subjects experience more anxiety
... Es decir, respecto al tiempo de tratamiento, se encontró que los infantes entre doce y noventa y seis meses (cinco niños) tienen altas probabilidades de sufrir de depresión en comparación de los que tienen un tiempo entre cero y doce meses (un niño). En este sentido, Costa y Ballester (17) coinciden en afirmar que, durante el tiempo del tratamiento, la sintomatología depresiva tiende a mantenerse o a aumentar al progresar la enfermedad, lo cual difiere con la investigación de Farhangi et al. (18) quienes mencionan que a mayor duración del tratamiento se presenta menor nivel de depresión, debido a que dicha población podría estar más adaptada a los síntomas o las características de la enfermedad y el tratamiento (19). ...
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RESUMEN Fundamentos El cáncer pediátrico afecta emocionalmente a los infantes causando depresión, la cual se debe intervenir oportunamente como parte fundamental del tratamiento. Por lo tanto, el presente estudio buscó identificar los beneficios de la terapia de la risa en los niveles de depresión en niños y niñas diagnosticados con cáncer de una fundación de Cali, Colombia. Métodos La muestra estuvo conformada por seis niños en tratamiento oncológico, con edades entre los ocho y doce años. Se aplicó el Inventario de Depresión Infantil (CDI) y tres talleres de risoterapia. Se realizo un análisis descriptivo, para las variables cuantitativas se realizaron medidas de tendencia central y para las categóricas se reportaron frecuencias absolutas y relativas. Resultados Los resultados indicaron que el 83% de los niños presentaron un problema emocional debido a la enfermedad; se evidenciaron cambios favorables en los puntajes de depresión posterior a las intervenciones de la terapia de la risa. Conclusiones Se concluye que la terapia de la risa es un tratamiento no farmacológico eficaz al combinarse con talleres orientados a fortalecer la expresión de las emociones, autoestima y proyecto de vida, que no solo permite mejorar la salud de los infantes, sino que previne y reduce la aparición de trastornos emocionales.
... El cáncer de mama se considera una enfermedad crónica 3 y suele ser una experiencia traumática para quién lo padece debido a las diferentes amenazas asociadas con esta enfermedad, como el diagnóstico de una condición potencialmente mortal, los esquemas de tratamiento complejos, y los efectos secundarios resultantes de éstos 4,5 . Los cuales, inciden negativamente en la imagen corporal, afectan la calidad de vida y la salud psicosocial de los pacientes [6][7][8] , esto hace que muchos de ellos experimenten el diagnóstico de cáncer como una situación estresante y peligrosa para la vida 9-12 . ...
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El objetivo de esta revisión sistemática fue identificar la evidencia disponible en la literatura científica en relación con el cáncer de mama y la resiliencia. Se realizaron búsque-das en las bases de datos bibliográficas de Medline, Scopus y Psychology and Behavioral Science Collection (EBSCO) utilizando criterios de búsqueda predeterminados. Se con-sideraron los estudios de investigación publicados hasta diciembre de 2019 y, luego de la evaluación, se incluyeron 45 artículos en la revisión. El estudio del cáncer de mama y la resiliencia se ha convertido en una necesidad y una res-puesta a los posibles efectos secundarios que resultan de esta enfermedad. Esta revisión sistemática destacó que el diagnóstico de cáncer de mama puede conducir al deterioro no solo del estado físico sino también del bienestar social y psicológico. Además, promueve la comorbilidad de pro-blemas de salud mental tales como síntomas depresivos, ansiedad o angustia emocional, afectaciones de la imagen corporal y peor calidad de vida. Los resultados sugieren que puede ser necesario diseñar y desarrollar intervenciones para promover la resiliencia y trabajar con las fortalezas de las mujeres y sus familias o cuidadores. Palabras claves: Resiliencia; Cáncer de mama; Intervenciones. The aim of this systematic review was to identify the evidence available in scientific literature in relation to breast cancer and resilience. The bibliographic databases of Medline, Scopus and Psychology and Behavioral Science Collection (EBSCO) were searched using predetermined search criteria. Research studies published up to December 2019 were considered and following appraisal, 45 articles were included in the review. The study of breast cancer and resilience has emerged as a necessity and a response to the possible side effects that result from breast cancer. This systematic review highlighted that being diagnosis with breast cancer can lead to the deterioration not only of the physical state but also of social and psychological well-being. Also, promoting the comorbidity of mental health problems such as, depressive symptoms, anxiety or emotional distress, affectations of their corporal image and poorer quality of life. The findings suggest it may be necessary to design and develop interventions to promote resilience and working with women's strengths and their families or caregivers. La existencia del ser humano trae consigo un cúmulo de vi-vencias que determinan el rumbo de ésta, obedeciendo a la cohesión entre la percepción e interpretación que cada per-sona realiza de las situaciones, del mundo exterior y de la búsqueda de sentido en su vida. Una de las narrativas más prevalentes y ampliamente aceptada de la humanidad es superar la adversidad 1 , lo cual expone al sujeto a una se-rie de vivencias difíciles de afrontar que pueden derivarse en múltiples procesos individuales de cambio y adaptación; una experiencia que se vincula frecuentemente con la sa-lud-enfermedad, como es la aparición de enfermedades que confrontan a la persona con la posibilidad de muerte. Una de ellas con mayor prevalencia en la actualidad es el cáncer. A partir del análisis minucioso en el ámbito de la salud, se ha podido dilucidar la etiología de enfermedades devastado-ras como el cáncer, el cual, se espera que sea la principal causa de muerte y la barrera más importante para aumentar la esperanza de vida en todos los países del mundo en el siglo XXI 2. Introducción
... El cáncer de mama es el más común entre las mujeres y la primera causa de muerte en el grupo de edad de 40-55 años 1 , con 25.000 casos anuales en España 2 . Los avances terapéuticos han reducido drásticamente la mortalidad, situando la supervivencia a los 5 años en España en un 85% 3 , aunque la agresividad de los tratamientos y sus efectos secundarios inciden negativamente en la imagen corporal, afectan la calidad de vida y la salud psicosocial de las pacientes [4][5][6] , y además provocan un alto nivel de estrés en un tercio de la población afectada 7 . ...
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Resumen Objetivo Evaluar una actividad formativa entre iguales para pacientes con cáncer de mama desde la perspectiva de género; conocer los resultados y profundizar en las experiencias de pacientes y profesionales sanitarios participantes. Método: Diseño multicéntrico mixto (Andalucía, 2017) con un cuestionario de evaluación pretest/postest con 102 pacientes formadas, midiendo hábitos de vida, limitaciones, uso y comunicación con los servicios sanitarios, y autocuidados; y con un análisis de contenido de entrevistas individuales y grupales (con 21 pacientes formadoras y 5 profesionales), centradas en experiencias, necesidades y propuestas de mejora. Resultados Las pacientes describen una buena salud general, con mejoras en dieta (7 a 7,7 de prestest a postest), limitaciones (se redujeron de 1,93 a 1,64 puntos) y autoeficacia (aumentó de 6,46 a 7,42 puntos), con diferencias significativas por edad, estado civil y nivel de estudios (mayor mejoría entre los perfiles más vulnerables). Las participantes reflejaron los beneficios de la formación en los aspectos personal, relacional, psicoemocional y sociocultural, y expresaron cambios en sus modelos identitarios y de vivencias de roles de género tras la formación. Los ámbitos de mejora fueron las cuestiones organizativas, de evaluación y continuidad de la estrategia formativa. Conclusiones La estrategia formativa es una experiencia con resultados positivos en la salud física, relacional y emocional de las participantes, y desde la perspectiva de género se constituye como una oportunidad, individual y compartida, para (re)negociar o deconstruir roles de género, en torno a la experiencia del cáncer de mama.
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El estudio tuvo como objetivo determinar la relación entre factores sociodemográficos y psicológicos con la calidad de vida en pacientes con cáncer; constructo que ha adquirido relevancia debido al aumento de cifras de este padecimiento a nivel mundial. Se midió la calidad de vida, el trastorno de evitación experiencial, la ansiedad y depresión, los valores personales y el nivel socioeconómico en 250 pacientes de 18 a 87 años de la localidad de Barquisimento, Venezuela; es una investigación no experimental de tipo correlacional, se utilizó un diseño causal a través de la técnica de regresión múltiple. Se obtuvo, a través de coeficientes de regresión de cada variable, aquellas con mayor predicción sobre la calidad de vida fueron la consistencia en valores y la ansiedad; además, el trastorno de evitación experiencial influye a través de la ansiedad, la depresión, la importancia en valores y la consistencia en valores. Por ello, resulta importante considerar dichos factores en el desarrollo de programas de intervención que promocionen la calidad de vida.
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Objective: To determine the levels of distress, anxiety and depression and their relation with perceived competence (PC) in cancer patients. Methods: Sociodemographic and clinical data of 42 patients attending the psychology service of an oncology institution were collected. Also, the Hospital Anxiety and Depression Scale (HADS) and the Perceived Competence Scale (PCS) were used. Descriptive, comparative and correlational statistics were obtained. Results: Mean age 49±10.6 years (rank 22-69), 83% female, the most frequent diagnosis was breast cancer (26.2%), 61.9% were in stage IV and more than half in palliative treatment. Scores of distress, anxiety and depression were medium-low and were moderate for PC. An inverse and significant relation between distress and PC was found (p < .01). Correlations between anxiety, depression and PC were non-significant. Conclusions: General control beliefs such as PC are closely related to the emotional state of patients. Research on PC is of importance given that general control beliefs may benefit adjustment along the illness trajectory.
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Background: The patient autonomy and the greater role for women with breast cancer in the decisions about their health are recent issues in healthcare. The objective of this work is to identify and characterize the elements that influence them in treatment decisions. Methods: A phenomenological type qualitative study. Theoretical Sampling included 70 women diagnosed with breast cancer. 45 semi structured interviews and 3 focus groups were performed between October 2009 and July 2010 in 15 regions of Spain. The analysis was based on the principles of grounded theory with the support of Atlas.ti v6.1. Results: Patients are likely to take an active or passive role regarding decision-making depending on different variables such as their age, the information available, their self-assessment as capable agents to make decisions and the relative importance given to physical appearance. As the disease progresses, it can cause a change in women attitude, from an initially passive attitude to a more active role. The attitude of health professionals concerning shared decision-making and the information they offer determines patient participation while the family plays an essential role as a support or reinforcement of decisions made by patients. Conclusions: The patients' attitude regarding the decision-making of patients is very variable, becoming increasingly important the emotional status, the level of information available and the influence of the context.
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Background:: Quality of life (QoL) is a multidimensional construct, and several psychosocial and medical factors can predict a patient's QoL. We investigated the impact of factors in the psychological stress processes on QoL 3 months after diagnosis of melanoma or breast cancer. Patients and methods:: In consecutive melanoma and breast cancer patients with localized disease, cancer-specific social support, coping with cancer, personality trait anger expression, non-cancer stress, sociodemographic variables, cancer and treatment variables, and QoL (evaluated as self-reported psychological and physical symptoms, self-perceived QoL, and depression) were assessed with validated quantitative questionnaires. The associations between QoL and the other factors were investigated with multivariate methods. Results:: Only a few factors differed between melanoma and breast cancer, in terms of treatment modalities and gender. The amount of received social support was higher among breast cancer patients. The predicting power of psychological stress factors on all the QoL measures was strong, but differed between the treatment groups (surgery only versus adjuvant treatment). Psychosocial factors were the strongest predictors of QoL, not cancer type or treatment. Behavioral Escape-Avoidance coping was associated with worse QoL. However, non-cancer life stresses showed the strongest QoL-decreasing influence. QoL-enhancing factors, including social support, were seen clearly only within the breast cancer patients receiving adjuvant treatment. Conclusions:: QoL of newly diagnosed cancer patients is highly associated with psychosocial factors. Non-cancer life stresses seem to be very important in the QoL of newly diagnosed cancer patients. Adjuvant treatment may comprise supportive psychosocial factors that enhance QoL in cancer.
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BACKGROUND. Little information is available regarding depression among Asian breast cancer survivors. METHODS. We estimated the prevalence of depression and its correlates among 1400 participants of a population-based cohort study of women with stage 0-IV breast cancer in Shanghai, China. Through in-person interviews conducted at 6 months and 18 months post-diagnosis and review of medical charts, information on sociodemographic and clinical factors and quality of life (QOL) was collected. Depression was measured by the 20-item Center for Epidemiologic Studies Depression Scale at 18 months post-diagnosis. RESULTS. Approximately 26% of participants had mild to severe depression and 13% fulfilled the criteria of clinical depression at 18 months post-diagnosis. Women with lower income were more likely to have depression than women with higher income (prevalence: 16.6% vs. 6.9% for mild depression and 17.1% vs. 5.5% for clinical depression, respectively). Depression was more common among women who were widowed (18.9%) or divorced/separated/single (16.4%) than among women who were married (11.8%). Women with comorbidity were more likely to have clinical depression (17.3% vs 11.2%). Multivariate analysis showed that low income, marital status, comorbidity, and low QOL scores were independent predictors for depression. We did not find that prevalence of depression differed by menopausal status, estrogen or progesterone receptor status, disease stage, or cancer-related treatments. CONCLUSION. Depression is common among Asian women with breast cancer. Routine screening and prevention of depression are warranted among women with breast cancer.
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Objective: In a review of the literature from 1980 to 1994 on psychological and psychiatric problems in patients with cancer, the prevalence, severity, and the course of these problems (i.e., depression, anxiety, and general psychological distress) were studied with the help of meta-analyses and qualitative analyses. Apart from this, qualitative analyses were also applied with respect to other relevant variables. Method: A literature search in MEDLINE was conducted and cross-references of articles identified via MEDLINE. Meta-analysis was applied when possible. Results: There seemed to be a wide variation across studies in psychological and psychiatric problems. Meta-analysis showed no significant differences between cancer patients and the normal population with respect to anxiety and psychological distress. However, cancer patients seemed to be significantly more depressed than normals. Compared with psychiatric patients, cancer patients were significantly less depressed, anxious, or distressed. Compared with a sample of other medical patients, cancer patients showed significantly less anxiety. With respect to course, a significant decrease was found in the meta-analysis for anxiety, but not for depression. Further meta-analyses showed significant differences among groups of cancer patients with regard to tumor site, sex, age, design of the study, and year of publication. From the qualitative analyses, it seemed that medical, sociodemographic, and psychological variables were related inconsistently to psychological and psychiatric problems. Conclusion: With the exception of depression, the amount of psychological and psychiatric problems in patients with cancer does not differ from the normal population. The amount of psychological and psychiatric problems is significantly less in cancer patients than in psychiatric patients. The amount of anxiety is significantly less in cancer patients than in other groups of medical patients with mixed diagnoses, whereas depression is not. Future studies should aim at exploring possible causes for the sometimes impressive differences in psychological or psychiatric problems among patients with cancer.
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Purpose: To evaluate the quality of life of breast cancer patients previously treated with adjuvant chemotherapy. Method: Registry data were used to recruit a sample of breast cancer patients (N = 61; mean age = 51.6 years) with no current evidence of disease who had completed adjuvant chemotherapy between 3 and 36 months earlier (average = 15.87 months). In addition, a peer nomination procedure was used to recruit an age-matched comparison group of women with no history of cancer (N = 59; mean age = 51.5 years). Both groups were mailed a survey to complete that included the Medical Outcomes Study Short Form 36 (SF-36) and the Center for Epidemiologic Studies Depression Scale (CES-D). These data were used to test the hypothesis that breast cancer patients previously treated with adjuvant chemotherapy experience impaired quality of life relative to their peers and to identify demographic and medical factors associated with individual differences in patient quality of life. Results: Consistent with predictions, the postchemotherapy group scored poorer than the noncancer comparison group on the CES-D and on six of the eight subscales as well as the physical component summary scale of the SF-36 (p < 0.05). With regard to individual differences in patient quality of life, younger age and unmarried status were positively related to poorer mental well-being and greater depressive symptomatology (p < 0.05). Time since cancer diagnosis and chemotherapy completion were also positively related to greater depressive symptomatology (p < 0.05). In contrast, none of the demographic or medical variables assessed were related to physical well-being (p > 0.05). Conclusions: Breast cancer patients appear to experience problems in multiple quality of life domains following the completion of adjuvant chemotherapy treatment. Demographic and medical characteristics explain individual differences in mental but not physical aspects of patient quality of life. These findings demonstrate the need for interventions to improve the quality of life in breast cancer patients previously treated with adjuvant chemotherapy.
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This study explores the relationship between adjustment to cancer and quality of life in a sample of 68 newly diagnosed non-metastatic breast cancer patients. Responses were assessed on three occasions following communication of the diagnosis and included the Mental Adjustment to Cancer (MAC) scale, a measure of denial and a Spanish quality of life questionnaire for breast cancer patients. Appropriate medical variables were considered and included in the analysis. MAC subscales showed adequate internal consistency; nevertheless, there was overlap between subscales and a second order factorial analysis suggested that two dimensions (‘perceived threat’ and ‘perceived control’) suffice to describe mental adjustment to cancer. A strong association was found between mental adjustment to cancer and reported vague physical symptomatology at the first assessment. Older patients showed higher ‘Denial’ scores and lower scores for ‘Anxious preoccupation’. ‘Fighting spirit’ and ‘Denial’ were associated with better present and future quality of life; ‘Helpless/hopeless’, ‘Anxious preoccupation’ and ‘Fatalism’ responses were negatively correlated with well-being. These results are discussed from a theoretical point of view.
Article
This study examined the relationship between psychological adjustment and illness-related, demographic, intrapersonal, family and socio-ecological variables. A total of 132 men and women receiving active cancer treatment completed a battery of instruments designed to measure global psychological functioning, depression, anxiety, coping strategies, domestic and extended family relations, social support quantity and perceived quality, and satisfaction with the health care system. Results revealed that the majority of subjects were experiencing little or no psychological distress; however, 30–35% reported experiencing clinically significant levels of depression, anxiety or global adjustment difficulties. Results further revealed that coping strategies characterized by avoidance or acceptance-resignation, family disturbance and quantity and perceived quality of social support distinguished good versus poor adjustment and were most predictive of psychological distress in this sample.
Article
To investigate the role of psychosocial variables and psychological vulnerability on adjustment to cancer, a study was undertaken on 157 cancer patients. Assessment of adjustment to cancer (Mental Adjustment to Cancer-MAC-scale), social support (Social Support Index), external locus of control (ELC scale), psychiatric history and present mental status (DSM-III- R) was carried out. The results indicated that the MAC dimension Fighting Spirit (FS) was related to low ELC and high social support, while an opposite association was shown for Helplessness (H) and Fatalism (F). According to MAC cut-off scores, ‘cases’ reported higher ELC and lower social support than ‘non-cases’. Patients with a lifetime history of emotional disorders, as well as a present DSM-III-R diagnosis, showed a style of mental maladjustment to cancer (low FS, high H, F and Anxious Preoccupation). The findings seem to confirm the utility of using the MAC in oncologic settings and the importance of prior psychological problems, present emotional disorders, external locus of control and inadequate interpersonal support in favouring less effective strategies of adjustment to cancer.
Article
BACKGROUND High levels of distress are a concern regarding patients with head and neck cancer. Early detection of and intervention for such distress are needed to predict patients' adaptation to treatment or rehabilitation, but few studies have investigated the detection of their distress in a patient population of significant size.METHODS The authors examined 107 consecutive patients with head and neck cancer to assess their psychologic distress (adjustment disorders or major depression) or other psychiatric problems by structured psychiatric interview before the initial cancer treatment. They also evaluated predictive factors for psychologic distress and assessed the ability of a self-rating questionnaire (Hospital Anxiety and Depression Scale, HADS) to screen for distress.RESULTSOf 107 subjects, 18 (16.8%) had an adjustment disorder or major depression. Thirty-six (33.6%), 7 (6.5%), and 35 (32.7%) met criteria for alcohol dependence, alcohol abuse, and nicotine dependence, respectively. Logistic regression analysis revealed that having advanced stage cancer (odds ratio, 5.77; 95% confidence interval [CI], 1.41–39.7; P = 0.03) and living alone (odds ratio, 4.83; 95% CI, 1.04–22.2; P = 0.04) were significantly associated with having psychologic distress. The optimal cutoff point for the HADS screening for psychologic distress was 15. This cutoff point gave 72.2% sensitivity and 81.4% specificity.CONCLUSIONS Head and neck cancer patients who have advanced disease or live alone should be assessed so that psychologic distress can be detected and intervention made. HADS is a useful clinical instrument to screen for their distress. Cancer 2000;88:2817–23. © 2000 American Cancer Society.
Article
Purpose Health related quality of life (HRQoL) was characterized among patients with neuroendocrine tumor (NET) and compared with the general Norwegian population. Methods A cross sectional, comparative design was chosen, and the samples comprised 196 NET patients and 5,258 individuals from the general Norwegian population. We used Chi-square cross tab calculations to evaluate sociodemographic characteristics, T-tests for independent samples and Analysis of Variance (ANOVA) in order to compare HRQoL (SF-36) scores across a range of background variables. Furthermore, T-tests were used to analyze differences in HRQoL scores between the samples. Results NET patients demonstrated significantly lower on all HRQoL subscales when compared with the general population with the lowest values on general health, physical limitation and vitality. Individuals above 70 years reported lower scores on physical functioning and physical limitations compared with those who were younger. Individuals with higher levels of education reported increased physical functioning compared with those with less education and full-time or part-time workers described higher physical functioning and less physical limitations compared with those who were retired. Conclusions All SF-36 HRQoL scores were significantly lower among the NET patients when compared with the general population. Assistance from health personnel to NET patients should focus on those domains.
Article
The purpose of this secondary investigation was to examine the impact of the type of treatment received and the perceived role in treatment decision making in predicting distress and cancer-specific quality of life in patients newly diagnosed with breast or prostate cancer. Participants included 1057 newly diagnosed breast and prostate cancer patients from four Canadian cancer centers who partook in a randomized controlled trial examining the utility of providing patients with an audio-recording of their treatment planning consultation. A MANCOVA was performed to predict distress and cancer-specific quality of life at 12 weeks post-consultation based on control variables (patient age, education, residence, tumor size (breast sample), gleason score (prostate sample), and receipt of an initial treatment consultation recording), predictor variables (treatment type--chemotherapy, hormone therapy, radiation therapy; decisional role--active, collaborative, passive), and interactions between these predictors. Women who received chemotherapy and reported having played a more passive role in treatment decision making had significantly greater distress and lower cancer-specific quality of life at 12-week post-consultation. There were no statistically significant predictors of these outcomes identified for men with prostate cancer. Receipt of chemotherapy places women with breast cancer at risk for distress and reduced quality of life, but only for the subset of women who report playing a passive role in treatment decision making. Prospective, longitudinal studies are needed to confirm the present findings and to explicate the antecedents, composition, and consequences of the 'passive' decisional role during the treatment phase of the cancer trajectory.