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In what situations is breastfeeding contraindicated?

Authors:

Abstract

In practice there are very few situations in which breastfeeding is contraindicated. Some maternal or infants illnesses require an individual evaluation, considering the enormous benefits that breastfeeding compared to the possible risks. In the case that a breastfeeding mother needs medication a suitable drug forthe maternal treatment should be searched for as long as it is compatible. BVIH and VTLV-I virus are transmitted through the mothers milks and breastfeeding is contraindicated, as long as appropriate alternatives are available. Breastfeeding is not contraindicated in the infants whose mothers have B hepatitis nor A hepatitis. Breastfeeding is also not contraindicated in the infants whose mothers has C hepatitis nor for healthy term infants born to mothers who are seropositive carriers of cytomegalovirus. Milk pasteurisation and freezing inactivate the cytomegalovirus and reduces the potential risk of transmission in low birth weight infants and in those that suffer some type of immunodeficiency. In the case of active tuberculosis it must keep in mind the circumstances specified in the text. Breastfeeding is contraindicated in those children with galactosemia. Partial breastfeeding can be maintained in phenylketonuria and others aminoacid congenital metabolic errors, monitoring blood levels of the mentioned aminoacid.
PEDIÁTRICA
(Acta Pediatr Esp. 2005; 63: 321-327)
NUTRICIÓN INFANTIL
36
Introducción
La lactancia materna es el método óptimo de alimentación
del lactante. La Organización Mundial de la Salud (OMS)
recomienda la lactancia materna exclusiva hasta los 6 me-
ses de edad, y acompañada de alimentos complementarios
apropiados hasta los 2 o más años de edad1. Sin embargo,
y según los datos del informe mundial sobre el estado de la
infancia, publicados por UNICEF en 2004, en Europa el por-
centaje medio de lactancia materna exclusiva en menores
de 6 meses es del 14% y en Latinoamérica, del 38%2. En nu-
merosas ocasiones, la lactancia materna es interrumpida por
motivos no justificados. El desconocimiento sobre las contra-
indicaciones de la lactancia materna por parte del pediatra y
de otros profesionales de la salud puede llevar a decisiones
equivocadas.
Fecha de recepción: 07/06/05. Fecha de aceptación: 07/06/05.
Correspondencia: N. Marta az-Gómez. nmdiaz@ull.es
Resumen
En la práctica, son muy pocas las situaciones que contraindi-
can la lactancia. El padecimiento de algunas enfermedades por
parte de la madre o el niño requiere una valoración individuali-
zada, considerando los grandes beneficios de la alimentación
con leche materna frente a los posibles riesgos. Si una madre
lactante precisa medicación, se debe buscar un fármaco que
sea adecuado para el tratamiento de la madre y compatible
con la lactancia.
Tanto el virus del sida como el virus de la leucemia humana
de células T tipo I (HTLV-I) se transmiten a través de la leche
materna y contraindican la alimentación a pecho, siempre y
cuando se disponga de sustitutos adecuados de la leche ma-
terna. La lactancia materna no está contraindicada en los hijos
de madres con hepatitis B ni A. Tampoco está contraindicada
en los hijos de madres con hepatitis C ni en los lactantes sanos
nacidos a término de madres portadoras de citomegalovirus
(CMV). La pasteurización y la congelación de la leche inactiva el
citomegalovirus y disminuye el riesgo potencial de contagio en
los niños de bajo peso al nacer y los que sufren algún tipo de
inmunodeficiencia. En el caso de tuberculosis activa, hay que
tener en cuenta las circunstancias especificadas en el texto.
La lactancia materna está contraindicada en los niños afec-
tados por galactosemia. En la fenilcetonuria y otros errores
congénitos del metabolismo de los aminoácidos, se puede
mantener una lactancia materna parcial, monitorizando los
niveles sanguíneos del aminoácido en cuestión.
Palabras clave
Lactancia materna, enfermedades de transmisión vertical, lac-
tante, galactosemia, fenilcetonuria
Abstract
Title: In what situations is breastfeeding contraindicated?
In practice there are very few situations in which breastfee-
ding is contraindicated. Some maternal or infants illnesses
require an individual evaluation, considering the enormous be-
nefits that breastfeeding compared to the possible risks. In the
case that a breastfeeding mother needs medication a suitable
drug for the maternal treatment should be searched for as long
as it is compatible.
BVIH and VTLV-I virus are transmitted through the mothers
milks and breastfeeding is contraindicated, as long as appro-
priate alternatives are available. Breastfeeding is not contra-
indicated in the infants whose mothers have B hepatitis nor
A hepatitis. Breastfeeding is also not contraindicated in the
infants whose mothers has C hepatitis nor for healthy term
infants born to mothers who are seropositive carriers of cyto-
megalovirus. Milk pasteurisation and freezing inactivate the
cytomegalovirus and reduces the potential risk of transmission
in low birth weight infants and in those that suffer some type
of immunodeficiency. In the case of active tuberculosis it must
keep in mind the circumstances specified in the text.
Breastfeeding is contraindicated in those children with ga-
lactosemia. Partial breastfeeding can be maintained in phen-
ylketonuria and others aminoacid congenital metabolic errors,
monitoring blood levels of the mentioned aminoacid.
Keywords
Breastfeeding, infant, vertical disease transmission, galacto-
semia, phenylketonuria
¿En qué situaciones está contraindicada la lactancia
materna?
N.M. Díaz-Gómez
Pediatra. Miembro del Comité de Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría
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¿En qué situaciones está contraindicada la lactancia materna? N. Marta Díaz-Gómez
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Contraindicaciones de la lactancia
materna
En la práctica, son muy pocas las situaciones que contraindi-
can la lactancia. Ante cualquier situación que pueda plantear
dudas, siempre se debe realizar una valoración individualiza-
da, considerando los grandes beneficios de la alimentación
con leche materna frente a los posibles riesgos. Si se con-
sidera necesaria la interrupción temporal de la lactancia, se
aconsejará a la madre que vacíe con frecuencia las mamas,
de forma manual o con sacaleches, para mantener la produc-
ción de leche y poder reanudar la alimentación al pecho sin
problemas.
Infección por el virus de la inmunodeficiencia
humana
La transmisión del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH)
tipo 1 a través de la leche materna está demostrada. Diversos
factores aumentan el riesgo de transmisión, y explican los ín-
dices variables que se han encontrado en diferentes estudios
(5-53%)3-5. La infección materna por VIH constituye una contra-
indicación para la lactancia en países desarrollados, en los que
se dispone de fórmulas adecuadas para la lactancia artificial6,
7. La situación es distinta en los países en vías de desarrollo,
donde las enfermedades infecciosas y la malnutrición consti-
tuyen las principales causas de muerte en la infancia. En estas
circunstancias, la lactancia materna es crucial para la supervi-
vencia del lactante, al no disponerse de alternativas seguras.
Por este motivo, la OMS recomienda que, en dichos países,
las madres infectadas por VIH mantengan la alimentación al
pecho, ya que sus beneficios superan el riesgo de transmitir
el virus8, 9.
Infección por el virus de la leucemia humana
de células T
Se ha demostrado la transmisión del virus HTLV tipo I y II, que
causa la leucemia/linfoma de células T del adulto, a través de
la leche materna10, por lo que la infección materna por este
virus es una contraindicación para la alimentación al pecho,
siempre y cuando se disponga de sustitutos adecuados11. Se
ha comprobado que la congelación inactiva el virus HTLV-I. Si
esto se confirma, las madres infectadas por HTLV-I podrían ex-
traer la leche, congelarla y después administrársela al lactante
mediante biberón3.
Galactosemia
La lactancia materna está contraindicada en los niños afecta-
do por galactosemia. Estos niños deben recibir una dieta sin
lactosa ni galactosa desde el nacimiento. Hay que excluir la
leche y todos los productos lácteos y sustituirlos por fórmulas
sin lactosa o fórmulas de soja. Algunas formas leves pueden
recibir lactancia materna parcial6, 12, 13.
Deficiencia primaria congénita de lactasa
El déficit congénito de lactasa contraindica la lactancia mater-
na. Esta forma de comienzo temprano en el periodo neonatal,
es extraordinariamente rara; lo se han diagnosticado alrede-
dor de 40 casos desde que fue descrito en 195914.
rmacos y drogas contraindicadas durante
la lactancia
Pocos fármacos contraindican la lactancia por sus efectos no-
civos en el niño al pasar a través de la leche15. Si una madre
lactante precisa medicación, se debe buscar un fármaco que
sea adecuado para el tratamiento de la madre y compatible
con la lactancia16, 17. Como ejemplos de situaciones excep-
cionales que contraindican la lactancia materna, podemos
citar el tratamiento con agentes quimioterápicos o antimeta-
bolitos18,19. La lactancia materna también se debe suspender
si hay que administrar a la madre isótopos radioactivos, con
fines terapéuticos o diagnósticos20-22. La madre puede ex-
traerse la leche los días previos, para dársela al niño durante
ese periodo, hasta que pueda ponerlo de nuevo al pecho; la
leche extraída mientras tenga isótopos radioactivos en su
organismo debe desecharse. Otras pruebas de radiodiagnós-
tico, como las radiografías, la tomografía axial computari-
zada (TAC) y la resonancia magnética nuclear (RMN) (auque
requieran el empleo de medios de contraste) no contraindican
la lactancia.
El consumo de heroína, cocaína, anfetamina y marihuana
es incompatible con la lactancia materna por sus efectos ad-
versos en el niño23, 24. La metadona, en cambio, no comporta
riesgo para el lactante, ya que pasa en cantidades mínimas
a la leche materna; por otro lado, se ha comprobado que la
lactancia materna tiene un efecto beneficioso en estos niños,
en los que mejora la evolución del síndrome de abstinencia
neonatal y disminuye los días de hospitalización25.
Situaciones que requieren
una valoración individualizada
Enfermedades infecciosas maternas
Tuberculosis activa no tratada
El bacilo de la tuberculosis no se ha aislado en la leche mater-
na. La transmisión es por vía respiratoria. Si la tuberculosis se
diagnostica durante el embarazo, debe iniciarse el tratamiento
de inmediato, para evitar el riesgo de contagio. Si se diagnostica
al final de la gestación o después del parto, se tiene que tratar
a la madre lo antes posible, existiendo controversia sobre la
necesidad de separar al niño de la madre. La OMS26 aconseja
no separarlos y administrar al niño isoniacida durante 6 meses
si la madre llevaba menos de 2 meses de tratamiento en el
momento del parto; mientras que la Asociación Americana de
Pediatría6 y otros autores3 recomiendan la separación madre-
hijo hasta que hayan transcurrido las 2 primeras semanas de
tratamiento y la madre ya no sea contagiosa (frotis de espu-
to negativo). Si es necesario que el niño reciba tratamiento
profiláctico con isoniacida, se debe controlar las cifras de
transaminasas y tener en cuenta, al ajustar la dosis, que la
madre también está recibiendo tratamiento con isoniacida y
ésta pasa a través de la leche.
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Herpes simple
El virus del herpes simple se ha aislado en la leche materna,
pero su transmisión por esta vía es rara. Únicamente si la ma-
dre presenta lesiones herpéticas activas en los pezones o cer-
ca de ellos debe interrumpirse la lactancia materna hasta que
las lesiones sanen6. Si el herpes se localiza en un solo pecho,
el niño puede seguir alimentándose del otro pecho hasta que
se produzca la curación. Para prevenir el contagio, es impor-
tante el lavado cuidadoso de las manos y cubrir las lesiones
activas de la piel3, 27.
Hepatitis C
Aunque el ácido ribonucleico (ARN) del virus de la hepatitis C
(VHC) ha sido aislado en la leche humana, no se ha documenta-
do ningún caso de contagio por esta vía. La tasa de transmisión
madre-hijo de la hepatitis C es similar en los niños alimenta-
dos al pecho y en los que reciben lactancia artificial. Algunos
estudios han informado de que el riesgo de transmisión peri-
natal se relaciona con los títulos maternos de ARN del VHC, y
que es mayor en los hijos de madres coinfectadas con el VIH28.
El Centro para el Control y Prevención de Enfermedades y la
Academia Americana de Pediatría6, 29 consideran que la infec-
ción por el virus de la hepatitis C no contraindica la lactancia
materna. Se ha señalado que sería prudente suspender tem-
poralmente la lactancia si la madre infectada por VHC tiene
grietas con sangrado en los pezones30.
Citomegalovirus
Se ha demostrado la transmisión del citomegalovirus (CMV)
a través de leche materna. La leche puede contener también
anticuerpos específicos frente al virus, pero dichos anticuer-
pos no protegen frente a la infección (la tasa de infección por
CMV en lactantes de madres portadoras es del 63%). En los
lactantes a término la infección cursa de forma asintomática
o con síntomas leves y no deja ningún tipo de secuelas, por lo
que las madres portadoras del CMV (no seroconvertida recien-
te) pueden amamantar sin riesgo a su hijo nacido a término
sano28. Los lactantes prematuros y los que sufren algún tipo
de inmunodeficiencia tienen mayor riesgo de presentar sínto-
mas graves y secuelas neurológicas31, 32. La pausterización y la
congelación inactivan el citomegalovirus y reducen de forma
considerable el riesgo de transmisión33.
Brucelosis
Se puede transmitir a través de la leche humana. Si la madre ha
sido diagnosticada cuando ya ha comenzado la lactancia, es muy
probable que el niño esté contagiado y ambos necesiten trata-
miento. No hay acuerdo sobre la necesidad de suspender la ali-
mentación al pecho hasta que se complete el tratamiento34,35.
Enfermedad de Lyme
El agente causal de esta enfermedad, la espiroqueta Borrelia
burgdorferi, se ha aislado en la leche materna, pero no existen
pruebas definitivas de que pueda ser transmitida por esta vía.
Si la madre se diagnostica y trata durante el embarazo, puede
dar el pecho sin riesgo de contagio. Si se diagnostica después
del parto, debe recibir tratamiento inmediato. Será también
necesario tratar al niño si presenta síntomas, como exantema
o fiebre. Una vez que se haya iniciado el tratamiento, se puede
reanudar la alimentación al pecho35, 36.
Enfermedad de Chagas
Esta enfermedad, también denominada tripanosomiasis ame-
ricana, es causada por el Trypanosoma cruzi, y se transmite
a través de las heces de los insectos de la familia Triatoma.
También se puede transmitir por vía placentaria, trasplante de
órgano y transfusión sanguínea. La transmisión por la leche
materna es muy rara. Se ha comprobado que la pasteurización
inactiva el parásito, por lo que se puede recomendar este pro-
cedimiento en la fase aguda de la enfermedad, en la que el
riesgo de transmisión puede ser algo mayor37.
Infecciones bacterianas graves
Cuando la madre sufre un cuadro de sepsis u otra infección
grave, los gérmenes pueden pasar a la leche, pero el niño
también recibe a través de ella anticuerpos frente al micror-
ganismo causante de la infección. Si la enfermedad produce
una importante afección del estado general de la madre, se
puede suspender la lactancia durante las primeras 24 horas
de tratamiento, continuándola después, si se administra a la
madre un antibiótico compatible con la lactancia. En algunos
casos, puede estar indicado administrar al lactante tratamien-
to profiláctico contra el mismo microrganismo35.
filis
La presencia de lesiones cutáneas de sífilis en el pecho o en el
pezón contraindica la lactancia materna, ya que pueden con-
tener el treponema. El niño debe ser aislado de la madre y re-
cibir tratamiento con penicilina G si lo precisa. Una vez que la
madre complete el tratamiento y las lesiones cutáneas hayan
curado, se puede reanudar la alimentación al pecho35, 36.
Varicela
El virus varicela-zoster puede atravesar la placenta y producir
un cuadro de varicela congénita o de varicela perinatal. Si el
contagio ocurre entre 20 días y 5 días antes del parto, general-
mente produce un cuadro leve, debido al efecto protector de
los anticuerpos maternos transmitidos a través de la placenta;
pero cuando ocurre en los últimos 5 días del embarazo o en
las primeras 48 horas después del parto, puede producir una
infección grave en el recién nacido (varicela diseminada). Para
prevenirla, se debe administrar al niño inmunoglobulina espe-
cífica y aislarlo de forma temporal de su madre hasta que ésta
no sea contagiosa, generalmente entre 6 y 10 días después del
inicio del exantema, una vez que se comprueba que no se han
producido nuevas lesiones en las últimas 72 horas y que todas
las que presenta la madre están en fase de costra. Durante
este periodo, si la madre no presenta lesiones en la mama,
puede extraerse la leche para dársela a su hijo hasta que sea
posible alimentarlo directamente al pecho3, 35. Por último, si la
infección materna se produce durante la lactancia, después
de las 48 horas siguientes al parto y la madre no tiene lesio-
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nes en la mama, puede continuar con la lactancia materna.
Los anticuerpos presentes en la leche materna contribuirán a
mejorar la evolución de la varicela, si el lactante finalmente la
contrae. El tratamiento de la madre con aciclovir no contrain-
dica la lactancia16, 17.
Sarampión
Si se produce la rara circunstancia de una madre susceptible a
la infección y que haya estado expuesta inmediatamente antes
del parto, se aconseja separar al niño de su madre hasta que
transcurran 72 horas desde el inicio del exantema. Durante
este periodo, se le puede dar leche materna obtenida median-
te extracción manual o sacaleches. Si la madre contrae el sa-
rampión durante la lactancia no está indicado separarla de su
hijo, ya que esta enfermedad es contagiosa desde antes de
iniciarse el exantema. Por otro lado, los anticuerpos frente al
virus del sarampión aparecen en la leche materna a las 48 ho-
ras de comenzar el cuadro y, si el niño contrae la enfermedad,
contribuirán a mejorar su evolución3, 28. Para evitar el contagio
o modificar el curso de la enfermedad, se puede administrar
al niño inmunoglobulina polivalente dentro de los 6 días pos-
texposición. Los niños que hayan recibido inmunoglobulina no
deben ser vacunados de triple vírica hasta pasados 5-6 meses
(en función de la dosis). En los niños mayores de 6 meses, si
han transcurrido menos de 72 horas del contacto, es preferible
sustituir la inmunoglobulina por la vacuna triple vírica (la va-
cuna no es eficaz si se administra después de las 72 horas del
contacto). Los niños vacunados antes de los 12 meses tienen
que recibir otras dos dosis de triple vírica a los 12-15 meses y
a los 3-6 años38.
Enfermedades no infecciosas maternas
Miastenia «gravis»
Existen dos formas de esta enfermedad debida a un bloqueo
neuromuscular: la heredada y la adquirida. Esta última es la
más frecuente y obedece a un trastorno autoinmunitario que
desencadena la formación de anticuerpos antirreceptor de la
acetilcolina (ACh). En la miastenia gravis adquirida, los anti-
cuerpos antirreceptor de ACh pueden atravesar la placenta y
ser responsables de un cuadro de miastenia neonatal tran-
sitoria y también pueden pasar por la leche materna, por lo
que algunos autores no recomiendan la alimentación al pecho
durante los episodios graves, en los que la madre presenta
una elevación importante de los niveles de anticuerpos. Sin
embargo, no se han descrito casos en lactantes que puedan
atribuirse al paso de anticuerpos maternos a través de la le-
che. La principal razón por la que no se aconseja el amaman-
tamiento en los casos graves de miastenia gravis es porque
supone un sobresfuerzo para la madre que puede resultar
agotador39.
Cáncer de mama
Su diagnóstico durante la lactancia obliga a suspender la
alimentación al pecho para que la madre pueda someterse a
tratamiento lo antes posible. Cuando el embarazo se produce
en una mujer con cáncer de mama que ya ha recibido trata-
miento, es posible la lactancia por el pecho sano. No se ha
demostrado la transmisión de virus tumorales a través de la
leche materna3, 40.
Prolactinoma
Algunos casos de prolactinoma, especialmente los macroade-
nomas, requieren tratamiento con bromocriptina o cabergo-
lina, que contraindican la lactancia, ya que, al ser potentes
inhibidores de la prolactina, hacen muy difícil mantener una
producción adecuada de leche19, 41. Se ha descrito un caso
de lactancia materna exitosa a pesar de que la madre seguía
tratamiento con dosis de 5 mg/día de bromocriptina por un
prolactinoma16.
Otras enfermedades crónicas
Si la madre padece una enfermedad crónica como fibrosis
quística, cardiopatías, colitis ulcerosa, enfermedad de Crohn,
conectivopatías, epilepsia o depresión, la decisión de dar o no
lactancia materna se debe tomar teniendo en cuenta la grave-
dad de la enfermedad y el grado de incapacidad que origina en
la madre. Cuando la situación clínica de la madre lo permite,
es posible dar el pecho si se emplean medicamentos que sean
compatibles con la lactancia16, 17, 19. En el caso de depresiones
graves y otros problemas de salud mental, también hay que
tener en cuenta que, con frecuencia, la madre no es capaz
de interpretar de forma correcta las señales del niño y puede
amamantar al niño de forma insuficiente42.
Los antiepilépticos y otros psicofármacos, por sus efectos
sedantes, condicionan una succión débil en el lactante que
dificulta la alimentación al pecho, especialmente durante los
primeros días de vida, en los que se debe vigilar de forma es-
trecha al niño. Al ir mejorando la capacidad metabólica del
recién nacido para eliminar el fármaco, por lo general, este
efecto desaparece. La lactancia materna es un buen método
para disminuir la concentración del fármaco sin una retirada
brusca después del nacimiento, evitando de esta manera el
síndrome de abstinencia43.
Enfermedades del lactante
Fenilcetonuria
La forma clásica de esta enfermedad hereditaria obedece a
un déficit de fenilalanina hidroxilasa. Su tratamiento se basa
en un aporte restringido de fenilalanina. Como este aminoáci-
do es esencial, hay que suministrarlo en cantidades mínimas
para garantizar la síntesis proteica. La leche materna tiene un
contenido relativamente bajo de fenilalanina (29-64 mg/dL),
por lo que se puede administrar junto con una leche especial
sin fenilalanina, controlando los valores de este aminoácido en
sangre (deben estar entre 2 y 6 mg/dL), para ajustar, en función
de ello, la cantidad de leche materna3, 12. Se ha demostrado
que la lactancia materna parcial permite mantener niveles óp-
timos de fenilalanina y logra que los niños afectados por esta
enfermedad alcancen un mejor coeficiente intelectual que los
alimentados sólo con fórmula44.
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Enfermedad de la orina de jarabe de arce
La también denominada leucinosis es una enfermedad metabólica
poco frecuente, que obedece a un defecto en el metabolismo de
los aminoácidos esenciales de cadena ramificada: leucina, iso-
leucina y valina. El tratamiento es dietético y se basa en limitar
la ingestión de los tres aminoácidos, pero manteniendo el aporte
suficiente para lograr un crecimiento normal. El contenido en es-
tos aminoácidos de la leche materna es significativamente menor
que el de la leche de vaca; por ello, al igual que en la fenilcetonu-
ria, puede usarse una combinación adecuada de leche materna y
leche especial que no contenga esos aminoácidos3, 12.
bitos maternos que se deben
reducir o evitar durante la lactancia
Consumo de alcohol
El alcohol inhibe la prolactina, disminuyendo la producción de
leche, y bloquea la liberación de oxitocina. Además, pasa en
cantidades pequeñas a la leche materna y cambia su sabor y
olor. El lactante tiene reducida la capacidad para oxidar el alco-
hol, por ello, el que recibe a través de la leche materna, aunque
sea en pequeñas cantidades, puede tener un efecto negativo en
su conducta, ritmo de sueño y desarrollo psicomotor. Hay que
aconsejar a la madre que no consuma alcohol o, al menos,
que lo haga de forma ocasional, con bebidas de baja graduación
alcohólica, limitando la cantidad a un máximo de 0,5 g/kg de pe-
so corporal materno (para una mujer de 50 kg de peso equivale a
unos 200 cc de vino o 500 cc de cerveza) y advirtiéndole que no
amamante en las dos horas siguientes a su ingestión6, 45.
Consumo de tabaco
La nicotina, al igual que el alcohol, puede cambiar el gusto
y el olor de la leche, provocando rechazo del pecho; inhibe la
liberación de prolactina, disminuyendo la producción de leche; e
interfiere en el reflejo de eyección y, al pasar a la leche, puede
tener efectos adversos en el niño (escaso aumento de peso,
mayor frecuencia de cólicos, etc.)46. A ello, se suman los pro-
blemas derivados de la exposición pasiva al humo del tabaco:
mayor riesgo de síndrome de muerte súbita del lactante, infec-
ciones respiratorias, tos y asma. Si la madre no puede dejar de
fumar, no se debe suprimir la lactancia, ya que sus beneficios
superan los posibles riesgos19. En estas circunstancias, se le
aconsejará que reduzca en la mayor medida posible el con-
sumo de tabaco, que fume cigarrillos bajos en nicotina, evite
fumar durante un periodo superior a 2,5 horas antes de la toma
de pecho y que no fume, ella ni ninguna otra persona, en la
misma habitación donde está el niño6.
Falsas contraindicaciones
Problemas de salud de la madre
que no contraindican la lactancia
Diabetes mellitus
La lactancia materna no está contraindicada en la madre dia-
bética, e incluso puede tener ventajas. Aumenta la captación
glucosa por glándula mamaria, lo que, en la diabetes ges-
tacional, mejora la tolerancia a la glucosa y, en la diabetes
insulinodependiente, disminuye las necesidades de insulina.
Si la diabetes no está bien controlada, puede haber algunas
diferencias en la composición de la leche y una menor produc-
ción de ésta, por niveles bajos de prolactina. También existe
mayor riesgo de mastitis y candidiasis del pezón. Para evitar
estos problemas, se debe aconsejar un buen control de la dia-
betes y el inicio precoz de la lactancia con tomas frecuentes
en posición correcta. Estas medidas también ayudan a evitar
la hipoglucemia en el recién nacido27.
Infecciones agudas comunes
Suspender la lactancia materna cuando la madre presenta sín-
tomas de algún proceso infeccioso común, como un resfriado,
una amigdalitis o una diarrea, no sólo no está indicado, sino
que es contraproducente. Hay que tener en cuenta que gérme-
nes causantes de estas infecciones no se transmiten a través
de la leche materna, y que el lactante ya ha estado expuesto
al contagio por su contacto con la madre durante el periodo
prodrómico. Cuando la madre se encuentra en el periodo sin-
tomático, ha formado anticuerpos que le puede transmitir a su
hijo a través de la leche, protegiéndolo frente a la infección o
disminuyendo la gravedad de los síntomas. En estos casos, se
debe continuar con la alimentación al pecho y administrar tra-
tamiento a la madre, si lo requiere, empleando medicamentos
que sean compatibles con la lactancia27, 35.
Hepatitis A
La principal vía de transmisión del virus de la hepatitis A es
la fecal-oral. La transmisión vertical es rara. Si la madre sufre
una infección por este virus, puede continuar con la alimen-
tación al pecho. Se le aconsejará el lavado cuidadoso de las
manos y se administrará al lactante lo antes posible (antes de
las dos semanas siguientes a la exposición) inmunoglobulina
polivalente y la vacuna de la hepatitis A, de forma simultánea,
en lugares diferentes de inyección. Esta vacuna, al ser inacti-
vada, tiene riesgos mínimos para el lactante. En menores de
un año, la presencia de anticuerpos maternos transmitidos
de forma pasiva al final de la gestación puede reducir la efi-
cacia de la vacunación3, 35, 38.
Hepatitis B
Aunque se ha aislado el virus de la hepatitis B en la leche
materna, el riesgo de transmisión de esta enfermedad a través
de la leche es muy bajo. La administración de inmunoglobulina
antihepatitis B y la primera dosis de la vacuna antes de las 24
horas de vida, en diferentes lugares de inyección, permite que
la madre infectada por este virus pueda alimentar al niño al
pecho sin riesgos35, 42, 47.
Otras enfermedades maternas
que no contraindican la lactancia
Otras enfermedades infecciosas que son compatibles con la
alimentación al pecho incluyen: la rubéola, la parotiditis, la sal-
monelosis y la malaria. Aunque los virus de la rubéola y de la
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parotiditis han sido aislados en la leche materna, su transmi-
sión por esta vía es rara. Si el lactante contrae la enfermedad,
los anticuerpos contenidos en la leche materna mejoran su
evolución. La salmonelosis y la malaria no se transmiten, a
través de la leche materna35, 48.
El hipotiroidismo y el hipertiroidismo materno tampoco con-
traindican la lactancia27, 49. La mastitis no sólo no contraindica
la lactancia materna, sino que el cuadro mejora dando con
frecuencia el pecho afectado50. La enfermedad fibroquística,
los quistes benignos y fibroadenomas tampoco contraindican
la lactancia27.
Contaminantes ambientales
Los beneficios de la lactancia materna superan el riesgo deri-
vado de la presencia de contaminantes ambientales en niveles
bajos en la leche humana, en muchos casos, inferiores a los
existentes en la leche de vaca u otros alimentos51, 52.
Pezón plano o invertido
Ni el pezón plano (no sobresale al estimularlo) ni el pezón in-
vertido (se retrae al apretar la areola) impiden la alimenta-
ción al pecho. Hoy en día, no se recomiendan los ejercicios
de Hoffman (estiramiento del pezón), ya que su eficacia no ha
sido demostrada, pueden desencadenar contracciones uteri-
nas y disminuyen la tasa de amamantamiento, al hacer que
la madre pierda confianza en su capacidad de dar el pecho.
Generalmente, tampoco es necesario el empleo de conchas
formadoras del pezón, al final de la gestación o después del
parto, entre las tomas, ya que su eficacia no está demostrada y
a muchas madres les producen molestias: sudación e irritación
de la piel, por lo que pueden resultar contraproducentes. Es
importante informar a la gestante de que podrá dar el pecho
a su hijo, aunque necesitará más ayuda y paciencia al inicio.
Durante los primeros días, antes de poner al niño al pecho, se
puede emplear un sacaleches, eléctrico o manual, bombeando
suavemente hasta que el pezón salga27, 53.
Implante mamario de silicona
No se ha comprobado ningún efecto adverso relacionado con la
lactancia en mujeres que llevan un implante de silicona ni en sus
hijos, por lo que se puede recomendar la alimentación al pecho
en estos casos, sin que sea necesario extraer los implantes ni
medir las concentraciones de silicona en la leche materna19, 54.
Problemas de salud del niño
que no contraindican la lactancia
Diarreas
La alimentación al pecho cuando el niño sufre un episodio de
diarrea aguda no sólo no está contraindicada, sino que, además,
es beneficiosa, ya que la digestión y absorción de los nutrientes
contenidos en la leche materna es mejor que la de otros ali-
mentos y aporta factores de defensa y otros factores bioactivos
(citocinas antinflamatorias: interleucina 10 [IL-10], IL-18, factor
transformador de crecimiento [TGF] beta 1 y beta 2) que contri-
buyen a la recuperación de la mucosa intestinal53, 55.
Ictericia neonatal
No debe ser motivo de supresión de la lactancia. Si el recién
nacido necesita ser hospitalizado para recibir tratamiento con
fototerapia, se le tendría que ingresar con su madre, favore-
cer una lactancia a demanda, con tomas frecuentes, y realizar
fototerapia doble para reducir la estancia hospitalaria. En los
casos raros de hiperbilirrubinemia grave, puede ser necesario
interrumpir de forma temporal la lactancia materna por un pe-
riodo breve6, 56.
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Article
Full-text available
Introduction: Dental caries is the most common infectious disease during childhood, which can cause severe general health problems. Health care professionals that assist the child can influence the different etiological factors implied in the caries process, especially the pediatrician being the first health professional to have a greater contact with the child and his/her family. Therefore, we consider it indispensible to elaborate a health care guide to standardize recommendations and guidance concerning to oral health in early childhood, in order to provide a unique information and effective to the parents of our patients. Objective: To suggest this guide of oral health to the parents, after all the professionals' who work with children have reached a consensus. In this manner, parents will have more security in their children's care if they receive the information from different health care professionals. The themes, which have been discussed, are breastfeeding, the use of baby bottles, and the use of pacifiers, the early bacterial transmission, and the diet with cariogenic potential, the oral hygiene, the use of fluoride and the first visit to the pediatric dentist. Conclusion: This guide of oral health care for the first years of life aims to clarify and define some common issues concerning oral health care. We believe it is critical that pediatricians are know about oral diseases in order to reduce the physical, economic, psychological and emotional consequences of caries during early childhood.
Article
Full-text available
The human T-lymphotropic viruses type I (HTLV-I) and type II (HTLV-II) are closely related but distinct retroviruses that can infect humans. They differ from the human immunodeficiency viruses that cause the acquired immunodeficiency syndrome. Screening of the U.S. blood supply for HTLV-I/II, which began in 1988, identifies HTLV-I- and HTLV-II-infected persons who need to be counseled regarding their infections. This paper summarizes current information about the HTLV viruses and presents guidelines developed by the Centers for Disease Control and a United States Public Health Service working group for counseling persons infected with HTLV-I and HTLV-II.
Article
Background: Women who smoke are less likely to breastfeed their children than nonsmokers. It is thought that nicotine has a negative effect on breastmilk supply by suppressing prolactin levels. The aim of this review was to assess the epidemiological evidence that maternal smoking has a negative physiological effect on breastfeeding. Methods: The following data sources were searched: The Cochrane Library, Medline, CINAHL, Current Contents, Psychinfo, Sociological Abstracts and the Lactation Resource Centre (Australian Breastfeeding Association) using the key words "smoking" and "breastfeeding" or "infant feeding." The Journal of Human Lactation and Birth were hand searched. Results: Women who smoke are less likely to intend to breastfeed, less likely to initiate breastfeeding, and likely to breastfeed for a shorter duration than nonsmokers. Several studies have found a dose-response relationship between the number of cigarettes smoked each day and breastfeeding intention, initiation, and duration that persists after adjusting for confounding factors. In some population groups a high proportion of smokers breastfeed successfully. Conclusions: The association between maternal smoking and lack of breastfeeding is consistent across different study designs in a range of countries. Given that women who smoke are less likely to intend to breastfeed, however, it cannot be assumed that the relationship between smoking and duration of breastfeeding is a physiological one. If smoking had a consistent negative physiological effect on lactation, one would not expect to see such wide variations in breastfeeding rates among women who smoke. Therefore, it is likely that psychosocial factors are largely responsible for the lower rates of breastfeeding found in women who smoke compared with those who do not.
Article
Mother-to-infant transmission of hepatitis C virus (HCV) is comparatively uncommon. The prevalence of antibody to HCV (anti-HCV) in pregnant women is 0.1% to 2.4%, although in some endemic areas it is much higher. The proportion of women with anti-HCV who have active infection with viremia is 60% to 70%. Transmission of HCV occurs only when serum HCV RNA is detectable and may be related to higher levels (above 106 copies per mL). The rate of mother-to-infant transmission is 4% to 7% per pregnancy in women with HCV viremia. Co-infection with human immunodeficiency virus (HIV) increases the rate of transmission 4 to 5 fold. The actual time and mode of transmission are not known. Elective Cesarean section is not recommended for women with chronic HCV infection alone. The role of treatment to prevent transmission is limited by the fetal toxicity of currently available medications for hepatitis C. Breast feeding poses no important risk of HCV transmission if nipples are not traumatized and maternal hepatitis C is quiescent. Pregnant women at high risk for HCV infection should be screened for anti-HCV, and HCV RNA testing should be performed if anti-HCV is positive. Infants of women with hepatitis C should be tested for HCV RNA on two occasions, between the ages of 2 and 6 months and again at 18 to 24 months, along with serum anti-HCV. The natural history of mother-to-infant hepatitis C remains uncertain, especially the course in the first year of life when some infants appear to have spontaneous resolution. (HEPATOLOGY 2002;36:S106–S113).
Article
Malarial infections are rarely observed in neonates. It has been postulated that some immunity may be passively transferred during nursing, but anti-malarial antibodies (Abs) have not been detected in human milk. In this study, milk samples, collected 2-14 days after parturition from women at the Central Maternity Hospital, Yaounde, were evaluated for total IgG and IgA antibody levels by radial diffusion, protein composition by SDS-PAGE, anti-malarial antibodies using an isotype-specific immunofluorescence assay, and the ability to immunoprecipitate Plasmodium falciparum antigens metabolically labelled with 35S-methionine. Results showed that anti-P. falciparum antibodies were present in breast milk, and that paired milk and serum samples from individual women contained Abs that recognized similar malarial antigens.
Article
Hepatitis B is a disease that affects people throughout the world, and over 200 million are persistent carriers of the hepatitis B virus (HBV). The chronic sequelae of this infection include chronic active hepatitis, cirrhosis, and primary hepatocellular carcinoma. The development of safe and highly effective hepatitis B vaccines now provides the means by which HBV infection, including the HBV chronic carrier state, can be prevented and the related mortality significantly reduced. The cost of these vaccines has significantly decreased and will soon approach levels at which the cost-effectiveness (cost per death prevented) of hepatitis B vaccine will be similar to that of other childhood vaccines. Integration of hepatitis B vaccine into the Expanded Programme on Immunization for mass vaccination of infants in areas where HBV infection is endemic and morbidity is high would be the most effective means of providing the coverage necessary for effective control and prevention.
Article
Breast-feeding is a major factor in the vertical transmission of human T-lymphotropic virus type I (HTLV-I). We studied whether such transmission may be prevented by bottle-feeding. HTLV-I infection was detected by both HTLV-I antigen and antibody tests. Thirty bottle-fed babies were examined 24 months after birth; only one was found to be HTLV-I antigen-positive. This infection rate was lower than that for breast-fed babies in whom HTLV-I antigen was detected in 24 of the 31 24-month-old babies born to HTLV-I positive mothers in a previous study. These results suggest that most vertical transmission of HTLV-I is attributable to breast-feeding and can be prevented by bottle-feeding.