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Genetics perspective of UV rays and new alternatives for sun protection

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Abstract

Ultraviolet (UV), has three different wavelengths: UVA (315-400 nm), UVB (280-315 nm) and UVC (100-280 nm), which impact in different ways on the skin of human beings, and may be responsible of skin aging, burns and cancers. Currently we have multiple sunscreen alternatives, ranging from conventional physical methods to complex molecular mechanisms and inducers of cell repair as Polypodium leucotomos. The purpose of this review is to show the implications of ultraviolet rays on human beings exposed to sunlight and the protection alternatives that are available and show what is to come in photo protection towards the future.
Revista argentina de dermatología
versión On-line ISSN 1851-300X
Rev. argent. dermatol. vol.94 no.3 Ciudad Autónoma de Buenos Aires set. 2013
TRABAJOS DE REVISIÓN
Perspectiva genética de los rayos UV y las nuevas alternativas de protección solar
Genetics perspective of UV rays and new alternatives for sun protection
EO Vallejo *, N Vargas *, LM Martínez **, CA Agudelo *** e IC Ortiz ****
* Estudiante de Medicina.
** Docente Titular. Bacterióloga. Especialista en Hematología.
*** Coordinador de Gestión Clínica. Clínica Universitaria Bolivariana, MD, MSc.
**** Docente Titular. Bióloga. PhD Biología.
Facultad de Medicina. Escuela de Ciencias de la Salud. Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín.
Colombia. http://www.upb.edu.co
RESUMEN
La radiación ultravioleta (UV), posee tres diferentes longitudes de onda: la UVA (315- 400 nm), la
UVB (280-315 nm) y la UVC (100-280 nm), que impactan de diversas formas en la piel. Pueden
causar "envejecimiento cutáneo", quemaduras y cánceres. En la actualidad se cuenta con
múltiples alternativas de protección solar, que van desde los métodos físicos convencionales,
hasta complejos mecanismos moleculares e inductores de reparación celular, como el Polypodium
leucotomos. El propósito de esta revisión es describir las implicaciones, que tienen los rayos
ultravioleta en los seres humanos expuestos a la luz solar y las alternativas de protección
disponibles, así como citar los avances en foto-protección.
PALABRAS CLAVE: Radiación; Efectos de la radiación; Reparación del ADN; Luz solar; Antioxidantes.
SUMMARY
Ultraviolet (UV), has three different wavelengths: UVA (315-400 nm), UVB (280-315 nm) and UVC
(100-280 nm), which impact in different ways on the skin of human beings, and may be
responsible of skin aging, burns and cancers. Currently we have multiple sunscreen alternatives,
ranging from conventional physical methods to complex molecular mechanisms and inducers of
cell repair as Polypodium leucotomos. The purpose of this review is to show the implications of
ultraviolet rays on human beings exposed to sunlight and the protection alternatives that are
available and show what is to come in photo protection towards the future.
KEY WORDS: Radiation; Radiation effects; DNA repair; Sunlight; Antioxidants.
INTRODUCCIÓN
La radiación ultravioleta (UV), posee tres diferentes longitudes de onda: la UVA (315- 400 nm), la
UVB (280-315 nm) y la UVC (100-280 nm).1 La UVA penetra la epidermis y genera daño directo
sobre la dermis, lo que induce a foto envejecimiento prematuro. Por otro lado, la UVB es
relacionada con las quemaduras solares y la etiología de diversos cánceres de piel, mientras que la
UVC es absorbida por la capa de ozono en la atmósfera y no alcanza la superficie de la tierra,
mientras esta permanezca intacta.
Los mecanismos bioquímicos implicados en las alteraciones que produce la UV en el organismo
humano, son tan diversos como las patologías que genera y las alternativas de protección que
existen contra estos rayos.2
GENERALIDADES DE LA UV
El descubrimiento de la radiación ultravioleta (UV) y sus propiedades fue un proceso gradual, que
tardó tres siglos e involucró a científicos de diversos países. La era del estudio de la radiación y la
luz fue inaugurada por Isaac Newton, cuando postuló en 1666 el fenómeno de la dispersión de
colores, tras el paso de un haz de luz por un prisma de vidrio triangular.3
En 1801, Johann Ritter observó una actividad química causada por alguna forma de energía,
proveniente de la porción oscura más allá del violeta en el espectro de luz solar, la que denominó
rayos desoxidantes para diferenciarlos de los rayos de calor, descritos con anterioridad por Sir
William Herschel. Más tarde, se acuñó el término que actualmente reciben: Ultravioleta a los rayos
desoxidantes e Infrarrojo a los rayos de calor.4
La historia no acabó allí, inicialmente los estudios se basaron en la capacidad de estas nuevas
formas de energía, para generar reacciones químicas; durante todo el siglo XIX, los físicos hicieron
grandes contribuciones teóricas y empíricas en el descubrimiento de las propiedades de la UV. Un
evento importante para destacar en este siglo, fue la postulación por parte de Maxwell y la
confirmación posterior de Hertz, acerca de la teoría que implica a la luz y al sonido como partes de
un amplio espectro de energías, que se propagan en forma ondulante, las que denominó ondas
electromagnéticas.3, 4
En el siglo XX, los avances en fotofísica y fotoquímica permitieron comprender mejor el
comportamiento de las radiaciones electromagnéticas, así como la relación de los rayos UV con la
luz solar, incluyendo el filtro que ejercía la capa de ozono sobre la mayor parte de radiación UV.
Adicionalmente, sus propiedades permitieron clasificarla y demostrar la acción que ejerce sobre
los seres vivos, como el envejecimiento y el aumento del riesgo de cáncer debido a la exposición
crónica.3-5
La radiación ultravioleta (UV) posee tres diferentes longitudes de onda: la UVA (315- 400 nm), la
UVB (280-315 nm) y la UVC (100-280 nm) (1). La UVC posee la más alta energía pero es absorbida
por la capa de ozono en la atmósfera y no tiene efectos adversos en la piel, mientras dicha capa
permanezca intacta, de ahí el interés por la pérdida del ozono.2,6,7
Las UVA y UVB se consideran un factor de riesgo en el desarrollo de cáncer de piel y llegan a la
superficie de la tierra 95% y 5%, respectivamente. Las UVB están implicadas en la formación de
foto-productos y demás complejos, que deterioran los ácidos nucleicos con consecuencias a largo
plazo, directamente relacionadas con diversas neoplasias de piel, provocadas por las quemaduras
a repetición sobre la epidermis. Por su parte, la citotoxicidad de los UVA es principalmente
mediada por moléculas endógenas foto-sensibilizadoras, que absorben fotones y generan especies
reactivas del oxígeno, generando daño directo sobre la dermis y envejecimiento prematuro. Debe
considerarse, que además de la emisión solar, existen fuentes artificiales de UV cuya energía varía
según su finalidad, pudiendo ser terapéutica, estética, para la cría de animales y plantas o el
control de plagas de insectos.1,2,7-9
EFECTOS DE LA UV SOBRE EL ORGANISMO
La causa de deficiencia de vitamina D mejor documentada es la exposición inadecuada a la luz
solar, debido a que existe una fuerte asociación entre los UVB y el metabolismo de la misma. La
deficiencia de dicha vitamina genera efectos inmediatos sobre el sistema esquelético,
incrementando el riesgo de fracturas de estrés y aunque no está muy bien documentado, se cree
que otros tejidos como los ligamentos, tendones y músculos están implicados en las injurias
inmediatas de esta depleción vitamínica. Adicionalmente, se ha evidenciado que la vitamina D
ejerce un efecto protector contra varios tipos de cáncer (por ejemplo, el de colon) y otras
afecciones como artritis, enfermedades cardiovasculares y diabetes, lo que sugiere indirectamente
la importancia adicional de la luz ultravioleta, principalmente de tipo B, de forma adecuada en el
organismo humano.10-12
Por otro lado, una exposición inadecuada a rayos UV genera patologías relacionadas con su acción
bioquímica. La exposición a rayos UVA y UVB genera foto-envejecimiento, caracterizado por la
presencia de fibras elásticas anormales en la dermis y por una disminución de los diferentes tipos
de colágeno. También, se aprecia un aumento en la activación proteolítica y un cambio anormal de
la matriz extracelular, que lleva al aumento de la degeneración del colágeno y de las fibras
elásticas de la dermis, dando como resultado la pérdida de la elasticidad de la piel, la formación de
arrugas, engrosamiento de la dermis y la epidermis, despigmentación y telangiectasias.2,13
La UV activa una cascada compleja de reacciones bioquímicas en la piel humana. Causa depleción
de enzimas oxidantes y antioxidantes, conduce a un daño del ADN por múltiples procesos, entre
los que se encuentran la formación de dímeros pirimidina-ciclobutano y foto-productos pirimidina-
pirimidona, que se estima, son la principal causa de mutaciones C-T o CC-TT, si no son reparados
adecuadamente por los mecanismos fisiológicos. En adición a esto, activa el sistema
neuroendócrino causando inmunosupresión y liberación de mediadores; por último, produce un
aumento en la síntesis y liberación de sustancias pro-inflamatorias de varias células de la piel. El
resultado de todos estos efectos es la inflamación y la generación de radicales libres de oxígeno y
nitrógeno. 1,14,15
El resultado observable del efecto nocivo de la UV en la piel, es consecuencia de la acumulación de
lesiones inducidas, por todas las exposiciones a las que ha sido sometida a lo largo del tiempo,
considerándose más peligrosas aquellas que han tenido lugar durante la infancia y sobre todo, las
que cursan con episodios de inflamación de la piel o "quemaduras solares".16
La reacción inmediata a los UV es mediada por múltiples mecanismos, incluyendo efectos directos
sobre los queratinocitos para liberar citoquinas pro-inflamatorias, como interleuquina 1 (IL-1) y
factor de necrosis tumoral alfa (FNT-α), efectos directos de los rayos sobre el ADN causando la
ruptura de las cadenas, depleción de oxidantes celulares y generación de radicales libres de
oxígeno, la generación de prostaglandinas y otros mediadores pro-inflamatorios como histamina y
leucotrienos, liberados por los mastocitos.1,2,14
Todo esto conduce a un daño en los queratinocitos epidérmicos, disminución en las células de
Langerhans, edema de la dermis y el endotelio, degranulación de mastocitos e infiltración celular
de neutrófilos, basófilos y monocitos a la dermis y la epidermis. Los rayos UVA y UVB producen
liberación de citoquinas, que además de desencadenar una amplia cadena pro-inflamatoria,
causan una notable inmunosupresión, disminuyendo la función de las células presentadoras de
antígeno, induciendo la producción de citoquinas inmunosupresoras y retardando las reacciones
de hipersensibilidad.2 El sistema inmune debiera generar una respuesta de tipo celular, en su
función de vigía ante posibles transformaciones de las células dañadas por la UV 14, sin embargo,
las células dendríticas dañadas presentan preferiblemente el antígeno a las células Th2,
induciendo una respuesta humoral y suprimiendo la respuesta celular. Finalmente, reduce la
eficacia en la lucha ante infecciones intracelulares y células tumorales.1,14
Las principales consecuencias de la inmunosupresión son dos: falta de reconocimiento de células
tumorales y por lo tanto, desarrollo del tumor y aumento de la susceptibilidad a infecciones
(principalmente las intracelulares). Además, se está estudiando la posible relación de la
inmunosupresión inducida por la UV, en el desarrollo o potenciación de enfermedades
autoinmunes.16
No obstante, los daños sobre el organismo no terminan allí. Derivado de la cadena de alteraciones
sobre el ADN mencionado anteriormente, la exposición a la luz solar corresponde a la principal
causa de la mayoría de cánceres de piel. Los cánceres de piel, melanoma y no melanomas,
encarnan un problema de salud pública al ser su incidencia aproximadamente la misma que la de
los cánceres de todos los otros órganos combinados.17 Se ha documentado que la incidencia de
cánceres de piel ha aumentado en los últimos 30 años, relacionada con el deterioro de la capa de
ozono; actualmente, se diagnostican en Estados Unidos entre 65 mil y 70 mil melanomas
anualmente, para los que es una de las principales causas y cerca de dos millones de cánceres no-
melanoma durante el año, en que los rayos UV constituyen el principal motivo.8,18,19
MECANISMOS DE FOTOPROTECCIÓN
Ropas y sombreros:
Son las formas más comunes de protección y tienen numerosos beneficios. Proporcionan una
protección uniforme y balanceada, tanto de rayos UVB como UVA. Tienen mayor adherencia que
una pantalla solar al momento de utilizarla, no hay errores en la aplicación, desarrollan menores
complicaciones como dermatitis foto alérgica o de contacto y son menos costosos.20
Pantallas solares:
Se han convertido con el paso de los años, en el método más utilizado como barrera contra la UV.
Su uso rutinario ha demostrado disminución significativa en el desarrollo de cáncer de piel y foto-
envejecimiento. Por su composición y mecanismo de acción se dividen en: inorgánicos y
orgánicos.21
- Inorgánicos:
Funcionan mediante dos mecanismos, dispersan y absorben la UV. Se encuentran disponibles el
dióxido de titanio y el dióxido de zinc. Ambos son foto-estables, generando medidas predecibles
de foto-protección, en contraste con algunos productos orgánicos como el avobenzone, que
disminuye su protección al 50% luego de la primera hora de aplicado. Tienen baja tasa de
sensibilización y bajo potencial alergénico. Se han encontrado mayores desventajas, al hacer el
producto más refractivo hace que tenga una coloración blanquecina en la piel y sea más difícil de
aplicar, lo que baja notablemente la adherencia al producto y su desuso, pero con el advenimiento
de las nano-partículas de zinc y titanio, se ha corregido ostensiblemente dicha desventaja.20
- Orgánicos:
A diferencia de los productos inorgánicos, estos absorben la radiación a través de su estructura de
anillo aromático. Se dividen en filtros UVB y filtros UVA.
Filtros UVB 22
Aminobenzoatos: fue el primer compuesto utilizado, no es soluble y se une a los queratinocitos
por puentes de hidrógeno. Es altamente resistente al agua, pero salió del mercado por su
coloración amarillenta que manchaba la ropa.
Cinnamates: altamente resistente al agua y bajo potencial irritativo. Es incompatible con el
avobenzone que es filtro UVA altamente utilizado.
Salicilatos: absorben pobremente los rayos UVB y se necesitan altas dosis, para poder alcanzar un
factor de protección solar deseado. Al no penetrar el estrato córneo, tienen baja respuesta
sensibilizadora.
Octotrylene: buen perfil de toxicidad, sensibilidad, foto toxicidad y sensibilización foto-alérgica.
Tiene baja resistencia al agua y al sudor. Se ha demostrado que es el mejor estabilizador para el
avobenzone.
Filtros UVA 22
Benzofenonas: cetonas aromáticas con amplio espectro para el cubrimiento UV. Entre ellos, se
encuentra el oxybenzone que se ha utilizado mundialmente, pero es altamente inestable y
produce grandes reacciones foto-alérgicas.
Avobenzone: es el filtro que proporciona protección más extensa. Es foto inestable
intrínsecamente, aunque se ha venido mezclando con otras sustancias, haciéndolo estable a la
radiación UV.
Ecamsule: es foto estable, resistente al agua y tiene baja absorción sistémica.
Antioxidantes e inductores de reparación:
La administración tópica u oral de "barredores de especies reactivas de oxígeno (ROS)" como el α-
tocoferol, el β-caroteno y el ácido ascórbico inhiben la peroxidación de lípidos inducida por los
rayos UV, modificación genética, eritema e inflamación de la piel en animales experimentales, lo
que sugiere que muchos efectos indirectos de los rayos UV sobre la piel humana, son
consecuencia de la formación de ROS.23
Dado que algunas personas que utilizan los filtros solares no tienen una protección ideal de los
rayos UV, se ha introducido una serie de productos con efecto antioxidante, para revertir los
cambios de la edad y foto daño. Su principal función es perpetuar la actividad de las enzimas
oxidativas, impidiendo la generación de radicales libres, causantes de las alteraciones en el
colágeno y el ADN.21
La vitamina C es el antioxidante que predomina en la piel. Es un cofactor esencial para la síntesis
del colágeno y puede disminuir el oscurecimiento de la piel, inhibiendo la tirosina. También puede
mejorar la función de barrera de la piel. Con una aplicación tópica diaria al 15%, se requieren tres
días para alcanzar niveles óptimos.
Por su parte, la vitamina E tiene por función aplacar los radicales de peroxidasa y oxidize y destruir
la integridad estructural de la membrana lipídica celular. La aplicación tópica ha demostrado
reducción del eritema, foto-envejecimiento, foto-carcinogénesis e inmunosupresión. También ha
demostrado una disminución en la producción de melanina ayudando a la despigmentación.
El selenio es un elemento esencial para la actividad de la glutation peroxidasa y tioredoxin-
reductasa, dos enzimas que juegan un rol importante en el estrés oxidativo. Se aumenta su
actividad con complemento oral de la molécula.
Asimismo, la silimarina es capaz de hacer un barrido de los radicales libres de oxígeno, previniendo
la oxidación de lípidos y proteínas.
Fotoquimioprotección:
Es considerado un mecanismo de prevención de la aparición de cáncer u otras lesiones o
enfermedades de la piel, mediante la administración tópica u oral de compuestos o fórmulas
naturales o sintéticas que previenen, reducen o revierten al daño producido por la UV.22 Esto es
posible gracias a su efecto no tóxico, antimutagénico, anticancerígeno e inhibidor de procesos
celulares, implicados en los distintos procesos patológicos de la piel. Los foto-protectores de
administración oral, serían los primeros enfoques de esta nueva visión de la protección solar.
La principal ventaja de los quimio-fotoprotectores de administración oral, frente a los filtros
solares de uso tópico o incluso de los quimio-fotoprotectores de uso tópico, es que, al tener un
efecto sistémico suministran una protección uniforme en toda la piel.
En los últimos años ha emergido en el medio una opción de origen natural, alrededor de este
mecanismo de protección solar. El Polypodium leucotomos, extracto de las hojas de
Camelliasinesis ofrece un perfil quimio-fotoprotector de relevancia.
GENERALIDADES DEL Polypodium leucotomos
Corresponde a un foto-inmunoprotector por vía bucal, que presenta propiedades antioxidantes y
foto-protectoras únicas. Protege de manera uniforme toda la superficie corporal, frente a los
daños de la radiación solar y previene el fotoenvejecimiento cutáneo. Sus componentes
principales son: filtros químicos entre los que se encuentra etilhexilmetoxicinamato y eusolex
sumados al extracto de Polypodium leucotomos EPL.24
Cada componente cumple una función específica, el extracto que se obtiene de una clase de
helecho denominado Polypodium leucotomos, que presenta propiedades antioxidantes y foto-
protectoras, refuerza las defensas naturales cutáneas y su estructura al prevenir el
fotoenvejecimiento.
Los mecanismos mediante los que Polypodium leucotomos brinda protección e impide el
fotoenvejecimiento, se pueden describir a tres niveles.
Actividad antioxidante directa:
EPL contiene compuestos fenólicos no flavonoides, particularmente miembros de la familia del
ácido hidroxicinámico, con actividad antioxidante demostrada. Estos compuestos evitan la
peroxidación mediada por la radiación UV, al inhibir la propagación de las reacciones en cadena de
peroxidación lipídica. Además, Polypodium leucotomos puede depurar eficazmente las especies
reactivas de oxígeno, que causan envejecimiento y varias enfermedades como: el cáncer, la
cardiopatía y los trastornos auto-inmunitarios, a través de la inhibición de la enzima cox-2, así
como la aceleración de la eliminación de los foto-productos y el daño oxidativo causado por la
UVR. Estos hallazgos explican la reducción de la foto-carcinogénesis durante la terapia sistémica
con ePl. En varios estudios clínicos se ha demostrado que EPL, depura eficazmente distintas
especies reactivas del oxígeno, como el anión superóxido, los radicales hidroxilos, los oxígenos
asilados y el peróxido de hidrógeno, aunque en menor medida. Este es un rasgo importante de
Polypodium leucotomos. Las especies reactivas del oxígeno, se producen inevitablemente en
entornos aeróbicos mediante distintos mecanismos, como la "fuga" de electrones durante la
oxidación biológica, la acción de las flavinas-deshidrogenasas, las secreciones asociadas a la
membrana y la activación del oxígeno inducida por radiación UV. Por lo tanto, la depuración de las
especies reactivas de oxígeno evita los efectos perniciosos de su acumulación local.22,27-30
Se ha demostrado que el tratamiento con ePl, aumenta la proporción de la glutation reducida
sobre la glutation oxidada, disminuye la glutation oxidada y aumenta las células de Langerhans.31
Además, el pre-tratamiento con ePl ejerce un efecto citoprotector frente al daño solar,
incrementando la supervivencia celular, ya que, inhibe la expresión del factor de necrosis tumoral
alfa, la inducción de óxido nítrico sintetasa y la apoptosis.32
Inhibición de la foto-isomerización y foto-descomposición del t-UCA:
El t-UCA, el principal compuesto derivado del metabolismo de la histidina, posee propiedades
foto-protectoras y capacidad de depurar las especies reactivas de oxígeno. La absorción de fotones
de la radiación UV induce su isomerización a ácido c-UCA, de tal forma que los fotones radiactivos
no causan lesiones en otras estructuras. Se ha demostrado que EPL inhibe de forma dependiente
de la dosis, la foto-isomerización del t-UCA y la aparición de c-UCA. Además, los fotones
radioactivos, en presencia de especies reactivas de oxígeno y de un catalizador, como el dióxido de
titanio conducen a la formación de radicales hidroxilo y otras especies reactivas de oxígeno, que
inactivan los sistemas enzimáticos necesarios para la homeostasis de la piel. Este proceso también
genera metabolitos de degradación oxidativa del ácido t-UCA, que participan en la
inmunosupresión de la piel. Este puede ser un efecto secundario digno de consideración, de
muchas lociones de pantalla solar que en su composición incluyen dióxido de titanio. Polypodium
leucotomos inhibió eficazmente la degradación de t-UCA y la inactivación de la peroxidasa del
rábano picante. Considerados en su conjunto, todos los resultados demuestran que P. leucotomos,
es eficaz como inhibidor de la fotoisomerización y la fotodescomposición del t-UCA, inducidas por
radiación UV y de la generación de metabolitos oxidativos, catalizados por el dióxido de titanio.33
Inmunoregulación:
El efecto inmunomodulador de P. leucotomos y otros extractos de helecho está ampliamente
descrito. P. leucotomos modula la inflamación mediante el control de las respuestas Th1/Th2 y
previene la inmunosupresión, causada por la reducción de células de estimuladoras en la piel.
Además, retiene la reducción de células de Langerhans en la piel expuesta a radiación UV, una
causa fundamental de la inmunosupresión desencadenada por la radiación. La reducción de
células de Langerhans epidérmicas inducida por la radiación UV, se produce gracias a una
combinación de apoptosis directa, inflamación, inducción de una morfología anormal e inhibición
de la expresión de moléculas de adhesión, necesarias para la emigración de las células de
Langerhans epidérmicas hacia la piel P. leucotomos no solo previno la reducción de células de
Langerhans, sino que también evitó que la radiación UV produjera cambios en la morfología de
estas células. Se observaron resultados similares utilizando células dendríticas sanguíneas,
irradiadas con un simulador solar. En este caso, P. leucotomos inhibió la apoptosis de las células
dendríticas y restableció la secreción de citoquinas antiinflamatorias, que estas realizan. Por otra
parte, la expresión de IL-10 y TGF beta inducida por P. leucotomos, puede explicar el carácter
limitado de la respuesta de otras células accesorias, como los macrófagos.34 Se demostró en
ratones, que la aplicación de ePl inhibe la inmunosupresión desencadenada por la exposición a
rayos ultravioletas.35
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This review provides an overview of important concepts and trends in photoprotection. From the use of protective clothing to latest-generation oral photoprotectives, this article covers these topics from two points of view: 1) the physical blockade (absorption and/or reflection) of UV photons by topical sunscreens; 2) topical compounds with antioxidant properties that thereby protect of the consequences of UV-mediated photooxidation. The last section is devoted to the development of strong antioxidant oral compounds and discusses their possibilities as adjuvants in skin protection and repair and regeneration.
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Human skin, in common with other organs, ages as a consequence of the passage of time, but in areas exposed to solar ultraviolet radiation, the effects of this intrinsic ageing process are exacerbated. In particular, both the severity and speed of onset of age-related changes, such as wrinkle formation and loss of elasticity, are enhanced in photoaged (also termed extrinsically aged) as compared with aged, photoprotected, skin. The anatomy of skin is characterised by two major layers: an outer, avascular, yet highly cellular and dynamic epidermis and an underlying vascularised, comparatively static and cell-poor, dermis. The structural consequences of photoageing are mainly evident in the extracellular matrix-rich but cell-poor dermis where key extracellular matrix proteins are particularly susceptible to photodamage. Most investigations to date have concentrated on the cell as both a target for and mediator of, ultraviolet radiation-induced photoageing. As the main effectors of dermal remodelling produced by cells (extracellular proteases) generally have low substrate specificity, we recently suggested that the differential susceptibility of key extracellular matrix proteins to the processes of photoageing may be due to direct, as opposed to cell-mediated, photodamage. In this review, we discuss the experimental evidence for ultraviolet radiation (and related reactive oxygen species)-mediated differential degradation of normally long lived dermal proteins including the fibrillar collagens, elastic fibre components, glycoproteins and proteoglycans. Whilst these components exhibit highly diverse primary and hence macro- and supra-molecular structures, we present evidence that amino acid composition alone may be a useful predictor of age-related protein degradation in both photoexposed and, as a consequence of differential oxidation sensitivity, photoprotected, tissues.
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Vitamin D deficiency is a worldwide epidemic, with well known impacts on calcium metabolism and bone health, but increasingly recognized associations with chronic health problems such as bowel and colonic cancer, arthritis, diabetes and cardiovascular disease. In recent years in the Sports Medicine literature, there has been an increased focus on the potential impact that inadequate Vitamin D levels may have on athletic performance. In the early 20th Century, athletes and coaches felt that ultraviolet rays had a positive impact on athletic performance, and while remaining limited, evidence is accumulating to support this view. Muscle structure and function is recognised to play a key role in athletic performance, and both cross-sectional and longitudinal studies allude to a functional role for Vitamin D in muscle. The identification of the Vitamin D receptor in muscle tissue provides a direct pathway for Vitamin D to impact upon Skeletal Muscle structure and function. This review focuses on the current understanding of the action of Vitamin D within skeletal muscle tissue, and the potential impact on performance.
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Amongst the radiations reaching the Earth's surface, the ultraviolet rays are the ones receiving most attention from the scientists, given their damaging potential for humans exposed to them. To minimize the harm caused by such exposure, human beings are strongly recommended to use sunscreens, which are pharmaceutical preparations containing filters that confer protection against radiation. As this protection is strongly dependent on the properties of these filters, it is very important to ensure their stability even when under aggressive conditions, such as the typical high temperatures of summer in South Europe. In this study, a commercial sunscreen emulsion was tested in vitro for a period of time intended to simulate a beach period of 15 days, with regard to the maintenance of its sun protection factor (SPF). Moreover, the organoleptic characteristics were also monitored by macroscopic analysis. To perform this study, temperature conditions similar to those observed from June to August in Faro (Portugal) were simulated in vitro. The SPF was determined by spectrophotometry, with subsequent application of the Mansur equation. No significant alterations were observed during the considered period under the specific conditions of this study.
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The major source of ultraviolet radiation is solar radiation or sunlight. However, exposure to artificial sources particularly through tanning salons is becoming more important in terms of human health effects, as use of these facilities by young people, has increased. The International Agency for Research on Cancer has noted that there is sufficient evidence from studies in animals and in man to establish ultraviolet radiation as a human carcinogen. Skin cancer has been the most commonly studied cancer site with respect to UV radiation. The nature and timing of sun exposure appear to be important determinants of both the degree of risk and the type of skin cancer. Cutaneous malignant melanoma and basal cell cancer are much more strongly related to measures of intermittent ultraviolet exposure (particularly those of childhood or adolescence) than to measures of cumulative exposure. In contrast, squamous cell cancer is more strongly related to constant or cumulative sun exposure. Lip cancer is causally related to lifetime sun exposure. It has been estimated that solar ultraviolet radiation accounts for approximately 93 percent of skin cancers and about half of lip cancers. This translates to approximately 4,500 life-threatening cancers (cutaneous malignant melanoma) per year in Canada, as well as 65,000 less serious cancers (basal cell cancer, squamous cell cancer and lip cancer). Appropriate clothing use, care not to sunburn and judicious use of sunscreens could prevent at least half of these and save approximately 450 lives per year. In addition, physician and public education programs can significantly increase the proportion of melanomas diagnosed early. Lesions that have not yet penetrated deeply are associated with a mortality rate of less than five percent. Several recent studies suggest a possible inverse relationship between ultraviolet radiation exposure and risk of non-Hodgkin lymphoma, colon, breast and prostate cancer, and investigators have speculated that this might be due to the higher serum levels of vitamin D stimulated by high lifetime sun exposure. Further, studies conducted within cohorts using stored pre-diagnostic serum suggest that those with high levels of vitamin D have lower incidence rates of a number of malignancies, particularly colon cancer. However, since serum vitamin D levels can be raised through the use of supplements without increasing risk for skin lip and other known UV-related cancers, changes to health policy with regard to exposure are not merited at this point. Further research is needed in this area.
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Ultraviolet (UV) radiation is the major environmental risk factor for nonmelanoma skin cancer and is a suspected risk factor for melanoma. Avoiding overexposure to direct sunlight during the peak daylight hours, wearing protective clothing, and applying sunscreen are ways to protect the skin. To provide clinicians with the tools to advise patients and to answer their inquiries, including which sunscreen to use, we review UV radiation's effect on the skin, how sunscreens block UV light, current recommendations on sunscreen use, and new sunscreen labeling requirements.
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Recent US studies have raised questions as to whether geographic differences in cutaneous melanoma incidence rates are associated with differences in solar ultraviolet (UV) exposure. We sought to assess the association of solar UV exposure with melanoma incidence rates among US non-Hispanic whites. We assessed the association between county-level estimates of average annual solar UV exposure for 1961 to 1990 and county-level melanoma incidence rates during 2004 to 2006. We used Poisson multilevel mixed models to calculate incidence density ratios by cancer stage at diagnosis while controlling for individuals' age and sex and for county-level estimates of solar UV exposure, socioeconomic status, and physician density. Age-adjusted rates of early- and late-stage melanoma were both significantly higher in high solar UV counties than in low solar UV counties. Rates of late-stage melanoma incidence were generally higher among men, but younger women had a higher rate of early-stage melanoma than their male counterparts. Adjusted rates of early-stage melanoma were significantly higher in high solar UV exposure counties among men aged 35 years or older and women aged 65 years or older. The relationship between individual-level UV exposure and risk for melanoma was not evaluated. County-level solar UV exposure was associated with the incidence of early-stage melanoma among older US adults but not among younger US adults. Additional studies are needed to determine whether exposure to artificial sources of UV exposure or other factors might be mitigating the relationship between solar UV exposure and risk for melanoma.
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Ultraviolet radiation (UVR) causes the 3 major forms of skin cancer: basal cell carcinoma; squamous cell carcinoma; and cutaneous malignant melanoma. Public awareness of the risk is not optimal, overall compliance with sun protection is inconsistent, and melanoma rates continue to rise. The risk of skin cancer increases when people overexpose themselves to sun and intentionally expose themselves to artificial sources of UVR. Yet, people continue to sunburn, and teenagers and adults alike remain frequent visitors to tanning parlors. Pediatricians should provide advice about UVR exposure during health-supervision visits and at other relevant times. Advice includes avoiding sunburning, wearing clothing and hats, timing activities (when possible) before or after periods of peak sun exposure, wearing protective sunglasses, and applying and reapplying sunscreen. Advice should be framed in the context of promoting outdoor physical activity. Adolescents should be strongly discouraged from visiting tanning parlors. Sun exposure and vitamin D status are intertwined. Cutaneous vitamin D production requires sunlight exposure, and many factors, such as skin pigmentation, season, and time of day, complicate efficiency of cutaneous vitamin D production that results from sun exposure. Adequate vitamin D is needed for bone health. Accumulating information suggests a beneficial influence of vitamin D on many health conditions. Although vitamin D is available through the diet, supplements, and incidental sun exposure, many children have low vitamin D concentrations. Ensuring vitamin D adequacy while promoting sun-protection strategies will require renewed attention to children's use of dietary and supplemental vitamin D.
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Polymorphic light eruption (PLE) is the most common idiopathic photodermatosis. Reactive oxygen species have been implicated in the pathogenesis of PLE. Polypodium leucotomos (PL) is a natural extract from tropical fern leaves with potent antioxidant and anti-inflammatory properties. In this study we sought to evaluate whether a concentrated hydrophilic extract of PL might prevent or delay the photoinduction of typical PLE lesions by artificial ultraviolet (UV) radiation. A total of 35 patients with long-standing PLE were included in this open, uncontrolled bicenter study. PLE was induced by photoprovocation with artificial UVB and UVA light, thereafter oral treatment with PL was initiated. Two weeks later a second photoprovocation was performed while the patients were still taking PL. Thirty patients developed PLE lesions after repeated irradiation with UVA. Of these, 18 patients also responded to UVB. After PL treatment, 9 (30%) and 5 (28%) patients, respectively, were unresponsive to repeated UVA and UVB exposure. In the remaining patients, the mean number of UVA and UVB irradiations required to elicit PLE increased significantly from 1.95 to 2.62 (P = .005) and from 2.38 to 2.92 (P = .047), respectively. The study was open and uncontrolled and included a relatively small number of patients. Our data indicate that oral PL treatment might be beneficial for the prevention of PLE.
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To the Editor: A recent article concluded that evidence of a beneficial role of vitamin D in reducing the risk of cancer incidence and mortality is not impressive, in part because of a lack of good randomized controlled trials (RCTs).1